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Quisqueya es una república dominicana

En la Isla de Santo Domingo existen dos naciones independientes: Haití y Quisqueya. Ambas con derecho a denominarse "dominicanas", para identificarse con el nombre de la isla. La que optó usar la denominación no ha adoptado, oficialmente, su nombre propio de nación: Quisqueya.

QUISQUEYA UNA NACIÓN EN LA ISLA DE SANTO DOMINGO Quisqueya es una nación que se denomina República Dominicana y ocupa dos tercios de la isla de Santo Domingo; compartiéndola con la República de Haití, que ocupa el resto de la isla, o sea, un tercio, en la parte occidental. En la Constitución Nacional de la República el nombre de la nación, “Quisqueya”, está expresa e implícitamente en la lírica del Himno Nacional, dedicado a la patria, a la bandera y a su pueblo, cuyo gentilicio nacional es “quisqueyano”. Por un error que nunca se ha corregido desde que se elaboró la primera Constitución Nacional de la República y que consiste en haberle cambiado “se denominará” (como lo expresa el Juramento Trinitario de 1838), por la palabra “se llama”, no ha sido posible insertar el nombre propio de “Quisqueya”, propuesto tácitamente por el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, en el año 1861: “Quisqueyanos sonó ya la hora, De vengar tantos siglos de ultraje; El que a Dios y a su patria desdora, Que de oprobio y baldón se amortaje. No más cruz que la cruz quisqueyana, Que da honor y placer el llevarla; Pero al vil que prefiera la hispana, Que se vaya al sepulcro a ostentarla.” -Juan Pablo Duarte (1861)* La denominación de la república está inscrita en el Escudo Nacional y se tendría que cambiar el cintillo inferior del mismo, si se acepta otro nombre para la isla que no sea el de “Isla de Santo Domingo”, pues de ahí es que se deriva la identidad isleña (regional) “dominicana”, razón por la cual Juan Pablo Duarte escribiera el Juramento Trinitario de 1838: “En el nombre de la Santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente: juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente, señor Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes habidos y por haber, a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana; la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesados con una cruz blanca: la República establecerá su correspondiente escudo de armas. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: “Dios, Patria y Libertad”. Así lo ratifico y prometo ante Dios y ante el mundo. Si tal hago, Dios me proteja y de no, me lo tome en cuenta y mis consocios me castiguen el perjuro y la traición si los vendo.”** Esos dos documentos escritos por el Padre de la Patria en 1838 y 1861, han sido los pilares de la nación y la base moral del pueblo para luchar por ella desde 1844 y mantener la independencia y soberanía. La combinación de esos escritos de Duarte es la base del patriotismo y la simiente que define la identidad regional dominicana y la identidad nacional quisqueyana, resumidas en el nombre de la nación: “REPUBLICA DOMINICANA DE QUISQUEYA” Para que el sueño del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, sea una realidad, es necesario que haya voluntad política para realizar el proceso de ajustes requerido: EDUCATIVO CULTURAL CONSTITUCIONAL INTERNACIONAL EL PROCESO EDUCATIVO El proceso educativo tiene que iniciarse a nivel del Poder Ejecutivo de la nación y su Ministerio de Educación. Es simplemente enseñar la ecuación que define la denominación, el nombre y el lugar que ocupa la nación respecto a la isla (ver mapa). Explicar que esa definición es gracias al Juramento Trinitario de 1838 y al Mensaje Quisqueyano de 1861, ambos escritos por Juan Pablo Duarte. El nombre oficial de la isla ha sido siempre: ISLA DE SANTO DOMINGO desde 1506, cuando el rey Fernando de Aragón (“El Católico) así la legalizó, para no aceptar como la bautizó Cristóbal Colón (“La Española”) y como pertenecía a España, se continuó el uso de “Isla española de Santo Domingo” o simplemente, “La Española”, por lo que sus habitantes se identificaban como “españoles”, hasta que en 1621, el rey Felipe IV de España decidió, por Cédula Real, darle la identidad de “dominicanos” a los oriundos de la Isla de Santo Domingo. Con el Tratado de Ryswick, España cede a Francia un tercio (occidental) de la Isla de Santo Domingo en 1697. Con el Tratado de Basilea, España cede a Francia el resto de la isla en 1795. En 1804, se independiza la parte occidental de la isla con el nombre de República de Haití, reclamando en su constitución todo el territorio de la isla, pero nunca logró su propósito; aunque muchos creen que al ocuparla de 1822 a 1844 le daba ese derecho… y no es verdad. Juan Pablo Duarte corrigió los errores que el Licenciado José Núñez de Cáceres cometió respecto de las identidades del pueblo en 1821: Reconocer que el nombre era “Isla de Haití” En el manifiesto de “separación permanente” de la Corona de España, Núñez de Cáceres indica que el nombre de la isla es Haití y con ello, eliminaba la identidad regional dominicana. Nos convertía en haitianos, regionalmente. Por lo mismo, la identidad “española”, también quedaba eliminada. Asignarle el nombre de “República de Haití-Español” Con esto, nos convertía en nacionales haitianos, de habla castellana, o lo que es lo mismo, haitianos-hispanos, que sería lo que diferenciaría al pueblo de los nacionales haitianos de habla francesa. Anexar la nueva república a la Gran Colombia Al solicitar la protección de la Gran Colombia, izando su bandera desde el mismo día de declaración de la separación de España, el 1ro de diciembre del año 1821, hasta el 9 de febrero del 1822, hacía de la nueva república, realmente un “Protectorado”. La confusión era grande: eran haitianos-hispanos y ciudadanos colombianos. Además de todo lo anterior, Núñez de Cáceres, que había asediado al Libertador, Simón Bolívar, con ataques a las embarcaciones que salían de Haití (que fue la nación que más ayudó a Bolívar en su guerra contra España), no se daba cuenta que tras bastidores se fraguaba el no reconocimiento como república aliada a la Gran Colombia y tuvo que aceptar la oferta de protección del Presidente de Haití, Jean Pierre Boyer. Es Juan Pablo Duarte, quien corrige esos errores. Duarte no admite que se le cambie el nombre a la isla, para que se mantenga la identidad regional dominicana de los habitantes de la misma. Su lucha es por una independencia absoluta, sin protectorado, que se inicia con la separación del gobierno haitiano, por lo que se elimina la ciudadanía haitiana. Los que se encargaron de la república y elaboraron la constitución, tergiversaron las ideas de nación de Duarte y no se ocuparon de otra cosa, que no fuera buscar protectorados, anexiones y enajenaciones del territorio a potencias extranjeras. Duarte sacrificó todos sus recursos por la patria y mientras ésta se mantenía, como los trinitarios la concibieron, libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, prefirió el ostracismo a una lucha entre compatriotas, en la que se pondría en peligro las conquistas logradas el 27 de febrero del 1844. Sin embargo, la anexión a España en marzo de 1861, despierta el sentimiento patrio de Duarte y se pone de inmediato a trabajar en pro de la restauración de la independencia y es cuando trae el vocablo “Quisqueya”, para que su república dominicana, su patria, tenga nombre propio de nación. Su obra de unas doscientas páginas, desapareció misteriosamente y nadie se ha dignado a investigar el paradero de los documentos que la contiene. El Ministerio de Educación y los historiadores tienen una labor patriótica que hacer… y pronto. EL PROCESO CULTURAL Cada vez que se ha tratado de incluir el vocablo Quisqueya en cualquier proyecto oficial, social o comercial, ha tenido la oposición de “intelectuales” que se han dejado llevar de teorías que no tienen nada que ver con el uso patriótico que le dio Duarte al mismo. “Quisqueya Aprende Contigo”; “Quisqueya sin Miseria”; “Quisqueya Verde”; etc., son proyectos y programas que han sido criticados, al punto que los promotores de los mismos han tenido que obviar el vocablo “Quisqueya” al referirse a ellos. Gracias a Dios, ya le habían puesto el sello y será difícil borrarlo; como ha sido difícil eliminar el Himno Nacional. Una vez se exponga la diferencia entre la fábula sobre “Quisqueya” y el uso patriótico dado a esa palabra por Juan Pablo Duarte (y, luego por Salomé Ureña, Ulises Francisco Espaillat, y muchos otros patriotas y compositores, incluyendo himnos de partidos políticos), el acervo cultural del pueblo quisqueyano se verá enriquecido como nunca y sin confusiones. Se tendrá más pendiente la identidad quisqueyana, que la identidad regional dominicana, que se irá disipando poco a poco con las nuevas generaciones. El pueblo quisqueyano es el más orgullo de su identidad regional isleña, “dominicana”, aunque no sea la única sociedad dominicana en el mundo. Canciones, himnos, obras, alfarerías, títulos, marcas, regalos, artículos, escritos, libros, etc., llenarán los sentidos del pueblo y del mundo con la palabra “Quisqueya”, sin ningún complejo o discrimen, tal como se siente el pueblo cuando entona su Himno Nacional. El Ministerio de Cultura tendrá un trabajo extraordinario que hacer. EL PROCESO CONSTITUCIONAL Ese proceso es el más fácil; sin embargo, debido a las voluntades políticas y cantidades de enmiendas y revisiones a la Constitución de la República, se necesitaría tal vez un plebiscito para lograrlo. Da la apariencia de ser una acción sin obstáculos, si el Presidente la propone y el Congreso la aprueba, como ha sucedido con otras revisiones. Por eso es necesario trabajar primero en la educación y en la cultura, para que el proceso constitucional se haga casi automáticamente, pues la Constitución sería corregida, no cambiada, afectando a dos conceptos solamente, que son: Añadir “de Quisqueya” a la denominación “República Dominicana” “República Dominicana de Quisqueya” (RDQ) Podría ser solo “Quisqueya”, el escudo ya dice que es una República Dominicana. Reemplazar el adjetivo “dominicano” por “quisqueyano” en plural, singular y géneros. Las identidades regionales son de poco uso, pues casi todos los países del mundo tienen “nombres” propios, que utilizan sus nacionales como gentilicios. Lo bueno de todo esto, es que no se cambia ni se altera ningún símbolo patrio. Ante por el contrario, se afianzan mucho más todos ellos al ponerle su nuevo traje, el que le dejó como legado el Padre de la Patria. https://youtu.be/RYW9lxSqptI Quisqueya en Salsa https://youtu.be/QipH0BzA7ew Quisqueya Rafael Colon, bolero https://youtu.be/olvj4xRxBw8 Quisqueya Felipe Pirela, karaoke https://youtu.be/x1m6sbEQoXM Quisqueya Villalona, merengue Cosme E. Pérez 18 de septiembre, 2015 http://www.quisqueya.name *De los pocos manuscritos conservados, el mensaje quisqueyano de Duarte, se encuentra secuestrado en algún rincón de un museo de historia en Santiago de los Caballeros. Cuando se hace referencia al mismo, despóticamente se minimiza alegando que fue un “poema de guerra” sin importancia. **Son pocos los documentos originales de Juan Pablo Duarte. El texto del Juramento Trinitario se vino a dar a conocer en el año 1887, cuando Fernando Arturo de Meriño le pidió a José María Serra, uno de los fundadores trinitarios, que escribiera sobre la fundación de La Trinitaria y entonces reprodujo de su memoria el mismo o lo tenía guardado; no lo explican.