EDAGOGÍA
OCIAL
INTERVENCIÓN PEDAGÓGICA SOCIOEDUCATIVA EN CONTEXTOS SOCIALES 2
Micaela González delgado
Técnicas de recogida de información para el diagnóstico pedagógico
Técnicas psicométricas
Técnicas psicométricas o
técnicas en donde se integran
los instrumentos
estandarizados, es decir, los
test de evaluación y
diagnóstico.
Técnicas proyectivas
Técnicas proyectivas o
técnicas próximas al enfoque
clínico.
Test de Wartegg
La técnica es el procedimiento de actuación o el modo de explicitar el procedimiento
de metodología diagnóstica. Y el instrumento es el utensilio (De Miguel, 1982).
Respecto al test, Pelechano (1979) describe las siguientes características que diferencian
al test de otros procedimientos:
(1) son procedimientos sistemáticos para observar la conducta y describirla con
ayuda de escalas numéricas o categorías establecidas;
(2) preguntan u observan a todas las personas de la misma manera; y
(3) permiten establecer diferencias interindividuales.
Técnicas objetivas
Técnicas subjetivas
Técnicas objetivas
definidas como aquellos
instrumentos en los que el
sujeto no puede manejar
sus respuestas.
Técnicas subjetivas cuyo
material no está
estandarizado y su
corrección no es objetiva,
en donde cabe incluir el
análisis de documentos, la
entrevista o el autoinforme.
Técnicas psicométricas
Como hemos mencionado anteriormente, es a Francis Galton (1822-1911) a quien se
deben los primeros intentos de utilizar el test como medio para el estudio de las
variaciones individuales. Cattel (1860-1944) utiliza por primera vez el término test
mental en su artículo Mental Test and Measurement y fue el primer autor que utilizó
baterías de test, diseñando test mentales como instrumentos de medida de
determinadas características.
Características
Todo test debe reunir, como mínimo, tres condiciones fundamentales: validez, fiabilidad y tipificación.
Clasificación
Las técnicas psicométricas o test han sido clasificadas por diferentes autores en función
de diversos criterios. Buela Casals (2004), basándose en los criterios de Fernández
Ballesteros (1989) y Silva (1982), enumera las siguientes clasificaciones de criterio único:
Criterios de contenido: tienen en cuenta aquellas funciones psicológicas para cuya
evaluación hayan sido construidas las técnicas (pensamiento, lenguaje, percepción,
memoria, emociones, motivación, etc.).
Validez. Un test es válido cuando mide lo que dice medir. Existen tres tipos de validez:
Criterios en virtud del material utilizado: técnicas de lápiz y papel, ejecutivas, etc.
Validez de criterio. Es la relación existente entre las puntuaciones obtenidas en la prueba y cualquier
medida externa independiente (criterio). Puede ser, a su vez, validez concurrente y validez predictiva en
función de cuándo se reúnen los datos criterio.
Criterios en función de a quién van dirigidas: niños, adultos, etc.
Criterios basados en aspectos formales: modos de aplicación, tipos de respuesta, etc.
Validez de contenido. Es el grado en el que las respuestas de un sujeto son consideradas una muestra
representativa de un conjunto de situaciones que forman el campo de interés del evaluador.
Validez de constructo. Es el grado en el que las puntuaciones alcanzadas por un sujeto en una
prueba pueden verificarse por medio de la teoría que explica ese constructo.
Criterios basados en la especificidad de la función psicológica que pretenden
evaluar o en el lugar del proceso de evaluación en el que se utilizan.
Por el interés especial que tiene para la evaluación del rendimiento académico, es
importante detenerse en el criterio de clasificación que distingue entre test normativos y
test criteriales.
Fiabilidad. Es la capacidad de un test de medir con la misma precisión las sucesivas aplicaciones de
un test en condiciones similares.
En la evaluación normativa, las realizaciones del alumno en un test se comparan con el
nivel de realización de otro grupo que forma parte del grupo de control o grupo
normativo con el que fue estandarizado el test.
Tipificación. Es la búsqueda del significado que tiene la puntuación directa obtenida por un sujeto en
un test en relación con un grupo normativo. Para ello, se compara la puntuación directa con la
obtenida por la muestra representativa de la población a la que el sujeto pertenece. Las puntuaciones se
ordenan según unas normas: centiles, puntuaciones típicas y normas cronológicas.
La evaluación criterial, sin embargo, es una evaluación más flexible y permite establecer
criterios de referencia en función del tipo de alumnos y del contexto. Entre ambos tipos
existen importantes diferencias, tanto en su finalidad como es su escala de medición.
Técnicas proyectivas
El término técnica proyectiva, utilizado por
Frank (1949), define un método de estudio de la
personalidad que coloca al sujeto ante una
situación a la cual responde según el sentido que
para él presenta esa situación y según lo sienta
cuando contesta.
Estas técnicas se basan en la teoría psicológica de
la proyección, que asume que cada persona tiende
a manifestar, evocar de alguna forma (verbal,
gráfica) sus sentimientos, ideas, deseos y
conflictos. Sin embargo, lo que se manifiesta ante
cada situación es la personalidad global con sus
actitudes, conflictos y riesgos específicos. Sus
bases teóricas se encuentran en las teorías
dinámicas de la personalidad.
Concepto
Dueñas (2011) rescata la definición de Lindzey en
la que describe las técnicas proyectivas como
instrumentos especialmente sensibles para revelar
aspectos inconscientes de la persona, que
provocan una amplia variedad de respuestas
subjetivas. Han sido muy criticadas por sus
limitaciones. Entre otras, pueden mencionarse
que, para ser utilizadas adecuadamente, requieren
una específica formación clínica dada su gran
dificultad de interpretación, y que existe poca
validación técnica, aunque algunas se han
validado desde la perspectiva clínica.
Características
Fernández Ballesteros (1995) resume los supuestos
básicos que las caracterizan:
El sujeto tiene una estructura básica y establecida de la
personalidad y un sustrato inconsciente formado por
impulsos, tendencias, conflictos, necesidades, etc. La
exploración de tal estructura se realiza a través de las
respuestas de los sujetos.
La estructura de la personalidad está organizada en
forma idiosincrásica en cada individuo y en distintos
niveles de profundidad. Su análisis, a través de
diferentes manifestaciones, hará posible la predicción
de su comportamiento.
El material de esas técnicas (estímulos) es muy diverso,
y toda respuesta a ese material proyectivo es
significativo y no casual, es decir, es un signo de
personalidad del sujeto. No existen respuestas
correctas o incorrectas.
Estas técnicas son enmascaradas no voluntarias. El
sujeto no es consciente de la relación entre sus
respuestas y su mundo interno, por lo que es difícil que
pueda falsear las respuestas.
Las respuestas se analizan de forma cualitativa, global e
ideográfica.
Cuanto más ambiguas y próximas al sujeto sean las
propiedades de los estímulos de la técnica proyectiva,
tanto más las respuestas reflejarán su personalidad.
Clasificación
Las técnicas proyectivas ofrecen estímulos y material y
demandan del sujeto actividades muy diferentes
(interpretación, acción, elección). Fernández Ballesteros
(1986) las clasifica en: estructurales, con materiales
visuales ambiguos (por ejemplo, el test Rorschachst);
temáticas, con un material visual más o menos
estructurado en el que el sujeto, basándose en los
estímulos visuales presentados, verbaliza el relato (por
ejemplo, el test de pata negra); expresivas, en las que el
sujeto se expresa gráficamente (por ejemplo, el test del
árbol); constructivas, en las que el sujeto estructura y
organiza en el espacio los elementos que se le presentan
(por ejemplo, el test del pueblo); y asociativas, en las que,
después de una consigna verbal o escrita, se pide al sujeto
que conteste por asociación (por ejemplo, la fábula de
Düss).
Otros autores también hablan de técnicas proyectivas
referidas al movimiento: como el Test Miokinético de
Mira, en el que el sujeto dibuja con los ojos cerrados con
el propósito de ver la exactitud de sus movimientos; el
Test Gestáltico Visomotor de Bender, en el que el sujeto
debe reproducir las láminas que se le muestran; o el Test
Visual de Ellis, en el que el sujeto tiene que ver un
estímulo y luego recordarlo y dibujarlo. Por último,
también queremos mencionar técnicas proyectivas de
juegos y dramatización, como el psicodrama, el test del
mundo, el juego de roles, etc.
Técnicas objetivas
Concepto
«Son aquellos
procedimientos de recogida
de información de eventos
psicológicos observables o
amplificables, que en gran
parte de los casos no son
controlables (al menos sin
entrenamiento). Se aplican
mediante sofisticados
aparatos que permiten una
administración, registro,
puntuación y análisis
objetivo (generalmente
mecánico o electrónico) sin
la intervención del
evaluador» (Fernández
Ballesteros, 1995, pág. 184).
Características
Clasificación
1) Requieren una instrumentación y
material estándar cuya aplicación se
realiza en condiciones estructuradas
y de máximo control, tanto en la
tarea como en la forma de registro.
2) El sujeto no puede modificar sus
respuestas según su voluntad. Estas
se registran de manera objetiva e
involuntaria en contraposición a la
información subjetiva y voluntaria.
3) Las respuestas del sujeto pueden
ser codificadas y procesadas sin que
medie la opinión o el criterio del
evaluador.
Pueden considerarse variación de las
técnicas de observación sistemática
en situaciones artificiales.
Técnicas objetivas cognitivas. Se
dirigen al estudio de los procesos
tales como la percepción, la
atención y la memoria (por
ejemplo, el taquitoscopio o la
cámara oculta).
Técnicas objetivas motoras.
Evalúan la coordinación
psicomotriz, la precisión y la
rapidez en la realización de
determinadas tareas (por ejemplo,
el Purdue Test).
Técnicas psicofisiológicas.
Técnicas subjetivas
Concepto
Se trata de pruebas
cuyo material no está
estandarizado y de
corrección no
objetiva. Estas
técnicas podrían ser
consideradas también
como parte de las
técnicas de
autoinforme en la
medida en que
también son técnicas
de autocalificación.
Características
El propio sujeto o allegados califican o clasifican, a sí mismos o a objetos, personas o
conceptos relevantes. El material no suele ser estar tipificado y se adapta a los objetivos que
se persiguen en cada caso, al igual que su aplicación e interpretación, con planteamientos
cuantitativos o cualitativos. Por ello, pueden ser elaborados para cada caso en función de los
objetivos.
Listas de adjetivos: consisten en presentar al sujeto o familiares un listado de adjetivos para
que este indique en qué medida le describen.
Clasificación Q: consiste en un conjunto de descripciones verbales sobre la conducta
externa o experiencia interna del sujeto y su frecuencia en determinadas situaciones.
Diferencial semántico: a través de un listado de adjetivos bipolares, el sujeto indaga sobre
los significados que una serie de estímulos o conceptos tienen para él.
Test de los constructos personales: es una técnica dirigida a identificar las dimensiones
que un individuo utiliza para describir a las personas y otros elementos ambientales
relevantes.
Autoinforme
El autoinforme es el procedimiento más antiguo y
el más simple a la hora de obtener información
sobre una persona. No obstante, también ha sido
muy criticado por el carácter subjetivo de los
datos que se obtienen, la falta de validez externa
de la información y su orientación casi exclusiva a
la evaluación de los rasgos de personalidad. Pero,
a pesar de estas limitaciones, también se considera
importante su aportación a la resolución de
problemas conductuales, como la falta de
asertividad o los problemas de interacción (PérezPareja, 1997).
Concepto
«El autoinforme es un procedimiento de
obtención de información por vía oral de un
sujeto a través de una serie de técnicas
(entrevistas, cuestionarios, inventarios, escalas,
etc.), que permiten un recorrido general por las
distintas áreas de comportamiento del sujeto»
(Dueñas, 2011, pág. 205).
Características
Los autoinformes son el
resultado de un proceso de
introspección del sujeto. Sus
técnicas se caracterizan por el
hecho de que el sujeto ha de
realizar una autoobservación
de sus comportamientos
motores, cognitivos y
fisiológicos producidos en el
presente, o recordar lo
ocurrido en el pasado
(Fernández Ballesteros, 1996).
El sujeto puede informar sobre
sus conductas motoras,
fisiológicas, sobre ciertas
cogniciones o sobre su
experiencia subjetiva,
emociones, etc.
Clasificación
Cuestionarios inventarios o escalas. Son autoinformes estructurados
en forma de listados de conducta. El sujeto tiene que responder
sobre su grado de acuerdo con una serie de elementos (con
respuestas dicotómicas, nominales u ordinales).
Autorregistro. El sujeto debe prestar atención a la ocurrencia o
ausencia de una conducta y registrarlo según un determinado
procedimiento. Existen diversas modalidades, como el autorregistro
de lápiz y papel (utilizado en el control de hábitos o a través de
dispositivos electrónicos (por ejemplo, una cámara de vídeo).
Pensamientos en voz alta. Recoge información sobre conductas
cognitivas en situaciones de laboratorio. Existen tres
modalidades: el monólogo continuo, las muestras de pensamiento y
el registro de eventos. En el monólogo continuo, la instrucción que
se le da al sujeto es que verbalice sus pensamientos o sentimientos
de forma simultánea a la realización de una tarea; en las muestras de
pensamiento, el evaluador fija los intervalos de tiempo en los que la
conducta se va a registrar y le pide al sujeto que verbalice lo que
piensa en cada uno de sus intervalos; en el registro de eventos, el
sujeto informa al examinador de cuándo ocurre una determinada
actividad interna que va a ser objeto de evaluación.
La calidad de los autoinformes puede verse afectada por múltiples
fuentes de error, como el deseo deliberado de falsear las respuestas
para fingir una buena, la necesidad de aparentar una imagen que se
considera aceptable socialmente, o las tendencias de respuesta (como
el asentimiento o la tendencia a responder en el centro o en los
extremos independientemente del contenido de la pregunta).
Otras técnicas y procedimientos diagnósticos de interés
1. Técnicas de análisis de los procesos de interacción grupal
Según Ibáñez (1979), los orígenes del uso del grupo de discusión se
remontan a la década de los cuarenta. Pero es en el manual de
Merton, Fiske y Kendall (1956) The Focused Interview donde por
primera vez se define su estructura y sus condiciones de aplicación.
Después de la Segunda Guerra Mundial, su uso se extiende al
campo del marketing, pero hasta los años ochenta su uso no se
extiende a la práctica totalidad de la investigación social. En
España, el manual de Ibáñez (1979) Más allá de la Sociología. El grupo
de discusión: técnica y crítica es reseñado, frecuentemente, como una de
las bases teóricas más potentes de esta técnica de investigación.
Concepto
«El grupo de discusión es un medio de producción de información
sobre una realidad con una finalidad diagnóstica o investigadora y,
especialmente imprescindible en la recogida de información relativa
a los procesos trasversales» (Marí, 2009, pág. 177). Es una técnica
cualitativa que lo que pretende es comprender los hechos desde la
perspectiva de los propios sujetos sobre su trabajo u otras
actividades.
Características
https://kibbutzpsicologia.com/el-metodo-de-observacion-debales/
Para lograr la participación de todos los miembros, hay que lograr
un ambiente cómodo, desarrollar la reunión en un entorno neutral
y dejar muy claro el objeto de la reunión, que es recoger
información sobre un tema concreto desde distintos puntos de
vista. El moderador debe garantizar la mayor libertad para
expresarse, teniendo en cuenta que su acción es coordinar y facilitar
la participación y la expresión de ideas y emociones, pero no
interviene en la valoración o reafirmación de las ideas ni coarta la
espontaneidad. Se puede señalar que su función consiste en una
reformulación y síntesis periódicas de las opiniones que van
apareciendo, utilizando las siguientes técnicas:
Grupo de discusión
Según Ibáñez (1979), los orígenes del uso del
grupo de discusión se remontan a la década
de los cuarenta. Pero es en el manual de
Merton, Fiske y Kendall (1956) The Focused
Interview donde por primera vez se define su
estructura y sus condiciones de aplicación.
Después de la Segunda Guerra Mundial, su
uso se extiende al campo del marketing, pero
hasta los años ochenta su uso no se extiende a
la práctica totalidad de la investigación social.
En España, el manual de Ibáñez (1979) Más
allá de la Sociología. El grupo de discusión: técnica y
crítica es reseñado, frecuentemente, como una
de las bases teóricas más potentes de esta
técnica de investigación.
Concepto
«El grupo de discusión es un medio de
producción de información sobre una
realidad con una finalidad diagnóstica o
investigadora y, especialmente imprescindible
en la recogida de información relativa a los
procesos trasversales» (Marí, 2009, pág. 177).
Es una técnica cualitativa que lo que pretende
es comprender los hechos desde la
perspectiva de los propios sujetos sobre su
trabajo u otras actividades.
Características
Para lograr la participación de todos los miembros,
hay que lograr un ambiente cómodo, desarrollar la
reunión en un entorno neutral y dejar muy claro el
objeto de la reunión, que es recoger información
sobre un tema concreto desde distintos puntos de
vista. El moderador debe garantizar la mayor
libertad para expresarse, teniendo en cuenta que su
acción es coordinar y facilitar la participación y la
expresión de ideas y emociones, pero no interviene
en la valoración o reafirmación de las ideas ni
coarta la espontaneidad. Se puede señalar que su
función consiste en una reformulación y síntesis
periódicas de las opiniones que van apareciendo,
utilizando las siguientes técnicas:
Respecto a la interpretación, Marí (op. cit.) propone realizar un enfoque
de procedimiento:
(1) Trascripción de las narraciones o descripciones efectuadas en el
grupo;
(2) Selección de las unidades de significado general mediante la
interpretación del sentido de lo que han dicho o han mostrado los
miembros del grupo, buscando la estructura que lo sustenta;
(3) Elaboración de unidades de significado relevante para el objetivo
de la investigación;
(4) Análisis y evaluación retrospectiva de las intuiciones
interpretativas que han dado lugar a las unidades de significado; y
por último,
(5) Conclusión o propuesta de interpretaciones definitivas de deseo
del grupo y determinación de indicadores y categorías.
Clasificación
Bruner (2000) propone tres niveles de técnicas que permiten realizar
diferentes procesos de interacción grupal.
El sociograma
Definición técnica
El sociograma es una técnica que permite
estudiar los tipos de interrelación que existen
entre individuos, apoyado en representaciones
gráficas.
Importancia del sociograma
Gracias al uso del sociograma es posible mejorar las
relaciones colectivas, así como la reorientación
individual. Ya que este facilita la identificación de
miembros en la organización o de un grupo, cuando un
individuo es:
•Rechazado.
•Aceptado.
•Cohesionado.
•Aislado.
•Integrado.
•Influenciado.
•Influenciador.
•Popular.
•Agresor.
•Agredido.
•Adaptado.
•Intolerante.
•Ignorado.
•Antisocial.
•Neutral.
•Afectuoso.
•Amistoso.
•Inaccesible.
•Empático.
•Enviado.
•Carismático.
•Reconocido.
•Colaborador.
•Competitivo.
Al identificar las dinámicas sociales es posible intervenir
para prevenir, modificar conflictos, activar o desactivar
vínculos potenciales, etc.
Aplicaciones del sociograma
El sociograma es una herramienta útil para mostrar la estructura de una
organización con independencia del tamaño, el fin que persigue o de su
número de integrantes. Por ejemplo, puede servirnos para identificar el tipo
de tejido o la red directiva en una empresa.
Otro ejemplo se da en una empresa, en donde el uso de un sociograma
permite detectar la existencia de rechazo y la conformación de subgrupos que
producen acoso laboral.
Características de un sociograma
Las particularidades que tiene un sociograma son las siguientes:
•Fácil comprensión a primera vista.
•Se basa en la observación o en la aplicación de un test que muestra la
naturaleza de las relaciones dentro de un grupo.
Se compone de diferentes partes:
•Figuras geométricas para identificar los niveles en que se encuentran los
miembros del grupo. Puede ser la jerarquía o autoridad que muestra dentro
del grupo. Por ejemplo, en una sociedad serían las instituciones públicas; en
un salón de clases, sería el profesor; en una empresa, sería el director general.
•Nodos para ubicar los nombres de los miembros del grupo.
•Líneas, para representar la existencia de la conexión que unen los nodos.
•Colores, tamaño y formas de letra, fotografías o imágenes esto es opcional y
ayuda a destacar, diferenciar niveles, observar las afinidades, detectar
subgrupos, identificar líderes o influyentes, entre otros.
Pasos para la realización de un sociograma
Para la elaboración de un sociograma se requiere de una serie de pasos a
seguir con el objetivo de obtener información, interpretarla y representarla
de manera accesible. Los pasos a seguir para ello se describen a continuación:
•Identificar el objetivo de la aplicación del sociograma: Es decir, si persigue
un fin educativo, terapéutico o de investigación.
•Elaboración de test sociométrico: Se deben desarrollar las cuestiones
enfocadas en conocer la interrelación dentro del grupo.
•Tabulación de respuestas: Asignar valores a las respuestas.
•Aplicación de Test sociométrico: Debe realizarse de manera individual para
que arroje información valiosa. Por otra parte, las respuestas pueden ser
anónimas para garantizar la confidencialidad de las mismas, con el fin de que
evite las represalias por parte de los miembros del grupo y esto ayude a que
arroje información objetiva.
•Elaboración de esquema: Se apoya en líneas, conectores y nombres de los
integrantes del equipo analizado.
•Análisis e interpretación del sociograma: Llegar a conclusiones sobre lo
analizado.
•Analizar la dinámica que rige dentro de un grupo.
Técnica Delphi
Características
Martínez Piñeiro (2003), recogiendo las reflexiones de Dalkey y otros (1972), sintetiza las tres
características más importantes que se le otorgan a esta técnica: el anonimato, la retroalimenta ción
controlada y el consenso estadístico del grupo. El anonimato viene dado por el hecho de que los
miembros del panel no conocen la identidad de los otros participantes. La retroalimentación
permite que la discusión pueda ser reorientada y puedan evitarse sesgos. Y el consenso estadístico se
consigue porque cada miembro recibe información del grado de acuerdo en que se encuentra con
respecto al grupo, pero gracias al anonimato no sabe con respecto a qué sujeto concreto está en
desacuerdo. Esto ayuda a proteger los sesgos producidos por el pensamiento del grupo, donde la
opinión de una persona o minoría prestigiosa puede dictar las decisiones de la mayoría.
A pesar de sus inconvenientes, es un buen instrumento cuando no puedan ser utilizados métodos
más analíticos y objetivos. Evita las discusiones centradas en las personas y se centra en los
problemas y en los procesos.
Esta técnica puede describirse como un proceso de comunicación
entre varios sujetos, mediante la contestación de sucesivos
cuestionarios, a través de los que se llega a un consenso en torno a
una cuestión sin que exista la interacción personal entre ellos (Uhl,
1991). Su propósito es, por lo tanto, consensuar la opinión de un
grupo de personas alrededor de una determinada problemática cuyas
soluciones o posible situación futura es difícil de predecir.
Técnicas de análisis de los procesos de interacción grupal
Estas técnicas facilitan el
conocimiento de las dinámicas o el
funcionamiento de un grupo a través
del análisis de su interacción grupal. Se
pueden trabajar con técnicas como el
training group, el sensitivy
training, el role playing, el
psicodrama o el sociodrama.
El grupo de formación puede
definirse como un grupo
relativamente inestructurado en el que
los individuos participan con fines de
aprendizaje. Los datos son las
transacciones entre los miembros,
sobre su propia conducta en el grupo,
mientras tratan de crear una
organización, una sociedad en
miniatura, y conforme trabajan por
apoyar el aprendizaje mutuo dentro de
una sociedad (Bradford, 1964).
Los objetivos de esta técnica son:
Aprender a aprender. A través de la interacción con otros miembros de grupo, los
sujetos aumentarán su sensibilidad a los fenómenos interpersonales y su comprensión
de las repercusiones de su conducta en un grupo. Se trata de fomentar la visión de
uno mismo y de los restantes miembros del grupo como fuente de información.
Consiste, pues, en la exploración de las propias motivaciones y sentimientos, en la
utilización de la información acerca de las relaciones de los otros al comportamiento
propio, y en el ensayo de nuevas conductas más funcionales. Todo ello implica una
visión del aprendizaje «como un proceso transaccional que implica la negociación
activa entre iguales, más que la dependencia de los superiores» (Bradford, 1964, pág.
192).
Aprender a dar ayuda. El proceso mismo de intercambio sirve para que los individuos
no solo se beneficien de las informaciones obtenidas, sino que también ayuden a los
otros en el proceso de cambio, aportando a su vez su propia información acerca de la
conducta observada. De esta forma, dicha información no es percibida como un
ataque.
Desarrollar formas de participación eficaces. Los sujetos van desarrollando, a través
de la experiencia, formas de diagnóstico, de manera que surtan efecto en el grupo.
Finalmente, pueden poner en práctica conductas que sirvan para que el grupo avance.
Entre las formas de participación eficaz, se incluye el aprendizaje de modos de
liderazgo que sean trasladables a otros contextos de grupo, de empresa o institución.
Para ser más concretos, un role playing sirve para evaluar:
El role playing
• La técnica del role playing pretende facilitar la adquisición de capacidades tales como la perspectiva social
y la empatía. Mediante su práctica continuada, los alumnos exploran los sentimientos, las actitudes, los
valores y las percepciones que influyen en su conducta, a la vez que se sienten forzados a descubrir el rol
de los demás.
• El role playing consiste en dramatizar, a través del diálogo y la interpretación improvisada, una situación
que presente un conflicto moral.
• Se desarrolla a través de cuatro fases: motivación, preparación de la dramatización, dramatización y
debate.
• En esta última fase, se analizan y valoran los distintos elementos de la situación que ha sido interpretada:
cuál ha sido el problema, qué sentimientos han entrado en juego, qué soluciones se han propuesto y
otras cuestiones que puedan surgir. Como ventajas más importantes de esta técnica, se puede mencionar
que posibilita que el alumno busque nuevas soluciones, que realice una transferencia a situaciones
cercanas al alumno y que analice y valore las decisiones adoptadas.
¿Quién ideó la técnica del role playing?
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Fue el psiquiatra y psicosociólogo Jacob Levy Moreno en el año 1946 quien creó la técnica del
Role Playing basándose en la escuela de la dramatización y el teatro de la improvisación. En
realidad, en el concepto de actuación o interpretación de un determinado papel por parte de
los actores y actrices que protagonizan una obra de teatro o película, se resume el verdadero
sentido del role playing. Es decir, comprender el personaje a través de meterse en piel ajena, en
una personalidad que no es la propia para lo cual habrá que intentar interiorizar sus emociones
y motivaciones.
Levy Moreno, nacido en Rumania, crecido en Austria e instalado en Estados Unidos hasta su
fallecimiento, es conocido por ser el fundador del psicodrama y pionero de la psicoterapia de
grupo, especializado en campos como la sociometría o la interpretación de roles. Este
psicólogo profundizó en el análisis de las interacciones sociales investigando diferentes perfiles
de personas y sus vínculos con las relaciones sociales y, en cómo afectan a sus
comportamientos grupales e individuales.
Moreno afirma que solo es posible entender a otra persona estando en su lugar, por lo que el
role playing aplicado de manera improvisada es una técnica esencial para el desarrollo de las
emociones sociales provocadas por el contacto con otras personas.
Esta técnica comenzó a aplicarse desde su aparición en terapias psicológicas familiares, de
pareja y de resolución de conflictos y más tarde de extendió por diversos campos y sectores
como el de la educación.
• Habilidades de comunicación: mediante esta técnica se puede valorar la capacidad de los candidatos para
comunicarse de manera efectiva en situaciones de trabajo y resolver conflictos.
• Liderazgo: Siempre hay candidatos más rezagados y otros que toman el timón. El role playing puede sacar a
relucir este rasgo de personalidad para liderar equipos y tomar decisiones efectivas.
• Resolución de problemas: Los problemas que se planteen durante la dinámica han de ser estimulantes y llamar
a la reflexión y la creatividad. En esta actividad se valora la capacidad de los candidatos para analizar situaciones
y encontrar soluciones efectivas a problemas relacionados con el trabajo.
• Adaptación: Adaptarse a situaciones cambiantes y manejar la presión en un entorno de trabajo es una habilidad
indispensable para todos los puestos de trabajo, por lo que el role playing puede incluir situaciones
imprevisibles para comprobar cómo reaccionan los candidatos y se amoldan a nuevas realidades.
• Trabajo en equipo: Todas las dinámicas grupales están enfocadas a la colaboración con otros compañeros y a la
resolución de problemas en conjunto. Así pues, el role playing valora, no solo la sociabilidad y el
establecimiento de lazos profesionales con los candidatos, sino la consecución de unos objetivos a través de la
comunicación y la cooperación activa.
Fases del role playing
A estas alturas del artículo ya sabremos que el
role playing es una técnica mediante la cual se
realiza una simulación. Esta simulación se
presenta en un contexto real dónde los que
participan en ella adoptan un papel determinado
en una situación concreta. Esta dinámica
generalmente está dividida por las siguientes
fases:
Primer contacto: El saludo
Inicio de la dinámica role playing
Establecerá las pautas y posibilitará a cada uno
de los candidatos el rol que debe desempeñar.
Desarrollo de la dinámica role playing
Finalización de la dinámica role playing
La actividad puede terminar con una solución al
conflicto por parte del equipo, o puede ser que
no se haya llegado a un acuerdo. Finalmente, se
terminará en el tiempo establecido por el
entrevistador. Asegúrate que en ese tiempo has
podido mostrar todo tu potenciar.
Después de la dinámica role playing
Toda experiencia conlleva un aprendizaje.
Beneficios del role playing para tus alumnos
El juego de rol tiene un montón de ventajas. Enumeramos algunas de
ellas:
•Desarrolla la creatividad e imaginación:
Los participantes se adentran en un mundo ficticio con situaciones
que deben saber representar. Podemos usar vídeos o imágenes
representativas para explicarlo, pero sin duda la imaginación de los
alumnos será esencial.
•Fomenta el trabajo en equipo y habilidades sociales
Cada uno tiene una habilidad y capacidad y pondrán de su parte para
resolver el problema.
•Estimula la responsabilidad y toma de decisiones:
El saber tomar decisiones es básico en este tipo de juego y, por
consiguiente, ser coherente con esa decisión y aprender de ello.
•Fortalece la capacidad de comunicación:
Los alumnos ampliarán vocabulario, interaccionan con el compañero
y aprenderán de sus compañeros cuando lo hagan bien.
•Aumenta la capacidad de análisis y resolución de problemas
Antes de tomar una decisión, habrá que analizar bien la situación y
todas las alternativas que hay.
Características del sociodrama
El sociodrama
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El sociodrama puede definirse como la representación dramatizada de una
situación de los miembros del grupo, con el objetivo de lograr una vivencia
más exacta del problema y alcanzar una solución adecuada.
Esta técnica se usa para exteriorizar situaciones problemáticas y/o
contradictorias para luego motivar la discusión y la profundización del tema.
Es de gran utilidad como estímulo y para dar inicio a la discusión de un
problema, en cuyo caso es preferible preparar el sociodrama con antelación.
Otro uso de esta técnica se refiere a la profundización de temas previamente
debatidos, con el objetivo de concretar en situaciones reales las ideas, las
motivaciones y los principales temas de la discusión.
El sociodrama no debe presentar la solución al problema expuesto.
Las representaciones deben ser breves y evitar digresiones en diálogos que
desvían la atención del público. Para realizarlo, primero se elige el tema del
sociodrama, luego se selecciona a un grupo de personas encargadas de la
dramatización y, por último, una vez terminada la representación, se alienta un
debate con la participación de todos los miembros del grupo.
¿Para qué sirve el sociodrama?
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Uno de los usos principales del sociodrama es la exploración de los conflictos y
los problemas inherentes a los roles sociales gracias a que posibilita acercarse y
conocer la realidad vista a través de los participantes (ya que en cierta medida es
proyectivo).
Los sociodramas en general se usan para presentar situaciones problemáticas,
ideas contrapuestas o actuaciones contradictorias, para posteriormente promover
su discusión y la profundización del tema.
El sociodrama se utiliza también para abordar aspectos poco claros o
conflictivos al interior de un grupo, con el fin de obtener una vivencia más clara
al reproducirla, representándola u encontrándole una solución.
Esta técnica es útil igual para abordar, de manera profunda, en temáticas tratadas
previamente, a fin de puntualizar en situaciones reales, ideas, motivaciones o
distintos puntos de vista que podrán ser valorados para debatir y encontrar
soluciones en conjunto con el público implicado, el cual adquiere un papel
activo.
Generalmente, la temática representada en un sociodrama es creada por los mismos participantes. Entre sus características destacan:
Utiliza de elementos escénicos
Pueden utilizar algún tipo de vestuario que ayude a identificar o representar a un personaje Al igual que cualquier otro recurso o material a la
mano con el fin de hacer más real la personificación (sombreros, una mesa, etc.).
Busca resolver un conflicto
El sociodrama no es una obra teatral perfecta, sino que se trata de una actuación en la que se debe presentar o dar soluciones a un problema o
una situación particular.
Es breve
Las representaciones deben tratar de ser breves y evitar interrupciones en diálogos que puedan desviar la atención del público.
Involucra tanto movimiento como palabras
Además de las palabras o los diálogos, el sociodrama incluye movimientos y gestos que favorecen la comunicación. Para ello hay que procurar
también hablar de manera clara y con el volumen apropiado.
También es recomendable utilizar material escrito o gráfico, como letreros de papel o tela, para identificar lugares y puntos de referencia.
Tipos de sociodramas
Comúnmente se suelen distinguir dos tipos de sociodrama:
Sociodrama de adaptación. Ayuda a adquirir patrones de conducta que son necesarios para el dominio de un contexto determinado. Se utiliza
fundamentalmente en contextos de educación para transmitir experiencias, formas de lenguaje y posibilidades de acción, mediante la imitación de
roles sociales y profesionales en situaciones ficticias.
Sociodrama emancipador. Promueve la comprensión de los patrones de conducta,, favorece la liberación de las convenciones y permite
experimentar nuevas formas de acción. En otras palabras, intenta cambiar la realidad.
¿Cómo se realiza un sociodrama?
Ahora que ya conoces qué es un sociograma, cuáles son sus características y formas más comunes, te presentaremos los pasos que deben
realizarse para llevarlo a cabo:
1. Elegir el tema
Escoger el tema es fundamental para tener muy claro lo que se va a representar y por qué lo vamos a hacer en el momento y espacio físico en que
se hará. Generalmente, el tema se define por los mismos participantes.
2. Definir los roles
En segunda instancia es importante decidir quiénes harán la representación y qué roles van a desempeñar. Ellos tendrán que ponerse de acuerdo
y establecer lo que saben del tema, cómo lo viven y comprenden.
3. Construir la historia
En este paso se preparará la historia o las argumentaciones relacionadas con el tema, describiendo hechos o situaciones en un orden secuencial
que pueda ayudar a abordar todos los aspectos que entran en juego.
4. Presentación del sociodrama
Una vez que la historia está clara, es momento de llevar a cabo la puesta en escena del sociodrama.
Para llegar a este paso es importante haber definido claramente los elementos escénicos (vestuario, escenografía, etc.) con los que será posible
llevar a cabo la representación.
5. Discusión final con el público
Apertura a la discusión grupal sobre el tema. Se analiza la representación hecha en el sociodrama y se proponen las posibles soluciones a la
problemática mostrada. Finalmente, se formulan y anotan las conclusiones con todo el grupo
Test adaptativos
La informática y las nuevas tecnologías de
la información y de la comunicación
pueden poner a disposición del profesional
del diagnóstico estrategias y sistemas más
dinámicos, participativos e interactivos en
los procesos de diagnóstico. Marín y
Rodríguez (2001) destacan que el uso de la
informática ha permitido: desarrollar
grandes bancos de ítems, elaborar test a
medida para ajustarse a las características de
un determinado tipo de evaluación, y
elaborar sistemas integrados de
diagnóstico-intervención, principalmente,
en el campo de las dificultades de
aprendizaje.
La denominación general de test
informatizado incluye dos tipologías de
instrumentos: los test clásicos
informatizados (también conocidos
como de primera generación) y los test
adaptativos informatizados. Los
primeros consisten en implantar en un
ordenador cualquiera de los test
convencionales de papel y lápiz basados en
la teoría clásica de los test, de forma que la
administración se realiza mediante los
periféricos propios del ordenador (Muñiz y
Hambleton, 1999).
Los test adaptativos informatizados son test en
los que, mediante un algoritmo informático
(basado en los principios de la teoría de
respuesta a los ítems) se van escogiendo los
ítems que son más adecuados en cada
momento de la administración (dentro de los
que existen en el banco de ítems previamente
creado).
Los test informatizados han sido objeto de
debate desde sus primeras aplicaciones.
Por este motivo, la American Psychological
Association (1986) propuso unas
directrices que pretenden garantizar que
los test informatizados cumplen los
requisitos esperables en todo instrumento
científico. Olea y Hontangas (1999) resumen
las ventajas que aporta la informatización de
los test tradicionales:
El proceso (administración, corrección, e
informe) requiere menos tiempo.
Hay un mayor control del acceso a los ítems
antes y durante la administración, así como el
control de las condiciones de la administración
(igualdad de instrucciones y superación del
mismo entrenamiento previo). Se evita, así, la
parte debida a la persona que administra la
prueba.
Se disminuyen los costes al evitar las
impresiones de cuestionarios.
Los test informatizados permiten la medición
no solo de las respuestas de la persona, sino
también de los procesos cognitivos implicados
en las respuestas.
La idea esencial de esta nueva generación de test es la de medir no
solamente el nivel de la persona en el rasgo latente, sino también
el rendimiento de la persona en cada uno de los procesos
psicológicos que intervienen en la resolución de cada ítem (Prieto
y Delgado, 1999; Olea y Hontangas, 1999).
La etiqueta de test adaptativos informatizados engloba, de forma
genérica, tres técnicas adaptativas en la administración de test: test
adaptativos, test autoadaptados y test multietápicos (Muñiz y
Hambleton, 1999).
En la década de los ochenta, Guthke inicia sus programas
diagnósticos informatizados, que son una variante de los test de
aprendizaje, denominados así porque, durante el proceso de
aplicación del test, se da un entrenamiento para la mejora. Estos
programas diagnósticos salen al paso de muchas de las críticas que
se realizan a este tipo de test adaptativos. Su diseño tiene una base
teórica fundamentada, y su orden de aplicación no está dirigida
por un programa estadístico, introducido en el ordenador, sino
mediante una secuencia en función del grado de dificultad de los
ítems y del grado de ayuda necesaria para resolverlo. Este modo
de aplicación combina el concepto de test de aprendizaje y la
estrategia adaptativa, y está fundamentado en la teoría estructural
de la información (Guthke y Stein, 1996).
Los test autoadaptados informatizados son una adecuación
de los test adaptativos informatizados (Olea y otros, 1999).
Sus algoritmos de selección de ítems se simplifican, aunque
durante la administración se ha de informar de si se ha acertado o
fallado el ítem, y se debe preguntar a la persona el tipo de ítem (en
términos de dificultad) al que quiere enfrentarse a continuación.
Los test autoadaptados informatizados fueron propuestos
por Rocklin y O’Donnell (1987) con la finalidad de estudiar
hasta qué punto los sujetos eran capaces de identificar el nivel de
dificultad en el que se optimizaba su rendimiento.
Los test adaptativos y autoadaptados
informatizados presentan ciertos problemas
(Muñiz y Hambleton, 1999): las personas no
pueden revisar las respuestas que ya han dado; los
bancos de ítems han de ser muy grandes para
garantizar la seguridad del test y la administración por
igual de todos los ítems (los ítems con mayor poder
discriminativo en el banco de ítems parecen ser los
más administrados, según Olea, Ponsoda y Revuelta,
1996); y, finalmente, los ítems se seleccionan y
administran en función de sus propiedades
psicométricas, no por sus especificaciones de
contenido (lo que implica que no se puede garantizar
que todos los sujetos sean evaluados por los mismos
contenidos). Por este motivo, se ha propuesto otra
estrategia de medida que es una combinación de
dos estrategias.
Se trata de los test multietápicos informatizados.
Esta estrategia se caracteriza por la aplicación de
test cuyos ítems presenten dificultades muy
variadas. Mediante un primer test se estima el nivel
de habilidad de la persona, lo que permite administrar
un segundo test fácil, medio o difícil en función del
nivel estimado. Mediante el segundo test se vuelve
a estimar el nivel de habilidad de la persona,
pudiéndose administrar otro test fácil, medio o
difícil (tomando como referente el test anterior).
También se requiere que los ítems se hallen validados
según la teoría de respuesta a los ítems, de modo que
las estimaciones de habilidad de los sujetos sean
comparables.
El portafolio
«La carpeta o portafolio es un procedimiento de evaluación
de ejecuciones que se apoya en la recogida y
almacenamiento de información sobre los logros o
adquisiciones, hechos por una persona durante un periodo
de formación» (Padilla, 2002, pág. 263).
Una evaluación basada en ejecuciones (performance assessment) requiere que
aquellos que están siendo evaluados demuestren o desarrollen una solución
a partir de unas condiciones. La información recogida en un portafolio se
refiere a un periodo de tiempo, por lo que existen portafolios de proceso
que muestran los progresos que van haciendo las personas, y los
portafolios de producto, que muestran lo aprendido al final del periodo de
formación. Existen también modalidades de portafolio en función de la
finalidad o área bajo la que se desarrolla. Se distingue entre portafolio de
enseñanza, referido a la actuación docente, portafolio de aprendizaje y
portafolio profesional. Nos detendremos en los portafolios de aprendizaje,
por ser los que más nos interesan y porque comparten muchas de las
características.
Portafolios de aprendizaje
Es un procedimiento para evaluar las ejecuciones de los alumnos a través de un
conjunto sistemático de evidencias. Se construye con un propósito evaluativo, de
manera que comparando el contenido del portafolio con determinados criterios sea
posible valorar la calidad de las ejecuciones. Para que los portafolios cumplan con ese
propósito evaluativo, se requiere un esquema bien elaborado y una reflexión sobre los
siguientes elementos:
Propósitos del portafolio de aprendizaje.
Contenidos del portafolio, que deben ser estructurados para reflejar tanto los
propósitos evaluativos como las metas de aprendizaje que se pretende que alcance el
alumno. Es decir, que un portafolio debería incluir las metas de aprendizaje, las
tareas de aprendizaje y un modelo que estructure los contenidos, los materiales y los
criterios de puntuación.
• El portafolio de aprendizaje es válido si proporciona la información necesaria para
tomar buenas decisiones. Padilla (2002) considera que, para aumentar su validez, los
profesores deberán tener en cuenta las siguientes consideraciones:
• Las puntuaciones asignadas a los alumnos deben reflejar adecuadamente lo que han
aprendido.
• El contenido del portafolio debe representar las prioridades del profesor sobre el
currículo y la enseñanza.
• La evaluación basada en el portafolio debe contribuir a un aprendizaje significativo.
Las historias de vida
Las historias de vida han sido consideradas
como una técnica de investigación social
cualitativa, encaminada a generar visiones de
la realidad mediante la reconstrucción de
vivencias personales. Existen tres modalidades
de historias de vida: la biografía, la
autobiografía y el relato o narración de vida.
Han sido utilizadas desde diferentes
disciplinas, como la literatura y la historia, o
desde el punto de vista médico-clínico.
Actualmente, tienen una utilización muy
significativa en el campo del diagnóstico
educativo.
Revelan la trayectoria de una persona y, a la
vez, poseen un amplio contenido social y
cultural. Si bien forman parte de la
investigación cualitativa, tienen la
particularidad de que (1) el entrevistado debe
intentar reconocerse a través del relato, (2) su
aportación debe ser voluntaria, reflexiva y
consciente, y (3) debe ser contrastada con
otras fuentes y técnicas de información y con
otros informantes que permitan establecer el
vínculo con aspectos vividos por el sujeto en
su ciclo vital, individual o familiar (Galeano,
2004).
El proceso metodológico parte de una pregunta y pasa por tres momentos:
Exploración. En un primer momento, hay que interactuar con el sujeto y establecer pactos y acuerdos para que fluyan los
recuerdos y esté dispuesto a compartirlos.
Descripción. Es necesario construir una historia, una etnografía de los actos en los que transcurre la vida del sujeto. Se
trata de ordenar los acontecimientos y personas más representativos en la vida del sujeto.
Análisis. En este momento, el investigador debe interpretar los relatos y darles significado.
La entrevista en profundidad es una de las técnicas más importantes para la construcción de la historia de vida. Pero, además,
debe combinarse con la observación directa, con la revisión de archivos personales y con entrevistas a informantes, para así
complementar y profundizar en la información.
Según Padilla (2002), desarrollar un diagnóstico a través de las historias de vida exige tomar conciencia de que es un proceso en el
que se da simultáneamente la recogida de información y la intervención. Llevar a cabo ese proceso es tan enriquecedor como
difícil. Está condicionado por la dinámica de comunicación y colaboración que se establezca. En el momento de decidir su
utilización es necesario considerar las implicaciones éticas, sin olvidar en ningún momento el respeto al otro y el respeto al
secreto a la información.
El educador social
•
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La población a la que atiende el educador es diversa, heterogénea. Los
contextos de intervención formales, no formales e informales le llevan a
considerar en primer lugar el contexto en el que se encuentra y, en segundo
lugar, analizar a los destinatarios a los que dirige su acción (grupos y/o
individuos).
El análisis característico del contexto en el que va a trabajar el educador y la
identificación de los factores de riesgo en poblaciones emergentes hace
que el educador social analice su intervención desde la singularidad de la
persona atendiendo a sus necesidades formativas desde la identificación de
los factores de riesgo (Sánchez, 2013: 58).
La población en riesgo, marginada y en desventaja socioeducativa referidas
a los niños, jóvenes y adultos que hemos detallado en otro trabajo anterior
(Sánchez, 2013) enfocado a la aplicación de estrategias didácticas, y, a su
vez, seleccionada en la línea de las directrices del libro Blanco del Educador
Social (ANECA, 2004) describe el desempeño profesional del educador
social en poblaciones en contextos desfavorecidos.
Así en el documento (ANECA, 2004: 128) se considera que «la población en
situaciones de abandono, negligencia o maltrato con especial dificultad de
inserción en la sociedad» y/o «la población en situación de delincuencia,
marginación y exclusión con una problemática asociada a la salud, ya sea
por problemas de adicciones como de salud mental», son poblaciones
donde desarrolla su intervención el educador social.
• Es necesario identificar los factores de riesgo y las necesidades de los
individuos/grupos con los que va a trabajar el educador social. Estos factores
son los descriptores de la problemática de riesgos socioeducativos que
hemos desarrollado anteriormente (Sánchez, 2013), a partir del concepto de
factor de riesgo y la acumulación de los mismos para la prevención (Ezpeleta,
2005), y la descripción que realiza la OMS (2011-2012) sobre la problemática
de situaciones desfavorecidas.
• Retomamos la importancia de la detección del factor de riesgo como
elemento clave en los diferentes contextos de intervención. Los «factores
acumulativos» denominados «mediadores o variables intermedias»
aumentan el riesgo en forma de cadena, convirtiéndose en «factor de riesgo
encadenado» (Ezpeleta, 2005: 10).
• Estos factores producen un «efecto de acopio significativo en forma de
secuencia su identificación es muy significativa a la hora de trabajar con un
grupo o individuo».
• Describe, la autora, como factor de riesgo encadenado la siguiente secuencia
(2005: 11):
«Pobreza → Poca educación → Pocas oportunidades de empleo → Abuso de sustanciasConducta antisocial → Problemas de Justicia Encarcelamientos →Sida.»
El diagnóstico pedagógico en educación infantil
El diagnóstico pedagógico puede estar motivado por la
demanda del tutor, de un equipo educativo, de un
centro o instancia social, o de una familia, ante la
presencia de anomalías, discordancias, problemas o
disfunciones en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Sus funciones en esta etapa deben ser sobre todo la
prevención, la detección temprana de dificultades y la
estimulación, pero también la compensación educativa
y el tratamiento psicopedagógico especializado.
Del Barrio (op. cit.) resume las cuestiones que, genéricamente, son
diferenciales en la infancia y que deben tenerse en cuenta en el
diagnóstico pedagógico:
El carácter evolutivo del sujeto. El niño está sometido a
continuos cambios, por lo que es absolutamente imprescindible que
cualquier evaluación infantil sea de carácter puntual y esté basada en
un amplio conocimiento sobre las etapas evolutivas.
La plasticidad infantil. Esta característica hace que los niños sean
especialmente sensibles a lo que ocurre en el entorno. Muchas de las
perturbaciones tienen su origen en este y, por lo tanto, la evaluación
del ambiente debe ser complementaria y explicativa a la conducta
infantil.
El diagnóstico, así, ha de realizarse en distintos contextos, con el fin
de detectar la influencia que el medio ejerce en la aparición de una
conducta. En esta etapa, las exploraciones se realizan bajo la
interpretación realizada por un adulto de la situación problemática;
por ello, deben realizarse comprobaciones añadidas para verificar la
necesidad real de esta.
El diagnóstico en esta etapa debe ser, según García Nieto
(1995):
a) Diagnóstico global o diagnóstico que se ocupe de las
distintas facetas que configuran la personalidad del niño.
Dentro de esta visión global, cabría contemplar las siguientes
dimensiones:
Plano psicológico. Se trata de conocer los rasgos básicos de
una personalidad emergente y en la que es necesario constatar:
su grado de desarrollo intelectual y cognitivo, el equilibrio
emocional y afectivo, el nivel de socialización, la ausencia o
presencia de problemas emocionales, la identificación con los
modelos parentales, los hábitos de comportamiento, etc.
Plano socioambiental. La procedencia étnica y geográfica, así
como las características de la familia a la que pertenece, están
condicionando las posibilidades educativas del niño y, por lo
tanto, deben ser consideradas. El aprendizaje social es una de
las estrategias más potentes que el niño utiliza para adaptarse a
su medio. Por consiguiente, es imprescindible saber cuáles son
las características del entorno para entender su conducta.
Plano educativo. La entrada en un centro escolar va a suponer
en el niño una ruptura y un cambio con el entorno y en la vida
familiar. La respuesta que reciba en este ambiente puede ser
determinante en su socialización, en su motivación y en el
ajuste en la escuela.
Del Barrio (op. cit.) define este enfoque como aproximación
multimodal y recomienda –puesto que las conductas infantiles
pueden ser difíciles de percibir y sujetas a variación según
distintos entornos, informantes y técnicas empleadas–
planificar un diagnóstico que rastree el problema a evaluar
acudiendo a distintas fuentes, entornos y métodos.
b) Diagnóstico analítico. El diagnóstico no solo debe
llegar a proporcionar una visión general y global del sujeto,
sino que además debe aportar un conocimiento exhaustivo,
remontándose cuando sea posible a las causas y factores que
se revelen como de especial incidencia. El desarrollo del
niño, en esta etapa, es fruto de un gran número de factores.
Los de mayor riesgo en la educación infantil son, según
García Nieto (1995):
a) Antecedentes familiares. Por su presencia e incidencia
en la transmisión hereditaria y genética, deben ser tenidos en
cuenta en el diagnóstico pedagógico.
b) Las condiciones de gestación y embarazo, así como
los momentos perinatales.
c) Desarrollo motor y del habla.
d) El historial médico y clínico.
e) Los comportamientos y conductas atípicos.
f) Los factores ambientales o inadecuados; entre ellos, es
especialmente importante la estructura y vida familiar.
c) Diagnóstico cooperativo. Debe implicar a todos
aquellos agentes o personas que, en distintos planos, tienen
responsabilidad sobre la educación del niño: padres, madres,
psicopedagogos u orientadores o equipos multidisciplinares.
No puede ser un buen diagnóstico el que prescinde de alguna
fuente de información o no contrasta el conocimiento
técnico con el conocimiento experiencial. Es imprescindible
abordar el diagnóstico desde una perspectiva multidisciplinar.
Pediatras, neurólogos, especialistas del lenguaje, psicólogos,
asistentes sociales, etc. podrán aportar perspectivas
complementarias que faciliten la comprensión y el
diagnóstico del problema y las soluciones.
d) Diagnóstico precoz. Nunca se insistirá suficientemente en el carácter
preventivo que es deseable en cualquier tipo de diagnóstico, pero mucho
más en esta etapa. Uno de los mejores medios para la prevención es la
precocidad y adelantarse en el tiempo y en las consecuencias a los hechos o
causas que puedan motivar un conflicto o problema. Del Barrio (2002)
considera que este diagnóstico ha de estar referido siempre, por este motivo,
a normas evolutivas de comparación. Cualquier medición que se hace de un
niño debe ser referida a un determinado nivel de edad, puesto que la
variación de la medida en función de esta variable es esencial.
e) Diagnóstico técnico. Cualquier nivel de evidencia al que quiera llegar el
diagnóstico ha de conseguirse mediante unas técnicas y unos
procedimientos válidos y fiables. Debemos asegurarnos de las adecuadas
características psicométricas de las técnicas de evaluación utilizadas. Esta
exigencia es importante en cualquier diagnóstico, pero en el mundo infantil,
por la plasticidad del sujeto al que se le aplican las técnicas, es más difícil
conseguir la precisión de los instrumentos; por eso, se debe poner especial
cuidado en su selección.
•
•
Todas estas cuestiones hacen referencia a los aspectos que debe tener en
cuenta el profesional, pero a estos requisitos hay que añadir otros
cuando se trata de realizar un diagnóstico con niños. Nos referimos a
dos aspectos que cobran especial importancia: la comunicación de la
necesidad de la evaluación a los implicados en esta y la forma en la que
se realiza la primera toma de contacto.
La mayor parte de las alteraciones, en el caso de los niños, son
detectadas en el ámbito escolar. Por lo tanto, los profesionales
implicados deben tener claro cómo realizar el proceso de comunicación
sobre la necesidad de una exploración más cualificadaa los padres. Y si el
niño tiene más de 3 años, debe informársele también antes de la
exploración inicial. Las explicaciones deben limitarse a las preguntas del
niño, si las hay. Una información excesiva no es aconsejable y es mejor
ofrecerla delante de los padres. En este nivel de edad se conseja
comenzar las exploraciones con sesiones de juego. Si el niño no tiene
lenguaje, se deben centrar en la observación. Si lo tiene, se deben
mantener conversaciones informales sobre sus centros de interés como
amigos, deportes, animales, etc. que faciliten la comunicación en el
proceso diagnóstico. Es esencial que se produzca una desensibilización a
la situación y al evaluador.
Áreas de evaluación en E. I.
Es importante encuadrar el diagnóstico pedagógico en el actual diseño
curricular propuesto por el Ministerio de Educación y Cultura. En este, se
definen los siguientes objetivos de desarrollo para la etapa de educación
infantil:
• Desarrollo integral de la personalidad, en los ámbitos motor, cognitivo
y afectivo.
• Desarrollo social, cooperativo, solidario y de respeto hacia los demás.
• Equilibrio afectivo y seguridad básica.
• Independencia, autonomía y espíritu crítico.
• Respeto a la singularidad y diversidad.
• Fomento de actitudes científicas.
• Desarrollo de la creatividad.
• Aspiración al logro de la paz.
1.El objetivo de la evaluación del desarrollo es adquirir información
para comprender qué aspectos facilitarán el desarrollo y las
habilidades funcionales del niño en su familia y comunidad.
2.El desarrollo contempla, desde el punto de vista de la psicología
evolutiva, tres grandes bloques: el desarrollo motor, el desarrollo
cognitivo y el desarrollo social. Podría parecer como si
estuviéramos observando distintas habilidades, pero en el niño se
producen de forma paralela y se perciben de forma integrada.
3.Estos objetivos rigen, a su vez, los criterios de selección de los
contenidos y están fundamentados en unos principios pedagógicos
o metodológicos que deben tenerse presentes en la intervención.
Con vistas a esta, y a la correspondiente práctica diagnóstica,
vincularemos los objetivos a las áreas de diagnóstico y evaluación
del alumno de educación infantil, contempladas por especialistas
como Maganto (1996), Lebrero y Caparrós (2002), Del Barrio
(2002), Anaya (2003) y Gallego (2003).
Área psicomotora
•
•
•
«Durante los últimos años se ha incrementado el interés acerca del papel
del desarrollo psicomotor en el proceso educativo de los niños,
observándose que este desarrollo tiene una profunda influencia en el
desarrollo general, sobre todo en los periodos iniciales de la vida, pues el
tono muscular, la postura y el movimiento son las primeras formas de
comunicación humana con el medio» (Martínez, 2003, pág. 261). Los
conceptos de desarrollo motor, psicomotricidad o práctica psicomotriz
hacen su entrada en los ámbitos médico-psiquiátricos cuando numerosos
autores ponen en evidencia que, en determinados casos, para el
tratamiento de las enfermedades mentales, era necesaria la intervención
sobre el cuerpo y sus movimientos (Leboulch, 1983).
Posteriormente, se comprobó que estos trastornos no se presentaban
aisladamente, sino acompañados de otras alteraciones o retrasos
intelectuales, académicos o intelectuales. A partir de ahí, y en un afán por
determinar, analizar y tratar estos trastornos psicomotores, se comienzan
a realizar trabajos y a crear pruebas que ilustren el desarrollo psicomotor
normal. Con ellas se podrá poner de manifiesto el grado y nivel de los
trastornos y se podrá comparar al niño en función de su evolución.
Teniendo en cuenta lo expresado por distintos autores que han abordado
el estudio del desarrollo psicomotor, se puede definir este como el
proceso de cambio que se produce en las capacidades psicomotoras a lo
largo del ciclo vital, para poder realizar una serie de movimientos
corporales, así como la representación mental de los mismos. Los
componentes del sistema psicomotor humano que forman la base de los
movimientos de estabilización, locomoción y manipulación, y, por
consiguiente, de las praxis, se desarrollan en cada individuo siguiendo una
progresión que va desde los más primitivos (tono y equilibrio) hasta los
más elaborados (lateralidad, conciencia corporal y estructuración espaciotemporal) (Dafonseca, 1998). Estos componentes son el tono muscular, el
equilibrio, la lateralidad, la conciencia corporal y la estructuración espaciotemporal. A continuación, siguiendo a Martínez (2003) y Maganto y Cruz
(1995), realizaremos una breve descripción de cada uno de ellos y su
relación con los aprendizajes de la etapa.
Tono muscular
El tono se puede definir como la tensión ligera a la que está
sometido el músculo en estado de reposo y que acompaña también a
cualquier actividad postural o de movimiento (Stamback, 1978). Esta
tensión no es constante, sino que varía en función de la actividad a
realizar, y puede ir desde una contracción fuerte (hipertonía) hasta
una débil (hipotonía). El tono desempeña un papel muy importante
en el desarrollo psicomotor, pues de él depende el control de la
postura, el mantenimiento de las actitudes y el dominio de la
motricidad fina y gruesa. Se diferencian tres tipos de tono muscular:
el tono muscular de base o contracción mínima del músculo en
reposo; el tono postural, que es el que prepara un estado de
preacción para los distintos movimientos y modificaciones
posturales y lucha contra la fuerza de la gravedad; y el tono de
acción, asociado a la fuerza muscular que acompaña a la actividad
muscular.
Wallon (1959) considera que la función tónica es el primer modo de
comunicación del niño con los otros, permitiéndole expresar sus
motivos, sus deseos y sus rechazos, antes de que las palabras
adquieran su significación semántica. El tono está ligado a la
exteriorización de la afectividad y muy unido a los procesos de
atención a través de complejos mecanismos neurológicos, lo que
implica que cualquier alteración tónica (un tono demasiado alto o
demasiado bajo) puede afectar a la capacidad de atender. Por otra
parte, es patente cómo se da una relación directa entre las tensiones
emocionales y tensiones musculares, razón por la cual se considera la
relajación muscular como una estrategia terapéutica útil para la
disminución de la tensión emocional. Si se tiene en cuenta la
importancia de los procesos atencionales en cualquier aprendizaje, se
puede comprender que una adecuada regulación tónica, al influir
sobre la atención, va a facilitar los procesos de aprendizaje.
El equilibrio
El equilibrio es el ajuste postural y tónico que garantiza una
relación estable del cuerpo con la actividad gravitatoria, por lo
que la función del equilibrio consistirá en mantener
relativamente estable el centro de gravedad del cuerpo a pesar
de las influencias del medio. Para poder procesar
informaciones simbólicas, es necesario que el cerebro
automatice las funciones equilibratorias, por lo que las
adquisiciones posturales se convierten en prerrequisitos de las
adquisiciones específicamente humanas como el lenguaje, la
lectura y la escritura.
Percepción temporal
Orientarse en el tiempo es situar unos momentos en relación
con otros. El desarrollo de las nociones temporales sigue la
misma pauta que las nociones espaciales, se vivencian primero
desde la acción antes de acceder a su representación simbólica,
aunque, por otra parte, es más tardío al no ser tan
perceptivamente evidentes como las espaciales. La
estructuración temporal tiene dos componentes principales: el
orden y la duración. El orden permite tomar conciencia de la
secuencia de los acontecimientos, y la duración permite
establecer el principio y final de los mismos. El ritmo sintetiza
ambos elementos, constituyendo la base de la experiencia
temporal.
La evolución de la comprensión del orden y la duración tiene
lugar de los 2 a los 12 años. Los niños de 2 a 6 años tienen
dificultades para establecer seriaciones cronológicas y lógicas de
los acontecimientos, pero cuando tienen de 7 a 12 años pueden
realizar tareas lógicas que impliquen la conservación, la
reversibilidad y los ordenamientos, lo que va a ayudar a que las
nociones temporales se adquieran completamente.
La lateralidad
La conciencia corporal
•
La intuición global o conocimiento de nuestro cuerpo es una
noción compleja. Frostig y Maslow (1984) sostienen que el
adecuado conocimiento del cuerpo se debe a la existencia de la
conciencia corporal, la cual consta de tres elementos: la imagen
corporal, el esquema corporal y el concepto corporal.
La imagen corporal se entiende como la experiencia subjetiva del
propio cuerpo y la sensación respecto a este. Se forma y es influida
por la totalidad de las experiencias vitales y por todos los
sentimientos y emociones por los que el ser humano se relaciona
con todo lo que le rodea.
El esquema corporal regula la posición de los músculos y partes del
cuerpo en cualquier momento determinado. Sin él no se podría ni
caminar, ni sentarse, ni hacer cualquier movimiento sin caer.
El concepto corporal se refiere al conocimiento que tenemos de
nuestro cuerpo y significa que se es capaz de reconocer, identificar
y nombrar todas las partes del cuerpo. Incluye todos los
conocimientos conscientes y se adquiere por medio del
aprendizaje.
Según Maganto (op. cit.), se considera que un niño presenta un
retraso en la elaboración del esquema corporal si, a los 3 años, no
es capaz de reconocer, señalando o nombrando, los elementos de
la cara, o si a los 6 no lo reconociera en sí mismo o no pudiera
representarlo. Además, es esperable que a esta edad los niños
distingan su derecha e izquierda y conozcan algunos conceptos
espaciotemporales sencillos como arriba/abajo, delante/detrás,
primero/último, ayer/mañana, etc.
•
•
El término lateralidad se ha relacionado, por una parte, con el
diferente procesamiento de información llevado a cabo por los
hemisferios cerebrales, y por la otra, con el mayor potencial
sensorial y la mayor capacidad para realizar actividades motoras de
un lado del cuerpo sobre otro. Esto ha llevado a distinguir dos
conceptos diferentes, pero estrechamente relacionados: lateralidad
cerebral y lateralidad corporal. La lateralidad cerebral hace referencia
a las diferencias funcionales cuantitativas y cualitativas que existen
entre los dos hemisferios. La lateralidad corporal se refiere a la
preferencia motora y sensorial de uno de los dos lados del cuerpo.
Esta lateralidad se va a poner de manifiesto en la mano y el pie
dominantes (aspecto motor) y en el ojo y el oído dominantes
(aspecto sensorial).
Tradicionalmente, se han distinguido entre dos tipos: la lateralidad
de utilización, que se refiere a la preponderancia manual en las
actividades corrientes o sociales (con qué mano come o escribe el
niño), y la lateralidad espontánea, que se manifiesta en la ejecución
de determinados gestos espontáneos. En general, ambos tipos de
lateralidad suelen coincidir.
En caso de discordancia, se podrían originar dificultades
psicomotoras. Es conveniente que el niño esté lateralizado antes de
que se implique en el aprendizaje de la escritura, por lo que si esto
no ocurre de manera espontánea habrá que ayudarlo. No existe
coincidencia entre los autores sobre el momento en que un niño se
convierte en diestro o zurdo, o sobre la influencia de cada uno de
los factores implicados. De los estudios de Zazzo (1960) y
Ajuriaguerra (1979) se puede concluir que la dominancia lateral
queda establecida en torno a los 4 años. Mora y Palacio (1990), sin
embargo, amplían el rango al periodo comprendido entre los 3 y los
6 años. Para Maganto y Cruz (1995), si un niño de 5 años no tiene
todavía definida su dominancia lateral, especialmente la referente a
la mano, es necesario reconducir la misma hacia el lado o mano con
la que el sujeto se muestre más hábil y/o preciso.
La estructuración espaciotemporal
Junto con la conciencia corporal, se va elaborando una especie de
esquema espacial que permite al niño familiarizarse en el espacio en que
vive, orientarse con relación a sí mismo, percibir mejor su cuerpo y
adaptar mejor sus movimientos. El niño tiene que aprender a situarse en
un universo orientado en diversas nociones espaciales: dentro-fuera,
delante-detrás, arriba-abajo, cerca-lejos, izquierda-derecha.
La representación que el niño va elaborando del espacio que le rodea se
apoya sobre dos fuentes de conocimiento diferentes de las derivadas
directamente de la actividad infantil, de tipo exploratorio y de
manipulación de objetos, y las que le son transmitidas por el medio
familiar y escolar a través del lenguaje. Por ello, el proceso de
organización del espacio supone continuas actividades de exploración y
percepción a lo largo de las etapas indicadas.
La estructuración del espacio conlleva adquirir nociones de conservación,
distancia, reversibilidad, etc., por lo que se convierte en un proceso largo
que se va configurando desde los planos más sencillos (arriba, abajo,
delante, atrás...) a los más complejos (derecha-izquierda), dándose
primero en la acción y pasando posteriormente a ser representados en
uno mismo, en el otro y en el espacio con los objetos (Maganto, op. cit.).
No hay que confundir la dominancia lateral con discriminar las nociones
espaciales derecha-izquierda en sí mismo o en los otros.
El concepto derecha-izquierda se va configurando entre los 5 y los 8
años. Generalmente, los niños de 6 años tienen adquiridos los conceptos
básicos espaciales y la noción derecha-izquierda sobre sí mismo. La
discriminación de la derecha e izquierda de otro situado enfrente se
consigue a partir de los 8 años, y la posición relativa de tres objetos a los
11-12 años. El conocimiento de estos conceptos es fundamental de cara
a los aprendizajes escolares, ya que el desconocimiento de los mismos se
relaciona con alteraciones de la lectura (dislexia), de la escritura (disgrafía)
y dispraxias.
Evaluación del desarrollo psicomotor. Principales instrumentos de evaluación
BSID. Escalas Bayley de
desarrollo infantil
Para el diagnóstico del desarrollo psicomotor
en los primeros años, los instrumentos más
utilizados y completos son las Escalas de
Desarrollo de Gesell, la Escala del Desarrollo
de Brunet-Lezinne o Escala Bayley. Todas ellas
tienen como objetivo determinar el desarrollo
del niño al comparar lo que hace en la prueba
con lo que debiera haber hecho dada su edad
cronológica. Otras pruebas abarcan edades
superiores o llegan a la adolescencia, como las
Escalas McCarthy de aptitudes y
psicomotricidad, o el test de Daurat-Hemeljak.
La relación de pruebas que se presenta a
continuación no es exhaustiva. Simplemente,
tiene como objetivo reflejar una visión de las
pruebas más completas y de mayor aplicación
en el ámbito y etapa educativa que nos ocupa.
Se realiza una breve descripción de cada una
de ellas, que incluye autores, finalidad, tipo de
aplicación, tiempo de aplicación, edad y
componentes.
Autor: N. Bayley.
Finalidad: evaluación del desarrollo
mental y psicomotor en edad
temprana.
Aplicación: individual.
Tiempo: 45 minutos.
Edad: hasta dos años y medio.
Descripción: La prueba consta de
tres escalas diferenciadas que
contribuyen a evaluar el desarrollo
del niño en los primeros dos años
de vida. La escala mental aprecia
aspectos relacionados con el
desarrollo cognitivo y la capacidad
de comunicación. La escala de
psicomotricidad evalúa el grado de
coordinación corporal, así como
habilidades motrices finas en manos
y dedos.
Por último, el registro de
comportamiento permite analizar la
naturaleza de las orientaciones hacia
el entorno.
CUMANIN. Cuestionario
de madurez
neuropsicológica infantil
Autores: J. A. Portellano, R.
Mateos y R. Martínez Arias.
Finalidad: screening de nivel
de madurez
neuropsicológica para niños.
Aplicación: individual.
Tiempo: entre 30 y 50
minutos.
Edad: entre 3 y 6 años.
Descripción: Pretende
evaluar, de forma sencilla y
eficaz, diversas áreas que
son de gran importancia
para detectar posibles
dificultades de desarrollo en
unas edades que, por
coincidir con el inicio de la
etapa escolar, son esenciales
para la evolución de los
niños: psicomotricidad,
lenguaje, atención,
estructuración espacial,
visopercepción, memoria,
estructuración rítmicotemporal y lateralidad.
EPP. Escala de evaluación
de la psicomotricidad en
preescolar
Autores: M.ª V. de la Cruz y
M.ª C. Mazaira.
Finalidad: evaluación de
algunos aspectos de la
psicomotricidad en niños.
Aplicación: individual (algunos
elementos se pueden aplicar de
forma colectiva).
Tiempo: entre 20 y 30 minutos.
Edad: entre 3 y 6 años.
Descripción: Se trata de un
instrumento sencillo para
realizar una primera evaluación
de la aptitud psicomotora en
niños. Aprecia los siguientes
aspectos: locomoción,
equilibrio, coordinación de
piernas, brazos y manos y
esquema corporal (en el propio
sujeto y en los demás).
MSCA. Escala McCarthy de aptitudes y
psicomotricidad para niños
Autor: D. McCarthy.
Finalidad: evaluación del desarrollo cognitivo y
psicomotor.
Aplicación: individual.
Tiempo: 45 minutos.
Edad: desde 2 años y medio hasta 8 años.
Descripción: Es una de las baterías más completas.
Consta de 18 subtest independientes agrupados en
seis escalas: verbal, perceptivo-manipulativa,
numérica, general cognitiva y memoria. El conjunto
de las tres primeras escalas proporciona el índice
general cognitivo (GCI). Las escalas del MSCA son:
• Escala verbal: aptitud del niño para procesar y
entender estímulos verbales, y para expresar
verbalmente sus pensamientos.
• Escala perceptivo-manipulativa: evalúa,
mediante la manipulación de materiales
concretos, la coordinación vasomotora y el
razonamiento no verbal.
• Escala numérica: evalúa la capacidad del niño
para los números y su comprensión de términos
cuantitativos.
• Escala de memoria: evalúa la memoria
inmediata del niño mediante estímulos visuales y
auditivos.
• Escala general cognitiva: evalúa el
razonamiento del niño, la formación de
conceptos y memoria, tanto para resolver
problemas verbales o numéricos como al
manipular materiales concretos.
• Escala de motricidad: evalúa la coordinación
motora del niño en tareas motoras tanto finas
como gruesas.
BDI. Inventario de desarrollo
Batelle
EOD. Escala observacional
del desarrollo de Secadas
Escala del desarrollo de
Gesell
Autor: Newborg y colaboradores.
Finalidad: evaluar el desarrollo de la
conducta cognitiva, motora,
adaptativa, comunicativa, personal y
social.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable.
Edad: de 0 a 8 años.
Autor: F. Secadas.
Finalidad: observar la presencia o
ausencia de conductas
representativas de distintas áreas del
desarrollo.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable.
Edad: de 0 a 6 años.
Autores: Gesell y Amatruda.
Finalidad: registrar la presencia o
ausencia de conductas
representativas del desarrollo
normal.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable.
Edad: de 4 semanas a 5 años.
Descripción: Es una de las
Descripción: La escala se basa en
pruebas más completas en el ámbito
preescolar. Valora la
psicomotricidad en el conjunto de
otros aspectos evolutivos. Es
especialmente útil en el caso de
niños con retrasos en el desarrollo.
una descripción de secuencias
evolutivas. Evalúa afectividad,
motricidad, posturas y
desplazamiento, reacción motriz,
prensión y habilidad manual,
comunicación, reconocimiento de
señales, mímica, habla, normas y
tarea de escritura y lectura. A partir
de respuestas a los cuestionarios, se
realiza un perfil modal y un perfil de
rasgos.
Descripción: La prueba es útil
para estimar el desarrollo de un
niño en un momento dado
respecto al desarrollo medio.
Evalúa cuatro campos
comportamentales: adaptativo,
motor grueso y fino y lenguaje. El
área motora incluye conductas
relacionadas con la postura, la
locomoción, la prensión y la
coordinación corporal. La
adaptativa tiene que ver con la
coordinación óculo-motriz. La del
lenguaje incluye comportamientos
de verbalización y producción de
sonidos de comprensión y de
comunicación, tanto verbal como
no verbal.
BLR- Escala de desarrollo
psicomotor de la primera
infancia
Autor: Brunet-Lezine.
Finalidad: conocer el nivel de
desarrollo del niño en su ambiente
familiar. Valorar el desarrollo de
las habilidades psicomotoras,
verbales y sociales. Detectar áreas
necesitadas de intervención
educativa.
Aplicación: individual.
Edad: desde el nacimiento hasta
los 30 meses.
Descripción: Evalúa las
características de base en las
siguientes áreas: desarrollo
postural, coordinación óculomanual, estudio del lenguaje
comprensivo y expresivo,
relaciones sociales y adaptación.
Permite obtener una puntuación
global y puntuaciones parciales en
cuatro escalas: escala posturalmotora, escala de coordinación
visomanual, escala de lenguaje y
escala de sociabilidad. Realiza el
examen a través de actividades de
juego y de interacción. Se sirve de
juguetes, objetos, cubos, encastres
y láminas.
Guía Portage de la
educación preescolar
Autores: S. Bluma, M. Sherer, A.
Froman y J. Hillieard.
Finalidad: material de apoyo al
diseño de actividades de la
etapa.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable.
Edad: de 0 a 6 años.
Descripción: Es un material
elaborado como guía de apoyo a
profesores, educadores, padres y
otras personas que desean
evaluar el comportamiento del
niño y planear un diseño
curricular que conduzca a la
adquisición de destrezas. El
fichero ayuda a evaluar las
conductas que el niño ejecuta,
identifica las que está
aprendiendo y proporciona la
técnica para enseñar cada
objetivo. Los objetivos
enumerados en la lista de
objetivos se basan en patrones
de crecimiento y desarrollo
normal. Este material fue
diseñado para ser utilizado con
niños normales desde el
nacimiento hasta los 6 años, así
como con sujetos que presenten
algunas deficiencias.
PSSI. Evaluación de los
problemas en la edad
preescolar
Finalidad: método para
identificar problemas
potenciales de aprendizaje de
los niños de preescolar.
Edad: desde los 4 años hasta
los 5,3 años.
Tiempo: de 5 a 8 minutos.
Descripción: El PSSI evalúa
los estados de desarrollo en las
siguientes áreas: percepción
visual motora, desarrollo de la
motricidad fina, habilidades
motoras gruesas, desarrollo del
lenguaje, fluidez verbal y
habilidades conceptuales. Los
test específicos son: dibujo de
figuras, dibujo de círculos,
construcción de torres, dibujo
de cruces, diseño de bloques,
dibujo de cuadrados, saltos,
equilibrio, lanzamiento de
pelota, variación del salto,
nombrar, respuestas a láminas,
comprensión y vocabulario
oral. La prueba incluye un
cuestionario para padres en el
que estos tienen que dar
información sobre sus hijos en
cuatro áreas: desarrollo,
historial médico, conducta e
información general.
Test motores de Ozerestki
Test del esquema corporal
Autor: N. Ozeretski.
Finalidad: elaboración de un perfil
psicomotor.
Edad: desde los 4 hasta los 16 años.
Tiempo: variable.
Autores: D. Daurta-Hmeljak, M. Stamback y J.
Berges.
Finalidad: evaluación de los aspectos cognitivos
del esquema corporal.
Tiempo: entre 20 y 30 minutos.
Edad: de 4 a 11 años.
Descripción
Junto con las escalas de desarrollo de la
inteligencia, la escala métrica de Ozerestki es
un instrumento indispensable para realizar
una apreciación general del desarrollo
psicomotriz. Además de calcular el índice de
desarrollo global de la motricidad, permite
analizar los componentes de la misma:
coordinación estática, coordinación dinámica
de las manos, coordinación dinámica general,
rapidez de movimientos, movimientos
simultáneos y presencia o ausencia de
sincinesias; de esta forma, nos permite trazar
el «perfil motor» para poder detectar las
deficiencias particulares de cada caso.
Descripción
Evalúa el nivel de conocimiento que el sujeto
tiene de las relaciones entre las diversas partes de
su cuerpo. Consta de una prueba, llamada Frente,
que se aplica a los niños más pequeños, y otra
llamada Perfil, destinada a niños mayores. Para la
aplicación de ambas pruebas se emplean tres
técnicas: evocación, construcción y reproducción.
Fuentes: Anaya (2002); página de la editorial Tea
(www.teaediciones.com); página web del Servicio
Especial de Discapacidad
(http://sid.usal.es/evaluacion/discapacidad/293/5-31-1/).
Área cognitiva
Atención o proceso selectivo de
Percepción o fase en la que la
El análisis de las habilidades
cognitivas ha ocupado un lugar
relevante en los estudios del
desarrollo infantil. No existe un
concepto unánime de
inteligencia, sino definiciones
amplias en las que aparecen
conceptos como la capacidad de
adaptación al entorno, la
capacidad de adquirir
conocimientos y habilidades y la
capacidad de resolver problemas.
Cuando se pretende medir la
inteligencia, el concepto se
restringe forzosamente a
aspectos concretos; la elección
de tareas y materiales que puedan
poner de manifiesto tal concepto
condiciona e influye sobre el
resultado de la medida (Forns,
2002). Estos materiales están
diseñados para medir los
siguientes componentes:
información exterior llega al sujeto a
través de los sentidos para su
procesamiento. Las alteraciones
perceptivas –fundamentalmente, las
auditivas y las visuales– conllevan
trastornos en el procesamiento de la
información. De ahí la importancia
que este tema ha tenido para el
diagnóstico pedagógico.
información necesaria para la consolidación de
programas de acción y mantenimiento de un
control permanente sobre el curso de los mismos
(Luria, 1979, pág. 30). En la atención pueden
darse problemas y alteraciones debidos a aspectos
internos al sujeto que, según sus necesidades y
motivaciones, puede prestar una atención más o
menos intensa a unas informaciones u otras. Los
problemas de atención pueden afectar muy
negativamente no solo al desarrollo y
rendimiento intelectual del niño, sino a también a
su grado de socialización.
Capacidad de razonamiento o pensamiento.
Es la capacidad de explicación de los fenómenos que ocurren en el mundo. En este sentido, los niños
cuentan con algunas herramientas básicas, como la detección de covariaciones o la capacidad de
establecer relaciones entre dominios (Moreno de los Ríos, 2003).
«El niño en esta etapa se sitúa en un periodo preoperacional simbólico o intuitivo con grandes
potenciales de desarrollo cognitivo, ha adquirido y va dominando el lenguaje, es capaz de imitar de
forma diferida, enriquece el juego simbólico y está desarrollando los prerrequisitos para la adquisición de
la lectoescritura y de la capacidad aritmética. El tipo de pensamiento dominante es el preoperacional,
caracterizado por el uso de capacidad de representación o función simbólica, aunque continúa el anclaje
en el egocentrismo, la irreversibilidad en el pensamiento y la falta de equilibrio entre acomodación y
asimilación» (Forns, 2002, pág. 191).
La educación infantil es un momento de estimulación cognitiva muy importante. El desarrollo
intelectual, dentro de unos límites, puede ser estimulado y potenciado. En el diagnóstico de la
inteligencia han tenido un papel predominante
las técnicas psicométricas. Son un método de aproximación valioso dentro de unos límites y condiciones.
En estas edades, la exploración de las habilidades cognoscitivas se centra en especial en el dominio del
lenguaje (adquisición verbal, problemas de articulación, trastornos de la comprensión, etc.), en el
desarrollo cognoscitivo (adquisición del concepto de número, establecimiento de correspondencias,
identificación de colores, clasificación de bloques lógicos, etc.) y en las habilidades de análisis (atención,
concentración, órdenes, etc.). También se centra en el análisis de las habilidades instrumentales básicas
para la preparación académica (habilidades perceptivo-motoras, gráficas de visualización, de
simbolización, motricidad manual, dominancia, etc.). Los instrumentos de evaluación usados son muy
diversos; la tabla resume los test más comúnmente empleados.
Memoria. Puede considerarse como la
capacidad que posibilita el recuerdo de
experiencias y acontecimientos. En ella
reside la posibilidad de la evocación y el
archivo de las informaciones recibidas y
elaboradas en sus distintas modalidades:
remota-próxima, espacial-temporal, etc.
Evaluación del desarrollo cognitivo
Principales instrumentos de evaluación
EMIN-6 Escalas Magallanes de
inteligencia para niños/as
CMMS. Escala de madurez mental de
Columbia
Autor: Grupo ALBOR-COHS. División de
Investigación y Estudios.
Administración: individual.
Duración: 15-20 minutos.
Edad: de 3 años y seis meses a 7 años.
Finalidad: conocer el nivel de desarrollo de la
inteligencia lógica y detectar retrasos en el
desarrollo intelectual, además de detectar
talento intelectual precoz.
Autor: Harcourt Brace Jovanovich.
Finalidad: proporciona una estimación
general de la capacidad de razonamiento
en niños.
Aplicación: individual.
Edad de aplicación: 3 años y seis meses y 9
años y once meses Duración de la prueba:
15 o 20 minutos.
Descripción
Descripción
La prueba evalúa la inteligencia lógica o
habilidad para analizar un conjunto de
elementos, establecer comparaciones entre sus
características y encontrar los aspectos
comunes entre ellos. Consta de dos escalas: la
escala de diferencias, cuyo objetivo es detectar
el grado de habilidad para identificar la
relación existente entre cuatro elementos, de
entre cinco posibles, rechazando aquel que no
comparte el mismo criterio de agrupación; y la
escala de semejanzas, que mide el grado de
habilidad para identificar la relación existente
entre tres elementos, seleccionando, de entre
otros cinco, los dos que comparten el mismo
criterio de agrupación con los iniciales.
Se presentan a los niños objetos que
pertenecen, en general, al campo de su
experiencia, incluso de aquellos que,
debido a su entorno, han tenido unas
experiencias limitadas. Se le pide al niño
que observe los dibujos de cada cartulina y
seleccione aquel que sea diferente, o no
guarde relación con otros, y lo señale con
el dedo. Para realizar esta selección, el niño
debe extraer una ley que le permita
organizar los dibujos de forma que solo
quede excluido uno de ellos. Las bases de
la discriminación exigida van desde la
percepción de diferencias relativamente
toscas en cuanto a colores, tamaños o
formas, a la apreciación de relaciones muy
finas en las parejas de dibujos, con vistas a
la exclusión, dentro de cada serie, de uno
de ellos. Los elementos están colocados en
orden aproximado de dificultad creciente.
Prueba de dibujo de la figura humana
MP-R. Escala Merril-Palmer extensa
K-ABC
Autor: Goodenough-Harris.
Finalidad: la prueba evalúa madurez intelectual
y habilidad para formar conceptos.
Aplicación: individual.
Edad: de 3 a 15 años.
Duración: variable.
Finalidad: evaluación global del desarrollo
infantil.
Aplicación: individual.
Edad: de 0 años a 6 años y medio.
Descripción
La prueba explora, específicamente, cinco
principales áreas: desarrollo cognitivo,
lenguaje y comunicación, desarrollo motor,
desarrollo socioemocional y conducta
adaptativa. La organización de las pruebas y
de los materiales sigue la progresión natural
del desarrollo infantil. La evaluación está
basada en tareas muy participativas y
atractivas en las que el niño debe manipular
juguetes llamativos, utilizar láminas con
ilustraciones a color o imitar al examinador
haciendo ciertos movimientos, lo que
permite captar y mantener la atención
incluso de los niños más pequeños. Las
escalas MP-R combinan diversas fuentes de
información (observación, ejecución y
cuestionarios para padres o profesores) que
facilitan: obtener una visión completa y
precisa del nivel de desarrollo del niño,
identificar los posibles retrasos y logros
evolutivos alcanzados, y evaluar la
progresión y los cambios en cada una de las
áreas de desarrollo (especialmente de los
niños prematuros o con capacidades del
lenguaje expresivo disminuidas).
Autores: Kaufman y Kaufman.
Finalidad: medir la inteligencia y el
rendimiento, en términos de
procesamiento mental (secuencial y
simultáneo) y conocimientos.
Aplicación: individual.
Tiempo: entre 35 y 75 minutos.
Edad: de 2 años a 12 años y medio.
Se requiere que el niño dibuje «una persona
entera» a petición del examinador. El test será
producto de una forma gráfica de
comunicación diferente del dibujo espontáneo
del niño en otros contextos. La estructura del
dibujo está determinada por la edad y el nivel
de maduración del niño (ítems evolutivos),
mientras que el estilo del dibujo refleja sus
actitudes y preocupaciones en un momento
dado (indicadores emocionales).
Descripción
Descripción
Los autores conciben la inteligencia
como un estilo individual de resolver
problemas mediante procesos mentales
de carácter simultáneo y secuencial. El
K-ABC se ha estructurado en tres escalas
que incluyen un total de 16 test: 7 de
ellos integran la escala de procesamiento
simultáneo (ventana mágica,
reconocimiento de caras, cierre
gestáltico, triángulos, matrices análogas,
memoria espacial y series de fotos), 3 de
procesamiento secuencial (movimientos
de manos, repetición de números y
orden de palabra), y los 6 restantes de
conocimientos (vocabulario expresivo,
caras y lugares, aritmética, adivinanzas,
lectura/ decodificación y
lectura/comprensión).
WIPPSI. Escala Wechsler
de inteligencia
Autor: David Wechsler.
Finalidad: medir capacidad intelectual.
Aplicación: individual.
Tiempo: de 50 a 75 minutos.
Edad: desde los 4 años hasta los 7 años y 3
meses.
Descripción
La prueba ofrece un CI verbal (CIV), un CI
manipulativo (CIM) y una puntuación global
o general CI total (CIT). Incluye un índice de
lenguaje general (LG) y, en la etapa de mayor
edad, un índice de velocidad de
procesamiento (VP).
BAS-II. Escalas de aptitud
intelectual
Autores: C. D. Elliott, P. Smith y K. McCullogh.
Finalidad: evaluación exhaustiva de la inteligencia y sus
principales factores.
Edad: de 2 años y 6 meses a 7 años.
Tiempo: entre 25 y 45 minutos.
Aplicación: individual.
Descripción
La parte cognitiva ofrece un
CI que resume la inteligencia general y el razonamiento
(índice general, IG), y unos índices de aptitud intelectual
que evalúan aspectos concretos de esa capacidad general:
índice verbal (IV), razonamiento perceptivo (RP; hasta los
5-11 años), razonamiento no verbal (RNV; a partir de los 6
años) e índice espacial (IE). El WPPSI-III consta de 14
test, 7 verbales, 5 manipulativos y 2 de velocidad de
procesamiento. Estos test se organizan en cuatro escalas:
La escala verbal, que incluye las pruebas de: información,
vocabulario, adivinanzas, comprensión, semejanzas,
dibujos, nombres.
La escala manipulativa, medida por las pruebas de cubos,
matrices, conceptos, figuras incompletas y rompecabezas.
La escala de velocidad de procesamiento, medida por las
pruebas de búsqueda de símbolos y claves.
La escala de lenguaje general, compuesta por la prueba de
dibujos y de nombres.
Fuentes: Anaya (2002); página de la editorial Tea
(www.teaediciones.com); página web del Servicio Especial de
Discapacidad
(http://sid.usal.es/evaluacion/discapacidad/293/5-3-1-1/);
página web del Grupo Albor (http://www.gac.com.es).
Área lingüística
Se han dado multitud de definiciones sobre el lenguaje. Una definición básica, amplia e interdisciplinar en la que
parece haber un gran consenso entre los teóricos del área es la que define el lenguaje como un código para
comunicar (transmitir y recibir) información (Reich 1996). Esta caracterización se extiende a sus cinco dimensiones
o componentes: fonología, semántica, morfología, sintaxis y pragmática. El lenguaje puede ser estudiado desde
puntos de vista muy diferentes y complementarios: la lingüística, la psicología, la pedagogía, la sociología, la
medicina, la física, etc. El objeto y los métodos de evaluación del lenguaje evolucionaron durante las décadas de los
cincuenta y sesenta desde una perspectiva médica, basada en la clasificación y definición de una patología, así como
en asignar un nivel, grado o coeficiente a la persona, hasta los enfoques que se inician en la década de 1970 y se
consolidan en las décadas de 1980 y 1990, de un enfoque más educativo (Puyuelo, 2003). En la actualidad, conviven
en su estudio las influencias de las teorías lingüísticas, psicológicas, pedagógicas, médicas y sociológicas, así como en
la concepción de su evaluación.
Según Del Barrio (2002), existen distintos enfoques de la relación entre pensamiento y lenguaje:
El desarrollo del lenguaje es dependiente del desarrollo cognitivo (Piaget).
Es independiente del desarrollo cognitivo (Vygotsky).
El desarrollo cognitivo es dependiente del desarrollo del lenguaje (Solokov y Luria).
Los que consideran ambos como consecuencia del desarrollo biológico (Lenneberg).
Todos estos enfoques han repercutido –hasta el punto de condicionarlas– en formas de abordar la evaluación del
lenguaje. Su estudio, en ocasiones, se ha solapado con el estudio de la inteligencia, de los trastornos orgánicos y de
los aspectos sociales relacionados con el aprendizaje de la lengua. También se ha visto dificultado por ser realizado
sobre población infantil. Son muy numerosos los aspectos que pueden ser objeto de medición dentro de un sistema
lingüístico y guardan relación con los distintos elementos, funciones y estructuras que lo componen. En la
producción lingüística hay implicados muy distintos factores, y todos ellos deben ser tenidos en cuenta a la hora de
evaluar un sujeto:
• La exploración del área física se ocupa fundamentalmente de la evaluación neurológica, auditiva, visual y en el
examen de todos los procesos implicados en la producción y recepción del lenguaje.
• El área cognitiva se explora para determinar si la función motora, intelectual o simbólica conceptual y deductiva
de un sujeto ha alcanzado los niveles propios de su edad.
• El área social estudia los procesos de socialización implicados en el aprendizaje del lenguaje: apego, entorno
lingüístico y clase social.
• En el área lingüística se evalúa la forma, el contenido y el uso del lenguaje.
• Para la evaluación de estos elementos, se utiliza una pluralidad de métodos. La edad del niño es esencial en este
tipo de evaluación, puesto que varían los elementos a evaluar y la colaboración del sujeto. Por ello,
diferenciamos a continuación entre dos niveles: lenguaje no verbal y lenguaje verbal adquirido, y las técnicas de
diagnóstico específicas de ellos.
Lenguaje no verbal
Si los sujetos son niños muy pequeños (sin lenguaje verbal) se evalúan los
siguientes comportamientos:
1. Los signos de actividad comunicativa (mirar objetos, dirección de la
mirada).
2. Discriminación auditiva (atender a fuentes sonoras, responder
emocionalmente a diferentes tonos de voz).
3. Contacto ocular (normalmente con la madre).
4. Movimientos anticipatorios.
5. Señalar objetos (dirigir el dedo hacia objetos).
6. Gestos comunicativos (echar los brazos, arquear el cuerpo, etc.).
La exploración se centra en la observación de la conducta especialmente
motora y tiene en cuenta los siguientes elementos (Del Barrio, citando a
Knapp, 1978, y a Aguirre y Beiras, 1976):
• Kinestesia (movimientos corporales, gestos y expresión facial).
• Tacto o conducta de contacto.
• Proxémica (distancia, espacios).
• Paralingüística (entonación, tono, timbre, tensión, calidad de voz).
• Comunicación artefactual (vestido, pelo, maquillaje).
Es posible también explorar los requisitos previos a la instalación del
lenguaje, tales como procesos imitativos y desarrollo motor, ya que son
considerados como esenciales en la adquisición de las primeras etapas.
Lenguaje verbal
Los análisis específicos del área de evaluación se centran en los aspectos estructurales y funcionales
del lenguaje derivados del campo lingüístico: forma, contenido y uso; incluidos dentro de la forma
están los elementos fonológicos, morfológicos y sintácticos. El contenido evalúa el carácter
estrictamente simbólico y semántico del léxico, y es lo que el sujeto quiere comunicar. El uso se
centra en evaluar la determinación de la competencia de un sujeto para la comunicación. Los
aspectos considerados en cada uno de ellos se resumen en la siguiente tabla:
Evaluación del desarrollo del lenguaje
Principales instrumentos de evaluación
ITPA. Test de habilidades psicolingüísticas de Illinois
ELCE. EXPLORACIÓN DEL LENGUAJE
COMPRENSIVO Y EXPRESIVO
Autor: J. K. Reynel.
Finalidad: evaluación de la capacidad de comprensión y
expresión verbal permitiendo determinar el nivel
evolutivo.
Aplicación: individual.
Tiempo: entre 30 y 45 minutos.
Edad: de 18 meses a 7 años.
Autores: S. A. Kirk, J. J. McCarthy y W. D. Kirk.
Finalidad: detectar posibles dificultades en el proceso de
comunicación (deficiencias en la percepción,
interpretación o transmisión) que son origen de algunos de
los problemas del aprendizaje escolar.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable, 60 minutos aproximadamente.
Edad: entre 3 y 10 años.
Autores: H. Hildreth y N. L. Griffith.
Finalidad: valorar aspectos del lenguaje comprensivo y expresivo
de forma exhaustiva.
Aplicación: individual.
Edad: se puede aplicar a partir de los 2 años; la batería completa,
en un rango de 4 a 7 años.
Descripción
Descripción
El test incluye dos escalas, una de comprensión verbal y
otra de lenguaje expresivo. Ambas están construidas
siguiendo los estadios evolutivos de desarrollo de la
comprensión y expresión del lenguaje. La aplicación se
hace con abundante material gráfico, manipulativo y
juguetes de pequeño tamaño. La escala de comprensión
se aplica observando cómo actúa el niño ante preguntas o
con órdenes verbales. Requiere una respuesta verbal
mínima. Consta de 67 ítems divididos en diez apartados:
conceptos preverbales, palabras familiares, palabras y
representaciones simbólicas, conceptos verbales, relación
agente y objeto, relación agente y acción, comprensión de
atributos, secuencias verbales, comprensión y
razonamiento verbal. La escala de expresión también
consta de 67 ítems agrupados en tres secciones:
estructuras del lenguaje gramaticales, vocabulario y
contenido.
Consta de once subtest (comprensión visual; asociación
auditiva; asociación visual; expresión verbal; expresión
motora; integración gramatical; integración visual;
integración auditiva; reunión de sonidos; memoria
secuencial auditiva; memoria secuencial motora). Se
obtienen varias puntuaciones de tipo global que permiten
asignar una edad psicolingüística, y también comparar las
puntuaciones particulares de cada subprueba para
determinar la eficacia en la comprensión y representación
mental de conceptos cuando el niño usa el canal visualmotor o el canal auditivo-verbal. Las tareas que se usan en
las subpruebas son: escuchar una prueba y responder a
preguntas de referencia y retener en la memoria un dibujo
y reproducirlo, completar frases, repetir series,
denominación de imágenes, comunicación de contenidos.
ESCALA DE DESARROLLO DEL LENGUAJE
DE REYNEL
Descripción
La prueba se agrupa en dos baterías: comprensión del lenguaje y
expresión del lenguaje. Para la comprensión del lenguaje, se
utilizan: test de madurez en el que el niño oye una frase y la
relaciona con la imagen adecuada; test léxico-semántico, que
explora tanto la elocución como la comprensión de términos
referidos al esquema corporal; prueba de mandatos verbales, en
la que el niño debe ejecutar la orden sencilla o compleja emitida
por el evaluador; y el test Decroly de causa y efecto.
TVIP. TEST DE
MCCARTHUR
VOCABULARIO EN
INVENTARIO DE
IMÁGENES DE PEABODY DESARROLLO
COMUNICATIVO
Autores: Lloyd M. Dunn, PhD,
Delia E. Lugo, Eligio R. Padilla, Autores: Jackson-Maldonado, D.
PhD y Leota M. Dunn.
Thal, V. A. Marchman, L. Fenson,
Finalidad: evaluar el vocabulario T. Newton y B. Conboy.
comprensivo del niño.
Finalidad: diagnosticar
Edad: de 2,5 a 6 años.
dificultades de aprendizaje del
Duración de la prueba: entre 10 lenguaje en las etapas iniciales del
y 15 minutos.
desarrollo.
Aplicación: individual.
Edad: de 8 a 30 meses.
Aplicación: individual.
Descripción
Descripción
Se basa en una tarea de
selección, entre cuatro imágenes, Se compone de dos inventarios
a partir de la palabra
diferentes: el primero, para niños
pronunciada por el examinador. de 8 a 15 meses, incluye tres
Se obtienen puntuaciones
apartados: vocalizaciones,
centiles e intervalos de edad
primeras palabras y gestos. El
lingüística. Las puntuaciones
segundo, para niños de 16 a 30
bajas pueden relacionarse con
meses, incluye los apartados de:
muchos factores (lingüísticos,
vocalizaciones, palabras y
culturales, cognitivos, etc.). Su
gramática. Estos inventarios están
interpretación debe completarse pensados para ser
con otros aspectos del lenguaje. cumplimentados por los padres o
cuidadores, basándose en la
observación directa del niño en su
ambiente natural y en
interacciones comunicativas
espontáneas.
TEST DE CONCEPTOS
BÁSICOS DE BOËHM
Autor: A. E. Boëhm.
Finalidad: evaluar el nivel
conceptual y semántico que
influye en los aprendizajes básicos
de la edad preescolar.
Edad: de 3 a 6 años.
Aplicación: individual o colectiva.
Duración: 20 minutos.
Descripción
El niño debe elegir, de entre tres
imágenes, la que se relaciona
exactamente con la palabra
pronunciada por el examinador.
Informa de la comprensión de
conceptos espaciales, temporales y
del razonamiento lógico a través
del conocimiento del vocabulario
y su significación. Permite
explorar las capacidades de
comprensión y razonamiento a
partir de las relaciones que se
establecen entre las palabras. El
nivel de estos conceptos se asocia
al que debe conocer un niño en
edad preescolar.
(PLON-R) PRUEBA DE LENGUAJE
ORAL DE NAVARRA REVISADA
Autores: G. Aguinaga, M. L. Armentia, A.
Fraile, P. Olangua y N. Uriz.
Finalidad: test de cribado sobre el desarrollo
comprensivo y expresivo del lenguaje oral.
Edad: 3, 4, 5, 6 años.
Aplicación: individual.
Duración: entre 15 y 20 minutos.
Descripción
Aplicación individual de un conjunto amplio de
pruebas que ofrece una puntuación tipificada
del desarrollo global del lenguaje oral –
comprensivo y expresivo– y también
puntuaciones parciales de las dimensiones de
«forma del lenguaje» (fonética-fonología,
morfosintaxis), «contenido del lenguaje»
(semántica y léxico) y «uso del lenguaje»
(pragmática). Las puntuaciones finales se
expresan en tres categorías: normal, necesita
mejorar y retraso. Se trata de una evaluación de
tipo screening o cribado, que valora muchos
elementos de una forma rápida. Para cada uno
de los segmentos de edad (3, 4, 5 y 6 años) se
usan diferentes estrategias de evaluación:
descripción de láminas; ordenación y narración
de viñetas; denominación o selección de
imágenes; respuestas a preguntas simples y
complejas; ejecución de órdenes; clasificación
de palabras, detección de absurdos, búsqueda
de antónimos, etc. Se valora también la
conversación espontánea durante la prueba y la
conducta comunicativa del niño al realizar cada
tarea.
REGISTRO FONOLÓGICO
INDUCIDO
Autor: M. Monfort.
Finalidad: determinar el nivel de desarrollo
del niño para pronunciar los fonemas de la
lengua y su capacidad para agruparlos al
formar palabras.
Aplicación: individual.
Edad: a partir de 3 años; baremos entre 3 y
7 años.
Duración: entre 5 y 10 minutos.
Descripción
Test para la evaluación del desarrollo
fonético-fonológico expresivo
(pronunciación). Se trata de una prueba de
denominación y repetición de palabras para
evaluar los aspectos de pronunciación
(fonética y fonología). Se muestra un
conjunto de imágenes que el niño nombra.
En caso de cometer algún error de
pronunciación, el examinador pronuncia
correctamente y pide al niño que repita. Se
valoran ambas pronunciaciones. Permite un
análisis cualitativo de los defectos de
pronunciación en función de las categorías
habituales en este tipo de análisis (procesos
de simplificación de habla: sustituciones,
omisiones, asimilaciones). Permite detectar
los fonemas y las reglas de combinación que
el niño usa para formar sílabas y palabras,
tanto al pronunciar espontáneamente como
al repetir la palabra pronunciada por el
examinador.
Fuentes: Del Barrio (2002); página web de
la editorial Tea (www.teaediciones.com).
Área lógico-matemática
Con mucha frecuencia, se evita unir las palabras «matemáticas» e
«infantil» al hablar de conocimiento, y se introducen términos como
prematemático, matemáticos informales o matemática intuitiva para
hacer referencia a la competencia matemática en la infancia. Bajo esta
separación, se encuentra la creencia de que existe una separación clara
entre la matemática de la primera infancia y la matemática más
avanzada. Pero, en realidad, esta polémica no resuelta no es lo que
interesa, sino más bien cómo es posible conocer la competencia
matemática en la etapa infantil (Castro y Cañizares 2003).
En la formación de conceptos matemáticos, desde los más
elementales hasta los más complejos, intervienen las relaciones que
los sujetos sean capaces de establecer entre los objetos. Entre las
acciones básicas a realizar con objetos, están: comparar, contar,
reunir, separar, etc. La interiorización de dichas acciones constituye la
base de la clasificación, la seriación, el número, las relaciones
espaciotemporales, y las habilidades de medida, consideradas todas
ellas conceptos lógico-matemáticos.
Los conceptos matemáticos trabajados en la etapa de educación
infantil son:
• Reconocimiento de atributos básicos y características de los
objetos. Estos atributos pueden ser cuantitativos o cualitativos. En
esta etapa se trabaja el color, el tamaño, la textura, el sabor, el olor,
el peso.
• Adquisición de los conceptos básicos de espacio, tiempo y
cantidad.
• Adquisición de operaciones matemáticas básicas como la
clasificación, la seriación, las correspondencias y la conservación
de la cantidad.
• Inicio en el aprendizaje de la secuencia numérica: conteo e inicio
de la aritmética.
• Inicio de las primeras nociones geométricas
Evaluación de la competencia matemática
TEDI-MATH
TEMA-3
Autores: M.-P. Noël y J. Grégoire.
Finalidad: evaluar la competencia
matemática.
Edad: niños de entre 4 a 8 años.
Aplicación: individual.
Autores: Herbert P. Ginsburg y Arthur J. Baroody.
Finalidad: valorar diferentes aspectos del
desarrollo matemático temprano.
Edad: entre los 3:0 años y 8:11 años.
Aplicación: individual.
Descripción
Descripción
Cuenta con seis test compuestos de varias
pruebas que permiten conocer la
capacidad de contar de estas maneras:
contar hasta el número más alto posible,
la capacidad de numerar, la capacidad de
realizar operaciones básicas, la estimación
del tamaño. El objetivo de la prueba es
conocer si el alumno presenta síntomas
de discalculia, por lo que en principio no
es muy utilizado en esta etapa educativa.
Incluye dos grandes áreas de evaluación: el
conocimiento informal de la matemática y el
conocimiento formal. El conocimiento informal
de la competencia matemática se evalúa a través
de cuatro tipos de ítems: numeración,
comparación, cálculo y conceptos informales. El
conocimiento formal se evalúa a través de cuatro
tipos de ítems: convencionalismos de
lectoescritura de cantidades, dominio de hechos
numéricos, cálculo formal y comprensión de
conceptos relacionados con el sistema numérico
decimal. El perfil de ejecución del alumno resume
su nivel de competencia matemática, reflejando
claramente sus fortalezas y debilidades.
Área socioafectiva
A esta evaluación cada vez se le concede mayor
importancia dentro del diagnóstico en el ámbito
escolar. Una deficiente adquisición de estas destrezas
está relacionada con problemas en la escolaridad y en
la vida adulta, y debe ser realizada desde edades muy
tempranas, ya que hay tareas críticas que se adquieren
en ciertas etapas y que son requisito para alcanzar con
éxito las etapas posteriores. Todo lo anterior, unido al
hecho de que algunas conductas solamente pueden
evaluarse en interacción con otras personas, hace que
la evaluación de la competencia social sea compleja y
que haya que recurrir a múltiples fuentes que, en
ocasiones, van más allá de los procedimientos
psicométricos convencionales (Díaz-Aguado y
Martínez Arias, 2003).
Para explicar el desarrollo social existen dos marcos
teóricos: el enfoque cognitivo-evolutivo y el enfoque
de las tareas evolutivas críticas y competencias
emocionales. Siguiendo a Díaz- Aguado y a Martínez
Arias, los describiremos a continuación:
Enfoque cognitivo-evolutivo. Este término fue
utilizado por primera vez por Kohlberg y supuso una
extensión al modelo piagetiano del estudio del cambio
sociomoral. Este enfoque plantea que los principales
cambios producidos con la socialización suponen una
reestructuración en el significado que el sujeto da al
mundo (hipótesis cognitiva) y que el resultado de las
mismas posibilita formas superiores de adaptación a
dicho mundo social (hipótesis evolutiva). La teoría
más importante desde este enfoque es la teoría de
Selman (1980), que establece cuatro perspectivas:
egocéntrica (hasta los 6 años, aproximadamente),
subjetiva (de los 7 a los 10 años), autorreflexiva (a
partir de los 10 años) y mutua (a partir de los 14 años).
El enfoque de las tareas críticas y competencias emocionales básicas concibe el desarrollo como la adquisición de niveles de competencia
social. Estos niveles se logran a través de una serie de tareas evolutivas básicas cuya adquisición, en la primera infancia, garantiza el
adecuado desarrollo posterior, prestando una especial atención a:
El establecimiento de las
relaciones de apego
(tarea evolutiva crítica de la
primera infancia) en cuyo contexto
se desarrollan los modelos
internos que regulan las relaciones
sociales, la seguridad básica y la
forma de responder al estrés. A
partir de las relaciones que el niño
establece con las personas más
significativas para él, construye los
modelos básicos en los que incluye
tanto lo que se puede esperar de
los demás como de uno mismo;
modelos que juegan un papel
decisivo en la regulación de su
conducta. La seguridad
proporcionada en la relación con
los adultos más significativos
permite desarrollar expectativas
positivas de uno mismo y de los
demás, lo que le ayuda a
aproximarse al mundo con
confianza, afrontar las dificultades
con eficacia y obtener la ayuda de
los demás o proporcionársela.
El establecimiento de la
autonomía y la
motivación de eficacia
El desarrollo de la
interacción con
iguales
(tarea evolutiva crítica de los
años preescolares y escolares) a
partir de las cuales se desarrolla
la capacidad para establecer
objetivos propios y esforzarse
en su consecución. Con el
término motivación de eficacia
suele hacerse referencia a la
motivación del niño por ser
competente, por influir en el
entorno que le rodea, y a la
motivación intrínseca por el
logro, que lleva a enfrentarse a
las dificultades con seguridad y
eficacia. Esta motivación
parece estar estrechamente
relacionada con la calidad de
las interacciones que el niño
establece en el sistema escolar.
(tarea crítica evolutiva en los
años escolares) a partir de la
cual se adquieren las
habilidades socioemocionales
más sofisticadas, necesarias
para un correcto desempeño
de los papeles adultos. Los
estudios realizados sobre el
desarrollo de la competencia
social reflejan que las
habilidades necesarias para
cooperar, negociar,
intercambiar, competir,
defenderse, crear normas y
cuestionar lo que es injusto
se desarrollan,
fundamentalmente, en las
interacciones entre
compañeros fuera de la
familia.
El desarrollo de la
propia identidad
(tarea crítica de la
adolescencia) a partir de la
cual se elabora el programa
vital que el individuo
desarrollará con posterioridad
en sus distintas esferas. El
logro de una identidad
positiva y diferenciada que
favorezca el compromiso
personal difícilmente se logra
antes de los 20 años.
Principales instrumentos de evaluación del desarrollo social
Es difícil encontrar instrumentos de evaluación de la competencia social que
proporcionen información rigurosa sobre aspectos tan variados como los que
acabamos de abordar, y en una etapa tan complicada de evaluar como la
etapa infantil caracterizada por capacidades de comprensión y expresión
limitadas.
Díaz-Aguado y Martínez Arias (op. cit.) los agrupan en los siguientes
procedimientos:
a) Observación de la conducta.
b) Escalas e inventarios cumplimentados por el adulto.
c) Métodos sociométricos.
d) Solución de problemas sociales.
La selección del procedimiento estará en función de la naturaleza de la
competencia a evaluar y del nivel de desarrollo del mismo, aunque lo más
conveniente será utilizar una combinación de procedimientos. No nos
detendremos aquí en esa observación, porque se abordará en otro momento.
Solamente describiremos, por su especial interés en esta etapa, algunas escalas
de socialización desarrolladas por adultos. Este tipo de escalas presentan las
siguientes ventajas:
• Permiten obtener datos de niños pequeños y de otros sujetos con
dificultades para la comunicación directa.
• Sus datos son más fáciles de obtener que los de la observación directa.
• Permiten obtener información sobre aspectos que tienen lugar en
ambientes naturales del sujeto.
• Pueden construirse formas paralelas para distintos informadores y
aumentar con ellas la fiabilidad.
• El profesor es un excelente informador en ellas, ya que puede observar la
conducta del niño en el ambiente escolar, estableciendo comparaciones
entre niños del mismo nivel de desarrollo.
También presentan los siguientes inconvenientes:
• Efecto halo o tendencia a valorar las características buenas o malas
basándose en un único aspecto.
• Efectos de indulgencia o severidad.
• Efectos de tendencia central, evitando calificaciones extremas.
BASC (SISTEMA DE
EVALUACIÓN CONDUCTUAL
PARA NIÑOS)
Autores: Reynolds y Kamphaus.
Finalidad: facilitar el diagnóstico
diferencial y la clasificación educativa
para una diversidad de trastornos en
niños.
Edad: de 2 a 5 años.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable.
Descripción
Los componentes de evaluación que
incluye el BASC-2 son los siguientes:
dos escalas de valoración –una para
maestros (TRS) y otra para padres
(PRS)–, un autoinforme, un historial
del desarrollo y un registro de
observación en el aula. Un registro de
observación sistematizada, para un
periodo de 15 minutos, que permite
recoger diversos aspectos del
comportamiento del niño como, por
ejemplo, la interacción entre
estudiante-maestro, así como
comportamientos negativos
representados en inatención o
movimientos inapropiados.
ABAS II- SISTEMA DE CONDUCTA
ADAPTATIVA
Autores: P. L. Harrison y T. Oakland.
Finalidad: proporcionar una evaluación
completa de las habilidades funcionales diarias
de una persona en distintas áreas o contextos,
con el fin de determinar si es capaz de
desenvolverse en su vida cotidiana sin precisar
la ayuda de otras personas.
Edad: desde el nacimiento hasta la edad
adulta.
Aplicación: individual.
Tiempo: variable.
Descripción
Evalúa las áreas de comunicación y la
utilización de los recursos comunitarios, las
habilidades académicas funcionales, la vida en
el hogar o en la escuela, la salud y seguridad, el
ocio, el autocuidado, la autodirección social y
motora y el empleo. Además de las escalas
anteriores, el ABAS-II también ofrece
puntuaciones en tres índices globales:
conceptual, social y práctico, así como un
índice global de conducta adaptativa (CAG).
La información sobre la conducta adaptativa
del evaluado se recoge por medio de
ejemplares que son completados por sus
padres y profesores, en el caso de los niños y
adolescentes.
PKBS-2. ESCALAS DE
COMPORTAMIENTO
PREESCOLAR
Autor: Kenmeth W. Merrell.
Edad de aplicación: 3-6 años.
Utilización: individual.
Tiempo: 12 minutos.
Descripción
Esta escala a cumplimentar por
padres, cuidadores o profesores
consta de 76 ítems en dos escalas
diferentes: la escala de habilidades
sociales y la escala de problemas de
comportamiento. Además, hay cinco
escalas complementarias opcionales.
La escala de habilidades sociales
evalúa la cooperación social, la
interacción social y la independencia
social. La escala de problemas de
comportamiento contiene, a su vez,
dos subescalas: la de exteriorización
de problemas y la de interiorización.
Fuente: Del Barrio (2002).
Técnicas de observación en el aula de educación infantil
«La observación en la escuela no debe
considerarse como una posibilidad más o
menos lejana, que cuando se presenta ocupa
un determinado tiempo y queda como una
experiencia aislada en la que siempre debieron
resolverse ciertos problemas o inconvenientes.
Por el contrario, debe constituir una
herramienta cotidiana para su trabajo, de
forma que con su uso cada vez se mejora y se
pule, además de adaptarse a la práctica
totalidad de circunstancias y situaciones»
(Anguera, 1985, pág. 5). Coincidimos con esta
autora en que la observación debe ser utilizada
de manera habitual y no como un recurso
aislado en el aula. Pero, para que sea un
recurso eficaz, eficiente y de calidad, debe ser
asumida con sistematicidad y rigor.
Es preciso diferenciar entre la observación
como método y la observación como técnica.
En el primer caso, si abordamos su estudio
como método, necesitaríamos extendernos en
el seguimiento de todas las fases propias del
método científico. En el caso que nos ocupa,
el del diagnóstico y el de la evaluación,
creemos más adecuado abordar su
conocimiento como técnica.
Sattler (1996) destaca las funciones
que la observación tiene dentro del
proceso:
Proporciona una imagen de la
conducta espontánea del alumno en
conductas naturales (clase, comedor,
patio).
Proporciona un registro sistemático
de las conductas del alumno que
puede ser utilizado para la evaluación
y los diseños de intervención
educativa.
Permite verificar la precisión de los
informes de los padres y profesores
acerca de la conducta del sujeto.
Informa sobre la conducta
interpersonal y el estilo de
aprendizaje del alumno.
Permite las comparaciones entre las
conductas en situación de prueba y
en ambientes más naturales.
Es especialmente útil en el estudio
de niños pequeños y de aquellos con
deficiencias en el desarrollo que no
podrían ser evaluados con tanta
facilidad por otros procedimientos.
En función de las diferentes relaciones entre el observador y el observado, podemos
encontrar los siguientes tipos de observación:
1) Observación no participante, en la que el observador apenas participa en la situación que
se va a observar y puede ser directa o indirecta si se basa en fuentes secundarias.
2) Observación participante, en la que el observador es el que recoge la información y
comparte el contexto.
3) Autoobservación, en la cual el observador es a la vez objeto y sujeto de la observación.
Todo proceso de observación sistemática debe ir precedido de una adecuada planificación,
en la que es preciso poder responder a las siguientes preguntas: ¿qué se va a observar?,
¿quién va a observar?, ¿cuándo se va a observar?, ¿dónde se va a observar? y ¿cómo se va a
observar? El contenido de la observación puede estar referido a las respuestas fisiológicas,
motoras o cognitivas de los sujetos, así como a los productos de dichas conductas.
En cuanto al agente de observación, cabe la posibilidad de que sea realizada por el propio
sujeto o por distintas personas, pudiéndose, en este caso, distinguir según el grado de
participación con el hecho observado. Según la situación en que se realiza, el dónde se
observa, se puede distinguir entre situaciones naturales y artificiales (de laboratorio),
cabiendo, en estas últimas, la posibilidad de discriminar entre distintos grados de control
sobre las variables.
Finalmente, de acuerdo con el momento en el que tiene lugar la observación, el cuándo
observar, existe la posibilidad de que se realice en el momento en el que se producen los
hechos o con posterioridad a su ocurrencia (observación retrospectiva). El cruce o
combinación de todas estas posibilidades da lugar a la obtención de un gran número de tipos
o variedades de observación, susceptibles de utilizarse en la recogida de información (Anaya,
2002, pág. 21).
Tipos de registros observacionales
Registros narrativos
Son descripciones escritas u orales de los acontecimientos observados en lenguaje no
formal, sin estructuración previa que organice la recogida y el registro de los datos.
Son muy útiles en las fases iniciales de la observación y pueden constituir el primer
paso para el diseño de otras estrategias más elaboradas. Existen dos tipos de
registros narrativos: los registros anecdóticos y los registros continuos. Los registros
anecdóticos describen hechos poco frecuentes pero que tienen especial relevancia
dentro de la conducta de un alumno. En este registro, tiene especial importancia la
descripción de las condiciones ambientales y circunstancias en las que se produce la
conducta, sus antecedentes y sus consecuencias. No hay planificación posible para
esta técnica. El objetivo del observador, en este caso, es realizar un registro lo más
fiel y rico en detalles posible.
Los registros continuos describen el comportamiento en un intervalo temporal
previamente planificado junto con la descripción de las circunstancias ambientales en
las que ha tenido lugar, incluyendo, si es posible, los antecedentes y las consecuencias
de la conducta. Para realizar correctamente este tipo de registro, las tareas que deben
seguirse son (Anaya, 2002):
1) Determinación de las conductas objeto de observación (por ejemplo,
conductas en el comedor o en el aula, o conductuales sociales).
2) Fijación de los periodos de observación. Se debe definir el lugar de la
observación, la duración o extensión de los periodos de observación, y la
frecuencia de los periodos de observación. Deben incluirse también la
especificación de los periodos de observación, el número de estos, la
duración y la distribución temporal.
3) Definición del tipo de registro de datos.
En su registro, tanto si se ha realizado mediante grabaciones o de manera escrita, se
deben incluir los datos identificativos del observador y del observado, la
especificación del periodo de observación, del lugar de observación y la descripción
de las características situacionales en que tiene lugar la conducta observada. Las
narraciones de los hechos deberán conservar el orden cronológico y no deben
mezclarse los hechos con las interpretaciones del observador.
Ambos tipos de registros narrativos tienen como ventajas el hecho de que tienen
unos requerimientos técnicos y materiales mínimos que, a pesar de ello, pueden
ofrecer un registro de la conducta rico en detalles, ofrecer una línea comportamental
del individuo y una base sobre la que planificar una observación más sofisticada, si
fuese necesario. Su principal desventaja es que, al no existir restricción alguna sobre
qué observar, su calidad depende de la competencia del observador.
Listas de control y escalas de estimación
Las listas de control son un listado de conductas de interés sobre las
que el observador debe indicar, generalmente al final del periodo de
observación, si han tenido o no lugar en el mismo.
En las escalas de estimación o apreciación, el observador debe
cuantificar al final del periodo el grado en el que han tenido lugar
cada una de las conductas observadas. El interés en estas escalas
reside en que pueden ser realizadas por el maestro o personas que
conocen bien al sujeto, como los padres o responsables del niño.
Para realizar un registro mediante una lista de control o una escala
de estimación, las tareas que deben realizarse son las que hemos
mencionado en el apartado anterior, aunque con algunas diferencias
relativas al tipo de conductas observadas y el tipo de registro de los
datos. Las conductas que se eligen en esta técnica son más concretas
y deben ser representativas y exhaustivas en el sentido de que deben
cubrir toda el área comportamental de interés.
•
•
•
La extensión de los periodos de observación se fijará de forma
que siempre quede garantizado la obtención de los datos más
significativos. Lo más habitual es que se fijen periodos entre 10 y
30 minutos. La frecuencia o cantidad de observaciones
dependerá del número de observaciones requeridas para
conseguir una muestra representativa de la conducta objeto de
observación.
Respecto al registro de los datos, cabe tener claro el número de
categorías definidas en el caso de las escalas de estimación. Es
importante que el sistema de categorías no sea excesivamente
minucioso para no exceder la capacidad de registro del
observador.
Las listas de control y las escalas de estimación permiten registrar
la ocurrencia de una gran variedad de conductas con un coste de
material y tiempo mínimo. Las escalas, además, permiten
incorporar información sobre la intensidad de estas conductas
que podría, en caso de ser necesario, ser tratada estadísticamente.
Como inconvenientes, se pueden mencionar la demora que
existe entre la observación y el registro, la imposibilidad de
registrar los antecedentes y las consecuencias de las conductas, y
la ambigüedad con la que pueden ser entendidos los sistemas de
categorías o niveles con los que se produce una conducta.
Registros de intervalos y de eventos
Los registros de intervalos consisten en la observación y registro de la ocurrencia
de una serie de categorías conductuales durante un intervalo de tiempo definido.
En ellos, el periodo observacional total se divide en un número pequeño de
intervalos temporales. El observador debe registrar las conductas que ocurren
dentro de los límites de cada uno de los intervalos.
Al igual que en los casos anteriores, es importante fijar las conductas
representativas objeto de observación, pero en el caso de esta técnica es igual de
importante la ubicación, extensión y frecuencia de los periodos de observación.
En especial, la fijación de los intervalos de tiempo que deberá estar en sintonía
con la duración de las conductas observadas (es decir, intervalos amplios para
conductas de larga duración e intervalos cortos para conductas más simples).
Respecto al número de intervalos temporales dentro de un periodo de
observación, dependerá de que entre ellos se intercalen o no intervalos de
registro. Si el sistema de categoría es muy simple, es posible realizar el registro al
final de cada intervalo de observación sin interferir en la duración de estos. Sin
embargo, cuando es complejo, conviene situar tras cada intervalo de observación
un intervalo de registro, de modo que la tarea de observación no interfiera en la
de registro y viceversa.
Los registros de intervalos pueden ser aplicados a un gran número de conductas,
facilitan datos objetivos, pueden ser contrastados entre varios observadores y
hacen un uso eficiente del tiempo. Ofrecen información sobre la frecuencia en la
que aparece una conducta, pero no aportan información sobre otros aspectos
como la intensidad, la duración o los componentes ambientales de esta.
Los registros de eventos consisten en la observación y registro de aquellas
categorías conductuales de interés que ocurren durante un periodo de
observación. Las conductas se registran según suceden y en su registro aparecen
diferentes dimensiones de las conductas, como su frecuencia, duración,
intensidad o latencia. El registro de eventos es de utilidad para conductas que
tienen inicios y finales definidos con claridad.
Tras el periodo de observación, puede obtenerse:
• La tasa de ocurrencia de cada categoría.
• La duración total de la conducta o categoría de conducta.
• La duración media de la conducta.
En los registros de eventos también se puede registrar la intensidad con que se
produce cada categoría conductual, siempre que los niveles hayan sido
previamente definidos.
Los registros de eventos son capaces de facilitar información sobre un gran
número de conductas de interés, sin consumir mucho tiempo, y de dar detalles
importantes sobre estas conductas.
Los sistemas tecnológicos en la observación sistematizada y no sistematizada
Al hablar de los sistemas tecnológicos de observación,
nos referimos a las grabaciones en audio y vídeo que se
utilizan como medios de apoyo al proceso de
observación. Algunos autores, como Everston y Green
(1989), incluyen los sistemas tecnológicos como una
modalidad de registro observacional diferente a los
registros descriptivos y narrativos. Coincidimos con
Padilla (2002) en no considerarlos así, ya que lo único que
proporcionan son datos en bruto, siendo la observación
posterior al momento de su grabación. Su uso en los
procesos de observación está sometido a las mismas
reglas generales de toda observación: unidades de
observación, tiempos, frecuencia, etc., además de otras
decisiones de carácter técnico.
Con todo, es cierto que, como medio de apoyo, es un
recurso muy válido debido a:
Su gran flexibilidad y adaptabilidad a cualquier tipo de
registro posterior.
Permite salvar el carácter temporal de los fenómenos,
facilitando un registro permanente de los mismos.
Permite registrar todo lo que sucede en un plano tanto a
nivel visual como de sonido.
Entre las desventajas del uso de los medios tecnológicos,
están el coste económico y la necesidad de tener ciertos
conocimientos técnicos. Pero la mayor desventaja es la
distorsión que puede producirse en los comportamientos
de los sujetos observados.
Calidad en los
registros
observacionales
Todo instrumento diagnóstico
debe garantizar ciertos
indicadores de calidad a la hora
de recoger información.
Siguiendo a Anaya (op. cit.),
Fernández Ballesteros (1995) y
Padilla (2002), vamos a describir
a continuación tres tipos de
factores que pueden contaminar
la calidad de las observaciones:
los relacionados con la persona
que realiza la observación, los
relacionados con el sujeto
observado y los relacionados
con el procedimiento de la
observación.
Procedentes del sujeto
observado
Procedentes del
observador
Uno de los problemas más importantes de
la observación está en el hecho de que los
sujetos pueden modificar su conducta por
el hecho de sentirse observados. Esta
fuente de error se conoce con el término
de reactividad. Algunos indicadores de la
presencia de este sesgo en la observación
son: el cambio sistemático de la frecuencia
de aparición de las conductas objeto de
estudio, y/o la discrepancia entre los datos
procedentes de la observación y otras
fuentes de información recogidas.
Las recomendaciones realizadas por los
expertos para minimizar o controlar los
efectos de la reactividad, dependiendo de
las circunstancias, son: la utilización de
dispositivos ocultos y/o a distancia, la
reducción de la interacción entre el
observador y el observado, la utilización
de un amplio periodo de habituación en el
que la reactividad se intente minimizar, o
la combinación de distintos sistemas de
observación y distintos observadores. La
reactividad, aunque es difícilmente evitable
por completo, sí que es susceptible de
reducción. Anaya (op. cit.) considera que
acciones como convertir en habitual la
presencia del observador en el aula,
integrando su actividad entre los
elementos rutinarios del entorno, desde un
discreto segundo plano, pueden favorecer
esta disminución.
De entre las variables que proceden del
observador, hemos seleccionado las cuatro
que creemos son las más relevantes: el grado
de participación, las expectativas que llevan a
la situación de observación, el entrenamiento
previo y las características personales.
Si se trata de una observación no participante,
la reactividad del observado es nula o mínima.
No obstante, en educación esta modalidad de
participación es casi inexistente. Lo habitual es
que los observadores sean profesores, padres
u otros profesionales del centro educativo y
que, por lo tanto, estén muy implicados en el
proceso. Es posible que la precisión y
objetividad de la observación se vean en
cierto modo comprometidas. Al igual que las
expectativas, son factores de sesgo
introducidos por el observador
involuntariamente.
El entrenamiento es, por lo tanto, muy
importante en este proceso. Deben realizarse
sesiones previas en las que el observador
practique en el sistema de observación que se
haya seleccionado. Los errores más comunes,
en este sentido, son los errores de
codificación y de interpretación. Por último,
algunos autores mencionan la influencia que
tienen las características o atributos personales
del observado, aunque en este sentido las
investigaciones no son concluyentes.
Procedentes del
sistema de
observación
El tipo de registro elegido
afecta tanto a la fiabilidad de
la técnica como a la validez.
Las características que
mejoran la calidad de estos
instrumentos son la claridad
en las definiciones de las
conductas y la elaboración de
número de categorías reducido
y poco complejo. La calidad
de las observaciones se
incrementará en la medida en
que se controlen
adecuadamente todos estos
condicionantes.
Fuente: Pascual Gómez, Isabel (2015 ). Diagnóstico pedagógico. Conceptos básicos y aplicaciones en el aula de infantil. Editorial UOC. Barcelona.