La construcción de una epidemiología de
los trabajadores
Lic. Oscar Martínez
Mayo de 2023
La construcción de una epidemiología de los trabajadores
Introducción ¿Por qué construir una epidemiología de los trabajadores?
Las enfermedades laborales (también llamadas profesionales) están negadas en Argentina. Más
aún, desde hace 20 años cuando se impuso el régimen de ART, nadie parece sufrir de
enfermedades laborales.
Empresas y gobiernos las niegan, y las ART siempre las califican como “inculpables” o
“pre-existentes”, o sea que afirman que no están vinculadas con el trabajo.
Según datos de la OIT1 en promedio anualmente de la/os trabajadora/es que mueren por causa de
su trabajo el 14% es por accidentes de trabajo y el 86% por enfermedades profesionales, en tanto
que en los problemas de salud y seguridad no mortales, el 66% corresponde a accidentes y el
34% a enfermedades.
En nuestro país, de acuerdo a las cifras oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo,
tanto en los casos mortales como no mortales, sólo el 3% responde a enfermedades profesionales.
O sea que existe un subregistro, o mejor dicho un ocultamiento brutal de las enfermedades
provocadas por el trabajo. Esto se verifica cotidianamente cuando tanto las ARTs como los
empleadores se niegan a reconocer dichas enfermedades.
O sea que lo que vemos, aquello que se denuncia, muestra y acepta es sólo la punta de un iceberg,
un ínfimo registro de una realidad.
Si esto es así para las enfermedades reconocidas en el listado de enfermedades profesionales, y
que se vinculan a los riesgos aceptados por la normativa, se debe pensar que en el caso de los
problemas de salud mental, es aún peor, sólo se registran muy marginalmente.
Es por eso que debemos construir nuestra propia información. Hacer visible cómo la forma en
que está organizado el trabajo no sólo genera accidentes, sino también malestar y enfermedades.
Es decir, debemos preocuparnos en analizar y construir datos acerca de quiénes se enferman en el
trabajo, en qué lugares específicos y el por qué. Registrando no sólo los problemas físicos
reconocidos, sino también los padecimientos psíquicos.
Para ello es necesario crear nuestra epidemiología, la de la/os trabajadora/es.
¿Qué es la epidemiología?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la epidemiología como “el estudio de la
distribución y los determinantes de estados o eventos (en particular de enfermedades)
relacionados con la salud y la aplicación de esos estudios, al control de enfermedades y otros
problemas de salud. Hay diversos métodos para llevar a cabo investigaciones epidemiológicas: la
vigilancia y los estudios descriptivos se pueden utilizar para analizar la distribución, y los
estudios analíticos permiten analizar los factores determinantes.”
La epidemiología surgió del estudio de las epidemias de enfermedades infecciosas; de ahí su
nombre. Ya en el siglo XX los estudios epidemiológicos se extendieron a las enfermedades y
problemas de salud en general. Se utilizaron, y utilizan diversos métodos y herramientas, entre
ellas la demografía y la estadística.
O sea, muy esquemáticamente: ¿Cuántos, quiénes, cómo se enferman?
1
https://www.ilo.org/legacy/english/osh/es/story_content/external_files/fs_st_1-ILO_5_es.pdf
En forma resumida se puede decir entonces que: la Epidemiología es la disciplina que estudia la
distribución, frecuencia, determinantes, relaciones, predicciones y control de los factores
relacionados con la salud y enfermedad en la población.
En tanto que la Epidemiología Laboral se suele definir como la “técnica preventiva que, en el
marco de la Medicina del Trabajo, estudia las enfermedades relacionadas con el trabajo que
aparecen en determinados sectores de actividad u ocupaciones; así como sus causas, su
transmisión y métodos para combatirlas”. Otra definición la describe como “la ciencia que se
ocupa de estudiar las alteraciones de la salud relacionadas con el trabajo y cómo se distribuyen
entre los trabajadores”.
La epidemiología crítica
En nuestro caso y partiendo desde una visión de clase, tomaremos la llamada “epidemiología
crítica” que ubica a esta disciplina en el plano más amplio de las relaciones y la lucha social.
Entre sus principales premisas se encuentran:
•
La necesidad de centrarse en los colectivos laborales concretos y no estudiar individuos o
grupos poblacionales construidos estadísticamente. Es decir, tomar ramas de actividad,
oficios o profesiones, lugares de trabajo, etc.
•
O sea, se debe partir de una idea básica, como ya se señaló existen patrones de desgaste
(enfermedad, accidentes, “velocidad” de envejecimiento y muerte) diferentes de acuerdo
al gremio, actividad, lugar y época.
•
Analizar los datos en su dinámica histórica y social. No tenemos que quedarnos con una
“fotografía” de los riesgos y los problemas de salud sino ver su desarrollo a lo largo del
tiempo
•
La idea que construir información, debe ser construir poder colectivo, y en ese marco
debe ser una herramienta para la transformación de la realidad. Los datos sólo sirven si se
utilizar para mejorar las condiciones de trabajo y prevenir en salud y seguridad.
•
Los determinantes estructurales no son externos a la salud. No se trata de analizar el cómo
la inserción concreta en la realidad social afecta a la salud, sino como a la vez que
estructura a las personas, determina un proceso particular de salud – enfermedad y un
patrón de desgaste específico.
•
Considera muy relevantes los eventos “centinela”. Aquellos hechos, problemas o
malestares pequeños, puntuales, pasajeros, que son un indicio de un proceso en marcha.
El que primero se enferma no es el más débil, puede ser el más fuerte. Es aquel que da
cuenta de una situación nociva y que no debería ser soportada. A este tipo de indicador
también se lo puede llamar manifestación temprana o alerta de la especie.
Construyendo una epidemiología de los trabajadores
¿Por qué sistematizar datos?
Ya se mencionó por qué casi no existe información sobre las enfermedades laborales, o está
distorsionada o no está al alcance los trabajadores. No sólo no se reconocen las enfermedades,
sino que se niegan las muertes provocadas por dichas enfermedades. Como se señaló esto es
doblemente grave en el caso de la salud mental.
Las enfermedades laborales tienen en general un período de latencia hasta que se manifiestan,
otro plazo hasta que se expresan con gravedad y algunas de ellas pueden provocar la muerte. Si
su origen o causa no es claramente identificado como en un accidente en el trabajo, esto les
permite a empresas y gobiernos ocultar los problemas.
¿Para qué sistematizar datos?
•
Para conocer, identificar, prevenir y tomar acciones sobre lo que nos enferma en el
proceso de trabajo. La única forma de evitar las enfermedades profesionales es saber qué las
provoca y cómo las provoca. El único modo de elaborar una política preventiva es generando
información sobre los riesgos en el trabajo cotidiano.
•
Para no morir de las enfermedades ocupacionales. Ya se señaló que las enfermedades en
muchos casos tardan en hacerse “visibles” y a veces cuando lo hacen es demasiado tarde. Un
ejemplo muy claro es el cáncer del revestimiento del pulmón y cavidad torácica
–mesotelioma pleural- provocado por el amianto, que puede tardar décadas en manifestarse.
La edad promedio de detección son los 60 años.
•
Para discutir cómo se organiza el trabajo. La posibilidad que el trabajo nos enferme está
directamente vinculada a la forma en que se organiza el proceso de trabajo. Y esto es algo que
las patronales no quieren discutir.
•
Para discutir si las patronales invierten en salud o nosotros invertimos con nuestro
cuerpo, porque siempre alguien invierte.
•
Para pasar de la tardía reparación del daño a la salud a la prevención. Romper la lógica
de las empresas y del sistema de Riesgos del trabajo en cuanto a pagar lo que se dañó, como
si la/os trabajadora/es fueran objetos.
•
Y avanzando aún más desde la prevención, hacia promoción de la salud. Propósito tal vez
muy “ideal” pero que debe guiarnos, como intentar que el trabajo no sólo enferme o mate, ni
que evitemos enfermar o morir en el trabajo, sino buscar que el trabajo tenga algún elemento
de promover a la salud (fuera y contra lo que les importa a los empleadores).
¿Cómo construir y sistematizar datos?
En primer lugar, hay que señalar que, para poder contar con datos, en general es necesario
construirlos, es decir buscar lo que existe por una parte y elaborar datos propios.
En esto no hay recetas, lo que se puede llegar a hacer depende del lugar concreto de trabajo y del
momento.
Los pocos datos que existen están dispersos, ocultos o presentados de forma poco útil es decir
que debemos reinterpretarlos y/o reconstruirlos desde la visión de los trabajadores.
Para elaborar nuestros propios datos hay que romper con el modelo médico / técnico imperante,
que en general niega o desprecia la experiencia y la percepción de los trabajadores.
Y que además habitualmente responsabiliza al propio trabajador, ya sea porque supuestamente
comete “actos inseguros”, “se distrae”, “no usa los elementos de protección personal”, etc.. Es
decir, utiliza una mirada desde el poder que victimiza doblemente al trabajador: primero
llevándolo al accidente o a la enfermedad y después echándole la culpa.
Como se señaló en un trabajo anterior al hacer referencia al Modelo Obrero Italiano, quienes más
y mejor conocen las condiciones de trabajo y por esto mismo lo que afecta su salud, son los
propios trabajadores. Es por esto debemos partir de nuestros propios datos.
Para poder avanzar en esta línea un eje es comenzar a hacer visible e instalar el tema de la salud
laboral. Pasando de la individualización de los problemas (o sea encararlos como si se tratara de
problemas personales), a afrontarlos como un problema colectivo.
También debemos generar espacios para socializar información, para poder compartir
experiencias, para sobreponerse a prejuicios y vergüenzas y poder pensar en la salud como un
tema compartido.
¿De dónde partir para construir y sistematizar datos?
•
Del trabajo real, el que se efectúa todos los días efectivamente, no el trabajo prescripto que
figura en los papeles. Y aquí se debe reconocer que es una actividad siempre cambiante.
•
De la propia vivencia / percepción de la realidad laboral que vivimos los trabajadores
•
Del análisis del Proceso de Trabajo, las Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, y de los
patrones de desgaste como una totalidad dinámica.
Algunas Herramientas
Ya se señaló en el inicio, que no existen recetas para elaborar la información, pero se pueden
mencionar algunas herramientas o líneas de trabajo para efectuar esta tarea:
Centralmente es la discusión entre los propios trabajadores y su interpretación de la
información existente. Esto constituye uno de los principales puntos de partida, porque apunta a
visibilizar los problemas y porque, además, debido a que en el intercambio de opiniones y
experiencias surge información que de otra manera es desestimada, se le quita importancia, se ve
como un problema personal, etc.
La encuesta obrera. Es un cuestionario (elaborado por los propios trabajadores) que busca
detectar problemas de salud percibidos o producidos a causa del trabajo, consumo de medicación,
atención médica y otros elementos semejantes relacionados con lo antedicho. De ser posible
armar una breve “Historia Clínica” de cada trabajador/a
Relevamientos de los lugares de trabajo. Cuando se relevan los lugares de trabajo, se detectan
los riesgos y por lo tanto los posibles efectos sobre la salud de los trabajadores. La “sospecha”
que pueda aparecer un tipo específico de malestar o enfermedad orienta en buena medida sobre
qué buscar.
Mediciones propias en los lugares de trabajo. El poder realizar mediciones de ruido,
temperatura o temas semejantes, actúa en el mismo sentido de lo mencionado en el punto
anterior, lo que nos permite focalizar la mirada hacia los posibles problemas.
Registros médicos, ya sea de la obra social, del sindicato (si tiene consultorio propio), de las
instituciones de salud a las que habitualmente recurren los trabajadores.
Consumo de medicación: especialmente en aquellos casos que se cuenta con una farmacia
sindical.
Estadísticas de ausentismo, para esto es necesario solicitársela al empleador u obtenerla a través
de compañeros en el área de recursos humanos.
Relevamientos de Agentes de Riesgos (RAR) y Declaraciones Juradas de cancerígenos. Estas
dos fuentes las debe elaborar el establecimiento (para ciertos tipos de actividades como
industrias, establecimientos de atención de la salud, etc.) y se le entrega a la ART. Las
autoridades se niegan sistemáticamente a suministrar esta información al sindicato, pero en
ocasiones hay posibilidad de obtenerla a través de compañeros que manejan esos datos. (El RAR
puede ser solicitado y consultado individualmente por el/la trabajador/a)
Palabras finales
Aquí sólo se han mencionado algunos lineamientos y algunas herramientas que pueden resultar
de utilidad para poder conocer por qué se enferman los trabajadores, quienes se enferman y de
qué, para poder transformar la realidad que lo determina.
Se trata de armar un rompecabezas, tomando las piezas de distintos lugares y dando forma y
contenido a partir de la visión y experiencia de los propios trabajadores involucrados.
La lucha por la salud, es una lucha por el conocimiento, y es fundamentalmente una lucha por el
poder para decidir sobre nuestras vidas.