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El descanso en la escalera N° 4

2024, El descanso en la escalera

El descanso en la escalera es una revista basada en el blog literario del mismo nombre y cuyos colaboradores se encuentran actualmente en 3 continentes. Debido a esta naturaleza internacional es que hemos optado por un formato digital y, a la vez, gratuito. Todo el que quiera, desde cualquier lugar del mundo, puede leer la revista en línea, bajarla a su computadora o, si quiere, imprimirla.

31 5 51 EL DESCANSO EN LA ESCALERA - 04 Revista de distribución gratuita Potsdam - 2024 Director: René Olivares Jara Consejo editorial: René Olivares Jara y Pamela Uribe Valdés El descanso en la escalera es una revista basada en el blog literario del mismo nombre y cuyos colaboradores se encuentran actualmente en 3 continentes. Debido a esta naturaleza internacional es que hemos optado por un formato digital y, a la vez, gratuito. Todo el que quiera, desde cualquier lugar del mundo, puede leer la revista en línea, bajarla a su computadora o, si quiere, imprimirla. Visita nuestra página: http://eldescansoenlaescalera.blogspot.com Para contacto y colaboraciones, escribir a: [email protected] Índice EDITORIAL ………………………………………………………………………………………………………………………………………………………………… 3 Narrativa 5 JON VENDON – EL PASADO SIEMPRE VUELVE (fragmento de EL HIJO DE CAÍN) ……………………………………………………………………………. 7 MIGUEL ACEVEDO – COMO LOS PERROS DE TÍNDALOS …………………………………………………………………………………………………….. 15 FRANCO CABALLERO VÁSQUEZ – EL INSURRECTO ………………………………………………………………………………………………………….. 17 PAMELA URIBE VALDÉS – NARRACIONES DE ÁFRICA ………………………............................................................................................ 21 JACOB Y WILHELM GRIMM (RECOPILADORES) – NARRACIONES ………………………………………………………………………………………….. 23 MAURICIO AMSTER – LA RAMA Y EL RETOÑO ………………………....................................................................................................... 29 Poesía 31 LANGSTON HUGHES – 3 POEMAS …………………………………………………………………………………………………………………………………. 33 PABLO NERUDA – ALBERTO ROJAS GIMÉNEZ VIENE VOLANDO…………………………………………………………………………………………… 39 SERGIO PIZARRO ROBERTS –HOMEJANES PÓSTUMOS (SELECCIÓN) ………………………………………………………………………………………. 43 ROBERTO CONTRERAS – PEDAZOS DE AGUA (SELECCIÓN)…………………………………………………………………………………………………. 47 Ensayo y Crítica 51 RENÉ OLIVARES JARA – OTRA VEZ RIMBAUD ……………………………………………………………………………………………………………….. 53 YANINA PIÑONES ARAYA – EVOLUCIÓN DEL VAMPIRO: DE LA LITERATURAL DE TERROR AL CINE ROMÁNTICO ………………………… 59 RENÉ OLIVARES JARA – INTRODUCCIÓN A CIENCIA CRISTIANA DE MARK TWAIN ………………………………………………………………… 65 Editorial E ste nuevo número de El descanso en la escalera ……..recopila y, en algunos casos, expande el material que hemos publicado en nuestro blog durante el 2023. Todos los años tienen lo suyo, pero al parecer, éste ha profundizado los conflictos ya existentes y ha abierto una puerta a la incertidumbre general. Si el 2022 nos presentó a la Inteligencia Artificial como una tecnología viable, el 2023 nos mostró las consecuencias profundas de esto: los límites de los derechos intelectuales, la automatización del arte, la democratización de la creación, por un lado, pero las consecuencias económicas de este cambio, por el otro. Y así, como el estudiante presionado por el tiempo o por su propia desidia “crea” un artículo para salvar una asignatura, ya se ven signos de libros hechos por alguna inteligencia artificial para copar un mercado de lectores interesados en un determinado tema, pero no siempre advertidos de que lo que leen fue creado por una computadora. No hace mucho, hubo una polémica por la cantidad de libros que cierta autora publicó en un año. ¿Gracias a la Inteligencia Artificial? No lo sabremos a ciencia cierta. Pero la duda está ya instalada y, a menos que seamos expertos detectives, nunca lo sabremos del todo. Y si antes eran escritores fantasmas los que ayudaban a expresarse a los “autores” menos peritos, ahora son los algoritmos alimentados –muchas veces sin saberlo– por los mismos escritores que podrán ser reemplazados. Y en este panorama, ¿dónde quedará el ser humano? La guerra en Ucrania, que ya lleva un tiempo, y la más reciente invasión israelí a Gaza, después de que Hamas atacara a la población civil de este país e hiciera un secuestro masivo, son los ejemplos más notorios del “hombre siendo el lobo del hombre”. Y pese al horror de la guerra y de la bajeza humana, la vida nos reclama persistir. Si hay que seguir en esta tierra, hay que hacerlo de una manera en que podamos convivir. Lo “humano” es capaz de los horrores más profundos, pero también de hacer grandes sacrificios por el bienestar del otro. Es en esa dirección en que la vida se hace digna y en donde la literatura tiene un papel más allá de “lo escrito”, de la entretención o del mercado. En este descanso en la escalera se dan cita autores de distintas épocas y regiones. Y es verdad que no todos ellos hablan de la automatización o de la guerra y sus consecuencias, pero lo cierto es que no es un libro lo que se busca cuando caen bombas o cuando se tiene sed. Sin embargo, es ahí en donde la humanidad late a través de las épocas. Aquí no hay recetas, pero sí señales de ruta. Y es así como autores de otros tiempos y también actuales, tienen valor para los lectores de hoy 3 4 El pasado siempre vuelve (fragmento de la novela El Hijo de Caín) D ía 4. 20 de diciembre. Base Miguel de ……….Cervantes, el Líbano. El capitán Martínez se despertó con escalofríos y dolor de cabeza. Miró su reloj de pulsera, eran las 05:47 h. Se levantó de la cama con dificultad y se acercó a la mesa, iluminada tenuemente por la lámpara de techo nocturna. Se colocó el termómetro de mercurio —una reliquia, pero lo consideraba más fiable que los electrónicos— y esperó unos minutos. 39,5 ºC era la temperatura que marcaba el termómetro. Cogió una linterna clínica y, como pudo, se aproximó hasta las camas de los otros ocho ocupantes de la improvisada habitación para tomarle uno a uno la temperatura. Todos tenían fiebre, y algunos, aquellos que enfermaron antes, mostraban erupciones en la lengua y la boca. A pesar de los retrovirales que les habían administrado el día anterior, la enfermedad avanzaba inexorable. Caminó con dificultad hasta la entrada, abrió la puerta y se encontró con el soldado de guardia de la UME. —Tengo que hablar con el teniente. Es urgente. El interfono sonó a las siete menos dos minutos. Marisa observó por la pequeña pantalla incorporada el rostro inconfundible de Miguel. Estaba igual que cuatro años atrás, con su perenne sonrisa, aunque con menos pelo en la cabeza y alguna arruga más en el rostro. —Buenos días —saludó Miguel mostrando a la cámara del interfono una bolsa de la chocolatería San Ginés. Situada en el pasadizo que le daba nombre, San Ginés era la chocolatería preferida de Marisa en Madrid. Su chocolate con churros le había granjeado fama mundial, aunque a ello también había contribuido que, «La Escondida», como se la conocía durante la segunda república, hubiese sido escogida por los bohemios y los eruditos de las artes y las letras. —Si no me abrís se van a enfriar los churros y el chocolate. Jon Vendon —Buenos días, Miguel. Anda entra —contestó Marisa mientras presionaba el botón de apertura del portón de acceso al jardín y abría la puerta de entrada al chalé. Vestido impecablemente con su uniforme militar, Miguel traía además un ramo de rosas. Echó un vistazo a su alrededor y se dirigió hacia las escaleras de acceso al porche. —Estás preciosa, como siempre. Ten —dijo, entregándole el ramo de rosas—, ponlas en un jarrón con agua, pero antes dame un par de besos, no los guardes todos para el engreído de tu marido. Ambos se besaron en la mejilla y, en la proximidad, ella percibió el olor característico de la crema de afeitar de Miguel, aquella que a Marisa siempre le había gustado. —¿Dónde está el señor de la casa? —preguntó Miguel. —Aquí —respondió Carlos mientras salía de la cocina y se dirigía hacia la mesa del comedor, donde depositó la bandeja con el desayuno, consistente en galletas caseras, tostadas, su mermelada de arándanos, tres tazas grandes, una cafetera humeante y dos jarras: una de cerámica con leche y otra de vidrio transparente con zumo de naranja recién exprimido. 7 —Yo he traído chocolate y churros de San Ginés — dijo Miguel mientras alzaba la bolsa cual trofeo—. Y lo mejor de todo, están calientes. No sé con qué material fabrican estos recipientes para que mantengan la temperatura el chocolate y los churros —comentó mientras extraía de la bolsa tres vasos de plástico y otra bolsa de papel de la que sobresalían una docena de churros—, pero antes dame un abrazo. Miguel dejó la bolsa junto a la bandeja y se fundió en un abrazo con Carlos, con palmaditas en la espalda incluidas. A Marisa, que acababa de colocar las rosas en un jarrón de barro, le parecía que ambos competían por ver quién las daba más ruidosas. —Coño, Carlos. Estás igual, parece que no hayan pasado ya cuatro años. —Cuatro años, dos meses y dieciséis días — concretó Carlos. —Lo que digo, no has cambiado un ápice. Ese supercomputador que tienes por cerebro está en perfectas condiciones. —¿Desayunamos? —sugirió Marisa. —Por supuesto, tengo un hambre canina — respondió Miguel. Los tres dieron buena cuenta del ágape, comenzando por los churros con chocolate. La conversación durante el desayuno fue banal, centrándose en la exquisitez de los alimentos. Cuando ya habían finalizado de comer, Marisa hizo una pregunta que la inquietaba: —¿Y Sonia y Miguelín? ¿Cómo están? Un día, más de cuatro años atrás, cuando la relación entre los dos matrimonios era algo habitual, 8 Sonia, la mujer de Miguel, le había contado que su matrimonio zozobraba. La sempiterna sonrisa de Miguel desapareció. Se limpió los labios con una servilleta y con gesto serio dijo: —Sonia y yo nos hemos dado un tiempo, hace meses que nos separamos. Ahora vivo solo en una buhardilla de La Latina, cerca de la basílica de San Francisco. —Lo siento mucho —se lamentó Marisa. —No te preocupes. Son cosas que pasan, sobre todo en nuestra profesión. Nada más decir la frase, Miguel se arrepintió. Poco antes del atentado de Irak, Marisa y Carlos habían atravesado una crisis que casi acaba con su matrimonio. Paradójicamente, ver la muerte tan cerca los unió. —Miguelín ha crecido mucho, está así de alto. — Extendió el brazo a la altura de su tórax para orientarles sobre la estatura de su hijo—. Lo veo cada dos semanas si mis obligaciones me lo permiten. Me lo quedo el fin de semana que me corresponde, siempre que puedo, claro. Los ojos de Miguel se tornaron vidriosos y Marisa sintió lástima del hombretón. Miguel siempre había sido la felicidad personificada, irradiaba optimismo y era el gracioso de las reuniones, pero también se sentía mal consigo misma. Poco antes de retirarse a su chalé de la sierra madrileña, ella y Carlos ya habían decidido empezar una nueva vida, una en la que no tuviesen cabida las amistades de la agencia, lo que incluía a las esposas o las parejas de los compañeros de su marido. Ahora era consciente de que había cometido un error. Sonia, Marisa, Carla y Paloma cometido un error. Sonia, Marisa, Carla y Paloma habían congeniado muy bien. Se reunían en la casa de alguna de ellas o salían de compras cuando alguno de sus maridos estaba en una misión. Compartían sus alegrías, pero también sus penas. Hacían de dique de contención cuando la marea del miedo crecía en alguna de las cuatro. Y ahora hacía más de cuatro años que no sabía nada de ninguna de las tres. La embargó una profunda sensación de tristeza y arrepentimiento. Ellas, especialmente Sonia, le habían dado ánimos para darle una oportunidad a su relación con Carlos cuando esta pasaba por sus peores momentos. Sentía que las había traicionado, que había sido una egoísta, y se consideraba, en parte, responsable de la ruptura de un matrimonio. Tenía que volver a hablar con ellas, de momento empezaría con Sonia. —Miguel, si no te importa, ¿puedes darme el número de teléfono de Sonia? Es que al trasladarnos perdimos el contacto y no sé si sigue manteniendo el mismo número. —Sigue teniendo los mismos números telefónicos, tanto de la línea fija como del móvil, pero te los facilito, por si acaso. Miguel le dijo los números telefónicos de Sonia y Marisa los introdujo en la agenda de su móvil. A ella le resultaban familiares, lo que indicaba que Miguel tenía razón y, por tanto, los debía tener anotados en la agenda telefónica de papel. —Sonia ha cambiado de trabajo —continuó Miguel—, ahora está en una gestoría de la calle Serrano. No suele llegar a casa antes de las seis de la tarde, pero la puedes llamar al móvil a cualquier hora. —Gracias —dijo Marisa. —Supongo que le hará ilusión hablar contigo. Erais buenas amigas, ¿no? —Sí que lo éramos —contestó ella con una inflexión de tristeza en su voz. —Creo que ya es hora de que nos vayamos — comentó Carlos mientras se levantaba y la luz matutina que atravesaba las ventanas del comedor se reflejaba en las condecoraciones de su traje de oficial de la marina. Miguel retomó su sonrisa y le dio un par de besos de despedida a Marisa. —Te prometo que lo cuidaré y te lo traeré enterito. —Más te vale —le dijo Marisa. Miguel se dirigió hacia el porche de la casa dejándolos un momento a solas para que se despidiesen. Marisa agarró las solapas de la chaqueta de Carlos, se puso de puntillas y le besó. —Cuídate y llámame a menudo. Ah, y cuida también de Miguel. Os quiero a los dos de vuelta. Él la miró a los ojos antes de hablar. —Te quiero más que a nada en el mundo, y no voy a dejar que nada ni nadie nos separe. Ahora me tengo que ir, ya sabes lo poco que me gustan las despedidas. Te llamaré —le dijo mientras se encaminaba hacia la puerta y ella se quedaba de pie, aguantando las lágrimas hasta que los dos amigos partiesen hacia un incierto destino. Los dos uniformados se calaron las gorras y avanzaron hasta el portón de la valla, fue en ese momento cuando Carlos se giró y vio a Marisa en el porche del chalé. Ella se llevó los dedos de la mano a la boca para lanzarle un beso de despedida que Carlos le devolvió. Marisa se giró, entro en el salón y cerró la puerta. De pronto, le asaltó una sensación de tremenda soledad, de miedo, algo que hacía años 9 que no sentía. Las lágrimas comenzaron a correr por sus pecosas mejillas y los sollozos a brotar de su boca. —Es nuevo, ¿no? —preguntó Carlos ante el gesto de desconcierto de Miguel—. Me refiero al coche. —Ya tiene dos años. Lo compré de segunda mano. Desde que lo vi circulando me enamoré de él — respondió Miguel. Los dos se subieron al coche, Miguel en el asiento del conductor y Carlos en el del acompañante. El Tiguan derrapó sobre la gravilla de la entrada, pero en cuanto pisó el asfalto salió disparado propulsado por un motor diésel de dos litros. —En menos de media hora estamos en Torrejón de Ardoz —afirmó Miguel. —Tampoco es necesario correr. Aún queda hora y media para que despegue el avión. —Lo sé, pero me gusta notar los 150 caballos del «bicho» —dijo Miguel. —Por cierto, ¿cuál es el nombre de la misión? —Cervantes, operación Cervantes —respondió Miguel—. En la guantera tienes tu acreditación como agente del CNI. Carlos abrió el compartimento del salpicadero y cogió la tarjeta plastificada del ejército. Le llamó la atención que hubiesen utilizado la fotografía que había empleado para renovar el Documento Nacional de Identidad unos meses atrás. «Si el CNI quiere algo lo consigue», pensó. Marisa descolgó el teléfono y marcó el número del móvil de Sonia. Tuvo que esperar varios tonos, pero al final escuchó la voz de su amiga. —Si me llama para que me cambie de compañía telefónica o para venderme cualquier cosa, no me interesa. —Ya iba a colgar cuando Marisa le habló. —Hola, Sonia. Soy Marisa. —¿Ha pasado algo? —Han pasado muchas cosas, en mi vida y en la tuya. ¿Qué te parece si quedamos para tomar algo como en los viejos tiempos y hablamos? —propuso Marisa. —Pues claro —afirmó Sonia—. ¿Cuándo te va bien que quedemos? ¿Aviso a las demás? —Lo antes posible, y no avises de momento a Carla y a Paloma. —Como prefieras. Salgo a las seis de trabajar y no tengo que recoger a Miguelín de las actividades extraescolares hasta las ocho. ¿Te va bien si quedamos a las seis y cinco en la cervecería José Luis? Está junto a mi oficina, en el número ochenta y nueve de la calle Serrano. No es la típica cervecería, tienen bastantes mesas. —Me parece bien. Quedamos esta tarde. No te entretengo más, debes estar muy atareada. —Marisa… me alegro de que me hayas llamado. —Y yo de haberte llamado. Hasta esta tarde. 10 Durante el trayecto hasta la base aérea de Torrejón de Ardoz, el móvil de Miguel comenzó a emitir el timbreo típico de una llamada entrante. La pantalla indicaba que la llamada provenía de la sede central del CNI en Pozuelo de Alarcón. Miguel activó el «manos libres» y redujo la velocidad a la que circulaba. —¿Miguel? Soy Fernando Sainz de Rozas. —Dígame, señor. ¿Ha ocurrido algo? «Algo debe haber pasado. No es normal que el director del CNI se ponga en contacto con los agentes momentos antes de partir a una misión», pensó Miguel. —Un pequeño contratiempo. ¿Está con usted Carlos Hernández? —Sí, lo acabo de recoger de su domicilio. —Parece que hay varios casos de viruela en la base Miguel de Cervantes. El general Ramírez, al mando de la base, me lo acaba de confirmar. Tenemos que retrasar el despegue del vuelo. Estamos esperando la llegada de trajes de bioseguridad de nivel 3 y 4, así como de varias carpas de aislamiento, medicación y material para la desinfección. De todo esto se encargan una docena de sanitarios de la UME, que deberían llegar en unas horas y que también viajarán en el mismo vuelo que ustedes. Ya he informado a los otros dos agentes integrantes del operativo de esta circunstancia. ¿Me escucha, Hernández? —Sí, alto y claro. —Soy el director del CNI. —Fernando Sainz de Rozas, ¿verdad? —Así es. Le agradezco que haya aceptado colaborar de nuevo con el CNI. «Colaborar. ¡Qué cinismo! Voy a trabajar para el CNI, me voy a jugar el cuello», pensó Carlos. —He leído su historial y es impresionante. También me han hablado muy bien de usted sus antiguos compañeros. —Gracias. He aceptado… trabajar de nuevo para el CNI por sentido de responsabilidad. Espero no arrepentirme. Únicamente exijo que no se me oculte nada durante la operación, absolutamente nada. Es preciso que tenga toda la información de la que se disponga en tiempo real. Puede que además precise, de más ayuda material y de efectivos sobre el terreno en el Líbano, pero también en otros países, así como libertad de movimientos. Si no es así, me retiraré. ¿Me escucha? Al otro lado de la línea, y durante unos segundos, solo hubo silencio. El director del CNI no estaba habituado al tono exigente de Carlos, pero no le quedaba más remedio que claudicar. Carlos era imprescindible en la operación. —Está bien, Hernández, cuente con ello. Ahora debo colgar, tengo una reunión con el ministro de defensa. Manténganme permanentemente informado sobre los avances en la investigación. El general colgó y Miguel soltó una sonora carcajada. —Debe haberle sentado como un tiro que un exagente le hable de esa manera. —Son mis condiciones. No sabemos nada. Puede que el caso de la base Miguel de Cervantes tenga ramificaciones inesperadas. Cuando llegaron a la base aérea de Torrejón de Ardoz, Miguel le mostró su documentación al soldado de la entrada, quien de soslayo miró a Carlos. —¿Y él? —preguntó mientras observaba las condecoraciones que lucía la guerrera blanca de Carlos. —Viene conmigo. ¿Algún problema… Herranz? —le interpeló Miguel tras comprobar su apellido en el parche cosido sobre el bolsillo izquierdo de la guerrera. —Ninguno, señor —contestó, y se dirigió hacia la garita para alzar la barrera. Miguel estacionó el Tiguan en uno de los aparcamientos de la base aérea y los dos agentes salieron del vehículo. Caminaron dejando atrás varios cuarteles, hasta que por fin alcanzaron su objetivo: el hangar donde estaba el Airbus A400M, el avión que los llevaría hasta el Líbano y, bajo una de sus alas, dos soldados. Carlos supuso que eran los compañeros que le mencionó Miguel. Cuando se estaban acercando, Carlos se fijó en que uno de los dos agentes tenía rasgos magrebíes. —No me gusta el de la derecha —dijo Carlos. —¿No te habrás vuelto xenófobo de repente? —No es eso. —Ahmed es ceutí, y su familia es española —dijo Miguel—. Se alistó en la Legión antes de que lo reclutásemos. Es un excelente tirador, capaz de acertar a un objetivo en movimiento a cien metros con una pistola. Créeme, si hubiese un tiroteo te gustaría tenerlo a tu lado. —Da igual, Miguel. Hay algo en él que no me gusta —comentó justo antes de llegar a la posición de los dos agentes. —Carlos, te presento a los agentes Ahmed Abdeselam y Marcos Moreno. Ahmed, Marcos, os presento a Carlos Hernández, historia viva del CNI y uno de los mejores agentes de la agencia desde que se fundó. Carlos extendió el brazo y le dio un apretón de manos a los nuevos compañeros. —Puesto que vamos a tener que esperar un buen rato a los de la UME, ¿qué te parece si nos quitamos los trajes de gala y los sustituimos por los de campaña? —propuso Miguel. Ahmed y Marcos ya lo habían hecho. Miguel abrió un baúl metálico y extrajo dos bolsas que contenían uniformes militares de camuflaje en árido pixelado, compuestos cada uno por una chaqueta con cremallera, unos pantalones, un par de botas altas, un par de calcetines, también altos; una camiseta de manga corta beige, un jersey caqui, un casco táctico y una chapa colgante identificativa con un número, el grupo sanguíneo y un falso apellido: Fernández para Carlos y Gómez en el caso de Miguel. 11 Encima del bolsillo de lado izquierdo de la chaqueta había un parche cosido con los falsos apellidos. Después de cambiarse de ropa, Miguel extrajo de otro contenedor un par de pistolas de fabricación alemana Heckler & Koch USP Standard del calibre 9 mm Parabellum, con sus respectivos cargadores y las fundas para la pierna. Los dos enfundaron las armas y las ajustaron con correas elásticas en su pierna derecha. —¿Imagino que llevamos todas las armas y la munición necesaria? —preguntó Carlos. —Llevamos lo habitual para este tipo de operaciones —intervino Miguel—. Hay cuatro fusiles HK G36, un fusil para francotirador M24A3, granadas, equipos de visión nocturna, micrófonos, rastreadores por satélite… No te preocupes, no echarás nada de menos. Los agentes introdujeron los contenedores en la bodega del avión y los aseguraron mediante correas y dispositivos de amarre. A las doce y diez, dos horas más tarde de la prevista para el despegue, entraron en el hangar dos camiones de la UME. De ellos descendieron los doce militares que había comentado el director del CNI. Uno de ellos se aproximó hasta los cuatro agentes. —Buenas tardes. Soy el teniente Miquel Irausti de la UME, en concreto, de la Unidad de Armas Biológicas, y estoy al mando de este equipo sanitario hasta que lleguemos al Líbano. El teniente estrechó la mano de los cuatro agentes, que se presentaron con sus verdaderos nombres y sus falsos apellidos, mientras el resto de los integrantes de la UME cargaban el material en la bodega del avión. Dos pilotos del ejército del aire entraron en el hangar charlando amistosamente. Uno de ellos le preguntó al teniente de la UME por el tiempo que tardarían en cargar y asegurar los contenedores y saludó con la mano al resto de los componentes del vuelo antes de acceder a la cabina con su compañero y encender los motores. El avión despegó de la base aérea a las 12:35 h. Marisa había llegado a la cervecería de la calle Serrano poco antes de las seis. Se dirigió hacia una de las pocas mesas disponibles, se sentó y pidió una cerveza Mahou de barril, que le sirvieron con unos cacahuetes. Quince minutos más tarde entró Sonia. Parecía más joven que la última vez que se vieron. Se había cambiado el color del cabello, de su moreno original a un castaño oscuro, también se lo había cortado, ahora lucía media melena. Vestía un traje negro compuesto por una chaqueta y una falda a la altura de las rodillas, lo que contrastaba con la camisa blanca. Calzaba unos zapatos negros con tacones de aguja. El conjunto favorecía su esbelta figura. Sonia vio a Marisa y esta se levantó. 12 —¡Sonia, qué alegría verte! Estás espléndida. —Tú tampoco estás nada mal, parece que te ha sentado bien salir de la ciudad. Las dos se dieron un par de besos y se sentaron. Un camarero se aproximó para tomar nota de lo que quería consumir Sonia. —Otra Mahou, Alberto. Bueno, cuéntame qué ha sido de tu vida estos últimos cuatro años. —Carlos y yo nos compramos un chalé en una urbanización de Guadarrama. Dejé el trabajo, con la indemnización y la paga que le quedó a Carlos tenemos más que suficiente. Me dedico a las cosas de casa y tengo un jardín que cuido con esmero. Ahora leo más. Ya ves, llevo una vida de lo más anodina. Y tú, ¿qué tal? El rictus de Sonia se tornó serio. —Me separé de Miguel hace aproximadamente un año —respondió con los ojos vidriosos—. Cambié de empresa y ahora estoy en una asesoría, justo aquí al lado. —Lo siento de veras. ¿Y Miguelín? ¿Cómo lo lleva? —Como te puedes imaginar: mal. Echa de menos a su padre, con suerte lo ve cada dos semanas. De todas formas, tampoco es que lo viese mucho más antes de separarnos. —Sonia agachó la cabeza, apretó los labios e hizo un gesto negativo con la cabeza. Cuando la volvió a levantar una lágrima corría por su mejilla—. No puedo olvidarlo, lo intento, pero no puedo. Echo de menos su olor, sus caricias, su optimismo, sus bromas… —Él no lo está pasando nada bien. Esta mañana ha estado en nuestra casa, ha venido a recoger a Carlos para una misión, y lo he visto mal. —¿Carlos en una misión? ¿No lo había dejado definitivamente? —Sí, Sonia, ese era el acuerdo al que habíamos llegado, pero supongo que si su país lo necesita él no se va a negar —dejó caer con retintín—. ¿Sabes? Discutimos —continuó Marisa—. Al principio no me lo podía creer, e imagino que Carlos no lo habría aceptado sin mi visto bueno. Vi ese brillo especial en sus ojos, el que a veces tenía antes de retirarse cuando lo mandaban a alguna operación. No me sentía con fuerzas para obligarle a renunciar a sus sueños por mí. No quiero tenerlo como un perrito faldero, y ahora sufro. Tengo miedo de nuevo, como antes. Sonia se levantó de su silla y la abrazó. —Tengo miedo Sonia, mucho miedo —dijo entre sollozos, mientras algunos de los hombres sentados en la barra las miraban de soslayo. —Alberto, por favor. Cóbrate las dos cervezas — solicitó Sonia al camarero—. Ahora vamos a dar una vuelta. Creo que nos vendrá bien tomar el aire. —De acuerdo —contestó Marisa mientras se enjugaba las lágrimas con unas servilletas de papel. Después de pagar, las dos salieron a la calle, repleta de tiendas de lujo. Se detuvieron en una de ellas, especializada en ropa y accesorios de bebé. Marisa rompió a llorar de nuevo. Carlos y ella lo había intentado todo, incluso habían recurrido a la reproducción asistida. Después de seis abortos había perdido toda esperanza. Los especialistas no encontraban el motivo por el que sus embarazos se interrumpían espontáneamente, los dos eran fértiles. Un afamado ginecólogo les comentó que, a veces, había problemas de incompatibilidad, que los dos podrían tener hijos, pero con otras parejas. Ella quería a Carlos, y aunque su marido le había propuesto utilizar la inseminación in vitro con un donante anónimo, Marisa siempre se negaba. Quería un hijo, pero de él. El mismo ginecólogo les dijo que, a veces, la obsesión por el embarazo y el miedo al aborto eran los responsables de que algunas parejas no pudiesen tener hijos. Que cuando dejaban de obsesionarse ocurría el milagro, y que, en esos casos, después del primer hijo llegaban los siguientes, como si el cuerpo que los traicionaba de pronto se hubiese convertido en su aliado. —Lo siento, Marisa. —No te preocupes, no es culpa tuya. No podemos borrar del mapa todas las tiendas para bebés. Siguieron caminando, en silencio. Llegaron hasta la avenida de Concha Espina y giraron a la izquierda hasta el parque de Berlín. Se sentaron en un banco, frente a otro ocupado por un anciano que daba de comer a las palomas trozos de pan. —Creo que deberíamos vernos de vez en cuando — sugirió Marisa—. ¿Sigues quedando con Carla y Paloma? —Hace tiempo que no nos vemos, más o menos desde que me separé de Miguel. —Pues es una lástima. Formábamos un buen grupo, ¿verdad? Al menos nos servía para desconectar y echar unas risas. —Es cierto, las echo de menos —asintió Sonia, y añadió—: ¿Qué te parece si las llamo yo y concretamos un encuentro en mi casa? —Estaría bien. Sonia sacó su móvil del bolso. —¿Carla? Soy Sonia. ¿A que no imaginas con quién estoy? —Ni idea —respondió Carla. —Con Marisa. Hemos pensado que estaría bien que nos volviésemos a reunir, como antes. —Por mí no hay problema. ¿Has hablado con Paloma? —Aún no. ¿Crees que le apetecería? —Seguro que sí, cuando nos vemos siempre salís las dos en las conversaciones. —Habíamos pensado en quedar mañana por la tarde en mi piso, a eso de las seis y media —dijo mirando a Marisa en búsqueda de su aprobación. Ella asintió—. ¿La llamas tú y me devuelves la llamada en un rato? Ah, y por los niños no hay problema, podéis traerlos. —De acuerdo, ahora la llamo y te lo confirmo en un rato. Carla colgó y Sonia miró sonriente a Marisa. —Creo que nos vamos a poder ver de nuevo las cuatro. —Ojalá —afirmó sonriendo Marisa. Tras unos minutos, el teléfono de Sonia comenzó a emitir el timbreo de una llamada entrante. Era Carla. —Hola, Sonia. ¿Aún estás con Marisa? —Sí, está a mi lado. —Pues dile que tiene un morro que se lo pisa, pero que mañana nos vemos en tu casa. Las cuatro juntas de nuevo. Sonia se giró hacia Marisa. —Dice Carla que..., que mañana nos volvemos a reunir las cuatro. Supongo que no te has olvidado de donde vivo. —Claro que no. Hay cosas que no se olvidan. Sonia retomó la llamada. —Hasta mañana, y no os retraséis. —Hasta mañana. Dale un beso de mi parte a Marisa Jon Vendon. Madrileño afincado en Barcelona, publica su primera novela: El Visitante en 2020. Tras el éxito de ventas y de críticas literarias de El Visitante, publica El Hijo de Caín en abril de 2022, convirtiéndose en una de las novedades literarias más vendidas en Amazon en el día del libro. El texto que aquí publicamos pertenece al cuarto capítulo de esta última novela. 13 Como los perros de Tíndalos (fragmento) Miguel Acevedo “Yo he visto abrirse el tenebroso universo donde giran sin rumbo los negros planetas, donde giran en su horror ignorado sin orden, sin brillo y sin nombre.” Némesis Y por fin habían estrenado en el cine la ………película de terror Los Perros de Tíndalos, adaptación cinematográfica del cuento del mismo nombre de Frank Belknap Long. Era una tarde fría de invierno cuando Manuel y Patricio fueron a una sala de cine del centro de Santiago a ver el tan anhelado film, el que disfrutaron desde su inicio. Al final, esperaron casi religiosamente a que se acabaran los créditos y abandonaron la sala. Tomaron una micro que los dejó en Macul con Grecia, y caminaron hasta sus casas, hacia la avenida Los Presidentes. Iban comentando animadamente la película que hacía poco rato atrás los había sumergido en su magia. Que buen director es Joe Constanzo, repetía una y otra vez Patricio. Pensar que no se engolosinó con los efectos especiales, aunque igual se atrevió a mostrar los perros flacos y monstruosos, con un hambre de millones de años, viviendo más allá de las estrellas y de nuestro propio universo. A Manuel le habían gustado bastante las actuaciones y lo bien representados que quedaron los protagonistas del relato original, Chalmers y Frank. Y cómo se habían creado a su alrededor otros personajes y situaciones, manteniendo el espíritu de la historia. No podían estar más contentos ambos amigos. Les habían gustado mucho las películas anteriores del mismo cineasta, especialmente Sawney Beane, sangrienta y atmosférica, pero los dos estaban de acuerdo en que Constanzo se había superado a sí mismo. A esa hora, la avenida estaba oscura y silenciosa, y les pareció que hasta mal iluminada, lo que le llamó bastante la atención a Manuel. Iban caminando junto a una facultad de la Universidad de Chile, delimitada por altas rejas en esa calle. Y de pronto, notaron que unos perros corrían dentro del campus, en dirección a ellos. Los típicos perros callejeros que prácticamente viven dentro de la universidad, pero que Patricio encontró inusualmente grandes y famélicos. Sorpresivamente, un can asomó la cabeza casi sobre la reja y ladró encima de ellos, y ambos gritaron del susto, y luego se echaron a reír como cuando eran unos adolescentes. Perro de mierda, exclamó Manuel. De pronto, Patricio advirtió que cuatro o cinco perros grandes venían por la calzada, en la calle. Ladraban con fiereza. Estaba a punto de comentárselo a su amigo, cuando este le dijo que corrieran, y ambos comenzaron a arrancar de los animales. Los otros perros que venían corriendo desde dentro del campus universitario, saltaron de forma asombrosa la alta reja, y la jauría comenzó a ladrar y rugir tras de los dos hombres que huían por la avenida. Manuel, Manuel, nos van a alcanzar, decía Patricio, que seguía corriendo sin desfallecer. Se metieron entre los edificios de departamentos ubicados cerca de la facultad, los que se veían grises a esa hora de la noche. No andaba nadie en la calle. Se acercaron a la entrada de unos departamentos y tocaron los timbres del primer piso. Ninguna persona respondía. Una señora se asomó por un segundo piso y les preguntó por qué molestaban a esa hora, y Manuel le pidió que por favor les abriera la puerta, ya que los estaban persiguiendo, pero la señora se entró 15 y no volvió a asomarse. Corrieron hasta una entrada que estaba abierta y se sentaron en el rellano de la escalera en el primer piso. Ambos amigos estaban sin aliento. Les pareció escuchar los ladridos de los perros. Patricio trató de calmar la situación, pero Manuel señalaba que eran los mismos perros, que los estaban buscando. Nos olieron, Patricio, nos olieron, repetía bastante alterado. A lo mejor entraron por los ángulos de la pantalla del cine, repetía, casi hablando para sí mismo. Patricio lo levantó de los hombros y le exigió que se calmara. Aunque no pudo evitar un estremecimiento cuando sintió a unos perros pasar a la carrera. Vio cuánto dinero le quedaba, y decidió que saldrían de nuevo a Los Presidentes y tomarían un taxi hasta su casa, aunque no estaba tan lejos. Vamos a calmarnos, señaló. La idea era llegar a su casa, y después Manuel se iría a la suya. Caminaron hasta la avenida, con Manuel siguiéndolo no muy convencido. De pronto una silueta se asomó por la ventana de un tercer piso y su amigo salió corriendo, y Patricio fue detrás de él. –¡Era un perro, era un perro!– gritaba Manuel. Patricio lo alcanzó, lo tomó del brazo y lo zamarreó con fuerza. Cálmate, le decía. En eso, vieron las luces de un taxi doblando desde la calle que desembocaba en la avenida, y Manuel tuvo la lucidez 221 16 de hacerlo parar. Afortunadamente, estaba desocupado. Se subieron a los asientos posteriores, y Patricio vio con el rabillo del ojo unos gigantescos perros flacos moverse a unas cuadras de distancia. El corazón le dio un brinco. El automóvil partió hacia la dirección que le dieron. Al llegar a la esquina donde había un semáforo, les dio rojo. Ambos amigos estaban muy silenciosos y el chofer apenas los había mirado por el espejo retrovisor. Dio la luz verde, y el chofer siguió parado en la esquina. –Señor, ya podemos seguir– le dijo Patricio, pero el hombre ni los miró. –Es uno de ellos– exclamó Manuel y Patricio abrió la puerta, le pagó al chofer y ambos se bajaron del taxi, que siguió estacionado ahí mientras los dos amigos se alejaban. –Patricio, date cuenta de lo que está pasando– le decía Manuel, especulando con una voz muy nerviosa sobre el paso de los Perros de Tíndalos desde las dimensiones exteriores a nuestro mundo, con su hambre insondable y sus ojos que concentraban todo el vacío de los abismos que hay entre las estrellas. Contrólate, le decía Patricio, cálmate. No podían perder la cabeza. Pero él también estaba visiblemente alarmado. Arriba en el cielo, una larga y solitaria nube atravesaba la luna, como un puñal (...) Miguel Acevedo (1966) es un escritor e historiador chileno. Desde el 2011 es autor del blog Le dicen poesía, colaborando también en el blog Bblogzine segunda época con sus cuentos, poemas, críticas y crónicas. Gracias a GatoJurel Ediciones ha publicado Cartelera de Cine (2015), Espejos (2016, coescrito con Paz Correa) y Los altares de la locura. Homenaje a Lovecraft (2018). "Como los perros de Tíndalos" pertenece a Los Sicarios Nocturnos y otros relatos, libro publicado por Ediciones Pueblo Culto en 2023. Desde este 2024 es el encargado de las críticas audiovisuales de El descanso en la escalera. El Insurrecto Franco Caballero Vásquez ¿Q uién soy y qué hago aquí de nuevo? ¿Por ……………..qué me regalaron esta porquería de chaqueta? Mientras subo la escalera mecánica miro hacia atrás y veo esta misma chaqueta repetida en ocho cuerpos distintos, y se ven tan mal. Veo repetir esos botines de mujer otras diez veces más, y así con las carteras, y las bufandas, y la forma de usar las bufandas, y así con los colores, y la forma de caminar, y la forma de hablar y ¿por qué cresta todos tienen ese tono hueón de saludarte? suena tan falso; aunque si no lo usas el otro se siente ofendido o siente que ha recibido un trato poco amable. ¿De qué está compuesto el modo vulgar de querer entrar en un círculo común?, y más encima temer de no pertenecer a él. Tantas casas iguales en los barrios “altos”, familias aspiracionales les digo yo, o aspiraracionalidades. Más penosos son esos que ya pasaron los cuarenta y siguen hablando banalidades. Los aborrezco, tienen hijos y esposas. Y se ríen de mí porque no veo noticias, porque me encuentran romántico. Qué penosa la vida desechable. Otro auto que pasa rápido por mi lado. Qué cuma es manejar rápido. Otro gimnasio con treinta personas en bicicleta y trotadoras, varios con audífonos, las mismas zapatillas y el típico buzo ajustado. Me acuerdo de mi amigo que salía a correr cerca de su casa en Santiago y la gente se asustaba cuando lo veían porque pensaban que los iba a asaltar porque sus zapatillas no eran Nike, ni su polerón tenía colores flúor. 17 Y vamos paseando otra vez con esos station tan grandes a toda velocidad. Es cierto, no debería caminar por el medio de la avenida, pero no me importa, los encaro, les grito, los miro fijo con una mirada quemante y juzgadora. ¿Qué problema tiene que quiera mirar el cielo desde el medio de la calle? ¿De dónde sacan tanta plata? ¿Es que acaso todos acá tienen altos puestos de trabajo? Miro por fuera estos tristes bares donde la música suena tan fuerte y cada grupo interactúa entre ellos, nadie escapa de su personalidad, nadie se revela ante sí mismo, siguen tan compuestos; se contienen aún gobernados por la soltura del alcohol, quizás eso genera violencia. ¿Hasta cuándo la sociedad va a cuidar de su estabilidad ilusoria? ¿Hasta cuándo van a soportar este peso enorme que tiene el mercado? ¿Esa homogeneidad? ¿Por qué me hablai así hueón? Yo no soy como los demás, háblame claro, sé honesto conmigo, revela tu emoción y exprésamela. Otro auto más que pasa rápido cerca mío y lo empapelo a chuchás. ¿Qué se creen? Rápidos van a sus casas a prender la tele, comprar comida, estudiar con los niños, sacar un par de cuentas, dos pastillas y a la cama. Cruzo a la vereda, no soy un loco, me lo confirmo, pero al mismo tiempo que lo hago escucho gritos de alevosía dentro mío. Miro hacia atrás y en plena esquina de esta gran avenida en la que hay mucha confluencia, donde está el jumbo, el Bice, el Sodimac y un carrito de completos, un borracho está al medio de la calle dirigiendo el tránsito. Comienza a llover y sigue de pie gritando con alegría y ayudándole al semáforo a realizar su trabajo. Es de los míos, pienso. Los autos siguen pasando rápidamente, como si no se percatasen que mi “hermano” está sacando su corazón entre sus cuerpos flotantes y grises en transcurso. Explota el cielo, llueve intensamente como si reconociera mi rabia, mi ahogo, mi desesperación. Me saco la mochila y la tiro lejos, no me importa recordar si es que tenía algo valioso dentro de ella como para descartarla de mi vida para siempre. Quizás unos escritos, unas ideas, que hasta ahora atesoraba tanto, pero en realidad están en mí, si no se guardan en mí, entonces sepultaré mi memoria y me perderé en el vacío de lo que ocurre. Mi mirada es un volcán eufórico. Mi cómplice existencial, el borracho, apenas de pie, comienza a sucumbir, el peso del agua lo agota y pierde fuerzas. Le tiritan las piernas, se cae, se levanta, se balancea. “!!!!!!Resiste!!!!!!!” Grito con todas mis fuerzas. Lloro y me subo arriba de una reja “¡¡¡¡¡¡Resiste!!!!!!!” El ahogo me gobierna, corro hacia la plaza que está aquí a la vuelta, tomo un camote del porte de mi mano, la lluvia no me atormenta, corro a toda velocidad y se la tiro con mis fuerzas viscerales al ventanal del Banco Bice Vida. Es viernes. (El joven corriendo se estrella contra la entrada principal del banco, saca la piedra y con la misma empieza a golpear fuertemente el cajero automático. 18 Comienzan a sonar alarmas, suena un trueno, se cae, se levanta, se balancea, se tira como si fuese un piquero a los autos que pasan raudos por la avenida; una moto alcanza a frenar, con la misma piedra que no ha soltado corre hacia al motorista y lo impacta contra el casco, la persona cae y no se levanta, nadie se baja, se oye el grito del joven “¡¡¡¡resistencia!!!!”. Corre directo hacia el jumbo, entra al supermercado a toda velocidad, la gente mira asustada, se estrella contra los tomates y las cebollas. Toma un repollo y lo revienta contra la cara de un hombre de corbata, le cae encima, lo escupe, dos guardias se lanzan sobre los dos, intentan sacárselo de encima, el joven grita y grita “¡¡¡Rebelión!!!”. Los guardias le rajan la polera, se golpean, caen encima de los refrigeradores de la carne, rompen la barrera de vidrio, alguien sangra; de una patada tira a un guardia hacia atrás, logra zafarse del otro y corre por los pasillos, algo busca, la gente cae en la misma desesperación y corren a todas partes como si arrancaran del loco. Nuestro héroe aparece con un aerosol y un encendedor, comienza a tirar pequeñas llamas por todas partes, a todo lo que se le cruce en su arranque desenfrenado, vuelven los guardias, pero antes ya ha pateado a otro universitario que paseaba por el pasillo de galletas con audífonos y que no se había percatado del alboroto. En brazos de unos de los hombres de seguridad caen encima de una señora con su hija escolar, derriban el stand de dvds, chocan contra los jabones, el jumbo es todo un griterío, logra arrancar, sale a la calle nuevamente, lanza una molotov, que se imaginó y se hizo realidad, al banco Bice. Con un palo empieza a golpear los autos estacionados, dispara a los restaurants que bordean el supermercado con una hechiza que cayó al suelo de alguien que corría. La gente pierde el control, la lluvia cae y pareciera que no llueve, que hay sol y toda la tierra se está revolucionando ante el cielo. Saca un hacha y corre ensangrentado, empapado por completo con la ropa rajada y descalzo, golpea y golpea los semáforos. La gente graba con sus celulares, los carabineros llegan a atraparlo, lo toman de un brazo, con el otro sigue golpeando el semáforo, lo amarran, le patea la cabeza a uno, le pegan, pero no suelta el hacha que le cuelga de una mano, lo muerden, lo azotan y él grita “¡¡¡¡¡¡testigos de lo falso!!!!!!!” “¡¡¡Corruptos de la mentira!!!” “¡¡¡¡¡Esclavos del engaño!!!!!!” se escuchan disparos a lo lejos, sigue lloviendo fuertemente, el cielo se viene abajo, chocan unos vehículos, se muere una persona, alguien golpea a otro sin mayores motivos, se suicida una estudiante, un perro muerde a un niño, explota una de las cajas de pago en el Jumbo, el joven grita esposado bajo la lluvia “¡¡¡¡¡¡¡Qué se rebele lo verdadero!!!!!!” “¡¡¡¡¡¡¡Que lo real sangre y se eleve!!!!!!” Llora mientras llueve muy fuerte y el joven solloza “No lo acepto, no lo tolero, no puedo entenderlo (entre llantos) no puede ser que sea así, no puede ser, no tenía que ser así, no es correcto, no es sano, no puede ser (lo desnudan y sigue llorando) ¿de dónde surge la belleza si nadie tiene corazón para recibirla?; ¿de dónde nace lo auténtico en el desfile de la careta?”. Se oye un trueno. No hay luz, se oyen sirenas, bocinas, los autos están detenidos y avanzan lentamente entre el taco que genera el caos. Todo se mimetiza en gris y se ve brillar de lejos el cuerpo desnudo y pálido del joven luchador encima del auto policial. Se revienta un neumático, explota una ampolleta, se cae una paloma, se oyen más disparos, se derrama un sándwich y se hunde un bote en el río Claro) En la entrada del carro de completos hay una mochila mal cuidada, con el cierre malo. Cerca de la mochila un cuadernillo mojado y abierto tiene escrito: “El adicto vuelve a la droga como el estudiante a los libros. Se cierra el velo de una novia inquieta. Te quise en lo mundano buscando lo cierto. Arrepentí el don de mi talento en la furia limpia de mi corazón idealista. Cubrí con perdones el sabor de mi rebeldía. Gota a gota cae la última noche, tras cada pestañar se oscurece mi invierno. Pierdo, perdemos, duermo. Pierdo, perdemos, muero.” Camino a la cárcel se oye una canción: “No soy el único, no, no soy el único, no” Franco Caballero Vásquez (1986) Nacido en Rancagua, curtido en Chillán, adolecido en Curicó, pervertido en Santiago y nacionalizado talquino. Pedagogo, magíster y doctorante, columnista y editor imberbe. 19 Narraciones de África: Ituen y la esposa del rey (Historia popular del sur de Nigeria) I tuen1 era un joven de Calabar2, hijo único de ……una pareja muy humilde. Sus padres lo amaban, entre otras cosas, porque poseía una contextura de finas proporciones y era poseedor de una muy buena apariencia. Esta pequeña familia vivía en la pobreza, por esta razón cuando Ituen creció y se hizo hombre, casi no tenía dinero. En realidad, la comida escaseaba. Al verse en esta situación, el joven se dirigía diariamente al mercado llevando una bolsa vacía, en la que solía poner cualquier cosa comestible que pudiera encontrar después de que cerraran las tiendas. En esa época el gobernante de aquellas tierras se llamaba Offiong. El rey era un hombre anciano que, como es costumbre, tenía muchas esposas. Una de estas mujeres; Attem, era joven y muy guapa. A ella no le agradaba su marido, pues deseaba una pareja joven y atractiva. Entonces le dijo a su sirvienta que recorriera la ciudad y el mercado para tratar de encontrar a un hombre con esas características. Una vez que lo encontrara debía llevarlo a su casa por la noche y hacerlo entrar por la puerta lateral, de esta forma, ella misma lo dejaría entrar y se ocuparía de que su marido no lo descubriera. Ese día la sirvienta recorrió la ciudad, pero no encontró ningún joven lo suficientemente guapo. Regresaba a contar su desventura cuando, al pasar por la plaza, vio a Ituen recogiendo restos de alimentos que habían quedado en el suelo. Al verlo, la joven inmediatamente quedó impresionada por su excelente apariencia y fuerza. Entonces se dio cuenta de que era el hombre adecuado para ser el amante de su ama, así que se acercó y le dijo que la reina la había enviado por él, ya que se sentía cautivada por su atractivo. Al principio Ituen se asustó y se negó a ir, porque sabía que si el rey lo descubría lo matarían. Sin embargo, después de mucha persuasión, accedió a ir a su casa cuando oscureciera. Al caer la noche, el joven cumplió su palabra. Con mucho miedo y temblando llamó muy suavemente a la puerta. Al abrirse, el joven vio a la propia reina vestida con sus mejores ropas. Llevaba muchos collares de cuentas y hermosas tobilleras de colores. En cuanto la reina vio al joven se enamoró Pamela Uribe Valdés Traducción y adaptación profundamente de él. Luego le dijo a su sirvienta que trajera agua y ropa que entregó a Ituen para que se cambiara. Después de lavarse bien y ponerse paños limpios, se reunió con la reina quien disfrutó de su compañía toda la noche escondiéndolo de los demás. Por la mañana, cuando el joven quiso regresar a su hogar, ella no se lo permitió. Aunque era muy peligroso, la joven decidió mantenerlo oculto llevándole comida y ropa. Por lo que permaneció allí dos semanas. Al cabo de este tiempo Ituen le dijo a la joven reina que ya era hora de partir porque debía ver a su madre, pero la muchacha lo convenció de quedarse una semana más, a lo que el joven accedió muy en contra de su voluntad. Cuando llegó el momento de partir, la reina reunió cincuenta sirvientes con regalos para la madre de Ituen que, como sabía, era una mujer muy pobre. Diez esclavos llevaban trescientas varas; los otros cuarenta llevaban, pimienta, sal, tabaco y telas. Cuando llegaron todos los regalos, la madre de Ituen se alegró mucho y abrazó a su hijo. Al verlo notó con gusto que tenía buen aspecto y estaba vestido con ropas mucho más finas que de costumbre; pero cuando supo que había llamado la atención de la reina se asustó, sabiendo el castigo que se imponía a cualquiera que atrajera la atención de una de las esposas del rey. Ituen se quedó un mes en casa de sus padres y trabajó en el jardín de la familia; pero la joven reina, por otra parte, se sentía cada vez más desesperada. No podía estar más tiempo sin Ituen, así que mandó llamarlo para que regresara con ella inmediatamente. Ituen acudió a su llamado y, como antes, llegó al anochecer. Su regreso causó una profunda alegría en el corazón de la muchacha quien lo había estado esperando con ansias. En mitad de la noche, algunos de los sirvientes del rey, que habían oído la historia de los regalos para la madre de Ituen de boca de los esclavos de la reina, entraron en la habitación de la joven y la sorprendieron junto su amante. Estos se apresuraron en llevar la noticia al rey, quien inmediatamente envió a sus hombres para que tomaran prisionero al amante 21 de su mujer. Acto seguido, convocó a todo su pueblo a asistir a la Casa de la Discusión para que escucharan el juicio del caso. También ordenó que ocho egbos3 asistieran armados con sus bastones. Cuando se juzgó el caso, Ituen fue declarado culpable y el rey dijo a los ocho egbos que lo llevaran al monte y lo trataran según la costumbre nativa. Los egbos llevaron a Ituen al monte y lo ataron a un árbol; luego, con un cuchillo afilado, le cortaron la mandíbula inferior y se la llevaron al rey Cuando la reina supo la suerte de su amante se puso muy triste y lloró durante tres días. Esto enfureció aún más al rey, por lo que les dijo a los egbos que trataran a su esposa y a su sirvienta de acuerdo con su ley. Estos llevaron a la reina y a la criada al monte, donde Ituen aún estaba atado al árbol moribundo y con grandes dolores. Luego, como la reina no tenía nada que decir en su defensa, la ataron a ella y a la muchacha a diferentes árboles y le cortaron la mandíbula inferior de la misma manera que habían hecho con su amante. Luego, los egbos le sacaron ambos ojos a la sirvienta y dejaron que los tres murieran de hambre. Después de esto el rey promulgó la ley egbo, que consistía que en el futuro nadie perteneciente a la familia de Ituen debía ir al mercado el día en que éste estaba abierto, y que nadie debía recoger la basura en el mercado. El rey hizo una excepción a esta ley a favor del buitre y el perro, que no eran considerados seres muy buenos y que no serían propensos a fugarse con alguna de sus esposas o de los futuros reyes. Por esta razón todavía se encuentran buitres y perros en el mercado haciendo de carroñeros De acuerdo con una búsqueda del nombre del personaje, se encontró que “Ituen” es de origen ibibio; un grupo etnolingüístico asentado principalmente en el sudeste de Nigeria y relacionados con otros grupos étnicos: annang, efik, ekoi (ejagham), igbo, ijaw (izon), bahumono, oron y bamileke. Se han encontrado dos posibles significados para este nombre, uno de ellos es “intrépido” o “valiente” y, el segundo, “nacido después de la absolución”. 2 Calabar, ciudad también conocida como Callabar, Calabari, Calbari y Kalabar o Kalabari, es la capital del estado de Cross River en Nigeria. Originalmente se llamaba Akwa Akpa, en idioma efik. Antes del período colonial, era un reino con la ciudad de Calabar como sede. 3 Después de una breve investigación motivada por los “egbos” y sus prácticas se encontró el texto: Colonial Systems of Control: Criminal Justice in Nigeria, específicamente en el capítulo XX: El sistema de justicia indígena igbo, Oko Elechi señala que los igbos, también conocidos como egbos o ekpe son una sociedad africana que se originó en el siglo XVIII en Calabar, una sección de Nigeria alrededor del delta del río Níger. El nombre significa "leopardo” y, al igual que otras sociedades de África, tenían un mecanismo bien desarrollado para mantener la ley y el orden antes del colonialismo. Estas prácticas y procesos de control social tenían sus raíces en las tradiciones, culturas y costumbres del pueblo igbo. 1 Pamela Uribe Valdés (1981) nació en Santiago de Chile y estudió pedagogía en la misma ciudad. Posteriormente hizo un magíster en la ciudad de Talca. Su estadía en Sudáfrica la ha inspirado en promover la literatura tradicional de distintas culturas africanas dentro del mundo hispanohablante. 22 Narraciones de los Hermanos Grimm Jacob y Wilhelm Grimm Recopiladores Traducción de René Olivares Jara La papilla dulce H abía una vez una muchacha pobre y piadosa ………..que vivía sola con su madre y no tenían nada más para comer. Cuando la chica salió al bosque, se encontró ahí con una mujer anciana que ya sabía de su miseria y le regaló una ollita, a la que debía decirle: «Ollita, cocina». De este modo, cocinaba una buena papilla dulce de mijo, y cuando decía: «Ollita, para», dejaba de cocinar. La muchacha trajo la olla a casa para su madre y estaban ahora libres de su pobreza y de su hambre y comían papilla dulce tan seguido como quisieran. Un día la muchacha salió, entonces la madre dijo: «Ollita, cocina», entonces cocinó y ella comió hasta llenarse. Ahora quiere que la ollita se detenga nuevamente, pero no sabe la palabra. Así es que sigue cocinando y la papilla sobrepasa el borde y sigue cocinando, la cocina y la casa llenas, y la segunda casa y entonces la calle, como si quisiera llenar de comida al mundo entero y es la mayor urgencia y nadie sabe cómo ayudar. Finalmente, como sólo quedaba una casa, la chica volvió al hogar y dice: «Ollita, para», entonces para y deja de cocinar. Y quien quiera ir nuevamente a la ciudad, debe abrirse camino comiendo 23 «Ollita, cocina», entonces cocinó y ella comió hasta llenarse. La camisita de muerto H abía una mamá de un pequeño de siete años ………..que era tan hermoso y dulce, que nadie podía mirarlo sin ser bueno con él, y ella lo amaba también sobre todas las cosas del mundo. Pues sucedió que de repente el niño se enfermó y el amado Dios se lo llevó. La madre no podía consolarse y lloraba día y noche. Pero poco después de que lo sepultaran, el chico se mostró en la noche en los lugares en donde normalmente se había sentado y jugado. La madre lloraba, así también él lloraba, y cuando vino la mañana, desapareció. Pero cuando no quiso escuchar llorar más a la madre, vino una noche con su camisita blanca de muerto con la que había sido puesto en el ataúd y con la coronita sobre la cabeza, se puso en la cama a los pies de su madre y dijo: «Ay, madre, para de llorar, si no, no puedo dormirme en mi ataúd, pues mi camisita de muerto no se seca por tus lágrimas, que caen todas sobre ella.» Entonces, la madre se asustó cuando escuchó eso y no lloró más. Y en la noche siguiente vino nuevamente el pequeñito, sostuvo una lucecita en la mano y dijo: «Ves, ahora mi camisita estará seca pronto y tengo calma en mi tumba.» Entonces la madre encomendó su pena al amado Dios y la soportó tranquila y pacientemente, y el chico no volvió, sino que durmió en su camita subterránea 24 Los mensajeros de la Muerte A ntes de los viejos tiempos, vagaba una vez un ………..gigante por la gran carretera, de pronto un hombre desconocido saltó contra él y gritó: «¡Alto! ¡Ni un paso más!» «¿Qué? –dijo el gigante– Tú, duende que puedo aplastar entre los dedos, ¿tú quieres torcerme el camino? ¿Quién eres tú que te permites hablar con tanto descaro?» «Yo soy la Muerte –respondió el otro– nadie me resiste y tú también debes obedecer mis órdenes.» Pero el gigante se negó y comenzó a pelear con la Muerte. Fue una lucha larga y fuerte. Al final el gigante tomó la delantera y derribó a la Muerte con su puño que derrumbó junto a una piedra. El gigante siguió su camino y la Muerte yacía ahí derrotada y tenía tan pocas fuerzas que no podía volver a levantarse. «¿Qué pasaría –decía– si tuviera que permanecer tirada ahí en la esquina? No moriría nadie más en el mundo y se llenaría con tanta gente que no habría más lugar para estar de pie uno al lado del otro.» Por el camino apareció un joven, fresco y sano, cantó una canción y movió los ojos de un lado a otro. Cuando vio a la medio desmayada, se acercó compasivamente, la enderezó, le administró de su botella una fuerte bebida hasta que recuperó sus energías. «¿Sabes acaso –dijo el extraño mientras se levantaba– quién soy y a quién has ayudado a ponerse nuevamente de pie?» «No, – respondió el joven– yo no te conozco.» «Yo soy la Muerte, –dijo– no perdono a nadie y tampoco puedo hacer excepciones contigo. Pero para que veas que soy agradecida, te prometo que no te atacaré de improviso, sino que quiero enviarte primero a mis mensajeros antes de que yo venga y te lleve.» «Bien, entonces, –dijo el joven– siempre es una ganancia el que yo sepa cuándo vienes y por mientras esté al menos a salvo de ti.» Después siguió adelante, estaba divertido y de buen humor y vivió el día. Sin embargo, la juventud y la salud no duraron mucho. Pronto vivieron la enfermedad y los dolores que lo atormentaban de día y le quitaban la tranquilidad de noche. «No moriré –se dijo–, pues la Muerte recién envió a sus mensajeros: sólo quisiera que los malos días de la enfermedad pasaran.» Tan pronto como se sintió sano, comenzó nuevamente a vivir con alegría. Entonces un día, alguien le tocó el hombro: miró a su alrededor y la Muerte estaba parada detrás de él y dijo: «Sígueme, la hora de tu despedida de este mundo ha llegado.» «¿Cómo?» –respondió el humano– ¿quieres romper tu promesa? ¿No me habías prometido que antes de que vinieras tú querías enviarme a tus mensajeros? No he visto a ninguno.» «Calla –respondió la Muerte– ¿No te envié a un mensajero detrás de otro? ¿No vino la Fiebre, te golpeó, te sacudió y te sometió? ¿El Mareo no te ha aturdido la cabeza? ¿La Gota no te ha pellizcado en todos los miembros? ¿No te rugieron los oídos? ¿El Dolor de Dientes no te royó en tus mejillas? ¿No se te 25 oscureció delante de los ojos? Sobre todo, mi hermano biológico, el Sueño, ¿no te recordaba a mí cada tarde? ¿No te acostabas en la noche como si tú ya estuvieras muerto?» El humano no supo qué responder, se entregó a su destino y se marchó con la Muerte El campesino y el diablo H abía una vez un campesino astuto y pillo, de …………cuyas travesuras habría mucho que contar. Sin embargo, la historia más bonita es cómo atrapó al diablo una vez y lo dejó en ridículo. Un día, cuando ya había llegado el ocaso, el campesino había labrado su terreno y se preparaba para volver a casa. Divisó, entonces, en medio de su campo, un montón de carbones ardientes y cuando lleno de asombro se dirigió hacia allá, un pequeño diablo negro estaba sentado sobre las brasas. «¿Seguramente estás sentado en un tesoro?», dijo el campesino. «Ciertamente –respondió el diablo–, sobre un tesoro que contiene más oro y plata de lo que tú has visto toda tu vida.» «El tesoro está en mi campo y me pertenece», dijo el campesino. «Es tuyo – respondió el diablo– si por dos años me das la mitad de lo que produzca tu campo: tengo suficiente dinero, pero deseo los frutos de esta tierra.» El campesino aceptó el trato. «No me surge ningún conflicto respecto al reparto –dijo–; de este modo, será tuyo lo que esté sobre la tierra y mío lo que esté debajo de la tierra.» Eso le agradó al diablo, pero el astuto campesino había sembrado nabos. Cuando llegó el tiempo de la cosecha, apareció entonces el diablo y quiso tomar sus frutos, pero no encontró nada más que hojas amarillas y mustias, y el campesino, totalmente alegre, desenterraba sus nabos. «Has tenido la ventaja una vez –dijo el diablo–, pero la próxima eso no valdrá. Lo tuyo será lo que crezca sobre la tierra y, mío, lo que esté debajo.» «Estoy bien con eso también», respondió el campesino. Pero cuando llegó el tiempo de la siembra, el campesino no sembró nuevamente nabos, sino trigo. El grano maduró, el campesino fue al terreno y cortó los tallos completos hasta el final. Cuando vino el diablo, no encontró nada sino los rastrojos y descendió furioso a una quebrada. «Así debe engañarse a los zorros», dijo el campesino y fue hacia allá y se quedó con el tesoro. 26 El tiempo de vida C uando Dios hubo creado el mundo y quiso ………decidir el tiempo de vida de todas las criaturas, vino el burro y preguntó: «Señor, ¿cuánto tiempo debo vivir?» «Treinta años –respondió Dios–, ¿te parece bien?» «¡Ay, Señor! –contestó el burro– Es mucho tiempo. Considera mi ardua existencia: llevar cargas pesadas desde la mañana hasta la noche, remolcar sacos de granos al molino para que otros coman el pan, ser animado y reavivado con nada más que golpes y patadas. ¡Concédeme una parte de este largo tiempo!» Entonces Dios se compadeció y le regaló dieciocho años. El burro se fue consolado y apareció el perro. «¿Cuánto tiempo quieres vivir? –le dijo Dios–. Para el burro treinta años es demasiado, pero tú estarás satisfecho con eso.» «Señor –respondió el perro–, ¿es esa tu voluntad? Considera en lo que tengo que andar y que mis pies no soportan tanto tiempo. Y una vez que haya perdido mi voz para ladrar y los dientes para morder, ¿lo que me queda es correr de un rincón a otro y gruñir?» Dios vio que él tenía razón y le concedió doce años. De ahí vino el mono. «Probablemente quieras vivir treinta años?», le dijo el Señor. «Tú no necesitas trabajar como el burro y el perro y siempre estás de buen humor.» «Ay, Señor –respondió–. Así se ve, pero no es así. Cuando llueve papilla de mijo, yo no tengo cuchara. Siempre debo cometer travesuras divertidas, hacer muecas para hacer reír a la gente y cuando me pasan una manzana y la muerdo, entonces está ácida. ¡Cuán a menudo está la tristeza detrás de la diversión! Yo no soporto eso treinta años.» Dios fue misericordioso y le concedió diez años. Finalmente apareció el ser humano. Estaba contento, sano y fresco y Dios le pidió que decidiera su tiempo. «Vivirás treinta años –dijo el Señor–, ¿es suficiente para ti?» «¡Qué poco tiempo!», gritó el ser humano. «Cuando haya construido mi casa y arda el 27 fuego en mi propia cocina; cuando haya plantado árboles que florezcan y den frutos y piense en ser feliz en mi vida, ¡debo morir! ¡Oh, Señor! ¡Alarga mi tiempo!» «Te añadiré los dieciocho años del burro», dijo Dios. «Eso no es suficiente», replicó el ser humano. «Tendrás también los doce años del perro.» «Sigue siendo demasiado poco.» «¡Vaya! –dijo Dios– Te daré también los diez años del mono, pero no obtendrás más.» El ser humano se marchó, pero no estaba satisfecho. De este modo, el ser humano vive setenta años. Los primeros treinta son sus años humanos, que pasan volando. Ahí él está sano, sereno, trabaja con ganas y se alegra de su existencia. A continuación, siguen los dieciocho años del burro, pues se le impondrá una carga después de otra: debe llevar el grano, alimenta a otros y golpes y patadas son el pago de su servicio fiel. Entonces vienen los doce años del perro, ahí está echado en los rincones, gruñe y ya no tiene dientes para morder. Y cuando este tiempo se acaba, entonces hacen el cierre los diez años del mono. Ahí el ser humano es débil de cabeza y tonto, hace cosas ridículas y los niños se burlan de él Los textos que aquí publicamos aparecieron por primera vez en 1812 dentro de la compilación realizada por Jacob (1785-1863) y Wilhelm Grimm (1786-1859) llamada Die Kinder- und Hausmärchen (Cuentos de hadas infantiles y caseros). Se suele olvidar que ambos hermanos no fueron los creadores de las historias, sino que recolectaron narraciones populares que ellos pensaban eran la creación colectiva del pueblo, en su caso, el alemán. Discusión aparte es el hecho que algunas de ellas como la afamada “Caperucita Roja” hayan sido parte del imaginario francés antes que el alemán (ya hay una versión de Charles Perrault en 1697, escuchada al parecer de una de sus sirvientas). Sin embargo, los Hermanos Grimm tampoco se contentaron con transcribir aquellas historias, sino que muchas veces intentaron darle un énfasis más literario. Es así como muchos de “sus” cuentos de hadas tuvieron varias versiones hasta 1858, año previo a la muerte de Wilhelm Grimm. La versión en español de que publicamos aquí es una traducción hecha por René Olivares Jara de los textos aparecidos en Grimms Märchen (2015), libro que se basa en las versiones de 1812 y 1815. 28 La rama y el retoño Mauricio Amster Venís desde muy lejos… Mas esta lejanía ¿qué es para vuestra sangre que canta sin fronteras? Rafael Alberti E n la retirada de Cataluña nos tocó albergarnos ………en una rústica posada a pocos kilómetros de Figueras. En el cuarto de arriba encontramos camas limpias y en el rincón había un lavamanos con palangana y jofaina. Era como volver a la vida civilizada, mas por encima de todo queríamos comer algo. Pedimos cena a la posadera, pero nos contestó que nada podía darnos. –No tenemos bastante ni para nosotros mismos– se excusó en catalán. Bajamos, pues, al zaguán para calentarnos un poco. La chimenea estaba encendida y sobre los leños colgaba un caldero con agua caliente para los huéspedes que traían provisiones propias. En el tosco suelo de tierra apisonada estaban sentadas algunas personas. Esperamos encontrar compañía y conversación y disipar la tristeza de aquellos días. Saludamos a los presentes y estiramos las manos hacia el fuego. Algunos contestaron a media voz y de mala gana. No parecía ser el momento para trabar amistades. Un hombre muy alto nos sonrió sin decir palabra. Llevaba boina como todos y su ropa, vagamente militar, era la del país. Pero, a juzgar por su corpulencia y sus ojos azules, parecía extranjero. Un “internacional”, pensamos. A su lado tenía un niño. Nadie hablaba ni se movía. El silencio se prolongaba y llegaba a lo insoportable hasta que algún chisporroteo del hogar, más ruidoso que otros y seguido de una llamarada más viva, lograba aflojar la tensión hasta la vez siguiente. Miré al hombre que nos había sonreído y sentí una súbita simpatía por él y por el niño. No debía ser suyo; era un niño español, de pelo rizado. Tendría unos ocho años y estaba demacrado como todos los niños españoles en la guerra. Sus facciones infantiles eran serias como las de un adulto. Pero había ternura en sus ojos cuando miraba al hombre. Y con la misma ternura miraba el hombre al niño. Entró un grupo nuevo, ruidoso y seguro de sí. Resultaron ser gente conocida. Llegaban en coche, traían comida y nos invitaban a cenar. La posadera arregló una mesa junto a la pared y sobre el mantel apareció pan blanco y manjares echados de menos durante largo tiempo. Nos sentamos a charlar y tomar vino, de espaldas al hosco grupo junto a la chimenea. Reinaba camaradería y las penas pasaron al olvido. Al presente había algo de comer y el futuro era incierto para todos por igual. Al tomar el primer bocado me acordé de pronto del internacional y del niño y al punto me volvió toda la congoja anterior. La guerra, ciertamente, nos había curado de sentimentalismos, así que ningún escrúpulo de conciencia atajaba mi apetito. Pero no 29 pude alejar la impresión que me había causado la pareja a mis espaldas. Comer ahora me parecía un atentado a la reciente solidaridad del hambre. Pasar privaciones en común resulta a veces más reconfortante que hartarse uno solo. Me sentía miserable e indeciso. Expuse, pues, la situación a mis anfitriones y les pedí permiso para compartir mi pitanza con los dos refugiados. Asintieron sin entusiasmo, pero me concedieron más de lo solicitado. Me dirigí al hombre y le hablé. No sabía castellano, de modo que continué en alemán. Aceptaba la comida agradecido, por el niño. Él podía aguantar. Toda la vida había estado a media ración. Era obrero portuario de Hamburgo, comunista, como era de esperar. Por eso pasó algunos años en prisión. Los nazis volvieron a prenderle y le torturaron hasta que logró escapar a Francia. Trabajó de minero en la región de Lille, tenía mujer e hijo, estuvo de nuevo en la cárcel, volvió a la mina –ya sabes, la vida de un obrero–. Se alistó en las Brigadas Internacionales tan pronto como pudo. La familia quedó en Francia. Pensaba llevarla a España después de ganada la guerra. Ahora había perdido contacto con su grupo de voluntarios. Iba a donde iban todos –camino de la frontera–. ¿Y el niño? Me contó su historia. Su unidad internacional, licenciada por el gobierno, acampaba en un pueblo. Allí hizo amistad con una familia. El padre estaba en el frente, de modo que él ayudaba a la mujer y jugaba con el chico. En un ataque aéreo una bomba destruyó la casa y mató a la madre. El padre estaba precisamente de permiso por un día y ahora tenía que regresar a las trincheras. –Dios sabe lo que va a pasar aquí –dijo el padre–. Parece que los fascistas van a ganar. Este chico no tiene ni casa, ni madre, ni padre tampoco, pues yo tengo que irme. Llévale al extranjero y haz de él un hombre libre y que aprenda un oficio. Aquí, con Franco, no sería más que un monaguillo primero y una bestia de carga por el resto de su vida. No hemos luchado para esto. Y si hubiéramos de ganar todavía, ya volverá contigo y con tu mujer y con tu chico, pues habrá en España sitio para todos. Mauricio Amster vestido como miliciano republicano. 30 El hombre contaba la historia con voz pausada, en dialecto hamburgués, no siempre comprensible para mí. Con su navaja de bolsillo cortaba limpiamente el pan y preparaba gruesos bocadillos para el niño, pero éste no quería comer nada mientras el hombre no se reservara otro tanto. Era un forcejeo sin palabras en que los ojos negros del chico seguían el reparto de la comida y los ojos azules del grande miraban con ternura infinita al pequeño. Pasamos la noche en la posada y al bajar, a la mañana siguiente, el internacional y el niño se habían ido y no les volvimos a ver más. Años de derrota y amargura han transcurrido desde entonces, pero recuerdo a aquellos dos más vivamente que los grandes acontecimientos con que se teje la historia. Porque en este cariño entre el obrero alemán y el niño español, en esta confianza de un padre hacia un extranjero que no habla su lengua, creo hallar más solidaridad que la que nace en el fragor de las batallas. El valor incomparable del combate español proviene de que los acontecimientos se formulan en él con nitidez casi simbólica. La licha de un pueblo desprovisto hasta entonces de todos los conocimientos y de todas las técnicas modernas, contra todas las internacionales de opresión, contra todas las potencias europeas y mundiales (cristianismo, capitalismo, pseudodemocracias liberales), reviste una apariencia homérica en que late el nacimiento de un mito. Característica es la llegada espontánea de combatientes de todos los países del orbe; no de los especuladores –ambiciosos los habrá habido ciertamente–, sino de todos los desesperados, de cuantos sufren; estos desdichados habían reconocido en ese drama su propio drama, su última esperanza en la tierra de un vivir a la postre humano. Mauricio Amster Araya (Lemberg, actual Lvev, 1907-Santiago de Chile,1980). Después de unos estudios frustrados de pintura en Viena, se formó en Berlín (1927) en las actividades por las que será reconocido en vida: Comunicación Gráfica, Diseño Editorial y Tipografía. En 1930 se muda al Madrid republicano en donde ejerce como Director de Publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública, cargo con el que dio a luz la Cartilla Escolar Antifascista, texto que alfabetizaría a muchos obreros que se encontraban en el frete durante la Guerra Civil Española. Ya perdida ésta, huye hacia Francia con su esposa y pasa a ser uno de los ocupantes del Winnipeg, barco que llevaría a otros refugiados que con el tiempo influirán en el desarrollo intelectual de Chile en las décadas posteriores. “La rama y el retoño” rememora aquel tiempo de la Guerra Civil Española y fue publicado originalmente en la revista chilena Babel en 1946 y es recogido en el libro Recuerdos de un Bibliófilo de la editorial Carbón Libros (2021). Pierre Mabille - 32 3 Poemas Langston Hughes Traducción de René Olivares Jara De madre a hijo Bueno, hijo, te diré: La vida para mí no ha sido una escalera de cristal. Ha tenido tachuelas Y astillas Y tablas arrancadas Y lugares sin alfombras en el suelo– Desnudo. Pero todo el tiempo He estado trepando Y alcanzando tierra Y doblando esquinas Y yendo algunas veces a la oscuridad Donde no había luz. Entonces, muchacho, no retrocedas No te quedes en los peldaños Porque te parece que es más difícil. No caigas ahora– Porque yo avanzo todavía, cariño, Sigo escalando, Y la vida para mí no ha sido una escalera de cristal. 33 El negro habla de ríos He conocido ríos: He conocido ríos arcaicos como el mundo y más antiguos que el flujo de la sangre humana en las venas humanas Mi alma ha crecido profunda como los ríos. Me bañé en el Éufrates cuando el alba era joven. Construí mi cabaña cerca del Congo y me arrulló hasta dormirme. Contemplé el Nilo y alcé las pirámides sobre él. Escuché el canto del Mississippi cuando Abe Lincoln descendió hacia Nueva Orleans y he visto su pecho fangoso volverse totalmente dorado al atardecer. He conocido ríos: Ríos antiguos y morenos. Mi alma ha crecido profunda como los ríos. 35 Que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos Que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos. Que sea el sueño que solía ser. Que sea el pionero en la llanura Buscando un hogar en donde él mismo sea libre. (Estados Unidos nunca fue Estados Unidos para mí.) Que Estados Unidos sea el sueño que los soñadores soñaron… Que sea esa gran tierra fuerte de amor En donde nunca los reyes se confabulen ni los tiranos intriguen A que algún hombre sea aplastado por uno de arriba. (Eso nunca fue Estados Unidos para mí.) Oh, que mi tierra sea una tierra en donde la libertad No esté coronada con una diadema de falso patriotismo, Pero que la oportunidad sea real y la vida sea libre Que la igualdad esté en el aire que respiramos. (Nunca ha habido igualdad para mí, Ni libertad en esta “patria de los libres”.) Dime, ¿quién eres tú, que murmura en la oscuridad? ¿Y quién eres tú que dibuja su velo a través de las estrellas? Soy el blanco pobre, engañado y apartado, Soy el Negro llevando las cicatrices de la esclavitud. Soy el indígena expulsado de la tierra, Soy el inmigrante aferrándose a la esperanza que busco… Y encuentro solamente el mismo antiguo plan estúpido Del perro comiéndose al perro, del poderoso aplastando al débil. 36 Soy el hombre joven, lleno de fuerza y esperanza, Enredado en esa antigua cadena sin fin ¡De beneficio, poder, ganancia, de arrebatar la tierra! ¡De arrebatar el oro! ¡De apoderarse de las formas de satisfacer la necesidad! ¡Del trabajo de los hombres! ¡De quitar la paga! ¡De poseer todo por la propia codicia! Soy el granjero, siervo de la gleba. Soy el trabajador vendido a la máquina. Soy el Negro, sirviente de todos ustedes. Soy el pueblo, humilde, hambriento, pobre… Hambriento aún hoy a pesar del sueño. Golpeado aún hoy… ¡Oh, Pioneros! Soy el hombre que nunca salió adelante, El obrero más pobre comerciado a través de los años. Aún soy el que soñó nuestro sueño básico En aquel Viejo Mundo cuando todavía era un siervo de los reyes, Quien soñó un sueño tan fuerte, tan valiente, tan verdadero, Que aún canta su poderosa osadía En cada ladrillo y piedra, en cada suco volteado Que ha hecho a Estados Unidos la tierra en la que se ha convertido. Oh, soy el hombre que navegó esos primeros mares Buscando lo que quería que fuera mi hogar… Porque soy el que dejó la costa de la oscura Irlanda Y la llanura de Polonia y la pradera llena de pastos de Inglaterra Y arrancado de la hebra del África Negra Yo vine A construir una “patria de los libres.” ¿Los libres? ¿Quién dijo los libres? ¿No yo? ¿De seguro no yo? ¿Los millones hoy en ayudas? ¿Los millones derribados cuando hacemos huelga? ¿Los millones que no tienen nada para pagarnos? Por todos los sueños que hemos soñado Y todas las canciones que hemos cantado Y todas las esperanzas que hemos mantenido, Y todas las banderas que hemos colgado, Los millones que no tienen nada para pagarnos… Excepto el sueño que hoy está casi muerto. Oh, que Estados Unidos vuelva a ser Estados Unidos… La tierra que todavía nunca ha sido… Y que aún debe ser… la tierra en donde cada hombre sea libre. La tierra que es mía… del hombre pobre, del Indio, del Negro, MÍA… Quienes hicimos a Estados Unidos, Cuyo sudor y sangre, cuya fe y dolor, Cuya mano en la fundición, cuyo arado en la lluvia, Deben traer de vuelta nuestro poderoso sueño. 37 Claro, dime cualquier nombre feo que elijas… El acero de la libertad no se oxida. De aquellos que viven como sanguijuelas en la vida del pueblo, Debemos recuperar nuestra tierra, ¡Estados Unidos! Oh, sí, Lo digo claramente, Estados Unidos nunca fue Estados Unidos para mí Y todavía hago este juramento: ¡Estados Unidos será! Del potro de tortura y la ruina de nuestra muerte gangsteril, La violación y la putrefacción del injerto y el robo y las mentiras, Nosotros, el pueblo, debemos redimir La tierra, las minas, las plantas, los ríos. Las montañas y la llanura sin fin… Todo, todo el trecho de estos grandes estados verdes… ¡Y hacer nuevamente a Estados Unidos! Langston Hughes (1901-1967) fue un escritor estadounidense cuyo trabajo en la narración, el ensayo y, en especial, la poesía, tuvo una influencia enorme en el desarrollo de la literatura afroamericana en su país, y en particular, en lo que llegó a conocerse como el “Renacimiento del Harlem”. Los poemas que publicamos aquí son una muestra de la visión democrática de Hughes, de su compromiso social hacia los grupos menos favorecidos y del rol del poeta como catalizador de ese cambio necesario. 38 Alberto Rojas Giménez viene volando Pablo Neruda E ntre plumas que asustan, entre noches, entre magnolias, entre telegramas, entre el viento del Sur y el Oeste marino, vienes volando. Bajo las tumbas, bajo las cenizas, bajo los caracoles congelados, bajo las últimas aguas terrestres, vienes volando. Más abajo, entre niñas sumergidas, y plantas ciegas, y pescados rotos, más abajo, entre nubes otra vez, vienes volando. Más allá de la sangre y de los huesos, más allá del pan, más allá del vino, más allá del fuego, vienes volando. Más allá del vinagre y de la muerte, entre putrefacciones y violetas, con tu celeste voz y tus zapatos húmedos, vienes volando. 39 Sobre diputaciones y farmacias, y ruedas, y abogados, y navíos, y dientes rojos recién arrancados, vienes volando. Sobre ciudades de tejado hundido en que grandes mujeres se destrenzan con anchas manos y peines perdidos, vienes volando. Junto a bodegas donde el vino crece con tibias manos turbias, en silencio, con lentas manos de madera roja, vienes volando. Entre aviadores desaparecidos, al lado de canales y de sombras, al lado de azucenas enterradas, vienes volando. Entre botellas de color amargo, entre anillos de anís y desventura,´ levantando las manos y llorando, vienes volando. Sobre dentistas y congregaciones, sobre cines, y túneles y orejas, con traje nuevo y ojos extinguidos, vienes volando. Sobre tu cementerio sin paredes donde los marineros se extravían, mientras la lluvia de tu muerte cae, vienes volando. Mientras la lluvia de tus dedos cae, mientras la lluvia de tus huesos cae, mientras tu médula y tu risa caen, vienes volando. Sobre las piedras en que te derrites, corriendo, invierno abajo, tiempo abajo, mientras tu corazón desciende en gotas, vienes volando. No estás allí, rodeado de cemento, y negros corazones de notarios, y enfurecidos huesos de jinetes: vienes volando. 40 Oh amapola marina, oh deudo mío, oh guitarrero vestido de abejas, no es verdad tanta sombra en tus cabellos: vienes volando. No es verdad tanta sombra persiguiéndote, no es verdad tantas golondrinas muertas, tanta región oscura con lamentos: vienes volando. El viento negro de Valparaíso abre sus alas de carbón y espuma para barrer el cielo donde pasas: vienes volando. Hay vapores, y un frío de mar muerto, y silbatos, y mesas, y un olor de mañana lloviendo y peces sucios: vienes volando. Hay ron, tú y yo, y mi alma donde lloro, y nadie, y nada, sino una escalera de peldaños quebrados, y un paraguas: vienes volando. Allí está el mar. Bajo de noche y te oigo venir volando bajo el mar sin nadie, bajo el mar que me habita, oscurecido: vienes volando. Oigo tus alas y tu lento vuelo, y el agua de los muertos me golpea como palomas ciegas y mojadas: vienes volando. Vienes volando, solo solitario, solo entre muertos, para siempre solo, vienes volando sin sombra y sin nombre, sin azúcar, sin boca, sin rosales, vienes volando Pablo Neruda (1904-1973), fue un poeta chileno ganador del Premio Nobel de Literatura con una gran influencia en la literatura hispanoamericana. El presente poema está dedicado al escritor e ilustrador chileno Alberto Rojas Giménez (1900-1934). Ambos fueron parte de la vida literaria chilena de comienzos de los años 20, que se caracterizó por los movimientos sociales y el desarrollo del vanguardismo. Rojas Giménez aparece como firmante de algunos de los documentos fundacionales de las vanguardias en Chile, como el "Primer manifiesto Agú" y la "Rosa Náutica". En 1923 viaja a Europa gracias a que su amigo pintor Abelardo Bustamante había ganado una beca y lo invita a viajar con él. Ahí vive una temporada en París y luego en Berlín. El resultado de esa estadía es su libro Chilenos en París. Ya de vuelta en Chile muere debido a una neumonía, luego de que dejara su abrigo en un local, según algunas versiones, a modo de prenda y se mojara en esa noche de lluvia. La muerte del amigo poeta encuentra a Neruda lejos del país, en sus labores como Cónsul de Chile en España. Escribe este poema en su homenaje y lo publica en la segunda parte de Residencia en la Tierra (1935). 41 Homenajes Póstumos Sergio Pizarro Roberts (Selección) ¿Por qué este poema se llama así? a Juan Luis Martínez la copa que cae y esta mirada que intenta retenerla el movimiento continúa pero no la quiebra la cocina está abierta y tú percibes las sombras del estrépito los añicos que en el aire forman esa misma copa que regresa entre mis manos a la mesa Ludwig Zeller u.na micro me choca la bici por detrás de la cabeza medio enterrada salen en fila india las hormigas negras de Dalí Diego Maquieira la poesía está apagada Ludwig Zeller o se encuentra temporalmente fuera de servicio 43 Pedro Lemebel estoy muerto en otro lugar ya invertimos la amistad de nuestrxs amigxs no queremos usar las mismas palabras aplastarnos de ideas ni aflojar como si de género nos tratasen estamos recién naciendo simulando que nos semillaron en un nido de alitas rotas Adanesas que al mediodía brillarán por su diferencia Epitafios en el Cementerio Tertuliano de Cochoa Todo poema es un epitafio T. S. Eliot A quí yace Adelmo Yori “El lector” sus ojos miran la luz de la memoria Aquí reposa Felipe González esa brisa del mar que vive y pervive Aquí yace Floro Sanfuentes el apacible, gran admirador del otoño Aquí descansa Daniela Mujica la hija de mi nube en libertad Aquí reposa Liliana García cuya urdimbre empuja al viento a volver Aquí ríe Rosa Alcayaga con su acostumbrado y sonoro sentimiento Aquí retoza Sergio Pizarro olvidado en el silencio con sumo cuidado Allá Maruja DeBoris sorprende a la paciencia de la eternidad Terra incógnita, 1975 d D e tanto darle vida a la muerte fuimos matando a la vida 44 “¿Qué hacemos con él?” Charly los amigos del barrio pueden desaparecer homenajes como este pueden desaparecer Epicuro (fragmento perdido) […] m ientras la eternidad permanezca en cautiverio la muerte seguirá sin nombre no lanzo contra la oscuridad las piedras de mis preguntas tengo un plan hacia la felicidad Los mugidos Aunque ya no me escuches Pablo y todo te sea finalmente inútil, culmino este asunto conforme a tu obra, con un aluvión incontenible de puntos suspensivos rojos, los poetas que hubiésemos sido de rokha al leerte 45 Anexo I Homenaje a Nietzsche, al espíritu libre Pongamos atención en las palabras que siempre traen la posibilidad consigo, esa posibilidad de espejos que buscamos Los espejos multiplicadores que suman nuestra propia eternidad mentida en el reflejo Que el espejo dé reflejo y la palabra una impresión Dejaré los diccionarios a un lado porque tienden a brillar la realidad, oscureciendo el truco la palabra impresión ha quedado embarazada y espera un hijo, un fruto de su propia gestación autorreferida la palabra impresión será en adelante la madre de la imprecisión, su hija de ahora y padre impreciso Pero no importa que la impresión sea una palabra ni la palabra lo que ustedes creen escuchar porque, en verdad, hace rato que solo estoy buscando la perfección del error “Fe” Sergio Pizarro Roberts (Santiago de Chile, 1964). Poeta e investigador literario. Es autor de libros de poesía como Poemas Diesel (1993), Luces que no deben prenderse (1999), Moví un día (2001), Apocatástasis asténica (2003) y Piedras a la oscuridad (2016), obras que se encuentran a su vez compiladas en A mitad de camino. Obra poética reunida. 1993-2016 (2019). Los textos que seleccionamos aquí se encuentran en su poemario de 2020 Homenajes póstumos. Los dibujos que aquí aparecen pertenecen a Luis Martínez Salas. 46 Pedazos de agua (Selección) Roberto Contreras M anejar con simpleza la vida como se unta un trozo de pan en una yema Llevar en un vaso solo el agua de ese día sin desgastarse en querer llamar todas las cosas por su nombre. Un niño explica a otro qué es el rastro de un caracol sobre la hierba. 47 S i el camino es la memoria, ¡cuánto tardan en gastarse las piedras del olvido! Mientras el tiempo no diga lo contrario: Un vaso Una jaula Un cuaderno en blanco Se hallan perplejos ante el vacío. Entre los árboles demasiado oscuro para seguir leyendo. A la sombra del ciprés recoger guijarros como joyas de un recuerdo futuro. A la sombra del ciprés seguir el baile de las ramas mecidas por el viento. A la sombra del ciprés Sentir el crepitar de antiguas brasa. A la sombra del ciprés ver las cenizas barridas por la tarde. En el vuelo de un ave se detuvo el tiempo. 48 Dos mariposas nocturnas vuelan hacia mí. al llegar es solo una del tamaño de mi mano. La garganta es un nido donde se encuba la memoria. La garganta es un arroyo donde fluyen las visiones. La garganta es una puerta donde ingresan los sentidos. La garganta es un tejido donde se abriga la esperanza. La garganta es una hoguera donde se quema el presente. Una tórtola posada en una cerca espera al vencedor entre un saltamontes y el viento. El dolor es un puente que siempre cruzamos. Despejar los pasillos el escritorio las hojas. Despejar los pulmones 49 de ruidos las palabras. Despejar la ventana las sábanas la mirada para sembrar lo que ya ha brotado en cada uno. El mejor sendero es el que deja el agua en su caída - 50 Roberto Contreras (Santiago de Chile, 1975) es profesor, escritor y editor. Ha realizado publicaciones en diversos géneros (novela, poesía, crónicas, crítica literaria) como colaborador y editor en revistas La Calabaza del Diablo (1998-2005), Lanzallamas (2006-2010), Carcaj - LOM Ediciones (2010-2014) además de tallerista de fomento lector por editorial Zig-Zag desde el año 2015. Ha impartido charlas dentro y fuera del país de Chile en torno a sus proyectos y los soportes actuales de la literatura. Actualmente es editor del sello Carbón Libros. Los poemas que publicamos aquí son una selección del libro Pedazos de agua (2019). 52 Otra vez Rimbaud René Olivares Jara A rthur Rimbaud (1854-1891) pertenece a la ……….constelación de autores que ha sobrepasado los límites geográficos de su país natal y se ha instalado como un referente de la literatura a nivel mundial, con una influencia que se proyecta hasta nuestros días. Las escasas páginas de la “obra completa” de un escritor que dejara la literatura a los 20 años y muriera a los 37, han sido suficientes para transformarlo en un ícono cultural y una fuente de un sinnúmero de libros literarios y críticos, así como de obras musicales y audiovisuales. Si tomáramos en cuenta tan sólo las obras escritas basadas en él, daría para un artículo aparte o, más bien, para una monografía en varios tomos sobre la influencia de Rimbaud en la literatura. Si miramos un poco más allá de lo literario y si nos fijamos en el caso musical, podemos encontrar obras como Les Illuminations, Opus 18 (1939-1940), de Benjamin Britten (1913-1976), basada en los poemas del mismo nombre, y los álbumes más contemporáneos Une saison en enfer (1991), de Léo Ferré y el disco Sahara Blue (1992), ambos hechos como homenaje a los 100 años de la muerte del poeta. Y en el ámbito más popular Rimbaud aparece como figura central o secundaria en trabajos de autores como Bob Dylan (“You're gonna make me lonesome when you go”) o Patti Smith (“Horses”, “Radio Ethiopia”). La admiración de esta última incluso la llevó a comprar la casa que el poeta francés tuvo en su infancia. Por último, también menos conocidas, pero no por ello menos tributarias de esta leyenda, la banda Dum Dum Girls con su tema “Rimbaud Eyes”. El cine no se ha sustraído de la atracción del mito de Rimbaud. Resalta aquí Total Eclipse (1995), película dirigida por la polaca Agnieszka Holland (1948) y protagonizada por Leonardo di Caprio (Arthur Rimbaud) y David Thewlis (Paul Verlaine). Basada en una obra de teatro del mismo nombre, escrita por Christopher James Hampton en 1967, intenta rendir un homenaje a Rimbaud por medio del retrato dramático de su relación con Verlaine. 53 Total Eclipse (1995) Dada la cantidad de obras basadas en la figura o en la obra de Rimbaud no es de extrañar que el poeta francés sea también la inspiración de una forma de expresión tan cercana a la literatura como lo es el cómic. De las publicaciones que conozco me es posible mencionar The Drunken Sailor (2018) de Nick Hayes y Rimbaud, el Indeseable (2022), de Xavier Coste. Ahora bien, ante la abundancia de obras “rimbaudianas” en distintas formas de expresión, cabe preguntarse: ¿Qué más se puede agregar a la sombra cada vez más larga de este gigante? Chapeau, Herr Rimbaud, es un cómic creado por Christian Straboni, coescrito con Laurence Maurel y publicado originalmente en francés como Le chapeau de Rimbaud en 2010. A diferencia de muchas de las obras que se mencionan aquí, el trabajo de Straboni, quiere dejar atrás la imagen romantizada y mistificada del enfant terrible y pretende mostrarnos un aspecto poco conocido de la vida de Rimbaud: su etapa como traficante de armas en Etiopía. Sin ser estrictamente biografista, algo que llama la atención más allá del dibujo casi expresionista, es el uso de documentos, cartas y fotografías “reales”, los que dialogan con esta obra ficticia para iluminar esta etapa de la vida del poeta francés. Acá no veremos lo que nos ha acostumbrado el mito construido en torno a su figura. Rimbaud no estará entre la bohemia parisiense reunida en algún café de la “Ciudad Luz” recitando versos entre un vaso de absenta y otro, mientras se mofa arrogantemente de los poetastros de ocasión. Por el contrario, la historia que nos presenta Straboni será la del desierto de Etiopía, la de la tensión entre árabes musulmanes y etíopes cristianos y la de los distintos líderes locales en los márgenes de la expansión colonial francesa. El Rimbaud retratado por Straboni en el oriente africano no es el Rimbaud santificado por la literatura. Es el Rimbaud olvidado por aquel otro relato al que le basta saber que puso la belleza en sus rodillas y la encontró amarga. Buscando lo nuevo, es posible que el desierto represente la posibilidad de un nuevo comienzo. De una nueva vida. Ahora bien, ¿qué clase de vida es ésa? Vidas paralelas Menciono que la aproximación de Straboni no es estrictamente biografista, pues pese a basarse en lugares y fechas contrastables con la vida del “verdadero” Rimbaud, hace uso de la fantasía para resaltar las características que para él son las más 54 relevantes de este Rimbaud del desierto. Por un lado, nos instala en la mirada del ficticio Jean Roch Folelli, rebelde corso doblemente fugitivo: ha matado a un cura por acusar injustamente a su padre lo que finalmente lo llevó a la horca y, también, por haber desertado del ejército francés. Es a través de él que ingresamos al mundo de este Rimbaud desconocido. Por otro lado, a medida que avancemos con la caravana cargada de armas por el desierto etíope, se irá desdibujando los límites de lo posible. El camino por el desierto será una especie peregrinaje que desdibuje los límites entre realidad y fantasía. El cómic comienza con una imagen contrastante entre Folelli y Rimbaud. Mientras el primero vengaba a su padre teniendo apenas doce años, el segundo se paraba derecho para recibir la ostia de su primera comunión. “En esta vida las cartas no se reparten iguales”, se nos dice. Pese a esta primera impresión, las vidas de ambos tomarán cursos parecidos: los dos abandonan sus casas muy jóvenes, los dos participan de la Comuna de París como revolucionarios, los dos se enrolan en un ejército extranjero (en el caso de Rimbaud, el de los Países Bajos, que lo llevaría a Indonesia) y, así mismo, ambos emprenden la casi inmediata deserción. Como impulsados por un mismo fuego, no es de extrañar entonces, que ambos terminen conociéndose en el mismo rincón alejado del mundo “civilizado”, congeniando rápidamente. El cómic se desarrolla en ese tiempo que es casi un instante, en el que los dos personajes comparten un espacio y una misma motivación: deben hacer una entrega de armas a un rey local en Etiopía. Pero por medio de este proyecto “materialista” es que la acción se abrirá a una serie de discusiones sobre el rol del arte, la moralidad de los poderes coloniales y el intento occidental de “salvarse” de una civilización que los agobia, pero a costa de los “salvajes”. Mientras Folelli venga a su padre, Rimbaud recibe la Primera Comunión. 55 El viaje en una caravana entre Tadjoura y el reino de Shoa abre una ventana a ese mundo que, si bien se encuentra lejos de los centros de poder, está en un proceso de ser absorbido por ellos en su expansión. Se trata de un mundo diverso y en movimiento, pero cuyas formas tradicionales empiezan a transformarse por la presión del mundo europeo. El exotismo de los camellos de cargas, de los turbantes, de las mujeres con los pechos descubiertos y de las costumbres milenarias moldeadas por el desierto, se da paso a una erosión provocada por la presencia europea. Por ejemplo, las habituales rencillas de poder que se dan en la historia de toda comunidad se ven potenciadas por el acceso a las nuevas armas traídas por los occidentales. El exotismo da paso a la fragilidad y el peligro. La pax del imperio lleva consigo una tensión latente que explota apenas tiene la ocasión de hacerlo. De este modo, aunque árabes musulmanes y etíopes cristianos trabajan juntos por un interés mutuo de profitar del tráfico de armas, los problemas afloran entre ellos, incluso violentamente, cuando se da la oportunidad. Un guerrero danakil de la caravana muere en un accidente, pero sus compañeros responsabilizan al guía musulmán. Al poco tiempo ellos cobran la deuda de sangre. Y aunque Rimbaud no está de acuerdo con la situación, se ve obligado a aceptar la vendetta por su propia seguridad. Los franceses, supuestos amos de aquellas tierras y personas, no ponen obstáculos a esta venganza para mantener la ilusión de su poder y evitar el desbarajuste de ese sistema de explotación. Es en este ambiente hostil que el Rimbaud postliterario prospera. Sin llegar a la crueldad, prefiere el pragmatismo a la belleza. La ficcionalidad de Folelli le sirve a Straboni para enfatizar esa lejanía y extrañeza que nos produce el Rimbaud del desierto: ¿Por qué habrá abandonado la literatura? ¿Cuál es el plan de este hombre misterioso? “¿Quién es realmente este Rimbaud? ¿Ayer poeta y hoy traficante de armas?”. La hostilidad del desierto y la afinidad de caracteres hará que conozcamos a este otro Rimbaud. Antes de partir hacia Shoa, se reúne un grupo de europeos para celebrar el día nacional de Bélgica, invitados por el empresario de ese país Leonce Vandermouck. Aquí aparece Julius Zoetemelk, un literato de segundo orden que reconoce a Rimbaud. Le comunica a todos los presentes la fama y prestigio que “un pequeño círculo de inocentones jóvenes exaltados del Barrio Latino” le ha dado, al coronarlo “Rey de los poetas”. Después de leer uno de los textos antologados en la revista parisina que ha traído consigo espeta que “Como hombre de educación debo decirle: Sus “Iluminaciones” son bastantes sombrías…”. La respuesta de Rimbaud a este “elogio” improvisado fue botarle el cigarro de un manotazo. Zoetemelk representa ese mundillo de egos y hábitos al que Rimbaud le ha dado la espalda. La misma firmeza con la que Rimbaud rechaza ese pasado literario incentivará la curiosidad de Folelli de 56 saber quién realmente es ese Rimbaud. Ya en la intimidad de la amistad, Rimbaud le confesará que lo que intentó en la poesía lo intenta ahora en la vida y que la literatura sólo es un aspecto de todos los planes que tiene. “Por mucho tiem po he per seguido a l d iabl o de la poe sí a. Ella fue una vez m i pr oyec to. Desde e ntonce s ten go mi les de otros pr oyectos . El arte es una t onter a. (… ) Es timado, hablo de c al ibr adores, c alc ul adoras o t ambié n un ma nual de administrac ión.” Los paraísos artificiales Más adelante le dirá: “La poes í a no es más que un e ngaño, ¡un es fuerzo i nútil! Las c os as ver da der as las escr i be l a v ida.” Y este plan de expandir lo posible une en parte a ambos personajes, pero los separa en las consecuencias del mismo, ya que Folelli funciona como una especie de “doble opuesto” de Rimbaud. No porque sea su antagonista, sino más bien porque representa un camino alternativo que el autor francés no llegó a tomar. Mientras, como vemos, Rimbaud tiene metas cada vez más materialistas y termina integrándose en la maquinaria colonial europea, profitando del negocio de las armas, Folelli intenta también ser parte de aquel mundo, pero no logra hacerlo del todo, ya que él mismo se vuelve cada vez menos real. Pese a su intento de enraizarse e integrarse al mundo oriental africano, su vida se volverá una constante huida de sí mismo y de la realidad. Folelli es un personaje que lleva a cabo una doble huida. Por un lado, escapa de la justicia por la doble falta del asesinato y de la deserción. Pero, por otro lado, también huye de sí mismo a través de las drogas. Y éste es un punto diferenciador respecto a Rimbaud y desde donde podemos estimar que Folelli es su “doble opuesto”. En contraste con la imagen narcótica de Rimbaud, que nos ha legado su mito literario, el Rimbaud del cómic es el empresario hiperconsciente de su lugar en el mundo y de los peligros de la evasión. Es por eso que al ver al italiano sacar unas hojas de qat le advierte de los peligros de su consumo. “Teng a c ui da do con el Qa t, Fole ll i, c onozco a var ios europeos que no han po dido l i brars e de él .” Y esta advertencia será como un sino. Poco a poco, Folelli se vuelve incapaz de distinguir entre realidad y fantasía. Con miedo se moverá entre animales parlantes, diosas del desierto, barcos que vuelan, etc. El intento de transformar la vida a través de la imaginación se vuelve, en el caso de Folelli al menos, una cuestión más de incapacidad que de empoderamiento de la propia vida. Las alusiones finales a Don Quijote dejan bien en claro la lucha perdida del ideal frente a lo real. El intento de Folelli 57 de instalarse en Etiopía, aquí “lejos”, y escapar al fin de la ley, será infructuoso, pues su huida rebasará incluso la realidad. Folelli representa así, ese perdido narcotizado que Rimbaud no alcanzó a ser. Su fracaso, representaría una advertencia respecto a la vida disoluta. Quizás, una crítica a la vida que “afortunadamente” Rimbaud dejó atrás. Las aventuras literarias parecen haber sido niñerías, pues la vida se la gana en el desierto y no borracho en algún salón parisino. Pese a lo anterior, queda la duda de si la elección materialista de Rimbaud lo ha puesto más cerca de “sí mismo” o es tan sólo una forma más de esa huida personal. ¿Cuál será el Rimbaud más auténtico? ¿El de los versos o el del comercio? Como sea, el autor parece presentar sus respetos a este hombre de múltiples vidas, sacándose el sombrero Título: Chapeau, Herr Rimbaud (2011) Título original: Le Chapeau de Rimbaud (2010) Diálogos: Christian Straboni y Laurence Maurel Dibujo: Christian Straboni Editorial: Matthes & Seitz Berlin René Olivares Jara (Santiago de Chile, 1981). Poeta, traductor e investigador literario. Ha publicado diversos textos en estas áreas: Arden Altares al Amanecer (poemas, 2000), Mito y Modernidad en la obra de Rosamel del Valle (2016) y las traducciones La horrible lengua alemana (2019) y Ciencia cristiana (2022), ambas de Mark Twain. Actualmente es director de la revista literaria El descanso en la escalera y se encuentra escribiendo su proyecto de Postdoctorado en la Universidad de Potsdam, Alemania. 58 Evolución del Vampiro: DE LA LITERATURAL DE TERROR AL CINE ROMÁNTICO E l vampiro es un mito legendario. Deambula por ……..la historia de Drácula a Edward Cullen. El vampiro es una extraña mezcla de seducción, inmortalidad y, por lo menos hasta el siglo XX, de horror. La imagen del vampiro como un ser poderoso, destructivo y cargado de una connotación maligna ha ido evolucionando y se ha convertido hoy en día en figura icónica del amor más allá de la muerte. El recorrido de este cambio se desarrolla desde la aparición de las primeras obras literarias que tenían como personaje a vampiros como Carmilla, Drácula o el mítico vampyr del Horla. En ellas el vampiro es un ser maligno, un monstruo extranjero e invasor de orígenes aristocráticos y poderes misteriosos imposibles de comprender para el común de los mortales. De esta forma, Carmilla evoca a la princesa húngara Erzebeth Bathory cuya leyenda señala la afición por la sangre y las mujeres del personaje histórico, mientras que, en Drácula, Vlad Tepes es el personaje “sangriento” en quién se inspira Stoker para crear a un conde rumano de gran poder y fortuna. Estos personajes encarnan una serie de Yanina Piñones Araya características fabulosas vinculadas con los poderes oscuros, con lo pecaminoso y perverso. El personaje literario es, entonces, una muestra de todo lo monstruoso que la humanidad rechaza, por ello estos personajes son temidos, perseguidos y destruidos pues su presencia se asocia con el mal en la tierra y desde una concepción cristiana, con la condenación del alma de aquellos que son sus víctimas. Durante este periodo, el vampiro es villano, personaje antagonista que representa todo aquello que el hombre debe eliminar del mundo. Por ello, en estos relatos el vampiro se vincula con la oscuridad y se destruye con la luz del sol, con los símbolos de la fe cristiana o con el fuego purificador. Durante los inicios del siglo XX y a través del cine se mantiene esta figura del vampiro como un condenado que vaga entre la vida y la muerte y que consigue su poder a través de la sangre. Sin embargo, en este periodo el mito se erotiza y es posible observar las similitudes entre el mordisco y el encuentro sexual y los ataques del vampiro son más violentos. Al mismo tiempo que los métodos para dar caza a sus víctimas 59 se vuelven más mundanos, el monstruo comienza a desarrollar cualidades humanas y aparecen por primera vez los vampiros con sentimientos y, más concretamente, los vampiros enamorados. Los encontramos, por ejemplo, en la película Horror of Dracula (dirigida por Terence Fisher, 1958) y la serie televisiva Dark shadows (1966-1971), pionera en retratar al vampiro en la pequeña pantalla. Durante los años ochenta y noventa, bajo la enorme influencia de la novela de Anne Rice Entrevista con el vampiro (1976), por un lado, y de Vampiro, mascarada, el famoso juego de rol por otro, esta criatura va alejándose de lo aristocrático y sus desventuras pasan a desarrollarse por completo en el contexto de la vida diaria. Por ello, se hace cada vez más común que el vampiro reniegue de su condición y comienzan a abundar los argumentos en que el centro son los problemas ético-morales que implica ser un vampiro. En este periodo, que llega hasta nuestros días, la transformación del vampiro de un ser maligno y villano a un héroe o antihéroe con el que se puede simpatizar se completa.1 Todo este proceso de humanización se explica porque el foco narrativo cambia desde el punto de vista de la víctima, del ser humano, hacia el punto de vista del vampiro, del monstruo, que ha pasado a transformarse, además, en personaje principal. Este cambio provoca inevitablemente un sentimiento de simpatía hacia el vampiro, ya que podemos comprender sus sentimientos y las motivaciones de sus actos. Por ello, según Ana María Caro Oca, (2011) «al colocar al monstruo como protagonista, éste deja de ser un ser temible, ya que desaparece el horror generado por lo que permanece fuera de lo familiar y lo cognoscible para nosotros»,2 el vampiro se transforma en un ser cercano, comprensible y con quien podemos empatizar, ya no provoca miedo, ni horror, por lo que se desliga de los relatos tradicionales y debe cargar con el prejuicio de los textos antiguos que hablan de una tradición de incomprensión hacia estos seres de la noche. Todo esto provoca que se cuestione el hecho de que estos relatos pertenezcan al género del terror o más bien pertenecen a otros géneros literarios, pues en la ficción vampírica actual las barreras entre lo humano y lo monstruoso son cada vez más delgadas y confusas.3 Los vampiros de los relatos actuales no son seres sobrenaturales como Drácula u otros engendros que sólo piensan en saciar su sed de sangre y pervivir por siglos, sino que son criaturas que se preocupan por la ética y por el amor. Estos vampiros dudan, se 60 Carmilla arrepienten e incluso buscan casi con desesperación la forma de cambiar, dejar de ser un asesino y repudian su necesidad de beber sangre. Además, estos vampiros normalizan sus costumbres y apariencia. Se ha convertido en un elemento local, ya no es un extranjero de hábitos, sino un compatriota que se viste y actúa como los humanos. A pesar de esta humanización, el vampiro, tanto literario como cinematográfico sigue conservando algunas de sus características básicas como, por ejemplo, el ejercer cierta crítica social, pues según Javier Toledo y Leonor Acosta, «el propósito del vampiro en toda la narrativa es poner de manifiesto la hipocresía de la moralidad y la religiosidad de la sociedad burguesa presentada en un escenario victoriano».4 Vampiro, mascarada se consagra en el ámbito de los juegos de rol y del auge de la literatura de vampiros de los noventa porque los vampiros se convierten en un símbolo de cualquier grupo de oprimidos y marginados. Por todo esto es que cambia la recepción del vampiro cambia en nuestra sociedad pues es posible considerarlo uno más dentro del amplio espectro de habitantes del mundo. En el Drácula de Stoker, la sexualidad exacerbada del monstruo tenía que ser suprimida a toda costa.5 En cambio, en las novelas actuales como Entrevista con el vampiro, Gótika o Vampyr, esa sexualidad es ansiada por los humanos, lo que los lleva a buscarla por las ciudades nocturnas, sin miedo a lo que pueda ocurrirles. Unido a lo anterior, la independencia y alejamiento de los estándares sociales, que inspiraba terror y conducía al castigo en la Inglaterra victoriana, ahora es considerada como un valor positivo. En la actualidad, los vampiros son presentados como personajes admirables por los mismos motivos por los que en el siglo XIX eran perseguidos.6 Si durante el siglo XIX eran temidos por las jóvenes, hoy en día son retratados como el amante perfecto, lo que utilizó la película Crepúsculo como eslogan promocional, «sólo un vampiro puede amarte para siempre». En las películas que se citará a continuación el elemento romántico es uno de los motores de la trama, pues la humanización del vampiro ha conducido a que gran parte de la ficción vampírica actual pueda ser englobada dentro de una categoría de reciente popularización: el romance paranormal.7 No es ni mucho menos de extrañar esta unión entre lo romántico y lo vampírico. Ambos tienen antecedentes comunes en la novela gótica y la personalidad del vampiro está claramente modelada a la imagen de un héroe byroniano, como lo son el Lord Ruthwen de El 61 Vampiro de Polidori, o el Heathcliff de Cumbres Borrascosas, historia de triángulos amorosos y amor más allá de la muerte por excelencia. Actualmente, el vampiro se configura como un galán trágico, atormentado por un pasado plagado de crímenes del que intenta escapar sin éxito. El conde Drácula, de la película homónima dirigida por de Coppola, o Adam de Sólo los amantes sobreviven dirigida por Jarmusch, encajan a la perfección en este estereotipo. El vampirismo para estos personajes constituye una maldición que se manifiesta como una parte incontrolable de sí mismo, una parte instintiva y animal, que puede obligarlo a cometer las peores atrocidades que atormentarán su conciencia por toda la eternidad. Por ello, cuando el vampiro mata, estamos ante la expresión de un arrebato incontrolable provocado por el despertar de la bestia que existe en su interior, no de un ataque racional,8 por lo que el mayor reto de estos vampiros será controlar esa parte de sí. El amor aparece entonces como la fuerza que le permitirá al vampiro controlar sus instintos animales y, a través de él, humanizarse, pues de no aprender a controlarlos puede acabar con la vida de su amada, lo que finalmente lo llevaría a hacer frente a los tabúes de su condición, como exponerse a la luz del sol, arriesgando así su propia existencia por ella. Sin embargo, en la película y novela Crepúsculo esto cambia y, finalmente, el vampiro accede a convertir a su amada para poder salvarla y vivir su amor con ella eternamente. Como se pude apreciar, el vampiro del siglo XXI es muy diferente de su homónimo del XIX que, como planteamos anteriormente, incluso ha dejado de pertenecer a las historias de terror. Según se ha expuesto, en las obras actuales (literarias o cinematográficas) es común encontrarse con él en el contexto del romance paranormal, lo que supone, además, un cambio esencial dentro de la construcción las historias, lo que puede interpretarse como una evolución en su lógica interna. Por lo anterior, puede afirmarse que la ficción vampírica no ha dejado de reelaborarse y reencarnarse como señalan Toledo y Acosta, el mito del vampiro «renace en el dominio de la cultura por medio de un curioso proceso que aúna forma y contenido: el mito del no-muerto ha logrado a lo largo de los siglos la no-muerte del mito, y en su continua resurrección consigue digerir y aglutinar todas las versiones que le preceden» (p. 169). 62 Sin embargo, este renacer saca a las historias de vampiros actuales de la categoría del terror para convertirlas en historias de amor que distan mucho de sus antecedentes del siglo XIX. En estas obras el vampirismo parece más un accidente para darle la connotación trágica a la historia amorosa de fondo y no el foco del relato, por lo que es lógico pensar en estas obras como historias de amor vampírico antes que en relatos vampíricos propiamente tales. El proceso de humanización vivido por los vampiros ha provocado entonces una división clara no solo en las historias, sino también en los receptores de estas, pues aquellos disfrutaban del escenario oscuro y terrorífico de estos relatos se han manifestado en contra de la excesiva humanización del vampiro contemporáneo, pidiendo la vuelta de su papel de monstruo y villano Notas: 1 Tim Kane: Changing Vampire of Film and Television: A Critical Study of the Growth of a Genre, p. 19,2006. 2 Ana María Caro Oca: Vampiros en la ficción televisiva del siglo XXI: El mito inmortal (2011). 3 Joan Gordon y Veronica Hollinger: Blood Read: The Vampire as Metaphor in Contemporary Culture, pp. 2-5, 1997. 4 Javier Toledo y Leonor Acosta: Vampiros en la Ficción: El largo camino desde la mitología clásica hasta la posmodernidad, p. 180, 2002. 5 Víctor Bravo: “El imaginario del vampiro”, en Claves de razón práctica, nº 59, 1996, pp. 75-77. 6 Margaret L. Carter: “The vampire as alien in contemporary fiction” en Gordon y Hollinger (Eds.) Blood read: The vampire as metaphor in contemporary culture, p. 29. 7 Alicia Nila Martínez Díaz: “El consuelo de Crepúsculo” en Espéculo. Revista de estudios literarios nº 41, marzo-junio 2009. Madrid, Universidad Complutense de Madrid. [Consulta: 27.11.2010]: http://www.ucm.es/info/especulo/numero41/crepuscu.html 8 Jules Zanger: “Metaphor into metonymy: The vampire next door” en Gordon y Hollinger (Eds.) Blood read: The vampire as metaphor in contemporary culture, p. 23. Yanina Piñones Araya es una autora chilena cuya producción principal ha girado alrededor del género de fantasía. Gran lectora, ha combinado su actividad como escritora con la pedagogía. Actualmente es académica de una universidad chilena. Tiene una novela inédita llamada En las sombras, que esperamos aparezca pronto. 63 Mark Twain, un creyente incrédulo René Olivares Jara PRÓLOGO A CIENCIA CRISTIANA “De mi lectura del libro de la Sra. Eddy, Ciencia y Salud, deduzco que la Ciencia Cristiana, per se, no es ni ciencia ni cristiana.” Anónimo, publicado en The North American Review (1914) C iencia cristiana es un libro curioso. Además de oración y el rechazo al uso de medicamentos. El ………contener narraciones, reflexiones filosóficas, devenir polémico de esta nueva fe llegó a la justicia y teológicas, políticas y textos que podrían catalogarse a la prensa y Mark Twain no pudo restarse. de periodismo investigativo, ya desde su título Nuestro autor tenía una inclinación natural por los combina dos conceptos que parecen excluyentes y adelantos científicos y tecnológicos. Su libro La vida que han copado la discusión sobre el conocimiento y en el Mississippi (1883) fue el primer texto redactado el poder, por lo menos desde el renacimiento. directamente en una máquina de escribir, en vez del No son pocos los ejemplos en que la fe ha sido un tradicional “manuscrito”. Su interés por el trabajo de límite para el desarrollo de la ciencia. Después de Nikola Tesla se tradujo en una amistad duradera entre todo, ¿no fue en nombre del cristianismo que Galileo ambos. El mismo Twain fue un inventor, con un tuvo que retractarse de sus descubrimientos y registro de tres patentes a su nombre: una “Mejora de recluirse de por vida? ¿Y no fue en nombre de esa las correas ajustables y desmontables para las religión que durante el siglo XIX se ridiculizaría a prendas de vestir” (1871), un “Álbum autoadhesivo Darwin por su teoría evolutiva? Sin embargo, hubo un para recortes” (1873) y un juego de trivia sobre momento en que una mujer en EE.UU. quiso historia con el nombre comercial de “Constructor de combinar ambos conceptos en una forma de Memoria de Mark Twain” (1885). De ellos, el más sanación a través de la fe. Esta iglesia sui generis, popular fue el álbum autoadhesivo, que tuvo una junto con su carismática fundadora, dio pie a una venta de unos 25.000 ejemplares. Pero el primero de discusión filosóficos, ellos, aunque se pensó para reemplazar a los religiosos y médicos cuestionables, como la negación suspensores, es el sistema de elástico y trabas que de la realidad material, la validez de un Cristo actualmente casi todos los sujetadores femeninos “científico” o los tratamientos en base solo a la usan para cerrarse. Este interés en la ciencia y en la pública sobre aspectos 65 La vida en el Mississippi (1883) fue el primer texto redactado directamente en una máquina de escribir, en vez del tradicional “manuscrito”. La primera invención de Mark Twain fue su “Mejora de las correas ajustables y desmontables para las prendas de vestir” (1871), con el que buscaba sustituir a los “suspensores”. Si bien no tuvo un gran éxito, terminó siendo el sistema utilizado para ajustar los sostenes. El “Álbum autoadhesivo para recortes” (1873) fue el invento más popular de Mark Twain. Sus páginas tienen un pegamento que, al humedecerlo, permite que los recortes que se quieran coleccionar queden fijos a la página. El “Constructor de Memoria de Mark Twain” (1885) es un juego de trivia sobre historia general. Si el lector se anima, puede jugarlo en línea con un máximo de 4 jugadores en este sitio de la Universidad de Oregon: https://timeonline.uoregon.edu/twain/game.php?type=statements 66 tecnología es rastreable también en algunos de sus textos. El viaje a través del tiempo en Un yankee en la corte del Rey Arturo o la presencia de nuevas formas de investigación forense, como las huellas digitales, en La vida en el Mississippi y especialmente en Pudd’nhead Wilson (1894). Incluso, fuera de la ficción, el entusiasmo lo llevó a hacer algunas inversiones que finalmente dilapidaron su fortuna. Me refiero a “la máquina de escribir Paige”, un tipo de imprenta bastante avanzada y compleja que debió deslumbrar a Twain, quien había trabajado en una imprenta siendo joven. En una carta a su hermano Orion le cuenta Mark Twain en el laboratorio de Nikola Tesla (1894) las pruebas con este aparato: «Querido Orion, a las 12:20 de esta tarde una línea de tipos móviles fue espaciada y justificada por la máquina, ¡por primera vez en la historia del mundo! Y yo estaba ahí para verlo. Fue hecha automáticamente, instantáneamente, perfectamente» (5 de enero de 1889). Pero –cosas del progreso científico– pronto quedó superada por la linotipia, más barata y menos compleja, y nuestro autor perdió hasta la herencia de su esposa en esta mala inversión. El otro tema de su interés –y quizás en un grado mucho más profundo– era la religión. Se ha especulado mucho sobre su creencia en Dios. Tal vez sus dos obras más conocidas al respecto sean Cartas desde la Tierra y El forastero misterioso, ambas publicadas de manera póstuma. Ellas han contribuido en formar una imagen oscura y tal vez Máquina de escribir Paige cínica de Twain respecto a lo religioso. El forastero misterioso lamentablemente fue manipulada por los editores de su primera publicación (1916), quienes agregaron pasajes para terminar la historia, que había quedado inconclusa, y así hacerla publicable; además acentuaron la crítica a la religión. Esto permaneció sin ser detectado hasta que en los años 60 del siglo XX, estudiosos de la obra de Twain se dieron cuenta de esta situación al tener acceso a los originales. Actualmente, gracias a la publicación 67 progresiva de manuscritos y cartas mucho tiempo En otra carta a su hermano Orion (19-20 de octubre guardadas, sabemos que la concepción religiosa de de 1865) explica cómo tuvo dos ambiciones en la Twain era profundamente compleja y que, si bien la vida: «Una fue ser un piloto y la otra un predicador del muerte de su esposa Olivia en 1904 le llevó a escribir Evangelio». Y aunque logró la primera de ellas, tal vez sus líneas más amargas sobre Dios, no fue sino manejando un barco de vapor por el Mississippi, la una profundización de tendencias largamente segunda le fue negada por no haber sentido “el reflexionadas durante su vida. llamado”. Si bien no le acompañó la vocación, sí Mark Twain fue un hombre profundamente mantuvo el interés en el tema. Esta tendencia religioso, pero no en el sentido institucional que se le religiosa explica también el rol que se propone Twain da al término. Fue criado en el presbiterianismo y se como autor. No se trata de entretener simplemente, identificó como tal –por lo que sabemos– hasta el final sino de resaltar los errores que él ve en el mundo, de su vida. No son pocos los pasajes de sus textos en sobre todo los de orden moral: que es palpable el conocimiento que tiene de la Biblia, ya sea por las menciones constantes de «Soy e l únic o hombre v ivo que entiende l a natur alez a pasajes o por subtextos presentes en la trama de sus hum ana. Di os me ha pues to en el cargo de es ta obras. Como menciona Jean Campbell Reesman en sucur sa l. Cuando me r et ire no habrá nadie que ocupe mi l ugar. Seguir é cumpl iendo con m i deber, porque su artículo “Mark Twain vs. God: The Story of a cua nd o pas e al otro lado, utiliz aré mi influe nci a para Relationship”: «La relación de Twain con Dios generó que l a raza h uma na se ahogu e de nuev o, y es ta vez sus mejores obras, de ficción y no ficción, se ahogue bien, si n omis iones, si n Arca. » (Ci tado por Campbell Reesman, p. 115 ) precisamente por su lucha». Así mismo, mucha de su imagen negativa sobre el ser humano, como condenado e irremediablemente pecador, o la de Dios alejado e indiferente de los sufrimientos humanos, se explican desde las convicciones calvinistas del presbiterianismo. Y es esta misma concepción “cada vez más oscura”, la que según Campbell Reesman se ha ido instalando a medida que se han ido conociendo los textos “censurados” de Twain, en particular los capítulos excluidos de su Autobiografía y de Cartas desde la Tierra. Pero como la misma investigadora estadounidense indica: «Twai n se i nvo lucr ó e n una l ucha de am or-odi o de toda la v ida con D ios y la fe, no con l a rel ig ión com o una a bstracc ión n i fin alme nte con la igles ia terre nal, sino e n una l ucha uno a uno c on Di os m ismo. (… ) Él estaba cl ar amente e n un confl icto c ons tante s obre Dios y l a fe, y nunc a pudo deja rlo ir y se guir ade lante. Quería a D ios, per o querí a un Dios mej or. Querí a que Dios hic iera al go mejo r c on el mundo que lo que exis tí a.» (“Mark Twai n vs. God: The St ory of a Re la ti ons hip”, pp. 113, 114.) 68 Historia de una polémica Probablemente, para la mayoría de los lectores hispanohablantes el nombre de Mary Baker Glover Eddy no les diga mucho, ni tampoco la iglesia que fundó con su nueva fe, la Primera Iglesia de Cristo, Científico. Sin embargo, en su momento, a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, ella fue un personaje muy influyente en Estados Unidos y su iglesia una de las de mayor crecimiento en el mundo anglosajón. Comenzó en 1879 con 26 miembros y en 1936 ya eran 268.915. En el caso de las iglesias, el movimiento religioso tenía 7 en 1890 en EE.UU. En 1910 ya poseía 1.104, mientras que por esa misma época ya había 58 en Inglaterra, 38 en Canadá y 28 en otros lugares. El declive vino después de la Segunda Guerra Mary Baker G. Eddy (1821-1910), nacida como Mary Morse Baker, fundadora de la Iglesia de Cristo, Científico, o más conocida como Ciencia Cristiana. Primera edición de Ciencia y Salud (1875), texto en el que se basan las creencias de esta religión. El texto será posteriormente corregido y ampliado múltiples veces. Mundial. Para entonces el mundo material parecía de la Biblia que decía: «Y sucedió que le trajeron un haber mostrado su dura realidad. De todos modos, paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe aunque reducida, esta iglesia todavía tiene presencia de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus en países de habla hispana. Así, entre iglesias, pecados te son perdonados» (Mateo 9:2). Y pese a sociedades y grupos, cuenta con miembros en que se esperaba lo peor, para sorpresa de muchos, se Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, levantó y salió de la habitación totalmente sana. Guatemala, México, Nicaragua, Perú, Puerto Rico, Después de demandar a la ciudad por los daños, Uruguay y Venezuela. Debido a la influencia que intentó buscar una explicación a su extraordinaria ejerció alguna vez, su fundadora fue distinguida por la sanación. Aunque la demanda no prosperó, sí lo hizo Smithsonian Magazin como una de los cien su investigación. La respuesta que se dio con el estadounidenses más importantes de todos los tiempo fue que la enfermedad es un “error del tiempos en la categoría de “Figuras Religiosas” y el pensamiento”. La materia que nos rodea no sería real. texto sagrado de su iglesia, Ciencia y Salud, como uno Lo verdaderamente real es Dios. El mundo y nosotros de los 75 libros escritos por mujeres “cuyas palabras mismos somos pensamientos de Dios. De este modo, han cambiado el mundo”, según la Women’s National la enfermedad es una ilusión de la mente. La fe, Book Association de los EE.UU. entonces, no solo nos promete una vida mejor al Mary Baker Glover Eddy, nacida como Mary Morse morir, sino que también posibilita la sanación en esta Baker (1821-1910), fundó su iglesia después de un vida. Esta conjunción entre cristianismo y medicina largo período de búsqueda espiritual e intelectual se sostiene en una concepción religiosa que con el motivada por un accidente que, a decir de sus tiempo llamó “Ciencia Cristiana”; “Ciencia”, ya que cercanos y ella misma, casi le cuesta la vida. La ella no creía haber inventado nada, sino que versión que ha llegado hasta nosotros es que un “descubierto” una ley permanente de la naturaleza primero de febrero de 1866, caminando por las calles del universo, como lo era la Ley de la Gravedad. El de la ciudad de Lynn, resbaló sobre el hielo y se accidente de Eddy había sido su “manzana” cayendo golpeó tan fuerte que hasta la prensa local reportaba sobre ella revelándole los secretos del universo que «se temía que no se recuperara» (Register de ocultos a plena vista. Y como ley permanente, era Salem, 5 de febrero de 1866). Sin responder a los posible estudiarla, describirla y enseñarla a otros. tratamientos médicos usuales, ni a los de la Al contrario de los “otros científicos”, Eddy basaba homeopatía, leyó durante su convalecencia un pasaje su descubrimiento en las Sagradas Escrituras. Los 69 adelantos que por ese tiempo se estaban llevando a Metafísico de Massachusetts, y una editorial para cabo en biología y medicina iban en contra del difundir sus ideas. idealismo radical que ella postulaba, pues surgían Por entonces existía en los EE.UU. una necesidad desde el estudio de lo material y no desde el Espíritu, espiritual muy grande. En ese país, a la par de su única realidad para ella. Es por esto que, a la par que crecimiento económico y tecnológico, se vivían las perfeccionaba sus métodos de sanación, Eddy consecuencias de las distintas olas de fervor religioso rechazaba el uso de cualquier otro método médico. que han sido agrupadas bajo el nombre del “Gran De todos modos, la denominación de “ciencia” le Despertar” (Great Awakening). Con acercamientos daba a la nueva fe un peso mayor, ya no como teológicos diferentes y con resultados diversos, los creencia, sino que como conocimiento establecido. Y reformistas estadounidenses buscaron una nueva bajo los relación con el dios de las escrituras judeocristianas, seguidores de esta iglesia, convencidos del poder de una más directa, enfatizando las emociones y la la fe y de su líder. Mary Baker Eddy aseguraba haber experiencia personal. Es en este fervor religioso que sanado múltiples males, algunos de ellos más allá de surgieron movimientos que impactaron a la sociedad las posibilidades de la ciencia y la medicina norteamericana del momento y que han extendido su convencionales. En una publicación de 1898 ella influencia con el tiempo a otros lugares del mundo. afirma lo siguiente: Así, por ejemplo, luego de la segunda ola de esa seguridad inalterable crecerán “avivamiento” (revival) surgió la Iglesia de los Santos «Desp ués Cienc ia de los Últimos Días y el Adventismo (como Cris ti an a, s ané la tuberc ul os is en las úl timas et ap as, movimiento millerita y más adelante como iglesia). un caso de que mi l os descubrim i ent o méd icos, p or de la veredic to de l este tosc opio y de las esc ue las, habí an decl arado inc urable, porque los pulmone s estaban cons umi dos Iglesia en su m ayor parte. He c urado di fter i a mali gna y popularmente como Ciencia Cristiana. hues os c ari ados que podí an ser abollados por e l ded o, s alv ando l os mie mbros cuando l os ins trum en tos del c iruj ano es taban so bre l a mesa de Cristo, Científico, conocidos más A la luz de lo que se ha expuesto hasta ahora, queda claro que la mesa estaba servida para la lis tos para s u am put aci ón. He sanado en una vi si ta polémica. Desde un plano intelectual y teológico, la un c áncer que había c arc omi do l a car ne del c uel lo y Ciencia Cristiana se ganó la desconfianza de dejado al descu bie rto la ve na yugula r de modo que científicos y cristianos. Pero también en otros sobre sa lí a com o una c uerda. H e devue lto f ís icame nte la vi sta a l os ci egos, el oído a l os s ordos, el habl a a los mudos, y he hec ho caminar a los coj os. » aspectos, sin duda uno muy importante, y con el cual comienza Twain su crítica, es el plano médico. A nivel (“To he C hri st ian W or ld”, en el general, lo más notorio es que la sanación propuesta peri ódico New Yor k Sun) por la Ciencia Cristiana implica el abandono de los Después de un tiempo practicando este tipo de sanación, en 1875 puso sus ideas en un libro que llamó Ciencia y Salud y, con ello, sus seguidores crecieron exponencialmente. La “Ciencia Cristiana” tomó fuerza. Creó también una asociación que luego se transformó en una iglesia con un edificio y una institución de estudios superiores, el Instituto 70 Después, en la tercera, los Testigos de Jehová y la métodos médicos tradicionales y pone todo el “tratamiento” en la fe del paciente, una fe que no solo le pide creer en el dios cristiano, sino aceptar también que la realidad que lo rodea en verdad no existe. Si por alguna razón el paciente mejora, habrá intervenido el creador. Y si no, habrá sido la falta de fe del paciente. Además, el hecho mismo de que el “terapeuta”, llamado por los fieles “practicista”, sea alguien que muchas veces no tiene contacto alguno con su autora de Ciencia y Salud, libro fundacional de la paciente, incluso orando por él a distancia, hacía del Ciencia Cristiana. “tratamiento” algo llamativo. Su abandono del método médico tradicional significó un verdadero riesgo para sus cultores. Y así quedó claro pronto cuando en 1888 uno de los practicantes de “obstetricia metafísica” fuera acusado judicialmente por la muerte de su hija y de su nieto. Abby H. Corner había atendido el parto de su hija y aplicó lo que había aprendido en los cursos de Mary Baker Eddy. Su hija se desangró, muriendo ella y el bebé. Con ello comenzó una serie de demandas por ejercicio ilegal de la profesión o por negligencia, ya sea en contra de la Iglesia o de sus miembros. Otro elemento de la polémica que ha rodeado a la Ciencia Cristiana y a su fundadora son las acusaciones de plagio. Desde muy temprano sus Phineas Parkhurst Quimby críticos señalaron la similitud demasiado cercana de sus propuestas con las de Phineas Parkhurst Quimby A todo lo anterior, se suman a la polémica ciertos (1802-1866). Éste era un relojero de profesión cuya aspectos personales de Mary Baker Eddy, en inquietud intelectual lo llevó a combinar filosofía, particular las contradicciones que parece haber entre ciencia y religión de una manera tan particular que su imagen como líder religiosa y ciertas pequeñeces influiría profundamente en lo que vino a conocerse de carácter: sus cambios de ánimo, su afán de como New Thought (“Nuevo Pensamiento”). Si bien controlarlo todo, sus órdenes arbitrarias, los precios nunca publicó sus escritos en vida, éstos circularon elevados de los cursos y publicaciones y la mala fe como copias manuscritas entre sus seguidores, hacia ciertos “enemigos”, contra los que arremetía o siendo Mary Baker Eddy una de ellos. La fundadora de de los que se defendía en ocasiones con grupos de la Ciencia Cristiana había recurrido a Quimby como seguidores paciente en 1862 y pronto se hizo su discípula hasta finalmente, pese a su fe antimaterialista, algunos de la muerte de aquel en 1866. Un hecho no menor, es sus biógrafos han señalado su adicción a la morfina y que Quimby en “Aristocracia y Democracia”, un el uso de la medicina tradicional en algunos de los artículo de 1863, ya había llamado a su método de miembros de su familia y en ella misma hacia el final sanación Ciencia Cristiana. Pero Eddy, en un afán de de su vida. Todas estas situaciones desembocarán en resaltar la novedad de sus “propias ideas” y el origen continuas polémicas que colocarán a la figura de divino de la revelación, ocultó primero y minimizó Eddy entre la de una víctima de la incomprensión después la influencia de Quimby en ella. Sin embargo, social o la de una hipócrita, una más de las que ha otros discípulos de su maestro se encargarán de tomado la religión como forma de engañar a la gente. lanzando “ataques mentales”. Y recordarle esta deuda intelectual, incluso en los tribunales. Mark Twain se sumará a este coro y será uno de los muchos que dudarían que Eddy fuera la 71 ¿Por qué Ciencia Cristiana? con pensar positivo, al “decretarlo”. El universo conspirará a nuestro favor. Pero si nada ocurre, será preguntarse nuestra falta de fe la culpable y no las circunstancias, comprensiblemente por qué y para qué dedicarle las oportunidades del medio o nuestro bagaje cultural tiempo a un ensayo sobre una religión que podría y económico previo. A ello se suman los gurúes, los llamarse “menor” en el panorama actual. Lo cierto es pastores y otras autoridades “espirituales” pidiendo que el valor de este libro no está en los detalles dinero para atraer la fortuna y la salvación. El lector de hoy podrá teológicos o biográficos, sino en la actualidad de su Tanto ayer como hoy, muchos sienten que el crítica a formas de pensamiento “alternativo”, cuya mundo ha perdido su sentido y están dispuestos a suspensión comprometerse con una visión que los conforte, que del juicio crítico puede generar consecuencias sociales muy negativas. Mark Twain, creyente él mismo en un dios lleve hacia un estado de bienestar. La necesidad trascendente, no critica a la fe como concepto, sino espiritual en un mundo cada vez más tecnologizado, aquellos errores que ponen en peligro la integridad del pero vacío de sentido, ha llevado a muchos a individuo y de la sociedad: la distancia abismal entre cuestionar las condiciones de nuestra vida y a la realidad y las propuestas filosófico-religiosas, las proponer o aceptar formas de comprensión, incluso a acciones cuestionables de la autoridad espiritual y las expensas del pensamiento crítico. En ese contexto, consecuencias de ese error, la fe mal justificada y un mal líder espiritual puede aprovecharse de dirigida por una autoridad irresponsable en la vida de personas bien intencionadas. El fenómeno de las las personas comunes. sectas es un ejemplo patente y, lamentablemente, Sin duda, el mal manejo de la autoridad espiritual muy común de eso. es un tema que Twain aborda en extenso, pero Tanto ayer como hoy, hay quienes con el uso del también es importante la actitud de los seguidores de lenguaje científico buscan adquirir validación de Mary Baker Eddy y su Primera Iglesia de Cristo, cualquier idea sin fundamentos profundos. Es así Científico. Mark Twain alaba su inclinación al bien, como lo “espiritual” hoy es “energía”, el “más allá” se pero censura su renuncia al pensamiento crítico. Le transforma en “dimensiones paralelas” y ese “mundo parece increíble que muchos de ellos, profesionales espiritual” se explica desde la teoría subatómica, con estudios superiores, no vean los problemas de volviendo fondo que existen en aquella Iglesia ni cuestionen las inexplicado. El “Cristo Científico” de Eddy se ha ideas que le dan validez. ¿Pero es algo ajeno a nuestro ampliado actualmente a un orientalismo espiritual tiempo? salpicado En la concepción de la realidad como una 72 les explique la razón última de la existencia y que los “cuántico” de todo conceptos lo importante “científicos”, e aunque utilizados sin ciencia. expresión mental es la fuente de donde se nutre lo Así mismo, si en su tiempo Mary Baker Eddy que actualmente se conoce como la “Ley de la entendió la enfermedad como un error de la mente y Atracción” o su versión cristiana, el “Evangelio de la para darle sentido a esa afirmación negó la realidad Prosperidad”. Si Mary Baker Eddy creía sanar a otro de toda la materia, hoy en día hay quienes para “pensándolo”, hoy esta idea se ha ido transformando comprender el mundo que nos rodea niegan la para abarcar las necesidades de los creyentes en un esfericidad de la tierra, o asumen que los rastros que mundo hipercapitalista. Ya no la sanación, sino que el dejan los aviones al pasar son estelas químicas con éxito económico se encuentra al desearlo mucho, oscuros propósitos, o los estragos del cambio climático son el resultado de máquinas que son historia vuelve a reiterarse, pero ahora en medio de usadas como armas. Las renovadas ideas sobre un una pandemia del COVID-19, en la que además del gobierno mundial en las sombras –entre otros rechazo de algunos a la vacunación, existe entre muchos mente estos la idea de que todo es parte de un plan de “conspiranoica”– han dado lugar a movimientos control social. Pese a los temores de Twain, la Ciencia antivacunas, ya sea por su desconfianza a la industria Cristiana parece que no conquistará el mundo dentro farmacéutica o al poder de los Estados, o a la de poco, pero sin duda él no quedaría indiferente ante excesiva confianza en el poder de nuestro sistema el panorama actual. Hoy la Ciencia Cristiana como inmunológico, creado por Dios o por los espíritus de iglesia no pareciera representar un gran problema, la naturaleza. La Ciencia Cristiana, en su confianza pero la forma de “pensar” que se encuentra detrás de absoluta en el Espíritu y su desdén por la materia, fue su motor conceptual está más viva que nunca. Si bien de los primeros grupos en rechazar las vacunaciones dudar de todo es necesario, la sospecha no puede y en hacer presión política en EE.UU. para legalizar las convertirse por sí misma en la verdad. Este libro es excepciones por motivos religiosos. una advertencia a nuestro propio presente a aquellas relatos surgidos de la El mismo Mark Twain creía en una concepción creencias que, en vez de afirmar la vida, la dañan, cíclica de la historia: «No vale la pena tratar de evitar incluso desde su inocencia. Mark Twain nos invita a que la historia se repita, ya que el carácter del hombre volver a la realidad. Leerlo hoy se ha vuelto una siempre hará imposible evitar las repeticiones.» La necesidad Este texto es el prólogo a Ciencia cristiana de Mark Twain, traducido al español por René Olivares Jara y publicado por la Editorial La Pollera en 2022. Aparecido originalmente en 1907, Christian Science es una colección ampliada de textos que Mark Twain había publicado en distintas revistas sobre la “Iglesia de Cristo, Científico”. En él mezcla su distintivo estilo narrativo lleno de ironía con el periodismo de investigación y la crítica social. 73 Confianza en el anteojo, nó en el 0j0; en la escalera, nunca en el peldaño; en el ala, nó en el ave y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo. César Vallejo 74 Las imágenes presentes en la revista han sido utilizadas sin fines de lucro. A continuación, señalamos la fuente y los dueños de los derechos de la imagen, en caso de haberlo. Portada y contraportada: René Olivares Jara • Guernica en estilo psicodélico (p. 3): René Olivares Jara, imagen generada por inteligencia artificial (Picsart) • Der heilige Hieronymus im Gehäus (p. 5): Albrecht Dürer (Wikipedia) • Portada de El Hijo de Caín (p. 6): © Jon Vendon • Ilustraciones de “El pasado siempre vuelve” (pp. 7-10, 13): Pamela Uribe Valdés • Grupo de militares (p. 11): René Olivares Jara, imagen generada por inteligencia artificial (Dall-E 2) • Como los perros de Tíndalos (p. 15): Miguel Acevedo, imagen generada por inteligencia artificial (Midjourney) • Portada de Los Sicarios Nocturnos y otros relatos (p. 16): © Ediciones Pueblo Culto • Fotografía de Miguel Acevedo (p. 16): © Miguel Acevedo • Der Wanderer über dem Nebelmeer (p. 17): Caspar David Friedrich (Wikipedia) • Ilutración de “El Insurrecto” (p. 19): René Olivares Jara, imagen generada por inteligencia artificial (Dall-E 2) • Fotografía de Franco Caballero Vásquez (p. 19): Franco Caballero Vásquez • Carte de la riviere de Kalbar (p. 20): Barry Lawrence Ruderman • Ilustración de “Ituén y la esposa del rey” (p. 22): Pamela Uribe Valdés • Fotografía de Pamela Uribe Valdés (p. 22): © Pamela Uribe Valdés • Portada de Grimms Märchen (p. 23): © Anaconda Verlag • Ilustración de “La papilla dulce” (p. 24): René Olivares Jara, imagen generada por inteligencia artificial (Dall-E 2) • Ilustraciones a las “Narraciones de los Hermanos Grimm” (pp. 24-28): Otto Ubbelohde (ilustraciones coloreadas en acuarela del original monocromo) • Fotografía de los Hermanos Grimm (p. 28): Hermann Biow (Wikipedia) • Ilustración de “La rama y el retoño” (p. 29): René Olivares Jara, imagen generada por inteligencia artificial (Dall-E 2) • Fotografía de Mauricio Amster (p. 30): Versión recortada de “Mauricio Amster y acompañante con uniformes de milicianos, fotografía de Walter Reuter, 1937”, Archivo Personal de Mauricio Amster (https://archivomauricioamster.cl/mauricio-amster-y-acompanante-con-uniformes-de-milicianos-fotografia-de-walter-reuter-19372/) • Portada de Recuerdos de un Bibliófilo (p. 30): © Carbón Libros • “The Orphic Egg” (p. 31): Manly Palmer Hall (ilustración coloreada en acuarela del original monocromo de An encyclopedic outline of Masonic, Hermetic, Qabbalistic, and Rosicrucian symbolical philosophy : being an interpretation of the secret teachings concealed within the rituals, allegories, and mysteries of all ages, Los Angeles: Philosophical Research Society Press, p. XX) • Ilustración de “De madre a hijo”(p. 33): René Olivares Jara, imagen generada por inteligencia artificial (Dall-E 2) • Ancient Courses Mississippi River Meander Belt (detalle, p. 34): Office of the President, Mississippi River Comission (NASA Earth Observatory) • Study for Aspects of Negro Life An Idyll of the Deep South (p. 36): Aaron Douglas (1934), © The Nelson-Atkins Museum of Art • The Founding of Chicago (p. 38): Aaron Douglas (c. 1933), © Spencer Musum of Art • Fotografía de Langston Hughes (p. 38): Carl van Vechten (Wikipedia) • Ilustraciones de “Alberto Rojas Giménez viene volando” (pp. 39-41): Herederos de Hernán Castellano Girón • Retrato de Alberto Rojas Giménez (p. 39): "Huelén" (Juan González) • Fotografía de Pablo Neruda (p. 41): “Pablo Neruda en París, hacia 1949” © Herederos de Marcos Chamudes (Memoria Chilena) • Portada de Homenajes póstumos (p. 42): © Bogavantes • Retrato de Ludwig Zeller (p. 43): © Susana Wald • El lector, (p. 44), ¿Qué hacemos con él? (p. 45) y Fe (p. 46): © Luis Martínez Salas • Fotografía de Sergio Pizarro Roberts (p. 46): © Sergio Pizarro Roberts • Portada de Pedazos de agua (p. 47): © Carbón Libros • Ilustraciones de Pedazos de agua (pp. 48, 50): © Chicoma • Fotografía de Roberto Contreras (p. 50): © Roberto Contreras • Melancolia I (p. 51): Albrecht Dürer (Wikipedia) • Portada de Chapeau, Herr Rimbaud (p. 53) y las ilustraciones de “Otra vez Rimbaud” (pp. 55-58): © Matthes & Seitz Berlin • Escena de Total Eclipse (p. 54): © Warner Brothers (Pinterest) • Portada de The Drunken Sailor. The life of the poet Arthur Rimbaud in his own words (p. 54): © Jonathan Cape • Portada de Rimbaud, el indeseable (p. 54): © Alianza Editorial • Fotografía de René Olivares Jara (p. 58): © René Olivares Jara • Las resueltas (detalle, p. 59): Francisco de Goya (Wikipedia) • Carmilla (p. 60): David Henry Friston (Wikipedia) • Afiche de Dracula (p. 60): © Hammer • Comienzo de Dark Shadows (p. 60): ABC (Wikipedia) • The Vampire (p. 61): Philip Burne-Jones • Portada de Dracula (p. 61): Archibald Constable and Company (Wikipedia) • Afiche de Only Lovers Left Alive (p. 62): © Soda Pictures (Wikipedia) • Gárgola (p. 62): Pinterest • Fotografía de Yanina Piñones Araya (p. 63): © Yanina Piñones Araya • Portada de Ciencia cristiana (p. 64): © La Pollera • Portada de Life on the Mississippi (p. 66): James R. Osgood & Co., Boston • Mark Twain’s Patented Scrap Book System (p. 66): Villanova University (https://exhibits.library.villanova.edu/scrapbooks/mark-twain-scrapbooker) • Improvement in Adjustable and Detachable Straps for Garments (p. 66): Lapham’s Quarterly (Tumblr) • Mark Twain’s Memory-Builder (p. 66): Mark Twain (https://timeonline.uoregon.edu/twain/index.php) • Mark Twain en el laboratorio de Nikola Tesla (p. 67): Anónimo • Paige Compositor (p. 67): Scientific American (Wikipedia) • Fotografía de Mary Baker G. Eddy (p. 69): Anónimo • Portada de Science and Health (p. 69): Mary Baker G. Eddy • Phineas Parkhurst Quimby (p. 71): Anónimo • Fotografía de Mark Twain, 1903 (p. 73): © Mark Twain House (Mark Twain An Illustrated Biography, p. 200) 75