Agradecimientos
En esta sección deseo expresar mi reconocimiento y agradecimiento a distintas
personas que se vieron, de una forma u otra, involucradas en el desarrollo y
culminación de esta tesis.
A mis directores, por muchísimos motivos. El primero y más obvio, por
entregarse a la agobiante tarea de leer y re leer esta tesis. El aporte de cada uno ha
sido invalorable y ciertamente han mejorado sustancialmente este trabajo. A Rafael
Goñi por permitirme participar de este fantástico equipo de trabajo hace ya muchos
años y, a partir de ahí, acompañarme a lo largo de mi formación. Agradezco
infinitamente su paciencia, motivación constante, su enorme generosidad y aguante.
Desde mis primeras campañas, hace algo más de 10 años, son muchas las cosas que
han pasado y siempre pude contar con él. Su compañía ha sido un sostén importante
a lo largo de todo este tiempo. Diego Rindel también ha sido parte importante de este
proceso. Antes que nada, por enseñarme el mundo de la zooarqueología desde mis
primeros años y contagiarme su entusiasmo. El aprendizaje ha sido incalculable. Gran
parte de lo que puedo yo saber al respecto de la temática es gracias a él. Ambos
representan una parte muy importante de mi formación y mi reconocimiento es
enorme.
Quisiera agradecer especialmente a Gisela Cassiodoro quien supo ser siempre
una consejera y compañera increíble. En todo momento, desde el inicio en el año
2009, he aprendido muchísimo a su lado y es un ejemplo constante. Muchas gracias
doc.
El equipo es ameno, esta es una frase que resuena en lugares muy diversos.
Ciertamente lo es. Tengo la suerte de formar parte de él. Trabajar todos los días en la
oficina, rodeado de la gente que la frecuenta es sin duda un privilegio. Rafa, Gisela,
Pancho, Agustín, Rocío, Guti, Anahí, Solana, Sebastián, Jose, Victoria, Mecha y
Milena muchas gracias! Es increíblemente divertido trabajar con ustedes. Quisiera
incluir también a Tirso Bourlot, Carla Martinez, Amalia Nuevo Delaunay, Diego Rindel,
Alejandra Aragone, Federico Bonnat, Damián Bozzuto Iván Rapela, María Emilia
Daldin y Silvana Espinosa; compañeros con los que he tenido la fortuna de trabajar y
compartir muchas campañas.
En Santa Cruz la gente que nos recibe años tras año representa una ayuda
permanente y su aporte es invalorable. Especialmente quisiera agradecer a la familia
Olivero. Chali y Marta han sido una compañía increíble durante muchos veranos en
Cerro Pampa y siempre nos han brindado tanto cariño. En la meseta del Strobel,
destacar a la familia Alba y compañía de estancia Laguna Verde, y a Victor, Marianela
y Juan de La Paloma. En ambos casos agradecer su constante hospitalidad. En Perito
Moreno a todos los miembros de la Asociación Identidad cuya ayuda es inestimable.
Extiendo también mi agradecimiento a la gente de Gobernador Gregores.
En Olavarría, guardo amigos entrañables que, a pesar de la distancia, forman
parte de mi vida. Me han brindado su amistad y por eso estaré eternamente
agradecido. Tomi, Ceci, Ro, Juan Perez, Juan Matta, Pancho y Fabi siempre han
estado y siempre estarán. Muchas gracias. Dentro de este grupo incluyo también a los
de Capital, compañeros y amigos que han sabido mejorar mi vida durante estos
últimos años: Agus, Mile, Josefina y Pancho.
Esta tesis contó con el acompañamiento invalorable de Pancho Guichón. Tu
constante ayuda y preocupación marcaron una diferencia enorme en este trabajo. Sin
tu compañía, su culminación, lógicamente no habría sido posible.
Sin pretender ser repetitivo, agradecer a Fabián y a Pancho simplemente por
su amistad y por que los quiero.
Quisiera agradecer a mi familia, quienes son siempre lo más importante en mi
vida. A mis padres y hermanas de quienes estoy orgulloso y amo profundamente.
Cada uno de ellos ha sido un ejemplo infinito de amor y cariño. Soy un hombre con
suerte.
Finalmente, a Josefina por un millón de motivos. Estas tesis no habría sido
posible sin sus comentarios, correcciones y lectura constante. Sin duda la han
mejorado notablemente. Aunque para ser justos, no solo esta tesis se ha visto
sensiblemente mejorada gracias a ella. Su autor también. Alegras mi vida, día a día,
inconmensurablemente. Por todo esto, por permitirme acompañarte y se parte de la
tuya y, especialmente por tu amor, muchas gracias.
No quisiera dejar de agradecer a la familia Flores Coni quienes, desde hace ya
algunos años, forman parte de mi vida y la enriquecen enormemente.
La investigación presentada aquí fue posible desarrollarla gracias al
otorgamiento de una beca doctoral por parte del CONICET. Los trabajos de campo así
como los análisis específicos fueron llevados a cabo por el apoyo económico de
diversos subsidios de UBA, ANPCyT, INAPL y CONICET.
Esta tesis está dedicada a mi mamá y a mi papá; personas que más quiero en este
mundo y en otros también.
ÍNDICE
CAPITULO 1
INTRODUCCIÓN
………………………...................................................................................................1
CAPITULO 2
OBJETIVOS E HIPÓTESIS
………………………..................................................................................8
CAPITULO 3
LA
REGIÓN
DE
ESTUDIO:
CARACTERÍSTICAS
AMBIENTALES
E
INFORMACIÓN
PALEOAMBIENTAL
3. 1 Introducción……………………….......................................................................................................
3.2 Localización y características generales de la región bajo estudio: Pampa del Asador y mesetas del
Guitarra y Strobel…………………………………………………………………………………………
3.3 Ambiente, clima y recursos …………………………………………………………………………
3.4 Información Paleoambiental ……………………………...….……….………………………………
3.5 Síntesis ………………………………………………………………………………………………
13
13
21
25
28
CAPÍTULO 4
ANTECEDENTES
4. 1 Introducción………………………..................................................................................................
4.2 Las áreas bajo estudio ……………………………………………………………………………...
4.2.1 La Meseta del Strobel …………………………………………………………….………..
4.2.2 La Pampa del Asador ……………………………………………………………………….
4.2.3 La Meseta del Guitarra ……………………………………………………………………..
4.3 Otros sectores altos ……………………………………………………...….……………………..
4.4 Sectores Bajos ……………………………………………………………………………………..
5 Regiones cercanas: otros sectores altos de la provincia de Santa Cruz………………………………
4.5 Síntesis ……………………………………………………………………………………………
30
32
32
37
41
44
47
53
56
CAPÍTULO 5
MARCO TEÓRICO
5. 1 Introducción………………………..................................................................................................
5.2 Conceptos generales … …………………………………………………………………………….
5.3 Movilidad ……………..………………………………………………...….…………………….
5.4 Teoría de Construcción de Nicho …………………………………………………………………
5.5 Poblamiento…………………………………………………………………………………………
58
58
60
61
63
CAPÍTULO 6
METODOLOGÍA
6. 1 Introducción………………….......................................................................................................... ...........
6.2 Escalas y unidades de análisis ……………………………………….…………………………………..
6.3 Medidas de abundancia taxonómica y anatómica ………………………………………………………..
6.4 Marcos de Referencia …………………………………………………………………………………….
6.5 Variables Tafonómicas …………………………………………………………………………................
6.5.1 Meteorización ………………………………………………………………………………….
6.5.2 Raíces …………………………………………………………………………………………..
6.5.3 Carnívoros ……………………………………………………………………………………..
6.5.4 Roedores ………………………………………………………………………………………
6.5.5 Depositación química: Óxido de Manganeso ………………………………………………….
6.6 Evidencias de Procesamiento …………………………………………………………………………….
6.7 Procesamiento de los datos ……………………………………………………………………………….
65
65
66
68
69
69
70
70
71
71
71
76
CAPITULO 7
DESCRIPCION DE LOS SITIOS Y COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA
7. 1 Introducción……………………...................................................................................................... ...........
7.2 Pampa del Asador …………………………………………………………………….…………………..
7.2.1 Cerro Pampa 2 ………………………………………………………………………………………
7.2.1.1 CP2 sector b Ojo de Agua …………………………………………………………………
7.2.2 Cerro Pampa 6 ……………………………………………………………………………………….
7.3 Meseta del Guitarra ……………………………………..………………………………………………..
7.3.1 Guitarra 10 ………………………………………………………………………………………..
7.4 Meseta del Strobel …………………………………………………………………………………………
7.4.1 Sitio K 116 ………………………………………………………………………………………….
7.4.2 Sitio K 205 ………………………………………………………………………………………….
77
80
80
81
82
85
85
87
87
90
CAPITULO 8
RESULTADOS PAMPA DEL ASADOR Y MESETA DEL GUITARRA
8.1 Pampa del Asador ......................................................................................................................................
8.1.1 CP2 b Ojo de agua (CP2 OA) ………………………………………………………………….
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………….
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ……………………
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ……………………………………………………
Guanaco: evidencias de procesamiento …………………………………………………………
Síntesis ……………………………………………………………………………………………
92
92
94
96
100
104
115
8.1.2 CP 6- Parapeto 9 ………………………………………………………………………………..
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………
Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………..
Guanaco: evidencias de alteración térmica……………………………………………………
Síntesis ………………………………………………………………………………………….
118
119
120
123
127
134
134
8.1.3 CP 6. Parapeto 12 ……………………………………………………………………………….
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………..
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………….
138
140
141
144
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………
Guanaco: evidencias de procesamiento …………………………………………………………
Guanaco: evidencias de alteración térmica …………………………………………………….
Síntesis ………………………………………………………………………………………….
148
156
156
8.2 Meseta del Guitarra ………………………………………………………………….…………………..
8.2.1 Guitarra 10. Parapeto 2 ………………………………………………………………………….
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………
Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………….
Guanaco: evidencias de alteración térmica …………………………………………………
Síntesis ………………………………………………………………………………………..
159
159
160
160
162
166
170
170
CAPITULO 9
RESULTADOS MESETA DEL STROBEL
9.1Meseta del Strobel ......................................................................................................................................
9.1 Sitio K116 …………………………………………………………………………………………….
9.1.1 Parapeto 11 ……………………………………………………………………………………..
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………..
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………
Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………..
Guanaco: evidencias de alteración térmica ………………………………………………….
Síntesis ………………………………………………………………………………………….
9.1.2 Parapeto 38 …………………………………………………………………………………….
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………..
Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………..
Síntesis …………………………………………………………………………………………
9.1.3 Parapeto 24 ……………………………………………………………………………………..
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………….
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………….
Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………….
Guanaco: evidencias de alteración térmica ………………………………………………….
Síntesis …………………………………………………………………………………………
9.1.4 Parapeto 27……………………………………………………………………………………….
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………..
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………
Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………
Síntesis …………………………………………………………………………………………
173
173
173
175
175
178
182
189
190
193
194
195
198
201
209
212
213
213
215
219
224
224
227
229
229
232
236
240
9.2 Sitio K 205 ……………….………………………………………………………….…………………
9.2.1 Parapeto 6 ………………………………………………………………………………………
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………
242
242
243
244
247
Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………
Síntesis…………………………………………………………………………………………..
9.2.2 Parapeto 10 ……………………………………………………………………………………
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………..
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………..
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………..
Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………
Síntesis……………………………………………………………………………………………
251
262
264
265
266
269
273
278
CAPÍTULO 10
DISCUSIÓN
10. 1 Introducción……………………….........................................................................................................
10.2 Variabilidad en sitios a cielo abierto………………………………….………………………………
10.2.1 Estructura taxonómica ………………………………………………………………………..
10.2.2 Modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………………….
10.2.3 Representación de partes anatómicas …………………………………………………………..
10.2.4 Evidencias de procesamiento ………………………………………………………………….
281
281
283
289
296
310
10.3 Variabilidad intermesetaria ………………………………………………..............................................
10.4 Variabilidad intramesetaria……………………………………………………………………………
10.5 El área de estudio en contexto macro-regional …………………………………………………………
320
336
366
CAPITULO 11
SÍNTESIS FINAL ………………………………………………………………...…………………………
369
CAPÍTULO 12
BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………………………………….. 379
APÉNDICE
Capítulo 1
Introducción
La tesis de doctorado que aquí se presenta tiene por objeto discutir las
características del poblamiento humano y el uso de la Pampa del Asador y las
mesetas del Strobel y Guitarra localizadas en el centro-oeste de la provincia de Santa
Cruz durante el Holoceno medio y tardío (Figura 1.1 y Figura 2.1). Esta temática será
abordada
desde
una
perspectiva
zooarqueológica
considerando
información
recuperada en diversos sitios a cielo abierto, especialmente estructuras de parapetos.
Así, se buscará primero evaluar los patrones de subsistencia, obtención de recursos y
uso del espacio en cada uno de estos sectores. Luego, se atenderá a la variabilidad
registrada en función de las dinámicas poblacionales en cada área en relación a los
pulsos climáticos regionales, la disponibilidad y distribución de los recursos, las
características ambientales de cada sector y la influencia de procesos sociales
específicos.
Esta tesis se enmarca en un conjunto de investigaciones arqueológicas
llevadas a cabo durante los últimos 30 años en el centro-oeste de la provincia de
Santa Cruz1. El objetivo principal de estos desarrollos ha sido estudiar la relación
existente entre los cambios climáticos y ecológicos ocurridos regionalmente durante el
Holoceno tardío y los cambios en los patrones de la movilidad, asentamiento,
subsistencia, demografía, etc. de las sociedades cazadores-recolectoras que habitaron
estos espacios durante este lapso (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000-2002). En este
contexto ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío para la región (Goñi 2010)
que asume, a modo de premisa, que la ocupación de los espacios en el pasado ha
sido dependiente de los diferentes cambios climáticos/ambientales acaecidos durante
el Holoceno, especialmente aquellos ocurridos en los últimos 2500 años.
1
En el marco de los proyecto “Rescate de la cultura prehistórica patagónica” radicado
institucionalmente en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Secretaria
de Cultura de la Nación); PICT 2016-0373; PICT 2013-1965; UBACYT 20020130100293BA; UBACYT
20020170100150BA; PICT 201.0373, entre otros.
1
Figura 1.1: Ubicación geográfica del área de estudio.
Figura 1.2: Paisaje de sectores altos. Vista panorámica de Pampa del Asador.
2
Las características paleoambientales del Holoceno en Patagonia meridional
han sido evaluadas a partir de numerosas investigaciones que han estudiado diversas
líneas
de
evidencia
tales
como
los
análisis
polínicos,
sedimentológicos,
geomorfológicos, glaciarios, isotópicos, antracológicos y el estudio de micromamíferos.
Estos desarrollos han permitido establecer que tanto el ambiente como el clima del
área en el pasado han sido altamente variables (Favier Dubois 2004; Gilli 2003;
Glasser et al. 2004; Horta et al. 2011, 2013, 2016, 2017; Mancini 1998; Markgraf et al.
2003, Pardiñas 1996-1998; Stine 1994, 2000; Stine y Stine 1990; Zolitschk et al. 2006).
Hacia el Holoceno tardío las fluctuaciones climáticas, producto de los cambios en la
dirección e intensidad de los Southern Westerlies (Gilli et al. 2001) habrían establecido
nuevas condiciones ambientales caracterizadas por una tendencia hacia el descenso
de la humedad relativa (Stine 1990). De acuerdo con el modelo de poblamiento tardío
propuesto para el área, se habría evidenciado un uso diferencial de los espacios. Los
sectores bajos (cuenca de los lagos Cardiel y Salitroso/Posadas) asociados a
condiciones climáticas más benignas y a la presencia de recursos más estables
(agua), se habrían caracterizado por ser áreas residenciales en contraposición a los
sectores altos (mesetas del Guitarra, Pampa del Asador y Strobel y cuencas altas del
PNPM)
logística/estacionalmente
incorporados
a
partir
de
un
proceso
de
extensificación, representado por una ampliación de los rangos de acción (Goñi 2010;
Goñi y Barrientos 2004). De este modo, se propone una marcada tendencia hacia un
uso diferencial y complementario de espacios bajos y altos en función de la estructura
de recursos disponibles en cada uno.
Los lineamentos teóricos generales se enmarcan en una perspectiva ecológicaevolutiva, la cual supone que la interacción entre el medio ambiente físico y social es
fundamental para la vida humana (Kelly 1995; Winterhalder y Smith 1991). Ante los
condicionantes del ambiente, los seres humanos se adaptan a través de mecanismos
racionales que tienden a maximizar los beneficios y minimizar el riesgo. Estas
perspectivas permiten integrar el uso de modelos de optimización y marcos de
referencia adecuados (Binford 2001). Por su parte, la movilidad es uno de los aspectos
que mayormente condicionan las estrategias organizativas de los cazadoresrecolectores. En este contexto, el modelo propuesto por Binford (1980), donde se
establecen dos tipos de movilidad, residencial y logística, estrechamente vinculados
con la configuración de la estructura de recursos de la región, será considerado como
un marco clave para el desarrollo de la presente investigación. Finalmente, se utilizan
conceptos derivados de la Teoría de Construcción de Nicho (Kendal et al. 2011;
Laland et al. 2000; Lewontin 1983, entre otros).
3
La relevancia de esta investigación radica en que busca discutir y evaluar las
dinámicas poblacionales en ambientes de mesetas altas cuyas características
arqueológicas,
ecológicas,
climáticas,
geológicas
y
geomorfológicas
resultan
particulares y específicas. Las investigaciones zooarquelógicas llevadas a cabo en
estos sectores han sido acotadas y desarrolladas desde escalas espaciales amplias.
En este sentido, han buscado establecer el carácter logístico de estos espacios en
contraposición con la utilización residencial de los sectores bajos de la región en el
marco del modelo de poblamiento propuesto (Aragone 2010; Aragone et al. 2007;
Dellepiane 2014; Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2007, 2017, entre otros). La
tendencia zooarqueológica definida por estos desarrollos caracterizó el uso de estas
mesetas como homogéneo y poco variable, ligado estrechamente con la obtención de
presas y su procesamiento inicial. No obstante, en los últimos años los avances
realizados desde el estudio de otras líneas de evidencia han permitido reconocer un
mayor rango de variabilidad en el componente logístico de utilización de estos
sectores durante los últimos 2500 años A.P. (Cassiodoro 2016 a, 2016b; Dellepiane
2014; Flores Coni 2018; Guichón 2012, 2018; Re et al. 2017, entre otros). Este
contexto general se establece como el punto de partida de esta tesis que buscará
evaluar en qué medida la variabilidad registrada exhibe un correlato zooarqueológico y
permite profundizar nuestro conocimiento acerca de las estrategias de subsistencia
implementadas. Por lo tanto, resulta de interés indagar en las causas de dicha
variabilidad, evaluándola en relación con las diferentes etapas dentro del proceso de
poblamiento de estos espacios en un contexto climático/ambiental cambiante. Se
considera que el desarrollo de un abordaje de este tipo permitirá discutir la
complejidad y el alto grado de planificación en cuanto al uso de dichos espacios. Del
mismo modo, se asume que por medio de esta vía, y a través de una perspectiva
comparativa entre mesetas, será posible evaluar diferencias y similitudes en el
comportamiento logístico involucrado en la ocupación de estos sectores.
A su vez, este trabajo también se centra en el estudio del registro
zooarqueológico de sitios a cielo abierto. La información faunística procedente de
estos contextos no ha tenido una representación considerable, ya sea por problemas
tafonómicos (Belardi et al. 2007), como por circunstancias de muestreo. Como ha sido
destacado en numerosos trabajos científicos, la mayor parte del conocimiento del
registro zooarqueológico de Patagonia proviene principalmente de aleros y cuevas (De
Nigris 2004; Mengoni Goñalons y Silveira 1976; Rindel 2003, entre otros). Al respecto,
diversos autores han sugerido que estos sitios habrían sido utilizados para propósitos
específicos (Goñi 1995; Rindel 2003, 2009, entre otros) y como bases residenciales
4
(De Nigris 2004; Mengoni Goñalons y Silveira 1976, entre otros), caracterizados por el
desarrollo de las últimas etapas dentro del continuum del procesamiento de recursos
(desposte secundario, preparación, consumo y descarte) (Lyman 1994). Esta
tendencia hacia el análisis zooarqueológico de cuevas y aleros ha permitido reconocer
dos importantes implicancias. Por un lado, la ausencia de sitios con evidencia de
actividades de obtención y procesamiento inicial de carcasas (Borrero et al. 1985),
conjuntos esperables en espacios abiertos inmediatamente próximos a los lugares de
obtención de recursos; y por otro, la inevitable presencia de vacíos dentro de nuestro
conocimiento
sobre
el
registro
faunístico
patagónico
(Rindel
2009).
Consecuentemente, la investigación propuesta busca aportar información sobre
aspectos que han quedado relativamente ausentes llevando a cabo un análisis del
registro arqueofaunístico procedente de sitios a cielo abierto, con el fin de contribuir a
la conformación de un conocimiento más amplio en relación con las estrategias de
subsistencia desarrolladas en el pasado.
Por otra parte, se estima necesario el desarrollo de una perspectiva tafonómica
(sensu Lyman 1994) orientada a identificar los agentes y procesos que han contribuido
a la formación y conservación del registro óseo. Las mesetas consideradas,
particularmente la del Strobel, han sido caracterizadas como ambientes poco
conservativos de evidencia ósea (Belardi et al. 2007; Dellepiane y Flores Coni 2016;
Goñi et al. 2014). Esta afirmación busca ser evaluada y discutida a partir del análisis
de las muestras faunísticas recuperadas en los últimos años. Este desarrollo permitirá
evaluar el potencial de preservación de estos ambientes, tanto en una escala espacial
local (intrameseta), como regional (intermesetas), examinando la historia tafonómica
de los conjuntos y la incidencia de la operatoria de determinados procesos naturales
junto con las particularidades formativas micro-locales de cada sitio.
Finalmente, esta investigación focaliza en el análisis zooarqueológico de
estructuras de parapetos. Estos sitios a cielo abierto presentan una alta frecuencia en
la región y en Patagonia en general (Aragone y Cassiodoro 2005- 2006; Aragone et al.
2010; Belardi y Goñi 2006; Belardi et al. 2013; Blanco et al. 2010; Cassiodoro 2011;
Cassiodoro y Flores Coni 2010; Cassiodoro et al. 2007; Carden et al. 2001; Dellepiane
2014; 2018; Dellepiane y Flores Coni 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Espinosa y
Goñi 1999; Flores Coni 2014, 2018; Flores Coni et al. 2018; García y Pérez de Micou
1979; Goñi et al. 2016a y b; Gradin 1959/60a, 1959/60b, 1971,1976, 1996; Miotti et al.
2016; Pasqualini et al. 2016; Prates et al. 2013; Vargas Gariglio et al. 2019, entre
otros); sin embargo, carecen usualmente de registro óseo asociado. En este sentido,
5
las estructuras consideradas no solo presentan esta evidencia en superficie, sino
también en estratigrafía permitiendo evaluar el rol de estos sitios a lo largo del tiempo.
Tomando en consideración la alta frecuencia de estructuras en la meseta del Guitarra,
Strobel y en la Pampa del Asador, el potencial de información faunística del área
resulta destacable.
Organización de la tesis
La tesis de doctorado se compone de 11 capítulos, un apartado destinado a la
bibliografía y un anexo. El presente es una introducción general de la investigación
desarrollada. El capítulo dos detalla el modelo de poblamiento regional y se explicitan
los objetivos generales y específicos de la investigación; se exponen las hipótesis y
expectativas que la guían. En el capítulo tres se ubican espacialmente los sectores
geográficos considerados en esta tesis: la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel
y Guitarra. A su vez, se describen las características ecológicas, ambientales,
geomorfológicas y topográficas de cada uno de estos sectores. Finalmente, se reseña
la información paleoambiental disponible para la región. En el capítulo cuatro se
detallan los antecedentes arqueológicos tanto de la región como de las zonas
aledañas. En este marco será resumido el modelo de poblamiento regional propuesto
por Borrero (1989-1990; 1994-1995; 2001). Se pondrá especial énfasis en sintetizar
los trabajos arqueológicos desarrollados en la Pampa del Asador y en las mesetas del
Strobel y Guitarra, haciendo especial referencia a la información zooarqueológica
disponible hasta el momento. El capítulo cinco indica los lineamientos teóricos
generales donde esta tesis se enmarca. Se definen entonces los conceptos generales,
marcos de referencia y modelos zooarqueológicos y arqueológicos que serán
utilizados a la hora de explicar los patrones identificados en el registro faunístico de los
sitios considerados. El capítulo 6 sintetiza y explica el acercamiento metodológico
elegido en la tesis de doctorado. Se explicitan y esclarecen los aspectos técnicos del
análisis faunístico tales como los diferentes pasos empleados en el análisis de los
conjuntos, las medidas de cuantificación utilizadas, las escalas y unidades de análisis,
las variables tafonómicas seleccionadas y los modelos de anatomía económica ante
los que se correlacionarán los datos. En el capítulo 7 se describen los sitios
considerados, refiriendo a sus características generales, estrategias de muestreo,
recolección, excavación y las cronologías disponibles. Se explicita también la
composición de la muestra correspondiente a cada conjunto. En los capítulos 8 y 9 se
presentan los resultados obtenidos en el análisis de los conjuntos faunísticos
localizados en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y Guitarra
respectivamente. En el siguiente capítulo (número 10) se lleva a cabo la discusión
6
general de la investigación desarrollada en esta tesis de doctorado en relación con
toda la información presentada en los acápites precedentes. Finalmente, en el capítulo
11 se reseñan las conclusiones alcanzadas, los aportes realizados y las líneas futuras
de investigación.
7
Capítulo 2
Objetivos e hipótesis
De acuerdo con el modelo de poblamiento propuesto para la región, la
ocupación de los diferentes espacios en el pasado ha sido dependiente de los cambios
climáticos/ambientales acaecidos durante el Holoceno, especialmente aquellos
ocurrido en los últimos 2500 años (Goñi 2010) (ver capítulo 3). Bajo este escenario de
fluctuaciones climáticas, estrechamente vinculadas con los cambios en la dirección e
intensidad de los vientos del oeste (Southern westerlies) (Gilli et al. 2001), se habrían
establecido nuevas condiciones ambientales caracterizadas por una tendencia hacia el
descenso de la humedad relativa (Stine 1990) que habría alcanzado su punto máximo
hacia los 900 años A.P. durante la Anomalía Climática Medieval (Stine 1994).
Consecuentemente, nuevas condiciones ecológicas se definen, caracterizadas por una
distribución heterogénea del agua y la liberación de nuevos espacios. Estos últimos no
solo comienzan a ser ocupados de manera más efectiva por las poblaciones humanas
en el pasado, sino también por una estepa de tipo herbácea o arbustiva dependiendo
de la altitud en la cual se emplace (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000-2002).
Este escenario se habría establecido como parte de las causas que motivaron
un conjunto de modificaciones en las estrategias de movilidad y asentamiento de las
poblaciones humanas durante los últimos 2500 años (Goñi 2010). De acuerdo con el
modelo de poblamiento tardío propuesto para el área, se habría evidenciado un uso
diferencial de los espacios en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en
función de su productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2010). Así,
el efecto social habría correspondido a una reducción de la movilidad residencial y al
desarrollo de estrategias logísticas/estacionales (Goñi 2010). Los sectores bajos
(cuenca de los lagos Pueyrredón- Posadas- Salitroso, del Cardiel y más al sur, San
Martin y Tar) asociados a condiciones climáticas más benignas y a la presencia de
recursos estables (agua y leña), se habrían caracterizado por ser áreas de carácter
residencial (Bourlot 2009; Cassiodoro 2011; Goñi y Barrientos 2004; Goñi 2010;
8
Tessone 2010, entre otros). Consecuentemente, esta reducción de la movilidad fue
acompañada por un constreñimiento espacial derivado de un mayor nucleamiento
poblacional en torno a estos espacios de ocupación anual. En contraposición, los
sectores altos (Pampa del Asador-meseta del Guitarra, mesetas del Strobel, Cardiel
Chico
y
San
Adolfo,
y
las
cuencas
altas
del
PNPM)
habrían
sido
logística/estacionalmente incorporados a partir de un proceso de extensificación
(sensu Binford 2001; Goñi 2010), representado por un aumento de la productividad
primaria a partir de la ampliación de los rangos de acción (Cassiodoro 2011; Goñi
2010, 2016; Goñi y Barrientos 2004; Re 2010; Rindel 2009, entre otros). De este
modo, se propone una marcada tendencia hacia un uso diferencial y complementario
de espacios bajos y altos en función de la estructura de recursos disponibles en cada
uno.
El objetivo principal de la presente investigación es discutir, junto con el resto
de la evidencia arqueológica disponible, las dinámicas poblacionales de la región,
haciendo especial énfasis en las características de la colonización y ocupación
efectiva (sensu Borrero 1994-1995) de los sectores de meseta, a partir del estudio de
la evidencia zooarqueológica. En este marco, se busca evaluar la variabilidad
zooarqueológica inter e intra meseta a lo largo del Holoceno tardío en relación con las
características específicas de estos espacios: accesibilidad, disponibilidad de
recursos, aspectos geomorfológicos y geológicos, condiciones ecológicas, topografía,
etc.
Adicionalmente, una serie de objetivos específicos han sido delineados:
-
Analizar y determinar los procesos tafonómicos en la formación de los
conjuntos, en una escala espacial local (intra-meseta) y regional (inter-mesetas).
-
Caracterizar las estrategias de utilización de recursos faunísticos en la meseta
del Guitarra, Pampa del Asador y meseta del Strobel.
-
Realizar un estudio comparativo inter-mesetas del registro zooarqueológico,
focalizado en su distribución espacial y temporal, a los fines de discutir la variabilidad
funcional de los ambientes considerados a partir de los patrones de procesamiento y
consumo evidenciados en los conjuntos.
-
Comparar e integrar los resultados obtenidos del análisis zooarqueológico con
la información disponible generada desde otras líneas de evidencia (tecnología,
representaciones rupestres, isótopos estables). En este sentido, a partir de la
9
información tecnológica disponible se busca discutir la vinculación entre el registro
arqueofaunístico, el equipamiento tecnológico de las mesetas y la distribución de las
estructuras de parapeto de caza.
Hipótesis
En términos macroregionales (sensu Dincauze 2000), las características del
registro zooarqueológico de los sectores altos y bajos indican que ambos espacios
tuvieron un rol diferencial en los sistemas de asentamiento y subsistencia de los
grupos humanos que los habitaron durante el Holoceno tardío (Goñi 2010; Rindel et al.
2017). En este marco, la distribución de partes anatómicas en el espacio es
diferencial, representando, en cada caso, el correlato arqueológico de su carácter y
uso general en los términos señalados por el modelo de poblamiento tardío propuesto.
Es así que los sectores altos, logística/estacionalmente organizados, presentan una
tendencia hacia conjuntos óseos más homogéneos caracterizados por frecuencias
elevadas de elementos esqueletarios pobremente representados en los espacios
bajos, en especial huesos como la pelvis, escápula, extremidades superiores (húmero
y fémur) y fragmentos articulares de huesos largos (Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et
al. 2017). En consecuencia, se ha definido para los sectores altos de la región una
tendencia zooarqueológica homogénea, estrechamente ligada con una utilización
similar del espacio durante los últimos 2500 años. No obstante, el análisis realizado
desde otras líneas de evidencia (representaciones rupestres y tecnología) ha
registrado un mayor rango de variabilidad en el uso logístico de estas mesetas
(Cassiodoro et al. 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018). Estas
investigaciones, abordadas desde escalas espaciales más acotadas, establecen la
existencia de una utilización diferencial al interior de las mesetas, caracterizada por
una mayor diversificación de las tareas desarrolladas, estadías más prolongadas y la
posible presencia de todo el grupo familiar (Flores Coni 2018; Guichón 2018). Por lo
tanto, se espera que la variabilidad registrada tenga también un correlato
zooarqueológico. De esta manera la hipótesis 1 establece que:
Se reconoce un mayor rango de variabilidad en el uso logístico de los sectores
altos de la región durante el Holoceno tardío. Las estrategias de subsistencia
implementadas en la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra
han sido variables y diversas entre sí producto de la incidencia de fenómenos
sociales específicos y las particularidades propias de cada espacio en tanto
disponibilidad diferencial de reparo, características ambientales microlocales y
la presencia de recursos específicos (agua y materias primas).
10
La hipótesis 1 será contrastada positivamente en tanto puedan reconocerse
diferencias en las características generales del registro zooarqueológico inter meseta
como correlato de una utilización diferencial de los espacios y un manejo variable de
los recursos faunísticos. La representación de partes anatómicas, junto con los
patrones de procesamiento y consumo registrados en cada sector, deberán evidenciar
contrastes en tanto configuran referentes empíricos de las estrategias implementadas.
Por otra parte, las mesetas consideradas no representan en su interior paisajes
estrictamente homogéneos sino que, por el contrario, exhiben características
ecológicas, ambientales y geomorfológicas diversas. Adicionalmente, en términos
arqueológicos, las investigaciones llevadas a cabo en cada uno de estos sectores han
destacado la presencia de una variedad de tareas desarrolladas junto con una
utilización diferencial de los espacios al interior de cada área (Cassiodoro et al. 2016;
Dellepiane y Cassiodoro 2019; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018).
Tomando en consideración esta información, la hipótesis 2 establece que:
Se reconoce variabilidad en las características zooarqueológicas al interior de la
Pampa del Asador y de las mesetas del Strobel y Guitarra respectivamente,
producto del carácter cambiante de las estrategias logísticas implementadas en
cada una a lo largo del tiempo. Esta hipótesis supone variabilidad en las
estrategias de caza, procesamiento y transporte en función de la influencia de
factores internos (e.j. variaciones demográficas) y externos (fluctuaciones
climático/ambientales).
Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en las distintas mesetas de
la región, y de Patagonia en general, han establecido que las estructuras de parapetos
son uno de los tipos de sitios a cielo abierto más frecuentes (Aragone y Cassiodoro
2005- 2006; Aragone et al. 2010; Belardi y Goñi 2006; Belardi et al. 2013; Blanco et al.
2010; Cassiodoro 2011; Cassiodoro y Flores Coni 2010; Cassiodoro et al. 2007;
Carden et al. 2001; Dellepiane 2014; 2018; Dellepiane y Flores Coni 2014; Dellepiane
y Cassiodoro 2019; Espinosa y Goñi 1999; Flores Coni 2014, 2018; Flores Coni et al.
2018; García y Pérez de Micou 1979; Goñi et al. 2016a y b; Gradin 1959/60a,
1959/60b, 1971,1976, 1996; Miotti et al. 2016; Pasqualini et al. 2016; Prates et al.
2013; Vargas Gariglio et al. 2019, entre otros). La funcionalidad de estos sitios como
apostaderos de caza de breve duración o espacios de uso habitacional caracterizados
por estadías más prolongadas ha sido un aspecto de discusión en los últimos años
(Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Dellepiane y Flores Coni 2016; Dellepiane y
Cassiodoro 2019; Flores Coni 2018; Goñi 2010; Miotti et al. 2016). Por lo tanto, como
11
parte de la variabilidad enunciada en la hipótesis 2 se espera reconocer un uso diverso
de estas estructuras. Por un lado, la presencia de un conjunto de modalidades
alternativas ligadas con la obtención de presas y su procesamiento inicial; y por otro,
que algunas de las actividades llevadas a cabo no solo den cuenta de tareas
asociadas con la caza.
12
Capítulo 3
Características Ambientales
e Información
Paleoambiental de la región
3.1 Introducción
Esta tesis se enmarca dentro de un conjunto de investigaciones sistemáticas
que se iniciaron en el centro-oeste de Santa Cruz hace más de 30 años y que se
continúan desarrollando en la región. Desde sus comienzos han buscado evaluar la
relación existente entre los diferentes eventos climáticos/ambientales y ecológicos
ocurridos en el Holoceno, y los cambios en la organización de las sociedades
cazadores-recolectoras (Aschero et al. 1992-1993; Goñi 1988; 2000, 2010; Goñi et al.
2000-2002). El ambiente es considerado aquí como un factor influyente del cambio
cultural, sí bien no dicta o determina el carácter de la respuesta dada por las
poblaciones humanas, si causa efectos en las mismas (Jones et al. 1999; Oldfield y
Alverson 2003; Goñi 2010). A continuación se detallará la localización espacial de
cada sector, límites y características generales. Posteriormente se hará referencia al
ambiente, el clima y los recursos. Finalmente, se sintetizará la información
paleoambiental disponible para el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz.
3.2 Localización y características generales de la región bajo estudio: Pampa del
Asador y mesetas del Guitarra y Strobel
La región de estudio se encuentra ubicada en el centro-oeste de la provincia de
Santa Cruz, área considerada semi desierto y dominada por la estepa patagónica
(Cabrera y Willink 1980) (Figura 3.1). En este espacio, el paisaje se caracteriza por la
presencia de un importante sistema de mesetas altas, organizadas de manera paralela
13
a la Cordillera de los Andes, y el desarrollo de grandes lagos y cuencas de ríos
cordilleranos. En función de la altura sobre el nivel del mar, el área de estudio ha sido
subdividida en dos zonas ambientales bien diferenciadas y con características propias:
sectores altos (700-1500 msnm) y bajos (100-400 msnm). Esta tesis discutirá la
información zooarqueológica de conjuntos que se localizan en el primero de ellos: la
Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra.
Figura 3.1: Región de estudio y delimitación de las áreas consideradas.
La Pampa del Asador se encuentra ubicada en el departamento de Río Chico,
al noroeste de la provincia de Santa Cruz (Figura 3.1) y presenta una altura sobre el
nivel del mar que se extiende dentro de un rango que va de los 900 a los 1100 m. El
Cerro Pampa constituye uno de los puntos destacados del área, presenta una altura
de 1351 m y se encuentra conformado por adakitas y dacitas producto de la actividad
magmática del Mioceno superior (Ramos et al. 2004) (Figura 3.2 y 3.3). Este espacio
14
limita hacia el oeste con la Meseta del Águila, al norte con la Meseta del Guitarra,
hacia el este con el bajo por el cual discurre la Ruta Nacional N° 40, y al sur se
encuentra la cuenca de los ríos Belgrano y Chico.
Figura 3.2: Pampa del Asador y meseta del Guitarra.
La Pampa del Asador es una planicie glaciaria caracterizada por la presencia
de depósitos glacifluviales estratificados que apoyan sobre rocas preexistentes,
sedimentos continentales y volcánicos de edad terciaria. Estos depósitos exhiben
rocas de diversas características, entre las que se destacan sílices, basaltos y
obsidianas de excelente calidad para la talla. La alta disponibilidad de estas materias
primas líticas jerarquiza a este espacio como una de las principales fuente de
aprovisionamiento regional (Belardi et al. 2006; Cassiodoro 2011; Espinosa y Goñi
1999; Molinari y Goñi 1995; Stern 1994; 2004; Stern et al. 1995). Por otra parte, este
sector presenta un tipo de relieve suavemente ondulado y con escasos accidentes
topográficos (Giacosa et al.1997) (Figura 3.3). El origen glaciario de esta planicie
resulta apropiado para la formación de mallines y cuerpos lagunares, en tanto
presentan una topografía baja y sedimentos finos con alta capacidad de retención de
agua (Mazzoni y Vázquez 2004) (Figura 3.3). Por tanto, se configura como un paisaje
en donde el agua, recurso critico en la estepa patagónica, se encuentra presente y se
localiza en sectores específicos y puntuales del área.
15
Figura 3.3: Sectores de la Pampa del Asador. Referencias: A: Cerro Pampa vista sur. B-Cárcava Cerro
Pampa 6 vista norte y C-Pampa del Asador.
Por otra parte, las mesetas basálticas miocénicas (Ramos 2002) son uno de
los rasgos geomorfológicos más característicos de la región. En la provincia de Santa
Cruz han sido identificadas 289 manifestaciones basálticas con una superficie mayor a
1km², constituyendo el 10% del espacio provincial (Mazzoni y Rabassa 2010) y
representando una superficie mayor a las 2.000.000 ha. (Rial 2001) (Figura 3.4). Las
mesetas del Strobel y del Guitarra, sectores considerados ente trabajo, son extensas
coladas basálticas que presentan un origen geológico asociado con sucesivos eventos
tectónicos ocurridos durante los períodos Terciario y Cuaternario, formando parte de
un extenso sistema de mesetas basálticas que recorren la estepa patagónica a través
de su eje latitudinal (Panza y Franchi 2002; Ramos 2002) (Figura 3.3). El borde de
16
estas mesetas es una abrupta y continua barda subvertical, casi siempre escarpada y
visible desde grandes distancias (Panza y Franchi 2002), a cuyos pies se disponen
mallines y áreas húmedas consecuencia de la percolación del agua superficial
(Mazzoni y Vázquez 2004).
Figura 3.4: Manifestaciones basálticas de la provincia de Santa Cruz (tomado de Mazzoni y Rabassa
2010), En el recuerdo se delimita la región de estudio.
La meseta del Guitarra se localiza inmediatamente al norte de la Pampa del
Asador, entre los 1000-1400 msnm y está limitada hacia el oeste por la meseta del
Águila, al este por la Laguna Asador, hacían el norte por la meseta Asador y hacia el
sur por la Pampa del Asador (Goñi et al. 2010; Cassiodoro 2016a) (Figuras 3.1 y 3.2).
Dentro de los aspectos topográficos más importantes de la meseta se destacan: el
Cañadón Guitarra (Figura 3.5-A) por el cual fluye el río homónimo, actualmente seco, y
que,
en
momentos
de
mayor
humedad
discurre
en
dirección
oeste-este
desembocando en la laguna del Asador (Figura 3.2). El cañadón tiene unos 9 km de
extensión y está enmarcado por paredones basálticos de altura variable (entre 2 y 8
m) que ofrecen buen reparo (Cassiodoro 2016a; Goñi et al. 2010). Las pampas altas
(Figura 3.5-B) son la real expresión de los ambientes de meseta, caracterizados por
una mayor altura sobre el nivel del mar que los sectores restantes y una baja cobertura
vegetal que, en secciones del paisaje, deja al descubierto el manto lávico de base
(Cassiodoro 2016a; Goñi et al. 2010). Su topografía plana con suaves ondulaciones
establece bajas condiciones de reparo, solo disponibles en escasos afloramientos
rocosos de altura variable asociados a lagunas. Finalmente, se registra la costa del
lago Guitarra (Figura 3.5-C) la cual presenta una extensión aproximada de 26 km
(Cassiodoro 2016a; Goñi et al. 2010).
17
Figura 3.5: Sectores topográficos de la meseta del Guitarra. Referencias: A: Cañadón Guitarra. B-Pampas
Altas y C-Costa del lago Guitarra.
La meseta del Strobel se localiza a 60 km de la Pampa del Asador en dirección
sur, a 48° 28’ Latitud Sur, y a 71° 17’ de Longitud Oeste (Figura 3.1). Se trata de una
meseta basáltica miocénica que cubre un área de 2500 km2, lo cual equivale a un
10,4% de la superficie de las mesetas basálticas de esta provincia (24000 km 2)
(Lancelotti 2009). Se encuentra delimitada al norte y al este por el valle del río Chico,
al oeste por la meseta de la Muerte y hacia el sur se ubica la cuenca del lago Cardiel.
Una de las características más destacables de esta meseta es la cantidad de cuerpos
de agua que alcanzan un total aproximado de 2000 lagunas durante los años más
húmedos. Se destaca el lago Strobel, localizado al centro-norte de la meseta, los lagos
Quiroga y Quiroga Chico, ubicados en el extremo noroeste, y un sistema de lagunas
encadenadas que atraviesa la meseta de sur a oeste y de centro a norte (Figura 3.6).
Esta configuración hídrica representa un importante reservorio de agua para toda la
región y se constituye también como un mosaico ambiental dinámico que provee un
hábitat para una diversidad de organismos (Lancelotti 2009).
18
Figura 3.6: Meseta del Strobel.
La meseta del Strobel presenta una variación altitudinal que manifiesta un eje
oeste-este, alcanzando los 1200 mnsm en cercanías a los lagos Quiroga y Quiroga
Chico y disminuyendo hasta los 650 msnm en el extremo este. La distribución de la
vegetación se corresponde con estas características, evidenciando una mayor
cobertura en el sector oeste reduciendo su densidad hacia el este, hallándose
espacios de suelo desnudo.
19
Figura 3.7: Sectores topográficos de la meseta del Strobel. Referencias: A: Pampas B-Bajos con lagunas
y C-Cañadón del rio Barrancoso.
Al interior de la meseta del Strobel se reconocen sectores topográficos con
características específicas (Figura 3.7). Las pampas son superficies relativamente
planas o levemente onduladas y presentan, en baja frecuencia, afloramientos rocosos
bajos que brindan una mínima protección y reparo en un paisaje que carece de ambos
(Figura 3.7-A). Los bajos con lagunas, enmarcados en paredones basálticos son uno
de los rasgos más destacados en la meseta. Se trata de depresiones naturales
formadas por procesos tectónicos y deflaciones posteriores del manto basáltico, sobre
sedimentos preexistentes (Figura 3.7-B). Éstas son alimentadas por el derretimiento
de nieve y hielo acumulados durante el invierno (Lancelotti 2009). Su distribución
espacial en la meseta dista de ser homogénea, concentrándose principalmente en el
sector centro-oeste y correspondiéndose con el eje de variación altitudinal antes
20
mencionado (Lancelotti 2009). Por último, se observa el cañadón del río Barrancoso
localizado también hacia el oeste de la meseta (Figura 3.7-C). Presenta una extensión
de 26 km, desde su nacimiento en la meseta de la Muerte hasta su desembocadura en
el lago Strobel (Figura 3.6). Su curso de agua, producto del deshielo, discurre en
dirección suroeste-noroeste y alimenta una gran cantidad de vegas y mallines a su
paso.
3.3 Ambiente, clima y recursos
En términos fitogeográficos, los sectores considerados se encuentran dentro
del Dominio Andino, Provincia Patagónica, Distrito Central, subdistrito austral o
santacrucense (León et al. 1998). En tanto estepa arbustiva árida (Roig 1998 en
Lancelotti 2009) o baja (León et al. 1998), la vegetación constituye la expresión de la
máxima
aridez
de
las
estepas
patagónicas
dada
su
fisonomía
yerma
y
extremadamente xérica. Se caracteriza por la escasa cobertura, que no supera el
50%, y se compone principalmente de arbustos enanos en cojín alternados con una
pequeña cantidad de gramíneas (León et al. 1998). Las especies que predominan son
la mata torcida, la mata guanaco, cola piche, coirón, entre otros taxones (Roig 1998 en
Lancelotti 2009). En pequeños paleo drenajes y depresiones secas se ubican también
poblaciones densas de mata negra (León et al. 1998), y en algunos sectores de menor
altura sobre el nivel del mar y protegidos, es posible encontrar calafate.
El clima predominante en los sectores considerados es templado-frio
observándose una temperatura anual media entre 8 y 10° C (Paruelo et al. 1998).
Estos ambientes manifiestan también un marcado gradiente de precipitaciones que
oscila entre 200-300 mm anuales, concentradas principalmente en otoño e invierno.
Las bajas temperaturas y la altura sobre el nivel del mar generan una importante carga
de nieve que dificulta su habitabilidad durante el invierno. Así, estos sectores se ven
caracterizados por la presencia de una marcada estacionalidad, responsable a su vez
de las importantes fluctuaciones en el aporte hídrico (Figura 3.8).
21
Figura 3.8: Estacionalidad en las mesetas del Strobel y Guitarra y en la Pampa del Asador. Referencias:
Representación de las estaciones A- verano. B- invierno/primavera C- Otoño/Invierno.
El agua es un recurso crítico en Patagonia que limita la distribución de los
seres vivos en el espacio. Si bien las precipitaciones medias anuales en estos
ambientes son bajas, la intensa fracturación de la roca volcánica favorece la infiltración
de agua y de nieve que precipita sobre ella. De esta forma, percola hasta encontrar
niveles impermeables subyacentes a la capa de basalto donde fluye lateralmente
hasta aflorar en las laderas (Mazzoni y Vázquez 2004). Es así que se produce la
formación de manantiales y pequeños ojos de agua de régimen permanente que
alimentan un elevado número de mallines, generalmente de pequeñas dimensiones.
Los mallines o vegas son microambientes característicos en planicies glaciarias y
mesetas basálticas. Estos sectores de la estepa semiárida que presentan un aporte
regular de agua superficial o freática, son los ambientes de mayor productividad en la
región, donde la vegetación puede cubrir el 100% del suelo dando lugar a praderas
húmedas compuestas principalmente por comunidades vegetales de ciperáceas,
gramíneas y dicotiledóneas (Boelck 1957). Su biodiversidad vegetal resulta en un
componente nutricional clave de consumo para las comunidades animales de la
región, especialmente para el guanaco (Lama guanicoe).
Entre los principales recursos locales, el guanaco es la especie animal
preponderante y de mayor importancia económica en la región. De acuerdo a la
información arqueológica disponible hasta la fecha, ha constituido la principal presa
para las poblaciones cazadores recolectoras que habitaron el interior de Patagonia
meridional. Su amplia distribución incluye toda la región cordillerana, desde el norte de
Perú hasta la isla de Tierra del Fuego, e involucra una gran variedad de ambientes,
siendo en su mayoría contextos áridos y semiáridos (Franklin 1983). Se trata de un
ungulado de tamaño relativamente grande, cuyo peso corporal para ejemplares
22
patagónicos oscila entre los 100 y 120 kg. A pesar de exhibir un escaso dimorfismo
sexual, la condición nutricional de los individuos varía estacionalmente. Al respecto,
Raedeke (1978) señala que los machos manifiestan condiciones más estables
anualmente, pero inferior a la de las hembras. Estas últimas alcanzan su mejor
condición en el mes de junio y luego de este lapso comienzan una reducción de su
condición nutricional durante la primavera y el principio del verano, momento que se
corresponde con la última etapa de gestación, la posterior parición y la lactancia de las
crías (Raedeke 1978).
El momento de parición en el guanaco varía latitudinal y longitudinalmente. En
el sector meridional de Patagonia inicia en el mes de diciembre para finalizar en los
meses de febrero-marzo; esta es una época de buena disponibilidad de pasturas y
máximo fotoperiodo, permitiendo a la población dedicar el máximo tiempo posible a la
obtención de alimentos. En este marco, los ecosistemas de manantiales y mallines,
ambientes con alta frecuencia en las mesetas y planicies glacifluviales de la región,
son espacios sistemáticamente seleccionados por las poblaciones de guanaco en
tanto que ofrecen terrenos llanos y abiertos, con una óptima visibilidad ante posibles
predadores y excelentes pasturas para las hembras que deben hacer frente a las altas
demandas energéticas de la gestación y lactancia (Bunnell y Gillingham 1985; Loudon
1985; Main y Coblentz 1996; Main et al. 1996). Más aún, las hembras pueden
incrementar su fitness reproductivo seleccionando este tipo de hábitat dado que
aumenta su supervivencia y la de su descendencia (Bleich et al. 1997; Main y
Coblentz, 1990,1996). El peso de los chulengos (cría del guanaco) al nacer es de
aproximadamente 10 kg (Raedeke 1978). En general, es amamantado durante 3 a 5
meses, si bien al mes ya comienza a ingerir materia vegetal. Su pelaje es de color
canela claro, el cual es muy sedoso y suave, y cambia por el de los adultos a los 20
días de nacido.
Los hábitos alimenticios del guanaco son exclusivamente herbívoros e incluye
tanto el pastoreo de hierbas, como el ramoneo de arbustos y árboles. Al mismo
tiempo, es un bebedor periódico, esto significa que, a pesar de poder ocupar
ambientes sumamente áridos, requiere tomar ocasionalmente agua pura o incorporarla
a través de la ingesta de vegetales (Franklin 1982).
Diversos investigadores han registrado la presencia de poblaciones de
guanacos migratorias y sedentarias. En cuanto a los desplazamientos migratorios,
presentan un carácter estacional asociado con el período de crecimiento de pasturas
en sectores altitudinalemente elevados, durante los meses de primavera y verano.
23
Estos movimientos pueden involucrar a la totalidad o a una parte de los individuos
presentes en una gran área (Cajal 1983; Franklin 1975, 1982, 1983; Raedeke 1979,
entre otros). Este comportamiento es un aspecto especialmente relevante en esta tesis
dado que pudo generar una movilidad isomórfica con los grupos cazadoresrecolectores de la región, donde los segundos seguirían a los primeros (Goñi 2010).
Una de las principales características del comportamiento del guanaco es su
marcada territorialidad (Cajal 1983; Franklin 1983; Raedeke1978, entre otros).
Asimismo, al igual que otros camélidos, se caracteriza por organizarse en distintos
grupos sociales:
Los grupos familiares están compuestos por unidades sociales promediadas de
7 individuos conformadas por un macho adulto, hembras y sus juveniles,
generalmente menores a los 15 meses de edad. Cada uno de estos grupos
familiares, presenta un territorio defendido y permanentemente ocupado por el
macho adulto (Franklin 1982, 1983).
Los grupos de machos se componen de animales inmaduros que han sido
expulsados de su grupo familiar y de otros machos no territoriales. Estos
grupos son altamente móviles y dinámicos y, por lo tanto, su tamaño fluctúa
diariamente. Suelen ocupar espacios ecológicos marginales que no se
encuentran ocupados por grupos familiares (Franklin 1982; Larrieu et al. 1985;
Raedeke 1979; Wilson 1982).
Los machos solitarios, como formación social, incluyen machos adultos que
pueden o no poseer territorio. Algunos investigadores consideran que se
encuentran formados por machos maduros jóvenes o seniles (Cajal 1983;
Raedeke 1979).
Finalmente, han sido registrados grupos de hembras, integrados únicamente
por hembras maduras y juveniles acompañadas por sus crías y sin contar con
la presencia de machos (Ortega y Franklin 1995).
Por otra parte, la composición faunística de la región cuenta también con
carnívoros como zorros (Dusycion sp) y pumas (Felis concolor), edentados
(Chaetophractus villosus, Zaedyus pichiy), roedores (Ctenomys sp, entre otros), y una
gran variedad de lagartijas o matuastos representando distintas formas de los géneros
Liolaemus, Phymaturus y Diplolaemus. También se observa una numerosa avifauna
que se congrega en lagunas y mallines, entre los que se destaca el cauquén
(Chloephaga picta), el cisne de cuello negro (Cygnus sp), macáes (Podiceps gallardoi),
flamencos (Phoenicopterus chilensis), y bandurrias (Theristicus caudatus), entre las
24
especies principales (Figura 3.9). El ñandú petiso o choique (Rhea pennata) resalta en
este contexto como la única ave corredora.
Figura 3.9: Fauna local. Referencias: A-Guanaco, B-Zorro, C-Piche, D-Puma, E-Flamenco, F-Cauquén, GMacá, H-Lagartija y I-Tucu-Tucu.
3.4 Información Paleoambiental
Múltiples investigaciones han sido desarrolladas a los fines de establecer las
características paleoambientales del Pleistoceno/ Holoceno en Patagonia centromeridional. Las mismas han explorado diferentes líneas de evidencia entre las que se
destacan los análisis polínicos (Mancini 1998; Mancini et al. 2002; Markgraf et al.
2003), sedimentológicos (Ariztegui et al. 2009; 2014; Favier Dubois 2004; Fey et al.
2009; Gilli et al. 2000; Gilli 2003; Haberzettl et al. 2005; Markgraf et al. 2003),
geomorfológicos (González 1992; Quade y Kaplan 2017; Stine 1994, 2000; Stine y
Stine 1990), glaciarios (Glasser et al. 2004; Mercer 1979), isotópicos (Markgraf et al.
2003) y el estudio de micromamíferos (Pardiñas 1996-1998). Si bien hasta la
actualidad, ni las mesetas de Strobel y del Guitarra, ni la Pampa del Asador cuentan
con información paleoambiental propia, las investigaciones correspondientes han sido
iniciadas recientemente y los resultados se encuentran en proceso de análisis. Ante
este escenario, su problemática paleoambiental será abordada a partir de una escala
mesoregional (sensu Dincauze 2000) que permita su integración con la información
disponible para otras áreas.
Las investigaciones paleoambientales realizadas en la cuenca del lago Cardiel
(Figura 3.1) incluyen el análisis de una muy variada cantidad de proxies: estudios
limnogeológicos, análisis de ostrácodos, polen, algas verdes, diatomeas e isótopos
estables (Ariztegui et al. 2009; 2014; Gilli et al. 2001; Gilli 2003; Markgraf et al. 2003);
también se elaboraron perfiles sismográficos del fondo del lago (Gilli et al. 2001, Gilli
2003), y se llevaron a cabo investigaciones geomorfológicas (Quade y Kaplan 2017;
25
Stine 1994; Stine y Stine 1990). Atendiendo a que se corresponde con una cuenca
endorreica, el área de captación no se vio afectada por la acción de glaciares. Esto
implica que se mantuvo desconectada de los sistemas de escurrimiento de agua
glaciar o de su descongelamiento, siendo muy sensible a cambios en la relación
evaporación/precipitación. Es así que la cuenca del lago Cardiel, como otras en
Patagonia, se convierten en una confiable herramienta de medición de la humedad
ambiental. Los niveles del lago aumentan rápidamente durante aquellos períodos en
donde la precipitaciones son frecuentes y disminuyen cuando los intervalos de sequías
se incrementan (Ariztegui et al. 2014).
Los estudios geomorfológicos llevados a cabo en la cuenca del lago Cardiel
han podido identificar la existencia de diferentes paleocostas que, luego de ser
datadas, permitieron construir una secuencia de sus avances/retrocesos en el pasado.
Es así que para momentos pleistocénicos y principios del Holoceno, el lago Cardiel se
habría encontrado prácticamente seco (13.160 años cal. A.P.), a unos 76 metros por
debajo de su nivel actual. Rápidamente, para los 12.600 años cal. A.P., el nivel del
lago aumenta abruptamente alcanzado, al menos, su cota del nivel actual. Su mayor
transgresión es registrada para los 10.100/9.700, superando en 55 m la cota actual (de
1990). Hacia los 6100 años cal A.P. se reconoce un nuevo lapso de aridez. Entre los
6.800 y los 5.300 años cal. A.P. se produce un reacomodamiento de los Southern
Westerlies a latitudes meridionales más altas, con una intensificación de los mismos
hacia los 49 grados S, como consecuencia de una intensificación del anticiclón del
Pacífico Sudeste con un incremento en el gradiente de temperatura polo-ecuador.
Hacia los 5500 y 4500 años A.P. se produce una nueva transgresión del lago, llegando
a superar por 21 metros el nivel actual. Posteriormente, estos niveles nunca fueron
alcanzados y se alternaron períodos de muy baja humedad y momentos de
incremento. Durante el Holoceno tardío, se advierte una última transgresión que logro
superar en 11 m la cota actual. Entre los 1800 y 1200 años cal. A.P. se registra una
mayor actividad eólica interpretada como una intensificación de los Southern
Westerlies (Gilli et al. 2001). A partir de aquí, se advierte una tendencia hacia un
proceso de desecación que se agudiza hacia los 900 años A.P (Favier Dubois 2004;
Stine 1994; Zolitschka et al. 2006). Estos eventos se corresponden con un fenómeno
climático de alcance global denominado Anomalía Climática Medieval que manifestó
consecuencias dispares regionalmente (Stine 1994, 2000). Particularmente en
Patagonia meridional, se observan registros para los últimos 1000 años A.P., tanto en
el lago Cardiel como en otras cuencas (campo de lava de Pali Aike, laguna Azul,
laguna las Vizcachas, entre otras) que reflejarían un desfasaje temporal en cuanto a
26
las reconstrucciones e interpretaciones entre las secuencias húmedas/frías y
cálidas/secas (Favier Dubois 2004; Gilli et al 2000; Gilli 2003; Haberzettl et al. 2005;
Zolitschka et al. 2006). Estas discrepancias serían el reflejo de las diferencias
existentes entre cuencas en cuanto a su posición latitudinal y a la intensidad de los
vientos del oeste meridionales (Southern Westerlies), generando, como consecuencia,
efectos diversos en franjas latitudinales diferentes (Gilli 2003; Goñi 2010; Markgraf et
al. 2003). Considerando la información obtenida en el lago Cardiel, dos momentos muy
secos fueron registrados entre los 972 y 860 años A.P y entre los 700 y 570 años A.P
que, de acuerdo con Stine (1994), se corresponden con sequias épicas (Figura 3.10).
Figura 3.10: Curva de variación de nivel del lago Cardiel (Tomado de Ariztegui et al. 2014).
Nuevas investigaciones desarrolladas por Quade y Kaplan (2017) en la cuenca
del Lago Cardiel han obtenido resultados que se corresponden, en general, con la
información paleoambiental sintetizada en el párrafo anterior. No obstante, registran
también diferencian menores. En lo que respecta al lapso temporal donde esta tesis se
enmarca, sugieren que a partir de los 3500/3000 años, el nivel del lago se habría
mantenido como en la actualidad, incrementando en solo dos sucesos 15 m por
encima de su nivel actual (Quade y Kaplan 2017).
27
Estos cambios y fluctuaciones en los niveles de humedad regional también han
sido reconocidos en el Parque Nacional Perito Moreno (PNPM) (Figura 3.1) a partir de
una serie de estudios geomorfológicos y polínicos. Los primeros indican la existencia
de un paleolago conformado por la unificación de las cuencas de los lagos Azara,
Belgrano, Mogote, Nansen, Volcán y Burmeister que habría manifestado ascensos y
descensos de su nivel a lo largo del Holoceno, evidenciándose su última oscilación
hacia los 2220 ± 60 años AP (González 1992). Por su parte, los análisis polínicos
confirman este marco registrándose también variaciones en la vegetación durante los
últimos 7000 años AP (Mancini 1998, 2007; Mancini et al. 2002). En este sentido, ha
sido propuesto un primer desarrollo de la estepa herbácea como consecuencia de una
mayor disponibilidad de agua, seguida, a partir de los 2500 años AP, por un posterior
avance de la estepa arbustiva. Finalmente, se registran condiciones más secas en
momentos posteriores a los 1000 años AP.
La cuenca de los lagos Pueyrredón-Posadas-Salitroso (Figura 3.1) presenta un
origen asociado a la erosión glaciar durante el Pleistoceno (Caldenius 1932; Horta et
al. 2013, 2016). Los trabajos paleoambientales desarrollados en el área han permitido
reconstruir un perfil paleogeografico de fluctuaciones para la cuenca a lo largo del
Holoceno (Horta et al. 2013, 2016). De acuerdo con Horta y colaboradores, los niveles
de la cuenca habrían variado. De esta forma, se determinó que entre los 12.052 años
cal. A.P. y los 7.690 años cal. A.P. el paleolago se elevaba a 300 msnm. A partir de
esta fecha comienza su descenso. Para los 5.912 años cal. A.P. habría disminuido a
los 200 msnm. Luego, los lagos Posadas y Salitroso habrían comenzado a separarse
manifestando regresiones y transgresiones hasta alcanzar su configuración actual
(Horta et al. 2016).
3.5 Síntesis
Las mesetas del Strobel y del Guitarra junto con la Pampa del Asador se
encuentran ubicadas en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz. En función de
su altura sobre el nivel del mar (700-1400 msnm) forman parte de los sectores altos de
la región, categoría conformada también por el PNPM. Las condiciones climáticas
generales son muy similares en cada uno de estos espacios, caracterizadas por un
temperatura media que oscila entre los 8 y 10ºC, un gradiente de precipitaciones entre
200-300 mm anuales y una marcada estacionalidad que impide su habitabilidad anual.
En términos ambientales, su vegetación y fauna no difieren mayormente. El guanaco,
presa principal para las poblaciones humanas que ocuparon estos espacios, habría
habitado de igual modo y bajo una misma dinámica estacional estos espacios. Una de
28
las principales diferencias existentes entre la Pampa del Asador y las mesetas del
Strobel y del Guitarra se encuentra relacionada con el origen geológico de cada una;
glaciario para el primero y tectónico para las segundas. Consecuentemente, las
características geomorfológicas en cada sector son variables, al igual que la
disponibilidad y distribución de ciertos recursos (agua y reparo) de importancia para
las poblaciones humanas que las habitaron. En este sentido, la meseta del Strobel se
establece como un importante reservorio de agua en una escala regional, jerarquizada
aún más por su alta disponibilidad de reparo natural. La Pampa del Asador en tanto se
destaca debido a la existencia de diversas materia primas de excelente calidad para la
talla.
Por otra parte, la información paleoclimática sintetizada tuvo por objeto
determinar el carácter de los escenarios y paisajes dentro de los cuales se produjo el
proceso de poblamiento de la región bajo estudio. De este desarrollo, dos aspectos se
consideran claves: por un lado la concepción del Holoceno como un periodo de
constantes fluctuaciones climático/ambientales; y por el otro, la caracterización del
Holoceno tardío como un período con un fuerte proceso de desecación y sus
derivaciones en términos ecológicos/ambientales: la liberación de nuevos espacios y la
distribución y disponibilidad de los recursos (agua, leña y animales).
Este escenario paleoclimático se ha establecido como el punto de partida del
modelo de poblamiento tardío (últimos 2500 años AP) propuesto por Goñi y
colaboradores dentro del cual se enmarca este trabajo de tesis (Goñi 2000, 2010; Goñi
y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al. 2000-2002).
29
Capítulo 4
Antecedentes
4.1 Introducción
En este capítulo se sintetizan los antecedentes arqueológicos disponibles más
relevantes para la presente investigación. Se especifica entonces el marco dentro del
cual este trabajo se inserta, detallándose el inicio de las investigaciones en la región y
el modelo de poblamiento tardío propuesto (Goñi 2000, 2010). Posteriormente, se
resumen los trabajos realizados en la meseta del Strobel, para luego hacer lo propio
para la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. En este punto, se especifican las
diferentes líneas de evidencia que han podido ser abordadas en cada uno de los
casos desde el inicio de las investigaciones en cada área, haciendo especial énfasis
en el registro zooarqueológico. A continuación, se establece el estado de la cuestión
en otras mesetas y cuencas altas localizadas en el centro-oeste de la provincia de
Santa Cruz, tales como el Parque Nacional Perito Moreno (PNPM) y las mesetas de
San Adolfo y Cardiel Chico. El mismo procedimiento se aplicará para los sectores
bajos de la región: la cuenca de los lagos Pueyrredón-Posadas-Salitroso y la del lago
Cardiel (Figura 4.1).Asimismo, se hará una breve referencia a este tipo de
investigaciones a nivel regional más amplio.
Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en la región se inician en la
década del ´80 por Aschero en el área del Río Belgrano-Lago Posadas y en el PNPM
(Aschero 1981-1982), con un proyecto enmarcado en una perspectiva regional que
había tenido su inicio en la zona del Río Pinturas a partir de los trabajos conducidos
por Gradin, Aguerre y el propio Aschero (Aschero et al. 1992-1993; Gradin et al. 1976,
1979). Posteriormente, a partir de 1983, Goñi junto con Aschero dan comienzo a
nuevos proyectos arqueológicos localizados en el noroeste de la provincia de Santa
Cruz, más concretamente en el Parque Nacional Perito Moreno y área del lago
Posadas. A partir de 1992 se comienzan fases exploratorias en los ambientes de
mesetas y pampas altas, iniciando por las mesetas del Águila y la Pampa del Asador.
En 1994 se incorpora el sector bajo del lago Salitroso y ya para 1999 estos desarrollos
incluyen también la meseta del Strobel y la cuenca del lago Cardiel. En la actualidad,
estas investigaciones se encuentran vigentes incorporando nuevos espacios, como la
meseta del Guitarra y Meseta del Asador, dando lugar a una multiplicidad de nuevas
30
problemáticas (Cassiodoro 2011, 2016a, 2016b; Dellepiane 2014, 2018; Flores Coni
2013, 2018; Goñi 2000, 2000-2002, 2010; Goñi et al. 2000-2002, 2007, 2010, 2014,
2018; Guichón 2018; Nuevo Delaunay 2015; Pasqualini et al. 2016; Rindel 2009; Re
2010; Re et al. 2016; 2017, entre otros).
Figura 4.1: Región de estudio: cuencas altas, bajas y mesetas
Desde sus inicios, el objetivo de estas investigaciones ha buscado relacionar la
dinámica
poblacional
del
sur
de
Patagonia
con
los
diferentes
eventos
climáticos/ambientales acaecidos durante el Holoceno, abordando escalas espaciales
y temporales amplias (Aschero et al. 1992, 2005; Goñi 1988, 2000, 2010). Se ha
propuesto establecer las características de la ocupación humana de sectores
ambiental y ecológicamente bien diferenciados, localizados en el centro-oeste de la
31
provincia de Santa Cruz dando cuenta de la variabilidad del registro arqueológico
regional (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000- 2002, 2007).
En este contexto ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío para la
región (Belardi et al. 2003; Goñi 2000, 2010; Goñi y Belardi 2014; Goñi et al. 20002002 2004, 2005) que se establece como un marco donde esta tesis se encuadra.
Sintéticamente sugiere un uso diferencial pero complementario de los espacios, en
relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su productividad
primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2010). Así, ante un escenario climático y
ambiental caracterizado por cambios en los niveles de humedad y en la distribución de
los recursos, se planteó una reducción de la movilidad residencial en los sectores
bajos de la región (cuenca de los lagos Pueyrredón- Posadas- Salitroso, del Cardiel y
más al sur, San Martin y Tar) y un desarrollo de estrategias logísticas/estacionales en
los sectores altos (Pampa del Asador-meseta del Guitarra, mesetas del Strobel,
Cardiel Chico y San Adolfo y las cuencas altas del PNPM) (Goñi 2010) (ver capítulo 2).
4.2 Las áreas bajo estudio
4.2.1 La meseta del Strobel
Los primeros trabajos arqueológicos desarrollados en la meseta del Strobel
fueron llevados a cabo por Carlos Gradin en la década del ’50 (Gradin 1959-60), quien
señala la presencia de representaciones rupestres, estructuras de parapetos y
concentraciones de instrumentos líticos. Posteriormente, las investigaciones fueron
retomadas en el año 2001 por Goñi, Belardi y colaboradores, quienes registraron una
alta densidad de registro arqueológico destacándose la significativa frecuencia de
parapetos, tecnología lítica y representaciones rupestres (Belardi y Goñi 2006; Flores
Coni 2014, 2018; Goñi 2010; Goñi et al.2014; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et
al.2017). Así, se incorpora a esta meseta en las discusiones acerca del poblamiento
humano regional y el uso de los espacios altos en el pasado.
Hasta la actualidad se ha completado una franja de muestreo de 30 km en el
eje norte‐sur y un promedio de 20 km en el eje este‐oeste, lo que abarca
aproximadamente el 20% de la superficie de la meseta. Se han identificado hasta la
campaña 2018 inclusive, un total de 253 sitios arqueológicos en diversos sectores
topográficos (Cassiodoro et al. 2016; Dellepiane y Flores Coni 2016; Espinosa et al.
2009; Flores Coni 2013, 2018; Flores Coni et al. 2018; Goñi 2010; Goñi et al. 2014,
2016; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2005, 2009, 2010, 2017, entre otros).
Estos incluyen evidencias asociadas a paredones que brindan reparo y sitios a cielo
abierto tales como las estructuras de piedra. Se han realizado transectas,
32
prospecciones dirigidas, recolecciones superficiales y el relevamiento de las
representaciones rupestres. Asimismo, se efectuaron sondeos y excavaciones en
trece de los sitios, los cuales aportaron información estratigráfica.
En referencia a la cronología, la tendencia de ocupación para el área se
concentra en el Holoceno tardío, principalmente en los últimos 1300 años A.P. (Goñi
2010; Goñi et al. 2014; Re 2010; Re et al. 2017). Aún así, ha sido registrado un
fechado radiocarbónico del Holoceno medio (Re et al. 2010) (ver Apéndice tabla 1) y la
presencia de indicadores arqueológicos relativos como puntas de proyectil
apedunculadas de limbo triangular y motivos rupestres asimilables a los diseños del
grupo estilístico B1 definido por Gradin y colegas (1979) (Flores Coni 2018; Guichón
2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2017).
La meseta del Strobel habría sido un espacio totalmente incorporado a las
dinámicas poblacionales de la región para los últimos 2000 años A.P. evidenciando
una notable intensificación de su uso y redundancia para los últimos 1000 años A.P
hasta la actualidad. Durante momentos previos, relativos al Holoceno medio, su
ocupación habría sido esporádica, vinculada con las primeras etapas de colonización
de estos espacios (Flores Coni 2018; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010; Re et al.
2017).
Hasta el año 2014 las investigaciones realizadas en la meseta del Strobel
habían señalado la ausencia de restos óseos en los sitios arqueológicos del área. Las
excavaciones habían sido realizadas principalmente en sitios asociados a paredones
basálticos; un tipo de reparo para los vientos fuertes del oeste recurrente en la meseta
que presenta una alta frecuencia de materiales arqueológicos pero que, sin embargo,
carece de evidencia ósea significativa. De acuerdo con Belardi y colaboradores
(Belardi et al. 2007a), el potencial de preservación de huesos en paredones rocosos
es bajo debido a las características químicas de los sedimentos y a la alternancia de
humedad que se produce como consecuencia de las grandes acumulaciones de nieve
durante el invierno. En contraste, los trabajos realizados en los últimos años
orientados a excavaciones sistemáticas en estructuras de parapeto otorgaron
resultados positivos, permitiendo recuperar una gran cantidad de elementos óseos
(Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Los resultados que
serán presentados en esta tesis se establecen como la primera información
zooarqueológica sistemática para la meseta del Strobel.
Actualmente, se cuenta con un conocimiento zooarqueológico acotado de la
meseta, derivado de la presentación y análisis inicial del sitio K 116 (Dellepiane y
33
Flores Coni 2016; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Este sitio se establece como un
caso excepcional dado que se encuentra conformado por 54 estructuras, donde cuatro
de ellas presentan restos zooarqueológicos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores
Coni 2018; Goñi et al. 2016). La gran cantidad de parapetos concentrados en un área
acotada lo destaca como uno de los sitios más importantes dentro de la región. Los
conjuntos óseos se caracterizan por una baja diversidad taxonómica, dominada por
guanaco (Re et al. 2017). Por otra parte, la preservación del conjunto es buena
(Dellepiane y Flores Coni 2016; Re et al. 2017). La representación de partes
anatómicas está caracterizada por la presencia de fragmentos apendiculares,
principalmente falanges (Dellepiane y Flores Coni 2016; Re et al. 2017). En síntesis,
las investigaciones llevadas a cabo en el sitio han sugerido el desarrollo de actividades
vinculadas con la caza y el procesamiento de presas (Dellepiane y Flores Coni 2016;
Goñi et al. 2016).
El análisis tecnológico de la meseta del Strobel estuvo orientado a establecer el
uso de este espacio como logístico y/o estacional durante el Holoceno tardío (Belardi y
Goñi 2006; Goñi 2010). En este contexto, las primeras investigaciones destacaron la
gran frecuencia de puntas de proyectil halladas en comparación con otros sectores
altos y bajos de la región (Belardi et al. 2005). Asimismo, desde el inicio de los trabajos
en la meseta se advirtió la gran frecuencia de estructuras de parapeto, entendidas
como equipamiento del espacio (Belardi y Goñi 2006) y donde las actividades llevadas
a cabo habrían sido puntuales y específicas (Espinosa et al. 2009). Hasta la actualidad
suman 364 las estructuras halladas (Flores Coni 2018; Re et al. 2017).
Adicionalmente, mediante el uso de herramientas de teledetección, 62 nuevas
estructuras han sido registradas en el suroeste de la meseta (Dellepiane 2018).
En los últimos años se ha sistematizado la información tecnológica de la
meseta del Strobel. En este marco se han profundizado los estudios centrados en los
artefactos líticos y su distribución atendiendo a los hallazgos tanto superficiales como
estratigráficos (Flores Coni 2012, 2013, 2018; Guichón y Flores Coni 2014). La
variabilidad artefactual es baja, destacándose la gran cantidad de puntas de proyectil
confeccionadas en obsidiana así como la frecuencia de raspadores tanto en esta
materia prima como en sílice (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014a; Re et al. 2017).
Asimismo, se han observado diferencias en la composición de los conjuntos líticos de
parapetos y de paredones basálticos (Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2018; Re et al.
2017), lo que permitió comenzar a discutir en torno al desarrollo de actividades
diferenciales al interior de la meseta (Flores Coni 2018).
34
Por otra parte, se han multiplicado y profundizado los análisis sobre parapetos,
complejizando así el conocimiento respecto del contexto de utilización y los fenómenos
organizativos implicados en su uso. Se destaca la variabilidad registrada en
estructuras en cuanto a diversos aspectos tales como su emplazamiento, morfología,
dimensiones y registro asociado (Flores Coni 2014, 2018). Las características hasta el
momento estudiadas han llevado a asociarlas principalmente con tareas relacionadas
a la caza (Flores Coni 2018). Además, se constató la presencia de agrupaciones de
parapetos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2014, 2018; Goñi et al. 2016)
que permitió comenzar a discutir la simultaneidad en su utilización, la funcionalidad de
las estructuras de manera individual así como en conjunto, la cantidad de cazadores
involucrados, la existencia de posibles cazas comunales e inclusive su uso en
contextos de carácter más residencial (Goñi et al. 2016). Estos son aspectos que
formarán parte de las discusiones desarrolladas en este trabajo de tesis.
El estudio de las representaciones rupestres ha sido una de las principales
líneas de evidencia analizada desde el inicio de las investigaciones en la meseta del
Strobel (Belardi y Goñi 2006; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2005, 2009,
2010, 2017). Hasta el momento se contabilizaron 7423 motivos rupestres distribuidos
en 79 sitios arqueológicos (Re et al. 2017). Éstos fueron elaborados mayoritariamente
por técnica de grabado, con un muy bajo porcentaje de pintura. El picado se destaca
dada su alta representación (Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2009, 2010,
2017). Una gran diversidad de motivos ha sido registrada en donde dominan los
abstractos y los tamaños pequeños y medianos (Guichón 2018; Re 2010; Re et al.
2009, 2010, 2017). Ha sido sugerida una amplia heterogeneidad en la distribución de
los motivos rupestres en el espacio. Se observa la existencia de una alta frecuencia de
sitios con menos de 300 motivos, mientras que solo unos pocos presentan más de
1000, señalando su reutilización a lo largo del tiempo y ocupando un rol privilegiado
dentro de la circulación de información (Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2017). Por
otra parte, el análisis de pátinas y superposiciones junto con el estudio de los diseños
de motivos, ha permitido construir una tendencia temporal para la meseta conformada
por cuatro momentos de ejecución (Guichón 2018; Re 2010, 2016; Re et al. 2017):
Tres de ellos se vinculan con el Holoceno tardío, refiriendo a tres lapsos diferentes;
mientras que el restante refiere a un importante conjunto de motivos asignados al
Holoceno medio y distribuidos en varios sitios de toda el área muestreada.
En el contexto de estas investigaciones ha sido propuesta la presencia de un
proceso de convergencia poblacional en la meseta del Strobel, donde se concentraría
y distribuiría información en una escala supra-regional (Belardi y Goñi 2006; Goñi
35
2010; Guichón 2018; Re 2010, entre otros). Grupos humanos de diferentes locaciones
de Patagonia se reunirían en un mismo espacio, aunque no necesariamente de
manera simultánea (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010, entre
otros). Esta afirmación ha sido establecida en función de la alta frecuencia y diversidad
de motivos grabados identificados en la meseta; aspecto que la ubica, hasta el
momento, como el sector de mayor concentración de grabados en Patagonia
meridional (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010). En este sentido,
ha sido verificada la presencia de motivos que también se encuentran localizados en
otros áreas de la provincia de Santa Cruz como la margen norte del río Santa Cruz,
Punta del Lago Viedma, PNPM, Cerro de los Indios, la meseta del Lago Buenos Aires,
el área del Alto Río Pinturas y la Estancia La Flecha, la meseta del Guitarra, la meseta
del Cardiel Chico y el norte y sur de la Meseta Central (Belardi y Goñi 2006; Goñi
2010; Goñi et al. 2007a, 2014a; Re 2010; Re y Guichón 2009; Re et al. 2006-2007,
2010, 2017; Goñi y Belardi 2014). También, se han registrado algunos motivos que
solo fueron identificados en la meseta del Strobel (Re 2010). Adicionalmente, el
análisis de superposiciones y grados de pátinas ha permitido inferir una redundancia
en el uso de este espacio a través del tiempo (Belardi y Goñi 2006; Goñi et al. 2014a;
Guichón 2018; Re 2010, 2016; Re et al. 2005).
El proceso de poblamiento de la meseta del Strobel continúa hasta momentos
históricos evidenciado por el registro de asentamientos ocupados hacia finales del
siglo XIX y principios del XX por pobladores de origen indígena. El contexto de
ocupación fue el de un avance de la economía ganadera hacia el interior de la
Patagonia y el confinamiento en reservas de la población indígena (Barbería 1996 en
Goñi y Nuevo Delaunay 2009). Ante esta situación algunos grupos locales buscaron
mantener su independencia estableciéndose en espacios no colonizados por los
establecimientos ganaderos, lo que los llevó a un proceso de arrinconamiento y a una
condición de marginales, en tanto se encontraban alejados de puertos y zonas
pobladas, y por fuera de las Reservas Indígenas (Goñi y Nuevo Delaunay 2009; Nuevo
Delaunay 2007, 2008, 2012, 2013, 2015).
Los grupos indígenas que habitaron la meseta durante momentos históricos
mostraron una continuidad cultural en relación con los momentos previos. No obstante,
reorganizaron sus estrategias para poder subsistir bajo las nuevas condiciones
imperantes. Así lo demuestran los estudios realizados en base a la evidencia material
hallada en los sitios analizados en la meseta del Strobel (Agnolin 2014; Nuevo
Delaunay 2007, 2008, 2012, 2013, 2015). Específicamente, los puestos Yatel y
Quintillán, localizados en las inmediaciones del lago Strobel, han sido extensamente
36
estudiados en base al análisis de los restos hallados (Agnolin 2014; Nuevo Delaunay
2015). Se han registrado rasgos arquitectónicos (residenciales, de manejo de
hacienda y otros), tecnología lítica, vítrea, de madera y de metal, así como restos
faunísticos (Agnolin 2014; Nuevo Delaunay y Goñi 2004; Nuevo Delaunay 2007). El
primero habría sido ocupado entre 1929 y 1939, donde habrían vivido entre 10 y 12
pobladores indígenas (Nuevo Delaunay 2008). El segundo fue habitado entre 1939 y
1968 por 7 personas (Nuevo Delaunay 2008). Se trataba de pequeños grupos de
carácter familiar, sedentarios y con una economía pastoril que combinaba
componentes de caza, trabajo asalariado, comercio y horticultura (esto último para el
caso de Quintillán) (Agnolin 2014). En este contexto, el registro faunístico indica la
presencia de animales domésticos (caballo, vaca y oveja) junto con, en menor medida,
taxones asociados con actividades de caza (guanaco, choque, piche, entre otros).
La evidencia tecnológica hallada se destaca en tanto se ha registrado la
presencia de tecnología indígena en materia prima europea, como lo es el caso de los
raspadores confeccionados en vidrio (Nuevo Delaunay 2007). Por otro lado, cabe
mencionar la alta frecuencia de bolas de boleadora que fueron asociadas al Puesto
Yatel. Su análisis ha permitido resaltar la continuidad de una tecnología y prácticas
tradicionales asociadas a un modo de vida cazador-recolector enmarcado en
momentos de poblamiento criollo-ganadero del área (Nuevo Delaunay 2013).
Otros sitios de momentos históricos estudiados en la meseta del Strobel, en
relación ya con la ocupación ganadera en estancias y puestos, son Laguna Rica, La
Ensenada, K27-Las Novias, El Matuasto, Wilche y Vega del Flaco (Nuevo Delaunay
2015). Estos sitios dan cuenta de ocupaciones diversas, con variaciones a lo largo del
tiempo
en
cuanto
a
tipos
de
asentamientos
(estancias/puestos
de
estancias/ocupaciones independientes/etc.), carácter de las ocupaciones (ocupaciones
familiares/ocupaciones
individuales),
origen
de
sus
ocupantes
(criollo-
europeo/indígena) y cronología extendida hasta el siglo XXI (Nuevo Delaunay 2015).
4.2.2 La Pampa del Asador
A fines del siglo XIX, en el marco de sus tareas para la Comisión de Límites,
Clemente Onelli señala la existencia de un lugar en la región, el cual no pudo precisar
con mayor exactitud, con una alta concentración de artefactos confeccionados en
obsidiana negra y que podría corresponderse con la Pampa del Asador (Onelli 1998).
A principios de la década del 90, se ubica esta cantera de obsidiana y comienzan a
realizarse una serie de investigaciones en el área a los fines de establecer la
distribución y características principales de las materias primas líticas registradas en el
37
área, donde se destaca la presencia de obsidiana, sílices y basaltos (Cassiodoro 2011;
Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Stern 1999; 2004; Stern et al. 1995). Con el paso
de los años, el énfasis en los trabajos arqueológicos en la Pampa del Asador se
intensificaron iniciándose un conjunto de investigaciones sistemáticas que continúan
en la actualidad (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Aragone et al. 2010; Cassiodoro
2011, 2016a; Cassiodoro et al. 2015, 2016, 2017; Dellepiane 2014; Dellepiane y
Cassiodoro 2019; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, entre otros).
De acuerdo con los desarrollos llevados a cabo, la Pampa del Asador, al igual
que la meseta del Strobel y la meseta del Guitarra, fue incorporada al modelo de
poblamiento tardío regional como un espacio caracterizado por un uso logístico y/o
estacional. Este espacio habría estado asociado a tareas vinculadas principalmente
con la obtención de materias primas (obsidianas y sílices), la caza estacional y el uso
de parapetos en puntos estratégicos del paisaje (Aragone y Cassiodoro 2005-2006;
Aragone et al. 2010; Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Dellepiane y Cassiodoro
2019; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, entre otros).
Los sitios a cielo abierto, principalmente aquellos que presentan estructuras,
son los conjuntos arqueológicos más frecuentes en el área (Aragone y Cassiodoro
2005-2006; Aragone et al. 2010; Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Dellepiane y
Cassiodoro 2019; Espinosa y Goñi 1999; Goñi et al. 2011-2012). Hasta el momento,
han sido hallados 31 parapetos distribuidos en 4 agrupaciones y asociados a cuerpos
lagunares, mallines y afloramientos rocosos (Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014;
Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi et al. 2011-2012).
Otros sitios a cielo abierto que se destacan son Cerro Pampa 1 y Cerro Pampa
2b Ojo de Agua. El primero se corresponde con un taller, mientras que el segundo
refiere a una gran concentración de material lítico y faunístico en superficie y
estratigrafía (Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Espinosa y Goñi 1999; Rindel 2009).
La información cronológica disponible para la Pampa del Asador ubica las
ocupaciones del área para el Holoceno tardío (Goñi 2000-2002) (ver capítulo 7 y tabla
1 en Apéndice). Si bien hasta el momento no han sido registradas cronologías más
tempranas, en los niveles inferiores de diversos sitios en Patagonia se ha
documentado la presencia de artefactos confeccionados en obsidiana proveniente de
este sector. Esta evidencia indirecta sugiere que estos espacios ya eran conocidos por
los grupos humanos durante el Holoceno temprano (Aschero et al. 1992; Goñi et al.
2011- 2012; Méndez et al. 2008-2009; Miotti 2006; Paunero et al. 2004). Por otra
parte, el Holoceno medio exhibe una leve representación en el área, vinculada con
38
materiales
arqueológicos
asignables
a
dicho
periodo
(puntas
de
proyectil
apedunculadas).
En contraste con lo mencionado para la meseta del Strobel, desde el
comienzo de las investigaciones en la Pampa del Asador ha sido registrada la
presencia de evidencia ósea en diversos sitios a cielo abierto del área (Aragone et al.
2010; Cassiodoro et al. 2007; Dellepiane 2014; Rindel 2009, Rindel et al. 2007, 2012).
Inicialmente, una parte de las problemáticas arqueológicas estuvieron orientadas a
discutir el rol de los ambientes altos en relación con los patrones de asentamiento y
movilidad de los grupos humanos del área durante el Holoceno tardío (Cassiodoro
2011; Goñi 2010; Rindel 2009). En función de la información faunística recuperada en
estructuras de parapetos y sitios a cielo abierto, fue sugerido el desarrollo de
actividades vinculadas con la adquisición y el procesamiento inicial de recursos en un
contexto de uso logístico y/o estacional de la Pampa del Asador (Aragone et al. 2010;
Cassiodoro et al. 2007; Dellepiane 2014; Rindel 2009, Rindel et al. 2007, 2012).
Posteriormente, el avance de los estudios zooarqueológicos en el área permitió
reconocer un mayor rango de variabilidad en los patrones de subsistencia registrados
(obtención, procesamiento inicial y consumo). En este marco, fue propuesta una
segregación espacial en el rango de actividades desarrolladas vinculadas con el
aprovechamiento de la fauna (Aragone 2007; Aragone et al. 2010; Cassiodoro et al.
2007; Dellepiane 2014; Goñi 2010; Goñi et al 2011-2012; Rindel 2009; Rindel et al.
2007, 2012, 2017).
Los conjuntos faunísticos analizados hasta la fecha han sido caracterizados por
una baja variabilidad taxonómica, en donde el guanaco presenta las mayores
frecuencias. En términos generales, la preservación de los sitios es buena,
reconociéndose
la
incidencia
de
procesos
tafonómicos
específicos
(e.g.
meteorización). Los perfiles anatómicos obtenidos se caracterizan por una mayor
representación del esqueleto apendicular por sobre el axial. En este contexto, resalta
la alta frecuencia de fragmentos correspondientes a las extremidades, la escápula y la
pelvis. Al respecto, en función de la representación y distribución de partes
esqueletarias, ha sido sugerida la existencia de una complementariedad funcional
entre sitios al interior del área (obtención y procesamiento inicial; procesamiento
secundario y consumo); así como, en una escala espacial mayor, entre sectores altos
y bajos de la región (Aragone et al. 2010; Aragone y Cassiodoro 2005-2006; 2013,
2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Dellepiane et al. 2014; Goñi 2010; Goñi et al.
2011-2012; Pasqualini et al. 2016; Rindel 2009; Rindel et al. 2007,2017).
39
La tecnología es una de las líneas de evidencia más intensamente investigadas
en la Pampa del Asador. En función de los trabajos realizados, el área fue establecida
como la principal fuente de abastecimiento de obsidiana negra de la región
(Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2015; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Stern
1999, 2004).
Los trabajos posteriores destacaron la alta frecuencia de material lítico en la
Pampa del Asador, distribuido de manera continua en el espacio (Cassiodoro 2011).
Más aún, fue registrada una marcada variabilidad en la evidencia tecnológica en
relación con su ubicación geomorfológica, estableciéndose una utilización diferencial
del espacio al interior del área. En sitios localizados en la planicie glacifluvial, la
elevada frecuencia de núcleos, desechos de talla y guijarros de obsidiana ha permitido
establecer el desarrollo de estrategias de abastecimiento de rocas y tareas vinculadas
con el equipamiento del espacio con materias primas. Por su parte, en proximidad a
mallines, ojos de agua y lagunas fue identificada una alta densidad artefactual,
destacada por la variabilidad de artefactos formatizados donde predominan
raspadores, raederas y puntas de proyectil entre los más frecuentes. Asimismo, ha
sido registrada una amplia diversidad de etapas de manufactura de instrumentos
(Cassiodoro 2011, 2016a). Estos sectores son también los que presentan las mayores
frecuencias de parapetos.
Las estructuras de parapetos se localizan en puntos estratégicos del paisaje;
en proximidades a cuerpos de agua y/o afloramientos rocosos. En su mayoría
presentan una morfología semicircular o en arco, con un largo de cuerda variable y
formando agrupamiento de estructuras. Hasta la fecha, han sido registradas en campo
31 estructuras distribuidas en cuatro concentraciones ubicadas en diferentes sectores
de la Pampa del Asador (Cassiodoro 2011, 2016a; Cassiodoro et al. 2016; Goñi et al.
2011-2012).
La presencia de artefactos de molienda y fragmentos cerámicos ha sido
destacada en varias oportunidades (Cassiodoro 2011). Este tipo de registro se
concentra en tres sitios de la Pampa del Asador: Cerro Pampa 2b Ojo de Agua (CP2b
OA), Cerro Pampa 2c (CP2c) y Cerro Pampa 6 (CP 6). El análisis de la composición
mineralógica realizado sobre tiestos obtenidos en CP2b OA ha indicado que las
arcillas utilizadas en su confección resultan tanto locales como provenientes del área
del lago Salitroso (Cassiodoro y Tchillinguirian 2007). Por otro lado, los análisis
realizados sobre los residuos adheridos y absorbidos en los fragmentos cerámicos
procedentes de este sitio y de CP 6 han permitido establecer el uso de contenedores
40
para el procesamiento exclusivo de guanaco a los fines de la obtención y/o
almacenamiento de grasas (Chaile 2017; Chaile et al. 2018).
Al igual que lo mencionado para la meseta del Strobel, se registran
ocupaciones correspondientes a momentos históricos en la Pampa del Asador. El sitio
Puesto de la Mala Muerte es hasta el momento el único conjunto estudiado en el área,
ubicado dentro de la actual estancia Cerro Pampa. Comprende un total de 7
estructuras, zonas de descarte, evidencia de material, presencia de caminos y fuentes
de agua, lo que abarca un área de asentamiento de 1,4 ha (Nuevo Delaunay 2015).
Los datos catastrales registrados son mínimos y sólo estarían haciendo
referencia a la ocupación del sector entre 1927 y 1933-34 y no se cuenta con
referencias orales del sitio. En base a esta información y la evidencia material
presente, Nuevo Delaunay (2015) propuso tres momentos posibles de uso y abandono
del sitio. El primero, anterior a 1927 y hasta ca. 1940/50, correspondiente a la
construcción y uso del total de las estructuras registradas. El segundo, entre ca.
1940/50 y la década de 1980, correspondiente al "mantenimiento" de la estructura
principal y posiblemente al abandono de las demás estructuras. El tercero, alrededor
de la década de 1980, en el que solamente habría estado en uso una parte de la
estructura principal. Finalmente, posterior a la década de 1980, el sitio habría sido
completamente abandonado (Nuevo Delaunay 2015).
Cabe destacar que, hasta el momento, no han sido relevados sitios con
representaciones rupestres en la Pampa del Asador. Es altamente probable que este
escenario se encuentre estrechamente relacionado con la escasez de soportes
adecuados; contraponiéndose a los buenos soportes basálticos presentes en la
meseta contigua del Guitarra, sí utilizados para la realización de representaciones.
4.2.3 La meseta del Guitarra
Inmediatamente al norte de la Pampa del Asador se localiza la meseta del lago
Guitarra ubicada a 1100-1200 msnm. Las investigaciones, iniciadas en el año 2007,
marcaron la incorporación de este espacio a las discusiones del poblamiento regional
de los sectores altos. Hasta la fecha, han podido realizarse relevamientos en todos los
sectores geomorfológicos presentes en la meseta, tanto en la margen este y norte del
lago Guitarra, el cañadón homónimo y los sectores de meseta propiamente dichos.
Estos desarrollos han reportado una gran cantidad de sitios a cielo abierto, estructuras
de parapetos y representaciones rupestres (Cassiodoro y Flores Coni 2010;
Cassiodoro et al. 2013; Dellepiane 2014; Goñi et al. 2010; Re y Guichón 2009).
Asimismo, a través del uso de la teledetección fueron halladas 17 nuevas estructuras
41
ubicadas al oeste de la meseta del Guitarra, en un sector próximo a la meseta del
Águila (Dellepiane 2018).
En función de sus características arqueológicas, dos sitios han sido más
intensamente trabajados: Cañadón Guitarra 3 (CG3) y Guitarra 10 (CG10). El primero,
como su nombre lo indica, se ubica en la margen sur del cañadón de la meseta, en
una barda basáltica con forma de herradura y presenta una extensión superior a los
200 m y una altura promedio de 4 m. El sitio ofrece la mejor protección contra el viento
de la meseta, características que podrían haber favorecido su uso habitacional en el
pasado. Éste evidencia una importante densidad de representaciones rupestres, los
únicos fragmentos cerámicos de la meseta y cuenta con múltiples excavaciones
arqueológicas emplazadas en diversos sectores (Cassiodoro et al. 2013; Re y Guichón
2009; Re et al. 2016). El segundo, localizado en la costa noreste del lago Guitarra
refiere a una concentración de 11 estructuras de parapetos, dos de los cuales fueron
excavados, y que presenta material lítico y arqueofaunístico en superficie y
estratigrafía (Cassiodoro y Flores Coni 2010; Dellepiane 2014).
La información cronológica disponible para la meseta del Guitarra enmarca las
ocupaciones en dos grandes momentos temporales. El primero, asociado con el
Holoceno medio (474647 a 423241 años A.P.), procede de la información
radiocarbónica obtenida en muestras de carbón recuperadas en estratigrafía del sitio
Cañadón Guitarra 3 (Cassiodoro et al. 2013). Puntas de proyectil de morfología
apedunculada de limbo triangular han sido recuperadas tanto en este sitio como en la
meseta en general. Cabe destacar que la señal arqueológica correspondiente a este
lapso es baja (Goñi et al. 2010). En segundo lugar, el Holoceno tardío (201050 a
17040 años A.P) ha sido identificado en todos los sectores del área, contándose con
fechados tanto en la costa del lago Guitarra como en el cañadón homónimo
(Cassiodoro et al. 2013; Cassiodoro y Tessone 2014). Adicionalmente, la densidad y
las características del registro arqueológico reflejan la intensidad de las ocupaciones
durante este período. Es así que ha sido señalada la alta frecuencia de indicadores
cronológicos tardíos como parapetos y puntas pedunculadas junto con la presencia, en
baja proporción, de cerámica (Goñi et al. 2010; Re 2010; Re et al. 2016).
La información faunística disponible para la meseta del Guitarra procede de los
trabajos realizados en la costa noreste del lago homónimo; más concretamente las
estructuras 2 y 4 del sitio Guitarra 10. Las excavaciones llevadas a cabo han permitido
registrar la presencia de restos óseos en baja frecuencia, estableciéndose como la
única evidencia zooarqueológica disponible hasta la fecha (Dellepiane 2014; Goñi et
42
al. 2010). Dentro de un contexto de baja representación ósea, el guanaco es el taxón
más abundante. La operatoria de roedores, raíces y la meteorización fueron los
agentes con mayor incidencia en la formación del conjunto (Dellepiane 2014; Goñi et
al. 2010). Los perfiles de partes anatómicas se presentan muy incompletos,
destacándose las frecuencias obtenidas para el cráneo y las extremidades (Dellepiane
2014; Goñi et al. 2010). Finalmente, se ha resaltado la alta frecuencia de
procesamiento registrada en el parapeto 2, alcanzando valores cercanos al 70 %
(Dellepiane 2014).
El registro tecnológico en la meseta del Guitarra exhibe una distribución
continua, manifestando picos de densidad en áreas particulares, tales como el
cañadón Guitarra (Cassiodoro 2016; Goñi et al. 2010). Las clases artefactuales más
representadas en la meseta son los desechos de talla y los raspadores. Las materias
primas evidencian un patrón equilibrado, caracterizado por la presencia de obsidiana,
basaltos y sílices, que resulta diferente al registrado en la Pampa del Asador,
inmediatamente próxima en dirección sur y más semejante al evidenciado en
contextos más alejados, tales como la cuenca del Lago Salitroso (Cassiodoro 2016a;
Cassiodoro y Flores Coni 2010; Goñi et al. 2010). Los sectores de pampas altas se
destacan por su frecuencia de estructuras de parapetos, artefactos formatizados,
núcleos, variabilidad de materias primas y la presencia de puntas apedunculadas.
Estos espacios han sido considerados de tránsito, complementados por tareas de
adquisición de recursos faunísticos (Cassiodoro 2016a; Cassiodoro y Flores Coni
2010; Goñi et al. 2010). Por otra parte, el sector de cañadones, el lugar más reparado
del área, evidencia una tendencia hacia el desarrollo de las últimas etapas de
manufactura de instrumentos reconociéndose una alta frecuencia de desechos de talla
y artefactos formatizados, raspadores y raederas principalmente. Asimismo, han sido
registradas tanto puntas pedunculadas como apedunculadas (Cassiodoro 2016;
Cassiodoro et al. 2013; Goñi et al. 2010; Re et al. 2016). Finalmente, para la costa del
lago Guitarra resalta la presencia de parapetos con estructuras artefactuales
dominadas por desechos de talla y artefactos formatizados (Cassiodoro y Flores Coni
2010).
Se documentó la existencia de representaciones rupestres en 19 sitios en la
meseta del Guitarra, conjuntos localizados principalmente en el área de cañadones y
en menor frecuencia en las pampas altas. Cabe mencionar la presencia de grabados
en estratigrafía conformando un sello arqueológico en el sitio CG 3 (Re et al. 2016).
Las características generales reportadas señalan que la categoría abstractos es la
más representada en la meseta, identificándose también pisadas, siluetas de
43
guanacos, una escena de caza y otros zoomorfos, todos en menores proporciones (Re
2016; Re y Guichón 2013; Re et al. 2016). La totalidad de los motivos relevados hasta
la actualidad (más de 400), fueron grabados, destacándose el picado dentro de las
técnicas empleadas para su confección, seguido por el inciso (Re y Guichón 2013). La
presencia de pátinas y superposiciones ha permitido indicar la existencia de diferentes
etapas de ejecución, una de ella posiblemente asociadas con el Holoceno medio (Re
2016; Re y Guichón 2013; Re et al. 2016).
4.3 Otros sectores altos
El Parque Nacional Perito Moreno (PNPM) (Figura 4.2) se encuentra por
encima de los 800 msnm y presenta un ambiente de bosque-estepa. Las
investigaciones en el área tienen su inicio a comienzos de la década del 80´
orientadas, primeramente, al análisis de las distribuciones de las representaciones
rupestres en relación con los ambientes de estepa y cordillera. Con el paso de los
años, fueron realizadas una multiplicidad de relevamientos, prospecciones y
excavaciones en el PNPM, mediante perspectivas espaciales y temporales amplias
que se continúan hasta la actualidad (Aschero 1981-82, 1983-1985, 1996a, 1996b;
Aschero et al. 1992-1993, 2005; Goñi 1988, 2010).
44
Figura 4.2: Mapa topográfico de la región: Sectores altos.
Estas investigaciones buscaron explicar la variabilidad a lo largo de toda la
secuencia de ocupaciones, en relación con variables de carácter ambiental y/o
climáticos (Aschero et al. 1992-1993; Goñi 1988). En este sentido, fueron propuestos
dos modelos de ocupación para el PNPM, en dos momentos cronológicos diferentes.
Durante el Holoceno temprano, las cuevas, en especial Cerro Casa de piedra (CCP) 5
y CCP7, habrían adquirido un carácter residencial pudiendo ser ocupadas inclusive en
invierno. Estos sectores habrían funcionado estrechamente vinculados con otros sitios
a cielo abierto: Campo Rio Roble 1 y 3 (Aschero et al 1992-1993). Para el Holoceno
tardío, los ambientes de cuevas habrían sido abandonados, intensificándose la
ocupación de sectores con aleros (e.g. Alero Dirección Obligatoria, Alero
Destacamento Guardaparque y Alero Gorra de Vasco) y sitios a cielo abierto (e.g.
Istmo Lago Belgrano) (Aschero et al.1992-1993, 2005; Bellelli y Civalero 1988-1989;
1996; Civalero 1995; Civalero y Aschero 2003; Civalero y De Nigris 2005; Civalero et
al. 2006-2007, 2007; Espinosa 2002; Goñi 1988, 1991, 2010; Rindel 2009). Es así que
ha sido establecido que el registro arqueológico correspondiente a cada periodo
45
cronológico se distribuye diferencialmente en el paisaje. Del mismo modo, ambientes
de bosque y estepa funcionaron de manera complementaria, haciéndose uso de los
recursos disponibles en ambos.
Los estudios paleoambientales llevados a cabo en el área (ver capitulo 3)
establecieron que las fluctuaciones climáticas características de todo el Holoceno
habrían afectado la disponibilidad de los espacios y la distribución de los recursos
(Aschero
et
al.
2005;
Gonzalez
1992;
Goñi
2010;
Goñi
et
al.
1994).
Consecuentemente, la distribución del registro arqueológico, puntual en determinados
sectores para el Holoceno temprano y continua para momentos tardíos, evidencia el
impacto de los cambios climáticos/ambientales sobre el ordenamiento espacial del
registro (Aschero et al. 2005; Goñi 2010).
Las investigaciones zooarqueológicas en el PNPM son muy numerosas.
Sintéticamente, ha sido establecido que durante el Holoceno temprano y el medio se
reconoce un uso intensivo y completo de las presas, principalmente guanaco pero
registrándose también la presencia de huemul (De Nigris 2000, 2003; Herrera 1988).
La estructura taxonómica de los conjuntos manifiesta una baja diversidad centrada en
las especies antes mencionadas (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Para momentos
tardíos se verifica un aumento de la diversidad de especies utilizadas. Si bien el
guanaco predomina en los conjuntos, se incluyen también otras especies tales como:
huemul, chinchillón, zorrino, zorro, choique, aves, y piche (De Nigris 2000, 2003;
Rindel 2009). La frecuencia de partes anatómicas para este período también sugiere
diferencias con momentos previos (Rindel 2009). El análisis de las evidencias de
procesamiento marca también grandes heterogeneidades entre los sitios de ambos
bloques temporales. Los conjuntos del Holoceno temprano y medio evidencian un
procesamiento completo de las carcasas manifestando elevadas frecuencias de
trozamiento (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Adicionalmente, exhiben una alta
proporción de elementos quemados, posiblemente vinculados con tareas de consumo
(De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Estos resultados son consistentes con el carácter
doméstico de las actividades llevadas a cabo en los sitios para este período (De Nigris
2000, 2003; Rindel 2009). Nuevamente, para el Holoceno tardío, se reconoce una gran
variabilidad en las estrategias de procesamiento de las presas, asociada
fundamentalmente con una segregación espacial de las actividades. Es así que en los
sitios a cielo abierto se evidencia la presencia de un procesamiento inicial,
caracterizado por la desarticulación, descarne y fracturación de huesos (Rindel 2009).
En estos contextos se destaca la ausencia de elementos termoalterados. Los aleros se
vinculan con una utilización doméstica, registrándose elevadas frecuencias de
46
procesamiento e importante proporción de especímenes quemados (Rindel 2009).
Esta diferenciación espacial de las tareas realizadas en sitios tardíos es un aspecto de
claro contraste con las ocupaciones de momento previos (Rindel 2009). En base a la
información faunística sintetizada ha sido propuesto un uso logístico y/o estacional del
PNPM para el Holoceno tardío (Goñi 2010; Rindel 2009).
En el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz, al suroeste de la cuenca del
lago Cardiel, se localizan las mesetas de San Adolfo y Cardiel Chico (Figura 4.2). En
conjunto abarcan una superficie de 840 km2 y se ubican entre los 750-1100 msnm. De
acuerdo con Belardi y colaboradores su uso habría sido estacional y/o logístico
orientado a la caza del guanaco (Belardi et al. 2013, 2016, 2017).
Hasta la actualidad se dispone de un solo fechado radiocarbónico para la
meseta del Cardiel Chico, asociado al Holoceno tardío final: 10937 años A.P
(Cassiodoro y Tessone 2014). Sumado a lo anterior, las características del registro
arqueológico de ambos espacios presentan múltiples similitudes con las evidencias
recuperadas en otras mesetas de la región (Strobel, Guitarra y Pampa del Asador) que
exhiben una fuerte firma tardía. En base a esto se ha sugerido un mismo marco
cronológico de ocupación (Belardi et al. 2013, 2016).
Si bien ha sido identificada una amplia diversidad de sitos y localidades
arqueológicas tanto en sectores de pampas altas como en bajos con laguna que
evidencian concentraciones de material lítico y representaciones rupestres (Belardi et
al. 2013; Re 2010), hasta la fecha no se cuenta con información zooarqueológica
disponible (Belardi et al. 2013, 2016; Re 2010). Se debe destacar la alta frecuencia de
estructuras de parapetos (n: 108) registrados en estas mesetas (Belardi et al. 2013,
2016, 2017). La morfología parabólica es la más característica del área. Ha sido
reportada la presencia de material lítico en superficie en varios parapetos, producto del
desarrollo de tareas de talla y reactivación de artefactos. Sobre la base de las
dimensiones de los anchos de pedúnculo de puntas de proyectil halladas en
asociación con los parapetos, se ha sugerido el empleo de dos sistemas de armas,
arco y flecha, y lanzas arrojadizas. En función de las características generales de
estas estructuras y su localización topográfica ha sido propuesta la existencia de una
variabilidad de tácticas de caza llevadas a cabo, principalmente, de manera colectiva
(Belardi et al. 2013, 2016, 2017).
4.4 Sectores Bajos
La cuenca del Lago Cardiel (Figura 4.3) se encuentra a 35 km al sur del
centro de la meseta del Strobel, a 270 msnm. Las investigaciones realizadas en el
47
paso de los últimos 20 años han dispuesto el uso recurrente y redundante de esta
cuenca iniciándose en el Holoceno medio pero intensificándose durante los últimos
2500 años A.P. Para este último lapso la utilización de la cuenca habría funcionado de
manera complementaria con la meseta del Strobel (Agnolin y Guichón 2019; Agnolin et
al. 2018; Belardi et al. 2003; Cassiodoro et al. 2014; Goñi 2010; Goñi y Belardi 2014;
Goñi et al. 2014b).
Figura 4.3: Mapa topográfico de la región: Sectores Bajos.
Como ha sido indicado en el capítulo 3 de esta tesis, la información
paleoambiental registrada en la cuenca del lago Cardiel establece la presencia de
variaciones en la humedad regional para momentos pleistocénicos y holocénicos. La
disponibilidad de los espacios en el área se habría visto condicionada por las
fluctuaciones de los niveles del lago a lo largo del Holoceno. El registro arqueológico,
así como la cronología obtenida en diferentes sectores de la cuenca, reflejan estas
variaciones exhibiendo una ocupación diferencial de los espacios en función de su
disponibilidad. De este modo, los cañadones de arenisca, ubicados al oeste del lago,
48
evidencian ocupaciones desde el Holoceno medio y fundamentalmente durante el
tardío. El sector de médanos, localizado en las márgenes este y sur del lago, cuya
génesis se origina con las últimas retracciones en sus niveles durante el Holoceno
tardío, muestran ocupaciones únicamente para éste último período (Belardi et al. 2003;
Goñi 2010; Goñi y Belardi 2014; Goñi et al. 2014b).
La información zooarqueológica disponible para las primeras ocupaciones del
área, durante el Holoceno medio, proviene de tres aleros localizados en el sector de
cañadones (Martínez et al. 2012; Rindel y Bourlot 2014). Comparativamente con los
sitios tardíos, la cantidad de restos óseos es escasa. Los conjuntos presentan una
baja diversidad taxonómica focalizada principalmente en el guanaco (Martínez et al.
2012; Rindel y Bourlot 2014). La operatoria de agentes y procesos tafonómicos es
baja, registrándose una mayor incidencia de la meteorización. Del mismo modo, las
evidencias de procesamiento registradas sobre los conjuntos también presentan
frecuencias bajas, superando levemente el 10 % (Martínez et al. 2012; Martínez y Goñi
2013; Rindel y Bourlot 2014). En cuanto a la representación de partes anatómicas, se
trata de conjuntos homogéneos, en donde todos los huesos están presentes.
Para el Holoceno tardío, los conjuntos óseos registrados en los sectores de
médanos, al sur y este de la cuenca del lago Cardiel, y en la meseta baja localizada
sobre su margen norte, manifiestan claras diferencias con el lapso anterior (Bourlot
2009; Rindel y Bourlot 2014). La frecuencia de restos óseos hallados en los sectores
de médanos es mucho más elevada. La estructura taxonómica de los sitios registra
una mayor diversidad de especies representadas: guanaco, choique, piche y aves
(Bourlot 2009; Dellepiane et al. 2014; Rindel et al. 2010; Rindel y Bourlot 2014). El
perfil de partes anatómicas refleja nuevas diferencias, principalmente asociadas con la
representación diferencial de fragmentos articulares y segmentos de diáfisis, en favor
de los primeros durante momentos tardíos (Bourlot 2009; Dellepiane et al. 2014;
Rindel et al. 2010; Rindel y Bourlot 2014). Un aspecto que destaca a estos sitios
tardíos refiere a la alta representación de articulaciones distales, extremidades
inferiores y huesos del autopodio, especialmente en los médanos del sur (Bourlot
2009; Rindel y Bourlot 2014). En este sentido, se ha propuesto que la alta frecuencia
del marcado perimetral/fractura transversa como principal técnica de fracturación, junto
con la destrucción diferencial de diáfisis y epífisis, sumado al posible desarrollo de
tareas vinculadas con la preparación y acondicionamiento de cueros, son aspectos
que podrían explicar los patrones registrados (Rindel y Bourlot 2014).
49
La cuenca baja de los lagos Pueyrredón-Posadas-Salitroso (Figura 4.3) se
encuentra ubicada al norte de la Pampa del Asador y de las mesetas del Strobel y
Guitarra, con una altura entre los 100-300 msnm. Estos sectores se caracterizan por
presentar buenas pasturas, reparo, disponibilidad de leña, agua, recursos faunísticos
variados y una baja carga de nieve en invierno (Aschero et al. 2005; Goñi y Barrientos
2000; Oliva et al. 2001). El inicio de las investigaciones se remonta a la década del
´70, siendo sistemáticamente abordada a partir de 1990.
En principio, estos desarrollos se focalizaron en las excavaciones realizadas en
el sitio Cerro de los Indios 1 (CI1). Concretamente, se trata de un alero ubicado al pie
de un farallón rocoso ocupando una posición destacada en el paisaje desde el cual
cuenta con una visión panorámica hacia todos los sectores. Los trabajos realizados
han resaltado la alta densidad de registro lítico, zooarqueológico y representaciones
rupestres (Aschero et al. 1999; De Nigris et al. 2004; Guraieb 2012; Mengoni Goñalons
y De Nigris 1999; Papú 2017, entre otros). En función de la cronología disponible, las
ocupaciones del sitio se disponen en dos bloques temporales divididos por un hiato
ocupacional. Un primer momento entre los 3800 y los 3100 años AP y un segundo
momento entre 1800 y 990 años AP (Aschero et al. 1999).
La información faunística disponible para el sitio establece conjuntos
dominados por el taxón guanaco, registrándose el aporte en muy baja frecuencia de
otras especies como el piche, zorro, chinchillón y choique (De Nigris 1994; Mengoni
Goñalons 1999; Mengoni Goñalons y De Nigris 1999, entre otros). Puntualizando solo
en el guanaco, a lo largo de toda la secuencia se observa una mayor proporción de
especímenes correspondientes al esqueleto apendicular por sobre el axial. La
información provista por el análisis de evidencias de procesamiento señala el
desarrollo de una variedad de actividades y etapas de trozamiento en el sitio:
procesamiento, preparación y consumo. En este sentido, los restos óseos evidencian
marcas de desarticulación, descarne, cuereo y fracturación (Aschero et al. 1999;
Mengoni Goñalons 1999).
En el lago Posadas y al sur del lago Pueyrredón las investigaciones estuvieron
centradas hacía el reconocimiento de sitios a cielo abierto, principalmente en los
sectores de médanos (Aragone 2009; Cassiodoro et al. 2004, 2004b; Goñi 2000-2002,
Re 2006). Cronológicamente, las ocupaciones presentan una fuerte firma tardía con
fechados que se extienden entre los 800-500 años A.P (Goñi 2000-2002). Los sitios
registrados presentan un amplio rango de actividades desarrolladas, destacando
evidencia de equipamiento del espacio en función del hallazgo de molinos, manos de
50
moler y cerámica (Aragone 2009; Cassiodoro et al. 2004a, 2004b; Re 2006). En
relación con la evidencia zooarqueológica registrada, se destacan los sitios Médano
Lago Posadas, Península Posadas 1 y Lago Posadas Entrada Hostería (Re y Aragone
2007). Estos conjuntos evidencian una estructura taxonómica diversa, con el guanaco
como especie predominante, pero hallándose también piche, choique valvas, peces y
micromamíferos (Re y Aragone 2007). El esqueleto apendicular en todos los sitios,
extremidades y falanges gobiernan los perfiles de partes anatómicas. Las evidencias
de procesamiento están presentes en todos los sitios con frecuencias moderadas.
Finalmente, resalta la importante cantidad de especímenes termoalterados (Re y
Aragone 2007).
Por su parte, el sector noreste de la costa del lago Pueyrredón cuenta con
fechados radiocarbónicos que ubican las ocupaciones del área durante el Holoceno
tardío, medio y temprano (Aschero et al 2009; Sacchi et al. 2011; 2016). Las
investigaciones realizadas han registrado una amplia variedad de sitios arqueológicos
dentro de los que se destaca Cueva del Milodón 1 y 2, Estancia Pueyrredón 1 y 2,
Cerro Cuadrado 3, entre otros. Las tendencias zooarqueológicas sugeridas indican
una baja diversidad taxonómica en los conjuntos con un predominio notable del
guanaco (Aschero
et al. 2009; De Nigris y Tecce 2013). Ha sido reportada la
presencia de tres especímenes correspondientes a huemul, aspecto de interés dado
que hasta el año 2013 no había sido identificada su presencia en el área (De Nigris y
Tecce 2013). Los perfiles anatómicos reconstruidos para guanaco son similares a
aquellos registrados en otros sitios de la región, el esqueleto apendicular domina por
sobre el axial. En relación con este último, se destacan las frecuencias obtenidas para
la cabeza en algunos conjuntos, mientras que en otros resalta la representación de
cintura. No obstante, las extremidades son las partes más abundantes siendo variable
la representación de otros elementos tales como falanges y calcáneos. Dentro de las
modificaciones óseas, las marcas de corte junto con las huellas de percusión exhiben
mayor relevancia (De Nigris y Tecce 2013). Asimismo, ha sido indicada la presencia
de una explotación más exhaustiva de los recursos para momentos tardíos, señalando
un cambio de las formas de aprovechamiento del guanaco a lo largo del tiempo (De
Nigris y Tecce 2013).
Las investigaciones llevadas a cabo en el lago Salitroso han permitido
establecer una ocupación permanente o semipermanente de este espacio durante el
Holoceno tardío. Al igual que otras cuencas bajas, estos espacios presentan
excelentes condiciones para su habitabilidad anual dada su baja acumulación nival en
invierno y la alta disponibilidad de recursos (leña, reparo, agua, recursos faunísticos y
51
minerales) durante todo el año (Barrientos y Béguelin 2001; Barrientos et al. 2004a,
2004b, 2005; Cassiodoro 2005, 2008a, 2016b; Cassiodoro y García Guraieb 2009;
Cassiodoro y Tchilingurián 2007; Cassiodoro et al. 2004a, 2004b; García Guraieb
2010; García Guraieb et al. 2007; Goñi 2010; Goñi y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al.
2000-2002; Guichón Fernández 2016; Tessone 2010; Tessone et al. 2005; 2009,
2015; Tessone y Panarello 2009).
La localidad de Sierra Colorada-lago Salitroso presenta una alta frecuencia de
entierros humanos registrados en tres modalidades: chenque, nicho y entierro bajo
bloque. Las investigaciones realizadas desde la evidencia bioantropológica han
permitido definir a este espacio como un área formal de entierros (Barrientos et al.
2004a; Goñi y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al. 2000-2002; García Guraieb 2010;
García Guraieb et al. 2007).
En función de los fechados obtenidos, fueron sugeridos dos bloques
temporales de ocupación del área; ambos en el Holoceno tardío, vinculados cada
uno con estructuras de entierro específicas. Es así que, el primer grupo registrado,
con un rango de edades calibradas comprendido entre 2778 y 2153 años A.P., se
caracteriza por estar constituido por entierros bajo bloques y nichos. En tanto que
el segundo, el cual exhibe una representación mayoritaria, ocupa un rango de
edades calibradas comprendido entre 1172 y 306 años A.P., y está integrado
exclusivamente por chenques (García Guraieb 2010; Goñi 2010).
La información zooarqueológica disponible para el área señala la presencia de
una estructura taxonómica diversa; dominada por la presencia de guanaco pero que
incluye también otras especies como peces y valvas marinas (Aragone 2007; Re y
Aragone 2007). En lo que respecta al conjunto óseo compuesto por guanaco se
destacan las frecuencias obtenidas para el segmento apendicular, especialmente
extremidades y falanges (Aragone 2007; Re y Aragone 2007). Asimismo, ha sido
reportada la presencia de marcas de procesamiento y una elevada frecuencia de
fragmentos termoalterados (Aragone 2007; Re y Aragone 2007).
Con respecto a la tecnología, las investigaciones realizadas destacan la alta
frecuencia de instrumentos en el área (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2004a;
Goñi 2010; Guraieb 2000; Re y Aragone 2007; entre otros). Más aún, ha sido
registrada una amplia variedad de clases artefactuales donde se destaca el elevado
porcentaje de artefactos de molienda, núcleos, nódulos y una inusual proporción de
bolas. Las materias primas predominantes son la obsidiana y sílices, procedentes
52
posiblemente de Pampa del Asador, seguidas por otras, con menor frecuencia; alguna
de ellas de disponibilidad local (basaltos) (Cassiodoro 2011).
4.5 Regiones Cercanas: otros sectores altos de la provincia de Santa Cruz
La meseta del Lago Buenos Aires es otra de las grandes manifestaciones
basálticas de origen miocénico de la provincia de Santa Cruz. Exhibe un rango
altitudinal que oscila en los 900 y 2700 msnm y su topografía se encuentra compuesta
por diferentes rasgos entre los que resaltan volcanes, planicies, bardas y más de 200
lagunas de tamaño y profundidad variable. Estas características junto a otras de tipo
climático, ecológico, ambiental y principalmente, de orden arqueológico configuran un
escenario con muchas similitudes al detallado para la meseta del Strobel y del Guitarra
(Figuerero Torres et al. 2017; Gradin 1976; Mengoni Goñalons et al. 2016).
Las investigaciones arqueológicas desarrolladas en la meseta del Lago Buenos
Aires
han
reportado
la
presencia
de
una
alta
frecuencia
de
parapetos,
representaciones rupestres (grabados) y tecnología lítica (Figuerero Torres et al. 2017;
Gradin 1976,1996; Mengoni Goñalons et al. 2016). En cuanto a las estructuras de
piedra, se localizan en diferentes sectores del área, principalmente próximas a lagunas
y cuerpos de agua. En general, se presentan agrupadas configurando conjuntos de
varios parapetos cercanos unos de otros. En algunos casos, sobre las rocas que
conforman las paredes de las estructuras, fueron identificados grabados rupestres
(Gradin 1976, 1996; Mengoni Goñalons et al. 2016).
La información zooarqueológica disponible indicia la presencia de restos óseos
en parapetos de la meseta. Los trabajos realizados incluyen excavaciones en el
interior y exterior de algunas estructuras (Gradin 1976). La muestra se conforma de
especímenes de guanaco principalmente. Se corresponden con fragmentos de astillas
óseas, vértebras, costillas, fragmentos de escápula y se destaca la alta frecuencia de
epífisis de huesos largos, intencionalmente fracturados a través de la técnica de
marcado perimetral/fractura transversal (Gradin 1976). Los huesos recuperados
exhiben también otros rasgos de fractura antrópica así como marcas de corte. Por
último, resalta la presencia de un retocador ósea confeccionado sobre hueso de ave.
Inmediatamente al norte se localiza el área compuesta por Los Antiguos-Monte
Zeballos-Paso Roballos, sectores que incluyen también porciones de la meseta del
Lago Buenos Aires. Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en estos espacios
cordilleranos han destacado la singularidad de sus características geográficas y
ambientales. De esta forma, la definen como una microregión compuesta por una
topografía variada que incluye cuencas lacustres de baja y moderada altitud, valles
53
cordilleranos, mesetas basálticas y cimas montañosas (Mengoni Goñalons et al.
2013).
La información disponible indica la ocupación de cuevas, aleros y sitios a cielo
abierto desde, hasta el momento, el Holoceno medio (6000 años A.P.). Para el
Holoceno tardío, los fechados radiocarbónicos obtenidos se ubican en dos lapsos
cronológicos. Por un lado, uno más temprano, entre los 2350-2000 años A.P. y por
otro, uno más tardío que ocupa un rango que se extiende desde los 1300 años A.P. a
los 800 años A.P. Si bien no se han registrado tendencias arqueológicas contrastantes
entre ambos bloques, si ha sido propuesta una menor intensidad y redundancia de
ocupación pre-2000 años A.P. Dos aspectos deben ser destacados: en primer lugar,
se observa un patrón de discontinuidades en la secuencia de ocupación de algunos
sitios. Algunos conjuntos sólo fueron utilizados desde momentos tardíos. Esto significa
que no todos los espacios habitables de la microregión fueron ocupados desde que se
encuentran disponibles a partir del Holoceno medio. En segundo lugar, en
determinados períodos de la secuencia cronológica se advierten hiatos que se
corresponden localmente pero no regionalmente, pudiendo sugerir instancia de
abandono (Fernández 2013; Mengoni Goñalons et al. 2009, 2013, 2017).
El valle del río Pinturas se ubica aproximadamente a 120 km de la Pampa del
Asador y de la meseta del Guitarra, y a 170 km del centro de la del Strobel. Este es un
espacio que ha sido ampliamente estudiado en la arqueología patagónica e incluye
una variedad de sitios, definidos como multicomponentes, entre los que se destacan la
Cueva de las Manos, la Cueva Grande del Arroyo Feo, Alero Charcamata II y Alero
Cárdenas. En general, se trata de aleros y cuevas que se localizan en el cañadón
principal del Río Pinturas. Dos aspectos han sido destacados en este espacio: por un
lado su profundidad temporal, exhibiendo ocupaciones desde el Holoceno temprano; y
por otra, la densidad, diversidad y frecuencia de las representaciones rupestres
registradas (Aguerre 1979; Aguerre y Gradin 2003; Aguerre et al. 1994; Gradin et al.
1976, 1979; Gradin y Aguerre 1991, 1994, entre otros).
La información zooarqueológica disponible para el valle del Río Pinturas
procede principalmente de las excavaciones realizadas en la Cueva Grande del Arroyo
Feo, Alero Charcamata II y Alero Cárdenas. Estos desarrollos indican una
predominancia del taxón guanaco a lo largo de toda la secuencia; complementado por
especies con frecuencias menores como cérvidos, choique, vizcacha, peces, roedores,
entre otros. La cantidad de individuos registrados en cada caso es diversa y resalta la
alta presencia de animales subadultos (Gradin y Aguerre 1994; Mengoni Goñalons y
54
Silveira 1976; Silveira 1979). Al mismo tiempo, destacan la mayor frecuencia de
elementos correspondientes al esqueleto apendicular, principalmente restos óseos
ricos en contenido médula. Al respecto, cabe destacar que esta tendencia no ha sido
advertida en alero Charcamata II donde no ha sido observada una selección especifica
de unidades en tanto se encuentra presente la mayor parte de la presa; indicando
cierto grado de variación local en la representación de partes anatómica (Gradin y
Aguerre 1994; Mengoni Goñalons y Silveira 1976; Silveira 1979)
La Meseta Central se encuentra localizada entre el río Deseado y el río Chico,
en el centro de la provincia de Santa Cruz, distante unos 150 km de la Pampa del
Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra, en dirección este. En este sector se han
registrado, hasta el momento, evidencias de algunas de las ocupaciones más antiguas
de Patagonia, habiéndose obtenido fechados radiocarbónicos correspondientes a la
transición Pleistoceno/Holoceno (13000-10000 años A.P.) asociados con las primeras
ocupaciones de la región (Miotti 1992, 2006; Paunero 2009; Paunero et al. 2004, entre
otros). En el marco de estas investigaciones, han sido estudiados una variedad de
sitios, tanto en aleros, cuevas, como a cielo abierto.
La localidad arqueológica La María se compone de diferentes sitios que
exhiben ocupaciones desde el Pleistoceno final hasta momentos históricos (Cueto
2013, 2014; Paunero et al. 2004, 2007; Skarbun 2009; Skarbun et al. 2015). Entre
estos conjuntos se destacan, por un lado, el sitio Cerro Casa del Minero 1, definido
como multicomponentes; y por otro, el sitio Túnel cuya ocupación inicial fue asociada
con el desarrollo de actividades vinculadas con el procesamiento de presas y su
consumo inmediato (Cueto 2014; Paunero et al. 2007; Skarbun et al. 2007, entre
otros). La información zooarqueológica disponible para este sector refiere a momentos
cronológicos tempranos e indica la presencia de una amplia diversidad taxonómica, la
cual incluye fauna extinta. Sumada a la presencia de guanaco, se identificaron dos
tipos más de camélidos: Lama gracilis y Hemiauchenia cf. Paradoxa que exhiben
evidencia de procesamiento (Paunero 2009; Paunero et al. 2005, 2007, 2008, 2010,
2015, 2017; Valiza Davis y Gasco 2019; Valiza Davis et al. 2013; entre otros).
Hacia el norte de La María, se ubican las localidades arqueológicas La
Primavera y Piedra Museo. Al igual que en el caso anterior, las investigaciones en el
área destacan la profundidad temporal de las ocupaciones iníciales, enmarcadas en la
transición Pleistoceno/Holoceno. La información zooarqueológica disponible para
estos sectores procede de diversos conjuntos óseos, desatancándose aquellos
obtenidos en cueva Maripe (localidad arqueológica La Primavera) y alero el Puesto 1
55
(AEP-1) (localidad arqueológica Piedra Museo). En relación con el primero, exhibe una
secuencia temporal de ocupación larga que incluye todo el Holoceno. La estructura
taxonómica
está
dominada
por
el
guanaco,
específicamente
elementos
correspondientes al esqueleto apendicular, segmentos distales de las articulaciones.
Se menciona la presencia de animales subadultos en toda la secuencia. Hacia el
Holoceno medio y tardío se advierten cambios en las estrategias de subsistencia en
relación con el período anterior, caracterizadas por un uso más integral de la presa;
determinado en función de una mayor selección de partes con grasa y médula
insaturada. En el sitio AEP-1 el guanaco también es la especie más representada a lo
largo de toda la secuencia. No obstante, se reconoce mayor diversidad que en el caso
anterior dada la presencia de fauna extinta en el componente inferior (13000-9400
años AP). Para el Holoceno medio se advierte una especialización en el taxón
guanaco, recurso complementado por especies menores, alguna de ellas exóticas
asociadas con mecanismos de intercambio social. Los restos óseo de camélidos
recuperados en ambos bloques temporales exhiben evidencias de procesamiento. En
síntesis, los trabajos realizados en el sitio indican cambios en el uso de este alero
desde un locus de actividades reducidas al procesamiento de megafauna y camélidos
durante la transición Pleistoceno/Holoceno, a una base residencial de actividades
múltiples durante el Holoceno medio (García Añino et al. 2014; Marchionni 2013,
2016a, 2016b; Marchionni y Vázquez 2012; Marchionni et al. 2010; Miotti 1998; Miotti y
Marchionni 2011; Miotti y Saleme 1999, entre otros).
Cabe señalar que se ha reportado la presencia de estructuras de piedras en la
localidad arqueológica La Primavera construidas por medio del apilamiento intencional
de bloques disponibles en el paisaje (Carden et al. 2001; Magnin 2010, 2013). De
acuerdo con los autores, los parapetos poseen morfologías y tamaños variables y su
funcionalidad ha sido vinculada con el desarrollo de tareas asociadas con la caza del
guanaco así como también con un uso habitacional como posible base de toldos
(Carden et al. 2001; Magnin 2010, 2013).
4.6 Síntesis
Desde sus inicios, la investigaciones arqueológicas desarrolladas en la región
bajo estudio han buscado relacionar la dinámica poblacional del sur de Patagonia con
los diferentes eventos climáticos/ambientales sucedidos durante el Holoceno (Goñi
2010; Goñi et al. 2000- 2002, entre otros). En este contexto, ha sido sugerido un
modelo de poblamiento tardío (últimos 2500 años) para la región (Goñi 2000, 2010;
Goñi et al. 2000-2002, 2004) que establece el uso diferencial pero complementario de
56
los espacios, en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su
productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2010). Así, ante un
escenario climático y ambiental caracterizado por cambios en los niveles de humedad
y en la distribución de los recursos, el efecto social habría correspondido a una
reducción de la movilidad residencial en los sectores bajos de la región (cuenca de los
lagos Pueyrredón- Posadas- Salitroso, del Cardiel y más al sur, San Martin y Tar) y al
desarrollo de estrategias logísticas/estacionales en los sectores altos (Pampa del
Asador, meseta del Guitarra, mesetas del Strobel, Cardiel Chico y San Adolfo y las
cuencas altas del PNPM) (Goñi 2010).
En la meseta del Strobel la evidencia zooarqueológica ha resultado muy difícil
de obtener durante muchos años, a pesar de la altísima frecuencia de paredones
sobre bajos y de parapetos (Belardi et al. 2007). Los trabajos de campo llevados a
cabo en los últimos años (2013, 2014, 2015, 2016 y 2017) han logrado recuperar una
gran cantidad de elementos óseos registrados principalmente en estructuras de
parapeto, estableciéndose como la primera información zooarqueológica sistemática
para la meseta. Estos hallazgos permitirán responder, en la presente tesis, nuevas
preguntas vinculadas con las características propias del poblamiento de la meseta, el
uso de los espacios, los patrones de subsistencia y la funcionalidad de los sitios. Por
su parte, en la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra, las investigaciones
realizadas han logrado contrastar su carácter logístico y/o estacional para momentos
tardíos y registrando inicialmente una mayor variabilidad en el rango de actividades
llevadas a cabo vinculadas con la subsistencia (Dellepiane 2014). Tomando como
punto de partida la variabilidad reconocida en las estrategias logísticas propuestas
para estos sectores, esta investigación retoma y profundiza parte de estas discusiones
orientándolas hacia un abordaje holístico, comparativo y enfatizando el uso de
diversas escalas espaciales y temporales. Finalmente, cabe destacar que extra
regionalmente la información aquí discutida podrá ser de utilidad para otros
investigadores, atendiendo a que muchas de las investigaciones zooarqueológicas
desarrolladas en otras regiones de la Provincia de Santa Cruz han enfocado una gran
parte de sus esfuerzos hacia discusiones asociadas con poblamiento inicial de la
Patagonia y la subsistencia de los grupos humanos durante la transición
Pleistoceno/Holoceno, el Holoceno temprano y el Holoceno medio; un marco
cronológico diferente al aquí considerado.
57
Capítulo 5
Marco Teórico
5.1 Introducción
Este capítulo tiene por objetivo sintetizar los conceptos teóricos más relevantes
que conforman el marco general de esta tesis de doctorado. En principio, se detallan
los aspectos teóricos centrales, puntualizando en el paradigma ecológico evolutivo, los
conceptos vinculados a modelos de optimización y los marcos de referencia.
Posteriormente, se enfatiza en las propuestas de movilidad para grupos cazadores
recolectores, haciendo especial hincapié en la estrategia collector. A continuación, se
realizará una breve reseña de la teoría de construcción de nicho dado que es de
utilidad como marco explicativo regional. Finalmente, se hace mención a los modelos
de poblamiento de Patagonia utilizados como encuadre de este trabajo.
5.2 Conceptos generales
Los lineamientos teóricos generales que guían la presente investigación se
enmarcan dentro de una perspectiva ecológica-evolutiva (Spencer 1997; Winterhalder
y Smith 1991). La misma supone que la interacción entre el medioambiente físico y
social es fundamental para la vida humana (Kelly 1995). Asimismo, se enfatiza la
variabilidad del ambiente y la plasticidad en el comportamiento de los grupos para el
análisis de la adaptación humana (Winterhalder y Smith 1991). Ante los
condicionantes del ambiente, los individuos se adaptan a través de mecanismos
racionales que tienden a maximizar los beneficios y a minimizar el riesgo (Boone y
Smith 1998). De este modo, la ecología evolutiva provee un marco lo suficientemente
amplio y cohesivo para llevar a cabo un estudio sistemático del comportamiento
humano.
En este sentido, la teoría de la depredación óptima ofrece un acercamiento
general y realista para el análisis del comportamiento de cazadores recolectores
(Charnov 1976). Esta teoría provee un grupo de modelos simples que permiten derivar
hipótesis operacionales que generan expectativas sobre el comportamiento de
obtención de recursos (foraging). Dentro de este contexto general se insertan los
modelos de optimización como herramientas que permiten testear variables sencillas,
58
derivadas de la teoría evolutiva, en situaciones reales. Es decir, son herramientas
cuantitativas usadas para evaluar los costos y beneficios de diferentes estrategias
En relación a lo mencionado, es posible asumir que las poblaciones cazadoras
tienden a maximizar el retorno energético en relación al costo de obtención de un
recurso, minimizando los riesgos de no tener éxito (Smith 1992). De este modo, ante
un determinado escenario, el comportamiento de los individuos evalúa los beneficios
que se obtendrán, tomando decisiones dentro de un set de opciones de
comportamiento. Es decir, se evalúa el costo- beneficio de cada opción a los fines de
elegir las soluciones más apropiadas y óptimas a los problemas adaptativos (Kelly
1995; Lupo 2006). Estos modelos son valorados en este trabajo como una herramienta
cuantitativa con la cual medir el registro zooarqueológico de los sitios aquí
considerados.
Esta perspectiva resulta relevante dado que se focaliza en el análisis de los
patrones de obtención de recursos. En este sentido, el análisis arqueofaunístico se
presenta particularmente importante dentro de este marco debido a que permite medir
empíricamente la eficacia en la utilización de recursos, así como también la
variabilidad de agentes que operan en las decisiones vinculadas con su manejo.
En este contexto, los modelos de optimización pueden ser considerados como
marcos de referencia adecuados a través de los cuales aproximarse al registro
zooarqueológico. Un marco de referencia puede ser entendido como un set de datos
sistemáticamente organizados acerca de fenómenos que no son estrictamente
arqueológicos (Binford 2001). En este sentido, permite yuxtaponer un dominio del
conocimiento acerca del cual existe información previa, sobre otro menos conocido
(Binford 1987). Se considera que estas herramientas teóricas y metodológicas son
necesarias a los fines de otorgarle sentido a nuestras observaciones del registro
arqueológico (Binford 2001).
Dentro de este esquema general, los modelos de anatomía económica resultan
esenciales para abordar problemáticas asociadas con la subsistencia y movilidad de
grupos cazadores -recolectores (Bartram et al. 1991; Binford 1978, 1981; Borrero
1990; Jones y Metcalfe 1988; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1991, 1999; Metcalfe y
Jones 1988). Éstos permiten conocer el tipo y cantidades de recursos asociados con
cada una de las partes que conforman una carcasa. De este modo, se establecen
como un marco de referencia con el cual comparar las frecuencias de partes
esqueletarias obtenidas con aquellas derivadas de la información actual, a los fines de
59
evaluar la utilidad de cada unidad anatómica en función de cada uno de sus productos
primarios (Binford 1978).
Asociado con lo mencionado en el párrafo anterior, la información etnográfica y
etnoarqueológica ha permitido reconocer una multiplicidad de factores que inciden en
la forma en la cual los grupos cazadores-recolectores contemporáneos utilizan los
recursos faunísticos. Estos desarrollos han dado cuenta del importante rango de
variabilidad asociado con la selección, transporte y procesamiento de una carcasa.
Ente ellos se destacan: la facilidad de caza, el rendimiento económico de los animales
usados, el número de animales disponibles, el número de porteadores, la presencia o
no de facilidades de transporte, la distancia a recorrer cuando se transportan los
animales, las necesidades de consumo, la tecnología disponible, la estación del año,
las prácticas culinarias, la influencia de aspectos sociales, religiosos e ideológicos,
entre otros (Bartram 1993; Binford 1978; Gould 1967; O´Connell y Marshall 1989,
O´Connell et al. 1988, 1990; O´day et al. 2004; Politis y Martínez 1996; Politis y
Saunders 2002; Yellen 1977 y 1991, entre otros). Por último, este panorama se
completa al considerar los requisitos nutricionales necesarios para la supervivencia de
los seres humanos (Morin 2007; Speth y Spielmann 1983; Rindel 2013).
5.3 Movilidad
Por su parte, la movilidad ha sido considerada como uno de los aspectos que
mayormente condicionan las estrategias organizativas de los grupos cazadoresrecolectores (Binford 1980). Desde hace más de 40 años esta temática ha ocupado un
rol central en la Arqueología de grupos cazadores-recolectores. Movilidad refiere, de
manera amplia, a la capacidad y necesidad de moverse de lugar en lugar (Wendrich y
Barnard 2008). En términos de Kelly (1992), se trata de una propiedad de los humanos
que es universal, variable y multidimensional. Implica más de un aspecto dado que
podemos referirnos a la frecuencia del movimiento, la distancia o si se hace de manera
grupal o individual. De acuerdo con Binford (1980), las estrategias de movilidad
pueden ser entendidas como los movimientos realizados por los grupos humanos a
través del paisaje y se encuentra estrechamente ligado con la estructura de recursos
de una región. De este modo, el autor define dos aspectos relativos a la movilidad en
cazadores-recolectores. Por un lado, la movilidad residencial, es decir la cantidad de
veces que la base residencial se mueve anualmente; y por otro, la movilidad logística,
la cual expresa el movimiento de individuos o parte del grupo hacia la búsqueda de
recursos en contextos específicos y de regreso a los campamentos base. Ambos
aspectos presentan correlatos arqueológicos particulares.
60
Sobre la base de lo mencionado, el autor establece la presencia de una serie
de estrategias de movilidad dentro de un continuum, cuyos extremos fueron
denominados forager y collector. La estrategia implementada se encuentra
principalmente asociada con la distribución de los recursos. La primera se caracteriza
por desarrollarse en contextos en los cuales existe una distribución homogénea de los
recursos, estableciéndose desplazamientos frecuentes de las residencias. Mientras
que, en la segunda estrategia, la distribución heterogénea de los recursos críticos
(alimentos, materias primas, leña, agua, entre otros), ya sea en términos espaciales
como temporales, requerirá el desarrollo de movimientos logísticos. Esta última, se
encuentra organizada de tal forma de mover los recursos hacia los consumidores
mediante grupos de tareas logísticamente organizados (Binford 1980). Por su parte, en
ambientes caracterizados por una marcada estacionalidad, como las mesetas
consideradas en la presente investigación, en donde se evidencia una incongruencia
temporal de los recursos, el almacenamiento se establece generalmente como la
estrategia implementada (Binford 1980). Asociado con el carácter logístico, una forma
de aprovechamiento de los recursos ha sido denominada como proceso de
extensificación, definido como el aumento de la productividad ampliando el área de
explotación (Binford 2001; Goñi 2016). En este sentido, la incorporación de nuevos
espacios se establece como una alternativa óptima ante la incongruencia de los
recursos en contextos de baja productividad de los mismos.
Por su parte, para el caso de sistemas logísticamente organizados, Binford
(1980) propone que el correlato arqueológico esperable se encuentra caracterizado
por una particular configuración del registro. En consecuencia, es esperable la
presencia de una mayor variabilidad intersitio asociada con el desarrollo de actividades
específicas y diferenciadas espacialmente (escondrijos, estaciones, sitios de
procuraciones
específicas,
planificadas,
campamentos
temporarios,
bases
residenciales y localizaciones).
Cabe destacar que, si bien se ha puesto especial atención en el aspecto
ambiental como un elemento clave en la movilidad de los grupos, no deben dejarse de
lado otros factores involucrados tales como aquellos asociados con el encuentro con
otros grupos (Grove 2010) y/o la reproducción (MacDonald y Hewlett 1999) así como
el intercambio de información (Aunger 2009; Nettle 1998; Whallon 2006; Wobst 1977).
5.4 Teoría de Construcción de Nicho
61
La teoría de construcción de nicho (TCN) enfatiza en la capacidad de los
organismos para modificar, a través de sus metabolismos, actividades y elecciones,
sus ambientes, influenciando no solo su propia evolución, sino también la de otras
especies (Kendal et al. 2011; Laland et al. 2000; Lewontin 1983, entre otros). El
principal aspecto que define la TCN refiere a la transformación de las presiones
selectivas del ambiente. Es decir, los ambientes selectivos se ven determinados por
aquellas modificaciones realizadas por la construcción de nicho. Entonces, los
organismos no solo se adaptan a sus ambientes, sino que lo construyen; y al hacerlo,
codirigen su propia evolución (Lewontin 1983). La construcción de nicho es entendida
como una causa del cambio evolutivo y no como un efecto. Organismos y ambientes
son aspectos comprometidos recíprocamente en una relación causal; por tanto que, la
adaptación es el resultado tanto de la selección natural como de la construcción de
nicho (Kendal et al 2011; Laland y O´brien 2012). La adaptación de los organismos
depende, por un lado, de la selección natural que es modificada por la construcción de
nicho; y por otro, de la construcción de nicho que es seleccionada por la selección
natural (Kendal et al. 2011).
Cuando
los
organismos
modifican
los
ambientes
selectivos
de
sus
descendientes dejan una herencia ecológica (Odling Smee 1988). En el caso de los
seres humanos, también se dejan herencias culturales construidas para las futuras
generaciones. La construcción de nicho puede generar efectos a largo plazo en los
ecosistemas. El concepto de herencia ecológica (Odling-Smee 1988) refiere
justamente a la herencia del cambio, frecuentemente en la forma de una modificación
de las presiones de selección natural a sus descendientes (Laland y O´brien 2010). Es
decir, los organismos no solo heredan genes a sus generaciones futuras, sino también
herencia ecológica asociada con ambientes selectivos modificados, vinculados
estrechamente con sus fitness genéticos (Kendal et al. 2011). Como hemos
mencionado, es transmitida por los organismos a través de las modificaciones
realizadas en un ambiente externo.
De acuerdo con Richerson y Boyd (2005), la cultura es la información capaz de
afectar otros comportamientos individuales y se adquiere por medio de otros miembros
de la misma especie a través de la enseñanza, la imitación y otras formas de
transmisión social. Este tipo de definición resulta operativa a los fines de la teoría de
construcción de nicho, siempre y cuando se entienda que la información es algorítmica
e incluye el aprendizaje de conocimiento, creencias, valores y actitudes que están
expresadas en el comportamiento, los artefactos y la tecnología (Odling-Smee y
62
Laland 2012). De esta manera, la cultura entendida de esta forma, se establece como
un factor clave, critico y subyacente del potencial humano de la construcción de nicho
(Laland y O´Brien 2010, 2012). Por lo tanto, la construcción de nicho cultural es aquel
subconjunto de construcción de nicho que es la expresión del aprendizaje cultural y la
transmisión de conocimiento (Odling-Smee y Laland 2012). Es decir, comportamientos
derivados culturalmente que modifican un ambiente (Kendall 2012). Al igual que la
herencia ecológica, la herencia cultural es transmitida por medio de múltiples seres
humanos a múltiples seres humanos, intra e inter generaciones, por medio de
diferentes formas de aprendizaje (ej. oblicuo, horizontal, etc.). Por ende, la herencia
cultural requiere un medio no genético de comunicación entre los organismos a través
del cual el aprendizaje de conocimiento pueda ser compartido y distribuido (Laland et
al. 2000). En este sentido, la comunicación entendida como una forma de aprendizaje
social caracterizada por una transmisión de información intencional, puede ser
considerada en sí misma como una instancia de construcción de nicho a partir del uso
de señales, signos y artefactos con el objetivo de modificar el comportamiento de coespecíficos (Aunger 2009).
5.5 Poblamiento
Finalmente, dado que la presente investigación se inserta en las discusiones
acerca del poblamiento patagónico, se toma en consideración el modelo ecológico y
biogeográfico propuesto por Borrero (1994-1995) para la región. De acuerdo con el
mismo, el poblamiento de la Patagonia meridional puede ser interpretado como un
proceso de lenta ocupación de los espacios disponibles, caracterizado siempre como
un flujo multidireccional. Se considera que la ocupación de los nuevos espacios no es
consecuencia de procesos migratorios lineales y constantes; al igual que no implica,
necesariamente, la adaptación progresiva al ambiente (Borrero 1994-1995). En este
sentido, la presencia de espacios disponibles factibles de ser ocupados es un
fenómeno que se encuentra vinculado con las fluctuaciones climáticas ocurridas a lo
largo del Holoceno, su impacto sobre el ambiente, los recursos y las estrategias
humanas desarrolladas en términos de respuestas adaptativas (Borrero 1994-1995;
Goñi 2010). Entender el poblamiento de la Patagonia de esta forma permite suponer
para todo el Holoceno un escenario en el cual los espacios habrían estado
diferencialmente disponibles para los grupos humanos. Por tanto, la incorporación de
los mismos a la dinámica de las poblaciones se habría producido en la medida que sus
condiciones geográficas y ecológicas así lo permitiesen (Goñi 2010). Por último, el
autor propone comprender este modelo de poblamiento a través de tres etapas de
63
ocupación del espacio: exploración, colonización y ocupación efectiva, con una posible
saturación espacial (Borrero 1994-1995). El reconocimiento de cada una de ellas es
consecuencia de que su impacto genera una configuración distintiva en el registro
arqueológico, es decir, a partir de las implicancias empíricas que de las mismas se
derivan. Estas diferentes etapas se reconocen debido a la configuración diferencial
que asumen los materiales arqueológicos en tiempo y espacio, en función de variables
tales como la operación de agentes y procesos tafonómicos, la distribución temporal
de las muestras arqueológicas, etc.
De manera más específica, esta tesis se enmarca bajo el modelo de
poblamiento tardío propuesto para la región por Goñi y colaboradores (Goñi 2010), el
cual ha sido sintetizado en el capítulo 2 de este trabajo.
64
Capítulo 6
Metodología
6.1 Introducción
En este capítulo se especifican las decisiones metodológicas y técnicas
llevadas a cabo en el marco de la investigación desarrollada en esta tesis. En este
sentido, serán precisadas las escalas y unidades de análisis, al mismo tiempo que se
definen y detallan conceptos y variables que serán claves para la construcción del
dato. Concretamente, luego de reseñar las escalas y unidades consideradas, se hará
mención a las medidas de abundancia taxonómica y anatómica utilizadas, los marcos
de referencia consultados, las variables tafonómicas medidas y finalmente, se
profundizará en aspectos vinculados con las evidencias de procesamiento y
termoalteración evaluadas en los conjuntos zooarqueológicos.
6.2 Escalas y unidades de análisis
Las escalas de análisis sirven como guías que permiten establecer los
objetivos, articular las técnicas con las que se llevara a cabo el análisis y organizar el
conjunto de datos utilizados en la investigación (Dincauze 2000). En términos
espaciales, la problemática general de esta tesis, junto con la mayor parte de las
discusiones que se realicen, será desarrollada en una escala amplia, definida como
una meso escala (sensu Dincauze 2000). Esta última se divide en dos niveles; el
primero implica entre 10.000 y 100 km² (meso escala 1) mientras que el segundo
refiere a rangos entre 100 y 1 km² (meso escala 2); representando, en el marco de
este trabajo, a las mesetas del Strobel, Guitarra y a la Pampa del Asador. Asimismo,
será utilizada también una micro escala con el objeto de realizar un análisis más
específico de la variabilidad zooarqueológica de cada uno de los sitios.
En lo que respecta al marco temporal considerado, la problemática abordada
en este trabajo se centra en el Holoceno tardío, asumiendo que este lapso ocupa los
últimos 2500 años A.P. y representa, en términos de Dincauze (2000), una escala
meso temporal. Cabe aclarar que también será estimado el Holoceno medio en la
medida en que algunas discusiones requieran de un marco cronológico más amplio.
Las unidades de análisis son herramientas a través de las cuales se logra
dividir y especificar un rango de variabilidad en función de intereses concretos y
65
particulares (Ramenofsky y Steffen 1998). En esta tesis, se considera al espécimen
como la unidad mínima de análisis y sobre la que se evaluarán diferentes variables
morfológicas
(e.j.
marcas
y
huellas)
y
cualitativas
(e.j.
meteorización,
termoalteraciones). En la medida en que las discusiones lo requieran, también serán
utilizadas unidades más amplias, como la de concentración, sitio, localidad, entre otras
(Dunnel 1992; Dunnel y Dancey 1983). En cuanto a las concentraciones, se las
considera como el agrupamiento de material arqueológico en un espacio acotado (ver
capítulo 7). El estudio de materiales arqueológicos en espacios amplios ha permitido la
incorporación del concepto de paisaje arqueológico, entendiendo que el registro es el
resultado del promedio de los diferentes procesos y agentes que actuaron en su
formación, más el tiempo (Binford 1987, 1992).
6.3 Medidas de abundancia taxonómica y anatómica
El procedimiento de análisis faunístico estuvo orientado inicialmente a
establecer la determinación taxonómica y anatómica de la muestra considerada (Klein
y Cruz Uribe 1984; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1988, 1999; Reitz y Wing 1999).
Para el relevamiento de éstos y otros datos primarios se utilizó una ficha diseñada por
Mengoni Goñalons (1999). La identificación del material óseo fue realizada utilizando
la colección comparativa del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento
Latinoamericano, junto con el uso de manuales osteológicos específicos (Pacheco
Torres et al. 1979; Sierpe 2015).
Las medias de abundancia taxonómica permiten estimar la importancia relativa
de cada especie representada en un conjunto (Lyman 1994), permitiendo el desarrollo
de inferencias orientadas a evaluar la relevancia económica de cada taxón identificado
en un sitio (Binford 1984; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1999). Esta medida fue
estimada a partir del número de especímenes óseos identificados por taxón (NISP)
(Grayson 1984; Lyman 1994). El beneficio de su empleo reside en que puede
calcularse de manera directa sin la necesidad de operaciones posteriores (Grayson
1984; Klein y Cruz Uribe 1984; Lyman 1985, 1994; Mengoni Goñalons 2009). A lo
largo de la presente tesis, diferentes variables (evidencias de procesamiento, marcas
naturales, especímenes termoalterados, etc.) serán consignadas en términos de esta
medida. El número mínimo de individuos (MNI) estima la cantidad total de elementos
óseos identificados para un taxón y permite evaluar el ingreso de energía registrado en
los diferentes conjuntos. Éste fue obtenido en función de la lateralidad, el estado de
fusión y el tamaño de los huesos (White 1935b, citado en Mengoni Goñalons 1999:
57). La composición etaria de cada conjunto óseo fue evaluada a partir del porcentaje
66
de especímenes (NISP) y elementos (MNE) inmaduros. Esta medida fue calculada en
función de la razón existente entre especímenes y elementos no fusionados y
fusionados, multiplicado por el total. Asimismo, fue utilizado el cronograma de
osificación ósea propuesto por Kauffmann (2009) con el objeto de obtener una
composición etaria más precisa para cada conjunto.
La abundancia de partes anatómicas fue evaluada en función del número
mínimo de elementos (MNE), el cual expresa la frecuencia con la que se representan
cada uno de los elementos (e.j. tibia, fémur, atlas, etc.) que componen el esqueleto.
Existen diversos métodos a través de los cuales puede calcularse esta medida (Klein y
Cruz-Uribe 1984; Marean et al. 2001; Mengoni Goñalons 1999). En este trabajo, el
MNE fue reconstruido a partir de las zonas diagnósticas propuestas por Mengoni
Goñalons (1999) identificadas en cada uno de los elementos óseos. De esta forma,
aquellas zonas más representadas, es decir con mayor frecuencia, son las que definen
el número mínimo de elementos para las partes esqueletarias en cuestión (Mengoni
Goñalons 1999). Previamente al desarrollo de este procedimiento, se determinó la
lateralidad y el estado de fusión de cada uno de los especímenes. El número mínimo
de unidades anatómicas (MAU), entendido como una medida que deriva de la anterior
(Binford 1981), permite normalizar las frecuencias individuales de cada elemento en
relación a un esqueleto completo (Mengoni Goñalons 2009). Este valor fue calculado
dividiendo el MNE de cada unidad por las veces que esa parte anatómica está
presente en un elemento completo. De la misma forma, esta medida puede ser
expresada en forma porcentual, estandarizando los MAU de cada elemento con
respecto al MAU del elemento más abundante (Binford 1978; Klein y Cruz-Uribe 1984;
Lyman 1994). Finalmente, se empleó también el MNE estandarizado, retomando lo
sugerido al respecto por De Nigris (2003), y de acuerdo con la metodología propuesta
por Stiner (1991,1993 y 1994). Esta medida es obtenida a partir de la normalización
del MNE en relación a la cantidad de elementos esperados en categorías definidas
con anterioridad. Éstas fueron elaboradas en función del producto primario que
predomina en cada una de ellas, considerando conjuntamente aquellos huesos que
poseen contenidos nutricionales similares en términos de grasa, carne y médula (De
Nigris 2004; Stiner 1993). De este modo, una carcasa de guanaco puede subdividirse
en huesos con órganos ricos en grasa –cráneo (Stiner 1993)-; huesos con solamente
carne –vértebras, costillas, pelvis y escápula-; huesos con abundante carne y médula
–húmero y fémur-; huesos con poca carne y médula –radioulna y tibia-; huesos con
moderada proporción de médula –metapodios -; huesos con baja proporción de
67
médula –calcáneo y falanges- y finalmente, elementos ricos en ácidos grasos no
saturados (Morin 2007; Rindel 2009) (ver Tabla 2 en Apéndice).
En función de los valores de NISP y MNE obtenidos en cada conjunto óseo, fue
estimada la relación existente entre el segmento axial y el apendicular para cada una
de ambas medidas. Se tomó como referencia el valor sugerido por Mengoni Goñalons
(1999) de 1,57 como resultado esperable. Por otra parte, también fue estimada la
integridad con la cual las carcasas ingresaron en cada sitio utilizando el índice de
completitud
anatómica,
computado
en
base
a
la
relación
entre
el
MNE
obtenido/esperado considerando el MNI.
La fragmentación ósea en el conjunto fue medida a partir de la relación entre el
NISP/MNE. Aquí se considera que altos valores de NISP sobre MNE indican una
fragmentación intensa; excluyéndose elementos enteros o completos. A su vez, fue
ponderada globalmente, así como también calculada para el segmento axial y
apendicular.
6.4 Marcos de Referencia
Un marco de referencia refiere a un conjunto de datos sistemáticamente
organizados acerca de fenómenos que no son estrictamente arqueológicos. Se
configuran como herramientas para otorgarle significado al registro arqueológico
(Binford 1987, 2001). En zooarqueología, los valores de MAU % obtenidos en cada
conjunto individual pueden ser correlacionados con diversos marcos de referencia a
los fines de explicar la configuración arqueofaunística de un sitio. En este contexto, los
modelos de anatomía económica son marcos adecuados para explorar problemáticas
asociadas con la subsistencia y la movilidad de grupos cazadores-recolectores
(Bartram et al. 1991; Binford 1978, 1981; Borrero 1990; Jones y Metcalfe 1988; Lyman
1994; Mengoni Goñalons 1999; Metcalfe y Jones 1988) (ver capítulo 5).
Con el objetivo de poder evaluar la existencia de procesos de preservación
diferencial en restos de guanaco mediados por la densidad mineral ósea, se utilizó el
Índice de Densidad Mineral propuesto por Elkin (1995) para camélidos. El supuesto
detrás de este índice establece que elementos óseos más densos tendrán un mayor
potencial de supervivencia que aquellos menos densos. En los últimos años, las
investigaciones realizadas sobre huesos correspondientes a guanaco han reconocido
una importante variabilidad en sus valores de densidad (Álvarez et al. 2010; González
et al. 2012; Gutiérrez et al. 2010). Ante esta nueva información, la propuesta de
valores fijos de densidad no podría sostenerse, siendo más adecuada su medición a
partir de rangos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2010). Al mismo tiempo, dada la
68
variabilidad registrada, se ha sugerido que futuros índices de densidad mineral para
guanaco deben construirse sobre la base de muestras de gran tamaño de individuos,
dejándose de lado animales no fusionados (Gutiérrez et al. 2017). Sin embargo, hasta
la actualidad, éstos aún no han sido desarrollados. Por este motivo, en este trabajo, se
realizarán correlaciones estadísticas entre los valores de densidad propuestos por
Elkin (1995) y las frecuencias de partes anatómicas obtenidas para cada conjunto que
deberán ser consideradas solo como tendencias.
Dentro de los modelos de anatomía económica, será utilizado el Índice de
Utilidad de Carne (Borrero 1990) que permite evaluar los elementos óseos en función
de su valor nutricional en términos de carne; pudiendo ser indicativo de la estrategia
utilizada para la selección de elementos de una carcasa. Al respecto, también se
consideró la modificación realizada por Lyman (1994), dado que incluye aquellos
huesos de bajo valor nutricional que ingresan a los sitios acompañando unidades de
alto rendimiento (raiders).También será utilizado el Índice de Medula Ósea (Mengoni
Goñalons 1999), con el objeto de evaluar en qué medida los elementos recuperados
en los sitios pueden vincularse con su contenido medular. Se considerará el Índice de
Médula Insaturada (Morín 2007), dado que permite explorar criterios de selección de
huesos que no se encuentran centrados solo en el volumen neto de la cavidad
medular. De esta forma, permite evaluar si la selección de elementos se asocia con su
contenido de ácidos grasos no saturados (Morín 2007; Rindel 2009, 2013). Por último,
se contempla también el Índice de Secado de Carne para camélidos (De Nigris y
Mengoni Goñalons 2005).
6.5 Variables tafonómicas
El abordaje de la evidencia considerada en la presente tesis adoptó también
una perspectiva tafonómica (sensu Lyman 1994), entendida como una herramienta
clave que permite identificar los agentes y procesos que han contribuido en la
formación, transformación y conservación del registro, a los fines de evaluar la
integridad de los diferentes conjuntos arqueofaunísticos. Es por ello que han sido
consideradas las siguientes modificaciones producidas por la acción de la
meteorización, la acción de raíces, carnívoros, roedores y otras depositaciones
químicas.
6.5.1 Meteorización
Esta herramienta permite registrar, a través de seis estadios (Beherensmeyer
1978) el proceso por el cual los componentes orgánicos e inorgánicos de un elemento
óseo son separados y destruidos por agentes físicos y químicos in situ
69
(Beherensmeyer 1978), representando el deterioro progresivo del hueso desde su
estado fresco hasta su colapso. De acuerdo con Beherensmeyer (1978), el estadio 0
se caracteriza por la presencia del hueso fresco, sin agrietamientos ni exfoliación,
pudiendo conservar tejidos blandos en sus cavidades medulares. El estadio 1 refleja la
presencia de agrietamientos longitudinales observándose un craquelado en las
superficies articulares. Por su parte, durante el estadio 2 el agrietamiento mencionado
se hace más profundo y extenso, evidenciándose la presencia de exfoliación sobre la
superficie externa del hueso. Hacia el estadio 3, la superficie del hueso adquiere una
textura fibrosa, observándose sectores del hueso carentes ya de tejido externo. En el
estadio 4, la meteorización ha penetrado en el interior del hueso, los agrietamientos
comienzan a abrirse y se empieza a observar la presencia de astillas sueltas. Para
culminar, el estadio 5 refleja la profunda fragilidad del elemento óseo habiendo perdido
su forma original (Beherensmeyer 1978).
Un supuesto en esta tesis es que los sitios que serán presentados pueden
estar constituidos por un moderado/alto aporte de animales subadultos. En este
sentido, diferentes autores han propuesto que los individuos inmaduros de guanaco
presentan una tasa de meteorización más rápida que los adultos (Álvarez et al. 2010;
Gutiérrez et al. 2016, 2017; Massigoge et al. 2010). Esta afirmación podría alertar
acerca de la posible subrepresentación de este cohorte de edad en la composición
etaria de los conjuntos óseos recuperados (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016,
2017; Massigoge et al. 2010). Es por este motivo que, en esta tesis, se construirán
perfiles de meteorización para especímenes fusionados y no fusionados a los fines de
constatar, al menos inicialmente, la existencia o no de dicho proceso.
6.5.2 Raíces
Las modificaciones producidas por la acción de raíces se encuentran
asociadas a la fractura natural de los elementos óseos, su distribución espacial
modificando su posición original, y la presencia de marcas en las superficies de los
huesos. Estas últimas, son ocasionadas por la excreción de una sustancia
denominada ácido húmico que al estar en contacto con la superficie cortical del hueso
genera en consecuencia una marca característica. Su reconocimiento es sencillo dado
que presenta un patrón dendrítico conformado por surcos poco profundos, anchos y de
forma redondeada (Beherensmeyer 1978; Fisher 1995; Lyman 1994).
6.5.3 Carnívoros
Fue evaluada la presencia de efectos tafonómicos en las muestras óseas que
informen acerca de la incidencia de este agente en la formación de los conjuntos
70
(Binford 1981; Borrero y Martin 2012; Gutierrez et al. 2016; Haynes 1983; Martín y
Borrero 1997; Mondini 2017, entre otros). Los daños registrados fueron descriptos
tomando como marco de referencia las marcas definidas por Binford (1981). Las
perforaciones (punctures) se producen como consecuencia del colapso del hueso bajo
la presión ejercida por los dientes (Binford 1981). En la medida en que los huesos
sean muy delgados, los dientes pueden remover parte de los mismos dejando como
rasgo distintivo la presencia de bordes crenulados (crenulated edges) (Binford 1981).
Cuando los dientes no logran colapsar el hueso, los rasgos producidos son
denominados hoyos (pits) (Binford 1981). El arrastre (scoring) es producido como
consecuencia de la acción de girar el hueso contra los dientes o arrastrar los mismos
sobre él, generando una serie de marcas lineales y transversales al eje del hueso
(Binford 1981). Por último, los surcos (furrows) son producidos por la acción repetida
de los dientes, caninos principalmente, sobre el tejido esponjoso, removiéndolo y
generando depresiones sobre el mismo (Binford 1981).
6.5.4 Roedores
La operatoria de este agente se vincula principalmente con dos tipos de
modificaciones en los conjuntos zooarqueológicos. Por un lado, las marcas originadas
en los restos óseos consecuencia de la acción de los incisivos sobre la superficie
cortical de los huesos. Éstas se caracterizan por un patrón distintivo de surcos
paralelos o superpuestos con bases redondeadas sin estrías, cortos y en forma de “U”.
Suelen hallarse en los bordes y regiones prominentes de los huesos más densos
(Binford 1981; Fisher 1995). Por otro lado, dada su conducta fosorial, la actividad
cavadora de los roedores puede ocasionar el desplazamiento de los materiales (Bocek
1986).
6.5.6 Depositación química: Óxido de Manganeso
El material enterrado puede registrar reacciones químicas que ocurren en el
suelo, siendo éstas indicativas de la historia climática, ecológica e hidrológica del lugar
(Gutiérrez 2004). En este sentido, la liberación de manganeso puede producirse por la
descomposición de la materia orgánica durante la diagénesis temprana (Gutiérrez
2004). Su presencia fue registrada macroscópicamente, a partir de la presencia de
manchas negras a negras azuladas, aisladas o agrupadas, localizadas en la superficie
cortical del hueso. Su reconocimiento permite sugerir la presencia de condiciones de
humedad en los contextos de depositación correspondientes.
6.6 Evidencias de Procesamiento
71
El procesamiento consiste en una serie de actividades que comienzan en el
sitio de matanza y culminan con el consumo y descarte de los huesos (Binford 1978).
En estos términos, los conjuntos óseos recuperados son el resultado acumulativo de
una serie diferente de acciones; y por tanto, contienen información de una secuencia
de procesos causales y no de un evento singular (Binford 1981). En esta tesis, las
actividades de procesamiento son entendidas como un continuum (sensu Lyman
1994) compuestas por diferentes etapas y caracterizadas por el desarrollo de distintas
tareas: obtención, cuereo, desarticulación, descarne, fracturación, cocción, consumo y
descarte. El desarrollo de cada una de estas actividades puede potencialmente dejar
marcas con características distintivas sobre la superficie cortical de los huesos, en
relación a su ubicación, morfología y localización anatómica, siendo entonces posible
inferir qué tarea fue la responsable de su presencia.
Las marcas de corte se caracterizan por presentarse como surcos individuales
o en conjuntos, con sección transversal en forma de “V”. Su ancho y profundidad
suelen ser variables y poseen microestriaciones internas paralelas al surco principal
(Binford 1981; Fisher 1995; Lyman 1994; Shipman y Rose 1983, entre otros). Sumado
a estos criterios morfológicos, fue considerada la ubicación y orientación de las
incisiones dentro de la topología del hueso como elementos útiles para su
reconocimiento (Binford 1981; Shipman y Rose 1983). Su determinación macroscópica
fue realizada a partir del uso de una lupa de mano de 10 X bajo la disposición de luz
direccional fuerte. También fue utilizado un microscopio digital de magnificación
variable (Dino-Lite AM413T) con el cual fueron realizadas las tomas fotográficas
presentadas en este trabajo.
Las variables consideradas para el análisis de las marcas de corte incluyen el
tipo de marca (corte, raspado, machacado, etc.), su distribución, orientación primaria/
profundidad/ largo, orientación secundaria y frecuencia (en términos de NISP %)
(sensu Mengoni Goñalons 1999). Para el análisis de las fracturas óseas fue
considerada la forma primaria (morfología general de la fractura), forma secundaria
(atributos asociados con la forma anterior), forma del borde, entre otras variables
(Mengoni Goñalons 1999). En referencia a los atributos de las fracturas, pudo
distinguirse la presencia de hoyos de percusión, estrías de percusión, negativos de
impacto y lascas adheridas (Mengoni Goñalons 1999). En función de de la forma del
contorno de fractura, han sido propuestas tres formas generales: espiral, transversal o
longitudinal (Mengoni Goñalons 1999). La primera es aquella en la que el borde de
fractura refleja una torsión helicoidal. La fractura longitudinal está caracterizada por
bordes que se orientan de manera paralela al eje longitudinal del hueso. Por último, la
72
fractura transversal antrópica presenta bordes rectos con respecto al eje del hueso,
produciendo la separación de los extremos articulares de las diáfisis. Dentro de este
tipo de fractura, ha sido incluido el marcado perimetral caracterizado por la regularidad
de sus bordes, previamente preparados (Bourlot et al. 2009).
Todas las evidencias de procesamiento, ya sean marcas de corte o daños
ocasionados por fractura antrópica, fueron documentados a partir de dibujos mudos. El
desarrollo de este tipo de registro, si bien costoso en términos de tiempo de
observación y análisis, es una herramienta útil dado que permite documentar en
detalle la variabilidad de marcas observadas en una muestra, registrando frecuencia,
localización especifica, orientación, etc. (sensu Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009;
Rindel et al. 2012). A su vez, este relevamiento permite comparar las evidencias de
procesamiento identificadas en cada uno de los sitios con marcas de etiología
conocida. En esta tesis se tomaron como marcos de referencia los trabajos
etnoarqueológicos y experimentales realizados por Binford (1981) y Nilssen (2000)
respectivamente. El objetivo de este análisis es enfrentar las evidencias de
procesamiento relevadas en cada conjunto óseo con marcos de referencia derivados
de estudios actualísticos a los fines de construir inferencias confiables acerca de las
estrategias y actividades de procesamiento (cuereo, desarticulación, descarne y
extracción de médula) llevadas a cabo en cada uno de los conjuntos.
Las investigaciones etnoarqueológicas llevadas a cabo por Lewis Binford entre
los Nunamiut se desarrollaron entre 1969 y 1972 y constituyeron uno de los primeros
trabajos actualísticos orientados a vincular marcas de procesamiento, principalmente
aquellas asociadas con el corte, con las actividades que las produjeron (Binford 1978,
1981).
El
estudio
actualístico
realizado
incluyó
la
observación
directa
de
aproximadamente 400 episodios de procesamiento e involucró el registro estático
(notas escritas y fotografías), detallado paso a paso, de 37 eventos. Las principales
especies procesadas fueron caribúes y alces, aunque también se consideraron ovejas
y, en menor medida, osos. Adicionalmente, el autor procesó 13 animales, bajo la
supervisión Eskimo. En todos los casos se utilizaron diferentes tipos de herramientas
de metal, principalmente cuchillos y hachas. Los elementos óseos procesados fueron
posteriormente recuperados y analizados en laboratorio. A partir de características
tales como la localización anatómica de las huellas de corte, su ubicación dentro del
elemento óseo y su orientación, Binford (1981) ha propuesto tres categorías de
marcas de corte que permiten inferir el tipo de actividad de procesamiento llevado a
cabo: cuereo, desarticulación y descarne. En las actividades de cuereo, la remoción de
la piel suele generar marcas en aquellos sectores del esqueleto que se encuentran en
73
contacto directo con el hueso. En este sentido, son comunes la presencia de marcas
en la cabeza (cráneo y la mandíbula) y en las extremidades inferiores (tibia distal,
radioulna distal, metapodios y falanges) (Binford 1981). Las actividades de
desarticulación se encuentran vinculadas con el desmembramiento de una presa. En
consecuencia, las marcas que se producen suelen ser las más distintivas,
agrupándose principalmente en los puntos de articulación, como las epífisis de los
huesos largos y las superficies de las vértebras (Binford 1981). El descarne consiste,
lógicamente, en una mayor segmentación de la partes esqueletarias. En líneas
generales, las marcas se encuentran orientadas longitudinalmente con respecto al eje
del hueso.
Inicialmente existen dos tipos de cortes:
largos y orientados
longitudinalmente a fin de exponer el hueso, y aquellos cortos y oblicuos destinados a
liberar la masa de carne del hueso y/o cortar las inserciones musculares (Binford
1981).
A mediados de la década del ´90, Peter Nilssen desarrolló un estudio
experimental que prestó especial atención a las características generales que adoptan
las marcas de corte (localización, orientación, frecuencia, entre otras) como
consecuencia del desarrollo de diversas tareas de procesamiento. De esta forma,
buscó construir un modelo que permita vincular sin ambigüedad un rasgo (marca de
corte), con una actividad determinada (cuereo, evisceración, desarticulación, y
descarne) (Nilssen 2000).
Las tareas de procesamiento fueron registradas sobre bóvidos, entre los que
se destacan antílopes, gacelas, ñu y eland, e involucran dos escenarios diferentes. Por
un lado, se documentó el procesamiento de un conjunto de animales cazados y
trozados para la producción de biltong (carne seca), tarea que requiere el descarne de
los huesos. En estos casos, no se tuvo pleno control de las tareas de procesamiento
realizadas; aunque sí se les fue pedido a los operadores que realicen algunas
actividades particulares (e.j. desarticulación de algunas unidades). Todos los huesos
resultantes fueron retenidos para su posterior análisis; exceptuando partes que fueron
previamente abandonadas por los cazadores en el sitio de matanza (cráneo y
metapodios), o que éstos decidían llevarse luego de su procesamiento. Estas
observaciones fueron documentadas de la misma forma que las actividades
experimentales que se describen más adelante en este capítulo.
Por otro lado, un conjunto de animales fueron adquiridos exclusivamente para
el proyecto experimental con el objeto de controlar cada una de las variables
implicadas en su procesamiento. En este caso, todas las tareas de trozamiento fueron
74
llevadas a cabo por solo una persona experta que procesó entre tres y diez animales
por día. Las tareas se efectuaron utilizando un cuchillo de hoja de acero (10 cm de
largo). En la medida en que fue posible, se emplearon también lascas grandes sin
retocar. Las presas involucradas en esta instancia, que incluyen dos elan y una
gacela, fueron procesadas de la siguiente forma. Las vísceras fueron removidas y
abandonadas en el sitio de matanza. Luego del transporte, en el laboratorio, el animal
fue cuereado, una mitad usando lascas líticas sin retocar. Posteriormente, una mitad
fue desarticulada y la otra fue descarnada sin desarticulación previa. Este
procedimiento buscó eliminar la posibilidad de superposición de marcas ocasionadas
por tareas diferentes y, en consecuencia, tuvo por objeto reducir ambigüedad. Luego,
los huesos fueron hervidos, se limpió la presencia de tejido adherido y fueron
fracturados para la extracción de médula. Una vez finalizadas las tareas de
procesamiento, los elementos óseos fueron recuperados y se dio inicio a un proceso
de limpieza y análisis que duró aproximadamente un período de seis meses. La
muestra total consta de 1501 especímenes (Nilssen 2000).
Todas las actividades de procesamiento (cuereo, desarticulación, descarne y
fractura ósea) fueron registradas a través de medios dinámicos (videograbaciones) y
estáticos (notas escritas y fotografías). Esta vinculación de herramientas de grabación
y, en especial el uso del video, marcó una clara diferencia con trabajos actualísticos
previos y benefició enormemente la calidad y precisión de su registro.
La identificación de las marcas de corte presentes en la muestra experimental
fue realizada tomando como criterios generales las descripciones e ilustraciones
realizadas por diversos autores especialistas en la temática (referencia en Nilssen
2000: 37). La muestra fue examinada con un microscopio binocular utilizando una baja
luz incidental. Los daños identificados fueron resaltados para poder ser evaluados en
más de una oportunidad. Posteriormente, las marcas se registraron en dibujos mudos
(fotocopias de huesos) y se enfatizó en la ubicación anatómica, angulación y
orientación; esta última determinada por la relación que guarda con el eje longitudinal
del hueso. Cada marca fue contada individualmente, atendiendo a que, según el autor,
la frecuencia de marcas indica el esfuerzo puesto por el operador en una determinada
tarea. Finalmente, las marcas fueron digitalizadas usando ArcView.
Para dar cuenta de la acción térmica, ya sea por la exposición o fuego directo
de los elementos óseos, fue utilizado un criterio macroscópico vinculado con la
coloración de los mismos (Shipman et al. 1984). En este sentido, dicha exposición
suele asociarse con cambios en la coloración de los elementos, evidenciándose tres
75
niveles que reflejan la intensidad de exposición: marrón en huesos quemados, negro
cuando éstos son carbonizados y gris azulado o blanquecino cuando han sido
calcinados. Por último, este criterio puede ser complementado con el análisis de la
textura del hueso (Mengoni Goñalons 1999).
6.7 Procesamiento de los datos
Los datos obtenidos del análisis de las muestras consideradas fueron
procesados a través de diferentes sistemas informáticos, fundamentalmente Excel. Por
otra parte, la exploración estadística de los datos fue realizada mediante del uso del
software estadístico PAST, versión 1.34.
76
Capítulo 7
Descripción de los sitios y
composición de la muestra
7.1 Introducción
En la primera parte de esta sección se realiza una síntesis general de los sitios,
la
cronología
y
la
configuración
de
la
muestra
zooarqueológica
general.
Posteriormente, el capítulo se divide en tres secciones, cada una relativa a los tres
sectores espaciales que se consideran en este trabajo: la Pampa del Asador, la
meseta del Guitarra y la meseta del Strobel. Aquí, para cada caso en particular, se
detallará en profundidad la información solo esquematizada en la primera parte.
La información faunística que será considerada en esta tesis procede de
parapetos y sitios a cielo abierto sin estructuras, conjuntos localizados en la Pampa del
Asador y en las mesetas del Strobel y del Guitarra (Figura 7.1).
77
Figura 7.1: Ubicación espacial de los sitios arqueológicos considerados.
CP2
Pampa del
Asador
CP6
K116
Meseta del
Strobel
K205
Meseta del
Guitarra
GUI 10
CP 2b OA
Sitio a cielo abierto
Parapeto 12
Parapeto
Parapeto 9
Parapeto
Parapeto 11
Parapeto
Parapeto 24
Parapeto
Parapeto 27
Parapeto
Parapeto 38
Parapeto
Parapeto 6
Parapeto
Parapeto 10
Parapeto
Parapeto 2
Parapeto
Tabla 7.1: Información general de los sitios considerados.
En la Tabla 7.1 se detallan los sitios considerados en esta tesis, especificando
la procedencia de los conjuntos óseos en cada caso en particular. Con respecto a la
Pampa del Asador, se consideran dos sitios: Cerro Pampa 2 y Cerro Pampa 6. El
primero está conformado por cuatro sectores: Cerro Pampa 2a, Cerro Pampa 2b Ojo
de Agua, Cerro Pampa 2c y Cerro Pampa 2d. En esta tesis solo se considera la
información recuperada en el Sector 2b Ojo de Agua (ver más adelante). El segundo,
78
Cerro Pampa 6, se encuentra compuesto por 13 parapetos de los cuales, hasta el
momento, solo dos han sido excavados, siendo registrada la presencia de restos
faunísticos en estratigrafía. Ambas estructuras serán consideradas en esta
investigación. En cuanto a la meseta del Strobel, serán tomados en cuenta los restos
óseos procedentes de cuatro estructuras del sitio K 116 y de dos parapetos del sitio K
205. Por último, de la meseta del Guitarra se considera la evidencia recuperada en un
parapeto del sitio GUI 10 (Tabla 7.1). Esta información será desarrollada con mayor
detalle más adelante en este capítulo. En síntesis, se incluyen 10 conjuntos óseos
procedentes de cinco sitios localizados en tres sectores altos de la región.
Figura 7.2: Tendencia temporal sectores altos. Referencias: PDA: Pampa del Asador. GUI: meseta del
Guitarra. STB: meseta del Strobel.
La información cronológica disponible para la Pampa del Asador y las mesetas
del Strobel y del Guitarra indica que las ocupaciones humanas se distribuyen a lo largo
de un rango temporal que se extiende, aproximadamente, desde los 5500 cal. años
A.P. hasta los 100 años A.P. (Figura 7.2). Dentro de este marco regional, tal como se
verá más adelante, los sitios aquí considerados se ubican únicamente en el Holoceno
tardío (últimos 2500 años. A.P.), ya que no se cuenta con material faunístico
conservados procedentes del Holoceno medio.
79
La muestra ósea considerada en esta tesis consta de 9151 especímenes
óseos, de los cuales el 52 % (n: 4780) pudo ser determinado a nivel de especie. Si
bien esta información será sintetizada en profundidad más adelante en este capítulo,
6181 fragmentos óseos proceden de la Pampa del Asador, 2944 de la meseta del
Strobel y solo 90 de la del Guitarra. Al respecto, a pesar de que esta última exhibe un
tamaño de muestra sustancialmente menor al de las restantes, representa la única
evidencia ósea disponible hasta el momento de todo el sector y es por este motivo que
se considera relevante su inclusión.
En general, se observa que el guanaco (Lama guanicoe) domina la estructura
taxonómica individual de cada conjunto, registrándose una baja proporción de otras
especies: Zaedyus pichiy, Rhea pennata, Felis concolor, Chloephaga picta, Ovis aries
y Equus ferus caballus. La presencia de estos dos últimos taxones indica que la
muestra analizada, además de huesos arqueológicos, también incluye un pequeño
componente subactual. Como ha sido explicitado en la metodología de esta tesis, en la
medida que las discusiones así lo requieran, las unidades de análisis variarán dejando
de ser utilizada una escala focalizada en conjuntos óseos específicos (e.j. parapeto
11), para evaluar tendencias en escalas mayores (sitios; e.j. K 116) o directamente
sectores específicos (e.j. meseta del Strobel). En estos casos, serán considerados
también restos óseos que por motivos particulares se decidió no presentarlos en los
resultados de esta tesis. Más adelante en este capítulo será especificado cada caso
en particular.
7.2 Pampa del Asador
7.2.1 Cerro Pampa 2
El sitio Cerro Pampa 2 (CP2) (Figura 7.3) se encuentra ubicado al pie del
sector sur del cerro homónimo (47°56'41.64"S- 71°21'41.18"O) y consiste en una
distribución continua de material lítico y faunístico que se extiende abarcando una
extensa superficie (Cassiodoro 2008; Espinosa y Goñi 1999; Goñi et al. 2011-2012;
Rindel 2009). Este sitio ha sido subdividido en cuatro sectores denominados a, b, c, y
d. Los sectores a, c y d se encuentran conformados por estructuras de parapetos en
las que han sido realizadas recolecciones superficiales y excavaciones estratigráficas
(Aragone 2009; Cassiodoro 2011; 2016; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2000-2002; Goñi
et al. 2011-2012; Rindel et al. 2007; Rindel 2009) (Figura 7.3). Particularmente, en los
conjuntos CP2a y CP2c se recuperaron restos óseos que fueron analizados y
publicados por otros autores en trabajos previos (Aragone 2007; Aragone et al. 2010;
80
Dellepiane y Rindel 2014; Goñi et al. 2011-2012); es por este motivo que sus datos
serán considerados en tanto se desarrollen discusiones generales acerca del sitio o de
la región. Cabe destacar que se ha realizado en esta tesis una revisión de estos
materiales y se amplió la muestra correspondiente. En síntesis, en este capítulo de la
tesis y en los resultados (capítulo 8) se presentan exclusivamente los datos
zooarqueológicos obtenidos en el sector CP2b Ojo de Agua, reservando los ya
publicados de CP2 a y c para ser discutidos en el capítulo correspondiente (número
10).
Figura 7.3: Esquema del sitio Cerro Pampa 2. El recuadro central corresponde al sitio considerado en esta
tesis: CP2b Ojo de agua. El rectángulo azul más pequeño indica el área de excavación en CP2b OA.
Sobre la esquina inferior derecha se indica la ubicación de la localidad en relación con el Cerro Pampa.
7.2.1.1 CP2 sector b Ojo de Agua (de aquí en adelante CP2 OA)
Este sector se encuentra ubicado en una planicie de origen glacifluvial, entre
dos lagunas (Figura 7.3). Presenta una alta frecuencia de material lítico, incluyendo
artefactos de molienda, y cerámica, así como restos faunísticos en superficie y
subsuperficie que se distribuyen de manera continua a lo largo de un área de 20000
m² aproximadamente (Espinosa y Goñi 1999; Cassiodoro 2011; Cassiodoro y Tessone
2014; Rindel 2009; Rindel et al. 2007). Se destaca también la presencia de restos
zooarqueológicos en estratigrafía. El material en superficie/subsuperficie se concentra
en cuatro hoyadas o cicatrices de deflación (Cassiodoro 20011; Espinosa y Goñi 1999;
Rindel 2009). La estructura artefactual del sitio se encuentra caracterizada por la
presencia de núcleos, bifaces, raederas, puntas de proyectil, artefactos de molienda y
cerámica; destacándose la alta frecuencia de raspadores y desechos de talla. Las
81
materias primas mas representadas son la obsidiana y los sílices (Cassiodoro 2011;
Goñi et al. 2011-2012; Rindel et al. 2007).
La muestra ósea considerada en esta tesis procede de las recolecciones
superficiales realizadas en las concentraciones 2, 3 y 4, junto con los especímenes
recuperados en estratigrafía en la excavación arqueológica efectuada en el sitio. Las
primeras consisten en tres superficies de recolección de 750 m² (50m x 15 m) cada
una. Para la presentación de los resultados de esta tesis fueron agrupadas en un solo
conjunto óseo denominado superficie que se encuentra conformado por 966
especímenes óseos de los cuales el 85 % (n: 822) ha podido ser identificado a nivel de
especie. Por su parte, la excavación arqueológica fue realizada en uno de los sectores
del sitio con mayor densidad de evidencia y donde también fue posible distinguir un
claro perfil estratigráfico con huesos y material lítico asociado junto con una superficie
estable. Se plantearon tres cuadrículas de un metro cuadrado (Figura 7.3). En cada
una de ellas fueron excavados seis niveles artificiales de 5 cm cada uno. La muestra
conformada equivale a 123 fragmentos óseos, de los cuales el 77 % (n: 95) fue
determinado a nivel de especie. Los fechados radiocarbónicos obtenidos, procedentes
de huesos recuperados en superficie (1582±46 años A.P.) y en estratigrafía (1411±45
años A.P.), ubican la ocupación del sitio durante el Holoceno tardío.
7.2.2 Cerro Pampa 6 (CP6)
Se trata de una concentración de 13 parapetos localizados al pie de la ladera
oeste del Cerro Pampa (ver Figura 7.4-1 y 7.4-2) en las coordenadas geográficas de
47°54'17.50" latitud sur y 71°24'11.81" longitud oeste.
82
Figura 7.4: Localidad Cerro Pampa 6. Referencias: 6. 1- Distribución de las estructuras sobre una imagen
satelital; los círculos verdes se corresponden con el parapeto 9 y 12; 2-Ubicación del sitio CP6 en la
Pampa del Asador; 3- Esquematización del sitio.
Las estructuras se ubican a distintas alturas y se distribuyen contiguas a un
curso de agua que desciende desde la meseta del Guitarra y desemboca en la laguna
de la Mala Muerte (Dellepiane y Cassiodoro 2018; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et
al. 2016). Este sistema de parapetos se encuentra dispuesto en dos grandes
agrupaciones; ocho de ellos se emplazan en la parte superior del terreno (sector A en
Figura 7.3-3) y presentan, en promedio, una dimensión de 3,88 m de cuerda, 2,68 m
de profundidad y una altura actual de 0,63 m (Dellepiane y Cassiodoro 2018; Goñi et
al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016). Las distancias existentes entre ellos oscilan
entre los 7 y 50 m. Hasta la actualidad, en este sector no se han efectuado
excavaciones arqueológicas. A 400 m hacia el sur de esta concentración se localizan
las restantes cinco estructuras que conforman el sitio (sector B en Figuras 7.4.1 y 7.43). En este caso, las dimensiones promedio son en general mayores: 4,5 m de cuerda,
3,1 m de profundidad y una altura actual de 0,44 m (Goñi et al. 2011-2012), y las
distancias entre parapetos ocupan un rango que va desde los 5 a los 50 m. Todas las
estructuras del sitio son semicirculares y están orientadas contra los vientos del oeste.
83
CP 6
Cuerda
(m)
Profundidad
(m)
Altura
máxima
(m)
Morfología
Fauna
muestra total
(n)
Parapeto 9
5,5
4
60
arco
460
Parapeto
12
5,6
4,17
70
arco
904
Total
-
-
-
-
1364
Cronología
(años A.P.)
455±24/1654±
26
373±45/443±4
7/477±42/886
±82
-
Tabla 7.2: Características generales de los parapetos 9 y 12 de CP 6.
Las excavaciones realizadas en el sitio fueron llevadas a cabo en dos
estructuras ubicadas en el sector B. Tomando en consideración la alta densidad de
material arqueológico en superficie y el potencial sedimentario se seleccionaron los
parapetos 9 y 12 para ser excavados (Tabla 7.2). En el primero, fueron establecidas
tres cuadrículas de un metro por un metro planteadas en línea recta, muestreándose el
interior de la estructura, el sector central de la pared y la superficie exterior
inmediatamente próxima al parapeto (Figura 7.5 A). Por su parte, en el parapeto 12 se
excavaron 6 cuadrículas, tres de un metro por un metro y otras tres de un metro por
0,5 m; todas localizadas en el interior (Figura 7.5 B). En ambos casos se siguieron
niveles artificiales de 5 cm, constituyendo un total de ocho para la estructura 9 y siete
para el parapeto 12; alcanzándose una profundidad de 40 y 35 cm respectivamente
(Dellepiane y Cassiodoro 2019).
Figura 7.5: Esquema de excavación. A) Parapeto 9; B) Parapeto 12.
Los restos zooarqueológicos recuperados en ambas excavaciones conforman
la muestra ósea que será presentada en los resultados de esta tesis. Al respecto, fue
considerado todo espécimen recuperado, conformando un total de 1364 fragmentos de
84
los cuales el 42 % (n: 577) ha podido ser identificado a nivel de especie. Como se verá
en el siguiente capítulo, la estructura taxonómica en ambos conjuntos se compone
principalmente de guanaco, siendo muy baja la presencia de otras especies.
En relación con la evidencia lítica recuperada, los desechos de talla,
principalmente muy pequeños, son el grupo tipológico mayormente representado
(Dellepiane y Cassiodoro 2019). Por su parte, las puntas de proyectil pedunculadas
predominan en el conjunto, seguido de núcleos, artefactos de formatización sumaria y
filos naturales con rastros complementarios. Se destaca también la presencia de
manos y molinos. La materia prima más frecuente es la obsidiana, seguida de sílice.
La principal diferencia entre ambas estructuras reside en que el parapeto 12 exhibe
una mayor riqueza artefactual, tendencia acentuada dada la presencia de 40 tiestos
cerámicos (Cassiodoro 2016; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi et al. 2011-2012).
En referencia a estos últimos, todos los tiestos recuperados tienen superficies externas
alisadas, sin decoración y se corresponden a partes del cuerpo de un recipiente
(Cassiodoro y Tessone 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019). Sobre dos fragmentos
cerámicos se efectuaron análisis isotópicos y de ácidos grasos en residuos adheridos.
Los resultados obtenidos establecen valores medios de proteínas animales de la
estepa y grasas coincidentes con guanaco (Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017).
Estudios antracológicos han sido realizados, hasta el momento, únicamente en
el parapeto 12 e indican la presencia de Junellia y en menor frecuencia, Schinus y
Berberis (Pasqualini et al. 2016). Se debe destacar que en la actualidad la
disponibilidad arbustiva local señala la ausencia de Schinus, con lo cual se ha
propuesto que su captación pudo haberse efectuado en sectores localizados a menor
altura sobre el nivel del mar, como las cuencas de los lagos Salitroso-Posadas o
Cardiel (Pasqualini et al. 2016).
La
información
cronológica
disponible
para
el
sitio
indica
un
uso
fundamentalmente centrado en el Holoceno tardío (Tabla 7.2 y Figura 7.2).
7.3 Meseta del Guitarra
7.3.1 Guitarra 10 (de aquí en adelante GUI 10)
El sitio GUI 10 (47°50'48.08"S- 71°25'11.39"O) se encuentra localizado en la
margen este del lago Guitarra, aproximadamente a 2 km de las nacientes del rio
homónimo, en un corredor enmarcado por la costa del lago y los paredones de la
meseta (Figura 7.6-1). Es una concentración de 11 estructuras ubicadas sobre dos
85
pequeños cerros de escasa altura, a 40 metros de la costa actual del lago (Figura 7.62). Sobre una de estas elevaciones del terreno, en distintos niveles altitudinales, se
localizan la mayoría de los parapetos (n: 10) y es en este sector donde fueron
realizadas las excavaciones en el sitio (Figura 7.6-3). La totalidad de las estructuras
exhiben sus paredes orientadas contra los vientos predominantes del oeste, presentan
una morfología en arco, exceptuando dos casos cuya forma es circular; sus
dimensiones promedio son de 4,29 m de cuerda, 3,67 m de profundidad y una altura
actual de 0,94 m (Cassiodoro y Flores Coni 2010).
Figura 7.6: Localidad Guitarra 10. 1- Distribución de las estructuras sobre una imagen satelital; el círculo
verde se corresponde con el parapeto 2. 2- Ubicación del sitio GUI 10 en la meseta del Guitarra. 3Esquematización del sitio.
Fueron realizadas recolecciones superficiales de materiales arqueológicos en
cada una de las estructuras y en los espacios intermedios. Las excavaciones fueron
desarrolladas en los parapetos 2 y 4. En ambos casos se excavó una cuadrícula de un
metro por un metro en el interior de cada estructura, siguiéndose niveles artificiales de
5 cm. La muestra zooarqueológica que será presentada en esta tesis procede de las
recolecciones superficiales efectuadas entre las rocas que conforman la pared del
parapeto 2, incluyéndose también la escasa evidencia ósea recuperada en
estratigrafía (N: 22). La muestra se constituye de 90 especímenes óseos, de los cuales
66 (73,3 %) han podido ser identificados a nivel de especie. En su totalidad, éstos
pertenecen a guanaco, indicando una baja diversidad taxonómica representada en el
conjunto. Si bien el tamaño de esta muestra es bajo, hasta el momento, es la única
evidencia zooarqueológica disponible para la meseta del Guitarra.
86
El análisis del material lítico de ambas estructuras indica una elevada
frecuencia
de
desechos
de
talla
seguido
de
filos
naturales
con
rastros
complementarios, y luego artefactos sumarios, raspadores y raederas (Cassiodoro y
Flores Coni 2010). En función del análisis de los desechos, se ha sugerido el
desarrollo de tareas asociadas con las últimas etapas de manufactura y reactivación
de instrumentos. Las materias primas principalmente utilizadas para la manufactura de
los artefactos formatizados fueron obsidiana y luego basalto y rocas silíceas. La
evidencia registrada en otros parapetos del sitio se caracteriza por la presencia de
percutores, guijarros, núcleos y artefactos vinculados con la molienda, lo cual marcaría
el posible desarrollo de tareas diferenciales efectuadas en distintas estructuras. En
síntesis, el sitio GUI 10 ha sido definido como un campamento de caza y caracterizado
también por el aprovisionamiento de materias primas (Cassiodoro y Flores Coni 2010).
La información cronológica del sitio deriva de los fechados radiocarbónicos
obtenidos para los parapetos 2 y 4. El primero de ellos ha sido fechado en 507±43
años A.P.; mientras que el segundo presenta dos dataciones, una de cumbre 401±42
años A.P. y otras de base 894±44 años A.P. (Cassiodoro y Flores Coni 2010).
7.4 Meseta del Strobel
7.4.1 Sitio K 116
El sitio K 116 se localiza bajo las coordenadas geográficas 48°29'1.50" latitud
sur y 71° 6'57.67" longitud oeste en el sector norte de la meseta, próximo a la costa
sureste del lago Strobel (Figura 7.7). Se destaca regionalmente dada la gran cantidad
de estructuras que lo conforma (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018; Goñi
et al. 2016; Re et al. 2017). Se compone de 54 parapetos, ubicados en un área de 0,4
km2 y distribuidos en una extensa pampa con leves ondulaciones, sin asociación
directa a lagunas o cursos de agua. Dos rasgos topográficos funcionan como límites
del sitio, al norte, a 50 m de la última estructura, se encuentran las bardas que
bordean al lago Strobel, las cuales presentan abruptos paredones que descienden
más de 100 m hasta la costa del mismo. Esta área ha sido prospectada; sin embargo,
no se han registrado hallazgos hasta el momento. Al sur, se manifiesta un resalto
basáltico que se sobre eleva unos 2 m del sector más llano. En función de éstas
diferencias fueron discriminados en el sitio el sector A de pampa y el sector B con
afloramientos rocosos hacia el este y el sur (Figura 7.7). Es importante destacar que la
totalidad del conjunto se encuentra dominado visualmente desde un punto central
localizado en el sector B, donde se encuentran dos estructuras de características y
87
dimensiones diferentes al resto, los parapetos 27 y 33. Estas diferencias, junto con
aquellas asociadas a las características del registro arqueológico registrado en el sitio,
han sido señaladas en trabajos previos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni
2018; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). En este marco, fue sugerido el posible
desarrollo de actividades diferenciales y complementarias entre las estructuras que
conforman los distintos sectores al interior del sitio (Dellepiane y Flores Coni 2016;
Goñi et al. 2016; Re et al. 2017).
Figura 7.7: Localidad arqueológica K 116. Referencias: círculos verdes procedencia de las muestras
zooarqueológicas: 1- Parapeto 11; 2- Parapeto 24; 3- Parapeto 27 y 4- Parapeto 38.
En cuanto a sus dimensiones, las estructuras que conforman este sitio son
variables, registrándose un gradiente que oscila entre los 2 m de ancho de cuerda
hasta los 9 m. La misma situación ha sido reportada en relación a su profundidad y
altura actual de la pared (Flores Coni 2018). La morfología mayoritaria de los
parapetos es en arco, identificándose solo cuatro rectos y dos circulares (Flores Coni
2018). En el sitio se efectuaron recolecciones superficiales y excavaciones. Las
primeras se realizaron en ocho parapetos y exhibieron una metodología variable en
función de la densidad de registro arqueológico asociado. Las excavaciones fueron
planificadas en aquellos parapetos que presentaban una alta frecuencia de materiales
en superficie y que exhibían, fundamentalmente, restos zooarqueológicos. Al respecto,
como hemos mencionado en el capítulo 4 de esta tesis, hasta el año 2014 las
88
investigaciones realizadas en la meseta del Strobel habían destacado la ausencia de
restos óseos en el área, definiéndola como un ambiente poco conservativo (Belardi et
al. 2007). No obstante, a partir de los trabajos realizados en este sitio se logró detectar
la presencia de huesos en superficie localizados entre las rocas que conforman la
pared de las estructuras. En consecuencia, la metodología de excavación consistió en
despedrar la pared de aquellos parapetos que presentaban esta evidencia y establecer
allí cuadriculas de excavación. Concretamente, fueron excavados tres parapetos
(parapetos 11, 38, 24) y se realizaron cateos en otras estructuras donde no fueron
registrados restos faunísticos en cantidades suficientes.
K 116
Parapeto
11
Parapeto
24
Parapeto
27
Parapeto
38
Total
Fauna
muestra
total (n)
Cronología
(años A.P.)
arco
635
976 ± 47/
1083±48
0,65
arco
277
972 + 35
3,15
0,8
arco
145
1079 ± 42
3
1,6
0,6
arco
556
1052 ± 48
-
-
-
-
1613
Cuerda
(m)
Profundidad
(m)
Altura máxima
Morfología
(m)
5,4
4,1
0,7
2,7
1
6,8
Tabla 7.3: Estructuras considerada del sitio K116: características generales, tamaño de muestra y
cronología.
En esta tesis se considera toda la información ósea recuperada en el sitio, que
está conformada por 1613 especímenes óseos, de los cuales el 94 % (n: 1514) pudo
ser identificado a nivel de especie. En la tabla 7.3 se detalla la muestra total
correspondiente a cada uno de los cuatro parapetos considerados junto con sus
características generales (dimensiones y forma).
En lo que respecta a la tecnología lítica, el sitio se destaca por la elevada
frecuencia de puntas de proyectil pedunculadas de obsidiana, principalmente
pedúnculos y fragmentos de éstos, así como raspadores confeccionados en esta
misma materia prima (Flores Coni 2018).
A los fines de evaluar la contemporaneidad en el uso general del sitio fueron
fechados radiocarbónicamente diversos parapetos. Los resultados obtenidos,
indicados en la Tabla 7.3 admiten sugerir, al menos cronológicamente, el uso
simultáneo de estructuras. Esta información permitió derivar hipótesis asociadas con el
desarrollo de actividades de caza de tipo comunal en el sitio (Dellepiane y Flores Coni
2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017).
89
7.4.2 Sitio K 205
El sitio K205 comprende un conjunto de 10 parapetos que se encuentra
ubicado en el sector este de la meseta del Strobel, en 48°31'41.20" latitud sur y
70°49'10.96" longitud oeste; a 770 msnm (Figura 7.8-C). Las estructuras están
localizadas sobre una planicie con escasas ondulaciones y se encuentran orientadas
de forma tal que su pared enfrenta a los vientos del oeste. En conjunto, todos los
parapetos miran hacia la laguna Hermosa, ubicada a 720 msnm y a 250 m de
distancia en dirección este (Figura 7.8-B). Una de las características que resaltan en el
paisaje se vincula con las grandes dimensiones que presentan los parapetos, con
paredes conformadas por una gran cantidad de rocas y en casi todos los casos
constituidas por más de una hilera de piedras. Exceptuando el parapeto 10, cuya
forma es circular, las restantes nueve estructuras presentan una morfología de arco.
Figura 7.8: Localidad arqueológica K 205. Referencias: A- Esquema del sitio. Los círculos verdes indican
la procedencia de las muestras zooarqueológicas: 1: Parapeto 10; 2: Parapeto 6. B- Ubicación del sitio en
relación a la laguna Hermosa. C- Localización del sitio en la meseta del Strobel.
En este sitio se llevaron a cabo tanto recolecciones superficiales, como
excavaciones. Las primeras se realizaron en todas las estructuras, incluyéndose los
sectores entre las rocas que conforman la pared, recuperándose materiales líticos y
óseos en la mayoría de ellas. Las excavaciones se efectuaron en los parapetos 6, 10 y
4. Exceptuando los dos primeros, los restos óseos recuperados en el parapeto 4, así
como en las recolecciones superficiales realizadas en el resto de las estructuras del
sitio, dieron como resultado una baja cantidad de especímenes para cada caso en
particular. Es por este motivo que en los resultados de esta tesis solo se presentan las
muestras zooarqueológicas procedentes de los parapetos 6 y 10 (Figura 7.8-A). No
90
obstante, cuando se evalúen las tendencias generales para el sitio sí será considerada
toda la información ósea disponible.
K 250
Parapeto 6
Parapeto
10
Total
Cuerda
(m)
Profundidad
(m)
4,48
2,47
Altura
máxima
(m)
0,81
arco
Fauna
muestra
total (n)
712
5,08
3,61
1
círculo
274
1648±28
-
-
-
-
986
-
Morfología
Cronología
(años A.P.)
364±27
Tabla 7.4: Características generales y muestra ósea de los parapeto 6 y 10 de K 205.
La muestra total correspondiente al sitio K 205 consta de 1331 especímenes
óseos procedentes de ocho estructuras. Como mencionamos en el párrafo anterior, en
los resultados de esta tesis se detallan únicamente los conjuntos faunísticos
recuperados en los parapeto 6 y 10. De esta forma, la muestra de ambas estructuras
se conforma de 986 especímenes óseos, de los cuales el 69 % (n: 628) pudo ser
determinado a nivel de especie. En la tabla 7.4 se detalla la muestra total
correspondiente a cada uno de los parapetos considerados junto con sus
características generales (dimensiones y forma).
Por otra parte, los trabajos realizados en el sitio dan cuenta también de la
presencia de registro lítico que se encuentra aún en proceso de análisis. En este
marco, cabe mencionar la presencia de un motivo grabado (abstracto) en una de las
rocas que conforman la pared del parapeto 6 (Cassiodoro et al. 2019). Finalmente, han
sido obtenidos tres fechados radiocarbónicos sobre muestras óseas de guanaco
recuperados en el parapeto 2 (superficie), 6 (estratigrafía) y 10 (estratigrafía). Los
resultados enmarcan las ocupaciones en e Holoceno tardío. Al respecto, como se
detalla en la tabla 1 ubicada en el apéndice de esta tesis, las edades indican distintos
momentos de ocupación del sector.
91
Capítulo 8
Resultados: Pampa del Asador y
Meseta del Guitarra
8. 1 Pampa del Asador
8.1.1 Cerro Pampa 2b - Ojo de Agua (CP2 OA)
Como ha sido desarrollado en el capitulo anterior, el sitio CP2 OA está ubicado
sobre una planicie de origen glacifluvial, entre dos lagunas (Espinosa y Goñi 1999)
(Figura 8.1). Definido como un sitio a cielo abierto, presenta una alta frecuencia de
material lítico, artefactos de molienda, cerámica y restos faunísticos que se distribuyen
de manera continua a lo largo de unos 2000 m. El material óseo fue obtenido,
principalmente, mediante recolecciones de superficie. Asimismo, en uno de los
sectores de mayor densidad de registro arqueológico se realizó una excavación
estableciéndose tres cuadrículas de 1x1 m. De esta manera, el contexto de
depositación
del
conjunto
zooarqueológico
comprende
materiales
superficiales/semienterrados y en posición estratigráfica. Por este motivo, la
información que se presenta a continuación será ordenada conforme a cada uno de
los contextos de recuperación de las muestras. Si bien se reconoce que el tamaño de
la muestras es diferencial y responde a la desigualdad existente entre las superficies
(en m²) de recolección para cada subgrupo, el objeto de segregarlas busca establecer
una comparación entre diferentes variables tafonómicas y de utilización antrópica en
cada conjunto, para poder comprender mejor los sesgos que pueden haber afectado
los diferentes contextos depositacionales. Por último, la información cronológica ubica
las ocupaciones humanas hacia el Holoceno tardío. La muestra procedente del sitio
CP2 OA está constituida por 917 especímenes óseos identificados; de los cuales 822
fueron recuperados en superficie y 95 provienen de estratigrafía.
92
Figura 8.1: Sitio CP2: Ubicación CP2 OA
Superficie
Estratigrafía
Ojo de Agua
NISP
NISP%
NISP
NISP%
Lama guanicoe
783
95,25
Pterocnemia pennata
8
0,97
Ovis aries
30
3,64
Equus sp.
1
0,12
Total
822
100
94
0
1
0
95
98,94
0
1,05
0
100
Tabla 8.1: Estructura Taxonómica CP2 OA Superficie y estratigrafía.
Con respecto al primer subgrupo, como se evidencia en la tabla 8.1, si bien ha
sido registrada una diversidad de especies taxonómica mayor que en otros sitios de la
región, el guanaco (n = 783) domina la estructura taxonómica del conjunto. Se destaca
la presencia de fragmentos asignados a choique (n=8) que, como veremos
posteriormente, exhiben evidencias de procesamiento. La presencia de fauna
introducida, oveja (n=30) y caballo (n=1) es baja y no exhibe modificaciones de
carácter antrópico. Su representación se vincula con la explotación ganadera del área
y sugiere simplemente la existencia de un componente de fauna subactual. Por otra
parte, se señala que un total de 144 (14,9%) fragmentos fueron designados como
indeterminados. Con respecto a la muestras procedentes de estratigrafía, el taxón
guanaco predomina (n=94), seguido por solo una fragmento de oveja. En este caso,
28 (22,7%) especímenes no han podido ser determinados a nivel de especie.
93
NISP
MNE
MNI
Tibiatarso
1
1
1
Tarsometatarso
4
4
3
Húmero
1
1
1
Fémur
1
1
1
Vértebra cervical
1
1
1
Total
8
8
3
Tabla 8.2: Representación de partes esqueletarias Pterocnemia pennata.
Con respecto a la presencia de choique en el conjunto, en función de la
representación de epífisis distales izquierdas fusionadas de tarsometatarso, es posible
establecer la presencia de al menos tres individuos. Se han identificado marcas de
corte y percusión (negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral)
localizadas en tres especímenes: un fragmento de tibiatarso izquierdo, sobre la
porción distal de un tarsometatarso izquierdo y en la diáfisis de un fémur derecho
(Tabla 8.2). Estas evidencias refrendan el origen antrópico de la depositación de estas
muestras y permiten sugerir el desarrollo de tareas de procesamiento inicial y
consumo (desarticulación, descarne y posterior fractura) de este taxón en el sitio.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos fue
obtenido el número mínimo de individuos correspondientes al sitio CP2 OA. En este
sentido, a partir del recuento de escápula, radioulna distal y tibia distal se determinó la
presencia de, al menos, 18 individuos en el conjunto procedente de superficie. Por su
parte, para la muestra recuperada en estratigrafía el número mínimo de individuos
calculado corresponde a cuatro, en base a la cantidad de escápulas y tibias distales
obtenidas. Por otra parte, fue evaluada la estructura etaria del conjunto.
Procedencia
NISP %
MNE %
CP2 OA Superficie
23,8
22,5
CP2 OA Estratigrafía
29,2
28,9
Tabla 8.3: Porcentaje de especímenes y elementos no fusionados.
La tabla 8.3 indica los resultados obtenidos del cálculo del porcentaje de
especímenes y elementos inmaduros de la muestra. Como puede observarse, existe
una clara similitud entre ambas medidas (NISP y MNE) al interior de cada subgrupo. Al
mismo tiempo, se observa un leve incremento de los valores obtenidos para el
conjunto recuperado en estratigrafía, aspecto que puede encontrarse asociado con el
bajo tamaño de la muestra. Esta información fue profundizada aplicando el
94
cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). De acuerdo con el autor,
fueron conformados dos grupos de fusión: temprana y tardía. La proporción de
especímenes no fusionados que integren el primer grupo corresponderá a individuos
crías que no lograron superar el año de vida. Por su parte, el grupo de fusión tardía
está integrado por centros de osificación que fusionan en rangos de edad acotados al
tercer y cuarto año de vida; por lo tanto, la proporción de elementos no fusionados
dentro de este grupo estará entonces conformada por animales crías, juveniles y
subadultos. Las diferencias existentes entre las proporciones de elementos sin
fusionar entre ambos grupos informarán acerca de los individuos juveniles y
subadultos representados en el conjunto (Kauffmann 2009).
Grupo de fusión temprana: 9 a 12 meses
Elementos sin fusionar
Elementos fusionados
HU5
2
21
RC4
0
5
RC5
1
16
Total
3
42
TOTAL %
6,666666667
93,33333333
Grupo de fusión tardía 36 a 48 meses
Elementos sin fusionar
Elementos fusionados
TI2
6
18
RC2
10
18
RC3
3
9
FE4
10
8
FE2
10
6
Total
39
59
TOTAL %
39,79591837
60,20408163
Tabla 8.4 Grupos de fusión ósea (MNE): HU5: Húmero epífisis distal-diáfisis; RC4: Diáfisis ulna-diáfisis
radio; RC5: Diáfisis radio-epífisis proximal radio; TI2: Epífisis proximal + tuberosidad- diáfisis; RC2:
Epífisis distal radioulna-diáfisis radioulna; RC3: Epífisis proximal ulna-diáfisis ulna; FE4: Epífisis distaldiáfisis; FE2: Epífisis proximal-diáfisis.
100
90
80
70
JUVENILES
CRÍAS
50
SUBADULTOS
JUVENILES
40
ADULTOS
SUBADULTOS
%
60
30
SENILES
SENILES
20
10
ADULTOS
CRÍA
0
Fusíon temprana
No fusionados
Fusíon tardía
Fusionados
Figura 8.2: Representación gráfica de los elementos registrados por grupo de fusión ósea.
95
Los resultados obtenidos al aplicar la metodología descripta en el párrafo
anterior indican la presencia de un 6,6 % de individuos cría en el conjunto. La
diferencia existente entre los elementos no fusionados registrados en cada grupo de
fusión establece que existiría un 33,1% de animales juveniles y sub adultos; mientras
que el 60% se correspondería con adultos y seniles (Figura 8.2). Esta información
establece el importante aporte de animales no fusionados en la muestra.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
Todos los especímenes registrados, tanto en superficie como en estratigrafía,
evidencian algún tipo de daño vinculado con la operatoria de la meteorización sobre el
conjunto (Figura 8.3). Independientemente del contexto depositacional de los
fragmentos óseos, se observa que los estadios 2 y 3 exhiben las frecuencias más
elevadas en ambos casos. En este sentido, más del 80% de los especímenes
considerados se localizan en estos dos estadios. Los conjuntos de estratigrafía
manifiestan, en términos de frecuencias, un mayor aporte de fragmentos en estadios
menos avanzados, mientras que la presencia de estadios maduros de meteorización
es más evidente en la muestra obtenida de superficie. Más allá de lo mencionado, la
tendencia de ambos conjuntos es clara: un alto porcentaje de los especímenes óseos
recuperados en el sitio se ubican en estadios moderados indicando que el grado de
conservación de la muestra total es bueno a moderado.
100
90
80
NISP%
70
N = 442
N = 53
60
50
N = 21
40
N = 176
30
20
10
N=8
N = 74
N=5
0
W0
W1
W2
Superficie/subsuperficie
W3
W4
W5
Estratigrafía
Figura 8.3: Perfil de meteorización y contexto de depositación de las muestras (NISP).
Como hemos mencionado en párrafos anteriores, aproximadamente entre un
23% y 28% de los elementos recuperados en el sitio CP2 OA no se encuentran
96
fusionados. Más aún, un 33% de la muestra se correspondería con animales juveniles
y sub adultos. Ante este escenario, y en función de que ha sido propuesta una relación
diferencial entre la edad de los especímenes óseos y la intensidad con la cual actúa el
proceso de meteorización (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al.
2010, entre otros), se evalúa en la figura 8.4 la relación existente entre la
meteorización, el estado de fusión y el contexto de depositación de las muestras
obtenidas.
100
90
W3
80
W3
70
W3
W3
NISP*%
60
50
40
W2
30
20
W2
W2
W2
10
W4
W4
W1
W5
0
No fusionados
Fusionados
No fusionados
Estratigrafía
W0
Fusionados
Superficie/subsuperficie
W1
W2
W3
W4
W5
Figura 8.4: Perfil de meteorización, el estado de fusión ósea y el contexto de recuperación de los huesos
(NISP).
Independientemente del contexto depositacional o del estado de fusión, la
mayoría de los restos óseos se ubican en el estadio 3. Los fragmentos no fusionados
recuperados en estratigrafía se concentran en estadios moderados, principalmente en
el 3, mientras que los fusionados exhiben un patrón más completo, con frecuencias
más equilibradas y la contribución, aunque leve, de estadios menos avanzados (W1).
El aporte de huesos en estadios 2 y 3 exhibe una relación diferencial entre ambos
grupos etarios, siendo para huesos fusionados, mayor la presencia de especímenes
en estadio 2 y menor en estadios 3, y viceversa para individuos crías, juveniles y
subadultos. En consecuencia, es posible sugerir que los huesos de animales
inmaduros llegan de manera más rápida a estadios más avanzados que los
97
especímenes fusionados y se equilibran una vez allí. Esta afirmación sería consistente
con lo propuesto por Gutiérrez et al. (2016). Los especímenes obtenidos en superficie
exhiben un patrón más homogéneo entre ambos grupos etarios, con una frecuencia
elevada del estadio 3, tendencia que se incrementa en la categoría correspondiente a
no fusionados.
En síntesis, las diferencias registradas se encuentran asociadas con el
contexto depositacional del cual provienen las muestras, y no en función del estado de
fusión de las mismas.
Más allá de la ocurrencia de la meteorización, fue registrada la presencia de
diversos agentes sobre el conjunto que operaron con intensidad variable en función
del contexto de recuperación de las muestras. No obstante, como se aprecia en la
figura 8.5, salvo casos concretos, la incidencia de dichos agentes sobre los restos
zooarqueológicos es reducida.
100
90
N = 571
80
NISP%
70
60
N = 38
50
N = 28
40
30
20
10
N = 88
N = 11
N=5
N=6
N = 61 N = 9
N=9
0
Roedores
Raíces
Carnívoro
Superficie/subsuperficie
Óxido de
manganeso
Blanqueado
Estratigrafía
Figura 8.5: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos (NISP).
El porcentaje de especímenes afectado por la acción de roedores es limitado
en ambos casos, aunque levemente mayor para el conjunto estratigráfico. En general,
la mayoría de los daños fueron identificados en huesos planos localizados en el
esqueleto apendicular, principalmente borde de fractura sobre diáfisis de huesos
largos. En el segmento axial fueron reconocidos sobre costillas y procesos espinosos
de vértebras.
98
Por otra parte, las huellas de raíces han sido identificadas en ambos conjuntos,
aunque exhiben frecuencias sustancialmente más elevadas en aquellos fragmentos
óseos recuperados en las excavaciones realizadas. La presencia de huellas de raíces
en especímenes obtenidos en superficie señala la posibilidad de que, al menos una
parte del conjunto, haya estado enterrado durante algún período de tiempo a lo largo
de su formación. En este sentido, dado que los materiales se ubican en hoyadas y
cicatrices
de
erosión,
posiblemente
hayan
ocurrido
eventos
dinámicos
de
enterramiento y posterior re exposición de los restos óseos.
El daño producido por carnívoros es leve en ambos casos, localizándose por
debajo del 10% del NISP. En términos de frecuencia, se reconoce un ligero incremento
de huellas en las muestras estratigráficas; aspecto que puede estar vinculado con una
menor incidencia de otros agentes (ej. meteorización) que obliteran la superficie del
huesos, dificultando así el reconocimiento de otras modificaciones naturales y/o
antrópicas. En este caso en particular, los fragmentos óseos con evidencias de daños
por carnívoros exhiben estadios bajos de meteorización (W1). Considerando tanto las
muestras recuperadas en superficie como en estratigrafía, fueron identificados pits y
punctures sobre pelvis, vértebras torácicas y segmentos diafisiarios de huesos largos,
así como también scoring sobre la hoja de la escápula.
Las alteraciones producidas por óxido de manganeso han sido identificadas
tanto en conjuntos estratigráficos como superficiales/ subsuperficiales. Este es un
indicador que sugiere la presencia de condiciones de humedad durante la formación
de estos conjuntos, aspecto posiblemente vinculado con la inmediatez del sitio a
fuentes de agua, en forma de mallines y ojos de agua, y un posible escenario
paleoambiental con una humedad regional más elevada que la actual (Marcelo
Morales com.pers.).
Por último, la incidencia del blanqueado, identificado en ambos conjuntos, es
claramente mayor en los restos óseos recuperados en superficie y se encuentra
estrechamente asociado con la incidencia de la meteorización y la exposición del
conjunto a condiciones sub aéreas. Éste también es considerado un indicador de
cierta estabilidad de las muestras dado que el 60% de los fragmentos afectados
exhibe modificaciones en solo una cara.
99
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
Fueron seleccionados diversos índices y medidas para evaluar la frecuencia de
partes esqueletarias del sitio CP 2 OA. La figura 8.6 revela que el segmento
apendicular predomina en el sitio, tanto en las muestras recuperadas en superficie,
como en las procedentes de estratigrafía, independientemente de qué medida se
utilice para su cálculo. En este sentido, de acuerdo con el NISP, el esqueleto axial
exhibe un leve incremento en el conjunto superficial/ subsuperficial, superando
%
mínimamente el 20%.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
NISP
MNE
NISP
Superficie/subsuperficie
Axial
MNE
Estratigrafía
Apendicular
Figura 8.6: Representación de segmentos anatómicos.
En consistencia con lo anterior, la relación axial/ apendicular, medida a partir
del NISP y del MNE, establece la subrepresentación del sector axial (Tabla 8.5),
característica común en los sitios de la región bajo estudio. Al mismo tiempo, los
valores obtenidos presentan cierto grado de similitud con otros sitios a cielo abierto
presentados en esta tesis.
Unidades de Análisis
Superficie
Estratigrafía
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,300664452
0,160493827
Relación Axial/Apendicular: MNE
0,260989011
0,181818182
C.Anat.Gobal*
17,73504274
12,01923077
C. Anat. Axial**
8,243727599
2,8
C. Anat. Apend.***
31,74603175
25,5
Tabla 8.5: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
100
Los índices de completitud permiten medir el grado de integridad de las
carcasas recuperadas en un sitio arqueológico. Como se observa en la tabla 8.5, no
existen
diferencias
marcadas
entre
las
muestras
de
ambos
contextos
depositacionales. En los dos casos se desprende la misma tendencia: la completitud
anatómica global es muy baja, el segmento axial está subrepresentado, aspecto más
acentuado en el conjunto estratigráfico, mientras que el esqueleto apendicular exhibe
frecuencias más elevadas, aunque no dejan de ser moderadas.
Superficie
Estratigrafía
NISP/MNE
NISP/MNE
Global
1,56
1,29
Axial
1,86
1,3
Apendicular
1,46
1,28
Tabla 8.6: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
En la tabla 8.6 se indican los valores obtenidos para el índice de
fragmentación, medido a partir de la relación existente entre los valores de NISP/MNE
excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados señalan
que la fragmentación global en el sitio es baja. Esta tendencia se mantiene cuando es
medida en función del segmento axial y apendicular, incrementándose levemente en el
primero, en ambos contextos depositacionales.
Hasta aquí hemos observado que las tendencias generales obtenidas para las
diferentes variables medidas (representación taxonómica, agentes y procesos
tafonómicos y representación de partes anatómicas) en ambas muestras exhiben una
clara similitud entre sí. En función de esto, y en base también a la existencia de una
correlación alta, positiva y estadísticamente significativa (rs: 0,686 – p: 5,17E-07) entre
el MAU% de los conjuntos obtenidos en superficie y estratigrafía, se decidió unificarlos
y presentar la información relativa a la abundancia anatómica- en términos de MAU% y
MNE% estandarizado-en conjunto, considerándose como una unidad representativa
del sitio CP2 OA.
101
DIENTES
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Figura 8.7: MAU % Representación de partes anatómicas.
En la figura 8.7 se observa la frecuencia de partes anatómicas obtenida para el
sitio CP2 OA. Como puede observarse, la mayoría de las categorías óseas se
encuentran presentes, registrándose pocas ausencias (bula, vértebras indeterminadas,
costillas fragmentos y sesamoideos). En el segmento axial las frecuencias más
elevadas se registran para la pelvis, alcanzando valores mayores al 50% del MAU.
Luego, con frecuencias más bajas, que en ningún caso superan el 25 %, se identifican
otros elementos cuya representación es más variable y se ubican en orden de
importancia del siguiente modo: vértebras cervicales, sacro, cráneomandíbula,
vértebras lumbares y torácicas. En el esqueleto apendicular, la representación
esqueletaria es mucho más completa y no exhibe valores menores al 15% del MAU.
La frecuencia obtenida para la escápula domina el perfil anatómico. Las extremidades
presentan una distribución equilibrada entre sí; no obstante, si se consideran en
conjunto los valores calculados para la escápula, húmero y radioulna (MNE: 78) versus
los obtenidos para pelvis, tibia y fémur (MNE: 63), se reconoce una mayor importancia
de los primeros, permitiendo sugerir un leve incremento de las extremidades
delanteras en el conjunto. Del mismo modo, se debe destacar la presencia de una
relación diferencial en la representación de articulaciones y diáfisis, en favor de las
primeras. Se observa también que calcáneos y astrágalos manifiestan valores
elevados que se corresponden con los alcanzados para las extremidades mientras que
falanges exhiben frecuencias sustancialmente más bajas.
102
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades Superiores
Extremidades Medias
Extremidades Inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
% MNE
Figura 8.8: MNE estandarizado: Representación de partes anatómicas.
De acuerdo con la frecuencia obtenida en función del MNE estandarizado, se
observa que el segmento axial se encuentra claramente subrepresentado (Figura 8.8).
La representación equilibrada que se observaba en las extremidades a partir del
MAU% se mantiene, aunque se advierten leves diferencias al calcular el MNE
estandarizado. En este sentido, resulta más explícita la relevancia de las extremidades
medias y superiores en el conjunto, aspecto que posiblemente se vincule con su
contenido nutricional en términos de carne y médula. La cintura, conformada por las
frecuencias de pelvis y escápula, exhibe una representación considerable pero más
moderada que en el caso anterior. Finalmente, extremidades inferiores, calcáneos y
falanges completan el perfil anatómico con valores que van disminuyendo hacia el
extremo distal.
Superficie
Estratigrafía
MNE
AR/SH
Proporción
AR/SH
Proporción
Húmero
40/12
3,33
2/1
2
Radioulna
42/6
7
3/3
1
Fémur
34/5
6,8
3/2
1,5
Tibia
40/3
13,3
6/2
3
Metacarpo
5
5
0
0
Metatarso
11
11
1
3
Metapodio
42/16
2,625
3/2
1,5
Total
215/42
5,11
18/10
1,8
Tabla 8.7: Representación de partes anatómicas: Relación articulación/diáfisis (MNE).
En la tabla 8.7 se indica la representación, medida en MNE, de articulaciones y
diáfisis de huesos largos y su proporción en función del contexto de recuperación de
103
las muestras. Como puede observarse, en el conjunto de superficie existe una clara
preponderancia de articulaciones, donde la proporción de epífisis es aún mayor al
doble de la esperada (n=2). Este patrón no es reconocido en la muestra estratigráfica,
donde la relación existente entre epífisis/diáfisis es menor a la esperada, aspecto que
posiblemente se encuentra determinado por el tamaño de la muestra.
Guanaco: evidencias de procesamiento
Tanto en las muestras procedentes de superficie como en las de estratigrafía,
han sido identificadas marcas de procesamiento. Este es un aspecto que refrenda el
carácter cultural de la formación del conjunto. Como se indica en la tabla 8.8, las
frecuencias obtenidas son similares, presentando valores moderados en ambos
conjuntos. Es interesante destacar cómo éstos se incrementan para los restos óseos
de estratigrafía, aspecto que si bien puede encontrarse vinculado con el menor tamaño
de la muestra, también podría ser consecuencia de una menor incidencia de la
meteorización sobre el conjunto. En este sentido, el 72% (n = 18) de los especímenes
que exhiben marcas de procesamiento presentan niveles de meteorización bajos (W1W2). Mientras tanto, en las muestras superficiales se produce la tendencia contraria: el
68% (n =104) de los fragmentos óseos procesados se ubican en estadios 3 y 4. Esta
información permite sugerir que las frecuencias de procesamiento obtenidas para el
conjunto de superficie se encuentran afectadas por agentes tafonómicos que obliteran
la superficie cortical del hueso y, en consecuencia, disminuyen su potencial informativo
obstaculizando el reconocimiento de otras modificaciones naturales y/o antrópicas.
NISP
NISP*
NISP* %
Superficie
700
153
21,85714286
Estratigrafía
79
25
31,64556962
Tabla 8.8: Evidencias de procesamiento: Frecuencias. * NISP con marcas.
Las evidencias de procesamiento identificadas se localizan tanto en el
segmento axial como apendicular. En la tabla 8.9 se describen las frecuencias
calculadas para cada conjunto; los resultados son similares entre ambos y comunes a
los obtenidos para otros sitios presentados en esta tesis. El esqueleto apendicular
exhibe frecuencias más elevadas que su relativo axial, aspecto que en parte se
encuentra determinado por las diferencias existentes en la cantidad de especímenes
recuperados para cada uno.
104
% de Procesamiento
Superficie
Estratigrafía
Apendicular
26,10364683
36,36363636
Axial
9,497206704
7,692307692
Total
21,85714286
31,64556962
Tabla 8.9: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular NISP.
Superficie
Estratigrafía
NISP
NISP*
NISP*%
Cráneo
6
0
0
Mandíbula
9
1
11,1111
Dientes
8
0
0
Atlas
1
0
0
Axis
3
0
0
Vert. Indet
14
0
0
Cervicales
31
5
16,129
Torácica
18
2
11,1111
Lumbar
22
1
4,54545
Caudales
0
0
0
Sacro
3
1
33,3333
Costillas
41
6
14,6341
Imnominado
21
1
4,7619
Escápula
39
6
15,3846
Húmero
77
32
41,5584
Radioulna
66
20
30,303
Fémur
51
18
35,2941
Tibia
61
18
29,5082
Calcáneo
23
2
8,69565
Astrágalo
12
0
0
Metacarpo
8
1
12,5
Metatarso
14
5
35,7143
Metapodio
89
25
28,0899
Falange 1
40
8
20
Falange 2
5
1
20
Falange 3
1
0
0
Sesamoideo
0
0
0
TOTAL
663
153
23,0769
NISP NISP*
0
1
0
0
0
1
0
2
2
0
0
1
5
4
4
9
5
9
3
3
0
1
7
9
1
0
0
67
0
0
0
0
0
0
0
1
0
0
0
0
0
0
1
8
4
4
1
0
0
1
2
3
0
0
0
25
NISP*%
0
0
0
0
0
0
0
50
0
0
0
0
0
0
25
88,8889
80
44,4444
33,3333
0
0
100
28,5714
33,3333
0
0
0
37,3134
Tabla 8.10: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula.
En la tabla 8.10 se presentan las frecuencias de procesamiento por elemento
óseo obtenidas para ambos contextos de recuperación de las muestras. En este
sentido, para el conjunto procedente de superficie el procesamiento del sector axial
incluye a más de la mitad de los elementos que lo componen; pero, las frecuencias
calculadas son bajas en la mayoría de los casos. En la muestra recuperada en
105
estratigrafía el procesamiento de este sector es aún más limitado. Solo una vértebra
torácica exhibe marcas. En cuanto al esqueleto apendicular, en la muestra de
superficie el procesamiento de las extremidades exhibe un patrón muy equilibrado en
relación con las frecuencias obtenidas, presentando valores moderados que se
comprimen en un rango que se distribuye entre un 30% y un 40% del NISP%. Por su
parte, en los especímenes de estratigrafía esta tendencia es un tanto más variable. Se
observan elementos (radioulna y fémur) que presentan elevadas frecuencias de
procesamiento mientras que en otros éstas son bajas/moderadas. Finalmente, los
valores calculados para huesos del autopodio y falanges son similares entre ambos
conjuntos.
Superficie
Estratigrafía
Corte
26,79738562
40
Percusión
58,82352941
36
Corte y Percusión
14,37908497
24
Total
100
100
Tabla 8.11: Frecuencias relativas de procesamiento: tipo de marca.
Ha sido posible reconocer tres tipos de evidencias de procesamiento en la
muestra procedente del sitio CP2 OA (Tabla 8.11). Las marcas de percusión,
negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral, presentan las
frecuencias más elevadas en el conjunto de superficie, seguidas por marcas de corte
y, finalmente, especímenes que exhiben tanto marcas de corte como de percusión.
Para los fragmentos óseos de estratigrafía se invierte esta representación dado que
las huellas de corte presentan valores más elevados que las de percusión. Este es un
aspecto de contraste entre ambas muestras y posiblemente se encuentre asociado
con el contexto depositacional en cada caso. En este sentido, es posible que la
incidencia de la meteorización y el blanqueado en el conjunto de superficie hayan
sesgado, en parte, la identificación de marcas de corte.
106
NISP*%
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
N = 88
N=9
N=9
N=6
N = 15
N=1
N= 26
N = 22
N=2
Corte
Percusíon
Corte y
Percusíon
Corte
Superficie/subsuperficie
Apendicular
Percusión
Corte y
Percusión
Estratigrafía
Axial
Figura 8.9: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
La figura 8.9 profundiza la información presentada en el párrafo anterior. Tanto
en conjuntos superficiales/subsuperficiales como estratigráficos, se ha registrado una
distribución diferencial del tipo de daño antrópico en los sectores esqueletarios. Las
marcas de percusión y corte/percusión identificadas en ambas muestras predominan
en el segmento apendicular; registrándose también una leve presencia en el conjunto
de superficie sobre el esqueleto axial. Las marcas de corte exhiben frecuencias más
elevadas en el componente estratigráfico, aspecto que ha sido mencionado
anteriormente, y son preponderantes en extremidades, falanges y calcáneo. En este
sentido, su presencia en el esqueleto axial es muy limitada. En contrapartida, los
restos óseos correspondientes a este sector procedente de superficie manifiestan, en
términos de frecuencia, valores más altos que los registrados para la región
apendicular. La baja cantidad de especímenes axiales recuperados en estratigrafía
posiblemente sea un factor que explique esta distribución.
A continuación se presenta la descripción del tipo de modificación antrópica
registrada y su localización topográfica en los especímenes.
Mandíbula
Este elemento presenta escasas marcas de procesamiento. Solo un espécimen
de maxilar evidencia marcas de corte longitudinales, paralelas a la línea de dientes,
análogas a las denominadas con el código S-6 (Binford 1981), asociadas con la
desarticulación del cráneo y la mandíbula. Nilssen (2000) registra estas incisiones y
las vincula también con tareas de cuereo.
107
Vértebras cervicales
Un 16% (n=5) de los fragmentos óseos correspondientes a vértebras cervicales
exhiben evidencias de corte. Se localizan generalmente en el cuerpo de la vértebra y
presentan una orientación principalmente transversal, aunque también se registraron
incisiones longitudinales. Son cortas/largas y profundas y se manifiestan en frecuencia
variable. Estas modificaciones antrópicas, similares a las reportadas por Mengoni
Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1, se encuentran asociadas,
posiblemente, con el descarne de los músculos del cuello.
Vértebras torácicas
En este caso, se registraron marcas de corte sobre dos especímenes de
vértebra torácica recuperados en superficie y en uno procedente de estratigrafía. En
cuanto a los primeros, las incisiones se localizan en el centrum, presentan una
orientación transversal, son profundas y cortas/largas. Estas características les
confieren una gran similitud con las denominadas bajo el código TV-3 (Binford 1981)
y/o TV-6 (Nilssen 2000) asociadas con la desarticulación de las vértebras con las
costillas (Binford 1981) o el desarrollo de tareas de evisceración. El fragmento
localizado en estratigrafía exhibe marcas de corte longitudinales sobre la base del
proceso espinoso de la vértebra, análogas a las TV-2 (Binford 1981), vinculadas con el
desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo.
Vértebra lumbar
Solo en un fragmento (4,54%) fue identificada una única marca de corte
ubicada en la base del proceso espinoso. De acuerdo con Nilssen (2000), respondería
al descarne y fileteo del lomo (LV-4).
Sacro
Al igual que en el caso anterior, solo se registró una marca de corte ubicada en
el sacro, con una orientación transversal al eje mayor del hueso, profunda y larga. Si
bien presentan una algunas diferencias, pueden ser homologables a las denominadas
bajo el código PS-13 vinculadas con tareas de la desarticulación del sacro de la pelvis
(Nilssen 2000).
Costillas
Sobre cinco fragmentos de costillas fueron registradas marcas de corte y, en
un solo caso, también se identifico un negativo de impacto. Con respecto a las
incisiones, se localizan en ambas caras, aunque exhiben una mayor preponderancia
108
en la cara ventral de las costillas, en cercanías al cuello de la epífisis proximal. En
general, presentan una frecuencia moderada, sin reconocerse en ningún caso marcas
únicas y aisladas. Presentan una orientación transversal/oblicua, largas/cortas y
profundas/superficiales. En conjunto, son exactamente iguales a las denominadas RS1 por Binford (1981), RS-6 y RS-7 por Nilssen (2000), todas asociadas con tareas de
fileteo y/o descarne. Con respecto al negativo de impacto, éste se encuentra en la
porción media de la costilla y ocasionó, en consecuencia, una fractura transversal.
Pelvis
Solo fue reconocido un negativo de impacto ubicado en el acetábulo del isquion
que habría ocasionado una fractura longitudinal de la pelvis dividiendo al elemento en
dos mitades.
Escápula
En este elemento óseo fueron registradas marcas de corte y percusión. Las
incisiones fueron identificadas en cuatro fragmentos, distinguiéndose dos tipos
principales: por un lado marcas de corte, longitudinales, profundas y largas localizadas
en la hoja de la escápula. Son exactamente iguales a las denominadas S-3 por Binford
(1981) asociadas con el descarne de la pieza. Por otra parte, se registraron también
marcas de corte transversales/oblicuas, cortas y numerosas, tanto en el centro de la
cara posterior, como en el borde lateral de la hoja de la escápula. Si bien su
orientación varía, presentan cierta similitud con las mencionadas anteriormente. Con
respecto a las evidencias de percusión, se identificaron negativos de impacto en dos
especímenes próximos al cuello de la escápula que originaron la fractura de la porción
proximal de la escápula.
Húmero
Menos de la mitad de los fragmentos de húmero recuperados exhiben
evidencias de procesamiento (Tabla 8.10). Las marcas de corte se encuentran
presentes en nueve especímenes, siete de ellos también manifiestan daños de
fractura. En la epífisis proximal (n=3) se registraron incisiones longitudinales/oblicuas,
profundas y largas, localizadas por debajo de la tuberosidad externa. Manifiestan una
clara similitud con las denominadas Hp-4 (Binford 1981; Nilssen 2000) producidas
durante el descarne del húmero. En la porción distal, se identificaron cuatro
fragmentos con marcas de corte. Se determinó la presencia de incisiones del tipo Hd-2
y Hd-4 (Binford 1981; Nilssen 2000) ubicadas sobre la cara medial y el borde ventral
del cóndilo lateral respectivamente. Son marcas transversales, profundas y
109
largas/cortas. De acuerdo con Binford (1981), estas marcas se vinculan con la
desarticulación del húmero y la radioulna. Nilssen (2000), por otro lado, sugiere que
las marcas tipo Hd-2 también fueron registradas en su análisis como consecuencia del
descarne del húmero. Los restantes dos fragmentos con evidencias de corte se
corresponden con segmentos diafisiarios de húmero. Las incisiones se localizan
asociadas al foramen nutricio; presentan una orientación longitudinal al eje mayor del
hueso, se concentran en un solo sector, y son profundas y largas. Pueden ser
homologables a las huellas registradas por Nilssen (2000) bajo el código Hs-1
vinculadas con el descarne de esta unidad. Por otra parte, 29 fragmentos exhiben
marcas de percusión: negativos de impacto, hoyos y estrías. Sobre la epífisis proximal
fueron principalmente relevadas sobre la cara lateral, asociadas a la tuberosidad
deltoidea. En la mayoría de los casos fue registrado un tipo de fractura transversal
simple, destacándose un fragmento con evidencias de marcado perimetral. En la
porción distal, los daños fueron evidenciados en la cara lateral, caudal y craneal.
Nuevamente prima la fractura transversal, notándose un incremento de la técnica de
marcado perimetral, identificada en cuatro especímenes (Figura 8.10). Asimismo,
fueron identificados daños causados por contragolpe que podrían indicar la utilización
de la técnica de yunque. En síntesis, la información presentada permite sugerir la
existencia de una estrategia de procesamiento orientada hacia el descarne y
fracturación del húmero en función de su oferta nutricional en términos de carne y
medula ósea. Como detallaremos a continuación esta parece ser una estrategia
implementada en todos los huesos largos (húmero, radioulna, fémur y tibia)
Radioulna
Sobre este elemento óseo se han registrado marcas de corte, percusión y
fragmentos que presentan ambos tipos de daño. Al igual que con el caso anterior, la
fracturación (n = 17; 60,7%) manifiesta mayor relevancia dentro de las estrategia de
trozamiento. En la totalidad de los casos (n=17) fue identificado un tipo de fractura
transversal, destacándose nueve especímenes con evidencias de marcado perimetral
(Figura 8.10). Sobre la epífisis proximal, se detectaron negativos de impacto
localizados en los bordes laterales y mediales por debajo de la cavidad glenoidea. Por
otro lado, sobre la porción distal se evidenciaron negativos de impacto, estrías de
percusión, lascas óseas y contragolpe. Estos daños se localizan en las cuatro caras de
la radioulna. Cabe destacar que siete de los nueve especímenes que exhiben marcado
perimetral son epífisis distales. Con respecto a las marcas de corte, si bien presentes
en toda la superficie del hueso, se concentran en la articulación distal y en la diáfisis
de la radioulna (n= 10; 83,3%). Fueron identificadas incisiones transversales/oblicuas,
110
profundas y cortas sobre la porción media de la radioulna, que pueden homologarse a
las de tipo Rcs-2 propuestas por Nilssen (2000). El autor vincula su presencia con el
desarrollo de tareas de cuereo y/o descarne. Al respecto, Mengoni Goñalons (1999)
relevó marcas similares en las muestras procedentes del sitio Cerro de los Indios 1,
asociando su origen a actividades de fileteo. Hacia la articulación distal, se
identificaron marcas similares a las Rcd-3 localizadas en la superficie articular inferior,
vinculadas con la desarticulación de la radioulna de los huesos cárpales y el
metapodio.
Fémur
Las evidencias de procesamiento identificadas sobre fémur consisten en
marcas de corte y percusión, con una clara preponderancia de las segundas. Las
incisiones se ubican sobre seis fragmentos óseos y se distribuyen en su totalidad
sobre la diáfisis y la porción distal del fémur. En este sentido, se relevaron marcas
transversales/oblicuas, profundas/superficiales y cortas/largas asociadas a la línea
áspera y en proximidad al foramen nutricio. Éstas son similares a las descriptas por
Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, el cual agrupa en una categoría amplia todos los
daños de corte realizados en la porción media del fémur. También, se identificaron
marcas transversales/oblicuas, de profundidad y extensión variable en la porción
distal, similares al tipo Fd-4 (Binford 1981) pero con una orientación levemente
diferente. En ambos casos, estas marcas serian consecuencia del desarrollo de tareas
vinculadas con el descarne del fémur. En cuanto a las evidencias de percusión,
registradas en 18 fragmentos, se identificaron negativos de impacto y una alta
presencia de marcado perimetral (Figura 8.10). En este sentido, dentro del subgrupo
de especímenes con rasgos de fractura, el 67% (n=12) se corresponden con
especímenes que evidencian la utilización de ésta técnica, implementada en partes
iguales en la epífisis proximal (n=6) y distal (n=6).
Tibia
Este elemento óseo exhibe la menor proporción de marcas de procesamiento
registradas en los huesos largos. Las marcas de corte se limitan a solo cinco
fragmentos.
En
dos
especímenes
proximales
se
detectaron
marcas
transversales/oblicuas, cortas y profundas ubicadas en la cara lateral por debajo de la
cresta tibial. Estas incisiones resultan muy similares a las Tp-3 (Binford 1981) y
estarían vinculadas con el descarne de la unidad. Las restantes marcas de corte se
localizan en la diáfisis media de la tibia, sobre su cara anterior y posterior. Son
transversales/oblicuas al eje mayor del hueso, profundas y largas/cortas. Si bien no
111
están tipificadas por Binford (1981), Nilssen (2000) las engloba en una categoría
amplia que incluye todos los daños registrados sobre la diáfisis y las asocia con el
desarrollo de tareas de descarne de la tibia. De igual modo, Mengoni Goñalons (1999)
identifica marcas similares en los conjuntos procedentes del sitio Cerro de los Indios 1
y les confiere la misma funcionalidad. Las evidencias de percusión son las marcas de
procesamiento que mayor frecuencia presentan en la tibia (n=17; 77,2%). Han sido
registradas de manera equilibrada en ambas articulaciones, tanto en la cara craneal
como caudal y lateral. En la totalidad de los casos se trata de fracturas transversales,
reconociéndose también fragmentos con marcado perimetral (n=5; 22,7%). Negativos
de impacto y estrías de percusión conforman los rasgos principalmente identificados.
De igual modo que con otros huesos largos, la fracturación parece haber tenido un rol
más relevante dentro de las estrategias de procesamiento de la tibia.
Calcáneo
Sobre este elemento fueron registradas marcas de corte y percusión en tres
fragmentos óseos. Las primeras se localizan en la superficie dorsal del calcáneo entre
el tubercalcis y la superficie articular. Se trata de incisiones transversales, numerosas,
profundas y cortas que se corresponden con el tipo TC-3 propuesto por Binford (1981).
Éstas se producirían durante el descarne o el colgado de las extremidades inferiores.
Por otra parte, dos especímenes exhiben daños ocasionados durante su fractura
intencional, identificados en función de la presencia de negativos de impacto ubicados
también en proximidad al tubercalcis y la superficie articular, dando como resultado
una fractura transversal simple.
112
Figura 8.10: Ejemplificación de huesos con marcado perimetral.
113
Metapodio
En los metapodios se relevaron marcas de corte y daños de percusión
caracterizados por negativos de impacto, estrías de percusión y lascas adheridas. Con
respecto a las primeras, se localizan principalmente en la porción distal (n=6)
reconociéndose también, en solo un caso, sobre la diáfisis y en un fragmento de
metatarso
y
metacarpo
proximal
respectivamente.
Las
incisiones
son
predominantemente transversales, superficiales/profundas y cortas, y se localizan en
la diáfisis distal. Presentan una clara similitud con las denominadas MTd-2 por Binford
(1981), aunque en el caso aquí descripto no exhiben un patrón circular completo sino
que son cortas y se presentan solo en la cara anterior del metapodio. El autor vincula
estas modificaciones con actividades de remoción del cuero. Para un caso similar al
aquí presentado, Rindel (2009) sugiere que marcas de corte de este tipo podrían ser
consecuencia de la desarticulación del metapodio distal de las falanges. Las
evidencias de percusión exhiben una mayor relevancia sobre el conjunto, habiendo
sido reconocidas en 19 fragmentos óseos. En general, se trata de fracturas
transversales simples, identificándose cuatro fragmentos con marcado perimetral.
Fueron reconocidos negativos de impacto, estrías de percusión y lascas adheridas
sobre los bordes de fractura, ubicados principalmente sobre la cara lateral y medial del
metapodio.
Falanges
La frecuencia de especímenes con modificaciones antrópicas en la muestra es
baja/moderada (Tabla 8.10). Fueron identificadas marcas de corte tanto en el sector
proximal como distal y sobre la diáfisis de las primeras falanges. En general las
incisiones se localizan en las cuatro caras, presentan una orientación transversal y
oblicua, son profundas, cortas/largas. Estas modificaciones estarían posiblemente
vinculadas con la desarticulación de las falanges. En este sentido, la alta frecuencia de
marcas ubicadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa se asocia con el
seccionamiento de los tendones extensores y flexores digitales durante el
desmembramiento de las falanges con el resto de las extremidades inferiores
(Mengoni Goñalons 1999). Por otra parte, fueron registrados también negativos de
impacto y estrías de percusión sobre seis fragmentos óseos. Se identificaron fracturas
transversales simples, con la excepción de un espécimen que evidencia marcado
perimetral.
114
Síntesis
Un aspecto que debe ser considerado refiere al carácter antrópico de la
muestra analizada. En este sentido, existen algunos procesos postdepositacionales
que pueden haber participado en la formación del conjunto. Como se mencionó al
principio de este capítulo, fue identificada la presencia de especímenes de fauna
exótica en el sitio: oveja y caballo. Sin embargo, su incidencia puede ser desestimada
dada la baja cantidad de fragmentos recuperados y la ausencia de evidencias de
procesamiento sobre ambos taxones. Por otra parte, el sitio podría estar conformado
también por carcasas de guanaco depositadas naturalmente y en consecuencia, los
resultados del análisis presentado podrían exhibir ciertos sesgos. Ante esta posibilidad
fueron utilizados los criterios propuestos por L'Heureux y Borrero (2002) como
indicadores para el reconocimiento de conjuntos antrópicos y naturales de huesos de
guanaco. En función de los mismos, el conjunto zooarqueológico del sitio CP2 OA
puede caracterizarse por una total ausencia de elementos articulados, la presencia de
una moderada fragmentación ósea, una clara subrepresentación del segmento axial
medida a través de los valores de NISP y MNE y, en función de la relación existente
entre ambos, una frecuencia relativamente elevada de marcas de procesamiento, la
utilización antrópica de dos taxones: guanaco y choique, y un alto grado de asociación
con otros ítems arqueológicos: líticos y cerámicos. La suma de estos indicadores
permite establecer que el principal agente formador del conjunto fueron los seres
humanos del pasado y que la mayor parte del conjunto analizado fue depositado por
factores antrópicos. Se considera entonces que la muestra estudiada en esta tesis
procedente del sitio CP2 OA es confiable en términos arqueológicos.
El conjunto faunístico recuperado se localiza en estrecha asociación a un
mallín y una surgente de aporte permanente y dos lagunas próximas. De acuerdo con
los diversos estudios paloambientales que se encuentran en proceso, es posible
sugerir que el contexto ambiental existente en momentos posteriores al abandono del
sitio haya estado caracterizado por un pulso de mayor humedad regional pre Anomalía
Climática Medieval (ACM) y consecuentemente, un incremento del régimen hídrico
local (Marcelo Morales com. pers.). Ante este escenario, la operatoria del agua habría
jugado un rol en la formación del conjunto, favoreciendo el enterramiento de los
materiales en un contexto de depositación de baja energía dada la ausencia de
modificaciones severas en el registro arqueológico (ej. huesos y materiales líticos
rodados). En este sentido, la presencia de agua y sedimentos granulométricamente
finos de origen glaciario que conforman la geomorfología del área favorecen el
desarrollo de una alta cobertura vegetal, aspecto que explicaría la incidencia de raíces
115
sobre el conjunto. El descenso de los valores de humedad regional que han sido
registrados para los 900 años A.P., fecha coincidente con la Anomalía Climática
Medieval (Stine 1994, 2000; Stine y Stine 1990), junto con el sobre pastoreo durante la
explotación ganadera del área en el siglo XX, habría redundado en la activación de
estas cicatrices de erosión y la re-exposición de parte de los materiales.
Consistentemente con lo mencionado en el párrafo anterior, el principal agente
tafonómico registrado en el conjunto ha sido la meteorización que afectó a la totalidad
de los especímenes óseos, pero que manifiesta una tendencia equilibrada hacia
estadios medios. En este sentido, dado que el sitio se localiza en un ambiente
susceptible a la erosión es esperable la presencia de elementos meteorizados. No
obstante, la buena preservación de los fragmentos óseos indica un corto período de
exposición subáerea de los materiales. Al respecto, desde la década del ´90 se realiza
el monitoreo de una carcasa de caballo localizada próxima el sitio arqueológico a los
fines de evaluar la incidencia e intensidad de procesos y agentes tafonómicos. Si bien
es una investigación en proceso, el grado de conservación de los elementos óseos se
mantiene; lo que sugiere que el potencial de supervivencia ósea de conjuntos a cielo
abierto sería mayor al esperado (Borrero 1998; ). En síntesis, es posible sugerir que la
operatoria de agentes y procesos tafonómicos se encuentra determinada por el
contexto depositacional de las muestras. De esta forma, agentes tales como las raíces
exhiben mayor desarrollo en las muestras estratigráficas, mientras que el blanqueado
hace lo propio sobre los conjuntos superficiales. Se siguiere entonces que, ante este
escenario, la visibilidad de otras modificaciones, naturales o antrópicas, se verá
afectada.
La estructura taxonómica reconstruida para el conjunto indica la presencia de
cuatro taxones, de los cuales solo dos exhiben evidencias de procesamiento humano:
choique y guanaco. En referencia al primero, fue determinada la presencia de tres
individuos representados por una baja completitud anatómica. La baja cantidad de
partes esqueletarias presentes se compone casi exclusivamente de extremidades. En
función de las marcas de corte y percusión registradas, su presencia en el sitio se
encuentra asociada con su desarticulación, descarne y fracturación, en el contexto
inmediato de la obtención de la presa.
En el caso del guanaco, se advierte una alta cantidad de especímenes óseos
identificados, registrándose pocas ausencias. El número mínimo de individuos
calculado para el sitio indica la presencia de, al menos, 22 animales representando
diversos grupos etarios: crías, juveniles, sub adultos y adultos. La representación de
116
partes anatómicas se encuentra caracterizada por diferentes aspectos. Por un lado,
una subrepresentación del segmento axial que determina un claro desbalance entre
ambas regiones esqueletarias.
Al mismo tiempo, los índices de completitud anatómica manifiestan que los
animales recuperados en el sitio se encuentran muy incompletos, especialmente en
referencia con el sector axial. Cabe destacar que, en términos de frecuencia, la pelvis
domina este subgrupo. El esqueleto apendicular exhibe una distribución más completa
y homogénea. La escápula, junto con las extremidades, domina el perfil anatómico en
base al MAU porcentual. En relación con los huesos largos, se debe destacar la
presencia de una relación diferencial entre articulaciones y diáfisis, en favor de las
primeras. Más aún, éstas manifiestan una representación heterogénea en tanto que
las epífisis distales exhiben frecuencias más elevadas. En suma, los elementos que
conforman la cintura, las extremidades medias y, posteriormente, las superiores,
evidencian mayor relevancia en el conjunto, aspecto que puede asociarse con su
contenido nutricional en términos de carne, médula y médula insaturada junto con la
dificultad que exhiben para su procesamiento y transporte (pelvis y escápula). Al
respecto, como se indica en la tabla 8.12, se registró una correlación estadísticamente
significativa, positiva y moderada con el índice de médula insaturada (Morín 2007;
Rindel 2013). Asimismo, la correlación negativa y significativa obtenida con el índice
de secado sugiere la ausencia en el conjunto de aquellos elementos con mayor
potencialidad (Tabla 8.12).
MAU %: DMO*
CP2 b OA 0,129 p 0,45
MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI****
0,25 p 0,56
0,25 p 0,56
0,618 p0,02
MAU% : IS*****
-0,626 p0,02
Tabla 8.12: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Las frecuencias de procesamiento obtenidas para el sitio son relativamente
elevadas, tomando en consideración que es un sitio a cielo abierto donde la mayor
parte de su registro óseo fue recuperado en superficie. Al respecto, ya ha sido
señalada la incidencia de la meteorización junto con otros agentes tafonómicos (ej.
raíces) en la historia formativa de la muestra y su influencia en la determinación de
marcas de procesamiento. Asimismo, fue explicitado el incremento registrado en las
frecuencias de corte y percusión de fragmentos óseos procedente de estratigrafía. La
información presentada indica el desarrollo de tareas de cuereo, desarticulación,
descarne y, principalmente, fractura de elementos óseos. En este sentido, ha sido
117
identificada la presencia de diferentes técnicas de percusión asociadas con el marcado
perimetral y el uso de yunque. En síntesis, el sitio CP2 OA habría estado caracterizado
por el desarrollo de actividades vinculadas con el procesamiento inicial de las
carcasas, en donde la estrategia principal habría involucrado la desarticulación de los
animales, el descarne de los huesos y su posterior fractura.
8.1.2 Cerro Pampa 6 – Parapeto 9
El parapeto 9 del sitio CP6 se encuentra localizado a 946 msnm y forma parte
de un conjunto de 13 parapetos ubicados al pie de la ladera oeste del Cerro Pampa.
Presenta una morfología en arco o semicírculo y está orientado hacia el oeste. Fueron
excavadas tres cuadriculas de un metro por un metro, dispuestas en línea recta
siguiendo un eje oeste-este, de modo tal que se considere la superficie exterior
inmediata a la pared de la estructura, el espacio ocupado por la pared y, finalmente, el
interior del parapeto (Figura 8.11). Se siguieron niveles artificiales cada 5 cm,
constituyendo un total de ocho niveles. Dado que no fueron observadas diferencias en
la estratigrafía en relación a la composición del sedimento, la ocurrencia, distribución y
las características del registro arqueológico, se consideran los niveles como un bloque
presentándose la información faunística en conjunto.
Figura 8.11: Parapeto 9 (en verde): Ubicación espacial y croquis de excavación.
118
Parapeto 9
NISP
NISP%
Lama guanicoe
209
95,8715596
Ovis aries
1
0,4587156
Pterocnemia pennata
4
1,83486239
Zaedyus pichiy
1
0,4587156
Roedores Indeterminados
1
0,4587156
Aves indeterminadas
2
0,91743119
Total
218
100
Tabla 8.13: Estructura Taxonómica Parapeto 9.
La muestra considerada está conformada por 460 especímenes, de los cuales
el 47% (n=215) ha sido identificado a nivel de especie (Tabla 8.13). Un total de 242
fragmentos óseos (52,6%) no han podido ser determinados bajo ninguna categoría
taxonómica, siendo designados como indeterminados. Al respecto, el índice de
identificabilidad obtenido es bajo, cercano al 47%, aspecto que lo diferencia de lo
observado para otros conjuntos presentados en esta tesis. Como se indica en la tabla
8.13, el guanaco domina la estructura taxonómica del conjunto, siendo sensiblemente
menor el aporte de otras especies. El choique se reduce a solo cuatro fragmentos, dos
de los cuales exhiben evidencias de procesamiento y serán descriptos posteriormente.
La presencia de un espécimen distal de metapodio de oveja sin evidencias de
procesamiento se encuentra asociado con la explotación ganadera del área.
Finalmente, ha sido registrada una placa de piche, dos fragmentos óseos
correspondientes a un ave indeterminada, posiblemente cauquén, y por último, un
espécimen indeterminado de roedor.
En relación a los huesos de choique mencionados anteriormente, fueron
recuperados cuatro fragmentos correspondientes a dos falanges, una medial y otra
central, un radio completo y un fragmento de húmero proximal; solo este último
presenta marcas de corte, lo cual refrenda el carácter antrópico de su depositación.
Por otra parte, fue determinada la presencia de un único individuo adulto en el
conjunto.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
El número mínimo de individuos recuperados en el parapeto 9 fue establecido
en base a la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos. Ha sido
estimada la presencia de, al menos, tres individuos en función del conteo de epífisis
distales de húmero, fémur y tibia. Atendiendo a que han sido registrados restos de
animales que no habrían completado todos sus estadios de fusión al momento de su
119
muerte, fue evaluada la composición etaria del conjunto. En primer lugar, se calculó el
porcentaje de especímenes (NISP %) y elementos (MNE %) no fusionados en la
muestra, obteniéndose resultados muy similares para ambas medidas que indican que
un 37% (NISP %) y un 33,3% (MNE %) del total del conjunto pertenecen a animales
sub adultos. En segundo lugar, con el fin de profundizar la información anterior, fue
aplicado el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). En este
sentido, se ha registrado un cuerpo de vértebra torácica o lumbar con el arco neural no
fusionado que, de acuerdo con el autor, osifica entre los 0-6 meses de edad (VT-1/VL1 sensu Kauffmann 2009), indicando la presencia de un individuo cría. Por otra parte,
también fue identificado un fragmento de íleon cuyo centro de osificación (Isquioníleon-pubis- PE1 sensu Kauffmann 2009) se encuentra sin fusionar, sugiriendo la
presencia de otro individuo sub adulto, menor a los 19 meses de edad. Finalmente, el
restante se corresponde con un animal adulto.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
La totalidad de los especímenes registrados en el parapeto 9 exhiben
evidencias de meteorización.
100
90
80
% NISP
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
(N = 87)
W3
(N = 77)
W4
(N = 6)
W5
Figura 8.12: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 9.
Como se observa en la figura 8.12, el perfil de meteorización obtenido exhibe
una clara homogeneidad, en donde el 94% (n=164) de los fragmentos óseos se
distribuyen en solo dos estadios. Por su parte, el aporte de especímenes en estadios
maduros es muy bajo. Esta tendencia es muy similar a la alcanzada para el parapeto
120
12 de este sitio. En consecuencia, el perfil reconstruido indica que el grado de
conservación de la muestra es bueno a moderado.
100
90
80
% NISP
70
60
N = 20
N = 21
N = 34
N = 32
50
40
30
20
N=4
10
0
W0
W1
W2
No Fusionados
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 8.13: Perfil de meteorización en elación con el estado de fusión ósea.
En la figura 8.13 se grafica el perfil de meteorización obtenido para el parapeto
9 discriminando entre especímenes fusionados y no fusionados. En este caso, se
observa que la tendencia es muy similar entre ambos grupos, sin registrarse ningún
tipo de desbalance en favor de fragmentos óseos sin fusionar; pese a la expectativa de
que animales inmaduros habrían tenido una tasa de meteorización más elevada que
los adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre
otros), esta situación no se habría dado en este conjunto.
121
100
90
80
% NISP
70
60
50
40
30
20
10
0
Carnívoros
(N = 3)
Roedores
(N = 32)
Raices
(N = 43)
Blanqueado
(N = 47)
Figura 8.14: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
Dejando de lado la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, un 47,6%
(n=81) de los fragmentos óseos recuperados exhiben algún tipo de alteración producto
de la operatoria de agentes y procesos tafonómicos (Figura 8.14).
La influencia de carnívoros sobre el conjunto ha sido reducida, registrándose
solo tres fragmentos con evidencias de marcas que equivalen al 1,76% del total de la
muestra (Figura 8.14). Se registraron tres tipos de daños: pits localizados sobre el
borde de fractura de una diáfisis de radioulna, en su cara medial y sobre un íleon;
punctures en la epífisis distal de un húmero, concretamente en la fosa del oleocráneo;
y finalmente, un borde crenulado ubicado sobre el anteriormente mencionado
fragmento de íleon que produjo en consecuencia la remoción de la cresta ilíaca.
La presencia de daños ocasionados por roedores fue identificada en 32
especímenes óseos, lo cual equivale al 18,8% del total de la muestra. Su incidencia es
mayor
en
especímenes
correspondientes
al
esqueleto
apendicular
(n=24),
principalmente en porciones diafisiarias de huesos largos. En el segmento axial, las
marcas se concentran sobre vértebras y costillas. En general, se mantiene un patrón
de alteración vinculado con huesos planos y bordes de fractura. Como hemos
mencionado para otros casos, es posible que la estructura de parapeto conformada
por una cantidad variable de rocas de diversos tamaños se configure como un hábitat
óptimo para su uso por parte de estos animales.
La acción de raíces se observa en 43 especímenes óseos (25,2%), indicando
una influencia baja/moderada de este agente en la formación del conjunto. Si bien su
122
presencia ha sido registrada tanto en especímenes apendiculares como axiales, son
sustancialmente mayores en los primeros (n=30; 70%). Es importante destacar que el
grado de alteración de la superficie cortical en cada caso individual ha sido bajo; de
todas maneras, existe una posibilidad de que se hayan obliterado otros daños previos
en los huesos (antrópicos y naturales). Asimismo, se debe mencionar que, de los 43
fragmentos con marcas de raíces, 13 fueron recuperados en superficie. aspecto que
podría sugerir cierta dinámica de enterramiento/re exposición para, al menos, una
parte del conjunto.
La presencia de blanqueado ha sido identificada en 47 especímenes (27,6%),
de los cuales 32 lo presentan en ambas caras y 18 solo en una. Cabe destacar que en
su mayoría se corresponden con fragmentos superficiales.
Cabe mencionar que ha sido registrada una correlación positiva, baja y
estadísticamente significativa (rs 0,4109 p 0,01) entre el MAU % obtenido para el
parapeto 9 y el índice de densidad mineral ósea. No obstante, se debe considerar que
la fuerza de la relación es baja y, como veremos más adelante, la frecuencia de
procesamiento identificada para el conjunto es alta; por tanto, se sugiere que los
perfiles reconstruidos no serian consecuencia de la operatoria de procesos atricionales
mediados por la densidad.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
La representación de partes anatómicas fue evaluada a partir de una variedad
de diferentes índices y medidas. El primer punto a considerar refiere a la frecuencia y
relación existente entre las diversas regiones anatómicas. La figura 8.15 establece el
desbalance existente entre especímenes y elementos axiales y apendiculares en el
parapeto 9, en favor de los segundos, independientemente de la medida utilizada para
su cálculo. Estos resultados repiten la tendencia sugerida para otros sitios presentados
en esta tesis.
123
100
90
80
70
%
60
50
40
30
20
10
0
NISP
MNE
Axial
Apendicular
Figura 8.15: Representación de segmentos anatómicos.
Unidades de Análisis
Parapeto 9
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,53
Relación Axial/Apendicular: MNE
0,31
C.Anat.Gobal*
24,3
12,3
43
C. Aant. Axial**
C. Anat. Apend.***
Tabla 8.14: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
En la tabla 8.14 se indica la proporción entre elementos axiales y
apendiculares. La misma fue calculada como la razón entre los NISP de ambas
regiones esqueletarias. También fue computada en función de los valores de MNE.
Como puede observarse, la relación existente entre ambas regiones esqueletarias
indica una mayor preponderancia de extremidades por sobre elementos/especímenes
correspondientes a la cabeza, columna, costillar o pelvis. Este desbalance se acentúa
cuando el cálculo es realizado en base al MNE, indicando posiblemente una mayor
fragmentación del esqueleto axial. Por otra parte, la integridad de las carcasas
recuperadas en el parapeto 9 fue evaluada a partir del índice de completitud,
computado en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado en función del MNI
obtenido para el conjunto. Los valores indican conjuntos relativamente incompletos
globalmente, aspecto que se incrementa significativamente para el segmento axial,
indicando una baja presencia de elementos óseos. En cuanto al segmento
apendicular, esta tendencia se revierte registrándose frecuencias moderadas/altas
124
donde casi la mitad de los elementos de las extremidades fueron abandonados en el
parapeto.
Parapeto 9
NISP/MNE
Global
1,59793814
Axial
2,30434783
Apendicular
1,37
Tabla 8.15: Índice de fragmentación. Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación existente entre los
valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los
resultados obtenidos indican una baja fragmentación global y apendicular sobre el
conjunto, siendo más elevada para el segmento axial, como fuera adelantado en los
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
DIENTES
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU%
párrafos anteriores (Tabla 8.15).
Figura 8.16: MAU % Representación de partes anatómicas.
La figura 8.16 exhibe la representación de partes anatómicas medida en
función del MAU%. En general, el perfil se encuentra relativamente completo,
evidenciándose pocas ausencias. En el segmento axial los elementos con frecuencias
más elevadas son el cráneo (57%) y la pelvis (42%). Con respecto al primero, éste es
un valor alto en función de aquellos obtenidos para otras estructuras de parapetos
presentadas en esta tesis y contrasta con la frecuencia obtenida para este elemento
en el parapeto 12 de este sitio. Los elementos correspondientes a la mandíbula, atlas
y axis siguen en importancia con una moderada presencia (28%), registrándose una
reducción de la frecuencia hacia las vertebras cervicales, torácicas y, finalmente, las
costillas. En el esqueleto apendicular, las extremidades y el astrágalo muestran los
125
valores más elevados. En cuanto a las primeras, se destaca la baja frecuencia de
articulaciones proximales en los elementos correspondientes a la pata delantera
(húmero y radioulna) y la elevada frecuencia de segmentos diafisiarios. Por el
contrario, las articulaciones, proximales y distales de fémur y tibia parecen exhibir
valores más elevados. Hacia el eje distal, los huesos correspondientes al autopodio y
falanges exhiben valores bajos/moderados, consistentes con los obtenidos en otros
sitios ubicados en la Pampa del Asador y presentados en esta tesis (Aragone 2007;
Dellepiane 2014; Rindel 2009, entre otros).
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades Superiores
Extremidades Medias
Extremidades Inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
MNE %
Figura 8.17: MNE Estandarizado: Representación de partes anatómicas.
Utilizando los datos presentados en la tabla 3 (ver Apéndice), se
estandarizaron los valores de MNE obtenidos para el parapeto 9 (Figura 8.17).
Nuevamente, se observa la sub-representación del segmento axial, dominado
claramente por los elementos que conforman la cabeza. La cintura pélvica y escapular
exhibe una buena representación con valores que superan levemente el 40%. El
esqueleto apendicular, por su parte, presenta frecuencias moderadas/altas en todas
las categorías, destacándose las frecuencias obtenidas para las extremidades
superiores- húmero y fémur- y medias-radioulna y tibia. Esta tendencia puede ser
explicada en función del contenido nutricional, en términos de carne y médula, de las
unidades con frecuencias elevadas, junto con el abandono de elementos de difícil
transporte y/o procesamiento.
126
Parapeto 9
MNE
Húmero
Radioulna
Fémur
Tibia
Metacarpo
Metatarso
Metapodio
Total
Articulación
PX
DS
0
4
1
2
2
4
5
4
2
0
0
0
0
4
10
18
Diáfisis
SH
5
7
3
1
0
0
2
18
AR/SH
Proporción
4/5
3/7
6/3
9/1
2
0
4/2
28/18
0,8
0,42857143
2
9
2
0
2
1,55555556
Tabla 8.16: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis.
En la tabla 8.16 se indica la representación de articulaciones y diáfisis de
huesos largos en la muestra, medida en función del MNE, y la relación existente entre
ambos. Si bien la relación existente entre ambas porciones es relativamente
equilibrada, los segmentos diafisiarios exhiben una leve pero mayor representación.
Esta característica se diferencia de lo observado para los otros sitios presentados en
esta tesis.
Guanaco: evidencias de procesamiento
El 32,3% (n=55) de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 9
exhiben evidencias de procesamiento. Esta frecuencia es similar a la obtenida para el
parapeto 12 de este sitio pero resulta llamativa tomando en consideración que se trata
de un sitio a cielo abierto.
% de Procesamiento
NISP
NISP*
%NISP
Apendicular
114
47
41,22807018
Axial
56
8
14,28571429
Total
170
55
32,35294118
Tabla 8.17: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
Las evidencias de procesamiento registradas se localizan tanto en el esqueleto
axial como en el apendicular, siendo su frecuencia más elevada en este último. El
desbalance anatómico, en términos de NISP y MNE, entre ambos sectores
mencionado anteriormente podría, en parte, explicar ésta diferencia (Tabla 8.17).
NISP
NISP*
NISP %
Cráneo
13
1
7,692307692
Mandíbula
4
0
0
Atlas
2
1
50
Axis
1
1
100
127
Vert. Indet
3
0
0
Cervicales
5
0
0
Torácica
7
0
0
Lumbar
0
0
0
Caudales
0
0
0
Sacro
Esternebras
0
2
0
0
1
50
Costillas
10
3
30
Imnominado
4
1
25
Escápula
3
0
0
Húmero
12
10
83,33333333
Radioulna
17
11
64,70588235
Fémur
13
9
69,23076923
Tibia
10
2
20
Calcáneo
3
0
0
Astrágalo
5
0
0
Metacarpo
2
2
100
Metatarso
0
0
0
Metapodio
11
5
45,45454545
Falange 1
17
7
41,17647059
Falange 2
5
1
20
Falange 3
2
0
0
Sesamoideo
2
0
0
TOTAL
151
55
36,42384106
Tabla 8.18: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula.
La información que se presenta en la tabla 8.18 indica la frecuencia de
procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial, no todos los elementos
representados se encuentran efectivamente procesados. Cráneo, pelvis y costillas
exhiben frecuencias bajas/moderadas. Por su parte, las elevadas frecuencias
obtenidas para atlas, axis y esternebras se encuentran posiblemente determinadas por
el tamaño de la muestra en cada caso; es decir que los valores calculados son
producto de la baja cantidad de especímenes recuperados. Por otra parte, es
destacable la ausencia de daños antrópicos en vértebras cervicales y torácicas. El
procesamiento del esqueleto apendicular parece concentrarse en las extremidades,
principalmente superiores (76 %). Como se detalla en la tabla 8.18, húmero, radioulna
y fémur presentan las frecuencias más elevadas y determinan esta tendencia. Al
respecto, es posible también reconocer un mayor énfasis en el trozamiento de las
patas delanteras (74%). En este contexto, es interesante destacar el bajo
procesamiento registrado en la tibia. Finalmente, metapodios y falanges presentan
valores moderados/altos si consideramos el bajo rinde económico de estos huesos.
128
% de Procesamiento
NISP*
%NISP
Corte
19
34,5
Percusión
21
38,1
Corte y Percusión
15
27,2
Total
55
100
Tabla 8.19: Frecuencias de procesamiento: tipos de marca.
Como se describe en la tabla 8.19, ha sido posible registrar marcas de corte y
percusión en el conjunto óseo del parapeto 9. Si bien estas últimas exhiben mayores
frecuencias, la proporción entre ambas es relativamente equilibrada. Por último, la
incidencia de especímenes con ambos tipos de daño es moderada.
20
18
16
NISP*%
14
12
10
8
6
4
2
0
Corte
Percusíon
Apendicular
Corte y Percusíon
Axial
Figura 8.18: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
La distribución esqueletarias de las evidencias de procesamiento presenta una
tendencia similar a la registrada para otros parapetos descriptos en esta tesis (Figura
8.18). Las marcas de corte, si bien presentes en ambos sectores anatómicos, exhiben
frecuencias más elevadas en el segmento axial (n=8; 14,2%). Por su parte, los daños
asociados con las actividades de percusión se encuentran localizados únicamente en
el esqueleto apendicular (n=21; 18,4%) y se corresponden con negativos de impacto,
hoyos de percusión y lascas óseas adheridas a fragmentos de diáfisis. Se destaca la
presencia de marcado perimetral en tres fragmentos correspondientes a fémur,
húmeros y falange. Finalmente, en 15 especímenes (13,1%), todos apendiculares,
fueron registradas marcas de corte y percusión.
A continuación se presenta la descripción y análisis del tipo de modificación
antrópica registrada y su localización en los especímenes. El objetivo de este análisis
129
es poder vincularlas con la posibles tareas que las generaron: cuereo, desarticulación,
descarne y aprovechamiento de médula (Binford 1981).
Cráneo
Sobre éste elemento fue identificado un solo fragmento con marcas de corte,
correspondiente a una capsula timpánica. Las incisiones se concentran en un sector,
presentan una orientación primaria transversal, son profundas y cortas. No ha sido
posible registrar un ejemplo análogo en la bibliografía consultada. No obstante,
posiblemente se encuentren asociadas con el desarrollo de tareas de desarticulación.
En este sentido, Nilssen (2000) registra la presencia de marcas de corte ubicadas en
el proceso mastoïdeo (S-8) vinculadas con la desarticulación del cráneo, aspecto que
puede vincularse con las incisiones aquí relevadas. Por otra parte, también pueden ser
producto de la desarticulación del cráneo de la mandíbula.
Atlas y Axis
Sobre el atlas se identificaron marcas de corte profundas y cortas en un solo
espécimen. Se ubican en el ala del atlas, próximas al foramen alar y son similares a
las CV-1 registradas por Binford (1981) y Nilssen (2000). Éstas se vinculan con la
desarticulación del cráneo. Por otra parte, sobre el axis se registraron incisiones
longitudinales al eje del hueso, profundas y largas, localizadas en la cara lateral de la
apófisis espinosa. Éstas no presentan casos análogos en la bibliografía consultada,
pero, dadas sus características y ubicación, podrían asociarse con el fileteo.
Esternebras
Solo un fragmento óseo exhibe marcas de corte. Se ubican en la cara ventral,
presentan una orientación oblicua y son profundas. Son exactamente iguales a las
sugeridas por Binford (1981) bajo el código RS-4 y son el resultado del descarne del
hueso.
Costillas
La frecuencia de procesamiento registrada sobre costillas es baja dado que
solo tres fragmentos exhiben marcas que se remiten únicamente a tareas de corte.
Las incisiones fueron relevadas en ambas caras y exhiben, en todos los casos, una
orientación transversal, en menor medida oblicua, siendo profundas, largas y cortas.
En los tres ejemplares se localizan sobre la diáfisis media y el sector distal de la
costilla. Nilssen (2000) describe, bajo los códigos Rs-6 y 7, la presencia de una serie
de marcas de corte con las mismas características a las descriptas aquí y ubicadas en
130
el mismo sector del elemento. De acuerdo con el autor, éstas son ocasionadas durante
el desarrollo de actividades ligadas al descarne.
Pelvis
Solo un fragmento de pelvis exhibe marcas de corte. Éstas se ubican justo por
encima del acetábulo del Ilium, son transversales, profundas, largas y se concentran
en dicho sector. Son similares a las denominadas Ps-7 por Binford (1980) y se originan
durante la desarticulación de la pelvis de la pata trasera.
Húmero
Como se indica en la tabla 8.18, el húmero se encuentra intensamente
procesado; de los 12 especímenes recuperados, 10 exhiben evidencias de
procesamiento. Dentro de este valor, tres presentan únicamente marcas de corte, dos
solo de percusión y cinco manifiestan ambos tipos de daños. Las incisiones fueron
identificadas en fragmentos de diáfisis y en epífisis distales. En la diáfisis se localizan
en el sector medio y en proximidad a la tuberosidad deltoidea, en la cara antero-medial
y antero-lateral; presentan alta frecuencia y su orientación es múltiple siendo
oblicuas/transversales y, en menor medida, longitudinales. En todos los casos son
profundas y cortas/largas. Nilssen (2000) describe una categoría amplia que incluye
todas las incisiones registradas en la diáfisis, ocasionadas durante el descarne de la
pieza, bajo el código Hs-1. Este parece ser el caso de las marcas de corte
anteriormente descriptas. Sobre la epífisis distal, las marcas de corte registradas se
ubican en la cara anterior, posterior y lateral del húmero, asociadas a la tróclea, por
encima del epicóndilo medial y en el epicóndilo lateral, respectivamente. Las incisiones
son transversales/oblicuas (más solo una longitudinal), profundas en todos los casos y
cortas/largas. De acuerdo a la bibliografía consultada, estas incisiones podrían ser,
tanto consecuencia del desarrollo de tareas de desarticulación, como de descarne; por
tanto, no se configuran como indicadores precisos para vincular un rasgo con una
acción y/o tarea específica. En la primera ubicación (cara anterior: tróclea) son
exactamente iguales a las denominadas Hd-1 (Binford 1981), vinculadas con la
desarticulación, pero exhiben una orientación longitudinal/oblicua. Por este motivo,
Nilssen (2000) en su análisis experimental las vincula con el descarne de la pieza. Por
otra parte, las marcas localizadas por encima del epicóndilo medial y en el epicóndilo
lateral pueden ser homologables a las Hd-7 y Hd-3 respectivamente (Binford 1981),
vinculadas, según Binford (1981), con la desarticulación y, de acuerdo con Nilssen
(2000), con la desarticulación y/o el descarne. Las evidencias de percusión se
localizan en la diáfisis media del húmero y en la epífisis distal e incluyen negativos de
131
impacto y lascas adheridas. En la totalidad de los casos se determinó la presencia de
un tipo de fractura antrópica transversal simple, exceptuándose un caso que presenta
marcado perimetral.
Radioulna
La frecuencia de procesamiento registrada sobre radioulna es alta, cercana al
65% (Tabla 8.18). Fueron recuperados especímenes con marcas de corte (n=3),
percusión (n=3) y fragmentos que presentan ambos tipos de daños (n=5). Con
respecto a las primeras, se localizan sobre la diáfisis, tanto en la cara lateral como
medial, identificándose solo un caso ubicada en la cara anterior de la epífisis distal.
Las incisiones son mayoritariamente transversales/oblicuas (solo un fragmento
muestra orientación longitudinal), profundas, largas/cortas y manifiestan una
frecuencia variable. Nilssen (2000) propone, para las marcas registradas en la diáfisis,
una serie de incisiones que pueden ser análogas a los daños aquí presentados y
refieren todas ellas a tareas de descarne: Rcp-7, Rcp-9 y Rcs-2. Aquella relevada en
la cara anterior de la epífisis distal, si bien única, puede encontrarse asociada con la
desarticulación de la radioulna del metacarpo. Las evidencias de percusión fueron
identificadas en ocho fragmentos y se corresponden únicamente con negativos de
impactos. La mayoría de los daños se ubican en la diáfisis media, tanto en la cara
anterior como medial/lateral, y solo un negativo de impacto fue identificado en la cara
lateral de una epífisis distal de radioulna.
Fémur
Al igual que los anteriores, éste también es un elemento intensamente
procesado. En este caso, las evidencias de percusión dominan las estrategias de
trozamiento registrándose este tipo de daños en ocho de los nueve fragmentos óseos
con procesamiento antrópico. Los negativos de impacto fueron identificados
principalmente en la diáfisis (n=4) y en proximidad a la epífisis distal (n=3),
relevándose solo uno en la porción proximal. En general, se localizan en la cara
anterior y posterior del fémur, asociadas a la línea áspera y se vinculan con un tipo de
fractura antrópica transversal simple. Solo se identificó un caso de marcado perimetral
asociado a una epífisis distal. La única marca de corte se ubica también en un
fragmento de diáfisis en proximidad a la línea áspera. Se trata de incisiones
longitudinales al eje mayor del hueso, profundas y largas. Utilizando la categoría
amplia sugerida por Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, pueden ser vinculadas con
tareas de descarne.
132
Tibia
Este elemento, a diferencia de los restantes huesos largos, exhibe una baja
frecuencia de marcas de procesamiento. Solo dos especímenes presentan evidencias
de percusión, relevándose en solo uno de ellos también de corte. Las primeras se
localizan en la cara anterior de una diáfisis media y de una metáfisis distal de tibia. En
ambos casos, fueron identificados negativos de impacto ocasionados como
consecuencia de una fractura antrópica transversal simple. Las incisiones, por su
parte, fueron identificadas en asociación al negativo de impacto determinado en la
epífisis distal. Presentan una orientación transversal/oblicua, son profundas,
largas/cortas y presentan una elevada frecuencia. Estas marcas, si bien no son
exactamente iguales, guardan cierta similitud- principalmente en su ubicación-con las
descriptas por Nilssen (2000) bajo el código Td-5 y 6, vinculadas con el fileteo y/o
cuereo de la pieza.
Metacarpo
Los dos fragmentos óseos recuperados en el parapeto 9 correspondientes a
metacarpos manifiestan marcas de procesamiento. En ambos casos, se relevaron
negativos de impacto. Uno de ellos se halla localizado en la metáfisis proximal, sobre
su cara anterior, asociado a una fractura transversal antrópica. El restante, ubicado en
la epífisis proximal se corresponde con una fractura de tipo longitudinal. Este último
presenta también marcas de corte similares a las Mtp-3 (Binford 1981) asociadas con
el desarrollo de actividades de cuereo.
Metapodio
El procesamiento de metapodios en el parapeto 9 ha sido moderado
registrándose cinco fragmentos óseos con marcas de corte y percusión. En cuanto a
las primeras, fueron identificadas en dos especímenes y se localizan en la cara
anterior de la diáfisis, próximas a la epífisis distal. Presentan una orientación
transversal siendo profundas/superficiales y cortas. Estas incisiones son similares a
las denominadas MTd-2 por Binford (1981) vinculadas con el cuereo, aunque, en este
caso, no son exactamente circulares, sino que son marcas cortas. Por su parte, las
evidencias de percusión se corresponden con negativos de impacto y se ubican
mayoritariamente en la diáfisis distal del metapodio. Los daños, ubicados en la cara
anterior, fueron originados durante la fracturación antrópica del elemento.
133
Falanges
Se han registrado evidencias de procesamiento en siete falanges primeras y en
una falange segunda. Las marcas de corte se localizan en la epífisis distal, en la
diáfisis y en el sector proximal, estando distribuidas en todas sus caras. En su mayoría
son marcas con orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales,
registrándose pocos casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Es posible
que las marcas identificadas se encuentren vinculadas con la desarticulación de este
segmento de las extremidades inferiores, dada la frecuencia de huellas localizadas en
las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones
extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las
evidencias de percusión, fueron registrados negativos de impacto y hoyos de
percusión que se encuentran asociados con fracturas antrópicas de tipo transversal.
Del mismo modo, fue relevado un caso de falange primera con marcado perimetral.
Cabe destacar que existen especímenes con ambos tipos de daño (corte y percusión).
Por otro lado, se ha identificado un instrumento óseo en el parapeto 9
confeccionado sobre primera falange a partir de una fractura de tipo longitudinal. Éste
guarda una clara similitud con el descripto para el parapeto 11 del sitio K 116
localizado en la meseta del Strobel y presentado en esta tesis (ver capítulo 9). Se
observa la presencia de brillo y pulido desde la epífisis proximal hacia la porción distal
donde se reconoce el extremo activo del instrumento adelgazado y con un punta roma.
Guanaco: evidencias de alteración térmica
De la totalidad de especímenes de guanaco identificados en el conjunto
(n=170), 1,76% se encuentra alterado térmicamente (n=3). Se trata de fragmentos
correspondientes la diáfisis de radioulna, fémur y un navicular completamente
termoalterado. De estos tres fragmentos, uno (diáfisis de fémur) también manifiesta
marcas de procesamiento. En función de los rasgos identificados, fue registrado solo
el estadio de termoalteración quemado, indicando una leve exposición.
Síntesis
La muestra zooarqueológica correspondiente al parapeto 9 se encuentra
conformada por 460 especímenes óseos, de los cuales solo el 47% ha podido ser
identificado a nivel de especie. Esta es una frecuencia baja si se consideran los
valores presentados en esta tesis para otras estructuras de la región. No obstante, es
consistente con lo registrado en el parapeto 12 de este sitio y, al igual que en este
134
caso, posiblemente se encuentre asociado con la intensidad del procesamiento. La
estructura taxonómica reconstruida indica una baja diversidad de especies
representadas, focalizada principalmente en el guanaco y complementada por otras
especies menores. Dentro de estas últimas, en dos fragmentos de choique se
registran marcas de corte, corroborando su depositación antrópica.
La información etaria obtenida en el conjunto sugiere una selección de presas
orientada hacia la caza de animales sub adultos. En este sentido, el porcentaje de
elementos correspondientes a individuos inmaduros es moderado/alto, próximo al 33%
del total. Más aún, dos de los tres individuos representados conforman dicho cohorte,
destacándose la presencia de una cría cuya edad de muerte no supera los seis
meses. En función de estos datos, es posible vincular la ocupación de la estructura
durante la primavera-verano. Por otra parte, también se puede sugerir que, en base al
número mínimo reconstruido y a su composición etaria, el perfil demográfico
representado por la muestra ósea se correspondería con el de un grupo familiar.
Por otra parte, en función de las variables tafonómicas medidas en la muestra,
se observa que la meteorización es el agente con mayor influencia en la historia
formativa del parapeto 9. En este sentido, si bien la totalidad de los especímenes
exhibe algún tipo de rasgo asociado con la exposición a condiciones sub-aéreas, el
94% de la muestra se concentra en estadios moderado (2 y 3). Asimismo, el perfil
reconstruido en base el estado de fusión de los fragmentos óseos no establece
diferencias entre ambos sub grupos (no fusionados vs. fusionados), indicando que no
existiría una relación entre la edad y la incidencia de la meteorización.
Exceptuando la meteorización, el 47% de los huesos presenta modificaciones
naturales. Se reconocieron diversos agentes operando, pero la magnitud de cada uno
es baja. Dentro de este porcentaje se advierte una moderada incidencia de roedores y
raíces como agentes formativos. Al respecto, las características propias del parapeto,
en tanto acumulación de rocas que circunscriben un espacio especifico en un
ambiente abierto y lo revisten de reparo y protección, construye un hábitat óptimo para
ser ocupado por otras especies vegetales y animales. En este sentido, tanto la
vegetación como los roedores pueden verse favorecidos. De esta forma, si bien los
factores que potencialmente pueden condicionar o influir la formación de los conjuntos
óseos de parapetos pueden ser diversos, es posible afirmar que la estructura en si
misma construye un micro-hábitat que puede promocionar la existencia de
determinados agentes específicos. Esta afirmación deriva expectativas esperables en
conjuntos óseos recuperados en estructuras.
135
Por otro lado, los fragmentos recuperados en los niveles iníciales de la
estructura (superficie/sub superficie) exhiben marcas de raíces y blanqueado en
ambas caras. Esta información indica la existencia de eventos de re exposición, al
menos de una pequeña parte del material óseo.
El parapeto 9 presenta una correlación moderada, positiva y estadísticamente
significativa con la densidad mineral ósea (Tabla 8.20). No obstante, la fuerza de la
relación es baja; por tanto, podría sugerirse una falta de asociación entre la
representación anatómica y procesos atricionales mediados por la densidad. Al mismo
tiempo, debe considerase que el procesamiento humano suele generar perfiles
similares a aquellos ocasionados por procesos destructivos densito dependientes
(Cleghorn y Marean 2007; Lyman 1994; Marean y Cleghorn 2003). En este sentido, las
frecuencias de procesamiento obtenidas en esta estructura son especialmente altas a
la luz de lo observado en otros conjuntos a cielo abierto de la región.
Parapeto
9
MAU %: DMO*
MAU%: IC**
MAU% : IM***
MAU%: UMI****
0,4109 p 0,01
0,4638 p 0,37
0,4058 p 0,43
0,3675 p0,21
MAU% : IS*****
- 0,8327 p
0,0004
Tabla 8.20: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
En síntesis, la información presentada indica la incidencia de diversos agentes
en la formación del conjunto óseo que operaron en baja magnitud. El estado general
de la muestra es bueno y sus características no serían explicables por causas de
índole tafonómico.
El guanaco es la especie principal en el conjunto. Su representación en el
parapeto 9, en términos de su frecuencia anatómica, señala tendencias que son
compartidas por la mayoría de los sitios de Patagonia; el segmento axial se encuentra
subrepresentado, tanto en función del NISP como de los valores de MNE. La
completitud de las carcasas es baja, aspecto esperable en contextos logísticos. No
obstante, el valor obtenido para el esqueleto apendicular indica una integridad
moderada/alta sugiriendo que el ingreso y descarte de elementos correspondientes a
las extremidades en el sitio es elevado, similar a los valores obtenidos en diversos
conjuntos óseos procedentes de aleros y cuevas localizados en la región (De Nigris
2004; Rindel 2009). Esta discusión será retomada en el siguiente capítulo. En relación
con el esqueleto axial, la cabeza exhibe las frecuencias más elevadas, aspecto
contrastante con lo observado para otros sitios analizados en esta tesis. Su presencia
136
puede estar vinculada con su consumo incidental en el contexto del aprovechamiento
del cerebro, órgano de rico contenido en grasas. Por su parte, las extremidades
medias y superiores se destacan en el esqueleto apendicular. Esta tendencia es
similar a la obtenida en el parapeto 12 de este sitio y puede indicar una selección de
partes en función de su contenido de médula y carne. Al respecto, cabe señalar que
no se ha detectado correlación positiva y estadística significativa con los índices de
médula y carne, observándose sí una relación negativa con el índice de secado (Tabla
8.20). Esto significa que los elementos óseos con mayor potencial de secado no se
encuentran presentes en la estructura.
El procesamiento identificado en el parapeto 9 es intensivo. Las frecuencias
obtenidas superan el 30% del NISP, trazando una clara similitud con lo especificado al
respecto para el parapeto 12. Esta tendencia no es compartida por otros sitios
presentados en esta tesis. En general, el porcentaje de procesamiento en sitios a cielo
abierto suele ser menor debido a factores vinculados con el rango limitado de las
tareas llevadas a cabo en los sitios centradas en la obtención y procesamiento inicial
de presas, así como también en función de la incidencia de agentes y procesos
tafonómicos específicos en la formación de los conjuntos (ej. Meteorización,
blanqueado) que modifican la superficie cortical del hueso y pueden reducir el
potencial de identificación de marcas.
Las evidencias registradas se concentran principalmente en el esqueleto
apendicular, especialmente en las extremidades superiores y medias: húmero, fémur y
radioulna. En referencia al tipo de daño, tanto marcas de corte como de percusión
fueron identificadas en frecuencias relativamente equilibradas. En cuanto a las
primeras, el análisis específico de las incisiones establece la presencia de cuatro tipos
de corte representando cuatro potenciales tareas desarrolladas: cuereo, descarne,
desarticulación y una serie de actividades indeterminadas. No obstante, en función de
las frecuencias con que cada una se presenta, las tareas de descarne son
sustancialmente superiores y se concentran específicamente en unidades anatómicas
caracterizadas por su alto contenido de carne: húmero, fémur, costillas y radioulnas.
Las marcas asociadas a actividades de desarticulación le siguen en importancia y se
asocian a la articulación cráneo/atlas y sobre falanges. Al igual que en el parapeto 12,
se registran marcas de cuereo sobre extremidades inferiores. Por otro lado, las
evidencias de fracturación antrópica indican una intensa selección de elementos con
altos contenidos de médula (húmero y fémur) y, en menor medida, médula insaturada.
137
Finalmente, la información presentada parecería indicar que el espectro de
tareas desarrolladas en el parapeto 9 sería mayor al procesamiento inicial de las
carcasas.
Es posible,
entonces,
considerar
que
tareas asociadas
con
un
procesamiento más intensivo hayan tenido algún rol en el conjunto. En este marco, los
valores de fragmentación obtenidos, junto con el alto porcentaje de especímenes no
identificados son aspectos que pueden ser indicativos de dichas actividades. La
importancia de unidades con alto contenido de carne y médula, junto con la relevancia
de las tareas de descarne y la existencia de algunos elementos termoalterados, son
referentes empíricos que permiten construir un argumento en favor del desarrollo de
actividades de procesamiento secundario, consumo y descarte en el parapeto 9.
8.1.3 Cerro Pampa 6 – Parapeto 12
El parapeto 12 del sitio CP6 se encuentra localizado a 942 msnm y a tan solo
40m de la estructura 9. Presenta una morfología en arco o semicírculo y está orientado
hacia el oeste. Fueron excavadas seis cuadriculas en total: tres de un metro por un
metro; y otras tres de un metro por 0,50 metros, cubriendo un área total de excavación
de 20,25 m² (Figura 8.19). Se siguieron niveles artificiales cada 5 cm, constituyendo un
total de siete niveles. Cabe destacar que la totalidad de las cuadriculas realizadas
fueron emplazadas en el interior de la estructura, próximas a la pared pero no debajo
de la misma. Dado que no fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación
a la composición del sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del
registro arqueológico, se consideran los niveles como un bloque presentándose la
información faunística en conjunto.
138
Figura 8.19: Parapeto 12 (círculo verde): Ubicación espacial y croquis de excavación.
Parapeto 12
NISP
NISP%
Lama guanicoe
348
94,3089431
0,27100271
1,08401084
4,06504065
0,27100271
100
Ovis aries
1
Pterocnemia pennata
4
Zaedyus pichiy
15
Roedores
1
Total
369
Tabla 8.21: Estructura Taxonómica Parapeto 12.
La muestra considerada está conformada por 904 especímenes, de los cuales
el 40,8% (n=369) han sido identificados a nivel de especie. Un total de 535 (59,1%)
fragmentos óseos no ha podido ser determinado bajo ninguna categoría taxonómica,
siendo designados como indeterminados. Del mismo modo que para el parapeto 9 de
este sitio, el índice de identificabilidad obtenido para esta muestra es bajo, en especial
si se consideran los resultados obtenidos para otros conjuntos en esta tesis. De
acuerdo con las frecuencias presentadas en la tabla 8.21, el guanaco predomina en la
estructura taxonómica obtenida. La presencia de choique se limita a cuatro fragmentos
que, como veremos a continuación, exhiben marcas de procesamiento. El aporte del
piche se reduce únicamente a placas óseas que exhiben en su mayoría daños
ocasionados por alteración térmica (n=9; 60%). Finalmente, fue determinada la
presencia de un fragmento de mandíbula de roedor (Ctenomys sp.) y un solo
espécimen de oveja, asociado con la explotación ganadera del área.
139
En referencia a los huesos de choique recuperados, fue establecida la
presencia en el conjunto de un individuo adulto, representado por dos falanges
mediales, una epífisis distal de tarsometatarso y una vértebra cervical. Sobre estos
dos últimos elementos se identificadaron marcas de corte y percusión que refrendan el
carácter antrópico de su depositación.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
El número mínimo de individuos fue obtenido a partir de la lateralidad y el
estado de fusión de los elementos óseos recuperados en el parapeto 12. En función
del recuento de epífisis distales de metapodio, se estableció la presencia de al menos
cinco individuos en el conjunto. Asimismo, dado que ha sido detectada la presencia de
animales inmaduros, fue evaluada la estructura etaria del conjunto.
Parapeto 12
NISP%
MNE%
19,8757764
20
Tabla 8.22: Porcentaje de especímenes y elementos no fusionados.
La tabla 8.22 indica los resultados obtenidos para el cálculo del porcentaje de
especímenes y elementos inmaduros de la muestra. Como puede observarse, existe
una clara similitud entre ambas medidas (NISP y MNE), sugiriendo un componente
moderado de individuos sin fusionar en el conjunto. A los fines de profundizar esta
información, fue aplicado el cronograma de fusión ósea propuesto por Kaufmann
(2009). En primer lugar, no fueron registrados elementos que osifiquen antes de los 12
meses de edad, correspondientes al grupo de fusión temprana. En segundo lugar, de
acuerdo con los valores obtenidos para el grupo de fusión tardía (36-48 meses), se
observa que un 60% de los elementos se encuentran sin fusionar durante este lapso,
indicando que más de la mitad corresponden a individuos juveniles y sub adultos.
Sumado a esto, la presencia de dos epífisis de radioulna distal fusionadas izquierdas
indicarían, al menos, la presencia de dos animales adultos. De esta forma, la
estructura etaria del conjunto estaría compuesta por animales juveniles, sub adultos y
adultos, destacándose la ausencia de crías en este parapeto. Si bien sería adecuado
un estudio más profundo, es posible que el conjunto recuperado esté más próximo a
representar a un grupo de machos que a un grupo familiar; atendiendo a que los
individuos no fusionados, menores a los cuatro años de edad, ya habrían sido
expulsados de los grupos familiares y aún no presentan una edad suficiente para
desarrollar los comportamientos relacionados con la reproducción y defensa del
territorio.
140
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
Todos los especímenes recuperados en el parapeto 12 exhiben modificaciones
asociadas con la operatoria de la meteorización en el conjunto (Figura 8.20).
100
90
80
% NISP
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
(N = 11)
W2
(N = 106)
W3
(N = 117)
W4
(N = 9)
W5
Figura 8.20: Perfil de elementos meteorizados del Parapeto 12.
El perfil de meteorización reconstruido (Figura 8.20) sugiere la presencia de un
patrón homogéneo de representación. Como se indica, el 92% (n=223) de la muestra
se distribuye entre los estadios 2 y 3, sugiriendo que el grado de preservación general
del conjunto va de bueno a moderado. La presencia de estadios más y menos
avanzados es muy limitada, con frecuencias que se localizan por debajo del 5% del
total de la muestra en cada caso.
Como se desarrolló en el apartado anterior, la cantidad de elementos
correspondientes a animales inmaduros en la estructura etaria construida para el sitio
es moderada/alta. Dado que ha sido propuesta una relación diferencial entre la edad
de los especímenes óseos y la intensidad con la cual actúa el proceso de
meteorización, donde los individuos inmaduros manifiestan una tasa de meteorización
más rápida que los adultos (Álvarez et al 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al.
2010, entre otros), se presentan por separado los valores obtenidos para este agente
en relación con la frecuencia de elementos fusionados y no fusionados (Figura 8.21).
141
100
90
80
N = 21
% NISP
70
60
N = 60
50
N = 59
40
30
N=7
20
N=2 N=7
10
N=2
N=3
0
W0
W1
W2
No fusionados
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 8.21: Perfil de meteorización en elación con el estado de fusión ósea.
Como se observa en la figura 8.21, la tendencia de meteorización en huesos
fusionados es más equilibrada, en tanto que la mayor parte de la muestra se concentra
en estadios moderados. Esta distribución es similar a la obtenida en la figura 8.20.
Resulta claro entonces que el perfil de meteorización del parapeto 12 se encuentra en
cierta forma determinado por la influencia de huesos fusionados en el conjunto. Con
respecto al perfil delineado por los especímenes no fusionados, se advierte que su
aporte en el estadio 3 es sustancialmente mayor que en otros estadios. Esta
afirmación podría sugerir que los huesos de animales inmaduros llegan, en efecto, de
manera más rápida a estadios más avanzados que los especímenes fusionados,
siendo estos resultados consistentes con lo propuesto por Gutierrez et al. (2016). En
consecuencia, si bien el conjunto de fragmentos óseos sin fusionar parece equilibrarse
en el estadio 3, existe la posibilidad de que una parte de éstos, dada su destrucción,
se hayan perdido previamente a su enterramiento. No obstante, debe explicitarse que
la muestra ósea que conforma éste subgrupo no es demasiado grande.
Por otra parte, cabe destacar que se ha identificado una correlación baja,
positiva y estadísticamente significativa entre el MAU% y el índice de densidad mineral
ósea para guanaco (rs 0,4109 p 0,01). Estos valores señalan que la fuerza de la
relación entre la representación anatómica y los procesos atricionales mediados por la
densidad es baja. Sumado a lo anterior, las evidencias de procesamiento para el
parapeto 12 son elevadas; aspecto que contribuye a la formación de perfiles similares
a aquellos ocasionados por procesos destructivos
142
Dejando de lado la influencia de la meteorización sobre el conjunto, un 30%
(n=74) de los especímenes óseos evidencian la presencia de otros agentes y procesos
tafonómicos que han operado en frecuencia variable. Como se índica en la figura 8.22,
en general su incidencia sobre el conjunto es muy limitada y no supera en ningún caso
% NISP
el 16% del NISP.
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Carnívoros
(N = 6)
Roedores
(N = 25)
Raices
(N = 37)
Óxido de Blanqueado
mang.
(N = 2)
(N = 18)
Figura 8.22: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
La presencia de daños ocasionados por la acción de roedores fue identificada
en un 10% de la muestra, afectando principalmente a fragmentos apendiculares
(N=17; 68%). En general, se localizan en huesos planos y en los bordes de fractura
registrados en huesos largos y falanges. En el segmento axial se ubican sobre
costillas, procesos espinosos de vértebras y en la pelvis. La incidencia de este agente
en la muestra puede encontrarse asociada con la misma estructura de piedra que
conforma el parapeto que podría constituir un hábitat apropiado para estos animales
(Dellepiane 2014; Rindel 2009).
Por otra parte, se han identificado modificaciones producidas por carnívoros en
seis fragmentos óseos, lo cual equivale a un 2,4% del total de la muestra. Esta
frecuencia es similar a la calculada para otros parapetos presentados en esta tesis y
establece una baja influencia de este agente en la formación del conjunto. Los daños
registrados se localizan en su totalidad en el esqueleto apendicular; ubicados en la
diáfisis de huesos largos (N=4), un fragmento distal de falange y en un calcáneo,
sobre su porción distal. En los primeros dos casos, las modificaciones se
corresponden con pits, mientras que en el último de ellos, fue registrado un puncture.
En 37 especímenes fue registrada la presencia de marcas de raíces, lo que
abarca algo más del 15,2% del total, representando uno de los agentes que mayor
143
influencia ha tenido sobre el conjunto. En el segmento axial (N=12; 32,4%) se localizan
sobre el cráneo, pelvis, vértebras y costillas. En el esqueleto apendicular su frecuencia
es más elevada (n=25; 67,5%), principalmente en huesos largos y falanges. Si bien su
operatoria es moderada y comparativamente similar a la registrada para otras
estructuras de la región, es posible que su incidencia junto con la de otros agentes
tafonómicos hayan afectado, en cierta medida, la visibilidad de otras modificaciones
naturales o antrópicas.
Las alteraciones ocasionadas por la disolución de óxido de manganeso fueron
detectadas solo en 7% del total de la muestra. Su incidencia se limita a la tinción de la
superficie de los huesos conformando pequeñas manchas circulares de color negro.
En ningún caso el grado de afectación fue elevada o imposibilitó el reconocimiento de
otras modificaciones. Su presencia se encuentra ligada con condiciones de mayor
humedad, aspecto que puede tener su origen en la elevada carga nival del área
durante el invierno. Por último, la presencia de blanqueado se reduce a solo dos
especímenes, indicando una influencia significativamente baja en el sitio.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
Fueron utilizados diferentes índices y medidas para evaluar la representación
de partes anatómicas. La figura 8.23 grafica la representación del segmento
apendicular y axial en el parapeto 12, indicando un claro desbalance entre ambos en
favor del primero. Esta tendencia se mantiene en relación con lo explicitado para otras
estructuras presentadas en esta tesis.
100
80
%
60
40
20
0
NISP
Axial
MNE
Apendicular
Figura 8.23: Representación de segmentos anatómicos.
144
Unidades de Análisis
Parapeto 12
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,35502959
Relación Axial/Apendicular: MNE
0,26923077
C.Anat.Gobal*
20,1
C. Aant. Axial**
8,38
C. Anat. Apend.***
37,6
Tabla 8.23: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
Los resultados presentados en la tabla 8.23 confirman la subrepresentación
axial, independientemente de qué medida se considere para su cálculo. Si bien ambos
valores son muy similares entre sí, son levemente menores cuando esta relación es
medida en función del MNE, indicando una mayor fragmentación del esqueleto axial.
Por otra parte, fue estimada la integridad de las carcasas ingresadas en la estructura a
través del índice de completitud anatómica, computado en base a la relación entre el
MNE obtenido/esperado considerando el MNI. Globalmente, se advierten conjuntos
muy incompletos, tendencia que se acentúa en el segmento axial y que exhibe valores
más moderados para el esqueleto apendicular. Esta tendencia es repetida en los
contextos zooarqueológicos localizados en mesetas altas de la región y posiblemente
se asocie con el uso logístico propuesto para esta área en el pasado (Dellepiane 2014;
Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, entre
otros).
Parapeto 12
NISP/MNE
Global
1,7238806
Axial
2,14285714
Apendicular
1,61320755
Tabla 8.24: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de
NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados
indican un incremento de la fragmentación para el esqueleto axial tal y como se había
mostrado en el párrafo anterior. Por su parte, los valores para la totalidad del conjunto
y para escápula, extremidades y huesos del autopodio son bajos y similares entre sí
(Tabla 8.24).
La representación de partes anatómicas también fue evaluada en función de
los valores de MAU% y MNE% dado que el uso de estas dos medidas de
145
cuantificación anatómica permite explorar patrones de representación en escalas
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
DIENTES
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
% MAU
diferentes.
Figura 8.24: MAU % Representación de partes anatómicas.
En la figura 8.24 se observa la distribución y representación de partes
anatómicas obtenidas para el parapeto 12. El segmento axial se encuentra muy
incompleto. Solo la pelvis presenta valores moderados, cercanos al 41% del MAU. El
cráneo y elementos de la columna vertebral completan, con frecuencias muy bajas, el
perfil anatómico axial. El sector apendicular exhibe una representación esqueletaria
más completa, reconociéndose solo una ausencia (epífisis proximal de fémur). Las
extremidades manifiestan las frecuencias más elevadas, registrándose algunas
particularidades. En primer lugar, en general fue identificada una relación diferencial
entre la representación de diáfisis y articulaciones en el conjunto, en favor de las
primeras. Al mismo tiempo, destaca la baja representación de epífisis proximales de
huesos largos, exceptuando metacarpos y metatarsos. Estas tendencias sugieren una
clara complementariedad con el perfil reconstruido para el sitio CP2 OA. En segundo
lugar, las frecuencias obtenidas para húmero, radioulna y metacarpos son
significativamente más altas que las de fémur, tibia y metatarso sugiriendo una mayor
importancia de la pata delantera en el conjunto. Al examinar los valores de MNE para
ambas regiones anatómicas, se confirma esta tendencia (pata delantera: MNE: 23; 76
% vs. Pata trasera: MNE 11; 34%). Finalmente, la presencia de huesos del autopodio y
falanges es moderada/baja, descendiendo las frecuencias en dirección distal.
146
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades Superiores
Extremidades Medias
Extremidades Inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
MNE %
Figura 8.25: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas.
En la figura 8.25 se indica la representación de las diferentes regiones
anatómicas medidas en función de su MNE %. En el segmento axial la tendencia
descripta en el párrafo anterior se mantiene. Se observan bajas frecuencias, menores
al 15%, que se concentran en la cabeza y la columna. El costillar presenta valores muy
bajos. Las extremidades señalan un patrón interesante, en donde la representación
establecida es explicable en función del contenido nutricional de las unidades con
frecuencias más elevadas. Es así que extremidades medias y superiores, con elevado
contenido de médula y carne, dominan el perfil construido con frecuencias
moderadas/altas. Las extremidades inferiores manifiestan valores moderados, más
bajos que las anteriores. Finalmente, calcáneos y falanges completan esta distribución
de partes anatómicas.
Articulación
Diáfisis
MNE
PX
DS
SH
AR/SH
Proporción
Húmero
3
3
9
6/9
0,66
Radioulna
1
5
12
6/12
0,5
Fémur
0
3
2
3/2
1,50
Tibia
1
2
5
3/5
0,60
Metacarpo
2
0
0
2
2
Metatarso
3
0
0
3
3
Metapodio
0
12
9
12/9
1,33
Total
10
25
37
35/37
0,95
Tabla 8.25: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis.
147
En la tabla 8.25 se indica la representación de articulaciones y diáfisis de
huesos largos en la muestra, medida en función del MNE y obtenida a partir de la
relación existente entre ambos. Se puede observar una proporción relativamente
equilibrada entre diáfisis y epífisis, aunque los segmentos diafisiarios exhiben una leve
pero mayor representación. Esta es una tendencia que se diferencia de lo observado
para otros sitios presentados en esta tesis. Se destacan dos aspectos: por un lado, los
elevados valores obtenidos para tibia y metacarpo; y por otro, el desbalance existente
entre segmentos proximales y distales, en favor de estos últimos.
Guanaco: evidencias de procesamiento
El 35,8% (n=87) de los especímenes recuperados en el parapeto 12 evidencian
marcas de procesamiento. En función de lo descripto para otros sitios a cielo abierto
presentados en esta tesis, esta frecuencia es muy elevada. En este sentido, se aleja
de lo registrado en otras estructuras de parapetos, asimilándose más a lo reconocido
en aleros y cuevas (Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel 2014; Dellepiane y Flores
Coni 2016; De Nigris 2003; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009, entre otros). Como
se indica en la tabla 8.26, los daños antrópicos registrados se localizan tanto en el
esqueleto axial como apendicular, siendo mayor su frecuencia en éste último. El
desbalance anatómico, en términos de NISP y MNE, entre ambos sectores ha sido
explicitado en el apartado anterior; sin embargo, es interesante destacar que, a pesar
de estas diferencias, el procesamiento de cada región es relativamente similar.
% de Procesamiento
NISP
NISP*
%NISP
Apendicular
181
71
38,6740331
Axial
62
16
25,8064516
Total
243
87
35,3909465
Tabla 8.26: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
NISP
NISP*
NISP %
Cráneo
13
2
15,38461538
Mandíbula
0
0
0
Atlas
0
0
0
Axis
0
0
0
Vert. Indet
5
0
0
Cervicales
9
5
55,55555556
Torácica
8
1
12,5
Lumbar
4
2
50
Caudales
0
0
0
Sacro
0
0
0
Costillas
12
3
25
148
Imnominado
7
3
42,85714286
Escápula
1
0
0
Húmero
24
15
62,5
Radioulna
29
14
48,27586207
Fémur
8
3
37,5
Tibia
12
7
58,33333333
Calcáneo
7
2
28,57142857
Astrágalo
2
0
0
Metacarpo
2
0
0
Metatarso
4
0
0
Metapodio
44
20
45,45454545
Falange 1
24
8
33,33333333
Falange 2
7
2
28,57142857
Falange 3
4
0
0
Sesamoideo
2
0
0
TOTAL
228
87
38,15789474
Tabla 8.27: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: se excluyen carpianos, tarsianos y rotula.
La información que se expone en la tabla 8.27 refiere a la frecuencia de
procesamiento por elemento óseo. En el esqueleto axial se advierten frecuencias
moderadas. En este contexto, destacan vértebras cervicales, pelvis y costillas dado
que superan el 20% y presentan valores de NISP relativamente altos como para que
los resultados puedan ser producto del tamaño de la muestra en cada caso. Es
interesante resaltar que todos los elementos correspondientes a la columna vertebral
presentan evidencias de procesamiento. Si se los considera en conjunto (n=21), la
frecuencia de trozamiento de esta unidad alcanzaría valores próximas a un 39%. Esta
información permite suponer que pudo haber existido una mayor intensidad en el
procesamiento de algunos elementos dentro del esqueleto axial. En el esqueleto
apendicular las frecuencias son más equilibradas entre sí y ocupan un rango que se
distribuye entre un 28 y un 62% del NISP con marcas. Los huesos largos exhiben un
procesamiento homogéneo con frecuencias moderadas/altas. No se observan
diferencias sustanciales entre el procesamiento de extremidades delanteras o
traseras, mientras que sí se advierte un incremento leve en las frecuencias de
trozamiento de las extremidades superiores (n=32; 56,25%) en comparación con las
medias (n=41; 48,7%). Finalmente, los valores descienden en dirección distal llegando
a las falanges 1 y 2.
149
% de Procesamiento
NISP*
%NISP
Corte
41
47,1264368
Percusión
32
36,7816092
Corte y Percusión
14
16,091954
Total
87
100
Tabla 8.28: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca.
Ha sido posible registrar en el conjunto dos tipos diferentes de evidencias de
procesamiento. Como puede observarse en la tabla 8.28, las marcas de corte
presentan las frecuencias más elevadas, seguidas por las de percusión, y finalmente,
corte-percusión.
30
25
% NISP*
20
15
10
5
0
Corte
Percusíon
Apendicular
Corte y Percusíon
Axial
Figura 8.26: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
La figura 8.26 profundiza la información presentada en el párrafo anterior. La
distribución esqueletaria de las evidencias de procesamiento presenta una tendencia
diferencial. En este sentido, las marcas de corte, si bien presentes en ambos sectores
anatómicos, exhiben frecuencias más elevadas en el segmento axial (n=15; 24,1%).
En relación con este último, fue identificado un negativo de impacto sobre una vértebra
cervical (n=1; 1,61%) ocasionando una fractura de tipo transversal. No obstante, las
marcas de percusión se encuentran localizadas predominantemente en el esqueleto
apendicular (n=32; 17,6%). Es interesante destacar la presencia de marcado
perimetral en cuatro fragmentos óseos correspondientes a metapodios y húmeros.
Finalmente, en 14 especímenes óseos, todos apendiculares, fueron registradas
marcas de corte y percusión.
El apartado siguiente presenta la descripción detallada y el análisis del tipo de
modificación antrópica registrada y su localización en los especímenes.
150
Cráneo
Se registraron dos fragmentos con marcas de corte. El primero, corresponde a
una cápsula timpánica sobre la cual se identificaron incisiones transversales al eje
mayor del hueso, superficiales y cortas, paralelas entre sí. Es posible que éstas se
produzcan durante la desarticulación de la mandíbula. En el segundo, un fragmento
occipital de cráneo, se reconocieron marcas de corte aisladas, transversales y
profundas. Éstas son similares a las S-1 (Binford 1980) asociadas con tareas de
desarticulación del cráneo.
Vértebras
Cervicales
Cinco fragmentos correspondientes a este elemento exhiben daños ocasionados
durante su procesamiento antrópico. En cuatro de ellos se identificaron marcas de
corte transversales/longitudinales, profundas/superficiales y largas/cortas ubicadas en
la cara posterior de los procesos caudales/craneales y sobre el cuerpo. En relación
con las primeras, son exactamente iguales a las denominadas CV-11 y 12 por Nilssen
(2000), vinculadas con el desarrollo de tareas de desarticulación. En el caso restante,
fue registrado un negativo de impacto que produjo una fractura transversal separando
a la vértebra en dos mitades.
Torácicas
Solo se reconocieron marcas de corte sobre un único espécimen. Las incisiones se
localizan en el centrum, presentan una orientación transversal, son profundas y
cortas/largas. Estas características indican una gran similitud con las denominadas
bajo el código TV-3 (Binford 1981) y/oTV-6 (Nilssen 2000), asociadas con la
desarticulación de las vértebras con las costillas (Binford 1981) o el desarrollo de
tareas de evisceración.
Lumbares
Fueron relevados dos especímenes con marcas de corte; en uno de ellos se
encuentran localizadas en un proceso transverso mientras que, en el restante, su
ubican en la base de un proceso espinoso. En ambos casos, las marcas son
longitudinales u oblicuas cortas, profundas y numerosas, siendo muy similares a las
descriptas bajo el código LV-4 por Nilssen (2000). De acuerdo a este autor,
corresponden al descarne y fileteo del lomo. Esto mismo ha sido sugerido por otros
151
autores, indicando su presencia durante el procesamiento inicial de la carcasa
(Mengoni Goñalons 1999, Muñoz 2000; Rindel 2009).
Costillas
En tres fragmentos de costillas fueron identificadas marcas de corte localizadas
tanto en la cara lateral como medial; en ambos casos, sobre la porción media del
elemento. Las incisiones se encuentran concentradas en un sector y son
transversales, superficiales/profundas y cortas. De acuerdo con Nilssen (2000),
aquellas ubicadas en la cara lateral (código RS-6) podrían asociarse con el desarrollo
de tareas de descarne; mientras que, las denominadas RS-5 son explicadas por el
autor como consecuencia de la evisceración del animal.
Pelvis
Fueron relevados tres especímenes con marcas de corte. En el primero, se
localizan en la superficie lateral del ala de ilium, son cortes longitudinales al eje mayor
del hueso, largos y profundos. De acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), quien
registró incisiones similares en el sitio Cerro de los Indios 1, podrían vincularse con el
desarrollo de tareas de descarne, producidas durante el corte de los músculos ilíacos y
glúteos. Por su parte, Nilssen (2000) indica la presencia de este tipo de marcas bajo el
código PS-17. Éstas forman parte de un conjunto amplio de modificaciones realizadas
en la cara ventral y lateral del ilium y el isquion y están asociadas con el desarrollo de
tareas de fileteo (Nilssen 2000). Por otro lado, en el segundo fragmento las marcas se
ubican sobre un fragmento de isquion, son transversales, superficiales y cortas.
Finalmente, en el tercero se registró una elevada frecuencia de incisiones
concentradas alrededor de la fosa supraacetabular del ilium. Éstas son transversales,
profundas, cortas/largas y paralelas entre sí; exhiben una clara similitud con aquellas
descriptas por Binford (1981) bajo el código Ps-7 y están asociadas con la
desarticulación de la pelvis y el fémur.
Húmero
Como se indica en la tabla 8.27, este elemento exhibe una elevada frecuencia
de marcas de corte y percusión. La mayoría de estos daños se localizan sobre la
diáfisis, estando presentes solo en cuatro fragmentos de epífisis. En cuanto a estos
últimos, se relevaron marcas de corte y percusión en dos fragmentos proximales de
húmero. Los negativos registrados se ubican en la metafisis y habrían ocasionado una
fractura de tipo transversal simple. Por otro lado, sobre dos fragmentos distales se
152
registraron también incisiones y negativos de impacto. Las primeras se ubican en la
cara posterior, son transversales, profundas y cortas, y están estrechamente
vinculadas con la fosa oleocraneana del húmero. Éstas incisiones son idénticas a las
codificadas por Binford (1981) como Hd-3 vinculadas, según el autor, con la
desarticulación de éste elemento de la radioulna. No obstante, de acuerdo con el
estudio experimental desarrollado por Nilssen (2000), estas marcas de corte fueron
registradas también durante el descarne de la unidad. Sobre la diáfisis se concentran
la mayor parte de las evidencias de procesamiento. Las marcas de corte se ubican
principalmente en asociación a la tuberosidad deltoidea y el foramen nutrición. Las
incisiones exhiben características diversas, prepondera una orientación transversal,
seguida por longitudinal y oblicua siendo, por lo general, largas y profundas. Dada su
localización anatómica, es probable que la mayoría de estos daños se vincule con el
descarne. Finalmente, la presencia de negativos de impacto y estrías de percusión fue
identificada en cinco especímenes que indican el desarrollo de fracturas de tipo
helicoidal en tres casos, mientras que los dos restantes evidencian un tipo de fractura
transversal asociada con la técnica de marcado perimetral.
Radioulna
El procesamiento registrado sobre la radioulna, en términos de frecuencia, es
moderado (Tabla 8.27) y se localiza, en su gran mayoría, sobre fragmentos de diáfisis
(n=12). Las marcas de corte, presentes en ocho fragmentos, exhiben en su totalidad
una orientación transversal, siendo profundas/superficiales y cortas/largas. Estas
incisiones, de acuerdo con Nilssen (2000), fueron registradas bajo el código RCs-2 y
serían consecuencia del desarrollo de tareas de descarne y/o cuereo. Las evidencias
de percusión fueron identificadas en 10 fragmentos y se corresponden con negativos
de impactos y lascas adheridas. Las fracturas son principalmente transversales
simples, relevándose dos casos con una orientación longitudinal. Es evidente que
existen numerosos especímenes que exhiben ambos tipos de daños (corte y
percusión). Solo un negativo de impacto fue identificado en los extremos articulares;
más precisamente en la cara lateral de una epífisis distal de radioulna.
Fémur
La presencia de marcas sobre este elemento es más reducida que en los
casos anteriores y se limita a solo tres especímenes: una epífisis distal y dos
fragmentos de diáfisis de fémur. Las evidencias de percusión se encuentran, en todos
los casos, representadas por negativos de impacto producto de fracturas transversales
simples. Las marcas de corte fueron registradas en dos fragmentos, ambos
153
correspondientes a la diáfisis. En uno de ellos las incisiones se localizan en asociación
al forámen nutricio; son longitudinales, profundas y largas. En el restante, se
distribuyen en la diáfisis y presentan una orientación transversal/oblicua. En función de
los sugerido por Nilssen (2000), las marcas de corte registradas en la diáfisis, código
Fs-1, pueden encontrarse asociadas con el descarne de la pieza.
Tibia
Siete fragmentos de tibia exhiben marcas de procesamiento, cuatro negativos
de impacto y tres huellas de corte; todos localizados en la diáfisis de la tibia. En cuanto
a los primeros, se ubican principalmente en el sector medio sobre la cara lateral y se
encuentran asociados a fracturas de tipo helicoidal. Las incisiones, distribuidas en su
totalidad en la diáfisis de la tibia, presentan una orientación transversal/oblicua en
todos los casos, siendo profundas/superficiales y cortas. Nilssen (2000) engloba todas
las marcas de corte registradas en la diáfisis de la tibia en una categoría amplia
denominada bajo el código Tc-1, asociadas con el desarrollo de tareas de descarne.
En este sentido, en diversos sitios de la región también han sido hallados
especímenes de diáfisis de tibia con marcas corte y han sido asignadas el descarne de
esta unidad (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009).
Calcáneo
Sobre este elemento óseo se registraron dos especímenes con marcas de
corte. En ambos casos, se localizan en el sector medio del calcáneo entre el tuber
calcis y la superficie articular. Son transversales, profundas y cortas, análogas a las
denominadas Tc-3 por Binford (1981) vinculadas con el desarrollo de tareas de
descarne.
Metacarpo
Únicamente en un fragmento de metacarpo fue identificada la presencia de
marcas de corte y percusión. Ambas se localizan en la cara anterior. Las incisiones se
distribuyen a lo largo de la diáfisis, son transversales, profundas y cortas, numerosas y
concentradas en diversos sectores. Como ha sido sugerido para otros conjuntos óseos
de Patagonia (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009), estas marcas pueden vincularse
con la remoción de tendones y la limpieza del metacarpo para su posterior fractura.
Como se ha indicado, este elemento exhibe también un negativo de impacto,
ocasionado luego de la fractura longitudinal simple del hueso.
Metapodio
154
Este elemento óseo exhibe una frecuencia de procesamiento similar a la
mayoría de los huesos largos recuperados en el sitio (Tabla 8.27). En relación con su
tipo, tanto marcas de corte como de percusión, presentan una frecuencia similar. Las
primeras (n=9) se ubican en su totalidad en la diáfisis distal, generalmente en la cara
anterior, del metapodio; son transversales, profundas/superficiales y cortas/largas.
Posiblemente, se encuentran vinculadas con el descarne y limpieza de la unidad
previa a su fractura. Las evidencias de percusión (n=11) se corresponden con
negativos de impacto, estrías de percusión y lascas adheridas. En general, el tipo de
fractura antrópica simple transversal es predominante aunque han sido registrados
especímenes fracturados longitudinalmente (n=2) y fragmentos que manifiestan la
aplicación de marcado perimetral como técnica de fractura.
Falanges
Se han registrado evidencias de procesamiento en ocho falanges primeras y en
dos falanges segundas. Las marcas de corte (n=4) sólo fueron relevadas en las
primeras falanges, localizándose tanto en la epífisis distal como en el sector proximal y
están distribuidas en todas sus caras. En su mayoría, se relevaron marcas con
orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales; registrándose pocos
casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Es posible que las marcas
identificadas, o al menos una parte, se encuentran vinculadas con la desarticulación
de este segmento de las extremidades inferiores, dada la frecuencia de huellas
localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los
tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las
evidencias de percusión (n=6), fueron registrados únicamente negativos de impacto
asociados con fracturas de tipo transversal (n=4); seguidas por las de forma
longitudinal (n=2). En síntesis, es posible sugerir que las marcas de corte y percusión
identificadas se encuentran posiblemente vinculadas con su desarticulación, limpieza y
fractura para el consumo de médula.
Por otra parte, cabe destacar la presencia de un instrumento óseo en el
conjunto, confeccionado sobre la cara anterior de la diáfisis de un metapodio de
guanaco. El espécimen obtenido a partir de una fractura de tipo longitudinal, exhibe
brillo y pulido en el extremo donde se localiza su punto activo. Éste último se
encuentra redondeado, conformando una punta roma (Figura 8.27).
155
Figura 8.27: Instrumento sobre metapodio en el Parapeto 12.
Guanaco: evidencias de alteración térmica
De la totalidad de especímenes de guanaco identificados en el conjunto, un
9,4% se encuentra alterado térmicamente (n=23). En general, se trata de fragmentos
correspondientes a las extremidades inferiores y falanges, seguidos por pocos
especímenes de humero, tibia y vértebras cervicales. Es importante destacar que de
los 23 fragmentos termoalterados, nueve exhiben también marcas de procesamiento.
En función de los rasgos identificados, fueron registrados tres estadios de
termoalteración donde el quemado se encuentra mayormente representado (n=12),
seguido por el calcinado (n=6) y finalmente, carbonizado (n=5).
Síntesis
La cantidad de especímenes óseos recuperados en el parapeto 12 es elevado
en función de lo señalado para otras estructuras presentadas en esta tesis. No
obstante, el porcentaje de identificación ha sido menor, cercano al 40,8%, asociado
con un mayor aporte de fragmentos no identificados al total del conjunto. En este
sentido, dos aspectos deben ser destacados. Por un lado, la existencia de un valor
moderado de fragmentación en el conjunto medido en función de la relación
NISP/MNE. Por otro, el alto porcentaje de evidencias de procesamiento. Esta
tendencia, en conjunto, se repite para el parapeto 9 de este sitio; sin embargo, difiere
de lo observado en otros. La estructura taxonómica registrada se compone
principalmente de guanaco; la presencia de otros taxones es baja y adquiere un rol
complementario. En este marco, se destaca la presencia de dos fragmentos de
choique con marcas de corte junto a la existencia de placas de piche termoalteradas,
aspectos que señalan su presencia en la dieta.
Por otra parte, se ha determinado la presencia de cinco individuos de guanaco
en el parapeto. La composición etaria reconstruida indica que una parte importante de
éstos se corresponden con animales sub adultos, juveniles y, en menor proporción,
adultos. Asimismo, se destaca la ausencia de crías. Si bien esta información permite
156
sugerir que la estrategia de obtención de presas estuvo orientada hacia la selección de
animales inmaduros, la falta de chulengos no permite aseverar con exactitud si los
eventos de caza incluyeron estrictamente grupos familiares. La presencia de animales
inmaduros permite ubicar la ocupación del sitio durante un lapso que se extiende de
diciembre a mayo. Esta afirmación es consistente con el carácter estacional de uso
propuesto para la Pampa del Asador.
La incidencia de la meteorización sobre el conjunto indica un patrón
homogéneo donde los estadios maduros, 2 y 3, exhiben las frecuencias más elevadas.
Al respecto, esta tendencia es frecuente en los sitios de la región y ha sido
recurrentemente observada en todos los conjuntos óseos presentados en esta tesis.
Por otra parte, solo el 30% de la muestra evidencia modificaciones producidas por
otros agentes y procesos tafonómicos. En general, la magnitud con la cual éstos han
operado es baja; en ningún caso supera el 15%. En este sentido, si bien moderada, la
acción de raíces es el agente que ha ejercido el principal rol en la formación del
conjunto, aspecto que posiblemente se encuentra ligado a condiciones micro locales
donde el desarrollo de vegetación se ve favorecida dada la protección de la propia
pared de la estructura ante los vientos predominantes (Dellepiane 2014; Rindel 2009).
Cabe destacar que se ha registrado una correlación positiva, baja y estadísticamente
significativa con la densidad mineral ósea (DMO). El valor obtenido es exactamente
igual al especificado para el parapeto 9 de este sitio. En este sentido, los argumentos
expuestos en dicha oportunidad parecen válidos aquí también, en tanto la fuerza de la
relación entre la frecuencia de partes anatómicas y la DMO es baja y el porcentaje de
evidencias de procesamiento obtenido para el parapeto 12 es alto (Cleghorn y Marean
2007; Lyman 1994 y Marean y Cleghorn 2003) (Tabla 8.29).
Parapeto 12
MAU %: DMO*
MAU%: IC**
MAU% : IM***
MAU%: UMI****
0,4109 p 0,01
0,2571 p 0,563
0,2571 p 0,563
0,7203 p0,005
MAU% :
IS*****
- 0,7421 p
0,003
Tabla 8.29: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
En síntesis, el estado de preservación general de la muestra es bueno a
moderado, habiéndose reconocido la presencia de sesgos particulares que
manifestaron un rol moderado en la formación del conjunto. En tanto, se considera que
la muestra es confiable y no presenta problemas serios de orden tafonómico.
157
La integridad de las carcasas ingresadas en el sitio es muy baja indicando
conjuntos incompletos, tendencia que se atenúa para el segmento apendicular. Esto
significa que, a pesar de que el número de individuos presentes es moderado, éstos
se
encuentran
representados
por
pocos
elementos
óseos,
en
general,
correspondientes a las extremidades. Inicialmente, esta evidencia sería común a otros
sitios presentados en esta tesis y consistente con el carácter logístico propuesto para
la región. La frecuencia de partes anatómicas se encuentra claramente dominada por
elementos correspondientes al esqueleto apendicular. Exceptuando la pelvis, ningún
otro elemento axial presenta frecuencias mayores al 20% del total. Las extremidades
exhiben los valores más elevados, principalmente las porciones diafisiarias. Dentro de
este marco, los elementos correspondientes a la pata delantera (húmero, radioulna y
metacarpo) presentan valores más elevados. Autopodio y falanges manifiestan
frecuencias moderadas. En síntesis, las extremidades superiores y medias dominan el
perfil anatómico, aspecto que puede ser asociado con su alto contenido nutricional en
términos de carne y médula. Al respecto, se observa una correlación alta, positiva y
estadísticamente significativa con el índice de médula insaturada indicando una
selección de partes anatómicas en favor de elementos caracterizados por su
presencia.
Ha sido identificado un procesamiento intensivo en el parapeto 12. A pesar del
desbalance existente entre ambos segmentos anatómicos, el procesamiento exhibe
una tendencia equilibrada entre ambos, levemente acentuada hacia las extremidades.
En este sentido, se destaca el procesamiento de la pelvis y la columna vertebral,
sectores caracterizados por su contenido de carne. Las extremidades manifiestan un
patrón homogéneo con frecuencias altas en general. Predominan evidencias tanto de
corte como de percusión. En relación a las primeras, se ha identificado variabilidad en
los tipos de marcas de corte reconociéndose cinco tareas asociadas: cuereo,
descarne, desarticulación, evisceración y limpieza y remoción de tendones. En función
de este análisis, las tareas de descarne y desarticulación habrían sido predominantes,
seguidas por el cuereo de los animales. La fracturación antrópica, principalmente
helicoidal y transversal antrópica, también exhibió amplio desarrollo, focalizada en los
huesos largos. En este sentido, cabe señalar que ha sido registrada una
moderada/alta fragmentación en el conjunto.
De acuerdo con la información zooarqueológica presentada, es posible
considerar que el rango de actividades llevadas a cabo en el parapeto 12 habría sido
mayor a las inicialmente sugeridas en trabajos previos (Dellepiane y Cassiodoro 2019;
Pasqualini et al. 2016), asociadas estrictamente con la caza y/o procuramiento de
158
recursos. En este sentido, es posible que tareas de procesamiento secundario y
consumo hayan tenido lugar. La presencia de especímenes alterados térmicamente es
consistente con el desarrollo de tareas de consumo y descarte, al menos en términos
de consumo incidental de partes seleccionadas.
8.2 Meseta del Guitarra
8.2.1 GUI 10: Parapeto 2
El sitio GUI10 se localiza en la margen noreste del lago homónimo, a 1136
msnm y es una concentración de 11 parapetos ubicados en dos pequeños cerros de
escasa altura, a 40 metros de la costa actual del lago. En esta tesis se considera la
información ósea procedente del parapeto 2, recuperada en estratigrafía y superficie
(Figura 8.28). El mismo presenta una morfología en arco o semicírculo y se encuentra
orientado hacia el oeste. Fue excavada una cuadricula de 1 m por 1 m, alcanzando
seis niveles de 5 cm, determinados artificialmente. Las recolecciones superficiales
fueron realizadas dentro de la estructura y entre las rocas que conforman la pared.
Dado que la cantidad de hallazgos faunísticos obtenidos en la excavación fue muy
bajo (n=9), se decidió juntar ambas muestras y presentar la información faunística de
la estructura agrupada a los fines de contar con un conjunto óseo más representativo.
No obstante, el tamaño del sitio es sensiblemente menor al obtenido en otras
estructuras presentadas en esta tesis.
Figura 8.28: Parapeto 2 (círculo verde): Ubicación espacial y croquis de excavación.
159
La muestra se constituye de 90 especímenes óseos, de los cuales 66 (73,3%)
han podido ser identificados a nivel de especie. En su totalidad, éstos pertenecen a
guanaco, indicando una baja diversidad taxonómica representada en el conjunto. Por
su parte, 24 fragmentos (26,6%) no han podido ser determinados bajo ninguna
categoría taxonómica y han sido designados como indeterminados.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos, fue
obtenido el número mínimo de individuos correspondientes al parapeto 2 del sitio GUI
10. En este sentido, a partir del recuento de especímenes de húmero proximal y distal
se determinó la presencia de, al menos, dos individuos. Asimismo, dado que fue
identificada la presencia de un individuo inmaduro, fue evaluada la estructura etaria del
conjunto aplicando el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). Es
así que se determinó la presencia de un animal que tendría entre 30 y 36 meses de
edad al momento de su muerte dado que ha sido recuperada una epífisis proximal de
tibia sin fusionar.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
La totalidad de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 2 se
encuentran afectados en alguna medida por la operatoria de la meteorización.
100
90
80
NISP%
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
(N = 1)
W2
(N = 4)
W3
(N = 39)
W4
(N = 17)
W5
(N = 2)
Figura 8.29: Perfil de elementos meteorizados por estadio.
Como se indica en la figura 8.29, el 70% (n=44) de los especímenes se ubican
en un estadio moderado de meteorización. Atendiendo a que la mayor parte de la
muestra procede de superficie estos valores sugieren que, al menos una parte del
160
conjunto, presenta un estado de preservación bueno/moderado. Al mismo tiempo, se
debe mencionar que existe un porcentaje del conjunto que exhibe condiciones
avanzadas, donde no solo su integridad y supervivencia posiblemente se encuentre
afectada, sino también la identificación de otras marcas, antrópicas y naturales, en la
NISP %
superficie del hueso.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
No Fusionados
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 8.30: Perfil de Meteorización en relación con el estadio de fusión de los especímenes.
Como se observa en la figura 8.30, el perfil de meteorización obtenido para
huesos fusionados se compone de una mayor cantidad de estadios, concentrándose
en aquellos avanzados. La tendencia obtenida para este subgrupo parece determinar
la distribución descripta en la figura anterior (Figura 8.29). Con respecto a los
especímenes no fusionados, no se observan fragmentos en estadios menos
avanzados y se advierte que la mayor parte de éstos se concentran en el estadio 3.
Esta afirmación podría reflejar lo sugerido por Gutiérrez et al. (2016) en donde se
establece que los individuos inmaduros de guanaco presentan una tasa de
meteorización más rápida que los adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016;
Massigoge et al. 2010, entre otros). Consecuentemente, esto implicaría un sesgo
directo hacia los especímenes de animales no fusionados.
La presencia de blanqueado en la muestra recuperada en el parapeto 2 se
encuentra estrechamente vinculada con la incidencia de la meteorización sobre el
conjunto. Como se observa en la figura 8.31, más del 80% de los especímenes se
encuentran afectados, tanto en una cara (n=26; 41,2%), como en ambas (n=47;
42,8%), indicando que la estabilidad del conjunto es moderada.
161
NISP%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Roedores
(N = 2)
Raíces
(N = 2)
Liquenes
(N = 9)
Blanqueado
(N = 52)
Figura 8.31: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
La operatoria de roedores y raíces sobre el conjunto es muy limitada y se
reduce a solo dos fragmentos respectivamente (3,1%). En ambos casos, el grado de
alteración en cada espécimen es bajo, alterando una pequeña porción de la superficie
del hueso. Al mismo tiempo, los daños ocasionados por ambos agentes se localizan
sobre fragmentos pertenecientes al esqueleto apendicular, concretamente sobre la
diáfisis de tibia y húmero. Por otra parte, las modificaciones producidas por líquenes
afectaron a nueve fragmentos óseos indicando una relativamente prolongada
exposición a condiciones subaéreas.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
Fueron utilizados diferentes índices y medidas para evaluar la representación
de partes anatómicas. Como se observa en la figura 8.32, la representación del
segmento apendicular y axial en el parapeto 2 se encuentra relativamente equilibrada
mostrando
una
leve
preponderancia
del
primero
por
sobre
el
segundo,
independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. Estos resultados se
diferencian de lo observado en otros conjuntos óseos presentados en esta tesis.
162
%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
NISP
MNE
Axial
Apendicular
Figura 8.32: Representación de segmentos anatómicos.
Unidades de Análisis
Parapeto 2
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,65
Relación Axial/Apendicular: MNE 0,66666667
C.Anat.Gobal*
C. Aant. Axial**
C. Anat. Apend.***
18,75
16
22,6
Tabla 8.30: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
Los resultados presentados en la tabla 8.30 son consistentes con lo
mencionado en el párrafo anterior. Si bien el segmento apendicular se encuentra
levemente más representado, la relación entre ambos sectores es equilibrada. Por otra
parte, el índice de completitud permite evaluar el grado de integridad de las carcasas
ingresadas al sitio y se obtiene calculando la relación entre el MNE obtenido sobre el
esperado, tomando en consideración el MNI obtenido para el sitio. De acuerdo con los
valores descriptos en la tabla 8.30, la completitud global es baja, indicando conjuntos
muy incompletos, tendencia que se acentúa levemente para el esqueleto axial. La
frecuencia correspondiente al sector apendicular es moderada sugiriendo una mayor
completitud de este segmento. Estos valores exhiben cierta homogeneidad entre sí,
sin que se reporten grandes diferencias, lo cual permitiría sugerir un manejo
relativamente homogéneo de las carcasas.
163
Parapeto 2
NISP/MNE
Global
1,24
Axial
1,2
Apendicular
1,28
Tabla 8.31: Índice de fragmentación: fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
La fragmentación ósea en el conjunto fue medida a partir de la relación entre el
NISP/MNE (Tabla 8.31). A su vez, fue ponderada globalmente así como también
calculada para el segmento axial y apendicular. En todos los casos fueron excluidos
elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados obtenidos y presentados en la tabla
8.31 indican que la fragmentación del conjunto es baja y al mismo tiempo, homogénea
en función de dónde se mida.
La representación de partes anatómicas también fue evaluada en función de
los valores de MAU% y MNE%. Se asume que el uso de estas dos medidas de
cuantificación anatómica permite explorar patrones de representación en escalas
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
diferentes.
Figura 8.33: MAU % Representación de partes anatómicas.
En la figura 8.33 se presenta la distribución y frecuencia de partes anatómicas
obtenidas para el parapeto 2, medidas en función de los valores de MAU%. En líneas
generales, se observa un perfil moderadamente completo donde destacan ausencias
en ambos sectores esqueletarios. En el segmento axial, cráneo y pelvis destacan por
su elevada frecuencia, cercana al 70% del MAU, seguida por mandíbula y vértebras,
principalmente torácicas. En el esqueleto apendicular, húmero distal, calcáneos y
astrágalos exhiben los valores más elevados. Las extremidades se manifiestan de
forma equilibrada entre sí, con frecuencias que no superan el 40%, exceptuando lo
mencionado con respecto al húmero. Es interesante destacar la baja representación
164
de las epífisis proximales en radioulna y metacarpo. Finalmente, la presencia de
huesos del autopodio y falanges es moderada/baja, descendiendo las frecuencias en
dirección distal.
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades superiores
Extremidades medias
Extremidades inferiores
Calcáneos y Falanges
0
10
20
30
40
50
MNE %
Figura 8.34: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas.
En la figura 8.34, la representación de partes anatómicas es evaluada en
función de los valores de MNE estandarizado (De Nigris 2000; Stiner 1993). El perfil es
relativamente homogéneo, observándose que las frecuencias se distribuyen entre un
11% y un 25% del MNE, siendo generalmente cercanas a este último valor, con la
excepción de extremidades superiores. El segmento axial se encuentra bien
representado, donde cráneo y cintura exhiben los valores más elevados, aspecto que
repite la información descripta en la figura 8.32. Lo mismo sucede con el esqueleto
apendicular, donde extremidades superiores (húmero y fémur) presentan las
frecuencias más elevadas, las medias e inferiores mantienen el equilibrio evidenciado
en el gráfico de MAU%, y las frecuencias continúan disminuyendo en dirección distal
incorporando en esta tendencia a calcáneos y falanges (Figura 8.33).
MNE
Articulación
Diáfisis
PX
DS
SH
AR/SH
Proporción
Húmero
2
3
1
5/1
5
Radioulna
0
1
1
1/1
1
Fémur
1
1
1
2/1
2
Tibia
1
0
1
1/1
1
Metacarpo
0
0
0
0
0
Metatarso
1
0
0
1
1
Metapodio
0
0
3
0
0
Total
5
5
7
10/7
1,42
Tabla 8.32: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis.
165
Finalmente, fue explorada la relación existente entre articulaciones y diáfisis en
el parapeto 2. La información presentada en la tabla 8.32 indica una sub
representación de las primeras en función del esperado. En este caso, la presencia de
segmentos proximales y distales es equilibrada.
Guanaco: evidencias de procesamiento
El 27% (n=17) de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 2 de GUI
10 exhiben evidencias de procesamiento, concretamente marcas de corte y percusión.
Éstas fueron identificadas tanto en el esqueleto apendicular como en el axial, siendo
más elevadas en el primero que en el segundo.
NISP
NISP*
NISP%
Apendicular
37
14
37,8378378
Axial
26
3
11,5384615
Total
63
17
26,984127
Tabla 8.33: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
Cráneo
Mandíbula
Atlas
Axis
Vert. Indet
Cervicales
Torácica
Lumbar
Caudales
Sacro
Costillas
Imnominado
Escápula
Húmero
Radioulna
Fémur
Tibia
Calcáneo
Astrágalo
Metacarpo
Metatarso
Metapodio
Falange 1
Falange 2
Falange 3
NISP
2
1
0
0
1
1
5
1
0
0
7
3
0
9
4
3
2
2
2
0
1
5
6
0
0
NISP*
1
0
0
0
0
0
1
0
0
0
0
1
0
5
1
0
1
0
0
0
0
2
5
0
0
NISP %
50
0
0
0
0
0
20
0
0
0
0
33,3333333
0
55,5555556
25
0
50
0
0
0
0
40
83,3333333
0
0
166
Sesamoideo
TOTAL
1
56
0
17
0
30,3571429
Tabla 8.34: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula.
En la tabla 8.34 se presenta la información correspondiente al procesamiento
por elemento óseo. En el segmento axial los daños antrópicos se registran sobre
cráneo, pelvis y vértebras torácicas. Las frecuencias son bajas/moderadas en los tres
casos, aspecto que, al menos para los dos primeros, pueden encontrarse sujetas al
tamaño de las muestras (NISP) obtenido en cada caso. En el esqueleto apendicular, el
procesamiento
se
concentra
sobre
las
extremidades
y
falanges
primeras,
evidenciándose un manejo equilibrado del segmento. En general, los valores son
bajos/moderados, posiblemente, como en el sector axial, vinculados con la cantidad de
especímenes recuperados para cada elemento. No obstante, se destacan las
frecuencias obtenidas en radioulna y falanges primeras.
NISP*
NISP%
Corte
7
41,1764706
Percusión
7
41,1764706
Corte y Percusión
3
17,6470588
Total
17
100
Tabla 8.35: Frecuencia de tipo de marca de procesamiento.
Se identificaron dos tipos de evidencias de procesamiento sobre la muestra:
marcas de corte y percusión. Las frecuencias registradas para cada uno son
equilibradas y homogéneas entre sí, exhibiendo valores moderados (Tabla 8.35).
Finalmente, son pocos los especímenes que presentan ambos tipos de daños.
20
18
16
NISP*%
14
12
10
8
6
4
2
0
Corte
Percusíon
Apendicular
Corte y Percusíon
Axial
Figura 8.35: Ubicación anatómica del tipo de evidencia de procesamiento.
167
En la figura 8.35 se profundiza la información presentada en la tabla 8.35,
dividiendo la muestra con evidencias de corte y percusión en función del segmento
anatómico. En este sentido, se observa que las incisiones presentan frecuencias
levemente mayores en el sector axial, mientras que las marcas de percusión y
corte/percusión predominan en el esqueleto apendicular. Esta tendencia ya ha sido
observada en los diferentes conjuntos presentados en esta tesis y posiblemente se
encuentre vinculada con la oferta diferencial de nutrientes disponible en cada
segmento y la implementación diferencial de técnicas adecuadas para su
aprovechamiento.
A continuación, se realiza una descripción del tipo de modificación antrópica
registrada y su localización topográfica en los especímenes por elemento óseo. Como
fuera explicitado para sitios presentados anteriormente, las huellas de corte y
percusión identificadas fueron documentadas en dibujos mudos (Mengoni Goñalons
1999; Muñoz 2000) y luego se las comparó con marcas de etiología conocida que han
sido propuestas por diferentes autores. El objetivo de este análisis es poder realizar
una atribución funcional de las marcas con aquellas posibles tareas que las generaron:
cuereo, desarticulación, descarne y aprovechamiento de médula (Binford 1981).
Cráneo
Se registró solo un espécimen de cráneo con marcas de corte localizadas en
un fragmento occipital. Las incisiones se encuentran aisladas, presentan una
orientación transversal y son profundas. Son similares a las S-1 (Binford 1980)
asociadas con la desarticulación del cráneo.
Vértebra torácica
Al igual que en el caso anterior, en solo un fragmento fueron registradas
marcas de corte. Éstas se localizan en dos sectores principales. Por un lado, sobre la
cara lateral del cuerpo de la vértebra, justo por debajo de los procesos articulares. En
este caso, las incisiones son longitudinales/oblicuas, profundas y cortas, muy similares
a las registradas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código TV-5, asociadas
con la desarticulación de las vertebras de las costillas. Por otro lado, se registraron en
el mismo elemento marcas de corte transversal, profundas y cortas que se ubican en
la cara lateral, en asociación con la carilla articular y la apófisis transversa, y que no
presentan un análogo exacto en la bibliografía consultada. En este sentido, Nilssen
(2000) señala, bajo el código Tv-7, una serie de marcas que serian las más similares a
las
mencionadas,
aunque
presentan
una
distinta
orientación
168
(longitudinales/diagonales). De acuerdo con el autor, las incisiones se vincularían con
el fileteo del lomo.
Pelvis
Solo un fragmento isquion exhibe marcas de corte, localizadas por debajo del
acetábulo. Son transversales y longitudinales, profundas y cortas, y presentan una
elevada frecuencia. Estas incisiones son muy similares a las reportadas por Binford
(1981) bajo el código PS-8 asociadas con la desarticulación de la pelvis y el fémur.
Estas marcas de corte también fueron registradas por Nilssen (2000) quien las vincula
con el fileteo y remoción de los músculos que se extienden de la pelvis al fémur.
Húmero
Sobre este elemento fueron identificadas marcas de percusión en cinco
fragmentos, uno de los cuales también exhibe huellas de corte. Con respecto al primer
tipo de daño, fueron registrados negativos de impacto localizados en la epífisis distal,
sobre la cara lateral y craneal del húmero, y en la epífisis proximal sobre la vista
medial. En ambos casos se trata de una fractura antrópica de tipo transversal, simple
en el primero y con marcado perimetral en el segundo. Las marcas de corte se ubican
en la porción distal del húmero y manifiestan una orientación transversal, siendo
también cortas y profundas, similares a las Hd-2 (Binford 1981) pero ubicadas en la
cara lateral y no medial. Estas incisiones se encuentran asociadas al desarrollo de
tareas de desarticulación.
Radioulna
Se identificaron marcas de corte sobre la diáfisis de un espécimen de
radioulna. Se trata de dos incisiones paralelas entre sí, transversales al eje mayor del
hueso y profundas. Si bien se trata de un solo caso que presenta marcas aisladas,
pueden ser homologables a las codificadas como RCs-2 por Nilssen (2000) asociadas
con el cuereo o fileteo de la unidad.
Tibia
Al igual que en el caso anterior, solo se recuperó un fragmento de diáfisis de
tibia con evidencias de procesamiento. Concretamente, se trata de un negativo de
impacto asociado a una fractura simple con una orientación transversal.
Metapodio
Dos fragmentos de metapodio exhiben daños antrópicos. Uno de los casos se
corresponde con una epífisis distal completa que presenta sobre la cara posterior de la
169
metáfisis un negativo de impacto asociado a una lasca adherida. El siguiente
espécimen también exhibe un negativo de impacto vinculado con marcas de corte
localizadas en la cara anterior de la diáfisis media del metapodio. Se encuentran
concentradas en un sector y presentan una orientación transversal u oblicua, siendo
cortas y profundas.
Falange
Se han registrado evidencias de procesamiento en cinco falanges primeras que
incluyen marcas de corte y percusión. Las primeras, presentes en cuatro fragmentos,
se localizan en el sector proximal y están distribuidas todas sus caras. En general,
presentan una orientación transversal, siendo largas/cortas y profundas/superficiales.
La mayor parte de estas marcas se ubican en asociación con la sección articular de
los sesamoideos y sobre las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se
ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). En
función de esta evidencia es posible que su presencia se vincule con la desarticulación
de este segmento de las extremidades inferiores. Por otro lado, las evidencias de
percusión refieren a negativos de impacto y un caso de marcado perimetral.
Guanaco: evidencias de alteración térmica
Se han registrado cuatro fragmentos óseos (6,3%) que exhiben daños
producidos como consecuencia de su exposición al fuego. De acuerdo con las
categorías disponibles en Mengoni Goñalons (1999), dos de ellos se encuentran
quemados y dos calcinados.
Síntesis
La muestra ósea procedente del parapeto 2 fue recuperada, principalmente,
por medio de recolecciones superficiales entre las rocas que conforman la estructura.
Al respecto, las excavaciones realizadas en el interior solo lograron hallar nueve
fragmentos óseos. Este escenario exhibe claras similitudes con la forma en la cual
fueron depositados los restos óseos en los parapetos de la meseta del Strobel (ver
capítulo 9). La muestra total es sensiblemente menor que la obtenida en otros casos
que han sido descriptos en esta tesis. La estructura taxonómica es mono especifica,
en tanto se compone únicamente de guanaco y el porcentaje de especímenes
identificados es alto, abracando más del 70% del total del NISP. Es importante
destacar que, hasta el momento, no se han podido realizar excavaciones por debajo
de la pared del parapeto 2 o de cualquier otra estructura que conforma el sitio GUI 10,
170
por lo cual existe la posibilidad de que el conjunto óseo pueda ser ampliado en el
futuro.
Los agentes y procesos tafonómicos que han operado sobre el conjunto se
encuentran fuertemente asociados con el contexto depositacional de los restos óseos.
En este sentido, la meteorización afectó a todos los especímenes y el perfil
reconstruido marca una tendencia compartida regionalmente donde la mayoría de los
huesos se ubican en un estadio maduro pero moderado (3). La representación de
niveles más y menos avanzados se asocia exclusivamente con las características del
depósito. El grado de exposición de los materiales es variable en función de las
condiciones micro locales, es decir, la disposición de las rocas de la pared del
parapeto y la protección diferencial que recibieron los huesos. En este marco, es
posible asumir la perdida de una parte del conjunto, aquella especialmente expuesta.
En consistencia con lo mencionado, el conjunto también exhibe una importante
incidencia de blanqueado y, en menor medida, de líquenes. Estos son agentes que se
vinculan con la exposición sub área de los materiales y que permiten también sugerir
cierto grado de estabilidad para ellos. La presencia de rasgos asociados con la acción
de raíces y roedores se limita únicamente a las muestras procedentes de estratigrafía.
En síntesis, el conjunto se encuentra afectado con una intensidad moderada/alta por
diversos agentes tafonómicos cuya operatoria posiblemente haya influenciado la
representación de partes anatómicas reconstruida en esta tesis, así como también la
información asociada con las evidencias de procesamiento. Lógicamente, los agentes
identificados, su incidencia y magnitud, se encuentran estrechamente vinculados con
el contexto depositacional del cual provienen mayoritariamente los restos óseos.
La representación de partes anatómicas exhibe una configuración equilibrada;
ambos segmentos se encuentran presentes en porcentajes relativamente homogéneos
en función de los valores de NISP y MNE calculados. Asimismo, la integridad de cada
uno de estos sectores esqueletarios en el parapeto, si bien bajos en consistencia con
el carácter logístico de uso de la meseta, no expresa una distancia elevada entre ellos
indicando un tratamiento relativamente equilibrado. Sumado a esta información, no se
evidencia una importante incidencia de la fragmentación ósea. El perfil reconstruido se
encuentra moderadamente completo; no obstante, se observa la ausencia de
elementos, tanto en la región axial como apendicular. En líneas generales, se destaca
la presencia de cráneo, pelvis, extremidades superiores y huesos correspondientes al
autopodio y a las falanges. Cabe destacar la ausencia de correlación estadística entre
los valores de MAU% obtenidos en el parapeto 2 y los marcos de referencia utilizados
(Tabla 8.36).
171
Parapeto
2
MAU %: DMO*
MAU%: IC**
MAU% : IM***
0,329 p 0,07
-0,273 p 0,61
-0,455 p 0,35
MAU%: UMI**** MAU% : IS*****
0,237 p 0,435
-0,502 p 0.07
Tabla 8.36: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Las evidencias de procesamiento identificadas son elevadas a pesar de la
incidencia de agentes y procesos que tienden a modificar la superficie cortical de los
huesos. En general, los daños registrados se localizan en el esqueleto apendicular y
se asocian con marcas de corte y percusión. En relación a las primeras, su análisis
detallado sugiere el desarrollo de tareas de descarne de vértebras torácicas y pelvis;
unidades anatómicas caracterizadas por su contenido de carne y su difícil
procesamiento y transporte, y la desarticulación de las extremidades. Se destaca la
presencia de algunas incisiones sin similitud comparativa con los marcos de referencia
utilizados. El aprovechamiento de médula se establece en función de la presencia de
daños de fractura sobre elementos caracterizados por su alto contenido de dicho
recurso nutricional. Al respecto, se destaca la presencia de marcado perimetral como
técnica de fractura, especialmente sobre una falange primera. Es posible entonces el
desarrollo de tareas de consumo incidental en términos de snack en el parapeto,
afirmación que podría sustentarse también dada la existencia de algunos pocos
especímenes termoalterados.
172
Capítulo
9
Resultados: Meseta del
Strobel
9.1 Sitio K116
9.1.1 Parapeto 11
El sitio K 116 se encuentra localizado a 600 metros de la costa sureste del lago
Strobel en un gran sector de pampa llana con suaves ondulaciones sin asociación
directa a mallines o lagunas. El parapeto 11 (48°29 '1.38"S- 71° 7'0.57"O) se ubica a
846 msnm y presenta una morfología en arco o semicírculo orientado hacia el oeste.
Se excavaron siete cuadrículas trazadas sobre la pared de la estructura (Figura 9.1).
Los niveles estratigráficos, de 5 cm, se determinaron artificialmente. Dado que no
fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación a la composición del
sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico,
así como tampoco se registraron distinciones cronológicas significativas entre los
fechados obtenidos de materiales superficiales y estratigráficos, se consideran los
niveles como un bloque presentándose la información faunística en conjunto
(Dellepiane y Flores Coni 2016; Re et al. 2017).
173
Figura 9.1:: Parapeto 11 (círculo verde): Ubicación y croquis del sitio.
La muestra analizada comprende 635 huesos, de los cuales 408 (64,2%) han
podido ser identificados al nivel de especie
especie. Un total de 227 (35,7%) especímenes no
han podido ser determinados bajo ninguna categoría taxonómica siendo designados
como indeterminados. La estructura taxonómica del conjunto refleja una baja
diversidad, caracterizada por una clara predominancia del guanaco (98,7%,
(
%, n=403).
Como se observa en la tabla 9.1,
1, la presencia de otras especies es sensiblemente
menor.
Parapeto 11
NISP
NISP%
Lama Guanicoe
403
98,7745098
Pterocnemia pennata
1
0,24509804
Felis concolor
1
0,24509804
Chloephaga picta
3
0,73529412
Total
408
100
Tabla 9.
9.1: Estructura taxonómica: Parapeto 11.
Esta tendencia ya ha sido registrada para otros sitios a cielo abierto localizados
en ambientes
mbientes de mesetas (Dellepiane 2014; Rindel 2009; Dellepiane y Flores Coni
2016). Los especímenes pertenecientes a cauquén se corresponden con un fragmento
de carpo-metacarpo,
metacarpo, otro de ulna yy, finalmente, un radio. Los tres tienen la misma
lateralidad, izquierdos, y no presentan evidencias
evidencias de procesamiento ni de alteración
174
térmica. También fueron identificadas una falange segunda de choique y una tercera
de puma, ambas completas, que tampoco exhiben marcas de modificación antrópica.
El desarrollo posterior se centrará en el taxón guanaco dada su relevancia en
los conjuntos arqueológicos de la región.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
El número mínimo de individuos fue obtenido tomando en consideración la
lateralidad y el estado de fusión de los especímenes óseos. El valor calculado
establece la presencia de un mínimo de siete individuos en el parapeto 11,
considerándose para su recuento la cantidad de falanges primeras recuperadas.
Asimismo, se ha registrado la presencia de animales inmaduros que no habrían
completado todos sus estadios de fusión al momento de su muerte. Fue calculado el
porcentaje de especímenes y elementos inmaduros en la muestra; el primero, obtenido
sobre la base del NISP, y el segundo, a partir del MNE. Los resultados alcanzados son
muy similares entre sí: 23,2% y 23% respectivamente. La determinación etaria fue
realizada a partir del cronograma de osificación ósea propuesto por Kauffmann (2009).
Se ha registrado que al menos cuatro individuos serían menores a los 48 meses de
edad, en función de la cantidad de radioulnas distales izquierdas sin fusionar. Al
mismo tiempo, se ha determinado un cuerpo de vértebra torácica o lumbar con el arco
neural no fusionado que, de acuerdo con el autor (Kauffmann 2009), osifica entre los
0-6 meses de edad (VT-1/VL-1 sensu Kauffmann 2009). Esta información indica la
presencia un individuo cría dentro del conjunto de animales subadultos identificados.
Adicionalmente, se recuperaron 15 cóndilos de metapodio no fusionados. Esta porción
corresponde al centro de osificación MC1/MT1 (sensu Kauffmann 2009) y fusiona
entre los 30 y 36 meses de edad. Excluyendo ocho de ellos, dado que pertenecerían al
individuo cría, los siete restantes indicarían la presencia de un subadulto menor de 36
meses. Resumiendo, en el conjunto se determinaron tres adultos, tres subadultos y
una cría.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
La totalidad de los especímenes presentan evidencias de meteorización. Tal
como se observa en la figura 9.2, al menos el 90% de los especímenes se ubican en
los estadios 2 (n=149) y 3 (n=201). Los estadios 4 y 5 están conformados únicamente
por huesos recuperados en superficie, lo cual podría alertar acerca de la posible
pérdida de una parte del conjunto de superficie mediada por la meteorización. El perfil
175
reconstruido indica que el grado de conservación de la muestra es de bueno a
moderado.
100
% NISP*
80
60
40
20
0
W0
W1
(N= 1)
W2
(N= 149)
W3
(N= 201)
W4
(N= 34)
W5
(N= 3)
% NISP
Figura 9.2:: Perfil de elementos meteorizados por estadio.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
No fusionado
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 9.3:: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes
especímenes.
La figura 9.3 describe la distribución de los especímenes óseos en los dist
distintos
estadios de meteorización en función de la composición etaria de la muestra. Se
observa una tendencia muy similar entre ambos grupos etarios, los estadios 2, 3 y 4
son los más representados, reconociéndose un aumento leve de la contribución de la
categoría no fusionados a las frec
frecuencias de los estadios más avanzados. Al respect
respecto,
este incremento es esperable dado que, de acuerdo con diferentes autores, los
especímenes correspondientes a individuos inmaduros de guanaco presentan una
tasa de meteorización más rápida que los de adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et
al. 2016; Massigoge et al. 2010,
2010 entre otros).
176
El 27,5% de la muestra exhibe evidencias de otras modificaciones
odificaciones de origen
natural (figura 9.4). Una
na gran parte de esta frecuencia
ecuencia corresponde a alteraciones
asociadas con el blanqueado,
blanqueado mientras que la presencia de otros agentes sobre el
% NISP
conjunto es baja.
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Roedores
(N=3)
Raíces
(N=32)
Carnívoros
Óxido de Blanqueado
(N=5)
manganesio (N = 64)
(N=3)
Figura 9.4:: Frecuencia de agentes y procesos naturales.
Las marcas de raíces presentan una baja incidencia sobre el conjunto. F
Fueron
registradas tanto en el esqueleto axial (n=11;
(
34,3 %) como en el segmento
apendicular (n=21; 65,6 %), destacándose en el primero su incidencia sobre costillas
(N=7);
=7); mientras que para el segundo su distribución es más variada, observándose
principalmente en especímenes de extremidades (n=7
=7 en húmero, radioulna, tibia y
metapodios) y falanges (n=9).
=9). No obstante, su operatoria sobre el conjunto es leve y
posiblemente se encuentre asociada con las características micro-locales
micro locales de la
estructura de piedra.. En este sentido, ha sido
sido mencionado en trabajos anteriores que
la pared del parapeto habría funcionado como una protección contra el viento
constante, el principal agente de erosión (Dellepiane
(
2014; Rindel 2009).
). Es así que
estas trampas de sedimento favorecen el desarrollo de la vegetación, al mismo tiempo
que protegen los restos óseos de su exposición a condiciones subaéreas.
Por otra parte, los carnívoros han afectado de manera limitada al conjunto
conjunto,
registrándose solo cinco marcas que equivalen al 1,28% del total de la muestra (Figura
9.4).. El tipo de daño se corresponde con punctures y pits y se localizan tanto en el
esqueleto axial, en procesos espinosos de vértebras torácicas y en el sector proximal
de un fragmento de costilla, como en el sector apendicular, sobre la diáfisis de un
metapodio y un navicular. Es interesante destacar la relación anatómica entre los
177
huesos que han sido afectados por carnívoros. Dado que la incidencia de este agente
sobre la muestra es muy baja y atendiendo a que más del 60% (n=3) de los
especímenes afectados presentan también marcas de procesamiento, la explicación
más parsimoniosa sugiere que los restos óseos habrían sido procesados, luego
descartados y abandonados en el sitio, posiblemente articulados, por los grupos
humanos del pasado. Posteriormente, carnívoros habrían hecho uso ocasional de
algunos remanentes nutricionales dejados, afectando una pequeña parte de la
muestra.
El daño producido por roedores sobre el conjunto es muy bajo (Figura 9.4).
Solo tres (0,7%) especímenes se han visto afectados; dos fragmentos falanges y uno
de tibia. En todos los casos las marcas se localizan en la diáfisis, más concretamente
sobre bordes de fractura. La misma frecuencia ha sido relevada para modificaciones
producidas por óxido de manganeso sobre huesos procedentes únicamente de
estratigrafía. Su operatoria sugiere la presencia de condiciones de humedad,
posiblemente vinculadas con la acumulación de nieve sobre la estructura de parapeto.
Finalmente, en un 16,5% de la muestra se reconocieron evidencias de
blanqueado. Éstas solo se registran en fragmentos óseos recuperados en superficie.
Dentro de esta frecuencia, el 20,3% presenta alteraciones en una sola cara, mientras
que en el restante 79,7% se ubica en ambas. Este indicador sugiere una baja
estabilidad de los especímenes en superficie.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
Fueron seleccionados una variedad de índices y medidas para explorar la
representación de partes anatómicas en el parapeto 11. Si se observa la figura 9.5,
resulta claro que el segmento apendicular se encuentra sustancialmente más
representado que el axial, independientemente de que el cálculo se obtenga a través
del NISP o el MNE.
178
%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
NISP
Axial
MNE
Apendicular
Figura 9.5: Representación de segmentos anatómicos.
En consistencia con lo anterior, la relación axial/apendicular, medida a partir del
NISP y del MNE, establece la subrepresentación del sector axial (Tabla 9.2),
característica común en los sitios de la región (Bourlot 2009; Dellepiane 2014; Rindel
2009). Al igual que en otros contextos zooarqueológicos de Patagonia meridional, se
evidencia una baja completitud anatómica global (Dellepiane 2014; De Nigris 2004;
Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009, entre otros). El grado de integridad del
esqueleto apendicular es considerablemente mayor en relación al axial, destacando
una vez más el desbalance entre ambos segmentos.
Unidades de Análisis
Parapeto 11
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,312703583
Relación Axial/Apendicular: MNE*
0,3
C. Anat. Gobal**
21,56593407
C. Anat. Axial***
8,755760369
C. Anat. Apend.****
40,47619048
Tabla 9.2: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
La fragmentación ósea en el conjunto fue medida a partir de la relación entre el
NISP/MNE (Tabla 9.3). A su vez, fue ponderada globalmente así como también
calculada para el segmento axial y apendicular. En todos los casos fueron excluidos
elementos enteros (Lyman 1994).
179
NISP/MNE
Global
1,90909091
Axial
2,44736842
Apendicular
1,76086957
Tabla 9.3: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
De acuerdo con la tabla 9.3, los valores obtenidos no son demasiado elevados
destacándose la fragmentación del esqueleto axial. Estos resultados son similares a
los alcanzados en otros sitios localizados en sectores altos y bajos de la región
(Bourlot 2009; Dellepiane 2014; Rindel 2009, entre otros).
La representación de partes anatómicas obtenidas para el parapeto 11 ha sido
abordada a través de dos medidas principales. Por un lado, el MAU% permitió indagar
la configuración interna del conjunto sopesando comparativamente las frecuencias de
cada elemento o porción ósea. Por otro lado, el MNE estandarizado permitió evaluar la
representación de regiones anatómicas mayores agrupadas en función del valor
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
nutricional que cada una ofrece (ver capítulo 5).
Figura 9.6: MAU% Representación de partes anatómicas.
En la figura 9.6 se observa que la mayoría de los elementos o porciones óseas
se encuentran presentes, registrándose pocas ausencias. Se destacan cráneo,
radioulna distal, metapodio distal, falanges 1 y 2. No obstante, se observa una
tendencia homogénea en relación a la baja frecuencia de la mayoría de las partes
esqueletarias, exceptuando las mencionadas anteriormente. En este contexto, la
frecuencia de huesos largos es muy equilibrada entre sí y similar a la de la mayoría de
elementos del conjunto. Este es un aspecto destacado dado que en la mayoría de los
sitios de la región éstas son las unidades anatómicas que presentan los valores de
MAU% más elevados y que suelen distinguirse en los perfiles esqueletarios.
180
Al explorar la representación de partes anatómicas a través de la utilización del
MNE estandarizado (Figura 9.7) es posible reconocer con mayor claridad
dad algunas
tendencias.
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades superiores
Extremidades medias
Extremidades inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
MNE %
Figura 9.7:: MNE estandarizado: Representación de partes anatómicas
anatómicas.
Así, la
a subrepresentación del segmento axial resulta nuevamente evidente,
como había sido sugerido anteriormente por medio de los índices de completitud
anatómica. En el esqueleto axial, la cabeza mantiene frecuencias más elevadas que el
resto de los sectores, mientras que la columna evidencia mayor notoriedad.
notoriedad En
consistencia con los valores de MAU%, calcáneos y falanges dominan la
representación de partes
s anatómicas. La elevada frecuencia de falanges primeras
determina esta representación, al igual que en el caso anterior.
anterior Le siguen las
extremidades medias (tibia y radioulna) que están mayormente representadas.
representadas Las
extremidades inferiores (metacarpo, metatarso y metapodio) se ubican a continuación
y luego las extremidades superiores (húmero y fémur) (Figura 9.7). El patrón de las
extremidades es entonces diferente al observado por medio del MAU%, menos
equilibrado, aunque la variación registrada es leve.
lev
En resumen, podemos señalar una tendencia hacia una representación más
elevada del esqueleto apendicular, donde los huesos más frecuentes se corresponden
con extremidades medias, calcáneos y falanges, elementos caracterizados por su
contenido de médula saturada e insaturada.
insaturada
181
Articulación
MNE
PX
Diáfisis
DS
SH
AR/SH
Proporción
Húmero
2
2
1
4/1
4
Radioulna
1
8
2
9/2
4,5
Fémur
3
1
1
4/1
4
Tibia
0
3
2
3/2
1,5
Metacarpo
0
0
0
0
0
Metatarso
1
0
0
1
1
Metapodio
0
12
7
12/7
1,71428571
Total
7
26
13
33/13
2,53846154
Tabla 9.4: Representación de partes anatómicas: Relación articulación/diáfisis.
Por otra parte, se ha reconocido una representación diferencial entre
articulaciones y diáfisis en el conjunto (Tabla 9.4). En este sentido, la proporción de
epífisis en la muestra (2,5) es levemente mayor a la esperada (2). A su vez, es
importante destacar el desbalance entre segmentos proximales y distales de huesos
largos, siendo los segundos más frecuentes.
Guanaco: evidencias de procesamiento
Un 26,2% de la muestra evidencia marcas de procesamiento. Esta es una
frecuencia moderada en comparación con lo sugerido para otras estructuras de
parapetos y sitios a cielo abierto de la región (Dellepiane 2014; Rindel 2009). Como se
observa en la tabla 9.5, han sido registradas tanto en el esqueleto axial como
apendicular, aunque en diferentes frecuencias, siendo preponderantes en el primero.
Si bien estas diferencias no son demasiado marcadas, por lo que es posible sugerir un
tratamiento equilibrado de ambas regiones anatómicas, es interesante destacar que
este énfasis en el procesamiento axial no ha sido registrado en otros conjuntos
presentados en esta tesis.
Apendicular
NISP
NISP*
NISP%
292
71
24,31506849
Axial
96
31
32,29166667
Total
388
102
26,28865979
Tabla 9.5: Frecuencias de procesamiento Axial y Apendicular.
182
NISP
NISP*
NISP%
Cráneo
11
1
9,09090909
Mandíbula
3
1
33,3333333
Atlas
3
1
33,3333333
Axis
0
0
0
Vert. Indet
12
1
8,33333333
Cervicales
9
1
11,1111111
Torácica
19
9
47,3684211
Lumbar
7
2
28,5714286
Caudales
0
0
0
Sacro
1
0
0
Costillas
27
15
55,5555556
Innominado
0
0
0
Escápula
3
1
33,3333333
Húmero
6
4
66,6666667
Radioulna
16
9
56,25
Fémur
9
1
11,1111111
Tibia
8
3
37,5
Calcáneo
5
1
20
Astrágalo
1
0
0
Metacarpo
0
0
0
Metatarso
1
0
0
Metapodio
39
5
12,8205128
Falange 1
105
39
37,1428571
Falange 2
38
7
18,4210526
Falange 3
10
1
10
Sesamoideo
19
0
0
Total
352
102
28,9772727
Tabla 9.6: Evidencias de procesamiento por elemento óseo (se excluyen carpianos, tarsianos, rótula y
dientes).
Al considerar la frecuencia de procesamiento por elemento óseo se observa
que para el sector axial, vértebras torácicas y costillas exhiben los valores más
elevados. Si bien, como se expone en la tabla 9.6, mandíbula y atlas también registran
porcentajes altos, su ocurrencia en términos de NISP es baja, por lo que su frecuencia
puede ser producto del tamaño de muestra recuperada para cada caso. En el
esqueleto apendicular se destacan las frecuencias alcanzadas en húmero y radioulna,
sugiriendo un procesamiento más intensivo de las extremidades delanteras en
comparación con las traseras. En este sentido, la ausencia de marcas de
procesamiento en la pelvis y la baja frecuencia registrada en fémur sería consistente
con esta afirmación. Por su parte, las extremidades inferiores exhiben una baja
presencia de marcas de carácter antrópico. Por lo contrario, las falanges (primeras,
183
segundas y terceras) sí se encuentra procesadas, con frecuencias que varían entre sí
(Tabla 9.6). Si se las agrupa, exhiben una frecuencia cercana al 31,3%.
NISP*
NISP%
Corte
52
50,9803922
Percusión
36
35,2941176
Corte y Percusión
14
13,7254902
Total
102
100
Tabla 9.7: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca.
Ha sido posible registrar en el conjunto dos tipos diferentes de evidencias de
procesamiento. Como puede observarse en la tabla 9.7, las marcas de corte presentan
las frecuencias más elevadas, seguidas por las de percusión, y finalmente, cortepercusión.
30
25
NISP* %
20
15
10
5
0
Corte
Percusíon
Apendicular
Corte y Percusíon
Axial
Figura 9.8: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
La figura 9.8 profundiza la información presentada en la tabla anterior,
exhibiendo la distribución anatómica de las marcas de procesamiento en función de su
tipo. Se puede apreciar que en el sector axial predominan las marcas de corte (n=28;
29,1%). Dentro de este subgrupo se identificaron dos marcas de machacado
registradas en un fragmento de vértebra torácica y una costilla. Las evidencias de
corte-percusión se comportan de manera muy equilibrada en ambos segmentos; no
obstante, su frecuencia es levemente mayor en el esqueleto apendicular. Más aún, es
solo en este último que han sido registradas marcas de percusión (n=36; 12,3%)
(Figura 9.8), asociadas principalmente a negativos de impacto y a un tipo de fractura
transversal. Este último tipo, el marcado perimetral, es una técnica registrada en toda
184
Patagonia desde, al menos, el Holoceno medio y muy frecuente en la región, y tiene
baja representación en el conjunto (5,5%) identificándose solo sobre falange primera y
segunda.
El apartado siguiente presenta la descripción y análisis del tipo de modificación
antrópica registrada y su localización en los especímenes. En primera instancia, las
huellas de corte y percusión fueron documentadas en dibujos mudos (Mengoni
Goñalons 1999; Muñoz 2000) y luego se las comparó con marcas de etiología
conocida propuestas por diferentes autores. El objetivo de este análisis es poder
vincularlas con las posibles tareas que las generaron: cuereo, desarticulación,
descarne y aprovechamiento de médula (Binford 1981) (ver capítulo 6).
Cráneo y mandíbula
Solo han podido ser relevadas marcas de procesamiento en cráneo y
mandíbula. En cuanto al primero, se registraron marcas de corte localizadas en una
capsula timpánica. Las incisiones son cortas, profundas y presentan una orientación
transversal. Posiblemente se vinculen con la desarticulación del cráneo de la
mandíbula. Por otra parte, en la mandíbula fue identificada una sola marca de corte,
oblicua y corta, en el cuerpo mandibular, idéntica a las relevadas por Binford (1981)
bajo el código M-4 y vinculada con la desarticulación.
Atlas
Solo se identificaron marcas de corte profundas y cortas en un único
espécimen. Se ubican en el ala del atlas, en cercanía del foramen alar, similares a las
CV-1 registradas por Binford (1981) y Nilssen (2000), vinculadas con la desarticulación
del cráneo.
Vértebra cervical
Solo fueron registradas marcas de corte en un único fragmento de vértebra
cervical. Éstas se localizan en el proceso espinoso, son transversales y longitudinales,
profundas largas y cortas, subparalelas entre sí y numerosas. Posiblemente se
asocien con tareas de descarne del cuello, similares a las registradas por Mengoni
Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1.
Vértebras torácicas
185
El 47% (n=9) de los especímenes correspondientes a vértebras torácicas
evidencian marcas de procesamiento (Tabla 9.6). En su mayoría responde a huellas
de corte registrándose también una de machacado. Se localizan en la base y porción
media del proceso espinoso en ambas caras, identificándose en solo un caso en el
centrum de la vértebra. Con respecto a las primeras, son en general longitudinales y
oblicuas al eje mayor de la vértebra, profundas, superficiales, cortas y largas. Son muy
similares a las descriptas por Binford (1981) bajo el código TV-2, vinculadas con el
desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo. Por otra parte, aquella
identificada en el centrum, TV-3 en términos de lo observado por Binford (1981) o TV-6
de acuerdo con Nilssen (2000), son cortas, transversales al eje mayor del hueso,
numerosas y subparalelas entre sí. Éstas serían consecuencia de la desarticulación de
las vértebras con las costillas (Binford 1981) o de la evisceración (Nilssen 2000).
Ambos tipos de marcas han sido reportadas con frecuencia en diversos sitios
arqueológicos de la región (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009).
Vértebras lumbares
Fueron relevados dos especímenes con marcas de corte; en uno de ellos se
encuentran localizadas en un proceso transverso mientras que en el restante se
ubican en la base de un proceso espinoso. Se trata de marcas longitudinales u
oblicuas cortas, profundas y numerosas. De acuerdo con Nilssen (2000), ambas
responderían al descarne y fileteo del lomo y fueron descriptas bajo el código LV-4.
Esto último ha sido sugerido también por otros autores señalando su presencia
durante el procesamiento inicial de la carcasa (Mengoni Goñalons 1999; Muñoz 2000;
Rindel 2009).
Costillas
Más de la mitad de los especímenes registrados presentan marcas de
procesamiento (Tabla 9.6). Éstas se corresponden con el desarrollo de tareas de
desarticulación y descarne. Las marcas de corte se localizan principalmente en la cara
ventral de las costillas, en cercanías al cuello de la epífisis proximal. Son largas,
profundas y transversales, muy similares a las descriptas por Binford (1981) con el
código RS-3. En la cara dorsal fueron registradas marcas de corte, transversales,
cortas y profundas localizadas en la porción media (RC-5 sensu Nilssen 2000), así
como en el sector proximal (RS-1 sensu Binford1981). Por otra parte, fue identificado
un negativo de impacto y una marca de machacado sobre costilla. El primero se
encuentra en la porción media de la costilla pero muy cerca de la epífisis proximal;
186
mientras que la segunda está localizada en el sector medio, en asociación a otras
marcas de corte.
Escápula
Solo un espécimen evidencia marcas de procesamiento. Fueron registrada
huellas de corte oblicuas, cortas y profundas localizadas en el tubérculo supra
glenoideo; muy similares a las reportadas por Nilssen (2000) bajo el código S-7,
asociadas a tareas de descarne.
Húmero
Las marcas de procesamiento correspondientes al húmero presentan elevada
frecuencia (Tabla 9.6) y se trata únicamente de huellas de percusión. Éstas se
vinculan principalmente con la fracturación del hueso para acceder a la cavidad
medular. De esta forma, se han registrado exclusivamente negativos de impacto
localizados por encima de la epífisis distal en cercanías al agujero nutricio, en su cara
lateral y en la diáfisis media, nuevamente sobre la cara lateral. En todos los casos fue
relevado un tipo de fractura transversal simple.
Radioulna
En este elemento han sido registradas evidencias de procesamiento en más de
la mitad de los especímenes identificados. En su mayoría, pertenecen a huellas de
percusión, registrándose un solo caso con marcas de corte. Las marcas de percusión
se corresponden con negativos de impacto, localizados preferentemente en la cara
lateral de las diáfisis media y la epífisis distal, por encima del agujero nutricio. En solo
un caso fue identificado un negativo en la porción proximal, en su cara medial. Por otra
parte, las marcas de corte que se ubican en el segmento diafisiario de un espécimen
de radioulna; son transversales, superficiales y cortas. En función de lo descripto, se
habría priorizado en el procesamiento de la radioulna el consumo de médula dado el
énfasis puesto en su fracturación.
Fémur
Solo ha sido relevada una marca de percusión (Tabla 9.6). Ésta se ubica en la
cara anterior de la diáfisis, próxima a la línea áspera y refiere a un negativo de
impacto. Es una fractura de tipo transversal simple.
Tibia
187
Fueron registradas marcas de procesamiento en dos fragmentos de diáfisis y
en una epífisis distal. Se evidenciaron marcas de corte aisladas, transversales,
longitudinales, superficiales y cortas en un fragmento de diáfisis, muy similares a las
descriptas con el código TP-5 (Binford 1981), vinculadas con tareas de descarne. En
asociación a éstas se registra un negativo de impacto que habría producido una
fractura simple y transversal. Por otra parte, en otro espécimen, específicamente en su
porción distal de la diáfisis, fue identificado un negativo de impacto con un tipo de
fractura similar al mencionado anteriormente. Todas las modificaciones se ubican en la
cara posterior de la tibia. Posiblemente el procesamiento de la tibia haya implicado su
descarne y posterior fractura para la extracción de médula.
Calcáneo
Solo un espécimen presenta marcas, únicamente de corte, en asociación con
su porción proximal. Son transversales y largas; muy similares a las TC-1 señaladas
por Binford (1981) y relacionadas con la desarticulación.
Metapodio
En los metapodios se relevaron marcas de corte y negativos de impacto. Las
primeras están presentes en solo dos especímenes, localizadas en la diáfisis,
específicamente en la cara anterior, próximas a la línea media. Se trata de huellas
transversales al eje mayor del hueso, superficiales y profundas, largas y cortas. De
acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), podrían asignarse a la limpieza del hueso
previa a su fractura. Cabe destacar que, en uno de los casos mencionados, se
encuentran asociadas a negativos de impacto. En cuanto a las evidencias de
percusión se registraron negativos en segmentos diafisiarios. Se trata de fracturas
simples, transversales y longitudinales (solo un caso), vinculadas con la extracción de
la médula ósea.
Falanges
Se registraron evidencias de procesamiento sobre falanges primeras,
segundas y terceras (Tabla 9.6). Concretamente, se identificaron marcas de corte y de
percusión. Las incisiones se localizan tanto en los sectores proximal y distal, como en
la diáfisis; se distribuyen en las cuatro caras y presentan una orientación transversal,
oblicua y longitudinal; son profundas y superficiales, largas y cortas. Las marcas de
corte estarían asociadas a la desarticulación de este segmento, así como también,
vinculadas con la limpieza para su posterior fractura. La alta frecuencia de marcas
188
ubicadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa es consecuencia de
del
seccionamiento de los tendones extensores y flexores digitales durante el
desmembramiento
amiento de las falanges con el resto de las
s extremidades inferiores
(Mengoni Goñalons 1999). Por otra parte, en
en 27 especímenes de falange primera y
segunda fueron identificadas evidencias de percusión
percusión, tales como negativos de
impacto y lascas adheridas. En la mayoría de los casos, se reconocieron fracturas
transversales simples que seccionaron el elemento en dos mitades, separando los
extremos proximales de los distales. Si bien presente, el tipo de fractura longitudinal
evidencia menor frecuencia. La técnica de marcado perimetral, solo
lo aplicada sobre
falange primera, fue registrada en cinco especímenes.
Por otra parte, cabe destacar la presencia en el conjunto de un instrumento
óseo confeccionado sobre primera falange a partir de una fractura de tipo longitudinal
(figura 9.9).. La cara lateral de la falange evidencia brillo y pulido desde la epífisis
proximal hacia la porción distal donde se reconoce el extremo activo del instrumento
adelgazado y con un punta roma.
Figura 9.9:
9.9 Instrumento óseo sobre falange primera.
Guanaco: evidencias
videncias de alteración térmica
Finalmente, una
na baja proporción de la muestra prese
presenta
nta evidencias de
termoalteración (n=6;
=6; 1,54%). É
Éstas
stas fueron registradas en fragmentos de falanges
primera, segunda y en un espécimen correspondiente al cráneo (cóndilo occipital). De
acuerdo con los rasgos identificados,
identificados fue reconocida la presencia de dos estadios de
termoalteración: quemado (más frecuente) y carbonizado.
189
Síntesis
La cantidad de especímenes óseos recuperados en el parapeto 11 es elevado.
La muestra total se conforma de 635 huesos, donde más del 64% del total pudo ser
identificado a nivel de especie. Al respecto, la estructura taxonómica es prácticamente
mono específica, dominada por la presencia de guanaco. Si bien esta es una
tendencia común para la región, en este caso, y como veremos en los restantes
conjuntos de la meseta del Strobel, se encuentra especialmente acentuada.
Uno de los aspectos destacables de la muestra ósea recuperada en esta
estructura es la elevada cantidad de individuos representados, sumando un total de
siete. Al respecto, la cronología disponible para este parapeto, derivada de dos
fechados radiocarbónicos, indica un posible único evento de ocupación, escenario que
posiblemente pueda ser extendido a todo el sitio. En estos términos, dado el número
mínimo reconstruido (inicialmente en cada estructura y posteriormente en una escala
de sitio), es posible que las estrategias de caza implementadas hayan estado
orientadas hacia el procuramiento de una cantidad elevada de presas. Esta afirmación
será discutida en el próximo capítulo.
Por otra parte, en el parapeto 11 el porcentaje de animales inmaduros es
moderado. No obstante, la existencia de fragmentos óseos no fusionados en estadios
avanzados de meteorización es un factor que puede alertar acerca de la perdida de
una parte de esta submuestra, y por tanto, indicar una subrepresentación de esta
cohorte. Concretamente, la composición etaria deducida señala un importante aporte
de animales menores a los 48 meses en la muestra (n=4); uno de ellos representa una
cría de guanaco cuya edad de muerte no supera los seis meses. Esta información, tal
como se explicitó para otros casos en esta tesis, indicaría que el momento de
ocupación de la meseta incluye la primavera y el verano y señalaría que la
configuración demográfica representada en esta estructura es similar a un grupo
familiar.
El análisis tafonómico aplicado permitió medir la presencia e intensidad con la
cual diversos agentes y procesos participaron en la formación del conjunto. La
meteorización afectó a la totalidad de los fragmentos óseos. No obstante, el perfil
reconstruido indica que más del 90% del total se ubica en los estadios 2 y 3. Estos
resultados son consistentes con aquellos obtenidos para otros sitios presentados en
esta tesis, independientemente de su ubicación espacial y/o cronología. Por su parte,
esta tendencia hacia la homogeneidad permite derivar un argumento en favor de la
190
simultaneidad de la depositación ósea, o al menos de eventos con cierta sincronía
temporal.
Dejando de lado la operatoria de la meteorización, la incidencia de otros
agentes en la formación del conjunto es baja/moderada (27,5%). Dentro de esta
frecuencia, solo el blanqueado, agente estrechamente vinculado con el anterior,
exhibe una influencia superior al 10%; los restantes se ubican siempre por debajo de
este valor. La operatoria de raíces y roedores manifiesta una frecuencia muy baja en
este parapeto. En este sentido, si bien la estructura puede potencialmente ser un
hábitat óptimo para roedores y especies vegetales, esta no es una ley que deba
cumplirse
inexorablemente,
sino
que
también
se
encuentra
estrechamente
condicionada por las características micro locales de cada caso. Por otro lado, dada la
escasa presencia de tinciones de óxido de manganeso sobre la superficie cortical de
los huesos recuperados, es posible sugerir que el agua como agente formativo habría
tenido una incidencia prácticamente nula. Esta información podría indicar cuál es el rol
que presenta la nieve invernal en la historia tafonómica de estos conjuntos, atendiendo
a que su derretimiento en primavera y su posterior percolación asociada a procesos
diagenéticos específicos, ha sido sugerida como la principal causa que establece la
ausencia de huesos en los paredones basálticos de la meseta del Strobel (Belardi et
al. 2007). Esta es una discusión que será retomada más adelante.
En función de la información presentada en esta sección, se considera que el
estado de preservación general de la muestra es bueno y su génesis no sería
explicable únicamente como consecuencia de la operatoria de agentes de orden
tafonómico.
La estructura taxonómica del parapeto 11 se ve dominada prácticamente por el
guanaco. Las medidas e índices iniciales aplicados sobre la muestra en favor de
evaluar la representación de partes anatómicas, indica resultados comunes a la
mayoría de los otros conjuntos presentados en esta tesis. Es decir, existe una clara
subrepresentación del esqueleto axial, sin registrarse diferencias en tanto ésta se
calcule en base al NISP o el MNE. De igual modo, la relación entre ambos segmentos
remarca esta tendencia. Por otra parte, los conjuntos recuperados se encuentran muy
incompletos, en especial en relación a los elementos axiales. Nuevamente, esta es
una información común con otros parapetos o sitios localizados en sectores altos y se
asocia con el carácter de uso logístico de estos espacios. El perfil de partes
esqueletarias obtenido en base a los valores de MAU % indica que la mayoría de las
categorías óseas se encuentran presentes. De este modo, si bien se registran muy
191
pocas ausencias, las frecuencias generales son bajas, salvo pocas excepciones que
superan el 30 % del MAU. En referencia a éstas, se destacan los porcentajes de
cráneo, extremos distales de radioulna y metapodios y principalmente, falange 1. Se
reconoce entonces una tendencia de homogeneidad donde la distribución de la
mayoría de los elementos es equilibrada e incluye huesos muy diversos, ya sea en
función de sus características generales, morfología, rendimiento nutricional o valores
densitométricos. En este sentido, asumiendo que el potencial de preservación de cada
hueso es variable, la normalización del perfil obtenido es un argumento en favor del
origen antrópico del mismo. Si bien no se ha identificado ninguna correlación
estadística con los índices utilizados (ver tabla 9.8), la elevada representación de
elementos con alto contenido de médula insaturada parecería indicar una clara
selección de estas partes. Esta afirmación es consistente con la evidencia presentada
en base al MNE estandarizado, donde calcáneos, falanges, extremidades medias y
posteriormente, inferiores exhiben los mayores porcentajes.
Parapeto
11
MAU %: DMO*
0,2055
p 0,22
MAU%: IC**
-0,7247
p 0,12
MAU% : IM*** MAU%: UMI**** MAU% : IS*****
-0,7537
0,102
-0,7414
p 0,11
p 0,74
p 0,003
Tabla 9.8: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Las evidencias de procesamiento presentan una frecuencia moderada/alta en
el parapeto 11. Si bien se localizan preferentemente en el sector axial, la diferencia
existente con el segmento apendicular es baja, por tanto, se siguiere un tratamiento
equilibrado de las carcasas. Como se especificó anteriormente en esta sección, las
marcas de corte exhiben valores más elevados que las de percusión y se ubican
preferentemente en vértebras y costillas. El análisis especifico de las incisiones indica
una mayor relevancia de las actividades de descarne en el conjunto. Más aún, la
mayoría de éstas se ubican en la columna, principalmente sobre vértebras torácicas, y
costillas, es decir, huesos caracterizados por su alto contenido de carne. Por su parte,
las marcas asociadas con la desarticulación de los elementos le siguen en importancia
pero son significativamente menores. En general, la diversidad de tipos de marcas
identificada en el parapeto 11 es reducida y se limita a las dos referidas anteriormente
y a un conjunto de incisiones indeterminadas que no presentaron análogos con los
marcos de referencia consultados. En concreto, esta información sugiere que el rango
de tareas llevadas a cabo habría estado focalizado en las primeras etapas del
procesamiento. Con respecto a las extremidades, es interesante destacar la alta
192
frecuencia de rasgos asociados a la fracturación antrópica, evidencia que sugiere una
preponderancia hacia el aprovechamiento de la médula disponible en estos elementos.
La existencia de huesos termoalterados es muy baja y se limita a solo unos pocos
fragmentos de falanges. En este marco, es posible que las estrategias implementadas
en el parapeto 11 hayan incluido la desarticulación, el descarne de elementos óseos y
su posterior fractura, junto con el consumo incidental de algunas partes en términos de
snack (sensu Binford 1978).
9.1.2 Parapeto 38
El parapeto 38 (48°28'54.98" S- 71°6'52.99" O) se l ocaliza a 843 msnm,
próximo a la barda sureste del lago Strobel, a 252 metros en dirección noreste del
parapeto 11. Presenta una morfología en arco o semicírculo y se encuentra orientado
hacia el oeste. Fue excavada una cuadrícula de un metro por un metro ubicada en el
centro de la estructura y se siguieron niveles estratigráficos artificiales de 5 cm (Figura
9.10). Dado que no fueron registradas diferencias en la composición estratigráfica de
los sedimentos, ni en las características y distribución del registro zooarqueológico, se
consideran los niveles como un bloque presentándose la información faunística en
conjunto. La muestra analizada comprende 556 especímenes, de los cuales el 75%
(n=416) del total pudo ser identificado a nivel de especie. Un total de 140 (25,1%)
especímenes no han podido ser ubicados bajo ninguna categoría taxonómica, siendo
designados como indeterminados.
193
Figura 9.10: Parapeto 38 (círculo verde)
verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina
squina superior
derecha: Foto de la estructura;
ura; esquina inferior derecha: representación
representación y localización de la cuadricula
cuadricula.
Taxón
NISP
NISP%
Lama Guanicoe
414
99,51923
0,240385
0,240385
100
Puma concolor
1
Chloephaga picta
1
Total
416
Tabla 9.9:
9.9 Estructura Taxonómica Parapeto 38.
Como se observa en la tabla 9.9,, la diversidad de especies registrada es muy
baja, conformando un conjunto prácticamente mono específico dominado por el
guanaco. La presencia de puma y cauquén se limita a solo un espécimen
respectivamente y no exhiben modificaciones de origen antrópico.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
El número mínimo de individuos fue obtenido en función de la lateralidad y el
estado de fusión de los elementos óseos recuperados en este parapeto. De acuerdo a
la cantidad de falanges representadas en el conjunto, se identificó la presencia de, al
menos, siete individuos. En función de los valores de NISP y MNE obtenidos, fue
calculado el índice de especímenes y elementos inmaduros en la muestra. Los
resultados alcanzados son muy similares entre sí, 15,9 % para el primero y 16,9%
para el segundo. Para realizar
izar una determinación más específica de la estructura
194
etaria del conjunto fue aplicado el cronograma de fusión óseo propuesto por
Kauffmann (2009). La presencia de dos cuerpos de vértebras torácica o lumbar no
fusionadas a su respectivo arco neural establece la presencia de un individuo cría en
el conjunto atendiendo a que fusiona entre los 0-6 meses de edad. Por otra parte, se
han registrado también 16 superficies articulares proximales de falange primera no
fusionadas indicando la existencia de al menos dos individuos menores a los 30
meses de edad. En síntesis, la información obtenida indica que la muestra se
compone al menos de un individuo cría y otro subadulto (entre 24-30 meses de edad).
Posiblemente, el resto (n=5) se corresponde con animales mayores a los 48 meses de
edad.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
Todos los especímenes exhiben modificaciones vinculadas con la incidencia de
la meteorización sobre el conjunto (Behrensmeyer 1978).
100
90
80
% NISP*
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
(N = 82)
W3
(N = 252)
W4
(N = 44)
W5
Figura 9.11: Perfil de meteorización: Parapeto 38.
Como se observa en la figura 9.11, la mayoría de los fragmentos óseos se
ubican en los estadios 2 y 3, principalmente en este último. Se destaca la presencia de
huesos en estadio 4 en baja frecuencia, indicando que una pequeña fracción del
conjunto manifiesta condiciones avanzadas de meteorización (figura 9.11). Esta
tendencia, caracterizada por estadios maduros y una buena conservación ósea, es
similar a la obtenida para las otras estructuras que forman parte del sitio K 116 y, en
una escala regional más amplia, con otros conjuntos a cielo abierto de la región.
195
Se ha planteado que existe una relación diferencial entre la edad de los
especímenes y la intensidad con la cual actúa el proceso de meteorización. En este
sentido, individuos inmaduros manifestarían una tasa de meteorización más rápida
que adultos (Álvarez et al 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre
otros). La figura 9.12 evalúa la distribución de los estadios de meteorización en función
de especímenes fusionados y no fusionados, observándose que la distribución es
homogénea para ambas categorías, sin reconocerse una tendencia diferencial de la
operatoria de la meteorización en función de la edad (figura 9.12).
100
90
80
% NISP*
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
No fusionado
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 9.12: Perfil de meteorización en función del estado de fusión ósea.
Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 29 % (n=110)
de la muestra exhibe algún otro tipo de modificación de origen natural. Como se
observa en la figura 9.13, gran parte de esta frecuencia se ve determinada por la
incidencia de la acción de raíces sobre los especímenes; en tanto que la operatoria de
otros agentes es muy baja (figura 9.13).
196
25
% NISP*
20
15
10
5
0
Roedores (N = 2) Raíces (N = 87) Líquenes (N = 1)
Carnívoros
(N = 1)
Blanqueado
(N = 19)
Figura 9.13: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
La acción de raíces ha sido el agente tafonómico que mayor influencia ha
tenido sobre el conjunto. Fue registrada en fragmentos de vértebra (n=20), cráneo
(n=3), pelvis (n=3) y sobre huesos largos, localizadas principalmente en la diáfisis. Las
falanges (n=33, 38%) exhiben la mayor frecuencia de marcas de raíces, posiblemente
debido a su alta representación en el conjunto. La protección dada por la pared del
parapeto favorecería la acumulación de sedimento y el posterior desarrollo de
comunidades vegetales. Por otra parte, la incidencia de las raíces como agente
formador del registro óseo del parapeto 38 junto con la presencia de meteorización
sobre el conjunto podría haber afectado, en cierta medida, la visibilidad de otras
modificaciones naturales o antrópicas.
La presencia de blanqueado se limita exclusivamente a aquellos fragmentos
procedentes de superficie (figura 9.13). Éste se localiza, en todos los casos (n=19),
sobre ambas caras del hueso indicando que una baja proporción de la muestra
mantuvo una prolongada exposición al sol con un bajo grado de estabilidad.
El daño producido por carnívoros y roedores sobre el conjunto ha sido muy
bajo (figura 9.13). En cuanto al primero, se limita únicamente a un pits registrado sobre
la porción distal de una falange primera. Las marcas de roedores fueron identificadas
en solo dos fragmentos, uno correspondiente a una diáfisis de radioulna y el restante a
una falange 1. Finalmente, solo un fragmento proximal de falange segunda presenta
líquenes. El hueso fue recuperado en superficie, indicando una exposición
relativamente prolongada a condiciones subaéreas.
197
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
La representación de partes anatómicas fue evaluada a partir de diferentes
medidas. La figura 9.14 señala la subrepresentación del esqueleto axial en el conjunto,
independientemente de que medida (NISP % o MNE %) se utilice para su análisis
(figura 9.14).
100
80
%
60
40
20
0
NISP
MNE
Axial
Apendicular
Figura 9.14: Representación de segmentos anatómicos.
Unidades de Análisis
Parapeto 38
Relación Axial/Apendicular NISP
0,27
Relación Axial/Apendicular MNE*
0,23
C. Anat. Global**
21,29
C. Anat. Axial***
7,6
C. Anat. Apendicular****
41,49
Tabla 9.10: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
La relación axial/apendicular, evaluada en base a los valores de NISP y MNE,
sugiere nuevamente una marcada subrepresentación del esqueleto axial en el
conjunto, tendencia característica de los sitios de la región.
La completitud anatómica global obtenida para el conjunto, medida en base a
la relación entre el MNE obtenido/esperado considerando el MNI, es baja (Tabla 9.10).
Ésta es una característica frecuente en los contextos zooarqueológicos localizados en
mesetas altas de la región y ha sido vinculado con el carácter logístico que habrían
tenido en el pasado. Estos valores son aún más marcados para el segmento axial,
mientras que la integridad del esqueleto apendicular es sustancialmente mayor,
198
corroborando el desbalance en la representación de ambos sectores anatómicos
mencionado previamente (Tabla 9.10).
La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de
NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados
obtenidos, similares a las otras estructuras presentadas en esta tesis, son bajos
globalmente y para el segmento apendicular, y un poco más elevados para el
esqueleto axial (Tabla 9.11). Estos valores no indican una fragmentación demasiado
intensa en el parapeto 38.
NISP/MNE
Global
1,89
Axial
2,66
Apendicular
1,71
Tabla 9.11: Índice de Fragmentación. Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
La representación de partes anatómicas también fue evaluada a partir de los
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
valores de MAU % y MNE % estandarizado obtenidos para el conjunto.
Figura 9.15: MAU % Representación de partes anatómicas.
Como puede observarse en la figura 9.15, una buena parte de las categorías
consignadas se encuentra presentes, aunque se registran algunas ausencias. Las
frecuencias obtenidas son moderadas-bajas (10% a 30%) en la mayoría de los
especímenes óseos, identificándose algunos puntos de mayor representación,
especialmente en el sector apendicular (Figura 9.15). En el esqueleto axial se
destacan las frecuencias de vértebras cervicales y pelvis, ambas ocupando un rango
que oscila entre 30 y el 50% del MAU. Las restantes categorías no superan el 20%
(Figura 9.15) destacándose la ausencia de costillas. Todos los huesos largos se
199
encuentran presentes, evidenciándose una representación moderada y homogénea
entre sí, destacándose las extremidades distales y fragmentos de diáfisis (Figura
9.15).. Los valores de MAU % más elevados en el conjunto pertenecen a calcáneos y
falanges primeras y segundas. En síntesis, las extremidades, en especial las medias e
inferiores junto con huesos del autopodio y falanges, exhiben una mayor relevancia.
Como ha sido señalado para otros conjuntos de la región, este patrón podría
encontrarse vinculado con su contenido de carne y médula, en especial insaturada
(Rindel 2009).
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades superiores
Extremidades medias
Extremidades inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
MNE %
Figura 9.16:
6: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas.
Para explorar con mayor detalle los patrones de representación de partes
anatómicas, ha sido utilizado el MNE estandarizado ((Figura 9.16).
6). El segmento axial
refleja menores frecuencias y sugiere cierto grado de variación. La cabeza y la
columna exhiben una baja representación
rep
que no supera el 15%.
%. En cuanto a la
columna, los valores obtenidos se encuentran estrechamente vinculados con la
representación de vértebras, especialmente cervicales y torácicas. Un aspecto
destacable es la total ausencia de fragmentos
fragmentos correspondientes a las costillas. Estos
elementos por lo general no exhiben elevadas frecuencias en los sitios de la región
pero sí suelen estar presentes. De igual forma que los valores obtenidos para algunas
categorías apendiculares, la cintura (pélvi
(pélvica
ca y escapular) manifiesta una mode
moderada
presencia, superando el 20%
% del MNE estandarizado. Las extremidades evidencian un
patrón levemente homogéneo oscilando en un rango
rango que se extiende desde el 19%
19 al
31%. Dentro de este esquema, radioulna y tibias se en
encuentran
cuentran mayormente
representadas. Nuevamente, como ha sido registrado para el parapeto 11 de este
sitio, calcáneos y falanges alcan
alcanzan el 60%
% del MNE estandarizado para el conjunto.
La alta representación de falange primera determina esta tendencia.
200
Articulación
MNE
PX
Diáfisis
DS
SH
AR/SH
Proporción
Húmero
3
3
2
6/2
3
Radioulna
0
2
5
2/5
0,4
Fémur
1
2
4
3/4
0,75
Tibia
2
4
3
6/3
2
Metacarpo
2
0
0
2
2
Metatarso
0
0
0
0
0
Metapodio
0
9
4
9/4
2,25
Total
8
20
18
28/18
1,55
Tabla 9.12: Representación de partes anatómicas: PX: Proximal; DS: Distal; SH: Diáfisis; AR/SH: Relación
articulación/diáfisis.
Como se observa en la tabla 9.12 se ha registrado una subrepresentación de
articulaciones (1,5) en el conjunto en función del esperado (2). En este contexto,
también es interesante destacar el desbalance existente entre segmentos proximales y
distales, en favor de los segundos. Esto ya ha sido mencionado para el parapeto 11 de
este sitio presentado en esta tesis.
Guanaco: evidencias de procesamiento
El 22,2% de los especímenes óseos recuperados en el parapeto 38 presentan
evidencias de procesamiento. Esta frecuencia es similar a la registrada para otras
estructuras del sitio K 116. En la tabla 9.13 se observa que el sector apendicular
exhibe un procesamiento más intenso que el axial.
Apendicular
NISP
NISP*
NISP%
289
71
24,6
Axial
89
13
14,6
Total
378
84
22,2
Tabla 9.13: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
201
NISP
NISP*
NISP%
Cráneo
3
1
33,3333333
Mandíbula
1
0
0
Atlas
0
0
0
Axis
0
0
0
Vért. Indet
11
0
0
Cervicales
34
5
14,7058824
Torácica
15
4
26,6666667
Lumbar
5
1
20
Caudales
0
0
0
Sacro
1
0
0
Costillas
3
0
0
Innominado
7
2
28,5
Escápula
2
0
0
Húmero
10
4
40
Radioulna
13
6
46
Fémur
11
5
45,4545455
Tibia
15
6
40
Calcáneo
5
1
20
Astrágalo
0
0
0
Metacarpo
4
3
75
Metatarso
0
0
0
Metapodio
29
9
31,0344828
Falange 1
80
33
41,25
Falange 2
25
4
16
Falange 3
12
0
0
Sesamoideo
13
0
0
Total
295
84
27,7966102
Tabla 9.14: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos, rótula y
dientes.
En la tabla 9.14 se presenta la frecuencia de procesamiento por elemento
óseo. En el segmento axial, su distribución es acotada principalmente a la pelvis, la
columna vertebral y el cráneo. Esta representación indicaría un aprovechamiento
selectivo de elementos caracterizados por su contenido de carne y grasa. Por otra
parte, el procesamiento del esqueleto apendicular se encuentra relativamente
restringido a unidades anatómicas cuyo rendimiento nutricional, en términos de carne,
médula y médula insaturada, es elevado. Es así que, los huesos largos junto con
metacarpos, metapodios y falanges exhiben un perfil homogéneo de procesamiento,
con frecuencias moderadas que, en casos particulares, se incrementan levemente
(metacarpo).
202
NISP*
NISP%
30
35,714286
Corte
Percusión
36
42,857143
Corte y Percusión
18
21,428571
Total
84
100
Tabla 9.15: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca.
Ha sido posible reconocer en el conjunto dos tipos de modificaciones
antrópicas que manifiestan una representación ligeramente homogénea entre sí (Tabla
9.15). Las marcas de percusión, caracterizadas por negativos de impacto, estrías de
percusión y la presencia de marcado perimetral, evidencian las frecuencias más
elevadas; seguidas por las huellas de corte y, finalmente, especímenes que exhiben
ambos tipos de daño.
16
14
% NISP
12
10
8
6
4
2
0
Corte
Percusíon
Apendicular
Corte y Percusíon
Axial
Figura 9.17: Ubicación anatómica del tipo de evidencia de procesamiento.
La figura 9.17 indica que existe una distribución diferencial de las evidencias de
procesamiento en el esqueleto. En este sentido, las marcas de corte se localizan tanto
en el segmento axial (n=13; 15%) como apendicular (n=17; 6%), siendo más
frecuentes en el primero. Los restantes tipos de daño registrados en el conjunto solo
fueron identificados para el esqueleto apendicular. Esta tendencia ya ha sido
registrada para otras estructuras del sitio y se encuentra sujeta a la oferta de
nutrientes característica de cada región anatómica y las técnicas adecuadas para su
aprovechamiento. Con respecto al marcado perimetral, su presencia en el conjunto es
baja y se limita a solo dos fragmentos: una falange segunda y un húmero proximal.
A continuación se describe el tipo de modificación antrópica y su
distribución/localización en los especímenes ordenándola por elemento óseo.
203
Cráneo
Fueron registradas marcas de procesamiento sobre un solo fragmento
correspondiente al cráneo (Tabla 9.14). Se trata de tres huellas de corte concentradas
que presentan una orientación transversal, superficial y corta. Debido a que el
fragmento óseo no ha podido ser identificado con mayor detalle no se realizará
ninguna asignación funcional de las incisiones registradas.
Vértebras Cervicales
En cinco especímenes fueron registradas únicamente marcas de corte (Tabla
9.14). Cuatro de ellas se localizan en el proceso espinoso, en el proceso articular
craneal y en la apófisis articular caudal de la vértebra. Las características de las
incisiones son variadas. En cuanto a su distribución, se observaron tanto aisladas
como concentradas en un sector; en todos los casos su orientación es transversal,
paralelas
y
subparalelas,
exhibiendo
diversas
combinaciones;
superficiales
larga/cortas y profundas largas/cortas. En relación a su frecuencia, todas las
posibilidades fueron identificadas: únicas, pocas y numerosas. La restante marca de
corte se ubica en un cuerpo de vértebra cervical, son transversales, profundas y
largas. La totalidad de estas modificaciones antrópicas, similares a las registradas en
otros sitios de la región (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009), se encuentran
asociadas, posiblemente, con dos tareas especificas: el descarne del cuello y su
segmentación en porción menores.
Vértebras Torácicas
Las marcas registradas en este elemento óseo son, en su totalidad, de corte y
se ubican únicamente en el proceso espinoso de la vértebra. Fueron identificadas en
cuatro especímenes y presentan una orientación longitudinal/oblicua, son profundas y
largas y su frecuencia varía entre marcas únicas y aisladas, y fragmentos que exhiben
más de dos huellas hasta cinco como máximo, encontrándose concentradas en un
sector. Son muy similares a las descriptas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el
código TV-2 vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo.
La presencia de este tipo de marcas de corte en vértebras torácicas ha sido registrada
en otras estructuras del sitio K 116.
Vértebras Lumbares
Solo en un fragmento fue identificada la presencia de una única marca de
corte. Ésta se localiza en el arco vertebral, se encuentra aislada y presenta una
204
orientación transversal, siendo profunda y corta. Si bien no son exactamente las
mismas modificaciones, Binford (1981) sugiere que este tipo de modificación se
encuentra asociada con la extracción del lomo.
Pelvis
Fueron relevados dos especímenes con marcas de corte. En el primero se
localizan en el ala del ilium, son cortes longitudinales al eje mayor del hueso, largos y
profundos. Mengoni Goñalons (1999) registró este tipos de incisiones en el sitio Cerro
de los Indios 1, únicamente sobre la cara externa del ilium y menciona que podrían
vincularse con el desarrollo de tareas de descarne, producidas durante el corte de los
músculos ilíacos y glúteos. Por su parte, Nilssen (2000) reporta la presencia de este
tipo de marcas bajo el código PS-17. De acuerdo con el autor, estas son parte de un
conjunto amplio de modificaciones realizadas en la cara ventral y lateral del ilium y el
isquion, estando asociadas con el desarrollo de tareas de fileteo. El restante
espécimen óseo que exhibe marcas de corte se corresponde con un fragmento de
isquium. Se localizan por debajo del acetábulo del isquium, son transversales y
longitudinales, profundas, cortas y largas y exhiben una elevada frecuencia. Estas
incisiones son muy similares a las reportadas por Binford (1981) bajo el código PS-8,
asociadas con la desarticulación de la pelvis y el fémur. Estas marcas de corte
también fueron registradas por Nilssen (2000) quien, a diferencia de Binford (1981), las
vincula con el fileteo y remoción de los músculos que se extienden de la pelvis al
fémur.
Húmero
Sobre este elemento fueron identificadas marcas de corte y percusión en
cuatro fragmentos óseos. Con respectos a las primeras, se registraron sobre la cara
lateral de una epífisis distal de húmero, asociadas a negativos de impacto y presentan
una orientación transversal siendo profundas y cortas. Este tipo de incisiones,
idénticas a las reportadas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código Hd-2, se
vinculan con la desarticulación del húmero de la radioulna. Asimismo, sobre dos
fragmentos de diáfisis proximal se reconocieron marcas de corte longitudinales,
profundas y largas, localizadas en asociación a la tuberosidad deltoidea. De acuerdo
con Nilssen (2000), éstas se vinculan con el descarne de la unidad (código Hs-1). Por
otra parte, como se mencionó, fue determinada la presencia de negativos de impacto
localizados en las articulaciones distales y proximales. En ambos casos el tipo de
205
fractura es transversal, destacándose la presencia de marcado perimetral en el
segundo.
Radioulna
La mitad de los especímenes de radioulna exhiben evidencias de
procesamiento (Tabla 9.14). En la mayoría de los casos se registraron tanto marcas de
corte como de percusión en cada uno de los fragmentos, exceptuándose dos casos en
los cuales solo se observaron uno de los dos tipos de modificación antrópica. Las
marcas de corte fueron localizadas en cuatro fragmentos: uno refiere al sector
proximal y los restantes se corresponden con fragmentos de diáfisis. La orientación de
las mismas es transversal en todos los casos, siendo siempre profundas y variando en
cuanto a su longitud pudiendo ser cortas y largas. Su frecuencia también es diversa
encontrándose aisladas así como también concentradas en un sector. Las incisiones
registradas en el sector proximal se encuentran próximas a la cavidad glenoidea, son
muy similares a las descriptas por Binford (1981) bajo los códigos RCp-2 y RCp-5,
vinculadas con la desarticulación del húmero. Como una posible variante, Nilssen
(2000) sugiere que, de acuerdo con sus estudios experimentales, las marcas
codificadas como RCp-2 (Binford 1981) se asocian aún más confiablemente con el
fileteo de la radioulna proximal. Por otra parte, como mencionamos, la mayoría de las
marcas de corte se emplazan en la diáfisis, tanto en su porción lateral, medial como en
su cara anterior. Binford (1981) no señala la presencia de este tipo de marcas en su
relevamiento; pero sí lo hace Mengoni Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los
Indios 1 y las vincula con el posible desarrollo de tareas de descarne. Nilssen (2000)
menciona, bajo el código RCs-2, la existencia de marcas de corte transversales en el
sector medio y distal de la diáfisis producto del cuereo y/o fileteo.
La fractura antrópica fue registrada en cinco especímenes, cuatro de ellos
también manifiestan marcas de corte descriptas en el párrafo anterior. En todos los
casos se registraron negativos de impacto localizados en la diáfisis de la radioulna
tanto en su porción medial, lateral como en la cara anterior. Predomina en todos los
casos un tipo de fractura transversal simple. En síntesis, la información presentada
permite sugerir un procesamiento equilibrado de este elemento óseo caracterizado por
el desarrollo de tareas de desarticulación, descarne y fractura a los fines del consumo
de carne y médula.
Fémur
206
Al igual que el resto de los huesos largos, el fémur exhibe una moderada
frecuencia de evidencias de procesamiento (Tabla 9.14). Se han registrado marcas de
corte y percusión en cinco fragmentos, localizadas siempre sobre la diáfisis. Con
respecto a las primeras, están presentes en todos los especímenes y se ubican tanto
en la cara lateral, medial, como posterior de la diáfisis. Se hallan vinculadas, en todos
los casos, con la línea áspera o el agujero nutricio. Evidencian una alta frecuencia y se
encuentran generalmente concentradas en un sector. Se registraron dos orientaciones
predominantes: por un lado, transversales, cortas/largas, profundas/superficiales; y por
otro lado, longitudinales, siempre largas y profundas. Cabe destacar que en todos los
casos fueron registradas ambas orientaciones. Las incisiones registradas sobre fémur
son del tipo Fd-4 (Binford 1981), aunque no son estrictamente equivalentes. En este
sentido, pueden resultar más análogas a las marcas de corte observadas por Nilssen
(2000) bajo el código Fs-1, el cual comprende una categoría amplia que engloba a
todas las marcas registradas en la diáfisis. No obstante, en ambos casos las
modificaciones se encuentran vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne.
Como fuera mencionado, también fue registrada la presencia de negativos de impacto.
Tres de los cinco especímenes que presentan marcas de corte, exhiben también
evidencias de percusión. Los rasgos identificados, producto de una fractura de tipo
transversal, se ubican en la cara posterior de la diáfisis, siempre asociados a la línea
áspera.
Tibia
Los fragmentos de tibia recuperados en el parapeto 38 exhiben una moderada
frecuencia de evidencias de procesamiento. Concretamente, en seis especímenes fue
registrada su presencia, reconociéndose una mayor preponderancia de marcas de
percusión sobre este subconjunto. En este sentido, han sido identificados negativos de
impacto en cinco fragmentos, cuatro correspondientes a la diáfisis media y uno
localizado en la diáfisis distal. Si bien predomina un tipo de fractura transversal simple,
se destaca la presencia de marcado perimetral en un caso. En general, se observa
que la mayoría de estos daños se ubican en la cara posterior y lateral de la tibia. Las
marcas de corte solo fueron registradas en dos fragmentos correspondientes a la
diáfisis de la tibia. Uno de ellos exhibe una única incisión aislada, transversal profunda
y larga. En el segundo caso, se encuentran concentradas en un sector y son
transversales al eje mayor del hueso, profundas y cortas. De acuerdo con estas
características, este tipo de marcas resultan semejantes a las denominadas Ts-1 por
Nilssen (2000) asociadas con el descarne de la tibia. Asimismo, Mengoni Goñalons
207
(1999) observó marcas similares en el sitio Cerro de los Indios 1 y vinculó su presencia
con el desarrollo de tareas de descarne.
Calcáneo
En un espécimen fue registrada la presencia de evidencias de procesamiento.
Éstas se corresponden con un negativo de impacto localizado entre el tuber calcis y la
superficie articular que produjo, en consecuencia, una fractura de tipo transversal
simple. El propósito de este tipo de daño se encuentra asociado con el consumo de
médula y ha sido registrado en diversos sitios en la región.
Metacarpo
En este elemento ha sido identificada una alta frecuencia de marcas de
procesamiento en función de su representación (NISP). En este sentido, dos
fragmentos exhiben negativos de impacto localizados en la diáfisis del metacarpo pero
próximos a la epífisis; en ambos casos, éstos se ubican en la cara anterior. La fractura
de tipo transversal siempre es la única que ha sido relevada. Un tercer espécimen
evidencia marcas de corte sobre su cara anterior, situadas en la porción proximal del
metacarpo por debajo de la faceta articular. Las incisiones presentan una orientación
transversal, son cortas y profundas y presentan una baja frecuencia (entre dos y cinco
marcas). Éstas son muy similares a las denominadas bajo el código MCp-1 por Binford
(1981) y estarían asociadas con la desarticulación del metacarpo del resto de los
huesos carpianos.
Metapodio
En los metapodios se ha registrado una frecuencia moderada de evidencias de
procesamiento. Uno de los aspectos más destacados es la relevancia de la percusión
sobre este subconjunto. En este sentido, de los nueve especímenes que presentan
modificaciones antrópicas, siete de ellos exhiben negativos de impacto, mientras que
solo dos evidencian marcas de corte. Éstas últimas se localizan en la cara anterior de
la diáfisis media del metapodio, están concentradas en un sector y presentan una
orientación transversal u oblicua, siendo cortas y profundas; su frecuencia no supera
las cinco marcas. Por su parte, los negativos de impacto se ubican tanto en la diáfisis
media como distal y fueron identificados, principalmente, en la cara lateral, medial y
anterior del hueso. En todos los casos fue registrada un tipo de fractura transversal
simple encontrándose ausente la técnica de marcado perimetral, aspecto frecuente en
sitios de la región (Rindel 2009). Es posible que esta relevancia de la fracturación
208
sobre los metapodios se encuentre asociada con el aprovechamiento de médula
saturada e insaturada.
Falange
Se han registrado evidencias de procesamiento en 33 falanges primeras y en
cuatro falanges segundas. Las marcas de corte y percusión identificadas se
encuentran posiblemente vinculadas con su desarticulación, limpieza y fractura para el
consumo de médula. En cuanto a las incisiones, se localizan tanto en el sector distal
como en proximal, siendo menor su frecuencia en la diáfisis y están distribuidas en
todas sus caras. En la mayoría de los casos se relevaron marcas con orientación
transversal, largas/cortas y profundas/superficiales. Como mencionamos, una parte de
estas incisiones se encuentran vinculadas con la desarticulación de este segmento de
las extremidades inferiores dada la frecuencia de marcas localizadas en las
tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones
extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las
evidencias de percusión, fueron registrados negativos de impacto, estrías de percusión
y marcado perimetral. Predomina el tipo de fractura transversal, seguida por la de
forma longitudinal, representada solo en dos fragmentos. La técnica de marcado
perimetral fue registrada en un espécimen correspondiente a una falange segunda.
Cabe destacar que las evidencias de percusión sobre falanges son más frecuentes
que las marcas de corte.
Síntesis
El parapeto 38 del sitio K 116 presenta, al igual que la estructura 11, una
importante cantidad de especímenes óseos. En este marco, se destaca la elevada
frecuencia de fragmentos identificados a nivel de especie, alcanzando un valor
próximo al 75% (n=416) del total del NISP. La diversidad taxonómica en este conjunto
es prácticamente nula, dado que más del 95% (n=414) de los especímenes
identificados pertenecen a guanaco. Este resultado se corresponde con lo observado
en las otras estructuras que conforman el sitio y que fueron presentadas en esta tesis.
Al mismo tiempo, es consistente con la estructura taxonómica general procedente de
los sitios localizados en las mesetas y sectores altos de la región con cronologías
tardías. No obstante, es posible que, en este caso en particular, esta tendencia se aún
más definitiva.
El número mínimo de individuos reconstruidos para este conjunto es elevado,
representando a siete animales. Este resultado no solo es consistente con lo
209
observado para el parapeto 11 sino que también se alinea detrás de una hipótesis
asociada con la cantidad de presas cazadas en el sitio. Por otra parte, la composición
etaria obtenida indicia que el porcentaje de individuos inmaduros es menor al obtenido
en otros sitios de sectores altos de la región, independientemente de la medida
utilizada para su cálculo (NISP o MNE). Esta información sugiere que una parte
principal de las presas seleccionadas se corresponderían con animales adultos,
mayores a los 48 meses de edad. No obstante, la presencia de una cría ubica (animal
menor a los seis meses de edad al momento de su muerte) la ocupación del sitio
durante la primavera y el verano.
Los procesos y agentes tafonómicos que operaron sobre la muestra
recuperada en el parapeto 38 son muy similares a los identificados en otros conjuntos
óseos descriptos en esta tesis y, en general, manifiestan tendencias equivalentes en
cuanto a su magnitud y grado de incidencia. En este sentido, la meteorización afectó a
la totalidad de los especímenes observándose que el 88% de estos se ubican en
estadios moderados (2 y 3). Por su parte, la acción de raíces es el principal agente
formador del conjunto. Si bien su operatoria es moderada, próxima al 25%, se destaca
dado que la incidencia de otros agentes sobre el conjunto es reducida, menor el 5% en
cada caso en particular. Al respecto, el sector espacial donde se ubica el parapeto 38,
próximo a la barda que desciende al lago Strobel, exhibe un leve incremento de la
vegetación que, a su vez, se ve beneficiado por el reparo y protección de la estructura
en sí misma. Estos factores junto con una limitada potencia estratigráfica que aumenta
la interacción entre elementos óseos y raíces explican los valores obtenidos. No
obstante, como mencionamos, éstos son bajos; al igual que el grado de afectación de
la superficie cortical de cada espécimen en particular.
Las medidas generales aplicadas en la muestra a los fines de describir la
representación de partes anatómicas señalan en general un claro desbalance entre el
segmento axial y apendicular, en favor de este último. Como hemos visto, esta es una
tendencia regionalmente compartida. En consistencia, en un contexto de baja
completitud anatómica global, la integridad del sector axial es muy reducida mientras
que su fragmentación exhibe valores moderados pero superiores a su contraparte
apendicular. En relación con los valores de MAU %, se observa que la mayoría de los
elementos óseos se encuentran presentes en el conjunto con frecuencias
bajas/moderadas, destacándose la ausencia de fragmentos proximales de radioulna,
metacarpo y metatarso. Las vértebras cervicales y la pelvis dominan en el segmento
axial; mientras que falanges, calcáneos y las extremidades, en especial fragmentos de
210
diáfisis y distales, dominan el esqueleto apendicular. Cabe destacar que solo fue
registrada una correlación moderada, negativa y estadísticamente significativa con el
índice de secado sugiriendo que aquellos elementos con mayor potencialidad para ser
secados no se encuentran presentes en el parapeto 38 (Tabla 9.16).
Parapeto 38
MAU %:
DMO*
MAU%: IC**
MAU% : IM***
0,2368
p0,16
-0,7247
p 0,12
-0,7537
p 0,11
MAU%:
UMI****
0,1997
p 0,51
MAU% : IS*****
-0,6143
p 0,0,2
Tabla 9.16: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Las evidencias de procesamiento registradas exhiben valores moderados,
levemente menores a los obtenidos para el parapeto 11 de este sitio. En relación con
el desbalance registrado entre ambos segmentos anatómicos en base a los valores de
NISP descriptos, el procesamiento exhibe una tendencia más equilibrada, mayor en el
esqueleto apendicular pero no demasiado alejada a su relativo axial. Si bien son
numerosos los factores que potencialmente podrían influenciar este escenario, desde
aspectos vinculados estrechamente con el comportamiento humano hasta la
incidencia de la fragmentación y el porcentaje de identificabilidad para cada caso.
El análisis detallado de las evidencias de procesamiento indica que la
variabilidad tipológica registrada es baja, siendo prioritarias las marcas de corte
asociadas a tareas de descarne. Al mismo tiempo, la información presentada permite
sugerir que las tareas de procesamiento se concentran en unidades anatómicas
específicas. Por un lado, sobre la columna vértebra y la pelvis. En estos casos,
predominan las actividades de descarne, en especial sobre vertebras torácicas. Por
otra parte, para las extremidades se registra un procesamiento equilibrado y
relativamente homogéneo en base a las frecuencias obtenidas. Si bien fueron
identificadas marcas de corte y percusión, parecería existir una relación diferencial
entre el tipo de daño y el principal recurso nutricional disponible en cada caso. De este
modo, las actividades asociadas con la fracturación antrópica se localizan
principalmente sobre las extremidades medias e inferiores, elementos caracterizados
por su contenido de médula saturada e insaturada; mientras que las incisiones se
ubican principalmente en huesos con altas cantidades de carne, como fémur y
húmero. Finalmente, metapodios y falanges representan un último foco con
frecuencias moderadas/altas de procesamiento. En estos casos, los daños se asocian
211
con tareas de desarticulación, cuereo y, principalmente, evidencia de fractura
antrópica vinculada con el aprovechamiento de medula ósea.
9.1.3 Parapeto 24
El parapeto 24 se localiza a 65 m en dirección este del parapeto 11 y a 220 m
hacia el sudoeste del parapeto 38, en las coordenadas 48°29'1.50" latitud sur, 71°
6'57.67" longitud oeste. Se ubica a 846 msnm,
msnm, presenta una morfología de arco o
semicírculo y se encuentra orientado hacia el oeste. Fue excavada una cuadricula de
un metro por un metro sobre la pared de la estructura, único sector donde fueron
registradas evidencias óseas (Figura 9.18). Dado que no fueron registradas diferencias
en la composición estratigráfica de los sedimentos ni en las características y
distribución del registro zooarqueológico, se consideran los niveles como un único
bloque presentándose la información faunística en conjunto.
Figura 9.18: Parapeto 24 (círculo verde)
verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina superior
derecha: Foto de la estructura; Esquina
squina inferior
infer derecha: representación
epresentación y localización de la cuadricula.
cuadricula
La muestra analizada comprende 277 es
especímenes, de los cuales, el 42%
42
(n=116)
=116) pudo ser determinado a nivel de especie. La estructura taxonómica
reconstruida está conformada únicamente por guanaco.
guanaco Por su parte, un total de 161
fragmentos óseos (58%) no ha podido ser determinado bajo ninguna categoría
taxonómica siendo designados como indeterminados.
212
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos
recuperados, fue calculado el número mínimo de individuos para el parapeto 24. El
valor obtenido indica la presencia de un mínimo de, al menos, tres individuos,
establecido en base al recuento de falanges segundas en el conjunto. Posteriormente,
fue evaluada la estructura etaria de la muestra, explorando, en primera instancia, el
porcentaje de especímenes (NISP%) y elementos (MNE%) correspondientes a
individuos no fusionados. Si bien los resultados alcanzados varían dependiendo de
qué medida se utilice para su cálculo, ambas señalan un componente importante de
guanacos inmaduros en el conjunto. De acuerdo con el NISP%, la frecuencia de
especímenes no fusionados es alta, alcanzando el 42,8% del total. En base al MNE%,
este valor se incrementa, comprendiendo el 53% de los elementos que conforman el
conjunto zooarqueológico. En segunda instancia, fue realizada una determinación más
específica de las clases de edad representadas en el parapeto 24 utilizando el
cronograma de osificación ósea propuesto por Kauffmann (2009). En primer lugar, se
observa la presencia de un individuo mayor a los 48 meses de edad, dado que fueron
recuperadas dos epífisis distales de fémur fusionadas (FE 4 sensu Kauffmann 2009),
centro que osifica durante este lapso. En segundo lugar, la presencia de dos cuerpos
de vértebras torácica o lumbar no fusionadas a su respectivo arco neural indica la
existencia de un individuo cría, atendiendo a que esta porción fusiona entre los 0-6
meses de edad (Kauffmann 2009). En tercer lugar, fueron halladas ocho falanges
proximales sin fusionar que indicarían la presencia de un tercer individuo que no
superaría los 30 meses de edad al momento de su muerte. En síntesis, las clases de
edad representadas en el parapeto 24 se conformarían, al menos, por un individuo
cría, otro subadulto y finalmente, un adulto.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
Todos los especímenes recuperados en el parapeto 24 evidencian algún tipo
de modificación producida por la acción de la meteorización sobre el conjunto. En este
sentido, la totalidad de la muestra se distribuye en tres estadios, siendo el 3 el que
predomina y concentra la mayor cantidad de fragmentos óseos (Figura 9.19). El perfil
de meteorización se completa con aquellos localizados, en baja proporción, en los
estadios 2 y 4. Comparativamente, estos resultados marcan una clara similitud con los
obtenidos en las otras estructuras que conforman el sitio e indican que el grado de
conservación de la muestra es de bueno a moderado.
213
100
90
80
NISP%*
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
(N: 21)
W3
(N:78)
W4
(N: 15)
W5
Figura 9.19: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 24.
La figura 9.20 grafica la distribución de los especímenes óseos en los distintos
estadios de meteorización, en relación con el grado de fusión ósea de la muestra. Se
observa una tendencia muy similar entre ambos grupos etarios, los estadios 2, 3 y 4
son los más representados, reconociéndose un aumento leve de la contribución de la
categoría no fusionados a las frecuencias de los estadios menos avanzados.
100
90
80
%NISP
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
No Fusionados
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 9.20: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes.
Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 37,7% (n=43)
de la muestra evidencia algún tipo de modificación de origen natural vinculada con la
operatoria de roedores, raíces y el blanqueado de la superficie cortical del hueso.
214
35
30
%NISP
25
20
15
10
5
0
Roedores
(n: 5)
Raíces
(n: 18)
Blanqueado
(n: 22)
Figura 9.21: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
Como se observa en la figura 9.21, las improntas de raíces exhiben frecuencias
bajas (n=18; 15,7%) en el conjunto. Éstas fueron registradas de manera equilibrada
tanto en el esqueleto axial (n=9) como en el apendicular (n=9), localizadas
principalmente sobre vértebras y falanges. Por otra parte, la acción de roedores sobre
el conjunto es muy baja, afectando una pequeña parte de la muestra (n=5; 4,3%).
Nuevamente, los especímenes más afectados son vértebras y falanges.
Finalmente, la presencia de blanqueado fue registrada en un 19% (n=22) de la
muestra. En la mayoría de los casos, éste se localiza sobre ambas caras del hueso
indicando que una pequeña fracción de los fragmentos óseos recuperados exhibieron
un mayor grado de exposición al sol y una baja estabilidad.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
Para analizar la representación de partes anatómicas se consideraron
diferentes medidas. En primer lugar, fue evaluada la frecuencia con la cual se
manifiestan las diversas regiones esqueletarias. Como se observa en la figura 9.22, el
esqueleto apendicular se encuentra levemente más representado que su relativo axial,
independientemente de la medida que se utilice para su cálculo (NISP % y MNE %).
Estos resultados distan de aquellos obtenidos para las otras estructuras que
conforman el sitio K 116. En este caso, la representación de cada segmento es
equilibrada, reduciéndose significativamente la subrepresentación axial, aspecto
frecuente en otros conjuntos de la región.
215
%
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
NISP
Axial
MNE
Apendicular
Figura 9.22: Representación de segmentos anatómicos.
Unidades de Análisis
Parapeto 24
Relación Axial/Apendicular NISP
0,815384615
Relación Axial/Apendicular MNE*
0,595744681
C. Anat. Global**
15,70512821
C. Anat. Axial***
10,21505376
C. Anat. Apendicular****
23,80952381
Tabla 9.17: Índices de representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
Por otro lado, se evaluó la proporción de especímenes y elementos axiales y
apendiculares. Es así que fue calculada la razón existente entre los NISP de cada
segmento anatómico para luego realizar este mismo procedimiento pero en base a los
valores de MNE. Los resultados obtenidos indican que la relación existen entre ambas
regiones esqueletarias es homogénea, principalmente considerando los valores de
NISP (Tabla 9.17).
Una herramienta que permite evaluar el grado de integridad global de las
carcasas y de cada segmento anatómico ingresado en un sitio, refiera a los índices de
completitud. De acuerdo con la tabla 9.17, el conjunto zooarqueológico recuperado en
el parapeto 24 se encuentra muy incompleto. El grado de completitud del esqueleto
apendicular es significativamente mayor a su relativo axial, indicando un desbalance
entre ambas regiones esqueletarias.
El índice de fragmentación, medido a partir de la relación existente entre los
valores de NISP/MNE excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994),
indica una baja fragmentación global en el conjunto. Esta tendencia se mantiene
cuando es medida en función del segmento axial y apendicular, incrementándose
216
levemente en el primero, aspecto que podría explicar, al menos en parte, la menor
representación de esta región esqueletaria en los valores de MNE y su incompletitud
anatómica (Tabla 9.18).
NISP/MNE
Global
1,609375
Axial
1,89285714
Apendicular
1,38888889
Tabla 9.18: Índice de fragmentación: fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
La representación anatómica del parapeto 24 fue evaluada en función de dos
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
medidas principales: MAU% y MNE% estandarizado.
Figura 9.23: MAU % Representación de partes anatómicas.
En la figura 9.23 se observa la frecuencia de partes esqueletarias obtenida
para el conjunto. A diferencia de lo explicitado para otras estructuras, en este caso el
perfil reconstruido indica una representación ósea relativamente incompleta, con
elementos óseos que se encuentran ausentes y caracterizada por un patrón de
heterogeneidad que difiere sustancialmente de lo registrado para el parapeto 11 y 38
de este sitio. Esta tendencia puede ser explicada, al menos inicialmente, en función de
diferencias en el tamaño de la muestras, siendo menor en el parapeto 24. No obstante,
si bien es posible que una escala de análisis mayor resulte más adecuada (MNE %
estandarizado), algunas recurrencias pueden ser obtenidas de la información
presentada en el figura 9.23. En el esqueleto axial destacan las frecuencias obtenidas
para las vértebras (cervicales y torácicas principalmente) y para la pelvis. Asimismo,
se debe resaltar la baja proporción de costillas en el conjunto. El segmento
apendicular se encuentra dominado por las frecuencias de falanges, primeras y
segundas, radioulna (fragmentos proximales y diáfisis) y extremos distales de fémur.
217
Es destacable la ausencia de elementos correspondientes al húmero, en especial
dada la
a presencia de escápula y la alta frecuencia de radioulna.
Cabeza
Columna
MNE %
Costillar
Cintura
Extremidades superiores
Extremidades medias
Extremidades inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
Figura 9.24:: MNE Estandarizado: Representación de partes anatómicas.
Al modificar la escala de análisis hacia regiones esqueletarias mayores,
agrupadas en función del contenidos nutricional que éstas ofrecen, se observa con
mayor claridad la preponderancia de algunos sectores por sobre otros; en un contexto
de una baja frecuencia de representación global. Es así que, la columna vertebral, la
cintura, las extremidades medias y calcáneos y falanges
falanges exhiben los valores más
elevados distribuyéndose en un rango que se extiende desde el 15% al 30% (Figura
(
9.24). Esta configuración
ción podría estar vinculada con el aprovechamiento de carne
(columna y cintura), médula y médula insaturada (extremidades inferi
inferiores,
ores, calcáneos y
falanges) que ofrecen los elementos seleccionados.
218
MNE
Húmero
Radioulna
Fémur
Tibia
Metacarpo
Metatarso
Metapodio
Total
Articulación
PX
DS
0
0
2
1
1
2
1
0
1
0
0
0
0
1
5
4
Diáfisis
SH
0
2
0
1
0
0
1
4
AR/SH
0
3/2
3
1/1
1
0
1/1
9/4
Proporción
0
1,5
3
1
1
0
1
2,25
Tabla 9.19: Representación de partes anatómicas. Referencias: PX: Proximal; DS: Distal; SH: Diáfisis;
AR/SH: relación articulación/diáfisis.
Por otra parte, fue evaluada la relación existente entre la representación de
fragmentos articulares y segmentos de diáfisis en el conjunto. Como se describe en la
tabla 9.19, la presencia de epífisis es mayor, exhibiendo una proporción levemente
superior (2,25) a la esperada (2).
Evidencias de Procesamiento
El 16% (n=18) de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 24 exhiben
evidencia de procesamiento. Comparativamente con lo observado en otras estructuras
del sitio K116, los valores obtenidos son más bajos. De acuerdo con la tabla 9.20,
fueron identificadas tanto en el segmento axial como en el apendicular, en frecuencias
similares, indicando un tratamiento equilibrado de todo el esqueleto.
Apendicular
Axial
Total
NISP
61
51
112
NISP*
10
8
18
NISP*%
16,39344262
15,68627451
16,07142857
Tabla 9.20: Frecuencias de procesamiento Axial y Apendicular.
219
Cráneo
Mandíbula
Atlas
Axis
Vert. Indet
Cervicales
Torácica
Lumbar
Caudales
Sacro
Costillas
Innominado
Escápula
Húmero
Radioulna
Fémur
Tibia
Calcáneo
Astrágalo
Metacarpo
Metatarso
Metapodio
Falange 1
Falange 2
Falange 3
Sesamoideo
Total
NISP
1
1
0
1
21
12
9
3
0
0
2
1
2
0
6
5
2
1
0
1
0
5
13
10
5
4
105
NISP*
0
0
0
0
1
1
3
1
0
0
1
1
0
0
2
2
1
0
0
0
0
3
1
1
0
0
18
NISP%
0
0
0
0
4,76190476
8,33333333
33,3333333
33,3333333
0
0
50
100
0
0
33,3333333
40
50
0
0
0
0
60
7,69230769
10
0
0
17,1428571
Tabla 9.21: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos, rótula y
dientes.
En la tabla 9.21 se presentan las frecuencias de procesamiento por elemento
óseo. En el segmento axial se localizan principalmente en la columna vertebral,
registrándose una frecuencia moderada en vértebras torácicas. En este sentido, si se
consideran en conjunto todos los especímenes correspondientes a las vértebras
cervicales, torácicas y lumbares, el procesamiento de la columna es moderado (NISP:
24; NISP con procesamiento: 20,8%) Asimismo, el procesamiento de costillas y pelvis,
indican un incremento de estos valores; sin embargo, su ocurrencia en términos de
NISP es baja, por lo que sus frecuencias pueden ser producto del tamaño de muestra
recuperada en cada caso. En el esqueleto apendicular, los huesos largos exhiben
porcentajes moderados y similares entre sí, indicando un procesamiento homogéneo
de las extremidades. El procesamiento de las falanges es bajo en este caso,
contrastando con lo evidenciado para otras estructuras de este sitio.
220
NISP*
9
5
4
18
Corte
Percusión
Corte y Percusión
Total
NISP%
50
27,77778
22,22222
100
Tabla 9.22: Frecuencia de tipo de marca de procesamiento.
Con respecto al tipo de modificación antrópica, fue reconocida la presencia de
marcas de corte y percusión. Como se observa en la tabla 9.22, las marcas de corte
manifiestan una mayor incidencia sobre el conjunto, alcanzando frecuencias que
duplican a las evidencias de fractura antrópica (Tabla 9.22).
20
18
16
% NISP*
14
12
10
8
6
4
2
0
Corte
Perccusión
Apendicular
Corte y Percusión
Axial
Figura 9.25: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
En la figura 9.25 se profundiza la información presentada en el párrafo anterior,
evaluando la relación existente entre el tipo de procesamiento y su distribución
anatómica. En este sentido, las marcas de corte se localizan principalmente en el
esqueleto axial, exhibiendo un menor grado de desarrollo en el segmento apendicular.
En contraste, las evidencias de percusión manifiestan la situación inversa: son
preponderantes en las extremidades y presentan valores más bajos en el sector axial.
Finalmente, solo en fragmentos óseos correspondientes al esqueleto apendicular
fueron identificados ambos tipos de daños.
A continuación, se presentan los resultados del análisis pormenorizado de
evidencias de procesamiento por elemento óseo.
Vértebra cervical
Un solo fragmento óseo de vértebra cervical exhibe evidencias de
procesamiento, específicamente marcas de corte. Éstas se localizan en un proceso
221
articular craneal, son transversales, profundas y cortas, y se encuentran aisladas. De
acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), este tipo de incisiones podría estar vinculado
con el descarne del cuello y/o la segmentación de este sector en unidades menores.
Vértebras torácicas
El procesamiento de las vértebras torácicas, si bien mayor al de otros
elementos en el esqueleto axial, se limita a solo tres especímenes óseos. En su
totalidad se corresponden a marcas de corte ubicadas en el proceso espinoso en
ambas caras de la vértebra. En cuanto a su orientación, son longitudinales y oblicuas
con respecto al eje mayor del hueso, cortas, profundas y superficiales. Estas
incisiones pueden ser homologadas a las descriptas por Binford (1981) bajo el código
TV-2, asociadas con el descarne del lomo, marcas que también han sido registradas
por Nilssen (2000).
Vértebras lumbares
Fueron registradas marcas de corte en un solo fragmento de vértebra lumbar.
Se localizan en la base de un proceso espinoso, son longitudinales, profundas, largas
y manifiestan una baja frecuencia. De acuerdo con Nilssen (2000), estas incisiones,
denominadas bajo el código LV-4, responderían al descarne y fileteo del lomo. Esta
misma funcionalidad ha sido sugerida por otros autores, vinculando su presencia
durante el procesamiento inicial (Mengoni Goñalons 1999, Muñoz 2000; Rindel 2009).
Costilla
En un solo espécimen fue registrada una única marca de procesamiento. Ésta
refiere a un negativo de impacto localizado en la porción media de la diáfisis de la
costilla que produjo, en consecuencia, la fracturación del elemento en dos mitades.
Pelvis
Fue relevado un solo espécimen con marcas de corte. Se localizan en el ala de
ilium; son cortes longitudinales al eje mayor del hueso, largos/cortos y profundos.
Como ha sido mencionado en la descripción de este tipo de marcas para otra
estructura de este sitio, y de acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), éstas pueden
vincularse con el desarrollo de tareas de descarne, producidas durante el corte de los
músculos ilíacos y glúteos. Asimismo, Nilssen (2000) reporta la presencia de este tipo
de incisiones bajo el código PS-17, asociadas con un conjunto amplio de
modificaciones, pero siempre ligadas con el desarrollo de tareas de fileteo.
222
Radioulna
En este caso, dos fragmentos exhiben marcas de corte y percusión. Con
respecto a las primeras, éstas se ubican en el borde lateral de la diáfisis media, son
profundas, cortas, transversales y subparalelas entre sí. Si bien no se ha registrado
mención en Binford (1981), Nilssen (2000) menciona la presencia de este tipo de
daño, bajo el código RCs-2, como consecuencia del desarrollo de tareas de cuereo y/o
fileteo. Asimismo, incisiones similares también fueron reportadas por Mengoni
Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1 vinculadas con el posible desarrollo
de tareas de descarne.
Fémur
Dos fragmentos correspondientes a fémur registran marcas de corte y
percusión. En cuanto a las incisiones, se localizan en la epífisis distal del fémur
cercana a la tuberosidad supracondiloidea lateral. Éstas son numerosas y presentan
una orientación transversal, siendo profundas, cortas, paralelas entre sí y
concentradas en un sector. Estas marcas son similares a las descriptas por Binford
(1981) bajo el código FD-4, aunque con una dirección más transversal que oblicua,
asociadas con el descarne del elemento. Por otra parte, este espécimen también
exhibe negativos de impacto en su porción más diafisiaria. El restante espécimen se
corresponde con un fragmento de diáfisis de fémur que presenta un negativo de
impacto producto de una fractura de tipo transversal simple.
Tibia
Como se explicita en la tabla 9.21, fue reconocido un solo fragmento con
evidencia de corte y percusión. Éstas se ubican en la diáfisis de la tibia sobre su cara
anterior. Con respecto a las primeras son transversales, cortas, superficiales, paralelas
entre sí y numerosas. Sus características confieren mucha similitud con las
identificadas por Nilssen (2000) bajo el código Ts-1, localizadas en toda la diáfisis de
la tibia y vinculadas con su descarne. Por su parte, la evidencia de percusión se
corresponde con negativo de impacto producto de la fractura transversal de la diáfisis
media.
Metapodio
Las extremidades inferiores, representadas por metapodio exhiben una
moderada-alta frecuencia de procesamiento (Tabla 9.21). Tres especímenes registran
marcas de percusión, y uno de ellos también presenta huellas de corte. Las evidencias
de fractura refieren a negativos de impacto y estrías de percusión que se localizan en
223
dos fragmentos de diáfisis media y en la metáfisis de una epífisis distal. En todos los
casos la fractura fue de tipo transversal simple. Por otro lado, una diáfisis media
presenta también marcas de corte transversales, cortas, profundas y paralelas. De
acuerdo con lo evidenciado por Mengoni Goñalons (1999) en casos similares en el
sitio Cerro de los Indios 1, éstas estarían asociadas con la limpieza del hueso previo a
su fractura. No obstante, también podrían vincularse con el cuereo de las carcasas.
Más allá de lo mencionado, el aprovechamiento de la médula podría haber tenido un
rol protagónico.
Falanges
Solo dos falanges evidencian daños de corte y fractura. En primer lugar, se
registraron incisiones en la cara lateral de una falange segunda. Éstas se encuentran
aisladas y presentan una orientación transversal siendo profundas y cortas.
Paralelamente, sobre un fragmento proximal de una falange primera se identificaron
marcas de corte nuevamente transversales, cortas y profundas. En este caso, fue
reconocido también un negativo de impacto que habría dividido la falange en dos
mitades a través de una fractura transversal simple. Estas modificaciones antrópicas
podrían haber cumplido una serie de funciones que no son mutuamente
contradictorias; desde el desmembramiento de estos elementos de las extremidades
inferiores cortando los tendones extensores y flexores digitales, hasta su fractura para
el consumo de médula in situ en términos de snack.
Guanaco: evidencias de alteración térmica
La presencia de elementos termoalterados en el conjunto óseo del parapeto 24
es baja. Solo un 3,5% (n=4) de la muestra exhibe rasgos asociados con la alteración
térmica: un fragmento de fémur, falange primera, vértebra torácica y metapodio se
encuentra quemados. Cabe mencionar, que los dos primeros registran también
marcas de procesamiento.
Síntesis
La estructura taxonómica reconstruida para el parapeto 24 está compuesta
únicamente por
el taxón guanaco.
Esta tendencia hacia
conjuntos óseos
prácticamente mono específicos, centrados en la caza del guanaco, parecería ser una
característica propia del sitio K116 en función de lo detallado para las otras estructuras
que lo conforman. Por otra parte, el porcentaje de fragmentos identificados a nivel de
especie en el parapeto 24 es bajo/moderado, próximo al 42% (n=116) del total de la
muestra. Al respecto, de acuerdo con la información presentada en este capítulo, tanto
224
la fragmentación ósea como las evidencias de procesamiento registradas, exhiben
frecuencias bajas en el conjunto; por tanto, no necesariamente estarían asociados con
esta alta frecuencia de especímenes indeterminados.
Una de las características más destacables de la muestra ósea procedente del
parapeto 24 es la elevada proporción de especímenes y elementos correspondientes a
animales inmaduros. En este sentido, independientemente de qué medida se utilice
para su cálculo (NIPS o MNE) los valores obtenidos son siempre superiores al 40% del
total del NISP o MNE. Estos resultados son los más elevados considerando todos los
conjuntos presentados en esta investigación. La composición etaria obtenida indica la
presencia de un individuo cría, otro subadulto (menor a los 30 meses) y un adulto. En
base a esta información, es posible sugerir que, por un lado, la selección de presas
estuvo orientada principalmente hacia el procuramiento de animales juveniles,
permitiendo inferir la selección de grupos familiares; y por otro, en función de la
determinación etaria es posible considerar que el momento de muerte de estos
animales habría incluido los meses de diciembre a mayo.
La perspectiva tafonómica aplicada permitió medir la incidencia y magnitud de
diversos agentes y procesos en la formación del conjunto óseo recuperado en el
parapeto 24. En primera instancia, los resultados obtenidos indican la existencia de un
alto grado de similitud con las características formativas de los conjuntos procedentes
en las estructuras 11 y 38 de este sitio. En líneas generales, la meteorización es el
agente con mayor incidencia en el conjunto. El perfil reconstruido indica una tendencia
homogénea y equilibrada donde más del 85% de los fragmentos óseos se ubican en
estadios moderados (2 y 3). Por otra parte, la operatoria de otros agentes es baja y se
limita a solo tres: blanqueado, raíces y roedores. En cuanto a estos dos últimos,
hemos destacado su presencia en contextos similares dado que la propia pared de la
estructura podría representar un nicho adecuado para su colonización. En función de
las discusiones que puedan desarrollarse en el próximo capítulo, es importante
resaltar la ausencia de indicadores asociados con la influencia del agua en la
formación del conjunto.
El estado de preservación general de la muestra es bueno. La historia
tafonómica reconstruida exhibe un carácter común a la obtenida para los parapetos 11
y 38 indicando la relevancia de condiciones locales en la formación, así como también
la existencia de un patrón similar de exposición y enterramiento. Por lo tanto, se
considera que la muestra estudiada es confiable y no presenta problemas serios de
orden tafonómicos.
225
El parapeto 24 es el único caso en esta tesis donde existe una relación
equilibrada
entre
la
representación
del
esqueleto
axial
y
el
apendicular,
independientemente de cómo se mida esta relación, ya sea en base al NISP o al MNE.
Asimismo, la diferencia existente entre los valores de completitud anatómica global,
axial y apendicular es reducida entre sí, indicando un ingreso relativamente
homogéneo de cada sector. A su vez, la fragmentación del esqueleto axial, si bien
mayor, exhibe cifras cercanas a las obtenidas para toda la carcasa. Es decir, las
herramientas utilizadas para evaluar la presencia de patrones asociados con un
tratamiento diferencial de los sectores anatómicos indican justamente, lo contrario; los
elementos correspondientes a las extremidades, huesos del autopodio y falanges,
exhiben una representación relativamente homogénea con aquellos correspondientes
a la cabeza, las vértebras, costillas y la cintura.
En otra escala de análisis, el perfil anatómico construido es muy heterogéneo,
caracterizado por ausencias en ambos segmentos y numerosas categorías óseas con
elevada frecuencia. Este escenario dificulta el reconocimiento de tendencias. No
obstante, parecería existir una selección en favor de elementos con carne y médula
insaturada junto con especímenes de difícil procesamiento y transporte. Es así que se
advierte una buena representación de la columna vertebral, la cintura y las
extremidades inferiores y falanges. En parte, las correlaciones estadísticas realizadas
son consistentes con esta afirmación en tanto otorgaron resultados significativos con el
índice de carne (Tabla 9.23). De la misma forma, se registraron valores negativos y
también estadísticamente significativas con los índices de médula y de secado,
estableciendo que el perfil recuperado no sugiere una selección de partes en favor de
su contenido medular o su potencial de secado (Tabla 9.23).
Parapeto 24
MAU %: DMO*
MAU%: IC**
-0,0891 p 0,60
0,03 p 1
MAU% : IM*** MAU%: UMI**** MAU% : IS*****
-0,03 p 1
0,310 p0,30
-0,1324 p 0,66
Tabla 9.23: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Las evidencias de procesamiento registradas en el parapeto 24 exhiben
frecuencias menores a aquellas identificadas en otras estructuras de la región. Su
distribución en el esqueleto continúa la tendencia descripta en párrafos anteriores:
ambos segmentos presentan marcas de procesamiento en porcentajes equilibrados.
Con respecto a las marcas de corte, las tareas de descarne son prioritarias en el
conjunto y se concentran en tres sectores: en la columna (sobre vértebras torácicas y
226
lumbares), en la pelvis y en las extremidades: fémur, radioulna y, en menor medida,
tibia. En general, estos elementos se caracterizan por una alta presencia de carne que
disminuye en dirección distal. En este sentido, el descarne de las extremidades
también se encuentra fuertemente asociado con su fractura posterior. Es interesante
destacar la presencia de marcas de corte en metapodios y falanges, asociadas
posiblemente con el desarrollo de tareas de cuereo. Por otra parte, las tareas de
desarticulación presentan una muy baja representación en este conjunto; tendencia
que se corresponde con lo observado para el parapeto 11 y 38.
La información detallada en esta sección relativa al parapeto 24 indica la
existencia de particularidades en su conjunto óseos que lo destacan. En un contexto
local y en relación con las otras estructuras que conforman el sitio K 116, sus
características, en especial la representación de partes anatómicas, presentan un
patrón complementario al de las restantes; principalmente en función de la alta
incidencia de elementos axiales.
9.1.4 Parapeto 27
El parapeto 27, localizado en 48°29'1.10" latitud s ur y 71° 6'56.23" longitud
oeste, se ubica a 846 msnm, sobre una pequeña elevación del terreno. Otras
estructuras de piedra se encuentran en las inmediaciones: a 200 m el parapeto 38, a
30 m el 24 y a 88 m se ubica la estructura 11. Al igual que las otras estructuras
consideradas en esta tesis exhibe una morfología en arco y se encuentra orientado
hacia el oeste. El parapeto 27 es una de las estructuras que mayores dimensiones
presenta dentro del sitio K 116 (ver capítulo 7). En este caso, las excavaciones
realizadas en el interior de la estructura no registraron la presencia de restos óseos.
Por lo tanto, la muestra zooarqueológica considerada en esta tesis proviene de las
recolecciones superficiales y subsuperficiales realizadas en el interior de la pared del
parapeto (Figura 9.26). Las características propias de la pared de esta estructura, su
desarrollo, derrumbe y las irregularidades del terreno, dificultaron en gran medida las
tareas de excavación. Por este motivo no fue realizada una cuadrícula sobre este
sector, aspecto que sí fuera efectuado en las estructuras descriptas anteriormente.
227
Figura 9.26: Parapeto 27 (círculo verde)
verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina
squina superior
derecha: Foto de la estructura; esquina inferior derecha: rrepresentación
epresentación y localización de la cuadricula
cuadricula.
La muestra analizada comprende 145 especímenes,
especímenes, de los cuales el 60,6%
(n=88) del total pudo ser identificado a nivel de especie. Al igual que en el parapeto 24,
solo ha sido posible identificar la presencia del taxón guanaco ((Lama
Lama guanicoe
guanicoe) en el
conjunto. Por otra parte, el 39,3% del total de la muestra no pudo ser identificado bajo
ninguna
a categoría taxonómica.
228
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
El número mínimo de individuos recuperados en el parapeto 27 fue establecido
en base a la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos. En función de la
representación de epífisis proximales derechas de radioulna y la presencia de
especímenes fusionados y no fusionados correspondientes a vértebras torácicas,
lumbares, falanges primeras y segundas, se determinó la presencia de dos individuos
en el parapeto 27. Como paso posterior, fue evaluada la composición etaria del
conjunto. En primer lugar calculando el porcentaje de especímenes (NISP %) y
elementos (MNE %) correspondientes a individuos inmaduros. Los resultados
obtenidos son muy similares entre sí, indican que un 18% (NISP %) y un 17,5% (MNE
%) del total de la muestra pertenecen a animales subadultos. En segundo lugar, la
estructura etaria del parapeto 27 fue evaluada en mayor profundidad, aplicando el
cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). La presencia de tres
fragmentos de articulaciones proximales de falanges primera sin fusionar indica la
existencia de, al menos, un individuo menor a los 30 meses de edad. El restante se
corresponde con un animal mayor a los 48 meses, dada la presencia de una epífisis
distal de radioulna fusionada y una epífisis anterior de vértebra cervical fusionada a su
respectivo cuerpo, centros que osifican durante este lapso.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
Todos los especímenes que componen la muestra evidencian algún tipo de
modificación consecuencia de la operatoria de agentes y procesos naturales. La
presencia de meteorización ha sido registrada en la totalidad de los fragmentos óseos
(Figura 9.27). Éstos se distribuyen, principalmente, en tres estadios reflejando una
frecuencia diferencial en cada uno. Los valores más elevados fueron identificados en
estadios maduros de meteorización (estadios 3 y 4). Esta es una tendencia común
para los conjuntos zooarqueológicos recuperados en el sitio K 116 y también ha sido
reportada en diferentes sitios a cielo abierto de la región. Es interesante destacar la
presencia de una baja frecuencia de huesos en estadios poco avanzados; aspecto que
no había sido registrado en otros parapetos del mismo sitio (Figura 9.27). Tomando en
consideración que en este caso la muestra está constituida por huesos obtenidos
únicamente de contextos superficiales y subsuperficiales, el estado de preservación de
la muestra va de bueno a moderado, mostrando un perfil de meteorización muy similar
al de las restantes estructuras que conforman este sitio cuyos conjuntos óseos
proceden de estratigrafía.
229
Figura 9.27: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 27.
Figura 9.28:: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes.
De acuerdo con la figura 9.28,, las frecuencias más elevadas se localizan en el
estadio 3 en ambos grupos etarios. Se observa también que el aporte de especímenes
fusionados incluye una mayor cantidad de estadios. Los ffragmentos
ragmentos óseos de
animales inmaduros se concentran en los estadios 2 y 3, principalmente en este
último. Estos resultados permiten sugerir que la ausencia de huesos correspondientes
a animales inmaduros en estadios más avanzados es, justamente, un indicador
indicad de su
elevada tasa de meteorización y por ende, estaría señalando la potencial pérdida ósea
de una parte del conjunto.
230
Figura 9.29:: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
Más allá de la meteorización, el 47,8% (n=33)
(n=33) de la muestra exhibe otros tipos
de modificaciones naturales. Como se observa en la figura 9.29,, una parte importante
de esta frecuencia está determinada por la incidencia del blanqueado sobre el
conjunto, posiblemente debido a una elevada exposición a condiciones subáereas.
La operatoria de roedores y raíces identificada en el parapeto 27 es muy baja y
se limita a solo cinco especímenes. En cuanto al primero, las marcas registradas se
localizan en dos fragmentos correspondientes al esqueleto axial, una
una vértebra y una
costilla; elementos cuya morfología plana, con superficies angulosas y/o con la
presencia de apófisis favorece su selección por parte de los roedores. Las marcas de
raíces solo fueron determinadas en el sector apendicular, en fragmentos de radioulna,
metapodio y fémur. En ambos casos los daños son puntuales y no ocupan grandes
extensiones de la superficie del hueso. Por otra parte, la incidencia de carnívoros
sobre la muestra es muy leve habiéndose identificado solo una marca (Figura
Figura 9.29).
Ésta refiere a un pits,, ubicado en un fragmento proximal de calcáneo. La presencia de
marcas de óxido de manganeso se remite a solo dos fragmentos. Finalmente, la
evidencia de daños causados por la acción de líquenes y blanqueado en una o ambas
caras ha sido
ido documentada en baja frecuencia para el primero y con una mayor
importancia para el segundo. En ambos casos, su presencia indica la exposición de
los fragmentos óseos a condiciones subaéreas. La colonización de líquenes es un
proceso relativamente rápido
o y es posible que sea uno de los factores de mayor
destrucción de los huesos depositados en superficie (Hedges y Millard 1995). En
cuanto al blanqueado, ligado estrechamente a la influencia de la meteorización sobre
el conjunto, fue localizado principalme
principalmente sobre ambas caras (n=12;
=12; 17%) de la
superficie cortical, siendo menor
nor su frecuencia en solo una (n=9;
(n
13%).
231
En síntesis, ha sido registrada una variedad de agentes y procesos que han
operado en la formación del conjunto óseo recuperado en el parapeto 2
27.
7. No obstante,
salvo casos específicos (meteorización y blanqueado), su impacto en la muestra ha
sido bajo, no superando el 5% en todos los casos.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
La figura 9.30 grafica la representación del sector axial y apen
apendicular
dicular medida
en función de los valores de NISP% y MNE % obtenidos en el parapeto 27. Como
puede observarse, independientemente de cuál se utilice, el esqueleto axial se
encuentre subrepresentado.
Figura 9.30:
9.30 Representación de segmentos anatómicos.
Por otra parte, también fue evaluada la relación existente entre ambos sectores
anatómicos en función de su razón, medida, nuevamente, a partir del NISP y el MNE,
a los fines de evaluar la representación de cada región en base a la cantidad de
especímenes y elementos presentes respectivamente. En ambos casos se observa un
claro desbalance entre ambos, indicando la subrepresentación del sector axial (Tabla
9.24).
232
Unidades de Análisis
Parapeto 27
Relación Axial/Apendicular NISP
0,17333333
Relación Axial/Apendicular MNE*
0,27027027
C. Anat. Global**
17,7
C. Anat. Axial***
8
C. Anat. Apendicular****
32,1
Tabla 9.24: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
De acuerdo con los valores explicitados en la tabla 9.24, se observa que la
completitud global es baja, indicando conjuntos muy incompletos; tendencia que se
incrementa para el esqueleto axial. Contrariamente, la frecuencia correspondiente al
sector apendicular es moderada apuntando, nuevamente, al desbalance entre ambas
regiones.
La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de
NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Como se
indica en la tabla 9.25, los valores obtenidos han sido bajos sin registrarse diferencias
significativas en favor de algún segmento esqueletario en particular.
NISP/MNE
Global
1,57894737
Axial
1,3
Apendicular
1,67
Tabla 9.25: Índice de fragmentación. Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
La representación de partes anatómicas también ha sido analizada en función
del MAU % y el MNE % estandarizado.
233
Figura 9.31:: MAU % Representación de partes anatómicas.
Como se observa en la figura 9.31,, el perfil reconstruido da cuenta de la baja
completitud anatómica del parapeto 27, aspecto mencionado anteriormente. Se
registra
entonces
la
ausencia
de
diversas
categorías
anatómicas,
siendo
especialmente notoria en el segmento axial. Con respecto a este último, se encuentra
representado principalmente por especímenes correspondientes a la columna
colu
vertebral que exhiben frecuencias similares,
similare localizadas entre un 20 y 35%
% del MAU.
En este sentido, cabe destacar que fue obtenida una correlación baja, positiva y
estadísticamente significativa entre el MAU% y el índice de densidad mineral ósea.
ósea De
este modo, se asume que la incidencia de procesos atricionales mediados por la
densidad habría tenido una influencia limitada en la formación del conjunto, en tanto
que la fuerza de la relación es baja y adicionalmente, fueron identificados
especímenes que exhiben valores bajos de densidad mineral como esternebras
esterne
o
vértebras. En el esqueleto apendicular el patrón registrado se caracteriza por
presentar una distribución más heterogénea. Las tendencias registradas están
determinadas por un lado, por la representación
representación de huesos largos focalizada
principalmente en segmentos de diáfisis, registrándose, con excepción de algunos
casos, la ausencia de extremos articulares. Por otro lado, se destaca también la alta
frecuencia de falanges primeras y segundas, aspecto que se corresponde con la
tendencia registrada en otras estructuras de este sitio.
234
Figura 9.32:: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas.
En la figura 9.33 se observa la representación anatómica del conjunto en
función de regiones esqueletarias mayores, agrupadas en relación con el contenido
nutricional que éstas ofrecen. El segmento axial mantiene las mismas tendencias; la
columna vertebral exhibe las frecu
frecuencias
encias más elevadas. Por otra parte, en el esqueleto
apendicular se observa una representación de las extremidades que disminuye
siguiendo un eje proximal/distal. Este perfil permite indicar una selección de unidades
caracterizadas por su contenido de carn
carne
e y, en segundo lugar, de médula. Calcáneos
y falanges mantienen una presencia moderada en el conjunto.
Articulación
MNE
Húmero
Radioulna
Fémur
Tibia
Metacarpo
Metatarso
Metapodio
Total
PX
0
2
0
0
0
0
0
2
DS
0
1
0
0
0
0
0
1
Diáfisis
SH
2
2
2
1
0
0
3
10
AR/SH
Proporción
0
3/2
0
0
0
0
0
3/10
0
1,5
0
0
0
0
0
0,33
Tabla 9.26:: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis.
La información presentada en la tabla 9.26 expone la relación diferencial
existente entre la representación de articulaciones y diáfisis en el conjunto
zooarqueológico recuperado en el parapeto 27. Como ya había sido mencionado
anteriormente, los extremos proximales y distales se encuentran prácticamente
prácti
ausentes.
235
Guanaco: evidencias de procesamiento
El 23% (n=16) de los fragmentos óseos registrados en el parapeto 27
presentan evidencias de procesamiento. Éstas fueron identificadas tanto en el
segmento axial como en el apendicular, siendo mayores en este último (Tabla 9.27).
NISP
NISP*
NISP %
Apendicular
56
14
25
Axial
13
2
Total
69
16
15,3846154
23,1884058
Tabla 9.27: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
NISP
NISP*
%NISP
Cráneo
0
0
0
Mandíbula
0
0
0
Atlas
0
0
0
Axis
0
0
0
Vert. Indet
0
0
0
Cervicales
1
0
0
Torácica
5
0
0
Lumbar
3
0
0
Caudales
0
0
0
Sacro
0
0
0
Costillas
3
1
33,3
Esternebras
1
1
100
Imnominado
0
0
0
Escápula
1
0
0
Húmero
2
1
50
Radioulna
6
1
16,6
Fémur
3
1
33,3
Tibia
1
0
0
Calcáneo
2
0
0
Astrágalo
2
0
0
Metacarpo
0
0
0
Metatarso
0
0
0
Carpiano
4
1
25
Metapodio
9
3
33,3
Falange 1
15
6
40
Falange 2
6
1
16,6
Falange 3
2
0
0
Sesamoideo
2
0
0
Total
67
16
23,880597
Tabla 9.28: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: se excluyen, tarsianos, rotula y dientes.
236
En la tabla 9.28 se presenta la información relativa al procesamiento por
elemento óseo. En el segmento axial solo se han identificado dos marcas localizadas
en un fragmento de costilla y en una esternebra; las frecuencias obtenidas en ambos
casos son elevadas pero posiblemente se encuentran vinculadas con el tamaño de la
muestra. Un aspecto llamativo es la ausencia de evidencias de procesamiento en la
columna vertebral, dado que son los especímenes que manifiestan la representación
más alta del sector en términos de NISP y que suelen presentar daños de
procesamiento en otros conjuntos zooarqueológicos. En el esqueleto apendicular, las
extremidades exhiben frecuencias moderadas que nuevamente se encuentran sujetas
al tamaño de la muestra en cada caso. En cuanto a las falanges, los valores
obtenidos, si bien moderados, se establecen como una de las frecuencias más
elevadas del conjunto, aspecto que resulta similar a lo detallado para otras estructuras
de este sitio (parapeto s11 y 38).
NISP*
NISP%
Corte
2
12,5
Percusión
9
56,25
Corte y Percusión
5
31,25
Total
16
100
Tabla 9.29: Frecuencias de tipo de marca de procesamiento.
Fueron reconocidos dos tipos de evidencias de procesamiento (Tabla 9.29).
Los fragmentos con marcas de percusión, registradas en función de la presencia de
estrías de percusión y negativos de impacto, presentan las frecuencias más elevadas
y solo fueron identificadas en el segmento apendicular. Las marcas de corte siguen a
las anteriores en términos de frecuencia y fueron localizadas en ambos sectores
anatómicos, siendo más elevadas en el esqueleto axial. Finalmente, únicamente las
extremidades exhiben marcas de corte y percusión (Figura 9.33).
237
Figura 9.33:: Ubicación anatómica del tipo de evidencia de procesamiento.
El análisis que se presenta a continuación busca asignar una función a las
evidencias de procesamiento, vinculándolas con las posibles tareas que las generaron
(ver capítulo 6).
Costilla
Solo un fragmento proximal de costilla exhibe marcas de corte y percusión
(Tabla 9.28). Las primeras se localizan en el cuello de la epífisis proximal sobre su
cara ventral, son transversales, cortas y numerosas; muy similares a las descriptas
bajo el código RS-3
3 por Binford (1981). Éstas se encuentran asociadas con la
desarticulación de este elemento
mento del resto del segmento axial. Por otra parte, en la
porción media de la costilla fue registrado también un negativo de impacto.
Esternebra
Fue registrada una marca de corte sobre un solo espécimen (Tabla 9.28).
Refiere a una incisión oblicua, larga y profunda; similar a la codificada RS-4
RS por
Binford (1981) vinculada con tareas de descarne.
Húmero
En este caso, solo fue identificado un negativo de impacto ubicado en la cara
medial de la diáfisis media del h
húmero (Tabla 9.28).
Radioulna
238
Al igual que en el caso anterior, solo fue identificado un negativo de impacto
junto con estrías de percusión (Tabla 9.28). Se localizan en la diáfisis media de la
radioulna, sobre su cara posterior.
Carpiano
Fue registrada una marca de corte sobre la cara medial de un unciforme
completo (Tabla 9.28). Son huellas transversales, profundas y cortas, asociadas
posiblemente con la desarticulación.
Fémur
En este elemento fueron registradas marcas de corte y percusión sobre un solo
espécimen (Tabla 9.28). Con respecto a las primeras, se localizan en la cara posterior,
próximas al foramen nutricio, son numerosas, se encuentran agrupadas en varios
sectores del hueso y presentan diversas orientaciones: transversales y longitudinales;
cortas y largas. Las incisiones registradas sobre fémur son del tipo Fd-4 (Binford
1981), aunque no estrictamente equivalentes. En este sentido, pueden resultar más
similares a las denominadas por Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, que comprende
una categoría amplia que engloba a todas las marcas registradas en la diáfisis. No
obstante, en ambos casos las modificaciones se encuentran vinculadas con el
desarrollo de tareas de descarne. Por otra parte, fue registrado un negativo de impacto
producto de un tipo de fractura transversal ubicado también en la cara posterior de la
diáfisis.
Metapodio
Tres fragmentos de metapodios evidencian marcas de percusión, siendo éstas
negativos de impacto (Tabla 9.28). Fueron identificados tanto en la cara anterior como
en la posterior de la diáfisis del metapodio. En todos los casos han sido el producto de
un tipo de fractura transversal, posiblemente a los fines del aprovechamiento de
médula saturada e insaturada.
Falanges
Se registraron evidencias de corte y de percusión sobre falanges primeras y
segundas (Tabla 9.28). Las incisiones se localizan tanto en los sectores proximal,
distal y en la diáfisis; se distribuyen en las cuatro caras y presentan una orientación
transversal, oblicua y longitudinal; son profundas y superficiales, largas y cortas.
Estarían asociadas tanto a la desarticulación de este segmento como a su la limpieza
239
para su posterior fractura. Como fuera mencionado para otras estructuras de esta
tesis, las marcas ubicadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa se producen
como consecuencia del seccionamiento de los tendones extensores y flexores
digitales durante el desmembramiento de las falanges con el resto de las extremidades
inferiores (Mengoni Goñalons 1999). Por otra parte, fueron identificadas evidencias de
percusión, en la forma de negativos de impacto únicamente. En la totalidad de los
casos, se reconocieron fracturas transversales simples que seccionaron el elemento
en dos mitades, separando los extremos proximales de los distales.
Síntesis
La
muestra
recuperada
del
parapeto
27
procede
únicamente
de
superficie/subsuperficie y fue conformada mediante la recolección de especímenes
localizados entre las rocas de la estructura. Tomando en consideración los criterios
propuestos por L'Heureux y Borrero (2002) como indicadores para el reconocimiento
de conjuntos antrópicos y naturales de huesos de guanaco, se destaca que en este
parapeto existe una total ausencia de elementos articulados; la fragmentación ósea
exhibe valores moderados y similares a los obtenidos en las otras estructuras que
conforman el sitio K 116; se reconoce un claro desbalance entre los segmentos
apendiculares y axiales, en favor de los primeros; las frecuencias de procesamiento
son moderadas, pero más elevadas que en otros casos donde los materiales proceden
de estratigrafía; existe una clara asociación con otros ítems arqueológicos y,
finalmente, los fechados obtenidos sobre especímenes procedentes de éstas
recolecciones otorgaron resultados consistentes con aquellos de otros parapetos del
sitio. Esta información en conjunto permite sugerir que el principal agente formador del
conjunto fueron los grupos humanos del pasado y que su depositación responde, al
menos mayoritariamente, a factores de tipo antrópico.
El tamaño de la muestra recuperada en el parapeto 27 es menor que en otros
casos. Este es un aspecto que puede encontrarse vinculado con múltiples causas
operando en conjunto. En este sentido, la exposición de los materiales a condiciones
subáreas
podría
ser
una
factor
de
incidencia.
Como
hemos
mencionado
anteriormente, el perfil de meteorización reconstruido indica una elevada frecuencia de
especímenes en estadios maduros, resaltándose la representación de niveles
avanzados. Más aún, la incidencia de este agente habría operado diferencialmente en
relación con el estado de fusión de los fragmentos óseos. En este punto cabe
mencionar la existencia de una correlación positiva y estadísticamente significativa con
la densidad mineral ósea (Tabla 9.29). Al respecto, la fuerza de la relación es baja por
240
tanto la asociación entre la representación anatómica y procesos atricionales
mediados por la densidad seria débil. Sumado a esto, el procesamiento humano tiende
a generar perfiles similares (Cleghorn y Marean 2007; Lyman 1994; Marean y
Cleghorn 2003), por lo cual podría ser un indicador de procesos de equifinalidad. No
obstante, es posible que el perfil reconstruido se encuentre, en alguna medida,
modificado por la operatoria de procesos densito-dependientes. Por otra parte,
debemos considerar que la estrategia de obtención de la muestra varió en relación con
la de otros conjuntos; y, también puede ser un factor que haya potencialmente
condicionado su tamaño. Como se detalló al inicio de este capítulo, no pudieron
hacerse excavaciones por debajo de la pared que conforma la estructura, metodología
que dio excelentes resultados en otros parapetos que conforman este sitio y que han
sido descriptos en este trabajo. Es por ello que los argumentos que puedan derivarse
acerca del funcionamiento y carácter de este parapeto, así como su rol en una escala
mayor, podrán ser re evaluadas en el futuro. Finalmente, es posible también que la
baja cantidad de especímenes recuperada se encuentre asociada con el carácter e
intensidad de las tareas desarrolladas en la estructura en el pasado.
La estructura taxonómica se encuentra compuesta únicamente por guanaco. El
número mínimo de individuos reconstruido indica la presencia de al menos dos
animales, un subadulto menor a los 30 meses y un adulto mayor a los 48 meses de
edad al momento de su muerte. Por su parte, el porcentaje de elementos y
especímenes correspondientes a animales inmaduros es menor que el obtenido en
otras estructuras de este sitio, aspecto que posiblemente se encuentre asociado con la
incidencia de la meteorización y su operatoria diferencial en función de la edad. Estos
resultados indican la posible pérdida ósea de una parte de la muestra.
La representación de partes anatómicas se encuentra determinada por un claro
desbalance entre el segmento axial y el apendicular; en tanto que el primero solo está
compuesto por elementos correspondientes a la columna vértebra. Si bien ya fue
discutido sucintamente, en parte, esta tendencia puede estar influenciada por
procesos destructivos mediados por la densidad. La integridad de las carcasas
ingresadas a la estructura es baja, tendencia que se incrementa para el esqueleto
axial y que se atenúa para las extremidades. En función de los valores de MAU %
obtenidos, el perfil construido se caracteriza por un patrón de heterogeneidad de
partes anatómicas representadas en un contexto de múltiples ausencias. En este
marco, se destacan vértebras torácicas, lumbares y cervicales, las extremidades
superiores y medias, representada por la diáfisis de huesos largos y finalmente,
241
calcáneos y falanges. Cabe destacar que no fueron registradas correlaciones
estadísticas con ninguno de los marcos de referencia considerados, exceptuando el
caso ya mencionado de la densidad mineral ósea y la relación negativa pero
significativa con el índice de secado.
Parapeto 27
MAU %: DMO*
MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI****
MAU% : IS*****
0,4041 p 0,01
0,4937 p 0,3 0,2468 p 0,66
-0,6234 p 0,02
0,1317 p 0,6
Tabla 9.29: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Las evidencias de procesamiento registradas en el conjunto exhiben una
frecuencia moderada y se conforman, principalmente, de rasgos asociados con la
fracturación antrópica. Al respecto, es posible que el contexto de recuperación de las
muestras junto con la incidencia de la meteorización haya condicionado la
identificación de marcas de corte; evidencia significativamente menor en esta
estructura. Cabe destacar la elevada frecuencia de marcas sobre metapodios y
falanges, aspecto que se vincula posiblemente con el consumo incidental de médula
en términos de snack en un contexto asociado con la caza, la espera de presas o
como tarea complementaria durante el procesamiento inicial.
9.2 Sitio K 205
9.2.1 Parapeto 6
El sitio K 205 se localiza en el sector este de la meseta del Strobel, a 22,5 km.
dirección este del sitio K 116 y se encuentra conformado por 10 estructuras. El
parapeto 6 se ubica a 771 msnm (48°31'41.20" latitu d sur-70°49'10.96" longitud oeste),
presenta una morfología en arco o semicírculo orientado hacia el oeste. Se excavó
una cuadrícula de 1,5 m por 1,5 m, trazada sobre la pared de la estructura (Figura
9.34). Los niveles estratigráficos, de 5 cm, se determinaron artificialmente. Dado que
no fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación a la composición del
sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico, se
considera un único nivel, presentándose la información faunística en conjunto.
242
Figura 9.34: Parapeto 6 (círculo verde)
verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina
squina superior
derecha: foto
oto de la estructura; esquina inferior derecha: representación
representación y localización de la cuadricula.
cuadricula
NISP
NISP%
Lama guanicoe
Zaedyus pichiy
484
99,5884774
2
0,41152263
Total
486
100
Tabla 9.30:
9.30 Estructura Taxonómica Parapeto 6.
La muestra analizada comprende 712 huesos, de los cuales 486 (68,2%) han
podido ser identificados al nivel de especie
especie. Un total de 226 (31,7%) fragmentos no
han podido ser determinados bajo ninguna categoría taxonómica sie
siendo
ndo designados
como indeterminados. La estructura taxonómica del conjunto se compone,
prácticamente, por especímenes de guanaco (99,5%, n=484); acompañado por solo
dos fragmentos correspondientes a piche (Tabla 9.30).
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos fue
obtenido el número mínimo de individuos correspondientes al parapeto 6. De esta
forma, en base al recuento de radioulna distal, tibia distal y metapodio distal se
s
determinó la presencia de, al menos, 8 individuos en el conjunto. Se ha detectado la
presencia de animales inmaduros en la muestra que no habrían completado sus
estadios de fusión antes del momento de su muerte. Por este motivo, fue evaluada la
estructura
a etaria del conjunto; en primer lugar, calculando el índice de especímenes y
elementos inmaduros en la muestra. Fueron consideradas ambas medidas (NISP y
MNE) con el objeto de ponderar la influencia de la fragmentación ósea. Los resultados
obtenidos sugieren
ren cierto grado de similitud entre ambas medidas, aunque el
porcentaje de elementos no fusionados es levement
levemente mayor (MNE%
% 31,4) a los
243
valores alcanzados a través del cálculo de especímenes inmaduros (NISP% 25,2). En
segundo lugar, esta información fue profundizada aplicando el cronograma de fusión
ósea propuesto por Kauffmann (2009). La presencia de un cuerpo de vértebra torácica
o lumbar no fusionado a su arco neural indica la existencia de un individuo cría en el
conjunto. Por otra parte, también se registraron 15 superficies articulares proximales
de falange primera no fusionadas junto con dos calcáneos izquierdos cuya tuberosidad
no se encontraba fusionada a su cuerpo (CA1 sensu Kauffmann 2009); estas
evidencias permiten sugerir la presencia de otros dos individuos menores a los 30
meses de edad. Mientras tanto, dos epífisis distales izquierdas de radioulna exhiben
una osificación marcada indicando la presencia de otros dos individuos entre los 30-36
meses de edad al momento de su muerte. Finalmente, tres epífisis distales izquierdas
de radioulna fusionadas se corresponden con tres animales adultos.
La estructura etaria reconstruida (una cría, cuatro juveniles, tres adultos) es
consistente con las clases de edad que caracterizan a los grupos familiares de
guanaco. Asimismo, la información presentada indicaría la obtención de las presas en
algún momento entre los meses de diciembre y mayo.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
Todos los especímenes recuperados en el parapeto 6 evidencian daños
NISP %
producidos por la operatoria de la meteorización en el conjunto.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
(N = 61)
W3
(N = 323)
W4
(N = 56)
W5
Figura 9.35: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 6.
Como se observa en la figura 9.35, el perfil reconstruido exhibe una baja
variabilidad de estadios representados, donde más del 70% de los fragmentos óseos
se ubican en el 3. La presencia de estadios más y menos avanzados es muy limitada
ocupando frecuencias que se localizan por debajo del 15% del total de la muestra en
244
cada caso. Esta tendencia de baja diversidad de estadios de meteorización, si bien
frecuente en los sitios a cielo abierto de la región, se manifiesta muy marcada en esta
oportunidad. El perfil reconstruido indica que el grado de conservación de la muestra
es de bueno a moderado.
100
NISP %
80
60
40
20
0
W0
W1
W2
No fusionados
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 9.36: Perfil de meteorización en elación con el estado de fusión ósea
La figura 9.36 evalúa la relación existente entre la meteorización y el estado de
fusión de los restos óseos obtenidos en el parapeto 6. En este caso, no se observan
grandes diferencias entre ambas categorías. Es posible sugerir que la meteorización
no habría tenido una incidencia diferencial en el conjunto en función de la edad. El
perfil reconstruido en cada caso exhibe la misma tendencia, sin evidenciarse que el
aporte de la categoría no fusionados sea significativamente mayor en estadios
avanzados (Figura 9.36).
Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 32,7 %
(n=144) de los especímenes que conforman la muestra evidencian algún tipo de
modificación de origen natural (Figura 9.37). Como veremos más a adelante, una parte
importante de esta frecuencia está determinada por la incidencia del blanqueado.
245
25
NISP* %
20
15
10
5
0
Carnívoros
(N = 6)
Roedores
(N = 3)
Raíces
(N = 70)
Óxido de
manganeso
(N = 1)
Liquenes
(N = 1)
Blanqueado
(N = 81)
Figura 9.37: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
Ha sido registrada la presencia de daños producidos por carnívoros en solo
seis fragmentos óseos, lo cual equivale al 1,36% del total. Esta frecuencia es similar a
la registrada para otras estructuras de piedra presentadas en esta tesis y señala la
baja incidencia de este agente como formador de estos conjuntos. Las marcas
identificadas se localizan principalmente en el esqueleto apendicular. Fueron
reconocidos pits en un fragmento proximal de calcáneo y en una falange primera, en
su porción distal. Asimismo, asociada a la tuberosidad deltoidea en la diáfisis de un
húmero fueron identificadas marcas de furrows. Por otro lado, fue determinado un
crenuleted edge sobre la hoja de una escápula. Este último rasgo también fue
evidenciado en el esqueleto axial, sobre un fragmento de pelvis, más concretamente,
el ala de ilium. Finalmente, fue identificado un pit localizado en el cuerpo de una
vértebra cervical.
La operatoria de roedores es aún más baja. Solo tres especímenes (0,6%) se
han visto afectados: una superficie articular de falange primera no fusionada, un
fragmento de radioulna y otro correspondiente a un húmero. En estos dos últimos
casos las marcas se localizan sobre un borde de fractura en la diáfisis y presentan
poco desarrollo estando acotadas en un solo sector. Por otra parte, las modificaciones
producidas por oxido de manganeso y líquenes son también muy limitadas, afectando
tan solo a un fragmento óseo respectivamente.
Las marcas de raíces es uno de los agentes tafonómicos que mayor influencia
ha tenido sobre el conjunto. En 70 especímenes fue registrada su presencia,
abarcando algo más del 15% del total. Si bien su operatoria es moderada y
246
comparativamente similar a la registrada para otras estructuras de la meseta del
Strobel, es posible que la incidencia de la acción de raíces, junto con la ya
mencionada influencia de la meteorización sobre la muestra hayan afectado en cierta
medida la visibilidad de otras modificaciones naturales o antrópicas.
Por último, el blanqueado evidencia la frecuencia más elevada (n=81; 18,4%).
Dentro de estos valores, el 58% (n=47) presenta alteraciones en solo una cara;
mientras que un 41,9% (n=34) se ubican en ambas. Este indicador sugiere una
estabilidad moderada del conjunto.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
Fueron
considerados
diferentes
índices
y
medidas
para
evaluar
la
representación de partes anatómicas del parapeto 6. La figura 9.38 indica el
desbalance existente entre el segmento apendicular y axial, en favor del primero. Esta
%
tendencia es similar a la observada en otros parapetos presentados en esta tesis.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
NISP
MNE
Axial
Apendicular
Figura 9.38: Representación de segmentos anatómicos.
La representación de ambos sectores esqueletarios también fue analizada en
función de la relación existente entre ellos, evaluada a partir de los valores de NISP y
MNE obtenidos (Tabla 9.31).
247
Unidades de Análisis
Parapeto 6
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,30810811
Relación Axial/Apendicular: MNE
0,24124514
C.Anat.Gobal*
24,5192308
C. Aant. Axial**
12,5
C. Anat. Apend.***
42,2
Tabla 9.31: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
Los resultados presentados en la tabla 9.31 confirman la subrepresentación del
esqueleto axial, independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. Se debe
destacar que el valor obtenido a partir del MNE es levemente menor, lo cual supone un
incremento de la fragmentación del segmento axial. Por otra parte, se estimó la
integridad de las carcasas ingresadas al parapeto 6 a través del índice de completitud
anatómica, computado en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado
considerando el MNI. En términos globales, se reconoce un bajo grado de completitud
que se encuentra sustancialmente más marcado para el sector axial. La integridad del
esqueleto apendicular es mayor, alcanzando valores altos (Tabla 9.31). En síntesis, se
observa un claro desbalance en la representación anatómica en favor de las
extremidades, característica frecuente en los contextos zooarqueológicos localizados
en mesetas altas de la región y que posiblemente se vincule con el carácter logístico
que habrían tenido en el pasado.
La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de
NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados
obtenidos globalmente y para ambos sectores anatómicos son similares entre sí,
reconociéndose una baja fragmentación en el conjunto que aumenta levemente en el
caso del esqueleto axial (Tabla 9.32).
NISP/MNE
Global
Axial
Apendicular
1,46938776
1,74193548
1,37704918
Tabla 9.32: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
248
La representación de partes anatómicas también fue evaluada en función de
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
DIENTES
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
los valores de MAU% y MNE%.
Figura 9.39: MAU % Representación de partes anatómicas.
Como se observa en la figura 9.39, el perfil reconstruido es variado. La mayoría
de las categorías óseas consideradas se encuentran presentes, registrándose pocas
ausencias (mandíbula, vértebras indeterminadas, caudales, costillas y esternébras);
todas localizadas en el segmento axial. En relación con este último, se observa una
distribución más heterogénea, caracterizada por frecuencias bajas-moderadas. En
este sentido, el sacro evidencia los valores más elevados, cercanos al 50% del MAU.
En orden de importancia, le siguen los fragmentos óseos correspondientes a la cabeza
y al cuello: principalmente cráneo, axis y vértebras cervicales, todos en un rango que
se extiende entre el 20% y el 40%. Por otra parte, en el sector apendicular todos los
huesos se encuentran presentes, con los valores más bajos del MAU%, en torno al
10%. Dentro de este esquema se identifica variabilidad en las frecuencias. Las
extremidades exhiben valores moderados-altos, registrándose una preponderancia de
los fragmentos articulares, en especial distales, en la mayoría de los casos, con
excepción del fémur. Las extremidades inferiores, huesos del autopodio y falanges
primeras, exhiben una elevada representación que oscila entre un 50% y un 70% del
MAU. En cuanto a los valores obtenidos en falanges, son relativamente altos
(ubicándose entre el 60 y el 10% del MAU%). No obstante, es necesario señalar que
son más bajos que los registrados en otras estructuras de la meseta del Strobel,
concretamente aquellas que conforman el sitio K 116 y que han sido presentadas en
esta tesis. Si bien será discutido más adelante, se reconoce una relevancia diferencial
de estas unidades anatómicas en la configuración zooarqueológica de la meseta.
249
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades superiores
Extremidades medias
Extremidades inferiores
Calcáneos y Falanges
0
20
40
60
80
100
MNE %
Figura 9.40:: MNE Estandarizado: rrepresentación de partes anatómicas.
Cuando el perfil de partes anatómicas es evaluado e
en
n función de los valores de
MNE%
% estandarizado se observan algunas tendencias relevantes (Figura 9.40).
9.40) En
primer lugar, se destaca un claro desbalance entre ambos segmentos esqueletarios. El
sector axial, como fuera indicado en el párrafo anterior, está representado por cabeza
y columna con frecuencias bajas y mu
muy
y equilibradas entre sí. La cintura exhibe valores
levemente más elevados que las unidades anatómicas anteriores pero se mantiene
por debajo del 15%. En este escenario, las costillas se pres
presentan
entan prácticamente
ausentes (1%
% MNE estandarizado). Contrariament
Contrariamente,
e, el esqueleto apendicular
manifiesta más desarrollo. Las extremidades están bien representadas en todos los
casos, aunque se registra una clara preponderancia de extremidades medias, tibia y
radioulna. Más allá de esto, superiores e inferiores presentan valores moderados. Esta
tendencia sugiere una selección orientada hacia el aprovechamiento de carne y
médula. Finalmente, calcáneos y falanges completan el perfil de partes con valores
moderados y siguieron un patrón similar al descripto desde el MAU %.
Articulación
MNE
Diáfisis
PX
DS
SH
AR/SH
Proporción
Húmero
3
8
2
11/2
5,5
Radioulna
6
12
5
18/5
3,6
Fémur
6
2
7
8/7
1,14
Tibia
2
15
2
17/2
8,5
Metacarpo
6
0
0
6
6
Metatarso
3
0
0
3
3
Metapodio
0
21
8
21/8
2,625
Total
26
58
24
84/24
3,5
Tabla 9.33:: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis.
250
En la tabla 9.33 se presenta la representación de articulaciones y diáfisis de
huesos largos de la muestra, medida en MNE, y la relación existente entre ambos.
Como puede observarse existe una presencia diferencial, donde la proporción de
epífisis es mayor a la esperada (2). Se destacan dos aspectos. Por un lado, los
elevados valores obtenidos para tibia y metacarpo; y por otro, el desbalance existente
entre segmentos proximales y distales, en favor de estos últimos.
Guanaco: evidencias de procesamiento
El 23% de los especímenes óseos recuperados en el parapeto 6 evidencian
marcas de procesamiento (Tabla 9.34). Esta frecuencia es similar a las registradas en
otros sitios a cielo abierto de la región, con y sin estructuras. En el caso específico de
la meseta del Strobel, evidencia mucha similitud con otros parapetos, específicamente
el 11 y 38 correspondientes al sitio K 116 y presentados en esta tesis. Como se indica
en la tabla 9.34, han sido identificadas evidencias de procesamiento tanto en el sector
axial como apendicular; siendo sensiblemente mayores en este último.
% de Procesamiento
NISP
NISP*
NISP%
Apendicular
326
91
27,9141104
Axial
114
12
10,52632
Total
440
103
23,40909
Tabla 9.34: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
NISP
NISP*
NISP%
Cráneo
11
0
0
Mandíbula
0
0
0
Dientes
6
1
16,6666667
Atlas
2
1
50
Axis
3
2
66,66667
Vert. Indet
19
0
0
Cervicales
22
3
13,6363636
Torácica
22
3
13,6363636
Lumbar
7
1
14,2857143
Caudales
0
0
0
Sacro
6
1
16,6666667
Costillas
8
1
12,5
Imnominado
5
0
0
Escápula
3
1
33,3333333
Húmero
14
3
21,4285714
Radioulna
28
12
42,8571429
251
Fémur
20
12
60
Tibia
22
11
50
Calcáneo
14
10
71,4285714
Astrágalo
9
1
11,1111111
Metacarpo
7
5
71,4285714
Metatarso
3
3
100
Metapodio
49
9
18,3673469
Falange 1
56
20
35,7142857
Falange 2
15
2
13,3333333
Falange 3
5
0
0
Sesamoideo
15
1
6,66666667
Total
371
101
27,2237197
Tabla 9.35: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: se excluyen carpianos, tarsianos y rótula.
En la tabla 9.35 se presenta la frecuencia de procesamiento por elemento
óseo. En el segmento axial, la mayoría de los especímenes exhiben al menos una
marca de carácter antrópico. Las frecuencias más elevadas se ubican en atlas y axis;
en el caso del primero, su ocurrencia en términos de NISP es baja, por lo que su
frecuencia puede ser producto del tamaño de muestra recuperada. La columna
vertebral exhibe un procesamiento bajo, en términos de su frecuencia, pero
homogéneo en cada uno de los huesos que la componen. Es interesante destacar la
presencia de un diente con una marca de corte. Por otro lado, el esqueleto apendicular
presenta un procesamiento casi completo, reconociéndose solo una categoría ósea
(falange tercera) que no exhibe marcas. Las extremidades presentan frecuencias
moderadas-altas que oscilan en un rango que se extiende desde el 21% al 100% del
NISP. En este contexto, se destacan las extremidades traseras (fémur, tibia y
metatarso) que manifiestan valores superiores al 50% del NISP y marcan una clara
diferencia con la frecuencia registrada para húmero y radioulna. Las extremidades
inferiores, huesos del autopodio y falanges exhiben cierto grado de variación,
evidenciando elementos con elevadas, moderadas y bajas frecuencias (Tabla 9.35).
NISP
NISP%
Corte
30
29,12621
Percusión
47
45,631067
Corte y Percusión
26
25,242718
Total
103
100
Tabla 9.36: Frecuencias relativas de procesamiento: tipo de marca.
252
Ha sido posible reconocer tres tipos de evidencias de procesamiento en la
muestra procedente del parapeto 6 (Tabla 9.36). Las marcas de percusión, que
incluyen negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral, presentan
las frecuencias más elevadas, seguidas por marcas de corte y finalmente,
especímenes que exhiben tanto marcas de corte como de percusión.
20
18
16
NISP%
14
12
10
8
6
4
2
0
Corte
Percusión
Apendicular
Corte y Percusión
Axial
Figura 9.41: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
La figura 9.41 profundiza la información presentada en el párrafo anterior. Ha
sido registrada una distribución diferencial del tipo de evidencias de procesamiento en
el esqueleto. Las marcas de corte, si bien presentes en ambos sectores anatómicos,
exhiben frecuencias más elevadas en el segmento axial (n=11; 9,6%). En relación con
este último, también fue identificado un negativo de impacto sobre una vértebra
torácica (n=1; 0,8%). No obstante, las marcas de percusión se encuentran localizadas
predominantemente en el esqueleto apendicular (n=46; 14,1%). Es interesante
destacar la presencia de marcado perimetral dentro de las técnicas de fractura
reconocidas en el conjunto. Considerando únicamente huesos con evidencias de
percusión y corte-percusión (n=73), un 24,6% (n=18) de ellos exhiben este tipo de
marcado. Finalmente, en 26 especímenes óseos, todos apendiculares, fueron
registradas marcas de corte y percusión.
A continuación se presenta la descripción del tipo de modificación antrópica
registrada y su localización topográfica en los especímenes.
Dientes
253
Sobre un fragmento de diente indeterminado fue registrada la presencia de
marcas de cortes concentradas en un sector, transversales pero paralelas a la línea de
dientes, profundas y largas. Si bien no son exactamente las mismas, son similares a
las denominadas S-6 por Binford (1981) asociadas con la desarticulación de la
mandíbula. En este sentido, Nilssen (2000) vincula también este tipo de marcas con el
desarrollo de tareas de cuereo.
Atlas
En este caso, se identificaron marcas de corte en el cuerpo y cara ventral de un
atlas. Éstas se encuentran concentradas, presentan una orientación longitudinal al eje
mayor del hueso siendo largas/cortas y profundas/superficiales. No se ha registrado
análogo de estas marcas con aquellas reportadas por Binford (1981) para este
elemento. No obstante, si son muy similares a las descriptas por Nilssen (2000) bajo el
código CV-10 producto de la evisceración y/o el fileteo.
Axis
Fueron registrados dos especímenes de axis con evidencias de marcas de
corte. Las incisiones se localizan, en ambos casos, sobre la cara ventral, son
transversales y longitudinales al eje axial, numerosas, profundas/superficiales y
largas/cortas. De acuerdo con Nielssen (2001) este tipo de marcas están asociadas
con el fileteo y/o la evisceración del cuello y son denominadas bajo el código CV-10.
Vértebras cervicales
En tres fragmentos de vértebras cervicales se identificaron marcas de corte.
Éstas se ubican en el proceso articular caudal y de acuerdo con Nilssen (2000) serían
el producto del desarrollo de tareas de desarticulación (código CV-12). Las incisiones
son transversales, profundas y cortas.
Vértebras torácicas
Un 13,6% (n=3) de los especímenes correspondientes a vértebras torácicas
exhiben evidencias de procesamiento. En dos de ellos, las incisiones se localizan en la
base y porción media del proceso espinoso en ambas caras. Estas marcas presentan
una orientación longitudinal y oblicua, son profundas y largas/cortas. Son muy
similares a las descriptas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código TV-2,
vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo. Por otra
parte, fue registrado un negativo de impacto en el cuerpo de otro fragmento de
vértebra torácica que habría ocasionado una fractura longitudinal simple.
254
Vértebras lumbares.
Solo fue identificada la presencia de marcas de corte en un fragmento de
vértebra lumbar, concretamente localizadas sobre la superficie inferior del centrum.
Las incisiones registradas presentan una orientación transversal/diagonal al eje mayor
del hueso, son profundas y cortas. De acuerdo con Nilssen (2000) podrían producirse
como consecuencia de la evisceración. Por su parte, Rindel (2009) reporta marcas
similares en el sitio Istmo del Lago Belgrano (PNPM) atribuidas a la desarticulación y
segmentación de la columna en unidades menores.
Sacro
En un espécimen de sacro fue identificada una marca de corte en la cara
dorsal. Ésta es una única incisión, transversal al eje mayor del hueso, profunda y
larga. Si bien con diferente orientación, exhibe cierta similitud con las marcas
denominadas bajo el código PS-13 por Nilssen (2001) vinculadas con tareas de fileteo.
Costillas
Una baja frecuencia de costillas evidencia marcas de procesamiento.
Únicamente han sido registradas huellas de corte sobre la porción media de una
costilla. Éstas se encuentran distribuidas en varios sectores y presentan, en la mayoría
de los casos, una orientación transversal; aunque fueron identificadas también, en
menor medida, incisiones oblicuas. En ambos casos son profundas y cortas. De
acuerdo con sus características, son muy similares a las descriptas por Nilssen bajo
los códigos RS-5 y RS-6 vinculadas con el desarrollo de tareas de evisceración y
descarne respectivamente.
Escápula
Solo un fragmento de escápula exhibe evidencias de procesamiento.
Concretamente se trata de un elemento prácticamente completo en el cual fueron
identificadas marcas de corte y percusión. Las primeras se localizan en dos sectores:
por un lado, en el cuello de la escápula sobre su cara medial se registraron marcas
transversales, profundas y cortas que son similares a las reportadas por Binford (1981)
como S-2, pero mucho más equivalentes a las descriptas por Nilssen bajo el código S12 vinculadas con la desarticulación de la escápula del húmero. Por otro lado, se
identificaron también marcas de corte sobre la hoja de la escápula, longitudinales,
largas y cortas, siempre profundas e idénticas a las S-4 (sensu Binford 1981; Nilssen
2000) consecuencia del desarrollo de actividades de descarne. Finalmente, también se
255
reconocieron negativos de impacto en el extremo distal de la escápula asociados a
una fractura de tipo transversal mediante la técnica de marcado perimetral. Ésta se
ubica por encima de la cavidad glenoidea y el tubérculo supraglenoideo (Figura 9.42).
Figura 9.42: Escápula con evidencias de marcado perimetral.
Húmero
Las evidencias de procesamiento identificadas en húmero se localizan en su
totalidad en la articulación distal. De acuerdo con la información presentada en la tabla
9.35, el procesamiento de este elemento es bajo, atendiendo no solo a su
representación en términos de NISP, sino también a las frecuencias obtenidas para
otros huesos largos. En tres fragmentos se registraron marcas de corte; destacándose
uno de ellos que también presenta daños de fractura. Con respecto a las primeras, en
todos los casos presentan una orientación transversal siendo profundas y cortas, y se
ubican tanto en la cara lateral, como posterior y anterior de la epífisis distal del
húmero. Este tipo de incisiones son idénticas a las reportadas por Binford (1981) y
Nilssen (2000) bajo el código Hd-2, vinculadas con la desarticulación del húmero de la
radioulna. Por otro parte, uno de estos casos evidencia, sobre la diáfisis, negativos de
impacto generados como consecuencia de un tipo de fractura transversal producida
mediante la técnica de marcado perimetral.
Radioulna
256
Un poco menos de la mitad de todos los especímenes de radioulna
recuperados en el parapeto 6 presentan marcas de procesamiento (n=12; 42,8%). En
este caso fueron identificadas marcas de corte y percusión, reconociéndose una
mayor relevancia de estas últimas dado que se encuentran presentes en todos los
casos. Las huellas de corte se localizan tanto en las articulaciones como en la diáfisis
de la radioulna. En la porción proximal se ubican en la cara lateral, medial y posterior,
presentan una orientación longitudinal y transversal y son largas/cortas y profundas
(Figura 9.43). Se registraron marcas análogas a las denominas Rcp-7 (Binford 1981)
asociadas con el descarne y otras idénticas a las Rcp-2 y Rcp-3 vinculadas con la
desarticulación (Binford 1981). Cabe destacar que, de acuerdo con Nilssen (2000),
estas últimas son producidas durante el descarne de la radioulna. En solo un
espécimen las incisiones se localizan en el sector medio de la diáfisis sobre su cara
lateral y anterior. Éstas son muy numerosas y se encuentran concentradas en un
sector,
presentan
orientaciones
longitudinales
y
oblicuas
siendo
profundas,
largas/cortas. No fueron registrados análogos exactos de marcas de corte con estas
características y en esta ubicación. No obstante, Mengoni Goñalons (1999) reporta la
presencia de incisiones en fragmentos de diáfisis de radioulna en el sitio Cerro de los
Indios 1 que podrían ser similares a las descriptas aquí. Este autor las vincula con el
descarne, posiblemente relacionadas con el trozamineto final. En la epífisis distal (cara
anterior) se registraron marcas transversales, profundas y largas/cortas idénticas a las
denominadas Rcd-3 por Binford (1981) originadas durante la desarticulación. Por otra
parte, las evidencias de percusión fueron identificadas en todos los especímenes de
radioulna que fueron efectivamente procesados. Solo fueron identificados negativos de
impacto que se localizaron principalmente en la epífisis distal (n=6), seguidos por la
proximal (n=4) y, por último, sobre la diáfisis (n=2). Asimismo, los daños registrados se
ubican tanto en la cara lateral como anterior de la radioulna. En todos los casos el tipo
de fractura predominante es la transversal, destacándose la importancia de la técnica
del marcado perimetral sobre el conjunto (n=5) (Figura 9.43).
257
perimetral
Figura 9.43: Fragmento de radioulna proximal con marcas de corte y marcado perimetral.
Fémur
El procesamiento del fémur exhibe una frecuencia que va de moderada a
elevada (Tabla 9.35).
). Las marcas de corte fueron registradas en dos fragmentos de
epífisis proximales de fémur y en una diáfisis, en ambos casos asociadas a la línea
áspera y al forámen nutricio. En cuanto a los primeros dos casos, las incisiones se
concentran en el cuello del
el fémur, son oblicuas/transversales con respecto al eje
longitudinal del hueso, profundas y largas. También se registraron algunas marcas
aisladas por encima del trocante menor. Éstas marcas son equivalentes a las
denominadas Fp-1
1 (Binford 1981), solo que se localizan en la cara posterior. Nilssen
registra este tipo de marcas en ambas caras (anterior y posterior) de la epífisis
proximal de fémur (Fp-13
13 Nilssen 2000). Ambos autores establecen que estas
incisiones serían consecuencia del desarrollo de tareas de desarticulación. Como
mencionamos, también se registró un caso en el cual las marcas de corte se
258
localizaron en la diáfisis de la radioulna. La orientación que presentan es longitudinal y
oblicua, siendo profundas y largas siempre. Si bien Binford (1981) no describe marcas
similares, si lo hace Nilssen (2000) quien las denomina Fs-1 y las asocia con el
descarne de ésta unidad anatómica. Por otra parte, las evidencias de percusión sobre
el fémur exhiben una alta frecuencia, habiéndose registrado 10 especímenes con
daños por fractura. Se identificaron negativos de impacto localizados en las epífisis
proximales (n=2) y distales (n=2) y mayoritariamente, en la diáfisis (n=4), vinculados
con la línea áspera y el forámen nutricio. Al mismo tiempo, éstos se ubican tanto en la
cara lateral como anterior y posterior del fémur. En todos los casos, fue registrado un
tipo de fractura transversal destacándose la alta frecuencia de marcado perimetral
(n=4).
Tibia
En 11 especímenes de tibia fueron registradas evidencias de procesamiento.
Dentro de este subconjunto, cinco exhiben marcas de corte. Se localizan en tres
fragmentos de epífisis distal, en un espécimen proximal y en una diáfisis de tibia. Con
respecto a las primeras, se ubican en la cara anterior, exhiben una orientación
principalmente transversal y oblicua, reconociéndose un solo caso con marcas
longitudinales. Asimismo, son profundas, cortas/largas. De acuerdo con esta
descripción, presentan una gran similitud con las marcas registradas por Nilssen bajo
los códigos Td-5 y Ts-1 asociadas con el cuereo y/o el descarne de la tibia. En la
epífisis proximal se identificaron marcas de corte oblicuas, profundas y largas que se
ubican en la cara posterior de la tibia, debajo de los cóndilos laterales y mediales. No
se reconoció un análogo exacto pero sí se asemejan a las codificadas por Binford
(1981) como Tp-2. La principal diferencia reside en que las marcas identificadas aquí
se distribuyen desde la epífisis proximal hacia la metáfisis. Por último las incisiones
localizadas en la diáfisis de la tibia, longitudinales/transversales, profundas,
largas/cortas, son equivalentes a las Ts-1 observadas por Nilssen (2000) que el autor
vincula con el descarne. Las evidencias de percusión exhiben una alta frecuencia
dentro del subconjunto de especímenes procesados. Nueve de once fragmentos
exhiben negativos de impacto asociados en todos los casos con fracturas
transversales. Cabe destacar que tres de ellos también presentaban marcas de corte
que fueron descriptas anteriormente. En la epífisis proximal fue registrado un
espécimen con negativos de impacto ubicados en la cara posterior y asociados a un
marcado perimetral. En la diáfisis las evidencias de percusión también se limitan a un
solo fragmento. La mayoría de los rasgos se localizan en la epífisis distal (n=7), tanto
en la cara anterior como posterior de la tibia. Se destaca la alta frecuencia de marcado
259
perimetral (n=4). Es interesante destacar la presencia de un patrón diferencial en la
representación anatómica del marcado perimetral registrado principalmente sobre la
articulación distal.
Calcáneo
Sobre este elemento óseo se registró una elevada frecuencia de evidencias de
procesamiento que incluyen tanto marcas de corte como de percusión. Con respecto a
las primeras, se localizan en su totalidad en el sector medio del calcáneo entre el tuber
calcis y la superficie articular. Las marcas de corte registradas son transversales
profundas y cortas; análogas a las denominadas Tc-3 por Binford (1981) vinculadas
con el desarrollo de tareas de descarne o con actividades que incluyen colgar las
carcasas. Por otra parte, también fue registrada la fractura intencional de este
elemento, identificada a partir de negativos de impacto ubicados también en
proximidad al tuber calcis y la superficie articular, dando como resultado una fractura
transversal simple.
Astrágalo
Solo un espécimen de astrágalo exhibe marcas de corte. Se localizan en la
parte media de la cara anterior y presentan una orientación transversal siendo
profundas y cortas. Son exactamente iguales a las Ta-1 descriptas por Binford (1981),
originadas como consecuencia de la desarticulación de este hueso de la tibia y el
metatarso.
Metacarpo
En este elemento ha sido identificada una alta frecuencia de marcas de
procesamiento en función de su representación (NISP), siempre ligadas a la
fracturación intencional. Es así que, fueron identificados negativos de impacto en cinco
especímenes óseos, sobre su cara anterior y lateral. En cuatro de ellos el tipo de
fractura predominante es transversal simple; mientras que solo uno registra una
fractura longitudinal. La alta frecuencia de evidencias de percusión, junto con la
ausencia de marcas de corte, indica la relevancia de la fracturación ósea de este
elemento y el aprovechamiento sistemático de medula ósea.
260
Metatarso
En este caso, la totalidad de los especímenes recuperados evidencia marcas
de procesamiento. Al igual que lo descripto para metacarpos, en los metatarsos solo
se identificaron evidencias de percusión a partir de la presencia de negativos de
impacto. Éstos se localizan en la cara lateral y anterior como consecuencia de la
fracturación transversal del elemento. Nuevamente, se destaca la selección de
metatarsos, posiblemente en función de su alto contenido de médula saturada e
insaturada.
Metapodios
En función de lo descripto para metatarso y metacarpos, destaca la baja
frecuencia de especímenes de metapodio con evidencias de procesamiento. Se han
registrado nueve fragmentos con evidencia de corte y percusión. Las primeras, se
localizan principalmente en la diáfisis distal y la epífisis distal del metapodio, sobre la
cara anterior y lateral del hueso. Presentan una orientación transversal y oblicua,
profundas y son largas/cortas. Si bien no son exactamente iguales, presentan cierta
similitud con las marcas descriptas bajo el código Mtd-4 propuestas por Binford (1981)
asociadas con el descarne de la unidad. Por otra parte, las evidencias de percusión
refieren a negativos de impacto y contragolpes registrados en la diáfisis media y distal
de la cara anterior, lateral y medial del metapodio. En todos los casos el tipo de
fractura fue transversal simple.
Falanges
Se han registrado evidencias de procesamiento en 20 falanges primeras y en
dos falanges segundas. En cuanto a las marcas de corte, se localizan tanto en el
epífisis distal como en el sector proximal, siendo menor su frecuencia en la diáfisis de
las falanges y están distribuidas en todas sus caras. En su mayoría se relevaron
marcas
con
orientación
transversal,
largas/cortas
y
profundas/superficiales,
registrándose pocos casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Es posible
que las marcas identificadas, o al menos una parte, se encuentran vinculadas con la
desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores dada la frecuencia de
huellas localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa sector donde se
ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con
respecto a las evidencias de percusión, fueron registrados negativos de impacto y
marcado perimetral. El tipo de fractura transversal predomina (n=8), seguida por la de
forma longitudinal (n=6). La técnica de marcado perimetral fue registrada en cuatro
261
fragmentos correspondientes a falanges primeras. Cabe destacar que, en esta
estructura de parapeto, las evidencias de corte sobre falanges son más frecuentes que
las marcas de percusión. En síntesis, es posible sugerir que las marcas de corte y
percusión identificadas se encuentran posiblemente vinculadas con su desarticulación,
limpieza y fractura para el consumo de médula.
Síntesis
La muestra zooarqueológica recuperada en el parapeto 6 es elevada. Se
compone de 712 especímenes, de los cuales más del 68% pudieron ser identificados a
nivel de especie. Esta cifra es alta y supera levemente la media general (64,4%)
calculada para los conjuntos óseos descriptos en este trabajo. Por su parte,
exceptuando el hallazgo de solo dos placas de piche, el resto de la muestra ósea se
corresponde con guanaco. Esta composición de la estructura taxonómica, tan
focalizada hacia la presencia de una sola especie, empieza a constituirse como un
patrón característico de los conjuntos de la meseta del Strobel. Al respecto, si bien
resulta claro que en todos los conjuntos óseos que son considerados en esta tesis
existe una evidente predominación de dicho taxón, aspecto que por otro lado es
esperable dado su rol para la subsistencia de los grupos humanos que habitaron la
Patagonia en el pasado, en el Strobel este patrón se encuentra acentuado y no
incluye, en general, otras especies que se encuentran disponibles localmente.
La cantidad de individuos representados en el parapeto 6 es muy elevada. En
función de la información que ha sido presentada, destaca el importante aporte de
animales inmaduros, registrándose al menos cinco; uno de ellos una cría menor a los
seis meses de edad al momento de su muerte. De esta forma, la estructura etaria
reconstruida es consistente con clases de edad que suelen caracterizar a grupos
familiares de guanaco. Asimismo, la información presentada indicaría que el momento
de muerte de los animales subadultos representados se corresponde con un rango
que se extiende desde el mes de diciembre al mes de mayo.
La meteorización es el agente tafonómico con mayor incidencia en la formación
del conjunto. En este sentido, la mayoría de los especímenes óseos se ubican en
estadios maduros (3), registrándose pocos fragmentos en niveles menores o más
avanzados. De esta forma, el perfil reconstruido es consistente con los resultados
obtenidos para otros conjuntos de la región con cronologías similares. La existencia de
cierto grado de variabilidad es un aspecto estrechamente asociado con las
características propias del depósito donde algunos huesos se presentan más
262
expuestos a condiciones subaéreas que otros. Por otra parte, si bien la existencia de
otros agentes y procesos tafonómicos ha sido múltiple y diversa, solo dos operaron
con cierta magnitud. Concretamente, se hace referencia a la incidencia del blanqueado
y la operatoria de raíces. El primero estrechamente vinculado con el desarrollo de la
meteorización y, el segundo, un agente esperable en conjuntos óseos estratigráficos
de parapetos a la luz de lo descripto en esta tesis. No obstante, en ninguno de los dos
casos su influencia supera el 20%. El estado de preservación de la muestra es bueno.
La historia tafonómica reconstruida en el parapeto 6 exhibe características y
tendencias muy similares con aquellas procedentes de los otros conjuntos óseos
descriptos en esta tesis. Por lo tanto, se considera que la muestra es confiable y no
presenta problemas serios de orden tafonómicos.
La información derivada de los diferentes índices utilizados revela un
desbalance en la representación de los segmentos anatómicos en el conjunto. Al
respecto, como hemos descripto para otros conjuntos en esta tesis, la presencia del
esqueleto axial es menor y no supera el 25% del NISP o el MNE. Más aún, en función
del perfil anatómico reconstruido, las únicas categorías óseas ausentes se ubican
justamente en dicho sector. Por otra parte, la integridad de las carcasas ingresadas en
el parapeto es baja, aunque comparativamente resulta mayor a la identificada en otros
casos, tanto en lo relativo al sector axial, apendicular, como globalmente.
La información detallada en relación con la frecuencia de partes esqueletarias
sugiere un perfil heterogéneo caracterizado por valores moderados. En este marco, la
columna, principalmente vértebras cervicales y el sacro, se destaca en el esqueleto
axial. Por su parte, los huesos largos están bien representados y exhiben una
tendencia relativamente equilibrada, manifestándose un leve incremento para las
extremidades medias. Asimismo, se advierte un patrón hacia una mayor presencia de
extremos distales. Estos resultados difieren de los obtenidos en otros parapetos de la
meseta del Strobel y subrayan el rango de variabilidad existente en el área. Cabe
mencionar que únicamente se ha identificado una correlación estadísticamente
significativa, negativa y moderada con el índice de secado sugiriendo que las unidades
anatómicas con mayor potencial no se encuentran presentes en el parapeto 6 (Tabla
9.36).
263
Parapeto 6
MAU %: DMO*
MAU%: IC**
MAU% : IM***
0,306 p 0,06
-0,487 p 0,29
-0,2 p 0,65
MAU%:
UMI****
0,437 p 0,13
MAU% :
IS*****
-0,64 p 0,01
Tabla 9.36: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
El procesamiento registrado en el parapeto 6 es moderado en términos de su
frecuencia, próximo al 23% y manifiesta una tendencia relativamente integral en tanto
se presenta en la mayoría de las categorías óseas consignadas, exceptuando tan solo
cinco casos. En el esqueleto axial las frecuencias son bajas y se destaca el
procesamiento homogéneo del cuello y la columna. En general, los daños se asocian
con marcas de corte producidas durante el desarrollo de tareas asociadas con la
desarticulación, descarne y evisceración del sector. En el esqueleto apendicular, las
frecuencias aumentan siguiendo un eje distal. En este marco, resaltan los valores
obtenidos para las extremidades medias, inferiores y calcáneos. El análisis detallado
de las incisiones sugiere que las actividades asociadas con la desarticulación habrían
sido preponderantes, seguidas por el descarne del fémur, tibia y radioulna. Es
interesante destacar la existencia de marcas vinculadas con el cuereo y con el colgado
de la extremidades, así como también una serie de modificaciones indeterminadas que
no presentan correlato con los marcos de referencia utilizados. En síntesis, es posible
sugerir una considerable variedad de actividades de trozamiento desarrolladas. Por
otra parte, como se mencionó anteriormente en este capítulo, las evidencias
vinculadas con la fracturación presentaron mayor relevancia dentro de las estrategias
de procesamiento en el parapeto 6. La presencia de negativos de impacto asociados
con fracturas helicoidales predomina en la mayoría de los huesos largos, patrón que
se acentúa en metacarpos y metatarsos donde son el único tipo de daño. En este
contexto, es importante destacar la relevancia del marcado perimetral como técnica de
fractura asociada posiblemente para el aprovechamiento de médula. Se destaca su
presencia sobre un fragmento de escápula y calcáneo.
9.2.2 Parapeto 10
Localizado a 48 m en dirección sudoeste de la estructura 6 se encuentra
ubicado el parapeto 10 del sitio K 205 bajo las coordenadas geográficas de
48°31'42.06" latitud sur y 70°49'8.94" longitud oe ste. Presenta una morfología circular
y está a 771 msnm. Fue excavada una cuadricula de 1,30 m por 1,80 m emplazada
sobre la pared de la estructura. El tamaño del área de excavación se vio determinado
264
por las características propias de la pared, su desarrollo, derrumbe y las
irregularidades del terreno, lo que dificultó
dificultó en gran medida las tareas de excavación
(Figura 9.44).. Se siguieron niveles artificiales de 5 cm. Al igual que en otros sitios que
ya han sido presentados en esta tesis, no se observaron diferencias en la estratigrafía
en relación a su composición sedimentaria, así como tampoco en función de la
ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico. Por este motivo
se consideran los hallazgos en único nivel, presentándose la información faunística en
conjunto.
Figura 9.44: Parapeto 10 (círculo verde):
verde) Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina superior
derecha: foto de la estructura;
ura; esquina inferior derecha: representación
representación y localización de la cuadricula
cuadricula.
La muestra recuperada en el parapeto 10 está conformada por 273
especímenes
ecímenes óseos, de los cuales el 71,7
71,7% (n=196)
=196) ha podido ser identificado a nivel
de especie. Al igual que otras estructuras de la meseta (parapeto 24 y 27 del sitio K
16), el parapeto 10 presenta una composición taxonómica representada por un único
taxón: guanaco.
naco. Por otra parte, un 28% (n
(n=77)
=77) de los fragmentos óseos hallados no
pudieron ser identificados bajo ninguna categoría taxonómica.
Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad
En base a la lateralidad y estado de fusión de los elementos óseos
recuperados fue reconstruido el número mínimo de individuos correspondientes al
parapeto 10. De esta forma, en función del recuento de falanges primeras se
estableció la presencia de cuatro individuos. Por otra parte, se reconoció la existencia
de animales inmaduros en el conjunto que no habrían completado todos sus estadios
de fusión al momento de su muerte. Es así que fue calculado el porcentaje de
especímenes y elementos no fusionados en base a los valores de NISP y MNE
265
obtenidos. Los resultados alcanzados indican una clara similitud entre ambas medidas:
22,3% y 23,3% respectivamente, reconociéndose un leve incremento cuando es
utilizado el MNE. Con el objetivo de profundizar esta información y abordar con mayor
exactitud la composición etaria de la muestra, fue aplicado el cronograma de fusión
ósea propuesto por Kauffmann (2009). En función de la cantidad de radioulnas distales
derechas fusionadas (n=2) junto con la presencia de vértebras cervicales cuyas
epífisis anteriores/posteriores se encuentran fusionadas a su respectivo cuerpo, fue
determinada la presencia de al menos dos individuos mayores a los 48 meses de
edad. Por otra parte, también se registró un atlas cuyo arco ventral no se encuentra
fusionado a los hemicuerpos (AT1 sensu Kauffmann 2009). Este centro de fusión
osifica entre los 3-6 meses de edad. Esta afirmación indica que un individuo habría
tenido menos de seis meses durante el momento de su muerte. Finalmente, la edad
de un último individuo no pudo ser precisada con exactitud, pero en base a la
presencia de dos tibias distales no fusionadas de diferente lateralidad es posible que
sea menor a los 36 meses de edad.
La composición etaria reconstruida se asemeja a las clases de edad que
suelen caracterizar a los grupos familiares de guanaco. Asimismo, la presencia de un
individuo menor a los seis meses en el conjunto señala que la ocupación del sitio se
desarrolló en algún momento entre el mes de diciembre y el mes de mayo, durante la
estación más óptima climática y ambientalmente de la meseta.
Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
La totalidad de los especímenes recuperados en el parapeto 10 presentan
evidencias de meteorización.
266
100
90
80
NISP*%
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
(N = 17)
W3
(N = 150)
W4
(N = 11)
W5
Figura 9.45: Perfil de elementos meteorizados por estadio.
Como se observa en la figura 9.45, la mayor parte de la muestra se ubica en
los estadios 2 y 3. La presencia de fragmentos óseos en el estadio 4 es menor, y se
compone principalmente de huesos recuperados en superficie y entre las rocas de la
estructura. El perfil de meteorización reconstruido es muy similar al de la mayoría de
los sitios a cielo abierto de la región e indica un estado de conservación de la muestra
bueno a moderado.
100
90
80
NISP*%
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
No Fusionados
W3
W4
W5
Fusionados
Figura 9.46: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes.
La figura 9.46 indica la distribución de los fragmentos óseos en cada estadio de
meteorización en base a su estado de fusión. Los resultados obtenidos sugieren que la
frecuencia de elementos meteorizados en cada categoría etaria es muy similar,
267
sugiriendo que la intensidad con la cual este agente tafonómico afectó a la muestra fue
homogénea.
30
25
NISP*%
20
15
10
5
0
Carnívoros (N = 10)
RaÍces (N = 38)
Blanqueado (N = 14)
Figura 9.47: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos.
Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 34,8% (n=62)
de los especímenes recuperados exhiben algún tipo de modificación de origen natural
(Figura 9.47). Dentro de este subgrupo, las frecuencias más elevadas corresponden a
la acción de raíces (22,4%). La mayoría de las marcas se concentran sobre falanges
primeras (n=20), siendo menor su ocurrencia en otros huesos. En suma, la influencia
de este agente en la formación del conjunto es moderada, mostrando una gran
similitud, en términos de la frecuencia obtenida y su distribución en el esqueleto, con
otras estructuras de parapetos de la meseta del Strobel. Si bien el grado de desarrollo
y dispersión de las marcas de raíces sobre la superficie de los diferentes huesos es
bajo, es posible que, junto con la incidencia meteorización, hayan afectado la
visibilidad de otras modificaciones naturales o antrópicas.
Por otra parte, la operatoria de carnívoros sobre el conjunto es leve (5,6%)
(Figura 9.37). Este tipo de daño se corresponde con pits, punctures y crenulated edges
(sensu Binford 1981) localizados tanto en el esqueleto axial (n=2; 20%) como en el
apendicular (n=8; 80%), siendo más frecuentes en este último (Tabla 9.37).
268
Tipo de daño
Pits
Parte esqueletaria
Falange Primera
Falange Segunda
Metatarso proximal
Metapodio diáfisis
Costilla proximal
Puncture
Vértebra torácica cuerpo
Cuneiforme
Hueso Malar
Hueso Malar
Crenulated Edges
Escápula
Tabla 9.37: Acción de carnívoros.
Como se indica en la tabla 9.37, en el segmento axial los daños se limitan a las
cercanías de porciones proximales y en un cuerpo vertebral. En tanto en el esqueleto
apendicular, exceptuando la escápula, la mayoría las modificaciones se presentan en
huesos ubicados en los sectores distales de las extremidades. SI bien estas partes
exhiben un bajo rendimiento nutricional, la presencia de tejido trabecular favorece la
retención de nutrientes durante un mayor período de tiempo, permitiendo,
posiblemente, su aprovechamiento pasado un lapso de su abandono.
La presencia de blanqueado sobre el conjunto es baja (n=14; 7,8%) y se limita
exclusivamente a fragmentos óseos recuperados en superficie. Dentro de los
especímenes afectados, la totalidad evidencia daños en ambas caras sugiriendo una
baja estabilidad de este subgrupo.
Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias
La representación de partes anatómicas fue evaluada a través de diferentes
medidas e índices. La figura 9.48 indica la frecuencia porcentual de ambos segmentos
esqueletarios, registrándose una clara subrepresentacion del esqueleto axial que se
incrementa cuando esta relación es medida en base al MNE del conjunto.
269
100
90
80
70
%
60
50
40
30
20
10
0
NISP
MNE
Axial
Apendicular
Figura 9.48: Representación de segmentos anatómicos.
Unidades de Análisis
Parapeto 10
Relación Axial/Apendicular: NISP
0,4
Relación Axial/Apendicular: MNE
0,17
C.Anat.Gobal*
20
C. Aant. Axial**
6
C. Anat. Apend.***
40
Tabla 9.38: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos,
tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; ***
excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos.
La relación axial/apendicular, medida en función de los valores de NISP y MNE
obtenidos, señala nuevamente el desbalance entre ambas regiones anatómicas,
independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. Se debe destacar que el
valor obtenido a partir del MNE es menor, lo cual supone un elevado grado de
fragmentación del segmento axial (Tabla 9.38). La completitud anatómica global
obtenida para el conjunto, obtenida en base a la relación entre el MNE
obtenido/esperado considerando el MNI, es baja (Tabla 9.38). Como hemos
mencionado en otros apartados de esta tesis, esta es una característica frecuente en
los contextos zooarqueológicos localizados en mesetas altas de la región y ha sido
vinculado con el carácter logístico que habrían tenido en el pasado. La integridad del
segmento axial es muy baja, contrastando fuertemente con la completitud del
esqueleto apendicular que, si bien es moderada, es sustancialmente mayor (Tabla
9.38).
La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de
NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados
270
obtenidos son bajos, registrándose valores más elevados para el esqueleto axial;
aspecto que determina, en parte, la subrepresentacíon general de este segmento
(Tabla 9.39).
Parapeto 10
NISP/MNE
Global
1,59
2,82
1,3
Axial
Apendicular
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
DIENTES
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
Tabla 9.39: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos,
sesamoideos, astrágalos.
Figura 9.49: MAU % Representación de partes anatómicas.
La representación de partes anatómicas también fue evaluada a partir de los
valores de MAU % y MNE % estandarizado (Figuras 9.49 y 9.50).
De acuerdo con la figura 9.50, se observa que la mayoría de las categorías
óseas consideradas están presentes, evidenciándose pocas ausencias. Entre éstas,
se destacan fragmentos correspondientes al húmero proximal, fémur y tibia distal. En
cuanto al segmento axial, las frecuencias no superan el 26% del MAU y se concentran
solo en cuatro huesos; cráneo, atlas, axis y pelvis. La columna vertebral se encuentra
representada principalmente por vértebras cervicales (15,4%), mientras que las
vértebras torácicas (4,1%) y lumbares (3,6%) se hallan en muy baja frecuencia. En
suma, esta región anatómica se encuentra caracterizada por especímenes
correspondientes, por un lado, al cráneo y al cuello del guanaco y, por otro, a la pelvis.
El esqueleto apendicular se encuentra más completo, pero la distribución de sus
frecuencias indica también un patrón de cierta heterogeneidad. En general, las
frecuencias son moderadas, abarcando un rango que se extiende desde el 20% del
MAU hasta el 50% aproximadamente. Los huesos largos presentan valores diversos.
Las frecuencias más elevadas fueron registradas en fragmentos de diáfisis y
271
articulaciones distales; mientras que, las epífisis proximales se encuentran ausentes o
exhiben valores que no superan el 15%. La excepción a esta tendencia la manifiestan
los metatarsos y metacarpos. Las falanges primeras presentan frecuencias más
elevadas dentro de todo el esqueleto apendicu
apendicular.
Cabeza
Columna
Costillar
Cintura
Extremidades superiores
Extremidades medias
Extremidades inferiores
Calcáneos y Falanges
0
10
20
30
40
50
60
MNE %
Figura 9.50:: MNE Estandarizado: Representación de partes anatómicas.
Cuando el perfil anatómico es evalua
evaluado
do en base a los valores de MNE
MNE%
estandarizado se observa nuevamente el claro desbalance entre ambas regiones
esqueletarias. El segmento axial exhibe frecuencias que no superan el 7% del MNE y
manifiestan el mismo patrón observado en el MAU% en donde el cráneo y el cuello
presentaban una mayor representación. Por otra parte, es interesante destacar la
similitud en los valores obtenidos para la cintura
cintura (pelvis y escápula) y las extremidades
superiores (húmero y fémur). Las extremidades están bien representadas en todos los
casos, aunque se evidencia una mayor relevancia de las partes medias, seguidas por
las inferiores. Podría existir aquí una selección
selección determinada por el contenido
nutricional ofrecido por cada parte, en donde la médula ósea haya tenido cierta
preponderancia como recurso. Finalmente, como se ha reportado para otros parapetos
analizados en esta tesis, calcáneos y falanges alcanzan la
lass frecuencias más elevadas
del conjunto.
272
Articulación
MNE
PX
Diáfisis
DS
SH
AR/SH
Proporción
Húmero
0
1
2
1/2
0,5
Radioulna
1
4
1
5/1
5
Fémur
1
0
2
1/2
0,5
Tibia
0
3
1
3/1
3
Metacarpo
2
0
0
2
0
Metatarso
2
0
0
2
0
Metapodio
0
7
1
7/1
7
Total
6
15
7
21/7
3
Tabla 9.40: Representación de partes anatómicas: Relación articulación/diáfisis.
En la tabla 9.40 se indica la a representación de articulaciones y diáfisis de
huesos largos de la muestra, medida en MNE y la relación existente entre ambos.
Como puede observarse, la proporción de epífisis es levemente mayor a la esperada
(2). Esta tendencia es similar a la registrada en el parapeto 6 de este sitio y como
fuera destacado en ese conjunto, aquí nuevamente se evidencia una mayor
representación de fragmentos distales.
Guanaco: evidencias de procesamiento
Un 14% (n=25) de los especímenes recuperados en el parapeto 10 presentan
evidencias de procesamiento. Esta frecuencia es baja si se considera los valores
registrados para el parapeto 6 de este sitio. Como se indica en la tabla 9.41, existe un
claro desbalance en la distribución de marcas antrópicas en el esqueleto, las cuales se
concentran casi mayoritariamente en el segmento apendicular.
% de Procesamiento
NISP
NISP*
%NISP
Apendicular
122
24
19,6721311
Axial
56
1
1,78571429
Total
178
25
14,0449438
Tabla 9.41: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular.
273
NISP
NISP*
NISP%
Cráneo
11
0
0
Mandíbula
0
0
0
Atlas
1
0
0
Axis
1
0
0
Vert. Indet
9
0
0
Cervicales
6
1
16,6666667
Torácica
6
0
0
Lumbar
3
0
0
Caudales
0
0
0
Sacro
0
0
0
Costillas
5
0
0
Imnominado
2
0
0
Escápula
3
0
0
Húmero
6
3
50
Radioulna
9
2
22,2222222
Fémur
5
1
20
Tibia
4
1
25
Calcáneo
6
2
33,3333333
Astrágalo
3
1
33,3333333
Metacarpo
2
1
50
Metatarso
3
0
0
Metapodio
12
2
16,6666667
Falange 1
38
10
26,3157895
Falange 2
7
1
14,2857143
Falange 3
0
0
0
Sesamoideo
1
0
0
Total
143
25
17,4825175
Tabla 9.42: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula.
En la tabla 9.42 se observan las frecuencias de procesamiento por elemento
óseo. En líneas generales, éstas son bajas, registrándose que en ningún caso se
obtuvieron valores superiores al 50% del NISP. En el segmento axial, solo una
vértebra cervical exhibe algún tipo de daño. El esqueleto apendicular manifiesta una
tendencia más completa, en donde la mayoría de los elementos presenta marcas de
procesamiento. Las extremidades muestran frecuencias homogéneas con valores que
se concentran en un rango que se extiende entre el 20% y el 25%. Solo en húmero y
metacarpo fue reconocida una frecuencia mayor. En términos de importancia, a éstos
le siguen calcáneos y astrágalos con frecuencias similares y, finalmente, falanges
primeras que manifiestan valores moderados, cercanos al 26%.
274
NISP*
%NISP
Corte
8
32
Percusión
Corte y Percusión
14
56
3
12
Total
25
100
Tabla 9.43: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca.
Ha sido posible registrar en el conjunto marcas de corte, percusión y
especímenes que muestran ambos tipos de modificaciones antrópicas. Como se indica
en la tabla 9.43, las marcas de percusión presentan las frecuencias más elevadas,
seguidas por las de corte y, finalmente, corte-percusión.
20
18
16
NISP*%
14
12
10
8
6
4
2
0
Corte
Percusión
Apendicular
Corte y Percusión
Axial
Figura 9.51: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento.
En la figura 9.51 se indica la localización anatómica de las marcas de
procesamiento en función del tipo de daño. Es evidente el desbalance entre ambos
sectores. En el parapeto 10, en contraste con lo descripto para otras estructuras en
esta tesis, las frecuencias más elevadas de corte, percusión y corte-percusión se
concentran siempre en el esqueleto apendicular. Ello diferencia este conjunto de otros
presentados en esta tesis, donde las marcas de corte exhiben valores más elevados
en el segmento axial. Esta tendencia sugeriría un mayor énfasis en el procesamiento
de extremidades y huesos del autopodio.
El apartado siguiente presenta la descripción y análisis del tipo de modificación
antrópica registrada y su localización en los especímenes.
Vértebras cervicales
275
Fue identificado un espécimen con marcas de corte localizadas en el cuerpo de
la vértebra. Las incisiones se encuentran distribuidas en diferentes sectores y
presentan una orientación longitudinal al eje mayor del segmento axial, siendo
profundas y largas. Estas modificaciones antrópicas son consecuencia del desarrollo
de tareas de descarne (código CV-9 en Nilssen 2000).
Húmero
Se registraron tres fragmentos óseos correspondientes a húmero con
evidencias de procesamiento. Dentro de este subgrupo, solo uno exhibe marcas de
corte. Éstas se localizan en la diáfisis del hueso, sobre la cara antero-medial,
asociadas al foramen nutricio. Presentan una orientación longitudinal al eje mayor del
hueso, se concentran en un solo sector, y son profundas y largas. En función de estas
características, pueden ser homologables a las huellas registradas por Nilssen (2000)
bajo el código Hs-1 vinculadas con el descarne de esta unidad. Por otro parte, en tres
segmentos diafisiarios de húmero (incluyendo el elemento previamente descripto)
fueron identificados negativos de impacto sobre la cara lateral y antero-medial,
asociados con un tipo de fractura transversal.
Radioulna
El 22,2% (n=2) (Tabla 9.42) de los especímenes de radioulna evidencian
marcas de procesamiento. En ambos fragmentos fueron identificadas huellas de corte,
como de percusión. En uno de los especímenes óseos las incisiones se localizan en la
cara anterior del hueso, vinculadas a la tuberosidad del radio. Estas marcas, muy
numerosas, presentan una orientación transversal y son superficiales y cortas.
Exhiben una clara similitud con las descriptas por Binford (1981) y Nilssen (2000) con
el código Rcp-5 vinculadas con la desarticulación de la radioulna del húmero. El
restante fragmento presenta huellas de corte, oblicuas/diagonales y longitudinales al
eje mayor del hueso, ubicadas en la cara anterior de la diáfisis media de la radioulna.
Son muy numerosas, profundas/superficiales y largas. Binford (1981) no señala este
tipo de marcas en su trabajo con los Nunamiut pero sí lo hace Nilssen (2000)
estableciendo una categoría general (Rcs-2) que refiere a cualquier incisión localizada
en la diáfisis media y/o distal; las vincula con tareas de cuereo y/o fileteo. En este
sentido, Mengoni Goñalons (1999) sugiere la presencia de este tipo de daños
asociados con el descarne de la radioulna. En cuanto a las evidencias de percusión,
se ubican en ambos casos en proximidad a la diáfisis de la radioulna, sobre la cara
anterior. Son negativos de impacto que generaron un tipo de fractura transversal. Es
interesante destacar que, en uno de los casos, fue implementado el marcado
276
perimetral como técnica de fractura dejando como producto una epífisis distal de
radioulna junto con su respectiva diáfisis.
Fémur
Se identificaron evidencias de procesamiento en un único fragmento de fémur.
Éstas se corresponden con marcas de corte localizadas en la cara posterior de la
diáfisis media, asociadas a la línea áspera. Las incisiones son oblicuas y longitudinales
al eje mayor del hueso, profundas y largas. Al igual que en el caso anterior, Nilssen
(2000) identifica estas incisiones bajo el código Fs-1 como un conjunto de marcas
diversas identificadas en la diáfisis del fémur. Se las vincula con el descarne de este
elemento.
Tibia
Sobre este elemento óseo fue registrado un negativo de impacto localizado en
la cara medial de la diáfisis media. Consecuentemente, se determinó la presencia de
un tipo de fractura transversal.
Calcáneo
En dos fragmentos se determinó la presencia de negativos de impacto
asociados con la percusión intencional del calcáneo producida durante la extracción de
médula. En ambas ocasiones, la fractura fue realizada a mitad de camino entre el
tuber calcis y la superficie articular, sobre la cara lateral.
Astrágalo
Sobre la cara medial de un fragmento de astrágalo fueron identificadas dos
marcas de corte transversales, paralelas, cortas y profundas. Estas incisiones son
iguales a las registradas por Binford (1981) bajo el código TA-2 asociadas con tareas
de desarticulación.
Metacarpo
Asociado a la epífisis proximal, sobre la cara lateral de la metáfisis, se identificó
la presencia de un negativo de impacto en un espécimen de metacarpo. Esta es la
única evidencia de procesamiento identificada sobre este elemento y se encuentra
vinculada con una fractura ósea de tipo transversal.
Metapodio
Al igual que en el caso anterior, solo se identificaron negativos de impacto
sobre dos fragmentos de metapodio. En ambos casos, éstos se ubican en la diáfisis
277
distal ocasionando en consecuencia una fractura transversal que genera como
producto el seccionamiento de la epífisis distal completa del resto del elemento.
Sumando esta información a la ya presentada para los restantes elementos óseos
descriptos, es destacable la importancia de la fracturación de las extremidades en el
conjunto para el aprovechamiento de médula.
Falanges
Se han registrado evidencias de procesamiento en 10 falanges primeras y en
una falange segunda. En cuanto a las marcas de corte, se localizan en el sector distal,
en la diáfisis de las falanges y, en menor frecuencia, en la porción proximal,
distribuidas en todas sus caras. En su mayoría se relevaron marcas con orientación
transversal, largas/cortas y profundas/superficiales, registrándose pocos casos con
incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Las incisiones registradas en el sector
proximal se encuentran vinculadas con la desarticulación de este segmento de las
extremidades inferiores dada la frecuencia de huellas localizadas en las tuberosidades
de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones extensores y flexores
digitales (Mengoni Goñalons 1999). Las evidencias de percusión refieren a negativos
de impacto. El tipo de fractura longitudinal está presente en cuatro fragmentos,
mientras que, en tres especímenes fue registrada una orientación transversal. La
técnica de marcado perimetral fue registrada en solo una falange primera. Las
evidencias identificadas se encuentran vinculadas con su desarticulación, limpieza y
fractura para el consumo de médula.
Síntesis
La muestra ósea procedente del parapeto 10 exhibe una estructura taxonómica
mono específica representada únicamente por guanaco. Al respecto, si bien el tamaño
general del conjunto es menor que en otros casos, el porcentaje de identificabilidad es
elevado, superior a la media general calculada para todos los sitios considerados en
esta tesis. En cuanto a la cantidad de fragmentos óseos recuperados, es menester
realizar las siguientes consideraciones. Por un lado, a diferencia de la gran mayoría de
las estructuras que han sido presentadas a lo largo de este trabajo, el parapeto 10
presenta una morfología circular. Este es un aspecto que podría potencialmente haber
ejercido influencias de tipo funcional y por ende, condicionar las características del
registro arqueológico asociado. Es posible entonces que exista una relación entre la
forma de la estructura, su carácter e intensidad de uso y el posterior descarte de
restos óseos. Por otra parte, también debe considerarse la existencia de una
correlación positiva, moderada y estadísticamente significativa con la densidad mineral
278
ósea (Tabla 9.44). Si bien este es un factor que pudo haber tenido cierta incidencia, la
variabilidad intra taxonómica en los valores de densidad mineral registrada en el
guanaco, sumado a que la fuerza de la relación con el MAU% calculado para el
parapeto 10 es bajo, son argumentos que permiten atenuar su transcendencia como
principal aspecto causal del conjunto óseo. Por otra parte, no puede dejarse de lado
que su forma, junto con la cantidad de rocas asociadas a su construcción, dificultaron
en gran medida las tareas de excavación y por tanto, debe ser un elemento a
considerar.
El conjunto se encuentra compuesto, al menos, por cuatro individuos. El
porcentaje de especímenes y elementos correspondientes a animales inmaduros
ronda el 23%, porcentaje que es consistente con otros conjuntos de meseta;
información que en conjunto establece una tendencia al respecto. La composición
etaria se compone de dos individuos mayores a los 48 meses de edad y dos menores;
uno de ellos representa una cría de guanaco menor a los seis meses al momento de
su muerte. Estos datos ubicarían la ocupación del sitio en algún momento entre los
meses de diciembre a mayo.
Las agentes y procesos naturales vinculados a la formación del conjunto
operaron en magnitud variable. En general, solo la meteorización tuvo un grado de
afectación considerable dado que incluyo a todos los fragmentos óseos. No obstante,
el 94% de toda la muestra se ubica en estadios moderados (2 y 3), siendo
sensiblemente menor la presencia de huesos en niveles avanzados. Por otra parte, si
bien la acción de raíces ocupa el rol principal como agente formador, su incidencia es
baja (menor al 20% del total) y su grado de daño sobre la superficie cortical de los
huesos es tan solo leve. Por último, cabe resaltar el alcance de las modificaciones
asociadas con carnívoros. En este sentido, si bien su frecuencia no es elevada (5,6%),
su incidencia es superior a la mayoría de los otros conjuntos descriptos en esta tesis.
La representación de partes anatómicas se encuentra dominada por elementos
correspondientes al sector apendicular. En este sentido, la relación con su relativo
axial indica un claro desbalance entre ambos, en especial cuando el cálculo se realiza
en función del MNE. Al respecto, este resultado podría ser un indicador de una mayor
incidencia de la fragmentación sobre el esqueleto axial, aspecto que se contrasta de
acuerdo con los valores obtenidos de la razón entre NISP/MNE de dicho segmento.
Más aún, la fragmentación axial duplica prácticamente la obtenida para toda la carcasa
así como para las extremidades, calcáneos y falanges. Esta afirmación coincide con la
baja integridad axial de las carcasas ingresadas en el parapeto. Además, es en esta
279
muestra donde se evidencia la mayor diferencia entre los porcentajes de completitud
de ambos sectores esqueletarios. De acuerdo con los valores de MAU% obtenidos
para el conjunto, se observa que las frecuencias generales son bajas/moderadas,
exceptuando algunos picos superiores localizados en el esqueleto apendicular,
asociados con las extremidades, principalmente, medias, calcáneos y falanges. Como
será discutido en el capítulo posterior, el perfil de partes anatómicas reconstruido
exhibe cierto grado de similitud con algunos conjuntos procedentes del sitio K 116. Por
último, se debe mencionar que únicamente se ha identificado una correlación
estadísticamente significativa, negativa y moderada con el índice de secado,
sugiriendo que las unidades anatómicas con mayor potencial no se encuentran
presentes.
Parapeto 10
MAU %: DMO*
MAU%: IC**
MAU% : IM***
MAU%:
UMI****
0,500 p 0,001
-0,394 p 0,45
-0,516 p 0,33
0,292 p 0,33
MAU% :
IS*****
-0,7627
p 0,002
Tabla 9.44: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995),
índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni
Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de
secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las
correlaciones estadísticas significativas.
Comparativamente con otras estructuras presentadas en esta tesis, las
frecuencias de procesamiento registradas en este parapeto son las más bajas. Salvo
en un caso, las marcas de corte y percusión se localizan en el esqueleto apendicular,
distribuidas homogéneamente en la mayoría de las categorías consignadas, sin
advertirse una selección de unidades más acotadas en función de recursos
nutricionales específicos. Las actividades de fractura exhiben mayor preponderancia
sobre el conjunto, mientras que las incisiones se vinculan principalmente con tareas de
desarticulación y descarne.
280
Capítulo 10
Discusión
10.1 Introducción
Este capítulo se ordena de la siguiente manera. En la primera parte, sección
denominada variabilidad zooarqueológica en sitios a cielo abierto, se realiza un estudio
comparativo de los conjuntos óseos descriptos en los resultados de esta tesis con el
fin de evaluar los agentes y procesos tafonómicos que han actuado en la formación de
los conjuntos, la presencia de semejanzas y diferencias en relación con la utilización
de la fauna en el pasado y las estrategias de subsistencia implementadas. Este
análisis permitirá caracterizar el registro zooarqueológico desde escalas espaciales
diferentes delineando tendencias generales intra e inter mesetas. Como eje de estas
discusiones fueron seleccionadas las siguientes variables: estructura taxonómica,
cantidad de individuos y clases de edad, agentes y procesos tafonómicos,
representaciones de partes anatómicas y evidencias de procesamiento. Cabe destacar
que este recorrido será realizado para al taxón guanaco, exceptuando una breve
discusión en la sección de estructura taxonómica referida a las características
generales de los huesos de choique registrados en la muestra.
En la segunda parte de este capítulo se retoman las hipótesis planteadas
inicialmente en esta tesis (ver capítulo 2). De esta forma, los patrones derivados del
análisis del registro zooarqueológico de sitios procedentes de la Pampa del Asador y
las mesetas del Strobel y Guitarra serán discutidos en función de la variabilidad
registrada entre mesetas y al interior de cada una.
10.2 Variabilidad zooarqueológica en sitios a cielo abierto
A lo largo de esta tesis hemos detallado las características generales y
especificas de diferentes conjuntos óseos localizados en la Pampa del Asador y en las
mesetas del Strobel y del Guitarra. En total, fueron analizados más de 5000
especímenes óseos procedentes de sitios a cielo abierto, especialmente estructuras
de parapeto, pudiendo ser identificados taxonómicamente una cantidad aproximada al
63% del total (n=3244), de los cuales 3203 corresponden a guanaco. Esta información
no es menor, tomando en consideración que la presencia de restos óseos en
281
parapetos localizados en mesetas no es demasiado frecuente en Patagonia. En
consecuencia, el conocimiento zooarqueológico previo disponible es limitado.
Como se indica en la tabla 10.1, el tamaño de la mayoría de las muestras
óseas consideradas es elevado y permiten establecer comparaciones entre ellas. Al
respecto, a pesar de que los conjuntos procedentes del parapeto 27 de K 116 y del
parapeto 2 de Guitarra 10 exhiben valores más bajos que el resto, se optó por
incluirlos (Tabla 10.1). En este sentido, si bien en esta tesis se decidió dejar de lado
conjuntos que presenten un NISP menor a 100 especímenes con el objeto de
estandarizar la muestra y favorecer las comparaciones, no se puede soslayar que el
parapeto 27 (K 116) forma parte de un conjunto de estructuras más amplio. Por lo
tanto, pudo haber cumplido un rol particular dentro de la dinámica de uso general.
Adicionalmente, su cronología es consistente con el resto del sitio. Por su parte, GUI
10 parapeto 2 representa la única evidencia zooarqueológica disponible hasta la fecha
para toda la meseta del Guitarra; por tanto, se consideró oportuno incorporarla en el
presente análisis.
Sitio
K 116
K 205
CP 6
CP2b
GUI 10
Total
Parapeto 27
Parapeto 38
Parapeto 11
Parapeto 24
Parapeto 6
Parapeto 10
Parapeto 9
Parapeto 12
OA
Parapeto 2
-
n Total
145
556
635
277
712
273
460
904
1089
90
5141
NISP Guanaco
88
414
403
118
484
196
209
348
877
66
3203
Tabla 10.1: Número de especímenes y número de especímenes identificados para guanaco por conjunto
óseos.
Un aspecto destacable refiere al elevado grado de identificación taxonómica
registrado en cada uno de los conjuntos óseos. Se encuentran próximos al 60% para
la mayoría de ellos, exceptuando los parapetos 9 y 12 de CP 6 y el parapeto 24 de K
116 que presentan valores más bajos (Figura 10.1).
282
100
90
80
NISP %
70
60
50
40
30
20
10
0
ParapetoParapetoParapetoParapetoParapetoParapetoParapetoParapeto OA 2018 Gui 10
24
38
11
27
6
10
9
12
Identificabilidad
Procesamiento
Figura 10.1: Relación entre el porcentaje de identificabilidad taxonómica y la frecuencia de procesamiento
en cada conjunto.
De acuerdo con la figura 10.1, es posible trazar una relación entre el grado de
identificación taxonómica de cada conjunto y las frecuencias de procesamiento
registradas para cada caso. Es así que cuando una variable aumenta, medida en
función de su valor de NISP %, la otra desciende, y viceversa. Esta tendencia es
especialmente clara para las estructuras 6 y 10 del sitio K 205, 9 y 12 de CP 6, 2 de
GUI 10 y en el sitio CP 2b OA. Si bien, lógicamente, no se desestima el peso de otras
variables como agentes causales de la reducción del potencial de identificación de
cada muestra (tales como la incidencia de procesos tafonómicos específicos), se
busca destacar la existencia de un patrón que, en casos particulares (parapetos 9 y 12
de CP 6), pudo haber tenido mucha influencia.
10.2.1 Estructura taxonómica
De acuerdo con la información presentada en los capítulos 8 y 9, la
diversidad taxonómica registrada en cada uno de los conjuntos óseos procedentes de
la Pampa del Asador y de las mesetas del Strobel y del Guitarra es muy baja. Los
resultados obtenidos permiten sugerir una importante presencia de guanaco en cada
una de las muestras, donde su contribución es siempre mayoritaria, configurando
perfiles prácticamente monoespecíficos (Figura 10.2). No obstante, hay ciertas
particularidades que pueden ser discutidas.
283
100
90
80
NISP %
70
60
50
40
30
20
10
0
Lama guanicoe
Pterocnemia pennata
Felis Concolor
Zaedyus pichiy
Chloephaga picta
Figura 10.2: Frecuencia de taxones identificados por conjunto óseo.
Como se indica en la figura 10.2, la presencia de guanaco es dominante,
alcanzando valores superiores al 95% del NISP en cada conjunto; en tanto que la
representación de otras especies se encuentra notablemente reducida y su aporte es
bajo, menor al 5%. En la meseta del Strobel solo fueron identificados un fragmento
óseo de choique, puma y cauquén en los parapetos 11 y 38, y dos placas de piche en
el parapeto 6. Ninguno de estos especímenes registró evidencias de procesamiento.
Por el contrario, en los conjuntos procedentes de Pampa del Asador el aporte de otros
taxones es más elevado, destacándose la presencia de placas de piche
termoalteradas y especímenes de choique con evidencias de procesamiento en las
estructuras 9 y 12 del sitio CP 6 y en CP2b Ojo de Agua. De este modo, dentro de un
esquema de baja variabilidad taxonómica, no solo en cuanto a la cantidad de especies
representadas, sino también en relación con aquellas efectivamente procesadas, es
posible notar que la diversidad faunística identificada se distribuye diferencialmente en
el espacio. Es así que el mayor grado de variabilidad se registra en los conjuntos
ubicados en la Pampa del Asador, mientras que las muestras óseas procedentes de
las mesetas del Strobel y del Guitarra expresan una homogeneidad taxonómica
marcada, caracterizada por el predominio casi absoluto de guanaco.
Estos resultados, describen una tendencia que se aleja parcialmente de las
características taxonómicas generales registradas en gran parte de los sitios
284
arqueológicos de Patagonia correspondientes al Holoceno tardío. En este sentido, de
acuerdo con los datos disponibles, la estructura taxonómica de los conjuntos óseos
pertenecientes a este período experimenta una diversificación de especies en relación
con su composición en momentos previos del Holoceno medio. De este modo, no solo
se incrementa la cantidad de especies representadas, destacándose la presencia de
animales de menor tamaño como aves, pequeños mamíferos, peces y moluscos, sino
que aumenta el número de aquellas efectivamente utilizadas por los grupos humanos
del pasado (Bourlot 2009; Martinez et al. 2010; Miotti 2012; Prates 2008; Rindel 2009;
Stoessel 2012; Tessone 2010; Zangrando 2009, entre otros). De esta forma, si bien el
guanaco sigue siendo la presa principal y domina en los perfiles taxonómicos de la
mayoría de los sitios en el ámbito patagónico, el aporte de especies complementarias
se incrementa y exhibe una frecuencia variable en función de la disponibilidad
ambiental local. En este marco, el sector centro-meridional de Patagonia expresa una
variabilidad más restringida, considerando comparativamente otras franjas latitudinales
de
la
macroregión
(Miotti
2012).
En
este
contexto,
las
investigaciones
zooarqueológicas realizadas en los sectores altos de la región verifican un aumento en
la cantidad de especies representadas (Rindel 2009, 2013). De este modo, se sugiere
la existencia de un patrón agregativo de taxones, asociado con el desarrollo de una
estrategia que toma provecho de la disponibilidad faunística local, diversificando la
selección de presas hacia especies animales complementarias al guanaco, de menor
tamaño corporal pero que representan una fuente adicional de grasa (Rindel 2009,
2013).
De este modo, el patrón general registrado para toda Patagonia y en especial
para los sectores altos de la región durante los últimos 2500 años plantea una
diversificación de los taxones explotados hacia la incorporación de animales
pequeños, en contraste con el predominio sistemático del guanaco identificado durante
el Holoceno medio. Sin embargo, para los conjuntos óseos considerados en esta tesis,
esta es una afirmación que solo se cumple parcialmente. Es decir, el registro
zooarqueológico de los sitios localizados en la Pampa del Asador: los parapetos de
Cerro Pampa 6, Cerro Pampa 2 (a y c) y el sector b Ojo de Agua representan, en
cierto grado, esta tendencia en tanto exhiben una composición faunística diversa que,
si bien dominada por guanaco, involucra especies menores que muestran un carácter
complementario. Por el contrario, los resultados obtenidos en los conjuntos óseos
ubicados en las mesetas del Strobel y del Guitarra se alejan de estas tendencias
generales. Como hemos señalado anteriormente, la configuración taxonómica
reconstruida para los sitios K 116, K 205 y Guitarra 10 exhiben una composición
285
prácticamente monoespecifica, dominada por el guanaco. En este sentido, si bien en
algunos parapetos (ej. parapeto 11- K 116) se registraron otras especies, su
contribución es significativamente reducida, representando menos del 1% del total del
NISP. Lógicamente, desde una escala de análisis mayor, agrupando en conjunto estas
muestras óseas, la información obtenida redunda en una ausencia de variabilidad
taxonómica en los sitios de mesetas. Esto señala un contraste con lo registrado para la
Pampa del Asador y otros sectores altos de la región como el PNPM (Rindel 2009,
2013).
Los sitios considerados en esta tesis se localizan en ambientes que presentan
características muy similares entre sí, especialmente en su configuración ecológica,
condiciones climáticas y su disponibilidad y diversidad faunística (ver capitulo 3). Al
mismo tiempo, todos los conjuntos óseos se ubican en un mismo bloque temporal: el
Holoceno tardío. De este modo, bajo cronologías similares, se reconocen conjuntos
diversos taxonómicamente como también monoespecíficos, restándole entonces
importancia a la existencia de un factor temporal como principal aspecto causal de la
variabilidad de taxones explotados. El contraste registrado parece vincularse más a la
oferta ecológica y a las estrategias humanas implementadas en cada uno de los
espacios. A diferencia de lo observado para la Pampa del Asador, la fuerte dominancia
del guanaco identificada en el registro óseo de parapetos en las mesetas basálticas
sería consecuencia de una focalización hacia la caza de esta especie, enfatizando en
su relevancia como recurso específico. Asimismo, si bien esta afirmación podría estar
estrechamente ligada con el carácter logístico del área y su peso dentro del sistema de
movilidad regional, también podría vincularse con contextos demográficos mayores
ocupando la meseta del Strobel en momentos específicos del año. De este modo, su
presencia por períodos cortos de tiempo haría necesaria la obtención de recursos de
alto rinde, siendo el guanaco la presa óptima en este sentido. Las características del
sitio K 116, en tanto cantidad de estructuras, evidencia lítica registrada y sincronía o
simultaneidad de uso, serían consistentes con esta hipótesis (Dellepiane y Flores Coni
2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014, 2016; Re et al. 2017).
El Choique
Luego del guanaco, el choique sigue como la especie más representada dentro
de la estructura taxonómica general. Su presencia es considerable en la Pampa del
Asador, registrándose especímenes en parapetos y concentraciones. Este taxón ha
sido registrado tanto en contextos superficiales como estratigráficos, procedentes de
sitios que ocupan distintas cronologías, abarcando así un rango temporal que se
286
extiende desde 1500 hasta 440 años A.P. En el sitio CP 6, se recuperaron fragmentos
óseos en el parapeto 9 (n=4) y en el 12 (n=4). En ambos casos se trata de huesos
apendiculares, correspondientes a las extremidades anteriores junto con un único
espécimen axial perteneciente a una vértebra cervical. Cabe destacar que se
identificaron evidencias de procesamiento sobre algunos de estos elementos óseos,
asociadas con tareas de desarticulación, descarne y fracturación. Por su parte, el sitio
CP2b OA representa otro conjunto óseo donde fueron recuperados fragmentos de
choique en el área. En este caso, al agrupar la información descripta para este taxón
en el capítulo 8 de esta tesis junto a la ya publicada por Rindel (2009, 2013)
correspondiente a la concentración 1 de este sitio, se observa un incremento
significativo en la cantidad de especímenes registrados constatando la relevancia de
esta especie como presa (Tabla 10.2).
CP2b OA
NISP
MNE
MNI
Vértebra cervical
Tibiatarso ds
2
2
1
7
7
4
Metapodio px.
1
1
1
Metapodio ds
15
15
8
Húmero
1
1
1
Fémur
Falange 1
1
1
1
1
1
1
TOTAL
28
28
8
Tabla 10.2: Representación esqueletaria para choique en el sitio CP2b OA.
Como se observa en la tabla 10.2, los elementos correspondientes al esqueleto
axial se encuentran prácticamente ausentes, mientras que se registra un marcado
predominio de las extremidades, principalmente metapodios y tibiatarsos. Las
evidencias de procesamiento se concentran en estos sectores y exhiben frecuencias
elevadas (n=16; 57%), aspecto que no resulta llamativo en tanto son elementos que
ofrecen excelentes recursos en términos de carne, grasa, médula, tendones y materia
prima para la confección de instrumentos. Es importante resaltar que tanto la cantidad
de fragmentos óseos recuperados, como el número mínimo reconstruido son
elevados, alcanzando valores superiores a los registrados para muchos sitios de la
región (Bourlot 2009; De Nigris 2003; Rindel 2009). En este sentido, cuando se
consideran conjuntamente todos los especímenes de choique recuperados en sitios
procedentes de la Pampa del Asador (CP2a parapeto 4, b OA y c parapeto 3, CP 6
parapetos 9 y 12 = NISP: 60) se observa que el NISP obtenido es superior,
comparativamente, al de otros sectores altos o bajos de la región. En casos
específicos, como los sitios ubicados en el PNPM, estas diferencias pueden estar
287
influenciadas por características ecológicas específicas asociadas con una menor
disponibilidad local de choique en el ambiente. No obstante, en el área de estudio se
sugiere que su presencia responde a factores de índole funcional, asociada con las
estrategias de subsistencia implementadas en el área. De este modo, los resultados
obtenidos en los conjuntos de Pampa del Asador indican el carácter que este taxón
tuvo como presa complementaria al guanaco.
Como ha sido discutido por diversos autores, la información etnográfica
disponible para Patagonia indica una intensa utilización del choique por parte de los
grupos cazadores-recolectores que habitaron la región en el pasado enfatizando en su
predilección por esta especie. No obstante, su correlato arqueológico resulta pobre
(Rindel 2009). En este marco, se han propuesto diversos argumentos con el fin de
explicar esta escasez en el registro zooarqueológico regional. Por un lado, se ha
enfatizado en aspectos de orden tafonómico asociados con la supervivencia diferencial
de los elementos óseos mediado por la densidad mineral ósea (Belardi 1999; Cruz y
Elkin 2003; Fernández 2000, 2010; Fernández et al. 2001). Por otra parte, se ha
sugerido la existencia de un bajo grado de identificación anatómica producto del
desarrollo de prácticas culinarias particulares (Belardi 1999). Fue señalada también la
presencia de un sesgo de muestreo en las investigaciones, muy marcadas hacia sitios
en cuevas y aleros, quedando en consecuencia relegados los sitios a cielo abierto
(Rindel 2009). Finalmente, se destacan argumentos tendientes a resaltar aspectos
vinculados con las técnicas de caza en el pasado, haciendo especial hincapié en la
dificultad de su obtención para cazadores-recolectores pedestres, las estrategias de
procesamiento y el transporte selectivo de partes (Fernández 2000, 2010; Fernández
et al. 2001).
De acuerdo con la información presentada en esta tesis, desde una escala de
análisis amplia, los resultados obtenidos en relación con la presencia del choique en
los sitios se corresponden con la tendencia general para Patagonia, exhibiendo una
baja frecuencia y ocupando un carácter meramente complementario al de la presa
principal: el guanaco. No obstante, desde una escala espacial más acotada, debe
destacarse su presencia en los conjuntos óseos de Pampa del Asador; en especial
porque indica una clara diferenciación con lo observado para otras mesetas y/o
sectores altos de la región. Una de las principales características ambientales de la
Pampa del Asador, que la distingue regionalmente, es la existencia de amplias
planicies de origen glacifluvial que configuran enormes espacios abiertos con
excelente visibilidad asociados directamente con una importante cantidad de mallines.
288
Estas condiciones ecológicas, en especial los ambientes de mallines, conforman el
hábitat preferido para el choique durante su momento de parición (fines de diciembreprincipios de enero) en tanto concentran alimentos de alta calidad y excelentes
condiciones visuales para su protección y escape ante posibles predadores (Barri et al.
2009, 2012; Bellis et al.2006). En este marco, su ocurrencia relativamente asistemática
y variable en el registro arqueológico de los sitios del área debió responder a una
multiplicidad de factores actuando conjuntamente, asociados con su disponibilidad
diferencial en el ambiente local, las estrategias de caza implementadas y el rango de
tareas llevadas a cabo en los sitios. En este marco, para los conjuntos ubicados en la
Pampa del Asador la caza y obtención de choique habría sido desarrollada de manera
ocasional y complementaria al guanaco pero sostenida en el tiempo. Dada esta
información, debe resaltarse la presencia de cerámica en los sitios del área en tanto
que podría estar asociada con el aprovechamiento del alto contenido de grasa
disponible en el choique mediante la implementación de prácticas culinarias
específicas (ej. hervido).
10.2.2 Modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos
En los capítulos anteriores, se han descripto los agentes y procesos
tafonómicos identificados para cada conjunto óseo, detallándose la magnitud con la
cual operaron en cada caso individual. El objetivo de esta sección es discutir la
preservación de los ambientes considerados, evaluando comparativamente cuáles son
los agentes con mayor influencia en la formación de los conjuntos. Concretamente, el
eje que guía este apartado es la problemática acerca de qué sectores son
conservativos de restos óseos y qué sectores no.
El patrón de meteorización relevado indica que todas las muestras óseas de
guanaco se encuentran afectadas y exhiben algún grado de modificación (Figura
10.3).
289
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
W0
W1
W2
W3
W4
W5
Figura 10.3: Frecuencia de especímenes meteorizados por estadio.
Como se indica en la figura 10.3, la tendencia general es clara: en la totalidad
de los conjuntos óseos, los estadios 2 y 3 presentan las frecuencias más elevadas y
concentran la mayoría de los especímenes en cada caso. Se propone entonces la
existencia de un patrón general caracterizado por una baja diversidad de estadios
representados, describiendo una tendencia hacia el predominio de estadios maduros,
indicando, a su vez, condiciones buenas a moderadas de preservación. Los resultados
obtenidos permiten sugerir que la operatoria de este agente no actúa diferencialmente
en el espacio regional, afirmación avalada por el perfil similar obtenido para la Pampa
del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra. No obstante, las diferencias
registradas, asociadas con la incidencia de estadios más o menos avanzados, o las
diferentes frecuencias que exhibe individualmente cada uno, se corresponden con el
contexto de depositación de las muestras y con la influencia del ambiente micro local
en cada caso. De este modo, los conjuntos que se componen de restos óseos
recuperados únicamente en superficie/subsuperficie, especialmente los parapetos 27
de K 116 y 2 de Guitarra 10 exhiben una mayor contribución de huesos en estadios 4 y
5. Sin embargo, esto no se cumple en todos los casos dado que la colección de CP2 b
Ojo de Agua, cuya muestra principal presenta una procedencia similar, no registra los
mismos estadios; más aún, comparte frecuencias similares a conjuntos estratigráficos
(por ej. parapetos 24, 38 y 6). Un escenario similar fue registrado por Rindel (2009)
comparando esta variable entre aleros y sitios a cielo abierto. Por lo tanto, la presencia
de este rango de variabilidad permite establecer que no es posible realizar
290
generalizaciones acerca del estado general de los conjuntos óseos basándonos
únicamente en el contexto de depositación. En el caso específico de los conjuntos
óseos aquí considerados, por el contrario, se sugiere que el perfil de meteorización
construido se encuentra mayormente influenciado por las condiciones locales, bajo un
contexto climático común para la región. En este sentido, durante el Holoceno tardío el
marco paleoambiental, asociado con una intensificación de los vientos del oeste y una
tendencia hacia el descenso de la humedad regional, habría favorecido el desarrollo
de condiciones de erosión reduciendo, consecuentemente, la tasa de depositación de
sedimento a cielo abierto. Ante este escenario, sitio como CP2b OA, localizados en
ambientes susceptibles a este tipo de procesos de desgaste, habrían experimentado
momentos de activación asistemática en el tiempo, evidenciando episodios dinámicos
de enterramiento y exposición de los materiales óseos. Al respecto, la explotación
ganadera del área, característica del siglo XX, posiblemente intensificó este proceso,
en algunos sectores del área, como consecuencia del sobrepastoreo.
Por otra parte, en función de la información detallada en los capítulos 8 y 9 de
esta tesis, raíces y roedores han sido los agentes que tuvieron cierto impacto sobre los
especímenes óseos considerados. No obstante, la magnitud de su operatoria ha sido
baja en tanto que las frecuencias, para cada caso en particular, no superan el 25% del
total del NISP; exceptuando los valores registrados en la submuestra de especímenes
NISP %
con marcas de raíces procedente de estratigrafía del sitio OA (CP2 b) (Figura 10.4).
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Raíces
Roedores
Figura 10.4: Frecuencia de huesos con evidencias de acción de raíces y roedores.
Como se observa en la figura 10.4, la acción de raíces exhibe una tendencia
homogénea, reduciendo su frecuencia en conjuntos procedentes de superficie. Si bien
menor, su presencia en estos últimos avala la existencia de eventos de enterramiento
291
y exposición. En una escala espacial mayor, estos resultados son consistentes con la
incidencia registrada de este agente en diferentes sitios a cielo abierto ubicados en
otros sectores de la región, como el PNPM y la cuenca baja del lago Cardiel (Bourlot
2009; Dellepiane et al. 2014; Rindel 2009; Rindel y Bourlot 2014). Con respecto a la
actividad de roedores, en general es de escasa magnitud, se observa un leve
incremento en los conjuntos de Pampa del Asador, especialmente en los parapetos 9 y
12 de CP 6, con respecto a los procedentes de las mesetas del Strobel y del Guitarra.
Es posible sugerir que la influencia de ambos agentes no habría afectado
sensiblemente a los conjuntos considerados, sino que su acción ha sido
principalmente superficial, alterando de manera restringida el tejido cortical de los
huesos. Del mismo modo, la influencia de ambos en esta muestra, en especial en
aquella procedente de parapetos, se vincula estrechamente con las características
propias de las estructuras. En este sentido, estas construcciones generan condiciones
de reparo, protección y acumulación de sedimentos disponibles para otras especies
animales y vegetales en el ambiente inmediato. Es así que representan un
microhabitat que promueve la existencia de agentes específicos; por tanto,
zooarqueológicamente se vuelve esperable la incidencia de estos agentes en
proporciones variables.
Por otra parte, la incidencia y magnitud de otros agentes y procesos
tafonómicos en la formación de cada uno de los conjuntos es muy baja y se encuentra
restringida a contextos específicos. La presencia de blanqueado, alteración
estrechamente vinculada con la meteorización y con la exposición a condiciones
subáereas, junto con el desarrollo de comunidades de líquenes en la superficie cortical
de los huesos, manifiestan mayor relevancia en las muestras recuperadas en
superficie. La información derivada de ambos indica que, en general, las muestras
mantuvieron cierta estabilidad a lo largo del tiempo. En este sentido, en base a la
evidencia presentada es posible sugerir que el potencial de supervivencia ósea de
conjuntos a cielo abierto sería mayor al esperado (Borrero 1998; Borrero et al. 19981999). No obstante, se debe mencionar que el desarrollo de estos agentes junto con la
influencia de otros (ej. raíces y meteorización) pudieron obliterar la superficie cortical
del hueso disminuyendo, en consecuencia, el potencial de identificación de otros
daños.
292
50
NISP %
40
30
20
10
0
Carnívoros
Óxido de manganeso
Figura 10.5: Frecuencia de huesos con evidencias de acción de carnívoros y óxido de manganeso.
La incidencia de carnívoros fue registrada en la mayoría de los casos. En
general, las frecuencias obtenidas no superan el 2% del total del NISP en cada uno en
particular; exceptuando lo registrado en el parapeto 10 de K 205 y la submuestra de
estratigrafía del sitio CP2b OA donde se evidencia un leve incremento, alcanzando el
valor máximo de 7,6% para este último (Figura 10.5). Como fuera detallado en su
momento, en general se trata de elementos correspondientes a la columna vertebral, a
las articulaciones de huesos largos, falanges, escápulas o pelvis; es decir, huesos que
son preferentemente seleccionados por carnívoros debido a su alta disponibilidad de
nutrientes (grasa medular intraósea). Considerando la información disponible
regionalmente en relación con la operatoria de este agente en otros sitios a cielo
abierto, se observa que las frecuencias aquí obtenidas en ambos conjuntos se
localizan por encima de la media, alcanzando valores próximos a los registrados en
aleros o cuevas. Si se considera que tanto el parapeto 10 como la submuestra
estratigráfica de OA (CP2b) presentan fechados radiocarbónicos próximos a los 1600
años A.P., siendo los más tempranos en esta tesis, podría sugerirse la existencia de
un incremento de la actividad de carnívoros pre-1000 años A.P. No obstante,
regionalmente la incidencia de este agente ha sido variable a lo largo del tiempo, sin
registrarse patrones claros. Por lo tanto resulta más parsimonioso que las frecuencias
obtenidas en estos conjuntos óseos responden a casos específicos y no representen
una tendencia general.
La presencia de indicadores asociados a condiciones de humedad en la
formación de los conjuntos se registra principalmente en la Pampa del Asador,
específicamente en los parapetos 9 y 12 de CP 6 y en el sito CP 2b Ojo de Agua. Al
respecto, la proximidad de estos sitios a fuentes de agua, principalmente mallines,
293
explicaría esta incidencia. Más aun, para el caso especifico de CP 2b Ojo de Agua, de
acuerdo con estudios paleoambientales que se encuentran en proceso, es posible la
existencia de un pulso de mayor humedad regional pre-Anomalía Climática Medieval
(Morales com.pers.). En consecuencia, el contexto ambiental del área habría estado
caracterizado por un mayor régimen hídrico al registrado para momentos posteriores.
Este escenario habría favorecido, por ejemplo, el enterramiento de materiales óseos
en contextos de depositación de baja energía. Contrariamente, los especímenes óseos
recuperados en las mesetas del Strobel y del Guitarra señalan una muy baja
incidencia del agua en la formación de los sitios.
La información detallada hasta aquí, permite sugerir que el potencial de
preservación óseo en los sectores altos considerados, Pampa del Asador y las
mesetas del Strobel y del Guitarra es diferencial, configurando un escenario donde
existen sectores más y menos conservativos de registro zooarqueológico, tanto al
interior de cada área como en escalas espaciales mayores. Como ha sido detallado en
el capítulo 4 (ver Antecedentes), las investigaciones llevadas a cabo en la meseta del
Strobel indicaron la ausencia de restos óseos en sitios asociados a paredones
basálticos. Se ha establecido que ello sería consecuencia de la operatoria de procesos
diagenéticos vinculados con la acción conjunta de suelos ácidos, la alternancia de
humedad y la percolación del agua generada por el derretimiento de la nieve en
primavera (Belardi et al. 2007). En la actualidad, las excavaciones arqueológicas allí
realizadas continúan dando resultados negativos en referencia al hallazgo específico
de evidencia ósea. Por ende, la hipótesis diagenética continúa contrastándose
positivamente. En la meseta del Guitarra, plateau basáltico que presenta
características geológicas y geomorfológicas muy similares a la anterior, las
investigaciones desarrolladas también han resaltado la ausencia de restos óseos en
sitios asociados a paredones rocosos. En este sentido, las excavaciones y sondeos
realizados en diferentes sectores a lo largo de toda la extensión del cañadón Guitarra
arrojaron siempre resultados negativos. En este marco, la hipótesis diagenética
explicativa del fenómeno arqueológico en la meseta del Strobel parece aquí también
ser el argumento más parsimonioso para el escenario registrado en la del Guitarra. En
consecuencia, se deriva que estos sectores, sitios próximos a paredones rocosos,
serán los lugares menos conservativos de restos faunísticos al interior de las mesetas
del Strobel y del Guitarra. No obstante, como hemos detallado en esta tesis, en ambas
mesetas fue posible registrar la presencia de evidencia zooarqueológica. De este
modo, en contraste con el escenario descripto en el párrafo anterior, las estructuras de
parapetos representan los sitios con el mayor potencial de preservación en estos
294
ambientes. La pared de la estructura funciona como una trampa de sedimento que
favorece el enterramiento y conservación de los restos óseos que se disponen entre
sus rocas y/o debajo de ellas. Adicionalmente, han sido registrado casos que en
ausencia de sedimento los elementos óseos localizados entre rocas aprovechan su
protección contra diversos agentes. Sin embargo, no todos los parapetos registrados,
sondeados o excavados en ambas mesetas, presentan materiales faunísticos.
Tomando como ejemplo el sitio K 116, ubicado en la meseta del Strobel, de las 55
estructuras identificadas que lo conforman, solo nueve presentan sedimentos o
condiciones adecuadas para que pudiesen realizarse excavaciones. De este
subgrupo, solo en tres se recuperaron restos óseos (los huesos procedentes del
parapeto 27 provienen de superficie). Es evidente que son diversos los factores que
pueden explicar la presencia variable de materiales faunísticos en los conjuntos. Por
un lado, aquellos asociados con su uso en el pasado. No todos los parapetos tuvieron
un rol estrictamente vinculado con el procesamiento, consumo y descarte de huesos.
Por otro lado, no se debe descartar la incidencia de agentes tafonómicos específicos
y/o su operatoria diferencial en función de las características microlocales en cada
caso. En este punto, la configuración geomorfológica de las mesetas basálticas puede
de hecho determinar tempranamente la historia tafonómica del los restos óseos. El
manto basáltico que las compone aflora irregularmente en el paisaje de modo tal que
existen zonas en las cuales se encuentra totalmente expuesto. En muchos casos, este
es el escenario sobre el cual se disponen estructuras de parapetos que, en general, no
presentan sedimentación en su superficie y en ocasiones, solo resguardan algunos
pocos huesos protegidos entre las rocas que conforman la pared. Lógicamente, en
estos casos el potencial de preservación ósea se verá marcadamente reducido. En
consecuencia, la supervivencia ósea por fuera de la protección que brinda la pared del
parapeto estará significativamente comprometida.
En síntesis, en las mesetas del Strobel y del Guitarra, las condiciones de
preservación ósea son diferenciales al interior del espacio local. Consistentemente con
los sugerido por Belardi et al. (2007), las posibilidades de registrar evidencia
zooarqueológica en ambos sectores aumenta cuanto más alejado de los paredones
rocosos se encuentren los sitios arqueológicos. De acuerdo con la información
presentada en esta tesis, las estructuras de parapetos son los espacios más
conservativos en estas mesetas basálticas. Los materiales faunísticos allí recuperados
no se encuentran afectados por procesos de tipo diagenético. Más aún, la presencia
de indicadores de humedad (ej. disoluciones de óxido de manganeso) en los
especímenes óseos ha sido prácticamente nula. Por tanto, es posible sugerir que la
295
carga nival sobre los parapetos durante el invierno es significativamente menor a la
registrada en paredones rocosos, reduciéndose en consecuencia la alternancia de
humedad y la percolación de agua generada durante su derretimiento en primavera.
La Pampa del Asador es una planicie de origen glacifluvial que no supera una
altitud de 1000 msnm. En tanto sector alto, su uso en el pasado habría admitido un
carácter logístico y/o estacional (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Aragone et al.
2010; Cassiodoro 2011, 2016, 2017; Cassiodoro et al. 2007; 2015, 2016, 2017;
Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Espinosa y
Goñi 1999; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, Rindel et al. 2007, 2017,
entre otros). En consecuencia, al igual que en las mesetas del Strobel y del Guitarra,
es esperable la existencia de sitios asociados con el procesamiento inicial de presas.
Como ya hemos detallado, la evidencia ósea en el área, recuperada en su totalidad en
sitios a cielo abierto, es considerable en función del tamaño de sus muestras. Las
características geomorfológicas de la Pampa del Asador favorecen el desarrollo de
suelos y éstos, a su vez, presentan composiciones neutras. Estos sedimentos son
susceptibles a la erosión, estableciendo en consecuencia circunstancias dinámicas de
enterramiento y exposición. En este marco, las estructuras de parapeto actúan como
trampas de sedimentos y favorecen la protección de los materiales arqueológicos. Los
restos zooarqueológicos depositados en la Pampa del Asador presentan mayores
posibilidades de conservación. De este modo, si bien se encuentran afectados por
procesos específicos, en ocasiones eventos que incluyen la reexposición de los
materiales, comparativamente con otros sectores de la región, sus características
geológicas y geomorfológicas la configuran como uno de los ambientes más
conservativos de restos óseos.
10.2.3 Representación de partes anatómicas
A lo largo de este apartado se evaluará la existencia de similitudes y
diferencias entre los conjuntos óseos en función de las partes esqueletarias presentes
y sus frecuencias. De este modo, con el propósito de evaluar la existencia de una
representación diferencial de las regiones anatómicas que conforman el esqueleto del
guanaco fue medida la relación existente entre el NISP y el MNE de cada conjunto.
296
1
0,9
0,8
0,7
%
0,6
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto OA Total Parapeto
27
38
11
24
6
10
9
12
2
AX/AP NISP
AX/AP MNE
Figura 10.6: Representación de partes anatómicas: relación axial/apendicular (NISP y MNE).
Como se observa en la figura 10.6, en todos los conjuntos óseos se reconoce
un claro desbalance en la representación de los segmentos anatómicos axial y
apendicular,
siempre
en
favor
de
una
mayor
incidencia
de
este
último,
independientemente de qué medida (NISP-MNE) se utilice para su cálculo. Esta
tendencia general se atenúa en los parapetos 24 de K 116 y 2 de Guitarra 10, donde
se observa una relación más equilibrada entre ambas regiones esqueletarias. No
obstante, el patrón general es claro y se manifiesta de manera homogénea en toda la
muestra. Por otra parte, los valores obtenidos en base al NISP y al MNE son muy
similares entre sí, indicando una baja incidencia de la fragmentación ósea en cada
conjunto en particular.
Esta marcada subrepresentación del esqueleto axial se corresponde con la
tendencia general sugerida para el registro zooarqueológico recuperado en Patagonia
meridional (De Nigris 2003; De Nigris y Catá 2005; De Nigris y Mengoni Goñalons
2000; 2004; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009, entre otros). En referencia a este
patrón, es posible analizar la incidencia de diferentes agentes causales en la
formación de los conjuntos presentados en este trabajo. Un aspecto inicial a ser
evaluado refiere a la influencia de procesos de preservación diferencial mediados por
la densidad mineral. Al respecto, como hemos mencionado en capítulos anteriores,
solo en cuatro casos (parapeto 27 de K 116, parapeto 10 de K 205 y parapetos 9 y 12
de CP 6) se ha registrado la presencia de una covariación significativa, baja y positiva
con el índice de densidad mineral ósea para guanaco (Elkin 1995). En relación a esto,
como detallamos en el capítulo 6 de esta tesis, en los últimos años múltiples
investigaciones han destacado la existencia de un importante rango de variabilidad en
297
los valores de densidad mineral entre individuos de una misma especie en función de
diferentes factores: sexo, estado sanitario, condición nutricional y, en especial, la edad
de los mismos (Álvarez et al. 2010; Gonzáles et al. 2010; Gutiérrez et al. 2007, 2017;
Izeta 2005; Stahl 1999; Symmons 2002, 2005; entre otros). En consecuencia, el uso
de índices compuestos por valores fijos no representa una herramienta adecuada para
medir el amplio grado de variación identificado y, por consiguiente, reduce la validez
de los resultados obtenidos. Adicionalmente, en cada uno de los conjuntos que
conforman esta tesis se han registrado elementos considerados de baja densidad
mineral como fragmentos axiales y huesos correspondientes a las articulaciones de
huesos largos. Más aún, se destaca la alta presencia de especímenes de animales
inmaduros, en especial fragmentos de vértebras torácicas y pelvis de individuos
menores a los 12 meses de edad, en algunas ocasiones no mayores a los seis meses.
Estas evidencias indican la baja incidencia de procesos densitodependientes de
destrucción diferencial.
Por otra parte, la subrepresentación del esqueleto axial se encuentra también
determinada por factores de carácter antrópico, vinculados con las decisiones que
guían el procesamiento, consumo y transporte de las carcasas. En este sentido, son
diversos los estudios etnoarqueológicos que han demostrado cómo un gran número de
contingencias afectan estas decisiones, entre las que se destacan la distancia
existente entre los sitios de obtención/procesamiento y el campamento residencial, el
número de presas cazadas y su tamaño, la cantidad de personas involucradas en la
partida de caza, la tecnología disponible, incluyendo métodos de cocción y el
desarrollo de estrategias de almacenamiento, entre muchas otras más (Binford 1981;
Bunn et al. 1988; O´Connell et al. 1988, 1992; Lyman 1994; Lupo 1998, 2001, 2006;
Politis 2007, entre otros). De este modo, es posible que el desbalance que se
establece en esta tesis se encuentre parcialmente influenciado por la utilización
logística y/o estacional implementada en el pasado en estos sectores altos,
caracterizada por la obtención de recursos faunísticos, su procesamiento y el
transporte selectivo de nutrientes hacia espacios de uso residencial anual (Aragone
2007; Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2007, 2016; Dellepiane 2014; Dellepiane y
Rindel 2014; Goñi 2000, 2000-2002, 2010, 2016; Re et al. 2017; Rindel 2009, 2013;
Rindel et al. 2017). Al respecto, en la mayoría de los conjuntos óseos considerados,
exceptuando el parapeto 2 del sitio Guitarra 10, se obtuvo una correlación
estadísticamente significativa, moderada/alta y negativa entre el MAU % y el índice de
secado.
Ello
sugiere,
en
consecuencia,
que
aquellas
porciones
que
son
preferentemente seleccionadas para ser secadas (unidades anatómicas ricas en carne
298
pero carentes de médula como costillas, esternón, vértebras y pelvis) se encuentran
poco representadas en cada uno de los conjuntos. Esta situación podría responder al
traslado de segmentos axiales hacia otros sectores para ser procesados bajo técnicas
de secado, formando parte de estrategias de consumo diferido en el tiempo y en el
espacio. Adicionalmente, conjuntos óseos concretos, como los parapetos 9 y 12 (CP6)
y OA (CP2 b), exhiben elevadas frecuencias de procesamiento, junto a la presencia de
artefactos tecnológicos (cerámica y molienda) vinculados con el desarrollo de
actividades especificas y prácticas culinarias particulares. En este contexto, es
esperable que la existencia de un trozamiento intenso haya podido afectar
diferencialmente ambas regiones anatómicas, siendo una potencial causa de la baja
frecuencia de elementos axiales registrada en los sitios.
Los índices de completitud anatómica son una herramienta que permiten
profundizar con mayor detalle las tendencias registradas (Figura 10.7). En general, la
integridad global de las carcasas recuperadas en cada uno de los conjuntos es baja y
representa un patrón homogéneo en toda la muestra. Al respecto, los valores
obtenidos ocupan un rango que oscila entre un 15 y un 24%, distribución que indica el
%
bajo grado de variación presente (Figura 10.7).
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
C.ANAT.GLOBAL*
C. ANAT. AXIAL**
C. ANAT. APEND.***
Figura 10.7: Representación de partes anatómicas: relación axial/apendicular (NISP y MNE).
Por su parte, la completitud axial es muy baja, aspecto consistente con los
resultados discutidos en párrafos anteriores (Figura 10.7). El valor más elevado fue
registrado en el parapeto 2, sitio en donde el manejo de toda la carcasa exhibe un
patrón muy equilibrado. En la meseta del Strobel, la estructura 10 representa el
conjunto con menor integridad axial. A partir de aquí, los valores se incrementan
299
levemente, pasando por los parapetos del sitio K 116, hasta llegar al valor máximo
registrado para la meseta en el parapeto 6. Es posible, entonces, señalar una
tendencia que se repetirá a lo largo de esta y otras secciones dentro de este capítulo.
Las estructuras de K 116 se comportan de manera similar, exhibiendo entre sí cierto
rango de variación, pero ajustado dentro de un marco relativamente acotado. Por el
contrario, los parapetos 6 y 10 del sitio K 205, tal como se describe en la figura 10.7,
se diferencian de manera más marcada. Estas diferencias pueden reflejar una
multiplicidad de factores y se asocian con diversas modalidades de uso de un mismo
espacio, tanto en una escala local como regional. En Pampa del Asador la tendencia
es más homogénea sin registrarse diferencias importantes entre los conjuntos (Figura
10.7). Para el caso de la completitud apendicular se observa mayor variabilidad. En
general los valores obtenidos son moderados registrándose dos grande grupos: uno
con valores próximos al 40% (parapetos 11, 38, 6, 10, 9 y 12), y otro con frecuencias
menores (parapetos 2, 24, 27 y CP2b OA).
En síntesis, se observa que la completitud anatómica general registrada en los
sitios es baja y se compone, principalmente, de huesos correspondientes a las
extremidades, carpos/tarsos y falanges. El manejo del segmento apendicular exhibe
un mayor rango de variabilidad mientras que, en contraste, el esqueleto axial
manifiesta una tendencia más equilibrada entre los conjuntos óseos.
300
Figura 10.8: Análisis de correspondencia: MNE estandarizado. Puntos negros: Conjuntos ubicados en la
Pampa del Asador. Puntos azules: Conjuntos ubicados en la meseta del Strobel. Punto rojo: único
conjunto correspondiente a la meseta del Guitarra.
A continuación se desarrolla un análisis comparativo utilizando como herramienta
estadística un grafico de correspondencia (Figura 10.8), confeccionado en base a los
valores de MNE estandarizado detallados en capítulos anteriores y resumidos en la
figura 10.9. Los resultados obtenidos indican la existencia de variabilidad en la
representación de partes esqueletarias entre los conjuntos. En base a ésta, ha sido
posible construir agrupaciones conformadas por conjuntos óseos que exhiben un alto
grado de asociación entre sí y que, al mismo tiempo, se diferencian del resto. Se
observa, inicialmente, que parte de esta variabilidad presenta una tendencia espacial
en tanto se reconoce una distinción marcada entre conjuntos procedentes de la
Pampa del Asador y las mesetas del Strobel. Con respecto al Guitarra, el parapeto 2
se aleja de otros conjuntos sin reflejar una relación clara con ninguno y, a su vez,
manifiesta un comportamiento específico, determinado por la incidencia de partes
anatómicas particulares.
301
EXTREMIDADES SUPERIORES
50
40
30
20
10
0
80
MNE %
MNE %
CABEZA
60
40
20
0
EXTREMIDADES MEDIAS
50
40
30
20
10
0
MNE %
MNE %
COLUMNA
100
80
60
40
20
0
OA
Parapeto 2
Parapeto…
MNE %
EXTREMIDADES INFERIORES
Parapeto 9
Parapeto…
Parapeto 6
Parapeto…
Parapeto…
Parapeto…
40
30
20
10
0
Parapeto…
MNE %
COSTILLAR
100
80
60
40
20
0
CALCÁNEOS Y FALANGES
80
80
60
60
40
20
0
MNE %
MNE %
CINTURA
40
20
0
Figura 10.9: Análisis comparativo: Representación de regiones anatómicas por conjunto óseo (MNE).
302
El primer grupo se conforma por los parapetos 9 y 12 de CP 6 y el OA (CP2b).
Como se observa en la figura 10.8, el principal aspecto que determina esta asociación
es la alta representación de extremidades superiores (húmero y fémur) y, en menor
medida, elementos correspondientes a la cintura y a las extremidades medias. Cabe
destacar que estas unidades anatómicas presentan, en estos conjuntos óseos, las
frecuencias más elevadas considerando todos los sitios que conforman la muestra
utilizada en esta tesis (Figura 10.9). Es decir, en una escala de análisis regional, la
relevancia de elementos correspondientes a la cintura y a las extremidades superiores
es significativamente mayor en sitios localizados en la Pampa del Asador que en las
restantes mesetas. Estos resultados indican diferencias en el espacio regional en
relación con el manejo de la fauna en sitios a cielo abierto. En este sentido, en los
conjuntos ubicados en la Pampa del Asador, la relación existente entre elementos
pertenecientes a la cintura (escápula y pelvis) y a las extremidades superiores
(húmero y fémur) es clara, aspecto derivado de la alta frecuencia (MAU %) de huesos
registrados correspondientes a cada uno de ambos sectores (ver capítulo 8). Esta
información permite sugerir que, dentro de las estrategias de procesamiento
implementadas, escápula-húmero y pelvis-fémur habrían formado parte de una misma
unidad de trozamiento, siendo descartados luego del aprovechamiento de su
contenido nutricional. En contraste, este patrón no se registra con esta claridad en los
sitios localizados en la meseta del Strobel, identificándose casos que exhiben una
importante presencia de extremidades superiores y una baja incidencia de elementos
pertenecientes a la cintura.
Como mencionamos, la alta representación de extremidades superiores determina
la asociación entre los conjuntos de este primer grupo. Estos elementos se
caracterizan por presentar un elevado rendimiento nutricional, en tanto contienen
abundante carne y médula (De Nigris 2003); por lo tanto, su presencia puede estar
asociada con el desarrollo de estrategias de selección de partes que priorizaron el
aprovechamiento de estos nutrientes. Por otra parte, si bien con una menor incidencia,
la similitud entre estos conjuntos está asociada con la importancia similar de
elementos correspondientes a la cintura, pélvica principalmente, y a las extremidades
medias e inferiores. Con respecto a la primera, su presencia es especialmente notoria
en CP2b OA, donde alcanza los valores más elevados considerando todos los
conjuntos óseos de esta tesis (Figura 10.9). La escápula y la pelvis presentan dos
características principales. Por un lado, exhiben un elevado rendimiento nutricional en
términos de carne; por otro, representan un difícil procesamiento y transporte
(especialmente la pelvis). Por ende, es posible sugerir que éstas hayan ingresado en
303
los sitios como unidades de trozamiento junto al húmero y al fémur respectivamente.
De este modo, su presencia en los conjuntos puede ser consecuencia de su descarte
in situ luego de la remoción de su principal producto primario mediante el desarrollo de
tareas de descarne. El objeto principal de este procedimiento se vincula con la
reducción de los costos asociados con su transporte. El registro de marcas de
procesamiento, vinculadas con la desarticulación y descarne de elementos, es
consistente con este planteo. En cuanto a las extremidades medias, éstas se
encuentran bien representadas en los tres conjuntos, en especial en ambos parapetos
de CP6. De acuerdo con la figura 10.9, la relevancia (MNE%) de estos elementos
óseos es similar a la registrada para extremidades superiores y cintura; por lo tanto, es
posible indicar que en estos conjuntos el manejo de la pata delantera/trasera habría
incluido a las tres unidades anatómicas de modo relativamente homogéneo. A su vez,
se sugiere la existencia de un aprovechamiento integral de los recursos disponibles:
carne, médula y grasas no saturadas. En referencia a estas últimas, para el parapeto
12 y el sitio CP2b OA, se ha obtenido una correlación positiva, moderada/alta y
estadísticamente significativa con el índice de médula insaturada, confirmando
entonces que una parte del perfil de partes esqueletarias puede ser explicado en
función de una selección de elementos determinada por su contenido de médula
insaturada.
El manejo de las extremidades presenta una tendencia similar entre los tres
conjuntos. No obstante, cuando la unidad de análisis cambia a una escala más
acotada y la representación de estas partes es evaluada en función de las porciones
presentes (articulaciones y diáfisis), se observa un patrón diferencial pero
complementario entre sitios a cielo abierto y estructuras de parapeto. En este sentido,
en el OA (CP2 b) los huesos largos se encuentran principalmente representados por
segmentos articulares, mientras que, en ambas estructuras, son las diáfisis las que
exhiben frecuencias más elevadas. En efecto, esta complementariedad ósea puede
indicar también una de tipo funcional entre los sitios. Las investigaciones
etnoarqueológicas llevadas a cabo por diversos autores señalan que los sitios de
matanza y procesamiento inicial/campamentos residenciales logísticos se encuentran
a menudo próximos espacialmente (Abe 2005; Binford 1978; Gould 1980; O´connell et
al. 1988, 1990, 1992; Yellen 1977a, 1977b, entre otros). Esta tendencia hacia una
mayor representación de articulaciones en sitios a cielo abierto es una característica
que ha sido registrada en otros conjuntos óseos de la región ubicados en el PNPM y la
cuenca de los lagos Cardiel y Tar (Belardi et al. 2012; Bourlot 2009; Goñi 2010; Rindel
2009). Este patrón puede encontrarse asociado con el desarrollo de actividades
304
vinculadas con el transporte diferencial de partes, estrategias de procesamiento
particulares (marcado perimetral/fractura transversa) y/o prácticas culinarias y de
consumo
especificas.
No
obstante,
también
deben
ser
consideradas
otras
explicaciones que abarquen factores de índole natural. Al respecto, Belardi y
coautores (2012) establecen que los procesos dinámicos de enterramiento y
exposición de los materiales arqueológicos, frecuentes en muchos contextos
depositacionales de Patagonia, especialmente médanos y cicatrices de erosión,
aceleran el proceso de pérdida de la humedad de los huesos causando su deterioro,
principalmente, en su flexibilidad y resistencia. En consecuencia, los segmentos
diafisiarios de huesos largos se ven especialmente afectados en tanto que se
incrementa su tasa de fracturación postdepositación. Con el paso del tiempo, y la
incidencia de otros agentes tafonómicos como la abrasión, el resultado de este
proceso es una pérdida gradual de los rasgos diagnósticos de esta porción ósea. En
contraste, las epífisis también pueden encontrarse intensamente afectadas a las
condiciones subaéreas pero continúan siendo identificables (Belardi et al. 2012). En
resumen, la tasa de destrucción del tejido óseo es diferencial en el elemento (Morales
et al. 2017) y condiciona su potencial de identificación.
Por otra parte, se debe mencionar que los tres conjuntos exhiben un manejo muy
similar del esqueleto axial. Dentro de un esquema de clara subrepresentación y baja
integridad anatómica, se advierte un patrón común caracterizado por la presencia de
cintura pélvica y en menor medida, vértebras cervicales, torácicas y fragmentos de
costillas. Como fuera discutido anteriormente en esta sección, es posible que esta baja
presencia de elementos axiales sea consecuencia de su transporte como unidades de
secado bajo el desarrollo de estrategias de almacenamiento y consumo diferido. Al
respecto, las correlaciones estadísticas realizadas entre el MAU % y el índice de
secado brindaron resultados consistentes con esta afirmación. En referencia
únicamente al parapeto 9, se destaca la alta representación de cabeza en el conjunto,
aspecto que lo distingue en el total de la muestra y que se encuentra directamente
asociado con la alta representación de cráneo. Sumado a lo anterior, también presenta
una moderada presencia de mandíbula y huesos correspondiente al cuello, axis y
atlas. En contraste, estos elementos manifiestan una muy baja frecuencia en el
parapeto 12 de este sitio. En este marco, y dada la sincronía ocupacional entre ambas
estructuras, es posible sugerir un manejo complementario de partes anatómicas entre
estos conjuntos.
Por otra parte, los parapetos 11, 38, 24 del sitio K 116 y la estructura 10 de K 205
presentan un alto grado de similitud anatómica y conforman, en consecuencia, una
305
segunda agrupación (Figura 10.8). En este caso, la relación existente entre estos
conjuntos se encuentra determinada por la elevada frecuencia de calcáneos y falanges
en el perfil esqueletario de cada uno. Adicionalmente, existen otras semejanzas
anatómicas que refuerzan esta asociación. Al respecto, las correlaciones estadísticas
realizadas entre los valores de MNE de guanaco de cada una de estas muestras
otorgaron resultados significativos para la mayoría de los casos, confirmando el alto
grado de similitud existente entre las estructuras (Tabla 10.3). Cabe destacar que se
registró una ausencia de relación estadística entre el parapeto 10 y el 24.
0
Parapeto 11 Parapeto 38 Parapeto 24 Parapeto 10
Parapeto 11
0
Parapeto 38
0,70119*
0
Parapeto 24
0,42494*
0,47952*
0
Parapeto 10
0,56152*
0,40019*
0,092464
0
Tabla 10.3: Coeficiente de correlación Spearman: MNE. *p < 0,01.
Como fue descripto en el capítulo 9, los parapeto 11, 38 y 10 presentan un perfil
anatómico homogéneo, donde la mayoría de los elementos o porciones óseas se
encuentran presentes, aunque exhiben, por lo general, frecuencias bajas (MAU %). En
este marco, calcáneos y falanges, principalmente estas últimas, evidencian los valores
más elevados. Por su parte, el parapeto 24, se diferencia levemente de los anteriores
en tanto que su patrón esqueletario es más heterogéneo, incompleto y exhibe una
mayor incidencia de elementos axiales. No obstante, falanges y calcáneos también se
encuentran altamente representados. Resulta claro entonces que la elevada incidencia
de estos elementos óseos (calcáneos y falanges) es el principal rasgo que define esta
agrupación de estructuras. En este sentido, si bien con cierto rango de variación, esta
es una tendencia también registrada en otros conjuntos óseos de la meseta del Strobel
(parapeto 27 K 116 y parapeto 6 K 205: ver capítulo 9). La elevada frecuencia de
elementos correspondientes al autopodio, lejos de ser una característica privativa de
casos específicos, se establece como un aspecto representativo del posible manejo,
uso y descarte de carcasas de guanaco en el pasado de la meseta. Es así que este
patrón conforma una tendencia que, en una escala regional más amplia, la diferencia
de otros sectores altos y en contraste, la vincula con perfiles anatómicos descriptos
para sitios ubicados en los espacios bajos de región, específicamente en las cuencas
de los lagos Cardiel y Salitroso-Posadas (Bourlot 2009; Mengoni Goñalons 1999;
Rindel y Bourlot 2014).
Ahora bien, la pregunta que se deriva es a qué responde esta alta representación
de falanges y calcáneos, elementos óseos que comparativamente presentan escaso
306
contenido nutricional y que han sido definidos tradicionalmente como unidades de bajo
retorno económico (Borrero 1990; Elkin 1995). Los modelos de optimización predicen
que el procesamiento de huesos con escaso retorno energético (mandíbulas,
calcáneos y falanges) ocurre cuando las unidades con elevado contenido nutricional
se encuentran ausentes o son escasas. Consecuentemente, el procesamiento
intensivo de las primeras ha sido interpretado como un indicador de estrés nutricional
(Bar-Oz y Munro 2007; Binford 1978; Davis y Fisher 1990; Hill 2008; Munro y Bar-Oz
2005). Al respecto, Binford (1978) señala que los Nunamiut realizaban un
aprovechamiento de las falanges solo cuando la comida era escasa. Adicionalmente,
se sugiere que este patrón se encuentra, en general, acompañado por un
procesamiento intensivo de toda la carcasa, principalmente elementos con alto retorno
energético, y por un elevado grado de destrucción ósea (Bar-Oz y Munro 2007; Lupo
1998; Munro y Bar-Oz 2005; Outram 2001). La información sintetizada en el capítulo
anterior, en relación con las frecuencias de procesamiento y el grado de fragmentación
ósea registrado en los parapetos 10, 11, 38 y 24, no parece corresponderse con las
expectativas señaladas anteriormente. En este sentido, en el marco de un
procesamiento bajo/moderado, no se reconoce una mayor intensidad en la
fracturación de calcáneos y falanges comparativamente con otros huesos de las
extremidades superiores, medias o inferiores. Del mismo modo, la fragmentación ósea
es baja en los cuatro conjuntos óseos y no se observan diferencias en esta medida
cuando es calculada para cada elemento óseo de forma individual. En consecuencia,
es posible sugerir que las características de estos conjuntos no se corresponden de
manera directa y consistente con indicadores vinculados a condiciones de estrés
nutricional. Por lo tanto, se sugiere que la elevada presencia de falanges y calcáneos
en el registro óseo de los parapetos 10, 11, 38 y 24, podría asociarse, al menos en
parte, con el descarte de elementos de utilidad marginal. Sin embargo, dado que éstas
son unidades con una elevada proporción de grasa contenida en la médula ósea, es
posible sugerir también que su presencia se encuentre estrechamente ligada con la
ejecución de estrategias de consumo incidental de recursos (snack), tarea
complementaria al desarrollo de otras actividades en los sitios vinculadas con la
obtención de presas y su procesamiento inicial, desarticulación y descarne de las
carcasas en vías a su posterior transporte. De este modo, bajo este contexto funcional,
el patrón anatómico registrado responde a un criterio de selección de partes que
priorizó las cualidades específicas del tipo de médula disponible en los elementos
esqueletarios y no así su cantidad. En este sentido, en las extremidades, la
característica de la médula ósea es diferencial dependiendo de cada uno de los
huesos, dado que la distribución de ácidos grasos insaturados, en especial ácido
307
oleico, es variable. Binford (1978) destaca que entre los Nunamiut el contenido de
ácidos insaturados es un criterio importante de selección de partes anatómicas. En los
ungulados como el guanaco, el contenido de este tipo de recurso aumenta siguiendo
una dirección distal, siendo importante su presencia en segmentos distales de tibia,
radioulna, metacarpos, metatarso y calcáneos y falanges (Irving et al. 1957; Meng et
al. 1969). Al mismo tiempo, la perdida de grasas en momentos de estrés nutricional
sigue una orientación similar, iniciando en las unidades más proximales y finalizando
en las distales (Blumenschine y Madrigal 1993; Bunn y Ezzo 1993; Speth 1983). En
consecuencia, éstas son las últimas en sufrir una reducción de su calidad nutricional.
Por otra parte, sumado a sus beneficios en momentos específicos del año, este tipo de
médula se caracteriza también por presentarse en estado líquido facilitando en
consecuencia
su
aprovechamiento.
Adicionalmente,
ha
sido
destacada
su
palatabilidad. Estas características revalorizan unidades anatómicas como las
extremidades
inferiores,
calcáneos
y
falanges
justificando
su
selección
y
aprovechamiento (Morín 2007; Rindel 2009, 2013).
Ligado al argumento anterior, la alta frecuencia de metapodios y principalmente
falanges es una expectativa derivada del desarrollo de tareas relacionadas con la
elaboración y/o el uso “inmediato” de cueros (Goñi 2010). Al respecto, son variadas las
citas etnográficas, etnohistóricas y etnoarqueológicas que señalan su utilización en
contextos tanto residenciales como logísticos, estos últimos asociados con la caza
(Bunn et al. 1988; Casamiquela 2000; Cassiodoro 2011; Frison 1978; Goñi 2010;
Gradin 1976, 1997; Pigafetta 1986). De este modo, en referencia a los conjuntos
considerados aquí, la presencia de falanges también podría indicar el uso de cueros
como toldos o simplemente paravientos y su posterior abandono a los fines de reducir
los costos de transporte, partiendo de la premisa del carácter “desechable” de estos
materiales (Goñi 2010). En este punto no resulta menor la importante frecuencia de
raspadores en los sitios, en especial en el parapeto 38 de K 116 (Dellepiane y Flores
Coni 2016; Flores Coni 2018), junto con la existencia de un instrumento óseo
confeccionado sobre una falange primera en la estructura 11, cuya función se
vincularía con la de un retocador y/o perforador. Es importante resaltar que esta
utilización no contradice u obstaculiza el aprovechamiento de médula de estas partes
anatómicas. Este escenario podría también explicar las tendencias anatómicas
registradas, formando parte del argumento explicitado con anterioridad. Es decir, no
representa un problema de equifinalidad, en tanto que no contradice o imposibilita el
aprovechamiento de médula de estas partes anatómicas.
308
La presencia de elementos correspondientes a la columna vertebral es otro
elemento que vincula a estos parapetos. Al respecto, esta asociación es
especialmente estrecha entre las estructuras 11, 38 y 24. No obstante, la
representación de elementos correspondientes a la columna vertebral en cada uno de
los conjuntos óseos considerados en esta tesis manifiesta una tendencia muy
equilibrada, donde las frecuencias son muy homogéneas entre sí (Figura 10.9). Si bien
existen casos específicos (parapeto 24), esta evidencia indica que el manejo de este
segmento anatómico presenta un carácter poco variable regionalmente. Como se
discutirá en la siguiente sección, este patrón puede ser extendido a todo el esqueleto
axial.
Localizados en el centro del gráfico de correspondencia, ocupando una posición
intermedia a las dos agrupaciones descriptas anteriormente, se ubican el parapeto 6
del sitio K 205 y la estructura 27 de K 116 (Figura 10.8). En ambos casos se
encuentran asociados con la presencia de extremidades medias (radioulna y tibia) e
inferiores (metacarpo, metatarso y metapodio) respectivamente (Figura 10.8). En esta
oportunidad, la relación existente entre ambos conjuntos no es tan clara como en
casos anteriores. Tanto las extremidades medias, como las inferiores presentan una
buena representación en la mayoría de los conjuntos óseos considerados en esta
tesis, aunque en casos específicos no dominen. Es decir, calcáneos y falanges
predominan en diversos conjuntos óseos de la meseta del Strobel; sin embargo, las
extremidades medias presentan una representación que sigue a la anterior con
frecuencias moderadas. De este modo, en todos los conjuntos considerados se
observa una tendencia donde las frecuencias más elevadas se registran conforme
descendemos en el esqueleto siguiendo un eje distal. Ponderando únicamente
extremidades, los valores más elevados se registran, en general, en radioulna y tibia.
Esta información permite sugerir que las extremidades medias son unidades
anatómicas continuamente seleccionadas en todos los conjuntos. La misma tendencia
se registra para las inferiores aunque, en general, su frecuencia es menor. Este patrón
es claro en el parapeto 6. Los huesos largos exhiben una elevada presencia, en
especial los fragmentos distales de las extremidades medias que alcanzan los valores
más altos (MAU %). Adicionalmente, metapodios, calcáneos y falanges acompañan
esta tendencia. Como hemos discutido anteriormente en este capítulo, estas unidades
anatómicas destacan por su contenido de médula y grasas no saturadas (Morin 2007;
Rindel 2009, 2013). La información derivada del análisis de las evidencias de
procesamiento indica que las tareas asociadas con la fracturación de estos elementos
óseos han sido importantes, y evidencia valores moderados para radioulna y tibia pero
309
su frecuencia incrementa en dirección distal, en especial sobre metacarpos y
metatarso.
Por otra parte, el parapeto 27 presenta una perfil anatómico incompleto,
caracterizado por una distribución marcadamente heterogénea de sus frecuencias
(MAU %) y compuesto, casi de manera exclusiva, por elementos correspondientes al
esqueleto apendicular (ver capítulo 9). En este marco, los huesos largos predominan
sobre el conjunto, representados casi exclusivamente por segmentos diafisiarios,
evidenciándose, en consecuencia, una práctica ausencia de extremos articulares. Si
bien este es un patrón que ha sido registrado en otros conjuntos de la región, en este
caso en particular puede encontrarse ligado con la incidencia de procesos mediados
por la densidad mineral. A través del empleo del MNE estandarizado, fue posible
homogeneizar la distribución anatómica del conjunto y reconocer tendencias
generales.
Si
bien
todas
las
extremidades
se
encuentran
moderadamente
representadas, se evidencia un leve incremento de las medias y superiores.
En el sector superior izquierdo del grafico de correspondencia, estrechamente
asociado a la presencia de cabeza y costillas, se localiza el parapeto 2 del sitio GUI
10. De acuerdo con la figura 10.9, estas unidades anatómicas exhiben las frecuencias
más elevadas en esta estructura, comparativamente con lo registrado para el resto de
los conjuntos óseos considerados. Una de las características principales del parapeto
2 es el relativo equilibrio en la representación de segmentos axiales y apendiculares.
Los valores obtenidos para el cráneo, mandíbula y la pelvis explican su posición en el
gráfico. Del mismo modo, las extremidades, calcáneos y falanges exhiben una
distribución homogénea entre sí pero con un claro predominio de las superiores. Este
resultado es consistente con el incremento de estas últimas unidades anatómicas en
sitios localizados en la Pampa del Asador en contraste con lo observado en la meseta
del Strobel. De este modo, se observa una presencia variada de elementos que
ofrecen un amplio rango de recursos nutricionales: grasas no saturadas, carne y
médula, y que a su vez insumen un costo diferencial de procesamiento.
10.2.4 Evidencias de procesamiento
La presencia de evidencias de procesamiento ha sido registrada en todos los
conjuntos óseos considerados en esta tesis. Las frecuencias obtenidas se distribuyen
en un rango que oscila entre el 15 y el 35% del NISP, indicando cierto grado de
variabilidad en cuanto a la intensidad con la cual las carcasas han sido procesadas.
310
Cabe destacar que los valores más elevados no han sido registrados en los sitios que
NISP %
mayor tamaño de muestra presentan.
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Figura 10.10: Frecuencia de evidencias de procesamiento.
Como se observa en la figura 10.10, las frecuencias de procesamiento
registradas en cada uno de los conjuntos indican la existencia de una distribución
variable dentro de un marco acotado de valores. Adicionalmente, se reconoce una
tendencia hacia un leve aumento de las frecuencias en los sitios de la Pampa del
Asador y la meseta del Guitarra, patrón que posiblemente se encuentre determinado
por los elevados valores registrados para los parapetos 9 y 12 del sitio CP6. En la
meseta del Strobel, las estructuras que conforman el sitio K116 exhiben una
distribución homogénea, exceptuando el parapeto 24 que presenta porcentajes
sensiblemente menores. Por otra parte, en el sitio K 205, el parapeto 6 tiene
frecuencias muy similares a los restantes conjuntos óseos de la meseta, mientras que,
por el contrario, la estructura 10 evidencia el porcentaje más bajo para toda la
muestra. Este resultado repite un patrón registrado también desde el análisis de la
representación de partes anatómicas. Estructuras que forman parte de una misma
agrupación de parapetos, localizadas espacialmente muy próximas entre sí y que, sin
embargo, sus conjuntos presentan características óseas diferentes. En la Pampa del
Asador, las frecuencias de procesamiento registradas en los parapetos 9 y 12 de CP6
son altas, representando los valores más elevados en esta tesis. Al respecto, estos
son similares con aquellos reportados para otros contextos zooarqueológicos de la
región en sitios ubicados en aleros y cuevas (Dellepiane y Rindel 2014; De Nigris
2003; Rindel 2009). Estos resultados indican que, posiblemente, haya sido llevado a
cabo un mayor rango de tareas en el sitio. Por otra parte, para el OA (CP2 b) las
frecuencias disminuyen en referencia al caso anterior, y vuelven a representar valores
311
moderados. Finalmente, si bien con un leve incremento, lo mismo sucede para el
parapeto 2 de GUI 10.
En conclusión, en la mayoría de los conjuntos óseos considerados se han
registrado evidencias de procesamiento cuyas frecuencias son moderadas, esperables
para sitios donde el procesamiento inicial de las carcasas pudo haber cumplido un rol
muy importante dentro de las tareas desarrolladas. Asimismo, se registraron casos
donde los valores son sustancialmente menores, próximos a un 15%. Como ya ha sido
discutido, el parapeto 24 y la estructura 10 no presentan problemas específicos de
índole tafonómico. Asimismo, sus muestras óseas son representativas y comparables
al resto de los conjuntos considerados en esta tesis (ver capítulo 9). Por lo tanto, se
sugiere que la baja incidencia de marcas antrópicas es un aspecto que podría
responder, inicialmente, a causas de carácter cultural, asociadas con el tipo específico
de las tareas desarrolladas, la intensidad del procesamiento y las modalidades de
reducción de las carcasas implementadas. Por otra parte, este mismo argumento
parece adecuado para explicar las elevadas frecuencias registradas en los parapetos
9 y 12 de CP6. Es decir, se propone que los valores calculados se vinculan con una
mayor cantidad y variabilidad de tareas realizadas en el sitio. En este sentido, el
procesamiento puede ser entendido como un continuum (sensu Lyman 1994)
compuesto por diversas etapas que exhibe un carácter acumulativo y en donde los
estadios finales (consumo y descarte) manifiestan una mayor cantidad de marcas.
Partiendo de esta premisa, es posible entonces que los conjuntos zooarqueológicos de
ambos parapetos se correspondan con contextos en los cuales se habrían llevado a
cabo tareas de procesamiento secundario, final y consumo. El registro arqueológico
asociado es consistente con esta propuesta (Dellepiane y Cassiodoro 2019).
312
NISP *%
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
% Axial
% Apendicular
Figura 10.11: Frecuencias de procesamiento en el esqueleto axial y apendicular.
En la figura 10.11 se presentan las frecuencias de procesamiento obtenidas en
cada conjunto óseo en relación con su ubicación en el esqueleto axial y apendicular.
Como puede observarse, el porcentaje de huesos de las extremidades con
modificaciones antrópicas es más elevado en la mayoría de los casos, exceptuando
los parapetos 11 y 24 de K116 donde el procesamiento axial tiene la misma relevancia
o incluso aumenta levemente. Estos últimos son casos que se destacan en el contexto
de esta muestra. En el esqueleto apendicular la tendencia registrada indica la
existencia de un aumento de la cantidad de elementos procesados en los conjuntos
localizados en la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. Por su parte, en la
meseta del Strobel se observa cierto rango de variabilidad. Por un lado, las estructuras
correspondientes al sitio K 116 exhiben una clara homogeneidad entre ellas, mientras
que en K 205 se reconocen, nuevamente, diferencias entre ambos conjuntos, siendo
más elevados los valores obtenidos en el parapeto 6.
Con respecto al procesamiento del segmento axial, las frecuencias obtenidas
son en general más bajas y exhiben una distribución que disminuye hacia los sitios de
Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. En cuanto a las frecuencias generales, se
debe mencionar que esta región anatómica se encuentra en general subrepresentada,
por ende, es posible que esta disminución se encuentre asociada, al menos en parte,
con el tamaño de las muestras. La correlación estadística entre las frecuencias de
procesamiento axial y el NISP obtenido para este segmento en cada conjunto otorgó
resultados positivos y significativos, indicando la relación entre ambas variables. Por
313
ello, las diferencias registradas entre los conjuntos no responderían a factores ligados
con la intensidad del procesamiento en cada caso.
Volviendo a la figura 10.11, en el sitio K 116 las frecuencias de procesamiento
registradas, tanto en el esqueleto axial como en el apendicular, no presentan
diferencias importantes entre sí. Por tanto, es posible sugerir un trozamiento
equilibrado de toda la carcasa. Como hemos observado, esta no es una relación tan
clara en el resto de los conjuntos, donde el desbalance es mayor, indicando un
aumento de la selección de partes a procesar.
En síntesis, los resultados obtenidos indican que la intensidad con la cual cada
región anatómica ha sido procesada es diferencial en el espacio. En este marco, es
posible sugerir la existencia de complementariedad entre los diferentes sectores. Es
decir, el procesamiento de las extremidades presenta frecuencias más elevadas en los
conjuntos localizados en la Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra, mientras
que, como contraparte, estos exhiben una menor incidencia del procesamiento del
NISP %
sector axial. En la meseta del Strobel se da, por lo general, la situación inversa.
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Corte
Percusíon
Figura 10.12: Porcentaje de marcas de corte y percusión.
Las evidencias de procesamiento registradas refieren tanto a marcas de corte
como de percusión. Si bien con cierto grado de variación en cada caso en particular,
ambas actividades presentan un peso equilibrado en las estrategias de procesamiento
de cada uno de los conjuntos óseos considerados (Figura 10.12). La única excepción
es el parapeto 27, donde las marcas de corte presentan valores muy bajos. En este
punto, cabe mencionar que la procedencia superficial de estas muestras junto a la
operatoria de agentes tafonómicos específicos (ej. meteorizacíon y blanqueado)
314
pudieron reducir el potencial de identificación de otros rasgos en la superficie del
huesos, tales como evidencias de corte. En el sitio K 116, los parapetos 27 y 38
exhiben una mayor relevancia de las actividades de percusión, mientras que las
estructuras 11 y 24 registran más incidencia de tareas vinculadas con el corte. Este
resultado indica que al interior del sitio la importancia de cada tarea ha sido diferencial
en el espacio pero, a su vez, complementaria dentro de las estrategias de
procesamiento. Por otra parte, para K 205, las evidencias de percusión presentan
valores más elevados, especialmente en el parapeto 10. En Pampa del Asador, para el
sitio CP6 se observa un escenario similar al descripto para K 116, si bien ambos tipos
de daños presentan la misma relevancia tanto en el parapeto 9 como en el 12, se
observa una leve diferencia que puede estar ligada con el carácter de las principales
actividades llevadas a cabo en cada uno. En este caso, las diferencias registradas son
más acotadas, señalando que, más allá de esta variación, ambas actividades fueron
importantes en las dos estructuras. Por su parte, para el OA se observa una marcada
tendencia hacia un incremento de las evidencias de percusión acompañado por una
disminución de las marcas de corte, indicando la relevancia de las primeras dentro de
las estrategias de procesamiento llevadas a cabo en el sitio. Finalmente, en el
NISP * %
parapeto 2 no se distinguen diferencias, registrándose un equilibrio de ambas tareas.
35
30
25
20
15
10
5
0
Axial
Apendicular
Figura 10.13: Porcentaje de marcas de corte en el esqueleto axial y apendicular.
Particularizando en las marcas de corte, salvo el parapeto 10, en general las
evidencias se concentran en el esqueleto axial (Figura 10.13). En las estructuras 11 de
K 116 y en el 12 de CP 6, esto es especialmente evidente. En todos los conjuntos
considerados las incisiones se localizan, principalmente, en la columna vertebral
(vértebras torácicas, lumbares y cervicales, en ese orden), las costillas y la pelvis (ver
capítulos 8 y 9). El análisis específico de las características y ubicación de las marcas
315
de procesamiento realizado permite sugerir que los daños registrados se encuentran
estrechamente ligados con el desarrollo de tareas de descarne, desarticulación y
evisceración de las carcasas. Una de las principales características nutricionales de
estos elementos óseos es su elevado contenido de carne. Por ende, su trozamiento
tuvo como objetivo primordial la remoción de su producto primario; luego de esto, los
elementos habrían sido descartados in situ. Este escenario podría ser especialmente
apropiado para unidades anatómicas como la pelvis que, sumado a su elevado
rendimiento nutricional, exhibe también un alto costo de procesamiento y transporte.
Adicionalmente, un conjunto de marcas de corte (asociadas con actividades de
desarticulación), pudieron estar vinculadas con la reducción de zonas esqueletarias
mayores en unidades menores de transporte en vías a su consumo diferido.
Por su parte, el procesamiento apendicular presenta un patrón más
homogéneo, donde se reconoce una leve tendencia hacia el incremento de los valores
para los conjuntos localizados en Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra
(Figura 10.13). Las marcas se agrupan principalmente en las extremidades superiores
y medias. Es interesante destacar que en las estructuras que conforman el sitio K 116
las marcas de corte identificadas en estos elementos y en las extremidades inferiores
presentan valores muy similares, sugiriendo un manejo equilibrado y homogéneo de
toda la pata delantera/trasera. Este resultado no se registra en otros casos donde
metacarpos, metatarsos y metapodios exhiben, en general, una menor presencia de
marcas. Cabe mencionar que en los sitios de la meseta del Strobel la mayor cantidad
de incisiones se localiza en las falanges. No obstante, estos resultados posiblemente
se encuentren determinados por el hecho de que estos elementos son los más
frecuentes en estos conjuntos. Por ende, esta es una tendencia que puede estar atada
al tamaño de la muestra. En general, la mayoría de las marcas de corte se asocia con
el desarrollo de tareas de desarticulación y descarne, actividades asociadas con el
aprovechamiento de carne, la reducción de las carcasas y la preparación de los
elementos para su posterior fracturación.
316
NISP*%
20
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Axial
Apendicular
Figura 10.14: Porcentaje de marcas percusión en el esqueleto axial y apendicular.
Las evidencias de percusión registradas incluyen la presencia de negativos de
impacto, lascas adheridas, estrías y hoyos de percusión. Como se indica en la figura
10.14, fueron identificadas en su gran mayoría en el segmento apendicular, siendo
muy baja su presencia en el esqueleto axial, asociadas con la fracturación de
vértebras y costillas. En las extremidades y huesos del autopodio, la incidencia de este
tipo de daño es preponderante en los sitios ubicados en Pampa del Asador y la
meseta del Guitarra. De hecho, se observa una tendencia de aumento en esta
dirección (Figura 14). En la meseta del Strobel, las marcas de percusión identificadas
presentan, en general, valores bajos, alcanzando frecuencias que no superan el 16%.
Por otra parte, se reconoce un leve grado de variabilidad espacial en relación
con los elementos óseos preferentemente seleccionados para su fracturación. En la
meseta del Strobel, las falanges, extremidades medias (radioulna y tibia) e inferiores
(metacarpos, metatarsos y metapodios) representan los huesos con mayor cantidad
de daños. Con respecto a las primeras, como mencionamos anteriormente, estos
elementos óseos son los que también exhiben mayor representación en los sitios del
área, por tanto la elevada presencia de marcas registradas puede ser un aspecto
dependiente del tamaño de las muestras. Más allá de esto, es evidente que los huesos
preferentemente fracturados son aquellos que presentan buen contenido de médula
ósea y ácidos grasos no saturados. En los sitios de Pampa del Asador y la meseta del
Guitarra las extremidades superiores (húmero y fémur) y medias presentan la mayor
cantidad de evidencias de percusión. En este caso, parece ser que la cantidad de
médula disponible fue un factor de mayor relevancia como criterio de selección. No
obstante,
extremidades
medias
también
se
encuentran
moderadamente
aprovechadas.
317
De acuerdo con los rasgos de percusión identificados, es posible sugerir la
implementación de diversos métodos de fractura en los conjuntos (ej. percutor y
yunque, yunque estático y hueso móvil). Entre éstos se destaca la presencia de
marcado perimetral/fractura transversa, técnica registrada en la mayoría de las
estructuras pero especialmente frecuente en el parapeto 6 y 10 de K 205 y en el OA
(CP2 b). De acuerdo con el total de huellas de percusión registrado en cada uno de
estos tres casos, la incidencia de esta técnica de fractura representa valores
moderados en la estructura 6 (25%) y significativamente elevados en el parapeto 10
(60%) y en el OA (41%). Estos resultados sugieren un marcado contraste con la baja
presencia de este tipo de fractura en el resto de las estructuras consideradas en esta
tesis. Es posible entonces que la variabilidad registrada se encuentre estrechamente
ligada con la elevada cantidad de extremos articulares registrada en estos sitios,
marcadamente mayor al resto de los conjuntos.
La presencia de marcado perimetral/fractura transversa ha sido registrada en
diferentes sitios arqueológicos de Patagonia (Bourlot et al. 2009; De Nigris 2003;
Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009; Silveira 1979,
entre otros). En general, la
utilización de este tipo de fractura ha sido vinculada con el consumo de médula
(Gradin 1976; Massone et al. 1993; Mengoni Goñalons y Silveira 1976, entre otros), la
reducción de las carcasas para facilitar el trozamiento inicial y su posterior transporte
(Massone et al. 1993; Prieto MS en Muñoz y Belardi 1998), el procesamiento de
presas congeladas y/o con rigor mortis (Binford 1978, 1981; Lupo 1994; Muñoz y
Belardi 1998), una reducción de los elementos con el objetivo de adecuarlos al tamaño
de los contenedores para su hervido y consumo (Gifford González 1989), la obtención
de formas base para la confección de instrumentos óseos (machacadores óseos)
(Hajduk y Lezcano 2005; Miotti 1998; Santiago et al. 2019) o bien una combinación de
varias de estas posibilidades (Hadjuk y Lezcano 2005; Muñoz y Belardi 1998;).
318
100
90
80
NISP %
70
60
50
40
30
20
10
0
Parpaeto 11
Parapeto 24
No quemado
Quemado
Parapeto 9
Parapeo 12
Carbonizado
Parapeto 2
Calcinado
Figura 10.15: Porcentaje de huesos termoalterados.
La presencia de especímenes termoalterados se limita solo a cuatro conjuntos,
todas estructuras de parapetos con muestras óseas recuperadas principalmente en
estratigrafía. Como se observa en la figura 10.15, el porcentaje de huesos alterados
térmicamente es muy bajo, únicamente el parapeto 12 presenta una frecuencia
próxima al 9,5%. Más aún, si se consideran en este cálculo fragmentos de placas de
piche, el valor asciende a un 12,4% del total del NISP. Por otra parte, se reconocieron
tres estadios representados en la muestra, siendo el quemado y el calcinado los más
frecuentes. Es interesante destacar que en la mayoría de los fragmentos también se
identificaron evidencias de procesamiento.
De acuerdo con la información disponible, en los sitios a cielo abierto de la
región, la presencia de huesos alterados térmicamente es prácticamente nula o muy
baja (Bourlot 2009; Dellepiane 2014; Rindel 2009). Los resultados obtenidos en esta
tesis se corresponden, en parte, con estos antecedentes. Por un lado, es esperable
que en sitios de matanza y procesamiento inicial, (ej. parapetos 11 y 24) el uso del
fuego sea complementario en tanto que las actividades de consumo llevadas a cabo
incluyen el aprovechamiento de partes que no requieren necesariamente de su
cocción (ej. vísceras y otros órganos) (Binford 1978; Bunn 1993; Bunn et al. 1988;
Gifford-González 1989; O´Connell et al. 1992; Oliver 1993; Yellen 1977). En este
marco, la presencia de huesos termoalterados sería baja o directamente nula, en tanto
se corresponde con contextos funcionales asociados directamente con el desarrollo de
tareas de snack. Por otra parte, en casos específicos como el sitio CP6 la presencia
de huesos quemados es considerable. Los análisis antracológicos realizados han
319
destacado la presencia de carbones de diversas especies vegetales, entre ellas molle
(Schinus sp), taxón que no se encuentra disponible en estos ambientes más elevados
y que exhibe una excelente calidad como leña. Adicionalmente, también han sido
recuperados tiestos cerámicos que presentan valores isotópicos medios de proteínas
animales de la estepa y grasas coincidentes con guanaco (Cassiodoro y Tessone
2014; Chaile 2017; Dellepiane y Cassiodoro 2019). Estos resultados permiten
considerar la existencia de actividades culinarias (ej. hervido) asociadas con una
combustión más intensa y prolongada. En este marco, es esperable la presencia de
elementos alterados térmicamente.
10.3 Variabilidad intermesetaria
El poblamiento humano de los sectores altos de la región tuvo su inicio durante
el Holoceno temprano. No obstante, las señales arqueológicas correspondientes a
este período son escasas y se concentran únicamente en el PNPM. Las
investigaciones realizadas en el sitio CCP7 han establecido que el carácter de estas
ocupaciones ha sido estacional, restringido y limitado a aquellos sectores específicos
del paisaje con presencia de reparo (Aschero et al. 2005; Civalero 1995). Las mesetas
consideradas en este trabajo no presentan, hasta el momento, información directa
relativa a este lapso. Sin embargo, el registro de obsidiana negra proveniente de
Pampa del Asador en múltiples contextos arqueológicos tempranos de Patagonia
indica que este era un espacio conocido y transitado durante las primeras etapas del
poblamiento humano de la región (Cassiodoro 2011; Civalero y Aschero 2003; Cueto
et al. 2016; Espinosa y Goñi 1999; Goñi et al. 2011-2012; Méndez et al. 2008-2009;
Miotti 2006; Molinari y Espinosa 1999; Paunero et al. 2004; Skarbun et al. 2007; Stern
2004).
De acuerdo con Goñi (2010), durante este lapso inicial del Holoceno, un
recurso de primer orden para los grupos cazadores habría estado asociado con las
necesidades de abrigo y reparo. De este modo, aquellos espacios con presencia de
cuevas y aleros, como el PNPM, se habrían jerarquizado en relación a aquellos que no
los tuviesen (Pampa del Asador y mesetas del Strobel y Guitarra). Adicionalmente, la
información paleoambiental disponible para la región establece que durante el
Holoceno temprano la estructura hídrica habría sido sustancialmente mayor a la
registrada en la actualidad (ver capítulo 3). En consecuencia, bajo este marco los
patrones de circulación habrían sido diferentes a los observados para momentos
posteriores. Las mesetas no habrían representado espacios atractivos y de primer
orden para su ocupación durante este período. En el mejor de los escenarios, se
configuraron como sectores de tránsito, caracterizados por ocupaciones eventuales y
320
no redundantes (Flores Coni 2018; Goñi 2010). En contraste, la Pampa del Asador, sí
habría admitido una participación mayor en los sistemas de movilidad de los grupos
cazadores-recolectores dado su carácter de fuente excepcional de materia prima.
La mesetas basálticas consideradas en esta tesis evidencian una etapa de
colonización (sensu Borrero 1994-1995) hacia el Holoceno medio (Cassiodoro 2011;
Cassiodoro et al. 2013; Dellepiane 2014; Flores Coni 2018; Goñi 2010; Goñi et al.
2016; Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2017; Rindel 2009, 2013, entre otros). Durante
este período se advierte la presencia de un momento de aridez, asociado con el
incremento y reacomodación de los Southern Westerlies, estableciéndose así una
tendencia regional hacia una reducción paulatina de la humedad con el paso del
tiempo, caracterizada por eventos alternantes de aumento y disminución de sus
niveles (Ariztegui et al. 2014; Gilli et al. 2010; Goñi 2010, ver capítulo 3). Estos
cambios paleoclimáticos habrían redundado en un decrecimiento de la estructura
hídrica regional con la consecuente mitigación de barreras biogeográficas y la
liberación de nuevos espacios. Como veremos más adelante, estas transformaciones
ambientales alcanzaron su punto máximo hacia el Holoceno tardío.
Bajo este marco, para los 4000 años A.P. el acceso a los sectores altos se
habría visto favorecido. La presencia de fechados radiocarbónicos correspondientes a
este lapso en sitios de la meseta del Guitarra (CG 3) y en la del Strobel (K 28 Don
Edmundo) son evidencias del proceso paulatino de colonización de estos espacios
(Cassiodoro et al. 2014; Re et al. 2010, 2016). Se destaca también la presencia de
puntas de proyectil apedunculadas, recuperadas tanto en estratigrafía como en
superficie (Cassiodoro et al. 2013; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2010). Esta evidencia
es significativa en tanto que, para Patagonia, se ha afirmado que aquellos proyectiles
sin pedúnculo podrían ser diagnósticos de momentos previos al Holoceno tardío.
Adicionalmente, las tendencias temporales construidas a partir de la información
rupestre de la meseta del Strobel señalan también la colonización de estos espacios
hacia el Holoceno medio (Guichón 2012, 2018; Guichón et al. 2016; Re 2010, 2016).
En síntesis, si bien la señal arqueológica disponible para este periodo es baja, indica
consistentemente la presencia de ocupaciones que posiblemente haya tenido un
carácter esporádico, altamente móvil y poco frecuente.
Hacia el Holoceno tardío la señal arqueológica es clara, observándose
importantes evidencias de ocupación efectiva en diferentes sectores de la región
(Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2013; Dellepiane 2014; Flores Coni 2018;
Guichón 2012; Goñi 2010; Goñi et al. 2010, 2016; Pasqualini et al. 2016; Re 2010;
321
Rindel 2009, 2013, entre otros). Concretamente para los sectores altos, la información
cronológica disponible indica una utilización sostenida, redundante y progresiva de las
mesetas consideradas en esta tesis desde los 2000 años A.P. y especialmente para
momentos posteriores a los 900 años A.P (Cassiodoro et al. 2013; Goñi 2010).
Adicionalmente, la elevada presencia de estructuras de parapeto, tecnología
exclusivamente tardía, junto con la presencia de cerámica y puntas de proyectil
triangulares pedunculadas en todos los sectores, representan características
tecnológicas indirectas consistentes con este marco temporal.
Como se ha especificado en el capítulo 3, en términos paleoambientales, este
período está caracterizado por un descenso de la humedad relativa que, si bien no de
manera lineal pero sí progresiva, alcanza su punto máximo en los 900 años A.P,
durante la Anomalía Climática Medieval (ACM) (Stine 1994, 2000). Bajo este marco,
se establecen nuevas condiciones ecológicas asociadas con una distribución
heterogénea del agua y la liberación de nuevos espacios, colonizados por una estepa
de tipo arbustiva caracterizada por la presencia del molle (Goñi 2010).
En este contexto, ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío (últimos
2500 años) para la región que establece el uso diferencial pero complementario de los
espacios en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su
productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2000; Goñi et al. 20002002; Goñi et al. 2004; Goñi 2010). Así, ante un escenario climático y ambiental
caracterizado por cambios, el efecto social habría correspondido a una reducción de la
movilidad residencial en los sectores bajos de la región y al desarrollo de estrategias
logísticas/estacionales en los sectores altos (Goñi 2010). Se establece entonces un
proceso de extensificación, entendido como el aprovechamiento del aumento de la
productividad primaria a partir de la ampliación del área de explotación (Binford 2001).
Esto habría implicado la incorporación efectiva de los sectores altos del área a la
dinámica de las poblaciones humanas del pasado (ver capítulo 2).
En el marco de este modelo macroregional (sensu Dincauze 2000), se ha
establecido que las características del registro zooarqueológico de sectores altos y
bajos exhiben una tendencia diferencial en tanto ambos espacios ocuparon un rol
especifico en los sistemas de asentamiento y subsistencia de los grupos humanos que
los habitaron durante el Holoceno tardío (Goñi 2010; Rindel et al. 2017). Los sectores
altos se encuentran caracterizados por conjuntos óseos homogéneos, compuestos por
una elevada presencia de elementos esqueletarios, escasamente representados en
los espacios bajos, en especial en lo relativo a huesos como la pelvis, escápula,
322
extremidades superiores (húmero y fémur) y fragmentos articulares de huesos largos
(Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2017). Adicionalmente, estos conjuntos fueron
caracterizados por una elevada incompletitud anatómica y una baja intensidad de
procesamiento y consumo, evidencia fuertemente vinculada con el desarrollo de
actividades orientadas a la obtención de presas, su reducción inicial y posterior
transporte. Estas primeras investigaciones, abordadas desde escalas espaciales
amplias,
definieron una tendencia zooarqueológica para los sectores
altos
relativamente homogénea, distinta a la identificada en los espacios bajos, pero poco
variable en su interior, estrechamente ligada con una utilización similar del espacio
durante los últimos 2500 años (Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2017).
En los últimos años, los análisis realizados desde otras líneas de evidencia
(representaciones rupestres y tecnología) han registrado un mayor rango de
variabilidad en el uso logístico de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y
Guitarra (Cassiodoro et al. 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018; Re
et al. 2017). Estas investigaciones, abordadas desde escalas espaciales más
acotadas, establecen la existencia de una utilización diferencial al interior de los
sectores altos. De este modo, se ha propuesto una mayor diversificación del rango
tareas desarrolladas, estadías de ocupación más prolongadas y la posible presencia
de todo el grupo familiar (Flores Coni 2018; Guichón 2018; Goñi et al. 2016; Re et al.
2017). Desde este marco, se espera que la variabilidad registrada tenga también un
correlato zooarqueológico.
Retomando la hipótesis 1 (ver capitulo 2), se esperaba reconocer diferencias
en las características zooarqueológicas inter-meseta en función de la implementación
de estrategias de subsistencia variables, producto de la incidencia de fenómenos
sociales específicos y las particularidades de cada espacio en términos de reparo,
recursos disponibles y las características ambientales locales. Estos resultados
pondrán de relieve la variabilidad en el uso logístico y/o estacional de estos sectores
altos durante el Holoceno tardío.
Como hemos desarrollado previamente en este capítulo, en todos los conjuntos
óseos considerados el guanaco es la especie más representada. Esta tendencia es
clara tanto en la Pampa del Asador, como en las mesetas del Strobel y Guitarra y es
consistente con la estructura taxonómica de la mayoría de los sitios arqueológicos de
Patagonia. Estos resultados son esperables, en primer lugar, desde un punto de vista
ecológico, en tanto las mesetas, solo disponibles estacionalmente, se jerarquizan
regionalmente durante la primavera/verano representando los espacios con mayor
323
productividad primaria en términos de oferta de nuevas pasturas. En consecuencia,
durante este lapso, son intensamente ocupadas por migraciones estacionales de
tropillas de guanacos. Adicionalmente, es durante esta estación cuando se produce el
periodo de parición de esta especie (ver capítulo 3). Estos principios ecológicos
subyacen al argumento de utilización logística y/o estacional en el marco del modelo
propuesto. En relación con este último, los resultados también son esperables dado
que una de las actividades prioritarias desarrolladas en estas mesetas estuvo
orientada a la caza de este ungulado. Habiendo dicho esto, existe un punto de
variabilidad en relación con la diversidad de taxones representados en cada espacio
que permite discutir aspectos ligados con utilización de la fauna en el pasado.
La estructura taxonómica registrada en las mesetas basálticas presenta una
configuración prácticamente monoespecífica, centrada en la caza del guanaco. Esta
especie representa la única efectivamente aprovechada en las mesetas del Strobel y
Guitarra, indicando una marcada estabilidad en la utilización de un solo tipo de presa
como fuente única de recursos nutricionales. En la Pampa del Asador, dentro de un
patrón de obtención de animales centrado en el guanaco, se incluyen otras especies
que revisten de un carácter complementario. En todos los conjuntos óseos de este
espacio ha sido posible, en frecuencia variable, reconocer especímenes de fauna
menor, principalmente choique y piche, con evidencias de procesamiento y alteración
térmica. Este contraste registrado en la composición taxonómica de la Pampa del
Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra y, en consecuencia, en la incidencia de
especies complementarias en las estrategias de obtención de recursos, es explicable,
al menos parcialmente, en función de la oferta ecológica y la existencia de una
disponibilidad local diferencial de algunas presas en cada uno de estos espacios. En
este marco, el paisaje de Pampa del Asador se compone de amplias planicies
asociadas con una importante cantidad de mallines y fuentes de agua que conforman
el hábitat preferido para el choique, en especial, durante la época estival, momento de
incubación y el nacimiento de los polluelos (Sarasqueta 2005). En las mesetas
basálticas, estas características ambientales son menos frecuentes. Si bien
representan paisajes abiertos, por un lado, el sustrato se compone principalmente de
un manto basáltico con rocas de tamaño variable, y por otro, el agua se distribuye de
manera diferencial, mayormente asociada a lagunas y cursos permanentes. Esto no
significa que bajo estas condiciones se dará una ausencia de choique, si no que su
disponibilidad y frecuencia pueden verse posiblemente afectadas en tanto dichas
condiciones no configuran los ambientes más óptimos para esta especie. El registro
zooarqueológico presentado en esta tesis representa un correlato de estas diferencias.
324
Todos los sitios de Pampa del Asador, conjuntos que presentan diversas cronologías y
refieren a distintos momentos del Holoceno tardío, exhiben evidencias de huesos de
choique con marcas de procesamiento y consumo (Aragone 2007; Aragone et al.
2010; Dellepiane 2014; Rindel 2009; Rindel et al. 2007), mientras que en ninguna de
las dos mesetas consideradas éstos pudieron ser registrados. La caza y obtención del
choique y otras especies menores habría sido desarrollada de manera complementaria
al guanaco, sostenida en el tiempo. El rol cumplido por estos recursos en la dieta de
los grupos humanos del pasado representó una excelente fuente de grasa
subcutánea; complementando así el consumo de carne de guanaco especialmente
magra
(Borrero
1990).
Adicionalmente,
su
obtención
habría
permitido
el
aprovechamiento de otros recursos asociados como tendones, pieles, plumas y
materia prima ósea para la confección de instrumentos. Estas posibilidades cuentan
con sustento etnográfico ya que son numerosas las fuentes que relatan actividades
vinculadas con el uso de estos taxones y el aprovechamiento de su grasa como
recurso preciado a los fines de complementar la carne de guanaco (Bourne 1998;
Claraz 1988; Guinnard 1961; Lista 1998; Musters 1998; Onelli 1998; Prichard 2003,
entre otros). El patrón registrado no solo da cuenta de una mayor cantidad de especies
explotadas en un sector que en otro, sino que nos introduce en otras discusiones
vinculadas en el rango de tareas llevadas a cabo en cada espacio y el
aprovechamiento diferencial de recursos específicos como la grasa.
No obstante, debe dejarse en claro que, a pesar de las diferencias registradas,
la tendencia general para todos los espacios es contundente e indica un claro
predominio del guanaco en la estructura taxonómica regional. De este modo, la
información presentada permite sostener que la diversidad taxonómica intermesetaria
es muy baja estando dominada por el guanaco, destacándose solo una variación en la
Pampa del Asador asociada con la presencia de choique.
En relación con el guanaco, los patrones de representación de partes
anatómicas nos permiten avanzar un poco más en la caracterización de similitudes y
diferencias entre la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra. En este
sentido, han sido diversos los indicadores que han redundado en resultados similares
y homogéneos entre estos sectores. La subrepresentación del esqueleto axial fue una
tendencia sistemáticamente registrada en todos los conjuntos. Del mismo modo, los
índices de completitud anatómica global, axial y apendicular han indicado, con cierto
grado de variación relativa al funcionamiento específico de cada conjunto, el mismo
patrón para los tres casos, caracterizado por la presencia de carcasas representadas
325
por una baja cantidad de partes. Estos resultados no dejan de ser esperables en el
marco del modelo de poblamiento propuesto. Este tratamiento equilibrado de los
animales podría ser consecuencia de la influencia de las estrategias logísticas y/o
estacionales implementadas en la utilización de estos sectores altos, caracterizada por
la obtención y procesamiento de recursos faunísticos y el trasporte selectivo de partes
anatómicas hacia espacios de uso residencial anual (Aragone 2007; Cassiodoro 2011;
Cassiodoro et al. 2007, 2016; De Nigris 2003; Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel
2014; Goñi 2000, 2000-2002, 2010, 2016; Re et al. 2017; Rindel 2009, 2013; Rindel et
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
al 2017).
PDA
Strobel
Guitarra
Figura 10.16: Representación de partes anatómicas por sector.
En sintonía con lo mencionado en el párrafo anterior, exceptuando el caso de
la pelvis, la representación de partes correspondientes al esqueleto axial exhibe una
tendencia homogénea entre los tres sectores. En general, las frecuencias obtenidas
son bajas indicando una clara subrepresentación de esta región. Este patrón
equilibrado indica que a pesar de la existencia de variaciones en las estrategias
implementadas y en el manejo de los recursos faunísticos en el espacio y/o en el
tiempo, el tratamiento del segmento axial, especialmente cráneo, mandíbula, vértebras
y costillas, se mantiene relativamente invariable. Tomando en consideración que no se
ha registrado una operatoria diferencial de procesos tafonómicos densitodependientes,
este resultado podría indicar una serie de situaciones. Por un lado, que las
modalidades de procesamiento de este sector, junto con las decisiones ligadas con el
traslado y/o descarte de los huesos, en especial elementos correspondientes a la
cabeza y el cuello, hayan sido similares en todas las mesetas. Por otro lado, también
podría sugerir que el desarrollo de estrategias de transporte selectivo de partes axiales
hacia otros sectores del área o de la región es un aspecto común que caracteriza por
326
igual a todos los espacios. En este sentido, es posible que este traslado se vincule con
estrategias de secado, técnica que permite extender la vida útil de los recursos
nutricionales garantizando su consumo diferido (De Nigris y Mengoni Goñalons 2002,
2004). Al respecto, en la mayoría de los sitios de todos los sectores, la correlación
estadística entre el MAU % y el índice de secado brindaron resultados consistentes
con esta afirmación. Ambos argumentos no son mutuamente contradictorios y podrían
encontrarse ligados. Nuevamente, estos resultados representan una expectativa del
uso logístico de estos espacios.
Las diferencias más importantes entre estos tres sectores, en especial entre la
Pampa del Asador y meseta del Strobel, se ponen de manifiesto cuando se evalúa la
representación de partes anatómicas apendiculares. En primer lugar, la distribución de
las frecuencias en ambos casos es marcadamente diferente. En la meseta del Strobel
se observa un patrón homogéneo, caracterizado por la presencia de frecuencias
bajas/moderadas; mientras que el perfil de Pampa del Asador es significativamente
más heterogéneo. La variabilidad registrada en este último puede ser un reflejo
promediado de una mayor cantidad de actividades desarrolladas en el área. Al
respecto, la información tecnológica disponible para el área es consistente con esta
sugerencia (Tabla 10.4).
La tendencia general que se deriva del la figura 10.16 establece que los
elementos correspondientes a la cintura, extremidades superiores y medias son los
más relevantes en Pampa del Asador, mientras que extremidades inferiores y falanges
predominan en la meseta del Strobel. Existe entonces una marcada diferenciación en
el espacio regional en cuanto a los elementos apendiculares más relevantes en cada
caso. Este patrón permite sugerir que los criterios de selección de partes han sido
variables entre ambos espacios. En Pampa del Asador, existe una tendencia clara
hacia la presencia de huesos de alto rendimiento económico, en especial en referencia
a su contenido de carne y médula. En este caso, se habría priorizado el
aprovechamiento de estos nutrientes a través de un tratamiento homogéneo de las
extremidades y los huesos correspondientes a la cintura, con el fin de realizar un
aprovechamiento integral de todos los recursos disponibles: carne, médula y grasa no
saturadas previo a su descarte. Por otra parte, en la meseta del Strobel, las unidades
anatómicas más frecuentes son las falanges, calcáneos y fragmentos distales de
radioulna y tibia. Estos elementos, en especial los primeros, presentan una elevada
proporción de grasas insaturadas contenidas en la médula ósea, por lo tanto su
relevancia puede encontrarse estrechamente ligada con la implementación de un
327
criterio de selección de partes que enfatizó las cualidades específicas del tipo de
médula disponible por sobre la cantidad. Las diferencias sintetizadas podrían indicar
un manejo diferencial de los recursos faunísticos y una influencia variable del
transporte de partes anatómicas en el marco de la utilización logística y/o estacional
de cada área (ver más adelante).
Con respecto a las evidencias de procesamiento, las diferencias identificadas
no son demasiado marcadas; de hecho, la tendencia general indica un importante
grado de similitud entre los tres sectores. No obstante, se registraron algunas
particularidades. En primer lugar, se reconoce un leve aumento de las frecuencias en
los conjuntos localizados en la Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra. Dejando
de lado la funcionalidad específica de cada sitio en particular, estos resultados podrían
indicar que en algunas configuraciones óseas procedentes de estos sectores, las
estrategias de procesamiento implementadas habrían estado relacionadas con una
mayor cantidad de actividades desarrolladas. Estas actividades habrían estado
asociadas con tareas relacionadas con el trozamiento secundario, el consumo y la
reducción de las demandas del transporte de partes anatómicas, en tanto se evidencia
una elevada incidencia del descarne de los huesos, su fractura para la obtención de
medula y su posterior abandono.
Por otra parte, también se reconoce que el procesamiento de los segmentos
axial y apendicular ha sido diferencial en los sectores considerados. De este modo, el
trozamiento del segmento apendicular es más elevado en la Pampa del Asador y en la
meseta del Guitarra, mientras que, como contraparte, el segmento axial se encuentra
más intensamente procesado en la meseta del Strobel. En cuanto al tipo de daño
registrado, las marcas de corte manifiestan frecuencias muy equilibradas en los tres
sectores. El análisis especifico de estas incisiones permitió registrar que las
actividades vinculadas con el descarne han sido las más relevantes en todos los
espacios, seguidas por la desarticulación de los elementos. En este punto, es
importante mencionar que en la Pampa del Asador se ha identificado una mayor
diversidad de tipos de marcas de corte, aspecto ligado estrechamente con un mayor
rango de tareas llevado a cabo en este lugar, en comparación con la meseta del
Strobel. Por último, las evidencias de percusión son más frecuentes en la Pampa del
Asador.
En síntesis, como hemos descripto a lo largo de esta sección, es posible
establecer la presencia de un rango de variabilidad en las características faunísticas
328
registradas entre la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra. La
misma se funda en los siguientes puntos principales:
- La diversidad faunística intermesetaria es baja. En los tres sectores el guanaco
domina la estructura taxonómica de todos los conjuntos óseos. No obstante, se
reconoce una leve variación en cuanto a la presencia de choique y piche en Pampa
del Asador.
- El análisis comparativo de la representación de partes anatómicas entre la Pampa
del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra ha permitido delinear similitudes y
diferencias:
En primer lugar, el manejo del esqueleto axial presenta una tendencia muy
homogénea entre los tres sectores. En segundo lugar, se reconoce que el mayor
grado de variabilidad se registra en el segmento apendicular. En este caso, de
acuerdo a la información presentada es posible establecer claras diferencias:
En la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra se evidencia una
distribución general heterogénea y frecuencias más elevadas de partes
esqueletarias. Se observan valores altos en múltiples unidades anatómicas,
en especial en huesos correspondientes a la cintura y a las extremidades.
Existe un marcado patrón hacia la selección de elementos con alto
contenido nutricional en términos de carne y médula.
En la meseta el Strobel las frecuencias son en general más bajas y la
distribución manifiesta un patrón homogéneo. En este caso, solo se advierte
una elevada frecuencia en las extremidades inferiores y, principalmente, las
falanges. Este resultado indica una tendencia hacia una mayor presencia de
huesos de bajo rendimiento económico en términos de carne pero elevado
contenido de médula insaturada.
- La información relativa a las evidencias de procesamiento indica que las frecuencias
registradas en la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra son más elevadas. En
este sentido, se caracterizan por un leve incremento de las tareas de fracturación y
una mayor diversidad de tipos de marcas de corte, aspecto asociado con el rango de
tareas llevadas a cabo. Adicionalmente, la presencia de huesos con alteración térmica
es más frecuente en la Pampa del Asador que en las restantes mesetas.
Síntesis
329
Si bien se reconoce que el registro zooarqueológico representa un promedio de
una amplia variedad de procesos y actividades, se considera también que las
tendencias registradas y sintetizadas anteriormente, junto con la información
presentada en la tabla 10.4, constituyen indicadores adecuados que permiten derivar
consideraciones acerca de la variabilidad intermesetaria registrada y en relación con la
utilización logística y/o estacional de los sectores altos de la región en el pasado. En
este sentido, es posible sugerir que al menos parte de esta variabilidad se encuentra
estrechamente asociada con la distribución y disponibilidad de recursos en cada uno
de los espacios considerados.
Meseta del Strobel
Pampa del Asador Meseta del Guitarra
Tecnología
Ausencia de fuentes de materia Alta disponibilidad de fuentes
prima lítica
de materia prima lítica
Baja diversidad de estructura
artefactual: conjuntos
Mayor diversidad de estructura
dominados por puntas de
artefactual
proyectil y, en menor medida,
raspadores
Baja presencia de artefactos de Mayor frecuencia de artefactos
molienda
de molienda
Baja/nula presencia de
Mayor frecuencia de cerámica
cerámica
Alta frecuencia de estructuras
Presencia de estructuras de
de parapeto
parapeto
Baja frecuencia de fuentes de
materia prima lítica
Mayor diversidad de estructura
artefactual
Baja/nula presencia de
artefactos de molienda
Baja/nula presencia de
cerámica
Presencia de estructuras de
parapeto
Ambiente
Alta frecuencia y densidad de
representaciones rupestres
Baja/nula densidad de
representaciones rupestres
Alta densidad de
representaciones rupestres
Ambiente de meseta basáltica:
Muy alta disponibilidad de agua
distribuida en puntos
específicos del paisaje: cursos
de agua permanentes, lago
Strobel y alta densidad de
lagunas
Ambiente de planicie
glacifluvial: alta disponibilidad
de agua en mallines, ojos de
agua y lagunas estacionales
Ambiente de meseta basáltica:
Disponibilidad de agua en
puntos específicos del paisaje:
lagunas dispersas y lago
Guitarra
Alta disponibilidad de reparo
natural
Baja disponibilidad de reparo
natural
Moderada disponibilidad de
reparo natural: Cañadón
Guitarra
Tabla 10.4: Características generales de los tres sectores bajo estudio.
En la Pampa del Asador se ubica una de las principales fuentes de
abastecimiento de materias primas líticas en la región. Diversas investigaciones han
hecho referencia a este punto, destacándose la elevada disponibilidad de guijarros de
excelente calidad para la talla de obsidiana negra, basalto y sílice (Cassiodoro 2011;
Cassiodoro et al. 2015, 2017; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Goñi et al. 20112012; Stern 1999; 2004; Stern et al. 1995). En consecuencia, en diferentes sectores
del área se observa una alta frecuencia de núcleos, desechos de talla y nódulos;
330
evidencias que han permitido establecer el desarrollo de estrategias de abastecimiento
y equipamiento del espacio con materias primas (Cassiodoro 2011; 2016a; Cassiodoro
et al. 2017; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012). Por otra parte, este sector también
presenta disponibilidad de agua, distribuida heterogéneamente, acotada a puntos
específicos del paisaje: mallines, ojos de agua y lagunas estacionales. Estos espacios
poseen las mejores pasturas del área durante la primavera y el verano.
Adicionalmente, en estrecha asociación con estos cuerpos de agua, se disponen
afloramientos rocosos que representan un recurso principal para la construcción de
parapetos. Es decir, la Pampa del Asador es un área que concentra recursos de todo
tipo en un espacio acotado. De este modo, en sectores específicos del paisaje se
observa la conjunción de agua, materias primas de excelente calidad, buenas pasturas
y afloramientos rocosos. Es justamente en estos sectores donde se registra la mayor
densidad de registro arqueológico del área, espacios destacados por la variabilidad de
artefactos formatizados y una diversidad de etapas de manufactura de instrumentos
(Cassiodoro 2011, 2016a); y es aquí donde se emplaza la mayoría de las estructuras
de parapeto identificadas.
Exceptuando la presencia de fuentes de materias primas, la meseta del Strobel
exhibe también la misma disponibilidad de recursos que la Pampa del Asador, aunque
su distribución es diferencial en el espacio. En este sentido, el agua tanto estacional
como permanente, junto a los espacios de buenas pasturas, se distribuye de manera
más homogénea en el paisaje siendo relativamente ubicua su presencia. La presencia
de rocas y afloramientos se encuentra disponible en la mayoría de los sectores en
tanto es un ambiente de meseta basáltica. De este modo, en contraste con la Pampa
del Asador, no es frecuente la existencia de puntos bien delimitados en el paisaje que
congreguen la mayor parte de los recursos en un espacio acotado, sino que, en este
caso, su distribución es marcadamente más equilibrada en toda la extensión de la
meseta. La estructuración y distribución del registro arqueológico del área se
corresponde con este escenario (Goñi 2010; Flores Coni 2018; Re et al. 2017). Las
estructuras de parapeto son un tipo de sitio preponderante en la meseta y se registran
en todas las geoformas disponibles en el área, ya sea asociadas a lagunas
estacionales, en cañadones rocosos próximos al rio Barrancoso o en los sectores de
pampa (Flores Coni 2014, 2018). Asimismo, sus características generales y grado de
asociación con otras estructuras es altamente variable pudiéndose encontrar
parapetos aislados y/o agrupados en un número diverso de estructuras, registrándose
el caso excepcional de K 116 con más de 50 (Cassiodoro et al. 2016; Dellepiane y
Flores Coni 2016; Flores Coni 2014, 2018; Re et al. 2017).
331
La evidencia tecnológica recuperada en la Pampa del Asador indica el
desarrollo de una gran cantidad de actividades en el área (Cassiodoro 2011, 2016a;
Cassiodoro y Aragone 2007; Cassiodoro y Tessone 2014; Cassiodoro et al. 2016;
Chaile 2017; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012;
Pasqualini et al. 2016; entre otros). Las investigaciones realizadas establecen la
existencia de variabilidad en este tipo de registro en una escala local, vinculada con
una segregación de las tareas en el espacio en función de la distribución de los
recursos (Cassiodoro 2011; Cassiodoro 2016a). La estructura artefactual general se
destaca por la diversidad de grupos tipológicos dentro de los cuales resalta la
presencia de artefactos de molienda y una alta frecuencia de tiestos cerámicos
(Cassiodoro 2011; Cassiodoro 2016a; Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017; Goñi
2010; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016) (ver capítulo 3).
Por el contrario, el análisis del registro lítico procedente de la meseta del
Strobel indica la presencia de una baja diversidad artefactual general, dominada por
puntas de proyectil, artefactos de formalización sumaria y raspadores (Belardi et al.
2005; Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2013, 2018; Re et al. 2017). La presencia de
cerámica y artefactos de molienda solo se limita a unos pocos fragmentos ubicados en
los sectores de paredones basálticos. Esta información ha permitido sugerir el
desarrollo de una cantidad limitada de tareas en el área; orientadas fuertemente a la
formatización final y reactivación de artefactos. Las actividades llevadas a cabo
habrían estado estrechamente ligadas a la obtención de recursos faunísticos,
específicamente a la caza del guanaco (Flores Coni 2018; Goñi 2010; Goñi et al. 2014,
2016; Re et al. 2017) (ver capítulo 3).
El registro zooarqueológico registrado para la Pampa del Asador presenta una
distribución que refleja el promedio de un amplio rango de actividades desarrolladas;
desde tareas de trozamiento inicial y reducción de las carcasas para su transporte,
hasta un procesamiento más intensivo y el consumo. El perfil de representación de
partes anatómicas indica frecuencias moderadas/altas para la mayoría de los
elementos apendiculares con una marcada selección de huesos de elevado
rendimiento nutricional en términos de carne y médula, junto con elementos de difícil
transporte. La información detallada a lo largo de esta sección indica que las
estrategias de procesamiento implementadas estuvieron orientadas hacia el desarrollo
de una variedad de tareas dentro de las que se destacan el cuereo, descarne, la
desarticulación y la fracturación de elementos óseos. En este sentido, fueron
registradas frecuencias de procesamiento moderadas pero también conjuntos con
332
valores muy altos (superiores al 30% del NISP), porcentajes poco frecuentes para
sitios de obtención inicial de presas y comunes en contextos más habitacionales y de
consumo como cuevas y aleros (De Nigris 2003; Dellepiane y Rindel 2014; Mengoni
Goñalons 1999; Rindel 2009). Como hemos mencionado anteriormente, si bien en
bajas frecuencias, también se ha registrado la presencia de elementos óseos
termoalterados, evidencia asociada con el desarrollo de tareas de consumo. En este
marco, la alta variabilidad de artefactos, destacándose la presencia de artefactos de
molienda y cerámica, son indicadores que señalan también el desarrollo de una amplia
gama de actividades en el área. En relación con esta última, han sido registrados
tiestos cerámicos en la mayoría de los sitios del área, en casos específicos
confeccionados con arcillas locales. Los análisis realizados sobre los residuos
adheridos y absorbidos en fragmentos procedentes de los sitios CP2b OA y de CP 6
han permitido establecer el uso de contenedores para el procesamiento exclusivo de
guanaco a los fines de la obtención y/o almacenamiento de grasas (Chaile 2017;
Chaile et al. 2018).
El perfil zooarqueológico reconstruido para la meseta del Strobel presenta una
distribución homogénea, caracterizada por elementos óseos representados en
frecuencias bajas (MAU%). Al respecto, solo las falanges exhiben valores elevados,
seguidas por huesos correspondientes a las extremidades inferiores. En este marco,
es posible sugerir un manejo relativamente homogéneo de todo el esqueleto, donde
las partes anatómicas sistemáticamente abandonadas son aquellas que presentan un
elevado contenido de médula insaturada. Por otro lado, las estrategias de
procesamiento habrían estado orientadas a la reducción inicial de las carcasas
mediante el desarrollo de tareas de corte, desarticulación y fracturación. En este
sentido, las frecuencias de procesamiento presentan valores moderados y la
incidencia de las tareas de corte y la percusión es sumamente equilibrada, a juzgar por
los porcentajes obtenidos. Adicionalmente, el análisis específico de las incisiones
indica un desarrollo acotado de tareas. De acuerdo a esta información, es posible que
una de las actividades preponderantes en la meseta haya estado estrechamente
asociada con la obtención y procesamiento inicial de presas. Si este fuese el caso, el
perfil anatómico reconstruido indicaría el transporte de la mayor parte del esqueleto,
especialmente aquellas unidades de alto rendimiento nutricional. El descarte de
falanges y otros elementos de bajo retorno económico pero elevado contenido de
ácidos insaturados representaría una instancia de consumo incidental en un contexto
de snack (sensu Binford 1981), como una actividad complementaria al trozamiento
inicial de las presas. Como hemos descripto anteriormente, la presencia de evidencias
333
de fractura sobre estos elementos, muchas de ellas de tipo longitudinal, junto con la
ocurrencia, si bien extremadamente baja, de elementos alterados térmicamente, son
indicadores consistentes de este tipo de actividades.
De acuerdo con la información sintetizada en los párrafos anteriores, durante
los últimos 2000 años A.P. la Pampa del Asador habría sido un espacio de relevancia
para los grupos humanos que habitaron la región. Su carácter de fuente excepcional
de materias primas, junto con la alta disponibilidad de recursos de todo tipo, habrían
jerarquizado este espacio regionalmente. La distribución acotada de agua, junto con
excelentes pasturas, habría representado sectores sumamente preciados para la
fauna local, especialmente el guanaco, durante la primavera y el verano. La presencia
de afloramientos rocosos en estrecha asociación a los recursos habría permitido el
emplazamiento de estructuras de parapetos en puntos estratégicos del paisaje y en
total proximidad a las presas. Es probable que este escenario haya garantizado una
excelente predictibilidad de recursos faunísticos, reduciendo sensiblemente los costos
de su búsqueda y facilitando su obtención. Bajo este marco, las estructuras de
parapeto y los sectores aledaños no solo se habrían configurado como sitios de caza,
sino que también pudieron representar, en casos específicos, espacios de tipo
habitacional. En este sentido, el acomodamiento de estructuras de parapetos en
espacios de uso doméstico, al estilo de toldos, habría sido una respuesta a la escasez
de reparo natural en el área. En términos zooarqueológicos, esta variación en la
utilización de un mismo sitio configura un registro óseo que representa el promedio de
múltiples actividades. Bajo estas condiciones pudieron darse en el área ocupaciones
prolongadas, permaneciendo en la Pampa del Asador durante meses, posiblemente
todo el verano aprovechando las buenas condiciones ambientales y alta disponibilidad
de recursos.
El registro arqueológico recuperado hasta el momento en la meseta del Strobel
señala que el rango de actividades llevadas a cabo habría sido relativamente más
acotado que en otros sectores altos como la Pampa del Asador, siendo la caza
estacional del guanaco una tarea principal. La información zooarqueológica
presentada, junto con las características descriptas de la tecnología lítica y la alta
frecuencia de estructuras de parapetos, sostiene esta afirmación. Dentro de este
escenario, el mayor grado de variación en términos del registro arqueológico general
ha sido registrado en los paredones basálticos, tipo de reparo natural altamente
disponible en la meseta (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). La
presencia de este tipo de recurso es un aspecto que jerarquiza regionalmente a la
334
meseta del Strobel en tanto no resulta frecuente en otros sectores altos (e.j. Pampa
del Asador). Respecto de los paredones basálticos, en estos espacios se ha registrado
la mayor diversidad tecnológica de la meseta; incluyendo los pocos fragmentos de
cerámica y artefactos de molienda recuperados hasta la actualidad. Adicionalmente,
son espacios que exhiben evidencias de haber sido reutilizados a lo largo del tiempo
(Flores Coni 2013; Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). La presencia de representaciones
rupestres, un tipo de evidencia destacada en la meseta, se restringe únicamente a
estos espacios (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010; Re et al.
2017). En función de la gran diversidad en la cantidad y variedad de motivos, se ha
propuesto un uso heterogéneo de la meseta en términos de la comunicación de
información por medio de las representaciones rupestres (Re 2010; Guichón 2012;
Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). De este modo, han sido identificados sitios pequeños,
con una baja cantidad de motivos, y otros con más de 1000. En base a esto, se ha
sugerido la existencia de lugares particulares seleccionados como espacios
privilegiados de transmisión de información (Guichón 2012). En este marco, se
estableció una jerarquización regional de determinados sitios y sectores dentro del
sistema de circulación de información de la meseta (Goñi et al. 2014; Re et al. 2017).
Considerando lo antedicho, si bien hasta el momento la cantidad de actividades
probablemente llevadas a cabo en la meseta habrían sido relativamente acotadas,
éstas se habrían encontrado segregadas espacialmente al interior del área en función
del tipo de reparo (Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2018). La información
zooarqueológica presentada en esta tesis, procedente únicamente de estructuras de
parapetos, indica el desarrollo de un conjunto de tareas ligadas con la obtención y el
procesamiento inicial de presas. Si bien el registro tecnológico lítico asociado es
consistente con esta afirmación, es posible que los conjuntos óseos presentados, los
únicos disponibles en la meseta hasta el momento, representen un promedio que solo
es informativo de este tipo de actividades. En este sentido, es probable que los
reparos de tipo natural hayan admitido, al menos en casos específicos, el desarrollo de
un rango más amplio de actividades. La presencia de representaciones rupestres junto
con la disponibilidad de agua y la existencia de una mayor diversidad artefactual
general (incluyendo artefactos asociados con el procesamiento secundario de presas),
sustentarían este argumento. Adicionalmente, artefactos de molienda y cerámica, en
baja frecuencia, solo han sido registrados, hasta el momento, en estos espacios. En
consecuencia, se sugiere que existe un conjunto de tareas vinculadas con el manejo
general de la fauna, instancia de procesamiento más intensivo y consumo que sería
desarrollado en estos reparos naturales. Dado que estos sectores han sido descriptos
335
como los menos conservativos de restos óseos de los sectores altos hasta la
actualidad, estas afirmaciones no pueden ser contrastadas.
En definitiva, la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra han
sido utilizadas de manera logística y/o estacional, como espacios estrechamente
articulados con los sectores bajos de la región, durante el Holoceno tardío (Goñi
2010). La información presentada y discutida a lo largo de esta tesis es consistente
con esta propuesta. No obstante, uno de los intereses principales de este trabajo
consistió en evaluar en qué medida la implementación de estas estrategias logísticas
ha sido variable en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y Guitarra. El
análisis faunístico pormenorizado llevado a cabo indica la existencia de variabilidad
intermeseta en cuanto al manejo de los recursos faunísticos y las estrategias de
subsistencia implementadas. En consecuencia, estos nuevos resultados se suman a
aquellos obtenidos desde múltiples líneas de evidencia mostrando el carácter variable
y complejo de la categoría logístico/ estacional.
10.4 Variabilidad intramesetaria
La segunda hipótesis que guía este trabajo establece la presencia de
variabilidad en el registro zooarqueológico en una escala intramesetaria. Se espera
entonces reconocer diferencias en las características de los conjuntos faunísticos
recuperados al interior de cada uno de los sectores considerados. Al respecto, en el
marco del modelo de poblamiento y uso del espacio propuesto para la región, se
considera que los sistemas logísticamente organizados exhiben una mayor variabilidad
de sitios como consecuencia de un incremento de la variación funcional de los
conjuntos que conforman el sistema (Binford 1980) (ver Capítulo 5). Adicionalmente,
las actividades de caza y obtención de recursos implican una secuencia de tareas que
forman parte de un conjunto integrado. De este modo, tanto campamentos, como sitios
de matanza, procesamiento y almacenamiento se encuentran estrechamente ligados
entre sí pero pueden llevarse a cabo de forma segregada en el espacio (Binford 1978,
1979, 1980).
El desarrollo de esta hipótesis será ordenado de la siguiente manera. En primer
lugar, se sintetizarán las principales características de los conjuntos óseos localizados
en Pampa del Asador haciendo especial énfasis en sus diferencias, de modo tal que
puedan delinearse tendencias generales que pongan de relieve la existencia de
variabilidad y permitan, posteriormente, su discusión. En segundo lugar, este mismo
ejercicio será desarrollado para los sitios correspondientes a la meseta del Strobel.
336
Como puede observarse, solo nos centraremos en estos dos sectores, en tanto la
meseta del Guitarra solo dispone de un único sitio con información zooarqueológica.
Por lo tanto, no es posible examinar la existencia de variabilidad en las estrategias de
subsistencia al interior de este espacio.
10.4.1 Pampa del Asador
La información zooarqueológica disponible procede de dos sitios: Cerro Pampa
6 (CP 6) y Cerro Pampa 2 (CP 2) (Figura 10.17). Como hemos detallado en el capítulo
7 de este trabajo, este último se encuentra conformado por cuatro sectores
espacialmente diferenciados: CP2 A, CP2 B OA, CP2 C y CP2 D. Los tres primeros
serán considerados en esta discusión.
Figura 10.17: Ubicación de los sitios CP6 y CP2 en la Pampa del Asador.
Con respecto a la estructura taxonómica registrada en cada uno de los sitios, el
guanaco predomina en todos los conjuntos y la diversidad de especies representadas
es muy baja. Ambos son aspectos que hemos discutido en varias oportunidades a lo
largo de esta tesis. El punto de mayor interés a tener en cuenta refiere a que en los
parapetos la mayor cantidad de especímenes óseos se corresponden con la categoría
indeterminados, mientras que su incidencia en CP2B OA es marcadamente más baja.
Lógicamente, la proporción de huesos de guanaco sigue la misma relación solo que de
manera inversa. Por lo tanto, es posible trazar una vinculación entre estos resultados y
337
el tipo de sitio. Es probable que la naturaleza de esta asociación se encuentre ligada
con el rango de tareas llevadas a cabo en cada conjunto, en especial aquellas
actividades ligadas con el procesamiento, su intensidad, el consumo de partes
anatómicas y el desarrollo de prácticas culinarias especificas
MNI
CP2 C
2
CP2 A
5
OA
43
CP 6
8
Total
58
Tabla 10.5: Número mínimo de individuos.
Por otra parte, el número mínimo de individuos reconstruido para cada caso
también es altamente diferencial (Tabla 10.5). En este sentido, se debe considerar que
la superficie relevada en ambos tipos de sitio no es similar. De este modo, en los
parapetos, el área de uso, así como de muestreo, se encuentra condicionada por las
paredes de la misma estructura; mientras que las concentraciones no presentan tales
limitaciones. De esta manera, en estas últimas es posible que la redundancia
ocupacional sea genérica, pero no necesariamente especifica (Hietala y Stevens
1977), generándose, en consecuencia, una mayor distribución horizontal del registro
arqueológico. Adicionalmente, la funcionalidad de los sitios y las estrategias
implementadas pueden haber incidido en la variabilidad registrada. En este sentido, el
elevado número de individuos representado en CP 2B OA es un aspecto que puede,
potencialmente, estar asociado con las modalidades de caza allí implementadas en
algún momento del pasado ocupacional del sitio (ver más adelante).
Unidades de Análisis
Relación Axial/Apendicular: NISP
Relación Axial/Apendicular: MNE
C.Anat.Gobal*
C. Anat. Axial**
C. Anat. Apend.***
Fragmentación Global
Fragmentación Axial
Fragmentación Apendicular
CP6
0,3
0,25
27,1
10,2
52
1,72
2,3
1,55
CP2 A
0,5
0,3
29,4
10,6
55,7
1,83
2,05
174
CP2 C
0,62
0,52
16,3
9,6
27,3
1,6
1,8
1,5
CP2B OA
0,38
0,34
20.7
8,5
38,7
1,41
1,5
1,3
Tabla 10.6: Índices de representación anatómica.
La representación de partes anatómicas puede comenzar a ser descripta y
evaluada a partir del uso de diversos índices y medidas generales. De la información
presentada en la tabla 10.6 se derivan los siguientes aspectos:
338
Marcada subrepresentación del esqueleto axial en todos los casos, ya
sea en función del NISP, como del MNE.
Baja integridad global de las carcasas ingresadas en los sitios,
especialmente en referencia al segmento axial. Como tendencia general, el esqueleto
apendicular se encuentra más completo, destacándose las frecuencias registradas en
CP6 y CP2 A.
La fragmentación ósea es baja en todos los casos, aunque se registra
un leve incremento en parapetos.
Bajo este primer acercamiento a las características anatómicas de los sitios
considerados, se observa la existencia de un claro grado de similitud general. Este es
un resultado que puede reflejar la utilización logística y/o estacional implementada en
la Pampa del Asador, caracterizada por la obtención de presas, su procesamiento
inicial y traslado hacia los sectores bajos de la región. No obstante, en este marco,
algunos de los valores obtenidos, especialmente aquellos ligados a los índices de
completitud global y apendicular de los sitios CP6 y CP2 A, son ciertamente llamativos
y alertan acerca del posible desarrollo de estrategias variables de aprovechamiento y
descarte de partes anatómicas al interior del área. Como será discutido más adelante,
es posible que el registro óseo recuperado en ambos sitios pueda indicar un mayor
rango de tareas llevadas a cabo. Es decir, parte de las diferencias identificadas se
encuentran estrechamente ligadas con la funcionalidad diferencial de los sitios dentro
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
DIENTES
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
del sistema de asentamiento local.
CP6 (NISP 413)
OA (NISP 1360)
CP 2 A (NISP 323)
CP2C (NISP 95)
Figura 10.18: Representación de partes anatómicas: MAU%.
Con respecto a la figura 10.18, es clara la existencia de variabilidad entre los
conjuntos en función de los elementos anatómicos presentes y sus respectivas
frecuencias. A continuación, se sintetizan los patrones principales para cada caso.
339
CP6: De acuerdo con el perfil reconstruido, se destaca la presencia de
cráneo y pelvis en referencia al esqueleto axial. En cuanto a su relativo apendicular,
resaltan las extremidades, principalmente medias y superiores. Es importante
mencionar la elevada frecuencia de fragmentos de diáfisis de huesos largos en
contraposición a la baja incidencia de segmentos articulares.
CP 2B OA: Este sitio ha sido presentado y discutido en varias secciones
a lo largo de esta tesis. Solo mencionaremos aquí la elevada incidencia de elementos
correspondientes a la cintura (pelvis y escápula) y a las extremidades superiores,
medias e inferiores, en ese orden. Las epífisis proximales y distales dominan por sobre
los fragmentos de diáfisis.
CP2 A: En este conjunto de estructuras se observa un perfil que
promedia el detallado en los dos conjuntos anteriores. Es decir, el patrón anatómico
está caracterizado por una elevada proporción de cráneo, mandíbula, atlas y pelvis. El
esqueleto apendicular se encuentra principalmente representado por la escápula,
extremidades superiores, medias e inferiores, principalmente fragmentos de diáfisis y
articulaciones distales. Por último, presenta también un alto porcentaje de calcáneo y
metatarso proximal. En este caso, una variedad de elementos exhiben una alta
representación.
CP2 C: Con respecto a este sitio, cabe aclarar que el perfil esqueletario
deriva de una muestra ósea más acotada que en los anteriores. En parte, es este el
motivo que explica el patrón heterogéneo y relativamente incompleto que lo
caracteriza. Aquí se destaca cráneo, axis y fragmentos de diáfisis correspondientes a
extremidades superiores y medias.
Cabe mencionar que, en todos los casos, el esqueleto axial se encuentra poco
representado. Dentro de este subgrupo, costillas y vértebras, si bien presentes,
exhiben frecuencias muy bajas. Este es un patrón que hemos identificado a lo largo de
este trabajo de manera consistente, más allá de la escala de análisis utilizada, la
cronología de los conjuntos, su funcionalidad o el tipo de sitio.
En referencia a la información presentada, es posible reconocer que existen
algunos huesos o porciones óseas que se encuentran sistemáticamente presentes en
estructuras de parapetos, mientras que están ausentes en CP2B OA y viceversa. De
este modo, es posible sugerir un patrón anatómico diferencial en función del tipo de
sitio. Las estructuras de parapetos se caracterizan por la presencia de elementos
correspondientes a la cabeza y el cuello (cráneo, atlas y mandíbula), a la cintura,
especialmente pélvica, y a la diáfisis de las extremidades superiores, medias e
340
inferiores. Por su parte, en CP2B OA se observa una frecuencia elevada de pelvis,
escápula y también extremidades, pero en este caso, en su mayoría, segmentos
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU%
articulares. Este patrón se observa con claridad en la figura 10.19.
Parapetos (NISP 831)
CP2B OA (NISP 1360)
Figura 10.19: Representación de partes anatómicas: MAU% Parapetos vs. CP2 B OA
Los cuatro conjuntos óseos considerados se encuentran localizados próximos
entre sí y en todos los casos han sido sitios redundantemente ocupados a lo largo del
Holoceno tardío. Adicionalmente, existen entre ellos similitudes cronológicas que
permiten considerar la posibilidad de una utilización relativamente sincrónica en
algunos casos. La distribución de huesos registrada en ambos tipos de sitio se
presenta como complementaria (Figura 10.19). Es decir, los elementos que son
altamente frecuentes en parapetos (como categoría), son escasos en CP2 B OA y
viceversa.
Bajo
este
escenario
es
posible
sugerir
la
existencia
de
una
complementariedad funcional entre ambos tipos de sitio. De este modo, las actividades
desarrolladas en cada uno, asociadas con la obtención de presas, su procesamiento
inicial, secundario, consumo y la producción de recursos específicos, pudieron
encontrarse segregadas espacialmente.
La presencia de evidencias de procesamiento ha sido registrada en los cuatros
conjuntos óseos. No obstante, algunas de sus características específicas difieren e
indican la existencia de variabilidad.
341
40
35
30
NISP%
25
20
15
10
5
0
CP6
CP2 A
CP2 C
CP2 B
Figura 10.20: Frecuencias de procesamiento
En primer lugar, en relación con las frecuencias generales (Figura 10.20), en
los sitios con estructuras, los valores son variables, siendo en CP2 A y C bajos,
posiblemente vinculados con la extensión de la fragmentación ósea y la elevada
proporción de especímenes indeterminados; y muy altos en CP 6. Por su parte, en
CP2 B OA los porcentajes obtenidos son moderados y similares comparativamente a
los registrados en otros sitios a cielo abierto de la región (Rindel 2009). Se observa,
entonces, un amplio rango de variación que, posiblemente, esté asociado con el
carácter funcional de cada conjunto y el rango de tareas llevadas a cabo.
En segundo lugar, en referencia al tipo de daño, se identifican diferencias en
función del tipo de sitio. De este modo, en los parapetos, las marcas de corte y
percusión exhiben frecuencias relativamente homogéneas sin registrarse una clara
preponderancia de una por sobre otra. En CP2 B OA, las marcas de percusión son
predominantes.
En tercer lugar, en todos los sectores del sitio CP2 el procesamiento se
concentra principalmente en las extremidades. Al respecto, el trozamiento del
segmento axial es bajo y se limita a huesos específicos como el cráneo, la pelvis,
vértebras torácicas y costillas. Por el contrario, en CP6 se evidencia que la mayor
parte de los huesos del esqueleto han sido procesados, en frecuencias
moderadas/altas.
Por último, la presencia de huesos alterados térmicamente se encuentra
espacialmente limitada a estructuras de parapeto.
342
A lo largo de esta sección hemos tratado de sintetizar algunas de las
características zooarqueológicas más relevantes de los sitios ubicados en Pampa del
Asador con el objeto de poner de relieve la variabilidad registrada al interior del área.
Al respecto, la evidencia presentada parece indicar que las actividades desarrolladas
podrían haberse encontrado segregadas en el espacio local. En este contexto, si bien
se asume que el registro zooarqueológico es un promedio de múltiples actividades y
procesos operando en conjunto a lo largo del tiempo, su configuración en los conjuntos
óseos considerados parece manifestar una tendencia distintiva en función del tipo de
sitio del cual procede (parapetos o sitios a cielo abierto sin estructuras asociadas),
pero a su vez complementaria entre ellos.
En este sentido, el registro zooarqueológico procedente de parapetos indica el
desarrollo de un amplio rango de actividades asociadas con distintas instancias dentro
de las estrategias de subsistencia implementadas. En este marco, los sectores A y C
de CP2, ambos conjuntos con estructuras de parapetos, indican la presencia de un
perfil anatómico relativamente incompleto, caracterizado por una representación de
partes donde se destacan elementos específicos (cráneo, mandíbula y las
extremidades,
específicamente
segmentos
de
diáfisis).
Las
evidencias
de
procesamiento son bajas en ambos casos, asociadas de manera equilibrada con el
desarrollo de tareas de corte y percusión. Adicionalmente, las actividades de
trozamiento parecen restringirse principalmente a elementos específicos del esqueleto:
extremidades medias e inferiores. La presencia de elementos alterados térmicamente
es una característica distintiva de estos conjuntos y permite, junto al resto de la
información, sugerir el desarrollo de actividades de consumo, al menos en términos de
snack. Por su parte, la información derivada del análisis lítico indica la presencia de
conjuntos muy específicos donde predominan los desechos de talla, núcleos y
artefactos sumarios. En síntesis, es posible que la utilización de estos sectores con
estructuras haya estado asociada funcionalmente con tareas limitadas ligadas con la
caza del guanaco y la confección de instrumentos.
Por otra parte, en el sitio CP6, el registro arqueológico general sugiere el
desarrollo de un variado rango de tareas llevadas a cabo. La información faunística
detallada destaca la presencia de un perfil de partes anatómicas caracterizado por la
selección de elementos de alto contenido nutricional en términos de carne y médula.
Las evidencias de procesamiento exhiben frecuencias muy elevadas, superiores al
30% del NISP; valor que presenta un mayor grado de similitud con sitios de carácter
habitacional, como cuevas y aleros, ubicados en otros sectores del área, que con otros
343
conjuntos procedentes de contextos a cielo abierto de mesetas basálticas.
Adicionalmente, el análisis específico de las marcas de corte registradas establece el
desarrollo de una importante diversidad de tareas de trozamiento. De este modo,
partiendo de la base de que el procesamiento es entendido aquí como un continuum
compuesto por diversas etapas que revisten de un carácter acumulativo y en donde
los estadios finales deberían manifestar una mayor cantidad de marcas, la evidencia
presentada puede corresponderse con contextos en los cuales se habrían llevado a
cabo tareas de procesamiento final y consumo. Vinculado a esto, la presencia de
elementos alterados térmicamente es un indicador consistente con esta propuesta. A
su vez, las características generales de la evidencia lítica establecen la existencia de
un rango de tareas más amplio que solo actividades vinculadas con la caza (ver
Capítulo 7). En este sentido, ha sido identificada una importante riqueza artefactual
caracterizada por la presencia de desechos de talla, puntas de proyectil, núcleos,
raspadores, raederas, artefactos de formatización sumaria, manos, molinos y tiestos
cerámicos (Dellepiane y Cassiodoro 2019; Pasqualini et al. 2016). Los análisis
isotópicos y de ácidos grasos realizados sobre residuos adheridos a los fragmentos
cerámicos permiten sugerir el uso de contenedores para la obtención y consumo de
grasa de guanaco (ver Capítulo 7) (Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017).
Sumado a esta evidencia, ha sido registrada la presencia en estratigrafía de
fragmentos de pigmento rojo. Por otra parte, los estudios antracológicos llevados a
cabo establecen la presencia de una especie vegetal alóctona (Schinus sp.) entre los
carbones registrados en el sitio, cuya área de captación pudo haberse efectuado en
los sectores bajos de la región (Pasqualini et al. 2016). En síntesis, tomando esta
información en conjunto, parece ser claro que la funcionalidad del sitio no estuvo solo
ligada a la obtención de presas. Por el contrario, es factible sugerir el desarrollo de un
amplio y variado rango de tareas que no solo incluyen el procesamiento inicial de
carcasas, sino también instancias finales, consumo y descarte de partes in situ junto
con la producción y almacenamiento de grasas. Bajo este escenario, el uso
habitacional de algunas estructuras que conforman el sitio es una sugerencia que
resulta viable. Adicionalmente, es posible especular acerca de la presencia de
segmentos demográficos mayores (grupos familiares) ocupando el área en momentos
específicos y por lapsos más prolongados.
Por otra parte, el sector B del sitio CP2 corresponde a una extensa distribución
de material arqueológico en superficie y sub superficie. El perfil anatómico recuperado
está caracterizado por la presencia de partes de alto rendimiento económico en
términos de carne, médula y médula insaturada, junto con huesos que representan un
344
difícil procesamiento y/o transporte. Las evidencias de procesamiento exhiben
frecuencias moderadas. Un aspecto sobresaliente refiere a la alta frecuencia de
huesos con marcado perimetral/fractura transversa (n=88; 41%). Bajo este escenario,
es posible que las estrategias de procesamiento implementadas hayan estado
orientadas a la desarticulación de los elementos, su descarne y la fractura de los
huesos para el consumo de médula. Estos indicadores zooarqueológicos, junto con la
clara subrepresentación del esqueleto axial, la baja integridad de las carcasas en el
conjunto y la ausencia de elementos termoalterados, serían consistentes con el
desarrollo de tareas vinculadas con la obtención de presas y su procesamiento inicial
en vías al transporte de nutrientes a otros sectores de la región. El análisis de
evidencia lítica registrada en este sector indica la presencia de una importante
diversidad en la estructura artefactual, donde núcleos, raspadores, puntas de proyectil,
artefactos de formatización sumaria, molinos y tiestos cerámicos se destacan. Esta
configuración de la tecnología lítica ha llevado a sugerir el desarrollo de un amplio
rango de tareas en este sector.
Uno de los aspectos que distingue a CP2 B OA con respecto a los otros
conjuntos óseos del área, es el elevado número mínimo de individuos de guanaco
recuperados: 43. Esta evidencia nos conduce a discutir las estrategias implementadas
en la obtención de presas y el posible desarrollo de una modalidad de caza masiva en
el sitio; es decir, la presencia de episodios de matanza que hayan involucrado la
captura de un importante número de animales.
Inicialmente, es adecuado evaluar en qué medida existe información ecológica
que sustente la presencia de grandes agrupaciones de guanaco en lugares
específicos del paisaje. En referencia a esta temática, se ha argumentado que el
reducido tamaño de los grupos familiares, junto con la ausencia de predictibilidad de
las unidades sociales mayores es un aspecto que reduce significativamente la
probabilidad de la práctica de caza masiva en el interior patagónico (Borrero 1990). Sin
embargo, bajo determinadas condiciones, se producen agrupaciones de una gran
cantidad de individuos de guanaco en el espacio. En este sentido, Oporto (1983) ha
descripto el uso compartido de cuerpos lagunares por parte de distintos grupos
sociales. En este contexto, la territorialidad se relaja y es posible la convergencia de
una elevada cantidad de individuos. Esta es una situación frecuentemente observada
en el sitio CP2 B OA en los sucesivos trabajos de campo donde se ha registrado la
presencia de más de 60 animales concentrados en las adyacencias del sitio. Por otro
lado, la Pampa del Asador, como otras mesetas y sectores altos, representa
345
regionalmente un espacio de disponibilidad estacional que experimenta un incremento
notable de su productividad primaria durante la primavera y el verano. En este marco,
si bien la existencia de migraciones de guanaco forma parte de un debate aún no
resuelto, sí ha sido establecida la presencia de desplazamientos estacionales en
poblaciones de este ungulado como respuesta a cambios ambientales en la
disponibilidad y calidad de los recursos alimenticios (Bolger et al. 2008).
Adicionalmente, esta transición de lugares puede estar estrechamente asociada con
una segregación espacial de las áreas de cría y maduración. Este tipo de movimientos
garantiza la presencia de individuos en aquellos sectores que evidencien picos
estacionales de su productividad vegetal (Bolgeri 2017). De este modo, el tamaño de
la población y la abundancia de individuos serán regulados por la disponibilidad de
alimentos en un sector determinado (Fryxell y Sinclair 1988; Fryxell et al. 1988). Por
ende, es posible que en puntos específicos del paisaje, aquellos con mayor cantidad
de recursos, se congregue una elevada cantidad de guanacos. Adicionalmente, se ha
registrado que individuos de esta especie mantienen una constante fidelidad anual a
ciertos sitios dentro de este sistema de desplazamiento estacional (Novoa et al. 2006).
En síntesis, existen elementos ecológicos bajo los cuales sería esperable la presencia
de una importante cantidad de guanacos ocupando estacionalmente los sectores altos
de la región, pero con cierto grado de predictibilidad.
Por otra parte, la ubicación y configuración espacial del sitio es otro aspecto
relevante
para
estas
discusiones.
El
sitio
CP2
se
encuentra
emplazado
estratégicamente en proximidad a un mallín, específicamente sobre el borde de un ojo
de agua y cercano a dos lagunas de régimen estacional. A 300 metros del sector B, en
dirección oeste, norte y este se localizan tres concentraciones de parapetos (sectores
A, C y D), dos de las cuales hemos considerado en esta sección (Figura 10.21). Los
tres conjuntos con estructuras se encuentran localizados en sectores de mayor
elevación con respecto al ojo de agua.
346
Figura 10.21: Sitio CP 2: ubicación espacial de los sectores A, B, C y D.
En conjunto, las características del paisaje local, excelentes pasturas y agua en
un punto acotado del espacio, junto con la disposición de las estructuras en el sitio,
son elementos que permiten hipotetizar un escenario estructurado para la obtención
de presas, en ocasiones, posiblemente en cantidades elevadas. Lógicamente, esto
requiere la asunción de que el sitio en su conjunto pudo haber funcionado
sincrónicamente en algún momento del pasado. Adicionalmente, la información
derivada de la tecnología, caracterizada por una importante densidad y una variada
estructura artefactual no contradicen esta idea. Más aun, la ubicación del sitio en una
fuente de materia prima lítica beneficia la rápida fabricación de herramientas que
pudieron ser expeditivas a los fines del procesamiento inicial de muchos animales.
En términos del registro arqueológico, la selección de criterios adecuados para
definir sitios vinculados con eventos de caza masiva ha sido un aspecto de amplio
debate. En este marco, Lubinski (2003) define una serie de líneas de evidencia que,
en conjunto, pueden ser útiles y apropiadas para la determinación de sitios asociados
con esta modalidad de caza: “minimum number of bones of the hunted animals”,
“mortality caused by humans”, “isolated depositional event” y “individual mortality
event”. No es la intención contrastar aquí cada uno de estos aspectos, sino evaluar en
qué medida algunas evidencias pueden ser consistentes con estas expectativas a los
fines de poner en escena esta discusión y que pueda ser retomada en el futuro en la
medida en que se profundicen estudios específicos. De este modo, a continuación, se
mencionan las evidencias que serían consistentes o parcialmente consistentes con la
propuesta del autor.
347
Evidencias Registradas
Mortality
caused by
humans
Isolated
depositional
event
Individual
mortality
event
Gran cantidad de especímenes de una misma especie
Consistente
Presencia de estructuras de parapeto
Consistente
Clara asociación con otros ítems arqueológicos
Consistente
Presencia de evidencias de procesamiento: elevada
frecuencia de marcas de percusión y marcada
perimetral/fractura transversa
Consistente
Baja completitud anatómica
Consistente
Ausencia de elementos articulados
Consistente
Similitud cronológica: eventos sincrónicos
Parcialmente consistente
Conjunto de superficie/subsuperficie: único estrato
Parcialmente consistente
Matriz sedimentaria de rápida acumulación
Consistente
Perfil de Meteorización
Parcialmente consistente
Indicadores de estabilidad
Consistente
Presencia de segmentos articulares
Consistente
Estacionalidad
Parcialmente consistente
Estructura de edad: población viva
Parcialmente consistente
Tabla 10.7: CP2 B OA: Indicadores zooarqueológicos asociados con eventos de caza masiva.
Como se observa en la tabla 10.7, existen algunos indicadores que serían
consistentes con un escenario de caza masiva. Otros requieren de un mayor grado de
análisis y el desarrollo de estudios específicos a los fines de obtener una definición
más concreta (delimitación cronológica y determinación de un solo evento de caza).
Adicionalmente, algunos criterios propuestos por el autor no han sido considerados,
dado que actualmente se carece de la información correspondiente. En términos
regionales, han sido registrados otros sitios con una elevada cantidad de individuos
representados. Ejemplo de esto es el sitio Istmo del Lago Belgrano, ubicado en el
PNPM, donde se ha reportado la presencia de, al menos, 24 animales. Además, las
características generales del conjunto zooarqueológico, así como la cronología
obtenida (1328±43/ 1360±45 años A.P.), son muy similares a CP2B OA (Rindel 2009).
Por otra parte, como veremos luego, el sitio K 116, ubicado en la meseta del Strobel y
presentado en esta tesis, también exhibe un importante número mínimo de individuos
(n=19), recuperados en estructuras de parapeto que pudieron ser utilizadas de manera
sincrónica, a juzgar por las cronologías obtenidas (ver desarrollo en apartado
siguiente). En términos macroregionales, las investigaciones realizadas en el sitio Las
Vueltas 1, ubicado al noroeste de la isla de Tierra del Fuego, han establecido,
mediante el exhaustivo análisis de múltiples líneas de evidencia, la presencia de
eventos de caza comunal y masiva en algún periodo de la ocupación del sitio (Negre
et al. 2017; Santiago y Salemme 2009, 2010, 2016; Santiago et al. 2018). De este
348
modo, en la actualidad, la evidencia arqueológica disponible para contextos
arqueológicos específicos de Patagonia podría estar indicando la existencia de
eventos de caza de este tipo para algún momento del pasado.
El objetivo del desarrollo realizado no ha sido vincular estrictamente el sitio y
sus características generales con una modalidad de caza específica, sino evaluar en
qué medida los principios ecológicos de la presa principal, la configuración del
conjunto en tanto ubicación topográfica y relación espacial entre los sectores y,
lógicamente, las características arqueológicas y particularmente zooarqueológicas,
permiten construir una hipótesis sólida acerca de la posible implementación de
prácticas de caza masiva en el área. Se considera que los resultados obtenidos, si
bien iníciales y parcialmente consistentes, justifican la profundización de su estudio. Al
respecto, no es el objetivo la determinación en sí de una modalidad de caza en
particular, sino evaluar bajo qué condiciones sociales y ante qué marco
climático/ambiental habría sido necesario y/u oportuno el desarrollo de estrategias de
caza para la obtención de muchos animales. Esto tiene implicancias importantes en
términos del estudio de la variabilidad del comportamiento humano, las estrategias de
movilidad, asentamiento, subsistencia y las dinámicas poblaciones regionales.
Finalmente, es necesario destacar que la evidencia presentada permite sugerir el
desarrollo de múltiples alternativas en cuanto a las estrategias de subsistencia
implementadas. De este modo, a lo largo del tiempo el funcionamiento general del sitio
pudo ser altamente variable, exhibiendo en ocasiones un carácter específico, limitado
y vinculado a eventos de caza individuales. Por otra parte, en algún momento de su
historia pudo haber involucrado la utilización de cada espacio de manera conjunta,
instancias de procesamiento de recursos más avanzadas, consumo, producción de
grasas e incluso la obtención de múltiples animales por evento de caza.
Síntesis
La información cronológica disponible para la Pampa del Asador indica la
ocupación efectiva del área hacia los 2000 años A.P. (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et
al. 2016; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009). Con el paso del tiempo, la
señal arqueológica se vuelve cada vez más intensa, incrementándose notablemente
para los últimos 900 años A.P. en vinculación con la ACM (Stine 1994, 2000). El
proceso de poblamiento y ocupación efectiva del área se hace cada vez más
sostenido, complejo y variable conforme el paso del tiempo. En este marco, se
reconoce la ocupación de nuevos espacios en el área pero también se registra una
redundancia muy marcada hacia sectores específicos como los sitios CP6 y CP2.
349
Estos espacios representan puntos jerarquizados del paisaje local en tanto concentran
la mayor parte de los recursos disponibles en términos de materias primas líticas,
agua, presas y reparo de tipo antrópico. En referencia a este último, el equipamiento
del espacio local con parapetos se vuelve cada vez más sostenido en el tiempo pero a
su vez variable en relación con sus características generales, morfología, grado de
asociación, emplazamiento topográfico y registro arqueológico asociado. Es posible
entonces que la aplicación de esta estrategia haya favorecido la ocupación efectiva de
la Pampa del Asador en tanto representó una tecnología de reparo que solucionó, al
menos parcialmente, la ausencia de este recurso en el área. La incorporación de este
sector al sistema de movilidad regional a través de un proceso de extensificación
implicó necesariamente el acomodamiento del ambiente local a los efectos de un uso
recurrente en el tiempo. En estos términos, la construcción de estructuras perdurables
representan indicadores de una instancia de construcción de un nicho que será
redundantemente ocupado bajo el escenario de un descenso progresivo de la
humedad regional y una reducción de la movilidad residencial en sectores específicos
del área (ver capítulo 2).
En este contexto, las características del registro arqueológico del área indican
que este proceso de ocupación implicó una marcada planificación en el uso de los
espacios. La presencia de parapetos, artefactos de molienda y cerámica, estas últimas
confeccionadas con arcillas locales y alóctonas y estrechamente ligadas con la
producción y almacenaje de grasas, junto al transporte de recursos leñosos no
disponibles en el área, son evidencia de este alto grado de programación. La marcada
variabilidad funcional de los sitios al interior de la Pampa del Asador es un aspecto que
forma parte de este proceso. En este sentido, la información zooarqueológica
presentada en esta tesis ha permitido establecer la existencia de una variedad de
estrategias implementadas en el área. Los parapetos registrados representan un tipo
de sitio que refleja este rango de variación. En efecto, este rango de variabilidad se
extiende desde estructuras aisladas con una baja densidad de material arqueológico y
asociadas posiblemente con el monitoreo de presas, hasta la presencia de sistemas
de parapetos conformados por un numero diverso de estructuras y caracterizados por
una notable densidad y variabilidad del material lítico y faunístico registrado. En este
contexto, algunos de estos parapetos pudieron haber estado asociados con un uso de
tipo habitacional. Al respecto, la existencia de campamentos temporarios en contextos
de uso logístico es esperable (Binford 1980). Dentro de esta variabilidad se destacan
también aquellos conjuntos que habrían estado estrechamente vinculados con
actividades de caza y procesamiento inicial de carcasas funcionando en asociación
350
con otros sitios a cielo abierto. En este marco, la evidencia disponible permite incluso
evaluar la existencia de eventos de caza masiva/comunal y no solo estrategias
individuales que ya han sido probadas. En conclusión, se observa un amplio rango de
actividades desarrolladas en los sitios, algunas puramente logísticas vinculadas con la
obtención de recursos, y otras caracterizadas por una firma más residencial. En este
sentido, ha sido establecido que las actividades habrían estado segregadas en el
espacio local. Desde el registro zooarqueológico se ha sugerido la existencia de una
complementariedad funcional al interior del área en función del tipo de sitio. Esta
variabilidad ha sido un aspecto largamente discutido en esta tesis
10.4.2. Meseta del Strobel
La cantidad de sitios arqueológicos registrados en la meseta del Strobel es
elevada. Se estima que, hasta la actualidad y luego de 18 años de trabajos de campo
sistemáticos, ha sido posible prospectar un poco más del 25% de la superficie total del
área. En este contexto, más de 220 sitios han sido identificados incluyendo estructuras
de parapeto, conjuntos localizados en paredones basálticos y distribuciones
superficiales de materiales arqueológicos. A pesar de esta notable cifra, hasta el
momento solo dos sitios presentan evidencias zooarqueológicas. Como hemos
discutido previamente en este trabajo, esta situación se encuentra, al menos en parte,
sujeta a la incidencia de procesos postdepositacionales específicos que configuran un
paisaje al interior del área donde existen espacios más o menos conservativos de
restos óseos (ver más adelante en este capítulo).
La información zooarqueológica disponible procede de dos sitios: K 205 y K
116 (Figura 10.22).
351
Figura 10.22: Ubicación de los sitios en la meseta del Strobel. Referencia: 1- sitio K116; 2- sitio
k205.
Cabe recordar que en ambos casos se trata de conjuntos conformados por
estructuras de parapeto (ver capítulo 7). A lo largo de esta tesis hemos detallado
extensamente las características generales, información cronológica disponible y
lógicamente, la configuración del registro faunístico recuperado en las distintas
estructuras correspondientes a cada sitio. Por este motivo, a continuación solo
sintetizarán las tendencias generales para cada uno con el objeto de evaluar la
existencia de variabilidad al interior de la meseta.
Como ha sido discutido en la primera parte de este capítulo, la estructura
taxonómica reconstruida para los parapetos procedentes de K 205 y K 116 exhibe una
configuración prácticamente monoespecífica. En ambos casos la diversidad de
especies representadas es prácticamente nula, estableciéndose un predominio
absoluto del taxón guanaco (99,1%; n=1882).
352
MNI
K 116
19
K 205
14
Total
33
Tabla 10.8: Número mínimo de individuos.
Por otra parte, el número mínimo de individuos reconstruido para cada sitio es
alto, registrándose un número significativo en K 116 (Tabla 10.8). En este sentido, las
diferencias registradas pueden potencialmente encontrarse asociadas con las
modalidades de caza implementadas en cada espacio a través del tiempo (ver más
adelante). Al respecto, cabe recordar que los fechados radiocarbónicos obtenidos en
cuatro estructuras del sitio K 116 exhiben una marcada contemporaneidad, pudiendo
indicar la existencia de una ocupación relativamente sincrónica. En contraste, la
cantidad de individuos identificados en K 205 procede de estructuras que presentan
cronologías distintas y por tanto, se corresponden con diversos momentos de
ocupación del área.
MNE %
K 116
K 205
Parapeto 11
23
Parapeto 38
16,9
Parapeto 24
53
Parapeto 27
17,5
Parapeto 6
31,4
Parapeto 10
23,3
Tabla 10.9: Porcentaje de elementos correspondientes a animales inmaduros.
Una de las características destacables de los sitios procedentes de la meseta
del Strobel refiere a que en cada uno de los conjuntos zooarqueológicos ha sido
posible registrar la presencia de animales subadultos, con un aporte variable en la
estructura etaria reconstruida para cada caso. De este modo, como se observa en la
tabla 10.9, la presencia de elementos no fusionados exhibe, en general, valores
moderados. No obstante, en casos específicos, como en el parapeto 24 del sitio K116,
su incidencia es muy alta. Un aspecto estrechamente vinculado con el perfil
reconstruido refiere a la selección de chulengos a los fines del aprovechamiento de su
cuero. Como hemos discutido en diferentes secciones de esta tesis, existe una serie
de condiciones ecológicas que garantizan, en primer lugar, una elevada disponibilidad
estacional de guanaco en el área y, en segundo lugar, la presencia de animales
subadultos, principalmente crías. En este sentido, las mesetas y sectores altos de la
región se encuentran disponibles solo estacionalmente. Durante la primavera y el
353
verano se jerarquizan regionalmente en tanto exhiben un incremento excepcional de
su productividad primaria en términos de oferta de nuevas pasturas. Es durante este
lapso que son intensamente ocupadas por tropillas de guanacos quienes aprovechan
estos picos estacionales de productividad vegetal. Adicionalmente, bajo este escenario
de elevada disponibilidad de recursos, se produce la época de parición de esta
especie en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz. En base a esta información
ecológica, se ha establecido la existencia de una relación isomórfica entre la movilidad
de la presa y la de los grupos humanos que habitaron la región en el pasado (Goñi
2010). Los desplazamientos estacionales característicos de este taxón, ocupando
sectores altos y mesetas en verano y espacios bajos en invierno, pudieron ser
acompañados por las poblaciones humanas, ya sea su totalidad o una parte de ella
(grupos de tarea logísticos). El registro arqueológico regional es consistente con esta
relación. En conclusión, en base a esta información y considerando los resultados
explicitados en la tabla 10.9 es posible establecer el uso estacional de la meseta del
Strobel durante el pasado.
Unidades de Análisis
Relación Axial/Apendicular:
NISP
Relación Axial/Apendicular: MNE
K 205
K 116
0,3
0,3
0,2
0,2
C.Anat.Gobal*
28,9148352 22,8744939
C. Aant. Axial**
15,9863946 13,6591479
C. Anat. Apend.***
37,6728111 29,1171477
Fragmentación Global
1,5
1,8
Fragmentación Axial
1,93
2,2
Fragmentación Apendicular
1,35
1,6
Tabla 10.10: Índice de representación anatómica.
En referencia a la representación de partes anatómicas, en primer lugar
podemos mencionar que en los dos sitios se evidencia una clara subrepresentación
del esqueleto axial (Tabla 10.10). En segundo lugar, de acuerdo con la integridad de
las carcasas ingresadas, en ambos el grado de completitud es bajo. No obstante, en
K205 los valores obtenidos son levemente superiores, en especial en referencia al
segmento apendicular, moderadamente completo. Por último, se evidencia que la
fragmentación ósea no ha tenido demasiada incidencia en los conjuntos. En síntesis,
no han sido registradas diferencias significativas entre K 205 y K 116 con respecto a
los índices detallados en la tabla 10.10. De hecho, ambos conjuntos exhiben un alto
grado de similitud, aspecto ligado posiblemente al carácter logístico y/o estacional del
área y a la funcionalidad específica de cada sitio.
354
CRÁNEO
BULA
MANDÍBULA
ATLAS
AXIS
VERT. INDET
CERVICALES
TORÁCICA
LUMBAR
SACRO
CAUDALES
IMNOMINADO
COSTILLAS PX
COSTILLAS FR
ESTERNEBRAS
ESCÁPULA
HÚMERO PX
HÚMERO SH
HÚMERO DS
RADIOULNA PX
RADIOULNA SH
RADIOULNA DS
CARPIANOS
METACARPO PX
FÉMUR PX
FÉMUR SH
FÉMUR DS
RÓTULA
TIBIA PX
TIBIA SH
TIBIA DS
TARSIANOS
ASTRÁGALO
CALCÁNEO
METATARSO PX
METAPODIO SH
METAPODIO DS
FALANGE 1
FALANGE 2
FALANGE 3
SESAMOIDEO
MAU %
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
K 205 (NISP 772)
K 116 (NISP 949)
Figura 10.23: Representación de partes anatómicas.
Con respecto a la frecuencia de partes esqueletarias es posible indicar las
siguientes características generales:
K 205: El perfil reconstruido exhibe valores elevados, especialmente en
el segmento apendicular. En general, la distribución presenta una tendencia
heterogénea indicando puntos con mayor representación. En el esqueleto axial esto se
observa en unidades anatómicas concretas: cráneo, axis, vértebras cervicales, sacro y
pelvis. Por su parte, en cuanto a las extremidades se registra una alta incidencia de
tibia, radioulna y metapodios, especialmente extremos distales, seguidos por húmero y
fémur. En todos los casos la incidencia de epífisis proximales es muy reducida. Las
frecuencias más elevadas se corresponden con los huesos del autopodio y
principalmente, falanges primeras (Figura 10.23).
K 116: En este caso, el perfil esqueletario manifiesta un patrón
homogéneo caracterizado por frecuencias, en general, bajas. La única excepción está
dada por la elevada presencia de falanges. Dejando de lado estas últimas, también
pueden destacarse, cráneo, vértebras cervicales y torácicas y extremidades medias,
metapodios y calcáneos (Figura 10.23). Con respecto a las articulaciones, como en el
caso anterior, los fragmentos distales exhiben mayor presencia que los proximales.
355
La presencia de evidencias de procesamiento ha sido una variable registrada
en ambos conjuntos. Las frecuencias obtenidas en cada uno representan valores
moderados, próximos al 25 %, aunque levemente superiores en K 116.
n: 93
10
n: 72
n: 86
9
8
n: 53
NISP %
7
6
5
n: 33
n: 38
4
3
2
1
0
Corte
Percusíon
K 205
Corte+Percusión
K 116
Figura 10.24: Evidencias de procesamiento: tipo de daño.
En K 205 se observa que la relevancia de las actividades de corte y percusión
es diferencial en el conjunto, siendo más frecuentes las segundas (Figura 10.24).
Adicionalmente, se ha registrado una mayor incidencia del procesamiento de las
extremidades, principalmente medias e inferiores. El trozamiento del segmento axial
es muy bajo. Por su parte, en referencia al sitio K 116, las marcas de corte y percusión
manifiestan una distribución equilibrada siendo ambas igual de importantes en el
conjunto (Figura 10.24). Es importante destacar que se ha identificado un
procesamiento moderado/alto para unidades anatómicas caracterizadas por su
contenido de carne: vértebras torácicas, costillas pelvis y extremidades superiores.
La información sintetizada en los párrafos anteriores permite sugerir que las
actividades llevadas a cabo en los sitios K 205 y K 116 habrían estado caracterizadas
por el desarrollo de tareas vinculadas con la obtención de presas, su procesamiento
inicial y el consumo incidental de partes en términos de snack. Estos resultados son
consistentes con el carácter logístico propuesto para el área de acuerdo con el modelo
de poblamiento regional (Goñi 2010). No obstante, más allá de esta asignación
funcional similar, la configuración zooarqueológica de cada conjunto óseo no resulta
totalmente idéntica. De hecho, se han reconocido diferencias en diversas variables
monitoreadas: cantidad de individuos recuperados, representación de partes
anatómicas y en las estrategias de procesamiento identificadas en cada uno de los
356
sitios. Estos resultados señalan la existencia de variabilidad al interior de la meseta del
Strobel. En este sentido, es posible sugerir que el grado de variación identificado se
encuentra estrechamente vinculado con la presencia de múltiples alternativas
asociadas con el manejo de la fauna. Es decir, la presencia de diversas modalidades
ligadas con el procuramiento y procesamiento inicial de presas.
El sitio K 205 se encuentra localizado en el sector este de la meseta y está
conformado por 10 parapetos ubicados a solo 250 m de la laguna Hermosa. Dentro del
paisaje local, esta porción del plateau exhibe una altura sobre el nivel del mar que no
supera los 800 m. La información zooarqueológica descripta indica la presencia de
conjuntos óseos incompletos, caracterizados por un moderado descarte de elementos
apendiculares. En referencia a la estructura etaria reconstruida, ha sido posible
reconocer individuos de guanaco cría, subadultos y adultos. En base a esta
información es posible ubicar las ocupaciones del sitio durante las estaciones de
primavera y verano. Del mismo modo, permite sugerir que las actividades de caza
habrían incluido a todos los grupos de edad, pudiendo indicar entonces el desarrollo
de estrategias orientadas hacia la predación de grupos familiares. Por otra parte, el
perfil anatómico registrado exhibe una distribución variable y heterogénea. Por un lado
se destacan unidades esqueletarias que generalmente son abandonadas durante las
primeras etapas del procesamiento de la presa (elementos correspondientes al cuello)
(Goñi et al. 1996; O´Connell et al. 1992). En referencia a la presencia de pelvis, esta
puede encontrarse asociada con su procesamiento y abandono in situ con el objeto de
reducir el peso de la carga a transportar. Por su parte, las extremidades medias,
inferiores, huesos del autopodio y falanges se encuentran bien representados. En este
caso, la selección de estas partes podría corresponderse con el elevado contenido
nutricional que ofrecen en términos de médula y ácidos grasos insaturados (Morín
2007; Rindel 2013). Al respecto, en numerosos contextos etnoarqueológicos se ha
registrado el consumo incidental de estas unidades en contextos de caza y
trozamiento inicial de carcasas. La información derivada del análisis de las evidencias
de procesamiento, caracterizadas por el desarrollo de tareas de desarticulación,
descarne y fracturación, parecen ser consistentes con este contexto funcional. En este
marco, resalta la ausencia de elementos alterados térmicamente. Adicionalmente, en
base al perfil de partes anatómicas reconstruido y dada la presencia de animales
crías/juveniles, es posible también sugerir el desarrollo de actividades vinculadas con
la obtención de cueros. En este sentido, es abundante la información etnográfica
disponible que señala la utilización del cuero del guanaco y principalmente del
chulengo, como un recurso muy importante para la confección de vestimenta, mantos
357
y utensilios particulares (Aguerre 2000; Bourne 1998; Lista 1998; Moreno 1969;
Musters 1998). Al respecto, se destaca la presencia de marcas ligadas con esta
actividad sobre radioulna, tibia y falange primera. En síntesis, los indicadores
zooarqueológicos detallados permiten señalar que las actividades desarrolladas en el
sitio se habrían encontrado marcadamente influenciadas por la obtención de presas,
su reducción inicial en vías a su transporte y un probable consumo diferido. Asimismo,
no se descarta el desarrollo de tareas ligadas con la elaboración o uso “inmediato” de
cueros como toldos o paravientos (Goñi 2010).
El sitio K 205 ha sido un espacio redundantemente ocupado a lo largo del
tiempo a juzgar por las cronologías obtenidas en las diversas estructuras que lo
conforman (1648 ± 28 años AP; 364 ± 27 años AP; 273 ± 23 años AP). En referencia
a su ocupación inicial, ésta representa uno de los fechados más tempranos registrados
en la meseta del Strobel. Adicionalmente, también se correspondería con una de las
ocupaciones más tempranas para estructuras de parapetos en términos regionales. En
este sentido, tanto en la cuenca de la laguna Hermosa (a 250 m del sitio), como a 400
m en dirección este, se ha registrado una importante cantidad de puntas de proyectil
de tipo apedunculada (Goñi com. pers.), instrumento que podría ser diagnóstico de
momentos anteriores al Holoceno tardío. Por lo tanto, se podría especular que este
sector de la meseta pudo haber registrado actividades previas, ligadas con la
colonización inicial del área. En este sentido, si bien el sitio presenta una clara señal
tardía, algunos de los primeros parapetos pudieron haber tenido que ver con dicho
lapso. Más allá de esto, sí es relevante mencionar que el lugar donde se emplaza el
sitio parece haber sido un espacio redundantemente ocupado a lo largo del tiempo.
A su vez, como hemos enfatizado previamente en este trabajo, las
características zooarqueológicas registradas en los parapeto 10 y 6 de este sitio
difieren entre sí en varios puntos. De esta forma, dado que ambas estructuras exhiben
una señal cronológica diferencial, es posible sugerir que la reocupación del sitio K 205
pudo haber admitido la implementación de estrategias variables en relación con el
manejo de la fauna a lo largo del tiempo. Es así que, si bien para ambos conjuntos es
defendible el desarrollo de tareas de caza y procesamiento inicial de presas, las
modalidades establecidas pudieron ser potencialmente diferentes. Bajo este
escenario, se pone de relieve la diversidad de alternativas implementadas en la
meseta.
El sitio K 116 es un conjunto destacado regionalmente dada la gran cantidad
de estructuras de parapetos que lo conforman. Se encuentra ubicado en el sector
358
norte de la meseta del Strobel, próximo a la costa sur del lago homónimo. Sus 54
parapetos se concentran en un área acotada (0, 4 km2), distribuidos en una extensa
pampa con leves ondulaciones. Como hemos mencionado previamente, se pudo
obtener evidencia zooarqueológica de solo cuatro estructuras (ver capítulo 7). Las
características generales de los conjuntos óseos recuperados en el sitio K 116 indican
la presencia de una elevada cantidad mínima de individuos de guanaco (n=19)
representados por una baja completitud de sus carcasas. Como detallamos
previamente, ha sido registrada la presencia de distintos segmentos etarios dentro de
la estructura de edad reconstruida. En este marco, se destaca la existencia de crías y
animales subadultos cuya incidencia es elevada en casos específicos (parapeto 24).
En base a esta información, es posible establecer la utilización del sitio durante la
estación estival, momento de mayor productividad primaria del sector. Este período,
que incluye el final del verano, representa el lapso donde los animales se encuentran
en su mejor estado nutricional. El perfil anatómico reconstruido sugiere que si bien la
mayoría de las categorías óseas se encuentran presentes, las frecuencias obtenidas
(MAU%) en cada caso son bajas. De este modo, más allá de la incidencia de procesos
postdepositacionales concretos, el descarte y abandono de huesos in situ parece
haber sido reducido. Las únicas unidades anatómicas con una elevada representación
son las falanges primeras. Como hemos mencionado anteriormente en esta tesis, esta
tendencia puede encontrarse asociada con diversos factores. Por un lado, el consumo
incidental de estos elementos, en términos de snack, como una estrategia orientada al
aprovechamiento de ácidos grasos insaturados en el contexto inmediato del sitio de
caza y procesamiento inicial de carcasas. Esta es una afirmación que exhibe sustento
etnoarqueológico en tanto ha sido registrada por diversos investigadores (Binford
1978; Bunn et al. 1988; O´connell et al. 1988, 1992). Por otro lado, en eventos de caza
que pudieron incluir la obtención de un número importante de animales es posible que
se produzca el abandono de partes anatómicas con una utilidad marginal con el objeto
de mitigar los costos asociados con el procesamiento y transporte. Además, la
presencia de fragmentos de metapodios distales y falanges primeras es una
expectativa derivada del desarrollo de tareas relacionadas con la elaboración y el uso
de cueros. En este sentido, el análisis específico de las marcas de corte registradas en
estos elementos óseos establece que algunas incisiones podrían vincularse con esta
actividad. Además, como veremos a continuación, ha sido destacada la presencia de
instrumentos líticos asociados con dicha tarea (raspadores) en estructuras del sitio
(Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). Finalmente, las evidencias de procesamiento
identificadas en el sitio, de moderada frecuencia, sugieren una incidencia equilibrada
de tareas de corte y percusión. En este sentido, las actividades de desarticulación,
359
descarne y fracturación habrían sido prioritarias. La presencia de elementos alterados
térmicamente es prácticamente nula.
En referencia a la tecnología lítica recuperada en K 116, se ha sugerido que la
diversidad artefactual es baja (Dellepiane y Flores Coni 2014; Flores Coni 2018; Goñi
et al. 2016). En este contexto, la cantidad de puntas de proyectil identificadas es
excepcional, alcanzando valores que superan las 200 puntas. También han sido
registrados artefactos de formatización sumaria y raspadores aunque en frecuencias
menores. En base a esta información y junto a la elevada presencia de desechos de
talla, asociados con la reactivación y formatización final de instrumentos, se ha
sugerido que el recambio y reacondicionamiento de armas habrían sido las actividades
preponderantes en el sitio (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). De este modo, estos
resultados serían consistentes con una funcionalidad estrechamente ligada a la
obtención de presas y su procesamiento inicial
in situ en vías a su transporte y
consumo diferido.
Por otra parte, la cantidad de estructuras que conforman el sitio, junto a la
elevada presencia de puntas de proyectil y la importante cantidad de individuos de
guanaco identificados, permite considerar, al menos hipotéticamente, la ocurrencia de
eventos de caza masiva y/o comunal en el sitio (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016;
Goñi et al. en elaboración). Como hemos detallado en la sección anterior, existen
elementos ecológicos (aumento estacional de la productividad primaria) bajo los
cuales sería esperable la presencia de una importante cantidad de guanacos,
localizados en puntos acotados del paisaje. Adicionalmente, la distribución de las
estructuras en el sitio se encuentra delimitada por dos rasgos topográficos concretos.
En primer lugar, hacia el norte y a solo 50 m del último parapeto se localizan las
bardas que rodean al lago Strobel; éstas se conforman de paredones basálticos que
descienden abruptamente. En segundo lugar, ubicado en el límite sur del sitio se ha
identificado un resalto basáltico que se encuentra sobre elevado en referencia a los
sectores más llanos. Estas diferencias han permitido discriminar dos sectores
específicos que también exhiben características arqueológicas distintivas asociadas
con la cantidad de estructuras presentes y el tipo de instrumento predominante (puntas
de proyectil vs. raspadores) (Goñi et al. 2016). En base a esa evidencia se ha sugerido
que, si bien ambos sectores formaron parte del mismo sistema, las actividades
desarrolladas en cada uno pudieron haber sido diferentes pero, a su vez,
complementarias. Es decir, por un lado, estructuras involucradas estrechamente con el
acecho, encierro y la caza de presas; y por otro, parapetos ligados con actividades de
360
procesamiento y el desarrollo de tareas especificas (reparación y reacondicionamiento
de instrumentos líticos, consumo, elaboración de cueros, etc.) (Flores Coni 2018; Goñi
et al. 2016).
En términos temporales, los fechados radiocarbónicos obtenidos en cuatro
estructuras han arrojado edades muy similares entre sí, circa 1000 años A.P. En este
sentido, las muestras correspondientes no presentan diferencias estadísticamente
significativas (t 7,31 < 0,05). Esta información cronológica permite sugerir el uso
simultáneo de estos parapetos, al menos durante dicho período. Adicionalmente,
sugiere que el uso sincrónico del sitio pudo haber sido una posibilidad concreta.
Evidencia Registrada
Mortality
caused by
humans
Isolated
depositional
event
Individual
mortality
event
Gran cantidad de especímenes de una misma especie
Consistente
Registro recuperado en estructuras de parapetos
Consistente
Clara asociación con otros ítems arqueológicos: presencia
de más de 200 puntas de proyectil
Consistente
Presencia de evidencias de procesamiento: frecuencias
moderadas de corte y percusión
Consistente
Baja completitud anatómica
Consistente
Ausencia de elementos articulados
Consistente
Similitud cronológica: evento sincrónicos
Consistente
Conjuntos de estratigrafía
Parcialmente consistente
Matriz sedimentaria de rápida acumulación
Consistente
Perfil de Meteorización
Parcialmente consistente
Indicadores de estabilidad
Consistente
Presencia de segmentos articulares
Consistente
Estacionalidad
Parcialmente consistente
Estructura de edad: población viva
Parcialmente consistente
Tabla 10.11: K 116: Indicadores zooarqueológicos asociados con eventos de caza masiva.
Si consideramos nuevamente los criterios sugeridos por Lubinski (2003) como
líneas de evidencias adecuadas para la determinación de sitios asociados con eventos
de caza de muchos animales, se observa que existen múltiples indicadores
consistentes y otros que han resultado parcialmente consistentes (Tabla 10.11). Cabe
mencionar que existen criterios que no han podidos ser medidos en tanto no se
dispone actualmente de la información necesaria. En conclusión, se destaca:
A. La presencia de un elevado número de estructuras de parapetos circunscriptas
en un espacio acotado.
B. Junto a las características de la tecnología lítica, dominada por una
excepcional cantidad de puntas de proyectil.
361
C. Más la presencia de un elevado número mínimo de individuos de guanacos y
una serie de características zooarqueológicas que establecen la caza y el
procesamiento inicial de esta presa in situ.
D. Sumado a la penecontemporaneidad de las muestras y el posible uso
sincrónico del sitio.
Estos son indicadores que parecen corresponderse con un espacio en el cual se
habría implementado una estrategia de caza masiva en el pasado. Si se considera
esta afirmación como un hipótesis, y dada la información zooarqueológicas detallada,
es posible sugerir que la incidencia de estrategias vinculadas con el transporte de
partes anatómicas en el sitio K 116 habrían jugando un rol importante en el conjunto.
Ello se sustenta en la baja completitud anatómicas de las carcasas registradas y la
presencia de un perfil de partes esqueletarias caracterizado por frecuencias muy bajas
(MAU %). Adicionalmente, las evidencias de procesamiento exhiben valores
moderados/bajos indicando instancias iníciales de reducción de presas. Bajo este
escenario, los costos de procesamiento se habrían visto reducidos a expensas de un
aumento considerable de aquellos asociados al traslado de nutrientes. En este
contexto, la cantidad de cazadores/porteadores presentes tuvo que ser un factor clave,
capaces de transportar los recursos obtenidos, especialmente dada la ausencia, hasta
el momento, de indicadores arqueológicos asociados con el desarrollo de estrategias
de almacenaje. En referencia a este punto, cabe recordar que la meseta del Strobel ha
sido propuesta como un espacio de convergencia poblacional para el Holoceno tardío
(Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Re 2010; Re et al. 2017). Es decir, un lugar donde
pudo darse el nucleamiento de segmentos poblacionales mayores provenientes de
diferentes sectores, ya sea de modo simultáneo o no (ver capítulo 4). Adicionalmente,
se ha propuesto que grupos familiares enteros pudieron habitar estacionalmente el
área (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018). En este contexto, sería
esperable la presencia de grupos demográficos mayores ocupando la meseta y por
ende, la cantidad de individuos potencialmente disponible para participar de las
actividades de caza sería sustancialmente mayor. Por otra parte, un aspecto singular
del sitio K 116 refiere a que los restos óseos recuperados fueron hallados por debajo
de la pared que conforman las estructuras, sin identificarse evidencias en su interior.
Este es un aspecto de claro contraste con lo registrado en parapetos localizados en
otros sectores de la región. En el marco de esta hipótesis ligada con un posible evento
de caza comunal no puede ser dejado de lado, al menos de manera especulativa, que
su disposición en un lugar especifico se vincule con el descarte intencional de
desechos óseos, consecuencia de actividades vinculadas con la subsistencia, con un
362
fin ofrendatorio. Esta es una opción que no contradice el carácter funcional del sitio y
que debe ser explicitada como una alternativa en tanto que podría alertar acerca de
aspectos ideológicos dándole un sentido agregado al puramente económico. Al
respecto, si bien de difícil inferencia en términos arqueológicos, este tipo de prácticas
son habituales en grupos cazadores-recolectores y podrían ser esperables en la
meseta del Strobel en tanto ambiente de convergencia poblacional, jerarquizado
regionalmente por sus condiciones ecológicas y su rol dentro del sistema de
circulación de información supraregional. Cabe destacar que, en base a los fechados
radiocarbónicos disponibles, la ocupación de K 116 se ubica durante el mismo período
que los sitios K 25-Laguna del Faldeo Verde y K 26-Laguna Uli, sitios excepcionales
en función del registro arqueológico allí recuperado. Al respecto, ambos cuentan con
representaciones rupestres grabadas, con más de 1000 motivos registrados,
representando sitios destacados en la meseta (Gradin 1959-1960a; Belardi y Goñi
2006; Re 2010). Además, exhiben claras evidencias de reutilización (superposiciones
y pátinas). En particular, en el sitio K 25-Laguna del Faldeo Verde, los análisis del
registro lítico han dado cuenta de una elevada frecuencia de artefactos tanto en
superficie como en estratigrafía, con abundantes frecuencias de desechos de talla
asociados con el reacondicionamiento y confección de artefactos (Espinosa et al.
2009; Flores Coni 2013, 2018). Ambos sitios han sido redundantemente ocupados a lo
largo del tiempo.
En conclusión, tanto los principios ecológicos de la presa, como la evidencia
arqueológica disponible para la meseta del Strobel sustentan la plausibilidad de una
hipótesis vinculada con el desarrollo de modalidades de caza masiva y/o comunal en
el área. Resulta claro que será necesario continuar con esta línea de trabajo y
profundizar el desarrollo de análisis específicos. No obstante, en base a lo discutido,
es posible considerarla como una hipótesis de trabajo.
Síntesis
La meseta del Strobel habría sido un espacio plenamente incorporado a la
dinámica de las poblaciones humanas de la región para los últimos 2500 años A.P.,
evidenciando una notable intensificación de su uso y una marcada redundancia
ocupacional para los últimos 1300 años A.P. Durante el Holoceno medio, su ocupación
habría sido esporádica, altamente móvil y poco frecuente, asociada con las primeras
instancias de colonización del espacio (Goñi 2010; Re et al. 2017).
363
A medida que el Holoceno tardío avanza, el proceso de poblamiento y las
características de la ocupación efectiva se vuelven cada vez más sostenidas,
complejas y variables. En este marco, se ha propuesto que la utilización de los
espacios al interior del área no habría presentado un carácter homogéneo, sino que
las actividades se habrían encontrado segregadas en el paisaje local en función de
una serie de factores, principalmente, el tipo de reparo disponible. Como hemos
discutido en la hipótesis 1, los paredones basálticos, principal reparo natural en el
área, exhiben, por lo general, un registro arqueológico específico asociado con su
carácter funcional en el pasado. En este sentido, destacan las representaciones
rupestres y la tecnología lítica (ver capítulo 4). De este modo, si bien con cierto grado
de variación interna, se ha sugerido que los sitios localizados en estos sectores se
encuentran estrechamente ligados con el desarrollo de una amplia variedad de tareas
y ocupaciones que pudieron representar estadías prolongadas en un contexto de uso
estacional. Como hemos mencionado en esta tesis, los paredones basálticos
representan, en la actualidad, los espacios menos conservativos de restos faunísticos
al interior de la meseta.
Las estructuras de parapeto representan el único tipo de reparo antrópico de la
meseta. Hasta la actualidad se han registrado 365 parapetos localizados en distintos
sectores del área. Esta representa una cifra excepcional para Patagonia y supera
ampliamente los valores obtenidos en otros sectores altos de la región. Esta
información ha permitido sugerir que la meseta del Strobel se ha configurado como un
punto estratégico en la circulación de los grupos cazadores-recolectores prehistóricos,
jerarquizándose como un lugar sistemáticamente seleccionado para el desarrollo de
esta actividad (Goñi 2010). En este sentido, estas estructuras son indicadores que
señalan territorios de caza que serán utilizados de forma sostenida a través del
tiempo. Como hemos detallado, las condiciones ecológicas de estos sectores altos,
caracterizadas por un incremento estacional notable de su productividad primaria
garantizan la elevada disponibilidad de recursos faunísticos. La información
arqueológica disponible da cuenta de este proceso. Al respecto, la posible
redundancia ocupacional de muchos de los parapetos registrados no implica
necesariamente una utilización homogénea y estandarizada de los sitios. Por el
contrario, el equipamiento tecnológico de la meseta implica acomodar un espacio para
que su utilización pueda ser variable en función de cambios en el ambiente, el c