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Tesis de doctorado Dellepiane

2019

La tesis de doctorado que aquí se presenta tiene por objeto discutir las características del poblamiento humano y el uso de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra localizadas en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz durante el Holoceno medio y tardío (Figura 1.1 y Figura 2.1). Esta temática será abordada desde una perspectiva zooarqueológica considerando información recuperada en diversos sitios a cielo abierto, especialmente estructuras de parapetos. Así, se buscará primero evaluar los patrones de subsistencia, obtención de recursos y uso del espacio en cada uno de estos sectores. Luego, se atenderá a la variabilidad registrada en función de las dinámicas poblacionales en cada área en relación a los pulsos climáticos regionales, la disponibilidad y distribución de los recursos, las características ambientales de cada sector y la influencia de procesos sociales específicos.

Agradecimientos En esta sección deseo expresar mi reconocimiento y agradecimiento a distintas personas que se vieron, de una forma u otra, involucradas en el desarrollo y culminación de esta tesis. A mis directores, por muchísimos motivos. El primero y más obvio, por entregarse a la agobiante tarea de leer y re leer esta tesis. El aporte de cada uno ha sido invalorable y ciertamente han mejorado sustancialmente este trabajo. A Rafael Goñi por permitirme participar de este fantástico equipo de trabajo hace ya muchos años y, a partir de ahí, acompañarme a lo largo de mi formación. Agradezco infinitamente su paciencia, motivación constante, su enorme generosidad y aguante. Desde mis primeras campañas, hace algo más de 10 años, son muchas las cosas que han pasado y siempre pude contar con él. Su compañía ha sido un sostén importante a lo largo de todo este tiempo. Diego Rindel también ha sido parte importante de este proceso. Antes que nada, por enseñarme el mundo de la zooarqueología desde mis primeros años y contagiarme su entusiasmo. El aprendizaje ha sido incalculable. Gran parte de lo que puedo yo saber al respecto de la temática es gracias a él. Ambos representan una parte muy importante de mi formación y mi reconocimiento es enorme. Quisiera agradecer especialmente a Gisela Cassiodoro quien supo ser siempre una consejera y compañera increíble. En todo momento, desde el inicio en el año 2009, he aprendido muchísimo a su lado y es un ejemplo constante. Muchas gracias doc. El equipo es ameno, esta es una frase que resuena en lugares muy diversos. Ciertamente lo es. Tengo la suerte de formar parte de él. Trabajar todos los días en la oficina, rodeado de la gente que la frecuenta es sin duda un privilegio. Rafa, Gisela, Pancho, Agustín, Rocío, Guti, Anahí, Solana, Sebastián, Jose, Victoria, Mecha y Milena muchas gracias! Es increíblemente divertido trabajar con ustedes. Quisiera incluir también a Tirso Bourlot, Carla Martinez, Amalia Nuevo Delaunay, Diego Rindel, Alejandra Aragone, Federico Bonnat, Damián Bozzuto Iván Rapela, María Emilia Daldin y Silvana Espinosa; compañeros con los que he tenido la fortuna de trabajar y compartir muchas campañas. En Santa Cruz la gente que nos recibe años tras año representa una ayuda permanente y su aporte es invalorable. Especialmente quisiera agradecer a la familia Olivero. Chali y Marta han sido una compañía increíble durante muchos veranos en Cerro Pampa y siempre nos han brindado tanto cariño. En la meseta del Strobel, destacar a la familia Alba y compañía de estancia Laguna Verde, y a Victor, Marianela y Juan de La Paloma. En ambos casos agradecer su constante hospitalidad. En Perito Moreno a todos los miembros de la Asociación Identidad cuya ayuda es inestimable. Extiendo también mi agradecimiento a la gente de Gobernador Gregores. En Olavarría, guardo amigos entrañables que, a pesar de la distancia, forman parte de mi vida. Me han brindado su amistad y por eso estaré eternamente agradecido. Tomi, Ceci, Ro, Juan Perez, Juan Matta, Pancho y Fabi siempre han estado y siempre estarán. Muchas gracias. Dentro de este grupo incluyo también a los de Capital, compañeros y amigos que han sabido mejorar mi vida durante estos últimos años: Agus, Mile, Josefina y Pancho. Esta tesis contó con el acompañamiento invalorable de Pancho Guichón. Tu constante ayuda y preocupación marcaron una diferencia enorme en este trabajo. Sin tu compañía, su culminación, lógicamente no habría sido posible. Sin pretender ser repetitivo, agradecer a Fabián y a Pancho simplemente por su amistad y por que los quiero. Quisiera agradecer a mi familia, quienes son siempre lo más importante en mi vida. A mis padres y hermanas de quienes estoy orgulloso y amo profundamente. Cada uno de ellos ha sido un ejemplo infinito de amor y cariño. Soy un hombre con suerte. Finalmente, a Josefina por un millón de motivos. Estas tesis no habría sido posible sin sus comentarios, correcciones y lectura constante. Sin duda la han mejorado notablemente. Aunque para ser justos, no solo esta tesis se ha visto sensiblemente mejorada gracias a ella. Su autor también. Alegras mi vida, día a día, inconmensurablemente. Por todo esto, por permitirme acompañarte y se parte de la tuya y, especialmente por tu amor, muchas gracias. No quisiera dejar de agradecer a la familia Flores Coni quienes, desde hace ya algunos años, forman parte de mi vida y la enriquecen enormemente. La investigación presentada aquí fue posible desarrollarla gracias al otorgamiento de una beca doctoral por parte del CONICET. Los trabajos de campo así como los análisis específicos fueron llevados a cabo por el apoyo económico de diversos subsidios de UBA, ANPCyT, INAPL y CONICET. Esta tesis está dedicada a mi mamá y a mi papá; personas que más quiero en este mundo y en otros también. ÍNDICE CAPITULO 1 INTRODUCCIÓN ………………………...................................................................................................1 CAPITULO 2 OBJETIVOS E HIPÓTESIS ………………………..................................................................................8 CAPITULO 3 LA REGIÓN DE ESTUDIO: CARACTERÍSTICAS AMBIENTALES E INFORMACIÓN PALEOAMBIENTAL 3. 1 Introducción………………………....................................................................................................... 3.2 Localización y características generales de la región bajo estudio: Pampa del Asador y mesetas del Guitarra y Strobel………………………………………………………………………………………… 3.3 Ambiente, clima y recursos ………………………………………………………………………… 3.4 Información Paleoambiental ……………………………...….……….……………………………… 3.5 Síntesis ……………………………………………………………………………………………… 13 13 21 25 28 CAPÍTULO 4 ANTECEDENTES 4. 1 Introducción……………………….................................................................................................. 4.2 Las áreas bajo estudio ……………………………………………………………………………... 4.2.1 La Meseta del Strobel …………………………………………………………….……….. 4.2.2 La Pampa del Asador ………………………………………………………………………. 4.2.3 La Meseta del Guitarra …………………………………………………………………….. 4.3 Otros sectores altos ……………………………………………………...….…………………….. 4.4 Sectores Bajos …………………………………………………………………………………….. 5 Regiones cercanas: otros sectores altos de la provincia de Santa Cruz……………………………… 4.5 Síntesis …………………………………………………………………………………………… 30 32 32 37 41 44 47 53 56 CAPÍTULO 5 MARCO TEÓRICO 5. 1 Introducción……………………….................................................................................................. 5.2 Conceptos generales … ……………………………………………………………………………. 5.3 Movilidad ……………..………………………………………………...….……………………. 5.4 Teoría de Construcción de Nicho ………………………………………………………………… 5.5 Poblamiento………………………………………………………………………………………… 58 58 60 61 63 CAPÍTULO 6 METODOLOGÍA 6. 1 Introducción………………….......................................................................................................... ........... 6.2 Escalas y unidades de análisis ……………………………………….………………………………….. 6.3 Medidas de abundancia taxonómica y anatómica ……………………………………………………….. 6.4 Marcos de Referencia ……………………………………………………………………………………. 6.5 Variables Tafonómicas …………………………………………………………………………................ 6.5.1 Meteorización …………………………………………………………………………………. 6.5.2 Raíces ………………………………………………………………………………………….. 6.5.3 Carnívoros …………………………………………………………………………………….. 6.5.4 Roedores ……………………………………………………………………………………… 6.5.5 Depositación química: Óxido de Manganeso …………………………………………………. 6.6 Evidencias de Procesamiento ……………………………………………………………………………. 6.7 Procesamiento de los datos ………………………………………………………………………………. 65 65 66 68 69 69 70 70 71 71 71 76 CAPITULO 7 DESCRIPCION DE LOS SITIOS Y COMPOSICIÓN DE LA MUESTRA 7. 1 Introducción……………………...................................................................................................... ........... 7.2 Pampa del Asador …………………………………………………………………….………………….. 7.2.1 Cerro Pampa 2 ……………………………………………………………………………………… 7.2.1.1 CP2 sector b Ojo de Agua ………………………………………………………………… 7.2.2 Cerro Pampa 6 ………………………………………………………………………………………. 7.3 Meseta del Guitarra ……………………………………..……………………………………………….. 7.3.1 Guitarra 10 ……………………………………………………………………………………….. 7.4 Meseta del Strobel ………………………………………………………………………………………… 7.4.1 Sitio K 116 …………………………………………………………………………………………. 7.4.2 Sitio K 205 …………………………………………………………………………………………. 77 80 80 81 82 85 85 87 87 90 CAPITULO 8 RESULTADOS PAMPA DEL ASADOR Y MESETA DEL GUITARRA 8.1 Pampa del Asador ...................................................................................................................................... 8.1.1 CP2 b Ojo de agua (CP2 OA) …………………………………………………………………. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ……………………………………. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………… Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………… Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………… Síntesis …………………………………………………………………………………………… 92 92 94 96 100 104 115 8.1.2 CP 6- Parapeto 9 ……………………………………………………………………………….. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………… Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………… Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………… Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………….. Guanaco: evidencias de alteración térmica…………………………………………………… Síntesis …………………………………………………………………………………………. 118 119 120 123 127 134 134 8.1.3 CP 6. Parapeto 12 ………………………………………………………………………………. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………. 138 140 141 144 Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………… Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………… Guanaco: evidencias de alteración térmica ……………………………………………………. Síntesis …………………………………………………………………………………………. 148 156 156 8.2 Meseta del Guitarra ………………………………………………………………….………………….. 8.2.1 Guitarra 10. Parapeto 2 …………………………………………………………………………. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………… Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………… Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………. Guanaco: evidencias de alteración térmica ………………………………………………… Síntesis ……………………………………………………………………………………….. 159 159 160 160 162 166 170 170 CAPITULO 9 RESULTADOS MESETA DEL STROBEL 9.1Meseta del Strobel ...................................................................................................................................... 9.1 Sitio K116 ……………………………………………………………………………………………. 9.1.1 Parapeto 11 …………………………………………………………………………………….. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………… Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ……………….. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………… Guanaco: evidencias de procesamiento …………………………………………………….. Guanaco: evidencias de alteración térmica …………………………………………………. Síntesis …………………………………………………………………………………………. 9.1.2 Parapeto 38 ……………………………………………………………………………………. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………… Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ……………………………………………….. Guanaco: evidencias de procesamiento …………………………………………………….. Síntesis ………………………………………………………………………………………… 9.1.3 Parapeto 24 …………………………………………………………………………………….. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos …………………. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias …………………………………………………. Guanaco: evidencias de procesamiento ………………………………………………………. Guanaco: evidencias de alteración térmica …………………………………………………. Síntesis ………………………………………………………………………………………… 9.1.4 Parapeto 27………………………………………………………………………………………. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………… Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………… Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………… Síntesis ………………………………………………………………………………………… 173 173 173 175 175 178 182 189 190 193 194 195 198 201 209 212 213 213 215 219 224 224 227 229 229 232 236 240 9.2 Sitio K 205 ……………….………………………………………………………….………………… 9.2.1 Parapeto 6 ……………………………………………………………………………………… Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad …………………………………. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………… Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ………………………………………………… 242 242 243 244 247 Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………… Síntesis………………………………………………………………………………………….. 9.2.2 Parapeto 10 …………………………………………………………………………………… Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad ………………………………….. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ………………….. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias ……………………………………………….. Guanaco: evidencias de procesamiento ……………………………………………………… Síntesis…………………………………………………………………………………………… 251 262 264 265 266 269 273 278 CAPÍTULO 10 DISCUSIÓN 10. 1 Introducción………………………......................................................................................................... 10.2 Variabilidad en sitios a cielo abierto………………………………….……………………………… 10.2.1 Estructura taxonómica ……………………………………………………………………….. 10.2.2 Modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos ……………………………. 10.2.3 Representación de partes anatómicas ………………………………………………………….. 10.2.4 Evidencias de procesamiento …………………………………………………………………. 281 281 283 289 296 310 10.3 Variabilidad intermesetaria ……………………………………………….............................................. 10.4 Variabilidad intramesetaria…………………………………………………………………………… 10.5 El área de estudio en contexto macro-regional ………………………………………………………… 320 336 366 CAPITULO 11 SÍNTESIS FINAL ………………………………………………………………...………………………… 369 CAPÍTULO 12 BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………………………………….. 379 APÉNDICE Capítulo 1 Introducción La tesis de doctorado que aquí se presenta tiene por objeto discutir las características del poblamiento humano y el uso de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra localizadas en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz durante el Holoceno medio y tardío (Figura 1.1 y Figura 2.1). Esta temática será abordada desde una perspectiva zooarqueológica considerando información recuperada en diversos sitios a cielo abierto, especialmente estructuras de parapetos. Así, se buscará primero evaluar los patrones de subsistencia, obtención de recursos y uso del espacio en cada uno de estos sectores. Luego, se atenderá a la variabilidad registrada en función de las dinámicas poblacionales en cada área en relación a los pulsos climáticos regionales, la disponibilidad y distribución de los recursos, las características ambientales de cada sector y la influencia de procesos sociales específicos. Esta tesis se enmarca en un conjunto de investigaciones arqueológicas llevadas a cabo durante los últimos 30 años en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz1. El objetivo principal de estos desarrollos ha sido estudiar la relación existente entre los cambios climáticos y ecológicos ocurridos regionalmente durante el Holoceno tardío y los cambios en los patrones de la movilidad, asentamiento, subsistencia, demografía, etc. de las sociedades cazadores-recolectoras que habitaron estos espacios durante este lapso (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000-2002). En este contexto ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío para la región (Goñi 2010) que asume, a modo de premisa, que la ocupación de los espacios en el pasado ha sido dependiente de los diferentes cambios climáticos/ambientales acaecidos durante el Holoceno, especialmente aquellos ocurridos en los últimos 2500 años. 1 En el marco de los proyecto “Rescate de la cultura prehistórica patagónica” radicado institucionalmente en el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Secretaria de Cultura de la Nación); PICT 2016-0373; PICT 2013-1965; UBACYT 20020130100293BA; UBACYT 20020170100150BA; PICT 201.0373, entre otros. 1 Figura 1.1: Ubicación geográfica del área de estudio. Figura 1.2: Paisaje de sectores altos. Vista panorámica de Pampa del Asador. 2 Las características paleoambientales del Holoceno en Patagonia meridional han sido evaluadas a partir de numerosas investigaciones que han estudiado diversas líneas de evidencia tales como los análisis polínicos, sedimentológicos, geomorfológicos, glaciarios, isotópicos, antracológicos y el estudio de micromamíferos. Estos desarrollos han permitido establecer que tanto el ambiente como el clima del área en el pasado han sido altamente variables (Favier Dubois 2004; Gilli 2003; Glasser et al. 2004; Horta et al. 2011, 2013, 2016, 2017; Mancini 1998; Markgraf et al. 2003, Pardiñas 1996-1998; Stine 1994, 2000; Stine y Stine 1990; Zolitschk et al. 2006). Hacia el Holoceno tardío las fluctuaciones climáticas, producto de los cambios en la dirección e intensidad de los Southern Westerlies (Gilli et al. 2001) habrían establecido nuevas condiciones ambientales caracterizadas por una tendencia hacia el descenso de la humedad relativa (Stine 1990). De acuerdo con el modelo de poblamiento tardío propuesto para el área, se habría evidenciado un uso diferencial de los espacios. Los sectores bajos (cuenca de los lagos Cardiel y Salitroso/Posadas) asociados a condiciones climáticas más benignas y a la presencia de recursos más estables (agua), se habrían caracterizado por ser áreas residenciales en contraposición a los sectores altos (mesetas del Guitarra, Pampa del Asador y Strobel y cuencas altas del PNPM) logística/estacionalmente incorporados a partir de un proceso de extensificación, representado por una ampliación de los rangos de acción (Goñi 2010; Goñi y Barrientos 2004). De este modo, se propone una marcada tendencia hacia un uso diferencial y complementario de espacios bajos y altos en función de la estructura de recursos disponibles en cada uno. Los lineamentos teóricos generales se enmarcan en una perspectiva ecológicaevolutiva, la cual supone que la interacción entre el medio ambiente físico y social es fundamental para la vida humana (Kelly 1995; Winterhalder y Smith 1991). Ante los condicionantes del ambiente, los seres humanos se adaptan a través de mecanismos racionales que tienden a maximizar los beneficios y minimizar el riesgo. Estas perspectivas permiten integrar el uso de modelos de optimización y marcos de referencia adecuados (Binford 2001). Por su parte, la movilidad es uno de los aspectos que mayormente condicionan las estrategias organizativas de los cazadoresrecolectores. En este contexto, el modelo propuesto por Binford (1980), donde se establecen dos tipos de movilidad, residencial y logística, estrechamente vinculados con la configuración de la estructura de recursos de la región, será considerado como un marco clave para el desarrollo de la presente investigación. Finalmente, se utilizan conceptos derivados de la Teoría de Construcción de Nicho (Kendal et al. 2011; Laland et al. 2000; Lewontin 1983, entre otros). 3 La relevancia de esta investigación radica en que busca discutir y evaluar las dinámicas poblacionales en ambientes de mesetas altas cuyas características arqueológicas, ecológicas, climáticas, geológicas y geomorfológicas resultan particulares y específicas. Las investigaciones zooarquelógicas llevadas a cabo en estos sectores han sido acotadas y desarrolladas desde escalas espaciales amplias. En este sentido, han buscado establecer el carácter logístico de estos espacios en contraposición con la utilización residencial de los sectores bajos de la región en el marco del modelo de poblamiento propuesto (Aragone 2010; Aragone et al. 2007; Dellepiane 2014; Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2007, 2017, entre otros). La tendencia zooarqueológica definida por estos desarrollos caracterizó el uso de estas mesetas como homogéneo y poco variable, ligado estrechamente con la obtención de presas y su procesamiento inicial. No obstante, en los últimos años los avances realizados desde el estudio de otras líneas de evidencia han permitido reconocer un mayor rango de variabilidad en el componente logístico de utilización de estos sectores durante los últimos 2500 años A.P. (Cassiodoro 2016 a, 2016b; Dellepiane 2014; Flores Coni 2018; Guichón 2012, 2018; Re et al. 2017, entre otros). Este contexto general se establece como el punto de partida de esta tesis que buscará evaluar en qué medida la variabilidad registrada exhibe un correlato zooarqueológico y permite profundizar nuestro conocimiento acerca de las estrategias de subsistencia implementadas. Por lo tanto, resulta de interés indagar en las causas de dicha variabilidad, evaluándola en relación con las diferentes etapas dentro del proceso de poblamiento de estos espacios en un contexto climático/ambiental cambiante. Se considera que el desarrollo de un abordaje de este tipo permitirá discutir la complejidad y el alto grado de planificación en cuanto al uso de dichos espacios. Del mismo modo, se asume que por medio de esta vía, y a través de una perspectiva comparativa entre mesetas, será posible evaluar diferencias y similitudes en el comportamiento logístico involucrado en la ocupación de estos sectores. A su vez, este trabajo también se centra en el estudio del registro zooarqueológico de sitios a cielo abierto. La información faunística procedente de estos contextos no ha tenido una representación considerable, ya sea por problemas tafonómicos (Belardi et al. 2007), como por circunstancias de muestreo. Como ha sido destacado en numerosos trabajos científicos, la mayor parte del conocimiento del registro zooarqueológico de Patagonia proviene principalmente de aleros y cuevas (De Nigris 2004; Mengoni Goñalons y Silveira 1976; Rindel 2003, entre otros). Al respecto, diversos autores han sugerido que estos sitios habrían sido utilizados para propósitos específicos (Goñi 1995; Rindel 2003, 2009, entre otros) y como bases residenciales 4 (De Nigris 2004; Mengoni Goñalons y Silveira 1976, entre otros), caracterizados por el desarrollo de las últimas etapas dentro del continuum del procesamiento de recursos (desposte secundario, preparación, consumo y descarte) (Lyman 1994). Esta tendencia hacia el análisis zooarqueológico de cuevas y aleros ha permitido reconocer dos importantes implicancias. Por un lado, la ausencia de sitios con evidencia de actividades de obtención y procesamiento inicial de carcasas (Borrero et al. 1985), conjuntos esperables en espacios abiertos inmediatamente próximos a los lugares de obtención de recursos; y por otro, la inevitable presencia de vacíos dentro de nuestro conocimiento sobre el registro faunístico patagónico (Rindel 2009). Consecuentemente, la investigación propuesta busca aportar información sobre aspectos que han quedado relativamente ausentes llevando a cabo un análisis del registro arqueofaunístico procedente de sitios a cielo abierto, con el fin de contribuir a la conformación de un conocimiento más amplio en relación con las estrategias de subsistencia desarrolladas en el pasado. Por otra parte, se estima necesario el desarrollo de una perspectiva tafonómica (sensu Lyman 1994) orientada a identificar los agentes y procesos que han contribuido a la formación y conservación del registro óseo. Las mesetas consideradas, particularmente la del Strobel, han sido caracterizadas como ambientes poco conservativos de evidencia ósea (Belardi et al. 2007; Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi et al. 2014). Esta afirmación busca ser evaluada y discutida a partir del análisis de las muestras faunísticas recuperadas en los últimos años. Este desarrollo permitirá evaluar el potencial de preservación de estos ambientes, tanto en una escala espacial local (intrameseta), como regional (intermesetas), examinando la historia tafonómica de los conjuntos y la incidencia de la operatoria de determinados procesos naturales junto con las particularidades formativas micro-locales de cada sitio. Finalmente, esta investigación focaliza en el análisis zooarqueológico de estructuras de parapetos. Estos sitios a cielo abierto presentan una alta frecuencia en la región y en Patagonia en general (Aragone y Cassiodoro 2005- 2006; Aragone et al. 2010; Belardi y Goñi 2006; Belardi et al. 2013; Blanco et al. 2010; Cassiodoro 2011; Cassiodoro y Flores Coni 2010; Cassiodoro et al. 2007; Carden et al. 2001; Dellepiane 2014; 2018; Dellepiane y Flores Coni 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Espinosa y Goñi 1999; Flores Coni 2014, 2018; Flores Coni et al. 2018; García y Pérez de Micou 1979; Goñi et al. 2016a y b; Gradin 1959/60a, 1959/60b, 1971,1976, 1996; Miotti et al. 2016; Pasqualini et al. 2016; Prates et al. 2013; Vargas Gariglio et al. 2019, entre otros); sin embargo, carecen usualmente de registro óseo asociado. En este sentido, 5 las estructuras consideradas no solo presentan esta evidencia en superficie, sino también en estratigrafía permitiendo evaluar el rol de estos sitios a lo largo del tiempo. Tomando en consideración la alta frecuencia de estructuras en la meseta del Guitarra, Strobel y en la Pampa del Asador, el potencial de información faunística del área resulta destacable. Organización de la tesis La tesis de doctorado se compone de 11 capítulos, un apartado destinado a la bibliografía y un anexo. El presente es una introducción general de la investigación desarrollada. El capítulo dos detalla el modelo de poblamiento regional y se explicitan los objetivos generales y específicos de la investigación; se exponen las hipótesis y expectativas que la guían. En el capítulo tres se ubican espacialmente los sectores geográficos considerados en esta tesis: la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra. A su vez, se describen las características ecológicas, ambientales, geomorfológicas y topográficas de cada uno de estos sectores. Finalmente, se reseña la información paleoambiental disponible para la región. En el capítulo cuatro se detallan los antecedentes arqueológicos tanto de la región como de las zonas aledañas. En este marco será resumido el modelo de poblamiento regional propuesto por Borrero (1989-1990; 1994-1995; 2001). Se pondrá especial énfasis en sintetizar los trabajos arqueológicos desarrollados en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y Guitarra, haciendo especial referencia a la información zooarqueológica disponible hasta el momento. El capítulo cinco indica los lineamientos teóricos generales donde esta tesis se enmarca. Se definen entonces los conceptos generales, marcos de referencia y modelos zooarqueológicos y arqueológicos que serán utilizados a la hora de explicar los patrones identificados en el registro faunístico de los sitios considerados. El capítulo 6 sintetiza y explica el acercamiento metodológico elegido en la tesis de doctorado. Se explicitan y esclarecen los aspectos técnicos del análisis faunístico tales como los diferentes pasos empleados en el análisis de los conjuntos, las medidas de cuantificación utilizadas, las escalas y unidades de análisis, las variables tafonómicas seleccionadas y los modelos de anatomía económica ante los que se correlacionarán los datos. En el capítulo 7 se describen los sitios considerados, refiriendo a sus características generales, estrategias de muestreo, recolección, excavación y las cronologías disponibles. Se explicita también la composición de la muestra correspondiente a cada conjunto. En los capítulos 8 y 9 se presentan los resultados obtenidos en el análisis de los conjuntos faunísticos localizados en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y Guitarra respectivamente. En el siguiente capítulo (número 10) se lleva a cabo la discusión 6 general de la investigación desarrollada en esta tesis de doctorado en relación con toda la información presentada en los acápites precedentes. Finalmente, en el capítulo 11 se reseñan las conclusiones alcanzadas, los aportes realizados y las líneas futuras de investigación. 7 Capítulo 2 Objetivos e hipótesis De acuerdo con el modelo de poblamiento propuesto para la región, la ocupación de los diferentes espacios en el pasado ha sido dependiente de los cambios climáticos/ambientales acaecidos durante el Holoceno, especialmente aquellos ocurrido en los últimos 2500 años (Goñi 2010) (ver capítulo 3). Bajo este escenario de fluctuaciones climáticas, estrechamente vinculadas con los cambios en la dirección e intensidad de los vientos del oeste (Southern westerlies) (Gilli et al. 2001), se habrían establecido nuevas condiciones ambientales caracterizadas por una tendencia hacia el descenso de la humedad relativa (Stine 1990) que habría alcanzado su punto máximo hacia los 900 años A.P. durante la Anomalía Climática Medieval (Stine 1994). Consecuentemente, nuevas condiciones ecológicas se definen, caracterizadas por una distribución heterogénea del agua y la liberación de nuevos espacios. Estos últimos no solo comienzan a ser ocupados de manera más efectiva por las poblaciones humanas en el pasado, sino también por una estepa de tipo herbácea o arbustiva dependiendo de la altitud en la cual se emplace (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000-2002). Este escenario se habría establecido como parte de las causas que motivaron un conjunto de modificaciones en las estrategias de movilidad y asentamiento de las poblaciones humanas durante los últimos 2500 años (Goñi 2010). De acuerdo con el modelo de poblamiento tardío propuesto para el área, se habría evidenciado un uso diferencial de los espacios en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2010). Así, el efecto social habría correspondido a una reducción de la movilidad residencial y al desarrollo de estrategias logísticas/estacionales (Goñi 2010). Los sectores bajos (cuenca de los lagos Pueyrredón- Posadas- Salitroso, del Cardiel y más al sur, San Martin y Tar) asociados a condiciones climáticas más benignas y a la presencia de recursos estables (agua y leña), se habrían caracterizado por ser áreas de carácter residencial (Bourlot 2009; Cassiodoro 2011; Goñi y Barrientos 2004; Goñi 2010; 8 Tessone 2010, entre otros). Consecuentemente, esta reducción de la movilidad fue acompañada por un constreñimiento espacial derivado de un mayor nucleamiento poblacional en torno a estos espacios de ocupación anual. En contraposición, los sectores altos (Pampa del Asador-meseta del Guitarra, mesetas del Strobel, Cardiel Chico y San Adolfo, y las cuencas altas del PNPM) habrían sido logística/estacionalmente incorporados a partir de un proceso de extensificación (sensu Binford 2001; Goñi 2010), representado por un aumento de la productividad primaria a partir de la ampliación de los rangos de acción (Cassiodoro 2011; Goñi 2010, 2016; Goñi y Barrientos 2004; Re 2010; Rindel 2009, entre otros). De este modo, se propone una marcada tendencia hacia un uso diferencial y complementario de espacios bajos y altos en función de la estructura de recursos disponibles en cada uno. El objetivo principal de la presente investigación es discutir, junto con el resto de la evidencia arqueológica disponible, las dinámicas poblacionales de la región, haciendo especial énfasis en las características de la colonización y ocupación efectiva (sensu Borrero 1994-1995) de los sectores de meseta, a partir del estudio de la evidencia zooarqueológica. En este marco, se busca evaluar la variabilidad zooarqueológica inter e intra meseta a lo largo del Holoceno tardío en relación con las características específicas de estos espacios: accesibilidad, disponibilidad de recursos, aspectos geomorfológicos y geológicos, condiciones ecológicas, topografía, etc. Adicionalmente, una serie de objetivos específicos han sido delineados: - Analizar y determinar los procesos tafonómicos en la formación de los conjuntos, en una escala espacial local (intra-meseta) y regional (inter-mesetas). - Caracterizar las estrategias de utilización de recursos faunísticos en la meseta del Guitarra, Pampa del Asador y meseta del Strobel. - Realizar un estudio comparativo inter-mesetas del registro zooarqueológico, focalizado en su distribución espacial y temporal, a los fines de discutir la variabilidad funcional de los ambientes considerados a partir de los patrones de procesamiento y consumo evidenciados en los conjuntos. - Comparar e integrar los resultados obtenidos del análisis zooarqueológico con la información disponible generada desde otras líneas de evidencia (tecnología, representaciones rupestres, isótopos estables). En este sentido, a partir de la 9 información tecnológica disponible se busca discutir la vinculación entre el registro arqueofaunístico, el equipamiento tecnológico de las mesetas y la distribución de las estructuras de parapeto de caza. Hipótesis En términos macroregionales (sensu Dincauze 2000), las características del registro zooarqueológico de los sectores altos y bajos indican que ambos espacios tuvieron un rol diferencial en los sistemas de asentamiento y subsistencia de los grupos humanos que los habitaron durante el Holoceno tardío (Goñi 2010; Rindel et al. 2017). En este marco, la distribución de partes anatómicas en el espacio es diferencial, representando, en cada caso, el correlato arqueológico de su carácter y uso general en los términos señalados por el modelo de poblamiento tardío propuesto. Es así que los sectores altos, logística/estacionalmente organizados, presentan una tendencia hacia conjuntos óseos más homogéneos caracterizados por frecuencias elevadas de elementos esqueletarios pobremente representados en los espacios bajos, en especial huesos como la pelvis, escápula, extremidades superiores (húmero y fémur) y fragmentos articulares de huesos largos (Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2017). En consecuencia, se ha definido para los sectores altos de la región una tendencia zooarqueológica homogénea, estrechamente ligada con una utilización similar del espacio durante los últimos 2500 años. No obstante, el análisis realizado desde otras líneas de evidencia (representaciones rupestres y tecnología) ha registrado un mayor rango de variabilidad en el uso logístico de estas mesetas (Cassiodoro et al. 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018). Estas investigaciones, abordadas desde escalas espaciales más acotadas, establecen la existencia de una utilización diferencial al interior de las mesetas, caracterizada por una mayor diversificación de las tareas desarrolladas, estadías más prolongadas y la posible presencia de todo el grupo familiar (Flores Coni 2018; Guichón 2018). Por lo tanto, se espera que la variabilidad registrada tenga también un correlato zooarqueológico. De esta manera la hipótesis 1 establece que: Se reconoce un mayor rango de variabilidad en el uso logístico de los sectores altos de la región durante el Holoceno tardío. Las estrategias de subsistencia implementadas en la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra han sido variables y diversas entre sí producto de la incidencia de fenómenos sociales específicos y las particularidades propias de cada espacio en tanto disponibilidad diferencial de reparo, características ambientales microlocales y la presencia de recursos específicos (agua y materias primas). 10 La hipótesis 1 será contrastada positivamente en tanto puedan reconocerse diferencias en las características generales del registro zooarqueológico inter meseta como correlato de una utilización diferencial de los espacios y un manejo variable de los recursos faunísticos. La representación de partes anatómicas, junto con los patrones de procesamiento y consumo registrados en cada sector, deberán evidenciar contrastes en tanto configuran referentes empíricos de las estrategias implementadas. Por otra parte, las mesetas consideradas no representan en su interior paisajes estrictamente homogéneos sino que, por el contrario, exhiben características ecológicas, ambientales y geomorfológicas diversas. Adicionalmente, en términos arqueológicos, las investigaciones llevadas a cabo en cada uno de estos sectores han destacado la presencia de una variedad de tareas desarrolladas junto con una utilización diferencial de los espacios al interior de cada área (Cassiodoro et al. 2016; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018). Tomando en consideración esta información, la hipótesis 2 establece que: Se reconoce variabilidad en las características zooarqueológicas al interior de la Pampa del Asador y de las mesetas del Strobel y Guitarra respectivamente, producto del carácter cambiante de las estrategias logísticas implementadas en cada una a lo largo del tiempo. Esta hipótesis supone variabilidad en las estrategias de caza, procesamiento y transporte en función de la influencia de factores internos (e.j. variaciones demográficas) y externos (fluctuaciones climático/ambientales). Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en las distintas mesetas de la región, y de Patagonia en general, han establecido que las estructuras de parapetos son uno de los tipos de sitios a cielo abierto más frecuentes (Aragone y Cassiodoro 2005- 2006; Aragone et al. 2010; Belardi y Goñi 2006; Belardi et al. 2013; Blanco et al. 2010; Cassiodoro 2011; Cassiodoro y Flores Coni 2010; Cassiodoro et al. 2007; Carden et al. 2001; Dellepiane 2014; 2018; Dellepiane y Flores Coni 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Espinosa y Goñi 1999; Flores Coni 2014, 2018; Flores Coni et al. 2018; García y Pérez de Micou 1979; Goñi et al. 2016a y b; Gradin 1959/60a, 1959/60b, 1971,1976, 1996; Miotti et al. 2016; Pasqualini et al. 2016; Prates et al. 2013; Vargas Gariglio et al. 2019, entre otros). La funcionalidad de estos sitios como apostaderos de caza de breve duración o espacios de uso habitacional caracterizados por estadías más prolongadas ha sido un aspecto de discusión en los últimos años (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Dellepiane y Flores Coni 2016; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Flores Coni 2018; Goñi 2010; Miotti et al. 2016). Por lo tanto, como 11 parte de la variabilidad enunciada en la hipótesis 2 se espera reconocer un uso diverso de estas estructuras. Por un lado, la presencia de un conjunto de modalidades alternativas ligadas con la obtención de presas y su procesamiento inicial; y por otro, que algunas de las actividades llevadas a cabo no solo den cuenta de tareas asociadas con la caza. 12 Capítulo 3 Características Ambientales e Información Paleoambiental de la región 3.1 Introducción Esta tesis se enmarca dentro de un conjunto de investigaciones sistemáticas que se iniciaron en el centro-oeste de Santa Cruz hace más de 30 años y que se continúan desarrollando en la región. Desde sus comienzos han buscado evaluar la relación existente entre los diferentes eventos climáticos/ambientales y ecológicos ocurridos en el Holoceno, y los cambios en la organización de las sociedades cazadores-recolectoras (Aschero et al. 1992-1993; Goñi 1988; 2000, 2010; Goñi et al. 2000-2002). El ambiente es considerado aquí como un factor influyente del cambio cultural, sí bien no dicta o determina el carácter de la respuesta dada por las poblaciones humanas, si causa efectos en las mismas (Jones et al. 1999; Oldfield y Alverson 2003; Goñi 2010). A continuación se detallará la localización espacial de cada sector, límites y características generales. Posteriormente se hará referencia al ambiente, el clima y los recursos. Finalmente, se sintetizará la información paleoambiental disponible para el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz. 3.2 Localización y características generales de la región bajo estudio: Pampa del Asador y mesetas del Guitarra y Strobel La región de estudio se encuentra ubicada en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz, área considerada semi desierto y dominada por la estepa patagónica (Cabrera y Willink 1980) (Figura 3.1). En este espacio, el paisaje se caracteriza por la presencia de un importante sistema de mesetas altas, organizadas de manera paralela 13 a la Cordillera de los Andes, y el desarrollo de grandes lagos y cuencas de ríos cordilleranos. En función de la altura sobre el nivel del mar, el área de estudio ha sido subdividida en dos zonas ambientales bien diferenciadas y con características propias: sectores altos (700-1500 msnm) y bajos (100-400 msnm). Esta tesis discutirá la información zooarqueológica de conjuntos que se localizan en el primero de ellos: la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra. Figura 3.1: Región de estudio y delimitación de las áreas consideradas. La Pampa del Asador se encuentra ubicada en el departamento de Río Chico, al noroeste de la provincia de Santa Cruz (Figura 3.1) y presenta una altura sobre el nivel del mar que se extiende dentro de un rango que va de los 900 a los 1100 m. El Cerro Pampa constituye uno de los puntos destacados del área, presenta una altura de 1351 m y se encuentra conformado por adakitas y dacitas producto de la actividad magmática del Mioceno superior (Ramos et al. 2004) (Figura 3.2 y 3.3). Este espacio 14 limita hacia el oeste con la Meseta del Águila, al norte con la Meseta del Guitarra, hacia el este con el bajo por el cual discurre la Ruta Nacional N° 40, y al sur se encuentra la cuenca de los ríos Belgrano y Chico. Figura 3.2: Pampa del Asador y meseta del Guitarra. La Pampa del Asador es una planicie glaciaria caracterizada por la presencia de depósitos glacifluviales estratificados que apoyan sobre rocas preexistentes, sedimentos continentales y volcánicos de edad terciaria. Estos depósitos exhiben rocas de diversas características, entre las que se destacan sílices, basaltos y obsidianas de excelente calidad para la talla. La alta disponibilidad de estas materias primas líticas jerarquiza a este espacio como una de las principales fuente de aprovisionamiento regional (Belardi et al. 2006; Cassiodoro 2011; Espinosa y Goñi 1999; Molinari y Goñi 1995; Stern 1994; 2004; Stern et al. 1995). Por otra parte, este sector presenta un tipo de relieve suavemente ondulado y con escasos accidentes topográficos (Giacosa et al.1997) (Figura 3.3). El origen glaciario de esta planicie resulta apropiado para la formación de mallines y cuerpos lagunares, en tanto presentan una topografía baja y sedimentos finos con alta capacidad de retención de agua (Mazzoni y Vázquez 2004) (Figura 3.3). Por tanto, se configura como un paisaje en donde el agua, recurso critico en la estepa patagónica, se encuentra presente y se localiza en sectores específicos y puntuales del área. 15 Figura 3.3: Sectores de la Pampa del Asador. Referencias: A: Cerro Pampa vista sur. B-Cárcava Cerro Pampa 6 vista norte y C-Pampa del Asador. Por otra parte, las mesetas basálticas miocénicas (Ramos 2002) son uno de los rasgos geomorfológicos más característicos de la región. En la provincia de Santa Cruz han sido identificadas 289 manifestaciones basálticas con una superficie mayor a 1km², constituyendo el 10% del espacio provincial (Mazzoni y Rabassa 2010) y representando una superficie mayor a las 2.000.000 ha. (Rial 2001) (Figura 3.4). Las mesetas del Strobel y del Guitarra, sectores considerados ente trabajo, son extensas coladas basálticas que presentan un origen geológico asociado con sucesivos eventos tectónicos ocurridos durante los períodos Terciario y Cuaternario, formando parte de un extenso sistema de mesetas basálticas que recorren la estepa patagónica a través de su eje latitudinal (Panza y Franchi 2002; Ramos 2002) (Figura 3.3). El borde de 16 estas mesetas es una abrupta y continua barda subvertical, casi siempre escarpada y visible desde grandes distancias (Panza y Franchi 2002), a cuyos pies se disponen mallines y áreas húmedas consecuencia de la percolación del agua superficial (Mazzoni y Vázquez 2004). Figura 3.4: Manifestaciones basálticas de la provincia de Santa Cruz (tomado de Mazzoni y Rabassa 2010), En el recuerdo se delimita la región de estudio. La meseta del Guitarra se localiza inmediatamente al norte de la Pampa del Asador, entre los 1000-1400 msnm y está limitada hacia el oeste por la meseta del Águila, al este por la Laguna Asador, hacían el norte por la meseta Asador y hacia el sur por la Pampa del Asador (Goñi et al. 2010; Cassiodoro 2016a) (Figuras 3.1 y 3.2). Dentro de los aspectos topográficos más importantes de la meseta se destacan: el Cañadón Guitarra (Figura 3.5-A) por el cual fluye el río homónimo, actualmente seco, y que, en momentos de mayor humedad discurre en dirección oeste-este desembocando en la laguna del Asador (Figura 3.2). El cañadón tiene unos 9 km de extensión y está enmarcado por paredones basálticos de altura variable (entre 2 y 8 m) que ofrecen buen reparo (Cassiodoro 2016a; Goñi et al. 2010). Las pampas altas (Figura 3.5-B) son la real expresión de los ambientes de meseta, caracterizados por una mayor altura sobre el nivel del mar que los sectores restantes y una baja cobertura vegetal que, en secciones del paisaje, deja al descubierto el manto lávico de base (Cassiodoro 2016a; Goñi et al. 2010). Su topografía plana con suaves ondulaciones establece bajas condiciones de reparo, solo disponibles en escasos afloramientos rocosos de altura variable asociados a lagunas. Finalmente, se registra la costa del lago Guitarra (Figura 3.5-C) la cual presenta una extensión aproximada de 26 km (Cassiodoro 2016a; Goñi et al. 2010). 17 Figura 3.5: Sectores topográficos de la meseta del Guitarra. Referencias: A: Cañadón Guitarra. B-Pampas Altas y C-Costa del lago Guitarra. La meseta del Strobel se localiza a 60 km de la Pampa del Asador en dirección sur, a 48° 28’ Latitud Sur, y a 71° 17’ de Longitud Oeste (Figura 3.1). Se trata de una meseta basáltica miocénica que cubre un área de 2500 km2, lo cual equivale a un 10,4% de la superficie de las mesetas basálticas de esta provincia (24000 km 2) (Lancelotti 2009). Se encuentra delimitada al norte y al este por el valle del río Chico, al oeste por la meseta de la Muerte y hacia el sur se ubica la cuenca del lago Cardiel. Una de las características más destacables de esta meseta es la cantidad de cuerpos de agua que alcanzan un total aproximado de 2000 lagunas durante los años más húmedos. Se destaca el lago Strobel, localizado al centro-norte de la meseta, los lagos Quiroga y Quiroga Chico, ubicados en el extremo noroeste, y un sistema de lagunas encadenadas que atraviesa la meseta de sur a oeste y de centro a norte (Figura 3.6). Esta configuración hídrica representa un importante reservorio de agua para toda la región y se constituye también como un mosaico ambiental dinámico que provee un hábitat para una diversidad de organismos (Lancelotti 2009). 18 Figura 3.6: Meseta del Strobel. La meseta del Strobel presenta una variación altitudinal que manifiesta un eje oeste-este, alcanzando los 1200 mnsm en cercanías a los lagos Quiroga y Quiroga Chico y disminuyendo hasta los 650 msnm en el extremo este. La distribución de la vegetación se corresponde con estas características, evidenciando una mayor cobertura en el sector oeste reduciendo su densidad hacia el este, hallándose espacios de suelo desnudo. 19 Figura 3.7: Sectores topográficos de la meseta del Strobel. Referencias: A: Pampas B-Bajos con lagunas y C-Cañadón del rio Barrancoso. Al interior de la meseta del Strobel se reconocen sectores topográficos con características específicas (Figura 3.7). Las pampas son superficies relativamente planas o levemente onduladas y presentan, en baja frecuencia, afloramientos rocosos bajos que brindan una mínima protección y reparo en un paisaje que carece de ambos (Figura 3.7-A). Los bajos con lagunas, enmarcados en paredones basálticos son uno de los rasgos más destacados en la meseta. Se trata de depresiones naturales formadas por procesos tectónicos y deflaciones posteriores del manto basáltico, sobre sedimentos preexistentes (Figura 3.7-B). Éstas son alimentadas por el derretimiento de nieve y hielo acumulados durante el invierno (Lancelotti 2009). Su distribución espacial en la meseta dista de ser homogénea, concentrándose principalmente en el sector centro-oeste y correspondiéndose con el eje de variación altitudinal antes 20 mencionado (Lancelotti 2009). Por último, se observa el cañadón del río Barrancoso localizado también hacia el oeste de la meseta (Figura 3.7-C). Presenta una extensión de 26 km, desde su nacimiento en la meseta de la Muerte hasta su desembocadura en el lago Strobel (Figura 3.6). Su curso de agua, producto del deshielo, discurre en dirección suroeste-noroeste y alimenta una gran cantidad de vegas y mallines a su paso. 3.3 Ambiente, clima y recursos En términos fitogeográficos, los sectores considerados se encuentran dentro del Dominio Andino, Provincia Patagónica, Distrito Central, subdistrito austral o santacrucense (León et al. 1998). En tanto estepa arbustiva árida (Roig 1998 en Lancelotti 2009) o baja (León et al. 1998), la vegetación constituye la expresión de la máxima aridez de las estepas patagónicas dada su fisonomía yerma y extremadamente xérica. Se caracteriza por la escasa cobertura, que no supera el 50%, y se compone principalmente de arbustos enanos en cojín alternados con una pequeña cantidad de gramíneas (León et al. 1998). Las especies que predominan son la mata torcida, la mata guanaco, cola piche, coirón, entre otros taxones (Roig 1998 en Lancelotti 2009). En pequeños paleo drenajes y depresiones secas se ubican también poblaciones densas de mata negra (León et al. 1998), y en algunos sectores de menor altura sobre el nivel del mar y protegidos, es posible encontrar calafate. El clima predominante en los sectores considerados es templado-frio observándose una temperatura anual media entre 8 y 10° C (Paruelo et al. 1998). Estos ambientes manifiestan también un marcado gradiente de precipitaciones que oscila entre 200-300 mm anuales, concentradas principalmente en otoño e invierno. Las bajas temperaturas y la altura sobre el nivel del mar generan una importante carga de nieve que dificulta su habitabilidad durante el invierno. Así, estos sectores se ven caracterizados por la presencia de una marcada estacionalidad, responsable a su vez de las importantes fluctuaciones en el aporte hídrico (Figura 3.8). 21 Figura 3.8: Estacionalidad en las mesetas del Strobel y Guitarra y en la Pampa del Asador. Referencias: Representación de las estaciones A- verano. B- invierno/primavera C- Otoño/Invierno. El agua es un recurso crítico en Patagonia que limita la distribución de los seres vivos en el espacio. Si bien las precipitaciones medias anuales en estos ambientes son bajas, la intensa fracturación de la roca volcánica favorece la infiltración de agua y de nieve que precipita sobre ella. De esta forma, percola hasta encontrar niveles impermeables subyacentes a la capa de basalto donde fluye lateralmente hasta aflorar en las laderas (Mazzoni y Vázquez 2004). Es así que se produce la formación de manantiales y pequeños ojos de agua de régimen permanente que alimentan un elevado número de mallines, generalmente de pequeñas dimensiones. Los mallines o vegas son microambientes característicos en planicies glaciarias y mesetas basálticas. Estos sectores de la estepa semiárida que presentan un aporte regular de agua superficial o freática, son los ambientes de mayor productividad en la región, donde la vegetación puede cubrir el 100% del suelo dando lugar a praderas húmedas compuestas principalmente por comunidades vegetales de ciperáceas, gramíneas y dicotiledóneas (Boelck 1957). Su biodiversidad vegetal resulta en un componente nutricional clave de consumo para las comunidades animales de la región, especialmente para el guanaco (Lama guanicoe). Entre los principales recursos locales, el guanaco es la especie animal preponderante y de mayor importancia económica en la región. De acuerdo a la información arqueológica disponible hasta la fecha, ha constituido la principal presa para las poblaciones cazadores recolectoras que habitaron el interior de Patagonia meridional. Su amplia distribución incluye toda la región cordillerana, desde el norte de Perú hasta la isla de Tierra del Fuego, e involucra una gran variedad de ambientes, siendo en su mayoría contextos áridos y semiáridos (Franklin 1983). Se trata de un ungulado de tamaño relativamente grande, cuyo peso corporal para ejemplares 22 patagónicos oscila entre los 100 y 120 kg. A pesar de exhibir un escaso dimorfismo sexual, la condición nutricional de los individuos varía estacionalmente. Al respecto, Raedeke (1978) señala que los machos manifiestan condiciones más estables anualmente, pero inferior a la de las hembras. Estas últimas alcanzan su mejor condición en el mes de junio y luego de este lapso comienzan una reducción de su condición nutricional durante la primavera y el principio del verano, momento que se corresponde con la última etapa de gestación, la posterior parición y la lactancia de las crías (Raedeke 1978). El momento de parición en el guanaco varía latitudinal y longitudinalmente. En el sector meridional de Patagonia inicia en el mes de diciembre para finalizar en los meses de febrero-marzo; esta es una época de buena disponibilidad de pasturas y máximo fotoperiodo, permitiendo a la población dedicar el máximo tiempo posible a la obtención de alimentos. En este marco, los ecosistemas de manantiales y mallines, ambientes con alta frecuencia en las mesetas y planicies glacifluviales de la región, son espacios sistemáticamente seleccionados por las poblaciones de guanaco en tanto que ofrecen terrenos llanos y abiertos, con una óptima visibilidad ante posibles predadores y excelentes pasturas para las hembras que deben hacer frente a las altas demandas energéticas de la gestación y lactancia (Bunnell y Gillingham 1985; Loudon 1985; Main y Coblentz 1996; Main et al. 1996). Más aún, las hembras pueden incrementar su fitness reproductivo seleccionando este tipo de hábitat dado que aumenta su supervivencia y la de su descendencia (Bleich et al. 1997; Main y Coblentz, 1990,1996). El peso de los chulengos (cría del guanaco) al nacer es de aproximadamente 10 kg (Raedeke 1978). En general, es amamantado durante 3 a 5 meses, si bien al mes ya comienza a ingerir materia vegetal. Su pelaje es de color canela claro, el cual es muy sedoso y suave, y cambia por el de los adultos a los 20 días de nacido. Los hábitos alimenticios del guanaco son exclusivamente herbívoros e incluye tanto el pastoreo de hierbas, como el ramoneo de arbustos y árboles. Al mismo tiempo, es un bebedor periódico, esto significa que, a pesar de poder ocupar ambientes sumamente áridos, requiere tomar ocasionalmente agua pura o incorporarla a través de la ingesta de vegetales (Franklin 1982). Diversos investigadores han registrado la presencia de poblaciones de guanacos migratorias y sedentarias. En cuanto a los desplazamientos migratorios, presentan un carácter estacional asociado con el período de crecimiento de pasturas en sectores altitudinalemente elevados, durante los meses de primavera y verano. 23 Estos movimientos pueden involucrar a la totalidad o a una parte de los individuos presentes en una gran área (Cajal 1983; Franklin 1975, 1982, 1983; Raedeke 1979, entre otros). Este comportamiento es un aspecto especialmente relevante en esta tesis dado que pudo generar una movilidad isomórfica con los grupos cazadoresrecolectores de la región, donde los segundos seguirían a los primeros (Goñi 2010). Una de las principales características del comportamiento del guanaco es su marcada territorialidad (Cajal 1983; Franklin 1983; Raedeke1978, entre otros). Asimismo, al igual que otros camélidos, se caracteriza por organizarse en distintos grupos sociales:  Los grupos familiares están compuestos por unidades sociales promediadas de 7 individuos conformadas por un macho adulto, hembras y sus juveniles, generalmente menores a los 15 meses de edad. Cada uno de estos grupos familiares, presenta un territorio defendido y permanentemente ocupado por el macho adulto (Franklin 1982, 1983).  Los grupos de machos se componen de animales inmaduros que han sido expulsados de su grupo familiar y de otros machos no territoriales. Estos grupos son altamente móviles y dinámicos y, por lo tanto, su tamaño fluctúa diariamente. Suelen ocupar espacios ecológicos marginales que no se encuentran ocupados por grupos familiares (Franklin 1982; Larrieu et al. 1985; Raedeke 1979; Wilson 1982).  Los machos solitarios, como formación social, incluyen machos adultos que pueden o no poseer territorio. Algunos investigadores consideran que se encuentran formados por machos maduros jóvenes o seniles (Cajal 1983; Raedeke 1979).  Finalmente, han sido registrados grupos de hembras, integrados únicamente por hembras maduras y juveniles acompañadas por sus crías y sin contar con la presencia de machos (Ortega y Franklin 1995). Por otra parte, la composición faunística de la región cuenta también con carnívoros como zorros (Dusycion sp) y pumas (Felis concolor), edentados (Chaetophractus villosus, Zaedyus pichiy), roedores (Ctenomys sp, entre otros), y una gran variedad de lagartijas o matuastos representando distintas formas de los géneros Liolaemus, Phymaturus y Diplolaemus. También se observa una numerosa avifauna que se congrega en lagunas y mallines, entre los que se destaca el cauquén (Chloephaga picta), el cisne de cuello negro (Cygnus sp), macáes (Podiceps gallardoi), flamencos (Phoenicopterus chilensis), y bandurrias (Theristicus caudatus), entre las 24 especies principales (Figura 3.9). El ñandú petiso o choique (Rhea pennata) resalta en este contexto como la única ave corredora. Figura 3.9: Fauna local. Referencias: A-Guanaco, B-Zorro, C-Piche, D-Puma, E-Flamenco, F-Cauquén, GMacá, H-Lagartija y I-Tucu-Tucu. 3.4 Información Paleoambiental Múltiples investigaciones han sido desarrolladas a los fines de establecer las características paleoambientales del Pleistoceno/ Holoceno en Patagonia centromeridional. Las mismas han explorado diferentes líneas de evidencia entre las que se destacan los análisis polínicos (Mancini 1998; Mancini et al. 2002; Markgraf et al. 2003), sedimentológicos (Ariztegui et al. 2009; 2014; Favier Dubois 2004; Fey et al. 2009; Gilli et al. 2000; Gilli 2003; Haberzettl et al. 2005; Markgraf et al. 2003), geomorfológicos (González 1992; Quade y Kaplan 2017; Stine 1994, 2000; Stine y Stine 1990), glaciarios (Glasser et al. 2004; Mercer 1979), isotópicos (Markgraf et al. 2003) y el estudio de micromamíferos (Pardiñas 1996-1998). Si bien hasta la actualidad, ni las mesetas de Strobel y del Guitarra, ni la Pampa del Asador cuentan con información paleoambiental propia, las investigaciones correspondientes han sido iniciadas recientemente y los resultados se encuentran en proceso de análisis. Ante este escenario, su problemática paleoambiental será abordada a partir de una escala mesoregional (sensu Dincauze 2000) que permita su integración con la información disponible para otras áreas. Las investigaciones paleoambientales realizadas en la cuenca del lago Cardiel (Figura 3.1) incluyen el análisis de una muy variada cantidad de proxies: estudios limnogeológicos, análisis de ostrácodos, polen, algas verdes, diatomeas e isótopos estables (Ariztegui et al. 2009; 2014; Gilli et al. 2001; Gilli 2003; Markgraf et al. 2003); también se elaboraron perfiles sismográficos del fondo del lago (Gilli et al. 2001, Gilli 2003), y se llevaron a cabo investigaciones geomorfológicas (Quade y Kaplan 2017; 25 Stine 1994; Stine y Stine 1990). Atendiendo a que se corresponde con una cuenca endorreica, el área de captación no se vio afectada por la acción de glaciares. Esto implica que se mantuvo desconectada de los sistemas de escurrimiento de agua glaciar o de su descongelamiento, siendo muy sensible a cambios en la relación evaporación/precipitación. Es así que la cuenca del lago Cardiel, como otras en Patagonia, se convierten en una confiable herramienta de medición de la humedad ambiental. Los niveles del lago aumentan rápidamente durante aquellos períodos en donde la precipitaciones son frecuentes y disminuyen cuando los intervalos de sequías se incrementan (Ariztegui et al. 2014). Los estudios geomorfológicos llevados a cabo en la cuenca del lago Cardiel han podido identificar la existencia de diferentes paleocostas que, luego de ser datadas, permitieron construir una secuencia de sus avances/retrocesos en el pasado. Es así que para momentos pleistocénicos y principios del Holoceno, el lago Cardiel se habría encontrado prácticamente seco (13.160 años cal. A.P.), a unos 76 metros por debajo de su nivel actual. Rápidamente, para los 12.600 años cal. A.P., el nivel del lago aumenta abruptamente alcanzado, al menos, su cota del nivel actual. Su mayor transgresión es registrada para los 10.100/9.700, superando en 55 m la cota actual (de 1990). Hacia los 6100 años cal A.P. se reconoce un nuevo lapso de aridez. Entre los 6.800 y los 5.300 años cal. A.P. se produce un reacomodamiento de los Southern Westerlies a latitudes meridionales más altas, con una intensificación de los mismos hacia los 49 grados S, como consecuencia de una intensificación del anticiclón del Pacífico Sudeste con un incremento en el gradiente de temperatura polo-ecuador. Hacia los 5500 y 4500 años A.P. se produce una nueva transgresión del lago, llegando a superar por 21 metros el nivel actual. Posteriormente, estos niveles nunca fueron alcanzados y se alternaron períodos de muy baja humedad y momentos de incremento. Durante el Holoceno tardío, se advierte una última transgresión que logro superar en 11 m la cota actual. Entre los 1800 y 1200 años cal. A.P. se registra una mayor actividad eólica interpretada como una intensificación de los Southern Westerlies (Gilli et al. 2001). A partir de aquí, se advierte una tendencia hacia un proceso de desecación que se agudiza hacia los 900 años A.P (Favier Dubois 2004; Stine 1994; Zolitschka et al. 2006). Estos eventos se corresponden con un fenómeno climático de alcance global denominado Anomalía Climática Medieval que manifestó consecuencias dispares regionalmente (Stine 1994, 2000). Particularmente en Patagonia meridional, se observan registros para los últimos 1000 años A.P., tanto en el lago Cardiel como en otras cuencas (campo de lava de Pali Aike, laguna Azul, laguna las Vizcachas, entre otras) que reflejarían un desfasaje temporal en cuanto a 26 las reconstrucciones e interpretaciones entre las secuencias húmedas/frías y cálidas/secas (Favier Dubois 2004; Gilli et al 2000; Gilli 2003; Haberzettl et al. 2005; Zolitschka et al. 2006). Estas discrepancias serían el reflejo de las diferencias existentes entre cuencas en cuanto a su posición latitudinal y a la intensidad de los vientos del oeste meridionales (Southern Westerlies), generando, como consecuencia, efectos diversos en franjas latitudinales diferentes (Gilli 2003; Goñi 2010; Markgraf et al. 2003). Considerando la información obtenida en el lago Cardiel, dos momentos muy secos fueron registrados entre los 972 y 860 años A.P y entre los 700 y 570 años A.P que, de acuerdo con Stine (1994), se corresponden con sequias épicas (Figura 3.10). Figura 3.10: Curva de variación de nivel del lago Cardiel (Tomado de Ariztegui et al. 2014). Nuevas investigaciones desarrolladas por Quade y Kaplan (2017) en la cuenca del Lago Cardiel han obtenido resultados que se corresponden, en general, con la información paleoambiental sintetizada en el párrafo anterior. No obstante, registran también diferencian menores. En lo que respecta al lapso temporal donde esta tesis se enmarca, sugieren que a partir de los 3500/3000 años, el nivel del lago se habría mantenido como en la actualidad, incrementando en solo dos sucesos 15 m por encima de su nivel actual (Quade y Kaplan 2017). 27 Estos cambios y fluctuaciones en los niveles de humedad regional también han sido reconocidos en el Parque Nacional Perito Moreno (PNPM) (Figura 3.1) a partir de una serie de estudios geomorfológicos y polínicos. Los primeros indican la existencia de un paleolago conformado por la unificación de las cuencas de los lagos Azara, Belgrano, Mogote, Nansen, Volcán y Burmeister que habría manifestado ascensos y descensos de su nivel a lo largo del Holoceno, evidenciándose su última oscilación hacia los 2220 ± 60 años AP (González 1992). Por su parte, los análisis polínicos confirman este marco registrándose también variaciones en la vegetación durante los últimos 7000 años AP (Mancini 1998, 2007; Mancini et al. 2002). En este sentido, ha sido propuesto un primer desarrollo de la estepa herbácea como consecuencia de una mayor disponibilidad de agua, seguida, a partir de los 2500 años AP, por un posterior avance de la estepa arbustiva. Finalmente, se registran condiciones más secas en momentos posteriores a los 1000 años AP. La cuenca de los lagos Pueyrredón-Posadas-Salitroso (Figura 3.1) presenta un origen asociado a la erosión glaciar durante el Pleistoceno (Caldenius 1932; Horta et al. 2013, 2016). Los trabajos paleoambientales desarrollados en el área han permitido reconstruir un perfil paleogeografico de fluctuaciones para la cuenca a lo largo del Holoceno (Horta et al. 2013, 2016). De acuerdo con Horta y colaboradores, los niveles de la cuenca habrían variado. De esta forma, se determinó que entre los 12.052 años cal. A.P. y los 7.690 años cal. A.P. el paleolago se elevaba a 300 msnm. A partir de esta fecha comienza su descenso. Para los 5.912 años cal. A.P. habría disminuido a los 200 msnm. Luego, los lagos Posadas y Salitroso habrían comenzado a separarse manifestando regresiones y transgresiones hasta alcanzar su configuración actual (Horta et al. 2016). 3.5 Síntesis Las mesetas del Strobel y del Guitarra junto con la Pampa del Asador se encuentran ubicadas en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz. En función de su altura sobre el nivel del mar (700-1400 msnm) forman parte de los sectores altos de la región, categoría conformada también por el PNPM. Las condiciones climáticas generales son muy similares en cada uno de estos espacios, caracterizadas por un temperatura media que oscila entre los 8 y 10ºC, un gradiente de precipitaciones entre 200-300 mm anuales y una marcada estacionalidad que impide su habitabilidad anual. En términos ambientales, su vegetación y fauna no difieren mayormente. El guanaco, presa principal para las poblaciones humanas que ocuparon estos espacios, habría habitado de igual modo y bajo una misma dinámica estacional estos espacios. Una de 28 las principales diferencias existentes entre la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra se encuentra relacionada con el origen geológico de cada una; glaciario para el primero y tectónico para las segundas. Consecuentemente, las características geomorfológicas en cada sector son variables, al igual que la disponibilidad y distribución de ciertos recursos (agua y reparo) de importancia para las poblaciones humanas que las habitaron. En este sentido, la meseta del Strobel se establece como un importante reservorio de agua en una escala regional, jerarquizada aún más por su alta disponibilidad de reparo natural. La Pampa del Asador en tanto se destaca debido a la existencia de diversas materia primas de excelente calidad para la talla. Por otra parte, la información paleoclimática sintetizada tuvo por objeto determinar el carácter de los escenarios y paisajes dentro de los cuales se produjo el proceso de poblamiento de la región bajo estudio. De este desarrollo, dos aspectos se consideran claves: por un lado la concepción del Holoceno como un periodo de constantes fluctuaciones climático/ambientales; y por el otro, la caracterización del Holoceno tardío como un período con un fuerte proceso de desecación y sus derivaciones en términos ecológicos/ambientales: la liberación de nuevos espacios y la distribución y disponibilidad de los recursos (agua, leña y animales). Este escenario paleoclimático se ha establecido como el punto de partida del modelo de poblamiento tardío (últimos 2500 años AP) propuesto por Goñi y colaboradores dentro del cual se enmarca este trabajo de tesis (Goñi 2000, 2010; Goñi y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al. 2000-2002). 29 Capítulo 4 Antecedentes 4.1 Introducción En este capítulo se sintetizan los antecedentes arqueológicos disponibles más relevantes para la presente investigación. Se especifica entonces el marco dentro del cual este trabajo se inserta, detallándose el inicio de las investigaciones en la región y el modelo de poblamiento tardío propuesto (Goñi 2000, 2010). Posteriormente, se resumen los trabajos realizados en la meseta del Strobel, para luego hacer lo propio para la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. En este punto, se especifican las diferentes líneas de evidencia que han podido ser abordadas en cada uno de los casos desde el inicio de las investigaciones en cada área, haciendo especial énfasis en el registro zooarqueológico. A continuación, se establece el estado de la cuestión en otras mesetas y cuencas altas localizadas en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz, tales como el Parque Nacional Perito Moreno (PNPM) y las mesetas de San Adolfo y Cardiel Chico. El mismo procedimiento se aplicará para los sectores bajos de la región: la cuenca de los lagos Pueyrredón-Posadas-Salitroso y la del lago Cardiel (Figura 4.1).Asimismo, se hará una breve referencia a este tipo de investigaciones a nivel regional más amplio. Las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en la región se inician en la década del ´80 por Aschero en el área del Río Belgrano-Lago Posadas y en el PNPM (Aschero 1981-1982), con un proyecto enmarcado en una perspectiva regional que había tenido su inicio en la zona del Río Pinturas a partir de los trabajos conducidos por Gradin, Aguerre y el propio Aschero (Aschero et al. 1992-1993; Gradin et al. 1976, 1979). Posteriormente, a partir de 1983, Goñi junto con Aschero dan comienzo a nuevos proyectos arqueológicos localizados en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, más concretamente en el Parque Nacional Perito Moreno y área del lago Posadas. A partir de 1992 se comienzan fases exploratorias en los ambientes de mesetas y pampas altas, iniciando por las mesetas del Águila y la Pampa del Asador. En 1994 se incorpora el sector bajo del lago Salitroso y ya para 1999 estos desarrollos incluyen también la meseta del Strobel y la cuenca del lago Cardiel. En la actualidad, estas investigaciones se encuentran vigentes incorporando nuevos espacios, como la meseta del Guitarra y Meseta del Asador, dando lugar a una multiplicidad de nuevas 30 problemáticas (Cassiodoro 2011, 2016a, 2016b; Dellepiane 2014, 2018; Flores Coni 2013, 2018; Goñi 2000, 2000-2002, 2010; Goñi et al. 2000-2002, 2007, 2010, 2014, 2018; Guichón 2018; Nuevo Delaunay 2015; Pasqualini et al. 2016; Rindel 2009; Re 2010; Re et al. 2016; 2017, entre otros). Figura 4.1: Región de estudio: cuencas altas, bajas y mesetas Desde sus inicios, el objetivo de estas investigaciones ha buscado relacionar la dinámica poblacional del sur de Patagonia con los diferentes eventos climáticos/ambientales acaecidos durante el Holoceno, abordando escalas espaciales y temporales amplias (Aschero et al. 1992, 2005; Goñi 1988, 2000, 2010). Se ha propuesto establecer las características de la ocupación humana de sectores ambiental y ecológicamente bien diferenciados, localizados en el centro-oeste de la 31 provincia de Santa Cruz dando cuenta de la variabilidad del registro arqueológico regional (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000- 2002, 2007). En este contexto ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío para la región (Belardi et al. 2003; Goñi 2000, 2010; Goñi y Belardi 2014; Goñi et al. 20002002 2004, 2005) que se establece como un marco donde esta tesis se encuadra. Sintéticamente sugiere un uso diferencial pero complementario de los espacios, en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2010). Así, ante un escenario climático y ambiental caracterizado por cambios en los niveles de humedad y en la distribución de los recursos, se planteó una reducción de la movilidad residencial en los sectores bajos de la región (cuenca de los lagos Pueyrredón- Posadas- Salitroso, del Cardiel y más al sur, San Martin y Tar) y un desarrollo de estrategias logísticas/estacionales en los sectores altos (Pampa del Asador-meseta del Guitarra, mesetas del Strobel, Cardiel Chico y San Adolfo y las cuencas altas del PNPM) (Goñi 2010) (ver capítulo 2). 4.2 Las áreas bajo estudio 4.2.1 La meseta del Strobel Los primeros trabajos arqueológicos desarrollados en la meseta del Strobel fueron llevados a cabo por Carlos Gradin en la década del ’50 (Gradin 1959-60), quien señala la presencia de representaciones rupestres, estructuras de parapetos y concentraciones de instrumentos líticos. Posteriormente, las investigaciones fueron retomadas en el año 2001 por Goñi, Belardi y colaboradores, quienes registraron una alta densidad de registro arqueológico destacándose la significativa frecuencia de parapetos, tecnología lítica y representaciones rupestres (Belardi y Goñi 2006; Flores Coni 2014, 2018; Goñi 2010; Goñi et al.2014; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al.2017). Así, se incorpora a esta meseta en las discusiones acerca del poblamiento humano regional y el uso de los espacios altos en el pasado. Hasta la actualidad se ha completado una franja de muestreo de 30 km en el eje norte‐sur y un promedio de 20 km en el eje este‐oeste, lo que abarca aproximadamente el 20% de la superficie de la meseta. Se han identificado hasta la campaña 2018 inclusive, un total de 253 sitios arqueológicos en diversos sectores topográficos (Cassiodoro et al. 2016; Dellepiane y Flores Coni 2016; Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2013, 2018; Flores Coni et al. 2018; Goñi 2010; Goñi et al. 2014, 2016; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2005, 2009, 2010, 2017, entre otros). Estos incluyen evidencias asociadas a paredones que brindan reparo y sitios a cielo abierto tales como las estructuras de piedra. Se han realizado transectas, 32 prospecciones dirigidas, recolecciones superficiales y el relevamiento de las representaciones rupestres. Asimismo, se efectuaron sondeos y excavaciones en trece de los sitios, los cuales aportaron información estratigráfica. En referencia a la cronología, la tendencia de ocupación para el área se concentra en el Holoceno tardío, principalmente en los últimos 1300 años A.P. (Goñi 2010; Goñi et al. 2014; Re 2010; Re et al. 2017). Aún así, ha sido registrado un fechado radiocarbónico del Holoceno medio (Re et al. 2010) (ver Apéndice tabla 1) y la presencia de indicadores arqueológicos relativos como puntas de proyectil apedunculadas de limbo triangular y motivos rupestres asimilables a los diseños del grupo estilístico B1 definido por Gradin y colegas (1979) (Flores Coni 2018; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2017). La meseta del Strobel habría sido un espacio totalmente incorporado a las dinámicas poblacionales de la región para los últimos 2000 años A.P. evidenciando una notable intensificación de su uso y redundancia para los últimos 1000 años A.P hasta la actualidad. Durante momentos previos, relativos al Holoceno medio, su ocupación habría sido esporádica, vinculada con las primeras etapas de colonización de estos espacios (Flores Coni 2018; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2017). Hasta el año 2014 las investigaciones realizadas en la meseta del Strobel habían señalado la ausencia de restos óseos en los sitios arqueológicos del área. Las excavaciones habían sido realizadas principalmente en sitios asociados a paredones basálticos; un tipo de reparo para los vientos fuertes del oeste recurrente en la meseta que presenta una alta frecuencia de materiales arqueológicos pero que, sin embargo, carece de evidencia ósea significativa. De acuerdo con Belardi y colaboradores (Belardi et al. 2007a), el potencial de preservación de huesos en paredones rocosos es bajo debido a las características químicas de los sedimentos y a la alternancia de humedad que se produce como consecuencia de las grandes acumulaciones de nieve durante el invierno. En contraste, los trabajos realizados en los últimos años orientados a excavaciones sistemáticas en estructuras de parapeto otorgaron resultados positivos, permitiendo recuperar una gran cantidad de elementos óseos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Los resultados que serán presentados en esta tesis se establecen como la primera información zooarqueológica sistemática para la meseta del Strobel. Actualmente, se cuenta con un conocimiento zooarqueológico acotado de la meseta, derivado de la presentación y análisis inicial del sitio K 116 (Dellepiane y 33 Flores Coni 2016; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Este sitio se establece como un caso excepcional dado que se encuentra conformado por 54 estructuras, donde cuatro de ellas presentan restos zooarqueológicos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). La gran cantidad de parapetos concentrados en un área acotada lo destaca como uno de los sitios más importantes dentro de la región. Los conjuntos óseos se caracterizan por una baja diversidad taxonómica, dominada por guanaco (Re et al. 2017). Por otra parte, la preservación del conjunto es buena (Dellepiane y Flores Coni 2016; Re et al. 2017). La representación de partes anatómicas está caracterizada por la presencia de fragmentos apendiculares, principalmente falanges (Dellepiane y Flores Coni 2016; Re et al. 2017). En síntesis, las investigaciones llevadas a cabo en el sitio han sugerido el desarrollo de actividades vinculadas con la caza y el procesamiento de presas (Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi et al. 2016). El análisis tecnológico de la meseta del Strobel estuvo orientado a establecer el uso de este espacio como logístico y/o estacional durante el Holoceno tardío (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010). En este contexto, las primeras investigaciones destacaron la gran frecuencia de puntas de proyectil halladas en comparación con otros sectores altos y bajos de la región (Belardi et al. 2005). Asimismo, desde el inicio de los trabajos en la meseta se advirtió la gran frecuencia de estructuras de parapeto, entendidas como equipamiento del espacio (Belardi y Goñi 2006) y donde las actividades llevadas a cabo habrían sido puntuales y específicas (Espinosa et al. 2009). Hasta la actualidad suman 364 las estructuras halladas (Flores Coni 2018; Re et al. 2017). Adicionalmente, mediante el uso de herramientas de teledetección, 62 nuevas estructuras han sido registradas en el suroeste de la meseta (Dellepiane 2018). En los últimos años se ha sistematizado la información tecnológica de la meseta del Strobel. En este marco se han profundizado los estudios centrados en los artefactos líticos y su distribución atendiendo a los hallazgos tanto superficiales como estratigráficos (Flores Coni 2012, 2013, 2018; Guichón y Flores Coni 2014). La variabilidad artefactual es baja, destacándose la gran cantidad de puntas de proyectil confeccionadas en obsidiana así como la frecuencia de raspadores tanto en esta materia prima como en sílice (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014a; Re et al. 2017). Asimismo, se han observado diferencias en la composición de los conjuntos líticos de parapetos y de paredones basálticos (Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2018; Re et al. 2017), lo que permitió comenzar a discutir en torno al desarrollo de actividades diferenciales al interior de la meseta (Flores Coni 2018). 34 Por otra parte, se han multiplicado y profundizado los análisis sobre parapetos, complejizando así el conocimiento respecto del contexto de utilización y los fenómenos organizativos implicados en su uso. Se destaca la variabilidad registrada en estructuras en cuanto a diversos aspectos tales como su emplazamiento, morfología, dimensiones y registro asociado (Flores Coni 2014, 2018). Las características hasta el momento estudiadas han llevado a asociarlas principalmente con tareas relacionadas a la caza (Flores Coni 2018). Además, se constató la presencia de agrupaciones de parapetos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2014, 2018; Goñi et al. 2016) que permitió comenzar a discutir la simultaneidad en su utilización, la funcionalidad de las estructuras de manera individual así como en conjunto, la cantidad de cazadores involucrados, la existencia de posibles cazas comunales e inclusive su uso en contextos de carácter más residencial (Goñi et al. 2016). Estos son aspectos que formarán parte de las discusiones desarrolladas en este trabajo de tesis. El estudio de las representaciones rupestres ha sido una de las principales líneas de evidencia analizada desde el inicio de las investigaciones en la meseta del Strobel (Belardi y Goñi 2006; Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2005, 2009, 2010, 2017). Hasta el momento se contabilizaron 7423 motivos rupestres distribuidos en 79 sitios arqueológicos (Re et al. 2017). Éstos fueron elaborados mayoritariamente por técnica de grabado, con un muy bajo porcentaje de pintura. El picado se destaca dada su alta representación (Guichón 2012, 2018; Re 2010; Re et al. 2009, 2010, 2017). Una gran diversidad de motivos ha sido registrada en donde dominan los abstractos y los tamaños pequeños y medianos (Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2009, 2010, 2017). Ha sido sugerida una amplia heterogeneidad en la distribución de los motivos rupestres en el espacio. Se observa la existencia de una alta frecuencia de sitios con menos de 300 motivos, mientras que solo unos pocos presentan más de 1000, señalando su reutilización a lo largo del tiempo y ocupando un rol privilegiado dentro de la circulación de información (Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2017). Por otra parte, el análisis de pátinas y superposiciones junto con el estudio de los diseños de motivos, ha permitido construir una tendencia temporal para la meseta conformada por cuatro momentos de ejecución (Guichón 2018; Re 2010, 2016; Re et al. 2017): Tres de ellos se vinculan con el Holoceno tardío, refiriendo a tres lapsos diferentes; mientras que el restante refiere a un importante conjunto de motivos asignados al Holoceno medio y distribuidos en varios sitios de toda el área muestreada. En el contexto de estas investigaciones ha sido propuesta la presencia de un proceso de convergencia poblacional en la meseta del Strobel, donde se concentraría y distribuiría información en una escala supra-regional (Belardi y Goñi 2006; Goñi 35 2010; Guichón 2018; Re 2010, entre otros). Grupos humanos de diferentes locaciones de Patagonia se reunirían en un mismo espacio, aunque no necesariamente de manera simultánea (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010, entre otros). Esta afirmación ha sido establecida en función de la alta frecuencia y diversidad de motivos grabados identificados en la meseta; aspecto que la ubica, hasta el momento, como el sector de mayor concentración de grabados en Patagonia meridional (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010). En este sentido, ha sido verificada la presencia de motivos que también se encuentran localizados en otros áreas de la provincia de Santa Cruz como la margen norte del río Santa Cruz, Punta del Lago Viedma, PNPM, Cerro de los Indios, la meseta del Lago Buenos Aires, el área del Alto Río Pinturas y la Estancia La Flecha, la meseta del Guitarra, la meseta del Cardiel Chico y el norte y sur de la Meseta Central (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Goñi et al. 2007a, 2014a; Re 2010; Re y Guichón 2009; Re et al. 2006-2007, 2010, 2017; Goñi y Belardi 2014). También, se han registrado algunos motivos que solo fueron identificados en la meseta del Strobel (Re 2010). Adicionalmente, el análisis de superposiciones y grados de pátinas ha permitido inferir una redundancia en el uso de este espacio a través del tiempo (Belardi y Goñi 2006; Goñi et al. 2014a; Guichón 2018; Re 2010, 2016; Re et al. 2005). El proceso de poblamiento de la meseta del Strobel continúa hasta momentos históricos evidenciado por el registro de asentamientos ocupados hacia finales del siglo XIX y principios del XX por pobladores de origen indígena. El contexto de ocupación fue el de un avance de la economía ganadera hacia el interior de la Patagonia y el confinamiento en reservas de la población indígena (Barbería 1996 en Goñi y Nuevo Delaunay 2009). Ante esta situación algunos grupos locales buscaron mantener su independencia estableciéndose en espacios no colonizados por los establecimientos ganaderos, lo que los llevó a un proceso de arrinconamiento y a una condición de marginales, en tanto se encontraban alejados de puertos y zonas pobladas, y por fuera de las Reservas Indígenas (Goñi y Nuevo Delaunay 2009; Nuevo Delaunay 2007, 2008, 2012, 2013, 2015). Los grupos indígenas que habitaron la meseta durante momentos históricos mostraron una continuidad cultural en relación con los momentos previos. No obstante, reorganizaron sus estrategias para poder subsistir bajo las nuevas condiciones imperantes. Así lo demuestran los estudios realizados en base a la evidencia material hallada en los sitios analizados en la meseta del Strobel (Agnolin 2014; Nuevo Delaunay 2007, 2008, 2012, 2013, 2015). Específicamente, los puestos Yatel y Quintillán, localizados en las inmediaciones del lago Strobel, han sido extensamente 36 estudiados en base al análisis de los restos hallados (Agnolin 2014; Nuevo Delaunay 2015). Se han registrado rasgos arquitectónicos (residenciales, de manejo de hacienda y otros), tecnología lítica, vítrea, de madera y de metal, así como restos faunísticos (Agnolin 2014; Nuevo Delaunay y Goñi 2004; Nuevo Delaunay 2007). El primero habría sido ocupado entre 1929 y 1939, donde habrían vivido entre 10 y 12 pobladores indígenas (Nuevo Delaunay 2008). El segundo fue habitado entre 1939 y 1968 por 7 personas (Nuevo Delaunay 2008). Se trataba de pequeños grupos de carácter familiar, sedentarios y con una economía pastoril que combinaba componentes de caza, trabajo asalariado, comercio y horticultura (esto último para el caso de Quintillán) (Agnolin 2014). En este contexto, el registro faunístico indica la presencia de animales domésticos (caballo, vaca y oveja) junto con, en menor medida, taxones asociados con actividades de caza (guanaco, choque, piche, entre otros). La evidencia tecnológica hallada se destaca en tanto se ha registrado la presencia de tecnología indígena en materia prima europea, como lo es el caso de los raspadores confeccionados en vidrio (Nuevo Delaunay 2007). Por otro lado, cabe mencionar la alta frecuencia de bolas de boleadora que fueron asociadas al Puesto Yatel. Su análisis ha permitido resaltar la continuidad de una tecnología y prácticas tradicionales asociadas a un modo de vida cazador-recolector enmarcado en momentos de poblamiento criollo-ganadero del área (Nuevo Delaunay 2013). Otros sitios de momentos históricos estudiados en la meseta del Strobel, en relación ya con la ocupación ganadera en estancias y puestos, son Laguna Rica, La Ensenada, K27-Las Novias, El Matuasto, Wilche y Vega del Flaco (Nuevo Delaunay 2015). Estos sitios dan cuenta de ocupaciones diversas, con variaciones a lo largo del tiempo en cuanto a tipos de asentamientos (estancias/puestos de estancias/ocupaciones independientes/etc.), carácter de las ocupaciones (ocupaciones familiares/ocupaciones individuales), origen de sus ocupantes (criollo- europeo/indígena) y cronología extendida hasta el siglo XXI (Nuevo Delaunay 2015). 4.2.2 La Pampa del Asador A fines del siglo XIX, en el marco de sus tareas para la Comisión de Límites, Clemente Onelli señala la existencia de un lugar en la región, el cual no pudo precisar con mayor exactitud, con una alta concentración de artefactos confeccionados en obsidiana negra y que podría corresponderse con la Pampa del Asador (Onelli 1998). A principios de la década del 90, se ubica esta cantera de obsidiana y comienzan a realizarse una serie de investigaciones en el área a los fines de establecer la distribución y características principales de las materias primas líticas registradas en el 37 área, donde se destaca la presencia de obsidiana, sílices y basaltos (Cassiodoro 2011; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Stern 1999; 2004; Stern et al. 1995). Con el paso de los años, el énfasis en los trabajos arqueológicos en la Pampa del Asador se intensificaron iniciándose un conjunto de investigaciones sistemáticas que continúan en la actualidad (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Aragone et al. 2010; Cassiodoro 2011, 2016a; Cassiodoro et al. 2015, 2016, 2017; Dellepiane 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, entre otros). De acuerdo con los desarrollos llevados a cabo, la Pampa del Asador, al igual que la meseta del Strobel y la meseta del Guitarra, fue incorporada al modelo de poblamiento tardío regional como un espacio caracterizado por un uso logístico y/o estacional. Este espacio habría estado asociado a tareas vinculadas principalmente con la obtención de materias primas (obsidianas y sílices), la caza estacional y el uso de parapetos en puntos estratégicos del paisaje (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Aragone et al. 2010; Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, entre otros). Los sitios a cielo abierto, principalmente aquellos que presentan estructuras, son los conjuntos arqueológicos más frecuentes en el área (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Aragone et al. 2010; Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Espinosa y Goñi 1999; Goñi et al. 2011-2012). Hasta el momento, han sido hallados 31 parapetos distribuidos en 4 agrupaciones y asociados a cuerpos lagunares, mallines y afloramientos rocosos (Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi et al. 2011-2012). Otros sitios a cielo abierto que se destacan son Cerro Pampa 1 y Cerro Pampa 2b Ojo de Agua. El primero se corresponde con un taller, mientras que el segundo refiere a una gran concentración de material lítico y faunístico en superficie y estratigrafía (Cassiodoro 2011; Dellepiane 2014; Espinosa y Goñi 1999; Rindel 2009). La información cronológica disponible para la Pampa del Asador ubica las ocupaciones del área para el Holoceno tardío (Goñi 2000-2002) (ver capítulo 7 y tabla 1 en Apéndice). Si bien hasta el momento no han sido registradas cronologías más tempranas, en los niveles inferiores de diversos sitios en Patagonia se ha documentado la presencia de artefactos confeccionados en obsidiana proveniente de este sector. Esta evidencia indirecta sugiere que estos espacios ya eran conocidos por los grupos humanos durante el Holoceno temprano (Aschero et al. 1992; Goñi et al. 2011- 2012; Méndez et al. 2008-2009; Miotti 2006; Paunero et al. 2004). Por otra parte, el Holoceno medio exhibe una leve representación en el área, vinculada con 38 materiales arqueológicos asignables a dicho periodo (puntas de proyectil apedunculadas). En contraste con lo mencionado para la meseta del Strobel, desde el comienzo de las investigaciones en la Pampa del Asador ha sido registrada la presencia de evidencia ósea en diversos sitios a cielo abierto del área (Aragone et al. 2010; Cassiodoro et al. 2007; Dellepiane 2014; Rindel 2009, Rindel et al. 2007, 2012). Inicialmente, una parte de las problemáticas arqueológicas estuvieron orientadas a discutir el rol de los ambientes altos en relación con los patrones de asentamiento y movilidad de los grupos humanos del área durante el Holoceno tardío (Cassiodoro 2011; Goñi 2010; Rindel 2009). En función de la información faunística recuperada en estructuras de parapetos y sitios a cielo abierto, fue sugerido el desarrollo de actividades vinculadas con la adquisición y el procesamiento inicial de recursos en un contexto de uso logístico y/o estacional de la Pampa del Asador (Aragone et al. 2010; Cassiodoro et al. 2007; Dellepiane 2014; Rindel 2009, Rindel et al. 2007, 2012). Posteriormente, el avance de los estudios zooarqueológicos en el área permitió reconocer un mayor rango de variabilidad en los patrones de subsistencia registrados (obtención, procesamiento inicial y consumo). En este marco, fue propuesta una segregación espacial en el rango de actividades desarrolladas vinculadas con el aprovechamiento de la fauna (Aragone 2007; Aragone et al. 2010; Cassiodoro et al. 2007; Dellepiane 2014; Goñi 2010; Goñi et al 2011-2012; Rindel 2009; Rindel et al. 2007, 2012, 2017). Los conjuntos faunísticos analizados hasta la fecha han sido caracterizados por una baja variabilidad taxonómica, en donde el guanaco presenta las mayores frecuencias. En términos generales, la preservación de los sitios es buena, reconociéndose la incidencia de procesos tafonómicos específicos (e.g. meteorización). Los perfiles anatómicos obtenidos se caracterizan por una mayor representación del esqueleto apendicular por sobre el axial. En este contexto, resalta la alta frecuencia de fragmentos correspondientes a las extremidades, la escápula y la pelvis. Al respecto, en función de la representación y distribución de partes esqueletarias, ha sido sugerida la existencia de una complementariedad funcional entre sitios al interior del área (obtención y procesamiento inicial; procesamiento secundario y consumo); así como, en una escala espacial mayor, entre sectores altos y bajos de la región (Aragone et al. 2010; Aragone y Cassiodoro 2005-2006; 2013, 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Dellepiane et al. 2014; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016; Rindel 2009; Rindel et al. 2007,2017). 39 La tecnología es una de las líneas de evidencia más intensamente investigadas en la Pampa del Asador. En función de los trabajos realizados, el área fue establecida como la principal fuente de abastecimiento de obsidiana negra de la región (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2015; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Stern 1999, 2004). Los trabajos posteriores destacaron la alta frecuencia de material lítico en la Pampa del Asador, distribuido de manera continua en el espacio (Cassiodoro 2011). Más aún, fue registrada una marcada variabilidad en la evidencia tecnológica en relación con su ubicación geomorfológica, estableciéndose una utilización diferencial del espacio al interior del área. En sitios localizados en la planicie glacifluvial, la elevada frecuencia de núcleos, desechos de talla y guijarros de obsidiana ha permitido establecer el desarrollo de estrategias de abastecimiento de rocas y tareas vinculadas con el equipamiento del espacio con materias primas. Por su parte, en proximidad a mallines, ojos de agua y lagunas fue identificada una alta densidad artefactual, destacada por la variabilidad de artefactos formatizados donde predominan raspadores, raederas y puntas de proyectil entre los más frecuentes. Asimismo, ha sido registrada una amplia diversidad de etapas de manufactura de instrumentos (Cassiodoro 2011, 2016a). Estos sectores son también los que presentan las mayores frecuencias de parapetos. Las estructuras de parapetos se localizan en puntos estratégicos del paisaje; en proximidades a cuerpos de agua y/o afloramientos rocosos. En su mayoría presentan una morfología semicircular o en arco, con un largo de cuerda variable y formando agrupamiento de estructuras. Hasta la fecha, han sido registradas en campo 31 estructuras distribuidas en cuatro concentraciones ubicadas en diferentes sectores de la Pampa del Asador (Cassiodoro 2011, 2016a; Cassiodoro et al. 2016; Goñi et al. 2011-2012). La presencia de artefactos de molienda y fragmentos cerámicos ha sido destacada en varias oportunidades (Cassiodoro 2011). Este tipo de registro se concentra en tres sitios de la Pampa del Asador: Cerro Pampa 2b Ojo de Agua (CP2b OA), Cerro Pampa 2c (CP2c) y Cerro Pampa 6 (CP 6). El análisis de la composición mineralógica realizado sobre tiestos obtenidos en CP2b OA ha indicado que las arcillas utilizadas en su confección resultan tanto locales como provenientes del área del lago Salitroso (Cassiodoro y Tchillinguirian 2007). Por otro lado, los análisis realizados sobre los residuos adheridos y absorbidos en los fragmentos cerámicos procedentes de este sitio y de CP 6 han permitido establecer el uso de contenedores 40 para el procesamiento exclusivo de guanaco a los fines de la obtención y/o almacenamiento de grasas (Chaile 2017; Chaile et al. 2018). Al igual que lo mencionado para la meseta del Strobel, se registran ocupaciones correspondientes a momentos históricos en la Pampa del Asador. El sitio Puesto de la Mala Muerte es hasta el momento el único conjunto estudiado en el área, ubicado dentro de la actual estancia Cerro Pampa. Comprende un total de 7 estructuras, zonas de descarte, evidencia de material, presencia de caminos y fuentes de agua, lo que abarca un área de asentamiento de 1,4 ha (Nuevo Delaunay 2015). Los datos catastrales registrados son mínimos y sólo estarían haciendo referencia a la ocupación del sector entre 1927 y 1933-34 y no se cuenta con referencias orales del sitio. En base a esta información y la evidencia material presente, Nuevo Delaunay (2015) propuso tres momentos posibles de uso y abandono del sitio. El primero, anterior a 1927 y hasta ca. 1940/50, correspondiente a la construcción y uso del total de las estructuras registradas. El segundo, entre ca. 1940/50 y la década de 1980, correspondiente al "mantenimiento" de la estructura principal y posiblemente al abandono de las demás estructuras. El tercero, alrededor de la década de 1980, en el que solamente habría estado en uso una parte de la estructura principal. Finalmente, posterior a la década de 1980, el sitio habría sido completamente abandonado (Nuevo Delaunay 2015). Cabe destacar que, hasta el momento, no han sido relevados sitios con representaciones rupestres en la Pampa del Asador. Es altamente probable que este escenario se encuentre estrechamente relacionado con la escasez de soportes adecuados; contraponiéndose a los buenos soportes basálticos presentes en la meseta contigua del Guitarra, sí utilizados para la realización de representaciones. 4.2.3 La meseta del Guitarra Inmediatamente al norte de la Pampa del Asador se localiza la meseta del lago Guitarra ubicada a 1100-1200 msnm. Las investigaciones, iniciadas en el año 2007, marcaron la incorporación de este espacio a las discusiones del poblamiento regional de los sectores altos. Hasta la fecha, han podido realizarse relevamientos en todos los sectores geomorfológicos presentes en la meseta, tanto en la margen este y norte del lago Guitarra, el cañadón homónimo y los sectores de meseta propiamente dichos. Estos desarrollos han reportado una gran cantidad de sitios a cielo abierto, estructuras de parapetos y representaciones rupestres (Cassiodoro y Flores Coni 2010; Cassiodoro et al. 2013; Dellepiane 2014; Goñi et al. 2010; Re y Guichón 2009). Asimismo, a través del uso de la teledetección fueron halladas 17 nuevas estructuras 41 ubicadas al oeste de la meseta del Guitarra, en un sector próximo a la meseta del Águila (Dellepiane 2018). En función de sus características arqueológicas, dos sitios han sido más intensamente trabajados: Cañadón Guitarra 3 (CG3) y Guitarra 10 (CG10). El primero, como su nombre lo indica, se ubica en la margen sur del cañadón de la meseta, en una barda basáltica con forma de herradura y presenta una extensión superior a los 200 m y una altura promedio de 4 m. El sitio ofrece la mejor protección contra el viento de la meseta, características que podrían haber favorecido su uso habitacional en el pasado. Éste evidencia una importante densidad de representaciones rupestres, los únicos fragmentos cerámicos de la meseta y cuenta con múltiples excavaciones arqueológicas emplazadas en diversos sectores (Cassiodoro et al. 2013; Re y Guichón 2009; Re et al. 2016). El segundo, localizado en la costa noreste del lago Guitarra refiere a una concentración de 11 estructuras de parapetos, dos de los cuales fueron excavados, y que presenta material lítico y arqueofaunístico en superficie y estratigrafía (Cassiodoro y Flores Coni 2010; Dellepiane 2014). La información cronológica disponible para la meseta del Guitarra enmarca las ocupaciones en dos grandes momentos temporales. El primero, asociado con el Holoceno medio (474647 a 423241 años A.P.), procede de la información radiocarbónica obtenida en muestras de carbón recuperadas en estratigrafía del sitio Cañadón Guitarra 3 (Cassiodoro et al. 2013). Puntas de proyectil de morfología apedunculada de limbo triangular han sido recuperadas tanto en este sitio como en la meseta en general. Cabe destacar que la señal arqueológica correspondiente a este lapso es baja (Goñi et al. 2010). En segundo lugar, el Holoceno tardío (201050 a 17040 años A.P) ha sido identificado en todos los sectores del área, contándose con fechados tanto en la costa del lago Guitarra como en el cañadón homónimo (Cassiodoro et al. 2013; Cassiodoro y Tessone 2014). Adicionalmente, la densidad y las características del registro arqueológico reflejan la intensidad de las ocupaciones durante este período. Es así que ha sido señalada la alta frecuencia de indicadores cronológicos tardíos como parapetos y puntas pedunculadas junto con la presencia, en baja proporción, de cerámica (Goñi et al. 2010; Re 2010; Re et al. 2016). La información faunística disponible para la meseta del Guitarra procede de los trabajos realizados en la costa noreste del lago homónimo; más concretamente las estructuras 2 y 4 del sitio Guitarra 10. Las excavaciones llevadas a cabo han permitido registrar la presencia de restos óseos en baja frecuencia, estableciéndose como la única evidencia zooarqueológica disponible hasta la fecha (Dellepiane 2014; Goñi et 42 al. 2010). Dentro de un contexto de baja representación ósea, el guanaco es el taxón más abundante. La operatoria de roedores, raíces y la meteorización fueron los agentes con mayor incidencia en la formación del conjunto (Dellepiane 2014; Goñi et al. 2010). Los perfiles de partes anatómicas se presentan muy incompletos, destacándose las frecuencias obtenidas para el cráneo y las extremidades (Dellepiane 2014; Goñi et al. 2010). Finalmente, se ha resaltado la alta frecuencia de procesamiento registrada en el parapeto 2, alcanzando valores cercanos al 70 % (Dellepiane 2014). El registro tecnológico en la meseta del Guitarra exhibe una distribución continua, manifestando picos de densidad en áreas particulares, tales como el cañadón Guitarra (Cassiodoro 2016; Goñi et al. 2010). Las clases artefactuales más representadas en la meseta son los desechos de talla y los raspadores. Las materias primas evidencian un patrón equilibrado, caracterizado por la presencia de obsidiana, basaltos y sílices, que resulta diferente al registrado en la Pampa del Asador, inmediatamente próxima en dirección sur y más semejante al evidenciado en contextos más alejados, tales como la cuenca del Lago Salitroso (Cassiodoro 2016a; Cassiodoro y Flores Coni 2010; Goñi et al. 2010). Los sectores de pampas altas se destacan por su frecuencia de estructuras de parapetos, artefactos formatizados, núcleos, variabilidad de materias primas y la presencia de puntas apedunculadas. Estos espacios han sido considerados de tránsito, complementados por tareas de adquisición de recursos faunísticos (Cassiodoro 2016a; Cassiodoro y Flores Coni 2010; Goñi et al. 2010). Por otra parte, el sector de cañadones, el lugar más reparado del área, evidencia una tendencia hacia el desarrollo de las últimas etapas de manufactura de instrumentos reconociéndose una alta frecuencia de desechos de talla y artefactos formatizados, raspadores y raederas principalmente. Asimismo, han sido registradas tanto puntas pedunculadas como apedunculadas (Cassiodoro 2016; Cassiodoro et al. 2013; Goñi et al. 2010; Re et al. 2016). Finalmente, para la costa del lago Guitarra resalta la presencia de parapetos con estructuras artefactuales dominadas por desechos de talla y artefactos formatizados (Cassiodoro y Flores Coni 2010). Se documentó la existencia de representaciones rupestres en 19 sitios en la meseta del Guitarra, conjuntos localizados principalmente en el área de cañadones y en menor frecuencia en las pampas altas. Cabe mencionar la presencia de grabados en estratigrafía conformando un sello arqueológico en el sitio CG 3 (Re et al. 2016). Las características generales reportadas señalan que la categoría abstractos es la más representada en la meseta, identificándose también pisadas, siluetas de 43 guanacos, una escena de caza y otros zoomorfos, todos en menores proporciones (Re 2016; Re y Guichón 2013; Re et al. 2016). La totalidad de los motivos relevados hasta la actualidad (más de 400), fueron grabados, destacándose el picado dentro de las técnicas empleadas para su confección, seguido por el inciso (Re y Guichón 2013). La presencia de pátinas y superposiciones ha permitido indicar la existencia de diferentes etapas de ejecución, una de ella posiblemente asociadas con el Holoceno medio (Re 2016; Re y Guichón 2013; Re et al. 2016). 4.3 Otros sectores altos El Parque Nacional Perito Moreno (PNPM) (Figura 4.2) se encuentra por encima de los 800 msnm y presenta un ambiente de bosque-estepa. Las investigaciones en el área tienen su inicio a comienzos de la década del 80´ orientadas, primeramente, al análisis de las distribuciones de las representaciones rupestres en relación con los ambientes de estepa y cordillera. Con el paso de los años, fueron realizadas una multiplicidad de relevamientos, prospecciones y excavaciones en el PNPM, mediante perspectivas espaciales y temporales amplias que se continúan hasta la actualidad (Aschero 1981-82, 1983-1985, 1996a, 1996b; Aschero et al. 1992-1993, 2005; Goñi 1988, 2010). 44 Figura 4.2: Mapa topográfico de la región: Sectores altos. Estas investigaciones buscaron explicar la variabilidad a lo largo de toda la secuencia de ocupaciones, en relación con variables de carácter ambiental y/o climáticos (Aschero et al. 1992-1993; Goñi 1988). En este sentido, fueron propuestos dos modelos de ocupación para el PNPM, en dos momentos cronológicos diferentes. Durante el Holoceno temprano, las cuevas, en especial Cerro Casa de piedra (CCP) 5 y CCP7, habrían adquirido un carácter residencial pudiendo ser ocupadas inclusive en invierno. Estos sectores habrían funcionado estrechamente vinculados con otros sitios a cielo abierto: Campo Rio Roble 1 y 3 (Aschero et al 1992-1993). Para el Holoceno tardío, los ambientes de cuevas habrían sido abandonados, intensificándose la ocupación de sectores con aleros (e.g. Alero Dirección Obligatoria, Alero Destacamento Guardaparque y Alero Gorra de Vasco) y sitios a cielo abierto (e.g. Istmo Lago Belgrano) (Aschero et al.1992-1993, 2005; Bellelli y Civalero 1988-1989; 1996; Civalero 1995; Civalero y Aschero 2003; Civalero y De Nigris 2005; Civalero et al. 2006-2007, 2007; Espinosa 2002; Goñi 1988, 1991, 2010; Rindel 2009). Es así que ha sido establecido que el registro arqueológico correspondiente a cada periodo 45 cronológico se distribuye diferencialmente en el paisaje. Del mismo modo, ambientes de bosque y estepa funcionaron de manera complementaria, haciéndose uso de los recursos disponibles en ambos. Los estudios paleoambientales llevados a cabo en el área (ver capitulo 3) establecieron que las fluctuaciones climáticas características de todo el Holoceno habrían afectado la disponibilidad de los espacios y la distribución de los recursos (Aschero et al. 2005; Gonzalez 1992; Goñi 2010; Goñi et al. 1994). Consecuentemente, la distribución del registro arqueológico, puntual en determinados sectores para el Holoceno temprano y continua para momentos tardíos, evidencia el impacto de los cambios climáticos/ambientales sobre el ordenamiento espacial del registro (Aschero et al. 2005; Goñi 2010). Las investigaciones zooarqueológicas en el PNPM son muy numerosas. Sintéticamente, ha sido establecido que durante el Holoceno temprano y el medio se reconoce un uso intensivo y completo de las presas, principalmente guanaco pero registrándose también la presencia de huemul (De Nigris 2000, 2003; Herrera 1988). La estructura taxonómica de los conjuntos manifiesta una baja diversidad centrada en las especies antes mencionadas (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Para momentos tardíos se verifica un aumento de la diversidad de especies utilizadas. Si bien el guanaco predomina en los conjuntos, se incluyen también otras especies tales como: huemul, chinchillón, zorrino, zorro, choique, aves, y piche (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). La frecuencia de partes anatómicas para este período también sugiere diferencias con momentos previos (Rindel 2009). El análisis de las evidencias de procesamiento marca también grandes heterogeneidades entre los sitios de ambos bloques temporales. Los conjuntos del Holoceno temprano y medio evidencian un procesamiento completo de las carcasas manifestando elevadas frecuencias de trozamiento (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Adicionalmente, exhiben una alta proporción de elementos quemados, posiblemente vinculados con tareas de consumo (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Estos resultados son consistentes con el carácter doméstico de las actividades llevadas a cabo en los sitios para este período (De Nigris 2000, 2003; Rindel 2009). Nuevamente, para el Holoceno tardío, se reconoce una gran variabilidad en las estrategias de procesamiento de las presas, asociada fundamentalmente con una segregación espacial de las actividades. Es así que en los sitios a cielo abierto se evidencia la presencia de un procesamiento inicial, caracterizado por la desarticulación, descarne y fracturación de huesos (Rindel 2009). En estos contextos se destaca la ausencia de elementos termoalterados. Los aleros se vinculan con una utilización doméstica, registrándose elevadas frecuencias de 46 procesamiento e importante proporción de especímenes quemados (Rindel 2009). Esta diferenciación espacial de las tareas realizadas en sitios tardíos es un aspecto de claro contraste con las ocupaciones de momento previos (Rindel 2009). En base a la información faunística sintetizada ha sido propuesto un uso logístico y/o estacional del PNPM para el Holoceno tardío (Goñi 2010; Rindel 2009). En el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz, al suroeste de la cuenca del lago Cardiel, se localizan las mesetas de San Adolfo y Cardiel Chico (Figura 4.2). En conjunto abarcan una superficie de 840 km2 y se ubican entre los 750-1100 msnm. De acuerdo con Belardi y colaboradores su uso habría sido estacional y/o logístico orientado a la caza del guanaco (Belardi et al. 2013, 2016, 2017). Hasta la actualidad se dispone de un solo fechado radiocarbónico para la meseta del Cardiel Chico, asociado al Holoceno tardío final: 10937 años A.P (Cassiodoro y Tessone 2014). Sumado a lo anterior, las características del registro arqueológico de ambos espacios presentan múltiples similitudes con las evidencias recuperadas en otras mesetas de la región (Strobel, Guitarra y Pampa del Asador) que exhiben una fuerte firma tardía. En base a esto se ha sugerido un mismo marco cronológico de ocupación (Belardi et al. 2013, 2016). Si bien ha sido identificada una amplia diversidad de sitos y localidades arqueológicas tanto en sectores de pampas altas como en bajos con laguna que evidencian concentraciones de material lítico y representaciones rupestres (Belardi et al. 2013; Re 2010), hasta la fecha no se cuenta con información zooarqueológica disponible (Belardi et al. 2013, 2016; Re 2010). Se debe destacar la alta frecuencia de estructuras de parapetos (n: 108) registrados en estas mesetas (Belardi et al. 2013, 2016, 2017). La morfología parabólica es la más característica del área. Ha sido reportada la presencia de material lítico en superficie en varios parapetos, producto del desarrollo de tareas de talla y reactivación de artefactos. Sobre la base de las dimensiones de los anchos de pedúnculo de puntas de proyectil halladas en asociación con los parapetos, se ha sugerido el empleo de dos sistemas de armas, arco y flecha, y lanzas arrojadizas. En función de las características generales de estas estructuras y su localización topográfica ha sido propuesta la existencia de una variabilidad de tácticas de caza llevadas a cabo, principalmente, de manera colectiva (Belardi et al. 2013, 2016, 2017). 4.4 Sectores Bajos La cuenca del Lago Cardiel (Figura 4.3) se encuentra a 35 km al sur del centro de la meseta del Strobel, a 270 msnm. Las investigaciones realizadas en el 47 paso de los últimos 20 años han dispuesto el uso recurrente y redundante de esta cuenca iniciándose en el Holoceno medio pero intensificándose durante los últimos 2500 años A.P. Para este último lapso la utilización de la cuenca habría funcionado de manera complementaria con la meseta del Strobel (Agnolin y Guichón 2019; Agnolin et al. 2018; Belardi et al. 2003; Cassiodoro et al. 2014; Goñi 2010; Goñi y Belardi 2014; Goñi et al. 2014b). Figura 4.3: Mapa topográfico de la región: Sectores Bajos. Como ha sido indicado en el capítulo 3 de esta tesis, la información paleoambiental registrada en la cuenca del lago Cardiel establece la presencia de variaciones en la humedad regional para momentos pleistocénicos y holocénicos. La disponibilidad de los espacios en el área se habría visto condicionada por las fluctuaciones de los niveles del lago a lo largo del Holoceno. El registro arqueológico, así como la cronología obtenida en diferentes sectores de la cuenca, reflejan estas variaciones exhibiendo una ocupación diferencial de los espacios en función de su disponibilidad. De este modo, los cañadones de arenisca, ubicados al oeste del lago, 48 evidencian ocupaciones desde el Holoceno medio y fundamentalmente durante el tardío. El sector de médanos, localizado en las márgenes este y sur del lago, cuya génesis se origina con las últimas retracciones en sus niveles durante el Holoceno tardío, muestran ocupaciones únicamente para éste último período (Belardi et al. 2003; Goñi 2010; Goñi y Belardi 2014; Goñi et al. 2014b). La información zooarqueológica disponible para las primeras ocupaciones del área, durante el Holoceno medio, proviene de tres aleros localizados en el sector de cañadones (Martínez et al. 2012; Rindel y Bourlot 2014). Comparativamente con los sitios tardíos, la cantidad de restos óseos es escasa. Los conjuntos presentan una baja diversidad taxonómica focalizada principalmente en el guanaco (Martínez et al. 2012; Rindel y Bourlot 2014). La operatoria de agentes y procesos tafonómicos es baja, registrándose una mayor incidencia de la meteorización. Del mismo modo, las evidencias de procesamiento registradas sobre los conjuntos también presentan frecuencias bajas, superando levemente el 10 % (Martínez et al. 2012; Martínez y Goñi 2013; Rindel y Bourlot 2014). En cuanto a la representación de partes anatómicas, se trata de conjuntos homogéneos, en donde todos los huesos están presentes. Para el Holoceno tardío, los conjuntos óseos registrados en los sectores de médanos, al sur y este de la cuenca del lago Cardiel, y en la meseta baja localizada sobre su margen norte, manifiestan claras diferencias con el lapso anterior (Bourlot 2009; Rindel y Bourlot 2014). La frecuencia de restos óseos hallados en los sectores de médanos es mucho más elevada. La estructura taxonómica de los sitios registra una mayor diversidad de especies representadas: guanaco, choique, piche y aves (Bourlot 2009; Dellepiane et al. 2014; Rindel et al. 2010; Rindel y Bourlot 2014). El perfil de partes anatómicas refleja nuevas diferencias, principalmente asociadas con la representación diferencial de fragmentos articulares y segmentos de diáfisis, en favor de los primeros durante momentos tardíos (Bourlot 2009; Dellepiane et al. 2014; Rindel et al. 2010; Rindel y Bourlot 2014). Un aspecto que destaca a estos sitios tardíos refiere a la alta representación de articulaciones distales, extremidades inferiores y huesos del autopodio, especialmente en los médanos del sur (Bourlot 2009; Rindel y Bourlot 2014). En este sentido, se ha propuesto que la alta frecuencia del marcado perimetral/fractura transversa como principal técnica de fracturación, junto con la destrucción diferencial de diáfisis y epífisis, sumado al posible desarrollo de tareas vinculadas con la preparación y acondicionamiento de cueros, son aspectos que podrían explicar los patrones registrados (Rindel y Bourlot 2014). 49 La cuenca baja de los lagos Pueyrredón-Posadas-Salitroso (Figura 4.3) se encuentra ubicada al norte de la Pampa del Asador y de las mesetas del Strobel y Guitarra, con una altura entre los 100-300 msnm. Estos sectores se caracterizan por presentar buenas pasturas, reparo, disponibilidad de leña, agua, recursos faunísticos variados y una baja carga de nieve en invierno (Aschero et al. 2005; Goñi y Barrientos 2000; Oliva et al. 2001). El inicio de las investigaciones se remonta a la década del ´70, siendo sistemáticamente abordada a partir de 1990. En principio, estos desarrollos se focalizaron en las excavaciones realizadas en el sitio Cerro de los Indios 1 (CI1). Concretamente, se trata de un alero ubicado al pie de un farallón rocoso ocupando una posición destacada en el paisaje desde el cual cuenta con una visión panorámica hacia todos los sectores. Los trabajos realizados han resaltado la alta densidad de registro lítico, zooarqueológico y representaciones rupestres (Aschero et al. 1999; De Nigris et al. 2004; Guraieb 2012; Mengoni Goñalons y De Nigris 1999; Papú 2017, entre otros). En función de la cronología disponible, las ocupaciones del sitio se disponen en dos bloques temporales divididos por un hiato ocupacional. Un primer momento entre los 3800 y los 3100 años AP y un segundo momento entre 1800 y 990 años AP (Aschero et al. 1999). La información faunística disponible para el sitio establece conjuntos dominados por el taxón guanaco, registrándose el aporte en muy baja frecuencia de otras especies como el piche, zorro, chinchillón y choique (De Nigris 1994; Mengoni Goñalons 1999; Mengoni Goñalons y De Nigris 1999, entre otros). Puntualizando solo en el guanaco, a lo largo de toda la secuencia se observa una mayor proporción de especímenes correspondientes al esqueleto apendicular por sobre el axial. La información provista por el análisis de evidencias de procesamiento señala el desarrollo de una variedad de actividades y etapas de trozamiento en el sitio: procesamiento, preparación y consumo. En este sentido, los restos óseos evidencian marcas de desarticulación, descarne, cuereo y fracturación (Aschero et al. 1999; Mengoni Goñalons 1999). En el lago Posadas y al sur del lago Pueyrredón las investigaciones estuvieron centradas hacía el reconocimiento de sitios a cielo abierto, principalmente en los sectores de médanos (Aragone 2009; Cassiodoro et al. 2004, 2004b; Goñi 2000-2002, Re 2006). Cronológicamente, las ocupaciones presentan una fuerte firma tardía con fechados que se extienden entre los 800-500 años A.P (Goñi 2000-2002). Los sitios registrados presentan un amplio rango de actividades desarrolladas, destacando evidencia de equipamiento del espacio en función del hallazgo de molinos, manos de 50 moler y cerámica (Aragone 2009; Cassiodoro et al. 2004a, 2004b; Re 2006). En relación con la evidencia zooarqueológica registrada, se destacan los sitios Médano Lago Posadas, Península Posadas 1 y Lago Posadas Entrada Hostería (Re y Aragone 2007). Estos conjuntos evidencian una estructura taxonómica diversa, con el guanaco como especie predominante, pero hallándose también piche, choique valvas, peces y micromamíferos (Re y Aragone 2007). El esqueleto apendicular en todos los sitios, extremidades y falanges gobiernan los perfiles de partes anatómicas. Las evidencias de procesamiento están presentes en todos los sitios con frecuencias moderadas. Finalmente, resalta la importante cantidad de especímenes termoalterados (Re y Aragone 2007). Por su parte, el sector noreste de la costa del lago Pueyrredón cuenta con fechados radiocarbónicos que ubican las ocupaciones del área durante el Holoceno tardío, medio y temprano (Aschero et al 2009; Sacchi et al. 2011; 2016). Las investigaciones realizadas han registrado una amplia variedad de sitios arqueológicos dentro de los que se destaca Cueva del Milodón 1 y 2, Estancia Pueyrredón 1 y 2, Cerro Cuadrado 3, entre otros. Las tendencias zooarqueológicas sugeridas indican una baja diversidad taxonómica en los conjuntos con un predominio notable del guanaco (Aschero et al. 2009; De Nigris y Tecce 2013). Ha sido reportada la presencia de tres especímenes correspondientes a huemul, aspecto de interés dado que hasta el año 2013 no había sido identificada su presencia en el área (De Nigris y Tecce 2013). Los perfiles anatómicos reconstruidos para guanaco son similares a aquellos registrados en otros sitios de la región, el esqueleto apendicular domina por sobre el axial. En relación con este último, se destacan las frecuencias obtenidas para la cabeza en algunos conjuntos, mientras que en otros resalta la representación de cintura. No obstante, las extremidades son las partes más abundantes siendo variable la representación de otros elementos tales como falanges y calcáneos. Dentro de las modificaciones óseas, las marcas de corte junto con las huellas de percusión exhiben mayor relevancia (De Nigris y Tecce 2013). Asimismo, ha sido indicada la presencia de una explotación más exhaustiva de los recursos para momentos tardíos, señalando un cambio de las formas de aprovechamiento del guanaco a lo largo del tiempo (De Nigris y Tecce 2013). Las investigaciones llevadas a cabo en el lago Salitroso han permitido establecer una ocupación permanente o semipermanente de este espacio durante el Holoceno tardío. Al igual que otras cuencas bajas, estos espacios presentan excelentes condiciones para su habitabilidad anual dada su baja acumulación nival en invierno y la alta disponibilidad de recursos (leña, reparo, agua, recursos faunísticos y 51 minerales) durante todo el año (Barrientos y Béguelin 2001; Barrientos et al. 2004a, 2004b, 2005; Cassiodoro 2005, 2008a, 2016b; Cassiodoro y García Guraieb 2009; Cassiodoro y Tchilingurián 2007; Cassiodoro et al. 2004a, 2004b; García Guraieb 2010; García Guraieb et al. 2007; Goñi 2010; Goñi y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al. 2000-2002; Guichón Fernández 2016; Tessone 2010; Tessone et al. 2005; 2009, 2015; Tessone y Panarello 2009). La localidad de Sierra Colorada-lago Salitroso presenta una alta frecuencia de entierros humanos registrados en tres modalidades: chenque, nicho y entierro bajo bloque. Las investigaciones realizadas desde la evidencia bioantropológica han permitido definir a este espacio como un área formal de entierros (Barrientos et al. 2004a; Goñi y Barrientos 2000, 2004; Goñi et al. 2000-2002; García Guraieb 2010; García Guraieb et al. 2007). En función de los fechados obtenidos, fueron sugeridos dos bloques temporales de ocupación del área; ambos en el Holoceno tardío, vinculados cada uno con estructuras de entierro específicas. Es así que, el primer grupo registrado, con un rango de edades calibradas comprendido entre 2778 y 2153 años A.P., se caracteriza por estar constituido por entierros bajo bloques y nichos. En tanto que el segundo, el cual exhibe una representación mayoritaria, ocupa un rango de edades calibradas comprendido entre 1172 y 306 años A.P., y está integrado exclusivamente por chenques (García Guraieb 2010; Goñi 2010). La información zooarqueológica disponible para el área señala la presencia de una estructura taxonómica diversa; dominada por la presencia de guanaco pero que incluye también otras especies como peces y valvas marinas (Aragone 2007; Re y Aragone 2007). En lo que respecta al conjunto óseo compuesto por guanaco se destacan las frecuencias obtenidas para el segmento apendicular, especialmente extremidades y falanges (Aragone 2007; Re y Aragone 2007). Asimismo, ha sido reportada la presencia de marcas de procesamiento y una elevada frecuencia de fragmentos termoalterados (Aragone 2007; Re y Aragone 2007). Con respecto a la tecnología, las investigaciones realizadas destacan la alta frecuencia de instrumentos en el área (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2004a; Goñi 2010; Guraieb 2000; Re y Aragone 2007; entre otros). Más aún, ha sido registrada una amplia variedad de clases artefactuales donde se destaca el elevado porcentaje de artefactos de molienda, núcleos, nódulos y una inusual proporción de bolas. Las materias primas predominantes son la obsidiana y sílices, procedentes 52 posiblemente de Pampa del Asador, seguidas por otras, con menor frecuencia; alguna de ellas de disponibilidad local (basaltos) (Cassiodoro 2011). 4.5 Regiones Cercanas: otros sectores altos de la provincia de Santa Cruz La meseta del Lago Buenos Aires es otra de las grandes manifestaciones basálticas de origen miocénico de la provincia de Santa Cruz. Exhibe un rango altitudinal que oscila en los 900 y 2700 msnm y su topografía se encuentra compuesta por diferentes rasgos entre los que resaltan volcanes, planicies, bardas y más de 200 lagunas de tamaño y profundidad variable. Estas características junto a otras de tipo climático, ecológico, ambiental y principalmente, de orden arqueológico configuran un escenario con muchas similitudes al detallado para la meseta del Strobel y del Guitarra (Figuerero Torres et al. 2017; Gradin 1976; Mengoni Goñalons et al. 2016). Las investigaciones arqueológicas desarrolladas en la meseta del Lago Buenos Aires han reportado la presencia de una alta frecuencia de parapetos, representaciones rupestres (grabados) y tecnología lítica (Figuerero Torres et al. 2017; Gradin 1976,1996; Mengoni Goñalons et al. 2016). En cuanto a las estructuras de piedra, se localizan en diferentes sectores del área, principalmente próximas a lagunas y cuerpos de agua. En general, se presentan agrupadas configurando conjuntos de varios parapetos cercanos unos de otros. En algunos casos, sobre las rocas que conforman las paredes de las estructuras, fueron identificados grabados rupestres (Gradin 1976, 1996; Mengoni Goñalons et al. 2016). La información zooarqueológica disponible indicia la presencia de restos óseos en parapetos de la meseta. Los trabajos realizados incluyen excavaciones en el interior y exterior de algunas estructuras (Gradin 1976). La muestra se conforma de especímenes de guanaco principalmente. Se corresponden con fragmentos de astillas óseas, vértebras, costillas, fragmentos de escápula y se destaca la alta frecuencia de epífisis de huesos largos, intencionalmente fracturados a través de la técnica de marcado perimetral/fractura transversal (Gradin 1976). Los huesos recuperados exhiben también otros rasgos de fractura antrópica así como marcas de corte. Por último, resalta la presencia de un retocador ósea confeccionado sobre hueso de ave. Inmediatamente al norte se localiza el área compuesta por Los Antiguos-Monte Zeballos-Paso Roballos, sectores que incluyen también porciones de la meseta del Lago Buenos Aires. Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en estos espacios cordilleranos han destacado la singularidad de sus características geográficas y ambientales. De esta forma, la definen como una microregión compuesta por una topografía variada que incluye cuencas lacustres de baja y moderada altitud, valles 53 cordilleranos, mesetas basálticas y cimas montañosas (Mengoni Goñalons et al. 2013). La información disponible indica la ocupación de cuevas, aleros y sitios a cielo abierto desde, hasta el momento, el Holoceno medio (6000 años A.P.). Para el Holoceno tardío, los fechados radiocarbónicos obtenidos se ubican en dos lapsos cronológicos. Por un lado, uno más temprano, entre los 2350-2000 años A.P. y por otro, uno más tardío que ocupa un rango que se extiende desde los 1300 años A.P. a los 800 años A.P. Si bien no se han registrado tendencias arqueológicas contrastantes entre ambos bloques, si ha sido propuesta una menor intensidad y redundancia de ocupación pre-2000 años A.P. Dos aspectos deben ser destacados: en primer lugar, se observa un patrón de discontinuidades en la secuencia de ocupación de algunos sitios. Algunos conjuntos sólo fueron utilizados desde momentos tardíos. Esto significa que no todos los espacios habitables de la microregión fueron ocupados desde que se encuentran disponibles a partir del Holoceno medio. En segundo lugar, en determinados períodos de la secuencia cronológica se advierten hiatos que se corresponden localmente pero no regionalmente, pudiendo sugerir instancia de abandono (Fernández 2013; Mengoni Goñalons et al. 2009, 2013, 2017). El valle del río Pinturas se ubica aproximadamente a 120 km de la Pampa del Asador y de la meseta del Guitarra, y a 170 km del centro de la del Strobel. Este es un espacio que ha sido ampliamente estudiado en la arqueología patagónica e incluye una variedad de sitios, definidos como multicomponentes, entre los que se destacan la Cueva de las Manos, la Cueva Grande del Arroyo Feo, Alero Charcamata II y Alero Cárdenas. En general, se trata de aleros y cuevas que se localizan en el cañadón principal del Río Pinturas. Dos aspectos han sido destacados en este espacio: por un lado su profundidad temporal, exhibiendo ocupaciones desde el Holoceno temprano; y por otra, la densidad, diversidad y frecuencia de las representaciones rupestres registradas (Aguerre 1979; Aguerre y Gradin 2003; Aguerre et al. 1994; Gradin et al. 1976, 1979; Gradin y Aguerre 1991, 1994, entre otros). La información zooarqueológica disponible para el valle del Río Pinturas procede principalmente de las excavaciones realizadas en la Cueva Grande del Arroyo Feo, Alero Charcamata II y Alero Cárdenas. Estos desarrollos indican una predominancia del taxón guanaco a lo largo de toda la secuencia; complementado por especies con frecuencias menores como cérvidos, choique, vizcacha, peces, roedores, entre otros. La cantidad de individuos registrados en cada caso es diversa y resalta la alta presencia de animales subadultos (Gradin y Aguerre 1994; Mengoni Goñalons y 54 Silveira 1976; Silveira 1979). Al mismo tiempo, destacan la mayor frecuencia de elementos correspondientes al esqueleto apendicular, principalmente restos óseos ricos en contenido médula. Al respecto, cabe destacar que esta tendencia no ha sido advertida en alero Charcamata II donde no ha sido observada una selección especifica de unidades en tanto se encuentra presente la mayor parte de la presa; indicando cierto grado de variación local en la representación de partes anatómica (Gradin y Aguerre 1994; Mengoni Goñalons y Silveira 1976; Silveira 1979) La Meseta Central se encuentra localizada entre el río Deseado y el río Chico, en el centro de la provincia de Santa Cruz, distante unos 150 km de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra, en dirección este. En este sector se han registrado, hasta el momento, evidencias de algunas de las ocupaciones más antiguas de Patagonia, habiéndose obtenido fechados radiocarbónicos correspondientes a la transición Pleistoceno/Holoceno (13000-10000 años A.P.) asociados con las primeras ocupaciones de la región (Miotti 1992, 2006; Paunero 2009; Paunero et al. 2004, entre otros). En el marco de estas investigaciones, han sido estudiados una variedad de sitios, tanto en aleros, cuevas, como a cielo abierto. La localidad arqueológica La María se compone de diferentes sitios que exhiben ocupaciones desde el Pleistoceno final hasta momentos históricos (Cueto 2013, 2014; Paunero et al. 2004, 2007; Skarbun 2009; Skarbun et al. 2015). Entre estos conjuntos se destacan, por un lado, el sitio Cerro Casa del Minero 1, definido como multicomponentes; y por otro, el sitio Túnel cuya ocupación inicial fue asociada con el desarrollo de actividades vinculadas con el procesamiento de presas y su consumo inmediato (Cueto 2014; Paunero et al. 2007; Skarbun et al. 2007, entre otros). La información zooarqueológica disponible para este sector refiere a momentos cronológicos tempranos e indica la presencia de una amplia diversidad taxonómica, la cual incluye fauna extinta. Sumada a la presencia de guanaco, se identificaron dos tipos más de camélidos: Lama gracilis y Hemiauchenia cf. Paradoxa que exhiben evidencia de procesamiento (Paunero 2009; Paunero et al. 2005, 2007, 2008, 2010, 2015, 2017; Valiza Davis y Gasco 2019; Valiza Davis et al. 2013; entre otros). Hacia el norte de La María, se ubican las localidades arqueológicas La Primavera y Piedra Museo. Al igual que en el caso anterior, las investigaciones en el área destacan la profundidad temporal de las ocupaciones iníciales, enmarcadas en la transición Pleistoceno/Holoceno. La información zooarqueológica disponible para estos sectores procede de diversos conjuntos óseos, desatancándose aquellos obtenidos en cueva Maripe (localidad arqueológica La Primavera) y alero el Puesto 1 55 (AEP-1) (localidad arqueológica Piedra Museo). En relación con el primero, exhibe una secuencia temporal de ocupación larga que incluye todo el Holoceno. La estructura taxonómica está dominada por el guanaco, específicamente elementos correspondientes al esqueleto apendicular, segmentos distales de las articulaciones. Se menciona la presencia de animales subadultos en toda la secuencia. Hacia el Holoceno medio y tardío se advierten cambios en las estrategias de subsistencia en relación con el período anterior, caracterizadas por un uso más integral de la presa; determinado en función de una mayor selección de partes con grasa y médula insaturada. En el sitio AEP-1 el guanaco también es la especie más representada a lo largo de toda la secuencia. No obstante, se reconoce mayor diversidad que en el caso anterior dada la presencia de fauna extinta en el componente inferior (13000-9400 años AP). Para el Holoceno medio se advierte una especialización en el taxón guanaco, recurso complementado por especies menores, alguna de ellas exóticas asociadas con mecanismos de intercambio social. Los restos óseo de camélidos recuperados en ambos bloques temporales exhiben evidencias de procesamiento. En síntesis, los trabajos realizados en el sitio indican cambios en el uso de este alero desde un locus de actividades reducidas al procesamiento de megafauna y camélidos durante la transición Pleistoceno/Holoceno, a una base residencial de actividades múltiples durante el Holoceno medio (García Añino et al. 2014; Marchionni 2013, 2016a, 2016b; Marchionni y Vázquez 2012; Marchionni et al. 2010; Miotti 1998; Miotti y Marchionni 2011; Miotti y Saleme 1999, entre otros). Cabe señalar que se ha reportado la presencia de estructuras de piedras en la localidad arqueológica La Primavera construidas por medio del apilamiento intencional de bloques disponibles en el paisaje (Carden et al. 2001; Magnin 2010, 2013). De acuerdo con los autores, los parapetos poseen morfologías y tamaños variables y su funcionalidad ha sido vinculada con el desarrollo de tareas asociadas con la caza del guanaco así como también con un uso habitacional como posible base de toldos (Carden et al. 2001; Magnin 2010, 2013). 4.6 Síntesis Desde sus inicios, la investigaciones arqueológicas desarrolladas en la región bajo estudio han buscado relacionar la dinámica poblacional del sur de Patagonia con los diferentes eventos climáticos/ambientales sucedidos durante el Holoceno (Goñi 2010; Goñi et al. 2000- 2002, entre otros). En este contexto, ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío (últimos 2500 años) para la región (Goñi 2000, 2010; Goñi et al. 2000-2002, 2004) que establece el uso diferencial pero complementario de 56 los espacios, en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2010). Así, ante un escenario climático y ambiental caracterizado por cambios en los niveles de humedad y en la distribución de los recursos, el efecto social habría correspondido a una reducción de la movilidad residencial en los sectores bajos de la región (cuenca de los lagos Pueyrredón- Posadas- Salitroso, del Cardiel y más al sur, San Martin y Tar) y al desarrollo de estrategias logísticas/estacionales en los sectores altos (Pampa del Asador, meseta del Guitarra, mesetas del Strobel, Cardiel Chico y San Adolfo y las cuencas altas del PNPM) (Goñi 2010). En la meseta del Strobel la evidencia zooarqueológica ha resultado muy difícil de obtener durante muchos años, a pesar de la altísima frecuencia de paredones sobre bajos y de parapetos (Belardi et al. 2007). Los trabajos de campo llevados a cabo en los últimos años (2013, 2014, 2015, 2016 y 2017) han logrado recuperar una gran cantidad de elementos óseos registrados principalmente en estructuras de parapeto, estableciéndose como la primera información zooarqueológica sistemática para la meseta. Estos hallazgos permitirán responder, en la presente tesis, nuevas preguntas vinculadas con las características propias del poblamiento de la meseta, el uso de los espacios, los patrones de subsistencia y la funcionalidad de los sitios. Por su parte, en la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra, las investigaciones realizadas han logrado contrastar su carácter logístico y/o estacional para momentos tardíos y registrando inicialmente una mayor variabilidad en el rango de actividades llevadas a cabo vinculadas con la subsistencia (Dellepiane 2014). Tomando como punto de partida la variabilidad reconocida en las estrategias logísticas propuestas para estos sectores, esta investigación retoma y profundiza parte de estas discusiones orientándolas hacia un abordaje holístico, comparativo y enfatizando el uso de diversas escalas espaciales y temporales. Finalmente, cabe destacar que extra regionalmente la información aquí discutida podrá ser de utilidad para otros investigadores, atendiendo a que muchas de las investigaciones zooarqueológicas desarrolladas en otras regiones de la Provincia de Santa Cruz han enfocado una gran parte de sus esfuerzos hacia discusiones asociadas con poblamiento inicial de la Patagonia y la subsistencia de los grupos humanos durante la transición Pleistoceno/Holoceno, el Holoceno temprano y el Holoceno medio; un marco cronológico diferente al aquí considerado. 57 Capítulo 5 Marco Teórico 5.1 Introducción Este capítulo tiene por objetivo sintetizar los conceptos teóricos más relevantes que conforman el marco general de esta tesis de doctorado. En principio, se detallan los aspectos teóricos centrales, puntualizando en el paradigma ecológico evolutivo, los conceptos vinculados a modelos de optimización y los marcos de referencia. Posteriormente, se enfatiza en las propuestas de movilidad para grupos cazadores recolectores, haciendo especial hincapié en la estrategia collector. A continuación, se realizará una breve reseña de la teoría de construcción de nicho dado que es de utilidad como marco explicativo regional. Finalmente, se hace mención a los modelos de poblamiento de Patagonia utilizados como encuadre de este trabajo. 5.2 Conceptos generales Los lineamientos teóricos generales que guían la presente investigación se enmarcan dentro de una perspectiva ecológica-evolutiva (Spencer 1997; Winterhalder y Smith 1991). La misma supone que la interacción entre el medioambiente físico y social es fundamental para la vida humana (Kelly 1995). Asimismo, se enfatiza la variabilidad del ambiente y la plasticidad en el comportamiento de los grupos para el análisis de la adaptación humana (Winterhalder y Smith 1991). Ante los condicionantes del ambiente, los individuos se adaptan a través de mecanismos racionales que tienden a maximizar los beneficios y a minimizar el riesgo (Boone y Smith 1998). De este modo, la ecología evolutiva provee un marco lo suficientemente amplio y cohesivo para llevar a cabo un estudio sistemático del comportamiento humano. En este sentido, la teoría de la depredación óptima ofrece un acercamiento general y realista para el análisis del comportamiento de cazadores recolectores (Charnov 1976). Esta teoría provee un grupo de modelos simples que permiten derivar hipótesis operacionales que generan expectativas sobre el comportamiento de obtención de recursos (foraging). Dentro de este contexto general se insertan los modelos de optimización como herramientas que permiten testear variables sencillas, 58 derivadas de la teoría evolutiva, en situaciones reales. Es decir, son herramientas cuantitativas usadas para evaluar los costos y beneficios de diferentes estrategias En relación a lo mencionado, es posible asumir que las poblaciones cazadoras tienden a maximizar el retorno energético en relación al costo de obtención de un recurso, minimizando los riesgos de no tener éxito (Smith 1992). De este modo, ante un determinado escenario, el comportamiento de los individuos evalúa los beneficios que se obtendrán, tomando decisiones dentro de un set de opciones de comportamiento. Es decir, se evalúa el costo- beneficio de cada opción a los fines de elegir las soluciones más apropiadas y óptimas a los problemas adaptativos (Kelly 1995; Lupo 2006). Estos modelos son valorados en este trabajo como una herramienta cuantitativa con la cual medir el registro zooarqueológico de los sitios aquí considerados. Esta perspectiva resulta relevante dado que se focaliza en el análisis de los patrones de obtención de recursos. En este sentido, el análisis arqueofaunístico se presenta particularmente importante dentro de este marco debido a que permite medir empíricamente la eficacia en la utilización de recursos, así como también la variabilidad de agentes que operan en las decisiones vinculadas con su manejo. En este contexto, los modelos de optimización pueden ser considerados como marcos de referencia adecuados a través de los cuales aproximarse al registro zooarqueológico. Un marco de referencia puede ser entendido como un set de datos sistemáticamente organizados acerca de fenómenos que no son estrictamente arqueológicos (Binford 2001). En este sentido, permite yuxtaponer un dominio del conocimiento acerca del cual existe información previa, sobre otro menos conocido (Binford 1987). Se considera que estas herramientas teóricas y metodológicas son necesarias a los fines de otorgarle sentido a nuestras observaciones del registro arqueológico (Binford 2001). Dentro de este esquema general, los modelos de anatomía económica resultan esenciales para abordar problemáticas asociadas con la subsistencia y movilidad de grupos cazadores -recolectores (Bartram et al. 1991; Binford 1978, 1981; Borrero 1990; Jones y Metcalfe 1988; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1991, 1999; Metcalfe y Jones 1988). Éstos permiten conocer el tipo y cantidades de recursos asociados con cada una de las partes que conforman una carcasa. De este modo, se establecen como un marco de referencia con el cual comparar las frecuencias de partes esqueletarias obtenidas con aquellas derivadas de la información actual, a los fines de 59 evaluar la utilidad de cada unidad anatómica en función de cada uno de sus productos primarios (Binford 1978). Asociado con lo mencionado en el párrafo anterior, la información etnográfica y etnoarqueológica ha permitido reconocer una multiplicidad de factores que inciden en la forma en la cual los grupos cazadores-recolectores contemporáneos utilizan los recursos faunísticos. Estos desarrollos han dado cuenta del importante rango de variabilidad asociado con la selección, transporte y procesamiento de una carcasa. Ente ellos se destacan: la facilidad de caza, el rendimiento económico de los animales usados, el número de animales disponibles, el número de porteadores, la presencia o no de facilidades de transporte, la distancia a recorrer cuando se transportan los animales, las necesidades de consumo, la tecnología disponible, la estación del año, las prácticas culinarias, la influencia de aspectos sociales, religiosos e ideológicos, entre otros (Bartram 1993; Binford 1978; Gould 1967; O´Connell y Marshall 1989, O´Connell et al. 1988, 1990; O´day et al. 2004; Politis y Martínez 1996; Politis y Saunders 2002; Yellen 1977 y 1991, entre otros). Por último, este panorama se completa al considerar los requisitos nutricionales necesarios para la supervivencia de los seres humanos (Morin 2007; Speth y Spielmann 1983; Rindel 2013). 5.3 Movilidad Por su parte, la movilidad ha sido considerada como uno de los aspectos que mayormente condicionan las estrategias organizativas de los grupos cazadoresrecolectores (Binford 1980). Desde hace más de 40 años esta temática ha ocupado un rol central en la Arqueología de grupos cazadores-recolectores. Movilidad refiere, de manera amplia, a la capacidad y necesidad de moverse de lugar en lugar (Wendrich y Barnard 2008). En términos de Kelly (1992), se trata de una propiedad de los humanos que es universal, variable y multidimensional. Implica más de un aspecto dado que podemos referirnos a la frecuencia del movimiento, la distancia o si se hace de manera grupal o individual. De acuerdo con Binford (1980), las estrategias de movilidad pueden ser entendidas como los movimientos realizados por los grupos humanos a través del paisaje y se encuentra estrechamente ligado con la estructura de recursos de una región. De este modo, el autor define dos aspectos relativos a la movilidad en cazadores-recolectores. Por un lado, la movilidad residencial, es decir la cantidad de veces que la base residencial se mueve anualmente; y por otro, la movilidad logística, la cual expresa el movimiento de individuos o parte del grupo hacia la búsqueda de recursos en contextos específicos y de regreso a los campamentos base. Ambos aspectos presentan correlatos arqueológicos particulares. 60 Sobre la base de lo mencionado, el autor establece la presencia de una serie de estrategias de movilidad dentro de un continuum, cuyos extremos fueron denominados forager y collector. La estrategia implementada se encuentra principalmente asociada con la distribución de los recursos. La primera se caracteriza por desarrollarse en contextos en los cuales existe una distribución homogénea de los recursos, estableciéndose desplazamientos frecuentes de las residencias. Mientras que, en la segunda estrategia, la distribución heterogénea de los recursos críticos (alimentos, materias primas, leña, agua, entre otros), ya sea en términos espaciales como temporales, requerirá el desarrollo de movimientos logísticos. Esta última, se encuentra organizada de tal forma de mover los recursos hacia los consumidores mediante grupos de tareas logísticamente organizados (Binford 1980). Por su parte, en ambientes caracterizados por una marcada estacionalidad, como las mesetas consideradas en la presente investigación, en donde se evidencia una incongruencia temporal de los recursos, el almacenamiento se establece generalmente como la estrategia implementada (Binford 1980). Asociado con el carácter logístico, una forma de aprovechamiento de los recursos ha sido denominada como proceso de extensificación, definido como el aumento de la productividad ampliando el área de explotación (Binford 2001; Goñi 2016). En este sentido, la incorporación de nuevos espacios se establece como una alternativa óptima ante la incongruencia de los recursos en contextos de baja productividad de los mismos. Por su parte, para el caso de sistemas logísticamente organizados, Binford (1980) propone que el correlato arqueológico esperable se encuentra caracterizado por una particular configuración del registro. En consecuencia, es esperable la presencia de una mayor variabilidad intersitio asociada con el desarrollo de actividades específicas y diferenciadas espacialmente (escondrijos, estaciones, sitios de procuraciones específicas, planificadas, campamentos temporarios, bases residenciales y localizaciones). Cabe destacar que, si bien se ha puesto especial atención en el aspecto ambiental como un elemento clave en la movilidad de los grupos, no deben dejarse de lado otros factores involucrados tales como aquellos asociados con el encuentro con otros grupos (Grove 2010) y/o la reproducción (MacDonald y Hewlett 1999) así como el intercambio de información (Aunger 2009; Nettle 1998; Whallon 2006; Wobst 1977). 5.4 Teoría de Construcción de Nicho 61 La teoría de construcción de nicho (TCN) enfatiza en la capacidad de los organismos para modificar, a través de sus metabolismos, actividades y elecciones, sus ambientes, influenciando no solo su propia evolución, sino también la de otras especies (Kendal et al. 2011; Laland et al. 2000; Lewontin 1983, entre otros). El principal aspecto que define la TCN refiere a la transformación de las presiones selectivas del ambiente. Es decir, los ambientes selectivos se ven determinados por aquellas modificaciones realizadas por la construcción de nicho. Entonces, los organismos no solo se adaptan a sus ambientes, sino que lo construyen; y al hacerlo, codirigen su propia evolución (Lewontin 1983). La construcción de nicho es entendida como una causa del cambio evolutivo y no como un efecto. Organismos y ambientes son aspectos comprometidos recíprocamente en una relación causal; por tanto que, la adaptación es el resultado tanto de la selección natural como de la construcción de nicho (Kendal et al 2011; Laland y O´brien 2012). La adaptación de los organismos depende, por un lado, de la selección natural que es modificada por la construcción de nicho; y por otro, de la construcción de nicho que es seleccionada por la selección natural (Kendal et al. 2011). Cuando los organismos modifican los ambientes selectivos de sus descendientes dejan una herencia ecológica (Odling Smee 1988). En el caso de los seres humanos, también se dejan herencias culturales construidas para las futuras generaciones. La construcción de nicho puede generar efectos a largo plazo en los ecosistemas. El concepto de herencia ecológica (Odling-Smee 1988) refiere justamente a la herencia del cambio, frecuentemente en la forma de una modificación de las presiones de selección natural a sus descendientes (Laland y O´brien 2010). Es decir, los organismos no solo heredan genes a sus generaciones futuras, sino también herencia ecológica asociada con ambientes selectivos modificados, vinculados estrechamente con sus fitness genéticos (Kendal et al. 2011). Como hemos mencionado, es transmitida por los organismos a través de las modificaciones realizadas en un ambiente externo. De acuerdo con Richerson y Boyd (2005), la cultura es la información capaz de afectar otros comportamientos individuales y se adquiere por medio de otros miembros de la misma especie a través de la enseñanza, la imitación y otras formas de transmisión social. Este tipo de definición resulta operativa a los fines de la teoría de construcción de nicho, siempre y cuando se entienda que la información es algorítmica e incluye el aprendizaje de conocimiento, creencias, valores y actitudes que están expresadas en el comportamiento, los artefactos y la tecnología (Odling-Smee y 62 Laland 2012). De esta manera, la cultura entendida de esta forma, se establece como un factor clave, critico y subyacente del potencial humano de la construcción de nicho (Laland y O´Brien 2010, 2012). Por lo tanto, la construcción de nicho cultural es aquel subconjunto de construcción de nicho que es la expresión del aprendizaje cultural y la transmisión de conocimiento (Odling-Smee y Laland 2012). Es decir, comportamientos derivados culturalmente que modifican un ambiente (Kendall 2012). Al igual que la herencia ecológica, la herencia cultural es transmitida por medio de múltiples seres humanos a múltiples seres humanos, intra e inter generaciones, por medio de diferentes formas de aprendizaje (ej. oblicuo, horizontal, etc.). Por ende, la herencia cultural requiere un medio no genético de comunicación entre los organismos a través del cual el aprendizaje de conocimiento pueda ser compartido y distribuido (Laland et al. 2000). En este sentido, la comunicación entendida como una forma de aprendizaje social caracterizada por una transmisión de información intencional, puede ser considerada en sí misma como una instancia de construcción de nicho a partir del uso de señales, signos y artefactos con el objetivo de modificar el comportamiento de coespecíficos (Aunger 2009). 5.5 Poblamiento Finalmente, dado que la presente investigación se inserta en las discusiones acerca del poblamiento patagónico, se toma en consideración el modelo ecológico y biogeográfico propuesto por Borrero (1994-1995) para la región. De acuerdo con el mismo, el poblamiento de la Patagonia meridional puede ser interpretado como un proceso de lenta ocupación de los espacios disponibles, caracterizado siempre como un flujo multidireccional. Se considera que la ocupación de los nuevos espacios no es consecuencia de procesos migratorios lineales y constantes; al igual que no implica, necesariamente, la adaptación progresiva al ambiente (Borrero 1994-1995). En este sentido, la presencia de espacios disponibles factibles de ser ocupados es un fenómeno que se encuentra vinculado con las fluctuaciones climáticas ocurridas a lo largo del Holoceno, su impacto sobre el ambiente, los recursos y las estrategias humanas desarrolladas en términos de respuestas adaptativas (Borrero 1994-1995; Goñi 2010). Entender el poblamiento de la Patagonia de esta forma permite suponer para todo el Holoceno un escenario en el cual los espacios habrían estado diferencialmente disponibles para los grupos humanos. Por tanto, la incorporación de los mismos a la dinámica de las poblaciones se habría producido en la medida que sus condiciones geográficas y ecológicas así lo permitiesen (Goñi 2010). Por último, el autor propone comprender este modelo de poblamiento a través de tres etapas de 63 ocupación del espacio: exploración, colonización y ocupación efectiva, con una posible saturación espacial (Borrero 1994-1995). El reconocimiento de cada una de ellas es consecuencia de que su impacto genera una configuración distintiva en el registro arqueológico, es decir, a partir de las implicancias empíricas que de las mismas se derivan. Estas diferentes etapas se reconocen debido a la configuración diferencial que asumen los materiales arqueológicos en tiempo y espacio, en función de variables tales como la operación de agentes y procesos tafonómicos, la distribución temporal de las muestras arqueológicas, etc. De manera más específica, esta tesis se enmarca bajo el modelo de poblamiento tardío propuesto para la región por Goñi y colaboradores (Goñi 2010), el cual ha sido sintetizado en el capítulo 2 de este trabajo. 64 Capítulo 6 Metodología 6.1 Introducción En este capítulo se especifican las decisiones metodológicas y técnicas llevadas a cabo en el marco de la investigación desarrollada en esta tesis. En este sentido, serán precisadas las escalas y unidades de análisis, al mismo tiempo que se definen y detallan conceptos y variables que serán claves para la construcción del dato. Concretamente, luego de reseñar las escalas y unidades consideradas, se hará mención a las medidas de abundancia taxonómica y anatómica utilizadas, los marcos de referencia consultados, las variables tafonómicas medidas y finalmente, se profundizará en aspectos vinculados con las evidencias de procesamiento y termoalteración evaluadas en los conjuntos zooarqueológicos. 6.2 Escalas y unidades de análisis Las escalas de análisis sirven como guías que permiten establecer los objetivos, articular las técnicas con las que se llevara a cabo el análisis y organizar el conjunto de datos utilizados en la investigación (Dincauze 2000). En términos espaciales, la problemática general de esta tesis, junto con la mayor parte de las discusiones que se realicen, será desarrollada en una escala amplia, definida como una meso escala (sensu Dincauze 2000). Esta última se divide en dos niveles; el primero implica entre 10.000 y 100 km² (meso escala 1) mientras que el segundo refiere a rangos entre 100 y 1 km² (meso escala 2); representando, en el marco de este trabajo, a las mesetas del Strobel, Guitarra y a la Pampa del Asador. Asimismo, será utilizada también una micro escala con el objeto de realizar un análisis más específico de la variabilidad zooarqueológica de cada uno de los sitios. En lo que respecta al marco temporal considerado, la problemática abordada en este trabajo se centra en el Holoceno tardío, asumiendo que este lapso ocupa los últimos 2500 años A.P. y representa, en términos de Dincauze (2000), una escala meso temporal. Cabe aclarar que también será estimado el Holoceno medio en la medida en que algunas discusiones requieran de un marco cronológico más amplio. Las unidades de análisis son herramientas a través de las cuales se logra dividir y especificar un rango de variabilidad en función de intereses concretos y 65 particulares (Ramenofsky y Steffen 1998). En esta tesis, se considera al espécimen como la unidad mínima de análisis y sobre la que se evaluarán diferentes variables morfológicas (e.j. marcas y huellas) y cualitativas (e.j. meteorización, termoalteraciones). En la medida en que las discusiones lo requieran, también serán utilizadas unidades más amplias, como la de concentración, sitio, localidad, entre otras (Dunnel 1992; Dunnel y Dancey 1983). En cuanto a las concentraciones, se las considera como el agrupamiento de material arqueológico en un espacio acotado (ver capítulo 7). El estudio de materiales arqueológicos en espacios amplios ha permitido la incorporación del concepto de paisaje arqueológico, entendiendo que el registro es el resultado del promedio de los diferentes procesos y agentes que actuaron en su formación, más el tiempo (Binford 1987, 1992). 6.3 Medidas de abundancia taxonómica y anatómica El procedimiento de análisis faunístico estuvo orientado inicialmente a establecer la determinación taxonómica y anatómica de la muestra considerada (Klein y Cruz Uribe 1984; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1988, 1999; Reitz y Wing 1999). Para el relevamiento de éstos y otros datos primarios se utilizó una ficha diseñada por Mengoni Goñalons (1999). La identificación del material óseo fue realizada utilizando la colección comparativa del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, junto con el uso de manuales osteológicos específicos (Pacheco Torres et al. 1979; Sierpe 2015). Las medias de abundancia taxonómica permiten estimar la importancia relativa de cada especie representada en un conjunto (Lyman 1994), permitiendo el desarrollo de inferencias orientadas a evaluar la relevancia económica de cada taxón identificado en un sitio (Binford 1984; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1999). Esta medida fue estimada a partir del número de especímenes óseos identificados por taxón (NISP) (Grayson 1984; Lyman 1994). El beneficio de su empleo reside en que puede calcularse de manera directa sin la necesidad de operaciones posteriores (Grayson 1984; Klein y Cruz Uribe 1984; Lyman 1985, 1994; Mengoni Goñalons 2009). A lo largo de la presente tesis, diferentes variables (evidencias de procesamiento, marcas naturales, especímenes termoalterados, etc.) serán consignadas en términos de esta medida. El número mínimo de individuos (MNI) estima la cantidad total de elementos óseos identificados para un taxón y permite evaluar el ingreso de energía registrado en los diferentes conjuntos. Éste fue obtenido en función de la lateralidad, el estado de fusión y el tamaño de los huesos (White 1935b, citado en Mengoni Goñalons 1999: 57). La composición etaria de cada conjunto óseo fue evaluada a partir del porcentaje 66 de especímenes (NISP) y elementos (MNE) inmaduros. Esta medida fue calculada en función de la razón existente entre especímenes y elementos no fusionados y fusionados, multiplicado por el total. Asimismo, fue utilizado el cronograma de osificación ósea propuesto por Kauffmann (2009) con el objeto de obtener una composición etaria más precisa para cada conjunto. La abundancia de partes anatómicas fue evaluada en función del número mínimo de elementos (MNE), el cual expresa la frecuencia con la que se representan cada uno de los elementos (e.j. tibia, fémur, atlas, etc.) que componen el esqueleto. Existen diversos métodos a través de los cuales puede calcularse esta medida (Klein y Cruz-Uribe 1984; Marean et al. 2001; Mengoni Goñalons 1999). En este trabajo, el MNE fue reconstruido a partir de las zonas diagnósticas propuestas por Mengoni Goñalons (1999) identificadas en cada uno de los elementos óseos. De esta forma, aquellas zonas más representadas, es decir con mayor frecuencia, son las que definen el número mínimo de elementos para las partes esqueletarias en cuestión (Mengoni Goñalons 1999). Previamente al desarrollo de este procedimiento, se determinó la lateralidad y el estado de fusión de cada uno de los especímenes. El número mínimo de unidades anatómicas (MAU), entendido como una medida que deriva de la anterior (Binford 1981), permite normalizar las frecuencias individuales de cada elemento en relación a un esqueleto completo (Mengoni Goñalons 2009). Este valor fue calculado dividiendo el MNE de cada unidad por las veces que esa parte anatómica está presente en un elemento completo. De la misma forma, esta medida puede ser expresada en forma porcentual, estandarizando los MAU de cada elemento con respecto al MAU del elemento más abundante (Binford 1978; Klein y Cruz-Uribe 1984; Lyman 1994). Finalmente, se empleó también el MNE estandarizado, retomando lo sugerido al respecto por De Nigris (2003), y de acuerdo con la metodología propuesta por Stiner (1991,1993 y 1994). Esta medida es obtenida a partir de la normalización del MNE en relación a la cantidad de elementos esperados en categorías definidas con anterioridad. Éstas fueron elaboradas en función del producto primario que predomina en cada una de ellas, considerando conjuntamente aquellos huesos que poseen contenidos nutricionales similares en términos de grasa, carne y médula (De Nigris 2004; Stiner 1993). De este modo, una carcasa de guanaco puede subdividirse en huesos con órganos ricos en grasa –cráneo (Stiner 1993)-; huesos con solamente carne –vértebras, costillas, pelvis y escápula-; huesos con abundante carne y médula –húmero y fémur-; huesos con poca carne y médula –radioulna y tibia-; huesos con moderada proporción de médula –metapodios -; huesos con baja proporción de 67 médula –calcáneo y falanges- y finalmente, elementos ricos en ácidos grasos no saturados (Morin 2007; Rindel 2009) (ver Tabla 2 en Apéndice). En función de los valores de NISP y MNE obtenidos en cada conjunto óseo, fue estimada la relación existente entre el segmento axial y el apendicular para cada una de ambas medidas. Se tomó como referencia el valor sugerido por Mengoni Goñalons (1999) de 1,57 como resultado esperable. Por otra parte, también fue estimada la integridad con la cual las carcasas ingresaron en cada sitio utilizando el índice de completitud anatómica, computado en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado considerando el MNI. La fragmentación ósea en el conjunto fue medida a partir de la relación entre el NISP/MNE. Aquí se considera que altos valores de NISP sobre MNE indican una fragmentación intensa; excluyéndose elementos enteros o completos. A su vez, fue ponderada globalmente, así como también calculada para el segmento axial y apendicular. 6.4 Marcos de Referencia Un marco de referencia refiere a un conjunto de datos sistemáticamente organizados acerca de fenómenos que no son estrictamente arqueológicos. Se configuran como herramientas para otorgarle significado al registro arqueológico (Binford 1987, 2001). En zooarqueología, los valores de MAU % obtenidos en cada conjunto individual pueden ser correlacionados con diversos marcos de referencia a los fines de explicar la configuración arqueofaunística de un sitio. En este contexto, los modelos de anatomía económica son marcos adecuados para explorar problemáticas asociadas con la subsistencia y la movilidad de grupos cazadores-recolectores (Bartram et al. 1991; Binford 1978, 1981; Borrero 1990; Jones y Metcalfe 1988; Lyman 1994; Mengoni Goñalons 1999; Metcalfe y Jones 1988) (ver capítulo 5). Con el objetivo de poder evaluar la existencia de procesos de preservación diferencial en restos de guanaco mediados por la densidad mineral ósea, se utilizó el Índice de Densidad Mineral propuesto por Elkin (1995) para camélidos. El supuesto detrás de este índice establece que elementos óseos más densos tendrán un mayor potencial de supervivencia que aquellos menos densos. En los últimos años, las investigaciones realizadas sobre huesos correspondientes a guanaco han reconocido una importante variabilidad en sus valores de densidad (Álvarez et al. 2010; González et al. 2012; Gutiérrez et al. 2010). Ante esta nueva información, la propuesta de valores fijos de densidad no podría sostenerse, siendo más adecuada su medición a partir de rangos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2010). Al mismo tiempo, dada la 68 variabilidad registrada, se ha sugerido que futuros índices de densidad mineral para guanaco deben construirse sobre la base de muestras de gran tamaño de individuos, dejándose de lado animales no fusionados (Gutiérrez et al. 2017). Sin embargo, hasta la actualidad, éstos aún no han sido desarrollados. Por este motivo, en este trabajo, se realizarán correlaciones estadísticas entre los valores de densidad propuestos por Elkin (1995) y las frecuencias de partes anatómicas obtenidas para cada conjunto que deberán ser consideradas solo como tendencias. Dentro de los modelos de anatomía económica, será utilizado el Índice de Utilidad de Carne (Borrero 1990) que permite evaluar los elementos óseos en función de su valor nutricional en términos de carne; pudiendo ser indicativo de la estrategia utilizada para la selección de elementos de una carcasa. Al respecto, también se consideró la modificación realizada por Lyman (1994), dado que incluye aquellos huesos de bajo valor nutricional que ingresan a los sitios acompañando unidades de alto rendimiento (raiders).También será utilizado el Índice de Medula Ósea (Mengoni Goñalons 1999), con el objeto de evaluar en qué medida los elementos recuperados en los sitios pueden vincularse con su contenido medular. Se considerará el Índice de Médula Insaturada (Morín 2007), dado que permite explorar criterios de selección de huesos que no se encuentran centrados solo en el volumen neto de la cavidad medular. De esta forma, permite evaluar si la selección de elementos se asocia con su contenido de ácidos grasos no saturados (Morín 2007; Rindel 2009, 2013). Por último, se contempla también el Índice de Secado de Carne para camélidos (De Nigris y Mengoni Goñalons 2005). 6.5 Variables tafonómicas El abordaje de la evidencia considerada en la presente tesis adoptó también una perspectiva tafonómica (sensu Lyman 1994), entendida como una herramienta clave que permite identificar los agentes y procesos que han contribuido en la formación, transformación y conservación del registro, a los fines de evaluar la integridad de los diferentes conjuntos arqueofaunísticos. Es por ello que han sido consideradas las siguientes modificaciones producidas por la acción de la meteorización, la acción de raíces, carnívoros, roedores y otras depositaciones químicas. 6.5.1 Meteorización Esta herramienta permite registrar, a través de seis estadios (Beherensmeyer 1978) el proceso por el cual los componentes orgánicos e inorgánicos de un elemento óseo son separados y destruidos por agentes físicos y químicos in situ 69 (Beherensmeyer 1978), representando el deterioro progresivo del hueso desde su estado fresco hasta su colapso. De acuerdo con Beherensmeyer (1978), el estadio 0 se caracteriza por la presencia del hueso fresco, sin agrietamientos ni exfoliación, pudiendo conservar tejidos blandos en sus cavidades medulares. El estadio 1 refleja la presencia de agrietamientos longitudinales observándose un craquelado en las superficies articulares. Por su parte, durante el estadio 2 el agrietamiento mencionado se hace más profundo y extenso, evidenciándose la presencia de exfoliación sobre la superficie externa del hueso. Hacia el estadio 3, la superficie del hueso adquiere una textura fibrosa, observándose sectores del hueso carentes ya de tejido externo. En el estadio 4, la meteorización ha penetrado en el interior del hueso, los agrietamientos comienzan a abrirse y se empieza a observar la presencia de astillas sueltas. Para culminar, el estadio 5 refleja la profunda fragilidad del elemento óseo habiendo perdido su forma original (Beherensmeyer 1978). Un supuesto en esta tesis es que los sitios que serán presentados pueden estar constituidos por un moderado/alto aporte de animales subadultos. En este sentido, diferentes autores han propuesto que los individuos inmaduros de guanaco presentan una tasa de meteorización más rápida que los adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016, 2017; Massigoge et al. 2010). Esta afirmación podría alertar acerca de la posible subrepresentación de este cohorte de edad en la composición etaria de los conjuntos óseos recuperados (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016, 2017; Massigoge et al. 2010). Es por este motivo que, en esta tesis, se construirán perfiles de meteorización para especímenes fusionados y no fusionados a los fines de constatar, al menos inicialmente, la existencia o no de dicho proceso. 6.5.2 Raíces Las modificaciones producidas por la acción de raíces se encuentran asociadas a la fractura natural de los elementos óseos, su distribución espacial modificando su posición original, y la presencia de marcas en las superficies de los huesos. Estas últimas, son ocasionadas por la excreción de una sustancia denominada ácido húmico que al estar en contacto con la superficie cortical del hueso genera en consecuencia una marca característica. Su reconocimiento es sencillo dado que presenta un patrón dendrítico conformado por surcos poco profundos, anchos y de forma redondeada (Beherensmeyer 1978; Fisher 1995; Lyman 1994). 6.5.3 Carnívoros Fue evaluada la presencia de efectos tafonómicos en las muestras óseas que informen acerca de la incidencia de este agente en la formación de los conjuntos 70 (Binford 1981; Borrero y Martin 2012; Gutierrez et al. 2016; Haynes 1983; Martín y Borrero 1997; Mondini 2017, entre otros). Los daños registrados fueron descriptos tomando como marco de referencia las marcas definidas por Binford (1981). Las perforaciones (punctures) se producen como consecuencia del colapso del hueso bajo la presión ejercida por los dientes (Binford 1981). En la medida en que los huesos sean muy delgados, los dientes pueden remover parte de los mismos dejando como rasgo distintivo la presencia de bordes crenulados (crenulated edges) (Binford 1981). Cuando los dientes no logran colapsar el hueso, los rasgos producidos son denominados hoyos (pits) (Binford 1981). El arrastre (scoring) es producido como consecuencia de la acción de girar el hueso contra los dientes o arrastrar los mismos sobre él, generando una serie de marcas lineales y transversales al eje del hueso (Binford 1981). Por último, los surcos (furrows) son producidos por la acción repetida de los dientes, caninos principalmente, sobre el tejido esponjoso, removiéndolo y generando depresiones sobre el mismo (Binford 1981). 6.5.4 Roedores La operatoria de este agente se vincula principalmente con dos tipos de modificaciones en los conjuntos zooarqueológicos. Por un lado, las marcas originadas en los restos óseos consecuencia de la acción de los incisivos sobre la superficie cortical de los huesos. Éstas se caracterizan por un patrón distintivo de surcos paralelos o superpuestos con bases redondeadas sin estrías, cortos y en forma de “U”. Suelen hallarse en los bordes y regiones prominentes de los huesos más densos (Binford 1981; Fisher 1995). Por otro lado, dada su conducta fosorial, la actividad cavadora de los roedores puede ocasionar el desplazamiento de los materiales (Bocek 1986). 6.5.6 Depositación química: Óxido de Manganeso El material enterrado puede registrar reacciones químicas que ocurren en el suelo, siendo éstas indicativas de la historia climática, ecológica e hidrológica del lugar (Gutiérrez 2004). En este sentido, la liberación de manganeso puede producirse por la descomposición de la materia orgánica durante la diagénesis temprana (Gutiérrez 2004). Su presencia fue registrada macroscópicamente, a partir de la presencia de manchas negras a negras azuladas, aisladas o agrupadas, localizadas en la superficie cortical del hueso. Su reconocimiento permite sugerir la presencia de condiciones de humedad en los contextos de depositación correspondientes. 6.6 Evidencias de Procesamiento 71 El procesamiento consiste en una serie de actividades que comienzan en el sitio de matanza y culminan con el consumo y descarte de los huesos (Binford 1978). En estos términos, los conjuntos óseos recuperados son el resultado acumulativo de una serie diferente de acciones; y por tanto, contienen información de una secuencia de procesos causales y no de un evento singular (Binford 1981). En esta tesis, las actividades de procesamiento son entendidas como un continuum (sensu Lyman 1994) compuestas por diferentes etapas y caracterizadas por el desarrollo de distintas tareas: obtención, cuereo, desarticulación, descarne, fracturación, cocción, consumo y descarte. El desarrollo de cada una de estas actividades puede potencialmente dejar marcas con características distintivas sobre la superficie cortical de los huesos, en relación a su ubicación, morfología y localización anatómica, siendo entonces posible inferir qué tarea fue la responsable de su presencia. Las marcas de corte se caracterizan por presentarse como surcos individuales o en conjuntos, con sección transversal en forma de “V”. Su ancho y profundidad suelen ser variables y poseen microestriaciones internas paralelas al surco principal (Binford 1981; Fisher 1995; Lyman 1994; Shipman y Rose 1983, entre otros). Sumado a estos criterios morfológicos, fue considerada la ubicación y orientación de las incisiones dentro de la topología del hueso como elementos útiles para su reconocimiento (Binford 1981; Shipman y Rose 1983). Su determinación macroscópica fue realizada a partir del uso de una lupa de mano de 10 X bajo la disposición de luz direccional fuerte. También fue utilizado un microscopio digital de magnificación variable (Dino-Lite AM413T) con el cual fueron realizadas las tomas fotográficas presentadas en este trabajo. Las variables consideradas para el análisis de las marcas de corte incluyen el tipo de marca (corte, raspado, machacado, etc.), su distribución, orientación primaria/ profundidad/ largo, orientación secundaria y frecuencia (en términos de NISP %) (sensu Mengoni Goñalons 1999). Para el análisis de las fracturas óseas fue considerada la forma primaria (morfología general de la fractura), forma secundaria (atributos asociados con la forma anterior), forma del borde, entre otras variables (Mengoni Goñalons 1999). En referencia a los atributos de las fracturas, pudo distinguirse la presencia de hoyos de percusión, estrías de percusión, negativos de impacto y lascas adheridas (Mengoni Goñalons 1999). En función de de la forma del contorno de fractura, han sido propuestas tres formas generales: espiral, transversal o longitudinal (Mengoni Goñalons 1999). La primera es aquella en la que el borde de fractura refleja una torsión helicoidal. La fractura longitudinal está caracterizada por bordes que se orientan de manera paralela al eje longitudinal del hueso. Por último, la 72 fractura transversal antrópica presenta bordes rectos con respecto al eje del hueso, produciendo la separación de los extremos articulares de las diáfisis. Dentro de este tipo de fractura, ha sido incluido el marcado perimetral caracterizado por la regularidad de sus bordes, previamente preparados (Bourlot et al. 2009). Todas las evidencias de procesamiento, ya sean marcas de corte o daños ocasionados por fractura antrópica, fueron documentados a partir de dibujos mudos. El desarrollo de este tipo de registro, si bien costoso en términos de tiempo de observación y análisis, es una herramienta útil dado que permite documentar en detalle la variabilidad de marcas observadas en una muestra, registrando frecuencia, localización especifica, orientación, etc. (sensu Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009; Rindel et al. 2012). A su vez, este relevamiento permite comparar las evidencias de procesamiento identificadas en cada uno de los sitios con marcas de etiología conocida. En esta tesis se tomaron como marcos de referencia los trabajos etnoarqueológicos y experimentales realizados por Binford (1981) y Nilssen (2000) respectivamente. El objetivo de este análisis es enfrentar las evidencias de procesamiento relevadas en cada conjunto óseo con marcos de referencia derivados de estudios actualísticos a los fines de construir inferencias confiables acerca de las estrategias y actividades de procesamiento (cuereo, desarticulación, descarne y extracción de médula) llevadas a cabo en cada uno de los conjuntos. Las investigaciones etnoarqueológicas llevadas a cabo por Lewis Binford entre los Nunamiut se desarrollaron entre 1969 y 1972 y constituyeron uno de los primeros trabajos actualísticos orientados a vincular marcas de procesamiento, principalmente aquellas asociadas con el corte, con las actividades que las produjeron (Binford 1978, 1981). El estudio actualístico realizado incluyó la observación directa de aproximadamente 400 episodios de procesamiento e involucró el registro estático (notas escritas y fotografías), detallado paso a paso, de 37 eventos. Las principales especies procesadas fueron caribúes y alces, aunque también se consideraron ovejas y, en menor medida, osos. Adicionalmente, el autor procesó 13 animales, bajo la supervisión Eskimo. En todos los casos se utilizaron diferentes tipos de herramientas de metal, principalmente cuchillos y hachas. Los elementos óseos procesados fueron posteriormente recuperados y analizados en laboratorio. A partir de características tales como la localización anatómica de las huellas de corte, su ubicación dentro del elemento óseo y su orientación, Binford (1981) ha propuesto tres categorías de marcas de corte que permiten inferir el tipo de actividad de procesamiento llevado a cabo: cuereo, desarticulación y descarne. En las actividades de cuereo, la remoción de la piel suele generar marcas en aquellos sectores del esqueleto que se encuentran en 73 contacto directo con el hueso. En este sentido, son comunes la presencia de marcas en la cabeza (cráneo y la mandíbula) y en las extremidades inferiores (tibia distal, radioulna distal, metapodios y falanges) (Binford 1981). Las actividades de desarticulación se encuentran vinculadas con el desmembramiento de una presa. En consecuencia, las marcas que se producen suelen ser las más distintivas, agrupándose principalmente en los puntos de articulación, como las epífisis de los huesos largos y las superficies de las vértebras (Binford 1981). El descarne consiste, lógicamente, en una mayor segmentación de la partes esqueletarias. En líneas generales, las marcas se encuentran orientadas longitudinalmente con respecto al eje del hueso. Inicialmente existen dos tipos de cortes: largos y orientados longitudinalmente a fin de exponer el hueso, y aquellos cortos y oblicuos destinados a liberar la masa de carne del hueso y/o cortar las inserciones musculares (Binford 1981). A mediados de la década del ´90, Peter Nilssen desarrolló un estudio experimental que prestó especial atención a las características generales que adoptan las marcas de corte (localización, orientación, frecuencia, entre otras) como consecuencia del desarrollo de diversas tareas de procesamiento. De esta forma, buscó construir un modelo que permita vincular sin ambigüedad un rasgo (marca de corte), con una actividad determinada (cuereo, evisceración, desarticulación, y descarne) (Nilssen 2000). Las tareas de procesamiento fueron registradas sobre bóvidos, entre los que se destacan antílopes, gacelas, ñu y eland, e involucran dos escenarios diferentes. Por un lado, se documentó el procesamiento de un conjunto de animales cazados y trozados para la producción de biltong (carne seca), tarea que requiere el descarne de los huesos. En estos casos, no se tuvo pleno control de las tareas de procesamiento realizadas; aunque sí se les fue pedido a los operadores que realicen algunas actividades particulares (e.j. desarticulación de algunas unidades). Todos los huesos resultantes fueron retenidos para su posterior análisis; exceptuando partes que fueron previamente abandonadas por los cazadores en el sitio de matanza (cráneo y metapodios), o que éstos decidían llevarse luego de su procesamiento. Estas observaciones fueron documentadas de la misma forma que las actividades experimentales que se describen más adelante en este capítulo. Por otro lado, un conjunto de animales fueron adquiridos exclusivamente para el proyecto experimental con el objeto de controlar cada una de las variables implicadas en su procesamiento. En este caso, todas las tareas de trozamiento fueron 74 llevadas a cabo por solo una persona experta que procesó entre tres y diez animales por día. Las tareas se efectuaron utilizando un cuchillo de hoja de acero (10 cm de largo). En la medida en que fue posible, se emplearon también lascas grandes sin retocar. Las presas involucradas en esta instancia, que incluyen dos elan y una gacela, fueron procesadas de la siguiente forma. Las vísceras fueron removidas y abandonadas en el sitio de matanza. Luego del transporte, en el laboratorio, el animal fue cuereado, una mitad usando lascas líticas sin retocar. Posteriormente, una mitad fue desarticulada y la otra fue descarnada sin desarticulación previa. Este procedimiento buscó eliminar la posibilidad de superposición de marcas ocasionadas por tareas diferentes y, en consecuencia, tuvo por objeto reducir ambigüedad. Luego, los huesos fueron hervidos, se limpió la presencia de tejido adherido y fueron fracturados para la extracción de médula. Una vez finalizadas las tareas de procesamiento, los elementos óseos fueron recuperados y se dio inicio a un proceso de limpieza y análisis que duró aproximadamente un período de seis meses. La muestra total consta de 1501 especímenes (Nilssen 2000). Todas las actividades de procesamiento (cuereo, desarticulación, descarne y fractura ósea) fueron registradas a través de medios dinámicos (videograbaciones) y estáticos (notas escritas y fotografías). Esta vinculación de herramientas de grabación y, en especial el uso del video, marcó una clara diferencia con trabajos actualísticos previos y benefició enormemente la calidad y precisión de su registro. La identificación de las marcas de corte presentes en la muestra experimental fue realizada tomando como criterios generales las descripciones e ilustraciones realizadas por diversos autores especialistas en la temática (referencia en Nilssen 2000: 37). La muestra fue examinada con un microscopio binocular utilizando una baja luz incidental. Los daños identificados fueron resaltados para poder ser evaluados en más de una oportunidad. Posteriormente, las marcas se registraron en dibujos mudos (fotocopias de huesos) y se enfatizó en la ubicación anatómica, angulación y orientación; esta última determinada por la relación que guarda con el eje longitudinal del hueso. Cada marca fue contada individualmente, atendiendo a que, según el autor, la frecuencia de marcas indica el esfuerzo puesto por el operador en una determinada tarea. Finalmente, las marcas fueron digitalizadas usando ArcView. Para dar cuenta de la acción térmica, ya sea por la exposición o fuego directo de los elementos óseos, fue utilizado un criterio macroscópico vinculado con la coloración de los mismos (Shipman et al. 1984). En este sentido, dicha exposición suele asociarse con cambios en la coloración de los elementos, evidenciándose tres 75 niveles que reflejan la intensidad de exposición: marrón en huesos quemados, negro cuando éstos son carbonizados y gris azulado o blanquecino cuando han sido calcinados. Por último, este criterio puede ser complementado con el análisis de la textura del hueso (Mengoni Goñalons 1999). 6.7 Procesamiento de los datos Los datos obtenidos del análisis de las muestras consideradas fueron procesados a través de diferentes sistemas informáticos, fundamentalmente Excel. Por otra parte, la exploración estadística de los datos fue realizada mediante del uso del software estadístico PAST, versión 1.34. 76 Capítulo 7 Descripción de los sitios y composición de la muestra 7.1 Introducción En la primera parte de esta sección se realiza una síntesis general de los sitios, la cronología y la configuración de la muestra zooarqueológica general. Posteriormente, el capítulo se divide en tres secciones, cada una relativa a los tres sectores espaciales que se consideran en este trabajo: la Pampa del Asador, la meseta del Guitarra y la meseta del Strobel. Aquí, para cada caso en particular, se detallará en profundidad la información solo esquematizada en la primera parte. La información faunística que será considerada en esta tesis procede de parapetos y sitios a cielo abierto sin estructuras, conjuntos localizados en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y del Guitarra (Figura 7.1). 77 Figura 7.1: Ubicación espacial de los sitios arqueológicos considerados. CP2 Pampa del Asador CP6 K116 Meseta del Strobel K205 Meseta del Guitarra GUI 10 CP 2b OA Sitio a cielo abierto Parapeto 12 Parapeto Parapeto 9 Parapeto Parapeto 11 Parapeto Parapeto 24 Parapeto Parapeto 27 Parapeto Parapeto 38 Parapeto Parapeto 6 Parapeto Parapeto 10 Parapeto Parapeto 2 Parapeto Tabla 7.1: Información general de los sitios considerados. En la Tabla 7.1 se detallan los sitios considerados en esta tesis, especificando la procedencia de los conjuntos óseos en cada caso en particular. Con respecto a la Pampa del Asador, se consideran dos sitios: Cerro Pampa 2 y Cerro Pampa 6. El primero está conformado por cuatro sectores: Cerro Pampa 2a, Cerro Pampa 2b Ojo de Agua, Cerro Pampa 2c y Cerro Pampa 2d. En esta tesis solo se considera la información recuperada en el Sector 2b Ojo de Agua (ver más adelante). El segundo, 78 Cerro Pampa 6, se encuentra compuesto por 13 parapetos de los cuales, hasta el momento, solo dos han sido excavados, siendo registrada la presencia de restos faunísticos en estratigrafía. Ambas estructuras serán consideradas en esta investigación. En cuanto a la meseta del Strobel, serán tomados en cuenta los restos óseos procedentes de cuatro estructuras del sitio K 116 y de dos parapetos del sitio K 205. Por último, de la meseta del Guitarra se considera la evidencia recuperada en un parapeto del sitio GUI 10 (Tabla 7.1). Esta información será desarrollada con mayor detalle más adelante en este capítulo. En síntesis, se incluyen 10 conjuntos óseos procedentes de cinco sitios localizados en tres sectores altos de la región. Figura 7.2: Tendencia temporal sectores altos. Referencias: PDA: Pampa del Asador. GUI: meseta del Guitarra. STB: meseta del Strobel. La información cronológica disponible para la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra indica que las ocupaciones humanas se distribuyen a lo largo de un rango temporal que se extiende, aproximadamente, desde los 5500 cal. años A.P. hasta los 100 años A.P. (Figura 7.2). Dentro de este marco regional, tal como se verá más adelante, los sitios aquí considerados se ubican únicamente en el Holoceno tardío (últimos 2500 años. A.P.), ya que no se cuenta con material faunístico conservados procedentes del Holoceno medio. 79 La muestra ósea considerada en esta tesis consta de 9151 especímenes óseos, de los cuales el 52 % (n: 4780) pudo ser determinado a nivel de especie. Si bien esta información será sintetizada en profundidad más adelante en este capítulo, 6181 fragmentos óseos proceden de la Pampa del Asador, 2944 de la meseta del Strobel y solo 90 de la del Guitarra. Al respecto, a pesar de que esta última exhibe un tamaño de muestra sustancialmente menor al de las restantes, representa la única evidencia ósea disponible hasta el momento de todo el sector y es por este motivo que se considera relevante su inclusión. En general, se observa que el guanaco (Lama guanicoe) domina la estructura taxonómica individual de cada conjunto, registrándose una baja proporción de otras especies: Zaedyus pichiy, Rhea pennata, Felis concolor, Chloephaga picta, Ovis aries y Equus ferus caballus. La presencia de estos dos últimos taxones indica que la muestra analizada, además de huesos arqueológicos, también incluye un pequeño componente subactual. Como ha sido explicitado en la metodología de esta tesis, en la medida que las discusiones así lo requieran, las unidades de análisis variarán dejando de ser utilizada una escala focalizada en conjuntos óseos específicos (e.j. parapeto 11), para evaluar tendencias en escalas mayores (sitios; e.j. K 116) o directamente sectores específicos (e.j. meseta del Strobel). En estos casos, serán considerados también restos óseos que por motivos particulares se decidió no presentarlos en los resultados de esta tesis. Más adelante en este capítulo será especificado cada caso en particular. 7.2 Pampa del Asador 7.2.1 Cerro Pampa 2 El sitio Cerro Pampa 2 (CP2) (Figura 7.3) se encuentra ubicado al pie del sector sur del cerro homónimo (47°56'41.64"S- 71°21'41.18"O) y consiste en una distribución continua de material lítico y faunístico que se extiende abarcando una extensa superficie (Cassiodoro 2008; Espinosa y Goñi 1999; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009). Este sitio ha sido subdividido en cuatro sectores denominados a, b, c, y d. Los sectores a, c y d se encuentran conformados por estructuras de parapetos en las que han sido realizadas recolecciones superficiales y excavaciones estratigráficas (Aragone 2009; Cassiodoro 2011; 2016; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2000-2002; Goñi et al. 2011-2012; Rindel et al. 2007; Rindel 2009) (Figura 7.3). Particularmente, en los conjuntos CP2a y CP2c se recuperaron restos óseos que fueron analizados y publicados por otros autores en trabajos previos (Aragone 2007; Aragone et al. 2010; 80 Dellepiane y Rindel 2014; Goñi et al. 2011-2012); es por este motivo que sus datos serán considerados en tanto se desarrollen discusiones generales acerca del sitio o de la región. Cabe destacar que se ha realizado en esta tesis una revisión de estos materiales y se amplió la muestra correspondiente. En síntesis, en este capítulo de la tesis y en los resultados (capítulo 8) se presentan exclusivamente los datos zooarqueológicos obtenidos en el sector CP2b Ojo de Agua, reservando los ya publicados de CP2 a y c para ser discutidos en el capítulo correspondiente (número 10). Figura 7.3: Esquema del sitio Cerro Pampa 2. El recuadro central corresponde al sitio considerado en esta tesis: CP2b Ojo de agua. El rectángulo azul más pequeño indica el área de excavación en CP2b OA. Sobre la esquina inferior derecha se indica la ubicación de la localidad en relación con el Cerro Pampa. 7.2.1.1 CP2 sector b Ojo de Agua (de aquí en adelante CP2 OA) Este sector se encuentra ubicado en una planicie de origen glacifluvial, entre dos lagunas (Figura 7.3). Presenta una alta frecuencia de material lítico, incluyendo artefactos de molienda, y cerámica, así como restos faunísticos en superficie y subsuperficie que se distribuyen de manera continua a lo largo de un área de 20000 m² aproximadamente (Espinosa y Goñi 1999; Cassiodoro 2011; Cassiodoro y Tessone 2014; Rindel 2009; Rindel et al. 2007). Se destaca también la presencia de restos zooarqueológicos en estratigrafía. El material en superficie/subsuperficie se concentra en cuatro hoyadas o cicatrices de deflación (Cassiodoro 20011; Espinosa y Goñi 1999; Rindel 2009). La estructura artefactual del sitio se encuentra caracterizada por la presencia de núcleos, bifaces, raederas, puntas de proyectil, artefactos de molienda y cerámica; destacándose la alta frecuencia de raspadores y desechos de talla. Las 81 materias primas mas representadas son la obsidiana y los sílices (Cassiodoro 2011; Goñi et al. 2011-2012; Rindel et al. 2007). La muestra ósea considerada en esta tesis procede de las recolecciones superficiales realizadas en las concentraciones 2, 3 y 4, junto con los especímenes recuperados en estratigrafía en la excavación arqueológica efectuada en el sitio. Las primeras consisten en tres superficies de recolección de 750 m² (50m x 15 m) cada una. Para la presentación de los resultados de esta tesis fueron agrupadas en un solo conjunto óseo denominado superficie que se encuentra conformado por 966 especímenes óseos de los cuales el 85 % (n: 822) ha podido ser identificado a nivel de especie. Por su parte, la excavación arqueológica fue realizada en uno de los sectores del sitio con mayor densidad de evidencia y donde también fue posible distinguir un claro perfil estratigráfico con huesos y material lítico asociado junto con una superficie estable. Se plantearon tres cuadrículas de un metro cuadrado (Figura 7.3). En cada una de ellas fueron excavados seis niveles artificiales de 5 cm cada uno. La muestra conformada equivale a 123 fragmentos óseos, de los cuales el 77 % (n: 95) fue determinado a nivel de especie. Los fechados radiocarbónicos obtenidos, procedentes de huesos recuperados en superficie (1582±46 años A.P.) y en estratigrafía (1411±45 años A.P.), ubican la ocupación del sitio durante el Holoceno tardío. 7.2.2 Cerro Pampa 6 (CP6) Se trata de una concentración de 13 parapetos localizados al pie de la ladera oeste del Cerro Pampa (ver Figura 7.4-1 y 7.4-2) en las coordenadas geográficas de 47°54'17.50" latitud sur y 71°24'11.81" longitud oeste. 82 Figura 7.4: Localidad Cerro Pampa 6. Referencias: 6. 1- Distribución de las estructuras sobre una imagen satelital; los círculos verdes se corresponden con el parapeto 9 y 12; 2-Ubicación del sitio CP6 en la Pampa del Asador; 3- Esquematización del sitio. Las estructuras se ubican a distintas alturas y se distribuyen contiguas a un curso de agua que desciende desde la meseta del Guitarra y desemboca en la laguna de la Mala Muerte (Dellepiane y Cassiodoro 2018; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016). Este sistema de parapetos se encuentra dispuesto en dos grandes agrupaciones; ocho de ellos se emplazan en la parte superior del terreno (sector A en Figura 7.3-3) y presentan, en promedio, una dimensión de 3,88 m de cuerda, 2,68 m de profundidad y una altura actual de 0,63 m (Dellepiane y Cassiodoro 2018; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016). Las distancias existentes entre ellos oscilan entre los 7 y 50 m. Hasta la actualidad, en este sector no se han efectuado excavaciones arqueológicas. A 400 m hacia el sur de esta concentración se localizan las restantes cinco estructuras que conforman el sitio (sector B en Figuras 7.4.1 y 7.43). En este caso, las dimensiones promedio son en general mayores: 4,5 m de cuerda, 3,1 m de profundidad y una altura actual de 0,44 m (Goñi et al. 2011-2012), y las distancias entre parapetos ocupan un rango que va desde los 5 a los 50 m. Todas las estructuras del sitio son semicirculares y están orientadas contra los vientos del oeste. 83 CP 6 Cuerda (m) Profundidad (m) Altura máxima (m) Morfología Fauna muestra total (n) Parapeto 9 5,5 4 60 arco 460 Parapeto 12 5,6 4,17 70 arco 904 Total - - - - 1364 Cronología (años A.P.) 455±24/1654± 26 373±45/443±4 7/477±42/886 ±82 - Tabla 7.2: Características generales de los parapetos 9 y 12 de CP 6. Las excavaciones realizadas en el sitio fueron llevadas a cabo en dos estructuras ubicadas en el sector B. Tomando en consideración la alta densidad de material arqueológico en superficie y el potencial sedimentario se seleccionaron los parapetos 9 y 12 para ser excavados (Tabla 7.2). En el primero, fueron establecidas tres cuadrículas de un metro por un metro planteadas en línea recta, muestreándose el interior de la estructura, el sector central de la pared y la superficie exterior inmediatamente próxima al parapeto (Figura 7.5 A). Por su parte, en el parapeto 12 se excavaron 6 cuadrículas, tres de un metro por un metro y otras tres de un metro por 0,5 m; todas localizadas en el interior (Figura 7.5 B). En ambos casos se siguieron niveles artificiales de 5 cm, constituyendo un total de ocho para la estructura 9 y siete para el parapeto 12; alcanzándose una profundidad de 40 y 35 cm respectivamente (Dellepiane y Cassiodoro 2019). Figura 7.5: Esquema de excavación. A) Parapeto 9; B) Parapeto 12. Los restos zooarqueológicos recuperados en ambas excavaciones conforman la muestra ósea que será presentada en los resultados de esta tesis. Al respecto, fue considerado todo espécimen recuperado, conformando un total de 1364 fragmentos de 84 los cuales el 42 % (n: 577) ha podido ser identificado a nivel de especie. Como se verá en el siguiente capítulo, la estructura taxonómica en ambos conjuntos se compone principalmente de guanaco, siendo muy baja la presencia de otras especies. En relación con la evidencia lítica recuperada, los desechos de talla, principalmente muy pequeños, son el grupo tipológico mayormente representado (Dellepiane y Cassiodoro 2019). Por su parte, las puntas de proyectil pedunculadas predominan en el conjunto, seguido de núcleos, artefactos de formatización sumaria y filos naturales con rastros complementarios. Se destaca también la presencia de manos y molinos. La materia prima más frecuente es la obsidiana, seguida de sílice. La principal diferencia entre ambas estructuras reside en que el parapeto 12 exhibe una mayor riqueza artefactual, tendencia acentuada dada la presencia de 40 tiestos cerámicos (Cassiodoro 2016; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi et al. 2011-2012). En referencia a estos últimos, todos los tiestos recuperados tienen superficies externas alisadas, sin decoración y se corresponden a partes del cuerpo de un recipiente (Cassiodoro y Tessone 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019). Sobre dos fragmentos cerámicos se efectuaron análisis isotópicos y de ácidos grasos en residuos adheridos. Los resultados obtenidos establecen valores medios de proteínas animales de la estepa y grasas coincidentes con guanaco (Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017). Estudios antracológicos han sido realizados, hasta el momento, únicamente en el parapeto 12 e indican la presencia de Junellia y en menor frecuencia, Schinus y Berberis (Pasqualini et al. 2016). Se debe destacar que en la actualidad la disponibilidad arbustiva local señala la ausencia de Schinus, con lo cual se ha propuesto que su captación pudo haberse efectuado en sectores localizados a menor altura sobre el nivel del mar, como las cuencas de los lagos Salitroso-Posadas o Cardiel (Pasqualini et al. 2016). La información cronológica disponible para el sitio indica un uso fundamentalmente centrado en el Holoceno tardío (Tabla 7.2 y Figura 7.2). 7.3 Meseta del Guitarra 7.3.1 Guitarra 10 (de aquí en adelante GUI 10) El sitio GUI 10 (47°50'48.08"S- 71°25'11.39"O) se encuentra localizado en la margen este del lago Guitarra, aproximadamente a 2 km de las nacientes del rio homónimo, en un corredor enmarcado por la costa del lago y los paredones de la meseta (Figura 7.6-1). Es una concentración de 11 estructuras ubicadas sobre dos 85 pequeños cerros de escasa altura, a 40 metros de la costa actual del lago (Figura 7.62). Sobre una de estas elevaciones del terreno, en distintos niveles altitudinales, se localizan la mayoría de los parapetos (n: 10) y es en este sector donde fueron realizadas las excavaciones en el sitio (Figura 7.6-3). La totalidad de las estructuras exhiben sus paredes orientadas contra los vientos predominantes del oeste, presentan una morfología en arco, exceptuando dos casos cuya forma es circular; sus dimensiones promedio son de 4,29 m de cuerda, 3,67 m de profundidad y una altura actual de 0,94 m (Cassiodoro y Flores Coni 2010). Figura 7.6: Localidad Guitarra 10. 1- Distribución de las estructuras sobre una imagen satelital; el círculo verde se corresponde con el parapeto 2. 2- Ubicación del sitio GUI 10 en la meseta del Guitarra. 3Esquematización del sitio. Fueron realizadas recolecciones superficiales de materiales arqueológicos en cada una de las estructuras y en los espacios intermedios. Las excavaciones fueron desarrolladas en los parapetos 2 y 4. En ambos casos se excavó una cuadrícula de un metro por un metro en el interior de cada estructura, siguiéndose niveles artificiales de 5 cm. La muestra zooarqueológica que será presentada en esta tesis procede de las recolecciones superficiales efectuadas entre las rocas que conforman la pared del parapeto 2, incluyéndose también la escasa evidencia ósea recuperada en estratigrafía (N: 22). La muestra se constituye de 90 especímenes óseos, de los cuales 66 (73,3 %) han podido ser identificados a nivel de especie. En su totalidad, éstos pertenecen a guanaco, indicando una baja diversidad taxonómica representada en el conjunto. Si bien el tamaño de esta muestra es bajo, hasta el momento, es la única evidencia zooarqueológica disponible para la meseta del Guitarra. 86 El análisis del material lítico de ambas estructuras indica una elevada frecuencia de desechos de talla seguido de filos naturales con rastros complementarios, y luego artefactos sumarios, raspadores y raederas (Cassiodoro y Flores Coni 2010). En función del análisis de los desechos, se ha sugerido el desarrollo de tareas asociadas con las últimas etapas de manufactura y reactivación de instrumentos. Las materias primas principalmente utilizadas para la manufactura de los artefactos formatizados fueron obsidiana y luego basalto y rocas silíceas. La evidencia registrada en otros parapetos del sitio se caracteriza por la presencia de percutores, guijarros, núcleos y artefactos vinculados con la molienda, lo cual marcaría el posible desarrollo de tareas diferenciales efectuadas en distintas estructuras. En síntesis, el sitio GUI 10 ha sido definido como un campamento de caza y caracterizado también por el aprovisionamiento de materias primas (Cassiodoro y Flores Coni 2010). La información cronológica del sitio deriva de los fechados radiocarbónicos obtenidos para los parapetos 2 y 4. El primero de ellos ha sido fechado en 507±43 años A.P.; mientras que el segundo presenta dos dataciones, una de cumbre 401±42 años A.P. y otras de base 894±44 años A.P. (Cassiodoro y Flores Coni 2010). 7.4 Meseta del Strobel 7.4.1 Sitio K 116 El sitio K 116 se localiza bajo las coordenadas geográficas 48°29'1.50" latitud sur y 71° 6'57.67" longitud oeste en el sector norte de la meseta, próximo a la costa sureste del lago Strobel (Figura 7.7). Se destaca regionalmente dada la gran cantidad de estructuras que lo conforma (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Se compone de 54 parapetos, ubicados en un área de 0,4 km2 y distribuidos en una extensa pampa con leves ondulaciones, sin asociación directa a lagunas o cursos de agua. Dos rasgos topográficos funcionan como límites del sitio, al norte, a 50 m de la última estructura, se encuentran las bardas que bordean al lago Strobel, las cuales presentan abruptos paredones que descienden más de 100 m hasta la costa del mismo. Esta área ha sido prospectada; sin embargo, no se han registrado hallazgos hasta el momento. Al sur, se manifiesta un resalto basáltico que se sobre eleva unos 2 m del sector más llano. En función de éstas diferencias fueron discriminados en el sitio el sector A de pampa y el sector B con afloramientos rocosos hacia el este y el sur (Figura 7.7). Es importante destacar que la totalidad del conjunto se encuentra dominado visualmente desde un punto central localizado en el sector B, donde se encuentran dos estructuras de características y 87 dimensiones diferentes al resto, los parapetos 27 y 33. Estas diferencias, junto con aquellas asociadas a las características del registro arqueológico registrado en el sitio, han sido señaladas en trabajos previos (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). En este marco, fue sugerido el posible desarrollo de actividades diferenciales y complementarias entre las estructuras que conforman los distintos sectores al interior del sitio (Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Figura 7.7: Localidad arqueológica K 116. Referencias: círculos verdes procedencia de las muestras zooarqueológicas: 1- Parapeto 11; 2- Parapeto 24; 3- Parapeto 27 y 4- Parapeto 38. En cuanto a sus dimensiones, las estructuras que conforman este sitio son variables, registrándose un gradiente que oscila entre los 2 m de ancho de cuerda hasta los 9 m. La misma situación ha sido reportada en relación a su profundidad y altura actual de la pared (Flores Coni 2018). La morfología mayoritaria de los parapetos es en arco, identificándose solo cuatro rectos y dos circulares (Flores Coni 2018). En el sitio se efectuaron recolecciones superficiales y excavaciones. Las primeras se realizaron en ocho parapetos y exhibieron una metodología variable en función de la densidad de registro arqueológico asociado. Las excavaciones fueron planificadas en aquellos parapetos que presentaban una alta frecuencia de materiales en superficie y que exhibían, fundamentalmente, restos zooarqueológicos. Al respecto, como hemos mencionado en el capítulo 4 de esta tesis, hasta el año 2014 las 88 investigaciones realizadas en la meseta del Strobel habían destacado la ausencia de restos óseos en el área, definiéndola como un ambiente poco conservativo (Belardi et al. 2007). No obstante, a partir de los trabajos realizados en este sitio se logró detectar la presencia de huesos en superficie localizados entre las rocas que conforman la pared de las estructuras. En consecuencia, la metodología de excavación consistió en despedrar la pared de aquellos parapetos que presentaban esta evidencia y establecer allí cuadriculas de excavación. Concretamente, fueron excavados tres parapetos (parapetos 11, 38, 24) y se realizaron cateos en otras estructuras donde no fueron registrados restos faunísticos en cantidades suficientes. K 116 Parapeto 11 Parapeto 24 Parapeto 27 Parapeto 38 Total Fauna muestra total (n) Cronología (años A.P.) arco 635 976 ± 47/ 1083±48 0,65 arco 277 972 + 35 3,15 0,8 arco 145 1079 ± 42 3 1,6 0,6 arco 556 1052 ± 48 - - - - 1613 Cuerda (m) Profundidad (m) Altura máxima Morfología (m) 5,4 4,1 0,7 2,7 1 6,8 Tabla 7.3: Estructuras considerada del sitio K116: características generales, tamaño de muestra y cronología. En esta tesis se considera toda la información ósea recuperada en el sitio, que está conformada por 1613 especímenes óseos, de los cuales el 94 % (n: 1514) pudo ser identificado a nivel de especie. En la tabla 7.3 se detalla la muestra total correspondiente a cada uno de los cuatro parapetos considerados junto con sus características generales (dimensiones y forma). En lo que respecta a la tecnología lítica, el sitio se destaca por la elevada frecuencia de puntas de proyectil pedunculadas de obsidiana, principalmente pedúnculos y fragmentos de éstos, así como raspadores confeccionados en esta misma materia prima (Flores Coni 2018). A los fines de evaluar la contemporaneidad en el uso general del sitio fueron fechados radiocarbónicamente diversos parapetos. Los resultados obtenidos, indicados en la Tabla 7.3 admiten sugerir, al menos cronológicamente, el uso simultáneo de estructuras. Esta información permitió derivar hipótesis asociadas con el desarrollo de actividades de caza de tipo comunal en el sitio (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). 89 7.4.2 Sitio K 205 El sitio K205 comprende un conjunto de 10 parapetos que se encuentra ubicado en el sector este de la meseta del Strobel, en 48°31'41.20" latitud sur y 70°49'10.96" longitud oeste; a 770 msnm (Figura 7.8-C). Las estructuras están localizadas sobre una planicie con escasas ondulaciones y se encuentran orientadas de forma tal que su pared enfrenta a los vientos del oeste. En conjunto, todos los parapetos miran hacia la laguna Hermosa, ubicada a 720 msnm y a 250 m de distancia en dirección este (Figura 7.8-B). Una de las características que resaltan en el paisaje se vincula con las grandes dimensiones que presentan los parapetos, con paredes conformadas por una gran cantidad de rocas y en casi todos los casos constituidas por más de una hilera de piedras. Exceptuando el parapeto 10, cuya forma es circular, las restantes nueve estructuras presentan una morfología de arco. Figura 7.8: Localidad arqueológica K 205. Referencias: A- Esquema del sitio. Los círculos verdes indican la procedencia de las muestras zooarqueológicas: 1: Parapeto 10; 2: Parapeto 6. B- Ubicación del sitio en relación a la laguna Hermosa. C- Localización del sitio en la meseta del Strobel. En este sitio se llevaron a cabo tanto recolecciones superficiales, como excavaciones. Las primeras se realizaron en todas las estructuras, incluyéndose los sectores entre las rocas que conforman la pared, recuperándose materiales líticos y óseos en la mayoría de ellas. Las excavaciones se efectuaron en los parapetos 6, 10 y 4. Exceptuando los dos primeros, los restos óseos recuperados en el parapeto 4, así como en las recolecciones superficiales realizadas en el resto de las estructuras del sitio, dieron como resultado una baja cantidad de especímenes para cada caso en particular. Es por este motivo que en los resultados de esta tesis solo se presentan las muestras zooarqueológicas procedentes de los parapetos 6 y 10 (Figura 7.8-A). No 90 obstante, cuando se evalúen las tendencias generales para el sitio sí será considerada toda la información ósea disponible. K 250 Parapeto 6 Parapeto 10 Total Cuerda (m) Profundidad (m) 4,48 2,47 Altura máxima (m) 0,81 arco Fauna muestra total (n) 712 5,08 3,61 1 círculo 274 1648±28 - - - - 986 - Morfología Cronología (años A.P.) 364±27 Tabla 7.4: Características generales y muestra ósea de los parapeto 6 y 10 de K 205. La muestra total correspondiente al sitio K 205 consta de 1331 especímenes óseos procedentes de ocho estructuras. Como mencionamos en el párrafo anterior, en los resultados de esta tesis se detallan únicamente los conjuntos faunísticos recuperados en los parapeto 6 y 10. De esta forma, la muestra de ambas estructuras se conforma de 986 especímenes óseos, de los cuales el 69 % (n: 628) pudo ser determinado a nivel de especie. En la tabla 7.4 se detalla la muestra total correspondiente a cada uno de los parapetos considerados junto con sus características generales (dimensiones y forma). Por otra parte, los trabajos realizados en el sitio dan cuenta también de la presencia de registro lítico que se encuentra aún en proceso de análisis. En este marco, cabe mencionar la presencia de un motivo grabado (abstracto) en una de las rocas que conforman la pared del parapeto 6 (Cassiodoro et al. 2019). Finalmente, han sido obtenidos tres fechados radiocarbónicos sobre muestras óseas de guanaco recuperados en el parapeto 2 (superficie), 6 (estratigrafía) y 10 (estratigrafía). Los resultados enmarcan las ocupaciones en e Holoceno tardío. Al respecto, como se detalla en la tabla 1 ubicada en el apéndice de esta tesis, las edades indican distintos momentos de ocupación del sector. 91 Capítulo 8 Resultados: Pampa del Asador y Meseta del Guitarra 8. 1 Pampa del Asador 8.1.1 Cerro Pampa 2b - Ojo de Agua (CP2 OA) Como ha sido desarrollado en el capitulo anterior, el sitio CP2 OA está ubicado sobre una planicie de origen glacifluvial, entre dos lagunas (Espinosa y Goñi 1999) (Figura 8.1). Definido como un sitio a cielo abierto, presenta una alta frecuencia de material lítico, artefactos de molienda, cerámica y restos faunísticos que se distribuyen de manera continua a lo largo de unos 2000 m. El material óseo fue obtenido, principalmente, mediante recolecciones de superficie. Asimismo, en uno de los sectores de mayor densidad de registro arqueológico se realizó una excavación estableciéndose tres cuadrículas de 1x1 m. De esta manera, el contexto de depositación del conjunto zooarqueológico comprende materiales superficiales/semienterrados y en posición estratigráfica. Por este motivo, la información que se presenta a continuación será ordenada conforme a cada uno de los contextos de recuperación de las muestras. Si bien se reconoce que el tamaño de la muestras es diferencial y responde a la desigualdad existente entre las superficies (en m²) de recolección para cada subgrupo, el objeto de segregarlas busca establecer una comparación entre diferentes variables tafonómicas y de utilización antrópica en cada conjunto, para poder comprender mejor los sesgos que pueden haber afectado los diferentes contextos depositacionales. Por último, la información cronológica ubica las ocupaciones humanas hacia el Holoceno tardío. La muestra procedente del sitio CP2 OA está constituida por 917 especímenes óseos identificados; de los cuales 822 fueron recuperados en superficie y 95 provienen de estratigrafía. 92 Figura 8.1: Sitio CP2: Ubicación CP2 OA Superficie Estratigrafía Ojo de Agua NISP NISP% NISP NISP% Lama guanicoe 783 95,25 Pterocnemia pennata 8 0,97 Ovis aries 30 3,64 Equus sp. 1 0,12 Total 822 100 94 0 1 0 95 98,94 0 1,05 0 100 Tabla 8.1: Estructura Taxonómica CP2 OA Superficie y estratigrafía. Con respecto al primer subgrupo, como se evidencia en la tabla 8.1, si bien ha sido registrada una diversidad de especies taxonómica mayor que en otros sitios de la región, el guanaco (n = 783) domina la estructura taxonómica del conjunto. Se destaca la presencia de fragmentos asignados a choique (n=8) que, como veremos posteriormente, exhiben evidencias de procesamiento. La presencia de fauna introducida, oveja (n=30) y caballo (n=1) es baja y no exhibe modificaciones de carácter antrópico. Su representación se vincula con la explotación ganadera del área y sugiere simplemente la existencia de un componente de fauna subactual. Por otra parte, se señala que un total de 144 (14,9%) fragmentos fueron designados como indeterminados. Con respecto a la muestras procedentes de estratigrafía, el taxón guanaco predomina (n=94), seguido por solo una fragmento de oveja. En este caso, 28 (22,7%) especímenes no han podido ser determinados a nivel de especie. 93 NISP MNE MNI Tibiatarso 1 1 1 Tarsometatarso 4 4 3 Húmero 1 1 1 Fémur 1 1 1 Vértebra cervical 1 1 1 Total 8 8 3 Tabla 8.2: Representación de partes esqueletarias Pterocnemia pennata. Con respecto a la presencia de choique en el conjunto, en función de la representación de epífisis distales izquierdas fusionadas de tarsometatarso, es posible establecer la presencia de al menos tres individuos. Se han identificado marcas de corte y percusión (negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral) localizadas en tres especímenes: un fragmento de tibiatarso izquierdo, sobre la porción distal de un tarsometatarso izquierdo y en la diáfisis de un fémur derecho (Tabla 8.2). Estas evidencias refrendan el origen antrópico de la depositación de estas muestras y permiten sugerir el desarrollo de tareas de procesamiento inicial y consumo (desarticulación, descarne y posterior fractura) de este taxón en el sitio. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos fue obtenido el número mínimo de individuos correspondientes al sitio CP2 OA. En este sentido, a partir del recuento de escápula, radioulna distal y tibia distal se determinó la presencia de, al menos, 18 individuos en el conjunto procedente de superficie. Por su parte, para la muestra recuperada en estratigrafía el número mínimo de individuos calculado corresponde a cuatro, en base a la cantidad de escápulas y tibias distales obtenidas. Por otra parte, fue evaluada la estructura etaria del conjunto. Procedencia NISP % MNE % CP2 OA Superficie 23,8 22,5 CP2 OA Estratigrafía 29,2 28,9 Tabla 8.3: Porcentaje de especímenes y elementos no fusionados. La tabla 8.3 indica los resultados obtenidos del cálculo del porcentaje de especímenes y elementos inmaduros de la muestra. Como puede observarse, existe una clara similitud entre ambas medidas (NISP y MNE) al interior de cada subgrupo. Al mismo tiempo, se observa un leve incremento de los valores obtenidos para el conjunto recuperado en estratigrafía, aspecto que puede encontrarse asociado con el bajo tamaño de la muestra. Esta información fue profundizada aplicando el 94 cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). De acuerdo con el autor, fueron conformados dos grupos de fusión: temprana y tardía. La proporción de especímenes no fusionados que integren el primer grupo corresponderá a individuos crías que no lograron superar el año de vida. Por su parte, el grupo de fusión tardía está integrado por centros de osificación que fusionan en rangos de edad acotados al tercer y cuarto año de vida; por lo tanto, la proporción de elementos no fusionados dentro de este grupo estará entonces conformada por animales crías, juveniles y subadultos. Las diferencias existentes entre las proporciones de elementos sin fusionar entre ambos grupos informarán acerca de los individuos juveniles y subadultos representados en el conjunto (Kauffmann 2009). Grupo de fusión temprana: 9 a 12 meses Elementos sin fusionar Elementos fusionados HU5 2 21 RC4 0 5 RC5 1 16 Total 3 42 TOTAL % 6,666666667 93,33333333 Grupo de fusión tardía 36 a 48 meses Elementos sin fusionar Elementos fusionados TI2 6 18 RC2 10 18 RC3 3 9 FE4 10 8 FE2 10 6 Total 39 59 TOTAL % 39,79591837 60,20408163 Tabla 8.4 Grupos de fusión ósea (MNE): HU5: Húmero epífisis distal-diáfisis; RC4: Diáfisis ulna-diáfisis radio; RC5: Diáfisis radio-epífisis proximal radio; TI2: Epífisis proximal + tuberosidad- diáfisis; RC2: Epífisis distal radioulna-diáfisis radioulna; RC3: Epífisis proximal ulna-diáfisis ulna; FE4: Epífisis distaldiáfisis; FE2: Epífisis proximal-diáfisis. 100 90 80 70 JUVENILES CRÍAS 50 SUBADULTOS JUVENILES 40 ADULTOS SUBADULTOS % 60 30 SENILES SENILES 20 10 ADULTOS CRÍA 0 Fusíon temprana No fusionados Fusíon tardía Fusionados Figura 8.2: Representación gráfica de los elementos registrados por grupo de fusión ósea. 95 Los resultados obtenidos al aplicar la metodología descripta en el párrafo anterior indican la presencia de un 6,6 % de individuos cría en el conjunto. La diferencia existente entre los elementos no fusionados registrados en cada grupo de fusión establece que existiría un 33,1% de animales juveniles y sub adultos; mientras que el 60% se correspondería con adultos y seniles (Figura 8.2). Esta información establece el importante aporte de animales no fusionados en la muestra. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos Todos los especímenes registrados, tanto en superficie como en estratigrafía, evidencian algún tipo de daño vinculado con la operatoria de la meteorización sobre el conjunto (Figura 8.3). Independientemente del contexto depositacional de los fragmentos óseos, se observa que los estadios 2 y 3 exhiben las frecuencias más elevadas en ambos casos. En este sentido, más del 80% de los especímenes considerados se localizan en estos dos estadios. Los conjuntos de estratigrafía manifiestan, en términos de frecuencias, un mayor aporte de fragmentos en estadios menos avanzados, mientras que la presencia de estadios maduros de meteorización es más evidente en la muestra obtenida de superficie. Más allá de lo mencionado, la tendencia de ambos conjuntos es clara: un alto porcentaje de los especímenes óseos recuperados en el sitio se ubican en estadios moderados indicando que el grado de conservación de la muestra total es bueno a moderado. 100 90 80 NISP% 70 N = 442 N = 53 60 50 N = 21 40 N = 176 30 20 10 N=8 N = 74 N=5 0 W0 W1 W2 Superficie/subsuperficie W3 W4 W5 Estratigrafía Figura 8.3: Perfil de meteorización y contexto de depositación de las muestras (NISP). Como hemos mencionado en párrafos anteriores, aproximadamente entre un 23% y 28% de los elementos recuperados en el sitio CP2 OA no se encuentran 96 fusionados. Más aún, un 33% de la muestra se correspondería con animales juveniles y sub adultos. Ante este escenario, y en función de que ha sido propuesta una relación diferencial entre la edad de los especímenes óseos y la intensidad con la cual actúa el proceso de meteorización (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre otros), se evalúa en la figura 8.4 la relación existente entre la meteorización, el estado de fusión y el contexto de depositación de las muestras obtenidas. 100 90 W3 80 W3 70 W3 W3 NISP*% 60 50 40 W2 30 20 W2 W2 W2 10 W4 W4 W1 W5 0 No fusionados Fusionados No fusionados Estratigrafía W0 Fusionados Superficie/subsuperficie W1 W2 W3 W4 W5 Figura 8.4: Perfil de meteorización, el estado de fusión ósea y el contexto de recuperación de los huesos (NISP). Independientemente del contexto depositacional o del estado de fusión, la mayoría de los restos óseos se ubican en el estadio 3. Los fragmentos no fusionados recuperados en estratigrafía se concentran en estadios moderados, principalmente en el 3, mientras que los fusionados exhiben un patrón más completo, con frecuencias más equilibradas y la contribución, aunque leve, de estadios menos avanzados (W1). El aporte de huesos en estadios 2 y 3 exhibe una relación diferencial entre ambos grupos etarios, siendo para huesos fusionados, mayor la presencia de especímenes en estadio 2 y menor en estadios 3, y viceversa para individuos crías, juveniles y subadultos. En consecuencia, es posible sugerir que los huesos de animales inmaduros llegan de manera más rápida a estadios más avanzados que los 97 especímenes fusionados y se equilibran una vez allí. Esta afirmación sería consistente con lo propuesto por Gutiérrez et al. (2016). Los especímenes obtenidos en superficie exhiben un patrón más homogéneo entre ambos grupos etarios, con una frecuencia elevada del estadio 3, tendencia que se incrementa en la categoría correspondiente a no fusionados. En síntesis, las diferencias registradas se encuentran asociadas con el contexto depositacional del cual provienen las muestras, y no en función del estado de fusión de las mismas. Más allá de la ocurrencia de la meteorización, fue registrada la presencia de diversos agentes sobre el conjunto que operaron con intensidad variable en función del contexto de recuperación de las muestras. No obstante, como se aprecia en la figura 8.5, salvo casos concretos, la incidencia de dichos agentes sobre los restos zooarqueológicos es reducida. 100 90 N = 571 80 NISP% 70 60 N = 38 50 N = 28 40 30 20 10 N = 88 N = 11 N=5 N=6 N = 61 N = 9 N=9 0 Roedores Raíces Carnívoro Superficie/subsuperficie Óxido de manganeso Blanqueado Estratigrafía Figura 8.5: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos (NISP). El porcentaje de especímenes afectado por la acción de roedores es limitado en ambos casos, aunque levemente mayor para el conjunto estratigráfico. En general, la mayoría de los daños fueron identificados en huesos planos localizados en el esqueleto apendicular, principalmente borde de fractura sobre diáfisis de huesos largos. En el segmento axial fueron reconocidos sobre costillas y procesos espinosos de vértebras. 98 Por otra parte, las huellas de raíces han sido identificadas en ambos conjuntos, aunque exhiben frecuencias sustancialmente más elevadas en aquellos fragmentos óseos recuperados en las excavaciones realizadas. La presencia de huellas de raíces en especímenes obtenidos en superficie señala la posibilidad de que, al menos una parte del conjunto, haya estado enterrado durante algún período de tiempo a lo largo de su formación. En este sentido, dado que los materiales se ubican en hoyadas y cicatrices de erosión, posiblemente hayan ocurrido eventos dinámicos de enterramiento y posterior re exposición de los restos óseos. El daño producido por carnívoros es leve en ambos casos, localizándose por debajo del 10% del NISP. En términos de frecuencia, se reconoce un ligero incremento de huellas en las muestras estratigráficas; aspecto que puede estar vinculado con una menor incidencia de otros agentes (ej. meteorización) que obliteran la superficie del huesos, dificultando así el reconocimiento de otras modificaciones naturales y/o antrópicas. En este caso en particular, los fragmentos óseos con evidencias de daños por carnívoros exhiben estadios bajos de meteorización (W1). Considerando tanto las muestras recuperadas en superficie como en estratigrafía, fueron identificados pits y punctures sobre pelvis, vértebras torácicas y segmentos diafisiarios de huesos largos, así como también scoring sobre la hoja de la escápula. Las alteraciones producidas por óxido de manganeso han sido identificadas tanto en conjuntos estratigráficos como superficiales/ subsuperficiales. Este es un indicador que sugiere la presencia de condiciones de humedad durante la formación de estos conjuntos, aspecto posiblemente vinculado con la inmediatez del sitio a fuentes de agua, en forma de mallines y ojos de agua, y un posible escenario paleoambiental con una humedad regional más elevada que la actual (Marcelo Morales com.pers.). Por último, la incidencia del blanqueado, identificado en ambos conjuntos, es claramente mayor en los restos óseos recuperados en superficie y se encuentra estrechamente asociado con la incidencia de la meteorización y la exposición del conjunto a condiciones sub aéreas. Éste también es considerado un indicador de cierta estabilidad de las muestras dado que el 60% de los fragmentos afectados exhibe modificaciones en solo una cara. 99 Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias Fueron seleccionados diversos índices y medidas para evaluar la frecuencia de partes esqueletarias del sitio CP 2 OA. La figura 8.6 revela que el segmento apendicular predomina en el sitio, tanto en las muestras recuperadas en superficie, como en las procedentes de estratigrafía, independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. En este sentido, de acuerdo con el NISP, el esqueleto axial exhibe un leve incremento en el conjunto superficial/ subsuperficial, superando % mínimamente el 20%. 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 NISP MNE NISP Superficie/subsuperficie Axial MNE Estratigrafía Apendicular Figura 8.6: Representación de segmentos anatómicos. En consistencia con lo anterior, la relación axial/ apendicular, medida a partir del NISP y del MNE, establece la subrepresentación del sector axial (Tabla 8.5), característica común en los sitios de la región bajo estudio. Al mismo tiempo, los valores obtenidos presentan cierto grado de similitud con otros sitios a cielo abierto presentados en esta tesis. Unidades de Análisis Superficie Estratigrafía Relación Axial/Apendicular: NISP 0,300664452 0,160493827 Relación Axial/Apendicular: MNE 0,260989011 0,181818182 C.Anat.Gobal* 17,73504274 12,01923077 C. Anat. Axial** 8,243727599 2,8 C. Anat. Apend.*** 31,74603175 25,5 Tabla 8.5: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. 100 Los índices de completitud permiten medir el grado de integridad de las carcasas recuperadas en un sitio arqueológico. Como se observa en la tabla 8.5, no existen diferencias marcadas entre las muestras de ambos contextos depositacionales. En los dos casos se desprende la misma tendencia: la completitud anatómica global es muy baja, el segmento axial está subrepresentado, aspecto más acentuado en el conjunto estratigráfico, mientras que el esqueleto apendicular exhibe frecuencias más elevadas, aunque no dejan de ser moderadas. Superficie Estratigrafía NISP/MNE NISP/MNE Global 1,56 1,29 Axial 1,86 1,3 Apendicular 1,46 1,28 Tabla 8.6: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. En la tabla 8.6 se indican los valores obtenidos para el índice de fragmentación, medido a partir de la relación existente entre los valores de NISP/MNE excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados señalan que la fragmentación global en el sitio es baja. Esta tendencia se mantiene cuando es medida en función del segmento axial y apendicular, incrementándose levemente en el primero, en ambos contextos depositacionales. Hasta aquí hemos observado que las tendencias generales obtenidas para las diferentes variables medidas (representación taxonómica, agentes y procesos tafonómicos y representación de partes anatómicas) en ambas muestras exhiben una clara similitud entre sí. En función de esto, y en base también a la existencia de una correlación alta, positiva y estadísticamente significativa (rs: 0,686 – p: 5,17E-07) entre el MAU% de los conjuntos obtenidos en superficie y estratigrafía, se decidió unificarlos y presentar la información relativa a la abundancia anatómica- en términos de MAU% y MNE% estandarizado-en conjunto, considerándose como una unidad representativa del sitio CP2 OA. 101 DIENTES CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU% 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Figura 8.7: MAU % Representación de partes anatómicas. En la figura 8.7 se observa la frecuencia de partes anatómicas obtenida para el sitio CP2 OA. Como puede observarse, la mayoría de las categorías óseas se encuentran presentes, registrándose pocas ausencias (bula, vértebras indeterminadas, costillas fragmentos y sesamoideos). En el segmento axial las frecuencias más elevadas se registran para la pelvis, alcanzando valores mayores al 50% del MAU. Luego, con frecuencias más bajas, que en ningún caso superan el 25 %, se identifican otros elementos cuya representación es más variable y se ubican en orden de importancia del siguiente modo: vértebras cervicales, sacro, cráneomandíbula, vértebras lumbares y torácicas. En el esqueleto apendicular, la representación esqueletaria es mucho más completa y no exhibe valores menores al 15% del MAU. La frecuencia obtenida para la escápula domina el perfil anatómico. Las extremidades presentan una distribución equilibrada entre sí; no obstante, si se consideran en conjunto los valores calculados para la escápula, húmero y radioulna (MNE: 78) versus los obtenidos para pelvis, tibia y fémur (MNE: 63), se reconoce una mayor importancia de los primeros, permitiendo sugerir un leve incremento de las extremidades delanteras en el conjunto. Del mismo modo, se debe destacar la presencia de una relación diferencial en la representación de articulaciones y diáfisis, en favor de las primeras. Se observa también que calcáneos y astrágalos manifiestan valores elevados que se corresponden con los alcanzados para las extremidades mientras que falanges exhiben frecuencias sustancialmente más bajas. 102 Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades Superiores Extremidades Medias Extremidades Inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 % MNE Figura 8.8: MNE estandarizado: Representación de partes anatómicas. De acuerdo con la frecuencia obtenida en función del MNE estandarizado, se observa que el segmento axial se encuentra claramente subrepresentado (Figura 8.8). La representación equilibrada que se observaba en las extremidades a partir del MAU% se mantiene, aunque se advierten leves diferencias al calcular el MNE estandarizado. En este sentido, resulta más explícita la relevancia de las extremidades medias y superiores en el conjunto, aspecto que posiblemente se vincule con su contenido nutricional en términos de carne y médula. La cintura, conformada por las frecuencias de pelvis y escápula, exhibe una representación considerable pero más moderada que en el caso anterior. Finalmente, extremidades inferiores, calcáneos y falanges completan el perfil anatómico con valores que van disminuyendo hacia el extremo distal. Superficie Estratigrafía MNE AR/SH Proporción AR/SH Proporción Húmero 40/12 3,33 2/1 2 Radioulna 42/6 7 3/3 1 Fémur 34/5 6,8 3/2 1,5 Tibia 40/3 13,3 6/2 3 Metacarpo 5 5 0 0 Metatarso 11 11 1 3 Metapodio 42/16 2,625 3/2 1,5 Total 215/42 5,11 18/10 1,8 Tabla 8.7: Representación de partes anatómicas: Relación articulación/diáfisis (MNE). En la tabla 8.7 se indica la representación, medida en MNE, de articulaciones y diáfisis de huesos largos y su proporción en función del contexto de recuperación de 103 las muestras. Como puede observarse, en el conjunto de superficie existe una clara preponderancia de articulaciones, donde la proporción de epífisis es aún mayor al doble de la esperada (n=2). Este patrón no es reconocido en la muestra estratigráfica, donde la relación existente entre epífisis/diáfisis es menor a la esperada, aspecto que posiblemente se encuentra determinado por el tamaño de la muestra. Guanaco: evidencias de procesamiento Tanto en las muestras procedentes de superficie como en las de estratigrafía, han sido identificadas marcas de procesamiento. Este es un aspecto que refrenda el carácter cultural de la formación del conjunto. Como se indica en la tabla 8.8, las frecuencias obtenidas son similares, presentando valores moderados en ambos conjuntos. Es interesante destacar cómo éstos se incrementan para los restos óseos de estratigrafía, aspecto que si bien puede encontrarse vinculado con el menor tamaño de la muestra, también podría ser consecuencia de una menor incidencia de la meteorización sobre el conjunto. En este sentido, el 72% (n = 18) de los especímenes que exhiben marcas de procesamiento presentan niveles de meteorización bajos (W1W2). Mientras tanto, en las muestras superficiales se produce la tendencia contraria: el 68% (n =104) de los fragmentos óseos procesados se ubican en estadios 3 y 4. Esta información permite sugerir que las frecuencias de procesamiento obtenidas para el conjunto de superficie se encuentran afectadas por agentes tafonómicos que obliteran la superficie cortical del hueso y, en consecuencia, disminuyen su potencial informativo obstaculizando el reconocimiento de otras modificaciones naturales y/o antrópicas. NISP NISP* NISP* % Superficie 700 153 21,85714286 Estratigrafía 79 25 31,64556962 Tabla 8.8: Evidencias de procesamiento: Frecuencias. * NISP con marcas. Las evidencias de procesamiento identificadas se localizan tanto en el segmento axial como apendicular. En la tabla 8.9 se describen las frecuencias calculadas para cada conjunto; los resultados son similares entre ambos y comunes a los obtenidos para otros sitios presentados en esta tesis. El esqueleto apendicular exhibe frecuencias más elevadas que su relativo axial, aspecto que en parte se encuentra determinado por las diferencias existentes en la cantidad de especímenes recuperados para cada uno. 104 % de Procesamiento Superficie Estratigrafía Apendicular 26,10364683 36,36363636 Axial 9,497206704 7,692307692 Total 21,85714286 31,64556962 Tabla 8.9: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular NISP. Superficie Estratigrafía NISP NISP* NISP*% Cráneo 6 0 0 Mandíbula 9 1 11,1111 Dientes 8 0 0 Atlas 1 0 0 Axis 3 0 0 Vert. Indet 14 0 0 Cervicales 31 5 16,129 Torácica 18 2 11,1111 Lumbar 22 1 4,54545 Caudales 0 0 0 Sacro 3 1 33,3333 Costillas 41 6 14,6341 Imnominado 21 1 4,7619 Escápula 39 6 15,3846 Húmero 77 32 41,5584 Radioulna 66 20 30,303 Fémur 51 18 35,2941 Tibia 61 18 29,5082 Calcáneo 23 2 8,69565 Astrágalo 12 0 0 Metacarpo 8 1 12,5 Metatarso 14 5 35,7143 Metapodio 89 25 28,0899 Falange 1 40 8 20 Falange 2 5 1 20 Falange 3 1 0 0 Sesamoideo 0 0 0 TOTAL 663 153 23,0769 NISP NISP* 0 1 0 0 0 1 0 2 2 0 0 1 5 4 4 9 5 9 3 3 0 1 7 9 1 0 0 67 0 0 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 0 0 1 8 4 4 1 0 0 1 2 3 0 0 0 25 NISP*% 0 0 0 0 0 0 0 50 0 0 0 0 0 0 25 88,8889 80 44,4444 33,3333 0 0 100 28,5714 33,3333 0 0 0 37,3134 Tabla 8.10: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula. En la tabla 8.10 se presentan las frecuencias de procesamiento por elemento óseo obtenidas para ambos contextos de recuperación de las muestras. En este sentido, para el conjunto procedente de superficie el procesamiento del sector axial incluye a más de la mitad de los elementos que lo componen; pero, las frecuencias calculadas son bajas en la mayoría de los casos. En la muestra recuperada en 105 estratigrafía el procesamiento de este sector es aún más limitado. Solo una vértebra torácica exhibe marcas. En cuanto al esqueleto apendicular, en la muestra de superficie el procesamiento de las extremidades exhibe un patrón muy equilibrado en relación con las frecuencias obtenidas, presentando valores moderados que se comprimen en un rango que se distribuye entre un 30% y un 40% del NISP%. Por su parte, en los especímenes de estratigrafía esta tendencia es un tanto más variable. Se observan elementos (radioulna y fémur) que presentan elevadas frecuencias de procesamiento mientras que en otros éstas son bajas/moderadas. Finalmente, los valores calculados para huesos del autopodio y falanges son similares entre ambos conjuntos. Superficie Estratigrafía Corte 26,79738562 40 Percusión 58,82352941 36 Corte y Percusión 14,37908497 24 Total 100 100 Tabla 8.11: Frecuencias relativas de procesamiento: tipo de marca. Ha sido posible reconocer tres tipos de evidencias de procesamiento en la muestra procedente del sitio CP2 OA (Tabla 8.11). Las marcas de percusión, negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral, presentan las frecuencias más elevadas en el conjunto de superficie, seguidas por marcas de corte y, finalmente, especímenes que exhiben tanto marcas de corte como de percusión. Para los fragmentos óseos de estratigrafía se invierte esta representación dado que las huellas de corte presentan valores más elevados que las de percusión. Este es un aspecto de contraste entre ambas muestras y posiblemente se encuentre asociado con el contexto depositacional en cada caso. En este sentido, es posible que la incidencia de la meteorización y el blanqueado en el conjunto de superficie hayan sesgado, en parte, la identificación de marcas de corte. 106 NISP*% 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 N = 88 N=9 N=9 N=6 N = 15 N=1 N= 26 N = 22 N=2 Corte Percusíon Corte y Percusíon Corte Superficie/subsuperficie Apendicular Percusión Corte y Percusión Estratigrafía Axial Figura 8.9: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. La figura 8.9 profundiza la información presentada en el párrafo anterior. Tanto en conjuntos superficiales/subsuperficiales como estratigráficos, se ha registrado una distribución diferencial del tipo de daño antrópico en los sectores esqueletarios. Las marcas de percusión y corte/percusión identificadas en ambas muestras predominan en el segmento apendicular; registrándose también una leve presencia en el conjunto de superficie sobre el esqueleto axial. Las marcas de corte exhiben frecuencias más elevadas en el componente estratigráfico, aspecto que ha sido mencionado anteriormente, y son preponderantes en extremidades, falanges y calcáneo. En este sentido, su presencia en el esqueleto axial es muy limitada. En contrapartida, los restos óseos correspondientes a este sector procedente de superficie manifiestan, en términos de frecuencia, valores más altos que los registrados para la región apendicular. La baja cantidad de especímenes axiales recuperados en estratigrafía posiblemente sea un factor que explique esta distribución. A continuación se presenta la descripción del tipo de modificación antrópica registrada y su localización topográfica en los especímenes. Mandíbula Este elemento presenta escasas marcas de procesamiento. Solo un espécimen de maxilar evidencia marcas de corte longitudinales, paralelas a la línea de dientes, análogas a las denominadas con el código S-6 (Binford 1981), asociadas con la desarticulación del cráneo y la mandíbula. Nilssen (2000) registra estas incisiones y las vincula también con tareas de cuereo. 107 Vértebras cervicales Un 16% (n=5) de los fragmentos óseos correspondientes a vértebras cervicales exhiben evidencias de corte. Se localizan generalmente en el cuerpo de la vértebra y presentan una orientación principalmente transversal, aunque también se registraron incisiones longitudinales. Son cortas/largas y profundas y se manifiestan en frecuencia variable. Estas modificaciones antrópicas, similares a las reportadas por Mengoni Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1, se encuentran asociadas, posiblemente, con el descarne de los músculos del cuello. Vértebras torácicas En este caso, se registraron marcas de corte sobre dos especímenes de vértebra torácica recuperados en superficie y en uno procedente de estratigrafía. En cuanto a los primeros, las incisiones se localizan en el centrum, presentan una orientación transversal, son profundas y cortas/largas. Estas características les confieren una gran similitud con las denominadas bajo el código TV-3 (Binford 1981) y/o TV-6 (Nilssen 2000) asociadas con la desarticulación de las vértebras con las costillas (Binford 1981) o el desarrollo de tareas de evisceración. El fragmento localizado en estratigrafía exhibe marcas de corte longitudinales sobre la base del proceso espinoso de la vértebra, análogas a las TV-2 (Binford 1981), vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo. Vértebra lumbar Solo en un fragmento (4,54%) fue identificada una única marca de corte ubicada en la base del proceso espinoso. De acuerdo con Nilssen (2000), respondería al descarne y fileteo del lomo (LV-4). Sacro Al igual que en el caso anterior, solo se registró una marca de corte ubicada en el sacro, con una orientación transversal al eje mayor del hueso, profunda y larga. Si bien presentan una algunas diferencias, pueden ser homologables a las denominadas bajo el código PS-13 vinculadas con tareas de la desarticulación del sacro de la pelvis (Nilssen 2000). Costillas Sobre cinco fragmentos de costillas fueron registradas marcas de corte y, en un solo caso, también se identifico un negativo de impacto. Con respecto a las incisiones, se localizan en ambas caras, aunque exhiben una mayor preponderancia 108 en la cara ventral de las costillas, en cercanías al cuello de la epífisis proximal. En general, presentan una frecuencia moderada, sin reconocerse en ningún caso marcas únicas y aisladas. Presentan una orientación transversal/oblicua, largas/cortas y profundas/superficiales. En conjunto, son exactamente iguales a las denominadas RS1 por Binford (1981), RS-6 y RS-7 por Nilssen (2000), todas asociadas con tareas de fileteo y/o descarne. Con respecto al negativo de impacto, éste se encuentra en la porción media de la costilla y ocasionó, en consecuencia, una fractura transversal. Pelvis Solo fue reconocido un negativo de impacto ubicado en el acetábulo del isquion que habría ocasionado una fractura longitudinal de la pelvis dividiendo al elemento en dos mitades. Escápula En este elemento óseo fueron registradas marcas de corte y percusión. Las incisiones fueron identificadas en cuatro fragmentos, distinguiéndose dos tipos principales: por un lado marcas de corte, longitudinales, profundas y largas localizadas en la hoja de la escápula. Son exactamente iguales a las denominadas S-3 por Binford (1981) asociadas con el descarne de la pieza. Por otra parte, se registraron también marcas de corte transversales/oblicuas, cortas y numerosas, tanto en el centro de la cara posterior, como en el borde lateral de la hoja de la escápula. Si bien su orientación varía, presentan cierta similitud con las mencionadas anteriormente. Con respecto a las evidencias de percusión, se identificaron negativos de impacto en dos especímenes próximos al cuello de la escápula que originaron la fractura de la porción proximal de la escápula. Húmero Menos de la mitad de los fragmentos de húmero recuperados exhiben evidencias de procesamiento (Tabla 8.10). Las marcas de corte se encuentran presentes en nueve especímenes, siete de ellos también manifiestan daños de fractura. En la epífisis proximal (n=3) se registraron incisiones longitudinales/oblicuas, profundas y largas, localizadas por debajo de la tuberosidad externa. Manifiestan una clara similitud con las denominadas Hp-4 (Binford 1981; Nilssen 2000) producidas durante el descarne del húmero. En la porción distal, se identificaron cuatro fragmentos con marcas de corte. Se determinó la presencia de incisiones del tipo Hd-2 y Hd-4 (Binford 1981; Nilssen 2000) ubicadas sobre la cara medial y el borde ventral del cóndilo lateral respectivamente. Son marcas transversales, profundas y 109 largas/cortas. De acuerdo con Binford (1981), estas marcas se vinculan con la desarticulación del húmero y la radioulna. Nilssen (2000), por otro lado, sugiere que las marcas tipo Hd-2 también fueron registradas en su análisis como consecuencia del descarne del húmero. Los restantes dos fragmentos con evidencias de corte se corresponden con segmentos diafisiarios de húmero. Las incisiones se localizan asociadas al foramen nutricio; presentan una orientación longitudinal al eje mayor del hueso, se concentran en un solo sector, y son profundas y largas. Pueden ser homologables a las huellas registradas por Nilssen (2000) bajo el código Hs-1 vinculadas con el descarne de esta unidad. Por otra parte, 29 fragmentos exhiben marcas de percusión: negativos de impacto, hoyos y estrías. Sobre la epífisis proximal fueron principalmente relevadas sobre la cara lateral, asociadas a la tuberosidad deltoidea. En la mayoría de los casos fue registrado un tipo de fractura transversal simple, destacándose un fragmento con evidencias de marcado perimetral. En la porción distal, los daños fueron evidenciados en la cara lateral, caudal y craneal. Nuevamente prima la fractura transversal, notándose un incremento de la técnica de marcado perimetral, identificada en cuatro especímenes (Figura 8.10). Asimismo, fueron identificados daños causados por contragolpe que podrían indicar la utilización de la técnica de yunque. En síntesis, la información presentada permite sugerir la existencia de una estrategia de procesamiento orientada hacia el descarne y fracturación del húmero en función de su oferta nutricional en términos de carne y medula ósea. Como detallaremos a continuación esta parece ser una estrategia implementada en todos los huesos largos (húmero, radioulna, fémur y tibia) Radioulna Sobre este elemento óseo se han registrado marcas de corte, percusión y fragmentos que presentan ambos tipos de daño. Al igual que con el caso anterior, la fracturación (n = 17; 60,7%) manifiesta mayor relevancia dentro de las estrategia de trozamiento. En la totalidad de los casos (n=17) fue identificado un tipo de fractura transversal, destacándose nueve especímenes con evidencias de marcado perimetral (Figura 8.10). Sobre la epífisis proximal, se detectaron negativos de impacto localizados en los bordes laterales y mediales por debajo de la cavidad glenoidea. Por otro lado, sobre la porción distal se evidenciaron negativos de impacto, estrías de percusión, lascas óseas y contragolpe. Estos daños se localizan en las cuatro caras de la radioulna. Cabe destacar que siete de los nueve especímenes que exhiben marcado perimetral son epífisis distales. Con respecto a las marcas de corte, si bien presentes en toda la superficie del hueso, se concentran en la articulación distal y en la diáfisis de la radioulna (n= 10; 83,3%). Fueron identificadas incisiones transversales/oblicuas, 110 profundas y cortas sobre la porción media de la radioulna, que pueden homologarse a las de tipo Rcs-2 propuestas por Nilssen (2000). El autor vincula su presencia con el desarrollo de tareas de cuereo y/o descarne. Al respecto, Mengoni Goñalons (1999) relevó marcas similares en las muestras procedentes del sitio Cerro de los Indios 1, asociando su origen a actividades de fileteo. Hacia la articulación distal, se identificaron marcas similares a las Rcd-3 localizadas en la superficie articular inferior, vinculadas con la desarticulación de la radioulna de los huesos cárpales y el metapodio. Fémur Las evidencias de procesamiento identificadas sobre fémur consisten en marcas de corte y percusión, con una clara preponderancia de las segundas. Las incisiones se ubican sobre seis fragmentos óseos y se distribuyen en su totalidad sobre la diáfisis y la porción distal del fémur. En este sentido, se relevaron marcas transversales/oblicuas, profundas/superficiales y cortas/largas asociadas a la línea áspera y en proximidad al foramen nutricio. Éstas son similares a las descriptas por Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, el cual agrupa en una categoría amplia todos los daños de corte realizados en la porción media del fémur. También, se identificaron marcas transversales/oblicuas, de profundidad y extensión variable en la porción distal, similares al tipo Fd-4 (Binford 1981) pero con una orientación levemente diferente. En ambos casos, estas marcas serian consecuencia del desarrollo de tareas vinculadas con el descarne del fémur. En cuanto a las evidencias de percusión, registradas en 18 fragmentos, se identificaron negativos de impacto y una alta presencia de marcado perimetral (Figura 8.10). En este sentido, dentro del subgrupo de especímenes con rasgos de fractura, el 67% (n=12) se corresponden con especímenes que evidencian la utilización de ésta técnica, implementada en partes iguales en la epífisis proximal (n=6) y distal (n=6). Tibia Este elemento óseo exhibe la menor proporción de marcas de procesamiento registradas en los huesos largos. Las marcas de corte se limitan a solo cinco fragmentos. En dos especímenes proximales se detectaron marcas transversales/oblicuas, cortas y profundas ubicadas en la cara lateral por debajo de la cresta tibial. Estas incisiones resultan muy similares a las Tp-3 (Binford 1981) y estarían vinculadas con el descarne de la unidad. Las restantes marcas de corte se localizan en la diáfisis media de la tibia, sobre su cara anterior y posterior. Son transversales/oblicuas al eje mayor del hueso, profundas y largas/cortas. Si bien no 111 están tipificadas por Binford (1981), Nilssen (2000) las engloba en una categoría amplia que incluye todos los daños registrados sobre la diáfisis y las asocia con el desarrollo de tareas de descarne de la tibia. De igual modo, Mengoni Goñalons (1999) identifica marcas similares en los conjuntos procedentes del sitio Cerro de los Indios 1 y les confiere la misma funcionalidad. Las evidencias de percusión son las marcas de procesamiento que mayor frecuencia presentan en la tibia (n=17; 77,2%). Han sido registradas de manera equilibrada en ambas articulaciones, tanto en la cara craneal como caudal y lateral. En la totalidad de los casos se trata de fracturas transversales, reconociéndose también fragmentos con marcado perimetral (n=5; 22,7%). Negativos de impacto y estrías de percusión conforman los rasgos principalmente identificados. De igual modo que con otros huesos largos, la fracturación parece haber tenido un rol más relevante dentro de las estrategias de procesamiento de la tibia. Calcáneo Sobre este elemento fueron registradas marcas de corte y percusión en tres fragmentos óseos. Las primeras se localizan en la superficie dorsal del calcáneo entre el tubercalcis y la superficie articular. Se trata de incisiones transversales, numerosas, profundas y cortas que se corresponden con el tipo TC-3 propuesto por Binford (1981). Éstas se producirían durante el descarne o el colgado de las extremidades inferiores. Por otra parte, dos especímenes exhiben daños ocasionados durante su fractura intencional, identificados en función de la presencia de negativos de impacto ubicados también en proximidad al tubercalcis y la superficie articular, dando como resultado una fractura transversal simple. 112 Figura 8.10: Ejemplificación de huesos con marcado perimetral. 113 Metapodio En los metapodios se relevaron marcas de corte y daños de percusión caracterizados por negativos de impacto, estrías de percusión y lascas adheridas. Con respecto a las primeras, se localizan principalmente en la porción distal (n=6) reconociéndose también, en solo un caso, sobre la diáfisis y en un fragmento de metatarso y metacarpo proximal respectivamente. Las incisiones son predominantemente transversales, superficiales/profundas y cortas, y se localizan en la diáfisis distal. Presentan una clara similitud con las denominadas MTd-2 por Binford (1981), aunque en el caso aquí descripto no exhiben un patrón circular completo sino que son cortas y se presentan solo en la cara anterior del metapodio. El autor vincula estas modificaciones con actividades de remoción del cuero. Para un caso similar al aquí presentado, Rindel (2009) sugiere que marcas de corte de este tipo podrían ser consecuencia de la desarticulación del metapodio distal de las falanges. Las evidencias de percusión exhiben una mayor relevancia sobre el conjunto, habiendo sido reconocidas en 19 fragmentos óseos. En general, se trata de fracturas transversales simples, identificándose cuatro fragmentos con marcado perimetral. Fueron reconocidos negativos de impacto, estrías de percusión y lascas adheridas sobre los bordes de fractura, ubicados principalmente sobre la cara lateral y medial del metapodio. Falanges La frecuencia de especímenes con modificaciones antrópicas en la muestra es baja/moderada (Tabla 8.10). Fueron identificadas marcas de corte tanto en el sector proximal como distal y sobre la diáfisis de las primeras falanges. En general las incisiones se localizan en las cuatro caras, presentan una orientación transversal y oblicua, son profundas, cortas/largas. Estas modificaciones estarían posiblemente vinculadas con la desarticulación de las falanges. En este sentido, la alta frecuencia de marcas ubicadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa se asocia con el seccionamiento de los tendones extensores y flexores digitales durante el desmembramiento de las falanges con el resto de las extremidades inferiores (Mengoni Goñalons 1999). Por otra parte, fueron registrados también negativos de impacto y estrías de percusión sobre seis fragmentos óseos. Se identificaron fracturas transversales simples, con la excepción de un espécimen que evidencia marcado perimetral. 114 Síntesis Un aspecto que debe ser considerado refiere al carácter antrópico de la muestra analizada. En este sentido, existen algunos procesos postdepositacionales que pueden haber participado en la formación del conjunto. Como se mencionó al principio de este capítulo, fue identificada la presencia de especímenes de fauna exótica en el sitio: oveja y caballo. Sin embargo, su incidencia puede ser desestimada dada la baja cantidad de fragmentos recuperados y la ausencia de evidencias de procesamiento sobre ambos taxones. Por otra parte, el sitio podría estar conformado también por carcasas de guanaco depositadas naturalmente y en consecuencia, los resultados del análisis presentado podrían exhibir ciertos sesgos. Ante esta posibilidad fueron utilizados los criterios propuestos por L'Heureux y Borrero (2002) como indicadores para el reconocimiento de conjuntos antrópicos y naturales de huesos de guanaco. En función de los mismos, el conjunto zooarqueológico del sitio CP2 OA puede caracterizarse por una total ausencia de elementos articulados, la presencia de una moderada fragmentación ósea, una clara subrepresentación del segmento axial medida a través de los valores de NISP y MNE y, en función de la relación existente entre ambos, una frecuencia relativamente elevada de marcas de procesamiento, la utilización antrópica de dos taxones: guanaco y choique, y un alto grado de asociación con otros ítems arqueológicos: líticos y cerámicos. La suma de estos indicadores permite establecer que el principal agente formador del conjunto fueron los seres humanos del pasado y que la mayor parte del conjunto analizado fue depositado por factores antrópicos. Se considera entonces que la muestra estudiada en esta tesis procedente del sitio CP2 OA es confiable en términos arqueológicos. El conjunto faunístico recuperado se localiza en estrecha asociación a un mallín y una surgente de aporte permanente y dos lagunas próximas. De acuerdo con los diversos estudios paloambientales que se encuentran en proceso, es posible sugerir que el contexto ambiental existente en momentos posteriores al abandono del sitio haya estado caracterizado por un pulso de mayor humedad regional pre Anomalía Climática Medieval (ACM) y consecuentemente, un incremento del régimen hídrico local (Marcelo Morales com. pers.). Ante este escenario, la operatoria del agua habría jugado un rol en la formación del conjunto, favoreciendo el enterramiento de los materiales en un contexto de depositación de baja energía dada la ausencia de modificaciones severas en el registro arqueológico (ej. huesos y materiales líticos rodados). En este sentido, la presencia de agua y sedimentos granulométricamente finos de origen glaciario que conforman la geomorfología del área favorecen el desarrollo de una alta cobertura vegetal, aspecto que explicaría la incidencia de raíces 115 sobre el conjunto. El descenso de los valores de humedad regional que han sido registrados para los 900 años A.P., fecha coincidente con la Anomalía Climática Medieval (Stine 1994, 2000; Stine y Stine 1990), junto con el sobre pastoreo durante la explotación ganadera del área en el siglo XX, habría redundado en la activación de estas cicatrices de erosión y la re-exposición de parte de los materiales. Consistentemente con lo mencionado en el párrafo anterior, el principal agente tafonómico registrado en el conjunto ha sido la meteorización que afectó a la totalidad de los especímenes óseos, pero que manifiesta una tendencia equilibrada hacia estadios medios. En este sentido, dado que el sitio se localiza en un ambiente susceptible a la erosión es esperable la presencia de elementos meteorizados. No obstante, la buena preservación de los fragmentos óseos indica un corto período de exposición subáerea de los materiales. Al respecto, desde la década del ´90 se realiza el monitoreo de una carcasa de caballo localizada próxima el sitio arqueológico a los fines de evaluar la incidencia e intensidad de procesos y agentes tafonómicos. Si bien es una investigación en proceso, el grado de conservación de los elementos óseos se mantiene; lo que sugiere que el potencial de supervivencia ósea de conjuntos a cielo abierto sería mayor al esperado (Borrero 1998; ). En síntesis, es posible sugerir que la operatoria de agentes y procesos tafonómicos se encuentra determinada por el contexto depositacional de las muestras. De esta forma, agentes tales como las raíces exhiben mayor desarrollo en las muestras estratigráficas, mientras que el blanqueado hace lo propio sobre los conjuntos superficiales. Se siguiere entonces que, ante este escenario, la visibilidad de otras modificaciones, naturales o antrópicas, se verá afectada. La estructura taxonómica reconstruida para el conjunto indica la presencia de cuatro taxones, de los cuales solo dos exhiben evidencias de procesamiento humano: choique y guanaco. En referencia al primero, fue determinada la presencia de tres individuos representados por una baja completitud anatómica. La baja cantidad de partes esqueletarias presentes se compone casi exclusivamente de extremidades. En función de las marcas de corte y percusión registradas, su presencia en el sitio se encuentra asociada con su desarticulación, descarne y fracturación, en el contexto inmediato de la obtención de la presa. En el caso del guanaco, se advierte una alta cantidad de especímenes óseos identificados, registrándose pocas ausencias. El número mínimo de individuos calculado para el sitio indica la presencia de, al menos, 22 animales representando diversos grupos etarios: crías, juveniles, sub adultos y adultos. La representación de 116 partes anatómicas se encuentra caracterizada por diferentes aspectos. Por un lado, una subrepresentación del segmento axial que determina un claro desbalance entre ambas regiones esqueletarias. Al mismo tiempo, los índices de completitud anatómica manifiestan que los animales recuperados en el sitio se encuentran muy incompletos, especialmente en referencia con el sector axial. Cabe destacar que, en términos de frecuencia, la pelvis domina este subgrupo. El esqueleto apendicular exhibe una distribución más completa y homogénea. La escápula, junto con las extremidades, domina el perfil anatómico en base al MAU porcentual. En relación con los huesos largos, se debe destacar la presencia de una relación diferencial entre articulaciones y diáfisis, en favor de las primeras. Más aún, éstas manifiestan una representación heterogénea en tanto que las epífisis distales exhiben frecuencias más elevadas. En suma, los elementos que conforman la cintura, las extremidades medias y, posteriormente, las superiores, evidencian mayor relevancia en el conjunto, aspecto que puede asociarse con su contenido nutricional en términos de carne, médula y médula insaturada junto con la dificultad que exhiben para su procesamiento y transporte (pelvis y escápula). Al respecto, como se indica en la tabla 8.12, se registró una correlación estadísticamente significativa, positiva y moderada con el índice de médula insaturada (Morín 2007; Rindel 2013). Asimismo, la correlación negativa y significativa obtenida con el índice de secado sugiere la ausencia en el conjunto de aquellos elementos con mayor potencialidad (Tabla 8.12). MAU %: DMO* CP2 b OA 0,129 p 0,45 MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI**** 0,25 p 0,56 0,25 p 0,56 0,618 p0,02 MAU% : IS***** -0,626 p0,02 Tabla 8.12: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Las frecuencias de procesamiento obtenidas para el sitio son relativamente elevadas, tomando en consideración que es un sitio a cielo abierto donde la mayor parte de su registro óseo fue recuperado en superficie. Al respecto, ya ha sido señalada la incidencia de la meteorización junto con otros agentes tafonómicos (ej. raíces) en la historia formativa de la muestra y su influencia en la determinación de marcas de procesamiento. Asimismo, fue explicitado el incremento registrado en las frecuencias de corte y percusión de fragmentos óseos procedente de estratigrafía. La información presentada indica el desarrollo de tareas de cuereo, desarticulación, descarne y, principalmente, fractura de elementos óseos. En este sentido, ha sido 117 identificada la presencia de diferentes técnicas de percusión asociadas con el marcado perimetral y el uso de yunque. En síntesis, el sitio CP2 OA habría estado caracterizado por el desarrollo de actividades vinculadas con el procesamiento inicial de las carcasas, en donde la estrategia principal habría involucrado la desarticulación de los animales, el descarne de los huesos y su posterior fractura. 8.1.2 Cerro Pampa 6 – Parapeto 9 El parapeto 9 del sitio CP6 se encuentra localizado a 946 msnm y forma parte de un conjunto de 13 parapetos ubicados al pie de la ladera oeste del Cerro Pampa. Presenta una morfología en arco o semicírculo y está orientado hacia el oeste. Fueron excavadas tres cuadriculas de un metro por un metro, dispuestas en línea recta siguiendo un eje oeste-este, de modo tal que se considere la superficie exterior inmediata a la pared de la estructura, el espacio ocupado por la pared y, finalmente, el interior del parapeto (Figura 8.11). Se siguieron niveles artificiales cada 5 cm, constituyendo un total de ocho niveles. Dado que no fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación a la composición del sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico, se consideran los niveles como un bloque presentándose la información faunística en conjunto. Figura 8.11: Parapeto 9 (en verde): Ubicación espacial y croquis de excavación. 118 Parapeto 9 NISP NISP% Lama guanicoe 209 95,8715596 Ovis aries 1 0,4587156 Pterocnemia pennata 4 1,83486239 Zaedyus pichiy 1 0,4587156 Roedores Indeterminados 1 0,4587156 Aves indeterminadas 2 0,91743119 Total 218 100 Tabla 8.13: Estructura Taxonómica Parapeto 9. La muestra considerada está conformada por 460 especímenes, de los cuales el 47% (n=215) ha sido identificado a nivel de especie (Tabla 8.13). Un total de 242 fragmentos óseos (52,6%) no han podido ser determinados bajo ninguna categoría taxonómica, siendo designados como indeterminados. Al respecto, el índice de identificabilidad obtenido es bajo, cercano al 47%, aspecto que lo diferencia de lo observado para otros conjuntos presentados en esta tesis. Como se indica en la tabla 8.13, el guanaco domina la estructura taxonómica del conjunto, siendo sensiblemente menor el aporte de otras especies. El choique se reduce a solo cuatro fragmentos, dos de los cuales exhiben evidencias de procesamiento y serán descriptos posteriormente. La presencia de un espécimen distal de metapodio de oveja sin evidencias de procesamiento se encuentra asociado con la explotación ganadera del área. Finalmente, ha sido registrada una placa de piche, dos fragmentos óseos correspondientes a un ave indeterminada, posiblemente cauquén, y por último, un espécimen indeterminado de roedor. En relación a los huesos de choique mencionados anteriormente, fueron recuperados cuatro fragmentos correspondientes a dos falanges, una medial y otra central, un radio completo y un fragmento de húmero proximal; solo este último presenta marcas de corte, lo cual refrenda el carácter antrópico de su depositación. Por otra parte, fue determinada la presencia de un único individuo adulto en el conjunto. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad El número mínimo de individuos recuperados en el parapeto 9 fue establecido en base a la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos. Ha sido estimada la presencia de, al menos, tres individuos en función del conteo de epífisis distales de húmero, fémur y tibia. Atendiendo a que han sido registrados restos de animales que no habrían completado todos sus estadios de fusión al momento de su 119 muerte, fue evaluada la composición etaria del conjunto. En primer lugar, se calculó el porcentaje de especímenes (NISP %) y elementos (MNE %) no fusionados en la muestra, obteniéndose resultados muy similares para ambas medidas que indican que un 37% (NISP %) y un 33,3% (MNE %) del total del conjunto pertenecen a animales sub adultos. En segundo lugar, con el fin de profundizar la información anterior, fue aplicado el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). En este sentido, se ha registrado un cuerpo de vértebra torácica o lumbar con el arco neural no fusionado que, de acuerdo con el autor, osifica entre los 0-6 meses de edad (VT-1/VL1 sensu Kauffmann 2009), indicando la presencia de un individuo cría. Por otra parte, también fue identificado un fragmento de íleon cuyo centro de osificación (Isquioníleon-pubis- PE1 sensu Kauffmann 2009) se encuentra sin fusionar, sugiriendo la presencia de otro individuo sub adulto, menor a los 19 meses de edad. Finalmente, el restante se corresponde con un animal adulto. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos La totalidad de los especímenes registrados en el parapeto 9 exhiben evidencias de meteorización. 100 90 80 % NISP 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 (N = 87) W3 (N = 77) W4 (N = 6) W5 Figura 8.12: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 9. Como se observa en la figura 8.12, el perfil de meteorización obtenido exhibe una clara homogeneidad, en donde el 94% (n=164) de los fragmentos óseos se distribuyen en solo dos estadios. Por su parte, el aporte de especímenes en estadios maduros es muy bajo. Esta tendencia es muy similar a la alcanzada para el parapeto 120 12 de este sitio. En consecuencia, el perfil reconstruido indica que el grado de conservación de la muestra es bueno a moderado. 100 90 80 % NISP 70 60 N = 20 N = 21 N = 34 N = 32 50 40 30 20 N=4 10 0 W0 W1 W2 No Fusionados W3 W4 W5 Fusionados Figura 8.13: Perfil de meteorización en elación con el estado de fusión ósea. En la figura 8.13 se grafica el perfil de meteorización obtenido para el parapeto 9 discriminando entre especímenes fusionados y no fusionados. En este caso, se observa que la tendencia es muy similar entre ambos grupos, sin registrarse ningún tipo de desbalance en favor de fragmentos óseos sin fusionar; pese a la expectativa de que animales inmaduros habrían tenido una tasa de meteorización más elevada que los adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre otros), esta situación no se habría dado en este conjunto. 121 100 90 80 % NISP 70 60 50 40 30 20 10 0 Carnívoros (N = 3) Roedores (N = 32) Raices (N = 43) Blanqueado (N = 47) Figura 8.14: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. Dejando de lado la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, un 47,6% (n=81) de los fragmentos óseos recuperados exhiben algún tipo de alteración producto de la operatoria de agentes y procesos tafonómicos (Figura 8.14). La influencia de carnívoros sobre el conjunto ha sido reducida, registrándose solo tres fragmentos con evidencias de marcas que equivalen al 1,76% del total de la muestra (Figura 8.14). Se registraron tres tipos de daños: pits localizados sobre el borde de fractura de una diáfisis de radioulna, en su cara medial y sobre un íleon; punctures en la epífisis distal de un húmero, concretamente en la fosa del oleocráneo; y finalmente, un borde crenulado ubicado sobre el anteriormente mencionado fragmento de íleon que produjo en consecuencia la remoción de la cresta ilíaca. La presencia de daños ocasionados por roedores fue identificada en 32 especímenes óseos, lo cual equivale al 18,8% del total de la muestra. Su incidencia es mayor en especímenes correspondientes al esqueleto apendicular (n=24), principalmente en porciones diafisiarias de huesos largos. En el segmento axial, las marcas se concentran sobre vértebras y costillas. En general, se mantiene un patrón de alteración vinculado con huesos planos y bordes de fractura. Como hemos mencionado para otros casos, es posible que la estructura de parapeto conformada por una cantidad variable de rocas de diversos tamaños se configure como un hábitat óptimo para su uso por parte de estos animales. La acción de raíces se observa en 43 especímenes óseos (25,2%), indicando una influencia baja/moderada de este agente en la formación del conjunto. Si bien su 122 presencia ha sido registrada tanto en especímenes apendiculares como axiales, son sustancialmente mayores en los primeros (n=30; 70%). Es importante destacar que el grado de alteración de la superficie cortical en cada caso individual ha sido bajo; de todas maneras, existe una posibilidad de que se hayan obliterado otros daños previos en los huesos (antrópicos y naturales). Asimismo, se debe mencionar que, de los 43 fragmentos con marcas de raíces, 13 fueron recuperados en superficie. aspecto que podría sugerir cierta dinámica de enterramiento/re exposición para, al menos, una parte del conjunto. La presencia de blanqueado ha sido identificada en 47 especímenes (27,6%), de los cuales 32 lo presentan en ambas caras y 18 solo en una. Cabe destacar que en su mayoría se corresponden con fragmentos superficiales. Cabe mencionar que ha sido registrada una correlación positiva, baja y estadísticamente significativa (rs 0,4109 p 0,01) entre el MAU % obtenido para el parapeto 9 y el índice de densidad mineral ósea. No obstante, se debe considerar que la fuerza de la relación es baja y, como veremos más adelante, la frecuencia de procesamiento identificada para el conjunto es alta; por tanto, se sugiere que los perfiles reconstruidos no serian consecuencia de la operatoria de procesos atricionales mediados por la densidad. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias La representación de partes anatómicas fue evaluada a partir de una variedad de diferentes índices y medidas. El primer punto a considerar refiere a la frecuencia y relación existente entre las diversas regiones anatómicas. La figura 8.15 establece el desbalance existente entre especímenes y elementos axiales y apendiculares en el parapeto 9, en favor de los segundos, independientemente de la medida utilizada para su cálculo. Estos resultados repiten la tendencia sugerida para otros sitios presentados en esta tesis. 123 100 90 80 70 % 60 50 40 30 20 10 0 NISP MNE Axial Apendicular Figura 8.15: Representación de segmentos anatómicos. Unidades de Análisis Parapeto 9 Relación Axial/Apendicular: NISP 0,53 Relación Axial/Apendicular: MNE 0,31 C.Anat.Gobal* 24,3 12,3 43 C. Aant. Axial** C. Anat. Apend.*** Tabla 8.14: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. En la tabla 8.14 se indica la proporción entre elementos axiales y apendiculares. La misma fue calculada como la razón entre los NISP de ambas regiones esqueletarias. También fue computada en función de los valores de MNE. Como puede observarse, la relación existente entre ambas regiones esqueletarias indica una mayor preponderancia de extremidades por sobre elementos/especímenes correspondientes a la cabeza, columna, costillar o pelvis. Este desbalance se acentúa cuando el cálculo es realizado en base al MNE, indicando posiblemente una mayor fragmentación del esqueleto axial. Por otra parte, la integridad de las carcasas recuperadas en el parapeto 9 fue evaluada a partir del índice de completitud, computado en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado en función del MNI obtenido para el conjunto. Los valores indican conjuntos relativamente incompletos globalmente, aspecto que se incrementa significativamente para el segmento axial, indicando una baja presencia de elementos óseos. En cuanto al segmento apendicular, esta tendencia se revierte registrándose frecuencias moderadas/altas 124 donde casi la mitad de los elementos de las extremidades fueron abandonados en el parapeto. Parapeto 9 NISP/MNE Global 1,59793814 Axial 2,30434783 Apendicular 1,37 Tabla 8.15: Índice de fragmentación. Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación existente entre los valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados obtenidos indican una baja fragmentación global y apendicular sobre el conjunto, siendo más elevada para el segmento axial, como fuera adelantado en los 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 DIENTES CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU% párrafos anteriores (Tabla 8.15). Figura 8.16: MAU % Representación de partes anatómicas. La figura 8.16 exhibe la representación de partes anatómicas medida en función del MAU%. En general, el perfil se encuentra relativamente completo, evidenciándose pocas ausencias. En el segmento axial los elementos con frecuencias más elevadas son el cráneo (57%) y la pelvis (42%). Con respecto al primero, éste es un valor alto en función de aquellos obtenidos para otras estructuras de parapetos presentadas en esta tesis y contrasta con la frecuencia obtenida para este elemento en el parapeto 12 de este sitio. Los elementos correspondientes a la mandíbula, atlas y axis siguen en importancia con una moderada presencia (28%), registrándose una reducción de la frecuencia hacia las vertebras cervicales, torácicas y, finalmente, las costillas. En el esqueleto apendicular, las extremidades y el astrágalo muestran los 125 valores más elevados. En cuanto a las primeras, se destaca la baja frecuencia de articulaciones proximales en los elementos correspondientes a la pata delantera (húmero y radioulna) y la elevada frecuencia de segmentos diafisiarios. Por el contrario, las articulaciones, proximales y distales de fémur y tibia parecen exhibir valores más elevados. Hacia el eje distal, los huesos correspondientes al autopodio y falanges exhiben valores bajos/moderados, consistentes con los obtenidos en otros sitios ubicados en la Pampa del Asador y presentados en esta tesis (Aragone 2007; Dellepiane 2014; Rindel 2009, entre otros). Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades Superiores Extremidades Medias Extremidades Inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 MNE % Figura 8.17: MNE Estandarizado: Representación de partes anatómicas. Utilizando los datos presentados en la tabla 3 (ver Apéndice), se estandarizaron los valores de MNE obtenidos para el parapeto 9 (Figura 8.17). Nuevamente, se observa la sub-representación del segmento axial, dominado claramente por los elementos que conforman la cabeza. La cintura pélvica y escapular exhibe una buena representación con valores que superan levemente el 40%. El esqueleto apendicular, por su parte, presenta frecuencias moderadas/altas en todas las categorías, destacándose las frecuencias obtenidas para las extremidades superiores- húmero y fémur- y medias-radioulna y tibia. Esta tendencia puede ser explicada en función del contenido nutricional, en términos de carne y médula, de las unidades con frecuencias elevadas, junto con el abandono de elementos de difícil transporte y/o procesamiento. 126 Parapeto 9 MNE Húmero Radioulna Fémur Tibia Metacarpo Metatarso Metapodio Total Articulación PX DS 0 4 1 2 2 4 5 4 2 0 0 0 0 4 10 18 Diáfisis SH 5 7 3 1 0 0 2 18 AR/SH Proporción 4/5 3/7 6/3 9/1 2 0 4/2 28/18 0,8 0,42857143 2 9 2 0 2 1,55555556 Tabla 8.16: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis. En la tabla 8.16 se indica la representación de articulaciones y diáfisis de huesos largos en la muestra, medida en función del MNE, y la relación existente entre ambos. Si bien la relación existente entre ambas porciones es relativamente equilibrada, los segmentos diafisiarios exhiben una leve pero mayor representación. Esta característica se diferencia de lo observado para los otros sitios presentados en esta tesis. Guanaco: evidencias de procesamiento El 32,3% (n=55) de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 9 exhiben evidencias de procesamiento. Esta frecuencia es similar a la obtenida para el parapeto 12 de este sitio pero resulta llamativa tomando en consideración que se trata de un sitio a cielo abierto. % de Procesamiento NISP NISP* %NISP Apendicular 114 47 41,22807018 Axial 56 8 14,28571429 Total 170 55 32,35294118 Tabla 8.17: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. Las evidencias de procesamiento registradas se localizan tanto en el esqueleto axial como en el apendicular, siendo su frecuencia más elevada en este último. El desbalance anatómico, en términos de NISP y MNE, entre ambos sectores mencionado anteriormente podría, en parte, explicar ésta diferencia (Tabla 8.17). NISP NISP* NISP % Cráneo 13 1 7,692307692 Mandíbula 4 0 0 Atlas 2 1 50 Axis 1 1 100 127 Vert. Indet 3 0 0 Cervicales 5 0 0 Torácica 7 0 0 Lumbar 0 0 0 Caudales 0 0 0 Sacro Esternebras 0 2 0 0 1 50 Costillas 10 3 30 Imnominado 4 1 25 Escápula 3 0 0 Húmero 12 10 83,33333333 Radioulna 17 11 64,70588235 Fémur 13 9 69,23076923 Tibia 10 2 20 Calcáneo 3 0 0 Astrágalo 5 0 0 Metacarpo 2 2 100 Metatarso 0 0 0 Metapodio 11 5 45,45454545 Falange 1 17 7 41,17647059 Falange 2 5 1 20 Falange 3 2 0 0 Sesamoideo 2 0 0 TOTAL 151 55 36,42384106 Tabla 8.18: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula. La información que se presenta en la tabla 8.18 indica la frecuencia de procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial, no todos los elementos representados se encuentran efectivamente procesados. Cráneo, pelvis y costillas exhiben frecuencias bajas/moderadas. Por su parte, las elevadas frecuencias obtenidas para atlas, axis y esternebras se encuentran posiblemente determinadas por el tamaño de la muestra en cada caso; es decir que los valores calculados son producto de la baja cantidad de especímenes recuperados. Por otra parte, es destacable la ausencia de daños antrópicos en vértebras cervicales y torácicas. El procesamiento del esqueleto apendicular parece concentrarse en las extremidades, principalmente superiores (76 %). Como se detalla en la tabla 8.18, húmero, radioulna y fémur presentan las frecuencias más elevadas y determinan esta tendencia. Al respecto, es posible también reconocer un mayor énfasis en el trozamiento de las patas delanteras (74%). En este contexto, es interesante destacar el bajo procesamiento registrado en la tibia. Finalmente, metapodios y falanges presentan valores moderados/altos si consideramos el bajo rinde económico de estos huesos. 128 % de Procesamiento NISP* %NISP Corte 19 34,5 Percusión 21 38,1 Corte y Percusión 15 27,2 Total 55 100 Tabla 8.19: Frecuencias de procesamiento: tipos de marca. Como se describe en la tabla 8.19, ha sido posible registrar marcas de corte y percusión en el conjunto óseo del parapeto 9. Si bien estas últimas exhiben mayores frecuencias, la proporción entre ambas es relativamente equilibrada. Por último, la incidencia de especímenes con ambos tipos de daño es moderada. 20 18 16 NISP*% 14 12 10 8 6 4 2 0 Corte Percusíon Apendicular Corte y Percusíon Axial Figura 8.18: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. La distribución esqueletarias de las evidencias de procesamiento presenta una tendencia similar a la registrada para otros parapetos descriptos en esta tesis (Figura 8.18). Las marcas de corte, si bien presentes en ambos sectores anatómicos, exhiben frecuencias más elevadas en el segmento axial (n=8; 14,2%). Por su parte, los daños asociados con las actividades de percusión se encuentran localizados únicamente en el esqueleto apendicular (n=21; 18,4%) y se corresponden con negativos de impacto, hoyos de percusión y lascas óseas adheridas a fragmentos de diáfisis. Se destaca la presencia de marcado perimetral en tres fragmentos correspondientes a fémur, húmeros y falange. Finalmente, en 15 especímenes (13,1%), todos apendiculares, fueron registradas marcas de corte y percusión. A continuación se presenta la descripción y análisis del tipo de modificación antrópica registrada y su localización en los especímenes. El objetivo de este análisis 129 es poder vincularlas con la posibles tareas que las generaron: cuereo, desarticulación, descarne y aprovechamiento de médula (Binford 1981). Cráneo Sobre éste elemento fue identificado un solo fragmento con marcas de corte, correspondiente a una capsula timpánica. Las incisiones se concentran en un sector, presentan una orientación primaria transversal, son profundas y cortas. No ha sido posible registrar un ejemplo análogo en la bibliografía consultada. No obstante, posiblemente se encuentren asociadas con el desarrollo de tareas de desarticulación. En este sentido, Nilssen (2000) registra la presencia de marcas de corte ubicadas en el proceso mastoïdeo (S-8) vinculadas con la desarticulación del cráneo, aspecto que puede vincularse con las incisiones aquí relevadas. Por otra parte, también pueden ser producto de la desarticulación del cráneo de la mandíbula. Atlas y Axis Sobre el atlas se identificaron marcas de corte profundas y cortas en un solo espécimen. Se ubican en el ala del atlas, próximas al foramen alar y son similares a las CV-1 registradas por Binford (1981) y Nilssen (2000). Éstas se vinculan con la desarticulación del cráneo. Por otra parte, sobre el axis se registraron incisiones longitudinales al eje del hueso, profundas y largas, localizadas en la cara lateral de la apófisis espinosa. Éstas no presentan casos análogos en la bibliografía consultada, pero, dadas sus características y ubicación, podrían asociarse con el fileteo. Esternebras Solo un fragmento óseo exhibe marcas de corte. Se ubican en la cara ventral, presentan una orientación oblicua y son profundas. Son exactamente iguales a las sugeridas por Binford (1981) bajo el código RS-4 y son el resultado del descarne del hueso. Costillas La frecuencia de procesamiento registrada sobre costillas es baja dado que solo tres fragmentos exhiben marcas que se remiten únicamente a tareas de corte. Las incisiones fueron relevadas en ambas caras y exhiben, en todos los casos, una orientación transversal, en menor medida oblicua, siendo profundas, largas y cortas. En los tres ejemplares se localizan sobre la diáfisis media y el sector distal de la costilla. Nilssen (2000) describe, bajo los códigos Rs-6 y 7, la presencia de una serie de marcas de corte con las mismas características a las descriptas aquí y ubicadas en 130 el mismo sector del elemento. De acuerdo con el autor, éstas son ocasionadas durante el desarrollo de actividades ligadas al descarne. Pelvis Solo un fragmento de pelvis exhibe marcas de corte. Éstas se ubican justo por encima del acetábulo del Ilium, son transversales, profundas, largas y se concentran en dicho sector. Son similares a las denominadas Ps-7 por Binford (1980) y se originan durante la desarticulación de la pelvis de la pata trasera. Húmero Como se indica en la tabla 8.18, el húmero se encuentra intensamente procesado; de los 12 especímenes recuperados, 10 exhiben evidencias de procesamiento. Dentro de este valor, tres presentan únicamente marcas de corte, dos solo de percusión y cinco manifiestan ambos tipos de daños. Las incisiones fueron identificadas en fragmentos de diáfisis y en epífisis distales. En la diáfisis se localizan en el sector medio y en proximidad a la tuberosidad deltoidea, en la cara antero-medial y antero-lateral; presentan alta frecuencia y su orientación es múltiple siendo oblicuas/transversales y, en menor medida, longitudinales. En todos los casos son profundas y cortas/largas. Nilssen (2000) describe una categoría amplia que incluye todas las incisiones registradas en la diáfisis, ocasionadas durante el descarne de la pieza, bajo el código Hs-1. Este parece ser el caso de las marcas de corte anteriormente descriptas. Sobre la epífisis distal, las marcas de corte registradas se ubican en la cara anterior, posterior y lateral del húmero, asociadas a la tróclea, por encima del epicóndilo medial y en el epicóndilo lateral, respectivamente. Las incisiones son transversales/oblicuas (más solo una longitudinal), profundas en todos los casos y cortas/largas. De acuerdo a la bibliografía consultada, estas incisiones podrían ser, tanto consecuencia del desarrollo de tareas de desarticulación, como de descarne; por tanto, no se configuran como indicadores precisos para vincular un rasgo con una acción y/o tarea específica. En la primera ubicación (cara anterior: tróclea) son exactamente iguales a las denominadas Hd-1 (Binford 1981), vinculadas con la desarticulación, pero exhiben una orientación longitudinal/oblicua. Por este motivo, Nilssen (2000) en su análisis experimental las vincula con el descarne de la pieza. Por otra parte, las marcas localizadas por encima del epicóndilo medial y en el epicóndilo lateral pueden ser homologables a las Hd-7 y Hd-3 respectivamente (Binford 1981), vinculadas, según Binford (1981), con la desarticulación y, de acuerdo con Nilssen (2000), con la desarticulación y/o el descarne. Las evidencias de percusión se localizan en la diáfisis media del húmero y en la epífisis distal e incluyen negativos de 131 impacto y lascas adheridas. En la totalidad de los casos se determinó la presencia de un tipo de fractura antrópica transversal simple, exceptuándose un caso que presenta marcado perimetral. Radioulna La frecuencia de procesamiento registrada sobre radioulna es alta, cercana al 65% (Tabla 8.18). Fueron recuperados especímenes con marcas de corte (n=3), percusión (n=3) y fragmentos que presentan ambos tipos de daños (n=5). Con respecto a las primeras, se localizan sobre la diáfisis, tanto en la cara lateral como medial, identificándose solo un caso ubicada en la cara anterior de la epífisis distal. Las incisiones son mayoritariamente transversales/oblicuas (solo un fragmento muestra orientación longitudinal), profundas, largas/cortas y manifiestan una frecuencia variable. Nilssen (2000) propone, para las marcas registradas en la diáfisis, una serie de incisiones que pueden ser análogas a los daños aquí presentados y refieren todas ellas a tareas de descarne: Rcp-7, Rcp-9 y Rcs-2. Aquella relevada en la cara anterior de la epífisis distal, si bien única, puede encontrarse asociada con la desarticulación de la radioulna del metacarpo. Las evidencias de percusión fueron identificadas en ocho fragmentos y se corresponden únicamente con negativos de impactos. La mayoría de los daños se ubican en la diáfisis media, tanto en la cara anterior como medial/lateral, y solo un negativo de impacto fue identificado en la cara lateral de una epífisis distal de radioulna. Fémur Al igual que los anteriores, éste también es un elemento intensamente procesado. En este caso, las evidencias de percusión dominan las estrategias de trozamiento registrándose este tipo de daños en ocho de los nueve fragmentos óseos con procesamiento antrópico. Los negativos de impacto fueron identificados principalmente en la diáfisis (n=4) y en proximidad a la epífisis distal (n=3), relevándose solo uno en la porción proximal. En general, se localizan en la cara anterior y posterior del fémur, asociadas a la línea áspera y se vinculan con un tipo de fractura antrópica transversal simple. Solo se identificó un caso de marcado perimetral asociado a una epífisis distal. La única marca de corte se ubica también en un fragmento de diáfisis en proximidad a la línea áspera. Se trata de incisiones longitudinales al eje mayor del hueso, profundas y largas. Utilizando la categoría amplia sugerida por Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, pueden ser vinculadas con tareas de descarne. 132 Tibia Este elemento, a diferencia de los restantes huesos largos, exhibe una baja frecuencia de marcas de procesamiento. Solo dos especímenes presentan evidencias de percusión, relevándose en solo uno de ellos también de corte. Las primeras se localizan en la cara anterior de una diáfisis media y de una metáfisis distal de tibia. En ambos casos, fueron identificados negativos de impacto ocasionados como consecuencia de una fractura antrópica transversal simple. Las incisiones, por su parte, fueron identificadas en asociación al negativo de impacto determinado en la epífisis distal. Presentan una orientación transversal/oblicua, son profundas, largas/cortas y presentan una elevada frecuencia. Estas marcas, si bien no son exactamente iguales, guardan cierta similitud- principalmente en su ubicación-con las descriptas por Nilssen (2000) bajo el código Td-5 y 6, vinculadas con el fileteo y/o cuereo de la pieza. Metacarpo Los dos fragmentos óseos recuperados en el parapeto 9 correspondientes a metacarpos manifiestan marcas de procesamiento. En ambos casos, se relevaron negativos de impacto. Uno de ellos se halla localizado en la metáfisis proximal, sobre su cara anterior, asociado a una fractura transversal antrópica. El restante, ubicado en la epífisis proximal se corresponde con una fractura de tipo longitudinal. Este último presenta también marcas de corte similares a las Mtp-3 (Binford 1981) asociadas con el desarrollo de actividades de cuereo. Metapodio El procesamiento de metapodios en el parapeto 9 ha sido moderado registrándose cinco fragmentos óseos con marcas de corte y percusión. En cuanto a las primeras, fueron identificadas en dos especímenes y se localizan en la cara anterior de la diáfisis, próximas a la epífisis distal. Presentan una orientación transversal siendo profundas/superficiales y cortas. Estas incisiones son similares a las denominadas MTd-2 por Binford (1981) vinculadas con el cuereo, aunque, en este caso, no son exactamente circulares, sino que son marcas cortas. Por su parte, las evidencias de percusión se corresponden con negativos de impacto y se ubican mayoritariamente en la diáfisis distal del metapodio. Los daños, ubicados en la cara anterior, fueron originados durante la fracturación antrópica del elemento. 133 Falanges Se han registrado evidencias de procesamiento en siete falanges primeras y en una falange segunda. Las marcas de corte se localizan en la epífisis distal, en la diáfisis y en el sector proximal, estando distribuidas en todas sus caras. En su mayoría son marcas con orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales, registrándose pocos casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Es posible que las marcas identificadas se encuentren vinculadas con la desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores, dada la frecuencia de huellas localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las evidencias de percusión, fueron registrados negativos de impacto y hoyos de percusión que se encuentran asociados con fracturas antrópicas de tipo transversal. Del mismo modo, fue relevado un caso de falange primera con marcado perimetral. Cabe destacar que existen especímenes con ambos tipos de daño (corte y percusión). Por otro lado, se ha identificado un instrumento óseo en el parapeto 9 confeccionado sobre primera falange a partir de una fractura de tipo longitudinal. Éste guarda una clara similitud con el descripto para el parapeto 11 del sitio K 116 localizado en la meseta del Strobel y presentado en esta tesis (ver capítulo 9). Se observa la presencia de brillo y pulido desde la epífisis proximal hacia la porción distal donde se reconoce el extremo activo del instrumento adelgazado y con un punta roma. Guanaco: evidencias de alteración térmica De la totalidad de especímenes de guanaco identificados en el conjunto (n=170), 1,76% se encuentra alterado térmicamente (n=3). Se trata de fragmentos correspondientes la diáfisis de radioulna, fémur y un navicular completamente termoalterado. De estos tres fragmentos, uno (diáfisis de fémur) también manifiesta marcas de procesamiento. En función de los rasgos identificados, fue registrado solo el estadio de termoalteración quemado, indicando una leve exposición. Síntesis La muestra zooarqueológica correspondiente al parapeto 9 se encuentra conformada por 460 especímenes óseos, de los cuales solo el 47% ha podido ser identificado a nivel de especie. Esta es una frecuencia baja si se consideran los valores presentados en esta tesis para otras estructuras de la región. No obstante, es consistente con lo registrado en el parapeto 12 de este sitio y, al igual que en este 134 caso, posiblemente se encuentre asociado con la intensidad del procesamiento. La estructura taxonómica reconstruida indica una baja diversidad de especies representadas, focalizada principalmente en el guanaco y complementada por otras especies menores. Dentro de estas últimas, en dos fragmentos de choique se registran marcas de corte, corroborando su depositación antrópica. La información etaria obtenida en el conjunto sugiere una selección de presas orientada hacia la caza de animales sub adultos. En este sentido, el porcentaje de elementos correspondientes a individuos inmaduros es moderado/alto, próximo al 33% del total. Más aún, dos de los tres individuos representados conforman dicho cohorte, destacándose la presencia de una cría cuya edad de muerte no supera los seis meses. En función de estos datos, es posible vincular la ocupación de la estructura durante la primavera-verano. Por otra parte, también se puede sugerir que, en base al número mínimo reconstruido y a su composición etaria, el perfil demográfico representado por la muestra ósea se correspondería con el de un grupo familiar. Por otra parte, en función de las variables tafonómicas medidas en la muestra, se observa que la meteorización es el agente con mayor influencia en la historia formativa del parapeto 9. En este sentido, si bien la totalidad de los especímenes exhibe algún tipo de rasgo asociado con la exposición a condiciones sub-aéreas, el 94% de la muestra se concentra en estadios moderado (2 y 3). Asimismo, el perfil reconstruido en base el estado de fusión de los fragmentos óseos no establece diferencias entre ambos sub grupos (no fusionados vs. fusionados), indicando que no existiría una relación entre la edad y la incidencia de la meteorización. Exceptuando la meteorización, el 47% de los huesos presenta modificaciones naturales. Se reconocieron diversos agentes operando, pero la magnitud de cada uno es baja. Dentro de este porcentaje se advierte una moderada incidencia de roedores y raíces como agentes formativos. Al respecto, las características propias del parapeto, en tanto acumulación de rocas que circunscriben un espacio especifico en un ambiente abierto y lo revisten de reparo y protección, construye un hábitat óptimo para ser ocupado por otras especies vegetales y animales. En este sentido, tanto la vegetación como los roedores pueden verse favorecidos. De esta forma, si bien los factores que potencialmente pueden condicionar o influir la formación de los conjuntos óseos de parapetos pueden ser diversos, es posible afirmar que la estructura en si misma construye un micro-hábitat que puede promocionar la existencia de determinados agentes específicos. Esta afirmación deriva expectativas esperables en conjuntos óseos recuperados en estructuras. 135 Por otro lado, los fragmentos recuperados en los niveles iníciales de la estructura (superficie/sub superficie) exhiben marcas de raíces y blanqueado en ambas caras. Esta información indica la existencia de eventos de re exposición, al menos de una pequeña parte del material óseo. El parapeto 9 presenta una correlación moderada, positiva y estadísticamente significativa con la densidad mineral ósea (Tabla 8.20). No obstante, la fuerza de la relación es baja; por tanto, podría sugerirse una falta de asociación entre la representación anatómica y procesos atricionales mediados por la densidad. Al mismo tiempo, debe considerase que el procesamiento humano suele generar perfiles similares a aquellos ocasionados por procesos destructivos densito dependientes (Cleghorn y Marean 2007; Lyman 1994; Marean y Cleghorn 2003). En este sentido, las frecuencias de procesamiento obtenidas en esta estructura son especialmente altas a la luz de lo observado en otros conjuntos a cielo abierto de la región. Parapeto 9 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI**** 0,4109 p 0,01 0,4638 p 0,37 0,4058 p 0,43 0,3675 p0,21 MAU% : IS***** - 0,8327 p 0,0004 Tabla 8.20: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. En síntesis, la información presentada indica la incidencia de diversos agentes en la formación del conjunto óseo que operaron en baja magnitud. El estado general de la muestra es bueno y sus características no serían explicables por causas de índole tafonómico. El guanaco es la especie principal en el conjunto. Su representación en el parapeto 9, en términos de su frecuencia anatómica, señala tendencias que son compartidas por la mayoría de los sitios de Patagonia; el segmento axial se encuentra subrepresentado, tanto en función del NISP como de los valores de MNE. La completitud de las carcasas es baja, aspecto esperable en contextos logísticos. No obstante, el valor obtenido para el esqueleto apendicular indica una integridad moderada/alta sugiriendo que el ingreso y descarte de elementos correspondientes a las extremidades en el sitio es elevado, similar a los valores obtenidos en diversos conjuntos óseos procedentes de aleros y cuevas localizados en la región (De Nigris 2004; Rindel 2009). Esta discusión será retomada en el siguiente capítulo. En relación con el esqueleto axial, la cabeza exhibe las frecuencias más elevadas, aspecto contrastante con lo observado para otros sitios analizados en esta tesis. Su presencia 136 puede estar vinculada con su consumo incidental en el contexto del aprovechamiento del cerebro, órgano de rico contenido en grasas. Por su parte, las extremidades medias y superiores se destacan en el esqueleto apendicular. Esta tendencia es similar a la obtenida en el parapeto 12 de este sitio y puede indicar una selección de partes en función de su contenido de médula y carne. Al respecto, cabe señalar que no se ha detectado correlación positiva y estadística significativa con los índices de médula y carne, observándose sí una relación negativa con el índice de secado (Tabla 8.20). Esto significa que los elementos óseos con mayor potencial de secado no se encuentran presentes en la estructura. El procesamiento identificado en el parapeto 9 es intensivo. Las frecuencias obtenidas superan el 30% del NISP, trazando una clara similitud con lo especificado al respecto para el parapeto 12. Esta tendencia no es compartida por otros sitios presentados en esta tesis. En general, el porcentaje de procesamiento en sitios a cielo abierto suele ser menor debido a factores vinculados con el rango limitado de las tareas llevadas a cabo en los sitios centradas en la obtención y procesamiento inicial de presas, así como también en función de la incidencia de agentes y procesos tafonómicos específicos en la formación de los conjuntos (ej. Meteorización, blanqueado) que modifican la superficie cortical del hueso y pueden reducir el potencial de identificación de marcas. Las evidencias registradas se concentran principalmente en el esqueleto apendicular, especialmente en las extremidades superiores y medias: húmero, fémur y radioulna. En referencia al tipo de daño, tanto marcas de corte como de percusión fueron identificadas en frecuencias relativamente equilibradas. En cuanto a las primeras, el análisis específico de las incisiones establece la presencia de cuatro tipos de corte representando cuatro potenciales tareas desarrolladas: cuereo, descarne, desarticulación y una serie de actividades indeterminadas. No obstante, en función de las frecuencias con que cada una se presenta, las tareas de descarne son sustancialmente superiores y se concentran específicamente en unidades anatómicas caracterizadas por su alto contenido de carne: húmero, fémur, costillas y radioulnas. Las marcas asociadas a actividades de desarticulación le siguen en importancia y se asocian a la articulación cráneo/atlas y sobre falanges. Al igual que en el parapeto 12, se registran marcas de cuereo sobre extremidades inferiores. Por otro lado, las evidencias de fracturación antrópica indican una intensa selección de elementos con altos contenidos de médula (húmero y fémur) y, en menor medida, médula insaturada. 137 Finalmente, la información presentada parecería indicar que el espectro de tareas desarrolladas en el parapeto 9 sería mayor al procesamiento inicial de las carcasas. Es posible, entonces, considerar que tareas asociadas con un procesamiento más intensivo hayan tenido algún rol en el conjunto. En este marco, los valores de fragmentación obtenidos, junto con el alto porcentaje de especímenes no identificados son aspectos que pueden ser indicativos de dichas actividades. La importancia de unidades con alto contenido de carne y médula, junto con la relevancia de las tareas de descarne y la existencia de algunos elementos termoalterados, son referentes empíricos que permiten construir un argumento en favor del desarrollo de actividades de procesamiento secundario, consumo y descarte en el parapeto 9. 8.1.3 Cerro Pampa 6 – Parapeto 12 El parapeto 12 del sitio CP6 se encuentra localizado a 942 msnm y a tan solo 40m de la estructura 9. Presenta una morfología en arco o semicírculo y está orientado hacia el oeste. Fueron excavadas seis cuadriculas en total: tres de un metro por un metro; y otras tres de un metro por 0,50 metros, cubriendo un área total de excavación de 20,25 m² (Figura 8.19). Se siguieron niveles artificiales cada 5 cm, constituyendo un total de siete niveles. Cabe destacar que la totalidad de las cuadriculas realizadas fueron emplazadas en el interior de la estructura, próximas a la pared pero no debajo de la misma. Dado que no fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación a la composición del sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico, se consideran los niveles como un bloque presentándose la información faunística en conjunto. 138 Figura 8.19: Parapeto 12 (círculo verde): Ubicación espacial y croquis de excavación. Parapeto 12 NISP NISP% Lama guanicoe 348 94,3089431 0,27100271 1,08401084 4,06504065 0,27100271 100 Ovis aries 1 Pterocnemia pennata 4 Zaedyus pichiy 15 Roedores 1 Total 369 Tabla 8.21: Estructura Taxonómica Parapeto 12. La muestra considerada está conformada por 904 especímenes, de los cuales el 40,8% (n=369) han sido identificados a nivel de especie. Un total de 535 (59,1%) fragmentos óseos no ha podido ser determinado bajo ninguna categoría taxonómica, siendo designados como indeterminados. Del mismo modo que para el parapeto 9 de este sitio, el índice de identificabilidad obtenido para esta muestra es bajo, en especial si se consideran los resultados obtenidos para otros conjuntos en esta tesis. De acuerdo con las frecuencias presentadas en la tabla 8.21, el guanaco predomina en la estructura taxonómica obtenida. La presencia de choique se limita a cuatro fragmentos que, como veremos a continuación, exhiben marcas de procesamiento. El aporte del piche se reduce únicamente a placas óseas que exhiben en su mayoría daños ocasionados por alteración térmica (n=9; 60%). Finalmente, fue determinada la presencia de un fragmento de mandíbula de roedor (Ctenomys sp.) y un solo espécimen de oveja, asociado con la explotación ganadera del área. 139 En referencia a los huesos de choique recuperados, fue establecida la presencia en el conjunto de un individuo adulto, representado por dos falanges mediales, una epífisis distal de tarsometatarso y una vértebra cervical. Sobre estos dos últimos elementos se identificadaron marcas de corte y percusión que refrendan el carácter antrópico de su depositación. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad El número mínimo de individuos fue obtenido a partir de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos recuperados en el parapeto 12. En función del recuento de epífisis distales de metapodio, se estableció la presencia de al menos cinco individuos en el conjunto. Asimismo, dado que ha sido detectada la presencia de animales inmaduros, fue evaluada la estructura etaria del conjunto. Parapeto 12 NISP% MNE% 19,8757764 20 Tabla 8.22: Porcentaje de especímenes y elementos no fusionados. La tabla 8.22 indica los resultados obtenidos para el cálculo del porcentaje de especímenes y elementos inmaduros de la muestra. Como puede observarse, existe una clara similitud entre ambas medidas (NISP y MNE), sugiriendo un componente moderado de individuos sin fusionar en el conjunto. A los fines de profundizar esta información, fue aplicado el cronograma de fusión ósea propuesto por Kaufmann (2009). En primer lugar, no fueron registrados elementos que osifiquen antes de los 12 meses de edad, correspondientes al grupo de fusión temprana. En segundo lugar, de acuerdo con los valores obtenidos para el grupo de fusión tardía (36-48 meses), se observa que un 60% de los elementos se encuentran sin fusionar durante este lapso, indicando que más de la mitad corresponden a individuos juveniles y sub adultos. Sumado a esto, la presencia de dos epífisis de radioulna distal fusionadas izquierdas indicarían, al menos, la presencia de dos animales adultos. De esta forma, la estructura etaria del conjunto estaría compuesta por animales juveniles, sub adultos y adultos, destacándose la ausencia de crías en este parapeto. Si bien sería adecuado un estudio más profundo, es posible que el conjunto recuperado esté más próximo a representar a un grupo de machos que a un grupo familiar; atendiendo a que los individuos no fusionados, menores a los cuatro años de edad, ya habrían sido expulsados de los grupos familiares y aún no presentan una edad suficiente para desarrollar los comportamientos relacionados con la reproducción y defensa del territorio. 140 Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos Todos los especímenes recuperados en el parapeto 12 exhiben modificaciones asociadas con la operatoria de la meteorización en el conjunto (Figura 8.20). 100 90 80 % NISP 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 (N = 11) W2 (N = 106) W3 (N = 117) W4 (N = 9) W5 Figura 8.20: Perfil de elementos meteorizados del Parapeto 12. El perfil de meteorización reconstruido (Figura 8.20) sugiere la presencia de un patrón homogéneo de representación. Como se indica, el 92% (n=223) de la muestra se distribuye entre los estadios 2 y 3, sugiriendo que el grado de preservación general del conjunto va de bueno a moderado. La presencia de estadios más y menos avanzados es muy limitada, con frecuencias que se localizan por debajo del 5% del total de la muestra en cada caso. Como se desarrolló en el apartado anterior, la cantidad de elementos correspondientes a animales inmaduros en la estructura etaria construida para el sitio es moderada/alta. Dado que ha sido propuesta una relación diferencial entre la edad de los especímenes óseos y la intensidad con la cual actúa el proceso de meteorización, donde los individuos inmaduros manifiestan una tasa de meteorización más rápida que los adultos (Álvarez et al 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre otros), se presentan por separado los valores obtenidos para este agente en relación con la frecuencia de elementos fusionados y no fusionados (Figura 8.21). 141 100 90 80 N = 21 % NISP 70 60 N = 60 50 N = 59 40 30 N=7 20 N=2 N=7 10 N=2 N=3 0 W0 W1 W2 No fusionados W3 W4 W5 Fusionados Figura 8.21: Perfil de meteorización en elación con el estado de fusión ósea. Como se observa en la figura 8.21, la tendencia de meteorización en huesos fusionados es más equilibrada, en tanto que la mayor parte de la muestra se concentra en estadios moderados. Esta distribución es similar a la obtenida en la figura 8.20. Resulta claro entonces que el perfil de meteorización del parapeto 12 se encuentra en cierta forma determinado por la influencia de huesos fusionados en el conjunto. Con respecto al perfil delineado por los especímenes no fusionados, se advierte que su aporte en el estadio 3 es sustancialmente mayor que en otros estadios. Esta afirmación podría sugerir que los huesos de animales inmaduros llegan, en efecto, de manera más rápida a estadios más avanzados que los especímenes fusionados, siendo estos resultados consistentes con lo propuesto por Gutierrez et al. (2016). En consecuencia, si bien el conjunto de fragmentos óseos sin fusionar parece equilibrarse en el estadio 3, existe la posibilidad de que una parte de éstos, dada su destrucción, se hayan perdido previamente a su enterramiento. No obstante, debe explicitarse que la muestra ósea que conforma éste subgrupo no es demasiado grande. Por otra parte, cabe destacar que se ha identificado una correlación baja, positiva y estadísticamente significativa entre el MAU% y el índice de densidad mineral ósea para guanaco (rs 0,4109 p 0,01). Estos valores señalan que la fuerza de la relación entre la representación anatómica y los procesos atricionales mediados por la densidad es baja. Sumado a lo anterior, las evidencias de procesamiento para el parapeto 12 son elevadas; aspecto que contribuye a la formación de perfiles similares a aquellos ocasionados por procesos destructivos 142 Dejando de lado la influencia de la meteorización sobre el conjunto, un 30% (n=74) de los especímenes óseos evidencian la presencia de otros agentes y procesos tafonómicos que han operado en frecuencia variable. Como se índica en la figura 8.22, en general su incidencia sobre el conjunto es muy limitada y no supera en ningún caso % NISP el 16% del NISP. 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Carnívoros (N = 6) Roedores (N = 25) Raices (N = 37) Óxido de Blanqueado mang. (N = 2) (N = 18) Figura 8.22: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. La presencia de daños ocasionados por la acción de roedores fue identificada en un 10% de la muestra, afectando principalmente a fragmentos apendiculares (N=17; 68%). En general, se localizan en huesos planos y en los bordes de fractura registrados en huesos largos y falanges. En el segmento axial se ubican sobre costillas, procesos espinosos de vértebras y en la pelvis. La incidencia de este agente en la muestra puede encontrarse asociada con la misma estructura de piedra que conforma el parapeto que podría constituir un hábitat apropiado para estos animales (Dellepiane 2014; Rindel 2009). Por otra parte, se han identificado modificaciones producidas por carnívoros en seis fragmentos óseos, lo cual equivale a un 2,4% del total de la muestra. Esta frecuencia es similar a la calculada para otros parapetos presentados en esta tesis y establece una baja influencia de este agente en la formación del conjunto. Los daños registrados se localizan en su totalidad en el esqueleto apendicular; ubicados en la diáfisis de huesos largos (N=4), un fragmento distal de falange y en un calcáneo, sobre su porción distal. En los primeros dos casos, las modificaciones se corresponden con pits, mientras que en el último de ellos, fue registrado un puncture. En 37 especímenes fue registrada la presencia de marcas de raíces, lo que abarca algo más del 15,2% del total, representando uno de los agentes que mayor 143 influencia ha tenido sobre el conjunto. En el segmento axial (N=12; 32,4%) se localizan sobre el cráneo, pelvis, vértebras y costillas. En el esqueleto apendicular su frecuencia es más elevada (n=25; 67,5%), principalmente en huesos largos y falanges. Si bien su operatoria es moderada y comparativamente similar a la registrada para otras estructuras de la región, es posible que su incidencia junto con la de otros agentes tafonómicos hayan afectado, en cierta medida, la visibilidad de otras modificaciones naturales o antrópicas. Las alteraciones ocasionadas por la disolución de óxido de manganeso fueron detectadas solo en 7% del total de la muestra. Su incidencia se limita a la tinción de la superficie de los huesos conformando pequeñas manchas circulares de color negro. En ningún caso el grado de afectación fue elevada o imposibilitó el reconocimiento de otras modificaciones. Su presencia se encuentra ligada con condiciones de mayor humedad, aspecto que puede tener su origen en la elevada carga nival del área durante el invierno. Por último, la presencia de blanqueado se reduce a solo dos especímenes, indicando una influencia significativamente baja en el sitio. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias Fueron utilizados diferentes índices y medidas para evaluar la representación de partes anatómicas. La figura 8.23 grafica la representación del segmento apendicular y axial en el parapeto 12, indicando un claro desbalance entre ambos en favor del primero. Esta tendencia se mantiene en relación con lo explicitado para otras estructuras presentadas en esta tesis. 100 80 % 60 40 20 0 NISP Axial MNE Apendicular Figura 8.23: Representación de segmentos anatómicos. 144 Unidades de Análisis Parapeto 12 Relación Axial/Apendicular: NISP 0,35502959 Relación Axial/Apendicular: MNE 0,26923077 C.Anat.Gobal* 20,1 C. Aant. Axial** 8,38 C. Anat. Apend.*** 37,6 Tabla 8.23: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. Los resultados presentados en la tabla 8.23 confirman la subrepresentación axial, independientemente de qué medida se considere para su cálculo. Si bien ambos valores son muy similares entre sí, son levemente menores cuando esta relación es medida en función del MNE, indicando una mayor fragmentación del esqueleto axial. Por otra parte, fue estimada la integridad de las carcasas ingresadas en la estructura a través del índice de completitud anatómica, computado en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado considerando el MNI. Globalmente, se advierten conjuntos muy incompletos, tendencia que se acentúa en el segmento axial y que exhibe valores más moderados para el esqueleto apendicular. Esta tendencia es repetida en los contextos zooarqueológicos localizados en mesetas altas de la región y posiblemente se asocie con el uso logístico propuesto para esta área en el pasado (Dellepiane 2014; Dellepiane y Flores Coni 2016; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, entre otros). Parapeto 12 NISP/MNE Global 1,7238806 Axial 2,14285714 Apendicular 1,61320755 Tabla 8.24: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados indican un incremento de la fragmentación para el esqueleto axial tal y como se había mostrado en el párrafo anterior. Por su parte, los valores para la totalidad del conjunto y para escápula, extremidades y huesos del autopodio son bajos y similares entre sí (Tabla 8.24). La representación de partes anatómicas también fue evaluada en función de los valores de MAU% y MNE% dado que el uso de estas dos medidas de 145 cuantificación anatómica permite explorar patrones de representación en escalas 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 DIENTES CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO % MAU diferentes. Figura 8.24: MAU % Representación de partes anatómicas. En la figura 8.24 se observa la distribución y representación de partes anatómicas obtenidas para el parapeto 12. El segmento axial se encuentra muy incompleto. Solo la pelvis presenta valores moderados, cercanos al 41% del MAU. El cráneo y elementos de la columna vertebral completan, con frecuencias muy bajas, el perfil anatómico axial. El sector apendicular exhibe una representación esqueletaria más completa, reconociéndose solo una ausencia (epífisis proximal de fémur). Las extremidades manifiestan las frecuencias más elevadas, registrándose algunas particularidades. En primer lugar, en general fue identificada una relación diferencial entre la representación de diáfisis y articulaciones en el conjunto, en favor de las primeras. Al mismo tiempo, destaca la baja representación de epífisis proximales de huesos largos, exceptuando metacarpos y metatarsos. Estas tendencias sugieren una clara complementariedad con el perfil reconstruido para el sitio CP2 OA. En segundo lugar, las frecuencias obtenidas para húmero, radioulna y metacarpos son significativamente más altas que las de fémur, tibia y metatarso sugiriendo una mayor importancia de la pata delantera en el conjunto. Al examinar los valores de MNE para ambas regiones anatómicas, se confirma esta tendencia (pata delantera: MNE: 23; 76 % vs. Pata trasera: MNE 11; 34%). Finalmente, la presencia de huesos del autopodio y falanges es moderada/baja, descendiendo las frecuencias en dirección distal. 146 Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades Superiores Extremidades Medias Extremidades Inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 MNE % Figura 8.25: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas. En la figura 8.25 se indica la representación de las diferentes regiones anatómicas medidas en función de su MNE %. En el segmento axial la tendencia descripta en el párrafo anterior se mantiene. Se observan bajas frecuencias, menores al 15%, que se concentran en la cabeza y la columna. El costillar presenta valores muy bajos. Las extremidades señalan un patrón interesante, en donde la representación establecida es explicable en función del contenido nutricional de las unidades con frecuencias más elevadas. Es así que extremidades medias y superiores, con elevado contenido de médula y carne, dominan el perfil construido con frecuencias moderadas/altas. Las extremidades inferiores manifiestan valores moderados, más bajos que las anteriores. Finalmente, calcáneos y falanges completan esta distribución de partes anatómicas. Articulación Diáfisis MNE PX DS SH AR/SH Proporción Húmero 3 3 9 6/9 0,66 Radioulna 1 5 12 6/12 0,5 Fémur 0 3 2 3/2 1,50 Tibia 1 2 5 3/5 0,60 Metacarpo 2 0 0 2 2 Metatarso 3 0 0 3 3 Metapodio 0 12 9 12/9 1,33 Total 10 25 37 35/37 0,95 Tabla 8.25: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis. 147 En la tabla 8.25 se indica la representación de articulaciones y diáfisis de huesos largos en la muestra, medida en función del MNE y obtenida a partir de la relación existente entre ambos. Se puede observar una proporción relativamente equilibrada entre diáfisis y epífisis, aunque los segmentos diafisiarios exhiben una leve pero mayor representación. Esta es una tendencia que se diferencia de lo observado para otros sitios presentados en esta tesis. Se destacan dos aspectos: por un lado, los elevados valores obtenidos para tibia y metacarpo; y por otro, el desbalance existente entre segmentos proximales y distales, en favor de estos últimos. Guanaco: evidencias de procesamiento El 35,8% (n=87) de los especímenes recuperados en el parapeto 12 evidencian marcas de procesamiento. En función de lo descripto para otros sitios a cielo abierto presentados en esta tesis, esta frecuencia es muy elevada. En este sentido, se aleja de lo registrado en otras estructuras de parapetos, asimilándose más a lo reconocido en aleros y cuevas (Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel 2014; Dellepiane y Flores Coni 2016; De Nigris 2003; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009, entre otros). Como se indica en la tabla 8.26, los daños antrópicos registrados se localizan tanto en el esqueleto axial como apendicular, siendo mayor su frecuencia en éste último. El desbalance anatómico, en términos de NISP y MNE, entre ambos sectores ha sido explicitado en el apartado anterior; sin embargo, es interesante destacar que, a pesar de estas diferencias, el procesamiento de cada región es relativamente similar. % de Procesamiento NISP NISP* %NISP Apendicular 181 71 38,6740331 Axial 62 16 25,8064516 Total 243 87 35,3909465 Tabla 8.26: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. NISP NISP* NISP % Cráneo 13 2 15,38461538 Mandíbula 0 0 0 Atlas 0 0 0 Axis 0 0 0 Vert. Indet 5 0 0 Cervicales 9 5 55,55555556 Torácica 8 1 12,5 Lumbar 4 2 50 Caudales 0 0 0 Sacro 0 0 0 Costillas 12 3 25 148 Imnominado 7 3 42,85714286 Escápula 1 0 0 Húmero 24 15 62,5 Radioulna 29 14 48,27586207 Fémur 8 3 37,5 Tibia 12 7 58,33333333 Calcáneo 7 2 28,57142857 Astrágalo 2 0 0 Metacarpo 2 0 0 Metatarso 4 0 0 Metapodio 44 20 45,45454545 Falange 1 24 8 33,33333333 Falange 2 7 2 28,57142857 Falange 3 4 0 0 Sesamoideo 2 0 0 TOTAL 228 87 38,15789474 Tabla 8.27: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: se excluyen carpianos, tarsianos y rotula. La información que se expone en la tabla 8.27 refiere a la frecuencia de procesamiento por elemento óseo. En el esqueleto axial se advierten frecuencias moderadas. En este contexto, destacan vértebras cervicales, pelvis y costillas dado que superan el 20% y presentan valores de NISP relativamente altos como para que los resultados puedan ser producto del tamaño de la muestra en cada caso. Es interesante resaltar que todos los elementos correspondientes a la columna vertebral presentan evidencias de procesamiento. Si se los considera en conjunto (n=21), la frecuencia de trozamiento de esta unidad alcanzaría valores próximas a un 39%. Esta información permite suponer que pudo haber existido una mayor intensidad en el procesamiento de algunos elementos dentro del esqueleto axial. En el esqueleto apendicular las frecuencias son más equilibradas entre sí y ocupan un rango que se distribuye entre un 28 y un 62% del NISP con marcas. Los huesos largos exhiben un procesamiento homogéneo con frecuencias moderadas/altas. No se observan diferencias sustanciales entre el procesamiento de extremidades delanteras o traseras, mientras que sí se advierte un incremento leve en las frecuencias de trozamiento de las extremidades superiores (n=32; 56,25%) en comparación con las medias (n=41; 48,7%). Finalmente, los valores descienden en dirección distal llegando a las falanges 1 y 2. 149 % de Procesamiento NISP* %NISP Corte 41 47,1264368 Percusión 32 36,7816092 Corte y Percusión 14 16,091954 Total 87 100 Tabla 8.28: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca. Ha sido posible registrar en el conjunto dos tipos diferentes de evidencias de procesamiento. Como puede observarse en la tabla 8.28, las marcas de corte presentan las frecuencias más elevadas, seguidas por las de percusión, y finalmente, corte-percusión. 30 25 % NISP* 20 15 10 5 0 Corte Percusíon Apendicular Corte y Percusíon Axial Figura 8.26: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. La figura 8.26 profundiza la información presentada en el párrafo anterior. La distribución esqueletaria de las evidencias de procesamiento presenta una tendencia diferencial. En este sentido, las marcas de corte, si bien presentes en ambos sectores anatómicos, exhiben frecuencias más elevadas en el segmento axial (n=15; 24,1%). En relación con este último, fue identificado un negativo de impacto sobre una vértebra cervical (n=1; 1,61%) ocasionando una fractura de tipo transversal. No obstante, las marcas de percusión se encuentran localizadas predominantemente en el esqueleto apendicular (n=32; 17,6%). Es interesante destacar la presencia de marcado perimetral en cuatro fragmentos óseos correspondientes a metapodios y húmeros. Finalmente, en 14 especímenes óseos, todos apendiculares, fueron registradas marcas de corte y percusión. El apartado siguiente presenta la descripción detallada y el análisis del tipo de modificación antrópica registrada y su localización en los especímenes. 150 Cráneo Se registraron dos fragmentos con marcas de corte. El primero, corresponde a una cápsula timpánica sobre la cual se identificaron incisiones transversales al eje mayor del hueso, superficiales y cortas, paralelas entre sí. Es posible que éstas se produzcan durante la desarticulación de la mandíbula. En el segundo, un fragmento occipital de cráneo, se reconocieron marcas de corte aisladas, transversales y profundas. Éstas son similares a las S-1 (Binford 1980) asociadas con tareas de desarticulación del cráneo. Vértebras Cervicales Cinco fragmentos correspondientes a este elemento exhiben daños ocasionados durante su procesamiento antrópico. En cuatro de ellos se identificaron marcas de corte transversales/longitudinales, profundas/superficiales y largas/cortas ubicadas en la cara posterior de los procesos caudales/craneales y sobre el cuerpo. En relación con las primeras, son exactamente iguales a las denominadas CV-11 y 12 por Nilssen (2000), vinculadas con el desarrollo de tareas de desarticulación. En el caso restante, fue registrado un negativo de impacto que produjo una fractura transversal separando a la vértebra en dos mitades. Torácicas Solo se reconocieron marcas de corte sobre un único espécimen. Las incisiones se localizan en el centrum, presentan una orientación transversal, son profundas y cortas/largas. Estas características indican una gran similitud con las denominadas bajo el código TV-3 (Binford 1981) y/oTV-6 (Nilssen 2000), asociadas con la desarticulación de las vértebras con las costillas (Binford 1981) o el desarrollo de tareas de evisceración. Lumbares Fueron relevados dos especímenes con marcas de corte; en uno de ellos se encuentran localizadas en un proceso transverso mientras que, en el restante, su ubican en la base de un proceso espinoso. En ambos casos, las marcas son longitudinales u oblicuas cortas, profundas y numerosas, siendo muy similares a las descriptas bajo el código LV-4 por Nilssen (2000). De acuerdo a este autor, corresponden al descarne y fileteo del lomo. Esto mismo ha sido sugerido por otros 151 autores, indicando su presencia durante el procesamiento inicial de la carcasa (Mengoni Goñalons 1999, Muñoz 2000; Rindel 2009). Costillas En tres fragmentos de costillas fueron identificadas marcas de corte localizadas tanto en la cara lateral como medial; en ambos casos, sobre la porción media del elemento. Las incisiones se encuentran concentradas en un sector y son transversales, superficiales/profundas y cortas. De acuerdo con Nilssen (2000), aquellas ubicadas en la cara lateral (código RS-6) podrían asociarse con el desarrollo de tareas de descarne; mientras que, las denominadas RS-5 son explicadas por el autor como consecuencia de la evisceración del animal. Pelvis Fueron relevados tres especímenes con marcas de corte. En el primero, se localizan en la superficie lateral del ala de ilium, son cortes longitudinales al eje mayor del hueso, largos y profundos. De acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), quien registró incisiones similares en el sitio Cerro de los Indios 1, podrían vincularse con el desarrollo de tareas de descarne, producidas durante el corte de los músculos ilíacos y glúteos. Por su parte, Nilssen (2000) indica la presencia de este tipo de marcas bajo el código PS-17. Éstas forman parte de un conjunto amplio de modificaciones realizadas en la cara ventral y lateral del ilium y el isquion y están asociadas con el desarrollo de tareas de fileteo (Nilssen 2000). Por otro lado, en el segundo fragmento las marcas se ubican sobre un fragmento de isquion, son transversales, superficiales y cortas. Finalmente, en el tercero se registró una elevada frecuencia de incisiones concentradas alrededor de la fosa supraacetabular del ilium. Éstas son transversales, profundas, cortas/largas y paralelas entre sí; exhiben una clara similitud con aquellas descriptas por Binford (1981) bajo el código Ps-7 y están asociadas con la desarticulación de la pelvis y el fémur. Húmero Como se indica en la tabla 8.27, este elemento exhibe una elevada frecuencia de marcas de corte y percusión. La mayoría de estos daños se localizan sobre la diáfisis, estando presentes solo en cuatro fragmentos de epífisis. En cuanto a estos últimos, se relevaron marcas de corte y percusión en dos fragmentos proximales de húmero. Los negativos registrados se ubican en la metafisis y habrían ocasionado una fractura de tipo transversal simple. Por otro lado, sobre dos fragmentos distales se 152 registraron también incisiones y negativos de impacto. Las primeras se ubican en la cara posterior, son transversales, profundas y cortas, y están estrechamente vinculadas con la fosa oleocraneana del húmero. Éstas incisiones son idénticas a las codificadas por Binford (1981) como Hd-3 vinculadas, según el autor, con la desarticulación de éste elemento de la radioulna. No obstante, de acuerdo con el estudio experimental desarrollado por Nilssen (2000), estas marcas de corte fueron registradas también durante el descarne de la unidad. Sobre la diáfisis se concentran la mayor parte de las evidencias de procesamiento. Las marcas de corte se ubican principalmente en asociación a la tuberosidad deltoidea y el foramen nutrición. Las incisiones exhiben características diversas, prepondera una orientación transversal, seguida por longitudinal y oblicua siendo, por lo general, largas y profundas. Dada su localización anatómica, es probable que la mayoría de estos daños se vincule con el descarne. Finalmente, la presencia de negativos de impacto y estrías de percusión fue identificada en cinco especímenes que indican el desarrollo de fracturas de tipo helicoidal en tres casos, mientras que los dos restantes evidencian un tipo de fractura transversal asociada con la técnica de marcado perimetral. Radioulna El procesamiento registrado sobre la radioulna, en términos de frecuencia, es moderado (Tabla 8.27) y se localiza, en su gran mayoría, sobre fragmentos de diáfisis (n=12). Las marcas de corte, presentes en ocho fragmentos, exhiben en su totalidad una orientación transversal, siendo profundas/superficiales y cortas/largas. Estas incisiones, de acuerdo con Nilssen (2000), fueron registradas bajo el código RCs-2 y serían consecuencia del desarrollo de tareas de descarne y/o cuereo. Las evidencias de percusión fueron identificadas en 10 fragmentos y se corresponden con negativos de impactos y lascas adheridas. Las fracturas son principalmente transversales simples, relevándose dos casos con una orientación longitudinal. Es evidente que existen numerosos especímenes que exhiben ambos tipos de daños (corte y percusión). Solo un negativo de impacto fue identificado en los extremos articulares; más precisamente en la cara lateral de una epífisis distal de radioulna. Fémur La presencia de marcas sobre este elemento es más reducida que en los casos anteriores y se limita a solo tres especímenes: una epífisis distal y dos fragmentos de diáfisis de fémur. Las evidencias de percusión se encuentran, en todos los casos, representadas por negativos de impacto producto de fracturas transversales simples. Las marcas de corte fueron registradas en dos fragmentos, ambos 153 correspondientes a la diáfisis. En uno de ellos las incisiones se localizan en asociación al forámen nutricio; son longitudinales, profundas y largas. En el restante, se distribuyen en la diáfisis y presentan una orientación transversal/oblicua. En función de los sugerido por Nilssen (2000), las marcas de corte registradas en la diáfisis, código Fs-1, pueden encontrarse asociadas con el descarne de la pieza. Tibia Siete fragmentos de tibia exhiben marcas de procesamiento, cuatro negativos de impacto y tres huellas de corte; todos localizados en la diáfisis de la tibia. En cuanto a los primeros, se ubican principalmente en el sector medio sobre la cara lateral y se encuentran asociados a fracturas de tipo helicoidal. Las incisiones, distribuidas en su totalidad en la diáfisis de la tibia, presentan una orientación transversal/oblicua en todos los casos, siendo profundas/superficiales y cortas. Nilssen (2000) engloba todas las marcas de corte registradas en la diáfisis de la tibia en una categoría amplia denominada bajo el código Tc-1, asociadas con el desarrollo de tareas de descarne. En este sentido, en diversos sitios de la región también han sido hallados especímenes de diáfisis de tibia con marcas corte y han sido asignadas el descarne de esta unidad (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009). Calcáneo Sobre este elemento óseo se registraron dos especímenes con marcas de corte. En ambos casos, se localizan en el sector medio del calcáneo entre el tuber calcis y la superficie articular. Son transversales, profundas y cortas, análogas a las denominadas Tc-3 por Binford (1981) vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne. Metacarpo Únicamente en un fragmento de metacarpo fue identificada la presencia de marcas de corte y percusión. Ambas se localizan en la cara anterior. Las incisiones se distribuyen a lo largo de la diáfisis, son transversales, profundas y cortas, numerosas y concentradas en diversos sectores. Como ha sido sugerido para otros conjuntos óseos de Patagonia (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009), estas marcas pueden vincularse con la remoción de tendones y la limpieza del metacarpo para su posterior fractura. Como se ha indicado, este elemento exhibe también un negativo de impacto, ocasionado luego de la fractura longitudinal simple del hueso. Metapodio 154 Este elemento óseo exhibe una frecuencia de procesamiento similar a la mayoría de los huesos largos recuperados en el sitio (Tabla 8.27). En relación con su tipo, tanto marcas de corte como de percusión, presentan una frecuencia similar. Las primeras (n=9) se ubican en su totalidad en la diáfisis distal, generalmente en la cara anterior, del metapodio; son transversales, profundas/superficiales y cortas/largas. Posiblemente, se encuentran vinculadas con el descarne y limpieza de la unidad previa a su fractura. Las evidencias de percusión (n=11) se corresponden con negativos de impacto, estrías de percusión y lascas adheridas. En general, el tipo de fractura antrópica simple transversal es predominante aunque han sido registrados especímenes fracturados longitudinalmente (n=2) y fragmentos que manifiestan la aplicación de marcado perimetral como técnica de fractura. Falanges Se han registrado evidencias de procesamiento en ocho falanges primeras y en dos falanges segundas. Las marcas de corte (n=4) sólo fueron relevadas en las primeras falanges, localizándose tanto en la epífisis distal como en el sector proximal y están distribuidas en todas sus caras. En su mayoría, se relevaron marcas con orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales; registrándose pocos casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Es posible que las marcas identificadas, o al menos una parte, se encuentran vinculadas con la desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores, dada la frecuencia de huellas localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las evidencias de percusión (n=6), fueron registrados únicamente negativos de impacto asociados con fracturas de tipo transversal (n=4); seguidas por las de forma longitudinal (n=2). En síntesis, es posible sugerir que las marcas de corte y percusión identificadas se encuentran posiblemente vinculadas con su desarticulación, limpieza y fractura para el consumo de médula. Por otra parte, cabe destacar la presencia de un instrumento óseo en el conjunto, confeccionado sobre la cara anterior de la diáfisis de un metapodio de guanaco. El espécimen obtenido a partir de una fractura de tipo longitudinal, exhibe brillo y pulido en el extremo donde se localiza su punto activo. Éste último se encuentra redondeado, conformando una punta roma (Figura 8.27). 155 Figura 8.27: Instrumento sobre metapodio en el Parapeto 12. Guanaco: evidencias de alteración térmica De la totalidad de especímenes de guanaco identificados en el conjunto, un 9,4% se encuentra alterado térmicamente (n=23). En general, se trata de fragmentos correspondientes a las extremidades inferiores y falanges, seguidos por pocos especímenes de humero, tibia y vértebras cervicales. Es importante destacar que de los 23 fragmentos termoalterados, nueve exhiben también marcas de procesamiento. En función de los rasgos identificados, fueron registrados tres estadios de termoalteración donde el quemado se encuentra mayormente representado (n=12), seguido por el calcinado (n=6) y finalmente, carbonizado (n=5). Síntesis La cantidad de especímenes óseos recuperados en el parapeto 12 es elevado en función de lo señalado para otras estructuras presentadas en esta tesis. No obstante, el porcentaje de identificación ha sido menor, cercano al 40,8%, asociado con un mayor aporte de fragmentos no identificados al total del conjunto. En este sentido, dos aspectos deben ser destacados. Por un lado, la existencia de un valor moderado de fragmentación en el conjunto medido en función de la relación NISP/MNE. Por otro, el alto porcentaje de evidencias de procesamiento. Esta tendencia, en conjunto, se repite para el parapeto 9 de este sitio; sin embargo, difiere de lo observado en otros. La estructura taxonómica registrada se compone principalmente de guanaco; la presencia de otros taxones es baja y adquiere un rol complementario. En este marco, se destaca la presencia de dos fragmentos de choique con marcas de corte junto a la existencia de placas de piche termoalteradas, aspectos que señalan su presencia en la dieta. Por otra parte, se ha determinado la presencia de cinco individuos de guanaco en el parapeto. La composición etaria reconstruida indica que una parte importante de éstos se corresponden con animales sub adultos, juveniles y, en menor proporción, adultos. Asimismo, se destaca la ausencia de crías. Si bien esta información permite 156 sugerir que la estrategia de obtención de presas estuvo orientada hacia la selección de animales inmaduros, la falta de chulengos no permite aseverar con exactitud si los eventos de caza incluyeron estrictamente grupos familiares. La presencia de animales inmaduros permite ubicar la ocupación del sitio durante un lapso que se extiende de diciembre a mayo. Esta afirmación es consistente con el carácter estacional de uso propuesto para la Pampa del Asador. La incidencia de la meteorización sobre el conjunto indica un patrón homogéneo donde los estadios maduros, 2 y 3, exhiben las frecuencias más elevadas. Al respecto, esta tendencia es frecuente en los sitios de la región y ha sido recurrentemente observada en todos los conjuntos óseos presentados en esta tesis. Por otra parte, solo el 30% de la muestra evidencia modificaciones producidas por otros agentes y procesos tafonómicos. En general, la magnitud con la cual éstos han operado es baja; en ningún caso supera el 15%. En este sentido, si bien moderada, la acción de raíces es el agente que ha ejercido el principal rol en la formación del conjunto, aspecto que posiblemente se encuentra ligado a condiciones micro locales donde el desarrollo de vegetación se ve favorecida dada la protección de la propia pared de la estructura ante los vientos predominantes (Dellepiane 2014; Rindel 2009). Cabe destacar que se ha registrado una correlación positiva, baja y estadísticamente significativa con la densidad mineral ósea (DMO). El valor obtenido es exactamente igual al especificado para el parapeto 9 de este sitio. En este sentido, los argumentos expuestos en dicha oportunidad parecen válidos aquí también, en tanto la fuerza de la relación entre la frecuencia de partes anatómicas y la DMO es baja y el porcentaje de evidencias de procesamiento obtenido para el parapeto 12 es alto (Cleghorn y Marean 2007; Lyman 1994 y Marean y Cleghorn 2003) (Tabla 8.29). Parapeto 12 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI**** 0,4109 p 0,01 0,2571 p 0,563 0,2571 p 0,563 0,7203 p0,005 MAU% : IS***** - 0,7421 p 0,003 Tabla 8.29: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. En síntesis, el estado de preservación general de la muestra es bueno a moderado, habiéndose reconocido la presencia de sesgos particulares que manifestaron un rol moderado en la formación del conjunto. En tanto, se considera que la muestra es confiable y no presenta problemas serios de orden tafonómico. 157 La integridad de las carcasas ingresadas en el sitio es muy baja indicando conjuntos incompletos, tendencia que se atenúa para el segmento apendicular. Esto significa que, a pesar de que el número de individuos presentes es moderado, éstos se encuentran representados por pocos elementos óseos, en general, correspondientes a las extremidades. Inicialmente, esta evidencia sería común a otros sitios presentados en esta tesis y consistente con el carácter logístico propuesto para la región. La frecuencia de partes anatómicas se encuentra claramente dominada por elementos correspondientes al esqueleto apendicular. Exceptuando la pelvis, ningún otro elemento axial presenta frecuencias mayores al 20% del total. Las extremidades exhiben los valores más elevados, principalmente las porciones diafisiarias. Dentro de este marco, los elementos correspondientes a la pata delantera (húmero, radioulna y metacarpo) presentan valores más elevados. Autopodio y falanges manifiestan frecuencias moderadas. En síntesis, las extremidades superiores y medias dominan el perfil anatómico, aspecto que puede ser asociado con su alto contenido nutricional en términos de carne y médula. Al respecto, se observa una correlación alta, positiva y estadísticamente significativa con el índice de médula insaturada indicando una selección de partes anatómicas en favor de elementos caracterizados por su presencia. Ha sido identificado un procesamiento intensivo en el parapeto 12. A pesar del desbalance existente entre ambos segmentos anatómicos, el procesamiento exhibe una tendencia equilibrada entre ambos, levemente acentuada hacia las extremidades. En este sentido, se destaca el procesamiento de la pelvis y la columna vertebral, sectores caracterizados por su contenido de carne. Las extremidades manifiestan un patrón homogéneo con frecuencias altas en general. Predominan evidencias tanto de corte como de percusión. En relación a las primeras, se ha identificado variabilidad en los tipos de marcas de corte reconociéndose cinco tareas asociadas: cuereo, descarne, desarticulación, evisceración y limpieza y remoción de tendones. En función de este análisis, las tareas de descarne y desarticulación habrían sido predominantes, seguidas por el cuereo de los animales. La fracturación antrópica, principalmente helicoidal y transversal antrópica, también exhibió amplio desarrollo, focalizada en los huesos largos. En este sentido, cabe señalar que ha sido registrada una moderada/alta fragmentación en el conjunto. De acuerdo con la información zooarqueológica presentada, es posible considerar que el rango de actividades llevadas a cabo en el parapeto 12 habría sido mayor a las inicialmente sugeridas en trabajos previos (Dellepiane y Cassiodoro 2019; Pasqualini et al. 2016), asociadas estrictamente con la caza y/o procuramiento de 158 recursos. En este sentido, es posible que tareas de procesamiento secundario y consumo hayan tenido lugar. La presencia de especímenes alterados térmicamente es consistente con el desarrollo de tareas de consumo y descarte, al menos en términos de consumo incidental de partes seleccionadas. 8.2 Meseta del Guitarra 8.2.1 GUI 10: Parapeto 2 El sitio GUI10 se localiza en la margen noreste del lago homónimo, a 1136 msnm y es una concentración de 11 parapetos ubicados en dos pequeños cerros de escasa altura, a 40 metros de la costa actual del lago. En esta tesis se considera la información ósea procedente del parapeto 2, recuperada en estratigrafía y superficie (Figura 8.28). El mismo presenta una morfología en arco o semicírculo y se encuentra orientado hacia el oeste. Fue excavada una cuadricula de 1 m por 1 m, alcanzando seis niveles de 5 cm, determinados artificialmente. Las recolecciones superficiales fueron realizadas dentro de la estructura y entre las rocas que conforman la pared. Dado que la cantidad de hallazgos faunísticos obtenidos en la excavación fue muy bajo (n=9), se decidió juntar ambas muestras y presentar la información faunística de la estructura agrupada a los fines de contar con un conjunto óseo más representativo. No obstante, el tamaño del sitio es sensiblemente menor al obtenido en otras estructuras presentadas en esta tesis. Figura 8.28: Parapeto 2 (círculo verde): Ubicación espacial y croquis de excavación. 159 La muestra se constituye de 90 especímenes óseos, de los cuales 66 (73,3%) han podido ser identificados a nivel de especie. En su totalidad, éstos pertenecen a guanaco, indicando una baja diversidad taxonómica representada en el conjunto. Por su parte, 24 fragmentos (26,6%) no han podido ser determinados bajo ninguna categoría taxonómica y han sido designados como indeterminados. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos, fue obtenido el número mínimo de individuos correspondientes al parapeto 2 del sitio GUI 10. En este sentido, a partir del recuento de especímenes de húmero proximal y distal se determinó la presencia de, al menos, dos individuos. Asimismo, dado que fue identificada la presencia de un individuo inmaduro, fue evaluada la estructura etaria del conjunto aplicando el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). Es así que se determinó la presencia de un animal que tendría entre 30 y 36 meses de edad al momento de su muerte dado que ha sido recuperada una epífisis proximal de tibia sin fusionar. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos La totalidad de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 2 se encuentran afectados en alguna medida por la operatoria de la meteorización. 100 90 80 NISP% 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 (N = 1) W2 (N = 4) W3 (N = 39) W4 (N = 17) W5 (N = 2) Figura 8.29: Perfil de elementos meteorizados por estadio. Como se indica en la figura 8.29, el 70% (n=44) de los especímenes se ubican en un estadio moderado de meteorización. Atendiendo a que la mayor parte de la muestra procede de superficie estos valores sugieren que, al menos una parte del 160 conjunto, presenta un estado de preservación bueno/moderado. Al mismo tiempo, se debe mencionar que existe un porcentaje del conjunto que exhibe condiciones avanzadas, donde no solo su integridad y supervivencia posiblemente se encuentre afectada, sino también la identificación de otras marcas, antrópicas y naturales, en la NISP % superficie del hueso. 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 No Fusionados W3 W4 W5 Fusionados Figura 8.30: Perfil de Meteorización en relación con el estadio de fusión de los especímenes. Como se observa en la figura 8.30, el perfil de meteorización obtenido para huesos fusionados se compone de una mayor cantidad de estadios, concentrándose en aquellos avanzados. La tendencia obtenida para este subgrupo parece determinar la distribución descripta en la figura anterior (Figura 8.29). Con respecto a los especímenes no fusionados, no se observan fragmentos en estadios menos avanzados y se advierte que la mayor parte de éstos se concentran en el estadio 3. Esta afirmación podría reflejar lo sugerido por Gutiérrez et al. (2016) en donde se establece que los individuos inmaduros de guanaco presentan una tasa de meteorización más rápida que los adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre otros). Consecuentemente, esto implicaría un sesgo directo hacia los especímenes de animales no fusionados. La presencia de blanqueado en la muestra recuperada en el parapeto 2 se encuentra estrechamente vinculada con la incidencia de la meteorización sobre el conjunto. Como se observa en la figura 8.31, más del 80% de los especímenes se encuentran afectados, tanto en una cara (n=26; 41,2%), como en ambas (n=47; 42,8%), indicando que la estabilidad del conjunto es moderada. 161 NISP% 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Roedores (N = 2) Raíces (N = 2) Liquenes (N = 9) Blanqueado (N = 52) Figura 8.31: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. La operatoria de roedores y raíces sobre el conjunto es muy limitada y se reduce a solo dos fragmentos respectivamente (3,1%). En ambos casos, el grado de alteración en cada espécimen es bajo, alterando una pequeña porción de la superficie del hueso. Al mismo tiempo, los daños ocasionados por ambos agentes se localizan sobre fragmentos pertenecientes al esqueleto apendicular, concretamente sobre la diáfisis de tibia y húmero. Por otra parte, las modificaciones producidas por líquenes afectaron a nueve fragmentos óseos indicando una relativamente prolongada exposición a condiciones subaéreas. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias Fueron utilizados diferentes índices y medidas para evaluar la representación de partes anatómicas. Como se observa en la figura 8.32, la representación del segmento apendicular y axial en el parapeto 2 se encuentra relativamente equilibrada mostrando una leve preponderancia del primero por sobre el segundo, independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. Estos resultados se diferencian de lo observado en otros conjuntos óseos presentados en esta tesis. 162 % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 NISP MNE Axial Apendicular Figura 8.32: Representación de segmentos anatómicos. Unidades de Análisis Parapeto 2 Relación Axial/Apendicular: NISP 0,65 Relación Axial/Apendicular: MNE 0,66666667 C.Anat.Gobal* C. Aant. Axial** C. Anat. Apend.*** 18,75 16 22,6 Tabla 8.30: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. Los resultados presentados en la tabla 8.30 son consistentes con lo mencionado en el párrafo anterior. Si bien el segmento apendicular se encuentra levemente más representado, la relación entre ambos sectores es equilibrada. Por otra parte, el índice de completitud permite evaluar el grado de integridad de las carcasas ingresadas al sitio y se obtiene calculando la relación entre el MNE obtenido sobre el esperado, tomando en consideración el MNI obtenido para el sitio. De acuerdo con los valores descriptos en la tabla 8.30, la completitud global es baja, indicando conjuntos muy incompletos, tendencia que se acentúa levemente para el esqueleto axial. La frecuencia correspondiente al sector apendicular es moderada sugiriendo una mayor completitud de este segmento. Estos valores exhiben cierta homogeneidad entre sí, sin que se reporten grandes diferencias, lo cual permitiría sugerir un manejo relativamente homogéneo de las carcasas. 163 Parapeto 2 NISP/MNE Global 1,24 Axial 1,2 Apendicular 1,28 Tabla 8.31: Índice de fragmentación: fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. La fragmentación ósea en el conjunto fue medida a partir de la relación entre el NISP/MNE (Tabla 8.31). A su vez, fue ponderada globalmente así como también calculada para el segmento axial y apendicular. En todos los casos fueron excluidos elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados obtenidos y presentados en la tabla 8.31 indican que la fragmentación del conjunto es baja y al mismo tiempo, homogénea en función de dónde se mida. La representación de partes anatómicas también fue evaluada en función de los valores de MAU% y MNE%. Se asume que el uso de estas dos medidas de cuantificación anatómica permite explorar patrones de representación en escalas 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % diferentes. Figura 8.33: MAU % Representación de partes anatómicas. En la figura 8.33 se presenta la distribución y frecuencia de partes anatómicas obtenidas para el parapeto 2, medidas en función de los valores de MAU%. En líneas generales, se observa un perfil moderadamente completo donde destacan ausencias en ambos sectores esqueletarios. En el segmento axial, cráneo y pelvis destacan por su elevada frecuencia, cercana al 70% del MAU, seguida por mandíbula y vértebras, principalmente torácicas. En el esqueleto apendicular, húmero distal, calcáneos y astrágalos exhiben los valores más elevados. Las extremidades se manifiestan de forma equilibrada entre sí, con frecuencias que no superan el 40%, exceptuando lo mencionado con respecto al húmero. Es interesante destacar la baja representación 164 de las epífisis proximales en radioulna y metacarpo. Finalmente, la presencia de huesos del autopodio y falanges es moderada/baja, descendiendo las frecuencias en dirección distal. Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades superiores Extremidades medias Extremidades inferiores Calcáneos y Falanges 0 10 20 30 40 50 MNE % Figura 8.34: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas. En la figura 8.34, la representación de partes anatómicas es evaluada en función de los valores de MNE estandarizado (De Nigris 2000; Stiner 1993). El perfil es relativamente homogéneo, observándose que las frecuencias se distribuyen entre un 11% y un 25% del MNE, siendo generalmente cercanas a este último valor, con la excepción de extremidades superiores. El segmento axial se encuentra bien representado, donde cráneo y cintura exhiben los valores más elevados, aspecto que repite la información descripta en la figura 8.32. Lo mismo sucede con el esqueleto apendicular, donde extremidades superiores (húmero y fémur) presentan las frecuencias más elevadas, las medias e inferiores mantienen el equilibrio evidenciado en el gráfico de MAU%, y las frecuencias continúan disminuyendo en dirección distal incorporando en esta tendencia a calcáneos y falanges (Figura 8.33). MNE Articulación Diáfisis PX DS SH AR/SH Proporción Húmero 2 3 1 5/1 5 Radioulna 0 1 1 1/1 1 Fémur 1 1 1 2/1 2 Tibia 1 0 1 1/1 1 Metacarpo 0 0 0 0 0 Metatarso 1 0 0 1 1 Metapodio 0 0 3 0 0 Total 5 5 7 10/7 1,42 Tabla 8.32: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis. 165 Finalmente, fue explorada la relación existente entre articulaciones y diáfisis en el parapeto 2. La información presentada en la tabla 8.32 indica una sub representación de las primeras en función del esperado. En este caso, la presencia de segmentos proximales y distales es equilibrada. Guanaco: evidencias de procesamiento El 27% (n=17) de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 2 de GUI 10 exhiben evidencias de procesamiento, concretamente marcas de corte y percusión. Éstas fueron identificadas tanto en el esqueleto apendicular como en el axial, siendo más elevadas en el primero que en el segundo. NISP NISP* NISP% Apendicular 37 14 37,8378378 Axial 26 3 11,5384615 Total 63 17 26,984127 Tabla 8.33: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. Cráneo Mandíbula Atlas Axis Vert. Indet Cervicales Torácica Lumbar Caudales Sacro Costillas Imnominado Escápula Húmero Radioulna Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Metacarpo Metatarso Metapodio Falange 1 Falange 2 Falange 3 NISP 2 1 0 0 1 1 5 1 0 0 7 3 0 9 4 3 2 2 2 0 1 5 6 0 0 NISP* 1 0 0 0 0 0 1 0 0 0 0 1 0 5 1 0 1 0 0 0 0 2 5 0 0 NISP % 50 0 0 0 0 0 20 0 0 0 0 33,3333333 0 55,5555556 25 0 50 0 0 0 0 40 83,3333333 0 0 166 Sesamoideo TOTAL 1 56 0 17 0 30,3571429 Tabla 8.34: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula. En la tabla 8.34 se presenta la información correspondiente al procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial los daños antrópicos se registran sobre cráneo, pelvis y vértebras torácicas. Las frecuencias son bajas/moderadas en los tres casos, aspecto que, al menos para los dos primeros, pueden encontrarse sujetas al tamaño de las muestras (NISP) obtenido en cada caso. En el esqueleto apendicular, el procesamiento se concentra sobre las extremidades y falanges primeras, evidenciándose un manejo equilibrado del segmento. En general, los valores son bajos/moderados, posiblemente, como en el sector axial, vinculados con la cantidad de especímenes recuperados para cada elemento. No obstante, se destacan las frecuencias obtenidas en radioulna y falanges primeras. NISP* NISP% Corte 7 41,1764706 Percusión 7 41,1764706 Corte y Percusión 3 17,6470588 Total 17 100 Tabla 8.35: Frecuencia de tipo de marca de procesamiento. Se identificaron dos tipos de evidencias de procesamiento sobre la muestra: marcas de corte y percusión. Las frecuencias registradas para cada uno son equilibradas y homogéneas entre sí, exhibiendo valores moderados (Tabla 8.35). Finalmente, son pocos los especímenes que presentan ambos tipos de daños. 20 18 16 NISP*% 14 12 10 8 6 4 2 0 Corte Percusíon Apendicular Corte y Percusíon Axial Figura 8.35: Ubicación anatómica del tipo de evidencia de procesamiento. 167 En la figura 8.35 se profundiza la información presentada en la tabla 8.35, dividiendo la muestra con evidencias de corte y percusión en función del segmento anatómico. En este sentido, se observa que las incisiones presentan frecuencias levemente mayores en el sector axial, mientras que las marcas de percusión y corte/percusión predominan en el esqueleto apendicular. Esta tendencia ya ha sido observada en los diferentes conjuntos presentados en esta tesis y posiblemente se encuentre vinculada con la oferta diferencial de nutrientes disponible en cada segmento y la implementación diferencial de técnicas adecuadas para su aprovechamiento. A continuación, se realiza una descripción del tipo de modificación antrópica registrada y su localización topográfica en los especímenes por elemento óseo. Como fuera explicitado para sitios presentados anteriormente, las huellas de corte y percusión identificadas fueron documentadas en dibujos mudos (Mengoni Goñalons 1999; Muñoz 2000) y luego se las comparó con marcas de etiología conocida que han sido propuestas por diferentes autores. El objetivo de este análisis es poder realizar una atribución funcional de las marcas con aquellas posibles tareas que las generaron: cuereo, desarticulación, descarne y aprovechamiento de médula (Binford 1981). Cráneo Se registró solo un espécimen de cráneo con marcas de corte localizadas en un fragmento occipital. Las incisiones se encuentran aisladas, presentan una orientación transversal y son profundas. Son similares a las S-1 (Binford 1980) asociadas con la desarticulación del cráneo. Vértebra torácica Al igual que en el caso anterior, en solo un fragmento fueron registradas marcas de corte. Éstas se localizan en dos sectores principales. Por un lado, sobre la cara lateral del cuerpo de la vértebra, justo por debajo de los procesos articulares. En este caso, las incisiones son longitudinales/oblicuas, profundas y cortas, muy similares a las registradas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código TV-5, asociadas con la desarticulación de las vertebras de las costillas. Por otro lado, se registraron en el mismo elemento marcas de corte transversal, profundas y cortas que se ubican en la cara lateral, en asociación con la carilla articular y la apófisis transversa, y que no presentan un análogo exacto en la bibliografía consultada. En este sentido, Nilssen (2000) señala, bajo el código Tv-7, una serie de marcas que serian las más similares a las mencionadas, aunque presentan una distinta orientación 168 (longitudinales/diagonales). De acuerdo con el autor, las incisiones se vincularían con el fileteo del lomo. Pelvis Solo un fragmento isquion exhibe marcas de corte, localizadas por debajo del acetábulo. Son transversales y longitudinales, profundas y cortas, y presentan una elevada frecuencia. Estas incisiones son muy similares a las reportadas por Binford (1981) bajo el código PS-8 asociadas con la desarticulación de la pelvis y el fémur. Estas marcas de corte también fueron registradas por Nilssen (2000) quien las vincula con el fileteo y remoción de los músculos que se extienden de la pelvis al fémur. Húmero Sobre este elemento fueron identificadas marcas de percusión en cinco fragmentos, uno de los cuales también exhibe huellas de corte. Con respecto al primer tipo de daño, fueron registrados negativos de impacto localizados en la epífisis distal, sobre la cara lateral y craneal del húmero, y en la epífisis proximal sobre la vista medial. En ambos casos se trata de una fractura antrópica de tipo transversal, simple en el primero y con marcado perimetral en el segundo. Las marcas de corte se ubican en la porción distal del húmero y manifiestan una orientación transversal, siendo también cortas y profundas, similares a las Hd-2 (Binford 1981) pero ubicadas en la cara lateral y no medial. Estas incisiones se encuentran asociadas al desarrollo de tareas de desarticulación. Radioulna Se identificaron marcas de corte sobre la diáfisis de un espécimen de radioulna. Se trata de dos incisiones paralelas entre sí, transversales al eje mayor del hueso y profundas. Si bien se trata de un solo caso que presenta marcas aisladas, pueden ser homologables a las codificadas como RCs-2 por Nilssen (2000) asociadas con el cuereo o fileteo de la unidad. Tibia Al igual que en el caso anterior, solo se recuperó un fragmento de diáfisis de tibia con evidencias de procesamiento. Concretamente, se trata de un negativo de impacto asociado a una fractura simple con una orientación transversal. Metapodio Dos fragmentos de metapodio exhiben daños antrópicos. Uno de los casos se corresponde con una epífisis distal completa que presenta sobre la cara posterior de la 169 metáfisis un negativo de impacto asociado a una lasca adherida. El siguiente espécimen también exhibe un negativo de impacto vinculado con marcas de corte localizadas en la cara anterior de la diáfisis media del metapodio. Se encuentran concentradas en un sector y presentan una orientación transversal u oblicua, siendo cortas y profundas. Falange Se han registrado evidencias de procesamiento en cinco falanges primeras que incluyen marcas de corte y percusión. Las primeras, presentes en cuatro fragmentos, se localizan en el sector proximal y están distribuidas todas sus caras. En general, presentan una orientación transversal, siendo largas/cortas y profundas/superficiales. La mayor parte de estas marcas se ubican en asociación con la sección articular de los sesamoideos y sobre las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). En función de esta evidencia es posible que su presencia se vincule con la desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores. Por otro lado, las evidencias de percusión refieren a negativos de impacto y un caso de marcado perimetral. Guanaco: evidencias de alteración térmica Se han registrado cuatro fragmentos óseos (6,3%) que exhiben daños producidos como consecuencia de su exposición al fuego. De acuerdo con las categorías disponibles en Mengoni Goñalons (1999), dos de ellos se encuentran quemados y dos calcinados. Síntesis La muestra ósea procedente del parapeto 2 fue recuperada, principalmente, por medio de recolecciones superficiales entre las rocas que conforman la estructura. Al respecto, las excavaciones realizadas en el interior solo lograron hallar nueve fragmentos óseos. Este escenario exhibe claras similitudes con la forma en la cual fueron depositados los restos óseos en los parapetos de la meseta del Strobel (ver capítulo 9). La muestra total es sensiblemente menor que la obtenida en otros casos que han sido descriptos en esta tesis. La estructura taxonómica es mono especifica, en tanto se compone únicamente de guanaco y el porcentaje de especímenes identificados es alto, abracando más del 70% del total del NISP. Es importante destacar que, hasta el momento, no se han podido realizar excavaciones por debajo de la pared del parapeto 2 o de cualquier otra estructura que conforma el sitio GUI 10, 170 por lo cual existe la posibilidad de que el conjunto óseo pueda ser ampliado en el futuro. Los agentes y procesos tafonómicos que han operado sobre el conjunto se encuentran fuertemente asociados con el contexto depositacional de los restos óseos. En este sentido, la meteorización afectó a todos los especímenes y el perfil reconstruido marca una tendencia compartida regionalmente donde la mayoría de los huesos se ubican en un estadio maduro pero moderado (3). La representación de niveles más y menos avanzados se asocia exclusivamente con las características del depósito. El grado de exposición de los materiales es variable en función de las condiciones micro locales, es decir, la disposición de las rocas de la pared del parapeto y la protección diferencial que recibieron los huesos. En este marco, es posible asumir la perdida de una parte del conjunto, aquella especialmente expuesta. En consistencia con lo mencionado, el conjunto también exhibe una importante incidencia de blanqueado y, en menor medida, de líquenes. Estos son agentes que se vinculan con la exposición sub área de los materiales y que permiten también sugerir cierto grado de estabilidad para ellos. La presencia de rasgos asociados con la acción de raíces y roedores se limita únicamente a las muestras procedentes de estratigrafía. En síntesis, el conjunto se encuentra afectado con una intensidad moderada/alta por diversos agentes tafonómicos cuya operatoria posiblemente haya influenciado la representación de partes anatómicas reconstruida en esta tesis, así como también la información asociada con las evidencias de procesamiento. Lógicamente, los agentes identificados, su incidencia y magnitud, se encuentran estrechamente vinculados con el contexto depositacional del cual provienen mayoritariamente los restos óseos. La representación de partes anatómicas exhibe una configuración equilibrada; ambos segmentos se encuentran presentes en porcentajes relativamente homogéneos en función de los valores de NISP y MNE calculados. Asimismo, la integridad de cada uno de estos sectores esqueletarios en el parapeto, si bien bajos en consistencia con el carácter logístico de uso de la meseta, no expresa una distancia elevada entre ellos indicando un tratamiento relativamente equilibrado. Sumado a esta información, no se evidencia una importante incidencia de la fragmentación ósea. El perfil reconstruido se encuentra moderadamente completo; no obstante, se observa la ausencia de elementos, tanto en la región axial como apendicular. En líneas generales, se destaca la presencia de cráneo, pelvis, extremidades superiores y huesos correspondientes al autopodio y a las falanges. Cabe destacar la ausencia de correlación estadística entre los valores de MAU% obtenidos en el parapeto 2 y los marcos de referencia utilizados (Tabla 8.36). 171 Parapeto 2 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** 0,329 p 0,07 -0,273 p 0,61 -0,455 p 0,35 MAU%: UMI**** MAU% : IS***** 0,237 p 0,435 -0,502 p 0.07 Tabla 8.36: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Las evidencias de procesamiento identificadas son elevadas a pesar de la incidencia de agentes y procesos que tienden a modificar la superficie cortical de los huesos. En general, los daños registrados se localizan en el esqueleto apendicular y se asocian con marcas de corte y percusión. En relación a las primeras, su análisis detallado sugiere el desarrollo de tareas de descarne de vértebras torácicas y pelvis; unidades anatómicas caracterizadas por su contenido de carne y su difícil procesamiento y transporte, y la desarticulación de las extremidades. Se destaca la presencia de algunas incisiones sin similitud comparativa con los marcos de referencia utilizados. El aprovechamiento de médula se establece en función de la presencia de daños de fractura sobre elementos caracterizados por su alto contenido de dicho recurso nutricional. Al respecto, se destaca la presencia de marcado perimetral como técnica de fractura, especialmente sobre una falange primera. Es posible entonces el desarrollo de tareas de consumo incidental en términos de snack en el parapeto, afirmación que podría sustentarse también dada la existencia de algunos pocos especímenes termoalterados. 172 Capítulo 9 Resultados: Meseta del Strobel 9.1 Sitio K116 9.1.1 Parapeto 11 El sitio K 116 se encuentra localizado a 600 metros de la costa sureste del lago Strobel en un gran sector de pampa llana con suaves ondulaciones sin asociación directa a mallines o lagunas. El parapeto 11 (48°29 '1.38"S- 71° 7'0.57"O) se ubica a 846 msnm y presenta una morfología en arco o semicírculo orientado hacia el oeste. Se excavaron siete cuadrículas trazadas sobre la pared de la estructura (Figura 9.1). Los niveles estratigráficos, de 5 cm, se determinaron artificialmente. Dado que no fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación a la composición del sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico, así como tampoco se registraron distinciones cronológicas significativas entre los fechados obtenidos de materiales superficiales y estratigráficos, se consideran los niveles como un bloque presentándose la información faunística en conjunto (Dellepiane y Flores Coni 2016; Re et al. 2017). 173 Figura 9.1:: Parapeto 11 (círculo verde): Ubicación y croquis del sitio. La muestra analizada comprende 635 huesos, de los cuales 408 (64,2%) han podido ser identificados al nivel de especie especie. Un total de 227 (35,7%) especímenes no han podido ser determinados bajo ninguna categoría taxonómica siendo designados como indeterminados. La estructura taxonómica del conjunto refleja una baja diversidad, caracterizada por una clara predominancia del guanaco (98,7%, ( %, n=403). Como se observa en la tabla 9.1, 1, la presencia de otras especies es sensiblemente menor. Parapeto 11 NISP NISP% Lama Guanicoe 403 98,7745098 Pterocnemia pennata 1 0,24509804 Felis concolor 1 0,24509804 Chloephaga picta 3 0,73529412 Total 408 100 Tabla 9. 9.1: Estructura taxonómica: Parapeto 11. Esta tendencia ya ha sido registrada para otros sitios a cielo abierto localizados en ambientes mbientes de mesetas (Dellepiane 2014; Rindel 2009; Dellepiane y Flores Coni 2016). Los especímenes pertenecientes a cauquén se corresponden con un fragmento de carpo-metacarpo, metacarpo, otro de ulna yy, finalmente, un radio. Los tres tienen la misma lateralidad, izquierdos, y no presentan evidencias evidencias de procesamiento ni de alteración 174 térmica. También fueron identificadas una falange segunda de choique y una tercera de puma, ambas completas, que tampoco exhiben marcas de modificación antrópica. El desarrollo posterior se centrará en el taxón guanaco dada su relevancia en los conjuntos arqueológicos de la región. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad El número mínimo de individuos fue obtenido tomando en consideración la lateralidad y el estado de fusión de los especímenes óseos. El valor calculado establece la presencia de un mínimo de siete individuos en el parapeto 11, considerándose para su recuento la cantidad de falanges primeras recuperadas. Asimismo, se ha registrado la presencia de animales inmaduros que no habrían completado todos sus estadios de fusión al momento de su muerte. Fue calculado el porcentaje de especímenes y elementos inmaduros en la muestra; el primero, obtenido sobre la base del NISP, y el segundo, a partir del MNE. Los resultados alcanzados son muy similares entre sí: 23,2% y 23% respectivamente. La determinación etaria fue realizada a partir del cronograma de osificación ósea propuesto por Kauffmann (2009). Se ha registrado que al menos cuatro individuos serían menores a los 48 meses de edad, en función de la cantidad de radioulnas distales izquierdas sin fusionar. Al mismo tiempo, se ha determinado un cuerpo de vértebra torácica o lumbar con el arco neural no fusionado que, de acuerdo con el autor (Kauffmann 2009), osifica entre los 0-6 meses de edad (VT-1/VL-1 sensu Kauffmann 2009). Esta información indica la presencia un individuo cría dentro del conjunto de animales subadultos identificados. Adicionalmente, se recuperaron 15 cóndilos de metapodio no fusionados. Esta porción corresponde al centro de osificación MC1/MT1 (sensu Kauffmann 2009) y fusiona entre los 30 y 36 meses de edad. Excluyendo ocho de ellos, dado que pertenecerían al individuo cría, los siete restantes indicarían la presencia de un subadulto menor de 36 meses. Resumiendo, en el conjunto se determinaron tres adultos, tres subadultos y una cría. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos La totalidad de los especímenes presentan evidencias de meteorización. Tal como se observa en la figura 9.2, al menos el 90% de los especímenes se ubican en los estadios 2 (n=149) y 3 (n=201). Los estadios 4 y 5 están conformados únicamente por huesos recuperados en superficie, lo cual podría alertar acerca de la posible pérdida de una parte del conjunto de superficie mediada por la meteorización. El perfil 175 reconstruido indica que el grado de conservación de la muestra es de bueno a moderado. 100 % NISP* 80 60 40 20 0 W0 W1 (N= 1) W2 (N= 149) W3 (N= 201) W4 (N= 34) W5 (N= 3) % NISP Figura 9.2:: Perfil de elementos meteorizados por estadio. 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 No fusionado W3 W4 W5 Fusionados Figura 9.3:: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes especímenes. La figura 9.3 describe la distribución de los especímenes óseos en los dist distintos estadios de meteorización en función de la composición etaria de la muestra. Se observa una tendencia muy similar entre ambos grupos etarios, los estadios 2, 3 y 4 son los más representados, reconociéndose un aumento leve de la contribución de la categoría no fusionados a las frec frecuencias de los estadios más avanzados. Al respect respecto, este incremento es esperable dado que, de acuerdo con diferentes autores, los especímenes correspondientes a individuos inmaduros de guanaco presentan una tasa de meteorización más rápida que los de adultos (Álvarez et al. 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, 2010 entre otros). 176 El 27,5% de la muestra exhibe evidencias de otras modificaciones odificaciones de origen natural (figura 9.4). Una na gran parte de esta frecuencia ecuencia corresponde a alteraciones asociadas con el blanqueado, blanqueado mientras que la presencia de otros agentes sobre el % NISP conjunto es baja. 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 Roedores (N=3) Raíces (N=32) Carnívoros Óxido de Blanqueado (N=5) manganesio (N = 64) (N=3) Figura 9.4:: Frecuencia de agentes y procesos naturales. Las marcas de raíces presentan una baja incidencia sobre el conjunto. F Fueron registradas tanto en el esqueleto axial (n=11; ( 34,3 %) como en el segmento apendicular (n=21; 65,6 %), destacándose en el primero su incidencia sobre costillas (N=7); =7); mientras que para el segundo su distribución es más variada, observándose principalmente en especímenes de extremidades (n=7 =7 en húmero, radioulna, tibia y metapodios) y falanges (n=9). =9). No obstante, su operatoria sobre el conjunto es leve y posiblemente se encuentre asociada con las características micro-locales micro locales de la estructura de piedra.. En este sentido, ha sido sido mencionado en trabajos anteriores que la pared del parapeto habría funcionado como una protección contra el viento constante, el principal agente de erosión (Dellepiane ( 2014; Rindel 2009). ). Es así que estas trampas de sedimento favorecen el desarrollo de la vegetación, al mismo tiempo que protegen los restos óseos de su exposición a condiciones subaéreas. Por otra parte, los carnívoros han afectado de manera limitada al conjunto conjunto, registrándose solo cinco marcas que equivalen al 1,28% del total de la muestra (Figura 9.4).. El tipo de daño se corresponde con punctures y pits y se localizan tanto en el esqueleto axial, en procesos espinosos de vértebras torácicas y en el sector proximal de un fragmento de costilla, como en el sector apendicular, sobre la diáfisis de un metapodio y un navicular. Es interesante destacar la relación anatómica entre los 177 huesos que han sido afectados por carnívoros. Dado que la incidencia de este agente sobre la muestra es muy baja y atendiendo a que más del 60% (n=3) de los especímenes afectados presentan también marcas de procesamiento, la explicación más parsimoniosa sugiere que los restos óseos habrían sido procesados, luego descartados y abandonados en el sitio, posiblemente articulados, por los grupos humanos del pasado. Posteriormente, carnívoros habrían hecho uso ocasional de algunos remanentes nutricionales dejados, afectando una pequeña parte de la muestra. El daño producido por roedores sobre el conjunto es muy bajo (Figura 9.4). Solo tres (0,7%) especímenes se han visto afectados; dos fragmentos falanges y uno de tibia. En todos los casos las marcas se localizan en la diáfisis, más concretamente sobre bordes de fractura. La misma frecuencia ha sido relevada para modificaciones producidas por óxido de manganeso sobre huesos procedentes únicamente de estratigrafía. Su operatoria sugiere la presencia de condiciones de humedad, posiblemente vinculadas con la acumulación de nieve sobre la estructura de parapeto. Finalmente, en un 16,5% de la muestra se reconocieron evidencias de blanqueado. Éstas solo se registran en fragmentos óseos recuperados en superficie. Dentro de esta frecuencia, el 20,3% presenta alteraciones en una sola cara, mientras que en el restante 79,7% se ubica en ambas. Este indicador sugiere una baja estabilidad de los especímenes en superficie. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias Fueron seleccionados una variedad de índices y medidas para explorar la representación de partes anatómicas en el parapeto 11. Si se observa la figura 9.5, resulta claro que el segmento apendicular se encuentra sustancialmente más representado que el axial, independientemente de que el cálculo se obtenga a través del NISP o el MNE. 178 % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 NISP Axial MNE Apendicular Figura 9.5: Representación de segmentos anatómicos. En consistencia con lo anterior, la relación axial/apendicular, medida a partir del NISP y del MNE, establece la subrepresentación del sector axial (Tabla 9.2), característica común en los sitios de la región (Bourlot 2009; Dellepiane 2014; Rindel 2009). Al igual que en otros contextos zooarqueológicos de Patagonia meridional, se evidencia una baja completitud anatómica global (Dellepiane 2014; De Nigris 2004; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009, entre otros). El grado de integridad del esqueleto apendicular es considerablemente mayor en relación al axial, destacando una vez más el desbalance entre ambos segmentos. Unidades de Análisis Parapeto 11 Relación Axial/Apendicular: NISP 0,312703583 Relación Axial/Apendicular: MNE* 0,3 C. Anat. Gobal** 21,56593407 C. Anat. Axial*** 8,755760369 C. Anat. Apend.**** 40,47619048 Tabla 9.2: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. La fragmentación ósea en el conjunto fue medida a partir de la relación entre el NISP/MNE (Tabla 9.3). A su vez, fue ponderada globalmente así como también calculada para el segmento axial y apendicular. En todos los casos fueron excluidos elementos enteros (Lyman 1994). 179 NISP/MNE Global 1,90909091 Axial 2,44736842 Apendicular 1,76086957 Tabla 9.3: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. De acuerdo con la tabla 9.3, los valores obtenidos no son demasiado elevados destacándose la fragmentación del esqueleto axial. Estos resultados son similares a los alcanzados en otros sitios localizados en sectores altos y bajos de la región (Bourlot 2009; Dellepiane 2014; Rindel 2009, entre otros). La representación de partes anatómicas obtenidas para el parapeto 11 ha sido abordada a través de dos medidas principales. Por un lado, el MAU% permitió indagar la configuración interna del conjunto sopesando comparativamente las frecuencias de cada elemento o porción ósea. Por otro lado, el MNE estandarizado permitió evaluar la representación de regiones anatómicas mayores agrupadas en función del valor 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % nutricional que cada una ofrece (ver capítulo 5). Figura 9.6: MAU% Representación de partes anatómicas. En la figura 9.6 se observa que la mayoría de los elementos o porciones óseas se encuentran presentes, registrándose pocas ausencias. Se destacan cráneo, radioulna distal, metapodio distal, falanges 1 y 2. No obstante, se observa una tendencia homogénea en relación a la baja frecuencia de la mayoría de las partes esqueletarias, exceptuando las mencionadas anteriormente. En este contexto, la frecuencia de huesos largos es muy equilibrada entre sí y similar a la de la mayoría de elementos del conjunto. Este es un aspecto destacado dado que en la mayoría de los sitios de la región éstas son las unidades anatómicas que presentan los valores de MAU% más elevados y que suelen distinguirse en los perfiles esqueletarios. 180 Al explorar la representación de partes anatómicas a través de la utilización del MNE estandarizado (Figura 9.7) es posible reconocer con mayor claridad dad algunas tendencias. Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades superiores Extremidades medias Extremidades inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 MNE % Figura 9.7:: MNE estandarizado: Representación de partes anatómicas anatómicas. Así, la a subrepresentación del segmento axial resulta nuevamente evidente, como había sido sugerido anteriormente por medio de los índices de completitud anatómica. En el esqueleto axial, la cabeza mantiene frecuencias más elevadas que el resto de los sectores, mientras que la columna evidencia mayor notoriedad. notoriedad En consistencia con los valores de MAU%, calcáneos y falanges dominan la representación de partes s anatómicas. La elevada frecuencia de falanges primeras determina esta representación, al igual que en el caso anterior. anterior Le siguen las extremidades medias (tibia y radioulna) que están mayormente representadas. representadas Las extremidades inferiores (metacarpo, metatarso y metapodio) se ubican a continuación y luego las extremidades superiores (húmero y fémur) (Figura 9.7). El patrón de las extremidades es entonces diferente al observado por medio del MAU%, menos equilibrado, aunque la variación registrada es leve. lev En resumen, podemos señalar una tendencia hacia una representación más elevada del esqueleto apendicular, donde los huesos más frecuentes se corresponden con extremidades medias, calcáneos y falanges, elementos caracterizados por su contenido de médula saturada e insaturada. insaturada 181 Articulación MNE PX Diáfisis DS SH AR/SH Proporción Húmero 2 2 1 4/1 4 Radioulna 1 8 2 9/2 4,5 Fémur 3 1 1 4/1 4 Tibia 0 3 2 3/2 1,5 Metacarpo 0 0 0 0 0 Metatarso 1 0 0 1 1 Metapodio 0 12 7 12/7 1,71428571 Total 7 26 13 33/13 2,53846154 Tabla 9.4: Representación de partes anatómicas: Relación articulación/diáfisis. Por otra parte, se ha reconocido una representación diferencial entre articulaciones y diáfisis en el conjunto (Tabla 9.4). En este sentido, la proporción de epífisis en la muestra (2,5) es levemente mayor a la esperada (2). A su vez, es importante destacar el desbalance entre segmentos proximales y distales de huesos largos, siendo los segundos más frecuentes. Guanaco: evidencias de procesamiento Un 26,2% de la muestra evidencia marcas de procesamiento. Esta es una frecuencia moderada en comparación con lo sugerido para otras estructuras de parapetos y sitios a cielo abierto de la región (Dellepiane 2014; Rindel 2009). Como se observa en la tabla 9.5, han sido registradas tanto en el esqueleto axial como apendicular, aunque en diferentes frecuencias, siendo preponderantes en el primero. Si bien estas diferencias no son demasiado marcadas, por lo que es posible sugerir un tratamiento equilibrado de ambas regiones anatómicas, es interesante destacar que este énfasis en el procesamiento axial no ha sido registrado en otros conjuntos presentados en esta tesis. Apendicular NISP NISP* NISP% 292 71 24,31506849 Axial 96 31 32,29166667 Total 388 102 26,28865979 Tabla 9.5: Frecuencias de procesamiento Axial y Apendicular. 182 NISP NISP* NISP% Cráneo 11 1 9,09090909 Mandíbula 3 1 33,3333333 Atlas 3 1 33,3333333 Axis 0 0 0 Vert. Indet 12 1 8,33333333 Cervicales 9 1 11,1111111 Torácica 19 9 47,3684211 Lumbar 7 2 28,5714286 Caudales 0 0 0 Sacro 1 0 0 Costillas 27 15 55,5555556 Innominado 0 0 0 Escápula 3 1 33,3333333 Húmero 6 4 66,6666667 Radioulna 16 9 56,25 Fémur 9 1 11,1111111 Tibia 8 3 37,5 Calcáneo 5 1 20 Astrágalo 1 0 0 Metacarpo 0 0 0 Metatarso 1 0 0 Metapodio 39 5 12,8205128 Falange 1 105 39 37,1428571 Falange 2 38 7 18,4210526 Falange 3 10 1 10 Sesamoideo 19 0 0 Total 352 102 28,9772727 Tabla 9.6: Evidencias de procesamiento por elemento óseo (se excluyen carpianos, tarsianos, rótula y dientes). Al considerar la frecuencia de procesamiento por elemento óseo se observa que para el sector axial, vértebras torácicas y costillas exhiben los valores más elevados. Si bien, como se expone en la tabla 9.6, mandíbula y atlas también registran porcentajes altos, su ocurrencia en términos de NISP es baja, por lo que su frecuencia puede ser producto del tamaño de muestra recuperada para cada caso. En el esqueleto apendicular se destacan las frecuencias alcanzadas en húmero y radioulna, sugiriendo un procesamiento más intensivo de las extremidades delanteras en comparación con las traseras. En este sentido, la ausencia de marcas de procesamiento en la pelvis y la baja frecuencia registrada en fémur sería consistente con esta afirmación. Por su parte, las extremidades inferiores exhiben una baja presencia de marcas de carácter antrópico. Por lo contrario, las falanges (primeras, 183 segundas y terceras) sí se encuentra procesadas, con frecuencias que varían entre sí (Tabla 9.6). Si se las agrupa, exhiben una frecuencia cercana al 31,3%. NISP* NISP% Corte 52 50,9803922 Percusión 36 35,2941176 Corte y Percusión 14 13,7254902 Total 102 100 Tabla 9.7: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca. Ha sido posible registrar en el conjunto dos tipos diferentes de evidencias de procesamiento. Como puede observarse en la tabla 9.7, las marcas de corte presentan las frecuencias más elevadas, seguidas por las de percusión, y finalmente, cortepercusión. 30 25 NISP* % 20 15 10 5 0 Corte Percusíon Apendicular Corte y Percusíon Axial Figura 9.8: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. La figura 9.8 profundiza la información presentada en la tabla anterior, exhibiendo la distribución anatómica de las marcas de procesamiento en función de su tipo. Se puede apreciar que en el sector axial predominan las marcas de corte (n=28; 29,1%). Dentro de este subgrupo se identificaron dos marcas de machacado registradas en un fragmento de vértebra torácica y una costilla. Las evidencias de corte-percusión se comportan de manera muy equilibrada en ambos segmentos; no obstante, su frecuencia es levemente mayor en el esqueleto apendicular. Más aún, es solo en este último que han sido registradas marcas de percusión (n=36; 12,3%) (Figura 9.8), asociadas principalmente a negativos de impacto y a un tipo de fractura transversal. Este último tipo, el marcado perimetral, es una técnica registrada en toda 184 Patagonia desde, al menos, el Holoceno medio y muy frecuente en la región, y tiene baja representación en el conjunto (5,5%) identificándose solo sobre falange primera y segunda. El apartado siguiente presenta la descripción y análisis del tipo de modificación antrópica registrada y su localización en los especímenes. En primera instancia, las huellas de corte y percusión fueron documentadas en dibujos mudos (Mengoni Goñalons 1999; Muñoz 2000) y luego se las comparó con marcas de etiología conocida propuestas por diferentes autores. El objetivo de este análisis es poder vincularlas con las posibles tareas que las generaron: cuereo, desarticulación, descarne y aprovechamiento de médula (Binford 1981) (ver capítulo 6). Cráneo y mandíbula Solo han podido ser relevadas marcas de procesamiento en cráneo y mandíbula. En cuanto al primero, se registraron marcas de corte localizadas en una capsula timpánica. Las incisiones son cortas, profundas y presentan una orientación transversal. Posiblemente se vinculen con la desarticulación del cráneo de la mandíbula. Por otra parte, en la mandíbula fue identificada una sola marca de corte, oblicua y corta, en el cuerpo mandibular, idéntica a las relevadas por Binford (1981) bajo el código M-4 y vinculada con la desarticulación. Atlas Solo se identificaron marcas de corte profundas y cortas en un único espécimen. Se ubican en el ala del atlas, en cercanía del foramen alar, similares a las CV-1 registradas por Binford (1981) y Nilssen (2000), vinculadas con la desarticulación del cráneo. Vértebra cervical Solo fueron registradas marcas de corte en un único fragmento de vértebra cervical. Éstas se localizan en el proceso espinoso, son transversales y longitudinales, profundas largas y cortas, subparalelas entre sí y numerosas. Posiblemente se asocien con tareas de descarne del cuello, similares a las registradas por Mengoni Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1. Vértebras torácicas 185 El 47% (n=9) de los especímenes correspondientes a vértebras torácicas evidencian marcas de procesamiento (Tabla 9.6). En su mayoría responde a huellas de corte registrándose también una de machacado. Se localizan en la base y porción media del proceso espinoso en ambas caras, identificándose en solo un caso en el centrum de la vértebra. Con respecto a las primeras, son en general longitudinales y oblicuas al eje mayor de la vértebra, profundas, superficiales, cortas y largas. Son muy similares a las descriptas por Binford (1981) bajo el código TV-2, vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo. Por otra parte, aquella identificada en el centrum, TV-3 en términos de lo observado por Binford (1981) o TV-6 de acuerdo con Nilssen (2000), son cortas, transversales al eje mayor del hueso, numerosas y subparalelas entre sí. Éstas serían consecuencia de la desarticulación de las vértebras con las costillas (Binford 1981) o de la evisceración (Nilssen 2000). Ambos tipos de marcas han sido reportadas con frecuencia en diversos sitios arqueológicos de la región (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009). Vértebras lumbares Fueron relevados dos especímenes con marcas de corte; en uno de ellos se encuentran localizadas en un proceso transverso mientras que en el restante se ubican en la base de un proceso espinoso. Se trata de marcas longitudinales u oblicuas cortas, profundas y numerosas. De acuerdo con Nilssen (2000), ambas responderían al descarne y fileteo del lomo y fueron descriptas bajo el código LV-4. Esto último ha sido sugerido también por otros autores señalando su presencia durante el procesamiento inicial de la carcasa (Mengoni Goñalons 1999; Muñoz 2000; Rindel 2009). Costillas Más de la mitad de los especímenes registrados presentan marcas de procesamiento (Tabla 9.6). Éstas se corresponden con el desarrollo de tareas de desarticulación y descarne. Las marcas de corte se localizan principalmente en la cara ventral de las costillas, en cercanías al cuello de la epífisis proximal. Son largas, profundas y transversales, muy similares a las descriptas por Binford (1981) con el código RS-3. En la cara dorsal fueron registradas marcas de corte, transversales, cortas y profundas localizadas en la porción media (RC-5 sensu Nilssen 2000), así como en el sector proximal (RS-1 sensu Binford1981). Por otra parte, fue identificado un negativo de impacto y una marca de machacado sobre costilla. El primero se encuentra en la porción media de la costilla pero muy cerca de la epífisis proximal; 186 mientras que la segunda está localizada en el sector medio, en asociación a otras marcas de corte. Escápula Solo un espécimen evidencia marcas de procesamiento. Fueron registrada huellas de corte oblicuas, cortas y profundas localizadas en el tubérculo supra glenoideo; muy similares a las reportadas por Nilssen (2000) bajo el código S-7, asociadas a tareas de descarne. Húmero Las marcas de procesamiento correspondientes al húmero presentan elevada frecuencia (Tabla 9.6) y se trata únicamente de huellas de percusión. Éstas se vinculan principalmente con la fracturación del hueso para acceder a la cavidad medular. De esta forma, se han registrado exclusivamente negativos de impacto localizados por encima de la epífisis distal en cercanías al agujero nutricio, en su cara lateral y en la diáfisis media, nuevamente sobre la cara lateral. En todos los casos fue relevado un tipo de fractura transversal simple. Radioulna En este elemento han sido registradas evidencias de procesamiento en más de la mitad de los especímenes identificados. En su mayoría, pertenecen a huellas de percusión, registrándose un solo caso con marcas de corte. Las marcas de percusión se corresponden con negativos de impacto, localizados preferentemente en la cara lateral de las diáfisis media y la epífisis distal, por encima del agujero nutricio. En solo un caso fue identificado un negativo en la porción proximal, en su cara medial. Por otra parte, las marcas de corte que se ubican en el segmento diafisiario de un espécimen de radioulna; son transversales, superficiales y cortas. En función de lo descripto, se habría priorizado en el procesamiento de la radioulna el consumo de médula dado el énfasis puesto en su fracturación. Fémur Solo ha sido relevada una marca de percusión (Tabla 9.6). Ésta se ubica en la cara anterior de la diáfisis, próxima a la línea áspera y refiere a un negativo de impacto. Es una fractura de tipo transversal simple. Tibia 187 Fueron registradas marcas de procesamiento en dos fragmentos de diáfisis y en una epífisis distal. Se evidenciaron marcas de corte aisladas, transversales, longitudinales, superficiales y cortas en un fragmento de diáfisis, muy similares a las descriptas con el código TP-5 (Binford 1981), vinculadas con tareas de descarne. En asociación a éstas se registra un negativo de impacto que habría producido una fractura simple y transversal. Por otra parte, en otro espécimen, específicamente en su porción distal de la diáfisis, fue identificado un negativo de impacto con un tipo de fractura similar al mencionado anteriormente. Todas las modificaciones se ubican en la cara posterior de la tibia. Posiblemente el procesamiento de la tibia haya implicado su descarne y posterior fractura para la extracción de médula. Calcáneo Solo un espécimen presenta marcas, únicamente de corte, en asociación con su porción proximal. Son transversales y largas; muy similares a las TC-1 señaladas por Binford (1981) y relacionadas con la desarticulación. Metapodio En los metapodios se relevaron marcas de corte y negativos de impacto. Las primeras están presentes en solo dos especímenes, localizadas en la diáfisis, específicamente en la cara anterior, próximas a la línea media. Se trata de huellas transversales al eje mayor del hueso, superficiales y profundas, largas y cortas. De acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), podrían asignarse a la limpieza del hueso previa a su fractura. Cabe destacar que, en uno de los casos mencionados, se encuentran asociadas a negativos de impacto. En cuanto a las evidencias de percusión se registraron negativos en segmentos diafisiarios. Se trata de fracturas simples, transversales y longitudinales (solo un caso), vinculadas con la extracción de la médula ósea. Falanges Se registraron evidencias de procesamiento sobre falanges primeras, segundas y terceras (Tabla 9.6). Concretamente, se identificaron marcas de corte y de percusión. Las incisiones se localizan tanto en los sectores proximal y distal, como en la diáfisis; se distribuyen en las cuatro caras y presentan una orientación transversal, oblicua y longitudinal; son profundas y superficiales, largas y cortas. Las marcas de corte estarían asociadas a la desarticulación de este segmento, así como también, vinculadas con la limpieza para su posterior fractura. La alta frecuencia de marcas 188 ubicadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa es consecuencia de del seccionamiento de los tendones extensores y flexores digitales durante el desmembramiento amiento de las falanges con el resto de las s extremidades inferiores (Mengoni Goñalons 1999). Por otra parte, en en 27 especímenes de falange primera y segunda fueron identificadas evidencias de percusión percusión, tales como negativos de impacto y lascas adheridas. En la mayoría de los casos, se reconocieron fracturas transversales simples que seccionaron el elemento en dos mitades, separando los extremos proximales de los distales. Si bien presente, el tipo de fractura longitudinal evidencia menor frecuencia. La técnica de marcado perimetral, solo lo aplicada sobre falange primera, fue registrada en cinco especímenes. Por otra parte, cabe destacar la presencia en el conjunto de un instrumento óseo confeccionado sobre primera falange a partir de una fractura de tipo longitudinal (figura 9.9).. La cara lateral de la falange evidencia brillo y pulido desde la epífisis proximal hacia la porción distal donde se reconoce el extremo activo del instrumento adelgazado y con un punta roma. Figura 9.9: 9.9 Instrumento óseo sobre falange primera. Guanaco: evidencias videncias de alteración térmica Finalmente, una na baja proporción de la muestra prese presenta nta evidencias de termoalteración (n=6; =6; 1,54%). É Éstas stas fueron registradas en fragmentos de falanges primera, segunda y en un espécimen correspondiente al cráneo (cóndilo occipital). De acuerdo con los rasgos identificados, identificados fue reconocida la presencia de dos estadios de termoalteración: quemado (más frecuente) y carbonizado. 189 Síntesis La cantidad de especímenes óseos recuperados en el parapeto 11 es elevado. La muestra total se conforma de 635 huesos, donde más del 64% del total pudo ser identificado a nivel de especie. Al respecto, la estructura taxonómica es prácticamente mono específica, dominada por la presencia de guanaco. Si bien esta es una tendencia común para la región, en este caso, y como veremos en los restantes conjuntos de la meseta del Strobel, se encuentra especialmente acentuada. Uno de los aspectos destacables de la muestra ósea recuperada en esta estructura es la elevada cantidad de individuos representados, sumando un total de siete. Al respecto, la cronología disponible para este parapeto, derivada de dos fechados radiocarbónicos, indica un posible único evento de ocupación, escenario que posiblemente pueda ser extendido a todo el sitio. En estos términos, dado el número mínimo reconstruido (inicialmente en cada estructura y posteriormente en una escala de sitio), es posible que las estrategias de caza implementadas hayan estado orientadas hacia el procuramiento de una cantidad elevada de presas. Esta afirmación será discutida en el próximo capítulo. Por otra parte, en el parapeto 11 el porcentaje de animales inmaduros es moderado. No obstante, la existencia de fragmentos óseos no fusionados en estadios avanzados de meteorización es un factor que puede alertar acerca de la perdida de una parte de esta submuestra, y por tanto, indicar una subrepresentación de esta cohorte. Concretamente, la composición etaria deducida señala un importante aporte de animales menores a los 48 meses en la muestra (n=4); uno de ellos representa una cría de guanaco cuya edad de muerte no supera los seis meses. Esta información, tal como se explicitó para otros casos en esta tesis, indicaría que el momento de ocupación de la meseta incluye la primavera y el verano y señalaría que la configuración demográfica representada en esta estructura es similar a un grupo familiar. El análisis tafonómico aplicado permitió medir la presencia e intensidad con la cual diversos agentes y procesos participaron en la formación del conjunto. La meteorización afectó a la totalidad de los fragmentos óseos. No obstante, el perfil reconstruido indica que más del 90% del total se ubica en los estadios 2 y 3. Estos resultados son consistentes con aquellos obtenidos para otros sitios presentados en esta tesis, independientemente de su ubicación espacial y/o cronología. Por su parte, esta tendencia hacia la homogeneidad permite derivar un argumento en favor de la 190 simultaneidad de la depositación ósea, o al menos de eventos con cierta sincronía temporal. Dejando de lado la operatoria de la meteorización, la incidencia de otros agentes en la formación del conjunto es baja/moderada (27,5%). Dentro de esta frecuencia, solo el blanqueado, agente estrechamente vinculado con el anterior, exhibe una influencia superior al 10%; los restantes se ubican siempre por debajo de este valor. La operatoria de raíces y roedores manifiesta una frecuencia muy baja en este parapeto. En este sentido, si bien la estructura puede potencialmente ser un hábitat óptimo para roedores y especies vegetales, esta no es una ley que deba cumplirse inexorablemente, sino que también se encuentra estrechamente condicionada por las características micro locales de cada caso. Por otro lado, dada la escasa presencia de tinciones de óxido de manganeso sobre la superficie cortical de los huesos recuperados, es posible sugerir que el agua como agente formativo habría tenido una incidencia prácticamente nula. Esta información podría indicar cuál es el rol que presenta la nieve invernal en la historia tafonómica de estos conjuntos, atendiendo a que su derretimiento en primavera y su posterior percolación asociada a procesos diagenéticos específicos, ha sido sugerida como la principal causa que establece la ausencia de huesos en los paredones basálticos de la meseta del Strobel (Belardi et al. 2007). Esta es una discusión que será retomada más adelante. En función de la información presentada en esta sección, se considera que el estado de preservación general de la muestra es bueno y su génesis no sería explicable únicamente como consecuencia de la operatoria de agentes de orden tafonómico. La estructura taxonómica del parapeto 11 se ve dominada prácticamente por el guanaco. Las medidas e índices iniciales aplicados sobre la muestra en favor de evaluar la representación de partes anatómicas, indica resultados comunes a la mayoría de los otros conjuntos presentados en esta tesis. Es decir, existe una clara subrepresentación del esqueleto axial, sin registrarse diferencias en tanto ésta se calcule en base al NISP o el MNE. De igual modo, la relación entre ambos segmentos remarca esta tendencia. Por otra parte, los conjuntos recuperados se encuentran muy incompletos, en especial en relación a los elementos axiales. Nuevamente, esta es una información común con otros parapetos o sitios localizados en sectores altos y se asocia con el carácter de uso logístico de estos espacios. El perfil de partes esqueletarias obtenido en base a los valores de MAU % indica que la mayoría de las categorías óseas se encuentran presentes. De este modo, si bien se registran muy 191 pocas ausencias, las frecuencias generales son bajas, salvo pocas excepciones que superan el 30 % del MAU. En referencia a éstas, se destacan los porcentajes de cráneo, extremos distales de radioulna y metapodios y principalmente, falange 1. Se reconoce entonces una tendencia de homogeneidad donde la distribución de la mayoría de los elementos es equilibrada e incluye huesos muy diversos, ya sea en función de sus características generales, morfología, rendimiento nutricional o valores densitométricos. En este sentido, asumiendo que el potencial de preservación de cada hueso es variable, la normalización del perfil obtenido es un argumento en favor del origen antrópico del mismo. Si bien no se ha identificado ninguna correlación estadística con los índices utilizados (ver tabla 9.8), la elevada representación de elementos con alto contenido de médula insaturada parecería indicar una clara selección de estas partes. Esta afirmación es consistente con la evidencia presentada en base al MNE estandarizado, donde calcáneos, falanges, extremidades medias y posteriormente, inferiores exhiben los mayores porcentajes. Parapeto 11 MAU %: DMO* 0,2055 p 0,22 MAU%: IC** -0,7247 p 0,12 MAU% : IM*** MAU%: UMI**** MAU% : IS***** -0,7537 0,102 -0,7414 p 0,11 p 0,74 p 0,003 Tabla 9.8: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Las evidencias de procesamiento presentan una frecuencia moderada/alta en el parapeto 11. Si bien se localizan preferentemente en el sector axial, la diferencia existente con el segmento apendicular es baja, por tanto, se siguiere un tratamiento equilibrado de las carcasas. Como se especificó anteriormente en esta sección, las marcas de corte exhiben valores más elevados que las de percusión y se ubican preferentemente en vértebras y costillas. El análisis especifico de las incisiones indica una mayor relevancia de las actividades de descarne en el conjunto. Más aún, la mayoría de éstas se ubican en la columna, principalmente sobre vértebras torácicas, y costillas, es decir, huesos caracterizados por su alto contenido de carne. Por su parte, las marcas asociadas con la desarticulación de los elementos le siguen en importancia pero son significativamente menores. En general, la diversidad de tipos de marcas identificada en el parapeto 11 es reducida y se limita a las dos referidas anteriormente y a un conjunto de incisiones indeterminadas que no presentaron análogos con los marcos de referencia consultados. En concreto, esta información sugiere que el rango de tareas llevadas a cabo habría estado focalizado en las primeras etapas del procesamiento. Con respecto a las extremidades, es interesante destacar la alta 192 frecuencia de rasgos asociados a la fracturación antrópica, evidencia que sugiere una preponderancia hacia el aprovechamiento de la médula disponible en estos elementos. La existencia de huesos termoalterados es muy baja y se limita a solo unos pocos fragmentos de falanges. En este marco, es posible que las estrategias implementadas en el parapeto 11 hayan incluido la desarticulación, el descarne de elementos óseos y su posterior fractura, junto con el consumo incidental de algunas partes en términos de snack (sensu Binford 1978). 9.1.2 Parapeto 38 El parapeto 38 (48°28'54.98" S- 71°6'52.99" O) se l ocaliza a 843 msnm, próximo a la barda sureste del lago Strobel, a 252 metros en dirección noreste del parapeto 11. Presenta una morfología en arco o semicírculo y se encuentra orientado hacia el oeste. Fue excavada una cuadrícula de un metro por un metro ubicada en el centro de la estructura y se siguieron niveles estratigráficos artificiales de 5 cm (Figura 9.10). Dado que no fueron registradas diferencias en la composición estratigráfica de los sedimentos, ni en las características y distribución del registro zooarqueológico, se consideran los niveles como un bloque presentándose la información faunística en conjunto. La muestra analizada comprende 556 especímenes, de los cuales el 75% (n=416) del total pudo ser identificado a nivel de especie. Un total de 140 (25,1%) especímenes no han podido ser ubicados bajo ninguna categoría taxonómica, siendo designados como indeterminados. 193 Figura 9.10: Parapeto 38 (círculo verde) verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina squina superior derecha: Foto de la estructura; ura; esquina inferior derecha: representación representación y localización de la cuadricula cuadricula. Taxón NISP NISP% Lama Guanicoe 414 99,51923 0,240385 0,240385 100 Puma concolor 1 Chloephaga picta 1 Total 416 Tabla 9.9: 9.9 Estructura Taxonómica Parapeto 38. Como se observa en la tabla 9.9,, la diversidad de especies registrada es muy baja, conformando un conjunto prácticamente mono específico dominado por el guanaco. La presencia de puma y cauquén se limita a solo un espécimen respectivamente y no exhiben modificaciones de origen antrópico. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad El número mínimo de individuos fue obtenido en función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos recuperados en este parapeto. De acuerdo a la cantidad de falanges representadas en el conjunto, se identificó la presencia de, al menos, siete individuos. En función de los valores de NISP y MNE obtenidos, fue calculado el índice de especímenes y elementos inmaduros en la muestra. Los resultados alcanzados son muy similares entre sí, 15,9 % para el primero y 16,9% para el segundo. Para realizar izar una determinación más específica de la estructura 194 etaria del conjunto fue aplicado el cronograma de fusión óseo propuesto por Kauffmann (2009). La presencia de dos cuerpos de vértebras torácica o lumbar no fusionadas a su respectivo arco neural establece la presencia de un individuo cría en el conjunto atendiendo a que fusiona entre los 0-6 meses de edad. Por otra parte, se han registrado también 16 superficies articulares proximales de falange primera no fusionadas indicando la existencia de al menos dos individuos menores a los 30 meses de edad. En síntesis, la información obtenida indica que la muestra se compone al menos de un individuo cría y otro subadulto (entre 24-30 meses de edad). Posiblemente, el resto (n=5) se corresponde con animales mayores a los 48 meses de edad. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos Todos los especímenes exhiben modificaciones vinculadas con la incidencia de la meteorización sobre el conjunto (Behrensmeyer 1978). 100 90 80 % NISP* 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 (N = 82) W3 (N = 252) W4 (N = 44) W5 Figura 9.11: Perfil de meteorización: Parapeto 38. Como se observa en la figura 9.11, la mayoría de los fragmentos óseos se ubican en los estadios 2 y 3, principalmente en este último. Se destaca la presencia de huesos en estadio 4 en baja frecuencia, indicando que una pequeña fracción del conjunto manifiesta condiciones avanzadas de meteorización (figura 9.11). Esta tendencia, caracterizada por estadios maduros y una buena conservación ósea, es similar a la obtenida para las otras estructuras que forman parte del sitio K 116 y, en una escala regional más amplia, con otros conjuntos a cielo abierto de la región. 195 Se ha planteado que existe una relación diferencial entre la edad de los especímenes y la intensidad con la cual actúa el proceso de meteorización. En este sentido, individuos inmaduros manifestarían una tasa de meteorización más rápida que adultos (Álvarez et al 2010; Gutiérrez et al. 2016; Massigoge et al. 2010, entre otros). La figura 9.12 evalúa la distribución de los estadios de meteorización en función de especímenes fusionados y no fusionados, observándose que la distribución es homogénea para ambas categorías, sin reconocerse una tendencia diferencial de la operatoria de la meteorización en función de la edad (figura 9.12). 100 90 80 % NISP* 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 No fusionado W3 W4 W5 Fusionados Figura 9.12: Perfil de meteorización en función del estado de fusión ósea. Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 29 % (n=110) de la muestra exhibe algún otro tipo de modificación de origen natural. Como se observa en la figura 9.13, gran parte de esta frecuencia se ve determinada por la incidencia de la acción de raíces sobre los especímenes; en tanto que la operatoria de otros agentes es muy baja (figura 9.13). 196 25 % NISP* 20 15 10 5 0 Roedores (N = 2) Raíces (N = 87) Líquenes (N = 1) Carnívoros (N = 1) Blanqueado (N = 19) Figura 9.13: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. La acción de raíces ha sido el agente tafonómico que mayor influencia ha tenido sobre el conjunto. Fue registrada en fragmentos de vértebra (n=20), cráneo (n=3), pelvis (n=3) y sobre huesos largos, localizadas principalmente en la diáfisis. Las falanges (n=33, 38%) exhiben la mayor frecuencia de marcas de raíces, posiblemente debido a su alta representación en el conjunto. La protección dada por la pared del parapeto favorecería la acumulación de sedimento y el posterior desarrollo de comunidades vegetales. Por otra parte, la incidencia de las raíces como agente formador del registro óseo del parapeto 38 junto con la presencia de meteorización sobre el conjunto podría haber afectado, en cierta medida, la visibilidad de otras modificaciones naturales o antrópicas. La presencia de blanqueado se limita exclusivamente a aquellos fragmentos procedentes de superficie (figura 9.13). Éste se localiza, en todos los casos (n=19), sobre ambas caras del hueso indicando que una baja proporción de la muestra mantuvo una prolongada exposición al sol con un bajo grado de estabilidad. El daño producido por carnívoros y roedores sobre el conjunto ha sido muy bajo (figura 9.13). En cuanto al primero, se limita únicamente a un pits registrado sobre la porción distal de una falange primera. Las marcas de roedores fueron identificadas en solo dos fragmentos, uno correspondiente a una diáfisis de radioulna y el restante a una falange 1. Finalmente, solo un fragmento proximal de falange segunda presenta líquenes. El hueso fue recuperado en superficie, indicando una exposición relativamente prolongada a condiciones subaéreas. 197 Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias La representación de partes anatómicas fue evaluada a partir de diferentes medidas. La figura 9.14 señala la subrepresentación del esqueleto axial en el conjunto, independientemente de que medida (NISP % o MNE %) se utilice para su análisis (figura 9.14). 100 80 % 60 40 20 0 NISP MNE Axial Apendicular Figura 9.14: Representación de segmentos anatómicos. Unidades de Análisis Parapeto 38 Relación Axial/Apendicular NISP 0,27 Relación Axial/Apendicular MNE* 0,23 C. Anat. Global** 21,29 C. Anat. Axial*** 7,6 C. Anat. Apendicular**** 41,49 Tabla 9.10: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. La relación axial/apendicular, evaluada en base a los valores de NISP y MNE, sugiere nuevamente una marcada subrepresentación del esqueleto axial en el conjunto, tendencia característica de los sitios de la región. La completitud anatómica global obtenida para el conjunto, medida en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado considerando el MNI, es baja (Tabla 9.10). Ésta es una característica frecuente en los contextos zooarqueológicos localizados en mesetas altas de la región y ha sido vinculado con el carácter logístico que habrían tenido en el pasado. Estos valores son aún más marcados para el segmento axial, mientras que la integridad del esqueleto apendicular es sustancialmente mayor, 198 corroborando el desbalance en la representación de ambos sectores anatómicos mencionado previamente (Tabla 9.10). La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados obtenidos, similares a las otras estructuras presentadas en esta tesis, son bajos globalmente y para el segmento apendicular, y un poco más elevados para el esqueleto axial (Tabla 9.11). Estos valores no indican una fragmentación demasiado intensa en el parapeto 38. NISP/MNE Global 1,89 Axial 2,66 Apendicular 1,71 Tabla 9.11: Índice de Fragmentación. Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. La representación de partes anatómicas también fue evaluada a partir de los 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % valores de MAU % y MNE % estandarizado obtenidos para el conjunto. Figura 9.15: MAU % Representación de partes anatómicas. Como puede observarse en la figura 9.15, una buena parte de las categorías consignadas se encuentra presentes, aunque se registran algunas ausencias. Las frecuencias obtenidas son moderadas-bajas (10% a 30%) en la mayoría de los especímenes óseos, identificándose algunos puntos de mayor representación, especialmente en el sector apendicular (Figura 9.15). En el esqueleto axial se destacan las frecuencias de vértebras cervicales y pelvis, ambas ocupando un rango que oscila entre 30 y el 50% del MAU. Las restantes categorías no superan el 20% (Figura 9.15) destacándose la ausencia de costillas. Todos los huesos largos se 199 encuentran presentes, evidenciándose una representación moderada y homogénea entre sí, destacándose las extremidades distales y fragmentos de diáfisis (Figura 9.15).. Los valores de MAU % más elevados en el conjunto pertenecen a calcáneos y falanges primeras y segundas. En síntesis, las extremidades, en especial las medias e inferiores junto con huesos del autopodio y falanges, exhiben una mayor relevancia. Como ha sido señalado para otros conjuntos de la región, este patrón podría encontrarse vinculado con su contenido de carne y médula, en especial insaturada (Rindel 2009). Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades superiores Extremidades medias Extremidades inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 MNE % Figura 9.16: 6: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas. Para explorar con mayor detalle los patrones de representación de partes anatómicas, ha sido utilizado el MNE estandarizado ((Figura 9.16). 6). El segmento axial refleja menores frecuencias y sugiere cierto grado de variación. La cabeza y la columna exhiben una baja representación rep que no supera el 15%. %. En cuanto a la columna, los valores obtenidos se encuentran estrechamente vinculados con la representación de vértebras, especialmente cervicales y torácicas. Un aspecto destacable es la total ausencia de fragmentos fragmentos correspondientes a las costillas. Estos elementos por lo general no exhiben elevadas frecuencias en los sitios de la región pero sí suelen estar presentes. De igual forma que los valores obtenidos para algunas categorías apendiculares, la cintura (pélvi (pélvica ca y escapular) manifiesta una mode moderada presencia, superando el 20% % del MNE estandarizado. Las extremidades evidencian un patrón levemente homogéneo oscilando en un rango rango que se extiende desde el 19% 19 al 31%. Dentro de este esquema, radioulna y tibias se en encuentran cuentran mayormente representadas. Nuevamente, como ha sido registrado para el parapeto 11 de este sitio, calcáneos y falanges alcan alcanzan el 60% % del MNE estandarizado para el conjunto. La alta representación de falange primera determina esta tendencia. 200 Articulación MNE PX Diáfisis DS SH AR/SH Proporción Húmero 3 3 2 6/2 3 Radioulna 0 2 5 2/5 0,4 Fémur 1 2 4 3/4 0,75 Tibia 2 4 3 6/3 2 Metacarpo 2 0 0 2 2 Metatarso 0 0 0 0 0 Metapodio 0 9 4 9/4 2,25 Total 8 20 18 28/18 1,55 Tabla 9.12: Representación de partes anatómicas: PX: Proximal; DS: Distal; SH: Diáfisis; AR/SH: Relación articulación/diáfisis. Como se observa en la tabla 9.12 se ha registrado una subrepresentación de articulaciones (1,5) en el conjunto en función del esperado (2). En este contexto, también es interesante destacar el desbalance existente entre segmentos proximales y distales, en favor de los segundos. Esto ya ha sido mencionado para el parapeto 11 de este sitio presentado en esta tesis. Guanaco: evidencias de procesamiento El 22,2% de los especímenes óseos recuperados en el parapeto 38 presentan evidencias de procesamiento. Esta frecuencia es similar a la registrada para otras estructuras del sitio K 116. En la tabla 9.13 se observa que el sector apendicular exhibe un procesamiento más intenso que el axial. Apendicular NISP NISP* NISP% 289 71 24,6 Axial 89 13 14,6 Total 378 84 22,2 Tabla 9.13: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. 201 NISP NISP* NISP% Cráneo 3 1 33,3333333 Mandíbula 1 0 0 Atlas 0 0 0 Axis 0 0 0 Vért. Indet 11 0 0 Cervicales 34 5 14,7058824 Torácica 15 4 26,6666667 Lumbar 5 1 20 Caudales 0 0 0 Sacro 1 0 0 Costillas 3 0 0 Innominado 7 2 28,5 Escápula 2 0 0 Húmero 10 4 40 Radioulna 13 6 46 Fémur 11 5 45,4545455 Tibia 15 6 40 Calcáneo 5 1 20 Astrágalo 0 0 0 Metacarpo 4 3 75 Metatarso 0 0 0 Metapodio 29 9 31,0344828 Falange 1 80 33 41,25 Falange 2 25 4 16 Falange 3 12 0 0 Sesamoideo 13 0 0 Total 295 84 27,7966102 Tabla 9.14: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos, rótula y dientes. En la tabla 9.14 se presenta la frecuencia de procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial, su distribución es acotada principalmente a la pelvis, la columna vertebral y el cráneo. Esta representación indicaría un aprovechamiento selectivo de elementos caracterizados por su contenido de carne y grasa. Por otra parte, el procesamiento del esqueleto apendicular se encuentra relativamente restringido a unidades anatómicas cuyo rendimiento nutricional, en términos de carne, médula y médula insaturada, es elevado. Es así que, los huesos largos junto con metacarpos, metapodios y falanges exhiben un perfil homogéneo de procesamiento, con frecuencias moderadas que, en casos particulares, se incrementan levemente (metacarpo). 202 NISP* NISP% 30 35,714286 Corte Percusión 36 42,857143 Corte y Percusión 18 21,428571 Total 84 100 Tabla 9.15: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca. Ha sido posible reconocer en el conjunto dos tipos de modificaciones antrópicas que manifiestan una representación ligeramente homogénea entre sí (Tabla 9.15). Las marcas de percusión, caracterizadas por negativos de impacto, estrías de percusión y la presencia de marcado perimetral, evidencian las frecuencias más elevadas; seguidas por las huellas de corte y, finalmente, especímenes que exhiben ambos tipos de daño. 16 14 % NISP 12 10 8 6 4 2 0 Corte Percusíon Apendicular Corte y Percusíon Axial Figura 9.17: Ubicación anatómica del tipo de evidencia de procesamiento. La figura 9.17 indica que existe una distribución diferencial de las evidencias de procesamiento en el esqueleto. En este sentido, las marcas de corte se localizan tanto en el segmento axial (n=13; 15%) como apendicular (n=17; 6%), siendo más frecuentes en el primero. Los restantes tipos de daño registrados en el conjunto solo fueron identificados para el esqueleto apendicular. Esta tendencia ya ha sido registrada para otras estructuras del sitio y se encuentra sujeta a la oferta de nutrientes característica de cada región anatómica y las técnicas adecuadas para su aprovechamiento. Con respecto al marcado perimetral, su presencia en el conjunto es baja y se limita a solo dos fragmentos: una falange segunda y un húmero proximal. A continuación se describe el tipo de modificación antrópica y su distribución/localización en los especímenes ordenándola por elemento óseo. 203 Cráneo Fueron registradas marcas de procesamiento sobre un solo fragmento correspondiente al cráneo (Tabla 9.14). Se trata de tres huellas de corte concentradas que presentan una orientación transversal, superficial y corta. Debido a que el fragmento óseo no ha podido ser identificado con mayor detalle no se realizará ninguna asignación funcional de las incisiones registradas. Vértebras Cervicales En cinco especímenes fueron registradas únicamente marcas de corte (Tabla 9.14). Cuatro de ellas se localizan en el proceso espinoso, en el proceso articular craneal y en la apófisis articular caudal de la vértebra. Las características de las incisiones son variadas. En cuanto a su distribución, se observaron tanto aisladas como concentradas en un sector; en todos los casos su orientación es transversal, paralelas y subparalelas, exhibiendo diversas combinaciones; superficiales larga/cortas y profundas largas/cortas. En relación a su frecuencia, todas las posibilidades fueron identificadas: únicas, pocas y numerosas. La restante marca de corte se ubica en un cuerpo de vértebra cervical, son transversales, profundas y largas. La totalidad de estas modificaciones antrópicas, similares a las registradas en otros sitios de la región (Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009), se encuentran asociadas, posiblemente, con dos tareas especificas: el descarne del cuello y su segmentación en porción menores. Vértebras Torácicas Las marcas registradas en este elemento óseo son, en su totalidad, de corte y se ubican únicamente en el proceso espinoso de la vértebra. Fueron identificadas en cuatro especímenes y presentan una orientación longitudinal/oblicua, son profundas y largas y su frecuencia varía entre marcas únicas y aisladas, y fragmentos que exhiben más de dos huellas hasta cinco como máximo, encontrándose concentradas en un sector. Son muy similares a las descriptas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código TV-2 vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo. La presencia de este tipo de marcas de corte en vértebras torácicas ha sido registrada en otras estructuras del sitio K 116. Vértebras Lumbares Solo en un fragmento fue identificada la presencia de una única marca de corte. Ésta se localiza en el arco vertebral, se encuentra aislada y presenta una 204 orientación transversal, siendo profunda y corta. Si bien no son exactamente las mismas modificaciones, Binford (1981) sugiere que este tipo de modificación se encuentra asociada con la extracción del lomo. Pelvis Fueron relevados dos especímenes con marcas de corte. En el primero se localizan en el ala del ilium, son cortes longitudinales al eje mayor del hueso, largos y profundos. Mengoni Goñalons (1999) registró este tipos de incisiones en el sitio Cerro de los Indios 1, únicamente sobre la cara externa del ilium y menciona que podrían vincularse con el desarrollo de tareas de descarne, producidas durante el corte de los músculos ilíacos y glúteos. Por su parte, Nilssen (2000) reporta la presencia de este tipo de marcas bajo el código PS-17. De acuerdo con el autor, estas son parte de un conjunto amplio de modificaciones realizadas en la cara ventral y lateral del ilium y el isquion, estando asociadas con el desarrollo de tareas de fileteo. El restante espécimen óseo que exhibe marcas de corte se corresponde con un fragmento de isquium. Se localizan por debajo del acetábulo del isquium, son transversales y longitudinales, profundas, cortas y largas y exhiben una elevada frecuencia. Estas incisiones son muy similares a las reportadas por Binford (1981) bajo el código PS-8, asociadas con la desarticulación de la pelvis y el fémur. Estas marcas de corte también fueron registradas por Nilssen (2000) quien, a diferencia de Binford (1981), las vincula con el fileteo y remoción de los músculos que se extienden de la pelvis al fémur. Húmero Sobre este elemento fueron identificadas marcas de corte y percusión en cuatro fragmentos óseos. Con respectos a las primeras, se registraron sobre la cara lateral de una epífisis distal de húmero, asociadas a negativos de impacto y presentan una orientación transversal siendo profundas y cortas. Este tipo de incisiones, idénticas a las reportadas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código Hd-2, se vinculan con la desarticulación del húmero de la radioulna. Asimismo, sobre dos fragmentos de diáfisis proximal se reconocieron marcas de corte longitudinales, profundas y largas, localizadas en asociación a la tuberosidad deltoidea. De acuerdo con Nilssen (2000), éstas se vinculan con el descarne de la unidad (código Hs-1). Por otra parte, como se mencionó, fue determinada la presencia de negativos de impacto localizados en las articulaciones distales y proximales. En ambos casos el tipo de 205 fractura es transversal, destacándose la presencia de marcado perimetral en el segundo. Radioulna La mitad de los especímenes de radioulna exhiben evidencias de procesamiento (Tabla 9.14). En la mayoría de los casos se registraron tanto marcas de corte como de percusión en cada uno de los fragmentos, exceptuándose dos casos en los cuales solo se observaron uno de los dos tipos de modificación antrópica. Las marcas de corte fueron localizadas en cuatro fragmentos: uno refiere al sector proximal y los restantes se corresponden con fragmentos de diáfisis. La orientación de las mismas es transversal en todos los casos, siendo siempre profundas y variando en cuanto a su longitud pudiendo ser cortas y largas. Su frecuencia también es diversa encontrándose aisladas así como también concentradas en un sector. Las incisiones registradas en el sector proximal se encuentran próximas a la cavidad glenoidea, son muy similares a las descriptas por Binford (1981) bajo los códigos RCp-2 y RCp-5, vinculadas con la desarticulación del húmero. Como una posible variante, Nilssen (2000) sugiere que, de acuerdo con sus estudios experimentales, las marcas codificadas como RCp-2 (Binford 1981) se asocian aún más confiablemente con el fileteo de la radioulna proximal. Por otra parte, como mencionamos, la mayoría de las marcas de corte se emplazan en la diáfisis, tanto en su porción lateral, medial como en su cara anterior. Binford (1981) no señala la presencia de este tipo de marcas en su relevamiento; pero sí lo hace Mengoni Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1 y las vincula con el posible desarrollo de tareas de descarne. Nilssen (2000) menciona, bajo el código RCs-2, la existencia de marcas de corte transversales en el sector medio y distal de la diáfisis producto del cuereo y/o fileteo. La fractura antrópica fue registrada en cinco especímenes, cuatro de ellos también manifiestan marcas de corte descriptas en el párrafo anterior. En todos los casos se registraron negativos de impacto localizados en la diáfisis de la radioulna tanto en su porción medial, lateral como en la cara anterior. Predomina en todos los casos un tipo de fractura transversal simple. En síntesis, la información presentada permite sugerir un procesamiento equilibrado de este elemento óseo caracterizado por el desarrollo de tareas de desarticulación, descarne y fractura a los fines del consumo de carne y médula. Fémur 206 Al igual que el resto de los huesos largos, el fémur exhibe una moderada frecuencia de evidencias de procesamiento (Tabla 9.14). Se han registrado marcas de corte y percusión en cinco fragmentos, localizadas siempre sobre la diáfisis. Con respecto a las primeras, están presentes en todos los especímenes y se ubican tanto en la cara lateral, medial, como posterior de la diáfisis. Se hallan vinculadas, en todos los casos, con la línea áspera o el agujero nutricio. Evidencian una alta frecuencia y se encuentran generalmente concentradas en un sector. Se registraron dos orientaciones predominantes: por un lado, transversales, cortas/largas, profundas/superficiales; y por otro lado, longitudinales, siempre largas y profundas. Cabe destacar que en todos los casos fueron registradas ambas orientaciones. Las incisiones registradas sobre fémur son del tipo Fd-4 (Binford 1981), aunque no son estrictamente equivalentes. En este sentido, pueden resultar más análogas a las marcas de corte observadas por Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, el cual comprende una categoría amplia que engloba a todas las marcas registradas en la diáfisis. No obstante, en ambos casos las modificaciones se encuentran vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne. Como fuera mencionado, también fue registrada la presencia de negativos de impacto. Tres de los cinco especímenes que presentan marcas de corte, exhiben también evidencias de percusión. Los rasgos identificados, producto de una fractura de tipo transversal, se ubican en la cara posterior de la diáfisis, siempre asociados a la línea áspera. Tibia Los fragmentos de tibia recuperados en el parapeto 38 exhiben una moderada frecuencia de evidencias de procesamiento. Concretamente, en seis especímenes fue registrada su presencia, reconociéndose una mayor preponderancia de marcas de percusión sobre este subconjunto. En este sentido, han sido identificados negativos de impacto en cinco fragmentos, cuatro correspondientes a la diáfisis media y uno localizado en la diáfisis distal. Si bien predomina un tipo de fractura transversal simple, se destaca la presencia de marcado perimetral en un caso. En general, se observa que la mayoría de estos daños se ubican en la cara posterior y lateral de la tibia. Las marcas de corte solo fueron registradas en dos fragmentos correspondientes a la diáfisis de la tibia. Uno de ellos exhibe una única incisión aislada, transversal profunda y larga. En el segundo caso, se encuentran concentradas en un sector y son transversales al eje mayor del hueso, profundas y cortas. De acuerdo con estas características, este tipo de marcas resultan semejantes a las denominadas Ts-1 por Nilssen (2000) asociadas con el descarne de la tibia. Asimismo, Mengoni Goñalons 207 (1999) observó marcas similares en el sitio Cerro de los Indios 1 y vinculó su presencia con el desarrollo de tareas de descarne. Calcáneo En un espécimen fue registrada la presencia de evidencias de procesamiento. Éstas se corresponden con un negativo de impacto localizado entre el tuber calcis y la superficie articular que produjo, en consecuencia, una fractura de tipo transversal simple. El propósito de este tipo de daño se encuentra asociado con el consumo de médula y ha sido registrado en diversos sitios en la región. Metacarpo En este elemento ha sido identificada una alta frecuencia de marcas de procesamiento en función de su representación (NISP). En este sentido, dos fragmentos exhiben negativos de impacto localizados en la diáfisis del metacarpo pero próximos a la epífisis; en ambos casos, éstos se ubican en la cara anterior. La fractura de tipo transversal siempre es la única que ha sido relevada. Un tercer espécimen evidencia marcas de corte sobre su cara anterior, situadas en la porción proximal del metacarpo por debajo de la faceta articular. Las incisiones presentan una orientación transversal, son cortas y profundas y presentan una baja frecuencia (entre dos y cinco marcas). Éstas son muy similares a las denominadas bajo el código MCp-1 por Binford (1981) y estarían asociadas con la desarticulación del metacarpo del resto de los huesos carpianos. Metapodio En los metapodios se ha registrado una frecuencia moderada de evidencias de procesamiento. Uno de los aspectos más destacados es la relevancia de la percusión sobre este subconjunto. En este sentido, de los nueve especímenes que presentan modificaciones antrópicas, siete de ellos exhiben negativos de impacto, mientras que solo dos evidencian marcas de corte. Éstas últimas se localizan en la cara anterior de la diáfisis media del metapodio, están concentradas en un sector y presentan una orientación transversal u oblicua, siendo cortas y profundas; su frecuencia no supera las cinco marcas. Por su parte, los negativos de impacto se ubican tanto en la diáfisis media como distal y fueron identificados, principalmente, en la cara lateral, medial y anterior del hueso. En todos los casos fue registrada un tipo de fractura transversal simple encontrándose ausente la técnica de marcado perimetral, aspecto frecuente en sitios de la región (Rindel 2009). Es posible que esta relevancia de la fracturación 208 sobre los metapodios se encuentre asociada con el aprovechamiento de médula saturada e insaturada. Falange Se han registrado evidencias de procesamiento en 33 falanges primeras y en cuatro falanges segundas. Las marcas de corte y percusión identificadas se encuentran posiblemente vinculadas con su desarticulación, limpieza y fractura para el consumo de médula. En cuanto a las incisiones, se localizan tanto en el sector distal como en proximal, siendo menor su frecuencia en la diáfisis y están distribuidas en todas sus caras. En la mayoría de los casos se relevaron marcas con orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales. Como mencionamos, una parte de estas incisiones se encuentran vinculadas con la desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores dada la frecuencia de marcas localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las evidencias de percusión, fueron registrados negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral. Predomina el tipo de fractura transversal, seguida por la de forma longitudinal, representada solo en dos fragmentos. La técnica de marcado perimetral fue registrada en un espécimen correspondiente a una falange segunda. Cabe destacar que las evidencias de percusión sobre falanges son más frecuentes que las marcas de corte. Síntesis El parapeto 38 del sitio K 116 presenta, al igual que la estructura 11, una importante cantidad de especímenes óseos. En este marco, se destaca la elevada frecuencia de fragmentos identificados a nivel de especie, alcanzando un valor próximo al 75% (n=416) del total del NISP. La diversidad taxonómica en este conjunto es prácticamente nula, dado que más del 95% (n=414) de los especímenes identificados pertenecen a guanaco. Este resultado se corresponde con lo observado en las otras estructuras que conforman el sitio y que fueron presentadas en esta tesis. Al mismo tiempo, es consistente con la estructura taxonómica general procedente de los sitios localizados en las mesetas y sectores altos de la región con cronologías tardías. No obstante, es posible que, en este caso en particular, esta tendencia se aún más definitiva. El número mínimo de individuos reconstruidos para este conjunto es elevado, representando a siete animales. Este resultado no solo es consistente con lo 209 observado para el parapeto 11 sino que también se alinea detrás de una hipótesis asociada con la cantidad de presas cazadas en el sitio. Por otra parte, la composición etaria obtenida indicia que el porcentaje de individuos inmaduros es menor al obtenido en otros sitios de sectores altos de la región, independientemente de la medida utilizada para su cálculo (NISP o MNE). Esta información sugiere que una parte principal de las presas seleccionadas se corresponderían con animales adultos, mayores a los 48 meses de edad. No obstante, la presencia de una cría ubica (animal menor a los seis meses de edad al momento de su muerte) la ocupación del sitio durante la primavera y el verano. Los procesos y agentes tafonómicos que operaron sobre la muestra recuperada en el parapeto 38 son muy similares a los identificados en otros conjuntos óseos descriptos en esta tesis y, en general, manifiestan tendencias equivalentes en cuanto a su magnitud y grado de incidencia. En este sentido, la meteorización afectó a la totalidad de los especímenes observándose que el 88% de estos se ubican en estadios moderados (2 y 3). Por su parte, la acción de raíces es el principal agente formador del conjunto. Si bien su operatoria es moderada, próxima al 25%, se destaca dado que la incidencia de otros agentes sobre el conjunto es reducida, menor el 5% en cada caso en particular. Al respecto, el sector espacial donde se ubica el parapeto 38, próximo a la barda que desciende al lago Strobel, exhibe un leve incremento de la vegetación que, a su vez, se ve beneficiado por el reparo y protección de la estructura en sí misma. Estos factores junto con una limitada potencia estratigráfica que aumenta la interacción entre elementos óseos y raíces explican los valores obtenidos. No obstante, como mencionamos, éstos son bajos; al igual que el grado de afectación de la superficie cortical de cada espécimen en particular. Las medidas generales aplicadas en la muestra a los fines de describir la representación de partes anatómicas señalan en general un claro desbalance entre el segmento axial y apendicular, en favor de este último. Como hemos visto, esta es una tendencia regionalmente compartida. En consistencia, en un contexto de baja completitud anatómica global, la integridad del sector axial es muy reducida mientras que su fragmentación exhibe valores moderados pero superiores a su contraparte apendicular. En relación con los valores de MAU %, se observa que la mayoría de los elementos óseos se encuentran presentes en el conjunto con frecuencias bajas/moderadas, destacándose la ausencia de fragmentos proximales de radioulna, metacarpo y metatarso. Las vértebras cervicales y la pelvis dominan en el segmento axial; mientras que falanges, calcáneos y las extremidades, en especial fragmentos de 210 diáfisis y distales, dominan el esqueleto apendicular. Cabe destacar que solo fue registrada una correlación moderada, negativa y estadísticamente significativa con el índice de secado sugiriendo que aquellos elementos con mayor potencialidad para ser secados no se encuentran presentes en el parapeto 38 (Tabla 9.16). Parapeto 38 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** 0,2368 p0,16 -0,7247 p 0,12 -0,7537 p 0,11 MAU%: UMI**** 0,1997 p 0,51 MAU% : IS***** -0,6143 p 0,0,2 Tabla 9.16: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Las evidencias de procesamiento registradas exhiben valores moderados, levemente menores a los obtenidos para el parapeto 11 de este sitio. En relación con el desbalance registrado entre ambos segmentos anatómicos en base a los valores de NISP descriptos, el procesamiento exhibe una tendencia más equilibrada, mayor en el esqueleto apendicular pero no demasiado alejada a su relativo axial. Si bien son numerosos los factores que potencialmente podrían influenciar este escenario, desde aspectos vinculados estrechamente con el comportamiento humano hasta la incidencia de la fragmentación y el porcentaje de identificabilidad para cada caso. El análisis detallado de las evidencias de procesamiento indica que la variabilidad tipológica registrada es baja, siendo prioritarias las marcas de corte asociadas a tareas de descarne. Al mismo tiempo, la información presentada permite sugerir que las tareas de procesamiento se concentran en unidades anatómicas específicas. Por un lado, sobre la columna vértebra y la pelvis. En estos casos, predominan las actividades de descarne, en especial sobre vertebras torácicas. Por otra parte, para las extremidades se registra un procesamiento equilibrado y relativamente homogéneo en base a las frecuencias obtenidas. Si bien fueron identificadas marcas de corte y percusión, parecería existir una relación diferencial entre el tipo de daño y el principal recurso nutricional disponible en cada caso. De este modo, las actividades asociadas con la fracturación antrópica se localizan principalmente sobre las extremidades medias e inferiores, elementos caracterizados por su contenido de médula saturada e insaturada; mientras que las incisiones se ubican principalmente en huesos con altas cantidades de carne, como fémur y húmero. Finalmente, metapodios y falanges representan un último foco con frecuencias moderadas/altas de procesamiento. En estos casos, los daños se asocian 211 con tareas de desarticulación, cuereo y, principalmente, evidencia de fractura antrópica vinculada con el aprovechamiento de medula ósea. 9.1.3 Parapeto 24 El parapeto 24 se localiza a 65 m en dirección este del parapeto 11 y a 220 m hacia el sudoeste del parapeto 38, en las coordenadas 48°29'1.50" latitud sur, 71° 6'57.67" longitud oeste. Se ubica a 846 msnm, msnm, presenta una morfología de arco o semicírculo y se encuentra orientado hacia el oeste. Fue excavada una cuadricula de un metro por un metro sobre la pared de la estructura, único sector donde fueron registradas evidencias óseas (Figura 9.18). Dado que no fueron registradas diferencias en la composición estratigráfica de los sedimentos ni en las características y distribución del registro zooarqueológico, se consideran los niveles como un único bloque presentándose la información faunística en conjunto. Figura 9.18: Parapeto 24 (círculo verde) verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina superior derecha: Foto de la estructura; Esquina squina inferior infer derecha: representación epresentación y localización de la cuadricula. cuadricula La muestra analizada comprende 277 es especímenes, de los cuales, el 42% 42 (n=116) =116) pudo ser determinado a nivel de especie. La estructura taxonómica reconstruida está conformada únicamente por guanaco. guanaco Por su parte, un total de 161 fragmentos óseos (58%) no ha podido ser determinado bajo ninguna categoría taxonómica siendo designados como indeterminados. 212 Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos recuperados, fue calculado el número mínimo de individuos para el parapeto 24. El valor obtenido indica la presencia de un mínimo de, al menos, tres individuos, establecido en base al recuento de falanges segundas en el conjunto. Posteriormente, fue evaluada la estructura etaria de la muestra, explorando, en primera instancia, el porcentaje de especímenes (NISP%) y elementos (MNE%) correspondientes a individuos no fusionados. Si bien los resultados alcanzados varían dependiendo de qué medida se utilice para su cálculo, ambas señalan un componente importante de guanacos inmaduros en el conjunto. De acuerdo con el NISP%, la frecuencia de especímenes no fusionados es alta, alcanzando el 42,8% del total. En base al MNE%, este valor se incrementa, comprendiendo el 53% de los elementos que conforman el conjunto zooarqueológico. En segunda instancia, fue realizada una determinación más específica de las clases de edad representadas en el parapeto 24 utilizando el cronograma de osificación ósea propuesto por Kauffmann (2009). En primer lugar, se observa la presencia de un individuo mayor a los 48 meses de edad, dado que fueron recuperadas dos epífisis distales de fémur fusionadas (FE 4 sensu Kauffmann 2009), centro que osifica durante este lapso. En segundo lugar, la presencia de dos cuerpos de vértebras torácica o lumbar no fusionadas a su respectivo arco neural indica la existencia de un individuo cría, atendiendo a que esta porción fusiona entre los 0-6 meses de edad (Kauffmann 2009). En tercer lugar, fueron halladas ocho falanges proximales sin fusionar que indicarían la presencia de un tercer individuo que no superaría los 30 meses de edad al momento de su muerte. En síntesis, las clases de edad representadas en el parapeto 24 se conformarían, al menos, por un individuo cría, otro subadulto y finalmente, un adulto. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos Todos los especímenes recuperados en el parapeto 24 evidencian algún tipo de modificación producida por la acción de la meteorización sobre el conjunto. En este sentido, la totalidad de la muestra se distribuye en tres estadios, siendo el 3 el que predomina y concentra la mayor cantidad de fragmentos óseos (Figura 9.19). El perfil de meteorización se completa con aquellos localizados, en baja proporción, en los estadios 2 y 4. Comparativamente, estos resultados marcan una clara similitud con los obtenidos en las otras estructuras que conforman el sitio e indican que el grado de conservación de la muestra es de bueno a moderado. 213 100 90 80 NISP%* 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 (N: 21) W3 (N:78) W4 (N: 15) W5 Figura 9.19: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 24. La figura 9.20 grafica la distribución de los especímenes óseos en los distintos estadios de meteorización, en relación con el grado de fusión ósea de la muestra. Se observa una tendencia muy similar entre ambos grupos etarios, los estadios 2, 3 y 4 son los más representados, reconociéndose un aumento leve de la contribución de la categoría no fusionados a las frecuencias de los estadios menos avanzados. 100 90 80 %NISP 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 No Fusionados W3 W4 W5 Fusionados Figura 9.20: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes. Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 37,7% (n=43) de la muestra evidencia algún tipo de modificación de origen natural vinculada con la operatoria de roedores, raíces y el blanqueado de la superficie cortical del hueso. 214 35 30 %NISP 25 20 15 10 5 0 Roedores (n: 5) Raíces (n: 18) Blanqueado (n: 22) Figura 9.21: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. Como se observa en la figura 9.21, las improntas de raíces exhiben frecuencias bajas (n=18; 15,7%) en el conjunto. Éstas fueron registradas de manera equilibrada tanto en el esqueleto axial (n=9) como en el apendicular (n=9), localizadas principalmente sobre vértebras y falanges. Por otra parte, la acción de roedores sobre el conjunto es muy baja, afectando una pequeña parte de la muestra (n=5; 4,3%). Nuevamente, los especímenes más afectados son vértebras y falanges. Finalmente, la presencia de blanqueado fue registrada en un 19% (n=22) de la muestra. En la mayoría de los casos, éste se localiza sobre ambas caras del hueso indicando que una pequeña fracción de los fragmentos óseos recuperados exhibieron un mayor grado de exposición al sol y una baja estabilidad. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias Para analizar la representación de partes anatómicas se consideraron diferentes medidas. En primer lugar, fue evaluada la frecuencia con la cual se manifiestan las diversas regiones esqueletarias. Como se observa en la figura 9.22, el esqueleto apendicular se encuentra levemente más representado que su relativo axial, independientemente de la medida que se utilice para su cálculo (NISP % y MNE %). Estos resultados distan de aquellos obtenidos para las otras estructuras que conforman el sitio K 116. En este caso, la representación de cada segmento es equilibrada, reduciéndose significativamente la subrepresentación axial, aspecto frecuente en otros conjuntos de la región. 215 % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 NISP Axial MNE Apendicular Figura 9.22: Representación de segmentos anatómicos. Unidades de Análisis Parapeto 24 Relación Axial/Apendicular NISP 0,815384615 Relación Axial/Apendicular MNE* 0,595744681 C. Anat. Global** 15,70512821 C. Anat. Axial*** 10,21505376 C. Anat. Apendicular**** 23,80952381 Tabla 9.17: Índices de representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. Por otro lado, se evaluó la proporción de especímenes y elementos axiales y apendiculares. Es así que fue calculada la razón existente entre los NISP de cada segmento anatómico para luego realizar este mismo procedimiento pero en base a los valores de MNE. Los resultados obtenidos indican que la relación existen entre ambas regiones esqueletarias es homogénea, principalmente considerando los valores de NISP (Tabla 9.17). Una herramienta que permite evaluar el grado de integridad global de las carcasas y de cada segmento anatómico ingresado en un sitio, refiera a los índices de completitud. De acuerdo con la tabla 9.17, el conjunto zooarqueológico recuperado en el parapeto 24 se encuentra muy incompleto. El grado de completitud del esqueleto apendicular es significativamente mayor a su relativo axial, indicando un desbalance entre ambas regiones esqueletarias. El índice de fragmentación, medido a partir de la relación existente entre los valores de NISP/MNE excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994), indica una baja fragmentación global en el conjunto. Esta tendencia se mantiene cuando es medida en función del segmento axial y apendicular, incrementándose 216 levemente en el primero, aspecto que podría explicar, al menos en parte, la menor representación de esta región esqueletaria en los valores de MNE y su incompletitud anatómica (Tabla 9.18). NISP/MNE Global 1,609375 Axial 1,89285714 Apendicular 1,38888889 Tabla 9.18: Índice de fragmentación: fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. La representación anatómica del parapeto 24 fue evaluada en función de dos 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % medidas principales: MAU% y MNE% estandarizado. Figura 9.23: MAU % Representación de partes anatómicas. En la figura 9.23 se observa la frecuencia de partes esqueletarias obtenida para el conjunto. A diferencia de lo explicitado para otras estructuras, en este caso el perfil reconstruido indica una representación ósea relativamente incompleta, con elementos óseos que se encuentran ausentes y caracterizada por un patrón de heterogeneidad que difiere sustancialmente de lo registrado para el parapeto 11 y 38 de este sitio. Esta tendencia puede ser explicada, al menos inicialmente, en función de diferencias en el tamaño de la muestras, siendo menor en el parapeto 24. No obstante, si bien es posible que una escala de análisis mayor resulte más adecuada (MNE % estandarizado), algunas recurrencias pueden ser obtenidas de la información presentada en el figura 9.23. En el esqueleto axial destacan las frecuencias obtenidas para las vértebras (cervicales y torácicas principalmente) y para la pelvis. Asimismo, se debe resaltar la baja proporción de costillas en el conjunto. El segmento apendicular se encuentra dominado por las frecuencias de falanges, primeras y segundas, radioulna (fragmentos proximales y diáfisis) y extremos distales de fémur. 217 Es destacable la ausencia de elementos correspondientes al húmero, en especial dada la a presencia de escápula y la alta frecuencia de radioulna. Cabeza Columna MNE % Costillar Cintura Extremidades superiores Extremidades medias Extremidades inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 Figura 9.24:: MNE Estandarizado: Representación de partes anatómicas. Al modificar la escala de análisis hacia regiones esqueletarias mayores, agrupadas en función del contenidos nutricional que éstas ofrecen, se observa con mayor claridad la preponderancia de algunos sectores por sobre otros; en un contexto de una baja frecuencia de representación global. Es así que, la columna vertebral, la cintura, las extremidades medias y calcáneos y falanges falanges exhiben los valores más elevados distribuyéndose en un rango que se extiende desde el 15% al 30% (Figura ( 9.24). Esta configuración ción podría estar vinculada con el aprovechamiento de carne (columna y cintura), médula y médula insaturada (extremidades inferi inferiores, ores, calcáneos y falanges) que ofrecen los elementos seleccionados. 218 MNE Húmero Radioulna Fémur Tibia Metacarpo Metatarso Metapodio Total Articulación PX DS 0 0 2 1 1 2 1 0 1 0 0 0 0 1 5 4 Diáfisis SH 0 2 0 1 0 0 1 4 AR/SH 0 3/2 3 1/1 1 0 1/1 9/4 Proporción 0 1,5 3 1 1 0 1 2,25 Tabla 9.19: Representación de partes anatómicas. Referencias: PX: Proximal; DS: Distal; SH: Diáfisis; AR/SH: relación articulación/diáfisis. Por otra parte, fue evaluada la relación existente entre la representación de fragmentos articulares y segmentos de diáfisis en el conjunto. Como se describe en la tabla 9.19, la presencia de epífisis es mayor, exhibiendo una proporción levemente superior (2,25) a la esperada (2). Evidencias de Procesamiento El 16% (n=18) de los fragmentos óseos recuperados en el parapeto 24 exhiben evidencia de procesamiento. Comparativamente con lo observado en otras estructuras del sitio K116, los valores obtenidos son más bajos. De acuerdo con la tabla 9.20, fueron identificadas tanto en el segmento axial como en el apendicular, en frecuencias similares, indicando un tratamiento equilibrado de todo el esqueleto. Apendicular Axial Total NISP 61 51 112 NISP* 10 8 18 NISP*% 16,39344262 15,68627451 16,07142857 Tabla 9.20: Frecuencias de procesamiento Axial y Apendicular. 219 Cráneo Mandíbula Atlas Axis Vert. Indet Cervicales Torácica Lumbar Caudales Sacro Costillas Innominado Escápula Húmero Radioulna Fémur Tibia Calcáneo Astrágalo Metacarpo Metatarso Metapodio Falange 1 Falange 2 Falange 3 Sesamoideo Total NISP 1 1 0 1 21 12 9 3 0 0 2 1 2 0 6 5 2 1 0 1 0 5 13 10 5 4 105 NISP* 0 0 0 0 1 1 3 1 0 0 1 1 0 0 2 2 1 0 0 0 0 3 1 1 0 0 18 NISP% 0 0 0 0 4,76190476 8,33333333 33,3333333 33,3333333 0 0 50 100 0 0 33,3333333 40 50 0 0 0 0 60 7,69230769 10 0 0 17,1428571 Tabla 9.21: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos, rótula y dientes. En la tabla 9.21 se presentan las frecuencias de procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial se localizan principalmente en la columna vertebral, registrándose una frecuencia moderada en vértebras torácicas. En este sentido, si se consideran en conjunto todos los especímenes correspondientes a las vértebras cervicales, torácicas y lumbares, el procesamiento de la columna es moderado (NISP: 24; NISP con procesamiento: 20,8%) Asimismo, el procesamiento de costillas y pelvis, indican un incremento de estos valores; sin embargo, su ocurrencia en términos de NISP es baja, por lo que sus frecuencias pueden ser producto del tamaño de muestra recuperada en cada caso. En el esqueleto apendicular, los huesos largos exhiben porcentajes moderados y similares entre sí, indicando un procesamiento homogéneo de las extremidades. El procesamiento de las falanges es bajo en este caso, contrastando con lo evidenciado para otras estructuras de este sitio. 220 NISP* 9 5 4 18 Corte Percusión Corte y Percusión Total NISP% 50 27,77778 22,22222 100 Tabla 9.22: Frecuencia de tipo de marca de procesamiento. Con respecto al tipo de modificación antrópica, fue reconocida la presencia de marcas de corte y percusión. Como se observa en la tabla 9.22, las marcas de corte manifiestan una mayor incidencia sobre el conjunto, alcanzando frecuencias que duplican a las evidencias de fractura antrópica (Tabla 9.22). 20 18 16 % NISP* 14 12 10 8 6 4 2 0 Corte Perccusión Apendicular Corte y Percusión Axial Figura 9.25: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. En la figura 9.25 se profundiza la información presentada en el párrafo anterior, evaluando la relación existente entre el tipo de procesamiento y su distribución anatómica. En este sentido, las marcas de corte se localizan principalmente en el esqueleto axial, exhibiendo un menor grado de desarrollo en el segmento apendicular. En contraste, las evidencias de percusión manifiestan la situación inversa: son preponderantes en las extremidades y presentan valores más bajos en el sector axial. Finalmente, solo en fragmentos óseos correspondientes al esqueleto apendicular fueron identificados ambos tipos de daños. A continuación, se presentan los resultados del análisis pormenorizado de evidencias de procesamiento por elemento óseo. Vértebra cervical Un solo fragmento óseo de vértebra cervical exhibe evidencias de procesamiento, específicamente marcas de corte. Éstas se localizan en un proceso 221 articular craneal, son transversales, profundas y cortas, y se encuentran aisladas. De acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), este tipo de incisiones podría estar vinculado con el descarne del cuello y/o la segmentación de este sector en unidades menores. Vértebras torácicas El procesamiento de las vértebras torácicas, si bien mayor al de otros elementos en el esqueleto axial, se limita a solo tres especímenes óseos. En su totalidad se corresponden a marcas de corte ubicadas en el proceso espinoso en ambas caras de la vértebra. En cuanto a su orientación, son longitudinales y oblicuas con respecto al eje mayor del hueso, cortas, profundas y superficiales. Estas incisiones pueden ser homologadas a las descriptas por Binford (1981) bajo el código TV-2, asociadas con el descarne del lomo, marcas que también han sido registradas por Nilssen (2000). Vértebras lumbares Fueron registradas marcas de corte en un solo fragmento de vértebra lumbar. Se localizan en la base de un proceso espinoso, son longitudinales, profundas, largas y manifiestan una baja frecuencia. De acuerdo con Nilssen (2000), estas incisiones, denominadas bajo el código LV-4, responderían al descarne y fileteo del lomo. Esta misma funcionalidad ha sido sugerida por otros autores, vinculando su presencia durante el procesamiento inicial (Mengoni Goñalons 1999, Muñoz 2000; Rindel 2009). Costilla En un solo espécimen fue registrada una única marca de procesamiento. Ésta refiere a un negativo de impacto localizado en la porción media de la diáfisis de la costilla que produjo, en consecuencia, la fracturación del elemento en dos mitades. Pelvis Fue relevado un solo espécimen con marcas de corte. Se localizan en el ala de ilium; son cortes longitudinales al eje mayor del hueso, largos/cortos y profundos. Como ha sido mencionado en la descripción de este tipo de marcas para otra estructura de este sitio, y de acuerdo con Mengoni Goñalons (1999), éstas pueden vincularse con el desarrollo de tareas de descarne, producidas durante el corte de los músculos ilíacos y glúteos. Asimismo, Nilssen (2000) reporta la presencia de este tipo de incisiones bajo el código PS-17, asociadas con un conjunto amplio de modificaciones, pero siempre ligadas con el desarrollo de tareas de fileteo. 222 Radioulna En este caso, dos fragmentos exhiben marcas de corte y percusión. Con respecto a las primeras, éstas se ubican en el borde lateral de la diáfisis media, son profundas, cortas, transversales y subparalelas entre sí. Si bien no se ha registrado mención en Binford (1981), Nilssen (2000) menciona la presencia de este tipo de daño, bajo el código RCs-2, como consecuencia del desarrollo de tareas de cuereo y/o fileteo. Asimismo, incisiones similares también fueron reportadas por Mengoni Goñalons (1999) para el sitio Cerro de los Indios 1 vinculadas con el posible desarrollo de tareas de descarne. Fémur Dos fragmentos correspondientes a fémur registran marcas de corte y percusión. En cuanto a las incisiones, se localizan en la epífisis distal del fémur cercana a la tuberosidad supracondiloidea lateral. Éstas son numerosas y presentan una orientación transversal, siendo profundas, cortas, paralelas entre sí y concentradas en un sector. Estas marcas son similares a las descriptas por Binford (1981) bajo el código FD-4, aunque con una dirección más transversal que oblicua, asociadas con el descarne del elemento. Por otra parte, este espécimen también exhibe negativos de impacto en su porción más diafisiaria. El restante espécimen se corresponde con un fragmento de diáfisis de fémur que presenta un negativo de impacto producto de una fractura de tipo transversal simple. Tibia Como se explicita en la tabla 9.21, fue reconocido un solo fragmento con evidencia de corte y percusión. Éstas se ubican en la diáfisis de la tibia sobre su cara anterior. Con respecto a las primeras son transversales, cortas, superficiales, paralelas entre sí y numerosas. Sus características confieren mucha similitud con las identificadas por Nilssen (2000) bajo el código Ts-1, localizadas en toda la diáfisis de la tibia y vinculadas con su descarne. Por su parte, la evidencia de percusión se corresponde con negativo de impacto producto de la fractura transversal de la diáfisis media. Metapodio Las extremidades inferiores, representadas por metapodio exhiben una moderada-alta frecuencia de procesamiento (Tabla 9.21). Tres especímenes registran marcas de percusión, y uno de ellos también presenta huellas de corte. Las evidencias de fractura refieren a negativos de impacto y estrías de percusión que se localizan en 223 dos fragmentos de diáfisis media y en la metáfisis de una epífisis distal. En todos los casos la fractura fue de tipo transversal simple. Por otro lado, una diáfisis media presenta también marcas de corte transversales, cortas, profundas y paralelas. De acuerdo con lo evidenciado por Mengoni Goñalons (1999) en casos similares en el sitio Cerro de los Indios 1, éstas estarían asociadas con la limpieza del hueso previo a su fractura. No obstante, también podrían vincularse con el cuereo de las carcasas. Más allá de lo mencionado, el aprovechamiento de la médula podría haber tenido un rol protagónico. Falanges Solo dos falanges evidencian daños de corte y fractura. En primer lugar, se registraron incisiones en la cara lateral de una falange segunda. Éstas se encuentran aisladas y presentan una orientación transversal siendo profundas y cortas. Paralelamente, sobre un fragmento proximal de una falange primera se identificaron marcas de corte nuevamente transversales, cortas y profundas. En este caso, fue reconocido también un negativo de impacto que habría dividido la falange en dos mitades a través de una fractura transversal simple. Estas modificaciones antrópicas podrían haber cumplido una serie de funciones que no son mutuamente contradictorias; desde el desmembramiento de estos elementos de las extremidades inferiores cortando los tendones extensores y flexores digitales, hasta su fractura para el consumo de médula in situ en términos de snack. Guanaco: evidencias de alteración térmica La presencia de elementos termoalterados en el conjunto óseo del parapeto 24 es baja. Solo un 3,5% (n=4) de la muestra exhibe rasgos asociados con la alteración térmica: un fragmento de fémur, falange primera, vértebra torácica y metapodio se encuentra quemados. Cabe mencionar, que los dos primeros registran también marcas de procesamiento. Síntesis La estructura taxonómica reconstruida para el parapeto 24 está compuesta únicamente por el taxón guanaco. Esta tendencia hacia conjuntos óseos prácticamente mono específicos, centrados en la caza del guanaco, parecería ser una característica propia del sitio K116 en función de lo detallado para las otras estructuras que lo conforman. Por otra parte, el porcentaje de fragmentos identificados a nivel de especie en el parapeto 24 es bajo/moderado, próximo al 42% (n=116) del total de la muestra. Al respecto, de acuerdo con la información presentada en este capítulo, tanto 224 la fragmentación ósea como las evidencias de procesamiento registradas, exhiben frecuencias bajas en el conjunto; por tanto, no necesariamente estarían asociados con esta alta frecuencia de especímenes indeterminados. Una de las características más destacables de la muestra ósea procedente del parapeto 24 es la elevada proporción de especímenes y elementos correspondientes a animales inmaduros. En este sentido, independientemente de qué medida se utilice para su cálculo (NIPS o MNE) los valores obtenidos son siempre superiores al 40% del total del NISP o MNE. Estos resultados son los más elevados considerando todos los conjuntos presentados en esta investigación. La composición etaria obtenida indica la presencia de un individuo cría, otro subadulto (menor a los 30 meses) y un adulto. En base a esta información, es posible sugerir que, por un lado, la selección de presas estuvo orientada principalmente hacia el procuramiento de animales juveniles, permitiendo inferir la selección de grupos familiares; y por otro, en función de la determinación etaria es posible considerar que el momento de muerte de estos animales habría incluido los meses de diciembre a mayo. La perspectiva tafonómica aplicada permitió medir la incidencia y magnitud de diversos agentes y procesos en la formación del conjunto óseo recuperado en el parapeto 24. En primera instancia, los resultados obtenidos indican la existencia de un alto grado de similitud con las características formativas de los conjuntos procedentes en las estructuras 11 y 38 de este sitio. En líneas generales, la meteorización es el agente con mayor incidencia en el conjunto. El perfil reconstruido indica una tendencia homogénea y equilibrada donde más del 85% de los fragmentos óseos se ubican en estadios moderados (2 y 3). Por otra parte, la operatoria de otros agentes es baja y se limita a solo tres: blanqueado, raíces y roedores. En cuanto a estos dos últimos, hemos destacado su presencia en contextos similares dado que la propia pared de la estructura podría representar un nicho adecuado para su colonización. En función de las discusiones que puedan desarrollarse en el próximo capítulo, es importante resaltar la ausencia de indicadores asociados con la influencia del agua en la formación del conjunto. El estado de preservación general de la muestra es bueno. La historia tafonómica reconstruida exhibe un carácter común a la obtenida para los parapetos 11 y 38 indicando la relevancia de condiciones locales en la formación, así como también la existencia de un patrón similar de exposición y enterramiento. Por lo tanto, se considera que la muestra estudiada es confiable y no presenta problemas serios de orden tafonómicos. 225 El parapeto 24 es el único caso en esta tesis donde existe una relación equilibrada entre la representación del esqueleto axial y el apendicular, independientemente de cómo se mida esta relación, ya sea en base al NISP o al MNE. Asimismo, la diferencia existente entre los valores de completitud anatómica global, axial y apendicular es reducida entre sí, indicando un ingreso relativamente homogéneo de cada sector. A su vez, la fragmentación del esqueleto axial, si bien mayor, exhibe cifras cercanas a las obtenidas para toda la carcasa. Es decir, las herramientas utilizadas para evaluar la presencia de patrones asociados con un tratamiento diferencial de los sectores anatómicos indican justamente, lo contrario; los elementos correspondientes a las extremidades, huesos del autopodio y falanges, exhiben una representación relativamente homogénea con aquellos correspondientes a la cabeza, las vértebras, costillas y la cintura. En otra escala de análisis, el perfil anatómico construido es muy heterogéneo, caracterizado por ausencias en ambos segmentos y numerosas categorías óseas con elevada frecuencia. Este escenario dificulta el reconocimiento de tendencias. No obstante, parecería existir una selección en favor de elementos con carne y médula insaturada junto con especímenes de difícil procesamiento y transporte. Es así que se advierte una buena representación de la columna vertebral, la cintura y las extremidades inferiores y falanges. En parte, las correlaciones estadísticas realizadas son consistentes con esta afirmación en tanto otorgaron resultados significativos con el índice de carne (Tabla 9.23). De la misma forma, se registraron valores negativos y también estadísticamente significativas con los índices de médula y de secado, estableciendo que el perfil recuperado no sugiere una selección de partes en favor de su contenido medular o su potencial de secado (Tabla 9.23). Parapeto 24 MAU %: DMO* MAU%: IC** -0,0891 p 0,60 0,03 p 1 MAU% : IM*** MAU%: UMI**** MAU% : IS***** -0,03 p 1 0,310 p0,30 -0,1324 p 0,66 Tabla 9.23: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Las evidencias de procesamiento registradas en el parapeto 24 exhiben frecuencias menores a aquellas identificadas en otras estructuras de la región. Su distribución en el esqueleto continúa la tendencia descripta en párrafos anteriores: ambos segmentos presentan marcas de procesamiento en porcentajes equilibrados. Con respecto a las marcas de corte, las tareas de descarne son prioritarias en el conjunto y se concentran en tres sectores: en la columna (sobre vértebras torácicas y 226 lumbares), en la pelvis y en las extremidades: fémur, radioulna y, en menor medida, tibia. En general, estos elementos se caracterizan por una alta presencia de carne que disminuye en dirección distal. En este sentido, el descarne de las extremidades también se encuentra fuertemente asociado con su fractura posterior. Es interesante destacar la presencia de marcas de corte en metapodios y falanges, asociadas posiblemente con el desarrollo de tareas de cuereo. Por otra parte, las tareas de desarticulación presentan una muy baja representación en este conjunto; tendencia que se corresponde con lo observado para el parapeto 11 y 38. La información detallada en esta sección relativa al parapeto 24 indica la existencia de particularidades en su conjunto óseos que lo destacan. En un contexto local y en relación con las otras estructuras que conforman el sitio K 116, sus características, en especial la representación de partes anatómicas, presentan un patrón complementario al de las restantes; principalmente en función de la alta incidencia de elementos axiales. 9.1.4 Parapeto 27 El parapeto 27, localizado en 48°29'1.10" latitud s ur y 71° 6'56.23" longitud oeste, se ubica a 846 msnm, sobre una pequeña elevación del terreno. Otras estructuras de piedra se encuentran en las inmediaciones: a 200 m el parapeto 38, a 30 m el 24 y a 88 m se ubica la estructura 11. Al igual que las otras estructuras consideradas en esta tesis exhibe una morfología en arco y se encuentra orientado hacia el oeste. El parapeto 27 es una de las estructuras que mayores dimensiones presenta dentro del sitio K 116 (ver capítulo 7). En este caso, las excavaciones realizadas en el interior de la estructura no registraron la presencia de restos óseos. Por lo tanto, la muestra zooarqueológica considerada en esta tesis proviene de las recolecciones superficiales y subsuperficiales realizadas en el interior de la pared del parapeto (Figura 9.26). Las características propias de la pared de esta estructura, su desarrollo, derrumbe y las irregularidades del terreno, dificultaron en gran medida las tareas de excavación. Por este motivo no fue realizada una cuadrícula sobre este sector, aspecto que sí fuera efectuado en las estructuras descriptas anteriormente. 227 Figura 9.26: Parapeto 27 (círculo verde) verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina squina superior derecha: Foto de la estructura; esquina inferior derecha: rrepresentación epresentación y localización de la cuadricula cuadricula. La muestra analizada comprende 145 especímenes, especímenes, de los cuales el 60,6% (n=88) del total pudo ser identificado a nivel de especie. Al igual que en el parapeto 24, solo ha sido posible identificar la presencia del taxón guanaco ((Lama Lama guanicoe guanicoe) en el conjunto. Por otra parte, el 39,3% del total de la muestra no pudo ser identificado bajo ninguna a categoría taxonómica. 228 Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad El número mínimo de individuos recuperados en el parapeto 27 fue establecido en base a la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos. En función de la representación de epífisis proximales derechas de radioulna y la presencia de especímenes fusionados y no fusionados correspondientes a vértebras torácicas, lumbares, falanges primeras y segundas, se determinó la presencia de dos individuos en el parapeto 27. Como paso posterior, fue evaluada la composición etaria del conjunto. En primer lugar calculando el porcentaje de especímenes (NISP %) y elementos (MNE %) correspondientes a individuos inmaduros. Los resultados obtenidos son muy similares entre sí, indican que un 18% (NISP %) y un 17,5% (MNE %) del total de la muestra pertenecen a animales subadultos. En segundo lugar, la estructura etaria del parapeto 27 fue evaluada en mayor profundidad, aplicando el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). La presencia de tres fragmentos de articulaciones proximales de falanges primera sin fusionar indica la existencia de, al menos, un individuo menor a los 30 meses de edad. El restante se corresponde con un animal mayor a los 48 meses, dada la presencia de una epífisis distal de radioulna fusionada y una epífisis anterior de vértebra cervical fusionada a su respectivo cuerpo, centros que osifican durante este lapso. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos Todos los especímenes que componen la muestra evidencian algún tipo de modificación consecuencia de la operatoria de agentes y procesos naturales. La presencia de meteorización ha sido registrada en la totalidad de los fragmentos óseos (Figura 9.27). Éstos se distribuyen, principalmente, en tres estadios reflejando una frecuencia diferencial en cada uno. Los valores más elevados fueron identificados en estadios maduros de meteorización (estadios 3 y 4). Esta es una tendencia común para los conjuntos zooarqueológicos recuperados en el sitio K 116 y también ha sido reportada en diferentes sitios a cielo abierto de la región. Es interesante destacar la presencia de una baja frecuencia de huesos en estadios poco avanzados; aspecto que no había sido registrado en otros parapetos del mismo sitio (Figura 9.27). Tomando en consideración que en este caso la muestra está constituida por huesos obtenidos únicamente de contextos superficiales y subsuperficiales, el estado de preservación de la muestra va de bueno a moderado, mostrando un perfil de meteorización muy similar al de las restantes estructuras que conforman este sitio cuyos conjuntos óseos proceden de estratigrafía. 229 Figura 9.27: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 27. Figura 9.28:: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes. De acuerdo con la figura 9.28,, las frecuencias más elevadas se localizan en el estadio 3 en ambos grupos etarios. Se observa también que el aporte de especímenes fusionados incluye una mayor cantidad de estadios. Los ffragmentos ragmentos óseos de animales inmaduros se concentran en los estadios 2 y 3, principalmente en este último. Estos resultados permiten sugerir que la ausencia de huesos correspondientes a animales inmaduros en estadios más avanzados es, justamente, un indicador indicad de su elevada tasa de meteorización y por ende, estaría señalando la potencial pérdida ósea de una parte del conjunto. 230 Figura 9.29:: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. Más allá de la meteorización, el 47,8% (n=33) (n=33) de la muestra exhibe otros tipos de modificaciones naturales. Como se observa en la figura 9.29,, una parte importante de esta frecuencia está determinada por la incidencia del blanqueado sobre el conjunto, posiblemente debido a una elevada exposición a condiciones subáereas. La operatoria de roedores y raíces identificada en el parapeto 27 es muy baja y se limita a solo cinco especímenes. En cuanto al primero, las marcas registradas se localizan en dos fragmentos correspondientes al esqueleto axial, una una vértebra y una costilla; elementos cuya morfología plana, con superficies angulosas y/o con la presencia de apófisis favorece su selección por parte de los roedores. Las marcas de raíces solo fueron determinadas en el sector apendicular, en fragmentos de radioulna, metapodio y fémur. En ambos casos los daños son puntuales y no ocupan grandes extensiones de la superficie del hueso. Por otra parte, la incidencia de carnívoros sobre la muestra es muy leve habiéndose identificado solo una marca (Figura Figura 9.29). Ésta refiere a un pits,, ubicado en un fragmento proximal de calcáneo. La presencia de marcas de óxido de manganeso se remite a solo dos fragmentos. Finalmente, la evidencia de daños causados por la acción de líquenes y blanqueado en una o ambas caras ha sido ido documentada en baja frecuencia para el primero y con una mayor importancia para el segundo. En ambos casos, su presencia indica la exposición de los fragmentos óseos a condiciones subaéreas. La colonización de líquenes es un proceso relativamente rápido o y es posible que sea uno de los factores de mayor destrucción de los huesos depositados en superficie (Hedges y Millard 1995). En cuanto al blanqueado, ligado estrechamente a la influencia de la meteorización sobre el conjunto, fue localizado principalme principalmente sobre ambas caras (n=12; =12; 17%) de la superficie cortical, siendo menor nor su frecuencia en solo una (n=9; (n 13%). 231 En síntesis, ha sido registrada una variedad de agentes y procesos que han operado en la formación del conjunto óseo recuperado en el parapeto 2 27. 7. No obstante, salvo casos específicos (meteorización y blanqueado), su impacto en la muestra ha sido bajo, no superando el 5% en todos los casos. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias La figura 9.30 grafica la representación del sector axial y apen apendicular dicular medida en función de los valores de NISP% y MNE % obtenidos en el parapeto 27. Como puede observarse, independientemente de cuál se utilice, el esqueleto axial se encuentre subrepresentado. Figura 9.30: 9.30 Representación de segmentos anatómicos. Por otra parte, también fue evaluada la relación existente entre ambos sectores anatómicos en función de su razón, medida, nuevamente, a partir del NISP y el MNE, a los fines de evaluar la representación de cada región en base a la cantidad de especímenes y elementos presentes respectivamente. En ambos casos se observa un claro desbalance entre ambos, indicando la subrepresentación del sector axial (Tabla 9.24). 232 Unidades de Análisis Parapeto 27 Relación Axial/Apendicular NISP 0,17333333 Relación Axial/Apendicular MNE* 0,27027027 C. Anat. Global** 17,7 C. Anat. Axial*** 8 C. Anat. Apendicular**** 32,1 Tabla 9.24: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. De acuerdo con los valores explicitados en la tabla 9.24, se observa que la completitud global es baja, indicando conjuntos muy incompletos; tendencia que se incrementa para el esqueleto axial. Contrariamente, la frecuencia correspondiente al sector apendicular es moderada apuntando, nuevamente, al desbalance entre ambas regiones. La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Como se indica en la tabla 9.25, los valores obtenidos han sido bajos sin registrarse diferencias significativas en favor de algún segmento esqueletario en particular. NISP/MNE Global 1,57894737 Axial 1,3 Apendicular 1,67 Tabla 9.25: Índice de fragmentación. Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. La representación de partes anatómicas también ha sido analizada en función del MAU % y el MNE % estandarizado. 233 Figura 9.31:: MAU % Representación de partes anatómicas. Como se observa en la figura 9.31,, el perfil reconstruido da cuenta de la baja completitud anatómica del parapeto 27, aspecto mencionado anteriormente. Se registra entonces la ausencia de diversas categorías anatómicas, siendo especialmente notoria en el segmento axial. Con respecto a este último, se encuentra representado principalmente por especímenes correspondientes a la columna colu vertebral que exhiben frecuencias similares, similare localizadas entre un 20 y 35% % del MAU. En este sentido, cabe destacar que fue obtenida una correlación baja, positiva y estadísticamente significativa entre el MAU% y el índice de densidad mineral ósea. ósea De este modo, se asume que la incidencia de procesos atricionales mediados por la densidad habría tenido una influencia limitada en la formación del conjunto, en tanto que la fuerza de la relación es baja y adicionalmente, fueron identificados especímenes que exhiben valores bajos de densidad mineral como esternebras esterne o vértebras. En el esqueleto apendicular el patrón registrado se caracteriza por presentar una distribución más heterogénea. Las tendencias registradas están determinadas por un lado, por la representación representación de huesos largos focalizada principalmente en segmentos de diáfisis, registrándose, con excepción de algunos casos, la ausencia de extremos articulares. Por otro lado, se destaca también la alta frecuencia de falanges primeras y segundas, aspecto que se corresponde con la tendencia registrada en otras estructuras de este sitio. 234 Figura 9.32:: MNE Estandarizado: representación de partes anatómicas. En la figura 9.33 se observa la representación anatómica del conjunto en función de regiones esqueletarias mayores, agrupadas en relación con el contenido nutricional que éstas ofrecen. El segmento axial mantiene las mismas tendencias; la columna vertebral exhibe las frecu frecuencias encias más elevadas. Por otra parte, en el esqueleto apendicular se observa una representación de las extremidades que disminuye siguiendo un eje proximal/distal. Este perfil permite indicar una selección de unidades caracterizadas por su contenido de carn carne e y, en segundo lugar, de médula. Calcáneos y falanges mantienen una presencia moderada en el conjunto. Articulación MNE Húmero Radioulna Fémur Tibia Metacarpo Metatarso Metapodio Total PX 0 2 0 0 0 0 0 2 DS 0 1 0 0 0 0 0 1 Diáfisis SH 2 2 2 1 0 0 3 10 AR/SH Proporción 0 3/2 0 0 0 0 0 3/10 0 1,5 0 0 0 0 0 0,33 Tabla 9.26:: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis. La información presentada en la tabla 9.26 expone la relación diferencial existente entre la representación de articulaciones y diáfisis en el conjunto zooarqueológico recuperado en el parapeto 27. Como ya había sido mencionado anteriormente, los extremos proximales y distales se encuentran prácticamente prácti ausentes. 235 Guanaco: evidencias de procesamiento El 23% (n=16) de los fragmentos óseos registrados en el parapeto 27 presentan evidencias de procesamiento. Éstas fueron identificadas tanto en el segmento axial como en el apendicular, siendo mayores en este último (Tabla 9.27). NISP NISP* NISP % Apendicular 56 14 25 Axial 13 2 Total 69 16 15,3846154 23,1884058 Tabla 9.27: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. NISP NISP* %NISP Cráneo 0 0 0 Mandíbula 0 0 0 Atlas 0 0 0 Axis 0 0 0 Vert. Indet 0 0 0 Cervicales 1 0 0 Torácica 5 0 0 Lumbar 3 0 0 Caudales 0 0 0 Sacro 0 0 0 Costillas 3 1 33,3 Esternebras 1 1 100 Imnominado 0 0 0 Escápula 1 0 0 Húmero 2 1 50 Radioulna 6 1 16,6 Fémur 3 1 33,3 Tibia 1 0 0 Calcáneo 2 0 0 Astrágalo 2 0 0 Metacarpo 0 0 0 Metatarso 0 0 0 Carpiano 4 1 25 Metapodio 9 3 33,3 Falange 1 15 6 40 Falange 2 6 1 16,6 Falange 3 2 0 0 Sesamoideo 2 0 0 Total 67 16 23,880597 Tabla 9.28: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: se excluyen, tarsianos, rotula y dientes. 236 En la tabla 9.28 se presenta la información relativa al procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial solo se han identificado dos marcas localizadas en un fragmento de costilla y en una esternebra; las frecuencias obtenidas en ambos casos son elevadas pero posiblemente se encuentran vinculadas con el tamaño de la muestra. Un aspecto llamativo es la ausencia de evidencias de procesamiento en la columna vertebral, dado que son los especímenes que manifiestan la representación más alta del sector en términos de NISP y que suelen presentar daños de procesamiento en otros conjuntos zooarqueológicos. En el esqueleto apendicular, las extremidades exhiben frecuencias moderadas que nuevamente se encuentran sujetas al tamaño de la muestra en cada caso. En cuanto a las falanges, los valores obtenidos, si bien moderados, se establecen como una de las frecuencias más elevadas del conjunto, aspecto que resulta similar a lo detallado para otras estructuras de este sitio (parapeto s11 y 38). NISP* NISP% Corte 2 12,5 Percusión 9 56,25 Corte y Percusión 5 31,25 Total 16 100 Tabla 9.29: Frecuencias de tipo de marca de procesamiento. Fueron reconocidos dos tipos de evidencias de procesamiento (Tabla 9.29). Los fragmentos con marcas de percusión, registradas en función de la presencia de estrías de percusión y negativos de impacto, presentan las frecuencias más elevadas y solo fueron identificadas en el segmento apendicular. Las marcas de corte siguen a las anteriores en términos de frecuencia y fueron localizadas en ambos sectores anatómicos, siendo más elevadas en el esqueleto axial. Finalmente, únicamente las extremidades exhiben marcas de corte y percusión (Figura 9.33). 237 Figura 9.33:: Ubicación anatómica del tipo de evidencia de procesamiento. El análisis que se presenta a continuación busca asignar una función a las evidencias de procesamiento, vinculándolas con las posibles tareas que las generaron (ver capítulo 6). Costilla Solo un fragmento proximal de costilla exhibe marcas de corte y percusión (Tabla 9.28). Las primeras se localizan en el cuello de la epífisis proximal sobre su cara ventral, son transversales, cortas y numerosas; muy similares a las descriptas bajo el código RS-3 3 por Binford (1981). Éstas se encuentran asociadas con la desarticulación de este elemento mento del resto del segmento axial. Por otra parte, en la porción media de la costilla fue registrado también un negativo de impacto. Esternebra Fue registrada una marca de corte sobre un solo espécimen (Tabla 9.28). Refiere a una incisión oblicua, larga y profunda; similar a la codificada RS-4 RS por Binford (1981) vinculada con tareas de descarne. Húmero En este caso, solo fue identificado un negativo de impacto ubicado en la cara medial de la diáfisis media del h húmero (Tabla 9.28). Radioulna 238 Al igual que en el caso anterior, solo fue identificado un negativo de impacto junto con estrías de percusión (Tabla 9.28). Se localizan en la diáfisis media de la radioulna, sobre su cara posterior. Carpiano Fue registrada una marca de corte sobre la cara medial de un unciforme completo (Tabla 9.28). Son huellas transversales, profundas y cortas, asociadas posiblemente con la desarticulación. Fémur En este elemento fueron registradas marcas de corte y percusión sobre un solo espécimen (Tabla 9.28). Con respecto a las primeras, se localizan en la cara posterior, próximas al foramen nutricio, son numerosas, se encuentran agrupadas en varios sectores del hueso y presentan diversas orientaciones: transversales y longitudinales; cortas y largas. Las incisiones registradas sobre fémur son del tipo Fd-4 (Binford 1981), aunque no estrictamente equivalentes. En este sentido, pueden resultar más similares a las denominadas por Nilssen (2000) bajo el código Fs-1, que comprende una categoría amplia que engloba a todas las marcas registradas en la diáfisis. No obstante, en ambos casos las modificaciones se encuentran vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne. Por otra parte, fue registrado un negativo de impacto producto de un tipo de fractura transversal ubicado también en la cara posterior de la diáfisis. Metapodio Tres fragmentos de metapodios evidencian marcas de percusión, siendo éstas negativos de impacto (Tabla 9.28). Fueron identificados tanto en la cara anterior como en la posterior de la diáfisis del metapodio. En todos los casos han sido el producto de un tipo de fractura transversal, posiblemente a los fines del aprovechamiento de médula saturada e insaturada. Falanges Se registraron evidencias de corte y de percusión sobre falanges primeras y segundas (Tabla 9.28). Las incisiones se localizan tanto en los sectores proximal, distal y en la diáfisis; se distribuyen en las cuatro caras y presentan una orientación transversal, oblicua y longitudinal; son profundas y superficiales, largas y cortas. Estarían asociadas tanto a la desarticulación de este segmento como a su la limpieza 239 para su posterior fractura. Como fuera mencionado para otras estructuras de esta tesis, las marcas ubicadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa se producen como consecuencia del seccionamiento de los tendones extensores y flexores digitales durante el desmembramiento de las falanges con el resto de las extremidades inferiores (Mengoni Goñalons 1999). Por otra parte, fueron identificadas evidencias de percusión, en la forma de negativos de impacto únicamente. En la totalidad de los casos, se reconocieron fracturas transversales simples que seccionaron el elemento en dos mitades, separando los extremos proximales de los distales. Síntesis La muestra recuperada del parapeto 27 procede únicamente de superficie/subsuperficie y fue conformada mediante la recolección de especímenes localizados entre las rocas de la estructura. Tomando en consideración los criterios propuestos por L'Heureux y Borrero (2002) como indicadores para el reconocimiento de conjuntos antrópicos y naturales de huesos de guanaco, se destaca que en este parapeto existe una total ausencia de elementos articulados; la fragmentación ósea exhibe valores moderados y similares a los obtenidos en las otras estructuras que conforman el sitio K 116; se reconoce un claro desbalance entre los segmentos apendiculares y axiales, en favor de los primeros; las frecuencias de procesamiento son moderadas, pero más elevadas que en otros casos donde los materiales proceden de estratigrafía; existe una clara asociación con otros ítems arqueológicos y, finalmente, los fechados obtenidos sobre especímenes procedentes de éstas recolecciones otorgaron resultados consistentes con aquellos de otros parapetos del sitio. Esta información en conjunto permite sugerir que el principal agente formador del conjunto fueron los grupos humanos del pasado y que su depositación responde, al menos mayoritariamente, a factores de tipo antrópico. El tamaño de la muestra recuperada en el parapeto 27 es menor que en otros casos. Este es un aspecto que puede encontrarse vinculado con múltiples causas operando en conjunto. En este sentido, la exposición de los materiales a condiciones subáreas podría ser una factor de incidencia. Como hemos mencionado anteriormente, el perfil de meteorización reconstruido indica una elevada frecuencia de especímenes en estadios maduros, resaltándose la representación de niveles avanzados. Más aún, la incidencia de este agente habría operado diferencialmente en relación con el estado de fusión de los fragmentos óseos. En este punto cabe mencionar la existencia de una correlación positiva y estadísticamente significativa con la densidad mineral ósea (Tabla 9.29). Al respecto, la fuerza de la relación es baja por 240 tanto la asociación entre la representación anatómica y procesos atricionales mediados por la densidad seria débil. Sumado a esto, el procesamiento humano tiende a generar perfiles similares (Cleghorn y Marean 2007; Lyman 1994; Marean y Cleghorn 2003), por lo cual podría ser un indicador de procesos de equifinalidad. No obstante, es posible que el perfil reconstruido se encuentre, en alguna medida, modificado por la operatoria de procesos densito-dependientes. Por otra parte, debemos considerar que la estrategia de obtención de la muestra varió en relación con la de otros conjuntos; y, también puede ser un factor que haya potencialmente condicionado su tamaño. Como se detalló al inicio de este capítulo, no pudieron hacerse excavaciones por debajo de la pared que conforma la estructura, metodología que dio excelentes resultados en otros parapetos que conforman este sitio y que han sido descriptos en este trabajo. Es por ello que los argumentos que puedan derivarse acerca del funcionamiento y carácter de este parapeto, así como su rol en una escala mayor, podrán ser re evaluadas en el futuro. Finalmente, es posible también que la baja cantidad de especímenes recuperada se encuentre asociada con el carácter e intensidad de las tareas desarrolladas en la estructura en el pasado. La estructura taxonómica se encuentra compuesta únicamente por guanaco. El número mínimo de individuos reconstruido indica la presencia de al menos dos animales, un subadulto menor a los 30 meses y un adulto mayor a los 48 meses de edad al momento de su muerte. Por su parte, el porcentaje de elementos y especímenes correspondientes a animales inmaduros es menor que el obtenido en otras estructuras de este sitio, aspecto que posiblemente se encuentre asociado con la incidencia de la meteorización y su operatoria diferencial en función de la edad. Estos resultados indican la posible pérdida ósea de una parte de la muestra. La representación de partes anatómicas se encuentra determinada por un claro desbalance entre el segmento axial y el apendicular; en tanto que el primero solo está compuesto por elementos correspondientes a la columna vértebra. Si bien ya fue discutido sucintamente, en parte, esta tendencia puede estar influenciada por procesos destructivos mediados por la densidad. La integridad de las carcasas ingresadas a la estructura es baja, tendencia que se incrementa para el esqueleto axial y que se atenúa para las extremidades. En función de los valores de MAU % obtenidos, el perfil construido se caracteriza por un patrón de heterogeneidad de partes anatómicas representadas en un contexto de múltiples ausencias. En este marco, se destacan vértebras torácicas, lumbares y cervicales, las extremidades superiores y medias, representada por la diáfisis de huesos largos y finalmente, 241 calcáneos y falanges. Cabe destacar que no fueron registradas correlaciones estadísticas con ninguno de los marcos de referencia considerados, exceptuando el caso ya mencionado de la densidad mineral ósea y la relación negativa pero significativa con el índice de secado. Parapeto 27 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI**** MAU% : IS***** 0,4041 p 0,01 0,4937 p 0,3 0,2468 p 0,66 -0,6234 p 0,02 0,1317 p 0,6 Tabla 9.29: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Las evidencias de procesamiento registradas en el conjunto exhiben una frecuencia moderada y se conforman, principalmente, de rasgos asociados con la fracturación antrópica. Al respecto, es posible que el contexto de recuperación de las muestras junto con la incidencia de la meteorización haya condicionado la identificación de marcas de corte; evidencia significativamente menor en esta estructura. Cabe destacar la elevada frecuencia de marcas sobre metapodios y falanges, aspecto que se vincula posiblemente con el consumo incidental de médula en términos de snack en un contexto asociado con la caza, la espera de presas o como tarea complementaria durante el procesamiento inicial. 9.2 Sitio K 205 9.2.1 Parapeto 6 El sitio K 205 se localiza en el sector este de la meseta del Strobel, a 22,5 km. dirección este del sitio K 116 y se encuentra conformado por 10 estructuras. El parapeto 6 se ubica a 771 msnm (48°31'41.20" latitu d sur-70°49'10.96" longitud oeste), presenta una morfología en arco o semicírculo orientado hacia el oeste. Se excavó una cuadrícula de 1,5 m por 1,5 m, trazada sobre la pared de la estructura (Figura 9.34). Los niveles estratigráficos, de 5 cm, se determinaron artificialmente. Dado que no fueron observadas diferencias en la estratigrafía en relación a la composición del sedimento, la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico, se considera un único nivel, presentándose la información faunística en conjunto. 242 Figura 9.34: Parapeto 6 (círculo verde) verde): Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina squina superior derecha: foto oto de la estructura; esquina inferior derecha: representación representación y localización de la cuadricula. cuadricula NISP NISP% Lama guanicoe Zaedyus pichiy 484 99,5884774 2 0,41152263 Total 486 100 Tabla 9.30: 9.30 Estructura Taxonómica Parapeto 6. La muestra analizada comprende 712 huesos, de los cuales 486 (68,2%) han podido ser identificados al nivel de especie especie. Un total de 226 (31,7%) fragmentos no han podido ser determinados bajo ninguna categoría taxonómica sie siendo ndo designados como indeterminados. La estructura taxonómica del conjunto se compone, prácticamente, por especímenes de guanaco (99,5%, n=484); acompañado por solo dos fragmentos correspondientes a piche (Tabla 9.30). Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad En función de la lateralidad y el estado de fusión de los elementos óseos fue obtenido el número mínimo de individuos correspondientes al parapeto 6. De esta forma, en base al recuento de radioulna distal, tibia distal y metapodio distal se s determinó la presencia de, al menos, 8 individuos en el conjunto. Se ha detectado la presencia de animales inmaduros en la muestra que no habrían completado sus estadios de fusión antes del momento de su muerte. Por este motivo, fue evaluada la estructura a etaria del conjunto; en primer lugar, calculando el índice de especímenes y elementos inmaduros en la muestra. Fueron consideradas ambas medidas (NISP y MNE) con el objeto de ponderar la influencia de la fragmentación ósea. Los resultados obtenidos sugieren ren cierto grado de similitud entre ambas medidas, aunque el porcentaje de elementos no fusionados es levement levemente mayor (MNE% % 31,4) a los 243 valores alcanzados a través del cálculo de especímenes inmaduros (NISP% 25,2). En segundo lugar, esta información fue profundizada aplicando el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). La presencia de un cuerpo de vértebra torácica o lumbar no fusionado a su arco neural indica la existencia de un individuo cría en el conjunto. Por otra parte, también se registraron 15 superficies articulares proximales de falange primera no fusionadas junto con dos calcáneos izquierdos cuya tuberosidad no se encontraba fusionada a su cuerpo (CA1 sensu Kauffmann 2009); estas evidencias permiten sugerir la presencia de otros dos individuos menores a los 30 meses de edad. Mientras tanto, dos epífisis distales izquierdas de radioulna exhiben una osificación marcada indicando la presencia de otros dos individuos entre los 30-36 meses de edad al momento de su muerte. Finalmente, tres epífisis distales izquierdas de radioulna fusionadas se corresponden con tres animales adultos. La estructura etaria reconstruida (una cría, cuatro juveniles, tres adultos) es consistente con las clases de edad que caracterizan a los grupos familiares de guanaco. Asimismo, la información presentada indicaría la obtención de las presas en algún momento entre los meses de diciembre y mayo. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos Todos los especímenes recuperados en el parapeto 6 evidencian daños NISP % producidos por la operatoria de la meteorización en el conjunto. 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 (N = 61) W3 (N = 323) W4 (N = 56) W5 Figura 9.35: Perfil de elementos meteorizados del parapeto 6. Como se observa en la figura 9.35, el perfil reconstruido exhibe una baja variabilidad de estadios representados, donde más del 70% de los fragmentos óseos se ubican en el 3. La presencia de estadios más y menos avanzados es muy limitada ocupando frecuencias que se localizan por debajo del 15% del total de la muestra en 244 cada caso. Esta tendencia de baja diversidad de estadios de meteorización, si bien frecuente en los sitios a cielo abierto de la región, se manifiesta muy marcada en esta oportunidad. El perfil reconstruido indica que el grado de conservación de la muestra es de bueno a moderado. 100 NISP % 80 60 40 20 0 W0 W1 W2 No fusionados W3 W4 W5 Fusionados Figura 9.36: Perfil de meteorización en elación con el estado de fusión ósea La figura 9.36 evalúa la relación existente entre la meteorización y el estado de fusión de los restos óseos obtenidos en el parapeto 6. En este caso, no se observan grandes diferencias entre ambas categorías. Es posible sugerir que la meteorización no habría tenido una incidencia diferencial en el conjunto en función de la edad. El perfil reconstruido en cada caso exhibe la misma tendencia, sin evidenciarse que el aporte de la categoría no fusionados sea significativamente mayor en estadios avanzados (Figura 9.36). Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 32,7 % (n=144) de los especímenes que conforman la muestra evidencian algún tipo de modificación de origen natural (Figura 9.37). Como veremos más a adelante, una parte importante de esta frecuencia está determinada por la incidencia del blanqueado. 245 25 NISP* % 20 15 10 5 0 Carnívoros (N = 6) Roedores (N = 3) Raíces (N = 70) Óxido de manganeso (N = 1) Liquenes (N = 1) Blanqueado (N = 81) Figura 9.37: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. Ha sido registrada la presencia de daños producidos por carnívoros en solo seis fragmentos óseos, lo cual equivale al 1,36% del total. Esta frecuencia es similar a la registrada para otras estructuras de piedra presentadas en esta tesis y señala la baja incidencia de este agente como formador de estos conjuntos. Las marcas identificadas se localizan principalmente en el esqueleto apendicular. Fueron reconocidos pits en un fragmento proximal de calcáneo y en una falange primera, en su porción distal. Asimismo, asociada a la tuberosidad deltoidea en la diáfisis de un húmero fueron identificadas marcas de furrows. Por otro lado, fue determinado un crenuleted edge sobre la hoja de una escápula. Este último rasgo también fue evidenciado en el esqueleto axial, sobre un fragmento de pelvis, más concretamente, el ala de ilium. Finalmente, fue identificado un pit localizado en el cuerpo de una vértebra cervical. La operatoria de roedores es aún más baja. Solo tres especímenes (0,6%) se han visto afectados: una superficie articular de falange primera no fusionada, un fragmento de radioulna y otro correspondiente a un húmero. En estos dos últimos casos las marcas se localizan sobre un borde de fractura en la diáfisis y presentan poco desarrollo estando acotadas en un solo sector. Por otra parte, las modificaciones producidas por oxido de manganeso y líquenes son también muy limitadas, afectando tan solo a un fragmento óseo respectivamente. Las marcas de raíces es uno de los agentes tafonómicos que mayor influencia ha tenido sobre el conjunto. En 70 especímenes fue registrada su presencia, abarcando algo más del 15% del total. Si bien su operatoria es moderada y 246 comparativamente similar a la registrada para otras estructuras de la meseta del Strobel, es posible que la incidencia de la acción de raíces, junto con la ya mencionada influencia de la meteorización sobre la muestra hayan afectado en cierta medida la visibilidad de otras modificaciones naturales o antrópicas. Por último, el blanqueado evidencia la frecuencia más elevada (n=81; 18,4%). Dentro de estos valores, el 58% (n=47) presenta alteraciones en solo una cara; mientras que un 41,9% (n=34) se ubican en ambas. Este indicador sugiere una estabilidad moderada del conjunto. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias Fueron considerados diferentes índices y medidas para evaluar la representación de partes anatómicas del parapeto 6. La figura 9.38 indica el desbalance existente entre el segmento apendicular y axial, en favor del primero. Esta % tendencia es similar a la observada en otros parapetos presentados en esta tesis. 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 NISP MNE Axial Apendicular Figura 9.38: Representación de segmentos anatómicos. La representación de ambos sectores esqueletarios también fue analizada en función de la relación existente entre ellos, evaluada a partir de los valores de NISP y MNE obtenidos (Tabla 9.31). 247 Unidades de Análisis Parapeto 6 Relación Axial/Apendicular: NISP 0,30810811 Relación Axial/Apendicular: MNE 0,24124514 C.Anat.Gobal* 24,5192308 C. Aant. Axial** 12,5 C. Anat. Apend.*** 42,2 Tabla 9.31: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. Los resultados presentados en la tabla 9.31 confirman la subrepresentación del esqueleto axial, independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. Se debe destacar que el valor obtenido a partir del MNE es levemente menor, lo cual supone un incremento de la fragmentación del segmento axial. Por otra parte, se estimó la integridad de las carcasas ingresadas al parapeto 6 a través del índice de completitud anatómica, computado en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado considerando el MNI. En términos globales, se reconoce un bajo grado de completitud que se encuentra sustancialmente más marcado para el sector axial. La integridad del esqueleto apendicular es mayor, alcanzando valores altos (Tabla 9.31). En síntesis, se observa un claro desbalance en la representación anatómica en favor de las extremidades, característica frecuente en los contextos zooarqueológicos localizados en mesetas altas de la región y que posiblemente se vincule con el carácter logístico que habrían tenido en el pasado. La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados obtenidos globalmente y para ambos sectores anatómicos son similares entre sí, reconociéndose una baja fragmentación en el conjunto que aumenta levemente en el caso del esqueleto axial (Tabla 9.32). NISP/MNE Global Axial Apendicular 1,46938776 1,74193548 1,37704918 Tabla 9.32: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. 248 La representación de partes anatómicas también fue evaluada en función de 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 DIENTES CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % los valores de MAU% y MNE%. Figura 9.39: MAU % Representación de partes anatómicas. Como se observa en la figura 9.39, el perfil reconstruido es variado. La mayoría de las categorías óseas consideradas se encuentran presentes, registrándose pocas ausencias (mandíbula, vértebras indeterminadas, caudales, costillas y esternébras); todas localizadas en el segmento axial. En relación con este último, se observa una distribución más heterogénea, caracterizada por frecuencias bajas-moderadas. En este sentido, el sacro evidencia los valores más elevados, cercanos al 50% del MAU. En orden de importancia, le siguen los fragmentos óseos correspondientes a la cabeza y al cuello: principalmente cráneo, axis y vértebras cervicales, todos en un rango que se extiende entre el 20% y el 40%. Por otra parte, en el sector apendicular todos los huesos se encuentran presentes, con los valores más bajos del MAU%, en torno al 10%. Dentro de este esquema se identifica variabilidad en las frecuencias. Las extremidades exhiben valores moderados-altos, registrándose una preponderancia de los fragmentos articulares, en especial distales, en la mayoría de los casos, con excepción del fémur. Las extremidades inferiores, huesos del autopodio y falanges primeras, exhiben una elevada representación que oscila entre un 50% y un 70% del MAU. En cuanto a los valores obtenidos en falanges, son relativamente altos (ubicándose entre el 60 y el 10% del MAU%). No obstante, es necesario señalar que son más bajos que los registrados en otras estructuras de la meseta del Strobel, concretamente aquellas que conforman el sitio K 116 y que han sido presentadas en esta tesis. Si bien será discutido más adelante, se reconoce una relevancia diferencial de estas unidades anatómicas en la configuración zooarqueológica de la meseta. 249 Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades superiores Extremidades medias Extremidades inferiores Calcáneos y Falanges 0 20 40 60 80 100 MNE % Figura 9.40:: MNE Estandarizado: rrepresentación de partes anatómicas. Cuando el perfil de partes anatómicas es evaluado e en n función de los valores de MNE% % estandarizado se observan algunas tendencias relevantes (Figura 9.40). 9.40) En primer lugar, se destaca un claro desbalance entre ambos segmentos esqueletarios. El sector axial, como fuera indicado en el párrafo anterior, está representado por cabeza y columna con frecuencias bajas y mu muy y equilibradas entre sí. La cintura exhibe valores levemente más elevados que las unidades anatómicas anteriores pero se mantiene por debajo del 15%. En este escenario, las costillas se pres presentan entan prácticamente ausentes (1% % MNE estandarizado). Contrariament Contrariamente, e, el esqueleto apendicular manifiesta más desarrollo. Las extremidades están bien representadas en todos los casos, aunque se registra una clara preponderancia de extremidades medias, tibia y radioulna. Más allá de esto, superiores e inferiores presentan valores moderados. Esta tendencia sugiere una selección orientada hacia el aprovechamiento de carne y médula. Finalmente, calcáneos y falanges completan el perfil de partes con valores moderados y siguieron un patrón similar al descripto desde el MAU %. Articulación MNE Diáfisis PX DS SH AR/SH Proporción Húmero 3 8 2 11/2 5,5 Radioulna 6 12 5 18/5 3,6 Fémur 6 2 7 8/7 1,14 Tibia 2 15 2 17/2 8,5 Metacarpo 6 0 0 6 6 Metatarso 3 0 0 3 3 Metapodio 0 21 8 21/8 2,625 Total 26 58 24 84/24 3,5 Tabla 9.33:: Representación de partes anatómicas: relación articulación/diáfisis. 250 En la tabla 9.33 se presenta la representación de articulaciones y diáfisis de huesos largos de la muestra, medida en MNE, y la relación existente entre ambos. Como puede observarse existe una presencia diferencial, donde la proporción de epífisis es mayor a la esperada (2). Se destacan dos aspectos. Por un lado, los elevados valores obtenidos para tibia y metacarpo; y por otro, el desbalance existente entre segmentos proximales y distales, en favor de estos últimos. Guanaco: evidencias de procesamiento El 23% de los especímenes óseos recuperados en el parapeto 6 evidencian marcas de procesamiento (Tabla 9.34). Esta frecuencia es similar a las registradas en otros sitios a cielo abierto de la región, con y sin estructuras. En el caso específico de la meseta del Strobel, evidencia mucha similitud con otros parapetos, específicamente el 11 y 38 correspondientes al sitio K 116 y presentados en esta tesis. Como se indica en la tabla 9.34, han sido identificadas evidencias de procesamiento tanto en el sector axial como apendicular; siendo sensiblemente mayores en este último. % de Procesamiento NISP NISP* NISP% Apendicular 326 91 27,9141104 Axial 114 12 10,52632 Total 440 103 23,40909 Tabla 9.34: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. NISP NISP* NISP% Cráneo 11 0 0 Mandíbula 0 0 0 Dientes 6 1 16,6666667 Atlas 2 1 50 Axis 3 2 66,66667 Vert. Indet 19 0 0 Cervicales 22 3 13,6363636 Torácica 22 3 13,6363636 Lumbar 7 1 14,2857143 Caudales 0 0 0 Sacro 6 1 16,6666667 Costillas 8 1 12,5 Imnominado 5 0 0 Escápula 3 1 33,3333333 Húmero 14 3 21,4285714 Radioulna 28 12 42,8571429 251 Fémur 20 12 60 Tibia 22 11 50 Calcáneo 14 10 71,4285714 Astrágalo 9 1 11,1111111 Metacarpo 7 5 71,4285714 Metatarso 3 3 100 Metapodio 49 9 18,3673469 Falange 1 56 20 35,7142857 Falange 2 15 2 13,3333333 Falange 3 5 0 0 Sesamoideo 15 1 6,66666667 Total 371 101 27,2237197 Tabla 9.35: Evidencias de procesamiento por elemento óseo: se excluyen carpianos, tarsianos y rótula. En la tabla 9.35 se presenta la frecuencia de procesamiento por elemento óseo. En el segmento axial, la mayoría de los especímenes exhiben al menos una marca de carácter antrópico. Las frecuencias más elevadas se ubican en atlas y axis; en el caso del primero, su ocurrencia en términos de NISP es baja, por lo que su frecuencia puede ser producto del tamaño de muestra recuperada. La columna vertebral exhibe un procesamiento bajo, en términos de su frecuencia, pero homogéneo en cada uno de los huesos que la componen. Es interesante destacar la presencia de un diente con una marca de corte. Por otro lado, el esqueleto apendicular presenta un procesamiento casi completo, reconociéndose solo una categoría ósea (falange tercera) que no exhibe marcas. Las extremidades presentan frecuencias moderadas-altas que oscilan en un rango que se extiende desde el 21% al 100% del NISP. En este contexto, se destacan las extremidades traseras (fémur, tibia y metatarso) que manifiestan valores superiores al 50% del NISP y marcan una clara diferencia con la frecuencia registrada para húmero y radioulna. Las extremidades inferiores, huesos del autopodio y falanges exhiben cierto grado de variación, evidenciando elementos con elevadas, moderadas y bajas frecuencias (Tabla 9.35). NISP NISP% Corte 30 29,12621 Percusión 47 45,631067 Corte y Percusión 26 25,242718 Total 103 100 Tabla 9.36: Frecuencias relativas de procesamiento: tipo de marca. 252 Ha sido posible reconocer tres tipos de evidencias de procesamiento en la muestra procedente del parapeto 6 (Tabla 9.36). Las marcas de percusión, que incluyen negativos de impacto, estrías de percusión y marcado perimetral, presentan las frecuencias más elevadas, seguidas por marcas de corte y finalmente, especímenes que exhiben tanto marcas de corte como de percusión. 20 18 16 NISP% 14 12 10 8 6 4 2 0 Corte Percusión Apendicular Corte y Percusión Axial Figura 9.41: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. La figura 9.41 profundiza la información presentada en el párrafo anterior. Ha sido registrada una distribución diferencial del tipo de evidencias de procesamiento en el esqueleto. Las marcas de corte, si bien presentes en ambos sectores anatómicos, exhiben frecuencias más elevadas en el segmento axial (n=11; 9,6%). En relación con este último, también fue identificado un negativo de impacto sobre una vértebra torácica (n=1; 0,8%). No obstante, las marcas de percusión se encuentran localizadas predominantemente en el esqueleto apendicular (n=46; 14,1%). Es interesante destacar la presencia de marcado perimetral dentro de las técnicas de fractura reconocidas en el conjunto. Considerando únicamente huesos con evidencias de percusión y corte-percusión (n=73), un 24,6% (n=18) de ellos exhiben este tipo de marcado. Finalmente, en 26 especímenes óseos, todos apendiculares, fueron registradas marcas de corte y percusión. A continuación se presenta la descripción del tipo de modificación antrópica registrada y su localización topográfica en los especímenes. Dientes 253 Sobre un fragmento de diente indeterminado fue registrada la presencia de marcas de cortes concentradas en un sector, transversales pero paralelas a la línea de dientes, profundas y largas. Si bien no son exactamente las mismas, son similares a las denominadas S-6 por Binford (1981) asociadas con la desarticulación de la mandíbula. En este sentido, Nilssen (2000) vincula también este tipo de marcas con el desarrollo de tareas de cuereo. Atlas En este caso, se identificaron marcas de corte en el cuerpo y cara ventral de un atlas. Éstas se encuentran concentradas, presentan una orientación longitudinal al eje mayor del hueso siendo largas/cortas y profundas/superficiales. No se ha registrado análogo de estas marcas con aquellas reportadas por Binford (1981) para este elemento. No obstante, si son muy similares a las descriptas por Nilssen (2000) bajo el código CV-10 producto de la evisceración y/o el fileteo. Axis Fueron registrados dos especímenes de axis con evidencias de marcas de corte. Las incisiones se localizan, en ambos casos, sobre la cara ventral, son transversales y longitudinales al eje axial, numerosas, profundas/superficiales y largas/cortas. De acuerdo con Nielssen (2001) este tipo de marcas están asociadas con el fileteo y/o la evisceración del cuello y son denominadas bajo el código CV-10. Vértebras cervicales En tres fragmentos de vértebras cervicales se identificaron marcas de corte. Éstas se ubican en el proceso articular caudal y de acuerdo con Nilssen (2000) serían el producto del desarrollo de tareas de desarticulación (código CV-12). Las incisiones son transversales, profundas y cortas. Vértebras torácicas Un 13,6% (n=3) de los especímenes correspondientes a vértebras torácicas exhiben evidencias de procesamiento. En dos de ellos, las incisiones se localizan en la base y porción media del proceso espinoso en ambas caras. Estas marcas presentan una orientación longitudinal y oblicua, son profundas y largas/cortas. Son muy similares a las descriptas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código TV-2, vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne y extracción del lomo. Por otra parte, fue registrado un negativo de impacto en el cuerpo de otro fragmento de vértebra torácica que habría ocasionado una fractura longitudinal simple. 254 Vértebras lumbares. Solo fue identificada la presencia de marcas de corte en un fragmento de vértebra lumbar, concretamente localizadas sobre la superficie inferior del centrum. Las incisiones registradas presentan una orientación transversal/diagonal al eje mayor del hueso, son profundas y cortas. De acuerdo con Nilssen (2000) podrían producirse como consecuencia de la evisceración. Por su parte, Rindel (2009) reporta marcas similares en el sitio Istmo del Lago Belgrano (PNPM) atribuidas a la desarticulación y segmentación de la columna en unidades menores. Sacro En un espécimen de sacro fue identificada una marca de corte en la cara dorsal. Ésta es una única incisión, transversal al eje mayor del hueso, profunda y larga. Si bien con diferente orientación, exhibe cierta similitud con las marcas denominadas bajo el código PS-13 por Nilssen (2001) vinculadas con tareas de fileteo. Costillas Una baja frecuencia de costillas evidencia marcas de procesamiento. Únicamente han sido registradas huellas de corte sobre la porción media de una costilla. Éstas se encuentran distribuidas en varios sectores y presentan, en la mayoría de los casos, una orientación transversal; aunque fueron identificadas también, en menor medida, incisiones oblicuas. En ambos casos son profundas y cortas. De acuerdo con sus características, son muy similares a las descriptas por Nilssen bajo los códigos RS-5 y RS-6 vinculadas con el desarrollo de tareas de evisceración y descarne respectivamente. Escápula Solo un fragmento de escápula exhibe evidencias de procesamiento. Concretamente se trata de un elemento prácticamente completo en el cual fueron identificadas marcas de corte y percusión. Las primeras se localizan en dos sectores: por un lado, en el cuello de la escápula sobre su cara medial se registraron marcas transversales, profundas y cortas que son similares a las reportadas por Binford (1981) como S-2, pero mucho más equivalentes a las descriptas por Nilssen bajo el código S12 vinculadas con la desarticulación de la escápula del húmero. Por otro lado, se identificaron también marcas de corte sobre la hoja de la escápula, longitudinales, largas y cortas, siempre profundas e idénticas a las S-4 (sensu Binford 1981; Nilssen 2000) consecuencia del desarrollo de actividades de descarne. Finalmente, también se 255 reconocieron negativos de impacto en el extremo distal de la escápula asociados a una fractura de tipo transversal mediante la técnica de marcado perimetral. Ésta se ubica por encima de la cavidad glenoidea y el tubérculo supraglenoideo (Figura 9.42). Figura 9.42: Escápula con evidencias de marcado perimetral. Húmero Las evidencias de procesamiento identificadas en húmero se localizan en su totalidad en la articulación distal. De acuerdo con la información presentada en la tabla 9.35, el procesamiento de este elemento es bajo, atendiendo no solo a su representación en términos de NISP, sino también a las frecuencias obtenidas para otros huesos largos. En tres fragmentos se registraron marcas de corte; destacándose uno de ellos que también presenta daños de fractura. Con respecto a las primeras, en todos los casos presentan una orientación transversal siendo profundas y cortas, y se ubican tanto en la cara lateral, como posterior y anterior de la epífisis distal del húmero. Este tipo de incisiones son idénticas a las reportadas por Binford (1981) y Nilssen (2000) bajo el código Hd-2, vinculadas con la desarticulación del húmero de la radioulna. Por otro parte, uno de estos casos evidencia, sobre la diáfisis, negativos de impacto generados como consecuencia de un tipo de fractura transversal producida mediante la técnica de marcado perimetral. Radioulna 256 Un poco menos de la mitad de todos los especímenes de radioulna recuperados en el parapeto 6 presentan marcas de procesamiento (n=12; 42,8%). En este caso fueron identificadas marcas de corte y percusión, reconociéndose una mayor relevancia de estas últimas dado que se encuentran presentes en todos los casos. Las huellas de corte se localizan tanto en las articulaciones como en la diáfisis de la radioulna. En la porción proximal se ubican en la cara lateral, medial y posterior, presentan una orientación longitudinal y transversal y son largas/cortas y profundas (Figura 9.43). Se registraron marcas análogas a las denominas Rcp-7 (Binford 1981) asociadas con el descarne y otras idénticas a las Rcp-2 y Rcp-3 vinculadas con la desarticulación (Binford 1981). Cabe destacar que, de acuerdo con Nilssen (2000), estas últimas son producidas durante el descarne de la radioulna. En solo un espécimen las incisiones se localizan en el sector medio de la diáfisis sobre su cara lateral y anterior. Éstas son muy numerosas y se encuentran concentradas en un sector, presentan orientaciones longitudinales y oblicuas siendo profundas, largas/cortas. No fueron registrados análogos exactos de marcas de corte con estas características y en esta ubicación. No obstante, Mengoni Goñalons (1999) reporta la presencia de incisiones en fragmentos de diáfisis de radioulna en el sitio Cerro de los Indios 1 que podrían ser similares a las descriptas aquí. Este autor las vincula con el descarne, posiblemente relacionadas con el trozamineto final. En la epífisis distal (cara anterior) se registraron marcas transversales, profundas y largas/cortas idénticas a las denominadas Rcd-3 por Binford (1981) originadas durante la desarticulación. Por otra parte, las evidencias de percusión fueron identificadas en todos los especímenes de radioulna que fueron efectivamente procesados. Solo fueron identificados negativos de impacto que se localizaron principalmente en la epífisis distal (n=6), seguidos por la proximal (n=4) y, por último, sobre la diáfisis (n=2). Asimismo, los daños registrados se ubican tanto en la cara lateral como anterior de la radioulna. En todos los casos el tipo de fractura predominante es la transversal, destacándose la importancia de la técnica del marcado perimetral sobre el conjunto (n=5) (Figura 9.43). 257 perimetral Figura 9.43: Fragmento de radioulna proximal con marcas de corte y marcado perimetral. Fémur El procesamiento del fémur exhibe una frecuencia que va de moderada a elevada (Tabla 9.35). ). Las marcas de corte fueron registradas en dos fragmentos de epífisis proximales de fémur y en una diáfisis, en ambos casos asociadas a la línea áspera y al forámen nutricio. En cuanto a los primeros dos casos, las incisiones se concentran en el cuello del el fémur, son oblicuas/transversales con respecto al eje longitudinal del hueso, profundas y largas. También se registraron algunas marcas aisladas por encima del trocante menor. Éstas marcas son equivalentes a las denominadas Fp-1 1 (Binford 1981), solo que se localizan en la cara posterior. Nilssen registra este tipo de marcas en ambas caras (anterior y posterior) de la epífisis proximal de fémur (Fp-13 13 Nilssen 2000). Ambos autores establecen que estas incisiones serían consecuencia del desarrollo de tareas de desarticulación. Como mencionamos, también se registró un caso en el cual las marcas de corte se 258 localizaron en la diáfisis de la radioulna. La orientación que presentan es longitudinal y oblicua, siendo profundas y largas siempre. Si bien Binford (1981) no describe marcas similares, si lo hace Nilssen (2000) quien las denomina Fs-1 y las asocia con el descarne de ésta unidad anatómica. Por otra parte, las evidencias de percusión sobre el fémur exhiben una alta frecuencia, habiéndose registrado 10 especímenes con daños por fractura. Se identificaron negativos de impacto localizados en las epífisis proximales (n=2) y distales (n=2) y mayoritariamente, en la diáfisis (n=4), vinculados con la línea áspera y el forámen nutricio. Al mismo tiempo, éstos se ubican tanto en la cara lateral como anterior y posterior del fémur. En todos los casos, fue registrado un tipo de fractura transversal destacándose la alta frecuencia de marcado perimetral (n=4). Tibia En 11 especímenes de tibia fueron registradas evidencias de procesamiento. Dentro de este subconjunto, cinco exhiben marcas de corte. Se localizan en tres fragmentos de epífisis distal, en un espécimen proximal y en una diáfisis de tibia. Con respecto a las primeras, se ubican en la cara anterior, exhiben una orientación principalmente transversal y oblicua, reconociéndose un solo caso con marcas longitudinales. Asimismo, son profundas, cortas/largas. De acuerdo con esta descripción, presentan una gran similitud con las marcas registradas por Nilssen bajo los códigos Td-5 y Ts-1 asociadas con el cuereo y/o el descarne de la tibia. En la epífisis proximal se identificaron marcas de corte oblicuas, profundas y largas que se ubican en la cara posterior de la tibia, debajo de los cóndilos laterales y mediales. No se reconoció un análogo exacto pero sí se asemejan a las codificadas por Binford (1981) como Tp-2. La principal diferencia reside en que las marcas identificadas aquí se distribuyen desde la epífisis proximal hacia la metáfisis. Por último las incisiones localizadas en la diáfisis de la tibia, longitudinales/transversales, profundas, largas/cortas, son equivalentes a las Ts-1 observadas por Nilssen (2000) que el autor vincula con el descarne. Las evidencias de percusión exhiben una alta frecuencia dentro del subconjunto de especímenes procesados. Nueve de once fragmentos exhiben negativos de impacto asociados en todos los casos con fracturas transversales. Cabe destacar que tres de ellos también presentaban marcas de corte que fueron descriptas anteriormente. En la epífisis proximal fue registrado un espécimen con negativos de impacto ubicados en la cara posterior y asociados a un marcado perimetral. En la diáfisis las evidencias de percusión también se limitan a un solo fragmento. La mayoría de los rasgos se localizan en la epífisis distal (n=7), tanto en la cara anterior como posterior de la tibia. Se destaca la alta frecuencia de marcado 259 perimetral (n=4). Es interesante destacar la presencia de un patrón diferencial en la representación anatómica del marcado perimetral registrado principalmente sobre la articulación distal. Calcáneo Sobre este elemento óseo se registró una elevada frecuencia de evidencias de procesamiento que incluyen tanto marcas de corte como de percusión. Con respecto a las primeras, se localizan en su totalidad en el sector medio del calcáneo entre el tuber calcis y la superficie articular. Las marcas de corte registradas son transversales profundas y cortas; análogas a las denominadas Tc-3 por Binford (1981) vinculadas con el desarrollo de tareas de descarne o con actividades que incluyen colgar las carcasas. Por otra parte, también fue registrada la fractura intencional de este elemento, identificada a partir de negativos de impacto ubicados también en proximidad al tuber calcis y la superficie articular, dando como resultado una fractura transversal simple. Astrágalo Solo un espécimen de astrágalo exhibe marcas de corte. Se localizan en la parte media de la cara anterior y presentan una orientación transversal siendo profundas y cortas. Son exactamente iguales a las Ta-1 descriptas por Binford (1981), originadas como consecuencia de la desarticulación de este hueso de la tibia y el metatarso. Metacarpo En este elemento ha sido identificada una alta frecuencia de marcas de procesamiento en función de su representación (NISP), siempre ligadas a la fracturación intencional. Es así que, fueron identificados negativos de impacto en cinco especímenes óseos, sobre su cara anterior y lateral. En cuatro de ellos el tipo de fractura predominante es transversal simple; mientras que solo uno registra una fractura longitudinal. La alta frecuencia de evidencias de percusión, junto con la ausencia de marcas de corte, indica la relevancia de la fracturación ósea de este elemento y el aprovechamiento sistemático de medula ósea. 260 Metatarso En este caso, la totalidad de los especímenes recuperados evidencia marcas de procesamiento. Al igual que lo descripto para metacarpos, en los metatarsos solo se identificaron evidencias de percusión a partir de la presencia de negativos de impacto. Éstos se localizan en la cara lateral y anterior como consecuencia de la fracturación transversal del elemento. Nuevamente, se destaca la selección de metatarsos, posiblemente en función de su alto contenido de médula saturada e insaturada. Metapodios En función de lo descripto para metatarso y metacarpos, destaca la baja frecuencia de especímenes de metapodio con evidencias de procesamiento. Se han registrado nueve fragmentos con evidencia de corte y percusión. Las primeras, se localizan principalmente en la diáfisis distal y la epífisis distal del metapodio, sobre la cara anterior y lateral del hueso. Presentan una orientación transversal y oblicua, profundas y son largas/cortas. Si bien no son exactamente iguales, presentan cierta similitud con las marcas descriptas bajo el código Mtd-4 propuestas por Binford (1981) asociadas con el descarne de la unidad. Por otra parte, las evidencias de percusión refieren a negativos de impacto y contragolpes registrados en la diáfisis media y distal de la cara anterior, lateral y medial del metapodio. En todos los casos el tipo de fractura fue transversal simple. Falanges Se han registrado evidencias de procesamiento en 20 falanges primeras y en dos falanges segundas. En cuanto a las marcas de corte, se localizan tanto en el epífisis distal como en el sector proximal, siendo menor su frecuencia en la diáfisis de las falanges y están distribuidas en todas sus caras. En su mayoría se relevaron marcas con orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales, registrándose pocos casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Es posible que las marcas identificadas, o al menos una parte, se encuentran vinculadas con la desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores dada la frecuencia de huellas localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa sector donde se ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Con respecto a las evidencias de percusión, fueron registrados negativos de impacto y marcado perimetral. El tipo de fractura transversal predomina (n=8), seguida por la de forma longitudinal (n=6). La técnica de marcado perimetral fue registrada en cuatro 261 fragmentos correspondientes a falanges primeras. Cabe destacar que, en esta estructura de parapeto, las evidencias de corte sobre falanges son más frecuentes que las marcas de percusión. En síntesis, es posible sugerir que las marcas de corte y percusión identificadas se encuentran posiblemente vinculadas con su desarticulación, limpieza y fractura para el consumo de médula. Síntesis La muestra zooarqueológica recuperada en el parapeto 6 es elevada. Se compone de 712 especímenes, de los cuales más del 68% pudieron ser identificados a nivel de especie. Esta cifra es alta y supera levemente la media general (64,4%) calculada para los conjuntos óseos descriptos en este trabajo. Por su parte, exceptuando el hallazgo de solo dos placas de piche, el resto de la muestra ósea se corresponde con guanaco. Esta composición de la estructura taxonómica, tan focalizada hacia la presencia de una sola especie, empieza a constituirse como un patrón característico de los conjuntos de la meseta del Strobel. Al respecto, si bien resulta claro que en todos los conjuntos óseos que son considerados en esta tesis existe una evidente predominación de dicho taxón, aspecto que por otro lado es esperable dado su rol para la subsistencia de los grupos humanos que habitaron la Patagonia en el pasado, en el Strobel este patrón se encuentra acentuado y no incluye, en general, otras especies que se encuentran disponibles localmente. La cantidad de individuos representados en el parapeto 6 es muy elevada. En función de la información que ha sido presentada, destaca el importante aporte de animales inmaduros, registrándose al menos cinco; uno de ellos una cría menor a los seis meses de edad al momento de su muerte. De esta forma, la estructura etaria reconstruida es consistente con clases de edad que suelen caracterizar a grupos familiares de guanaco. Asimismo, la información presentada indicaría que el momento de muerte de los animales subadultos representados se corresponde con un rango que se extiende desde el mes de diciembre al mes de mayo. La meteorización es el agente tafonómico con mayor incidencia en la formación del conjunto. En este sentido, la mayoría de los especímenes óseos se ubican en estadios maduros (3), registrándose pocos fragmentos en niveles menores o más avanzados. De esta forma, el perfil reconstruido es consistente con los resultados obtenidos para otros conjuntos de la región con cronologías similares. La existencia de cierto grado de variabilidad es un aspecto estrechamente asociado con las características propias del depósito donde algunos huesos se presentan más 262 expuestos a condiciones subaéreas que otros. Por otra parte, si bien la existencia de otros agentes y procesos tafonómicos ha sido múltiple y diversa, solo dos operaron con cierta magnitud. Concretamente, se hace referencia a la incidencia del blanqueado y la operatoria de raíces. El primero estrechamente vinculado con el desarrollo de la meteorización y, el segundo, un agente esperable en conjuntos óseos estratigráficos de parapetos a la luz de lo descripto en esta tesis. No obstante, en ninguno de los dos casos su influencia supera el 20%. El estado de preservación de la muestra es bueno. La historia tafonómica reconstruida en el parapeto 6 exhibe características y tendencias muy similares con aquellas procedentes de los otros conjuntos óseos descriptos en esta tesis. Por lo tanto, se considera que la muestra es confiable y no presenta problemas serios de orden tafonómicos. La información derivada de los diferentes índices utilizados revela un desbalance en la representación de los segmentos anatómicos en el conjunto. Al respecto, como hemos descripto para otros conjuntos en esta tesis, la presencia del esqueleto axial es menor y no supera el 25% del NISP o el MNE. Más aún, en función del perfil anatómico reconstruido, las únicas categorías óseas ausentes se ubican justamente en dicho sector. Por otra parte, la integridad de las carcasas ingresadas en el parapeto es baja, aunque comparativamente resulta mayor a la identificada en otros casos, tanto en lo relativo al sector axial, apendicular, como globalmente. La información detallada en relación con la frecuencia de partes esqueletarias sugiere un perfil heterogéneo caracterizado por valores moderados. En este marco, la columna, principalmente vértebras cervicales y el sacro, se destaca en el esqueleto axial. Por su parte, los huesos largos están bien representados y exhiben una tendencia relativamente equilibrada, manifestándose un leve incremento para las extremidades medias. Asimismo, se advierte un patrón hacia una mayor presencia de extremos distales. Estos resultados difieren de los obtenidos en otros parapetos de la meseta del Strobel y subrayan el rango de variabilidad existente en el área. Cabe mencionar que únicamente se ha identificado una correlación estadísticamente significativa, negativa y moderada con el índice de secado sugiriendo que las unidades anatómicas con mayor potencial no se encuentran presentes en el parapeto 6 (Tabla 9.36). 263 Parapeto 6 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** 0,306 p 0,06 -0,487 p 0,29 -0,2 p 0,65 MAU%: UMI**** 0,437 p 0,13 MAU% : IS***** -0,64 p 0,01 Tabla 9.36: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. El procesamiento registrado en el parapeto 6 es moderado en términos de su frecuencia, próximo al 23% y manifiesta una tendencia relativamente integral en tanto se presenta en la mayoría de las categorías óseas consignadas, exceptuando tan solo cinco casos. En el esqueleto axial las frecuencias son bajas y se destaca el procesamiento homogéneo del cuello y la columna. En general, los daños se asocian con marcas de corte producidas durante el desarrollo de tareas asociadas con la desarticulación, descarne y evisceración del sector. En el esqueleto apendicular, las frecuencias aumentan siguiendo un eje distal. En este marco, resaltan los valores obtenidos para las extremidades medias, inferiores y calcáneos. El análisis detallado de las incisiones sugiere que las actividades asociadas con la desarticulación habrían sido preponderantes, seguidas por el descarne del fémur, tibia y radioulna. Es interesante destacar la existencia de marcas vinculadas con el cuereo y con el colgado de la extremidades, así como también una serie de modificaciones indeterminadas que no presentan correlato con los marcos de referencia utilizados. En síntesis, es posible sugerir una considerable variedad de actividades de trozamiento desarrolladas. Por otra parte, como se mencionó anteriormente en este capítulo, las evidencias vinculadas con la fracturación presentaron mayor relevancia dentro de las estrategias de procesamiento en el parapeto 6. La presencia de negativos de impacto asociados con fracturas helicoidales predomina en la mayoría de los huesos largos, patrón que se acentúa en metacarpos y metatarsos donde son el único tipo de daño. En este contexto, es importante destacar la relevancia del marcado perimetral como técnica de fractura asociada posiblemente para el aprovechamiento de médula. Se destaca su presencia sobre un fragmento de escápula y calcáneo. 9.2.2 Parapeto 10 Localizado a 48 m en dirección sudoeste de la estructura 6 se encuentra ubicado el parapeto 10 del sitio K 205 bajo las coordenadas geográficas de 48°31'42.06" latitud sur y 70°49'8.94" longitud oe ste. Presenta una morfología circular y está a 771 msnm. Fue excavada una cuadricula de 1,30 m por 1,80 m emplazada sobre la pared de la estructura. El tamaño del área de excavación se vio determinado 264 por las características propias de la pared, su desarrollo, derrumbe y las irregularidades del terreno, lo que dificultó dificultó en gran medida las tareas de excavación (Figura 9.44).. Se siguieron niveles artificiales de 5 cm. Al igual que en otros sitios que ya han sido presentados en esta tesis, no se observaron diferencias en la estratigrafía en relación a su composición sedimentaria, así como tampoco en función de la ocurrencia, distribución y las características del registro arqueológico. Por este motivo se consideran los hallazgos en único nivel, presentándose la información faunística en conjunto. Figura 9.44: Parapeto 10 (círculo verde): verde) Ubicación y croquis del sitio. Referencias: esquina superior derecha: foto de la estructura; ura; esquina inferior derecha: representación representación y localización de la cuadricula cuadricula. La muestra recuperada en el parapeto 10 está conformada por 273 especímenes ecímenes óseos, de los cuales el 71,7 71,7% (n=196) =196) ha podido ser identificado a nivel de especie. Al igual que otras estructuras de la meseta (parapeto 24 y 27 del sitio K 16), el parapeto 10 presenta una composición taxonómica representada por un único taxón: guanaco. naco. Por otra parte, un 28% (n (n=77) =77) de los fragmentos óseos hallados no pudieron ser identificados bajo ninguna categoría taxonómica. Guanaco: número mínimo de individuos y clases de edad En base a la lateralidad y estado de fusión de los elementos óseos recuperados fue reconstruido el número mínimo de individuos correspondientes al parapeto 10. De esta forma, en función del recuento de falanges primeras se estableció la presencia de cuatro individuos. Por otra parte, se reconoció la existencia de animales inmaduros en el conjunto que no habrían completado todos sus estadios de fusión al momento de su muerte. Es así que fue calculado el porcentaje de especímenes y elementos no fusionados en base a los valores de NISP y MNE 265 obtenidos. Los resultados alcanzados indican una clara similitud entre ambas medidas: 22,3% y 23,3% respectivamente, reconociéndose un leve incremento cuando es utilizado el MNE. Con el objetivo de profundizar esta información y abordar con mayor exactitud la composición etaria de la muestra, fue aplicado el cronograma de fusión ósea propuesto por Kauffmann (2009). En función de la cantidad de radioulnas distales derechas fusionadas (n=2) junto con la presencia de vértebras cervicales cuyas epífisis anteriores/posteriores se encuentran fusionadas a su respectivo cuerpo, fue determinada la presencia de al menos dos individuos mayores a los 48 meses de edad. Por otra parte, también se registró un atlas cuyo arco ventral no se encuentra fusionado a los hemicuerpos (AT1 sensu Kauffmann 2009). Este centro de fusión osifica entre los 3-6 meses de edad. Esta afirmación indica que un individuo habría tenido menos de seis meses durante el momento de su muerte. Finalmente, la edad de un último individuo no pudo ser precisada con exactitud, pero en base a la presencia de dos tibias distales no fusionadas de diferente lateralidad es posible que sea menor a los 36 meses de edad. La composición etaria reconstruida se asemeja a las clases de edad que suelen caracterizar a los grupos familiares de guanaco. Asimismo, la presencia de un individuo menor a los seis meses en el conjunto señala que la ocupación del sitio se desarrolló en algún momento entre el mes de diciembre y el mes de mayo, durante la estación más óptima climática y ambientalmente de la meseta. Guanaco: modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos La totalidad de los especímenes recuperados en el parapeto 10 presentan evidencias de meteorización. 266 100 90 80 NISP*% 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 (N = 17) W3 (N = 150) W4 (N = 11) W5 Figura 9.45: Perfil de elementos meteorizados por estadio. Como se observa en la figura 9.45, la mayor parte de la muestra se ubica en los estadios 2 y 3. La presencia de fragmentos óseos en el estadio 4 es menor, y se compone principalmente de huesos recuperados en superficie y entre las rocas de la estructura. El perfil de meteorización reconstruido es muy similar al de la mayoría de los sitios a cielo abierto de la región e indica un estado de conservación de la muestra bueno a moderado. 100 90 80 NISP*% 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 No Fusionados W3 W4 W5 Fusionados Figura 9.46: Perfil de Meteorización en relación con el estado de fusión de los especímenes. La figura 9.46 indica la distribución de los fragmentos óseos en cada estadio de meteorización en base a su estado de fusión. Los resultados obtenidos sugieren que la frecuencia de elementos meteorizados en cada categoría etaria es muy similar, 267 sugiriendo que la intensidad con la cual este agente tafonómico afectó a la muestra fue homogénea. 30 25 NISP*% 20 15 10 5 0 Carnívoros (N = 10) RaÍces (N = 38) Blanqueado (N = 14) Figura 9.47: Frecuencia de agentes y procesos tafonómicos. Más allá de la incidencia de la meteorización sobre el conjunto, el 34,8% (n=62) de los especímenes recuperados exhiben algún tipo de modificación de origen natural (Figura 9.47). Dentro de este subgrupo, las frecuencias más elevadas corresponden a la acción de raíces (22,4%). La mayoría de las marcas se concentran sobre falanges primeras (n=20), siendo menor su ocurrencia en otros huesos. En suma, la influencia de este agente en la formación del conjunto es moderada, mostrando una gran similitud, en términos de la frecuencia obtenida y su distribución en el esqueleto, con otras estructuras de parapetos de la meseta del Strobel. Si bien el grado de desarrollo y dispersión de las marcas de raíces sobre la superficie de los diferentes huesos es bajo, es posible que, junto con la incidencia meteorización, hayan afectado la visibilidad de otras modificaciones naturales o antrópicas. Por otra parte, la operatoria de carnívoros sobre el conjunto es leve (5,6%) (Figura 9.37). Este tipo de daño se corresponde con pits, punctures y crenulated edges (sensu Binford 1981) localizados tanto en el esqueleto axial (n=2; 20%) como en el apendicular (n=8; 80%), siendo más frecuentes en este último (Tabla 9.37). 268 Tipo de daño Pits Parte esqueletaria Falange Primera Falange Segunda Metatarso proximal Metapodio diáfisis Costilla proximal Puncture Vértebra torácica cuerpo Cuneiforme Hueso Malar Hueso Malar Crenulated Edges Escápula Tabla 9.37: Acción de carnívoros. Como se indica en la tabla 9.37, en el segmento axial los daños se limitan a las cercanías de porciones proximales y en un cuerpo vertebral. En tanto en el esqueleto apendicular, exceptuando la escápula, la mayoría las modificaciones se presentan en huesos ubicados en los sectores distales de las extremidades. SI bien estas partes exhiben un bajo rendimiento nutricional, la presencia de tejido trabecular favorece la retención de nutrientes durante un mayor período de tiempo, permitiendo, posiblemente, su aprovechamiento pasado un lapso de su abandono. La presencia de blanqueado sobre el conjunto es baja (n=14; 7,8%) y se limita exclusivamente a fragmentos óseos recuperados en superficie. Dentro de los especímenes afectados, la totalidad evidencia daños en ambas caras sugiriendo una baja estabilidad de este subgrupo. Guanaco: frecuencia de partes esqueletarias La representación de partes anatómicas fue evaluada a través de diferentes medidas e índices. La figura 9.48 indica la frecuencia porcentual de ambos segmentos esqueletarios, registrándose una clara subrepresentacion del esqueleto axial que se incrementa cuando esta relación es medida en base al MNE del conjunto. 269 100 90 80 70 % 60 50 40 30 20 10 0 NISP MNE Axial Apendicular Figura 9.48: Representación de segmentos anatómicos. Unidades de Análisis Parapeto 10 Relación Axial/Apendicular: NISP 0,4 Relación Axial/Apendicular: MNE 0,17 C.Anat.Gobal* 20 C. Aant. Axial** 6 C. Anat. Apend.*** 40 Tabla 9.38: Índices de Representación de partes anatómicas. Referencias: * Excluye hioides, carpianos, tarsianos, caudales y sesamoideos; **excluye caudales, carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos; *** excluye hioides y caudales; **** excluye carpianos, tarsianos, rótulas y sesamoideos. La relación axial/apendicular, medida en función de los valores de NISP y MNE obtenidos, señala nuevamente el desbalance entre ambas regiones anatómicas, independientemente de qué medida se utilice para su cálculo. Se debe destacar que el valor obtenido a partir del MNE es menor, lo cual supone un elevado grado de fragmentación del segmento axial (Tabla 9.38). La completitud anatómica global obtenida para el conjunto, obtenida en base a la relación entre el MNE obtenido/esperado considerando el MNI, es baja (Tabla 9.38). Como hemos mencionado en otros apartados de esta tesis, esta es una característica frecuente en los contextos zooarqueológicos localizados en mesetas altas de la región y ha sido vinculado con el carácter logístico que habrían tenido en el pasado. La integridad del segmento axial es muy baja, contrastando fuertemente con la completitud del esqueleto apendicular que, si bien es moderada, es sustancialmente mayor (Tabla 9.38). La fragmentación ósea fue evaluada a partir de la relación entre los valores de NISP/MNE, excluyéndose del cálculo elementos enteros (Lyman 1994). Los resultados 270 obtenidos son bajos, registrándose valores más elevados para el esqueleto axial; aspecto que determina, en parte, la subrepresentacíon general de este segmento (Tabla 9.39). Parapeto 10 NISP/MNE Global 1,59 2,82 1,3 Axial Apendicular 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 DIENTES CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % Tabla 9.39: Índice de fragmentación: Fueron excluidos elementos enteros: tarsianos, carpianos, sesamoideos, astrágalos. Figura 9.49: MAU % Representación de partes anatómicas. La representación de partes anatómicas también fue evaluada a partir de los valores de MAU % y MNE % estandarizado (Figuras 9.49 y 9.50). De acuerdo con la figura 9.50, se observa que la mayoría de las categorías óseas consideradas están presentes, evidenciándose pocas ausencias. Entre éstas, se destacan fragmentos correspondientes al húmero proximal, fémur y tibia distal. En cuanto al segmento axial, las frecuencias no superan el 26% del MAU y se concentran solo en cuatro huesos; cráneo, atlas, axis y pelvis. La columna vertebral se encuentra representada principalmente por vértebras cervicales (15,4%), mientras que las vértebras torácicas (4,1%) y lumbares (3,6%) se hallan en muy baja frecuencia. En suma, esta región anatómica se encuentra caracterizada por especímenes correspondientes, por un lado, al cráneo y al cuello del guanaco y, por otro, a la pelvis. El esqueleto apendicular se encuentra más completo, pero la distribución de sus frecuencias indica también un patrón de cierta heterogeneidad. En general, las frecuencias son moderadas, abarcando un rango que se extiende desde el 20% del MAU hasta el 50% aproximadamente. Los huesos largos presentan valores diversos. Las frecuencias más elevadas fueron registradas en fragmentos de diáfisis y 271 articulaciones distales; mientras que, las epífisis proximales se encuentran ausentes o exhiben valores que no superan el 15%. La excepción a esta tendencia la manifiestan los metatarsos y metacarpos. Las falanges primeras presentan frecuencias más elevadas dentro de todo el esqueleto apendicu apendicular. Cabeza Columna Costillar Cintura Extremidades superiores Extremidades medias Extremidades inferiores Calcáneos y Falanges 0 10 20 30 40 50 60 MNE % Figura 9.50:: MNE Estandarizado: Representación de partes anatómicas. Cuando el perfil anatómico es evalua evaluado do en base a los valores de MNE MNE% estandarizado se observa nuevamente el claro desbalance entre ambas regiones esqueletarias. El segmento axial exhibe frecuencias que no superan el 7% del MNE y manifiestan el mismo patrón observado en el MAU% en donde el cráneo y el cuello presentaban una mayor representación. Por otra parte, es interesante destacar la similitud en los valores obtenidos para la cintura cintura (pelvis y escápula) y las extremidades superiores (húmero y fémur). Las extremidades están bien representadas en todos los casos, aunque se evidencia una mayor relevancia de las partes medias, seguidas por las inferiores. Podría existir aquí una selección selección determinada por el contenido nutricional ofrecido por cada parte, en donde la médula ósea haya tenido cierta preponderancia como recurso. Finalmente, como se ha reportado para otros parapetos analizados en esta tesis, calcáneos y falanges alcanzan la lass frecuencias más elevadas del conjunto. 272 Articulación MNE PX Diáfisis DS SH AR/SH Proporción Húmero 0 1 2 1/2 0,5 Radioulna 1 4 1 5/1 5 Fémur 1 0 2 1/2 0,5 Tibia 0 3 1 3/1 3 Metacarpo 2 0 0 2 0 Metatarso 2 0 0 2 0 Metapodio 0 7 1 7/1 7 Total 6 15 7 21/7 3 Tabla 9.40: Representación de partes anatómicas: Relación articulación/diáfisis. En la tabla 9.40 se indica la a representación de articulaciones y diáfisis de huesos largos de la muestra, medida en MNE y la relación existente entre ambos. Como puede observarse, la proporción de epífisis es levemente mayor a la esperada (2). Esta tendencia es similar a la registrada en el parapeto 6 de este sitio y como fuera destacado en ese conjunto, aquí nuevamente se evidencia una mayor representación de fragmentos distales. Guanaco: evidencias de procesamiento Un 14% (n=25) de los especímenes recuperados en el parapeto 10 presentan evidencias de procesamiento. Esta frecuencia es baja si se considera los valores registrados para el parapeto 6 de este sitio. Como se indica en la tabla 9.41, existe un claro desbalance en la distribución de marcas antrópicas en el esqueleto, las cuales se concentran casi mayoritariamente en el segmento apendicular. % de Procesamiento NISP NISP* %NISP Apendicular 122 24 19,6721311 Axial 56 1 1,78571429 Total 178 25 14,0449438 Tabla 9.41: Frecuencia de procesamiento axial y apendicular. 273 NISP NISP* NISP% Cráneo 11 0 0 Mandíbula 0 0 0 Atlas 1 0 0 Axis 1 0 0 Vert. Indet 9 0 0 Cervicales 6 1 16,6666667 Torácica 6 0 0 Lumbar 3 0 0 Caudales 0 0 0 Sacro 0 0 0 Costillas 5 0 0 Imnominado 2 0 0 Escápula 3 0 0 Húmero 6 3 50 Radioulna 9 2 22,2222222 Fémur 5 1 20 Tibia 4 1 25 Calcáneo 6 2 33,3333333 Astrágalo 3 1 33,3333333 Metacarpo 2 1 50 Metatarso 3 0 0 Metapodio 12 2 16,6666667 Falange 1 38 10 26,3157895 Falange 2 7 1 14,2857143 Falange 3 0 0 0 Sesamoideo 1 0 0 Total 143 25 17,4825175 Tabla 9.42: Evidencias de procesamiento por elemento óseo. Se excluyen carpianos, tarsianos y rotula. En la tabla 9.42 se observan las frecuencias de procesamiento por elemento óseo. En líneas generales, éstas son bajas, registrándose que en ningún caso se obtuvieron valores superiores al 50% del NISP. En el segmento axial, solo una vértebra cervical exhibe algún tipo de daño. El esqueleto apendicular manifiesta una tendencia más completa, en donde la mayoría de los elementos presenta marcas de procesamiento. Las extremidades muestran frecuencias homogéneas con valores que se concentran en un rango que se extiende entre el 20% y el 25%. Solo en húmero y metacarpo fue reconocida una frecuencia mayor. En términos de importancia, a éstos le siguen calcáneos y astrágalos con frecuencias similares y, finalmente, falanges primeras que manifiestan valores moderados, cercanos al 26%. 274 NISP* %NISP Corte 8 32 Percusión Corte y Percusión 14 56 3 12 Total 25 100 Tabla 9.43: Frecuencias de procesamiento: tipo de marca. Ha sido posible registrar en el conjunto marcas de corte, percusión y especímenes que muestran ambos tipos de modificaciones antrópicas. Como se indica en la tabla 9.43, las marcas de percusión presentan las frecuencias más elevadas, seguidas por las de corte y, finalmente, corte-percusión. 20 18 16 NISP*% 14 12 10 8 6 4 2 0 Corte Percusión Apendicular Corte y Percusión Axial Figura 9.51: Ubicación y tipo de evidencia de procesamiento. En la figura 9.51 se indica la localización anatómica de las marcas de procesamiento en función del tipo de daño. Es evidente el desbalance entre ambos sectores. En el parapeto 10, en contraste con lo descripto para otras estructuras en esta tesis, las frecuencias más elevadas de corte, percusión y corte-percusión se concentran siempre en el esqueleto apendicular. Ello diferencia este conjunto de otros presentados en esta tesis, donde las marcas de corte exhiben valores más elevados en el segmento axial. Esta tendencia sugeriría un mayor énfasis en el procesamiento de extremidades y huesos del autopodio. El apartado siguiente presenta la descripción y análisis del tipo de modificación antrópica registrada y su localización en los especímenes. Vértebras cervicales 275 Fue identificado un espécimen con marcas de corte localizadas en el cuerpo de la vértebra. Las incisiones se encuentran distribuidas en diferentes sectores y presentan una orientación longitudinal al eje mayor del segmento axial, siendo profundas y largas. Estas modificaciones antrópicas son consecuencia del desarrollo de tareas de descarne (código CV-9 en Nilssen 2000). Húmero Se registraron tres fragmentos óseos correspondientes a húmero con evidencias de procesamiento. Dentro de este subgrupo, solo uno exhibe marcas de corte. Éstas se localizan en la diáfisis del hueso, sobre la cara antero-medial, asociadas al foramen nutricio. Presentan una orientación longitudinal al eje mayor del hueso, se concentran en un solo sector, y son profundas y largas. En función de estas características, pueden ser homologables a las huellas registradas por Nilssen (2000) bajo el código Hs-1 vinculadas con el descarne de esta unidad. Por otro parte, en tres segmentos diafisiarios de húmero (incluyendo el elemento previamente descripto) fueron identificados negativos de impacto sobre la cara lateral y antero-medial, asociados con un tipo de fractura transversal. Radioulna El 22,2% (n=2) (Tabla 9.42) de los especímenes de radioulna evidencian marcas de procesamiento. En ambos fragmentos fueron identificadas huellas de corte, como de percusión. En uno de los especímenes óseos las incisiones se localizan en la cara anterior del hueso, vinculadas a la tuberosidad del radio. Estas marcas, muy numerosas, presentan una orientación transversal y son superficiales y cortas. Exhiben una clara similitud con las descriptas por Binford (1981) y Nilssen (2000) con el código Rcp-5 vinculadas con la desarticulación de la radioulna del húmero. El restante fragmento presenta huellas de corte, oblicuas/diagonales y longitudinales al eje mayor del hueso, ubicadas en la cara anterior de la diáfisis media de la radioulna. Son muy numerosas, profundas/superficiales y largas. Binford (1981) no señala este tipo de marcas en su trabajo con los Nunamiut pero sí lo hace Nilssen (2000) estableciendo una categoría general (Rcs-2) que refiere a cualquier incisión localizada en la diáfisis media y/o distal; las vincula con tareas de cuereo y/o fileteo. En este sentido, Mengoni Goñalons (1999) sugiere la presencia de este tipo de daños asociados con el descarne de la radioulna. En cuanto a las evidencias de percusión, se ubican en ambos casos en proximidad a la diáfisis de la radioulna, sobre la cara anterior. Son negativos de impacto que generaron un tipo de fractura transversal. Es interesante destacar que, en uno de los casos, fue implementado el marcado 276 perimetral como técnica de fractura dejando como producto una epífisis distal de radioulna junto con su respectiva diáfisis. Fémur Se identificaron evidencias de procesamiento en un único fragmento de fémur. Éstas se corresponden con marcas de corte localizadas en la cara posterior de la diáfisis media, asociadas a la línea áspera. Las incisiones son oblicuas y longitudinales al eje mayor del hueso, profundas y largas. Al igual que en el caso anterior, Nilssen (2000) identifica estas incisiones bajo el código Fs-1 como un conjunto de marcas diversas identificadas en la diáfisis del fémur. Se las vincula con el descarne de este elemento. Tibia Sobre este elemento óseo fue registrado un negativo de impacto localizado en la cara medial de la diáfisis media. Consecuentemente, se determinó la presencia de un tipo de fractura transversal. Calcáneo En dos fragmentos se determinó la presencia de negativos de impacto asociados con la percusión intencional del calcáneo producida durante la extracción de médula. En ambas ocasiones, la fractura fue realizada a mitad de camino entre el tuber calcis y la superficie articular, sobre la cara lateral. Astrágalo Sobre la cara medial de un fragmento de astrágalo fueron identificadas dos marcas de corte transversales, paralelas, cortas y profundas. Estas incisiones son iguales a las registradas por Binford (1981) bajo el código TA-2 asociadas con tareas de desarticulación. Metacarpo Asociado a la epífisis proximal, sobre la cara lateral de la metáfisis, se identificó la presencia de un negativo de impacto en un espécimen de metacarpo. Esta es la única evidencia de procesamiento identificada sobre este elemento y se encuentra vinculada con una fractura ósea de tipo transversal. Metapodio Al igual que en el caso anterior, solo se identificaron negativos de impacto sobre dos fragmentos de metapodio. En ambos casos, éstos se ubican en la diáfisis 277 distal ocasionando en consecuencia una fractura transversal que genera como producto el seccionamiento de la epífisis distal completa del resto del elemento. Sumando esta información a la ya presentada para los restantes elementos óseos descriptos, es destacable la importancia de la fracturación de las extremidades en el conjunto para el aprovechamiento de médula. Falanges Se han registrado evidencias de procesamiento en 10 falanges primeras y en una falange segunda. En cuanto a las marcas de corte, se localizan en el sector distal, en la diáfisis de las falanges y, en menor frecuencia, en la porción proximal, distribuidas en todas sus caras. En su mayoría se relevaron marcas con orientación transversal, largas/cortas y profundas/superficiales, registrándose pocos casos con incisiones oblicuas al eje mayor del hueso. Las incisiones registradas en el sector proximal se encuentran vinculadas con la desarticulación de este segmento de las extremidades inferiores dada la frecuencia de huellas localizadas en las tuberosidades de inserción ligamentosa, sector donde se ubican los tendones extensores y flexores digitales (Mengoni Goñalons 1999). Las evidencias de percusión refieren a negativos de impacto. El tipo de fractura longitudinal está presente en cuatro fragmentos, mientras que, en tres especímenes fue registrada una orientación transversal. La técnica de marcado perimetral fue registrada en solo una falange primera. Las evidencias identificadas se encuentran vinculadas con su desarticulación, limpieza y fractura para el consumo de médula. Síntesis La muestra ósea procedente del parapeto 10 exhibe una estructura taxonómica mono específica representada únicamente por guanaco. Al respecto, si bien el tamaño general del conjunto es menor que en otros casos, el porcentaje de identificabilidad es elevado, superior a la media general calculada para todos los sitios considerados en esta tesis. En cuanto a la cantidad de fragmentos óseos recuperados, es menester realizar las siguientes consideraciones. Por un lado, a diferencia de la gran mayoría de las estructuras que han sido presentadas a lo largo de este trabajo, el parapeto 10 presenta una morfología circular. Este es un aspecto que podría potencialmente haber ejercido influencias de tipo funcional y por ende, condicionar las características del registro arqueológico asociado. Es posible entonces que exista una relación entre la forma de la estructura, su carácter e intensidad de uso y el posterior descarte de restos óseos. Por otra parte, también debe considerarse la existencia de una correlación positiva, moderada y estadísticamente significativa con la densidad mineral 278 ósea (Tabla 9.44). Si bien este es un factor que pudo haber tenido cierta incidencia, la variabilidad intra taxonómica en los valores de densidad mineral registrada en el guanaco, sumado a que la fuerza de la relación con el MAU% calculado para el parapeto 10 es bajo, son argumentos que permiten atenuar su transcendencia como principal aspecto causal del conjunto óseo. Por otra parte, no puede dejarse de lado que su forma, junto con la cantidad de rocas asociadas a su construcción, dificultaron en gran medida las tareas de excavación y por tanto, debe ser un elemento a considerar. El conjunto se encuentra compuesto, al menos, por cuatro individuos. El porcentaje de especímenes y elementos correspondientes a animales inmaduros ronda el 23%, porcentaje que es consistente con otros conjuntos de meseta; información que en conjunto establece una tendencia al respecto. La composición etaria se compone de dos individuos mayores a los 48 meses de edad y dos menores; uno de ellos representa una cría de guanaco menor a los seis meses al momento de su muerte. Estos datos ubicarían la ocupación del sitio en algún momento entre los meses de diciembre a mayo. Las agentes y procesos naturales vinculados a la formación del conjunto operaron en magnitud variable. En general, solo la meteorización tuvo un grado de afectación considerable dado que incluyo a todos los fragmentos óseos. No obstante, el 94% de toda la muestra se ubica en estadios moderados (2 y 3), siendo sensiblemente menor la presencia de huesos en niveles avanzados. Por otra parte, si bien la acción de raíces ocupa el rol principal como agente formador, su incidencia es baja (menor al 20% del total) y su grado de daño sobre la superficie cortical de los huesos es tan solo leve. Por último, cabe resaltar el alcance de las modificaciones asociadas con carnívoros. En este sentido, si bien su frecuencia no es elevada (5,6%), su incidencia es superior a la mayoría de los otros conjuntos descriptos en esta tesis. La representación de partes anatómicas se encuentra dominada por elementos correspondientes al sector apendicular. En este sentido, la relación con su relativo axial indica un claro desbalance entre ambos, en especial cuando el cálculo se realiza en función del MNE. Al respecto, este resultado podría ser un indicador de una mayor incidencia de la fragmentación sobre el esqueleto axial, aspecto que se contrasta de acuerdo con los valores obtenidos de la razón entre NISP/MNE de dicho segmento. Más aún, la fragmentación axial duplica prácticamente la obtenida para toda la carcasa así como para las extremidades, calcáneos y falanges. Esta afirmación coincide con la baja integridad axial de las carcasas ingresadas en el parapeto. Además, es en esta 279 muestra donde se evidencia la mayor diferencia entre los porcentajes de completitud de ambos sectores esqueletarios. De acuerdo con los valores de MAU% obtenidos para el conjunto, se observa que las frecuencias generales son bajas/moderadas, exceptuando algunos picos superiores localizados en el esqueleto apendicular, asociados con las extremidades, principalmente, medias, calcáneos y falanges. Como será discutido en el capítulo posterior, el perfil de partes anatómicas reconstruido exhibe cierto grado de similitud con algunos conjuntos procedentes del sitio K 116. Por último, se debe mencionar que únicamente se ha identificado una correlación estadísticamente significativa, negativa y moderada con el índice de secado, sugiriendo que las unidades anatómicas con mayor potencial no se encuentran presentes. Parapeto 10 MAU %: DMO* MAU%: IC** MAU% : IM*** MAU%: UMI**** 0,500 p 0,001 -0,394 p 0,45 -0,516 p 0,33 0,292 p 0,33 MAU% : IS***** -0,7627 p 0,002 Tabla 9.44: Correlaciones estadísticas: MAU%: densidad mineral ósea* Datos tomados de Elkin (1995), índice de carne** Datos tomados de Borrero (1990), índice de médula*** Datos tomados de Mengoni Goñalons (1996; 1999); índice de médula insaturada**** Datos tomados de Morín (2007), índice de secado ***** Datos tomados de De Nigris y Mengoni Goñalons (2002; 2004). En negrita se destacan las correlaciones estadísticas significativas. Comparativamente con otras estructuras presentadas en esta tesis, las frecuencias de procesamiento registradas en este parapeto son las más bajas. Salvo en un caso, las marcas de corte y percusión se localizan en el esqueleto apendicular, distribuidas homogéneamente en la mayoría de las categorías consignadas, sin advertirse una selección de unidades más acotadas en función de recursos nutricionales específicos. Las actividades de fractura exhiben mayor preponderancia sobre el conjunto, mientras que las incisiones se vinculan principalmente con tareas de desarticulación y descarne. 280 Capítulo 10 Discusión 10.1 Introducción Este capítulo se ordena de la siguiente manera. En la primera parte, sección denominada variabilidad zooarqueológica en sitios a cielo abierto, se realiza un estudio comparativo de los conjuntos óseos descriptos en los resultados de esta tesis con el fin de evaluar los agentes y procesos tafonómicos que han actuado en la formación de los conjuntos, la presencia de semejanzas y diferencias en relación con la utilización de la fauna en el pasado y las estrategias de subsistencia implementadas. Este análisis permitirá caracterizar el registro zooarqueológico desde escalas espaciales diferentes delineando tendencias generales intra e inter mesetas. Como eje de estas discusiones fueron seleccionadas las siguientes variables: estructura taxonómica, cantidad de individuos y clases de edad, agentes y procesos tafonómicos, representaciones de partes anatómicas y evidencias de procesamiento. Cabe destacar que este recorrido será realizado para al taxón guanaco, exceptuando una breve discusión en la sección de estructura taxonómica referida a las características generales de los huesos de choique registrados en la muestra. En la segunda parte de este capítulo se retoman las hipótesis planteadas inicialmente en esta tesis (ver capítulo 2). De esta forma, los patrones derivados del análisis del registro zooarqueológico de sitios procedentes de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra serán discutidos en función de la variabilidad registrada entre mesetas y al interior de cada una. 10.2 Variabilidad zooarqueológica en sitios a cielo abierto A lo largo de esta tesis hemos detallado las características generales y especificas de diferentes conjuntos óseos localizados en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y del Guitarra. En total, fueron analizados más de 5000 especímenes óseos procedentes de sitios a cielo abierto, especialmente estructuras de parapeto, pudiendo ser identificados taxonómicamente una cantidad aproximada al 63% del total (n=3244), de los cuales 3203 corresponden a guanaco. Esta información no es menor, tomando en consideración que la presencia de restos óseos en 281 parapetos localizados en mesetas no es demasiado frecuente en Patagonia. En consecuencia, el conocimiento zooarqueológico previo disponible es limitado. Como se indica en la tabla 10.1, el tamaño de la mayoría de las muestras óseas consideradas es elevado y permiten establecer comparaciones entre ellas. Al respecto, a pesar de que los conjuntos procedentes del parapeto 27 de K 116 y del parapeto 2 de Guitarra 10 exhiben valores más bajos que el resto, se optó por incluirlos (Tabla 10.1). En este sentido, si bien en esta tesis se decidió dejar de lado conjuntos que presenten un NISP menor a 100 especímenes con el objeto de estandarizar la muestra y favorecer las comparaciones, no se puede soslayar que el parapeto 27 (K 116) forma parte de un conjunto de estructuras más amplio. Por lo tanto, pudo haber cumplido un rol particular dentro de la dinámica de uso general. Adicionalmente, su cronología es consistente con el resto del sitio. Por su parte, GUI 10 parapeto 2 representa la única evidencia zooarqueológica disponible hasta la fecha para toda la meseta del Guitarra; por tanto, se consideró oportuno incorporarla en el presente análisis. Sitio K 116 K 205 CP 6 CP2b GUI 10 Total Parapeto 27 Parapeto 38 Parapeto 11 Parapeto 24 Parapeto 6 Parapeto 10 Parapeto 9 Parapeto 12 OA Parapeto 2 - n Total 145 556 635 277 712 273 460 904 1089 90 5141 NISP Guanaco 88 414 403 118 484 196 209 348 877 66 3203 Tabla 10.1: Número de especímenes y número de especímenes identificados para guanaco por conjunto óseos. Un aspecto destacable refiere al elevado grado de identificación taxonómica registrado en cada uno de los conjuntos óseos. Se encuentran próximos al 60% para la mayoría de ellos, exceptuando los parapetos 9 y 12 de CP 6 y el parapeto 24 de K 116 que presentan valores más bajos (Figura 10.1). 282 100 90 80 NISP % 70 60 50 40 30 20 10 0 ParapetoParapetoParapetoParapetoParapetoParapetoParapetoParapeto OA 2018 Gui 10 24 38 11 27 6 10 9 12 Identificabilidad Procesamiento Figura 10.1: Relación entre el porcentaje de identificabilidad taxonómica y la frecuencia de procesamiento en cada conjunto. De acuerdo con la figura 10.1, es posible trazar una relación entre el grado de identificación taxonómica de cada conjunto y las frecuencias de procesamiento registradas para cada caso. Es así que cuando una variable aumenta, medida en función de su valor de NISP %, la otra desciende, y viceversa. Esta tendencia es especialmente clara para las estructuras 6 y 10 del sitio K 205, 9 y 12 de CP 6, 2 de GUI 10 y en el sitio CP 2b OA. Si bien, lógicamente, no se desestima el peso de otras variables como agentes causales de la reducción del potencial de identificación de cada muestra (tales como la incidencia de procesos tafonómicos específicos), se busca destacar la existencia de un patrón que, en casos particulares (parapetos 9 y 12 de CP 6), pudo haber tenido mucha influencia. 10.2.1 Estructura taxonómica De acuerdo con la información presentada en los capítulos 8 y 9, la diversidad taxonómica registrada en cada uno de los conjuntos óseos procedentes de la Pampa del Asador y de las mesetas del Strobel y del Guitarra es muy baja. Los resultados obtenidos permiten sugerir una importante presencia de guanaco en cada una de las muestras, donde su contribución es siempre mayoritaria, configurando perfiles prácticamente monoespecíficos (Figura 10.2). No obstante, hay ciertas particularidades que pueden ser discutidas. 283 100 90 80 NISP % 70 60 50 40 30 20 10 0 Lama guanicoe Pterocnemia pennata Felis Concolor Zaedyus pichiy Chloephaga picta Figura 10.2: Frecuencia de taxones identificados por conjunto óseo. Como se indica en la figura 10.2, la presencia de guanaco es dominante, alcanzando valores superiores al 95% del NISP en cada conjunto; en tanto que la representación de otras especies se encuentra notablemente reducida y su aporte es bajo, menor al 5%. En la meseta del Strobel solo fueron identificados un fragmento óseo de choique, puma y cauquén en los parapetos 11 y 38, y dos placas de piche en el parapeto 6. Ninguno de estos especímenes registró evidencias de procesamiento. Por el contrario, en los conjuntos procedentes de Pampa del Asador el aporte de otros taxones es más elevado, destacándose la presencia de placas de piche termoalteradas y especímenes de choique con evidencias de procesamiento en las estructuras 9 y 12 del sitio CP 6 y en CP2b Ojo de Agua. De este modo, dentro de un esquema de baja variabilidad taxonómica, no solo en cuanto a la cantidad de especies representadas, sino también en relación con aquellas efectivamente procesadas, es posible notar que la diversidad faunística identificada se distribuye diferencialmente en el espacio. Es así que el mayor grado de variabilidad se registra en los conjuntos ubicados en la Pampa del Asador, mientras que las muestras óseas procedentes de las mesetas del Strobel y del Guitarra expresan una homogeneidad taxonómica marcada, caracterizada por el predominio casi absoluto de guanaco. Estos resultados, describen una tendencia que se aleja parcialmente de las características taxonómicas generales registradas en gran parte de los sitios 284 arqueológicos de Patagonia correspondientes al Holoceno tardío. En este sentido, de acuerdo con los datos disponibles, la estructura taxonómica de los conjuntos óseos pertenecientes a este período experimenta una diversificación de especies en relación con su composición en momentos previos del Holoceno medio. De este modo, no solo se incrementa la cantidad de especies representadas, destacándose la presencia de animales de menor tamaño como aves, pequeños mamíferos, peces y moluscos, sino que aumenta el número de aquellas efectivamente utilizadas por los grupos humanos del pasado (Bourlot 2009; Martinez et al. 2010; Miotti 2012; Prates 2008; Rindel 2009; Stoessel 2012; Tessone 2010; Zangrando 2009, entre otros). De esta forma, si bien el guanaco sigue siendo la presa principal y domina en los perfiles taxonómicos de la mayoría de los sitios en el ámbito patagónico, el aporte de especies complementarias se incrementa y exhibe una frecuencia variable en función de la disponibilidad ambiental local. En este marco, el sector centro-meridional de Patagonia expresa una variabilidad más restringida, considerando comparativamente otras franjas latitudinales de la macroregión (Miotti 2012). En este contexto, las investigaciones zooarqueológicas realizadas en los sectores altos de la región verifican un aumento en la cantidad de especies representadas (Rindel 2009, 2013). De este modo, se sugiere la existencia de un patrón agregativo de taxones, asociado con el desarrollo de una estrategia que toma provecho de la disponibilidad faunística local, diversificando la selección de presas hacia especies animales complementarias al guanaco, de menor tamaño corporal pero que representan una fuente adicional de grasa (Rindel 2009, 2013). De este modo, el patrón general registrado para toda Patagonia y en especial para los sectores altos de la región durante los últimos 2500 años plantea una diversificación de los taxones explotados hacia la incorporación de animales pequeños, en contraste con el predominio sistemático del guanaco identificado durante el Holoceno medio. Sin embargo, para los conjuntos óseos considerados en esta tesis, esta es una afirmación que solo se cumple parcialmente. Es decir, el registro zooarqueológico de los sitios localizados en la Pampa del Asador: los parapetos de Cerro Pampa 6, Cerro Pampa 2 (a y c) y el sector b Ojo de Agua representan, en cierto grado, esta tendencia en tanto exhiben una composición faunística diversa que, si bien dominada por guanaco, involucra especies menores que muestran un carácter complementario. Por el contrario, los resultados obtenidos en los conjuntos óseos ubicados en las mesetas del Strobel y del Guitarra se alejan de estas tendencias generales. Como hemos señalado anteriormente, la configuración taxonómica reconstruida para los sitios K 116, K 205 y Guitarra 10 exhiben una composición 285 prácticamente monoespecifica, dominada por el guanaco. En este sentido, si bien en algunos parapetos (ej. parapeto 11- K 116) se registraron otras especies, su contribución es significativamente reducida, representando menos del 1% del total del NISP. Lógicamente, desde una escala de análisis mayor, agrupando en conjunto estas muestras óseas, la información obtenida redunda en una ausencia de variabilidad taxonómica en los sitios de mesetas. Esto señala un contraste con lo registrado para la Pampa del Asador y otros sectores altos de la región como el PNPM (Rindel 2009, 2013). Los sitios considerados en esta tesis se localizan en ambientes que presentan características muy similares entre sí, especialmente en su configuración ecológica, condiciones climáticas y su disponibilidad y diversidad faunística (ver capitulo 3). Al mismo tiempo, todos los conjuntos óseos se ubican en un mismo bloque temporal: el Holoceno tardío. De este modo, bajo cronologías similares, se reconocen conjuntos diversos taxonómicamente como también monoespecíficos, restándole entonces importancia a la existencia de un factor temporal como principal aspecto causal de la variabilidad de taxones explotados. El contraste registrado parece vincularse más a la oferta ecológica y a las estrategias humanas implementadas en cada uno de los espacios. A diferencia de lo observado para la Pampa del Asador, la fuerte dominancia del guanaco identificada en el registro óseo de parapetos en las mesetas basálticas sería consecuencia de una focalización hacia la caza de esta especie, enfatizando en su relevancia como recurso específico. Asimismo, si bien esta afirmación podría estar estrechamente ligada con el carácter logístico del área y su peso dentro del sistema de movilidad regional, también podría vincularse con contextos demográficos mayores ocupando la meseta del Strobel en momentos específicos del año. De este modo, su presencia por períodos cortos de tiempo haría necesaria la obtención de recursos de alto rinde, siendo el guanaco la presa óptima en este sentido. Las características del sitio K 116, en tanto cantidad de estructuras, evidencia lítica registrada y sincronía o simultaneidad de uso, serían consistentes con esta hipótesis (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014, 2016; Re et al. 2017). El Choique Luego del guanaco, el choique sigue como la especie más representada dentro de la estructura taxonómica general. Su presencia es considerable en la Pampa del Asador, registrándose especímenes en parapetos y concentraciones. Este taxón ha sido registrado tanto en contextos superficiales como estratigráficos, procedentes de sitios que ocupan distintas cronologías, abarcando así un rango temporal que se 286 extiende desde 1500 hasta 440 años A.P. En el sitio CP 6, se recuperaron fragmentos óseos en el parapeto 9 (n=4) y en el 12 (n=4). En ambos casos se trata de huesos apendiculares, correspondientes a las extremidades anteriores junto con un único espécimen axial perteneciente a una vértebra cervical. Cabe destacar que se identificaron evidencias de procesamiento sobre algunos de estos elementos óseos, asociadas con tareas de desarticulación, descarne y fracturación. Por su parte, el sitio CP2b OA representa otro conjunto óseo donde fueron recuperados fragmentos de choique en el área. En este caso, al agrupar la información descripta para este taxón en el capítulo 8 de esta tesis junto a la ya publicada por Rindel (2009, 2013) correspondiente a la concentración 1 de este sitio, se observa un incremento significativo en la cantidad de especímenes registrados constatando la relevancia de esta especie como presa (Tabla 10.2). CP2b OA NISP MNE MNI Vértebra cervical Tibiatarso ds 2 2 1 7 7 4 Metapodio px. 1 1 1 Metapodio ds 15 15 8 Húmero 1 1 1 Fémur Falange 1 1 1 1 1 1 1 TOTAL 28 28 8 Tabla 10.2: Representación esqueletaria para choique en el sitio CP2b OA. Como se observa en la tabla 10.2, los elementos correspondientes al esqueleto axial se encuentran prácticamente ausentes, mientras que se registra un marcado predominio de las extremidades, principalmente metapodios y tibiatarsos. Las evidencias de procesamiento se concentran en estos sectores y exhiben frecuencias elevadas (n=16; 57%), aspecto que no resulta llamativo en tanto son elementos que ofrecen excelentes recursos en términos de carne, grasa, médula, tendones y materia prima para la confección de instrumentos. Es importante resaltar que tanto la cantidad de fragmentos óseos recuperados, como el número mínimo reconstruido son elevados, alcanzando valores superiores a los registrados para muchos sitios de la región (Bourlot 2009; De Nigris 2003; Rindel 2009). En este sentido, cuando se consideran conjuntamente todos los especímenes de choique recuperados en sitios procedentes de la Pampa del Asador (CP2a parapeto 4, b OA y c parapeto 3, CP 6 parapetos 9 y 12 = NISP: 60) se observa que el NISP obtenido es superior, comparativamente, al de otros sectores altos o bajos de la región. En casos específicos, como los sitios ubicados en el PNPM, estas diferencias pueden estar 287 influenciadas por características ecológicas específicas asociadas con una menor disponibilidad local de choique en el ambiente. No obstante, en el área de estudio se sugiere que su presencia responde a factores de índole funcional, asociada con las estrategias de subsistencia implementadas en el área. De este modo, los resultados obtenidos en los conjuntos de Pampa del Asador indican el carácter que este taxón tuvo como presa complementaria al guanaco. Como ha sido discutido por diversos autores, la información etnográfica disponible para Patagonia indica una intensa utilización del choique por parte de los grupos cazadores-recolectores que habitaron la región en el pasado enfatizando en su predilección por esta especie. No obstante, su correlato arqueológico resulta pobre (Rindel 2009). En este marco, se han propuesto diversos argumentos con el fin de explicar esta escasez en el registro zooarqueológico regional. Por un lado, se ha enfatizado en aspectos de orden tafonómico asociados con la supervivencia diferencial de los elementos óseos mediado por la densidad mineral ósea (Belardi 1999; Cruz y Elkin 2003; Fernández 2000, 2010; Fernández et al. 2001). Por otra parte, se ha sugerido la existencia de un bajo grado de identificación anatómica producto del desarrollo de prácticas culinarias particulares (Belardi 1999). Fue señalada también la presencia de un sesgo de muestreo en las investigaciones, muy marcadas hacia sitios en cuevas y aleros, quedando en consecuencia relegados los sitios a cielo abierto (Rindel 2009). Finalmente, se destacan argumentos tendientes a resaltar aspectos vinculados con las técnicas de caza en el pasado, haciendo especial hincapié en la dificultad de su obtención para cazadores-recolectores pedestres, las estrategias de procesamiento y el transporte selectivo de partes (Fernández 2000, 2010; Fernández et al. 2001). De acuerdo con la información presentada en esta tesis, desde una escala de análisis amplia, los resultados obtenidos en relación con la presencia del choique en los sitios se corresponden con la tendencia general para Patagonia, exhibiendo una baja frecuencia y ocupando un carácter meramente complementario al de la presa principal: el guanaco. No obstante, desde una escala espacial más acotada, debe destacarse su presencia en los conjuntos óseos de Pampa del Asador; en especial porque indica una clara diferenciación con lo observado para otras mesetas y/o sectores altos de la región. Una de las principales características ambientales de la Pampa del Asador, que la distingue regionalmente, es la existencia de amplias planicies de origen glacifluvial que configuran enormes espacios abiertos con excelente visibilidad asociados directamente con una importante cantidad de mallines. 288 Estas condiciones ecológicas, en especial los ambientes de mallines, conforman el hábitat preferido para el choique durante su momento de parición (fines de diciembreprincipios de enero) en tanto concentran alimentos de alta calidad y excelentes condiciones visuales para su protección y escape ante posibles predadores (Barri et al. 2009, 2012; Bellis et al.2006). En este marco, su ocurrencia relativamente asistemática y variable en el registro arqueológico de los sitios del área debió responder a una multiplicidad de factores actuando conjuntamente, asociados con su disponibilidad diferencial en el ambiente local, las estrategias de caza implementadas y el rango de tareas llevadas a cabo en los sitios. En este marco, para los conjuntos ubicados en la Pampa del Asador la caza y obtención de choique habría sido desarrollada de manera ocasional y complementaria al guanaco pero sostenida en el tiempo. Dada esta información, debe resaltarse la presencia de cerámica en los sitios del área en tanto que podría estar asociada con el aprovechamiento del alto contenido de grasa disponible en el choique mediante la implementación de prácticas culinarias específicas (ej. hervido). 10.2.2 Modificaciones producidas por agentes y procesos no humanos En los capítulos anteriores, se han descripto los agentes y procesos tafonómicos identificados para cada conjunto óseo, detallándose la magnitud con la cual operaron en cada caso individual. El objetivo de esta sección es discutir la preservación de los ambientes considerados, evaluando comparativamente cuáles son los agentes con mayor influencia en la formación de los conjuntos. Concretamente, el eje que guía este apartado es la problemática acerca de qué sectores son conservativos de restos óseos y qué sectores no. El patrón de meteorización relevado indica que todas las muestras óseas de guanaco se encuentran afectadas y exhiben algún grado de modificación (Figura 10.3). 289 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 W0 W1 W2 W3 W4 W5 Figura 10.3: Frecuencia de especímenes meteorizados por estadio. Como se indica en la figura 10.3, la tendencia general es clara: en la totalidad de los conjuntos óseos, los estadios 2 y 3 presentan las frecuencias más elevadas y concentran la mayoría de los especímenes en cada caso. Se propone entonces la existencia de un patrón general caracterizado por una baja diversidad de estadios representados, describiendo una tendencia hacia el predominio de estadios maduros, indicando, a su vez, condiciones buenas a moderadas de preservación. Los resultados obtenidos permiten sugerir que la operatoria de este agente no actúa diferencialmente en el espacio regional, afirmación avalada por el perfil similar obtenido para la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra. No obstante, las diferencias registradas, asociadas con la incidencia de estadios más o menos avanzados, o las diferentes frecuencias que exhibe individualmente cada uno, se corresponden con el contexto de depositación de las muestras y con la influencia del ambiente micro local en cada caso. De este modo, los conjuntos que se componen de restos óseos recuperados únicamente en superficie/subsuperficie, especialmente los parapetos 27 de K 116 y 2 de Guitarra 10 exhiben una mayor contribución de huesos en estadios 4 y 5. Sin embargo, esto no se cumple en todos los casos dado que la colección de CP2 b Ojo de Agua, cuya muestra principal presenta una procedencia similar, no registra los mismos estadios; más aún, comparte frecuencias similares a conjuntos estratigráficos (por ej. parapetos 24, 38 y 6). Un escenario similar fue registrado por Rindel (2009) comparando esta variable entre aleros y sitios a cielo abierto. Por lo tanto, la presencia de este rango de variabilidad permite establecer que no es posible realizar 290 generalizaciones acerca del estado general de los conjuntos óseos basándonos únicamente en el contexto de depositación. En el caso específico de los conjuntos óseos aquí considerados, por el contrario, se sugiere que el perfil de meteorización construido se encuentra mayormente influenciado por las condiciones locales, bajo un contexto climático común para la región. En este sentido, durante el Holoceno tardío el marco paleoambiental, asociado con una intensificación de los vientos del oeste y una tendencia hacia el descenso de la humedad regional, habría favorecido el desarrollo de condiciones de erosión reduciendo, consecuentemente, la tasa de depositación de sedimento a cielo abierto. Ante este escenario, sitio como CP2b OA, localizados en ambientes susceptibles a este tipo de procesos de desgaste, habrían experimentado momentos de activación asistemática en el tiempo, evidenciando episodios dinámicos de enterramiento y exposición de los materiales óseos. Al respecto, la explotación ganadera del área, característica del siglo XX, posiblemente intensificó este proceso, en algunos sectores del área, como consecuencia del sobrepastoreo. Por otra parte, en función de la información detallada en los capítulos 8 y 9 de esta tesis, raíces y roedores han sido los agentes que tuvieron cierto impacto sobre los especímenes óseos considerados. No obstante, la magnitud de su operatoria ha sido baja en tanto que las frecuencias, para cada caso en particular, no superan el 25% del total del NISP; exceptuando los valores registrados en la submuestra de especímenes NISP % con marcas de raíces procedente de estratigrafía del sitio OA (CP2 b) (Figura 10.4). 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Raíces Roedores Figura 10.4: Frecuencia de huesos con evidencias de acción de raíces y roedores. Como se observa en la figura 10.4, la acción de raíces exhibe una tendencia homogénea, reduciendo su frecuencia en conjuntos procedentes de superficie. Si bien menor, su presencia en estos últimos avala la existencia de eventos de enterramiento 291 y exposición. En una escala espacial mayor, estos resultados son consistentes con la incidencia registrada de este agente en diferentes sitios a cielo abierto ubicados en otros sectores de la región, como el PNPM y la cuenca baja del lago Cardiel (Bourlot 2009; Dellepiane et al. 2014; Rindel 2009; Rindel y Bourlot 2014). Con respecto a la actividad de roedores, en general es de escasa magnitud, se observa un leve incremento en los conjuntos de Pampa del Asador, especialmente en los parapetos 9 y 12 de CP 6, con respecto a los procedentes de las mesetas del Strobel y del Guitarra. Es posible sugerir que la influencia de ambos agentes no habría afectado sensiblemente a los conjuntos considerados, sino que su acción ha sido principalmente superficial, alterando de manera restringida el tejido cortical de los huesos. Del mismo modo, la influencia de ambos en esta muestra, en especial en aquella procedente de parapetos, se vincula estrechamente con las características propias de las estructuras. En este sentido, estas construcciones generan condiciones de reparo, protección y acumulación de sedimentos disponibles para otras especies animales y vegetales en el ambiente inmediato. Es así que representan un microhabitat que promueve la existencia de agentes específicos; por tanto, zooarqueológicamente se vuelve esperable la incidencia de estos agentes en proporciones variables. Por otra parte, la incidencia y magnitud de otros agentes y procesos tafonómicos en la formación de cada uno de los conjuntos es muy baja y se encuentra restringida a contextos específicos. La presencia de blanqueado, alteración estrechamente vinculada con la meteorización y con la exposición a condiciones subáereas, junto con el desarrollo de comunidades de líquenes en la superficie cortical de los huesos, manifiestan mayor relevancia en las muestras recuperadas en superficie. La información derivada de ambos indica que, en general, las muestras mantuvieron cierta estabilidad a lo largo del tiempo. En este sentido, en base a la evidencia presentada es posible sugerir que el potencial de supervivencia ósea de conjuntos a cielo abierto sería mayor al esperado (Borrero 1998; Borrero et al. 19981999). No obstante, se debe mencionar que el desarrollo de estos agentes junto con la influencia de otros (ej. raíces y meteorización) pudieron obliterar la superficie cortical del hueso disminuyendo, en consecuencia, el potencial de identificación de otros daños. 292 50 NISP % 40 30 20 10 0 Carnívoros Óxido de manganeso Figura 10.5: Frecuencia de huesos con evidencias de acción de carnívoros y óxido de manganeso. La incidencia de carnívoros fue registrada en la mayoría de los casos. En general, las frecuencias obtenidas no superan el 2% del total del NISP en cada uno en particular; exceptuando lo registrado en el parapeto 10 de K 205 y la submuestra de estratigrafía del sitio CP2b OA donde se evidencia un leve incremento, alcanzando el valor máximo de 7,6% para este último (Figura 10.5). Como fuera detallado en su momento, en general se trata de elementos correspondientes a la columna vertebral, a las articulaciones de huesos largos, falanges, escápulas o pelvis; es decir, huesos que son preferentemente seleccionados por carnívoros debido a su alta disponibilidad de nutrientes (grasa medular intraósea). Considerando la información disponible regionalmente en relación con la operatoria de este agente en otros sitios a cielo abierto, se observa que las frecuencias aquí obtenidas en ambos conjuntos se localizan por encima de la media, alcanzando valores próximos a los registrados en aleros o cuevas. Si se considera que tanto el parapeto 10 como la submuestra estratigráfica de OA (CP2b) presentan fechados radiocarbónicos próximos a los 1600 años A.P., siendo los más tempranos en esta tesis, podría sugerirse la existencia de un incremento de la actividad de carnívoros pre-1000 años A.P. No obstante, regionalmente la incidencia de este agente ha sido variable a lo largo del tiempo, sin registrarse patrones claros. Por lo tanto resulta más parsimonioso que las frecuencias obtenidas en estos conjuntos óseos responden a casos específicos y no representen una tendencia general. La presencia de indicadores asociados a condiciones de humedad en la formación de los conjuntos se registra principalmente en la Pampa del Asador, específicamente en los parapetos 9 y 12 de CP 6 y en el sito CP 2b Ojo de Agua. Al respecto, la proximidad de estos sitios a fuentes de agua, principalmente mallines, 293 explicaría esta incidencia. Más aun, para el caso especifico de CP 2b Ojo de Agua, de acuerdo con estudios paleoambientales que se encuentran en proceso, es posible la existencia de un pulso de mayor humedad regional pre-Anomalía Climática Medieval (Morales com.pers.). En consecuencia, el contexto ambiental del área habría estado caracterizado por un mayor régimen hídrico al registrado para momentos posteriores. Este escenario habría favorecido, por ejemplo, el enterramiento de materiales óseos en contextos de depositación de baja energía. Contrariamente, los especímenes óseos recuperados en las mesetas del Strobel y del Guitarra señalan una muy baja incidencia del agua en la formación de los sitios. La información detallada hasta aquí, permite sugerir que el potencial de preservación óseo en los sectores altos considerados, Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra es diferencial, configurando un escenario donde existen sectores más y menos conservativos de registro zooarqueológico, tanto al interior de cada área como en escalas espaciales mayores. Como ha sido detallado en el capítulo 4 (ver Antecedentes), las investigaciones llevadas a cabo en la meseta del Strobel indicaron la ausencia de restos óseos en sitios asociados a paredones basálticos. Se ha establecido que ello sería consecuencia de la operatoria de procesos diagenéticos vinculados con la acción conjunta de suelos ácidos, la alternancia de humedad y la percolación del agua generada por el derretimiento de la nieve en primavera (Belardi et al. 2007). En la actualidad, las excavaciones arqueológicas allí realizadas continúan dando resultados negativos en referencia al hallazgo específico de evidencia ósea. Por ende, la hipótesis diagenética continúa contrastándose positivamente. En la meseta del Guitarra, plateau basáltico que presenta características geológicas y geomorfológicas muy similares a la anterior, las investigaciones desarrolladas también han resaltado la ausencia de restos óseos en sitios asociados a paredones rocosos. En este sentido, las excavaciones y sondeos realizados en diferentes sectores a lo largo de toda la extensión del cañadón Guitarra arrojaron siempre resultados negativos. En este marco, la hipótesis diagenética explicativa del fenómeno arqueológico en la meseta del Strobel parece aquí también ser el argumento más parsimonioso para el escenario registrado en la del Guitarra. En consecuencia, se deriva que estos sectores, sitios próximos a paredones rocosos, serán los lugares menos conservativos de restos faunísticos al interior de las mesetas del Strobel y del Guitarra. No obstante, como hemos detallado en esta tesis, en ambas mesetas fue posible registrar la presencia de evidencia zooarqueológica. De este modo, en contraste con el escenario descripto en el párrafo anterior, las estructuras de parapetos representan los sitios con el mayor potencial de preservación en estos 294 ambientes. La pared de la estructura funciona como una trampa de sedimento que favorece el enterramiento y conservación de los restos óseos que se disponen entre sus rocas y/o debajo de ellas. Adicionalmente, han sido registrado casos que en ausencia de sedimento los elementos óseos localizados entre rocas aprovechan su protección contra diversos agentes. Sin embargo, no todos los parapetos registrados, sondeados o excavados en ambas mesetas, presentan materiales faunísticos. Tomando como ejemplo el sitio K 116, ubicado en la meseta del Strobel, de las 55 estructuras identificadas que lo conforman, solo nueve presentan sedimentos o condiciones adecuadas para que pudiesen realizarse excavaciones. De este subgrupo, solo en tres se recuperaron restos óseos (los huesos procedentes del parapeto 27 provienen de superficie). Es evidente que son diversos los factores que pueden explicar la presencia variable de materiales faunísticos en los conjuntos. Por un lado, aquellos asociados con su uso en el pasado. No todos los parapetos tuvieron un rol estrictamente vinculado con el procesamiento, consumo y descarte de huesos. Por otro lado, no se debe descartar la incidencia de agentes tafonómicos específicos y/o su operatoria diferencial en función de las características microlocales en cada caso. En este punto, la configuración geomorfológica de las mesetas basálticas puede de hecho determinar tempranamente la historia tafonómica del los restos óseos. El manto basáltico que las compone aflora irregularmente en el paisaje de modo tal que existen zonas en las cuales se encuentra totalmente expuesto. En muchos casos, este es el escenario sobre el cual se disponen estructuras de parapetos que, en general, no presentan sedimentación en su superficie y en ocasiones, solo resguardan algunos pocos huesos protegidos entre las rocas que conforman la pared. Lógicamente, en estos casos el potencial de preservación ósea se verá marcadamente reducido. En consecuencia, la supervivencia ósea por fuera de la protección que brinda la pared del parapeto estará significativamente comprometida. En síntesis, en las mesetas del Strobel y del Guitarra, las condiciones de preservación ósea son diferenciales al interior del espacio local. Consistentemente con los sugerido por Belardi et al. (2007), las posibilidades de registrar evidencia zooarqueológica en ambos sectores aumenta cuanto más alejado de los paredones rocosos se encuentren los sitios arqueológicos. De acuerdo con la información presentada en esta tesis, las estructuras de parapetos son los espacios más conservativos en estas mesetas basálticas. Los materiales faunísticos allí recuperados no se encuentran afectados por procesos de tipo diagenético. Más aún, la presencia de indicadores de humedad (ej. disoluciones de óxido de manganeso) en los especímenes óseos ha sido prácticamente nula. Por tanto, es posible sugerir que la 295 carga nival sobre los parapetos durante el invierno es significativamente menor a la registrada en paredones rocosos, reduciéndose en consecuencia la alternancia de humedad y la percolación de agua generada durante su derretimiento en primavera. La Pampa del Asador es una planicie de origen glacifluvial que no supera una altitud de 1000 msnm. En tanto sector alto, su uso en el pasado habría admitido un carácter logístico y/o estacional (Aragone y Cassiodoro 2005-2006; Aragone et al. 2010; Cassiodoro 2011, 2016, 2017; Cassiodoro et al. 2007; 2015, 2016, 2017; Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel 2014; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009, Rindel et al. 2007, 2017, entre otros). En consecuencia, al igual que en las mesetas del Strobel y del Guitarra, es esperable la existencia de sitios asociados con el procesamiento inicial de presas. Como ya hemos detallado, la evidencia ósea en el área, recuperada en su totalidad en sitios a cielo abierto, es considerable en función del tamaño de sus muestras. Las características geomorfológicas de la Pampa del Asador favorecen el desarrollo de suelos y éstos, a su vez, presentan composiciones neutras. Estos sedimentos son susceptibles a la erosión, estableciendo en consecuencia circunstancias dinámicas de enterramiento y exposición. En este marco, las estructuras de parapeto actúan como trampas de sedimentos y favorecen la protección de los materiales arqueológicos. Los restos zooarqueológicos depositados en la Pampa del Asador presentan mayores posibilidades de conservación. De este modo, si bien se encuentran afectados por procesos específicos, en ocasiones eventos que incluyen la reexposición de los materiales, comparativamente con otros sectores de la región, sus características geológicas y geomorfológicas la configuran como uno de los ambientes más conservativos de restos óseos. 10.2.3 Representación de partes anatómicas A lo largo de este apartado se evaluará la existencia de similitudes y diferencias entre los conjuntos óseos en función de las partes esqueletarias presentes y sus frecuencias. De este modo, con el propósito de evaluar la existencia de una representación diferencial de las regiones anatómicas que conforman el esqueleto del guanaco fue medida la relación existente entre el NISP y el MNE de cada conjunto. 296 1 0,9 0,8 0,7 % 0,6 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 0 Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto Parapeto OA Total Parapeto 27 38 11 24 6 10 9 12 2 AX/AP NISP AX/AP MNE Figura 10.6: Representación de partes anatómicas: relación axial/apendicular (NISP y MNE). Como se observa en la figura 10.6, en todos los conjuntos óseos se reconoce un claro desbalance en la representación de los segmentos anatómicos axial y apendicular, siempre en favor de una mayor incidencia de este último, independientemente de qué medida (NISP-MNE) se utilice para su cálculo. Esta tendencia general se atenúa en los parapetos 24 de K 116 y 2 de Guitarra 10, donde se observa una relación más equilibrada entre ambas regiones esqueletarias. No obstante, el patrón general es claro y se manifiesta de manera homogénea en toda la muestra. Por otra parte, los valores obtenidos en base al NISP y al MNE son muy similares entre sí, indicando una baja incidencia de la fragmentación ósea en cada conjunto en particular. Esta marcada subrepresentación del esqueleto axial se corresponde con la tendencia general sugerida para el registro zooarqueológico recuperado en Patagonia meridional (De Nigris 2003; De Nigris y Catá 2005; De Nigris y Mengoni Goñalons 2000; 2004; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009, entre otros). En referencia a este patrón, es posible analizar la incidencia de diferentes agentes causales en la formación de los conjuntos presentados en este trabajo. Un aspecto inicial a ser evaluado refiere a la influencia de procesos de preservación diferencial mediados por la densidad mineral. Al respecto, como hemos mencionado en capítulos anteriores, solo en cuatro casos (parapeto 27 de K 116, parapeto 10 de K 205 y parapetos 9 y 12 de CP 6) se ha registrado la presencia de una covariación significativa, baja y positiva con el índice de densidad mineral ósea para guanaco (Elkin 1995). En relación a esto, como detallamos en el capítulo 6 de esta tesis, en los últimos años múltiples investigaciones han destacado la existencia de un importante rango de variabilidad en 297 los valores de densidad mineral entre individuos de una misma especie en función de diferentes factores: sexo, estado sanitario, condición nutricional y, en especial, la edad de los mismos (Álvarez et al. 2010; Gonzáles et al. 2010; Gutiérrez et al. 2007, 2017; Izeta 2005; Stahl 1999; Symmons 2002, 2005; entre otros). En consecuencia, el uso de índices compuestos por valores fijos no representa una herramienta adecuada para medir el amplio grado de variación identificado y, por consiguiente, reduce la validez de los resultados obtenidos. Adicionalmente, en cada uno de los conjuntos que conforman esta tesis se han registrado elementos considerados de baja densidad mineral como fragmentos axiales y huesos correspondientes a las articulaciones de huesos largos. Más aún, se destaca la alta presencia de especímenes de animales inmaduros, en especial fragmentos de vértebras torácicas y pelvis de individuos menores a los 12 meses de edad, en algunas ocasiones no mayores a los seis meses. Estas evidencias indican la baja incidencia de procesos densitodependientes de destrucción diferencial. Por otra parte, la subrepresentación del esqueleto axial se encuentra también determinada por factores de carácter antrópico, vinculados con las decisiones que guían el procesamiento, consumo y transporte de las carcasas. En este sentido, son diversos los estudios etnoarqueológicos que han demostrado cómo un gran número de contingencias afectan estas decisiones, entre las que se destacan la distancia existente entre los sitios de obtención/procesamiento y el campamento residencial, el número de presas cazadas y su tamaño, la cantidad de personas involucradas en la partida de caza, la tecnología disponible, incluyendo métodos de cocción y el desarrollo de estrategias de almacenamiento, entre muchas otras más (Binford 1981; Bunn et al. 1988; O´Connell et al. 1988, 1992; Lyman 1994; Lupo 1998, 2001, 2006; Politis 2007, entre otros). De este modo, es posible que el desbalance que se establece en esta tesis se encuentre parcialmente influenciado por la utilización logística y/o estacional implementada en el pasado en estos sectores altos, caracterizada por la obtención de recursos faunísticos, su procesamiento y el transporte selectivo de nutrientes hacia espacios de uso residencial anual (Aragone 2007; Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2007, 2016; Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel 2014; Goñi 2000, 2000-2002, 2010, 2016; Re et al. 2017; Rindel 2009, 2013; Rindel et al. 2017). Al respecto, en la mayoría de los conjuntos óseos considerados, exceptuando el parapeto 2 del sitio Guitarra 10, se obtuvo una correlación estadísticamente significativa, moderada/alta y negativa entre el MAU % y el índice de secado. Ello sugiere, en consecuencia, que aquellas porciones que son preferentemente seleccionadas para ser secadas (unidades anatómicas ricas en carne 298 pero carentes de médula como costillas, esternón, vértebras y pelvis) se encuentran poco representadas en cada uno de los conjuntos. Esta situación podría responder al traslado de segmentos axiales hacia otros sectores para ser procesados bajo técnicas de secado, formando parte de estrategias de consumo diferido en el tiempo y en el espacio. Adicionalmente, conjuntos óseos concretos, como los parapetos 9 y 12 (CP6) y OA (CP2 b), exhiben elevadas frecuencias de procesamiento, junto a la presencia de artefactos tecnológicos (cerámica y molienda) vinculados con el desarrollo de actividades especificas y prácticas culinarias particulares. En este contexto, es esperable que la existencia de un trozamiento intenso haya podido afectar diferencialmente ambas regiones anatómicas, siendo una potencial causa de la baja frecuencia de elementos axiales registrada en los sitios. Los índices de completitud anatómica son una herramienta que permiten profundizar con mayor detalle las tendencias registradas (Figura 10.7). En general, la integridad global de las carcasas recuperadas en cada uno de los conjuntos es baja y representa un patrón homogéneo en toda la muestra. Al respecto, los valores obtenidos ocupan un rango que oscila entre un 15 y un 24%, distribución que indica el % bajo grado de variación presente (Figura 10.7). 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 C.ANAT.GLOBAL* C. ANAT. AXIAL** C. ANAT. APEND.*** Figura 10.7: Representación de partes anatómicas: relación axial/apendicular (NISP y MNE). Por su parte, la completitud axial es muy baja, aspecto consistente con los resultados discutidos en párrafos anteriores (Figura 10.7). El valor más elevado fue registrado en el parapeto 2, sitio en donde el manejo de toda la carcasa exhibe un patrón muy equilibrado. En la meseta del Strobel, la estructura 10 representa el conjunto con menor integridad axial. A partir de aquí, los valores se incrementan 299 levemente, pasando por los parapetos del sitio K 116, hasta llegar al valor máximo registrado para la meseta en el parapeto 6. Es posible, entonces, señalar una tendencia que se repetirá a lo largo de esta y otras secciones dentro de este capítulo. Las estructuras de K 116 se comportan de manera similar, exhibiendo entre sí cierto rango de variación, pero ajustado dentro de un marco relativamente acotado. Por el contrario, los parapetos 6 y 10 del sitio K 205, tal como se describe en la figura 10.7, se diferencian de manera más marcada. Estas diferencias pueden reflejar una multiplicidad de factores y se asocian con diversas modalidades de uso de un mismo espacio, tanto en una escala local como regional. En Pampa del Asador la tendencia es más homogénea sin registrarse diferencias importantes entre los conjuntos (Figura 10.7). Para el caso de la completitud apendicular se observa mayor variabilidad. En general los valores obtenidos son moderados registrándose dos grande grupos: uno con valores próximos al 40% (parapetos 11, 38, 6, 10, 9 y 12), y otro con frecuencias menores (parapetos 2, 24, 27 y CP2b OA). En síntesis, se observa que la completitud anatómica general registrada en los sitios es baja y se compone, principalmente, de huesos correspondientes a las extremidades, carpos/tarsos y falanges. El manejo del segmento apendicular exhibe un mayor rango de variabilidad mientras que, en contraste, el esqueleto axial manifiesta una tendencia más equilibrada entre los conjuntos óseos. 300 Figura 10.8: Análisis de correspondencia: MNE estandarizado. Puntos negros: Conjuntos ubicados en la Pampa del Asador. Puntos azules: Conjuntos ubicados en la meseta del Strobel. Punto rojo: único conjunto correspondiente a la meseta del Guitarra. A continuación se desarrolla un análisis comparativo utilizando como herramienta estadística un grafico de correspondencia (Figura 10.8), confeccionado en base a los valores de MNE estandarizado detallados en capítulos anteriores y resumidos en la figura 10.9. Los resultados obtenidos indican la existencia de variabilidad en la representación de partes esqueletarias entre los conjuntos. En base a ésta, ha sido posible construir agrupaciones conformadas por conjuntos óseos que exhiben un alto grado de asociación entre sí y que, al mismo tiempo, se diferencian del resto. Se observa, inicialmente, que parte de esta variabilidad presenta una tendencia espacial en tanto se reconoce una distinción marcada entre conjuntos procedentes de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel. Con respecto al Guitarra, el parapeto 2 se aleja de otros conjuntos sin reflejar una relación clara con ninguno y, a su vez, manifiesta un comportamiento específico, determinado por la incidencia de partes anatómicas particulares. 301 EXTREMIDADES SUPERIORES 50 40 30 20 10 0 80 MNE % MNE % CABEZA 60 40 20 0 EXTREMIDADES MEDIAS 50 40 30 20 10 0 MNE % MNE % COLUMNA 100 80 60 40 20 0 OA Parapeto 2 Parapeto… MNE % EXTREMIDADES INFERIORES Parapeto 9 Parapeto… Parapeto 6 Parapeto… Parapeto… Parapeto… 40 30 20 10 0 Parapeto… MNE % COSTILLAR 100 80 60 40 20 0 CALCÁNEOS Y FALANGES 80 80 60 60 40 20 0 MNE % MNE % CINTURA 40 20 0 Figura 10.9: Análisis comparativo: Representación de regiones anatómicas por conjunto óseo (MNE). 302 El primer grupo se conforma por los parapetos 9 y 12 de CP 6 y el OA (CP2b). Como se observa en la figura 10.8, el principal aspecto que determina esta asociación es la alta representación de extremidades superiores (húmero y fémur) y, en menor medida, elementos correspondientes a la cintura y a las extremidades medias. Cabe destacar que estas unidades anatómicas presentan, en estos conjuntos óseos, las frecuencias más elevadas considerando todos los sitios que conforman la muestra utilizada en esta tesis (Figura 10.9). Es decir, en una escala de análisis regional, la relevancia de elementos correspondientes a la cintura y a las extremidades superiores es significativamente mayor en sitios localizados en la Pampa del Asador que en las restantes mesetas. Estos resultados indican diferencias en el espacio regional en relación con el manejo de la fauna en sitios a cielo abierto. En este sentido, en los conjuntos ubicados en la Pampa del Asador, la relación existente entre elementos pertenecientes a la cintura (escápula y pelvis) y a las extremidades superiores (húmero y fémur) es clara, aspecto derivado de la alta frecuencia (MAU %) de huesos registrados correspondientes a cada uno de ambos sectores (ver capítulo 8). Esta información permite sugerir que, dentro de las estrategias de procesamiento implementadas, escápula-húmero y pelvis-fémur habrían formado parte de una misma unidad de trozamiento, siendo descartados luego del aprovechamiento de su contenido nutricional. En contraste, este patrón no se registra con esta claridad en los sitios localizados en la meseta del Strobel, identificándose casos que exhiben una importante presencia de extremidades superiores y una baja incidencia de elementos pertenecientes a la cintura. Como mencionamos, la alta representación de extremidades superiores determina la asociación entre los conjuntos de este primer grupo. Estos elementos se caracterizan por presentar un elevado rendimiento nutricional, en tanto contienen abundante carne y médula (De Nigris 2003); por lo tanto, su presencia puede estar asociada con el desarrollo de estrategias de selección de partes que priorizaron el aprovechamiento de estos nutrientes. Por otra parte, si bien con una menor incidencia, la similitud entre estos conjuntos está asociada con la importancia similar de elementos correspondientes a la cintura, pélvica principalmente, y a las extremidades medias e inferiores. Con respecto a la primera, su presencia es especialmente notoria en CP2b OA, donde alcanza los valores más elevados considerando todos los conjuntos óseos de esta tesis (Figura 10.9). La escápula y la pelvis presentan dos características principales. Por un lado, exhiben un elevado rendimiento nutricional en términos de carne; por otro, representan un difícil procesamiento y transporte (especialmente la pelvis). Por ende, es posible sugerir que éstas hayan ingresado en 303 los sitios como unidades de trozamiento junto al húmero y al fémur respectivamente. De este modo, su presencia en los conjuntos puede ser consecuencia de su descarte in situ luego de la remoción de su principal producto primario mediante el desarrollo de tareas de descarne. El objeto principal de este procedimiento se vincula con la reducción de los costos asociados con su transporte. El registro de marcas de procesamiento, vinculadas con la desarticulación y descarne de elementos, es consistente con este planteo. En cuanto a las extremidades medias, éstas se encuentran bien representadas en los tres conjuntos, en especial en ambos parapetos de CP6. De acuerdo con la figura 10.9, la relevancia (MNE%) de estos elementos óseos es similar a la registrada para extremidades superiores y cintura; por lo tanto, es posible indicar que en estos conjuntos el manejo de la pata delantera/trasera habría incluido a las tres unidades anatómicas de modo relativamente homogéneo. A su vez, se sugiere la existencia de un aprovechamiento integral de los recursos disponibles: carne, médula y grasas no saturadas. En referencia a estas últimas, para el parapeto 12 y el sitio CP2b OA, se ha obtenido una correlación positiva, moderada/alta y estadísticamente significativa con el índice de médula insaturada, confirmando entonces que una parte del perfil de partes esqueletarias puede ser explicado en función de una selección de elementos determinada por su contenido de médula insaturada. El manejo de las extremidades presenta una tendencia similar entre los tres conjuntos. No obstante, cuando la unidad de análisis cambia a una escala más acotada y la representación de estas partes es evaluada en función de las porciones presentes (articulaciones y diáfisis), se observa un patrón diferencial pero complementario entre sitios a cielo abierto y estructuras de parapeto. En este sentido, en el OA (CP2 b) los huesos largos se encuentran principalmente representados por segmentos articulares, mientras que, en ambas estructuras, son las diáfisis las que exhiben frecuencias más elevadas. En efecto, esta complementariedad ósea puede indicar también una de tipo funcional entre los sitios. Las investigaciones etnoarqueológicas llevadas a cabo por diversos autores señalan que los sitios de matanza y procesamiento inicial/campamentos residenciales logísticos se encuentran a menudo próximos espacialmente (Abe 2005; Binford 1978; Gould 1980; O´connell et al. 1988, 1990, 1992; Yellen 1977a, 1977b, entre otros). Esta tendencia hacia una mayor representación de articulaciones en sitios a cielo abierto es una característica que ha sido registrada en otros conjuntos óseos de la región ubicados en el PNPM y la cuenca de los lagos Cardiel y Tar (Belardi et al. 2012; Bourlot 2009; Goñi 2010; Rindel 2009). Este patrón puede encontrarse asociado con el desarrollo de actividades 304 vinculadas con el transporte diferencial de partes, estrategias de procesamiento particulares (marcado perimetral/fractura transversa) y/o prácticas culinarias y de consumo especificas. No obstante, también deben ser consideradas otras explicaciones que abarquen factores de índole natural. Al respecto, Belardi y coautores (2012) establecen que los procesos dinámicos de enterramiento y exposición de los materiales arqueológicos, frecuentes en muchos contextos depositacionales de Patagonia, especialmente médanos y cicatrices de erosión, aceleran el proceso de pérdida de la humedad de los huesos causando su deterioro, principalmente, en su flexibilidad y resistencia. En consecuencia, los segmentos diafisiarios de huesos largos se ven especialmente afectados en tanto que se incrementa su tasa de fracturación postdepositación. Con el paso del tiempo, y la incidencia de otros agentes tafonómicos como la abrasión, el resultado de este proceso es una pérdida gradual de los rasgos diagnósticos de esta porción ósea. En contraste, las epífisis también pueden encontrarse intensamente afectadas a las condiciones subaéreas pero continúan siendo identificables (Belardi et al. 2012). En resumen, la tasa de destrucción del tejido óseo es diferencial en el elemento (Morales et al. 2017) y condiciona su potencial de identificación. Por otra parte, se debe mencionar que los tres conjuntos exhiben un manejo muy similar del esqueleto axial. Dentro de un esquema de clara subrepresentación y baja integridad anatómica, se advierte un patrón común caracterizado por la presencia de cintura pélvica y en menor medida, vértebras cervicales, torácicas y fragmentos de costillas. Como fuera discutido anteriormente en esta sección, es posible que esta baja presencia de elementos axiales sea consecuencia de su transporte como unidades de secado bajo el desarrollo de estrategias de almacenamiento y consumo diferido. Al respecto, las correlaciones estadísticas realizadas entre el MAU % y el índice de secado brindaron resultados consistentes con esta afirmación. En referencia únicamente al parapeto 9, se destaca la alta representación de cabeza en el conjunto, aspecto que lo distingue en el total de la muestra y que se encuentra directamente asociado con la alta representación de cráneo. Sumado a lo anterior, también presenta una moderada presencia de mandíbula y huesos correspondiente al cuello, axis y atlas. En contraste, estos elementos manifiestan una muy baja frecuencia en el parapeto 12 de este sitio. En este marco, y dada la sincronía ocupacional entre ambas estructuras, es posible sugerir un manejo complementario de partes anatómicas entre estos conjuntos. Por otra parte, los parapetos 11, 38, 24 del sitio K 116 y la estructura 10 de K 205 presentan un alto grado de similitud anatómica y conforman, en consecuencia, una 305 segunda agrupación (Figura 10.8). En este caso, la relación existente entre estos conjuntos se encuentra determinada por la elevada frecuencia de calcáneos y falanges en el perfil esqueletario de cada uno. Adicionalmente, existen otras semejanzas anatómicas que refuerzan esta asociación. Al respecto, las correlaciones estadísticas realizadas entre los valores de MNE de guanaco de cada una de estas muestras otorgaron resultados significativos para la mayoría de los casos, confirmando el alto grado de similitud existente entre las estructuras (Tabla 10.3). Cabe destacar que se registró una ausencia de relación estadística entre el parapeto 10 y el 24. 0 Parapeto 11 Parapeto 38 Parapeto 24 Parapeto 10 Parapeto 11 0 Parapeto 38 0,70119* 0 Parapeto 24 0,42494* 0,47952* 0 Parapeto 10 0,56152* 0,40019* 0,092464 0 Tabla 10.3: Coeficiente de correlación Spearman: MNE. *p < 0,01. Como fue descripto en el capítulo 9, los parapeto 11, 38 y 10 presentan un perfil anatómico homogéneo, donde la mayoría de los elementos o porciones óseas se encuentran presentes, aunque exhiben, por lo general, frecuencias bajas (MAU %). En este marco, calcáneos y falanges, principalmente estas últimas, evidencian los valores más elevados. Por su parte, el parapeto 24, se diferencia levemente de los anteriores en tanto que su patrón esqueletario es más heterogéneo, incompleto y exhibe una mayor incidencia de elementos axiales. No obstante, falanges y calcáneos también se encuentran altamente representados. Resulta claro entonces que la elevada incidencia de estos elementos óseos (calcáneos y falanges) es el principal rasgo que define esta agrupación de estructuras. En este sentido, si bien con cierto rango de variación, esta es una tendencia también registrada en otros conjuntos óseos de la meseta del Strobel (parapeto 27 K 116 y parapeto 6 K 205: ver capítulo 9). La elevada frecuencia de elementos correspondientes al autopodio, lejos de ser una característica privativa de casos específicos, se establece como un aspecto representativo del posible manejo, uso y descarte de carcasas de guanaco en el pasado de la meseta. Es así que este patrón conforma una tendencia que, en una escala regional más amplia, la diferencia de otros sectores altos y en contraste, la vincula con perfiles anatómicos descriptos para sitios ubicados en los espacios bajos de región, específicamente en las cuencas de los lagos Cardiel y Salitroso-Posadas (Bourlot 2009; Mengoni Goñalons 1999; Rindel y Bourlot 2014). Ahora bien, la pregunta que se deriva es a qué responde esta alta representación de falanges y calcáneos, elementos óseos que comparativamente presentan escaso 306 contenido nutricional y que han sido definidos tradicionalmente como unidades de bajo retorno económico (Borrero 1990; Elkin 1995). Los modelos de optimización predicen que el procesamiento de huesos con escaso retorno energético (mandíbulas, calcáneos y falanges) ocurre cuando las unidades con elevado contenido nutricional se encuentran ausentes o son escasas. Consecuentemente, el procesamiento intensivo de las primeras ha sido interpretado como un indicador de estrés nutricional (Bar-Oz y Munro 2007; Binford 1978; Davis y Fisher 1990; Hill 2008; Munro y Bar-Oz 2005). Al respecto, Binford (1978) señala que los Nunamiut realizaban un aprovechamiento de las falanges solo cuando la comida era escasa. Adicionalmente, se sugiere que este patrón se encuentra, en general, acompañado por un procesamiento intensivo de toda la carcasa, principalmente elementos con alto retorno energético, y por un elevado grado de destrucción ósea (Bar-Oz y Munro 2007; Lupo 1998; Munro y Bar-Oz 2005; Outram 2001). La información sintetizada en el capítulo anterior, en relación con las frecuencias de procesamiento y el grado de fragmentación ósea registrado en los parapetos 10, 11, 38 y 24, no parece corresponderse con las expectativas señaladas anteriormente. En este sentido, en el marco de un procesamiento bajo/moderado, no se reconoce una mayor intensidad en la fracturación de calcáneos y falanges comparativamente con otros huesos de las extremidades superiores, medias o inferiores. Del mismo modo, la fragmentación ósea es baja en los cuatro conjuntos óseos y no se observan diferencias en esta medida cuando es calculada para cada elemento óseo de forma individual. En consecuencia, es posible sugerir que las características de estos conjuntos no se corresponden de manera directa y consistente con indicadores vinculados a condiciones de estrés nutricional. Por lo tanto, se sugiere que la elevada presencia de falanges y calcáneos en el registro óseo de los parapetos 10, 11, 38 y 24, podría asociarse, al menos en parte, con el descarte de elementos de utilidad marginal. Sin embargo, dado que éstas son unidades con una elevada proporción de grasa contenida en la médula ósea, es posible sugerir también que su presencia se encuentre estrechamente ligada con la ejecución de estrategias de consumo incidental de recursos (snack), tarea complementaria al desarrollo de otras actividades en los sitios vinculadas con la obtención de presas y su procesamiento inicial, desarticulación y descarne de las carcasas en vías a su posterior transporte. De este modo, bajo este contexto funcional, el patrón anatómico registrado responde a un criterio de selección de partes que priorizó las cualidades específicas del tipo de médula disponible en los elementos esqueletarios y no así su cantidad. En este sentido, en las extremidades, la característica de la médula ósea es diferencial dependiendo de cada uno de los huesos, dado que la distribución de ácidos grasos insaturados, en especial ácido 307 oleico, es variable. Binford (1978) destaca que entre los Nunamiut el contenido de ácidos insaturados es un criterio importante de selección de partes anatómicas. En los ungulados como el guanaco, el contenido de este tipo de recurso aumenta siguiendo una dirección distal, siendo importante su presencia en segmentos distales de tibia, radioulna, metacarpos, metatarso y calcáneos y falanges (Irving et al. 1957; Meng et al. 1969). Al mismo tiempo, la perdida de grasas en momentos de estrés nutricional sigue una orientación similar, iniciando en las unidades más proximales y finalizando en las distales (Blumenschine y Madrigal 1993; Bunn y Ezzo 1993; Speth 1983). En consecuencia, éstas son las últimas en sufrir una reducción de su calidad nutricional. Por otra parte, sumado a sus beneficios en momentos específicos del año, este tipo de médula se caracteriza también por presentarse en estado líquido facilitando en consecuencia su aprovechamiento. Adicionalmente, ha sido destacada su palatabilidad. Estas características revalorizan unidades anatómicas como las extremidades inferiores, calcáneos y falanges justificando su selección y aprovechamiento (Morín 2007; Rindel 2009, 2013). Ligado al argumento anterior, la alta frecuencia de metapodios y principalmente falanges es una expectativa derivada del desarrollo de tareas relacionadas con la elaboración y/o el uso “inmediato” de cueros (Goñi 2010). Al respecto, son variadas las citas etnográficas, etnohistóricas y etnoarqueológicas que señalan su utilización en contextos tanto residenciales como logísticos, estos últimos asociados con la caza (Bunn et al. 1988; Casamiquela 2000; Cassiodoro 2011; Frison 1978; Goñi 2010; Gradin 1976, 1997; Pigafetta 1986). De este modo, en referencia a los conjuntos considerados aquí, la presencia de falanges también podría indicar el uso de cueros como toldos o simplemente paravientos y su posterior abandono a los fines de reducir los costos de transporte, partiendo de la premisa del carácter “desechable” de estos materiales (Goñi 2010). En este punto no resulta menor la importante frecuencia de raspadores en los sitios, en especial en el parapeto 38 de K 116 (Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2018), junto con la existencia de un instrumento óseo confeccionado sobre una falange primera en la estructura 11, cuya función se vincularía con la de un retocador y/o perforador. Es importante resaltar que esta utilización no contradice u obstaculiza el aprovechamiento de médula de estas partes anatómicas. Este escenario podría también explicar las tendencias anatómicas registradas, formando parte del argumento explicitado con anterioridad. Es decir, no representa un problema de equifinalidad, en tanto que no contradice o imposibilita el aprovechamiento de médula de estas partes anatómicas. 308 La presencia de elementos correspondientes a la columna vertebral es otro elemento que vincula a estos parapetos. Al respecto, esta asociación es especialmente estrecha entre las estructuras 11, 38 y 24. No obstante, la representación de elementos correspondientes a la columna vertebral en cada uno de los conjuntos óseos considerados en esta tesis manifiesta una tendencia muy equilibrada, donde las frecuencias son muy homogéneas entre sí (Figura 10.9). Si bien existen casos específicos (parapeto 24), esta evidencia indica que el manejo de este segmento anatómico presenta un carácter poco variable regionalmente. Como se discutirá en la siguiente sección, este patrón puede ser extendido a todo el esqueleto axial. Localizados en el centro del gráfico de correspondencia, ocupando una posición intermedia a las dos agrupaciones descriptas anteriormente, se ubican el parapeto 6 del sitio K 205 y la estructura 27 de K 116 (Figura 10.8). En ambos casos se encuentran asociados con la presencia de extremidades medias (radioulna y tibia) e inferiores (metacarpo, metatarso y metapodio) respectivamente (Figura 10.8). En esta oportunidad, la relación existente entre ambos conjuntos no es tan clara como en casos anteriores. Tanto las extremidades medias, como las inferiores presentan una buena representación en la mayoría de los conjuntos óseos considerados en esta tesis, aunque en casos específicos no dominen. Es decir, calcáneos y falanges predominan en diversos conjuntos óseos de la meseta del Strobel; sin embargo, las extremidades medias presentan una representación que sigue a la anterior con frecuencias moderadas. De este modo, en todos los conjuntos considerados se observa una tendencia donde las frecuencias más elevadas se registran conforme descendemos en el esqueleto siguiendo un eje distal. Ponderando únicamente extremidades, los valores más elevados se registran, en general, en radioulna y tibia. Esta información permite sugerir que las extremidades medias son unidades anatómicas continuamente seleccionadas en todos los conjuntos. La misma tendencia se registra para las inferiores aunque, en general, su frecuencia es menor. Este patrón es claro en el parapeto 6. Los huesos largos exhiben una elevada presencia, en especial los fragmentos distales de las extremidades medias que alcanzan los valores más altos (MAU %). Adicionalmente, metapodios, calcáneos y falanges acompañan esta tendencia. Como hemos discutido anteriormente en este capítulo, estas unidades anatómicas destacan por su contenido de médula y grasas no saturadas (Morin 2007; Rindel 2009, 2013). La información derivada del análisis de las evidencias de procesamiento indica que las tareas asociadas con la fracturación de estos elementos óseos han sido importantes, y evidencia valores moderados para radioulna y tibia pero 309 su frecuencia incrementa en dirección distal, en especial sobre metacarpos y metatarso. Por otra parte, el parapeto 27 presenta una perfil anatómico incompleto, caracterizado por una distribución marcadamente heterogénea de sus frecuencias (MAU %) y compuesto, casi de manera exclusiva, por elementos correspondientes al esqueleto apendicular (ver capítulo 9). En este marco, los huesos largos predominan sobre el conjunto, representados casi exclusivamente por segmentos diafisiarios, evidenciándose, en consecuencia, una práctica ausencia de extremos articulares. Si bien este es un patrón que ha sido registrado en otros conjuntos de la región, en este caso en particular puede encontrarse ligado con la incidencia de procesos mediados por la densidad mineral. A través del empleo del MNE estandarizado, fue posible homogeneizar la distribución anatómica del conjunto y reconocer tendencias generales. Si bien todas las extremidades se encuentran moderadamente representadas, se evidencia un leve incremento de las medias y superiores. En el sector superior izquierdo del grafico de correspondencia, estrechamente asociado a la presencia de cabeza y costillas, se localiza el parapeto 2 del sitio GUI 10. De acuerdo con la figura 10.9, estas unidades anatómicas exhiben las frecuencias más elevadas en esta estructura, comparativamente con lo registrado para el resto de los conjuntos óseos considerados. Una de las características principales del parapeto 2 es el relativo equilibrio en la representación de segmentos axiales y apendiculares. Los valores obtenidos para el cráneo, mandíbula y la pelvis explican su posición en el gráfico. Del mismo modo, las extremidades, calcáneos y falanges exhiben una distribución homogénea entre sí pero con un claro predominio de las superiores. Este resultado es consistente con el incremento de estas últimas unidades anatómicas en sitios localizados en la Pampa del Asador en contraste con lo observado en la meseta del Strobel. De este modo, se observa una presencia variada de elementos que ofrecen un amplio rango de recursos nutricionales: grasas no saturadas, carne y médula, y que a su vez insumen un costo diferencial de procesamiento. 10.2.4 Evidencias de procesamiento La presencia de evidencias de procesamiento ha sido registrada en todos los conjuntos óseos considerados en esta tesis. Las frecuencias obtenidas se distribuyen en un rango que oscila entre el 15 y el 35% del NISP, indicando cierto grado de variabilidad en cuanto a la intensidad con la cual las carcasas han sido procesadas. 310 Cabe destacar que los valores más elevados no han sido registrados en los sitios que NISP % mayor tamaño de muestra presentan. 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 Figura 10.10: Frecuencia de evidencias de procesamiento. Como se observa en la figura 10.10, las frecuencias de procesamiento registradas en cada uno de los conjuntos indican la existencia de una distribución variable dentro de un marco acotado de valores. Adicionalmente, se reconoce una tendencia hacia un leve aumento de las frecuencias en los sitios de la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra, patrón que posiblemente se encuentre determinado por los elevados valores registrados para los parapetos 9 y 12 del sitio CP6. En la meseta del Strobel, las estructuras que conforman el sitio K116 exhiben una distribución homogénea, exceptuando el parapeto 24 que presenta porcentajes sensiblemente menores. Por otra parte, en el sitio K 205, el parapeto 6 tiene frecuencias muy similares a los restantes conjuntos óseos de la meseta, mientras que, por el contrario, la estructura 10 evidencia el porcentaje más bajo para toda la muestra. Este resultado repite un patrón registrado también desde el análisis de la representación de partes anatómicas. Estructuras que forman parte de una misma agrupación de parapetos, localizadas espacialmente muy próximas entre sí y que, sin embargo, sus conjuntos presentan características óseas diferentes. En la Pampa del Asador, las frecuencias de procesamiento registradas en los parapetos 9 y 12 de CP6 son altas, representando los valores más elevados en esta tesis. Al respecto, estos son similares con aquellos reportados para otros contextos zooarqueológicos de la región en sitios ubicados en aleros y cuevas (Dellepiane y Rindel 2014; De Nigris 2003; Rindel 2009). Estos resultados indican que, posiblemente, haya sido llevado a cabo un mayor rango de tareas en el sitio. Por otra parte, para el OA (CP2 b) las frecuencias disminuyen en referencia al caso anterior, y vuelven a representar valores 311 moderados. Finalmente, si bien con un leve incremento, lo mismo sucede para el parapeto 2 de GUI 10. En conclusión, en la mayoría de los conjuntos óseos considerados se han registrado evidencias de procesamiento cuyas frecuencias son moderadas, esperables para sitios donde el procesamiento inicial de las carcasas pudo haber cumplido un rol muy importante dentro de las tareas desarrolladas. Asimismo, se registraron casos donde los valores son sustancialmente menores, próximos a un 15%. Como ya ha sido discutido, el parapeto 24 y la estructura 10 no presentan problemas específicos de índole tafonómico. Asimismo, sus muestras óseas son representativas y comparables al resto de los conjuntos considerados en esta tesis (ver capítulo 9). Por lo tanto, se sugiere que la baja incidencia de marcas antrópicas es un aspecto que podría responder, inicialmente, a causas de carácter cultural, asociadas con el tipo específico de las tareas desarrolladas, la intensidad del procesamiento y las modalidades de reducción de las carcasas implementadas. Por otra parte, este mismo argumento parece adecuado para explicar las elevadas frecuencias registradas en los parapetos 9 y 12 de CP6. Es decir, se propone que los valores calculados se vinculan con una mayor cantidad y variabilidad de tareas realizadas en el sitio. En este sentido, el procesamiento puede ser entendido como un continuum (sensu Lyman 1994) compuesto por diversas etapas que exhibe un carácter acumulativo y en donde los estadios finales (consumo y descarte) manifiestan una mayor cantidad de marcas. Partiendo de esta premisa, es posible entonces que los conjuntos zooarqueológicos de ambos parapetos se correspondan con contextos en los cuales se habrían llevado a cabo tareas de procesamiento secundario, final y consumo. El registro arqueológico asociado es consistente con esta propuesta (Dellepiane y Cassiodoro 2019). 312 NISP *% 50 45 40 35 30 25 20 15 10 5 0 % Axial % Apendicular Figura 10.11: Frecuencias de procesamiento en el esqueleto axial y apendicular. En la figura 10.11 se presentan las frecuencias de procesamiento obtenidas en cada conjunto óseo en relación con su ubicación en el esqueleto axial y apendicular. Como puede observarse, el porcentaje de huesos de las extremidades con modificaciones antrópicas es más elevado en la mayoría de los casos, exceptuando los parapetos 11 y 24 de K116 donde el procesamiento axial tiene la misma relevancia o incluso aumenta levemente. Estos últimos son casos que se destacan en el contexto de esta muestra. En el esqueleto apendicular la tendencia registrada indica la existencia de un aumento de la cantidad de elementos procesados en los conjuntos localizados en la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. Por su parte, en la meseta del Strobel se observa cierto rango de variabilidad. Por un lado, las estructuras correspondientes al sitio K 116 exhiben una clara homogeneidad entre ellas, mientras que en K 205 se reconocen, nuevamente, diferencias entre ambos conjuntos, siendo más elevados los valores obtenidos en el parapeto 6. Con respecto al procesamiento del segmento axial, las frecuencias obtenidas son en general más bajas y exhiben una distribución que disminuye hacia los sitios de Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. En cuanto a las frecuencias generales, se debe mencionar que esta región anatómica se encuentra en general subrepresentada, por ende, es posible que esta disminución se encuentre asociada, al menos en parte, con el tamaño de las muestras. La correlación estadística entre las frecuencias de procesamiento axial y el NISP obtenido para este segmento en cada conjunto otorgó resultados positivos y significativos, indicando la relación entre ambas variables. Por 313 ello, las diferencias registradas entre los conjuntos no responderían a factores ligados con la intensidad del procesamiento en cada caso. Volviendo a la figura 10.11, en el sitio K 116 las frecuencias de procesamiento registradas, tanto en el esqueleto axial como en el apendicular, no presentan diferencias importantes entre sí. Por tanto, es posible sugerir un trozamiento equilibrado de toda la carcasa. Como hemos observado, esta no es una relación tan clara en el resto de los conjuntos, donde el desbalance es mayor, indicando un aumento de la selección de partes a procesar. En síntesis, los resultados obtenidos indican que la intensidad con la cual cada región anatómica ha sido procesada es diferencial en el espacio. En este marco, es posible sugerir la existencia de complementariedad entre los diferentes sectores. Es decir, el procesamiento de las extremidades presenta frecuencias más elevadas en los conjuntos localizados en la Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra, mientras que, como contraparte, estos exhiben una menor incidencia del procesamiento del NISP % sector axial. En la meseta del Strobel se da, por lo general, la situación inversa. 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 Corte Percusíon Figura 10.12: Porcentaje de marcas de corte y percusión. Las evidencias de procesamiento registradas refieren tanto a marcas de corte como de percusión. Si bien con cierto grado de variación en cada caso en particular, ambas actividades presentan un peso equilibrado en las estrategias de procesamiento de cada uno de los conjuntos óseos considerados (Figura 10.12). La única excepción es el parapeto 27, donde las marcas de corte presentan valores muy bajos. En este punto, cabe mencionar que la procedencia superficial de estas muestras junto a la operatoria de agentes tafonómicos específicos (ej. meteorizacíon y blanqueado) 314 pudieron reducir el potencial de identificación de otros rasgos en la superficie del huesos, tales como evidencias de corte. En el sitio K 116, los parapetos 27 y 38 exhiben una mayor relevancia de las actividades de percusión, mientras que las estructuras 11 y 24 registran más incidencia de tareas vinculadas con el corte. Este resultado indica que al interior del sitio la importancia de cada tarea ha sido diferencial en el espacio pero, a su vez, complementaria dentro de las estrategias de procesamiento. Por otra parte, para K 205, las evidencias de percusión presentan valores más elevados, especialmente en el parapeto 10. En Pampa del Asador, para el sitio CP6 se observa un escenario similar al descripto para K 116, si bien ambos tipos de daños presentan la misma relevancia tanto en el parapeto 9 como en el 12, se observa una leve diferencia que puede estar ligada con el carácter de las principales actividades llevadas a cabo en cada uno. En este caso, las diferencias registradas son más acotadas, señalando que, más allá de esta variación, ambas actividades fueron importantes en las dos estructuras. Por su parte, para el OA se observa una marcada tendencia hacia un incremento de las evidencias de percusión acompañado por una disminución de las marcas de corte, indicando la relevancia de las primeras dentro de las estrategias de procesamiento llevadas a cabo en el sitio. Finalmente, en el NISP * % parapeto 2 no se distinguen diferencias, registrándose un equilibrio de ambas tareas. 35 30 25 20 15 10 5 0 Axial Apendicular Figura 10.13: Porcentaje de marcas de corte en el esqueleto axial y apendicular. Particularizando en las marcas de corte, salvo el parapeto 10, en general las evidencias se concentran en el esqueleto axial (Figura 10.13). En las estructuras 11 de K 116 y en el 12 de CP 6, esto es especialmente evidente. En todos los conjuntos considerados las incisiones se localizan, principalmente, en la columna vertebral (vértebras torácicas, lumbares y cervicales, en ese orden), las costillas y la pelvis (ver capítulos 8 y 9). El análisis específico de las características y ubicación de las marcas 315 de procesamiento realizado permite sugerir que los daños registrados se encuentran estrechamente ligados con el desarrollo de tareas de descarne, desarticulación y evisceración de las carcasas. Una de las principales características nutricionales de estos elementos óseos es su elevado contenido de carne. Por ende, su trozamiento tuvo como objetivo primordial la remoción de su producto primario; luego de esto, los elementos habrían sido descartados in situ. Este escenario podría ser especialmente apropiado para unidades anatómicas como la pelvis que, sumado a su elevado rendimiento nutricional, exhibe también un alto costo de procesamiento y transporte. Adicionalmente, un conjunto de marcas de corte (asociadas con actividades de desarticulación), pudieron estar vinculadas con la reducción de zonas esqueletarias mayores en unidades menores de transporte en vías a su consumo diferido. Por su parte, el procesamiento apendicular presenta un patrón más homogéneo, donde se reconoce una leve tendencia hacia el incremento de los valores para los conjuntos localizados en Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra (Figura 10.13). Las marcas se agrupan principalmente en las extremidades superiores y medias. Es interesante destacar que en las estructuras que conforman el sitio K 116 las marcas de corte identificadas en estos elementos y en las extremidades inferiores presentan valores muy similares, sugiriendo un manejo equilibrado y homogéneo de toda la pata delantera/trasera. Este resultado no se registra en otros casos donde metacarpos, metatarsos y metapodios exhiben, en general, una menor presencia de marcas. Cabe mencionar que en los sitios de la meseta del Strobel la mayor cantidad de incisiones se localiza en las falanges. No obstante, estos resultados posiblemente se encuentren determinados por el hecho de que estos elementos son los más frecuentes en estos conjuntos. Por ende, esta es una tendencia que puede estar atada al tamaño de la muestra. En general, la mayoría de las marcas de corte se asocia con el desarrollo de tareas de desarticulación y descarne, actividades asociadas con el aprovechamiento de carne, la reducción de las carcasas y la preparación de los elementos para su posterior fracturación. 316 NISP*% 20 18 16 14 12 10 8 6 4 2 0 Axial Apendicular Figura 10.14: Porcentaje de marcas percusión en el esqueleto axial y apendicular. Las evidencias de percusión registradas incluyen la presencia de negativos de impacto, lascas adheridas, estrías y hoyos de percusión. Como se indica en la figura 10.14, fueron identificadas en su gran mayoría en el segmento apendicular, siendo muy baja su presencia en el esqueleto axial, asociadas con la fracturación de vértebras y costillas. En las extremidades y huesos del autopodio, la incidencia de este tipo de daño es preponderante en los sitios ubicados en Pampa del Asador y la meseta del Guitarra. De hecho, se observa una tendencia de aumento en esta dirección (Figura 14). En la meseta del Strobel, las marcas de percusión identificadas presentan, en general, valores bajos, alcanzando frecuencias que no superan el 16%. Por otra parte, se reconoce un leve grado de variabilidad espacial en relación con los elementos óseos preferentemente seleccionados para su fracturación. En la meseta del Strobel, las falanges, extremidades medias (radioulna y tibia) e inferiores (metacarpos, metatarsos y metapodios) representan los huesos con mayor cantidad de daños. Con respecto a las primeras, como mencionamos anteriormente, estos elementos óseos son los que también exhiben mayor representación en los sitios del área, por tanto la elevada presencia de marcas registradas puede ser un aspecto dependiente del tamaño de las muestras. Más allá de esto, es evidente que los huesos preferentemente fracturados son aquellos que presentan buen contenido de médula ósea y ácidos grasos no saturados. En los sitios de Pampa del Asador y la meseta del Guitarra las extremidades superiores (húmero y fémur) y medias presentan la mayor cantidad de evidencias de percusión. En este caso, parece ser que la cantidad de médula disponible fue un factor de mayor relevancia como criterio de selección. No obstante, extremidades medias también se encuentran moderadamente aprovechadas. 317 De acuerdo con los rasgos de percusión identificados, es posible sugerir la implementación de diversos métodos de fractura en los conjuntos (ej. percutor y yunque, yunque estático y hueso móvil). Entre éstos se destaca la presencia de marcado perimetral/fractura transversa, técnica registrada en la mayoría de las estructuras pero especialmente frecuente en el parapeto 6 y 10 de K 205 y en el OA (CP2 b). De acuerdo con el total de huellas de percusión registrado en cada uno de estos tres casos, la incidencia de esta técnica de fractura representa valores moderados en la estructura 6 (25%) y significativamente elevados en el parapeto 10 (60%) y en el OA (41%). Estos resultados sugieren un marcado contraste con la baja presencia de este tipo de fractura en el resto de las estructuras consideradas en esta tesis. Es posible entonces que la variabilidad registrada se encuentre estrechamente ligada con la elevada cantidad de extremos articulares registrada en estos sitios, marcadamente mayor al resto de los conjuntos. La presencia de marcado perimetral/fractura transversa ha sido registrada en diferentes sitios arqueológicos de Patagonia (Bourlot et al. 2009; De Nigris 2003; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009; Silveira 1979, entre otros). En general, la utilización de este tipo de fractura ha sido vinculada con el consumo de médula (Gradin 1976; Massone et al. 1993; Mengoni Goñalons y Silveira 1976, entre otros), la reducción de las carcasas para facilitar el trozamiento inicial y su posterior transporte (Massone et al. 1993; Prieto MS en Muñoz y Belardi 1998), el procesamiento de presas congeladas y/o con rigor mortis (Binford 1978, 1981; Lupo 1994; Muñoz y Belardi 1998), una reducción de los elementos con el objetivo de adecuarlos al tamaño de los contenedores para su hervido y consumo (Gifford González 1989), la obtención de formas base para la confección de instrumentos óseos (machacadores óseos) (Hajduk y Lezcano 2005; Miotti 1998; Santiago et al. 2019) o bien una combinación de varias de estas posibilidades (Hadjuk y Lezcano 2005; Muñoz y Belardi 1998;). 318 100 90 80 NISP % 70 60 50 40 30 20 10 0 Parpaeto 11 Parapeto 24 No quemado Quemado Parapeto 9 Parapeo 12 Carbonizado Parapeto 2 Calcinado Figura 10.15: Porcentaje de huesos termoalterados. La presencia de especímenes termoalterados se limita solo a cuatro conjuntos, todas estructuras de parapetos con muestras óseas recuperadas principalmente en estratigrafía. Como se observa en la figura 10.15, el porcentaje de huesos alterados térmicamente es muy bajo, únicamente el parapeto 12 presenta una frecuencia próxima al 9,5%. Más aún, si se consideran en este cálculo fragmentos de placas de piche, el valor asciende a un 12,4% del total del NISP. Por otra parte, se reconocieron tres estadios representados en la muestra, siendo el quemado y el calcinado los más frecuentes. Es interesante destacar que en la mayoría de los fragmentos también se identificaron evidencias de procesamiento. De acuerdo con la información disponible, en los sitios a cielo abierto de la región, la presencia de huesos alterados térmicamente es prácticamente nula o muy baja (Bourlot 2009; Dellepiane 2014; Rindel 2009). Los resultados obtenidos en esta tesis se corresponden, en parte, con estos antecedentes. Por un lado, es esperable que en sitios de matanza y procesamiento inicial, (ej. parapetos 11 y 24) el uso del fuego sea complementario en tanto que las actividades de consumo llevadas a cabo incluyen el aprovechamiento de partes que no requieren necesariamente de su cocción (ej. vísceras y otros órganos) (Binford 1978; Bunn 1993; Bunn et al. 1988; Gifford-González 1989; O´Connell et al. 1992; Oliver 1993; Yellen 1977). En este marco, la presencia de huesos termoalterados sería baja o directamente nula, en tanto se corresponde con contextos funcionales asociados directamente con el desarrollo de tareas de snack. Por otra parte, en casos específicos como el sitio CP6 la presencia de huesos quemados es considerable. Los análisis antracológicos realizados han 319 destacado la presencia de carbones de diversas especies vegetales, entre ellas molle (Schinus sp), taxón que no se encuentra disponible en estos ambientes más elevados y que exhibe una excelente calidad como leña. Adicionalmente, también han sido recuperados tiestos cerámicos que presentan valores isotópicos medios de proteínas animales de la estepa y grasas coincidentes con guanaco (Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017; Dellepiane y Cassiodoro 2019). Estos resultados permiten considerar la existencia de actividades culinarias (ej. hervido) asociadas con una combustión más intensa y prolongada. En este marco, es esperable la presencia de elementos alterados térmicamente. 10.3 Variabilidad intermesetaria El poblamiento humano de los sectores altos de la región tuvo su inicio durante el Holoceno temprano. No obstante, las señales arqueológicas correspondientes a este período son escasas y se concentran únicamente en el PNPM. Las investigaciones realizadas en el sitio CCP7 han establecido que el carácter de estas ocupaciones ha sido estacional, restringido y limitado a aquellos sectores específicos del paisaje con presencia de reparo (Aschero et al. 2005; Civalero 1995). Las mesetas consideradas en este trabajo no presentan, hasta el momento, información directa relativa a este lapso. Sin embargo, el registro de obsidiana negra proveniente de Pampa del Asador en múltiples contextos arqueológicos tempranos de Patagonia indica que este era un espacio conocido y transitado durante las primeras etapas del poblamiento humano de la región (Cassiodoro 2011; Civalero y Aschero 2003; Cueto et al. 2016; Espinosa y Goñi 1999; Goñi et al. 2011-2012; Méndez et al. 2008-2009; Miotti 2006; Molinari y Espinosa 1999; Paunero et al. 2004; Skarbun et al. 2007; Stern 2004). De acuerdo con Goñi (2010), durante este lapso inicial del Holoceno, un recurso de primer orden para los grupos cazadores habría estado asociado con las necesidades de abrigo y reparo. De este modo, aquellos espacios con presencia de cuevas y aleros, como el PNPM, se habrían jerarquizado en relación a aquellos que no los tuviesen (Pampa del Asador y mesetas del Strobel y Guitarra). Adicionalmente, la información paleoambiental disponible para la región establece que durante el Holoceno temprano la estructura hídrica habría sido sustancialmente mayor a la registrada en la actualidad (ver capítulo 3). En consecuencia, bajo este marco los patrones de circulación habrían sido diferentes a los observados para momentos posteriores. Las mesetas no habrían representado espacios atractivos y de primer orden para su ocupación durante este período. En el mejor de los escenarios, se configuraron como sectores de tránsito, caracterizados por ocupaciones eventuales y 320 no redundantes (Flores Coni 2018; Goñi 2010). En contraste, la Pampa del Asador, sí habría admitido una participación mayor en los sistemas de movilidad de los grupos cazadores-recolectores dado su carácter de fuente excepcional de materia prima. La mesetas basálticas consideradas en esta tesis evidencian una etapa de colonización (sensu Borrero 1994-1995) hacia el Holoceno medio (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2013; Dellepiane 2014; Flores Coni 2018; Goñi 2010; Goñi et al. 2016; Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2017; Rindel 2009, 2013, entre otros). Durante este período se advierte la presencia de un momento de aridez, asociado con el incremento y reacomodación de los Southern Westerlies, estableciéndose así una tendencia regional hacia una reducción paulatina de la humedad con el paso del tiempo, caracterizada por eventos alternantes de aumento y disminución de sus niveles (Ariztegui et al. 2014; Gilli et al. 2010; Goñi 2010, ver capítulo 3). Estos cambios paleoclimáticos habrían redundado en un decrecimiento de la estructura hídrica regional con la consecuente mitigación de barreras biogeográficas y la liberación de nuevos espacios. Como veremos más adelante, estas transformaciones ambientales alcanzaron su punto máximo hacia el Holoceno tardío. Bajo este marco, para los 4000 años A.P. el acceso a los sectores altos se habría visto favorecido. La presencia de fechados radiocarbónicos correspondientes a este lapso en sitios de la meseta del Guitarra (CG 3) y en la del Strobel (K 28 Don Edmundo) son evidencias del proceso paulatino de colonización de estos espacios (Cassiodoro et al. 2014; Re et al. 2010, 2016). Se destaca también la presencia de puntas de proyectil apedunculadas, recuperadas tanto en estratigrafía como en superficie (Cassiodoro et al. 2013; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2010). Esta evidencia es significativa en tanto que, para Patagonia, se ha afirmado que aquellos proyectiles sin pedúnculo podrían ser diagnósticos de momentos previos al Holoceno tardío. Adicionalmente, las tendencias temporales construidas a partir de la información rupestre de la meseta del Strobel señalan también la colonización de estos espacios hacia el Holoceno medio (Guichón 2012, 2018; Guichón et al. 2016; Re 2010, 2016). En síntesis, si bien la señal arqueológica disponible para este periodo es baja, indica consistentemente la presencia de ocupaciones que posiblemente haya tenido un carácter esporádico, altamente móvil y poco frecuente. Hacia el Holoceno tardío la señal arqueológica es clara, observándose importantes evidencias de ocupación efectiva en diferentes sectores de la región (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2013; Dellepiane 2014; Flores Coni 2018; Guichón 2012; Goñi 2010; Goñi et al. 2010, 2016; Pasqualini et al. 2016; Re 2010; 321 Rindel 2009, 2013, entre otros). Concretamente para los sectores altos, la información cronológica disponible indica una utilización sostenida, redundante y progresiva de las mesetas consideradas en esta tesis desde los 2000 años A.P. y especialmente para momentos posteriores a los 900 años A.P (Cassiodoro et al. 2013; Goñi 2010). Adicionalmente, la elevada presencia de estructuras de parapeto, tecnología exclusivamente tardía, junto con la presencia de cerámica y puntas de proyectil triangulares pedunculadas en todos los sectores, representan características tecnológicas indirectas consistentes con este marco temporal. Como se ha especificado en el capítulo 3, en términos paleoambientales, este período está caracterizado por un descenso de la humedad relativa que, si bien no de manera lineal pero sí progresiva, alcanza su punto máximo en los 900 años A.P, durante la Anomalía Climática Medieval (ACM) (Stine 1994, 2000). Bajo este marco, se establecen nuevas condiciones ecológicas asociadas con una distribución heterogénea del agua y la liberación de nuevos espacios, colonizados por una estepa de tipo arbustiva caracterizada por la presencia del molle (Goñi 2010). En este contexto, ha sido sugerido un modelo de poblamiento tardío (últimos 2500 años) para la región que establece el uso diferencial pero complementario de los espacios en relación con su ubicación altitudinal, jerarquizándose en función de su productividad primaria y de su estructura de recursos (Goñi 2000; Goñi et al. 20002002; Goñi et al. 2004; Goñi 2010). Así, ante un escenario climático y ambiental caracterizado por cambios, el efecto social habría correspondido a una reducción de la movilidad residencial en los sectores bajos de la región y al desarrollo de estrategias logísticas/estacionales en los sectores altos (Goñi 2010). Se establece entonces un proceso de extensificación, entendido como el aprovechamiento del aumento de la productividad primaria a partir de la ampliación del área de explotación (Binford 2001). Esto habría implicado la incorporación efectiva de los sectores altos del área a la dinámica de las poblaciones humanas del pasado (ver capítulo 2). En el marco de este modelo macroregional (sensu Dincauze 2000), se ha establecido que las características del registro zooarqueológico de sectores altos y bajos exhiben una tendencia diferencial en tanto ambos espacios ocuparon un rol especifico en los sistemas de asentamiento y subsistencia de los grupos humanos que los habitaron durante el Holoceno tardío (Goñi 2010; Rindel et al. 2017). Los sectores altos se encuentran caracterizados por conjuntos óseos homogéneos, compuestos por una elevada presencia de elementos esqueletarios, escasamente representados en los espacios bajos, en especial en lo relativo a huesos como la pelvis, escápula, 322 extremidades superiores (húmero y fémur) y fragmentos articulares de huesos largos (Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2017). Adicionalmente, estos conjuntos fueron caracterizados por una elevada incompletitud anatómica y una baja intensidad de procesamiento y consumo, evidencia fuertemente vinculada con el desarrollo de actividades orientadas a la obtención de presas, su reducción inicial y posterior transporte. Estas primeras investigaciones, abordadas desde escalas espaciales amplias, definieron una tendencia zooarqueológica para los sectores altos relativamente homogénea, distinta a la identificada en los espacios bajos, pero poco variable en su interior, estrechamente ligada con una utilización similar del espacio durante los últimos 2500 años (Goñi 2010; Rindel 2009; Rindel et al. 2017). En los últimos años, los análisis realizados desde otras líneas de evidencia (representaciones rupestres y tecnología) han registrado un mayor rango de variabilidad en el uso logístico de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra (Cassiodoro et al. 2016; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018; Re et al. 2017). Estas investigaciones, abordadas desde escalas espaciales más acotadas, establecen la existencia de una utilización diferencial al interior de los sectores altos. De este modo, se ha propuesto una mayor diversificación del rango tareas desarrolladas, estadías de ocupación más prolongadas y la posible presencia de todo el grupo familiar (Flores Coni 2018; Guichón 2018; Goñi et al. 2016; Re et al. 2017). Desde este marco, se espera que la variabilidad registrada tenga también un correlato zooarqueológico. Retomando la hipótesis 1 (ver capitulo 2), se esperaba reconocer diferencias en las características zooarqueológicas inter-meseta en función de la implementación de estrategias de subsistencia variables, producto de la incidencia de fenómenos sociales específicos y las particularidades de cada espacio en términos de reparo, recursos disponibles y las características ambientales locales. Estos resultados pondrán de relieve la variabilidad en el uso logístico y/o estacional de estos sectores altos durante el Holoceno tardío. Como hemos desarrollado previamente en este capítulo, en todos los conjuntos óseos considerados el guanaco es la especie más representada. Esta tendencia es clara tanto en la Pampa del Asador, como en las mesetas del Strobel y Guitarra y es consistente con la estructura taxonómica de la mayoría de los sitios arqueológicos de Patagonia. Estos resultados son esperables, en primer lugar, desde un punto de vista ecológico, en tanto las mesetas, solo disponibles estacionalmente, se jerarquizan regionalmente durante la primavera/verano representando los espacios con mayor 323 productividad primaria en términos de oferta de nuevas pasturas. En consecuencia, durante este lapso, son intensamente ocupadas por migraciones estacionales de tropillas de guanacos. Adicionalmente, es durante esta estación cuando se produce el periodo de parición de esta especie (ver capítulo 3). Estos principios ecológicos subyacen al argumento de utilización logística y/o estacional en el marco del modelo propuesto. En relación con este último, los resultados también son esperables dado que una de las actividades prioritarias desarrolladas en estas mesetas estuvo orientada a la caza de este ungulado. Habiendo dicho esto, existe un punto de variabilidad en relación con la diversidad de taxones representados en cada espacio que permite discutir aspectos ligados con utilización de la fauna en el pasado. La estructura taxonómica registrada en las mesetas basálticas presenta una configuración prácticamente monoespecífica, centrada en la caza del guanaco. Esta especie representa la única efectivamente aprovechada en las mesetas del Strobel y Guitarra, indicando una marcada estabilidad en la utilización de un solo tipo de presa como fuente única de recursos nutricionales. En la Pampa del Asador, dentro de un patrón de obtención de animales centrado en el guanaco, se incluyen otras especies que revisten de un carácter complementario. En todos los conjuntos óseos de este espacio ha sido posible, en frecuencia variable, reconocer especímenes de fauna menor, principalmente choique y piche, con evidencias de procesamiento y alteración térmica. Este contraste registrado en la composición taxonómica de la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra y, en consecuencia, en la incidencia de especies complementarias en las estrategias de obtención de recursos, es explicable, al menos parcialmente, en función de la oferta ecológica y la existencia de una disponibilidad local diferencial de algunas presas en cada uno de estos espacios. En este marco, el paisaje de Pampa del Asador se compone de amplias planicies asociadas con una importante cantidad de mallines y fuentes de agua que conforman el hábitat preferido para el choique, en especial, durante la época estival, momento de incubación y el nacimiento de los polluelos (Sarasqueta 2005). En las mesetas basálticas, estas características ambientales son menos frecuentes. Si bien representan paisajes abiertos, por un lado, el sustrato se compone principalmente de un manto basáltico con rocas de tamaño variable, y por otro, el agua se distribuye de manera diferencial, mayormente asociada a lagunas y cursos permanentes. Esto no significa que bajo estas condiciones se dará una ausencia de choique, si no que su disponibilidad y frecuencia pueden verse posiblemente afectadas en tanto dichas condiciones no configuran los ambientes más óptimos para esta especie. El registro zooarqueológico presentado en esta tesis representa un correlato de estas diferencias. 324 Todos los sitios de Pampa del Asador, conjuntos que presentan diversas cronologías y refieren a distintos momentos del Holoceno tardío, exhiben evidencias de huesos de choique con marcas de procesamiento y consumo (Aragone 2007; Aragone et al. 2010; Dellepiane 2014; Rindel 2009; Rindel et al. 2007), mientras que en ninguna de las dos mesetas consideradas éstos pudieron ser registrados. La caza y obtención del choique y otras especies menores habría sido desarrollada de manera complementaria al guanaco, sostenida en el tiempo. El rol cumplido por estos recursos en la dieta de los grupos humanos del pasado representó una excelente fuente de grasa subcutánea; complementando así el consumo de carne de guanaco especialmente magra (Borrero 1990). Adicionalmente, su obtención habría permitido el aprovechamiento de otros recursos asociados como tendones, pieles, plumas y materia prima ósea para la confección de instrumentos. Estas posibilidades cuentan con sustento etnográfico ya que son numerosas las fuentes que relatan actividades vinculadas con el uso de estos taxones y el aprovechamiento de su grasa como recurso preciado a los fines de complementar la carne de guanaco (Bourne 1998; Claraz 1988; Guinnard 1961; Lista 1998; Musters 1998; Onelli 1998; Prichard 2003, entre otros). El patrón registrado no solo da cuenta de una mayor cantidad de especies explotadas en un sector que en otro, sino que nos introduce en otras discusiones vinculadas en el rango de tareas llevadas a cabo en cada espacio y el aprovechamiento diferencial de recursos específicos como la grasa. No obstante, debe dejarse en claro que, a pesar de las diferencias registradas, la tendencia general para todos los espacios es contundente e indica un claro predominio del guanaco en la estructura taxonómica regional. De este modo, la información presentada permite sostener que la diversidad taxonómica intermesetaria es muy baja estando dominada por el guanaco, destacándose solo una variación en la Pampa del Asador asociada con la presencia de choique. En relación con el guanaco, los patrones de representación de partes anatómicas nos permiten avanzar un poco más en la caracterización de similitudes y diferencias entre la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra. En este sentido, han sido diversos los indicadores que han redundado en resultados similares y homogéneos entre estos sectores. La subrepresentación del esqueleto axial fue una tendencia sistemáticamente registrada en todos los conjuntos. Del mismo modo, los índices de completitud anatómica global, axial y apendicular han indicado, con cierto grado de variación relativa al funcionamiento específico de cada conjunto, el mismo patrón para los tres casos, caracterizado por la presencia de carcasas representadas 325 por una baja cantidad de partes. Estos resultados no dejan de ser esperables en el marco del modelo de poblamiento propuesto. Este tratamiento equilibrado de los animales podría ser consecuencia de la influencia de las estrategias logísticas y/o estacionales implementadas en la utilización de estos sectores altos, caracterizada por la obtención y procesamiento de recursos faunísticos y el trasporte selectivo de partes anatómicas hacia espacios de uso residencial anual (Aragone 2007; Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2007, 2016; De Nigris 2003; Dellepiane 2014; Dellepiane y Rindel 2014; Goñi 2000, 2000-2002, 2010, 2016; Re et al. 2017; Rindel 2009, 2013; Rindel et 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % al 2017). PDA Strobel Guitarra Figura 10.16: Representación de partes anatómicas por sector. En sintonía con lo mencionado en el párrafo anterior, exceptuando el caso de la pelvis, la representación de partes correspondientes al esqueleto axial exhibe una tendencia homogénea entre los tres sectores. En general, las frecuencias obtenidas son bajas indicando una clara subrepresentación de esta región. Este patrón equilibrado indica que a pesar de la existencia de variaciones en las estrategias implementadas y en el manejo de los recursos faunísticos en el espacio y/o en el tiempo, el tratamiento del segmento axial, especialmente cráneo, mandíbula, vértebras y costillas, se mantiene relativamente invariable. Tomando en consideración que no se ha registrado una operatoria diferencial de procesos tafonómicos densitodependientes, este resultado podría indicar una serie de situaciones. Por un lado, que las modalidades de procesamiento de este sector, junto con las decisiones ligadas con el traslado y/o descarte de los huesos, en especial elementos correspondientes a la cabeza y el cuello, hayan sido similares en todas las mesetas. Por otro lado, también podría sugerir que el desarrollo de estrategias de transporte selectivo de partes axiales hacia otros sectores del área o de la región es un aspecto común que caracteriza por 326 igual a todos los espacios. En este sentido, es posible que este traslado se vincule con estrategias de secado, técnica que permite extender la vida útil de los recursos nutricionales garantizando su consumo diferido (De Nigris y Mengoni Goñalons 2002, 2004). Al respecto, en la mayoría de los sitios de todos los sectores, la correlación estadística entre el MAU % y el índice de secado brindaron resultados consistentes con esta afirmación. Ambos argumentos no son mutuamente contradictorios y podrían encontrarse ligados. Nuevamente, estos resultados representan una expectativa del uso logístico de estos espacios. Las diferencias más importantes entre estos tres sectores, en especial entre la Pampa del Asador y meseta del Strobel, se ponen de manifiesto cuando se evalúa la representación de partes anatómicas apendiculares. En primer lugar, la distribución de las frecuencias en ambos casos es marcadamente diferente. En la meseta del Strobel se observa un patrón homogéneo, caracterizado por la presencia de frecuencias bajas/moderadas; mientras que el perfil de Pampa del Asador es significativamente más heterogéneo. La variabilidad registrada en este último puede ser un reflejo promediado de una mayor cantidad de actividades desarrolladas en el área. Al respecto, la información tecnológica disponible para el área es consistente con esta sugerencia (Tabla 10.4). La tendencia general que se deriva del la figura 10.16 establece que los elementos correspondientes a la cintura, extremidades superiores y medias son los más relevantes en Pampa del Asador, mientras que extremidades inferiores y falanges predominan en la meseta del Strobel. Existe entonces una marcada diferenciación en el espacio regional en cuanto a los elementos apendiculares más relevantes en cada caso. Este patrón permite sugerir que los criterios de selección de partes han sido variables entre ambos espacios. En Pampa del Asador, existe una tendencia clara hacia la presencia de huesos de alto rendimiento económico, en especial en referencia a su contenido de carne y médula. En este caso, se habría priorizado el aprovechamiento de estos nutrientes a través de un tratamiento homogéneo de las extremidades y los huesos correspondientes a la cintura, con el fin de realizar un aprovechamiento integral de todos los recursos disponibles: carne, médula y grasa no saturadas previo a su descarte. Por otra parte, en la meseta del Strobel, las unidades anatómicas más frecuentes son las falanges, calcáneos y fragmentos distales de radioulna y tibia. Estos elementos, en especial los primeros, presentan una elevada proporción de grasas insaturadas contenidas en la médula ósea, por lo tanto su relevancia puede encontrarse estrechamente ligada con la implementación de un 327 criterio de selección de partes que enfatizó las cualidades específicas del tipo de médula disponible por sobre la cantidad. Las diferencias sintetizadas podrían indicar un manejo diferencial de los recursos faunísticos y una influencia variable del transporte de partes anatómicas en el marco de la utilización logística y/o estacional de cada área (ver más adelante). Con respecto a las evidencias de procesamiento, las diferencias identificadas no son demasiado marcadas; de hecho, la tendencia general indica un importante grado de similitud entre los tres sectores. No obstante, se registraron algunas particularidades. En primer lugar, se reconoce un leve aumento de las frecuencias en los conjuntos localizados en la Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra. Dejando de lado la funcionalidad específica de cada sitio en particular, estos resultados podrían indicar que en algunas configuraciones óseas procedentes de estos sectores, las estrategias de procesamiento implementadas habrían estado relacionadas con una mayor cantidad de actividades desarrolladas. Estas actividades habrían estado asociadas con tareas relacionadas con el trozamiento secundario, el consumo y la reducción de las demandas del transporte de partes anatómicas, en tanto se evidencia una elevada incidencia del descarne de los huesos, su fractura para la obtención de medula y su posterior abandono. Por otra parte, también se reconoce que el procesamiento de los segmentos axial y apendicular ha sido diferencial en los sectores considerados. De este modo, el trozamiento del segmento apendicular es más elevado en la Pampa del Asador y en la meseta del Guitarra, mientras que, como contraparte, el segmento axial se encuentra más intensamente procesado en la meseta del Strobel. En cuanto al tipo de daño registrado, las marcas de corte manifiestan frecuencias muy equilibradas en los tres sectores. El análisis especifico de estas incisiones permitió registrar que las actividades vinculadas con el descarne han sido las más relevantes en todos los espacios, seguidas por la desarticulación de los elementos. En este punto, es importante mencionar que en la Pampa del Asador se ha identificado una mayor diversidad de tipos de marcas de corte, aspecto ligado estrechamente con un mayor rango de tareas llevado a cabo en este lugar, en comparación con la meseta del Strobel. Por último, las evidencias de percusión son más frecuentes en la Pampa del Asador. En síntesis, como hemos descripto a lo largo de esta sección, es posible establecer la presencia de un rango de variabilidad en las características faunísticas 328 registradas entre la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y del Guitarra. La misma se funda en los siguientes puntos principales: - La diversidad faunística intermesetaria es baja. En los tres sectores el guanaco domina la estructura taxonómica de todos los conjuntos óseos. No obstante, se reconoce una leve variación en cuanto a la presencia de choique y piche en Pampa del Asador. - El análisis comparativo de la representación de partes anatómicas entre la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra ha permitido delinear similitudes y diferencias: En primer lugar, el manejo del esqueleto axial presenta una tendencia muy homogénea entre los tres sectores. En segundo lugar, se reconoce que el mayor grado de variabilidad se registra en el segmento apendicular. En este caso, de acuerdo a la información presentada es posible establecer claras diferencias:  En la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra se evidencia una distribución general heterogénea y frecuencias más elevadas de partes esqueletarias. Se observan valores altos en múltiples unidades anatómicas, en especial en huesos correspondientes a la cintura y a las extremidades. Existe un marcado patrón hacia la selección de elementos con alto contenido nutricional en términos de carne y médula.  En la meseta el Strobel las frecuencias son en general más bajas y la distribución manifiesta un patrón homogéneo. En este caso, solo se advierte una elevada frecuencia en las extremidades inferiores y, principalmente, las falanges. Este resultado indica una tendencia hacia una mayor presencia de huesos de bajo rendimiento económico en términos de carne pero elevado contenido de médula insaturada. - La información relativa a las evidencias de procesamiento indica que las frecuencias registradas en la Pampa del Asador y la meseta del Guitarra son más elevadas. En este sentido, se caracterizan por un leve incremento de las tareas de fracturación y una mayor diversidad de tipos de marcas de corte, aspecto asociado con el rango de tareas llevadas a cabo. Adicionalmente, la presencia de huesos con alteración térmica es más frecuente en la Pampa del Asador que en las restantes mesetas. Síntesis 329 Si bien se reconoce que el registro zooarqueológico representa un promedio de una amplia variedad de procesos y actividades, se considera también que las tendencias registradas y sintetizadas anteriormente, junto con la información presentada en la tabla 10.4, constituyen indicadores adecuados que permiten derivar consideraciones acerca de la variabilidad intermesetaria registrada y en relación con la utilización logística y/o estacional de los sectores altos de la región en el pasado. En este sentido, es posible sugerir que al menos parte de esta variabilidad se encuentra estrechamente asociada con la distribución y disponibilidad de recursos en cada uno de los espacios considerados. Meseta del Strobel Pampa del Asador Meseta del Guitarra Tecnología Ausencia de fuentes de materia Alta disponibilidad de fuentes prima lítica de materia prima lítica Baja diversidad de estructura artefactual: conjuntos Mayor diversidad de estructura dominados por puntas de artefactual proyectil y, en menor medida, raspadores Baja presencia de artefactos de Mayor frecuencia de artefactos molienda de molienda Baja/nula presencia de Mayor frecuencia de cerámica cerámica Alta frecuencia de estructuras Presencia de estructuras de de parapeto parapeto Baja frecuencia de fuentes de materia prima lítica Mayor diversidad de estructura artefactual Baja/nula presencia de artefactos de molienda Baja/nula presencia de cerámica Presencia de estructuras de parapeto Ambiente Alta frecuencia y densidad de representaciones rupestres Baja/nula densidad de representaciones rupestres Alta densidad de representaciones rupestres Ambiente de meseta basáltica: Muy alta disponibilidad de agua distribuida en puntos específicos del paisaje: cursos de agua permanentes, lago Strobel y alta densidad de lagunas Ambiente de planicie glacifluvial: alta disponibilidad de agua en mallines, ojos de agua y lagunas estacionales Ambiente de meseta basáltica: Disponibilidad de agua en puntos específicos del paisaje: lagunas dispersas y lago Guitarra Alta disponibilidad de reparo natural Baja disponibilidad de reparo natural Moderada disponibilidad de reparo natural: Cañadón Guitarra Tabla 10.4: Características generales de los tres sectores bajo estudio. En la Pampa del Asador se ubica una de las principales fuentes de abastecimiento de materias primas líticas en la región. Diversas investigaciones han hecho referencia a este punto, destacándose la elevada disponibilidad de guijarros de excelente calidad para la talla de obsidiana negra, basalto y sílice (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2015, 2017; Espinosa y Goñi 1999; Goñi 2010; Goñi et al. 20112012; Stern 1999; 2004; Stern et al. 1995). En consecuencia, en diferentes sectores del área se observa una alta frecuencia de núcleos, desechos de talla y nódulos; 330 evidencias que han permitido establecer el desarrollo de estrategias de abastecimiento y equipamiento del espacio con materias primas (Cassiodoro 2011; 2016a; Cassiodoro et al. 2017; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012). Por otra parte, este sector también presenta disponibilidad de agua, distribuida heterogéneamente, acotada a puntos específicos del paisaje: mallines, ojos de agua y lagunas estacionales. Estos espacios poseen las mejores pasturas del área durante la primavera y el verano. Adicionalmente, en estrecha asociación con estos cuerpos de agua, se disponen afloramientos rocosos que representan un recurso principal para la construcción de parapetos. Es decir, la Pampa del Asador es un área que concentra recursos de todo tipo en un espacio acotado. De este modo, en sectores específicos del paisaje se observa la conjunción de agua, materias primas de excelente calidad, buenas pasturas y afloramientos rocosos. Es justamente en estos sectores donde se registra la mayor densidad de registro arqueológico del área, espacios destacados por la variabilidad de artefactos formatizados y una diversidad de etapas de manufactura de instrumentos (Cassiodoro 2011, 2016a); y es aquí donde se emplaza la mayoría de las estructuras de parapeto identificadas. Exceptuando la presencia de fuentes de materias primas, la meseta del Strobel exhibe también la misma disponibilidad de recursos que la Pampa del Asador, aunque su distribución es diferencial en el espacio. En este sentido, el agua tanto estacional como permanente, junto a los espacios de buenas pasturas, se distribuye de manera más homogénea en el paisaje siendo relativamente ubicua su presencia. La presencia de rocas y afloramientos se encuentra disponible en la mayoría de los sectores en tanto es un ambiente de meseta basáltica. De este modo, en contraste con la Pampa del Asador, no es frecuente la existencia de puntos bien delimitados en el paisaje que congreguen la mayor parte de los recursos en un espacio acotado, sino que, en este caso, su distribución es marcadamente más equilibrada en toda la extensión de la meseta. La estructuración y distribución del registro arqueológico del área se corresponde con este escenario (Goñi 2010; Flores Coni 2018; Re et al. 2017). Las estructuras de parapeto son un tipo de sitio preponderante en la meseta y se registran en todas las geoformas disponibles en el área, ya sea asociadas a lagunas estacionales, en cañadones rocosos próximos al rio Barrancoso o en los sectores de pampa (Flores Coni 2014, 2018). Asimismo, sus características generales y grado de asociación con otras estructuras es altamente variable pudiéndose encontrar parapetos aislados y/o agrupados en un número diverso de estructuras, registrándose el caso excepcional de K 116 con más de 50 (Cassiodoro et al. 2016; Dellepiane y Flores Coni 2016; Flores Coni 2014, 2018; Re et al. 2017). 331 La evidencia tecnológica recuperada en la Pampa del Asador indica el desarrollo de una gran cantidad de actividades en el área (Cassiodoro 2011, 2016a; Cassiodoro y Aragone 2007; Cassiodoro y Tessone 2014; Cassiodoro et al. 2016; Chaile 2017; Dellepiane y Cassiodoro 2019; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016; entre otros). Las investigaciones realizadas establecen la existencia de variabilidad en este tipo de registro en una escala local, vinculada con una segregación de las tareas en el espacio en función de la distribución de los recursos (Cassiodoro 2011; Cassiodoro 2016a). La estructura artefactual general se destaca por la diversidad de grupos tipológicos dentro de los cuales resalta la presencia de artefactos de molienda y una alta frecuencia de tiestos cerámicos (Cassiodoro 2011; Cassiodoro 2016a; Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Pasqualini et al. 2016) (ver capítulo 3). Por el contrario, el análisis del registro lítico procedente de la meseta del Strobel indica la presencia de una baja diversidad artefactual general, dominada por puntas de proyectil, artefactos de formalización sumaria y raspadores (Belardi et al. 2005; Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2013, 2018; Re et al. 2017). La presencia de cerámica y artefactos de molienda solo se limita a unos pocos fragmentos ubicados en los sectores de paredones basálticos. Esta información ha permitido sugerir el desarrollo de una cantidad limitada de tareas en el área; orientadas fuertemente a la formatización final y reactivación de artefactos. Las actividades llevadas a cabo habrían estado estrechamente ligadas a la obtención de recursos faunísticos, específicamente a la caza del guanaco (Flores Coni 2018; Goñi 2010; Goñi et al. 2014, 2016; Re et al. 2017) (ver capítulo 3). El registro zooarqueológico registrado para la Pampa del Asador presenta una distribución que refleja el promedio de un amplio rango de actividades desarrolladas; desde tareas de trozamiento inicial y reducción de las carcasas para su transporte, hasta un procesamiento más intensivo y el consumo. El perfil de representación de partes anatómicas indica frecuencias moderadas/altas para la mayoría de los elementos apendiculares con una marcada selección de huesos de elevado rendimiento nutricional en términos de carne y médula, junto con elementos de difícil transporte. La información detallada a lo largo de esta sección indica que las estrategias de procesamiento implementadas estuvieron orientadas hacia el desarrollo de una variedad de tareas dentro de las que se destacan el cuereo, descarne, la desarticulación y la fracturación de elementos óseos. En este sentido, fueron registradas frecuencias de procesamiento moderadas pero también conjuntos con 332 valores muy altos (superiores al 30% del NISP), porcentajes poco frecuentes para sitios de obtención inicial de presas y comunes en contextos más habitacionales y de consumo como cuevas y aleros (De Nigris 2003; Dellepiane y Rindel 2014; Mengoni Goñalons 1999; Rindel 2009). Como hemos mencionado anteriormente, si bien en bajas frecuencias, también se ha registrado la presencia de elementos óseos termoalterados, evidencia asociada con el desarrollo de tareas de consumo. En este marco, la alta variabilidad de artefactos, destacándose la presencia de artefactos de molienda y cerámica, son indicadores que señalan también el desarrollo de una amplia gama de actividades en el área. En relación con esta última, han sido registrados tiestos cerámicos en la mayoría de los sitios del área, en casos específicos confeccionados con arcillas locales. Los análisis realizados sobre los residuos adheridos y absorbidos en fragmentos procedentes de los sitios CP2b OA y de CP 6 han permitido establecer el uso de contenedores para el procesamiento exclusivo de guanaco a los fines de la obtención y/o almacenamiento de grasas (Chaile 2017; Chaile et al. 2018). El perfil zooarqueológico reconstruido para la meseta del Strobel presenta una distribución homogénea, caracterizada por elementos óseos representados en frecuencias bajas (MAU%). Al respecto, solo las falanges exhiben valores elevados, seguidas por huesos correspondientes a las extremidades inferiores. En este marco, es posible sugerir un manejo relativamente homogéneo de todo el esqueleto, donde las partes anatómicas sistemáticamente abandonadas son aquellas que presentan un elevado contenido de médula insaturada. Por otro lado, las estrategias de procesamiento habrían estado orientadas a la reducción inicial de las carcasas mediante el desarrollo de tareas de corte, desarticulación y fracturación. En este sentido, las frecuencias de procesamiento presentan valores moderados y la incidencia de las tareas de corte y la percusión es sumamente equilibrada, a juzgar por los porcentajes obtenidos. Adicionalmente, el análisis específico de las incisiones indica un desarrollo acotado de tareas. De acuerdo a esta información, es posible que una de las actividades preponderantes en la meseta haya estado estrechamente asociada con la obtención y procesamiento inicial de presas. Si este fuese el caso, el perfil anatómico reconstruido indicaría el transporte de la mayor parte del esqueleto, especialmente aquellas unidades de alto rendimiento nutricional. El descarte de falanges y otros elementos de bajo retorno económico pero elevado contenido de ácidos insaturados representaría una instancia de consumo incidental en un contexto de snack (sensu Binford 1981), como una actividad complementaria al trozamiento inicial de las presas. Como hemos descripto anteriormente, la presencia de evidencias 333 de fractura sobre estos elementos, muchas de ellas de tipo longitudinal, junto con la ocurrencia, si bien extremadamente baja, de elementos alterados térmicamente, son indicadores consistentes de este tipo de actividades. De acuerdo con la información sintetizada en los párrafos anteriores, durante los últimos 2000 años A.P. la Pampa del Asador habría sido un espacio de relevancia para los grupos humanos que habitaron la región. Su carácter de fuente excepcional de materias primas, junto con la alta disponibilidad de recursos de todo tipo, habrían jerarquizado este espacio regionalmente. La distribución acotada de agua, junto con excelentes pasturas, habría representado sectores sumamente preciados para la fauna local, especialmente el guanaco, durante la primavera y el verano. La presencia de afloramientos rocosos en estrecha asociación a los recursos habría permitido el emplazamiento de estructuras de parapetos en puntos estratégicos del paisaje y en total proximidad a las presas. Es probable que este escenario haya garantizado una excelente predictibilidad de recursos faunísticos, reduciendo sensiblemente los costos de su búsqueda y facilitando su obtención. Bajo este marco, las estructuras de parapeto y los sectores aledaños no solo se habrían configurado como sitios de caza, sino que también pudieron representar, en casos específicos, espacios de tipo habitacional. En este sentido, el acomodamiento de estructuras de parapetos en espacios de uso doméstico, al estilo de toldos, habría sido una respuesta a la escasez de reparo natural en el área. En términos zooarqueológicos, esta variación en la utilización de un mismo sitio configura un registro óseo que representa el promedio de múltiples actividades. Bajo estas condiciones pudieron darse en el área ocupaciones prolongadas, permaneciendo en la Pampa del Asador durante meses, posiblemente todo el verano aprovechando las buenas condiciones ambientales y alta disponibilidad de recursos. El registro arqueológico recuperado hasta el momento en la meseta del Strobel señala que el rango de actividades llevadas a cabo habría sido relativamente más acotado que en otros sectores altos como la Pampa del Asador, siendo la caza estacional del guanaco una tarea principal. La información zooarqueológica presentada, junto con las características descriptas de la tecnología lítica y la alta frecuencia de estructuras de parapetos, sostiene esta afirmación. Dentro de este escenario, el mayor grado de variación en términos del registro arqueológico general ha sido registrado en los paredones basálticos, tipo de reparo natural altamente disponible en la meseta (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). La presencia de este tipo de recurso es un aspecto que jerarquiza regionalmente a la 334 meseta del Strobel en tanto no resulta frecuente en otros sectores altos (e.j. Pampa del Asador). Respecto de los paredones basálticos, en estos espacios se ha registrado la mayor diversidad tecnológica de la meseta; incluyendo los pocos fragmentos de cerámica y artefactos de molienda recuperados hasta la actualidad. Adicionalmente, son espacios que exhiben evidencias de haber sido reutilizados a lo largo del tiempo (Flores Coni 2013; Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). La presencia de representaciones rupestres, un tipo de evidencia destacada en la meseta, se restringe únicamente a estos espacios (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Guichón 2018; Re 2010; Re et al. 2017). En función de la gran diversidad en la cantidad y variedad de motivos, se ha propuesto un uso heterogéneo de la meseta en términos de la comunicación de información por medio de las representaciones rupestres (Re 2010; Guichón 2012; Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). De este modo, han sido identificados sitios pequeños, con una baja cantidad de motivos, y otros con más de 1000. En base a esto, se ha sugerido la existencia de lugares particulares seleccionados como espacios privilegiados de transmisión de información (Guichón 2012). En este marco, se estableció una jerarquización regional de determinados sitios y sectores dentro del sistema de circulación de información de la meseta (Goñi et al. 2014; Re et al. 2017). Considerando lo antedicho, si bien hasta el momento la cantidad de actividades probablemente llevadas a cabo en la meseta habrían sido relativamente acotadas, éstas se habrían encontrado segregadas espacialmente al interior del área en función del tipo de reparo (Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2018). La información zooarqueológica presentada en esta tesis, procedente únicamente de estructuras de parapetos, indica el desarrollo de un conjunto de tareas ligadas con la obtención y el procesamiento inicial de presas. Si bien el registro tecnológico lítico asociado es consistente con esta afirmación, es posible que los conjuntos óseos presentados, los únicos disponibles en la meseta hasta el momento, representen un promedio que solo es informativo de este tipo de actividades. En este sentido, es probable que los reparos de tipo natural hayan admitido, al menos en casos específicos, el desarrollo de un rango más amplio de actividades. La presencia de representaciones rupestres junto con la disponibilidad de agua y la existencia de una mayor diversidad artefactual general (incluyendo artefactos asociados con el procesamiento secundario de presas), sustentarían este argumento. Adicionalmente, artefactos de molienda y cerámica, en baja frecuencia, solo han sido registrados, hasta el momento, en estos espacios. En consecuencia, se sugiere que existe un conjunto de tareas vinculadas con el manejo general de la fauna, instancia de procesamiento más intensivo y consumo que sería desarrollado en estos reparos naturales. Dado que estos sectores han sido descriptos 335 como los menos conservativos de restos óseos de los sectores altos hasta la actualidad, estas afirmaciones no pueden ser contrastadas. En definitiva, la Pampa del Asador y las mesetas del Strobel y Guitarra han sido utilizadas de manera logística y/o estacional, como espacios estrechamente articulados con los sectores bajos de la región, durante el Holoceno tardío (Goñi 2010). La información presentada y discutida a lo largo de esta tesis es consistente con esta propuesta. No obstante, uno de los intereses principales de este trabajo consistió en evaluar en qué medida la implementación de estas estrategias logísticas ha sido variable en la Pampa del Asador y en las mesetas del Strobel y Guitarra. El análisis faunístico pormenorizado llevado a cabo indica la existencia de variabilidad intermeseta en cuanto al manejo de los recursos faunísticos y las estrategias de subsistencia implementadas. En consecuencia, estos nuevos resultados se suman a aquellos obtenidos desde múltiples líneas de evidencia mostrando el carácter variable y complejo de la categoría logístico/ estacional. 10.4 Variabilidad intramesetaria La segunda hipótesis que guía este trabajo establece la presencia de variabilidad en el registro zooarqueológico en una escala intramesetaria. Se espera entonces reconocer diferencias en las características de los conjuntos faunísticos recuperados al interior de cada uno de los sectores considerados. Al respecto, en el marco del modelo de poblamiento y uso del espacio propuesto para la región, se considera que los sistemas logísticamente organizados exhiben una mayor variabilidad de sitios como consecuencia de un incremento de la variación funcional de los conjuntos que conforman el sistema (Binford 1980) (ver Capítulo 5). Adicionalmente, las actividades de caza y obtención de recursos implican una secuencia de tareas que forman parte de un conjunto integrado. De este modo, tanto campamentos, como sitios de matanza, procesamiento y almacenamiento se encuentran estrechamente ligados entre sí pero pueden llevarse a cabo de forma segregada en el espacio (Binford 1978, 1979, 1980). El desarrollo de esta hipótesis será ordenado de la siguiente manera. En primer lugar, se sintetizarán las principales características de los conjuntos óseos localizados en Pampa del Asador haciendo especial énfasis en sus diferencias, de modo tal que puedan delinearse tendencias generales que pongan de relieve la existencia de variabilidad y permitan, posteriormente, su discusión. En segundo lugar, este mismo ejercicio será desarrollado para los sitios correspondientes a la meseta del Strobel. 336 Como puede observarse, solo nos centraremos en estos dos sectores, en tanto la meseta del Guitarra solo dispone de un único sitio con información zooarqueológica. Por lo tanto, no es posible examinar la existencia de variabilidad en las estrategias de subsistencia al interior de este espacio. 10.4.1 Pampa del Asador La información zooarqueológica disponible procede de dos sitios: Cerro Pampa 6 (CP 6) y Cerro Pampa 2 (CP 2) (Figura 10.17). Como hemos detallado en el capítulo 7 de este trabajo, este último se encuentra conformado por cuatro sectores espacialmente diferenciados: CP2 A, CP2 B OA, CP2 C y CP2 D. Los tres primeros serán considerados en esta discusión. Figura 10.17: Ubicación de los sitios CP6 y CP2 en la Pampa del Asador. Con respecto a la estructura taxonómica registrada en cada uno de los sitios, el guanaco predomina en todos los conjuntos y la diversidad de especies representadas es muy baja. Ambos son aspectos que hemos discutido en varias oportunidades a lo largo de esta tesis. El punto de mayor interés a tener en cuenta refiere a que en los parapetos la mayor cantidad de especímenes óseos se corresponden con la categoría indeterminados, mientras que su incidencia en CP2B OA es marcadamente más baja. Lógicamente, la proporción de huesos de guanaco sigue la misma relación solo que de manera inversa. Por lo tanto, es posible trazar una vinculación entre estos resultados y 337 el tipo de sitio. Es probable que la naturaleza de esta asociación se encuentre ligada con el rango de tareas llevadas a cabo en cada conjunto, en especial aquellas actividades ligadas con el procesamiento, su intensidad, el consumo de partes anatómicas y el desarrollo de prácticas culinarias especificas MNI CP2 C 2 CP2 A 5 OA 43 CP 6 8 Total 58 Tabla 10.5: Número mínimo de individuos. Por otra parte, el número mínimo de individuos reconstruido para cada caso también es altamente diferencial (Tabla 10.5). En este sentido, se debe considerar que la superficie relevada en ambos tipos de sitio no es similar. De este modo, en los parapetos, el área de uso, así como de muestreo, se encuentra condicionada por las paredes de la misma estructura; mientras que las concentraciones no presentan tales limitaciones. De esta manera, en estas últimas es posible que la redundancia ocupacional sea genérica, pero no necesariamente especifica (Hietala y Stevens 1977), generándose, en consecuencia, una mayor distribución horizontal del registro arqueológico. Adicionalmente, la funcionalidad de los sitios y las estrategias implementadas pueden haber incidido en la variabilidad registrada. En este sentido, el elevado número de individuos representado en CP 2B OA es un aspecto que puede, potencialmente, estar asociado con las modalidades de caza allí implementadas en algún momento del pasado ocupacional del sitio (ver más adelante). Unidades de Análisis Relación Axial/Apendicular: NISP Relación Axial/Apendicular: MNE C.Anat.Gobal* C. Anat. Axial** C. Anat. Apend.*** Fragmentación Global Fragmentación Axial Fragmentación Apendicular CP6 0,3 0,25 27,1 10,2 52 1,72 2,3 1,55 CP2 A 0,5 0,3 29,4 10,6 55,7 1,83 2,05 174 CP2 C 0,62 0,52 16,3 9,6 27,3 1,6 1,8 1,5 CP2B OA 0,38 0,34 20.7 8,5 38,7 1,41 1,5 1,3 Tabla 10.6: Índices de representación anatómica. La representación de partes anatómicas puede comenzar a ser descripta y evaluada a partir del uso de diversos índices y medidas generales. De la información presentada en la tabla 10.6 se derivan los siguientes aspectos: 338  Marcada subrepresentación del esqueleto axial en todos los casos, ya sea en función del NISP, como del MNE.  Baja integridad global de las carcasas ingresadas en los sitios, especialmente en referencia al segmento axial. Como tendencia general, el esqueleto apendicular se encuentra más completo, destacándose las frecuencias registradas en CP6 y CP2 A.  La fragmentación ósea es baja en todos los casos, aunque se registra un leve incremento en parapetos. Bajo este primer acercamiento a las características anatómicas de los sitios considerados, se observa la existencia de un claro grado de similitud general. Este es un resultado que puede reflejar la utilización logística y/o estacional implementada en la Pampa del Asador, caracterizada por la obtención de presas, su procesamiento inicial y traslado hacia los sectores bajos de la región. No obstante, en este marco, algunos de los valores obtenidos, especialmente aquellos ligados a los índices de completitud global y apendicular de los sitios CP6 y CP2 A, son ciertamente llamativos y alertan acerca del posible desarrollo de estrategias variables de aprovechamiento y descarte de partes anatómicas al interior del área. Como será discutido más adelante, es posible que el registro óseo recuperado en ambos sitios pueda indicar un mayor rango de tareas llevadas a cabo. Es decir, parte de las diferencias identificadas se encuentran estrechamente ligadas con la funcionalidad diferencial de los sitios dentro 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 DIENTES CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % del sistema de asentamiento local. CP6 (NISP 413) OA (NISP 1360) CP 2 A (NISP 323) CP2C (NISP 95) Figura 10.18: Representación de partes anatómicas: MAU%. Con respecto a la figura 10.18, es clara la existencia de variabilidad entre los conjuntos en función de los elementos anatómicos presentes y sus respectivas frecuencias. A continuación, se sintetizan los patrones principales para cada caso. 339  CP6: De acuerdo con el perfil reconstruido, se destaca la presencia de cráneo y pelvis en referencia al esqueleto axial. En cuanto a su relativo apendicular, resaltan las extremidades, principalmente medias y superiores. Es importante mencionar la elevada frecuencia de fragmentos de diáfisis de huesos largos en contraposición a la baja incidencia de segmentos articulares.  CP 2B OA: Este sitio ha sido presentado y discutido en varias secciones a lo largo de esta tesis. Solo mencionaremos aquí la elevada incidencia de elementos correspondientes a la cintura (pelvis y escápula) y a las extremidades superiores, medias e inferiores, en ese orden. Las epífisis proximales y distales dominan por sobre los fragmentos de diáfisis.  CP2 A: En este conjunto de estructuras se observa un perfil que promedia el detallado en los dos conjuntos anteriores. Es decir, el patrón anatómico está caracterizado por una elevada proporción de cráneo, mandíbula, atlas y pelvis. El esqueleto apendicular se encuentra principalmente representado por la escápula, extremidades superiores, medias e inferiores, principalmente fragmentos de diáfisis y articulaciones distales. Por último, presenta también un alto porcentaje de calcáneo y metatarso proximal. En este caso, una variedad de elementos exhiben una alta representación.  CP2 C: Con respecto a este sitio, cabe aclarar que el perfil esqueletario deriva de una muestra ósea más acotada que en los anteriores. En parte, es este el motivo que explica el patrón heterogéneo y relativamente incompleto que lo caracteriza. Aquí se destaca cráneo, axis y fragmentos de diáfisis correspondientes a extremidades superiores y medias. Cabe mencionar que, en todos los casos, el esqueleto axial se encuentra poco representado. Dentro de este subgrupo, costillas y vértebras, si bien presentes, exhiben frecuencias muy bajas. Este es un patrón que hemos identificado a lo largo de este trabajo de manera consistente, más allá de la escala de análisis utilizada, la cronología de los conjuntos, su funcionalidad o el tipo de sitio. En referencia a la información presentada, es posible reconocer que existen algunos huesos o porciones óseas que se encuentran sistemáticamente presentes en estructuras de parapetos, mientras que están ausentes en CP2B OA y viceversa. De este modo, es posible sugerir un patrón anatómico diferencial en función del tipo de sitio. Las estructuras de parapetos se caracterizan por la presencia de elementos correspondientes a la cabeza y el cuello (cráneo, atlas y mandíbula), a la cintura, especialmente pélvica, y a la diáfisis de las extremidades superiores, medias e 340 inferiores. Por su parte, en CP2B OA se observa una frecuencia elevada de pelvis, escápula y también extremidades, pero en este caso, en su mayoría, segmentos 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU% articulares. Este patrón se observa con claridad en la figura 10.19. Parapetos (NISP 831) CP2B OA (NISP 1360) Figura 10.19: Representación de partes anatómicas: MAU% Parapetos vs. CP2 B OA Los cuatro conjuntos óseos considerados se encuentran localizados próximos entre sí y en todos los casos han sido sitios redundantemente ocupados a lo largo del Holoceno tardío. Adicionalmente, existen entre ellos similitudes cronológicas que permiten considerar la posibilidad de una utilización relativamente sincrónica en algunos casos. La distribución de huesos registrada en ambos tipos de sitio se presenta como complementaria (Figura 10.19). Es decir, los elementos que son altamente frecuentes en parapetos (como categoría), son escasos en CP2 B OA y viceversa. Bajo este escenario es posible sugerir la existencia de una complementariedad funcional entre ambos tipos de sitio. De este modo, las actividades desarrolladas en cada uno, asociadas con la obtención de presas, su procesamiento inicial, secundario, consumo y la producción de recursos específicos, pudieron encontrarse segregadas espacialmente. La presencia de evidencias de procesamiento ha sido registrada en los cuatros conjuntos óseos. No obstante, algunas de sus características específicas difieren e indican la existencia de variabilidad. 341 40 35 30 NISP% 25 20 15 10 5 0 CP6 CP2 A CP2 C CP2 B Figura 10.20: Frecuencias de procesamiento En primer lugar, en relación con las frecuencias generales (Figura 10.20), en los sitios con estructuras, los valores son variables, siendo en CP2 A y C bajos, posiblemente vinculados con la extensión de la fragmentación ósea y la elevada proporción de especímenes indeterminados; y muy altos en CP 6. Por su parte, en CP2 B OA los porcentajes obtenidos son moderados y similares comparativamente a los registrados en otros sitios a cielo abierto de la región (Rindel 2009). Se observa, entonces, un amplio rango de variación que, posiblemente, esté asociado con el carácter funcional de cada conjunto y el rango de tareas llevadas a cabo. En segundo lugar, en referencia al tipo de daño, se identifican diferencias en función del tipo de sitio. De este modo, en los parapetos, las marcas de corte y percusión exhiben frecuencias relativamente homogéneas sin registrarse una clara preponderancia de una por sobre otra. En CP2 B OA, las marcas de percusión son predominantes. En tercer lugar, en todos los sectores del sitio CP2 el procesamiento se concentra principalmente en las extremidades. Al respecto, el trozamiento del segmento axial es bajo y se limita a huesos específicos como el cráneo, la pelvis, vértebras torácicas y costillas. Por el contrario, en CP6 se evidencia que la mayor parte de los huesos del esqueleto han sido procesados, en frecuencias moderadas/altas. Por último, la presencia de huesos alterados térmicamente se encuentra espacialmente limitada a estructuras de parapeto. 342 A lo largo de esta sección hemos tratado de sintetizar algunas de las características zooarqueológicas más relevantes de los sitios ubicados en Pampa del Asador con el objeto de poner de relieve la variabilidad registrada al interior del área. Al respecto, la evidencia presentada parece indicar que las actividades desarrolladas podrían haberse encontrado segregadas en el espacio local. En este contexto, si bien se asume que el registro zooarqueológico es un promedio de múltiples actividades y procesos operando en conjunto a lo largo del tiempo, su configuración en los conjuntos óseos considerados parece manifestar una tendencia distintiva en función del tipo de sitio del cual procede (parapetos o sitios a cielo abierto sin estructuras asociadas), pero a su vez complementaria entre ellos. En este sentido, el registro zooarqueológico procedente de parapetos indica el desarrollo de un amplio rango de actividades asociadas con distintas instancias dentro de las estrategias de subsistencia implementadas. En este marco, los sectores A y C de CP2, ambos conjuntos con estructuras de parapetos, indican la presencia de un perfil anatómico relativamente incompleto, caracterizado por una representación de partes donde se destacan elementos específicos (cráneo, mandíbula y las extremidades, específicamente segmentos de diáfisis). Las evidencias de procesamiento son bajas en ambos casos, asociadas de manera equilibrada con el desarrollo de tareas de corte y percusión. Adicionalmente, las actividades de trozamiento parecen restringirse principalmente a elementos específicos del esqueleto: extremidades medias e inferiores. La presencia de elementos alterados térmicamente es una característica distintiva de estos conjuntos y permite, junto al resto de la información, sugerir el desarrollo de actividades de consumo, al menos en términos de snack. Por su parte, la información derivada del análisis lítico indica la presencia de conjuntos muy específicos donde predominan los desechos de talla, núcleos y artefactos sumarios. En síntesis, es posible que la utilización de estos sectores con estructuras haya estado asociada funcionalmente con tareas limitadas ligadas con la caza del guanaco y la confección de instrumentos. Por otra parte, en el sitio CP6, el registro arqueológico general sugiere el desarrollo de un variado rango de tareas llevadas a cabo. La información faunística detallada destaca la presencia de un perfil de partes anatómicas caracterizado por la selección de elementos de alto contenido nutricional en términos de carne y médula. Las evidencias de procesamiento exhiben frecuencias muy elevadas, superiores al 30% del NISP; valor que presenta un mayor grado de similitud con sitios de carácter habitacional, como cuevas y aleros, ubicados en otros sectores del área, que con otros 343 conjuntos procedentes de contextos a cielo abierto de mesetas basálticas. Adicionalmente, el análisis específico de las marcas de corte registradas establece el desarrollo de una importante diversidad de tareas de trozamiento. De este modo, partiendo de la base de que el procesamiento es entendido aquí como un continuum compuesto por diversas etapas que revisten de un carácter acumulativo y en donde los estadios finales deberían manifestar una mayor cantidad de marcas, la evidencia presentada puede corresponderse con contextos en los cuales se habrían llevado a cabo tareas de procesamiento final y consumo. Vinculado a esto, la presencia de elementos alterados térmicamente es un indicador consistente con esta propuesta. A su vez, las características generales de la evidencia lítica establecen la existencia de un rango de tareas más amplio que solo actividades vinculadas con la caza (ver Capítulo 7). En este sentido, ha sido identificada una importante riqueza artefactual caracterizada por la presencia de desechos de talla, puntas de proyectil, núcleos, raspadores, raederas, artefactos de formatización sumaria, manos, molinos y tiestos cerámicos (Dellepiane y Cassiodoro 2019; Pasqualini et al. 2016). Los análisis isotópicos y de ácidos grasos realizados sobre residuos adheridos a los fragmentos cerámicos permiten sugerir el uso de contenedores para la obtención y consumo de grasa de guanaco (ver Capítulo 7) (Cassiodoro y Tessone 2014; Chaile 2017). Sumado a esta evidencia, ha sido registrada la presencia en estratigrafía de fragmentos de pigmento rojo. Por otra parte, los estudios antracológicos llevados a cabo establecen la presencia de una especie vegetal alóctona (Schinus sp.) entre los carbones registrados en el sitio, cuya área de captación pudo haberse efectuado en los sectores bajos de la región (Pasqualini et al. 2016). En síntesis, tomando esta información en conjunto, parece ser claro que la funcionalidad del sitio no estuvo solo ligada a la obtención de presas. Por el contrario, es factible sugerir el desarrollo de un amplio y variado rango de tareas que no solo incluyen el procesamiento inicial de carcasas, sino también instancias finales, consumo y descarte de partes in situ junto con la producción y almacenamiento de grasas. Bajo este escenario, el uso habitacional de algunas estructuras que conforman el sitio es una sugerencia que resulta viable. Adicionalmente, es posible especular acerca de la presencia de segmentos demográficos mayores (grupos familiares) ocupando el área en momentos específicos y por lapsos más prolongados. Por otra parte, el sector B del sitio CP2 corresponde a una extensa distribución de material arqueológico en superficie y sub superficie. El perfil anatómico recuperado está caracterizado por la presencia de partes de alto rendimiento económico en términos de carne, médula y médula insaturada, junto con huesos que representan un 344 difícil procesamiento y/o transporte. Las evidencias de procesamiento exhiben frecuencias moderadas. Un aspecto sobresaliente refiere a la alta frecuencia de huesos con marcado perimetral/fractura transversa (n=88; 41%). Bajo este escenario, es posible que las estrategias de procesamiento implementadas hayan estado orientadas a la desarticulación de los elementos, su descarne y la fractura de los huesos para el consumo de médula. Estos indicadores zooarqueológicos, junto con la clara subrepresentación del esqueleto axial, la baja integridad de las carcasas en el conjunto y la ausencia de elementos termoalterados, serían consistentes con el desarrollo de tareas vinculadas con la obtención de presas y su procesamiento inicial en vías al transporte de nutrientes a otros sectores de la región. El análisis de evidencia lítica registrada en este sector indica la presencia de una importante diversidad en la estructura artefactual, donde núcleos, raspadores, puntas de proyectil, artefactos de formatización sumaria, molinos y tiestos cerámicos se destacan. Esta configuración de la tecnología lítica ha llevado a sugerir el desarrollo de un amplio rango de tareas en este sector. Uno de los aspectos que distingue a CP2 B OA con respecto a los otros conjuntos óseos del área, es el elevado número mínimo de individuos de guanaco recuperados: 43. Esta evidencia nos conduce a discutir las estrategias implementadas en la obtención de presas y el posible desarrollo de una modalidad de caza masiva en el sitio; es decir, la presencia de episodios de matanza que hayan involucrado la captura de un importante número de animales. Inicialmente, es adecuado evaluar en qué medida existe información ecológica que sustente la presencia de grandes agrupaciones de guanaco en lugares específicos del paisaje. En referencia a esta temática, se ha argumentado que el reducido tamaño de los grupos familiares, junto con la ausencia de predictibilidad de las unidades sociales mayores es un aspecto que reduce significativamente la probabilidad de la práctica de caza masiva en el interior patagónico (Borrero 1990). Sin embargo, bajo determinadas condiciones, se producen agrupaciones de una gran cantidad de individuos de guanaco en el espacio. En este sentido, Oporto (1983) ha descripto el uso compartido de cuerpos lagunares por parte de distintos grupos sociales. En este contexto, la territorialidad se relaja y es posible la convergencia de una elevada cantidad de individuos. Esta es una situación frecuentemente observada en el sitio CP2 B OA en los sucesivos trabajos de campo donde se ha registrado la presencia de más de 60 animales concentrados en las adyacencias del sitio. Por otro lado, la Pampa del Asador, como otras mesetas y sectores altos, representa 345 regionalmente un espacio de disponibilidad estacional que experimenta un incremento notable de su productividad primaria durante la primavera y el verano. En este marco, si bien la existencia de migraciones de guanaco forma parte de un debate aún no resuelto, sí ha sido establecida la presencia de desplazamientos estacionales en poblaciones de este ungulado como respuesta a cambios ambientales en la disponibilidad y calidad de los recursos alimenticios (Bolger et al. 2008). Adicionalmente, esta transición de lugares puede estar estrechamente asociada con una segregación espacial de las áreas de cría y maduración. Este tipo de movimientos garantiza la presencia de individuos en aquellos sectores que evidencien picos estacionales de su productividad vegetal (Bolgeri 2017). De este modo, el tamaño de la población y la abundancia de individuos serán regulados por la disponibilidad de alimentos en un sector determinado (Fryxell y Sinclair 1988; Fryxell et al. 1988). Por ende, es posible que en puntos específicos del paisaje, aquellos con mayor cantidad de recursos, se congregue una elevada cantidad de guanacos. Adicionalmente, se ha registrado que individuos de esta especie mantienen una constante fidelidad anual a ciertos sitios dentro de este sistema de desplazamiento estacional (Novoa et al. 2006). En síntesis, existen elementos ecológicos bajo los cuales sería esperable la presencia de una importante cantidad de guanacos ocupando estacionalmente los sectores altos de la región, pero con cierto grado de predictibilidad. Por otra parte, la ubicación y configuración espacial del sitio es otro aspecto relevante para estas discusiones. El sitio CP2 se encuentra emplazado estratégicamente en proximidad a un mallín, específicamente sobre el borde de un ojo de agua y cercano a dos lagunas de régimen estacional. A 300 metros del sector B, en dirección oeste, norte y este se localizan tres concentraciones de parapetos (sectores A, C y D), dos de las cuales hemos considerado en esta sección (Figura 10.21). Los tres conjuntos con estructuras se encuentran localizados en sectores de mayor elevación con respecto al ojo de agua. 346 Figura 10.21: Sitio CP 2: ubicación espacial de los sectores A, B, C y D. En conjunto, las características del paisaje local, excelentes pasturas y agua en un punto acotado del espacio, junto con la disposición de las estructuras en el sitio, son elementos que permiten hipotetizar un escenario estructurado para la obtención de presas, en ocasiones, posiblemente en cantidades elevadas. Lógicamente, esto requiere la asunción de que el sitio en su conjunto pudo haber funcionado sincrónicamente en algún momento del pasado. Adicionalmente, la información derivada de la tecnología, caracterizada por una importante densidad y una variada estructura artefactual no contradicen esta idea. Más aun, la ubicación del sitio en una fuente de materia prima lítica beneficia la rápida fabricación de herramientas que pudieron ser expeditivas a los fines del procesamiento inicial de muchos animales. En términos del registro arqueológico, la selección de criterios adecuados para definir sitios vinculados con eventos de caza masiva ha sido un aspecto de amplio debate. En este marco, Lubinski (2003) define una serie de líneas de evidencia que, en conjunto, pueden ser útiles y apropiadas para la determinación de sitios asociados con esta modalidad de caza: “minimum number of bones of the hunted animals”, “mortality caused by humans”, “isolated depositional event” y “individual mortality event”. No es la intención contrastar aquí cada uno de estos aspectos, sino evaluar en qué medida algunas evidencias pueden ser consistentes con estas expectativas a los fines de poner en escena esta discusión y que pueda ser retomada en el futuro en la medida en que se profundicen estudios específicos. De este modo, a continuación, se mencionan las evidencias que serían consistentes o parcialmente consistentes con la propuesta del autor. 347 Evidencias Registradas Mortality caused by humans Isolated depositional event Individual mortality event Gran cantidad de especímenes de una misma especie Consistente Presencia de estructuras de parapeto Consistente Clara asociación con otros ítems arqueológicos Consistente Presencia de evidencias de procesamiento: elevada frecuencia de marcas de percusión y marcada perimetral/fractura transversa Consistente Baja completitud anatómica Consistente Ausencia de elementos articulados Consistente Similitud cronológica: eventos sincrónicos Parcialmente consistente Conjunto de superficie/subsuperficie: único estrato Parcialmente consistente Matriz sedimentaria de rápida acumulación Consistente Perfil de Meteorización Parcialmente consistente Indicadores de estabilidad Consistente Presencia de segmentos articulares Consistente Estacionalidad Parcialmente consistente Estructura de edad: población viva Parcialmente consistente Tabla 10.7: CP2 B OA: Indicadores zooarqueológicos asociados con eventos de caza masiva. Como se observa en la tabla 10.7, existen algunos indicadores que serían consistentes con un escenario de caza masiva. Otros requieren de un mayor grado de análisis y el desarrollo de estudios específicos a los fines de obtener una definición más concreta (delimitación cronológica y determinación de un solo evento de caza). Adicionalmente, algunos criterios propuestos por el autor no han sido considerados, dado que actualmente se carece de la información correspondiente. En términos regionales, han sido registrados otros sitios con una elevada cantidad de individuos representados. Ejemplo de esto es el sitio Istmo del Lago Belgrano, ubicado en el PNPM, donde se ha reportado la presencia de, al menos, 24 animales. Además, las características generales del conjunto zooarqueológico, así como la cronología obtenida (1328±43/ 1360±45 años A.P.), son muy similares a CP2B OA (Rindel 2009). Por otra parte, como veremos luego, el sitio K 116, ubicado en la meseta del Strobel y presentado en esta tesis, también exhibe un importante número mínimo de individuos (n=19), recuperados en estructuras de parapeto que pudieron ser utilizadas de manera sincrónica, a juzgar por las cronologías obtenidas (ver desarrollo en apartado siguiente). En términos macroregionales, las investigaciones realizadas en el sitio Las Vueltas 1, ubicado al noroeste de la isla de Tierra del Fuego, han establecido, mediante el exhaustivo análisis de múltiples líneas de evidencia, la presencia de eventos de caza comunal y masiva en algún periodo de la ocupación del sitio (Negre et al. 2017; Santiago y Salemme 2009, 2010, 2016; Santiago et al. 2018). De este 348 modo, en la actualidad, la evidencia arqueológica disponible para contextos arqueológicos específicos de Patagonia podría estar indicando la existencia de eventos de caza de este tipo para algún momento del pasado. El objetivo del desarrollo realizado no ha sido vincular estrictamente el sitio y sus características generales con una modalidad de caza específica, sino evaluar en qué medida los principios ecológicos de la presa principal, la configuración del conjunto en tanto ubicación topográfica y relación espacial entre los sectores y, lógicamente, las características arqueológicas y particularmente zooarqueológicas, permiten construir una hipótesis sólida acerca de la posible implementación de prácticas de caza masiva en el área. Se considera que los resultados obtenidos, si bien iníciales y parcialmente consistentes, justifican la profundización de su estudio. Al respecto, no es el objetivo la determinación en sí de una modalidad de caza en particular, sino evaluar bajo qué condiciones sociales y ante qué marco climático/ambiental habría sido necesario y/u oportuno el desarrollo de estrategias de caza para la obtención de muchos animales. Esto tiene implicancias importantes en términos del estudio de la variabilidad del comportamiento humano, las estrategias de movilidad, asentamiento, subsistencia y las dinámicas poblaciones regionales. Finalmente, es necesario destacar que la evidencia presentada permite sugerir el desarrollo de múltiples alternativas en cuanto a las estrategias de subsistencia implementadas. De este modo, a lo largo del tiempo el funcionamiento general del sitio pudo ser altamente variable, exhibiendo en ocasiones un carácter específico, limitado y vinculado a eventos de caza individuales. Por otra parte, en algún momento de su historia pudo haber involucrado la utilización de cada espacio de manera conjunta, instancias de procesamiento de recursos más avanzadas, consumo, producción de grasas e incluso la obtención de múltiples animales por evento de caza. Síntesis La información cronológica disponible para la Pampa del Asador indica la ocupación efectiva del área hacia los 2000 años A.P. (Cassiodoro 2011; Cassiodoro et al. 2016; Goñi 2010; Goñi et al. 2011-2012; Rindel 2009). Con el paso del tiempo, la señal arqueológica se vuelve cada vez más intensa, incrementándose notablemente para los últimos 900 años A.P. en vinculación con la ACM (Stine 1994, 2000). El proceso de poblamiento y ocupación efectiva del área se hace cada vez más sostenido, complejo y variable conforme el paso del tiempo. En este marco, se reconoce la ocupación de nuevos espacios en el área pero también se registra una redundancia muy marcada hacia sectores específicos como los sitios CP6 y CP2. 349 Estos espacios representan puntos jerarquizados del paisaje local en tanto concentran la mayor parte de los recursos disponibles en términos de materias primas líticas, agua, presas y reparo de tipo antrópico. En referencia a este último, el equipamiento del espacio local con parapetos se vuelve cada vez más sostenido en el tiempo pero a su vez variable en relación con sus características generales, morfología, grado de asociación, emplazamiento topográfico y registro arqueológico asociado. Es posible entonces que la aplicación de esta estrategia haya favorecido la ocupación efectiva de la Pampa del Asador en tanto representó una tecnología de reparo que solucionó, al menos parcialmente, la ausencia de este recurso en el área. La incorporación de este sector al sistema de movilidad regional a través de un proceso de extensificación implicó necesariamente el acomodamiento del ambiente local a los efectos de un uso recurrente en el tiempo. En estos términos, la construcción de estructuras perdurables representan indicadores de una instancia de construcción de un nicho que será redundantemente ocupado bajo el escenario de un descenso progresivo de la humedad regional y una reducción de la movilidad residencial en sectores específicos del área (ver capítulo 2). En este contexto, las características del registro arqueológico del área indican que este proceso de ocupación implicó una marcada planificación en el uso de los espacios. La presencia de parapetos, artefactos de molienda y cerámica, estas últimas confeccionadas con arcillas locales y alóctonas y estrechamente ligadas con la producción y almacenaje de grasas, junto al transporte de recursos leñosos no disponibles en el área, son evidencia de este alto grado de programación. La marcada variabilidad funcional de los sitios al interior de la Pampa del Asador es un aspecto que forma parte de este proceso. En este sentido, la información zooarqueológica presentada en esta tesis ha permitido establecer la existencia de una variedad de estrategias implementadas en el área. Los parapetos registrados representan un tipo de sitio que refleja este rango de variación. En efecto, este rango de variabilidad se extiende desde estructuras aisladas con una baja densidad de material arqueológico y asociadas posiblemente con el monitoreo de presas, hasta la presencia de sistemas de parapetos conformados por un numero diverso de estructuras y caracterizados por una notable densidad y variabilidad del material lítico y faunístico registrado. En este contexto, algunos de estos parapetos pudieron haber estado asociados con un uso de tipo habitacional. Al respecto, la existencia de campamentos temporarios en contextos de uso logístico es esperable (Binford 1980). Dentro de esta variabilidad se destacan también aquellos conjuntos que habrían estado estrechamente vinculados con actividades de caza y procesamiento inicial de carcasas funcionando en asociación 350 con otros sitios a cielo abierto. En este marco, la evidencia disponible permite incluso evaluar la existencia de eventos de caza masiva/comunal y no solo estrategias individuales que ya han sido probadas. En conclusión, se observa un amplio rango de actividades desarrolladas en los sitios, algunas puramente logísticas vinculadas con la obtención de recursos, y otras caracterizadas por una firma más residencial. En este sentido, ha sido establecido que las actividades habrían estado segregadas en el espacio local. Desde el registro zooarqueológico se ha sugerido la existencia de una complementariedad funcional al interior del área en función del tipo de sitio. Esta variabilidad ha sido un aspecto largamente discutido en esta tesis 10.4.2. Meseta del Strobel La cantidad de sitios arqueológicos registrados en la meseta del Strobel es elevada. Se estima que, hasta la actualidad y luego de 18 años de trabajos de campo sistemáticos, ha sido posible prospectar un poco más del 25% de la superficie total del área. En este contexto, más de 220 sitios han sido identificados incluyendo estructuras de parapeto, conjuntos localizados en paredones basálticos y distribuciones superficiales de materiales arqueológicos. A pesar de esta notable cifra, hasta el momento solo dos sitios presentan evidencias zooarqueológicas. Como hemos discutido previamente en este trabajo, esta situación se encuentra, al menos en parte, sujeta a la incidencia de procesos postdepositacionales específicos que configuran un paisaje al interior del área donde existen espacios más o menos conservativos de restos óseos (ver más adelante en este capítulo). La información zooarqueológica disponible procede de dos sitios: K 205 y K 116 (Figura 10.22). 351 Figura 10.22: Ubicación de los sitios en la meseta del Strobel. Referencia: 1- sitio K116; 2- sitio k205. Cabe recordar que en ambos casos se trata de conjuntos conformados por estructuras de parapeto (ver capítulo 7). A lo largo de esta tesis hemos detallado extensamente las características generales, información cronológica disponible y lógicamente, la configuración del registro faunístico recuperado en las distintas estructuras correspondientes a cada sitio. Por este motivo, a continuación solo sintetizarán las tendencias generales para cada uno con el objeto de evaluar la existencia de variabilidad al interior de la meseta. Como ha sido discutido en la primera parte de este capítulo, la estructura taxonómica reconstruida para los parapetos procedentes de K 205 y K 116 exhibe una configuración prácticamente monoespecífica. En ambos casos la diversidad de especies representadas es prácticamente nula, estableciéndose un predominio absoluto del taxón guanaco (99,1%; n=1882). 352 MNI K 116 19 K 205 14 Total 33 Tabla 10.8: Número mínimo de individuos. Por otra parte, el número mínimo de individuos reconstruido para cada sitio es alto, registrándose un número significativo en K 116 (Tabla 10.8). En este sentido, las diferencias registradas pueden potencialmente encontrarse asociadas con las modalidades de caza implementadas en cada espacio a través del tiempo (ver más adelante). Al respecto, cabe recordar que los fechados radiocarbónicos obtenidos en cuatro estructuras del sitio K 116 exhiben una marcada contemporaneidad, pudiendo indicar la existencia de una ocupación relativamente sincrónica. En contraste, la cantidad de individuos identificados en K 205 procede de estructuras que presentan cronologías distintas y por tanto, se corresponden con diversos momentos de ocupación del área. MNE % K 116 K 205 Parapeto 11 23 Parapeto 38 16,9 Parapeto 24 53 Parapeto 27 17,5 Parapeto 6 31,4 Parapeto 10 23,3 Tabla 10.9: Porcentaje de elementos correspondientes a animales inmaduros. Una de las características destacables de los sitios procedentes de la meseta del Strobel refiere a que en cada uno de los conjuntos zooarqueológicos ha sido posible registrar la presencia de animales subadultos, con un aporte variable en la estructura etaria reconstruida para cada caso. De este modo, como se observa en la tabla 10.9, la presencia de elementos no fusionados exhibe, en general, valores moderados. No obstante, en casos específicos, como en el parapeto 24 del sitio K116, su incidencia es muy alta. Un aspecto estrechamente vinculado con el perfil reconstruido refiere a la selección de chulengos a los fines del aprovechamiento de su cuero. Como hemos discutido en diferentes secciones de esta tesis, existe una serie de condiciones ecológicas que garantizan, en primer lugar, una elevada disponibilidad estacional de guanaco en el área y, en segundo lugar, la presencia de animales subadultos, principalmente crías. En este sentido, las mesetas y sectores altos de la región se encuentran disponibles solo estacionalmente. Durante la primavera y el 353 verano se jerarquizan regionalmente en tanto exhiben un incremento excepcional de su productividad primaria en términos de oferta de nuevas pasturas. Es durante este lapso que son intensamente ocupadas por tropillas de guanacos quienes aprovechan estos picos estacionales de productividad vegetal. Adicionalmente, bajo este escenario de elevada disponibilidad de recursos, se produce la época de parición de esta especie en el centro-oeste de la provincia de Santa Cruz. En base a esta información ecológica, se ha establecido la existencia de una relación isomórfica entre la movilidad de la presa y la de los grupos humanos que habitaron la región en el pasado (Goñi 2010). Los desplazamientos estacionales característicos de este taxón, ocupando sectores altos y mesetas en verano y espacios bajos en invierno, pudieron ser acompañados por las poblaciones humanas, ya sea su totalidad o una parte de ella (grupos de tarea logísticos). El registro arqueológico regional es consistente con esta relación. En conclusión, en base a esta información y considerando los resultados explicitados en la tabla 10.9 es posible establecer el uso estacional de la meseta del Strobel durante el pasado. Unidades de Análisis Relación Axial/Apendicular: NISP Relación Axial/Apendicular: MNE K 205 K 116 0,3 0,3 0,2 0,2 C.Anat.Gobal* 28,9148352 22,8744939 C. Aant. Axial** 15,9863946 13,6591479 C. Anat. Apend.*** 37,6728111 29,1171477 Fragmentación Global 1,5 1,8 Fragmentación Axial 1,93 2,2 Fragmentación Apendicular 1,35 1,6 Tabla 10.10: Índice de representación anatómica. En referencia a la representación de partes anatómicas, en primer lugar podemos mencionar que en los dos sitios se evidencia una clara subrepresentación del esqueleto axial (Tabla 10.10). En segundo lugar, de acuerdo con la integridad de las carcasas ingresadas, en ambos el grado de completitud es bajo. No obstante, en K205 los valores obtenidos son levemente superiores, en especial en referencia al segmento apendicular, moderadamente completo. Por último, se evidencia que la fragmentación ósea no ha tenido demasiada incidencia en los conjuntos. En síntesis, no han sido registradas diferencias significativas entre K 205 y K 116 con respecto a los índices detallados en la tabla 10.10. De hecho, ambos conjuntos exhiben un alto grado de similitud, aspecto ligado posiblemente al carácter logístico y/o estacional del área y a la funcionalidad específica de cada sitio. 354 CRÁNEO BULA MANDÍBULA ATLAS AXIS VERT. INDET CERVICALES TORÁCICA LUMBAR SACRO CAUDALES IMNOMINADO COSTILLAS PX COSTILLAS FR ESTERNEBRAS ESCÁPULA HÚMERO PX HÚMERO SH HÚMERO DS RADIOULNA PX RADIOULNA SH RADIOULNA DS CARPIANOS METACARPO PX FÉMUR PX FÉMUR SH FÉMUR DS RÓTULA TIBIA PX TIBIA SH TIBIA DS TARSIANOS ASTRÁGALO CALCÁNEO METATARSO PX METAPODIO SH METAPODIO DS FALANGE 1 FALANGE 2 FALANGE 3 SESAMOIDEO MAU % 100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 K 205 (NISP 772) K 116 (NISP 949) Figura 10.23: Representación de partes anatómicas. Con respecto a la frecuencia de partes esqueletarias es posible indicar las siguientes características generales:  K 205: El perfil reconstruido exhibe valores elevados, especialmente en el segmento apendicular. En general, la distribución presenta una tendencia heterogénea indicando puntos con mayor representación. En el esqueleto axial esto se observa en unidades anatómicas concretas: cráneo, axis, vértebras cervicales, sacro y pelvis. Por su parte, en cuanto a las extremidades se registra una alta incidencia de tibia, radioulna y metapodios, especialmente extremos distales, seguidos por húmero y fémur. En todos los casos la incidencia de epífisis proximales es muy reducida. Las frecuencias más elevadas se corresponden con los huesos del autopodio y principalmente, falanges primeras (Figura 10.23).  K 116: En este caso, el perfil esqueletario manifiesta un patrón homogéneo caracterizado por frecuencias, en general, bajas. La única excepción está dada por la elevada presencia de falanges. Dejando de lado estas últimas, también pueden destacarse, cráneo, vértebras cervicales y torácicas y extremidades medias, metapodios y calcáneos (Figura 10.23). Con respecto a las articulaciones, como en el caso anterior, los fragmentos distales exhiben mayor presencia que los proximales. 355 La presencia de evidencias de procesamiento ha sido una variable registrada en ambos conjuntos. Las frecuencias obtenidas en cada uno representan valores moderados, próximos al 25 %, aunque levemente superiores en K 116. n: 93 10 n: 72 n: 86 9 8 n: 53 NISP % 7 6 5 n: 33 n: 38 4 3 2 1 0 Corte Percusíon K 205 Corte+Percusión K 116 Figura 10.24: Evidencias de procesamiento: tipo de daño. En K 205 se observa que la relevancia de las actividades de corte y percusión es diferencial en el conjunto, siendo más frecuentes las segundas (Figura 10.24). Adicionalmente, se ha registrado una mayor incidencia del procesamiento de las extremidades, principalmente medias e inferiores. El trozamiento del segmento axial es muy bajo. Por su parte, en referencia al sitio K 116, las marcas de corte y percusión manifiestan una distribución equilibrada siendo ambas igual de importantes en el conjunto (Figura 10.24). Es importante destacar que se ha identificado un procesamiento moderado/alto para unidades anatómicas caracterizadas por su contenido de carne: vértebras torácicas, costillas pelvis y extremidades superiores. La información sintetizada en los párrafos anteriores permite sugerir que las actividades llevadas a cabo en los sitios K 205 y K 116 habrían estado caracterizadas por el desarrollo de tareas vinculadas con la obtención de presas, su procesamiento inicial y el consumo incidental de partes en términos de snack. Estos resultados son consistentes con el carácter logístico propuesto para el área de acuerdo con el modelo de poblamiento regional (Goñi 2010). No obstante, más allá de esta asignación funcional similar, la configuración zooarqueológica de cada conjunto óseo no resulta totalmente idéntica. De hecho, se han reconocido diferencias en diversas variables monitoreadas: cantidad de individuos recuperados, representación de partes anatómicas y en las estrategias de procesamiento identificadas en cada uno de los 356 sitios. Estos resultados señalan la existencia de variabilidad al interior de la meseta del Strobel. En este sentido, es posible sugerir que el grado de variación identificado se encuentra estrechamente vinculado con la presencia de múltiples alternativas asociadas con el manejo de la fauna. Es decir, la presencia de diversas modalidades ligadas con el procuramiento y procesamiento inicial de presas. El sitio K 205 se encuentra localizado en el sector este de la meseta y está conformado por 10 parapetos ubicados a solo 250 m de la laguna Hermosa. Dentro del paisaje local, esta porción del plateau exhibe una altura sobre el nivel del mar que no supera los 800 m. La información zooarqueológica descripta indica la presencia de conjuntos óseos incompletos, caracterizados por un moderado descarte de elementos apendiculares. En referencia a la estructura etaria reconstruida, ha sido posible reconocer individuos de guanaco cría, subadultos y adultos. En base a esta información es posible ubicar las ocupaciones del sitio durante las estaciones de primavera y verano. Del mismo modo, permite sugerir que las actividades de caza habrían incluido a todos los grupos de edad, pudiendo indicar entonces el desarrollo de estrategias orientadas hacia la predación de grupos familiares. Por otra parte, el perfil anatómico registrado exhibe una distribución variable y heterogénea. Por un lado se destacan unidades esqueletarias que generalmente son abandonadas durante las primeras etapas del procesamiento de la presa (elementos correspondientes al cuello) (Goñi et al. 1996; O´Connell et al. 1992). En referencia a la presencia de pelvis, esta puede encontrarse asociada con su procesamiento y abandono in situ con el objeto de reducir el peso de la carga a transportar. Por su parte, las extremidades medias, inferiores, huesos del autopodio y falanges se encuentran bien representados. En este caso, la selección de estas partes podría corresponderse con el elevado contenido nutricional que ofrecen en términos de médula y ácidos grasos insaturados (Morín 2007; Rindel 2013). Al respecto, en numerosos contextos etnoarqueológicos se ha registrado el consumo incidental de estas unidades en contextos de caza y trozamiento inicial de carcasas. La información derivada del análisis de las evidencias de procesamiento, caracterizadas por el desarrollo de tareas de desarticulación, descarne y fracturación, parecen ser consistentes con este contexto funcional. En este marco, resalta la ausencia de elementos alterados térmicamente. Adicionalmente, en base al perfil de partes anatómicas reconstruido y dada la presencia de animales crías/juveniles, es posible también sugerir el desarrollo de actividades vinculadas con la obtención de cueros. En este sentido, es abundante la información etnográfica disponible que señala la utilización del cuero del guanaco y principalmente del chulengo, como un recurso muy importante para la confección de vestimenta, mantos 357 y utensilios particulares (Aguerre 2000; Bourne 1998; Lista 1998; Moreno 1969; Musters 1998). Al respecto, se destaca la presencia de marcas ligadas con esta actividad sobre radioulna, tibia y falange primera. En síntesis, los indicadores zooarqueológicos detallados permiten señalar que las actividades desarrolladas en el sitio se habrían encontrado marcadamente influenciadas por la obtención de presas, su reducción inicial en vías a su transporte y un probable consumo diferido. Asimismo, no se descarta el desarrollo de tareas ligadas con la elaboración o uso “inmediato” de cueros como toldos o paravientos (Goñi 2010). El sitio K 205 ha sido un espacio redundantemente ocupado a lo largo del tiempo a juzgar por las cronologías obtenidas en las diversas estructuras que lo conforman (1648 ± 28 años AP; 364 ± 27 años AP; 273 ± 23 años AP). En referencia a su ocupación inicial, ésta representa uno de los fechados más tempranos registrados en la meseta del Strobel. Adicionalmente, también se correspondería con una de las ocupaciones más tempranas para estructuras de parapetos en términos regionales. En este sentido, tanto en la cuenca de la laguna Hermosa (a 250 m del sitio), como a 400 m en dirección este, se ha registrado una importante cantidad de puntas de proyectil de tipo apedunculada (Goñi com. pers.), instrumento que podría ser diagnóstico de momentos anteriores al Holoceno tardío. Por lo tanto, se podría especular que este sector de la meseta pudo haber registrado actividades previas, ligadas con la colonización inicial del área. En este sentido, si bien el sitio presenta una clara señal tardía, algunos de los primeros parapetos pudieron haber tenido que ver con dicho lapso. Más allá de esto, sí es relevante mencionar que el lugar donde se emplaza el sitio parece haber sido un espacio redundantemente ocupado a lo largo del tiempo. A su vez, como hemos enfatizado previamente en este trabajo, las características zooarqueológicas registradas en los parapeto 10 y 6 de este sitio difieren entre sí en varios puntos. De esta forma, dado que ambas estructuras exhiben una señal cronológica diferencial, es posible sugerir que la reocupación del sitio K 205 pudo haber admitido la implementación de estrategias variables en relación con el manejo de la fauna a lo largo del tiempo. Es así que, si bien para ambos conjuntos es defendible el desarrollo de tareas de caza y procesamiento inicial de presas, las modalidades establecidas pudieron ser potencialmente diferentes. Bajo este escenario, se pone de relieve la diversidad de alternativas implementadas en la meseta. El sitio K 116 es un conjunto destacado regionalmente dada la gran cantidad de estructuras de parapetos que lo conforman. Se encuentra ubicado en el sector 358 norte de la meseta del Strobel, próximo a la costa sur del lago homónimo. Sus 54 parapetos se concentran en un área acotada (0, 4 km2), distribuidos en una extensa pampa con leves ondulaciones. Como hemos mencionado previamente, se pudo obtener evidencia zooarqueológica de solo cuatro estructuras (ver capítulo 7). Las características generales de los conjuntos óseos recuperados en el sitio K 116 indican la presencia de una elevada cantidad mínima de individuos de guanaco (n=19) representados por una baja completitud de sus carcasas. Como detallamos previamente, ha sido registrada la presencia de distintos segmentos etarios dentro de la estructura de edad reconstruida. En este marco, se destaca la existencia de crías y animales subadultos cuya incidencia es elevada en casos específicos (parapeto 24). En base a esta información, es posible establecer la utilización del sitio durante la estación estival, momento de mayor productividad primaria del sector. Este período, que incluye el final del verano, representa el lapso donde los animales se encuentran en su mejor estado nutricional. El perfil anatómico reconstruido sugiere que si bien la mayoría de las categorías óseas se encuentran presentes, las frecuencias obtenidas (MAU%) en cada caso son bajas. De este modo, más allá de la incidencia de procesos postdepositacionales concretos, el descarte y abandono de huesos in situ parece haber sido reducido. Las únicas unidades anatómicas con una elevada representación son las falanges primeras. Como hemos mencionado anteriormente en esta tesis, esta tendencia puede encontrarse asociada con diversos factores. Por un lado, el consumo incidental de estos elementos, en términos de snack, como una estrategia orientada al aprovechamiento de ácidos grasos insaturados en el contexto inmediato del sitio de caza y procesamiento inicial de carcasas. Esta es una afirmación que exhibe sustento etnoarqueológico en tanto ha sido registrada por diversos investigadores (Binford 1978; Bunn et al. 1988; O´connell et al. 1988, 1992). Por otro lado, en eventos de caza que pudieron incluir la obtención de un número importante de animales es posible que se produzca el abandono de partes anatómicas con una utilidad marginal con el objeto de mitigar los costos asociados con el procesamiento y transporte. Además, la presencia de fragmentos de metapodios distales y falanges primeras es una expectativa derivada del desarrollo de tareas relacionadas con la elaboración y el uso de cueros. En este sentido, el análisis específico de las marcas de corte registradas en estos elementos óseos establece que algunas incisiones podrían vincularse con esta actividad. Además, como veremos a continuación, ha sido destacada la presencia de instrumentos líticos asociados con dicha tarea (raspadores) en estructuras del sitio (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). Finalmente, las evidencias de procesamiento identificadas en el sitio, de moderada frecuencia, sugieren una incidencia equilibrada de tareas de corte y percusión. En este sentido, las actividades de desarticulación, 359 descarne y fracturación habrían sido prioritarias. La presencia de elementos alterados térmicamente es prácticamente nula. En referencia a la tecnología lítica recuperada en K 116, se ha sugerido que la diversidad artefactual es baja (Dellepiane y Flores Coni 2014; Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). En este contexto, la cantidad de puntas de proyectil identificadas es excepcional, alcanzando valores que superan las 200 puntas. También han sido registrados artefactos de formatización sumaria y raspadores aunque en frecuencias menores. En base a esta información y junto a la elevada presencia de desechos de talla, asociados con la reactivación y formatización final de instrumentos, se ha sugerido que el recambio y reacondicionamiento de armas habrían sido las actividades preponderantes en el sitio (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). De este modo, estos resultados serían consistentes con una funcionalidad estrechamente ligada a la obtención de presas y su procesamiento inicial in situ en vías a su transporte y consumo diferido. Por otra parte, la cantidad de estructuras que conforman el sitio, junto a la elevada presencia de puntas de proyectil y la importante cantidad de individuos de guanaco identificados, permite considerar, al menos hipotéticamente, la ocurrencia de eventos de caza masiva y/o comunal en el sitio (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016; Goñi et al. en elaboración). Como hemos detallado en la sección anterior, existen elementos ecológicos (aumento estacional de la productividad primaria) bajo los cuales sería esperable la presencia de una importante cantidad de guanacos, localizados en puntos acotados del paisaje. Adicionalmente, la distribución de las estructuras en el sitio se encuentra delimitada por dos rasgos topográficos concretos. En primer lugar, hacia el norte y a solo 50 m del último parapeto se localizan las bardas que rodean al lago Strobel; éstas se conforman de paredones basálticos que descienden abruptamente. En segundo lugar, ubicado en el límite sur del sitio se ha identificado un resalto basáltico que se encuentra sobre elevado en referencia a los sectores más llanos. Estas diferencias han permitido discriminar dos sectores específicos que también exhiben características arqueológicas distintivas asociadas con la cantidad de estructuras presentes y el tipo de instrumento predominante (puntas de proyectil vs. raspadores) (Goñi et al. 2016). En base a esa evidencia se ha sugerido que, si bien ambos sectores formaron parte del mismo sistema, las actividades desarrolladas en cada uno pudieron haber sido diferentes pero, a su vez, complementarias. Es decir, por un lado, estructuras involucradas estrechamente con el acecho, encierro y la caza de presas; y por otro, parapetos ligados con actividades de 360 procesamiento y el desarrollo de tareas especificas (reparación y reacondicionamiento de instrumentos líticos, consumo, elaboración de cueros, etc.) (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2016). En términos temporales, los fechados radiocarbónicos obtenidos en cuatro estructuras han arrojado edades muy similares entre sí, circa 1000 años A.P. En este sentido, las muestras correspondientes no presentan diferencias estadísticamente significativas (t 7,31 < 0,05). Esta información cronológica permite sugerir el uso simultáneo de estos parapetos, al menos durante dicho período. Adicionalmente, sugiere que el uso sincrónico del sitio pudo haber sido una posibilidad concreta. Evidencia Registrada Mortality caused by humans Isolated depositional event Individual mortality event Gran cantidad de especímenes de una misma especie Consistente Registro recuperado en estructuras de parapetos Consistente Clara asociación con otros ítems arqueológicos: presencia de más de 200 puntas de proyectil Consistente Presencia de evidencias de procesamiento: frecuencias moderadas de corte y percusión Consistente Baja completitud anatómica Consistente Ausencia de elementos articulados Consistente Similitud cronológica: evento sincrónicos Consistente Conjuntos de estratigrafía Parcialmente consistente Matriz sedimentaria de rápida acumulación Consistente Perfil de Meteorización Parcialmente consistente Indicadores de estabilidad Consistente Presencia de segmentos articulares Consistente Estacionalidad Parcialmente consistente Estructura de edad: población viva Parcialmente consistente Tabla 10.11: K 116: Indicadores zooarqueológicos asociados con eventos de caza masiva. Si consideramos nuevamente los criterios sugeridos por Lubinski (2003) como líneas de evidencias adecuadas para la determinación de sitios asociados con eventos de caza de muchos animales, se observa que existen múltiples indicadores consistentes y otros que han resultado parcialmente consistentes (Tabla 10.11). Cabe mencionar que existen criterios que no han podidos ser medidos en tanto no se dispone actualmente de la información necesaria. En conclusión, se destaca: A. La presencia de un elevado número de estructuras de parapetos circunscriptas en un espacio acotado. B. Junto a las características de la tecnología lítica, dominada por una excepcional cantidad de puntas de proyectil. 361 C. Más la presencia de un elevado número mínimo de individuos de guanacos y una serie de características zooarqueológicas que establecen la caza y el procesamiento inicial de esta presa in situ. D. Sumado a la penecontemporaneidad de las muestras y el posible uso sincrónico del sitio. Estos son indicadores que parecen corresponderse con un espacio en el cual se habría implementado una estrategia de caza masiva en el pasado. Si se considera esta afirmación como un hipótesis, y dada la información zooarqueológicas detallada, es posible sugerir que la incidencia de estrategias vinculadas con el transporte de partes anatómicas en el sitio K 116 habrían jugando un rol importante en el conjunto. Ello se sustenta en la baja completitud anatómicas de las carcasas registradas y la presencia de un perfil de partes esqueletarias caracterizado por frecuencias muy bajas (MAU %). Adicionalmente, las evidencias de procesamiento exhiben valores moderados/bajos indicando instancias iníciales de reducción de presas. Bajo este escenario, los costos de procesamiento se habrían visto reducidos a expensas de un aumento considerable de aquellos asociados al traslado de nutrientes. En este contexto, la cantidad de cazadores/porteadores presentes tuvo que ser un factor clave, capaces de transportar los recursos obtenidos, especialmente dada la ausencia, hasta el momento, de indicadores arqueológicos asociados con el desarrollo de estrategias de almacenaje. En referencia a este punto, cabe recordar que la meseta del Strobel ha sido propuesta como un espacio de convergencia poblacional para el Holoceno tardío (Belardi y Goñi 2006; Goñi 2010; Re 2010; Re et al. 2017). Es decir, un lugar donde pudo darse el nucleamiento de segmentos poblacionales mayores provenientes de diferentes sectores, ya sea de modo simultáneo o no (ver capítulo 4). Adicionalmente, se ha propuesto que grupos familiares enteros pudieron habitar estacionalmente el área (Flores Coni 2018; Goñi et al. 2014; Guichón 2018). En este contexto, sería esperable la presencia de grupos demográficos mayores ocupando la meseta y por ende, la cantidad de individuos potencialmente disponible para participar de las actividades de caza sería sustancialmente mayor. Por otra parte, un aspecto singular del sitio K 116 refiere a que los restos óseos recuperados fueron hallados por debajo de la pared que conforman las estructuras, sin identificarse evidencias en su interior. Este es un aspecto de claro contraste con lo registrado en parapetos localizados en otros sectores de la región. En el marco de esta hipótesis ligada con un posible evento de caza comunal no puede ser dejado de lado, al menos de manera especulativa, que su disposición en un lugar especifico se vincule con el descarte intencional de desechos óseos, consecuencia de actividades vinculadas con la subsistencia, con un 362 fin ofrendatorio. Esta es una opción que no contradice el carácter funcional del sitio y que debe ser explicitada como una alternativa en tanto que podría alertar acerca de aspectos ideológicos dándole un sentido agregado al puramente económico. Al respecto, si bien de difícil inferencia en términos arqueológicos, este tipo de prácticas son habituales en grupos cazadores-recolectores y podrían ser esperables en la meseta del Strobel en tanto ambiente de convergencia poblacional, jerarquizado regionalmente por sus condiciones ecológicas y su rol dentro del sistema de circulación de información supraregional. Cabe destacar que, en base a los fechados radiocarbónicos disponibles, la ocupación de K 116 se ubica durante el mismo período que los sitios K 25-Laguna del Faldeo Verde y K 26-Laguna Uli, sitios excepcionales en función del registro arqueológico allí recuperado. Al respecto, ambos cuentan con representaciones rupestres grabadas, con más de 1000 motivos registrados, representando sitios destacados en la meseta (Gradin 1959-1960a; Belardi y Goñi 2006; Re 2010). Además, exhiben claras evidencias de reutilización (superposiciones y pátinas). En particular, en el sitio K 25-Laguna del Faldeo Verde, los análisis del registro lítico han dado cuenta de una elevada frecuencia de artefactos tanto en superficie como en estratigrafía, con abundantes frecuencias de desechos de talla asociados con el reacondicionamiento y confección de artefactos (Espinosa et al. 2009; Flores Coni 2013, 2018). Ambos sitios han sido redundantemente ocupados a lo largo del tiempo. En conclusión, tanto los principios ecológicos de la presa, como la evidencia arqueológica disponible para la meseta del Strobel sustentan la plausibilidad de una hipótesis vinculada con el desarrollo de modalidades de caza masiva y/o comunal en el área. Resulta claro que será necesario continuar con esta línea de trabajo y profundizar el desarrollo de análisis específicos. No obstante, en base a lo discutido, es posible considerarla como una hipótesis de trabajo. Síntesis La meseta del Strobel habría sido un espacio plenamente incorporado a la dinámica de las poblaciones humanas de la región para los últimos 2500 años A.P., evidenciando una notable intensificación de su uso y una marcada redundancia ocupacional para los últimos 1300 años A.P. Durante el Holoceno medio, su ocupación habría sido esporádica, altamente móvil y poco frecuente, asociada con las primeras instancias de colonización del espacio (Goñi 2010; Re et al. 2017). 363 A medida que el Holoceno tardío avanza, el proceso de poblamiento y las características de la ocupación efectiva se vuelven cada vez más sostenidas, complejas y variables. En este marco, se ha propuesto que la utilización de los espacios al interior del área no habría presentado un carácter homogéneo, sino que las actividades se habrían encontrado segregadas en el paisaje local en función de una serie de factores, principalmente, el tipo de reparo disponible. Como hemos discutido en la hipótesis 1, los paredones basálticos, principal reparo natural en el área, exhiben, por lo general, un registro arqueológico específico asociado con su carácter funcional en el pasado. En este sentido, destacan las representaciones rupestres y la tecnología lítica (ver capítulo 4). De este modo, si bien con cierto grado de variación interna, se ha sugerido que los sitios localizados en estos sectores se encuentran estrechamente ligados con el desarrollo de una amplia variedad de tareas y ocupaciones que pudieron representar estadías prolongadas en un contexto de uso estacional. Como hemos mencionado en esta tesis, los paredones basálticos representan, en la actualidad, los espacios menos conservativos de restos faunísticos al interior de la meseta. Las estructuras de parapeto representan el único tipo de reparo antrópico de la meseta. Hasta la actualidad se han registrado 365 parapetos localizados en distintos sectores del área. Esta representa una cifra excepcional para Patagonia y supera ampliamente los valores obtenidos en otros sectores altos de la región. Esta información ha permitido sugerir que la meseta del Strobel se ha configurado como un punto estratégico en la circulación de los grupos cazadores-recolectores prehistóricos, jerarquizándose como un lugar sistemáticamente seleccionado para el desarrollo de esta actividad (Goñi 2010). En este sentido, estas estructuras son indicadores que señalan territorios de caza que serán utilizados de forma sostenida a través del tiempo. Como hemos detallado, las condiciones ecológicas de estos sectores altos, caracterizadas por un incremento estacional notable de su productividad primaria garantizan la elevada disponibilidad de recursos faunísticos. La información arqueológica disponible da cuenta de este proceso. Al respecto, la posible redundancia ocupacional de muchos de los parapetos registrados no implica necesariamente una utilización homogénea y estandarizada de los sitios. Por el contrario, el equipamiento tecnológico de la meseta implica acomodar un espacio para que su utilización pueda ser variable en función de cambios en el ambiente, el c