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SACRAMENIA. IGLESIAS DE SAN MARTÍN, SANTA MARINA Y SAN MIGUEL

2007, Enciclopedia del Románico en Castilla y León, Segovia. Fundación Santa María la Real-Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo

SACRAMENIA / 1213 SACRAMENIA La localidad de Sacramenia está situada al norte de la provincia de Segovia, muy cerca de los actuales límites administrativos con Burgos y Valladolid, a la vera de la Ribera del Duero. Podemos acceder desde San Martín de Bernuy y Fuentidueña, desde Peñafiel por Rábano y Castrillo de Duero (Valladolid), o desde Nava de Roa (Burgos) y Cuevas de Provanco (Segovia). Dista 19 km de Peñafiel, 31 de Cantalejo y 35 de Sepúlveda. La población se asienta a la vera del arroyo de la Vega, subsidiario del río Duratón, alzada sobre la ladera que desciende desde las amplias parameras cercanas. En la temprana data de 912 ya se registran dos donaciones a San Pedro de Arlanza donde aparece el nombre de Sacramenia, una de Fernán González y doña Sancha y otra de Gonzalo Téllez y Flámula. El conde castellano ratificaba la suya en 937. Martín Postigo no duda de la falsedad verificable en el diploma del 912, datándolo en 937 en función del fenómeno repoblador (de hecho, difícilmente podríamos aceptar una fecha tan antigua pues la villa de Sepúlveda no se alcanzó hasta el 940). Sacramenia volverá a aparecer en otras donaciones a San Pedro de Cardeña (en Fuente Adrada) y Covarrubias en 943 y 978 respectivamente. Probablemente en el origen estemos Panorámica 1214 / SACRAMENIA ante un viejo eremitorio, fenómeno habitual en tierras segovianas durante la etapa altomedieval, que años después se convertiría en cenobio cisterciense. Tal casuística recordaba a Linage el caso de San Frutos de Duratón, cedido al monasterio benedictino de Silos por Alfonso VI en tierras recién repobladas. Texto: JLHG - Foto: RMB Bibliografía DÍAZ MARTÍN, L. V., 1997, II, doc. 592; GONZÁLEZ GONZÁLEZ, J., 1960, II, docs. 175, 212, 213, 461; SÁEZ SÁNCHEZ, C., 1991, docs. 7, 9, 11, 14, 20; SERRANO PINEDA, L., 1925, docs. 2, 3, 15; SERRANO PINEDA, L., 1910, doc. 361; SERRANO PINEDA, L. (ed.), 1907 (1987), doc, 12; MARTÍN POSTIGO, Mª de la S., 1979, pp. 12-31; CUADRADO SÁNCHEZ, M. y LÓPEZ DE GUEREÑO, Mª T., 1991, pp. 159-162; VILLAR GARCÍA, L. M., 1990, docs. 140 y 141. Iglesia de San Martín L A IGLESIA DE SAN MARTÍN está ubicada en la parte alta del caserío, a escasos metros del edificio de Ayuntamiento. Se encuentra rodeada por un pretil que delimita el atrio que a su vez está abierto al este por un arco de grandes dovelas. A la misma altura en la trama urbana y unida a esta por la calle de las Iglesias como se ha dicho, se encuentra la de Santa Marina, dejando patente la pujanza de Sacramenia en época medieval ya que a estos edificios habría que unir la ermita de San Miguel y el cercano monasterio de Santa María en el coto de San Bernardo. A mediados del siglo XIX el culto estaba suprimido en ella. El presente edificio ha experimentado la variación en su estructura tantas veces repetida en la arquitectura románica rural segoviana, esto es, se ha conservado de la primitiva fábrica la cabecera, siendo por completo modificados y ampliados el cuerpo de la nave, la torre y la sacristía en tiempos del barroco. En cualquier caso, la planta del primitivo San Martín en poco diferiría del modelo de cabecera semicircular adosado a una nave rectangular y sacristía al sur. No quedan restos del pórtico que, de existir, no alcanzaría un gran desarrollo por lo escarpado del terreno en el costado meridional; no parece descabellado que la torre se situara a los pies dadas las características del terreno o adosada al costado septentrional de la nave como en el caso de la cercana Santa Marina. Al exterior son exiguos sus restos, reduciéndose como hemos dicho a la cabecera y alguna pieza reaprovechada con perfil de bocel o marcas de labra a hacha incrustada en los muros, preferentemente en el meridional. El ábside se divide mediante dos semicolumnas que lo articulan en tres tramos y apoyan en basas formadas mediante un toro, escocia, y otro toro oblongo de mayor diámetro y con garras sobre plinto y basamento; los capiteles, hoy segados, alcanzaban la línea de cornisa primitiva. Cada uno de los tramos está presidido por un ventanal habiéndose agrandado el vano de los dos extremos en reformas posteriores. En su diseño primitivo los tres responderían a la misma estructura de aspillera bajo un arco de medio punto y arista cóncava que apea en columnillas, todo acogido por una chambrana abiselada. Sólo se decoran los capiteles de los ventanales sur y este, todos ellos con toscos y carnosos motivos vegetales que recuerdan la escultura del monasterio de Santa María. La primitiva línea de cornisa conserva sus canes con perfil en nacela, a excepción de uno de temática fálica; el recrecimiento pertenece a época posterior a la que aquí se trata. A este caso como a pocos se adapta el verbo al decir que el cuerpo de la nave ha sufrido intervenciones hasta llegar al estado que hoy nos muestra. No hay rastro en él de obra románica. Únicamente sirven de peanas a distintas imágenes una basa y dos capiteles de los que desconocemos la procedencia. En el muro oeste se encuentra dispuesta la columna, invertida, cuya basa formada por un toro achatado y deteriorados plinto y basamento sostiene un San Sebastián barroco. Arrimada al muro del evangelio y cercana al de los pies, hace las mismas funciones una cesta torpemente superpuesta y unida con cemento a una columna con la que nunca convivió, dado que el capitel se diseñó para recibir columnillas pareadas, al igual que su compañero de fatiga. En el lado más ancho muestra dos aves con la cabeza vuelta, picoteando unos racimos de uvas en alusión eucarística. En la cara más corta, hoy dispuesta SACRAMENIA / 1215 0 1 2 3 4 5m 0 1 2 3 4 5m Sección longitudinal Planta 1216 / SACRAMENIA 0 Alzado este Ventana exterior del ábside 1 2 3 4 5m Capitel reaprovechado SACRAMENIA hacia el oeste y con las lógicas limitaciones de espacio, se repite el anterior tema, mientras que en el opuesto se dispone un batracio, quizá en contraposición como alusión al maligno. La cronología parece tardía, perteneciente a bien entrado el siglo XIII, a juzgar por el movimiento de las aves y el trato que recibe el plumaje. En cualquier caso es obvio que nada tienen que ver su factura, de mayor calidad, y temática con la del resto de la escultura conservada del templo. Similares conclusiones transmite el segundo de los capiteles, proveniente a juzgar por sus dimensiones y disposición del mismo lugar que el primero. En este caso la escena que representa en las tres caras que quedan vistas es la psicostasis. En el lado mayor se representa el núcleo principal de la escena, donde San Miguel sostiene con la mano izquierda la balanza del peso de las almas ante una figura deteriorada que hemos de entender como el demonio valiéndose de argucias para desequilibrarla en su favor. La figura del arcángel es de canon achaparrado, limitado por el marco espacial de la cesta, de su rostro las únicas facciones aún reconocibles son unos grandes ojos almendrados y orejas circulares y despegadas de la cabeza. Viste túnica de pliegues circulares en la parte inferior y cuenta con grandes alas que en el caso de la derecha se explaya por todo el frente menor del capitel para servir de base a la representación de los justos –de esquemático rostro circular y disposición isocefálica–. En el lado opuesto se disponen los condenados representados por dos personajes que se encuentran muy deteriorados. La cabecera es la zona del templo que, aunque retocada en sus bóvedas –hoy yeserías barrocas de medio cañón y horno–, se conserva con una mayor fidelidad a sus orígenes medievales. Se forma mediante los usuales tramos recto presbiterial y curvo absidal. Da paso a ella el triunfal de medio punto sustentado por esbeltas columnas pareadas que comparten capitel a ambos lados: el del norte se desfiguró por completo al picarlo para realizar el enyesado de la zona aunque aún se intuyen motivos vegetales; el del sur conserva una escena de tosca labra donde una pareja de dragones de aspecto “naif” con colas terminadas en bucle y carentes de estudio anatómico, acechan a un personaje humano arrinconado en el costado este. El mismo tipo de representación de animales monstruosos se emplea en la cercana iglesia parroquial de Castro de Fuentidueña. El muro del tramo presbiterial se articula mediante una teoría de tres arquillos por lado de medio punto, compartiendo apeos los tangentes. Ninguno de ellos ha conservado la decoración de sus capiteles y sus basas se forman mediante una escocia entre dos toros, aplastado el inferior sobre un plinto y garras en las esquinas. Al sur la arquería se ha abierto en su arco más occidental para abrir la puerta de la / 1217 Presbiterio actual sacristía. Las bóvedas arrancan de una imposta de nacela y listel que debió correr por la totalidad del ábside. El hemiciclo se encuentra oculto por un retablo barroco dedicado a San Martín obispo, titular de la parroquia. En la zona de los pies se conserva la pila bautismal de traza románica, que al decir del actual párroco fue intercambiada con la de Santa Marina en el tercer cuarto del siglo pasado tras un intento de venta. Se trata de una pieza de copa semicircular de 117 cm de diámetro sobre pie cilíndrico de 43,5 cm de altura. Ostenta una de las ornamentaciones más descollantes en las pilas segovianas de la época, decorándose con grandes gallones bajo una cenefa de palmetas y tallo ondulante. Asoman en las enjutas entre gallones rostros, de la misma manera que en Sebúlcor, o Castroserracín, o en la provincia de Burgos en los casos de Fuentelisendo (procedente del despoblado de Corcos), Hontangas, Torregalindo y una de las de Moradillo de Roa; con la diferencia de que en este caso en el frontal se dispone un gran ángel de alas explayadas, vestido con túnica de gruesos pliegues y portando una tela. Entre los rostros destaca uno barbado que comparte características 1218 / SACRAMENIA Pila bautismal formales con el Moisés de San Miguel de Fuentidueña y el mismo personaje en Pecharromán, lo que unido a los rostros y cabellos de las demás figuras nos hacen pensar en un escultor ligado al denominado por Ruiz Montejo taller de Fuentidueña. El pie también está decorado, representándose rosetas terapétalas con botón central insertas en clípeos, a excepción de una cruz patada que aparece en zona cercana al ángel, al modo de la pila del antiguo poblado de Corcos y ahora ubicada en Fuentelisendo (Burgos). Bibliografía GARMA RAMÍREZ, D. de la, 1998, p. 158; HERBOSA, V., 1999, p. 41; HERNÁNDEZ USEROS, P., 1889, p. 90; MADOZ, P., 1845-1850 (1984), p. 146; QUADRADO, J. M., 1884 (1979), p. 715; SANTONJA GÓMEZ-AGERO, G., 1992, p. 113; VILLAR GARCÍA, L. M., 1990, docs. 140 y 141. Texto y fotos: RMB - Planos: APL Iglesia de Santa Marina L A IGLESIA DE SANTA MARINA está ubicada en las faldas de la colina en que se asentaba la Sacramenia medieval, a la misma altura que su vecina San Martín, a la que se une mediante la calle Iglesias. Desde el sur se accede a ella mediante unas escaleras que salvan el desnivel con la calle y desembocan en el atrio. A diferencia de hoy, a mediados del siglo XIX era el templo parroquial de la localidad para posteriormente, ya en el siglo pasado, utilizarse como aula alguna de sus dependencias. La planta actual responde a un sencillo modelo de nave rectangular adosa- da a la cabecera semicircular, torre en el costado septentrional y capilla y sacristía a mediodía, que debió llevarse a cabo en la primera mitad del siglo XIII. En poco ha de diferir del plan primigenio de la fábrica, pese a encontrarse rehecha y alargada la nave reutilizando antiguos materiales y no desechándose la posibilidad de la existencia al sur de un pequeño pórtico. Al exterior son contados los restos que nos han llegado de la fábrica románica, centrándose en la cabecera, compuesta con sillares calizos, muy desgastados los infe- SACRAMENIA Exterior Ventana absidal / 1219 1220 / SACRAMENIA 0 1 2 3 4 5m 0 1 2 3 4 5m Sección longitudinal Planta SACRAMENIA 0 1 2 3 4 / 1221 5m Alzado este riores, que evidencian rastros de haber sido dispuestos en distintos intervalos de tiempo. La única huella medieval se centra en la decoración que ostenta el ventanal central con derrame al exterior, formado por una saetera trasdosada por arquillos de medio punto incisos y dos sumarios boceletes. El remate exterior lo forma un bocel corrido y festoneado con el mismo tipo de decoración incisa, aunque en este caso de tamaños desiguales, rematando en un guardapolvo ajedrezado. Adosada al costado norte se conserva la torre, que parece desmochada, construida con sillares escuadrados en los esquinales y enfoscada al exterior, se cubre con una cubierta de madera a cuatro aguas repuesta durante la amplia intervención de principios de la década de 1990. El acceso interior se realiza mediante dos tramos de escalera de caracol. No quedan restos románicos al interior de la nave, siendo bien distinto el caso de la cabecera, aunque como al exterior con huellas de haber sido muy reformada en sucesivas etapas. Se accede a ella por medio de un triunfal doblado y remontado que apea en semicolumnas de capitel liso y jambas al exterior. El presbiterio se articula mediante altos arcos de medio punto que alcanzan la altura de la imposta –de listel y chaflán– perforados en su interior para acoger un vano y el acceso a la sacristía respectivamente. Corre por el hemiciclo un banco de fábrica que se ornamenta con una cenefa de billetes –perdida en buena Relieve en la cabecera parte– sobre el que se asientan cinco arcos de medio punto quedando el primero, tercero y quinto abiertos para iluminación. Los tangentes comparten elementos sustentantes que arrancan, según los casos, de dobles basas formadas por dos toros contrapuestos con incisiones a bisel o directamente sobre el banco para continuar con escuetos fustes y rematar en capiteles de largas hojas planas de punta avolutada –los dos centrales– o lisos, al igual que los cimacios. En el interior del cuarto arco y cercano al capitel izquierdo se encuentra reutilizado un relieve cuyas significación y datación son complicadas por igual debido a la descontextualización y lo peregrino de la iconografía. Se trata de una figura femenina de ruda talla, con las manos alzadas –abierta la izquierda desde el punto de vista del espectador y cerrada la derecha– que viste traje engalanado con volantes ondulados que caen en distintas capas. Se adorna con un colgante esférico que pende de grueso cordón y varias esferas a la altura del pecho. El rostro es completamente circular e inexpresivo, de incisa nariz recta, ojos almendrados y escueta boca enmarcada por prominentes labios; el cabello se dispone alrededor del perímetro craneal asemejándose a un nimbo. De época posterior a la que aquí se trata datan las pinturas que adornan el hemiciclo, fechadas en la más alta de sus cartelas en 1436. En la bóveda del hemiciclo, ocupando la parte superior del cuarto de esfera aparecen restos de 1222 / SACRAMENIA Interior Interior del ábside SACRAMENIA lo que en su día fue un Pantocrátor representado en el interior de una mandorla y acompañado, entre otras figuras, en el exterior por el tetramorfos. En el interior de la capilla adosada al costado de la epístola se ubica la pila bautismal. El vaso es una pieza hemisférica de 137 cm de diámetro alzada sobre un pie cilíndrico de 51,5 cm de altura cuya única decoración es una faja lisa cercana a la embocadura y un bocel en la zona de unión de copa y pie. / 1223 Bibliografía ANÓN., 1991, pp. 21-30; GARMA RAMÍREZ, D. de la, 1998, p. 159; HERBOSA, V., 1999, p. 41; HERNÁNDEZ USEROS, P., 1889, p. 90; QUADRADO, J. Mª, 1884 (1979), p. 715; SANTONJA GÓMEZ-AGERO, G., 1992, p. 113; VILLAR GARCÍA, L. M., 1990, doc. 141. Texto y fotos: RMB - Planos: CER Iglesia de San Miguel L OS MAGNÍFICOS RESTOS DE SAN MIGUEL se encuentran sobre un otero que cobija por el norte la localidad de Sacramenia desde el que se obtiene una impresionante vista del valle del Duratón. Se accede allí tomando la carretera que une el pueblo con Laguna de Contreras, para poco después de salir de la localidad, tomar un camino carretero en buen estado a la derecha. Por él iremos ascendiendo sin dificultades la ladera, primero por su vertiente oeste y a continuación por el costado septentrional, desde el que accedemos a la parte superior, presidida por el edificio. Exterior desde el sureste Aun habiendo sido declarado Monumento Histórico Artístico por Real Decreto de 16 de febrero de 1983, la falta de actuación por parte de la Administración está ayudando de forma eficaz a su continuo expolio y ruina, que dadas las circunstancias será completo a no mucho tardar. La primera descripción del templo y causa del estado de abandono la proporciona Quadrado hacia 1884, siendo posteriormente seguido por autores como Hernández Useros menos de una década después: “Era este una pequeña pero acabada joya del arte románico en su edad primera, que habían guardado intacta los siglos, sin mudarle ni 1224 / SACRAMENIA 0 1 2 3 4 5m 0 1 2 3 4 5m Alzado sur Planta SACRAMENIA 0 Sección transversal 1 2 3 4 5m Exterior de la cabecera Portada / 1225 1226 / SACRAMENIA añadirle cosa alguna. Asombra conservación tan perfecta en aquella rasa y ventosa altura circuida por vastísimo horizonte: la portada lateral mantiene enteras sus dos columnas á cada parte, las hojas y figuras de sus capiteles, las labores de su cornisa y arquivolto; y obra de ayer parece el torneado cascarón de la capilla, guarnecida dentro y fuera de medias cañas, perforada por tres ventanas en el hemiciclo y figurando dos grandes ajimeces en la parte baja de sus muros interiores, como si del cincel acabaran de salir los rudos follajes y caprichosos grupos de personas y animales que visten los capiteles ó forman los canecillos. No es de consiguiente por vetustez ó por flaqueza que se hayan venido abajo la bóveda y la fachada: culpa es, se asegura, de los franceses que hasta allí treparon quemando las puertas de la ermita, y el huracán que más tarde hallándola abandonada la derribó.” A la vista de los distintos restos arqueológicos exhumados en el templo y sus inmediaciones, hemos de pensar que su localización prosigue una tradición venida probablemente de época altomedieval. Restos de aquel hábitat quedan en las covachas situadas en la vertiente meridional de la colina. Asimismo se hallan varios enterramientos en la zona del ábside, dos de ellos infantiles, que mantienen una alineación diferente a la del resto. Las tumbas pertenecen según Zamora Canellada al tipo de “enterramientos en suelo de talla antropomorfa” pertenecientes a la época de repoblación, y por tanto anteriores a la edificación del templo. Los restos que nos han llegado muestran una construcción de sencilla planta formada por una nave rectangular unida a la canónica cabecera románica de tramo recto presbiterial y curvo absidal orientado a levante. También se encuentran diferenciadas sus partes en cuanto a los materiales empleados en su construcción, utilizándose sillería bien escuadrada para la cabecera y portada, y encofrado de cal y canto en la nave. Como excepción queda la zona inferior del codillo meridional entre el presbiterio y la nave donde se emplea el ladrillo, y que en opinión de Zamora Canellada, podrían ser restos provenientes de una construcción anterior a la iglesia. Escasos son los restos de decoración que podemos encontrar en la nave tras su incendio, en el que perdió la cubierta, que suponemos lignaria, y el hastial de occidente. Únicamente nos han llegado algunas muestras de pintura en el lienzo norte, donde quedan huellas de un despiece de sillares pintado en tonos rojizos similar al que se conserva en el muro oeste de Aldea Real. Por el contrario sí nos ha llegado en buena medida la portada, adelantada respecto al muro, formada por la sucesión de un arco de medio punto, cinco arquivoltas y cham- brana abilletada que reposan sobre jambas y columnillas acodilladas cuyos fustes y basas han desaparecido. Por el arco corre un zarcillo ondulante en cuyos meandros se inscriben palmetas planas de variado número de pétalos. Similar decoración, aunque quizá de distinta mano, encontramos en la tercera rosca cuyas hojas adquieren un mayor volumen quedando divididas por incisos nervios centrales. Igualmente comparten forma las arquivoltas primera y cuarta de bocel entre listoncillos, y la segunda y quinta de arista viva. Los cimacios se prolongan a lo largo del derrame a ambos lados a modo de impostas, repitiendo de nuevo el tema del zarcillo ondulante con palmetas en su interior. Se han conservado tres de los cuatro capiteles que exornaban la portada, pinjantes. El del lado oeste muestra hojas de helecho en los ángulos con tallos avolutados entre ellas que rematan en formas romboidales, muy similares a las vistas en la ermita de San Vicente de Pospozuelo en Fuentesoto. En la zona oriental completan el grupo una pareja de cuadrúpedos que comparten cabeza de orejas puntiagudas, larguísimas patas y estrecho cuerpo; y un ave de alas explayadas, cuerpo oval y cabeza de perfil de la que parecen salir formas serpenteantes. Ambos responden a criterios de ejecución poco depurados. Al exterior el ábside se articula mediante dos sobrias semicolumnas que se alzan sobre plinto y basa ática y alcanzan el alero poblado de desgastados canes de nacelas superpuestas, frutos carnosos y animalísticos. En cada uno de los tres lienzos se abre un vano en forma de aspillera, todas ellas trasdosadas por un bocel de medio punto que reposa sobre cortas columnillas. Las cestas del vano meridional muestran ruda decoración incisa en la que se muestra un personaje de rostro ovalado y barbado cuyos largos cabellos se ondulan dando lugar a palmetas; y una extraña figura, quizá femenina, de largo cabello al viento que aunque lejanamente, recuerda algunas figuras de la portada meridional de la iglesia de Castrecías en la provincia de Burgos. En el ventanal central la decoración repite los modelos de hojas de eucalipto vistos en la portada y en Fuentesoto. Los capiteles septentrionales quedaron sin tallar, quizá por economía, dado que serían los que quedasen más ocultos a la vista de los fieles. Se accede al interior del ábside por medio de un triunfal de medio punto doblado que reposaba sobre columnas geminadas hoy desaparecidas en su práctica totalidad, aunque en los capiteles aun se conserva la iconografía. El del lado norte muestra la imagen de Sansón desquijarando al león, que además es acosado por otro personaje vestido de forma arabizante, blandiendo una lanza y que muestra un abultamiento en la parte superior de su torso, rasgo característico de los pórticos de San Esteban de Gormaz SACRAMENIA Interior de la cabecera Capiteles del interior del ábside Capitel del arco triunfal / 1227 1228 / SACRAMENIA (Soria). La escena se amolda a los cánones convencionales en que el protagonista se sitúa sobre el animal y con sus propias manos le rompe la quijada, sin embargo todo ello queda lejos de las leyes de la proporción y de la anatomía como ya observara Ruiz Montejo. Su par en el costado sur muestra una intrigante escena en la que un personaje vestido al modo de los campesinos musulmanes ase por los cuernos a un vacuno. En la zona central asoma, muy desgastada, una figura que en opinión de la misma autora representa un “monstruo cuadrumano”, muy utilizado en la iconografía soriana. Ambas cestas muestran motivos ornamentales en las caras que miran al ábside al igual que algunos de los capiteles reaprovechados en la ermita de Nuestra Señora del Río en San Miguel de Bernuy. El tramo presbiterial se cubre con bóveda de medio cañón que arranca sobre una imposta de listel y nacela. Originalmente se articulaban y reforzaban sus muros mediante parejas de arcos de medio punto que compartirían soporte central en cada uno de los lados. De ellos hoy nada queda a excepción de algún arranque y restos de la imposta vegetal que sigue los modelos de las arquivoltas vistas en la portada sur. El hemiciclo se estructura de una forma muy parecida a la ermita de San Vicente de Pospozuelo en cuanto a la decoración interior de los vanos, sin embargo, dado el menor diámetro en este caso, faltan los arcos ciegos que allí rematan los laterales. Así pues, del mismo modo tres arcos mayores enmarcan los vanos en cuyo acusado derrame presentan la aspillera, una rosca de arista viva y otra abocelada que reposan sobre columnillas rematadas en capiteles. A la altura de los alféizares corre una imposta ajedrezada que incluso abraza los fustes de las columnas. En sentido de las agujas del reloj, los capiteles del ábside muestran la siguiente temática: el primero de ellos muestra un gran cuadrúpedo, quizá un felino por la forma de su cola, en lucha con dos hombres, de los que el que le ataca por detrás presenta el tronco y cabeza de frente y las piernas de perfil. Las cuatro siguientes cestas repiten las hojas de eucalipto. En último lugar aparece una sucesión de cuadrúpedos, quizá equinos, donde en la cara mayor también parece asomar una imagen al modo del monstruo simiesco aparecido en el capitel meridional del arco triunfal. Vistos los modelos representados en San Miguel hemos de pensar, al decir de Ruiz Montejo, que aun apareciendo la escena de Sansón desquijarando el león, maestros de tan corta formación fueran capaces de transmitir una simbología elevada. Por ello hemos de pensar en que tanto esta representación como las figuraciones de pelea entre humanos y animales se acerquen más a simples ejemplos de lucha del hombre con las fuerzas del mal. En cuanto a la técnica, y para la misma autora, parece que se constata en este caso la penetración de formas procedentes del románico soriano a través de una mano de obra mudéjar. Dada la repetición de los cercanos modelos de la iglesia de San Vicente de Pospozuelo, y pese a la falta de varios elementos, todo parece indicar a una cronología tardía, bien rebasada la mitad del siglo XIII. Texto y fotos: RMB - Planos: APL Bibliografía AA. VV., 1979, p. 69; AA. VV., 1987, p. 103; ALDEA, Q., MARÍN, T. y VIVES, J., 1972-1975, p. 2396; ANGULO LÓPEZ, J. M., 2004, p. 222; GARMA RAMÍREZ, D. de la, 1998, pp. 157 y 158; HERBOSA, V., 1999, p. 41; HERNÁNDEZ USEROS, P., 1889, p. 90; MARTÍN POSTIGO, Mª de la S., 1979, p. 45; QUADRADO, J. M., 1884 (1979), p. 715; RIVERA BLANCO, J. (coord.), 1995, pp. 702 y 703; RUIZ MONTEJO, I., 1988, pp. 112-114; SANTAMARÍA LÓPEZ, J. M., 1988, p. 136; SANTONJA GÓMEZ-AGERO, G., 1992, p. 113; ZAMORA CANELLADA, A., 1991, p. 366. Monasterio de Santa María la Real “A ÚN, EN 1866, alcanzamos á ver preciosos restos de su archivo; aún, ¡cosa más extraña! alcanzamos un resto de su comunidad, un buen sacerdote que viviendo en las cercanías iba á encerrarse allí por temporada, y que vistiendo su majestuoso hábito blanco nos hizo los honores de la casa con fruición sólo igual á la nuestra. ‘¿Quién sobrevivirá á quién? se nos ocurría con lágrimas en los ojos; ¿el monje o el monasterio?’. Y al despedirnos del ignorado monumento, aún sin previsión de los nuevos trastornos que iban á caer sobre nuestra patria, parecíamos oírle murmurar como á todos los que en desamparo se quedan, pero entonces con voz más perceptible, aquellas palabras de Job tan indefiniblemente melancólicas: Voy á dormirme en el polvo, y si mañana me buscares, ya no existiré” (José Mª QUADRADO, España: sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Salamanca, Ávila y Segovia, Barcelona, 1979 (1884), p. 718).