Cristina es más conocida como Princesa Inca, y colabora desde hace seis años en la "tertulia de locos" de 'La ventana' de Gemma Nierga (cadena Ser, de cinco a seis de la tarde de cada viernes). Desde niña ha escrito poemas, su bálsamo íntimo ante las heridas hondas que el hecho de estar viva le inflige.
Ahora publica el poemario 'La mujer-precipicio' (Libros del Silencio), que así es como se siente ella, con el deseo de que sea un "homenaje a todas las mujeres que viven al filo del precipicio sin precipitarse".
Su poesía es potente, cruda, contundente y convincente, sin filtros. La Princesa Inca (laprincesainca.blogspot.com) reivindica la sabiduría del loco. Es la que contienen sus bellos poemas.
Princesa Inca... ¿por qué?
Hace siete años ingresé en el hospital psiquiátrico sintiendo que era una princesa inca.
¿Qué recuerda?
Que estaba muy regalada en Machu Picchu, con vistas a unas cumbres preciosas. Era un mundo bello e ideal...
¿Qué le dijeron los médicos?
Que era un falso recuerdo, que era parte de mi enfermedad.
¿Qué enfermedad?
Trastorno esquizoafectivo, mezcla de bipolaridad y esquizofrenia: me etiquetaron así.
¿Y qué piensa usted?
Yo sentía conocer ese lugar: ¿alguien realmente está en condiciones de negarme que se trate de un recuerdo de otra vida?
…
¡Nadie puede! Y discrepo de mi etiqueta médica: ¿por qué meterme a mí junto a otro montón de personas bajo una determinada etiqueta? Carece de rigor: ¡debería haber una etiqueta para cada persona!
¿Por qué la ingresaron a usted?
Tenía brotes sinestésicos: un sonido olía, un color sonaba, las percepciones interactuaban y sentía ser Buda, ser Jesús... Pasaba por arrebatos místicos, extáticos...
¿Quién la condujo al hospital?
Un grupo de amigos, al verme dialogando con Janis Joplin, con Camarón...
¿Cómo se sentía?
Yo bien: a mí no me parecía que estuviese pasándome nada extraño...
Pero la ciencia médica tiene sus criterios y sus protocolos.
Discutibles: ¿quién traza la línea entre cordura y locura? ¿Y por dónde la traza? ¿Y por qué? ¿Y por qué ahí y no allá?
Respóndase.
Yo no estoy loca: ¡estoy psiquiatrizada!
Diagnosticada.
Hay mucha gente que está como una puta cabra... pero sin diagnosticar. Y dirigen diarios, teles, bancos, clubs de fútbol, países...
“La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco”, que decía Dalí.
Un loco es un hipersensible al que le duele la realidad hasta lo insoportable.
¿Hasta el suicidio?
Es una opción. Estuve al filo, pero sopesé el dolor que cargaría sobre gente que amo.
¿El arte ayuda?
Sí. Muchos pintores, escritores, poetas, músicos, cantantes, filósofos –¡Nietzsche!–, artistas... podrían ser encerrados (y a veces lo fueron), pero con prestigio, poder, carisma o dinero, te llaman excéntrico, te perdonan y te respetan. Si no... ¡te encierran!
¿Se sufre en un psiquiátrico?
Un psiquiátrico es una casa de torturas. Te tratan como a un escombro. Cuando ingreso, siempre hay un momento en que necesito pasearme desnuda por los pasillos... ¿Y sabe cuál es la reacción de los médicos?
…
Reducirme, atarme, inmovilizarme, sedarme y aislarme. ¡Nos quieren tranquilos y babeantes! Para ellos, todo es mero mecanicismo bioquímico, desdeñan las emociones...
Falta de humanidad, de sensibilidad.
Me han etiquetado, y eso conlleva fármacos, y el Estado paga a la industria farmacéutica por mis fármacos...: ¡qué gran negocio! Psiquiatrizan ya a niños, que seguirán estándolo hasta la vejez... ¡Jugada redonda!
¿Y cuál es la alternativa, Princesa?
Tratamientos psicológicos para dilucidar el origen de mi conducta, para comprenderla. Pero eso... implica demasiados esfuerzos.
¿Ha intentado alguna psicoterapia?
Ya me gustaría, pero las terapias alternativas cuestan demasiado dinero: no puedo.
¿La locura se cura?
En muchas culturas, al loco se le escucha: se acepta que accede a otra comprensión de la realidad, a una lucidez. Y es el chamán, es el oráculo. Pero aquí no: ¡aquí da miedo!
¿Por qué será?
Porque se prioriza cierto orden preestablecido, y si alguien grita, canta, danza, si “no toca”... ¡ah, eso altera y espanta mucho!
¿A qué cree que tenemos más miedo?
A la locura. Al dolor. A la muerte. Yo no.
¿No?
No. La muerte es una puerta de la vida a otra dimensión de paz. Y el dolor es parte de la vida, así que anestesiarlo equivale a anestesiar parte de la vida misma.
Buf, cuesta aceptar esto...
Ya. Yo he aprendido a estar triste sin sentirme culpable, a decir a los amigos “hoy estoy triste, prefiero estar sola”, sin disimulos, sin avergonzarme por ello. ¡Y no pasa nada!
¿Cómo le ayuda la poesía?
¡Es mi mejor refugio! El poeta puede decir “la luna me mira” o “la noche me habla” sin que por ello le encierren... La poesía es vecina de la locura, pero como es sólo poesía... no te encierran, ja, ja. ¡Es mi mejor terapia!
¿La poesía puede sanarnos?
Alivia mucho ver fuera de ti lo que antes estuvo dentro. Ahí puedo hablar con todo detalle y sin pudores del sexo, el dolor, la muerte, el insomnio, la locura, la risa...
¿La risa?
Yo me río de las cosas terribles que me han pasado, y eso me ayuda. El humor redime.
¿Qué es la locura?
No existe. ¡Llamamos locura a lo que le pasa a gente que sueña despierta!
¿Cómo querría vivir?
En una casita en el campo, con un huerto y con mis personas queridas, gozando de lo importante de la vida.
¿Y qué es lo importante de la vida?
Sentir que amas y sentirte amada.
te quiero ver como un viento atenuado
buscando tu lugar en el mundo
no llores solo,
intentaremos cuidar de ti un poco
lo poco que se pueda
porque yo también vago perdida
errante de mí
y este universo está hecho de trozos de dolor
y este lugar esta hecho de trozos de dolor
pero al final de túnel hondea una luz
llena de nubes y previsión hermosa de lluvia
golpearemos los charcos con los pies
y nos reiremos de la tormenta
y volveremos a soñar
otra vez, otra vez,
Hablábamos a los árboles,hicimos el amor a los árboles,besábamos a los árboles.Una ambulancia vino a buscarnos, nos ataron.Ellos siguieron hablando a sus dioses,de rodillas en las iglesias,masturbándose ante una tele.
Nosotros seguimos atados y pinchados con Haloperidol mientras leían y creían sus cartas astrales por internet...Pero sí, los locos,los paranoides éramos nosotros..Porque hablábamos a los árboles y porque les hacíamos el amor.Ellos eran los cuerdos.
entrevista a Cristina:La princesa Inca
Escribir es el mejor refugio y la mejor terapia...!
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con la Princesa Inca... :)
la extrema sensibilidad y a veces el ser incomprendido pueden lanzar a una persona a una actitud , que la sociedad "juzga" y "aisla".
ResponderEliminarLuis me ha parecido tan interesante este post...
voy a seguir leyendo en su blog.-
un beso grande.
isla
Los etiquetadores con-forman la media. Los etiquetados en cambio la de-forman.
ResponderEliminarEs sugestivo Luis el desconcierto de los doctos, aferrados a las clasificaciónes, ante el poder ilimitado del "border line".
Abzo.
Daniel
Este tema me duele especialmente. En algunas cosas estoy de acuerdo, en otras discrepo totalmente. Si alguien piensa que la locura implica falta de dolor se equivoca.Se sufre y mucho!!! Las alucinaciones y los delirios son una tortura: el loco (¿) sufre.
ResponderEliminarEfectivamente, parecido a lo que dice la princesa, concreto tres objetos causa del miedo universal (que son arquetipos del hombre): la muerte, lo desconocido y la locura.
Por cierto, la imágen fantástica: es típico de un estado psicótico no reconocerse en el espejo (y se sufre!!)
Un beso, Luis. Como siempre, muy interesante.
Interesantísimo. No hay locura en besar a los árboles o hacer cosas que no hacen los demás. Es locura cuando haces daño a alos demás; y el mundo está lleno de esos locos y nadie los encierra.
ResponderEliminarBesos
qué inquietante, emocionante y bello post, Luis!
ResponderEliminarme ha temblado el alma!
digno de vos.
un abrazo!
Precioso y triste a la vez.
ResponderEliminarYo también soy sinestesica.
Voy a ver su Blog.Besos
el loco/a sufren . los cuerdos también sufren
ResponderEliminarsufrir es algo propio a nuestra humanidad.
cada uno de nosotros encuentra su manera de enfrentar al sufrimiento. La de la princesa Inca es una manera bella y heroica.Y como suele pasar con los loc@s sus mensajes suelen ser incómodos y desconcertantes para los llamados cuerdos...
me adhiero al escritor Christian Bobin cuando dice .«Finalmente no me gusta la cordura.. Ella imita demasiado a la muerte. Prefiero la locura, pero no aquella que uno padece, sino aquella con la cual uno danza»
gracias a todos por sus comentarios
Besos.
Gracias Luis por la bella frase de Christian Bobin; así, si me apunto.
ResponderEliminarUn beso,
Gracias por compartir, y por este descubrimiento...me gustó mucho...leeré más cosas de ella,seguro! besos
ResponderEliminarMe gusta lo que piensas y cómo lo expresas, Princesa Inca. Creo que me pasó lo que dices que le pasa a uno cuando lee un poema: "Alivia mucho ver fuera de ti lo que antes estuvo dentro". Llevo años pensando lo que tan bien expresas en tu entrevista. Y me encanta el título de tu libro: Mujer precipicio.
ResponderEliminarUn saludo radiante para este día nublado,
Mujer onírica