-Líbrate de sucumbir a ese amor,
que dicen que no te conviene-
Si tú les escucharas, oirías los argumentos
que oyen todas las esquinas...
Señor, Señor! Como si el corazón se abriera a la razón,
al cálculo, a la suma.
¡Yo quiero a mi niña morena!
y soy sordo cuando sus ojos me miran como me miran,
y soy ciego cuando sus labios pronuncian mi nombre,
y subo al cielo cuando su piel acaricia mi piel.
Y dicen... lo que digan,
sonrían... como sonrían;
¡yo quiero a mi niña morena!
¿Podría vivir, mi amor, sin tu amor?
¿Podrían mis ojos ver, sin a ti, mi amor, verte?
¿Podría mi piel gozar,
sin mi piel gozar de tu piel?
¡Ay, mi amor, es mi alma esclava de tu alma!
Y lo que digan...y como sonrían...
no es nada... será, quizá, producto de la envidia.
(Del poemario "Me traía una sonrisa")
sábado, 20 de marzo de 2010
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Jorge:
ResponderEliminarLa estrofa "Podría vivir..." es preciosa.
Abrazos.
Muchas grcias, Jesús.
ResponderEliminarMás abrazos para tí
mi querido amigo, después de un tiempo sin entrar en mi blog ni en los vuestros, te saludo, veo que estás en forma. Me encantó volver a disfrutar de tus letras
ResponderEliminarHola, Santiago! cuánto tiempo, es cierto. Supongo que estaréis bien.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Jorge, que bellas letras. Digan lo que digan y como sonrian, tu quieres a la niña morena, que lindo leerte. Besos, cuidate amigo.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Poetiza.
ResponderEliminarBesos.