martes, 7 de febrero de 2012

Un camino. Un punto y a parte. Y no lo ves. Una caída al abismo más atroz. Una pared que no deja ver más que los recuerdos que grabaste en él. Una niña con zapatos verdes cae a un rojo, tan intenso que marea. El bucle de su olvido, el Viento de sus delirios. Dice que en algún recuerdo se dejó el alma intacta. Que alguien con zapatos blancos se lo llevó a un campo de amapolas y no fuiste a buscarlo aunque llevase tu nombre grabado con el más incandescente de los daños.

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