sábado, 21 de diciembre de 2024

Ubrique, portal viviente de Andalucía, en la exposición de Jesús Ynfante

 

Recortes de prensa en la Biblioteca Municipal de Ubrique


Por Esperanza Cabello

 

Hace unos días tuvimos la ocasión de visitar la nueva exposición que se ha instalado en la Biblioteca Municipal de Ubrique, se trata de la donación de algunos objetos personales y una colección bibliográfica de Jesús Ynfante Corrales, nacido en Ubrique en 1944 (en este enlace).

Este escritor, cuyo padre, el médico jerezano Jesús Infante, emparentado con Blas Infante, cambió su apellido para no ser relacionado con el padre de la patria andaluza, es uno de los grandes desconocidos  de la época.

Nos ha llamado mucho la atención el responso de Eduardo Sáenz de Varona en Europa Sur:

"Jesús Ynfante, jerezano, exiliado, cosmopolita, con un planteamiento ético insobornable, ácrata, siempre a la contra del poder establecido, se alza acusador, después de muerto, en los versos del poema Góngora de Luis Cernuda: Mas él no transigió en la vida ni en la muerte / y a salvo puso su alma irreductible". 

Conociendo la reciente inauguración de la exposición, nos acercamos a visitarla, buscando quizás alguna mayor relación con el pueblo en el que nació, y hemos encontrado un par de recortes de prensa (sin datos) y algunas postales del Ubrique de los setenta. 

Este es el segundo de los recortes (el primero está en este enlace), muy del gusto de la época y escrito con mucho arte por la ubriqueña Consuelo Cuéllar.


 

 

UBRIQUE: "PORTAL VIVIENTE DE ANDALUCIA"

En la bella y amplia provincia gaditana, rodeado de sierras y atravesado por un afluente del río Guadalete, se encuentra Ubrique, «portal viviente de Andalucía», con gracia y simpatía, con marcadas huellas de antepasados que le dieron vida, nombre, semillas para la próspera y laboriosa industria que hoy florece en esta villa. Pueblo acogedor, grato y cordial, que sabe demostrar al mundo lo que vale y el puesto que se merece en la sociedad. Porque desarrollado por sí solo, deslizado por las carreteras de España por sus múltiples «peregrinos» y llegado al corazón de nuestra patria, representado y exaltado por sus numerosos stands, simboliza lo que es y será Ubrique y sus hombres.

Todo esto, junto con la unión y la fuerza de todos sus habitantes, lo llevan hasta la cumbre del éxito, hacia un plus ultra mejor. Ubrique, su industria, sus fiestas, sus gentes, no tienen a quien envidiar, porque todo lo merecen.

“¡Venga usted a Ubrique!, ¡venga a ver su gracia y salero!, y a llevarse un souvenir para guardar el dinero; a disfrutar de sus fiestas, que no tienen compañero”.

Amigos, hablo por boca de muchos que quisieran expresar esto. ¡Venga, convénzase!, forastero, de que todo lo que digo es cierto, pues se encontrará feliz, a gusto y contento; se deleitará del agua que el Benafeliz lleva dentro; se asomará a la ventana de Las Cumbres o algún cerro, y quedará encantado de la hermosura del pueblo. Sólo le falta la mar, porque con su entrañable sierra haría buen juego. Pero nos conformamos sin ella, porque otros tienen menos, y lo exaltamos con el arte que «pa» trabajar tenemos en esas muchas carteras que se lleva el mundo entero. Y gracias a la Virgen, pedimos para que nos aumente el trabajo, la industria, el dinero.

Ya solamente me resta deciros que estamos contentos de ser ubriqueños, porque Ubrique merece cosas de ensueño, y se las daremos, pues para ello tenemos futuros y grandes proyectos.

Consuelo Cuéllar Pérez

jueves, 19 de diciembre de 2024

Don Francisco García Parra y la arqueología en Ubrique

 

Restos prehistóricos recogidos en los alrededores de Ubrique. 1939
Fotografía de don Francisco García Parra 
 


Por Esperanza Cabello

Hace unas semanas tuvimos la fortuna de ser invitados por la concejala de cultura de Ubrique, Patricia Caro, a participar en unas jornadas sobre el pasado y el presente del yacimiento arqueológico de Ocurris.
La historia del yacimiento es muy extensa y existen cientos de documentos y testimonios sobre el transcurso de los miles de años que este lugar telúrico estuvo habitado y cómo ha sido cuidado y olvidado a partes iguales hasta finales del siglo pasado.
Siempre ha habido varios nombres propios implicados en su conocimiento, su estudio y protección, pero hay un ubriqueño, muy admirado por nosotros, que sigue siendo ese gran desconocido.
Quizás porque su modestia hizo que entregara todo su trabajo a Fray Sebastián para su "Historia de la villa de Ubrique", quizás porque su nombre y apellidos recordaban al deán Francisco García Sarmiento, y al preparar la exposición del CIHU en San Juan de Letrán se confundieron de Francisco, y no aparece ni su nombre ni su imagen unidos a la historia del yacimiento.
Esta misma equivocación, llevada a documentos, libros y publicaciones tanto digitales como en papel, ha hecho que nuestro admirado Francisco García Parra, cronista de Ubrique, hombre cosmopolita de gran cultura, muy religioso, viajero de mente abierta y magnífico fotógrafo, quede en el olvido.
 
 
 

 

Meticuloso, ordenado y muy cuidadoso, amigo de don Serafín Bohórquez, de nuestros abuelos Leandro y Francisco. Muy relacionado con los Sánchez de Medina (gracias a nuestra amiga Elena Lobatón Sánchez de Medina tenemos muchísimas fotografías de don Francisco), con los Romero, los Vilches y los Reguera, Francisco hacía fotografías de su entorno constantemente. 

Da la impresión de que quiso plasmar la historia y la evolución de nuestro pueblo desde el principio del siglo XX (las primeras fotos que conocemos son la la misma época que la Primera Guerra Mundial) hasta al menos 1957 (en las bodas de nuestros padres).

Y del mismo modo que fotografiaba lugares y personas, dejaba constancia de actos religiosos y civiles, mostraba oficios y excursiones, don Francisco fotografió diferentes lugares arqueológicos de nuestra zona.

Hombre muy culto y viajero, como hemos dicho, recorrió toda España fotografiando edificios, monumentos, costumbres (desde las barracas valencianas hasta los cabezudos de Zaragoza, pasando por las ferias de ganado o los caballistas trabajando) y, por supuesto, restos arqueológicos.

Estuvo en Nîmes, no solo en el paseo de los ingleses con todo su glamour, sino fotografiando los edificios y el acueducto romano. Vivió un tiempo en Roma, enamorado no solo de la espiritualidad de los lugares santos, sino de las múltiples  edificaciones milenarias.



Francisco García Parra en la cúpula del Vaticano,  octubre de 1929


Francisco García Parra en el paseo de los ingleses de Niza. Noviembre 1929


Su amor por la cultura, por la fotografía y por su pueblo hicieron que García Parra se convirtiera en la primera persona que nos ha dejado fotografías del yacimiento arqueológico del Salto de la Mora (y también del Garciago, de Cardela, de Aznalmara y muchos más), que ya hemos publicado en ocasiones anteriores en este blog (hemos hablado sobre García Parra en al menos setenta entradas), pero también se preocupó por conservar y difundir la riqueza patrimonial de nuestra tierra.

Hace muchos años, mientras nuestro padre preparaba la primera edición de su primer libro, tuvimos la ocasión de acompañarlo a la casa de la familia Corrales García. Amigo de la maestra doña Rosario Corrales, le pidió que le mostrara algunas de las más antiguas fotografías para poder incluirlas en su publicación y entonces pudimos admirar la pequeña colección de restos prehistóricos y romanos que don Francisco había recuperado y cuidaba con esmero. 


Y ahora, muchas décadas más tarde, ha llegado a nuestras manos, gracias a la amabilidad de Pepa y Cándido Corrales, una fotografía hasta ahora desconocida para nosotros, que hemos escaneado y que ahora compartimos para poder reconstruir, poquito a poco, la memoria de unos de nuestros ubriqueños más ilustres e ilustrados.




sábado, 14 de diciembre de 2024

Semblanza de Ubrique en la prensa de los setenta. La exposición de Ynfante.

 

Recortes de prensa en la Biblioteca Municipal de Ubrique


Por Esperanza Cabello

 

Hace unos días tuvimos la ocasión de visitar la nueva exposición que se ha instalado en la Biblioteca Municipal de Ubrique, se trata de la donación de algunos objetos personales y una colección bibliográfica de Jesús Ynfante Corrales, nacido en Ubrique en 1944 (en este enlace).

Este escritor, cuyo padre, el médico jerezano Jesús Infante, emparentado con Blas Infante, cambió su apellido para no ser relacionado con el padre de la patria andaluza, es uno de los grandes desconocidos  de la época.

Nos ha llamado mucho la atención el responso de Eduardo Sáenz de Varona en Europa Sur:

"Jesús Ynfante, jerezano, exiliado, cosmopolita, con un planteamiento ético insobornable, ácrata, siempre a la contra del poder establecido, se alza acusador, después de muerto, en los versos del poema Góngora de Luis Cernuda: Mas él no transigió en la vida ni en la muerte / y a salvo puso su alma irreductible". 

Conociendo la reciente inauguración de la exposición, nos acercamos a visitarla, buscando quizás alguna mayor relación con el pueblo en el que nació, y hemos encontrado un par de recortes de prensa (sin datos) y algunas postales del Ubrique de los setenta. 

Este es el primero de los recortes, desconocemos su autoría:

 

 

 

 

SEMBLANZA DE UBRIQUE, UN PUEBLO QUE HACE PATRIA

• Si nos adentramos en la serranía gaditana quedaremos perplejos al admirar paisajes insólitos de una grandiosa belleza: es una comarca donde la naturaleza se nos muestra agresiva, bravía y, a la vez, dulce y serena. La nota dominante es el contraste. Los colores que predominan son el azul inmaculado de su cielo, herido por el gris acero de sus imponentes picachos rocosos y el áureo brillo de su sol; el verde esperanzador de la exuberante vegetación de sus valles y el blanco deslumbrante de la cal en pueblecitos de ensueño. De vez en cuando nos encontraremos con algún pequeño riachuelo de curso caprichoso entre rocas y adelfas, por donde discurren cantarinas aguas en tropel.

Sí, amigo lector, este paisaje enmarca un pueblo entre otros muchos: su nombre es Ubrique. No hemos de contentarnos con una visión panorámica de éste desde «Las Cumbres», pues si el marco es creación divina, el cuadro es obra humana, y para conocer lo humano hay que descender de las alturas. Obra humana hecha con sacrificios, laboriosidad e iniciativa. pues no debemos dudar que Ubrique es lo que sus hijos han querido que sea: un pueblo que se ha hecho a sí mismo, mundialmente conocido por el renombre de su esplendorosa industria marroquinera, que es garantía de calidad y buen gusto.

El ubriqueño es artista por naturaleza y siente, en lo más profundo de su ser, ese orgullo sano que embarga al artífice cuando ve que su trabajo v desvelos son compensados por la culminación de una obra en la cual dejó impreso el sello imborrable de su genio creativo.

Si caminamos por las calles de este pueblo sin par observaremos pulcritud en las mismas y amabilidad desmedida en sus habitantes, lo que hace que el forastero se encuentre a gusto y como en su propia casa. Ante todo, nos daremos cuenta de que el secreto de su progreso radica en la laboriosidad de empresarios y trabajadores, los cuales, con su esfuerzo diario v constante, engrandecen a un pueblo, hacen patria y alcanzan para ellos y sus hijos las cimas del bienestar, colocando a Ubrique en una posición preeminente entre los pueblos de la provincia.

Más nuestra curiosidad y nuestro espíritu observador, que nos indujeron a recorrer lentamente sus calles, nos empujan irrefrenablemente a visitar cualquiera de sus muchas «petaquerías»; vemos en sus puestos de trabajo a mujeres y hombres realizando de forma magistral y con habilidad inconcebible las distintas facetas en que se divide el proceso de fabricación: unos cortan, otros rebajan, planchan o cosen, y de vez en cuando percibiremos el rítmico golpeteo de la «patacabra». Si inquirimos de alguno una somera explicación de la labor que realiza, con el simpático gracejo de los hijos de esta tierra nos dará toda clase de detalles, como profundo conocedor que es de su oficio, transmitido de padres a hijos como singular herencia.

 


miércoles, 4 de diciembre de 2024

¡Que vienen los franceses! Los enemigos atacan a Villaluenga y Ubrique

 

Archivos estatales. Pares. Ministerio de Cultura y Deportes


Por Esperanza Cabello


Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de preparar una breve historia del convento de capuchinos de Ubrique. Nos llamaban la atención especialmente las épocas de abandono y/o destrucción del convento, para recalcar la inmensa fortaleza del edificio y de los ubriqueños y ubriqueñas que siempre se han destacado por ser capaces de alzar sus cabezas y volver a empezar.

Por eso nos gustó especialmente este pequeño fragmento que encontramos en los archivos estatales (en este enlace) sobre uno de los ataques de los franceses a nuestro pueblo y a Villaluenga durante la Guerra de la Independencia.

 





Se trata de un puñado de folios que tuvimos la ocasión de leer y cuya transcripción fue muy divertida, cada vez le cogemos mejor el tranquillo a estos "papeles" que para nosotros son auténticos tesoros y entre los que de vez en cuando encontramos textos dignos de ser releídos una y otra vez.

Hemos podido leer otras transcripciones pero, a riesgo de equivocarnos, preferimos quedarnos con la nuestra, aunque hay muy poco margen de error, claro.

Esperamos que disfruten con la lectura.


10 de junio de 1810

Ejército de Andalucía

Los enemigos atacan Villaluenga y Ubrique

 

 

El teniente coronel don Gregorio Fernández, comandante del escuadrón de caballería de Ubrique y de las armas de las cuatro Villas con fecha 10 del corriente me comunica el parte que a la letra dice así:

“Con arreglo a noticias anticipadas, había dado mis disposiciones para evitar una sorpresa que intentaba ejecutar el general francés que manda las tropas en Ronda y según un anónimo: y a eso de las 4 de esta mañana, las tuve positivas por mis avanzadas, de que los enemigos, en número de 300 hombres, venían a verificarla en los Pueblos de Villaluenga y Ubrique.

En efecto, con la fuerza de 160 hombres del Provincial de Ronda, al mando de su sargento mayor don Antonio Avilés y 30 paisanos por el patriota don Miguel López, de esta villa, se cubrieron los diferentes puntos por donde debían entrar, y a eso de las 7 se principiaron los fuegos de una y otra parte, que se sostuvieron hasta las 12.

Los enemigos fueron rechazados más de media legua; tuvieron varios muertos, entre ellos un oficial, por el cadete don Diego Dorado, de mi escuadrón, y se cogieron 3 prisioneros, declarando el uno que solo de su compañía habían muerto más de sesenta hombres. A la una y media recibieron refuerzos los enemigos, y se continuó el ataque, que no pudiendo sostenerse por su crecido número, se retiraron los paisanos y el provincial de Ronda se dirigió a las alturas.

En esta disposición se hicieron los enemigos dueños de la villa: Incendiaron las Casas capitulares y un molino y mataron tres paisanos que encontraron en él. Según parte del capitán de mi escuadrón, don Manuel Yurre que dejé en observación, dice que estando en esta operación los enemigos, llegaron los patriotas de Benaoján, mandados por don José Aguilar, y otra partida de Cortes, con cuyo auxilio se volvió a renovar el ataque. Se desalojaron de la villa, fueron echados (recha-za-dos) completamente y envueltos varias veces; pero nuestro corto número de fuerzas no pudo hacerlos prisioneros según se intentó. Últimamente nuestra tropa y paisanos siguió en su alcance y se liberó a la villa de ser incendiada enteramente.

Por si fuesen algunas noticias me anticipo a participar a V.S. lo ocurrido hasta oraciones; y luego que regrese la tropa y paisanos, daré el detalle de todo lo ocurrido en este pueblo y en el de Villaluenga, a cuyo comandante mandé cargase al enemigo por retaguardia. La pérdida de este debe ser de consideración, y la nuestra hasta ahora de unos diez muertos y ocho heridos.

Con anticipación a todo mandé utilizar los potros y caballos endebles a un punto de seguridad, y no tratando de reforzar este punto con algún número de tropas, no se podrá verificar el completo de escuadrones, ni la unión del provincial de Ronda, pues los enemigos inteligenciados de nuestras operaciones, no nos dejarán en sosiego para que se verifique la creación de estos cuerpos.

Los oficiales y tropa se han conducido con el mayor valor, y no puedo menos de recomendar a V.S.  en las acciones que he presenciado, al capitán de mi cuerpo don Manuel Yurre: al sargento mayor don Antonio Avilés, y cadete don Diego Dosal que, unidos a los paisanos (por no ser terreno de caballería) los acompañaron y animaron a la defensa de esta villa: Al patriota don Miguel López de la misma, y a don José Aguilar de Benaoján, que por haber llegado con oportunidad se salvó dicha villa según llevo manifestado, y luego que tenga una noticia individual de los que se hayan señalado particularmente, lo procuraré para su digno premio.

Todo lo que participo a V.S. para su conocimiento.

Dios guarde a V.S. muchos años

 Cuartel general de Casares, 16 de junio de 1810.

José Serrano Valdenebro

 

 

Señor Comandante General del campo de Gibraltar Algeciras.

Fecha al margen: Arcos, 10 de junio de 1810