Las primeras
dudas sobre la fecha de la erupción del Vesubio salieron a la luz con la misma
ciudad durante el s. XVIII. Enseguida se hallaron en las tiendas muchos frutos otoñales
carbonizados como castañas, granadas, higos, nueces y uvas; las dolias vinícolas ha estaban cerradas
envejeciendo las vendimias de aquel año. Braseros y gruesas
alfombras calentaban los suelos de algunas casas. En los famosos moldes de escayola
algunos especialistas creen reconocer el espacio que dejaron las vestimentas
gruesas de lana devoradas por el tiempo.
Una moneda
hallada en manos de unos saqueadores en 1974 trajo consigo más sorpresas y dudas. Concretamente en la Casa del Brazalete de Oro los
derrumbes de la casa atraparon a dos ladrones en cuyo botín de denarios de plata,
se encontraba una moneda acuñada para celebrar la decimoquinta proclamación
imperial del emperador Tito. Esta tuvo lugar, el 7 de septiembre del 79 d.C. por
tanto la erupción no pudo cubrir la ciudad el 24 de agosto, 14 días antes de la
acuñación del metal. En este punto de la investigación los especialistas
defienden una fecha entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre, otros en cambio
hablan de una confusión que convirtió el 24 de octubre, en 24 de noviembre. Hablemos
de ello.
El error debió
ocurrir en alguna copia de la medieval o anterior de las cartas de Plinio el
Joven a su amigo historiador Tácito, explicando los sucesos en primera persona.
El documento que ha conservado la historia nos cita la fecha de nonum Kal, Septembres hora fere septima.
Dicho de otro modo, nos da 3 cifras; 9, 7, 7. Si el escriba hubiese querido
plasmar la fecha del 24 de octubre habría escrito nonum Kal. Novembres, hora fere septima. O sea 9, 9, 7, la posibilidad
de que el copista se confundiera en el orden no es tan descabellada. Sin embargo,
todo ello no deja de ser solo una hipótesis.
Hace apenas unas semanas fue descubierta una inscripción en las nuevas excavaciones un comentario banal, pero fechado por su autor 16
días antes de las calendas de noviembre en el antiguo calendario romano. Los
romanos llamaban calenda al primer día de cada mes, así que en nuestro
calendario moderno la fecha de la inscripción corresponde al 17 de octubre.
"Dado que (la inscripción) se hizo en carbón frágil y evanescente, no pudo
durar mucho, y es muy probable que se pueda fechar en octubre del 79 d.C",
dijo el equipo de arqueología en un comunicado.
Dicha inscripción, hallada en la denominada Regio
V de Pompeya, amplia zona casi sin excavar hasta hoy, nos a desvelado el siguiente texto: XVI (ante) K (alendas) noviembre (embres) en
[d] ulsit pro masumis esurit (ioni). Cuya traducción vendría a ser: En el
día 16 antes de las calendas de noviembre, se entregó a una comida excesiva.
Los expertos del
yacimiento explican que las inscripciones realizadas con carbón vegetal se
desvanecen en muy poco tiempo, por ello no puede ser muy anterior a la erupción. Pero otros especialistas no están convencidos, pues en la misma ciudad se han
hallado otros textos realizados con carbón, aunque deteriorados por la exposición
exterior. Sin embargo, el nuevo descubrimiento está escrito en un salón
interior, las condiciones de conservación no son las mismas. En realidad, se
desconoce cómo puede afectar una erupción volcánica a un grafito de este tipo.
La curiosidad nos obliga a preguntarnos: ¿Quien fue el autor de tan locuaz comentario? Quizás lo escribió
uno de los obreros que trabajaba en la renovación de la estancia, Peter
Kruschwitz, catedrático de la Universidad de Reading (Reino Unido) discrepa: Seguramente si el trabajador comió en exceso,
no tenía por qué grabarlo en una habitación de una casa que no era la suya. ¿Y
por qué grabaría esto de todos modos? ¿No es mucho más probable que el grafito
haya sido escrito por alguien que realmente vivió en esta casa, registrando
esta cuestionable hazaña al igual que muchos pompeyanos eligieron grabar
eventos de su vida cotidiana, desde actos funcionales hasta conquistas
eróticas?
Aunque quizá,
como sugiere ahora la profesora Giulia Ammannati, el escrito sea una anotación
de un servicio. La experta en Paleografía de la Scuola Normale Superior de Pisa
cree que el escrito debe integrarse con un texto del que apenas se ve una parte
(En Olearia Proma Sumserunt) y la
traducción sería entonces algo así como el
17 de octubre recibieron la dispensación de aceite de oliva.
Mientras el ministro
de Cultura italiano, Alberto Bonisoli, calificó de revolucionario este
descubrimiento con el que, dijo, se reescriben los libros de historia. Macarena Calderón
Sánchez, investigadora del Centro CIL II de la Universidad de Alcalá de Henares
replica: No deja de ser una hipótesis,
puede que sea así, pero en el grafito no se especifica el año. Pudo haber sido
hecho antes ... Hay que tener mucho
cuidado con lo que se transmite a la sociedad, añade.
Como podéis ya corren ríos de tinta aunque todavía se están esperando los exámenes espectrográficos de la escritura que esperemos revelen más datos sobre este epígrafe escrito a carboncillo.
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