Agustín Federico Osuna Hernández

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Papers by Agustín Federico Osuna Hernández

Nietzsche no fue un filósofo moralista, de hecho con todo lo que representaba su filosofía, práct... more Nietzsche no fue un filósofo moralista, de hecho con todo lo que representaba su filosofía, prácticamente se consolidó como figura amoral, más allá del bien y del mal, por encima de Dios, a quien declaraba muerto, y decía que la máxima moral era hacer la voluntad propia sin más que atenerse a lo que venga. Muchos líderes virtuosos de la filosofía, como Kant o los teólogos de la virtud, no vieron su obra consumada en las masas porque es difícil hacer santa a la humanidad con ideas, y muy pocos siguieron su ejemplo o su pensar. En cambio Nietzsche, proclamando que la moral debía ser superada, que el cristianismo y su moral eran para esclavos, y afirmando la voluntad absoluta, se hizo de muchos seguidores, que van desde los adolescentes nihilistas y despreocupados, hasta los sociópatas y narcisistas con una filosofía de vida del ego, a las personas prácticas, e incluso influenciando a personajes como los líderes de cultos satánicos, a asesinos seriales como Richard Ramírez, que se proclamó como encima del bien y el mal al morir, y hasta a los nazis, líderes y discípulos, que en su afán de destruir, invadir, matar, cometer atrocidades y crímenes, siguieron su única máxima moral de que la única regla es hacer lo que te de la gana y atenerte a las consecuencias. Desde luego, los nazis hicieron lo que les dio la gana, sintiéndose por encima de la moral y del juicio de Dios o la religión, y al final se atuvieron a sus consecuencias, es decir, enfrentando la derrota, la captura, la destrucción de su régimen y de su país, o enfrentando su destino fatal como tantos líderes nazis y Hitler, cuando sí enfrentaron alguna forma de justicia. Pero ojo, esto no quiere decir que Nietzsche haya sido un personaje perverso o malévolo, sino que por el contrario, lejos de ser un prócer de la virtud, era un genio de la negatividad que causó que las masas más negativas se agitaran a expresar toda su amoralidad y malicia y maldad, y de algún modo, esa misma filosofía, fue causante de que se precipitaran a encarar su destino, y destrucción muchas veces. Es difícil ver gente siguiendo en la práctica a los santos teólogos o poniendo en práctica la ética kantiana, pero es fácil ver gente precipitándose sin más a abanderarse de la máxima amoral, por no decir inmoral, nihilista, y a sentirse por encima de los ideales de dios, la virtud, la teología y enfrentándose a su destino por precipitación antes que por juicio externo o ética heterónoma. Es decir, Nietzsche no es un líder virtuoso, solo una fuerza que ha agitado a muchos a expresar sin preocupación moral su contenido, para bien o para mal, y con ello enfrentarse a la sociedad, al mundo, causando muchos males por sí mismos, y en el mejor de los casos enfrentando la justicia poética de los demás, cuando su daño fue muy grande. De hecho Nietzsche era más virtuoso en su locura, como cuando pidió perdón al caballo latigado, que en su filosofía de abandonar y destruir tradiciones morales de años, pues a la fecha sigue resonando su influencia entre personas lo mismo inofensivas que nocivas. Solo sería justo que en verdad la consecuencia de sus ideas fuera, como él lo dijo, que sus partidarios en la práctica se enfrentaran a las de sus actos, pues entonces sería un maestro negativo, artífice de la tendencia del mundo a alcanzar cierto orden, paradójicamente, al precipitar a tantos seres ya propensos a transgredirlo, y provocar cierta consecuencia moral sobre sí mismos, incluyendo la posibilidad de su redención, como tantos científicos nazis de la era aeroespacial, cuando no el juicio, caída, derrota, retribución o destrucción.

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