La insuficiencia cardíaca (IC) es una complicación grave, generalmente progresiva e irreversible,... more La insuficiencia cardíaca (IC) es una complicación grave, generalmente progresiva e irreversible, a la que se ven abocados la mayoría de los pacientes con cardiopatía. Las cardiopatías que conducen a la IC con mayor frecuencia son la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica, las valvulopatías y las miocardiopatías. La progresión desde la hipertrofia "adaptativa" del ventrículo a la IC es compleja y no está del todo esclarecida; en la actualidad se sabe que la hipertrofia conlleva desde el principio una serie de alteraciones funcionales y estructurales del miocardio que conducen a la disfunción y al fallo ventricular 1 . La IC es, habitualmente, un diagnóstico clínico. Incluso en los pacientes con disfunción sistólica severa del ventrículo izquierdo, en los que las alteraciones hemodinámicas preceden durante tiempo a la aparición de clínica de IC, el inicio de este síndrome tiene un importante impacto pronóstico y conlleva obvias implicaciones terapéuticas, como el inicio de terapia con diuréticos e, incluso, cuando el cuadro avanza, la indicación de trasplante cardíaco. Por ello, la evaluación clínica de un paciente con sospecha de IC es fundamental, no sólo para establecer el diagnóstico, sino también para: determinar la causa potencial de la IC, evaluar la severidad, determinar el perfil hemodinámico, evaluar el pronóstico, y, durante el seguimiento clínico, evaluar la respuesta al tratamien-to 2 . A pesar de esta relevancia, la evaluación clínica de un paciente con sospecha de IC no es fácil, debido a la escasa sensibilidad y especificidad diagnóstica de la mayoría de los síntomas y signos de dicha enfermedad, lo que hace a veces difícil el diagnóstico de esta entidad. A continuación vamos a revisar los aspectos clínicos más relevantes en la evaluación de los pacientes con IC.
La insuficiencia cardíaca (IC) es una complicación grave, generalmente progresiva e irreversible,... more La insuficiencia cardíaca (IC) es una complicación grave, generalmente progresiva e irreversible, a la que se ven abocados la mayoría de los pacientes con cardiopatía. Las cardiopatías que conducen a la IC con mayor frecuencia son la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica, las valvulopatías y las miocardiopatías. La progresión desde la hipertrofia "adaptativa" del ventrículo a la IC es compleja y no está del todo esclarecida; en la actualidad se sabe que la hipertrofia conlleva desde el principio una serie de alteraciones funcionales y estructurales del miocardio que conducen a la disfunción y al fallo ventricular 1 . La IC es, habitualmente, un diagnóstico clínico. Incluso en los pacientes con disfunción sistólica severa del ventrículo izquierdo, en los que las alteraciones hemodinámicas preceden durante tiempo a la aparición de clínica de IC, el inicio de este síndrome tiene un importante impacto pronóstico y conlleva obvias implicaciones terapéuticas, como el inicio de terapia con diuréticos e, incluso, cuando el cuadro avanza, la indicación de trasplante cardíaco. Por ello, la evaluación clínica de un paciente con sospecha de IC es fundamental, no sólo para establecer el diagnóstico, sino también para: determinar la causa potencial de la IC, evaluar la severidad, determinar el perfil hemodinámico, evaluar el pronóstico, y, durante el seguimiento clínico, evaluar la respuesta al tratamien-to 2 . A pesar de esta relevancia, la evaluación clínica de un paciente con sospecha de IC no es fácil, debido a la escasa sensibilidad y especificidad diagnóstica de la mayoría de los síntomas y signos de dicha enfermedad, lo que hace a veces difícil el diagnóstico de esta entidad. A continuación vamos a revisar los aspectos clínicos más relevantes en la evaluación de los pacientes con IC.
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