Se promueve la reproducción parcial o total de este documento citando la fuente y sin fines de lu... more Se promueve la reproducción parcial o total de este documento citando la fuente y sin fines de lucro.
. El simposio sobre operacionismo realizado en septiembre de 1945. y patrocinado por esa publicac... more . El simposio sobre operacionismo realizado en septiembre de 1945. y patrocinado por esa publicación, fue sugerido por Edwin G. Boring, quien propuso once preguntas que los participantes debían formularse a sí mismos. En esta versión se han omitido varias referencias a tales preguntas y otras han sido reemplazadas por breves acotaciones.) «¿Es el operacionismo algo más que una acentuación renovada y refinada del método experimental (según lo entendía ya Galileo, por no decir incluso Arquímedes), es decir, una formulación del empirismo y pragmatismo científico moderno (especialmente de la variedad Peirce-Dewey), sobre todo de criterios de significación factual y validez empírica?» Una respuesta a esta pregunta definirá la postura a adoptar en lo que sigue a continuación. El operacionismo no se mira como una nueva teoría o un modo de definición. La literatura ha puesto de relieve ciertos aspectos críticos o descuidados hasta ahora, pero no ha descubierto ningún nuevo tipo de operación, y ninguna debiera diferenciarse. No hay motivos para restringir el análisis operacional a constructos de orden superior; el principio es válido para todas las definiciones. Esto significa que debemos interpretar una definición operacional para cada término, a menos que nos sintamos dispuestos a adoptar el uso vago de lo vernáculo. Puede definirse el operacionismo como la práctica de hablar acerca de: 1) las propias observaciones, 2) los procedimientos manipulativos y de cálculo involucrados al hacerlas, 3) los pasos lógicos y matemáticos que intervienen entre las afirmaciones primeras y las últimas, y 4) nada más. Hasta ahora, la principal contribución ha procedido de la cuarta provisión y, al igual que ella, es negativa. Hemos aprendido cómo evitar perturbadoras referencias demostrando que existen artefactos que cabe relacionar de una u otra manera con la historia, la filosofía, la lingüística, etc. No se han realizado avances positivos importantes en relación con las tres primeras provisiones, debido a que el operacionismo no cuenta con ninguna buena definición de una definición, ya sea operacional o de otro tipo. No ha desarrollado una formulación satisfactoria de la conducta verbal efectiva del científico. El operacionalista, al igual que la mayoría de escritores contemporáneos en el campo del análisis lingüístico y semántico, se encuentra en la barrera entre las teorías de referencia de «correspondencia» lógica y las formulaciones empíricas del lenguaje en uso. No ha progresado a través de la mezcla de términos lógicos y populares que normalmente se encuentran en las discusiones casuales e incluso supuestamente técnicas del método científico o de la teoría del conocimiento (por ejemplo, la reciente obra de Bertrand Russell An inquiry into meaning and truth). Definición es un término clave, pero no está rigurosamente definido. La aseveración original de Bridgman de que «el concepto es sinónimo del correspondiente conjunto de operaciones» no puede tomarse al pie de la letra v tampoco se tiene una afirmación igualmente explícita, pero satisfactoria. con respecto a la relación. En lugar de ello, surgen unas cuantas expresiones vagas que se repiten con tediosa regularidad siempre que se menciona esta relación. Se nos dice que hay que definir un concepto «de acuerdo con» ciertas operaciones, que las proposiciones han de estar «basadas en» operaciones, que un término denota algo únicamente cuando existen «criterios concretos en cuanto a su aplicabilidad», que el operacionismo consiste en «referir cualquier concepto para su definición a... operaciones concretas...», etc. Podemos aceptar expresiones de esta suerte como bosquejos de un programa, pero no aportan un esquema general de definición y mucho menos una afirmación explícita de la relación entre concepto y operación. La debilidad de las actuales teorías del lenguaje puede atribuirse al hecho de que sigile todavía incompleta una concepción objetiva de la conducta humana. La doctrina de que las palabras se emplean para expresar o transmitir unos significados sustituye simplemente «la idea» por «el significado» (con la esperanza de que los significados, de una forma u otra. surjan de debajo de la piel) y es incompatible con las concepciones psicológicas modernas del organismo. Los intentos de obtener una función simbólica del principio del condicionamiento (o asociación) se han caracterizado por un análisis muy superficial. Simplemente no es verdad que un organismo reaccione ante un signo «como lo haría ante el objeto que suplanta el signo». 1 Solamente en un área muy limitada (sobre todo en el caso de respuestas vegetativas) podrá considerarse e! signo como un simple estímulo sustituto en el sentido pavloviano. La lógica moderna, como formalización de lenguas «reales», conserva y amplía esta teoría dualista de1 significado y apenas si atraerá al psicólogo, que reconoce su propia responsabilidad al dar un testimonio de conducta verbal. No es intención mía intentar aquí una formulación más adecuada. La revisión fundamental es demasiado profunda para que pueda hacerse aprisa y corriendo. Con todo, quisiera tratar de aportar una contribución pequeña, pero positiva, a este simposio a través de la consideración de unas cuantas cuestiones que surgen en relación con la definición operacional de los términos psicológicos. Una gran parte del material que sigue a continuación está adaptado de una obra mucho más extensa ahora en preparación, cala que el trasfondo necesario está elaborado con mucha mayor atención.
Se promueve la reproducción parcial o total de este documento citando la fuente y sin fines de lu... more Se promueve la reproducción parcial o total de este documento citando la fuente y sin fines de lucro.
. El simposio sobre operacionismo realizado en septiembre de 1945. y patrocinado por esa publicac... more . El simposio sobre operacionismo realizado en septiembre de 1945. y patrocinado por esa publicación, fue sugerido por Edwin G. Boring, quien propuso once preguntas que los participantes debían formularse a sí mismos. En esta versión se han omitido varias referencias a tales preguntas y otras han sido reemplazadas por breves acotaciones.) «¿Es el operacionismo algo más que una acentuación renovada y refinada del método experimental (según lo entendía ya Galileo, por no decir incluso Arquímedes), es decir, una formulación del empirismo y pragmatismo científico moderno (especialmente de la variedad Peirce-Dewey), sobre todo de criterios de significación factual y validez empírica?» Una respuesta a esta pregunta definirá la postura a adoptar en lo que sigue a continuación. El operacionismo no se mira como una nueva teoría o un modo de definición. La literatura ha puesto de relieve ciertos aspectos críticos o descuidados hasta ahora, pero no ha descubierto ningún nuevo tipo de operación, y ninguna debiera diferenciarse. No hay motivos para restringir el análisis operacional a constructos de orden superior; el principio es válido para todas las definiciones. Esto significa que debemos interpretar una definición operacional para cada término, a menos que nos sintamos dispuestos a adoptar el uso vago de lo vernáculo. Puede definirse el operacionismo como la práctica de hablar acerca de: 1) las propias observaciones, 2) los procedimientos manipulativos y de cálculo involucrados al hacerlas, 3) los pasos lógicos y matemáticos que intervienen entre las afirmaciones primeras y las últimas, y 4) nada más. Hasta ahora, la principal contribución ha procedido de la cuarta provisión y, al igual que ella, es negativa. Hemos aprendido cómo evitar perturbadoras referencias demostrando que existen artefactos que cabe relacionar de una u otra manera con la historia, la filosofía, la lingüística, etc. No se han realizado avances positivos importantes en relación con las tres primeras provisiones, debido a que el operacionismo no cuenta con ninguna buena definición de una definición, ya sea operacional o de otro tipo. No ha desarrollado una formulación satisfactoria de la conducta verbal efectiva del científico. El operacionalista, al igual que la mayoría de escritores contemporáneos en el campo del análisis lingüístico y semántico, se encuentra en la barrera entre las teorías de referencia de «correspondencia» lógica y las formulaciones empíricas del lenguaje en uso. No ha progresado a través de la mezcla de términos lógicos y populares que normalmente se encuentran en las discusiones casuales e incluso supuestamente técnicas del método científico o de la teoría del conocimiento (por ejemplo, la reciente obra de Bertrand Russell An inquiry into meaning and truth). Definición es un término clave, pero no está rigurosamente definido. La aseveración original de Bridgman de que «el concepto es sinónimo del correspondiente conjunto de operaciones» no puede tomarse al pie de la letra v tampoco se tiene una afirmación igualmente explícita, pero satisfactoria. con respecto a la relación. En lugar de ello, surgen unas cuantas expresiones vagas que se repiten con tediosa regularidad siempre que se menciona esta relación. Se nos dice que hay que definir un concepto «de acuerdo con» ciertas operaciones, que las proposiciones han de estar «basadas en» operaciones, que un término denota algo únicamente cuando existen «criterios concretos en cuanto a su aplicabilidad», que el operacionismo consiste en «referir cualquier concepto para su definición a... operaciones concretas...», etc. Podemos aceptar expresiones de esta suerte como bosquejos de un programa, pero no aportan un esquema general de definición y mucho menos una afirmación explícita de la relación entre concepto y operación. La debilidad de las actuales teorías del lenguaje puede atribuirse al hecho de que sigile todavía incompleta una concepción objetiva de la conducta humana. La doctrina de que las palabras se emplean para expresar o transmitir unos significados sustituye simplemente «la idea» por «el significado» (con la esperanza de que los significados, de una forma u otra. surjan de debajo de la piel) y es incompatible con las concepciones psicológicas modernas del organismo. Los intentos de obtener una función simbólica del principio del condicionamiento (o asociación) se han caracterizado por un análisis muy superficial. Simplemente no es verdad que un organismo reaccione ante un signo «como lo haría ante el objeto que suplanta el signo». 1 Solamente en un área muy limitada (sobre todo en el caso de respuestas vegetativas) podrá considerarse e! signo como un simple estímulo sustituto en el sentido pavloviano. La lógica moderna, como formalización de lenguas «reales», conserva y amplía esta teoría dualista de1 significado y apenas si atraerá al psicólogo, que reconoce su propia responsabilidad al dar un testimonio de conducta verbal. No es intención mía intentar aquí una formulación más adecuada. La revisión fundamental es demasiado profunda para que pueda hacerse aprisa y corriendo. Con todo, quisiera tratar de aportar una contribución pequeña, pero positiva, a este simposio a través de la consideración de unas cuantas cuestiones que surgen en relación con la definición operacional de los términos psicológicos. Una gran parte del material que sigue a continuación está adaptado de una obra mucho más extensa ahora en preparación, cala que el trasfondo necesario está elaborado con mucha mayor atención.
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