Hube de buscar otro amo, rogabale a Dios que no sea como los anteriores, y mendigando por las vie... more Hube de buscar otro amo, rogabale a Dios que no sea como los anteriores, y mendigando por las viejas calles de Toledo, encontreme en una taberna con un hombre, que por su físico tenía gran apetito, parose ante mí diciendo: -Asómate, hijo, a la aquella esquina y dime si se encuentran unos encapuchados con una oscura y sucia capa-. Yo, obediente, asomé la cabeza por la esquina y sólo vi a un hombre con un jarro en la mano que, sepa vuestra merced, recordome el jarrazo que me metió el desgraciado del ciego. Volvíme con el rechoncho hombre, diciéndole que no estaban y, para sorpresa mía, ofreciome trabajo que no desaproveché, más no era muy interesante, estar vigilando que unos encapuchados no se acerquen a la taberna.
Hube de buscar otro amo, rogabale a Dios que no sea como los anteriores, y mendigando por las vie... more Hube de buscar otro amo, rogabale a Dios que no sea como los anteriores, y mendigando por las viejas calles de Toledo, encontreme en una taberna con un hombre, que por su físico tenía gran apetito, parose ante mí diciendo: -Asómate, hijo, a la aquella esquina y dime si se encuentran unos encapuchados con una oscura y sucia capa-. Yo, obediente, asomé la cabeza por la esquina y sólo vi a un hombre con un jarro en la mano que, sepa vuestra merced, recordome el jarrazo que me metió el desgraciado del ciego. Volvíme con el rechoncho hombre, diciéndole que no estaban y, para sorpresa mía, ofreciome trabajo que no desaproveché, más no era muy interesante, estar vigilando que unos encapuchados no se acerquen a la taberna.
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