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TEJIDO OSEO
DR. JIMMY LUIZAGA
Generalidades El tejido óseo es un tejido conjuntivo que se caracteriza por una matriz extracelular mineralizada. La característica es la mineralización de su matriz, que produce un tejido muy duro capaz de proporcionar sostén y protección. El mineral es el fosfato de calcio en la forma de cristales de hidroxiapatita [Ca10(PO4)6(OH)2]. Sirve como almacenamiento de calcio y fosfato. además de sostén y protección, el tejido óseo desempeña un papel secundario importante en la regulación homeostática de los niveles de calcio en la sangre. La matriz ósea contiene sobre todo colágeno tipo I junto con otras proteínas (no colágenas) de la matriz. Generalidades El componente principal es colágeno tipo I y menor medida colágeno tipo IV además de vestigios de colágeno III, XI, XIII, todas constituyen el 90% de las proteínas del hueso. La matriz ósea contiene el 10% restante de proteínas restantes (no colágenas) que componen la sustancia fundamental para el desarrollo, crecimiento, remodelado y reparación ósea. Macromoléculas de proteoglucanos, que contienen una proteína central con cantidades diversas de cadenas laterales de glucosaminoglucanos (hialuronano, condroitín sulfato, y querantán sulfato) unidos en forma covalente. Contribuyen a que el hueso ofrezca resistencia a la compresión. También son responsables de la fijación de los factores de crecimiento y puede inhibir la mineralización Glucoproteínas multiadhesivas, que intervienen en la adhesión de las células óseas y las fibras colágenas a la sustancia fundamental mineralizada. Algunas son la osteonectina, que sirve como adhesivo entre el colágeno y los cristales de hidroxiapatita; la podoplanina (E11), que es producida exclusivamente por los osteocitos en respuesta el estrés mecánico; la proteína de la matriz de dentina (DMP), que es crítica para la mineralización de la matriz ósea y las sialoproteínas, como la osteopontina (conocida como BSP-1), que media la adhesión de las células a la matriz ósea y la BSP-2, que media la adhesión celular e inicia la formación de fosfato de calcio durante el proceso de mineralización. Proteínas dependientes de vitamina K osteoespecíficas, incluida la osteocalcina, que captura el calcio de la circulación y atrae y estimula los osteoclastos en el remodelado óseo; la proteína S, que contribuye a la eliminación de las células que sufren apoptosis y la proteína Gla de la matriz (MGP), que participa en el desarrollo de las calcificaciones vasculares. Factores de crecimiento y citocinas, que son pequeñas proteínas reguladoras, como el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF), el factor de necrosis tumoral a (TNFa), el factor de crecimiento transformante b (TGF-b), los factores de crecimiento derivados de plaquetas (PDGF), las proteínas morfogénicas óseas (BMP), la esclerostina (antagonista de BMP) y las interleucinas (IL-1, IL-6). Los miembros más singulares de este grupo son las BMP debido a que inducen la diferenciación de células mesenquimatosas en osteoblastos, las células formadoras del hueso. Generalidades
La matriz ósea contiene lagunas conectadas por una red de
canalículos. En la matriz ósea hay espacios llamados lagunas, cada una de las cuales contiene una célula ósea u osteocito. El osteocito extiende una gran cantidad de evaginaciones en pequeños túneles llamados canalículos. Los canalículos atraviesan la matriz mineralizada, conectando lagunas contiguas y permitiendo el contacto entre las evaginaciones de los osteocitos vecinos. De esta manera, se forma una red continua de canalículos y lagunas con células y sus evaginaciones en toda la masa de tejido mineralizado. El tejido óseo depende de los osteocitos para mantener su viabilidad. Generalidades Además de los osteocitos, en el tejido hay otros cuatro tipos celulares: Células osteoprogenitoras, que son células derivadas de las células madre mesenquimales; dan origen a los osteoblastos. Osteoblastos, que son células que secretan la matriz extracelular del hueso; una vez que la célula queda rodeada por la matriz secretada, pasa a llamarse osteocito. Células de revestimiento óseo, que permanecen en la superficie ósea cuando no hay crecimiento activo. Derivan de aquellos osteoblastos que quedan después del cese del depósito óseo. Osteoclastos, que son células de resorción ósea presentes en las superficies óseas donde el hueso se está eliminando o remodelando (reorganizando) o donde el hueso ha sido dañado. Generalidades
Las células osteoprogenitoras y los osteoblastos
son precursores del desarrollo de los osteocitos. Los osteoclastos son células fagocíticas producto de la fusión de células progenitoras hematopoyéticas en la médula ósea, que dan origen a los linajes granulocítico neutrófilo y monocítico ESTRUCTURA GENERAL DE LOS HUESOS - El hueso como un órgano Los huesos son los órganos del sistema esquelético; el tejido óseo es el componente estructural de los huesos En general, el hueso está compuesto por tejido óseo y otros tejidos conjuntivos, incluidos el tejido hematopoyético, el tejido adiposo, los vasos sanguíneos y los nervios. Si el hueso forma parte de una articulación móvil, también llamada articulación sinovial, entonces hay cartílago hialino. La capacidad del hueso para llevar a cabo su función esquelética se debe al tejido óseo, a los ligamentos y, cuando está presente, al cartílago articular (hialino). El tejido óseo se clasifica en compacto (denso) y esponjoso (trabeculado). Una capa densa, compacta, forma la superficie ósea externa (hueso compacto); una malla de aspecto esponjoso que está compuesta por cordones (delgadas espículas del tejido óseo anastomosadas), forma el interior del hueso (hueso esponjoso). Los espacios dentro de la malla están comunicados y, en un hueso vivo, contienen la médula y los vasos sanguíneos. ESTRUCTURA GENERAL DE LOS HUESOS - El hueso como un órgano Los huesos se clasifican según su forma; la ubicación de los tejidos óseos compacto y esponjoso varía de acuerdo con la forma del hueso. Se clasifican en 4 grupos: Huesos largos, que tienen una longitud mayor que las otras dos dimensiones y consisten en una diáfisis y dos epífisis (p. ej., la tibia y los metacarpianos). Huesos cortos, que tienen sus tres dimensiones casi iguales (p. ej., los huesos carpianos de la mano). Huesos planos, que son delgados y anchos (p. ej., los huesos del calvario (calota craneal) y el esternón). Están formados por dos capas relativamente gruesas de tejido óseo compacto con una capa intermedia de tejido óseo esponjoso. Huesos irregulares, que poseen una forma que no permite clasificarlos dentro de ninguno de los tres grupos anteriores; la forma puede ser compleja (p. ej., vértebra) o el hueso puede contener espacios aéreos o senos (p. ej., etmoides). ESTRUCTURA GENERAL DE LOS HUESOS - Superficie externa de los huesos Los huesos están cubiertos por el periostio, una vaina de tejido conjuntivo fibroso que contiene células osteoprogenitoras. Los huesos están revestidos por el periostio excepto en las regiones donde se articulan con otro hueso. En este último caso, la superficie articular está cubierta por cartílago En el hueso de crecimiento activo el periostio es una capa fibrosa de tejido conjuntivo denso y una capa celular interna con células osteoprogenitoras, si no esta en formación el hueso la capa es fibrosa con escasas células del periostio que ante el estimulo adecuado pueden sufrir mitosis y diferenciarse a osteoblastos. La naturaleza del periostio es diferente en los sitios donde los ligamentos y los tendones se unen al hueso. ESTRUCTURA GENERAL DE LOS HUESOS - Superficie externa de los huesos En las articulaciones móviles (sinoviales) el hueso se protege con cartílago Cuando un hueso se une con otro, como en las articulaciones sinoviales, las superficies óseas de contacto se conocen como superficies articulares. Estas superficies se encuentran cubiertas por cartílago hialino, también denominado cartílago articular por su ubicación y función; el cartílago articular está expuesto en la cavidad articular. Este cartílago no se encuentra revestido por pericondrio. ESTRUCTURA GENERAL DE LOS HUESOS – Cavidades Oseas Las cavidades óseas están revestidas por endostio, una capa de células de tejido conjuntivo que contiene células osteoprogenitoras. El tejido de revestimiento, tanto del hueso compacto que delimita la cavidad medular como el de los cordones del hueso esponjoso, se conoce como endostio. El endostio suele ser sólo de una capa de células de espesor y consiste en células osteoprogenitoras que pueden diferenciarse en células secretoras de matriz ósea, los osteoblastos, y células de revestimiento óseo La cavidad medular y los espacios del hueso esponjoso contienen médula ósea. La médula ósea roja se compone de células sanguíneas en diferentes etapas de diferenciación y una red de células reticulares y fibras que funcionan como un armazón de sostén para el desarrollo de células y vasos. Conforme el individuo crece, la cantidad de médula roja no aumenta en proporción con el crecimiento óseo. En etapas posteriores del crecimiento y en los adultos, cuando la producción de células sanguíneas disminuye, la cavidad medular es ocupada en su mayor parte por tejido adiposo; entonces se le conoce como médula ósea amarilla. En el adulto En el adulto, la médula roja se restringe a muy pocos lugares de hueso esponjoso , como son en el esternón y las crestas ilíacas. Ante estimulos adecuados como la hemorragia grave la medula amarilla se puede convertir de nuevo en medula ósea roja. TIPOS DE TEJIDO OSEO - Hueso maduro El hueso maduro está compuesto por unidades estructurales llamadas osteonas (sistemas de Havers). El hueso maduro está compuesto, en gran parte, por unidades cilíndricas llamadas osteonas o sistemas de Havers. Las osteonas consisten en laminillas concéntricas de matriz ósea alrededor de un conducto central, el conducto osteonal (de Havers), que contiene el suministro vascular y nervioso de la osteona. El sistema de canalículos que se abre al conducto osteonal también sirve para el intercambio de sustancias entre los osteocitos y los vasos sanguíneos. El hueso esponjoso maduro tiene una estructura similar al hueso compacto maduro. La irrigación sanguínea de la diáfisis de los huesos largos está dada principalmente por arterias que entran en la cavidad medular a través del foramen nutricio La irrigación sanguínea del tejido óseo es esencialmente centrífuga El tejido óseo carece de vasos linfáticos; solo el periostio posee drenaje linfático TIPOS DE TEJIDO OSEO – Hueso inmaduro El tejido óseo que se forma primero en el esqueleto de un feto en desarrollo se llama hueso inmaduro. Difiere del hueso maduro en varios aspectos. CELULAS DEL TEJIDO OSEO Los tipos celulares que existen en el tejido óseo son cinco: células osteoprogenitoras, osteoblastos osteocitos, células de revestimiento óseo y osteoclastos. Cada una sufre una transformación desde una forma más inmadura a una forma más madura en relación con la actividad funcional (crecimiento óseo). En contraste, el osteoclasto se origina a partir de una línea celular diferente y actúa en la resorción ósea, una actividad asociada con el remodelado de los huesos. CELULAS DEL TEJIDO OSEO – Células Osteoprogenitoras La célula osteoprogenitora se deriva de células madre mesenquimatosas La osteogénesis, es el proceso de formación del hueso nuevo, lo cual es esencial para la función ósea normal. Se requiere una población de células osteoprogenitoras renovables (células precursoras de osteoblastos) que son sensibles a los estímulos moleculares que las transforman en células formadoras de tejido óseo La célula osteoprogenitora es una célula en reposo que puede transformarse en un osteoblasto y secretar matriz ósea. Se encuentran en las superficies externa e interna de los huesos y también pueden residir en el sistema microvascular que irriga el tejido óseo. Desde el punto de vista morfológico, comprenden las células del periostio que forman la capa más interna del periostio y las células del endostio que revisten las cavidades medulares, los conductos osteonales (de Havers) y los conductos perforantes (de Volkmann) CELULAS DEL TEJIDO OSEO - Osteoblastos El osteoblasto es la célula formadora de hueso diferenciada que secreta la matriz ósea. Secreta tanto el colágeno tipo I (que constituye el 90 % de la proteína ósea) como las proteínas de la matriz ósea, que constituyen la matriz no mineralizada inicial, llamada osteoide. Las proteínas de la matriz ósea producidas por el osteoblasto incluyen proteínas fijadoras de calcio como la osteocalcina y la osteonectina, las glucoproteínas multiadhesivas como las sialoproteínas óseas (BSP 1 [osteopontina] y BSP 2), la trombospondina, proteoglucanos y sus agregados y la fosfatasa alcalina (ALP). El osteoblasto también es responsable de la calcificación de la matriz ósea. los osteoblastos inactivos son células aplanadas que revisten la superficie ósea. Estas células se parecen a las células osteoprogenitoras. Los osteoblastos responden a estímulos mecánicos para mediar los cambios en el crecimiento óseo y el remodelado de los huesos. A medida que se deposita la matriz osteoide, el osteoblasto queda finalmente rodeado por ella y, por lo tanto, se convierte en un osteocito. Las evaginaciones de los osteoblastos están en contacto con las de otros osteoblastos y osteocitos por medio de uniones de hendidura CELULAS DEL TEJIDO OSEO – Osteocito El osteocito es la célula ósea madura y está rodeada por la matriz ósea que secretó previamente como osteoblasto. El osteoblasto tarde 3 días aproximadamente en transformarse en osteocito durante el mismo produce una gran cantidad de matriz extracelular (casi tres veces su propio volumen celular), reduce su volumen en casi un 70 % en comparación con el volumen original del osteoblasto. Después de la mineralización de la matriz ósea, cada osteocitos ocupa un espacio llamada laguna que se adapta al osteocito, desde donde extienden sus evaginaciones a través de canalículos en la matriz. Se comunican mediante estas evaginaciones con los osteocitos vecinos y las células de revestimiento óseo, a través de las uniones de hendidura. CELULAS DEL TEJIDO OSEO – Osteocito Los osteocitos son células metabólicamente activas y multifuncionales que responden a las fuerzas mecánicas aplicadas al hueso. Descubrimientos recientes muestran que los osteocitos son células metabólicamente activas y multifuncionales. Intervienen en el proceso de mecanotransducción, en el cual estas células responden a las fuerzas mecánicas aplicadas al hueso. La disminución de los estímulos mecánicos (p. ej., inmovilidad, debilidad muscular, ingravidez en el espacio) provoca la pérdida ósea, mientras que el aumento de estos estímulos promueve la formación de hueso. Debido a la poca flexibilidad ósea, las fuerzas mecánicas aplicadas (p. ej., al fémur o a la tibia durante la marcha) causan el flujo de líquido intersticial de los canalículos y lagunas hacia el lado comprimido del hueso. Los osteocitos son responsables del remodelado reversible de su matriz ósea pericanalicular y perilagunar. Este proceso se denomina remodelado osteocítico CELULAS DEL TEJIDO OSEO – Osteocito Los osteocitos aparecen en estados funcionales diferentes durante el remodelado osteocítico de su microambiente perilagunar y pericanalicular Los osteocitos tienen varios estados funcionales relacionados con el proceso de remodelado osteocítico. Osteocitos latentes, que tienen escasez de RER y un aparato de Golgi muy reducido. Una lámina osmiofílica que representa la matriz madura calcificada es vista cercanamente opuesta a la membrana celular. Osteocitos formativos, que exhiben indicios de formación de matriz y presentan ciertas características similares a las de los osteoblastos. Por consiguiente, el RER y el aparato de Golgi son más abundantes y se observa osteoide en el espacio pericelular dentro de la laguna. Osteocitos resortivos, al igual que los osteocitos formativos contienen una gran cantidad de cisternas del retículo endoplásmico y un aparato de Golgi bien desarrollado. Además, los lisosomas son bien visibles. El remodelado osteocítico es que la función lítica de los osteocitos es responsable de la homeostasis del calcio y de los iones fosfato. Los osteocitos son células de larga vida y su muerte podría atribuirse a la apoptosis, a la degeneración/necrosis, a la senescencia (vejez) o a la actividad de remodelado óseo por los osteoclastos. La vida media natural de los osteocitos en los seres humanos se estima en alrededor de 10 años a 20 años. El porcentaje de osteocitos muertos en el hueso aumenta con la edad, desde el 1 % al nacer hasta el 75 % en la octava década de la vida. Después de la muerte del osteocito sus lagunas y canalículos pueden llenarse con tejido mineralizado. CELULAS DEL TEJIDO OSEO Células de revestimiento óseo Las células de revestimiento óseo derivan de los osteoblastos y tapizan el tejido óseo que no se está remodelando Las células de revestimiento óseo ubicadas en las superficies externas del hueso reciben el nombre de células del periosteo y las que tapizan las superficies internas con frecuencia se denominan células del endostio Las células revestimiento óseo constituyen una población celular que deriva de los osteoblastos. Se cree que intervienen en el mantenimiento y el soporte nutricional de los osteocitos incluidos en la matriz ósea subyacente y que regulan el movimiento del calcio y el fosfato desde y hacia el hueso. CELULAS DEL TEJIDO OSE OSTEOCLASTO
La función del osteoclasto es la resorción ósea.
Los osteoclastos son células multinucleadas grandes que aparecen en los sitios donde ocurre la resorción ósea. Están apoyados directamente sobre la superficie ósea en proceso de resorción. Como resultado de la actividad de los osteoclastos, se forma una excavación llamada laguna de resorción (laguna de Howship) que se puede observar en el hueso directamente bajo el osteoclasto. CELULAS DEL TEJIDO OSE OSTEOCLASTO Los osteoclastos derivan de la fusión de células progenitoras hematopoyéticas mononucleares bajo el efecto de múltiples citocinas. Derivan de la fusión de células progenitoras hematopoyéticas mononucleares, células progenitoras de granulocitos/macrófagos (GMP, CFU-GM) que dan origen a los linajes de granulocitos y de monocitos En un principio, las células predestinadas a convertirse en osteoclastos (precursores osteoclásticos) expresan dos importantes factores de transcripción, c-fos y NFkB; más tarde, una molécula receptora llamada receptor activador del factor nuclear k B (RANK) se expresa en su superficie. El receptor RANK interactúa con la molécula ligando de RANK (RANKL) que se produce y se expresa en la superficie celular del estroma. El mecanismo de señalización RANK-RANKL es esencial para la diferenciación y maduración de los osteoclastos. RANK-RANKL es esencial para la diferenciación y maduración de los osteoclastos. De modo alternativo, durante la inflamación, los linfocitos T activados pueden producir moléculas de RANKL, tanto unidas a la membrana como solubles. Por lo tanto, los procesos inflamatorios pueden estimular la resorción ósea mediada por osteoclastos. Esta vía puede ser bloqueada por la osteoprotegerina (OPG), que funciona como un receptor “señuelo” para RANKL. La falta de ligando disponible afecta el mecanismode señalización de RANK-RANKL y actúa como un inhibidor poderoso de la formación de osteoclastos las regiones donde los osteoblastos depositan hueso nuevo tendrán poca o ninguna actividad osteoclástica en contraste con las regiones circundantes con mayor actividad osteoclástica. CELULAS DEL TEJIDO OSE OSTEOCLASTO Los osteoclastos de formación reciente sufren un proceso de activación para convertirse en células capaces de realizar la resorción ósea. Los osteoclastos resorben el tejido óseo mediante la liberación de protones e hidrolasas lisosómicas hacia el microambiente restringido del espacio extracelular El medio ácido inicia la degradación del componente mineral del hueso (principalmente hidroxiapatita) para convertirlo en iones de calcio, fosfatos inorgánicos solubles y agua. Cuando la resorción del tejido óseo se ha completado, los osteoclastos sufren apoptosis. Estudios recientes indican que muchos de los fármacos utilizados para inhibir la resorción ósea en la osteoporosis (es decir, bisfosfonatos y estrógenos) promueven la apoptosis osteoclástica. CELULAS DEL TEJIDO OSE OSTEOCLASTO La función de los osteoclastos es regulada por muchos factores. Donde el hueso está experimentando cambios durante el proceso de crecimiento, los osteoclastos son relativamente abundantes. La hormona paratiroidea (PTH) secretada por las células principales de la glándula paratiroides, es el regulador más importante de los niveles de calcio y fosfato en el líquido extracelular. Debido a que los osteoclastos no tienen receptores de PTH, esta hormona sólo ejerce un efecto indirecto sobre los osteoclastos. En cambio, los osteocitos, los osteoblastos y los linfocitos T tienen receptores para la PTH que activan a la adenilato ciclasa y se produce el aumento de las concentraciones intracelulares de AMPc. Una exposición con lapsos breves e corta e intermitentes a la PTH aumenta la masa ósea a través de la vía del monofosfato de adenosina cíclico (AMPc)/ IGF-1 en osteocitos y osteoblastos. Sin embargo, la exposición continua y prolongada a la PTH, aumenta la producción de RANKL por de los linfocitos T (v. fig. 8-15) y los osteoblastos, lo que conduce a la hiperactividad de los osteoclastos y finalmente a la osteoporosis. El estrógeno suprime la producción de RANKL por los linfocitos T. La calcitonina, secretada por las células parafoliculares de la glándula tiroides, tiene el efecto de reducir la actividad de los osteoclastos. Otras moléculas que desempeñan un papel importante en la regulación de la actividad de los osteoclastos son la catepsina K, la anhidrasa carbónica II y las proteínas que codifican proteínas causa osteopetrosis, una enfermedad congénita rara caracterizada por el aumento de la densidad ósea y defectos en la función de los osteoclastos. En los individuos con osteopetrosis, los osteoclastos no funcionan en forma adecuada, lo que hace que los huesos aparezcan densos en la radiografía; sin embargo, en realidad son muy frágiles y se fracturan con facilidad. FORMACION DEL HUESO
El desarrollo del hueso tradicionalmente se clasifica en endocondral o
intramembranosa La distinción entre desarrollo endocondral y intramembranoso radica en si un modelo de cartílago sirve como el precursor óseo (osificación endocondral) o si el hueso está formado por un método más sencillo, sin la intervención de un cartílago precursor (osificación intramembranosa). Los huesos de las extremidades y las partes del esqueleto axial que soportan peso (p. ej., las vértebras) se desarrollan por osificación endocondral. Los huesos planos del cráneo y de la cara, la mandíbula y la clavícula se desarrollan por osificación intramembranosa Estos nombres sólo se refieren al mecanismo por el cual se forma inicialmente un hueso FORMACION DEL HUESO Osificación intramembranosa En la osificación intramembranosa, la formación del hueso es iniciada por la acumulación de células mesenquimatosas que se diferencian a osteoblastos Algunas células, alargadas y de tinción pálida migran y se acumulan en áreas específicas, células mesenquimatosas (p. ej., la región de desarrollo de los huesos planos en la cabeza), donde forman los centros de osificación. Esta acumulación celular dentro del tejido mesenquimatoso inicia el proceso de osificación intramembranosa. Las células mesenquimatosas en estos centros de osificación se alargan y se diferencian en células osteoprogenitoras. El citoplasma de las células El citoplasma de las células osteoprogenitoras cambia de eosinófilo a basófilo, y el aparato Golgi se observa como una región clara muy evidente. Estos cambios citológicos resultan del osteoblasto diferenciado que, entonces, secreta los colágenos (sobre todo moléculas de colágeno tipo I), las sialoproteínas óseas, la osteocalcina y los otros componentes de la matriz ósea (osteoide). Los osteoblastos se acumulan en la periferia del centro de osificación y continúan secretando osteoide en el centro del nódulo. A medida que continúa el proceso, el osteoide se somete a mineralización y los osteoblastos atrapados se convierten en osteocitos. FORMACION DEL HUESO Osificación endocondral La osificación endocondral también comienza con la proliferación y acumulación de células mesenquimatosas en el sitio donde se desarrollará el futuro hueso. Bajo la influencia de los factores de crecimiento de fibroblastos (FGF) y diferentes proteínas morfogénicas óseas (BMP), las células mesenquimatosas expresan inicialmente colágeno tipo II y se diferencian en condroblastos que, a su vez, producen matriz cartilaginosa. Inicialmente, se desarrolla un modelo de cartílago hialino con la forma general del futuro hueso. Una vez establecido, el modelo cartilaginoso (una versión en miniatura del hueso definitivo) experimenta crecimiento intersticial y por aposición. El aumento en la longitud del modelo cartilaginoso se atribuye al crecimiento intersticial. El aumento de espesor se debe, en su mayor parte, a la adición de matriz cartilaginosa producida por los nuevos condrocitos diferenciados a partir de la capa condrogénica del pericondrio que rodea la masa de cartílago. La primera señal de osificación es la aparición de una cubierta de tejido óseo alrededor del modelo cartilaginoso. las células del pericondrio en la región media del modelo cartilaginoso dejan de producir condrocitos. En su lugar, se originan células formadoras de tejido óseo u osteoblastos. Por ende, el tejido conectivo que rodea esta porción del cartílago funcionalmente ya no es pericondrio sino que, por su alteración funcional, ahora es conocido como periostio. Además, las células dentro de esta capa se diferencian hacia osteoblastos, por lo que ahora se puede identificar una capa osteogénica en el periostio. En el caso de un hueso largo, alrededor del modelo cartilaginoso en la porción de la diáfisis del hueso en desarrollo, se forma una cubierta distintiva de tejido óseo subperióstico, llamado collar óseo. FORMACION DEL HUESO Osificación endocondral Con el establecimiento del collar óseo perióstico, los condrocitos en la región media del modelo cartilaginoso se hipertrofian A medida que los condrocitos aumentan de tamaño, la matriz cartilaginosa circundante se resorbe, formando delgadas placas de cartílago irregulares entre las células hipertróficas. Estas células comienzan a sintetizar fosfatasa alcalina; al mismo tiempo, la matriz cartilaginosa circundante se calcifica. La calcificación de la matriz cartilaginosa no debe confundirse con la mineralización que se produce en el tejido óseo. La matriz cartilaginosa calcificada impide la difusión de las sustancias nutritivas y causa la muerte de los condrocitos en el modelo de cartílago. Con la muerte de los condrocitos, gran parte de la matriz se degrada y las lagunas vecina confluyen para formar una cavidad cada vez más grande. Mientras se producen estos fenómenos, uno o varios vasos sanguíneos proliferan a través del delgado collar óseo en la diáfisis para vascularizar la cavidad. FORMACION DEL HUESO Osificación endocondral Las células madre mesenquimatosas migran hacia la cavidad junto con los vasos sanguíneos proliferantes. Las células madre mesenquimatosas que residen en el periostio en desarrollo, migran junto con los vasos sanguíneos invasores y se diferencian en células osteoprogenitoras en la cavidad medular. Las células madre hematopoyéticas (HSC) también llegan a la cavidad a través del nuevo sistema vascular y abandonan la circulación para dar origen a la médula ósea que incluye todos los linajes de células sanguíneas. Cuando las células osteoprogenitoras se adhieren en forma aposicional a las espículas residuales de cartílago calcificado, se convierten en osteoblastos y comienzan a sintetizar tejido óseo (osteoide) que se deposita sobre el armazón espicular. Por lo tanto, el hueso formado de esta manera se le denomina hues endocondral. FORMACION DEL HUESO Crecimiento del hueso endocondral El crecimiento del hueso endocondral se inicia en el segundo trimestre de la vida fetal y continúa después del nacimiento hasta el principio de la vida adulta El crecimiento en longitud de los huesos largos depende de la presencia de cartílago epifisario. A medida que la cavidad medular de la diáfisis se agranda, pueden reconocerse distintas zonas de cada extremo de la cavidad. El remanente tejido cartilaginoso, es denominado cartílago epifisario, muestra zonas bien definidas. Durante la osificación endocondral, el cartílago avascular se reemplaza gradualmente por tejido óseo vascularizado. Este reemplazo es iniciado por el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y se acompaña de la expresión de los genes responsables de la producción del colágeno tipo X y de las metaloproteinasas de la matriz (enzimas responsables de la degradación de la matriz cartilaginosa). FORMACION DEL HUESO Crecimiento del hueso endocondral Las zonas del cartílago epifisario, comenzando desde la más distal con respecto al centro de osificación de la diáfisis, son las siguientes: Zona de cartílago de reserva, en la cual no se comprueba proliferación celular ni producción activa de la matriz. Zona de proliferación, que es contigua a la zona de cartílago de reserva en dirección a la diáfisis. En esta zona, los condrocitos sufren mitosis y se organizan en columnas bien definidas. Estas células son más grandes que las de la zona de reserva y sintetizan activamente colágeno (sobre todo de los tipos II y XI) y otras proteínas de la matriz cartilaginosa. Zona de hipertrofia, que contiene condrocitos cuyo tamaño ha aumentado mucho (hipertróficos). El citoplasma de estas células es claro debido al glucógeno que normalmente acumulan. Los condrocitos en esta zona permanecen metabólicamente activos; continúan la secreción de colágeno tipo II mientras aumentan la producción de colágeno tipo X. Los condrocitos hipertróficos también secretan VEGF, que inicia la invasión vascular. Zona de calcificación del cartílago, en la cual las células hipertrofiadas empiezan a degenerarse y la matriz se calcifica. El cartílago calcificado sirve, entonces, como un armazón inicial para la deposición de hueso nuevo. Los condrocitos situados en la parte más proximal de esta zona sufren apoptosis. Zona de resorción, que es la zona más cercana a la diáfisis. En este punto, el cartílago calcificado está en contacto directo con el tejido conjuntivo de la cavidad medular. En esta zona, los vasos sanguíneos de pequeño calibre y las células osteoprogenitoras acompañantes invaden la región que anteriormente era ocupada por los condrocitos. Los vasos sanguíneos invasores son la fuente de las células osteoprogenitoras, que se diferencian en osteoblastos, las células productoras de hueso. FORMACION DEL HUESO Crecimiento del hueso endocondral En las espículas cartilaginosas la formación de tejido óseo ocurre de la misma manera que se describe para el centro de la osificación inicial. Conforme el tejido óseo se deposita en las espículas calcificadas, el cartílago se reabsorbe y al final queda hueso esponjoso primario. Este hueso esponjoso se reorganiza por actividad osteoclástica y adición de nuevo tejido óseo, adaptando el crecimiento continuo y el estrés físico que se genera sobre el hueso. Inmediatamente después del nacimiento, en la epífisis proximal aparece un centro secundario de osificación. Los condrocitos se hipertrofian y se degeneran. Al igual que en la diáfisis, la matriz se calcifica y hay invasión local de vasos sanguíneos y células osteogénicas provenientes del pericondrio, creando una nueva cavidad medular. Más tarde, un centro de osificación epifisario similar es formado en el extremo distal del hueso. La única porción del tejido cartilaginoso que queda del modelo original es el cartílago articular en los extremos de los huesos y una placa transversal, llamada disco epifisario, el cual separa las cavidades de la epífisis y de la diáfisis. FORMACION DEL HUESO Crecimiento del hueso endocondral El cartílago del disco epifisario tiene la función de mantener el proceso de crecimiento. La zona de proliferación del disco epifisario genera el cartílago sobre el cual se desarrollará el hueso más adelante. En cuanto al proceso de crecimiento, es importante tener en cuenta lo siguiente: El espesor del disco epifisario se mantiene relativamente constante durante el crecimiento. La cantidad de nuevo cartílago producido (zona de proliferación) es igual a la cantidad de cartílago resorbido (zona de resorción). El cartílago resorbido es, desde luego, reemplazado por hueso esponjoso. Los eventos que siguen a este crecimiento incremental, son, hipertrofia, calcificación, resorción y osificación, involucran simplemente los mecanismos por los cuales el cartílago recién formado es sustituido por tejido óseo durante el desarrollo. Cuando una persona alcanza su máximo crecimiento, la producción de cartílago en el disco epifisario finaliza. En este punto, confluyen las cavidades medulares de la epífisis y la diáfisis. La eliminación del disco epifisario se conoce como cierre epifisario. FORMACION DEL HUESO Desarrollo del sistema osteonal (de Havers) Las osteonas normalmente se forman en el hueso compacto preexistente El proceso en el cual se forman nuevas osteonas se conoce como remodelado interno Durante el desarrollo de osteonas nuevas, los osteosclastos perforan un túnel a través del hueso compacto. La formación de una osteona nueva en el hueso compacto implica en un principio la creación de un espacio en forma de túnel, la cavidad de resorción, por actividad de los osteoclastos. Esta cavidad de resorción tendrá las dimensiones de la osteona nueva. Cuando los osteoclastos han producido un túnel cilíndrico de tamaño apropiado por resorción de hueso compacto, vasos sanguíneos junto con su tejido conjuntivo circundante ocupan su luz. Conforme se ocupa el túnel, casi de inmediato comienza la nueva formación ósea. El hueso compacto maduro contiene sistemas de Havers de diferente tamaño y antigüedad. En el adulto, la formación ósea está en equilibrio con la resorción. En una persona anciana, la resorción a menudo excede la formación. Si este desequilibrio es excesivo, entonces se desarrolla la osteoporosis MINERALIZACIÓN BIOLÓGICA Y VESÍCULAS MATRICIALES La mineralización es un fenómeno extracelular regulado por células. La mineralización se lleva a cabo en la matriz extracelular del hueso y del cartílago, y en la dentina, el cemento y el esmalte de los dientes La mineralización biológica es un fenómeno regulado por células. La mineralización comprende la liberación de vesículas matriciales hacia la matriz ósea En los sitios donde se inicia la mineralización de hueso, cartílago, dentina y cemento, la concentración local de iones Ca2+ y PO4 en la matriz deben exceder el nivel del umbral normal. Las vesículas matriciales derivadas de los osteoblastos son los factores esenciales que controlan el sitio donde se inicia el depósito del mineral en el osteoide. Una vez que los primeros cristales de hidroxiapatita han precipitado, crecen con rapidez por acreción hasta que se unen con los cristales vecinos producidos alrededor de otras vesículas matriciales. De esta manera, una onda de mineralización recorre el osteoide. Otras células que producen osteoide son los ameloblastos y los odontoblastos de los dientes en desarrollo. ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TEJIDO ÓSEO El hueso sirve como reservorio corporal de calcio El mantenimiento de la concentración normal sanguínea de calcio es fundamental para la salud y la vida. El calcio puede llevarse desde la matriz ósea hasta la sangre si el nivel de calcio circulante en sangre disminuye por debajo de un punto crítico, Por el contrario, si hay un exceso de calcio en sangre, este puede removerse de la sangre y almacenarse en el hueso. La PTH (hormona paratiroidea) actúa sobre el hueso para elevar el nivel bajo del calcio en sangre hasta alcanzar la normalidad. La calcitonina actúa para bajar el nivel elevado de calcio en sangre hasta llegar a la normalidad. La PTH también reduce la excreción de calcio por el riñón y estimula la absorción de calcio por el intestino delgado. La PTH actúa, para mantener la homeostasis mediante la estimulación del riñón para que excrete el exceso de fosfato producido por la resorción ósea. La calcitonina inhibe la resorción ósea, específicamente inhibiendo los efectos de la PTH sobre los osteoclastos. ASPECTOS FISIOLÓGICOS DEL TEJIDO ÓSEO Las células óseas producen hormonas endocrinas que participan en la regulación del metabolismo de fosfato y glucosa. El factor de crecimiento de fibroblastos 23 (FGF-23), que es producido por los osteocitos, regula las concentraciones de fosfato sérico mediante la alteración de las concentraciones de vitamina D activa y la actividad de los transportadores de fosfato específicos en el riñón. El FGF-23 es un factor importante al colaborar con la PTH en la eliminación del exceso de fosfato liberado de las hidroxiapatitas durante la resorción ósea. La osteocalcina, que es producida por los osteoblastos, está vinculada con una nueva vía de regulación energética y metabólica de la glucosa. Su objetivo son los adipocitos y las células productoras de insulina en el páncreas. BIOLOGÍA DE LA REPARACIÓN ÓSEA El hueso puede repararse a sí mismo después de la lesión, ya sea por un proceso de curación ósea directa (primaria) o indirecta (secundaria). La curación ósea directa (primaria) se produce cuando el hueso fracturado se estabiliza quirúrgicamente con placas de compresión y se restringe por completo el movimiento entre los fragmentos fracturados del hueso. En este proceso, el hueso sufre un remodelado interno similar al del hueso maduro. La curación ósea indirecta (secundaria) implica respuestas del periostio y de los tejidos blandos circundantes, así como la formación de hueso endocondral e intramembranoso. Este tipo de reparación ósea se produce en las fracturas que son tratadas con fijación ósea no rígida o semirrígida (es decir, el tratamiento con escayolas, aparatos ortopédicos de fractura, fijación externa, enclavado intramedular o aplicación de placas de metal sobre el espacio de fractura). BIOLOGÍA DE LA REPARACIÓN ÓSEA * La fractura de hueso inicia una respuesta inflamatoria aguda que es necesaria para la curación del mismo. La respuesta inicial a la fractura ósea es similar a la respuesta frente a cualquier lesión que produce destrucción de tejido y hemorragia. Inicialmente, se forma un hematoma de fractura (acumulación de sangre que rodea extremos de la fractura de los huesos) y se observa necrosis ósea en los extremos de los fragmentos del hueso fracturado. La lesión de los tejidos blandos y la desgranulación de las plaquetas de los coágulos sanguíneos, son responsables de la secreción de citocinas (p. ej., TNF-a, IL-1, IL-6, IL-11, IL-18) y del inicio de la respuesta inflamatoria aguda. Este proceso se refleja por la infiltración de los neutrófilos seguida por la migración de los macrófagos. A continuación, los fibroblastos y los capilares proliferan y crecen en el sitio de la lesión. Además, las células madre mesenquimatosas específicas llegan al lugar de la lesión desde los tejidos blandos circundantes y la médula ósea. El hematoma de fractura, que en un principio contenía eritrocitos atrapados dentro de una red de fibrina, se sustituye en forma gradual por tejido de granulación, un tipo de tejido conjuntivo laxo recién formado que contiene fibras de colágeno de tipo III y tipo II. Tanto los fibroblastos como las células del periostio participan durante esta fase de la curación. BIOLOGÍA DE LA REPARACIÓN ÓSEA El tejido de granulación se transforma en callo blando fibrocartilaginoso, que contribuye a que la fractura tenga una estructura estable y semirrígida. El tejido conjuntivo denso y el cartílago recién formado crecen y cubren el hueso en el sitio de fractura y producen un callo blando (fig. 8-26c). Este callo se forma con independencia de las zonas fracturadas que están en aposición inmediata la una de la otra, y contribuye a estabilizar y unir el hueso fracturado. El callo óseo reemplaza el fibrocartílago en el sitio de fractura y permite la carga de peso. Mientras el callo se está formando, las células osteoprogenitoras del periostio se dividen y se diferencian en osteoblastos. Los osteoblastos recién formados comienzan a depositar osteoide en la superficie exterior del callo (proceso intramembranoso) a una distancia de la fractura. Esta nueva formación de hueso progresa hacia el sitio de la fractura hasta que el hueso nuevo forma una envoltura sobre el callo fibrocartilaginoso. Los brotes osteogénicos de este nuevo hueso invaden el callo y comienzan a depositar tejido óseo dentro del mismo, con lo que se reemplaza gradualmente el callo fibroso y cartilaginoso original por un callo duro. Además, la proliferación y la diferenciación del endostio se producen en la cavidad medular y el hueso crece desde ambos extremos de la fractura hacia el centro. Cuando este hueso se une, la unión ósea del hueso fracturado, producida por los osteoblastos y derivada tanto del periostio como del endostio, consiste en hueso esponjoso. Al igual que en la formación de hueso endocondral, el hueso esponjoso se reemplaza gradualmente por tejido óseo. El callo duro se torna más sólido y mecánicamente rígido. BIOLOGÍA DE LA REPARACIÓN ÓSEA El proceso de remodelado restaura la forma original del hueso. Si bien el callo duro tiene una estructura rígida que proporciona estabilidad mecánica a la zona de la fractura, no restaura por completo las propiedades del hueso normal. El callo duro se somete al remodelado óseo a fin de transformar el depósito de nuevo tejido óseo en un hueso maduro lamelar. Después de esto, la cavidad de la médula ósea necesita restaurarse. Mientras se está formando hueso compacto, se eliminan los restos del callo duro por la acción de los osteoclastos y el remodelado óseo gradual restaura el hueso a su forma original. En personas sanas, este proceso suele durar de 6 a 12 semanas, según la gravedad de la fractura y el hueso específico que se haya fracturado. El proceso inflamatorio tiene una duración de aproximadamente 1 semana. Por lo general, se acompaña de dolor e inflamación, y conduce a la formación de tejido de granulación. El callo blando se forma en unas 2 a 3 semanas después de la fractura, y el callo duro en el que los fragmentos fracturados están firmemente unidos por hueso nuevo, requiere de 3 a 4 meses para desarrollarse. El proceso de remodelado óseo puede durar desde unos pocos meses a varios años hasta que el hueso vuelve por completo a su forma original. Ajustar el hueso (es decir, devolverlo a la configuración anatómica normal) y mantener las piezas en su lugar por medio de fijación interna (con clavos, tornillos o placas) o fijación externa (con férulas, escayolas o tutores externos), acelera el proceso de curación. Grazie per la vostra attenzione... Dr. Jimmy Luizaga