Canal de Panamá - Historia, Geografía y Su Administración
Canal de Panamá - Historia, Geografía y Su Administración
Canal de Panamá - Historia, Geografía y Su Administración
Las primeras ideas sobre el canal surgieron en 1534, gracias a Carlos V de España quien ordenó el primer
estudio sobre una propuesta para una ruta canalera a través del Istmo de Panamá; sin embargo, después de eso
pasaron más de tres siglos.
A pesar de los numerosos estudios e intentos por parte de diferentes naciones — ingenieros franceses
trabajaron por 20 años para lograr la construcción, incluido el esfuerzo fallido liderado por Fernando de
Lesseps y el proyecto francés, que resultó en la pérdida de miles de vidas y enormes sumas de dinero. De
hecho, se estima que más de 20.000 trabajadores murieron por enfermedades como cólera y malaria. Las
enfermedades y los problemas financieros provocaron que fuera inviable su construcción en ese
momento. Además de accidentes laborales por la inestabilidad del terreno. El proyecto no se materializó hasta
finales del siglo XIX.
La construcción, iniciada por ingenieros franceses en 1880 y finalizada por los Estados Unidos en 1914, cobró miles de
vidas y representó un desafío sin precedentes a la naturaleza.
Desde el periodo de la construcción del Canal, los obreros, ya fueran estos panameños o extranjeros, llevaron la peor
parte. El valor de su trabajo fue a beneficio de sus constructores. El plusvalor se transformó en ganancia, la cual era
apropiada por los capitalistas. Todo este fenómeno de apropiación ocurrió en ambas etapas de construcción del Canal, la
francesa y la estadounidense.
A principios del siglo XX, la Comisión del Canal importó miles de obreros. La mayoría de ellos eran trabajadores negros
que vinieron de las islas del Caribe como Barbados y Martinica, trabajaron junto a europeos, latinoamericanos y
asiáticos. De los 45,107 obreros empleados de 1904 a 1912 en el Canal de Panamá, el 44.1 por ciento llegó de Barbados, el
12.3 por ciento de Martinica, el 4.6 por ciento de Guadalupe y el 3.7 por ciento de Trinidad. Y eran ellos quienes
efectuaban los trabajos más duros. Cavaron zanjas en pantanos y sobrevivieron a las enfermedades, a los accidentes y al
régimen discriminatorio. Los dinamiteros, los excavadores, los que saneaban áreas del Canal y los que regaban
insecticidas eran trabajadores antillanos. También más de 15,000 trabajadores eran de Estados Unidos.
En la Zona del Canal se dio un racismo y segregación con graves consecuencias económicas y sociales. Este racismo era
igual o peor que el que predominaba en el sur de Estados Unidos. A los trabajadores blancos norteamericanos se les
pagaba en “tarifa oro”, mientras que a los negros y a los panameños se les pagaba en “tarifa plata”, lo que resultaba una
paga menor. También a estos trabajadores se les prohibía el acceso a ciertos lugares.
Décadas después, en 1903, Panamá se independiza de Colombia y firma con Estados Unidos el tratado Hay-
Bunau Varilla que permitió que el Gobierno estadounidense iniciara la construcción del canal en 1904. Fue
así como Estados Unidos compró a la Compañía Francesa del Canal de Panamá sus derechos y propiedades
por $ 40 millones y comenzó la construcción.
El megaproyecto tardó 10 años en construirse y costó unos $387 millones de dólares, incluyendo los 10
millones de dólares pagados a Panamá, y 40 millones a la Compañía Francesa por los derechos del Canal.
Desde 1903, Estados Unidos ha invertido cerca de $3 mil millones en la empresa canalera, de los cuales
aproximadamente dos tercios fueron recuperados.
La Comisión del Canal de Panamá, una agencia del gobierno de los Estados Unidos, operó el Canal
durante la transición de 20 años que comenzó a partir de la implementación del Tratado del Canal de
Panamá el primero de octubre de 1979.
El Tratado Hay Bunau-Varilla, sin embargo, fue muy contestado en las décadas siguientes.
Panamá deseaba recuperar el control de la Zona del Canal. Las negociaciones se iniciaron
en 1970, entre el gobierno de los EE. UU. y las autoridades panameñas. El 7 de septiembre
de 1977, el presidente Jimmy Carter y el jefe de Gobierno de Panamá, Omar Torrijos,
firmaron el Tratado Torrijos-Carter, que devolvía a Panamá el control completo de todo el
territorio del canal el 31 de diciembre de 1999 por la administración, operación y mantenimiento
del Canal de Panamá. Es decir, el Gobierno panameño es el encargado de velar por el óptimo
funcionamiento del canal.
POSICION GEOGRÁFICA
La estratégica ubicación geográfica de Panamá es vital para su
posición en el mapa mundial, ya que gracias a ella logra conectarse
con los principales mercados de América, Europa y Asia.
Planificación y Diseño
Hay tres juegos de esclusas en el Canal de Panamá: las esclusas de Miraflores, las esclusas de Pedro Miguel y las esclusas de
Gatún. Cada juego de esclusas consta de dos cámaras, una para subir y otra para bajar los barcos.
Las esclusas, parte fundamental de cómo funciona el Canal de Panamá, son operadas por motores eléctricos que controlan la
apertura y el cierre de las compuertas, que son las puertas que se utilizan para controlar el flujo de agua en el canal. Cuando
una embarcación entra en una cámara de esclusa, las compuertas se cierran detrás de ella y se bombea agua hacia la cámara
para elevar o descender el barco a la altura del siguiente nivel del canal.
Control del Tráfico
Una vez que los barcos ingresan al canal, son guiados por
pilotos del canal altamente capacitados que conocen bien el
canal y sus peligros potenciales. Los pilotos del canal trabajan
en estrecha colaboración con los capitanes de los barcos para
garantizar un paso seguro y eficiente por el canal.
El canal cuenta con un sistema sofisticado de control de tráfico que se
basa en la utilización de boyas y señales de luz para guiar a los barcos a
través del canal, así como en la colaboración estrecha entre los pilotos
del canal y los capitanes de los barcos.
Para garantizar el tránsito seguro de buques por el Canal de Panamá hay https://youtu.be/ga8VxyvTWUE?si=Ni-qnTjgy-jEJL4y
un sistema de señales que sirven de apoyo a la navegación. La función
principal de estas señales es guiar, de día y de noche, el tránsito expedito
de los 14,000 buques que cruzan la vía interoceánica cada año.
La entidad gubernamental, denominada la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), creada por la
Constitución Política de la República de Panamá y organizada por la Ley 19 del 11 de junio de 1997 es la
responsable de la administración del canal.
Según la constitución de Panamá el canal constituye un patrimonio de la nación, por lo cual no puede ser
vendido, ni cedido, ni hipotecado, ni de ningún otro modo gravado o enajenado. El régimen jurídico que
se estableció para la ACP tiene como objetivo fundamental el preservar las condiciones de funcionamiento
del Canal de Panamá.
Proyectos e Inversiones
El Canal de Panamá ejecutará, durante la próxima década, un portafolio de inversiones y proyectos por cerca de B/. 32,000
millones para fortalecer la sostenibilidad del negocio a largo plazo, mejorar su competitividad y aportar al crecimiento
económico del país.
Este plan de inversiones, que destaca el aporte de la fuerza laboral, incluye la ejecución del programa de descarbonización en
las operaciones y el de los proyectos hídricos, este último dirigido a suplir el agua para la población del país y el
funcionamiento de la vía. También, incluye la transformación digital mediante la incorporación de nuevas tecnologías de la
información que permitan agilizar los procesos.
En marzo pasado, el Canal dio a conocer su objetivo de ser carbono neutral para el año 2030, alineado con los compromisos
globales establecidos por instancias como Naciones Unidas y la Organización Marítima Mundial.
Por ofrecer una ruta más corta, el Canal de Panamá propicia que los buques que transitan emitan menos gases contaminantes; sin
embargo, la organización está comprometida con alcanzar la neutralidad de carbono en sus operaciones. Para esta iniciativa, el
Canal de Panamá estima destinar entre B/. 500 millones y B/. 1,500 millones durante la próxima década.
La otra clave de la sostenibilidad del Canal es asegurar la disponibilidad de agua para la población y la operación de la vía. Esto
debido a que la variabilidad climática en la última década ha afectado a la Cuenca Hidrográfica. Con este objetivo, el Canal de
Panamá adelanta un programa hídrico que estima una inversión de B/. 1,900 millones hasta su entrada en operación en 2028.
En cuanto a transformación digital, el plan es destinar B/. 500 millones en proyectos de que incorporen tecnologías, información y
manejo de data para maximizar la capacidad de la planta actual de la vía interoceánica.
Además, se estima invertir B/. 2,400 millones en el reemplazo de equipos como remolcadores, y modernización de instalaciones
como las plantas potabilizadoras y represas del Canal.
La inversión contempla también, la reubicación y modernización de instalaciones que consoliden las operaciones y
minimicen la huella de carbono que naturalmente provoca la interacción, movilización y traslado de más de 9,000
colaboradores.
Hasta el 2030, el Canal proyecta destinar unos B/. 2,800 millones al mantenimiento regular de su planta,
considerando que las esclusas panamax cumplirán más de 110 años de funcionamiento durante la próxima década.
Estas inversiones incluyen el dragado de los cauces de navegación, el mantenimiento de los equipos flotantes y
rodantes, así como los sistemas eléctricos que energizan la operación.
PENSAMIENTOS CRÍTICOS EN TORNO A LA ADMINISTRACIÓN
DEL CANAL DE PANAMÁ
1. La administración del Canal de Panamá debe ser transparente y basada en principios de eficiencia y rendición de
cuentas. Es crucial garantizar que los recursos y operaciones del canal se manejen de manera adecuada y en
beneficio de la economía panameña.
2. La importancia estratégica del Canal de Panamá como vía de comercio internacional requiere una gestión eficiente y
moderna que permita mantener su competitividad en un mercado cada vez más globalizado.
4. La protección del medio ambiente y la sostenibilidad son aspectos fundamentales que deben ser considerados en la
gestión del Canal de Panamá, incluyendo la conservación de la biodiversidad y la reducción de impactos
ambientales negativos.
5. La consecución de acuerdos justos y equitativos con los trabajadores y comunidades locales es crucial para asegurar
una administración responsable y socialmente responsable del Canal de Panamá.
6. La transparencia y la rendición de cuentas en la administración del Canal de Panamá son aspectos clave para
garantizar la confianza de los usuarios, los ciudadanos panameños y la comunidad internacional en su gestión.
7. La colaboración con socios internacionales y la adopción de buenas prácticas de gestión son elementos
fundamentales para garantizar el éxito y la sostenibilidad del Canal de Panamá en el largo plazo.
8. Es importante que los recursos y beneficios generados por el canal se utilicen de manera equitativa y en
beneficio del desarrollo económico y social de Panamá.
9. Es fundamental contar con personal capacitado y comprometido que pueda hacer frente a los desafíos y
oportunidades que se presentan en la operación y gestión del canal.
10. La innovación y la modernización de la infraestructura son clave para mantener la competitividad del canal en
el mercado global y asegurar su relevancia en el futuro.
11. Es importante promover la colaboración y el diálogo entre todas las partes interesadas, incluyendo el gobierno,
los trabajadores, los usuarios y la comunidad local, para garantizar una gestión eficaz y consensuada del canal.
Situación actual de la vía interoceánica
El Canal de Panamá actualmente enfrenta uno de sus mayores retos: una severa sequía que compromete su capacidad
para operar eficientemente. Las lluvias, esenciales para el llenado de las esclusas y la elevación de los barcos, han
disminuido drásticamente y ponen en riesgo la continuidad de las operaciones. Este desafío no solo es un recordatorio
de la importancia de la obra, sino también de la necesidad urgente de abordar los efectos del cambio climático.
Entre los efectos de El Niño en Panamá, se presentan que hacia la vertiente del Atlántico lluvias muy intensas que
provocan inundaciones y disminución de lluvias hacia las regiones ubicadas en la vertiente del Pacífico y aumento en
la vertiente del Caribe.
Esta disminución en la vertiente del Pacifico ha provocado una sequía en el Canal de Panamá. El problema se mide en
pies. El Lago Gatún, un cuerpo de agua artificial en la Ciudad de Panamá que alimenta el Canal, ha pasado de tener un
nivel de agua de 88,8 pies a finales de 2022 a solo 81,5 actualmente. Esto es insuficiente para que puedan cruzar 38
buques al día, la capacidad que se veía normalmente. La Autoridad del Canal está permitiendo el paso de solo 20
buques y podría bajar el máximo hasta 18 en las próximas semanas. Y es que las proyecciones del nivel de agua del
Gatún apuntan a que en marzo el nivel del agua bajará aún más.
https://youtu.be/-x2YkOkjR-Y?si=_AAom-_Fdz-CYjtu
En este contexto, el Canal ha explicado que “seguirá manteniendo las medidas de ahorro de agua durante los meses de lluvia
para recuperar el nivel de los lagos y así garantizar el recurso hídrico para el consumo humano sin afectar, en la medida de lo
posible, los tránsitos por la vía interoceánica”. Al mismo tiempo, se ha advertido de las inevitables consecuencias del impacto
económico.
Con el fin de garantizar el recurso hídrico para la población y para seguir ofreciendo “un servicio confiable y competitivo” a los
buques durante esta sequía, el Canal desde este enero ha estado tomando una serie de medidas de ahorro de agua en sus
operaciones:
En las antiguas esclusas panamax se realizan esclusajes cruzados (combinando el agua de un lado de una esclusa a otra).
Se calendarizaron los tránsitos de tal manera para reutilizar en la mayor medida posible la misma disponibilidad de agua
dentro de cada una de las recámaras para que transiten más buques.
En las modernas esclusas neopanamax se está revisando el sentido del tránsito y la calendarización de los buques norte y sur
con el fin de hacer el máximo uso del agua.
Ante esta situación, es imperativo que tanto el Gobierno panameño como la comunidad internacional busquen soluciones
sostenibles para garantizar la operatividad.
La inversión en tecnologías de conservación de agua, el estudio de alternativas para la captación de lluvias y la implementación
de políticas de adaptación al cambio climático son esenciales para enfrentar este desafío.
Conclusión