Profeta Malaquías

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El profeta Malaquas

Tema n 18

Malaquas

Autenticidad y problemas crticos Estilo y estructura del libro El amor del Seor a Israel (1,2-5) Pecados de los sacerdotes (1,6-2,9) Condena de los matrimonios mixtos y del divorcio (2,10-16) El da del Seor (2,17-3,59) Desprecio de los diezmos del Templo (3,6-12) Contenido doctrinal

La Alianza La retribucin Doctrina mesinica

La persona

La actitud
EL PROFETA MALAQUAS

Historia de la redaccin

Estructura y estilo

EL LIBRO DE MALAQUAS Contenido doctrinal

La Alianza
La retribucin Doctrina mesinica

La persona del profeta Malaquas

El actual libro de Malaquas cierra el rollo de los Doce profetas Menores. Si el nombre corresponde a un profeta concreto, nada sabemos de su vida. Pero hoy la mayor parte de los comentaristas piensan que es un seudnimo al que se le atribuye la coleccin de orculos annimos que pasaron al canon bajo su nombre.

Las razones de la seudonoma son las siguientes:


a) La palabra mal'ak del encabezamiento del libro, que las traducciones modernas transcriben por Malaquas (mensajero del Seor) parece estar tomada de Mal 3,1. No es un nombre de persona sino un nombre comn con sufijo que significa mi mensajero. Su presencia en el encabezamiento se debe, como en otros libros, al editor de este material proftico annimo. b) Malaquas, como nombre propio es desconocido en el AT.

c) La versin de los LXX traduce por medio de su mensajero (en chiri aggelou aut). Lo mismo hacen el Talmud y el Trgum de Jonatn, que aade cuyo nombre es Esdras, el Escriba.

San Jernimo acept tambin la identificacin con Esdras, como ya haban hecho los targumim, porque, segn l, Malaquas (2,7) y Esdras (cap. 7) hablan de los mismos temas (Cfr Commentarium in Mal, Prol: PL 25,1141-1142). Hoy se subrayan ms las diferencias que las coincidencias entre ambos.

d) El ttulo de esta profeca: Orculo (mass), palabra del Seor es el mismo con que empiezan las dos secciones de que consta la segunda parte de Zacaras (9,1 y 12,1).

Autenticidad y problemas crticos

Algunos piensan que originariamente existieron tres colecciones profticas annimas, que comenzaban con las mismas palabras; las dos primeras se aadieron al libro de Zacaras, formando las secciones Za 9-11 y Za 12-14. Poco despus se aadieron otras dos piezas breves con una inscripcin, hecho por medio de Malak.

Posteriormente estas ltimas secciones se desligaron en un libro aparte, para completar el nmero de doce, representativo de las doce tribus de Israel.
Cfr A.E. Hill, Malachi (Book of), en The Anchor Bible Dictionary, t. 4, New York 1992, p. 484.

Sin embargo, otros comentaristas (Child, Kaiser, Rudolph) siguen manteniendo que Malaquas es el nombre propio de un profeta concreto postexlico y que son muy significativas las diferencias entre el encabezamiento de Malaquas (Palabra del Seor dirigida a Israel por medio de Malaquas) y el de Za 9,1 y 12,1 (Palabra del Seor sobre Israel).

En cuanto a la fecha de estos orculos, el libro da una serie de indicios que, junto a los datos del de Nehemas, permiten datarlos con mucha probabilidad hacia la mitad del siglo V (515-458), poco antes de la reforma llevada a cabo por Esdras y Nehemas. La redaccin definitiva tuvo que ser ms tarde, quiz ya en la poca griega.

Estilo y estructura del libro de Malaquas


1 El amor de Yahwh hacia Israel (1,2-5)
2 Pecados de los sacerdotes (1,6-2,9) 3 Condenacin de los matrimonios mixtos y del divorcio (2,10-16) 4 El da de Yahwh (2,10-3,5) 5 Desprecio de los diezmos del Templo (3,6-16) 6 El juicio de Dios (3,17-21)

Divisin del libro de Malaquas


I. Amor del Seor por Israel (1,2-5) II. Los sacrificios mezquinos y otras faltas de los sacerdotes (1,6-2,9) III. Los matrimonios mixtos y los divorcios (2,10-16) IV. El da del Seor (2,17-3,5) V. Los diezmos del Templo (3,6-12) VI. Los justos y el da del Seor (3,1321)

El libro tiene una clara orientacin pastoral, aunque le falta la fuerza argumental de los profetas postexlicos. Consta de seis secciones. todas ellas estructuradas de la misma manera.

Su montaje es diagonal y parecido al gnero literario que llamamos diatriba.

La secuencia es la siguiente:
El Seor o el profeta anuncia una tesis, que casi siempre coincide con expresiones o normas contenidas en el Deuteronomio; a continuacin, esa doctrina es rebatida por el auditorio, pueblo o sacerdotes, con objeciones o reparos. Despus sigue un breve desarrollo del tema o tesis inicial.

Amor de Dios por Israel Ml 1,2-5

1 Seccin: El amor de Yahwh hacia Israel (1,2-5).El destinatario de esta seccin es la comunidad juda postexlica que se encuentra en una situacin decadente.

Empobrecida y hostigada, contrasta su situacin actual con las brillantes descripciones que haban hecho los profetas preexilcos y, sobre todo, las de la tercera parte de Isaas.

Este contraste provoca un clima de desaliento en que la fe est a punto de naufragar dando paso al escepticismo. Dnde est el amor del Seor para con su pueblo? (cfr Dt 7,8).
Yahweh responde taxativamente: Os he amado. Y da dos razones para demostrarlo. La primera es histrica, la eleccin de Jacob, des antiguo (am a Jacob y aborrec a Esa).

La segunda es actual, la desgracia de Edom, que por este tiempo simbolizaba a los enemigos de Israel. Edom haba sido invadido por los Nabateos, y este desastre equivale a la restauracin juda. San Pablo cita este orculo (Rom 9,1013), dando a entender claramente que es un modo extrao y paradjico de expresar la eleccin divina de su pueblo.

Los sacrificios mezquinos y otras faltas de los sacerdotes (Ml 1,6-2,9)

2 Seccin: Pecados de los sacerdotes (1,62,9).-

Este orculo que denuncia el culto falso de los sacerdotes, tiene dos partes:
La primera (1,6-14) se basa en la premisa doctrinal de que el Seor es padre y dueo de su pueblo. Por tanto, tiene derecho a la honra que debe reflejarse en el culto.

Sin embargo, los sacerdotes haban deshonrado y menospreciado su nombre. No estaban a la altura de su ministerio con su conducta. Sus claudicaciones morales y religiosas repercutan en el pueblo. Su culto indigno les impeda realizar su obligacin de intercesin.

Los pecados que Dios les echa en cara son: violacin de las leyes del culto en lo referente a la pureza de las vctimas (1,79), violacin de la Alianza (2,8), violacin de su oficio de ensear la Ley con el consiguiente extravo del pueblo. Ellos son, en efecto, los principales responsables (2,7).

La segunda parte (2,1-9) recoge un orculo en el que Dios les dirige una llamada a cambiar de actitud. Si la respuesta es positiva, Dios les perdonar y amar. Si es negativa, tendrn por parte de Dios maldicin y repudio (1,14; 2,1-2), y por parte del pueblo desprecio (2,9).

Una atencin especial merece la visin universalista del profeta que contrasta el culto de Jerusaln con el de los paganos: Desde donde sale el sol hasta donde se pone, grande es mi Nombre entre las naciones, y en todo lugar se ofrece incienso a mi Nombre y una oblacin pura. Pues grande es mi Nombre entre las naciones, dice el Seor de los ejrcitos (Mal 1,11).

En contraste con el culto indigno que le ofrecen los sacerdotes, el orculo habla de un sacrificio universal y puro. Esta afirmacin de universalidad y de reconocimiento de una oblacin pura entre los gentiles sorprende en un orculo centrado en la purificacin del culto en el Templo.

Ha sido comentado a lo largo de la Historia, interpretndolo de diferentes maneras: los viejos reformadores identificaban los goyim del orculo con los proslitos o con los judos de la dispora, ms en concreto con los de la Elefantina.

Ahora bien, es prcticamente imposible que un profeta de Palestina tuviera en cuenta esos cultos considerados siempre como cismticos. Menos an cabe pensar en un sincretismo del autor. Aun dentro de lo extrao de la afirmacin, parece que el profeta pretende estimular a los profesionales del culto en el Templo, contrastando el culto de las naciones con el que se realiza en Jerusaln. Sera, pues, un recurso oratorio para subrayar el escaso valor del culto de Jerusaln.

Los Santos Padres, que lean el AT desde la plenitud del NT, aplicaron, desde muy antiguo, este texto -la oblacin puraa la Eucarista. San Jernimo dice: En todo lugar se ofrece una oblacin no inmunda como en el pueblo de Israel, sino pura, la que se ofrece en las ceremonias de los cristianos.
El Concilio de Trento tambin ve cumplido este orculo en el Sacrificio eucarstico (Dz 1742).

La Didache (14,1) y los Santos Padres, excepto Teodoro de Mompsuestia y, en parte, san Efrn, son unnimes en descubrir en Mal 1,11 una profeca de la Eucarista.
Commentarium in Mal, PL 25,1155.

Los matrimonios mixtos y los divorcios (Ml 2,10-16)

3 Seccin: Condenacin de los matrimonios mixtos y del divorcio (2,10-16).-

La profanacin del Santuario ha aumentado con los matrimonios mixtos y con los divorcios.
En los orculos anteriores se denuncian directamente los delitos de los sacerdotes que quebrantaban la alianza de Lev; aqu se apunta a los miembros del pueblo que quebrantan la alianza de los padres, con las perversiones del matrimonio.

Al casarse los israelitas con mujeres extranjeras, admitan a los dioses de ellas y se exponan a la idolatra. Por otra parte, al repudiar a la esposa juda, la de la juventud, se reniega del nico Dios que ha creado al varn y a su mujer, para que vivan en unidad para siempre (cfr Gen 1,26).

Aqu se condena no slo el divorcio de los hijos del pueblo de Dios, sino tambin el nuevo casamiento con mujeres extranjeras (matrimonios mixtos) por lo que lleva consigo de ruptura de la Alianza, de la que el matrimonio es reflejo. En la plenitud de los tiempos, el NT refuerza la unidad del matrimonio recordando que tal fue el designio originario del Creador (cfr Mt 5,31-32; 19,4-9; Ef 5,31-32). Cfr S. de Ausejo, De matrimoniis mixtis apud Mal 2,10-16, en VD 11 (1931) 366-371.

El da del Seor (Ml 2,17-3,5)

4 Seccin: El da del Seor (2,17-3,5).- El pueblo con sus quejas planteaba al profeta el problema de la retribucin. Una vez ms se parte de la objecin de que no puede demostrarse la justicia de Dios, puesto que lo nico que se ve es la prosperidad de los malvados.

La respuesta es sorprendente y rica de contenido. La justicia de Dios se cumplir en el Das del Seor. Dios vendr para juzgar y purificar en primer lugar a los sacerdotes (3,3) y despus a los dems.

Lo especfico de este orculo es el anuncio de que la venida final de Dios ser precedida de un mensajero al estilo del heraldo de las monarquas orientales, que tena la misin de anunciar la venida del rey, invitando a preparar el camino. En tiempos de Jess muchos, basndose en Mal 3,23, consideraban que este mensajero sera Elas. De ah que Mt 11,14, se identifique al Bautista, el precursor-mensajero, con Elas.

El orculo termina con una lista de los pecados que sern objeto del juicio y que eran los ms destacados en la vida de la comunidad (3,5): la magia, el adulterio, el perjurio, los pecados sociales contra la justicia y todo tipo de opresin (3,5; cfr Sal 15).

Los diezmos del Templo (Ml 3,6-12)

5 Seccin: Desprecio de los diezmos del templo (3,6-12).- La violacin de la ley de los diezmos es otro de los pecados de la comunidad (cfr Num 18,21). De nuevo este orculo les recuerda que la situacin presente de miseria y escasez es debida a la ruptura de la Alianza, al incumplimiento de los preceptos legales. La obediencia a la ley y la conversin al Seor les garantizar la prosperidad (3,6-12). La mencin casustica de los diezmos es seal de que estamos en una poca muy tarda, en la que los sacerdotes ejercan ya un fuerte dominio sobre los miembros del pueblo.

Los justos y el da del Seor (Ml 3,13-21)

6 Seccin: El juicio de Dios (3,13-21).El problema planteado en esta seccin es nuevamente el de la retribucin. Ahora son los justos los que no comprenden su escaso triunfo y el progreso material de los malvados. La respuesta es la misma: en el Da del Seor, justos y pecadores recibirn su recompensa (3,16-21).

Este modo de enfocar el problema de la justicia de Dios supone un gran avance sobre la concepcin tradicional de la retribucin inmediata. Para Malaquas la justicia de Dios tendr un cumplimiento escatolgico. Y, aunque no se entreve con claridad la vida y la justicia de ultratumba que aportar con claridad el NT, la doctrina de Malaquas es un paso muy claro hacia ella.

Un pequeo apndice cierra el libro (3,2325). Es una exhortacin a la observancia de la ley segn el estilo y el espritu deuteronomista. Parece una conclusin editorial aadida al conjunto de los libros profticos, para unirlos a los que formaban la Ley (el Pentateuco), pues se valoran casi del mismo modo a Moiss, principal autor de la Ley, y a Elas, prototipo del profeta. En la Transfiguracin del Seor (Mt 17,3ss) hay una clara resonancia de este texto. La mencin del da del Seor en este eplogo pone de manifiesto que los libros profticos estn abiertos a un futuro escatolgico.

Contenido doctrinal del libro de Malaquas


La Alianza La retribucin Doctrina mesinica

1) La Alianza.El tema sobre el que gira toda la enseanza de Malaquas es la relacin de alianza entre el Seor y su pueblo. De hecho, menciona explcitamente la alianza de Lev (2,4), la alianza de los padres (2,10) y la alianza del matrimonio (2,14), adems de hablar de la predileccin del pueblo por parte del Seor (1,2-5) y de las bendiciones divinas (3,10).

2) La retribucin.- Desde el ngulo de la alianza, aborda el problema de la retribucin. Saberse amado por Dios no da derecho al pueblo a interpelar al Seor, y menos a exigir que la bendicin divina se refleje en el bienestar material.

El profeta da una respuesta de fe a los problemas que afectaban al pueblo, subrayando que Dios es justo y que, como tal, juzgar individualmente a justos y pecadores. Para Malaquas no es la condicin de miembro escogido la que salva, sino nicamente la condicin de justo. La justicia de Dios no se cumple aqu y ahora. Tiene lugar en la era escatolgica. Dios es justo, y como tal, juzgar individualmente a los justos y pecadores.

3) Doctrina mesinica.Dos novedades interesantes aporta Malaquas a la doctrina mesinica: la indicacin del mensajero misterioso que preceder a la venida del Seor (3,1) en el cual la tradicin cristiana ha reconocido a san Juan Bautista (Mt 11,10-14). Y, sobre todo, la oblacin pura, sacrificio perfecto de la era mesinica que, como se ha dicho, la Iglesia ve cumplido en el Sacrificio eucarstico cristiano.

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