Unidad Ii - Sesión I

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MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA

UNIVERSITARIA

DOCTRINA SOCIAL DE
LA IGLESIA
PBRO. MG. RICARDO CORNEJO GUANILO
UNIDAD II
SESIÓN I

• Los Derechos Humanos


ANTECEDENTES LOS DERECHOS HUMANOS

La Biblia: en sus primeras páginas hay una afirmación fundamental “el hombre ha sido creado a
imagen de Dios” (Gn 1, 26-27) y en esto reside, principalmente, su dignidad.
• La ley de Moisés establece “que no haya ningún pobre a tu lado” (Dt 15, 4). La tierra es de Dios
y, por lo tanto, es de todos.
• El año sabático y el jubileo buscaban impedir la acumulación de la tierra, se perdonaban las
deudas, se liberaban los esclavos.
• Pero es, la predicación y la práctica de Jesús el principal fundamento bíblico para la promoción y
defensa de los DH.
La antigüedad Grecorromana: no llegó a tener una idea clara y precisa de la dignidad del hombre
como individuo y de sus correspondientes derechos. La comunidad tenía la primacía absoluta sobre los
hombres y éstos debían obedecer las leyes, puesto que se consideraba que la polis era una instancia de
perfeccionamiento de la naturaleza humana.
Con la aparición de las escuelas éticas (estoica), que buscaban la felicidad individual, se tuvo como
ideal al hombre sabio; además, habló de la ley natural universal a la que se adhería todo hombre por el
uso de su razón.
La filosofía estoica abrió nuevas perspectivas al desarrollo humano. El hombre no fue ya el estrecho
ciudadano de la polis, sino el miembro de una comunidad universal. Se acentuó la idea de la dignidad,
de que todo lo que tiene rostro humano tiene el valor natural de la libertad y de la igualdad.
ANTECEDENTES DOCUMENTALES DE LOS DH

• el Código de Hammurabi: aprox. 1739 a.C.


• Los diez mandamientos: 1274 a.C.
• Ley de las XII Tablas del derecho romano: aprox. 454-450 a. C.
• El VIII Concilio de Toledo (653 d.C.)
• Los Decretos de la Curia de León (1188)
• Declaración de los Derechos del Hombre y del ciudadano de 1789
• Etc.
CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Primera Generación (civiles y políticos o las llamadas libertades: de conciencia, de expresión, de prensa, de
asociación). Surgen con la Revolución Francesa como rebelión contra el absolutismo del monarca. Recogen,
sobre todo, el pensamiento y los intereses de la burgesía.
Segunda Generación (económicos, sociales y culturales: alimentación, educación, salud, trabajo, vivienda).
Los cuales se plantearon por primera vez en el mundo en la constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos en 1917.
Tercera Generación (de los Pueblos o de Solidaridad). Surgen en nuestro tiempo como respuesta a la necesidad
de cooperación entre las naciones: Derecho a la autodeterminación, independencia económica y política,
identidad nacional y cultural, a la paz, a la coexistencia pacífica, al uso de los avances de las ciencias y la
tecnología, a la solución de los problemas alimenticios, demográficos, educativos, ecológicos, etc.
LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Formulados por la ONU, el 10 de diciembre de 1948. Consta de 30 artículos fundamentales, aceptados


hasta el día de hoy universalmente.

El borrador de la Declaración fue elaborado por el filósofo Jacques Maritain y el jurista René Cassin,
quienes sustituyeron la fórmula de­rechos del hombre y del ciudadano de la Asamblea Nacional
Francesa por derechos humanos, ampliando así el número de personas a quie­nes se aplicaba la
Declaración, es decir, “a todos los seres humanos”, que nacen “libres e iguales en dignidad y
derechos”.
Las Naciones Unidas tomaron, además, la iniciativa de completar la Declaración con la promoción de
pactos y acuerdos que tuvieran carácter jurídico vinculante para todos los Estados que quisieran fir­
marlos.

Existen también convenciones a nivel regional: la Organiza­ción de Estados Americanos (OEA), por
ejemplo, elaboró en 1969 la Convención Americana de los Derechos del Hombre (el llamado Pacto de
San José de Costa Rica)

Sin embargo, en esta Declaración de 1948, no figuran los derechos de la tercera generación.
JUAN XXIII – PACEM IN TERRIS - 1963

Mientras la ONU exige el consentimiento de los países, y sólo hay derechos cuando son garantizados por
la ley, el papa Juan XXIII afirma que se trata de derechos naturales; estos derechos simplemente se
recono­cen, no se conceden, porque son inherentes a toda persona humana.

El Papa elaboró una formulación más integral de esos derechos con sus correspondientes deberes y los
fundamentó en la igual dignidad de todos los hombres como hijos de Dios.
https://www.vatican.va/content/john-xxiii/es/encyclicals/documents/hf_j-xxiii_enc_11041963_pacem.html#_ftnref7
La persona humana, sujeto de derechos y deberes:

“En toda convivencia humana bien ordenada y provechosa hay que establecer como fundamento el
principio de que todo hombre es persona, esto es, naturaleza dotada de inteligencia y de libre albedrío, y
que, por tanto, el hombre tiene por sí mismo derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo
tiempo de su propia naturaleza. Estos derechos y deberes son, por ello, universales e inviolables y no
pueden renunciarse por ningún concepto” (Pacem in Terris Nº 9)
1. EL VALOR DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA DSI

El Magisterio de la Iglesia no ha dejado de evaluar positivamente la Declaración Universal de los


Derechos del Hombre, proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que Juan
Pablo II ha definido como «una piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad”
La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad de los seres humanos,
en la realidad del Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios su Creador.
Estos derechos son universales e inviolables y no pueden renunciarse por ningún concepto.
2. LA ESPECIFICACIÓN DE LOS DERECHOS
Las enseñanzas de Juan XXIII​, del Concilio Vaticano II​ y de Pablo VI​ han ofrecido amplias
indicaciones acerca de la concepción de los derechos humanos delineada por el Magisterio. Juan Pablo
II ha trazado una lista de ellos en la encíclica «Centesimus annus»:
• El derecho a la vida, del que forma parte integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la
madre después de haber sido concebido;
• el derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral, favorable al desarrollo de la propia
personalidad;
• el derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el
conocimiento de la verdad;
El derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento
propio y de los seres queridos;
El derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los hijos, haciendo uso responsable de
la propia sexualidad.

El Derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural, es el que condiciona el


ejercicio de cualquier otro derecho.

Fuente y síntesis de estos derechos es, en cierto sentido, la libertad religiosa, entendida como derecho
a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona.
(Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 851​-​852; cf. también Id., Discurso a la Asamblea General de
las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979)
3. DERECHOS Y DEBERES

El Magisterio subraya la contradicción existente en una afirmación de los derechos que no prevea una
correlativa responsabilidad.

Por tanto, quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la
importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen.
4. DERECHOS DE LOS PUEBLOS Y DE LAS NACIONES

El campo de los derechos del hombre se ha extendido a los derechos de los pueblos y de las Naciones,
pues lo que es verdad para el hombre lo es también para los pueblos.

La Nación tiene un derecho fundamental a la existencia; a la propia lengua y cultura, mediante las
cuales un pueblo expresa y promueve su “soberanía” espiritual.
5. COLMAR LA DISTANCIA ENTRE LA LETRA Y EL ESPÍRITU

La solemne proclamación de los derechos del hombre se ve contradicha por una dolorosa realidad de
violaciones, guerras y violencias de todo tipo:

• En primer lugar los genocidios y las deportaciones en masa;


• La difusión por doquier de nuevas formas de esclavitud, como el tráfico de seres humanos, los niños
soldados, la explotación de los trabajadores, el tráfico de drogas, la prostitución.
La Iglesia, conciente de que su misión, esencialmente religiosa, incluye la defensa y la promoción de
los derechos fundamentales del hombre, estima en mucho el dinamismo de la época actual, que está
promoviendo por todas partes tales derechos.

“El compromiso pastoral se desarrolla en una doble dirección: de anuncio del fundamento cristiano
de los derechos del hombre y de denuncia de las violaciones de estos derechos” (Pontificia Comisión
“Iustitia et Pax”, Nº 70-90)

En todo caso, «el anuncio es siempre más importante que la denuncia, y esta no puede prescindir de
aquél, que le brinda su verdadera consistencia y la fuerza de su motivación más alta. (Sollicitudo rei
socialis, 41)

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