Desarrollo Del Tema 4 - DONACION DE ORGANOS

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Desarrollo de Clase

Tema: 4

LEGISLACIÓN
SOBRE DONACIÓN
DE ÓRGANOS

Docente:
Abog. CÉSAR AUGUSTO RIOS LINARES Mgr.
LA ÉTICA EN LOS TRASPLANTES DE
ÓRGANOS
El complejo proceso médico que supone la realización de
un trasplante, con un relativamente elevado número de
personas afectadas, implica la aceptación y seguimiento
de una serie de principios éticos. La autonomía de
la persona, la justicia y el no hacer daño y hacer el bien,
son principios éticos que deben de ser respetados en
cualquier trasplante.

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La palabra ética, muy de moda en la actualidad, engloba
los principios morales, circunscritos estos a
determinados grupos, respeta los criterios deontológicos y
acata los pronunciamientos jurídicos; genéricamente
incluye "el sentido común", parafraseando lo de que "lo que
no quieras para ti, no lo hagas a tu semejante", o bien "lo
que quieras que te hicieran a ti, hazlo con los demás".
Cuando la ética se aplica a la medicina se le llama bioética,
y sus principios son de aplicación en todos los procesos
médicos, en las tomas de decisiones y particularmente en
los trasplantes, debido a la complejidad del acto y al
número de personas que afecta el proceso.

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Los principios básicos son: autonomía de la persona en
la toma de decisiones; no maleficencia: no hacer daño;
justicia: distribución equitativa, y beneficencia:
procurando hacer el bien.
Autonomía. Significa el respeto absoluto a la voluntad
del individuo como persona: el respeto al ser humano en
sí mismo y a las decisiones que haya tomado. En los
trasplantes se documenta la voluntad, tanto en el
momento de donar órganos como al someterse a un
trasplante.

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Particular importancia tiene la manifestación de voluntad
cuando una persona fallecida tiene que donar sus
órganos, ya que una gran mayoría no; se ha manifestado
en vida respecto a la donación de órganos, por lo tanto
para constatar su voluntad en caso de fallecimiento se
recurre a las personas más allegadas. Son momentos muy
duros en los que se acaba de perder un ser querido pero,
siendo conscientes de la situación, debemos intentar
conocer la voluntad del fallecido con el fin de respetar su
autonomía y las decisiones que hubiera podido tomar en
vida, sin dejar de valorar la importancia que tiene la
donación, ya que es la única posibilidad de que se realice
un trasplante.

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Será, pues, la familia la que nos documente que no hay
manifestación en contra, demostrando de esta forma que
se esté a favor de la donación, en el único proceso
médico generado por la sociedad, al donar los órganos
de personas fallecidas para que otras personas se
beneficien, cumpliendo así otro de los principios éticos.

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No maleficencia. Es uno e los principios éticos más
históricos y preceptivo en todas las actuaciones médicas.
La aplicación a la persona fallecida se reconoce en que
en su diagnóstico de muerte es independiente de si va a
ser donante; es un acto médico, el certificar que una
persona ha fallecido, y en el caso del donante de órganos
el certificado lo firman tres médicos que no forman parte
del equipo de trasplantes. El tratamiento al cadáver es el
mismo que el de una intervención quirúrgica reglada, ya
que el trasplante comienza con la obtención del órgano.

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Justicia. Al margen de que el proceso conlleva un
cumplimiento legal, interesa destacar la forma de
actuación ética, en cuanto a la distribución de los
órganos o a quién se va a trasplantar, para lo cual se
necesita que la adjudicación sea con arreglo a criterios
médicos de máxima efectividad del trasplante y
siguiendo protocolos que sean siempre verificables y
que demuestren el porqué se ha trasplantado a un
paciente y no a otro, teniendo en cuenta que
la escasez de órganos es el verdadero factor limitante
del número de trasplantes. Justicia equitativa sin más
elementos condicionantes que los médicos.

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Beneficencia. Principio último y finalidad a conseguir
con el proceso. El hacer el bien a otras personas, que
puede variar desde el seguir viviendo ante la necesidad
de un órgano vital, corazón, hígado ó pulmones, hasta
cambiarle su vida con un trasplante renal. El beneficio
va implícito en la acción, pues para ello se procede al
trasplante.

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El beneficiario, o en este caso la persona que se va a
trasplantar, debe ser informada de los beneficios que
puede obtener con el trasplante y de los inconvenientes
que pudieran surgir, todo ello documentado con lo que se
conoce como Consentimiento informado, documento
que se firmará tras una explicación completa, detallada y
comprensible del proceso a que va a ser sometido, con la
particularidad de que podrá renunciar a lo firmado en
cualquier momento, cerrando así el proceso y respetando
los criterios bioéticos que nos han ocupado en el
proceso, respetando el de autonomía de las personas en
la toma de decisiones ante los procedimientos que se van
a llevar a cabo, y aplicable a todo proceso médico.
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