Clase 1 - Narradores
Clase 1 - Narradores
Clase 1 - Narradores
¿Por qué?
Había una vez una
¿Qué texto soy? dulce niña que quería
mucho a su madre y a
su abuela. Les ayudaba
en todo lo que podía y
como era tan buena el
día de su cumpleaños
su abuela le regaló una
caperuza roja...
¿Por qué?
¿Qué texto soy?
¿Por qué?
¿QUÉ TIPO DE
TEXTO SOY?
¿POR QUÉ?
¿ Qué tipo de
texto soy?
Por qué
TEXTO LITERARIO
Se caracteriza por
NARRADOR
PROTAGONISTA
OMNISCIENTE OBJETIVO
O
CONOCIMIENTO
TESTIGO
RELATIVO
HOMODIEGÉTICO
EJEMPLO:
“¿Cómo y por qué llegué hasta allí? Por los mismos motivos por los
que he llegado a tantas partes. Es una historia larga y, lo que es peor,
confusa. La culpa es mía.
“Ese domingo, frente al arco, miré al arquero a los ojos. Miré a mis
compañeros. Pensé en mi familia y en mis pichangas de infancia. Si
anotaba ese penal, se cumpliría el sueño de mi vida. Y así fue.
Disparé mi zurda infalible en el costado del arco. Éramos
campeones.”
TESTIGO
Narra en tercera persona (él, ella, ellos, ellas) ya que se encuentra fuera del
relato y cuenta lo que realizan otros. Sabe todo lo hacen los personajes, lo que
piensan y sienten, igualmente sabe del pasado, presente y futuro.
Es como un dios.
EJEMPLO: “En enero de 1974, cuatro meses después del golpe de Estado, el
Ojo Silva se marchó de Chile. Primero estuvo en Buenos Aires, luego lo
llevaron a México en donde vivió un par de años”
Se acerco lentamente donde María, tapo sus ojos con sus manos, la abrazo
por un largo momento, luego ella lo miro diciendo. “Te amo”
ACTIVIDAD
• Identifiquemos tipos de narrador en los siguientes textos:
Texto 1:
• El rabí Elimelek estaba cenando con sus discípulos. El
criado le trajo un plato de sopa. El rabí lo volvió y la sopa
se derramó sobre la mesa. El joven Mendel exclamó: —
Rabí, ¿qué has hecho? Nos mandarán a todos a la cárcel.
Los otros discípulos sonrieron. Éste, sin embargo, no lo
hizo. Movió afirmativamente la cabeza y dijo a Mendel: —
No temas, hijo mío.
Texto 2:
• Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso
pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y
creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que
llevaba un trozo de carne mayor que el suyo. Y deseando
adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el
trozo a su supuesto compadre. Pero el resultado fue que se
quedó sin el propio y sin el ajeno: este porque no existía,
solo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo
llevó la corriente. El perro se lamentó y dijo que se había
comportado como un tonto.
Texto 3:
• Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el
coronel había de recordar aquella tarde remota en que su padre
lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de
veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un
río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de
piedras pulidas. Todos los años, por el mes de marzo, una
familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la
aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a
conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Cuando
la gente se asombraba de ver que los objetos metálicos se
movían solo, el gitano que hacía la demostración respondía
«Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarles
el ánima.»
Texto 4:
• Teníamos en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa
de columnas de cristal, y todas las mañanas mi señora se
paseaba mientras comía la fruta dorada que brotaba de las
paredes de cristal, o bien, limpiaba la casa con puñados de un
polvo magnético que recogía la suciedad y luego se dispersaba
en el viento cálido. Ella manifestaba que su vida era simple y
monótono, lo que le disgustaba mucho.
Texto 5:
• Cuando me despertó el ruido del reloj una mañana después de
un sueño intranquilo, me encontré sobre mi cama convertido en
un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre mi espalda dura,
y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un
vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en
forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía
mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Mis
muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el
resto de mi tamaño, vibraban desamparadas ante mis ojos.
Texto 6:
• Cuando yo tenía seis años y mi hermano cinco, estábamos
viendo en un libro sobre la selva virgen que se titulaba
"Historias vividas", una magnífica lámina. Representaba una
serpiente boa que se tragaba a una fiera. En el libro se
afirmaba: "La serpiente boa se traga su presa entera, sin
masticarla. Luego ya no puede moverse y duerme durante los
seis meses que dura su digestión". A mi hermano le fascinó tanto
que muchos años después, cuando terminó sus estudios, se fue de
safari al África. Su objetivo era convertirse en explorador.
Texto 7:
• Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en
condiciones de jubilarme. Debe hacer por lo menos cinco años
que llevo este cómputo diario de mi saldo de trabajo.
Verdaderamente, ¿preciso tanto el ocio? Yo me digo que no, que
no es el ocio lo que preciso sino el derecho a trabajar en aquello
que quiero. ¿Por ejemplo? El jardín, quizá. Mi jefe dice que es
bueno como descanso activo para los domingos, para
contrarrestar la vida sedentaria y también como secreta defensa
contra mi futura y garantizada artritis. Pero me temo que no
podría aguantarlo diariamente.