El Pozo Juan Carlos Onetti

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El pozo- Juan Carlos

Onetti
Francisco Leonardo Arce del Valle
“Vos estás
casado con
la literatura.
Para mí es
como una
amante"
El pozo, 1939.
Tierra de nadie, 1941.
Para esta noche, 1943.
La vida breve, 1950.
Los adioses 1954.
Para una tumba sin nombre, 1959.
La cara de la desgracia, 1960.
El astillero, 1961.
BIBLIOGRAFÍA El infierno tan temido y otros cuentos, 1962.
Juntacadáveres, 1964.
La muerte y la niña, 1973.
Tiempo de abrazar, 1974.
Dejemos hablar al viento, 1979.
Presencia y otros cuentos, 1986.
Cuando entonces, 1987.
Cuando ya no importe, 1993.
* El infierno tan temido (1980), del director argentino Raúl de la
Torre sobre el cuento homónino de Onetti. Ganó el Cóndor de Plata
a la mejor película de 1981.

* La suerte está echada (1989), del director argentino Pedro Stocki.


Filmografía Adaptación de la novela La cara de la desgracia.

* El astillero (2000), del director argentino David Lipszyc.


Adaptación de la novela homónima.

* Cortázar: Apuntes para un documental, dir. Eduardo Montes-


Bradley. Argentina, 2001. (Participación testimonial)
Premio Nacional de Literatura de Uruguay, 1962

Premio de la Crítica, 1979

Premio Cervantes, 1980

PREMIOS Gran Premio Nacional de Literatura de Uruguay, 1985

Premio de la Unión Latina de Literatura, 1990

Gran Premio Rodó a la labor intelectual, de la Intendencia Municipal


de Montevideo, 1991
(Montevideo, 1 de
• Debido a los julio de 1909
problemas - Madrid,
políticos de su30 de traslada
país, mayo desu
1994). Escritor
residencia uruguayo.
a España y en
• Como periodista utiliza varios seudónimos: "Periquito el Aguador" para su
Su 1978
labor entra encomienza
literaria el diario El
en País como
Buenos colaborador;
Aires, a través
donde colabora de diarios
en los la agencia EFE y
La Prensa
columna
La trabaja
periodística
Nación también
de Buenos
La piedra
Aires. En
en el charco,
1935latinoamericanos.
"Groucho Marx" para
escribe Los niños en el bosque y Tiempo de
temas
en diversos diarios
abrazar, que no se publicaron
de actualidad con tono hasta casi cuarenta
humorístico años después.
y "Pierre Regy" para En 1939 publicadesu
artículos
•primer
En 1989
libro,su novelay es
El Pozo, La nombrado
cara de la secretario
desgracia de
es redacción
llevada aldel
cine por el realizador
semanario Marcha.
curiosidades literarias y cuentos policiales.
argentino Pedro Stocky.
En 1940 publica en el diario La Nación de Buenos Aires su primer cuento relevante,
••“UnEn
Tras1957,
recibir
sueño
es designado
el Premio
realizado”, alRodó
director
en 1991
que sigue
de
unadona
Bibliotecas
la dotación
extensa
en la División
lista deeconómica
de Artes
percibida
publicaciones, el y
por entre
formada
otros por “El
Letras
mismo deobstáculo”
para compray de
“Ellibros
lalaIntendencia posible
enBaldi”.
Municipal de Montevideo,
bibliotecas cargo que ocupa hasta
municipales.
•A mediados
1975
En 1993
. sedepublica su última
la década novela,
de 1950 Cuando
colabora conyalanorevista
importe,
Sur,considerada
dirigida porcomo
Victoria
Ocampo, donde publica
su testamento su relato “El álbum” y la novela corta Los adioses.
literario.
 <<Eladio Linacero, al llegar a su madurez (los cuarenta años), entra en una profunda crisis existencial,
de la cual es consciente; como forma de evasión y compensación ante su sórdida y degradada
realidad, comienza a escribir sus memorias, Eladio dice “Esto que escribo son mis memorias. Porque
un hombre debe escribir la historia de su vida al llegar a los cuarenta años. Sobre todo si le ocurrieron
cosas interesantes”. Eladio Linacero va mezclando sus sueños y los recuerdos de sus vivencias en su
narración, apareciendo diversos personajes a los que va haciendo alusión, como por ejemplo su ex
esposa Cecilia, la prostituta sin nombre y Ester, su compañero de cuarto Lázaro, Cordes el poeta, y
sobre todo, Ana María, la joven de quien él abusó, y quien vuelve a su memoria constantemente,
transfigurada en la más importante de las fantasías que Eladio imagina, ésta es, la cabaña de
troncos.>>
 Lo curioso es que, si alguien dijera de mí que soy “un soñador”, me
daría fastidio. Es absurdo. He vivido como cualquiera o más. Si hoy
quiero hablar de los sueños, no es porque no tenga otra cosa que
contar. Es porque se me da la gana, simplemente.
 La edad de Ana María la sé sin vacilaciones: dieciocho años. Dieciocho
años, porque murió unos meses después y sigue teniendo esa edad
cuando abre por la noche la puerta de la cabaña y corre sin hacer
ruido, a tirarse en la cama de hojas
 supe todo lo que iba a pasar esa noche. Todo menos el final, aunque
esperaba una cosa con el mismo sentido.
 No tuve nunca, en ningún momento, la intención de violarla; no tenía
ningún deseo por ella. Me levanté, abrí la puerta y salí afuera
 Pero ya no tengo necesidad de tenderle trampas estúpidas. Es ella la
que viene por la noche, sin que yo la llame, sin que sepa de dónde sale.
Afuera cae la nieve y la tormenta corre ruidosa entre los árboles. Ella
abre la puerta de la cabaña y entra corriendo. Desnuda, se extiende
sobre la arpillera de la cama de hojas
 Despacio, con el mismo andar cauteloso con el que me acerco a mirar los
pájaros de la selva, cuando se bañan en el río, camino hasta la cama. Desde
arriba, sin gestos y sin hablarle, miro sus mejillas que empiezan a llenarse de
sangre, las mil gotitas que le brillan en el cuerpo y se mueven con las llamas de
la chimenea, los senos que parecen oscilar, como si una luz de cirio
vacilara, conmovida por pasos silenciosos. La cara de la muchacha
tiene entonces una mirada abierta, franca, y me sonríe abriendo apenas
los labios .Nunca nos hablamos. Lentamente, sin dejar de mirarla, me
siento en el borde de la cama y clavo los ojos en el triángulo
negro donde aún brilla la tormenta. Es entonces, exactamente, que
empieza la aventura. Esta es la aventura de la cabaña de troncos. Miro el
vientre de Ana María, apenas redondeado; el corazón empieza
asaltarme enloquecido y muerdo con toda mi fuerza el caño de la
pipa. Porque suavemente los gruesos muslos se ponen a temblar, a
estremecerse, como dos brazos de agua que rozara el viento, a
separarse, después, apenas, suavemente. Debe estar afuera
retorciéndose la tormenta negra, girando entre los árboles lustrosos. Yo
siento el calor de la chimenea en la espalda, manteniendo fijos los ojos
 en la raya que separa los muslos, sinuosa, que se va ensanchando como la
abertura de una puerta que el viento empujara, alguna noche en la
primavera. A veces, siempre inmóvil, sin un gesto, creo ver la
pequeña ranura del sexo, la débil y confusa sonrisa. Pero el fuego baila y
mueve las sombras, engañoso. Ella continúa con las manos debajo de la
cabeza, la cara grave, moviéndose solamente en el balanceo perezoso
de las piernas.
 Lo que yo siento cuando miro a la mujer desnuda en el camastro
no
 puede decirse, yo no puedo, no conozco las palabras. Esto, lo que
siento, es la
 verdadera aventura. Parece idiota, entonces, contar lo que menos
interés tiene. Pero
 hay belleza, estoy seguro, en una muchacha que vuelve
inesperadamente, desnuda,
 una noche de tormenta, a guarecerse en la casa de leños que uno
mismo se ha
 construido, tantos años después, casi en el fin del mundo
 Entraba mucho frío en el reservado con cerco de cañas y
enredaderas. Me
 acuerdo de que las voces que llegaban traían una sensación de
soledad, de pampa
 despoblada. Había un caño embutido en la pared de ladrillos,
bastante estropeada.
 La botella de cerveza estaba vacía, la mesa y las sillas, de hierro,
sucias de polvo y
 llenas de manchas. ¿Por qué me fijaba en todo aquello, yo, a quien
nada le importa
 la miseria, ni la comodidad, ni la belleza de las cosas?
 Esa noche le dije que nunca me iría con ella pagándole, era
demasiado linda
 para eso, tan distinta de todas aquellas mujeres gordas y espesas
 cada vez me interesaba menos el asunto y seguía yendo por
costumbre, porque no tenía amigos ni nada que hacer y a las tres
de la mañana, cuando terminaba el trabajo en el diario, me sentía
sin fuerzas para irme a la pieza, solo.
 Me era indiferente el resultado de aquello,
 resuelto a no vivir más con Cecilia: ¿y qué diablo podía importarme
que un asno
 cualquiera la declarara culpable a ella o a mí? Ya no se trataba de
nosotros. Viejos,
 cansados, sabiendo menos de la vida a cada día, estábamos fuera
de la cuestión. Es
 siempre la absurda costumbre de dar más importancia a las
personas que a los
 sentimientos. No encuentro otra palabra. Quiero decir: más
importancia al
 instrumento que a la música
 Se trataba del amor y esto ya estaba terminado, no había
 primera ni segunda instancia, era un muerto antiguo. Qué más da
el resto.
 He leído que la inteligencia de las mujeres termina de crecer a los
veinte o veinticinco años. No sé nada de la inteligencia de las
mujeres y tampoco me interesa. Pero el espíritu de las muchachas
muere a esa edad, más o menos. Pero muere siempre; terminan
siendo todas iguales, con un sentido práctico hediondo, con sus
necesidades materiales y un deseo ciego y oscuro de parir un hijo.
Piénsese en esto y se sabrá por qué no hay grandes artistas
mujeres. Y si uno se casa con una muchacha y un día despierta al
lado de una mujer, es posible que comprenda, sin asco, el alma de
los violadores de niñas y el cariño baboso de los viejos que esperan
con chocolatines en las esquinas de los liceos.
 oda la culpa es mía: no me interesa ganar
 dinero ni tener una casa confortable, con radio, heladera, vajilla y
un
 watercló
 impecable. El trabajo me parece una estupidez odiosa a la que es
difícil escapar. La
 poca gente que conozco es indigna de que el sol le toque en la cara
 e dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante
de
 todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los
hechos. Porque
 los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la
forma del
 sentimiento que los llene
 s asombroso ver en qué se puede
 convertir la revolución rusa a través del cerebro de un comerciante
yanki; basta ver
 las fotos de las revistas norteamericanas, nada más que las fotos
porque no sé
 leerlas, para comprender que no hay pueblo más imbécil que ese
sobre la tierra; no
 puede haberlo porque también la capacidad de estupidez es
limitada en la raza
 humana. Y qué expresiones de mezquindad, qué profunda grosería
asomando en
 las manos y en los ojos de sus mujeres, en toda esa chusma de
Hollywood
 No sé si la separación de clases es exacta y puede ser nunca
definitiva. Pero hay en todo el mundo gente que compone la capa
tal vez más numerosa de las sociedades. Se les llama “clase
media”, “pequeña burguesía”. Todos los vicios de que pueden
despojarse las demás clases son recogidos por ella. No hay nada
más despreciable, más inútil. Y cuando a su condición de pequeños
burgueses agregan la de “intelectuales”, merecen ser barridos sin
juicio previo. Desde cualquier punto de vista, búsquese el fin que
se busque, acabar con ellos sería una obra de desinfección
 Recuerdo que en aquel tiempo andaba muy solo —solo a pesar
mío— y sin
 esperanzas. Cada día la vida me resultaba más difícil. No había
conseguido todavía
 el trabajo en el diario y me había abandonado, dejándome llevar,
saliera lo que
 saliera. ¿Por qué los sucesos no vienen al que los espera y los está
llamando con
 todo su corazón desde una esquina solitaria? Hasta las
imaginaciones por la noche
 me resultaban amargas, y se desarrollaban faltas de
espontaneidad, y ayudadas,
 hostigadas por mí
 Estoy cansado; pasé la noche escribiendo y ya debe ser muy tarde.
Cordes,Ester y todo el mundo, mene frego. Pueden pensar lo
que les dé la gana, lo quedeben limitarse a pensar. La pared de
enfrente empieza a quedar blanca y algunosruidos, recién
despiertos, llegan desde lejos. Lázaro no ha venido y es posible
queno lo vea hasta mañana. A veces pienso que esta bestia es
mejor que yo. Que, a finde cuentas, es él el poeta y el soñador. Yo
soy un pobre hombre que se vuelve porlas noches hacia la sombra
de la pared para pensar cosas disparatadas y fantásticas.Lázaro es
un cretino pero tiene fe, cree en algo. Sin embargo, ama a la vida y
soloasí es posible ser un poeta
 Hace un par de
 años que creí haber encontrado la felicidad. Pensaba haber
llegado a un
 escepticismo casi absoluto y estaba seguro de que me bastaría
comer todos los días,
 no andar desnudo, fumar y leer algún libro de vez en cuando para
ser feliz. Esto y
 lo que pudiera soñar despierto, abriendo los ojos a la noche
retinta. Hasta me
 asombraba haber demorado tanto tiempo para descubrirlo. Pero
ahora siento que
 mi vida no es más que el paso de fracciones de tiempo, una y otra,
como el ruido
 de un reloj, el agua que corre, moneda que se cuenta
 ero ahora siento que
 mi vida no es más que el paso de fracciones de tiempo, una y otra,
como el ruido
 de un reloj, el agua que corre, moneda que se cuenta. Estoy tirado
y el tiempo pasa.

 Esta es lanoche. Yo soy un hombre solitario que fuma en un sitio


cualquiera de la ciudad; lanoche me rodea, se cumple como un
rito, gradualmente, y yo nada tengo que vercon ella. Hay
momentos, apenas, en que los golpes de mi sangre en las sienes
seacompasan con el latido de la noche. He fumado mi
cigarrillo hasta el fin, sinmoverme.
 Me hubiera gustado clavar la
 noche en el papel como a una gran mariposa nocturna. Pero, en
cambio, fue ella la
 que me alzó entre sus aguas como el cuerpo lívido de un muerto y
me arrastra,
 inexorable, entre fríos y vagas espumas, noche abajo.
 Esta es la noche. Voy a tirarme en la cama, enfriado, muerto de
cansancio,
 buscando dormirme antes de que llegue la mañana, sin fuerzas ya
para esperar el
 cuerpo húmedo de la muchacha en la vieja cabaña de troncos.
 https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/bi
ografias/atenas_juan_carlos_onetti.htm
 https://www.letraslibres.com/mexico-espana/juan-carlos-onetti
Referencias  http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S166
5-899X2015000100160
 https://www.elespectador.com/opinion/onetti-en-su-pozo-
columna-138705

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