Selena, La Hormiga

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Selena, la hormiga

María Fernanda Zugasti


(Adaptación)
La historia pasó en un hormiguero muy bien
escondido, repleto de ventanitas, donde se veían
entrar y salir permanentemente a los movedizos
habitantes durante todo el día.

Un verano, descubrimos a una hormiga que se


esforzaba de un modo muy original, que llamaba
la atención. Era la hormiga Selena, hermana
mayor de una numerosa familia de catorce hijos.
Sus papás contaban con ella para que después
del colegio o de jugar, los ayudara a juntar palitos,
semillas y hojas que servían para alimentarse
durante el invierno
• Ese verano en particular, Selena había trabajado
mucho, porque su mamá se había ido de viaje
unos días a visitar a Penina, una tía anciana que
vivía en un hormiguero lejano. Selena deseaba
que, al regresar, su mamá pudiera descansar y
contarle todas las cosas que había visto en el
camino. Por eso, trabajó casi sin descansar
juntando hojas, durante el tiempo que su mami
no estuvo. Así, el depósito de la casa ¡había
quedado repleto de palitos y hojas!
• El día del regreso había llegado y Selena se
esmeró aún más: preparó una bella mesa para
tomar el té, con tarta de frutillas, su preferida.
Cuando terminó dijo: “Voy descansar en el sillón
hasta que mamá abra la puerta”. Pero, tan, tan
cansada estaba, que se quedó dormida y cuando
llegó Enriqueta (así se llamaba su mamá) ¡no la
pudo despertar! Durmió casi un día entero. Es
que Selena se había esforzado al punto de quedar
exhausta y no pudo disfrutar de lo que más
deseaba...
• Al despertar, Enriqueta o Queta como le decían todos, estaba a
su lado acariciándola y susurrándole:

- Mi laboriosa hormiguita, gracias por todo lo que te esmeraste,


pero no era necesario que lo hicieras tú sola, estaban tus
hermanos para ayudarte. Al fin, pudieron conversar; Queta le
contó el paisaje florido que había visto en el camino, y le trajo
de regalo unas ricas hojas de arándano de la casa de Penina.
Selena había aprendido una gran lección: no olvidarse de
descansar y de disfrutar, a pesar de lo que se propusiera hacer.
Por eso, dijo:

-Después de todo, lo primordial es compartir con los que amo lo


mejor de mí. Y si sólo pienso en trabajar me pierdo lo
importante. Selena siguió siendo una hormiga hacendosa pero
más feliz. Es que había aprendido que llevar la carga tiene
sentido, si nos queda alegría y tiempo para amar.

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