Anon - San Antonio de Padua - Vida Y Obra
Anon - San Antonio de Padua - Vida Y Obra
Anon - San Antonio de Padua - Vida Y Obra
(1195-1231) Franciscano Canonizado en 1232 - Doctor en 1946 Fiesta: 13 de junio DICHOS DE SAN ANTONIO SOBRE CRISTO (entresacados de sus sermones) VIDA y OBRAS SAN ANTONIO DE PADUA: ESPIRITUALIDAD Y PENSAMIENTO LOS MILAGROS DE ANTONIO DE PADUA
mediante el ejercicio de las obras. Sali, pues, Cristo del seno del Padre y vino al mundo para sembrar y para construir su iglesia, en la cual se conservar una semilla que no se marchita, sino destinada a durar por los siglos de los siglos. Domingo de Sexagsima Presta atencin a las palabras: el mar, o sea, este mundo, lleno de amargura; es grande por las riquezas, y espacioso por los placeres, porque "espacioso es el camino que lleva a la muerte" (Mt 7, 13). Pero, para quines? No ciertamente para los pobres de Cristo, que entran por la puerta estrecha, sino para, las manos de los usureros, que ya se aduearon del mundo entero. Domingo de Sexagsima Las sandalias son las obras muertas, que debes quitarte de los pies, o sea, de los afectos de tu mente, porque la tierra, o sea, la humanidad de Cristo, en la que ests por medio de la fe, es santa y te santifica a ti, pecador. Domingo de Quincuagsima Vete, pues, o soberbio, a aquella tierra, considera a la humanidad de Cristo, observa su humildad y destruye la hinchazn de tu corazn. Domingo de Quincuagsima En sentido alegrico, el pez es Cristo, asado por nosotros en la parrilla de la cruz. Domingo de Quincuagsima El bocado es el momentneo y pequeo placer de la carne, que debes mojar en el vinagre, o sea, en la amargura de la pasin de Cristo. Domingo de Quincuagsima Cristo, en efecto, slo por amor llev a la cruz en su cuerpo el peso de nuestros pecados. Domingo de Quincuagsima El hipcrita desprecia y escarnece al Seor: lo desprecia, cuando predica al Crucificado, pero no lleva las llagas del Crucificado; y lo escarnece, cuando se esconde bajo la gloria de la piel (apariencia), para poder engaar a los miembros de Cristo. Domingo de Quincuagsima Ese hombre con su boca blasfema y con el martillo de la lengua golpea y azota a Cristo en sus miembros. Domingo de Quincuagsima Ay de m! Ay de m! Todo el cuerpo mstico de Cristo, que es la iglesia, es de nuevo crucificado y matado! En este cuerpo algunos son la cabeza, otros las manos, otros el cuerpo. Domingo de Quincuagsima No hay de qu maravillarse! "Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jess, sufrirn persecuciones" (2Tim 3, 12). Domingo de Quincuagsima Acumula tesoros en el cielo el que da a Cristo. Y da a Cristo el que da al pobre. Mircoles de Ceniza La mujer fuerte, con el tiempo y el ojo penetrante de la razn, ve y comprende que es un buen negocio "vender todo lo que tiene y dar el importe a los pobres"; y entonces, despojada de todo, seguir a Cristo desnudo. Domingo II de Cuaresma
Con la misma tctica con que tent a Adn en el paraso terrestre, tent tambin a Cristo en el desierto, y tienta a todo cristiano en este mundo. Domingo II de Cuaresma As Cristo: "Al ser maldecido, no maldeca; y, al padecer, no amenazaba venganza" (1Pe 2, 23). Domingo II de Cuaresma (II) Esta escala estaba apoyada en la tierra, cuando Cristo se dedicaba a la predicacin y obraba milagros; y tocaba el cielo, cuando, como dice Lucas, pasaba las noches en oracin al Padre" (6, 12). Domingo II de Cuaresma (II) En verdad, Pedro qued desnudo, cuando, a las palabras de la criada, "neg a Cristo", pero luego se revisti de la tnica, cuando reconoci la culpa de su triple negacin. Domingo III de Cuaresma Por la inmensa caridad con que nos am, Cristo se entreg a s mismo por nosotros, ofrecindose en sacrificio de suave olor. Domingo III de Cuaresma Slo Cristo fue el verdadero "fuerte", que at al fuerte diablo. El ms fuerte es Cristo, de cuyas armas escribe Isaas: "Se revisti de la justicia como de una coraza, puso en su cabeza el yelmo de la salvacin, se ci con los vestidos de la venganza y se cubri de celo como de un manto" (59, 17). Domingo III de Cuaresma Como David derrot a Goliat con la honda y con la piedra, as Cristo derrot al diablo con la honda de su humanidad. Domingo III de Cuaresma Cristo es nuestro Jos que, como en una crcel, con las manos y los pies atados, fue crucificado con los clavos entre dos ladrones. Domingo III de Cuaresma A decir la verdad, el buen ladrn, adems de ser un santo confesor que, mientras Pedro negaba a Cristo, l lo reconoci, fue un verdadero copero. Domingo III de Cuaresma Cristo, mientras mamaba la leche, obraba nuestra salvacin. Domingo III de Cuaresma Cristo es llamado "pontfice de los bienes futuros". Vino, pues, Cristo, cercano a nosotros como pontfice, que hizo de s mismo un puente desde la orilla de nuestra mortalidad a la orilla de su inmortalidad, para que por ese puente, como por una pasarela que cruza, pudiramos llegar a la posesin de los bienes futuros. Cristo, pues, vino para perdonar los pecados, y como pontfice de los bienes futuros, para darnos los bienes eternos. Domingo IV de Cuaresma Cristo no niega sino que acepta, porque es el custodio: "No duerme ni dormita el que guarda a Israel" (Salm 120, 4), y vigila sobre su grey. Cristo es llamado "vara vigilante", porque como el ladrn vela de noche y hurta en la casa de los que duermen, sustrayendo las cosas con la vara en la que hay un garfio; as Cristo, con la vara de su humanidad y el garfio de su cruz, hurta almas al diablo. Domingo IV de Cuaresma Cristo no fue prestamista, porque no encontr entre los judos a persona alguna a la cual prestar la suma de su doctrina; y nadie le prest a El, porque
no quisieron multiplicar con las buenas obras el tesoro de sus enseanzas. Domingo IV de Cuaresma Siempre, hablando de Cristo, dice Jeremas: "Frente a mi pueblo llegu a ser el escarnio de todos los das" (Lm 3, 14); y de nuevo: "Ofrecer su mejilla al que lo golpea y ser saciado con ignominias" (Lm 3, 30). Domingo IV de Cuaresma En el da de la natividad, una fuente, o sea, Cristo, brotar de la casa de David, o sea, del vientre de la bienaventurada Virgen, y regar el torrente de las espinas, o sea, nos levantar del cmulo de nuestras miserias, que todos los das nos punzan y hieren. Domingo IV de Cuaresma El tercer da Cristo resucit de los muertos y con El nos resucit tambin a nosotros, en una resurreccin conforme a la de El, porque como El resucit, nosotros creemos que resucitaremos en la resurreccin general. Domingo IV de Cuaresma Por qu, pues, nosotros, tan miserables, nos alejamos de El y nos olvidamos de El por tan largo tiempo? Pero el alma, esposa de Cristo, virgen por la fe y la caridad, no puede olvidarse de su ornamento, o sea, del amor divino, del cual se halla como adornada, ni del cinturn de su pecho, o sea, de la conciencia pura, con la que se siente tranquila. Domingo IV de Cuaresma Mara, pues, o sea, el amor de la gloria celestial, con una libra de nardo genuino, o sea, con la fe de los doce apstoles, ungi la cabeza de la divinidad y los pies de la humanidad, reconociendo que Cristo es Dios y Hombre, que naci y sufri la pasin. Domingo de Ramos Miran hacia el propiciatorio, o sea, hacia el mismo Jesucristo, que es "propiciacin por nuestros pecados" (Jn 4, 10); miran, dir ms, a Cristo recostado en el pesebre, colgado de la cruz, colocado en el sepulcro. Domingo de Ramos Por causa de ellos, Cristo en su pasin fue despojado de sus vestiduras y su carne fue crucificada con los clavos. Domingo de Ramos Y el bienaventurado Bernardo dice de Cristo: "Tanto apreci la obediencia, que prefiri la obediencia a la vida, hecho obediente al Padre hasta la muerte y la muerte de cruz". Domingo de Ramos Y t, oh Cristo, eres bendito de manera peculiar, porque t vienes en el nombre del Padre, o sea, en honor del Padre; t vienes, o sea, que un da vendrs. Domingo de Ramos Como te das cuenta, Cristo hoy cumpli cuatro cosas: lav los pies de los apstoles, les entreg su cuerpo y su sangre, les brind un largo y precioso discurso, y or al Padre por ellos y por todos los que creeran en El. La Cena del Seor Es lo que hace hoy la iglesia universal, para la cual Cristo prepar hoy en el monte Sin un banquete esplndido y suntuoso, con una doble riqueza: interior y exterior, y abundante. La Cena del Seor
Al imperio de las palabras: "Esto es mi cuerpo", el pan se transustancia en el cuerpo de Cristo, que confiere la uncin de una doble riqueza a aquel que lo recibe dignamente: mitiga las tentaciones y suscita la devocin. La Cena del Seor La uva es la humanidad de Cristo, que, exprimida en el lagar de la cruz, esparci por todas partes su sangre, que hoy dio a beber a los apstoles: "Esta es mi sangre, que por ustedes y por la multitud ser derramada para la remisin de los pecados". La Cena del Seor La uncin (cualidad espiritual), que ensea al hombre todas las cosas que le son necesarias, se prepara con dos elementos: el vino y el aceite; el vino, que fluye de la verdadera vid, exprimida por el lagar de la cruz, y el aceite, con el cual fue ungida la Iglesia primitiva, el da de Pentecosts, o sea, la sangre de Cristo y la gracia del Espritu Santo. Con estos dos elementos el boticario debe preparar los ungentos para poder ungir, junto con las tres mujeres, los miembros de Cristo, que son los fieles de la iglesia. La Pascua del Seor Entonces, el que quiere recibir dignamente el cuerpo de Cristo, cia los riones con el cinturn de la castidad, proteja los afectos de la mente con los ejemplos de los santos y traduzca las palabras en obras; y as con los autnticos israelitas celebrar la verdadera pascua, para pasar de este mundo al Padre. La Pascua del Seor La remocin de la piedra nos recuerda la revelacin de los sagrados misterios de Cristo, que estaban tapados por el velo de la letra de la ley. La Pascua del Seor Si quieres que sea removida la piedra del pecado, que te impide levantarte, rene alrededor de Cristo a las ovejas, o sea, los buenos pensamientos. La Pascua del Seor Con esos aromas ustedes pueden ungir los miembros de Cristo con la amabilidad de la palabra y el perfume del buen ejemplo. La Pascua del Seor La humanidad de Cristo, por medio de la cual la divinidad ejerca su potencia, tuvo origen de Sin, o sea, del pueblo judo, porque "la salvacin, o sea, el Salvador, viene de los judos" (Jn 4, 22). La Resurreccin del Seor Y dice el Apstol que "Cristo es el primognito de los que resucitan de los muertos" (Col 1, 18), porque resucit primero. La Resurreccin del Seor El gozo que experimentaron los apstoles por la resurreccin de Cristo, super cualquier otro gozo que ellos tuvieron, cuando Jess estaba todava con ellos en su cuerpo mortal. La Resurreccin del Seor Ellos hacen esperar largo tiempo a su puerta a los pobres de Cristo, que imploran y piden la limosna con voz lagrimosa, y finalmente, slo despus que ellos se hartaron y no pocas veces se embriagaron, ordenaron que se les d algunas sobras de su mesa y los enjuagues de la cocina. Esta es tambin la respuesta del avaro a los pobres de Cristo, que le piden limosna. La Resurreccin del Seor
Recuerda que la carne del hombre floreci en el paraso antes del pecado, desfloreci despus del pecado, refloreci en la resurreccin de Cristo y "superflorecer", o sea, florecer perfectamente en la resurreccin final. La Resurreccin del Seor Lo primero que resalta en este evangelio, es el triple saludo: " Paz a ustedes! ", a motivo de la triple paz que Cristo estableci entre Dios y el hombre, reconciliando al hombre con el Padre por medio de su sangre; entre el ngel y el hombre, asumiendo la naturaleza humana y elevndola por encima de los coros de los ngeles; y entre el hombre y el hombre, reuniendo en s mismo, como piedra angular, al pueblo de los judos y al de los gentiles (paganos). La Resurreccin del Seor En cambio, ahora Cristo pobre santific la pobreza en su cuerpo y a los suyos no les promete cosas temporales, sino celestiales". La Resurreccin del Seor Las manos de Cristo fueron el papel, su sangre la tinta y sus clavos la pluma. Cristo nos escribi en las palmas de sus manos... La Resurreccin del Seor Estos dos, que creyeron en Cristo, prefiguraban a la iglesia de los gentiles (paganos), que creera en el nombre de Jesucristo y seria regenerada a travs del sacramento del bautismo. La Resurreccin del Seor Con toda razn Cristo puede decir: "Yo soy", porque para El nada es pasado y nada es futuro, sino que todo le es presente. Domingo II de Pascua Pastor deriva del verbo pasco, apacentar y alimentar; y Cristo diariamente, en el sacramento del altar, nos apacienta con su cuerpo y su sangre. Domingo II de Pascua La predicacin de Cristo posee la virtud del agua, porque lava. Domingo II de Pascua El rostro de Cristo son los buenos prelados de la iglesia y todos los santos, por medio de los cuales, como por medio del rostro, conocemos a Cristo. Domingo II de Pascua En su primera venida, Cristo trajo consigo la cuerda flexible de la misericordia, para conquistar a los pecadores; pero en la segunda venida golpear con el leo de la justicia, y dar a cada uno segn sus obras (Mt 16, 27). Domingo II de Pascua A Cristo, Dios y Hombre, le fue dada una corona con respecto a la humanidad, con la cual lo coron su madre en el da de sus desposorios. Domingo II de Pascua La puerta es Cristo: no entra por Cristo el que busca sus cosas y no las de Cristo. Domingo II de Pascua El hisopo es una hierba apropiada para purificar los pulmones: nace entre las piedras, a las que adhiere con las races, y simboliza la fe en Jesucristo, quien, como dice el Apstol, "purific los corazones mediante la fe" (Hech 15, g), Esta fe est arraigada y fundada en el mismo Cristo. Domingo II de Pascua
Las ovejas son los feles de la iglesia de Cristo, que todos los das, en el altar de la pasin del Seor y en el sacrificio del corazn contrito, se ofrecen a s mismos como "hostia pura, santa y agradable a Dios". Domingo II de Pascua Cristo es el regalo ptimo, porque nos fue dado por el Padre, del que es sumo y coeterno Hijo. Domingo IV de Pascua Con toda razn Cristo es llamado "todo ptimo regalo", porque, cuando el Padre nos lo dio, por medio de El llev a cabo todas las cosas. Domingo IV de Pascua Cristo, en el invierno de la infidelidad y en el hielo de la persecucin del demonio, descendi en el seno de la humildsima Virgen y habit en este mundo pobre y abyecto, como un ave sin pluma. Domingo IV de Pascua Cristo descendi entre nosotros para gemir y llorar -jams se lee que haya redo-, para ensearnos tambin a nosotros a gemir y a llorar. Domingo IV de Pascua Cristo tuvo una doble herencia: una de parte de la Madre, o sea, trabajos y dolores; y otra, de parte del Padre, o sea, gozo y reposo. Domingo IV de Pascua La lengua hiere el cuerpo de Cristo, pero no lo traspasa despus de muerto, sino que lo mata traspasndolo. Domingo IV de Pascua El espritu de pobreza y la herencia de la pasin son ms dulces que la miel y el panal para el corazn del verdadero amante de Cristo. Domingo V de Pascua Rogumosle con las palabras del Profeta: "Oh Dios, nuestro protector, dirige tu mirada y mira al rostro de tu Cristo" (Salm 83, 10), como si dijera: "Si no quieres mirarnos a nosotros por nuestro amor, mira al rostro de tu Cristo, que por nosotros fue golpeado por las bofetadas, ensuciado por los escupitajos, empalidecido por la muerte. Domingo V de Pascua Y cul Padre no mirara al rostro de su hijo muerto? Por esto, tambin t, oh Padre, mranos a nosotros, porque por nosotros, que fuimos la causa de su muerte, Cristo, tu Hijo, muri. Domingo V de Pascua Con toda razn dice Cristo: "Yo rogar al Padre por ustedes; el Padre los ama, porque ustedes me amaron y creyeron que yo sal de Dios". Domingo V de Pascua Cristo, en virtud de su divinidad, penetra hasta la divisin de las coyunturas y de las mdulas, porque conoce perfectamente el principio, el desarrollo y la conclusin de los pensamientos, a qu cosa tiendan, en qu modo se relacionen uno con otro, y de qu manera y con cules procesos la compuncin salga del corazn. Domingo V de Pascua Qu significa salir del mundo e ir a Cristo, sino dominar los vicios y unir el alma a Dios con los vnculos del amor? Domingo V de Pascua
Cristo compr las almas, exponiendo a la muerte su alma; y por ende el diablo hace todo esfuerzo para engaar a tan excelso Comprador, cuando quiere matar nuestras almas. Domingo VI de Pascua Asimismo, Cristo envi al Espritu contra el pecado, para dar vida al alma. Domingo VI de Pascua En el corazn de los fieles el Espritu de verdad da testimonio de la encarnacin de Cristo, de su pasin y de su resurreccin. Y tambin nosotros debemos dar testimonio a todos los hombres, que Cristo se encarn de veras, de veras padeci y de veras resucit. Domingo VI de Pascua El que se escandaliza en la tribulacin, con el escndalo de su impaciencia, se separa de los discpulos de Cristo. Domingo VI de Pascua Cristo dice: "Yo soy la verdad" (Jn 14, 6). El que predica la verdad, anuncia a Cristo. En cambio, el que en la predicacin la calla, niega a Cristo. Domingo VI de Pascua En tal noche debes ir a Cristo, tu amigo, y decirle: "Amigo, prstame tres panes". Rogaciones o letanas La zarza, "que arda y no se consuma" (Ex 3, 2), simboliza a la humanidad de Cristo, que, cubierta por las pas del sufrimiento, ardi en el fuego de la pasin, pero no se consumi: "Se sec como una teja mi vigor" (Salm 21, 16). Rogaciones o letanas El diablo teme al hombre desnudo, o sea, al pobrecillo de Cristo, despojado de las cosas temporales; en cambio, cuando ve a un hombre vestido, o sea, codicioso y enfrascado en las cosas temporales, lo ataca, o sea, lo asalta con fuertes tentaciones y, en cuanto le sea posible, le inocula el veneno. Rogaciones o letanas Dice el Apstol: "Si uno est en Cristo, es una nueva criatura; las cosas viejas pasaron; he aqu, todas las cosas fueron renovadas" (2Cor 5, 17). Entonces las obras viejas, o sea, las obras y el arraigado comportamiento de los cinco sentidos pasan, se alejan y se renuevan en Cristo, para que el hombre "ya no viva para s, sino para Cristo que por l muri" (2Cor 5, 15). Ascensin del Seor "Cristo subi al cielo", para elevar consigo a la tierra y hacerla cielo. Ascensin del Seor Cristo tuvo siempre en sus manos el bastn de la cruz: antes de la pasin lo tuvo en sus obras; en la pasin fue clavado con sus manos en la cruz; y despus de la pasin conserv en sus manos las heridas, para mostrrselas al Padre por nosotros. Ascensin del Seor El papel fue la mano de Cristo; la pluma, el clavo; y la tinta, la sangre. Ascensin del Seor Con el bastn de la cruz, Cristo, solo, pobre y desnudo, pas de la orilla de nuestra mortalidad a la orilla de su inmortalidad, a travs del ro del juicio -esto significa el nombre del jordn-, o sea, a travs del derramamiento de su
sangre, con la cual juzg al diablo, o sea, lo conden y destruy su podero. Ascensin del Seor Cristo, en su pasin, con los clavos y con la rienda de su humanidad labr un freno, para domar y frenar al diablo, para que no corriera a su gusto, sino que, ms bien, regresara por el camino por el cual haba venido. Debi regresar; y lo que prfidamente haba arrebatado, lo perdi por medio de Maria, Cristo y el madero de la cruz. Ascensin del Seor Las diversas lenguas son los distintos testimonios, que podemos dar a Cristo, como la humildad, la pobreza, la paciencia y la obediencia; y llegamos a hablar en estas "lenguas", o virtudes, cuando las mostramos a los dems en nuestra vida prctica. Domingo de Pentecosts (I) En el bastn est representada la cruz de Cristo, en las cinco piedras el conocimiento del Antiguo Testamento, en la alforja la gracia del Nuevo Testamento y en la honda la justa balanza del juicio. David, o sea, el predicador, debe tomar el bastn, o sea, la cruz de Cristo, para que se apoye en ella y soporte ms fcilmente la fatiga del camino. Domingo I despus de Pentecosts Escuchemos a Moiss y a los profetas; pero sobre todo hemos de creer en Cristo, resucitado de entre los muertos y sentado a la derecha del Padre; y, creyendo, hemos de amarlo. Domingo I despus de Pentecosts En efecto, despus del sacrificio de Cristo, el ingreso en el reino celestial est abierto. Domingo II despus de Pentecosts La abertura del reino fue lograda, gracias a la Pasin de Cristo. Domingo II despus de Pentecosts Quien, pues, tiene riquezas de este mundo, y, despus de reservar lo necesario para el alimento y el vestido, ve que su hermano, por el cual Cristo muri, padece necesidad, debe darle lo que le sobra. Domingo II despus de Pentecosts Ay de aquellos que tienen la bodega llena de vino y el granero lleno de trigo y que tienen dos o tres pares de vestidos, mientras los pobres de Cristo con el vientre vaco y el cuerpo semidesnudo claman ayuda a su puerta! Y si algo se les da, se trata siempre de poco, y no de las cosas mejores, sino de las peores. Domingo II despus de Pentecosts As los penitentes deben decir a Cristo: "Ten compasin de nosotros y perdona nuestros pecados, porque somos tu carne y tus huesos! Por nosotros los hombres te hiciste hombre, para redimirnos. Domingo III despus de Pentecosts El rey es Cristo, que rige a los pueblos con cetro de hierro, o sea, con inexorable justicia. Domingo III despus de Pentecosts La onza es figura de Cristo, el cual, siendo "uno" con el Padre y el Espritu Santo, abarca en su unidad el universo de las creaturas. Domingo III despus de Pentecosts
El da es Cristo; las doce horas son los apstoles, los cuales, por su santidad y por la infusin del Espritu Santo, son nombrados con el nmero doble. Domingo III despus de Pentecosts Tambin Cristo subi a su habitacin, o sea, a la cruz, y all llor sobre Adn y sobre toda su descendencia, matados por Joab, o sea, por el diablo, con tres lanzas: la gula, la vanagloria y la avaricia. Domingo IV despus de Pentecosts Tambin Cristo llor, diciendo: "Hijo mo, Adn! Quin me concediera morir por ti? o sea, que mi muerte te sirva de provecho?". Domingo IV despus de Pentecosts Los pobres dan a Cristo los lechos, en los que se duerme, o sea, la tranquilidad de una conciencia pura, en la cual Cristo mismo descansa con el alma; dan tapices de distintos colores, o sea, la variedad de las virtudes; vasos de arcilla, o sea, se dan a s mismos, cuando se humillan y se reconocen frgiles y amasados de barro. Domingo IV despus de Pentecosts Dan a Cristo el trigo, o sea, la doctrina del evangelio, y la cebada, o sea, las enseanzas del Antiguo Testamento; y la harina, o sea, la confesin, hecha con la precisin de todas las circunstancias de los pecados. Dan a Cristo el grano tostado de la paciencia; y las habas de la abstinencia, y las lentejas de la propia insignificancia. Dan a Cristo los garbanzos tostados de la compasin hacia el prjimo; y la miel y la manteca de la vida activa y de la contemplativa. En fin, dan a Cristo las ovejas de la inocencia y los novillos gordos de la mortificacin del propio cuerpo gordo. Si t das estas cosas, tambin a ti se te dar; y oirs al verdadero David, Cristo, que te dice: "Ven conmigo, y descansars y estars seguro en la Jerusaln celestial". Domingo IV despus de Pentecosts En efecto, el pueblo sigue a Cristo, que va adelante hacia la pasin; y los discpulos siguen al maestro, para experimentar su misericordia. Domingo IV despus de Pentecosts El hisopo es una planta pequea, que adhiere a la piedra, y simboliza la humildad de Cristo, el cual disert desde el cedro hasta el hisopo, porque desde las alturas de la gloria celestial descendi hasta la humillacin de la carne. Cristo discute desde el cedro hasta el hisopo, porque juzga los corazones de los soberbios y de los humildes. Domingo V despus de Pentecosts Cristo habl de los animales, cuando dijo: "Miren por ustedes mismos, para que sus corazones no se carguen con glotoneras, embriagueces y afanes de esta vida" (Lc 21, 34). Domingo V despus de Pentecosts "Ustedes que fueron bautizados en Cristo, fueron revestidos de Cristo" (Gal 3, 27). Domingo V despus de Pentecosts El primer rbol fue Cristo, plantado en el jardn de las delicias, o sea, el seno de la bienaventurada Virgen. Domingo V despus de Pentecosts
Oh vana presuncin, oh humildad fructuosa! Los que antes no haban apresado nada, en la palabra de Cristo capturan una gran cantidad de peces. Domingo V despus de Pentecosts La divina Majestad est presente, donde se halla el cuerpo de Cristo, gloria de los ngeles; donde se hallan los sacramentos de la Iglesia; donde se administran los santos misterios. Domingo V despus de Pentecosts Cristo, el gigante que tiene en s mismo las dos naturalezas y el gil corredor que devora sus caminos, se lanz con gozo a recorrer su camino y a llevar a cabo el cometido por el cual haba venido. Domingo V despus de Pentecosts La mano, en latn manus, suena como munus, don, ayuda, y es la gracia de Dios, que, cuando est en el hombre, le infunde una ayuda tan grande que, con los lomos ceidos, puede correr por medio de la castidad y, hecho pobre y desnudo por la pobreza, seguir a Cristo pobre y desnudo Domingo V despus de Pentecosts El que est "sin tierra", o sea, sin el apego a las cosas terrenales, en las que se hallan la inmundicia de la lujuria, la insaciabilidad de la avaricia, la oscuridad de la ira y de la envidia y la fragilidad de la inconstancia, ste, sin duda, santifica en su corazn al Seor como humilde siervo y a Cristo como autntico cristiano. Domingo V despus de Pentecosts En la resurreccin de Cristo los apstoles recibieron la solidez, y en la venida del Espritu Santo, una fuerza que jams se desvanecera. Domingo VI despus de Pentecosts Observa que "del costado de Cristo salieron sangre y agua": el agua del bautismo y la sangre de la redencin Un 19, 34). Domingo VI despus de Pentecosts Como Cristo, sufriendo el suplicio de la cruz, tuvo los miembros estirados y clavados, repos en el sepulcro y fue sustrado a las miradas humanas, as tambin nosotros, sobrellevando la cruz de la penitencia, debemos tener los miembros clavados por medio de la continencia, para no retornar a los pecados pasados, de los cuales debemos apartarnos completamente, en tal modo que no conservemos ni su imagen ni su recuerdo. Domingo VI despus de Pentecosts "Como Cristo resucit de los muertos Como Cristo, despus de su resurreccin, se apareci a los discpulos y cambi su tristeza en gozo, as tambin nosotros, resucitando de las obras muertas a la gloria del Padre, debemos alegrarnos junto con el prjimo y caminar juntos en la vida nueva. Domingo VI despus de Pentecosts Donde hay la semejanza de la muerte de Cristo, all hay tambin el aborrecimiento del pecado. Domingo VI despus de Pentecosts El mandamiento de Cristo no es contrario a la Ley, sino que contiene una ampliacin de la Ley, El que no se irrita, no mata; pero no es verdad lo contrario: el permiso de irritarse puede ser causa de homicidio. Domingo VI despus de Pentecosts
Si nuestro hombre viejo, o sea, los impulsos instintivos, es crucificado con los clavos del temor de Dios, una vez que est crucificado, ya no seremos ms esclavos, del pecado, o sea, de la iracundia, porque no nos enojaremos ms contra nuestro hermano, sino que lo veneraremos en el mismo Cristo crucificado. Domingo VI despus de Pentecosts El hombre pobre es Cristo: hombre segn la divinidad y pobre segn la humanidad. Domingo VII despus de Pentecosts Y sta es el alma, que Cristo rescat con su sangre de la esclavitud del diablo. En esa alma Cristo se hospeda, mientras le da vida; y pasa adelante sustrayndole su gracia para que se humille, cuando ella tiene de s misma un concepto demasiado alto. Domingo VIII despus de Pentecosts Y si somos hijos, somos tambin herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo" (Rom 8, 16-17). Domingo VIII despus de Pentecosts El pobre, o sea, la naturaleza humana, y el rico, o sea, la naturaleza divina, estn unidas en Cristo, para que el hombre pobre fuese liberado de las penas y de las culpas con las que estaba atado. Domingo IX despus de Pentecosts En la primera venida Cristo tuvo las riquezas, o sea, la pobreza y la humildad, que expuso en nuestros mercados, para que las comprramos, y sin las cuales no podemos ser ricos. Domingo IX despus de Pentecosts Los prelados de nuestro tiempo, que no son discpulos de Cristo sino del anticristo, despreciada la legtima consorte, no se avergenzan de unirse a una concubina que, constatando estar encinta, desprecia a su seora (Gen 16, 4). Domingo IX despus de Pentecosts En las curias episcopales los bribones hacen resonar la ley de Justiniano, no la de Cristo; cuentan historietas, pero no segn tu ley, oh Seor, ley que ya est abandonada y tomada en odio. Domingo IX despus de Pentecosts Los ricos de este mundo, que con embrollos acumulan riquezas de iniquidad, o sea, haciendo desigualdades (en latn hay una asonancia entre iniquidad y desigualdad), no podran tener amigos ms cercanos, si lo entendieran bien, que las manos de los pobres, que son el tesoro de Cristo. Domingo IX despus de Pentecosts Oh rico, da a Cristo lo que El mismo te dio. Domingo IX despus de Pentecosts Los cannigos defraudan la regla de oro del bienaventurado Agustn, y as podramos proceder en particular para cada religioso, "que cuidan sus intereses y no los de Cristo (Filp 2, 21). Domingo X despus de Pentecosts Cristo, sabidura y potencia de Dios, penetra en todas partes: en el cielo sacia a los ngeles con la visin de s, en la tierra espera misericordioso a los pecadores para que hagan penitencia, y en el infierno atormenta a los demonios y a los pecadores que no quisieron esperar en El. Domingo X despus de Pentecosts
Y el que vende o compra estos dones, debe ser expulsado de la iglesia, como Cristo expuls del templo a los vendedores y a los compradores. As los avaros y los simonacos hoy bailan y juegan, como stiros y faunos, en la iglesia de cristo, de rostros rubicundos, bien vestidos y gordos. Domingo X despus de Pentecosts El evangelio que Cristo y los apstoles predicaron, es la humildad. Y por medio de la humildad se llega a la gloria. Domingo XI despus de Pentecosts Este medicamento, o sea, la humildad de Cristo y la mortificacin de la carne, el hombre sabio no lo desprecia; slo el soberbio mentiroso e insensato lo rechaza. Domingo XI despus de Pentecosts Oh hijo, lleva con Cristo, el Hijo de Dios, el yugo de la obediencia. Domingo XI despus de Pentecosts En el estao y en el plomo est simbolizada la humanidad de Cristo, que fue de estao en la natividad. La humanidad de Cristo fue de plomo en la pasin: "Se ech a perder el fuelle, y el plomo se quem por el fuego" (Jer 6, 29). Domingo XII despus de Pentecosts Cristo, con el madero de su pasin, con el hierro del temor y con la pluma de su amor, hiere los corazones de los penitentes, los que cada da progresan y, como la buena semilla, crecen cada da de virtud en virtud. Domingo XII despus de Pentecosts Cuando Cristo extendi sus manos en la cruz y, despus de haberlas extendido, las abri a los clavos, entonces, a travs del agujero de los clavos, derram un tesoro de misericordia y llen de bendiciones a todo viviente. Domingo XII despus de Pentecosts Oh Padre, no mires nuestros pecados, sino mira el rostro de tu Cristo, que por nuestros pecados fue ensuciado con escupitajos y fue hinchado por las bofetadas y las lgrimas, para reconciliarnos contigo a nosotros pecadores. Domingo XIII despus de Pentecosts No dice: a tus descendientes, como si se tratara de muchos, sino "a tu descendencia", como a uno slo; y sta es Cristo" (Gal 3, 16), quien, como grano de mostaza, fue sembrado en el jardn de la bienaventurada Virgen. Domingo XIII despus de Pentecosts En la lmpara se designa la predicacin, en la cabeza la mente, en la leche la compuncin de las lgrimas; en los pies los afectos del corazn, en la piedra Cristo, en el aceite la gracia del Espritu Santo. Domingo XIII despus de Pentecosts Ammosle, pues, como a Dios y Seor y ammosle tambin como prjimo; y amemos tambin al que es imitador de Cristo. Domingo XIII despus de Pentecosts "La sombra de muerte", o sea, la muerte de Cristo segn la carne, que destruy nuestra doble culpa. Domingo XIII despus de Pentecosts
Por eso existe la costumbre de que los penitentes pblicos se detengan delante de las puertas de la iglesia con el cilicio puesto y rueguen a los fieles que entran en la iglesia y les digan: "Nosotros, indignos pecadores, los suplicamos a ustedes, fieles de Cristo, que imploren por nosotros la misericordia divina, porque nosotros no somos dignos de entrar en la iglesia y de participar en la asamblea de los fieles". Domingo XIV despus de Pentecosts La sabidura de Cristo quebranta el dominio del diablo. El antiguo adversario no fue vencido por la fuerza sino por la sabidura, mientras temerariamente acometa contra Cristo, en el cual no haba nada que le concerniese; y as con razn perdi al hombre, sobre el cual tena casi algn derecho de dominio. Domingo XV despus de Pentecosts Cristo dio su testamento a los hijos, cuando dijo: "Este es mi mandamiento, que se amen los unos a los otros, como los am" (Jn 15, 12). Domingo XV despus de Pentecosts En el costado de Cristo el justo hallar pastos, y entonces podr decir: "Mi delicia es estar con el Hijo del hombre, colgado del patbulo de la cruz, clavado con clavos, abrevado con hiel y vinagre y con el costado traspasado". Domingo XV despus de Pentecosts Por esto Cristo se gloria de ser una flor del campo, como se lee en el Cantar: "Yo soy la flor del campo" (2, 1). "Les digo que ni Salomn. El sapientsimo Salomn indica aqu a los sabios de este mundo que, con su gloria frvola y pasajera, con toda su ciencia que hincha, con toda su elocuencia engaosa, no estn vestidos como uno de estos pobres de Cristo. Domingo XV despus de Pentecosts Con esta segunda parte del evangelio concuerda la segunda parte de la epstola: "Los unos lleven las cargas de los otros; y as cumplirn la ley de Cristo" (Gal 6, 2). Si eres ave del cielo y lirio del campo, entonces podrs llevar las cargas, o sea, las tribulaciones y las debilidades del prjimo, como si fueran tu bagaje; y as cumplirs la ley de Cristo, o sea, el amor de Cristo, "que llev nuestros pecados en su cuerpo en el madero de la cruz" (1 Pe 2, 24). Domingo XV despus de Pentecosts La justicia del reino consiste en observar todo lo que Cristo nos ense. Domingo XV despus de Pentecosts As Cristo elimin la mancha de corrupcin que se manifestaba en nuestra figura; y por ende mereci or para s y para sus bautizados: "Este es mi Hijo dilecto, en el cual me complazco" (Mt 3, 17). Domingo XVI despus de Pentecosts El amor de Cristo, que nos am hasta el fin, fue superior a todo conocimiento de los hombres. Domingo XVI despus de Pentecosts Entonces el alma besa la cspide del cetro, cuando se une inseparablemente al amor de Cristo; y entonces puede decir con el Apstol: " Quin me separar del amor de Cristo?". (Rom 8, 35). Domingo XVI despus de Pentecosts
En cambio, el Apstol dice: "Todo lo consider como estircol con el fin de ganar a Cristo" (Filp 3, 8). Domingo XVII despus de Pentecosts Cristo vino a traer a la tierra el fuego, porque a la frialdad y al hielo de la soberbia contrapuso el calor de la humildad. Domingo XVIII despus de Pentecosts El pobre en el espritu es el corredor ligero, que corre con el gigante de la doble naturaleza (Cristo). Domingo XVIII despus de Pentecosts No se les reprocha a los judos, porque afirman que Cristo es hijo de David, sino porque no creen que Jess es tambin el Hijo de Dios. Domingo XVIII despus de Pentecosts El que da su corazn a Dios es de veras "cristo", o sea, el ungido por la gracia, e hijo de David. Domingo XVIII despus de Pentecosts Dice el Apstol: "Delante de Dios, somos el buen perfume de Cristo que se difunde en todo lugar" (2Cor 2, 14-15). Domingo XVIII despus de Pentecosts Cristo fue pobre, porque no tena dnde reposar la cabeza (Mt 8, 20), sino en la cruz, en la que, "inclinada la cabeza, rindi el espritu" (Jn 19, 30); y Cristo fue silencioso, porque fue llevado a la muerte como una oveja y, "mientras lo maltrataban, no abri su boca" (ls 53, 7). Domingo XIX despus de Pentecosts Nada debe interponerse entre la pasin de Cristo y la vida del predicador, para que ste pueda decir con el Apstol: "Por Cristo el mundo fue crucificado para m y yo para el mundo" (6, 14). Domingo XIX despus de Pentecosts Por qu hoy acaece que casi todos dicen falsedades a su prjimo, sino por avaricia que divide entre ellos a los que deberan ser miembros de Cristo? Domingo XIX despus de Pentecosts La obediencia es la mejor consejera, porque ensea a mortificar la propia voluntad, que es el camino que lleva al infierno, y a cumplir la voluntad de aquel que es el camino para el cielo (Cristo). Domingo XIX despus de Pentecosts Por esto, Cristo es llamado tambin abeja, porque tiene la miel de la misericordia y el aguijn de la justicia. Domingo XX despus de Pentecosts Dice el Salmo: "T protegiste con la sombra mi cabeza en el da de la batalla" (13,9, 8), o sea, al tiempo de la prosperidad mundana, que hostiliza reciamente a los pobres de Cristo. Domingo XX despus de Pentecosts Cmo podra participar en las bodas del Hijo de Dios y de la bienaventurada Virgen, el que no se viste con el traje de lino de la castidad? Cmo puede pretender entrar en la Iglesia, unirse a la comunidad de los fieles y participar en la preparacin del cuerpo de Cristo, el que sabe que no tiene el traje de lino cndido y esplndido, o sea, la castidad interior y exterior? El rey le dir sarcsticamente: "Amigo, cmo entraste aqu sin el traje nupcial?" (Mt 22, 12). Domingo XX despus de Pentecosts
El reino de Cristo es la vida del justo. Domingo XXII despus de Pentecosts He ah cules son los miembros del cuerpo de Cristo, que es la iglesia: los avaros y los lujuriosos!. Ellos no son la iglesia de Cristo, sino la sinagoga de Satans. Domingo XXII despus de Pentecosts Bajo los pies de Cristo, o sea, bajo su humanidad, estn puestas, como escabel, las mentes de los justos. Las mentes de los justos, sometidas a la humanidad de Cristo con la fe y la humildad, son como un precioso trabajo de piedra de zafiro. Domingo XXII despus de Pentecosts Como Cristo perdon los pecados de manera absoluta y sin condiciones, as la Iglesia tiene el poder de perdonarlos incondicional y definitivamente. Domingo XXII despus de Pentecosts Sin embargo, esta razn fue deformada por el pecado del hombre; y por ese pecado el hombre perdi su semejanza con Dios, pero con la gracia de Cristo esa semejanza fue restablecida. Domingo XXIII despus de Pentecosts Cristo en defensa de los suyos, es como un muro de fuego que destruye a los enemigos, y en medio de ellos ser una gloria que los alienta. Domingo XXIII despus de Pentecosts Ellos a Cristo, pendiente de la cruz y sediento, no ofrecieron un vaso de agua fresca sino vinagre mezclado con hiel; y Cristo, despus de haberlo probado, no quiso beberlo, porque quiso probar la amargura, o sea, la pena de la culpa, pero no quiso asimilarse nuestros pecados. Lo mismo hacen hoy con Cristo los falsos cristianos, peores que los judos. Domingo XXIII despus de Pentecosts Cuando un fiel cristiano se mezcla con el agua del placer carnal, muy pronto se convierte en el vinagre del pecado mortal que, en cuanto dependa de l, ofrece a Cristo, no digo colgando de la cruz, sino que ya reina en el cielo. Domingo XXIII despus de Pentecosts Los cristianos tomamos el nombre de Cristo, y no de otro. Domingo XXIII despus de Pentecosts Esta soga est en las manos de Cristo, que da la gracia de la confesin a quien quiere, segn la eleccin de su misericordia. Domingo XXIII despus de Pentecosts Dice el Apstol: "Despierta, t que duermes, y Cristo te iluminar" (Ef 5, 14); o sea, despirtate por medio de la contricin, sal por medio de la confesin de los muertos, o sea, de las obras de muerte; y "Cristo ser tu luz". Domingo XXIII despus de Pentecosts Dice el Apstol: "Los que son de Cristo, crucificaron su carne con sus vicios y sus concupiscencias" (Gal 5, 24). Domingo XXIII despus de Pentecosts La sangre de la pasin de Cristo detiene la sangre de nuestra malicia. Domingo XXIII despus de Pentecosts
El fruto de la penitencia es sublime, cuando el penitente es humilde y se humilla frente al verdadero Sol, sublime y humilde, o sea, Cristo, que cubri con un velo el esplendor de su luz con el cilicio de nuestra mortalidad. Domingo I de Adviento Cristo, con los brazos abiertos en la cruz, como dos alas, acoge a cuantos acuden a El y en el refugio de sus llagas los esconde de las amenazas de los demonios. Domingo I de Adviento La sangre de Abel grita venganza, la sangre de Cristo implora misericordia. Domingo I de Adviento En cambio, del humilde Cristo dice Isaas: "El no gritar, ni har resonar su voz por las calles" (42, 2). Domingo II de Adviento En Cristo hubo la pobreza, la obediencia y la humildad. Los que se escandalizan de estas cosas, se escandalizan de Cristo. Domingo II de Adviento Como Cristo acogi a los ciegos para iluminarlos, a los cojos para hacerlos caminar, a los leprosos para limpiarlos, a los sordos para restituirles el odo, a los muertos para resucitarlos y a los pobres para evangelizarlos, as debemos acogernos los unos a los otros. Domingo II de Adviento Si tu prjimo est ciego por la soberbia, en cuanto depende de ti, procura iluminar sus ojos con el ejemplo de tu humildad; si anda cojo por la hipocresa, enderzalo con la accin de la verdad; si est leproso por la lujuria, lmpialo con la palabra y el ejemplo de la castidad; si est sordo por la avaricia, mustrale el ejemplo de la pobreza de Cristo; si muri por sus glotoneras y sus ebriedades, resuctalo con el ejemplo y la virtud de la abstinencia; y evangeliza a los pobres, ensendoles la vida de Cristo. Domingo II de Adviento As los que destruyen la vejez del pecado mediante la piedra, que es "Cristo", mueren al mundo y rejuvenecen en Dios. Domingo II de Adviento "La paz de Cristo sobrepasa todo entendimiento", tanto de los ngeles como de los hombres. "Esa paz guarde sus corazones", para que la obra de la justicia sea la paz; "y sus inteligencias", para que el fruto de la justicia sea la tranquilidad, "en Cristo Jess", Seor nuestro. Domingo III de Adviento Juan representa al prelado o al predicador de la santa Iglesia, que debe ser "hijo de Zacaras", cuyo nombre se interpreta "memorial del Seor", para que tenga siempre en su mente "el memorial" de la pasin de Cristo. Domingo IV de Adviento Cul es la voz, quin es el que grita y qu es el desierto? La voz es el predicador; el que grita, es Cristo; el desierto es su cruz. Domingo IV de Adviento El nfora es la humanidad de Cristo, formada de tierra virgen y quebrada en la pasin. Domingo IV de Adviento
Desde la cada de Adn hasta la llegada de Cristo fue tiempo vaco. Natividad del Seor Observa que Cristo, tanto al principio como al fin de su vida, fue envuelto en paales. Natividad del Seor Sara se interpreta "princesa" o "carbn", y es figura de la gloriosa Virgen, princesa y nuestra reina, inflamada por el Espritu Santo como el carbn por el fuego, Hoy Dios le dio la sonrisa, porque de ella naci nuestra sonrisa: "Les anuncio un gran gozo", porque naci la sonrisa, porque naci Cristo. Natividad del Seor Cristo quiso ser llamado "nio" por muchas razones; pero, por amor a la brevedad, voy a exponer una sola. Si ofendes a Cristo con un pecado mortal y si le haces cualquier otra injuria, pero despus le ofreces la flor de la contricin o la rosa de una confesin baada en lgrimas -"las lgrimas son la sangre del alma" (Agustn)-, El no se acuerda ms de tu ofensa, perdona la culpa y corre a tu encuentro para abrazarte y besarte. Natividad del Seor Cristo se prepar en el seno de la Virgen un vestido variopinto, o sea, la humanidad, adornada con los dones de la gracia septiforme; y "era betlemita", porque hoy naci de la Virgen en Beln. Natividad del Seor La llave es la cruz de Cristo, con la cual El nos abri la puerta del cielo. Natividad del Seor Cuando algn mundano se convierte y llega a ser "nio" de Cristo, con el jbilo del corazn y la alegra en la voz, debemos prorrumpir diciendo: "Nos ha nacido un nio". Natividad del Seor Observa que la gallina se enferma, cuando los polluelos se enferman; al llamarlos a comer, chilla tanto hasta hacerse ronca; los cobija bajo las alas y los defiende del milano con las plumas erizadas, As Cristo, Sabidura del Padre, por nosotros enfermos se hizo enfermo. San Esteban protomrtir As, hoy en da, la doctrina de Cristo no tiene la voz melodiosa de la adulacin, porque no halaga a los pecadores ni promete ventajas temporales, sino que resuena speramente, porque ensea a mortificar la carne y a despreciar el mundo; y por esto no es escuchada de buena gana. San Esteban protomrtir Esposa de Cristo son los clrigos, que engordaron con su patrimonio y que ms que otros aborrecen su aliento, o sea, su predicacin, que procede de lo profundo de su ser, porque, como dice Job, "escondido y profundo es el lugar de donde se la extrae" (28, 18). San Esteban protomrtir Las sendas de la rectitud son la pobreza y la obediencia, por las que Cristo, pobre y obediente, te gua con su ejemplo. San Juan Evangelista O tambin: El cedro incorruptible es figura de la humanidad de Cristo, que no conoci corrupcin, y cuya mdula es la divinidad. San Juan Evangelista
En la cruz hay la humildad contra la soberbia del diablo; hay la pobreza de Cristo contra la avaricia del mundo; y all hay la crucifixin con los clavos contra la lujuria de la carne. Santos Inocentes Los Magos, que adoran a Cristo y le ofrecen dones, representan a los penitentes que, iluminados por la estrella de la gracia, adoran en espritu y verdad y ofrecen el triple don de la penitencia. Santos Inocentes Y Cristo, despus de tres das, o sea, despus de los tres tiempos: de la naturaleza, de la ley y de la gracia (o sea, de Adn a moiss, de Moiss a Jess y de Jess para adelante), se hiri a s mismo, o sea, permiti que otros lo hirieran, y con su sangre roci a sus hijos muertos y los hizo revivir. Santos Inocentes Sin embargo, como la misericordia del mismo Cristo es ms grande que la aridez de los huesos y de su dureza, aade: "Yo har entrar en ustedes el espritu y vivirn. Domingo I despus de Navidad El tiesto, que suena casi como tostado, es figura del falso cristiano: tostado (quemado y endurecido al fuego), porque carece de devocin; frgil, porque est hecho de arcilla; y se opone a su Alfarero (que lo plasm), o tambin a Cristo, que lo model con sus manos clavadas en la cruz, que lo restableci en el honor de su primitiva dignidad y lo hace permanecer (en el ser y en el obrar). Domingo I despus de Navidad Las manos de Cristo son llamadas "torneadas", o sea, labradas por el torno de la pasin; y fueron perforadas con los clavos como por un torno; adornadas de oro por la pureza de las obras; y estn llenas de jacintos, o sea, con los premios de la vida eterna. Domingo I despus de Navidad La pasin de Cristo es llamada "exceso", porque sobrepuj el dolor y el martirio de todos los santos. En su pasin Cristo sobrepuj toda tristeza y todo dolor. Domingo I despus de Navidad "Cristo fue circuncidado slo en el cuerpo, porque nada haba que circuncidar en su espritu, porque "El no hizo pecado, ni se hall engao en su boca" (1Pe 2, 22). Circuncisin del Seor Cristo es Dios y tambin hombre; pero de por s "suena" en cuanto es Dios, pero no "suena" en cuanto es hombre, porque la divinidad conserv el derecho de la personalidad al asumir la humanidad; pero la humanidad, al ser asumida, no recibi el derecho de la personalidad, (porque no la persona asumi a la persona, ni la naturaleza asumi a la naturaleza, sino que la persona asumi a la naturaleza). Circuncisin del Seor Y recuerda que toda la vida de Cristo fue marcada por la sangre: comenz con la sangre del da octavo y concluy con la sangre. Circuncisin del Seor Como el sol en su salida y en su ocaso se muestra de color rojo, as Cristo al principio y al trmino de su vida fue ensangrentado. Circuncisin del Seor Cristo es la estrella resplandeciente en la iluminacin de la mente, y es estrella de la maana en el conocimiento de la verdad. Epifana del Seor
El templo es figura de la humanidad de Cristo o tambin la vida de cada justo. Epifana del Seor Cristo fue como una semilla de mostaza, la ms pequea por su humildad; pero creci y se hizo un gran rbol, entre cuyas ramas anidan las aves del cielo (Mt 13, 31-32), o sea, los que contemplan las cosas celestiales. Domingo I despus de la octava de Epifana El monte de Esa simboliza las dignidades de los clrigos, que en la iglesia de Cristo son montones de piedras. Domingo II despus de la octava de Epifana La fe en Cristo se enerva en la molicie de la carne. Cuando nuestra carne se enerva en los placeres, la fe en Cristo se debilita en nosotros; y as el alma, sentada a popa, cierra los ojos, porque, entregada a los placeres, no medita en la miserable conclusin de su vida. Domingo III despus de la octava de Epifana Sin duda, perece aquel en el cual no se halla la fe de Cristo; y debe ser despertada aumentando la devocin, gritando los pecados en la confesin y llevando a cabo obras buenas. Domingo III despus de la octava de Epifana En su primera venida, Cristo fue como la lluvia que descendi en el seno de la Virgen. Anunciacin de Mara Cristo fue tambin la abeja que se posa en la flor, o sea, en la bienaventurada Virgen en Nazaret, nombre que significa "flor". Anunciacin de Mara La natividad de Cristo fue como el perfume de un campo, lleno de flores, porque guard intacta la flor de la virginidad de la Madre, cuando de ella vino a la luz. Anunciacin de Mara Qu les dir de los afeminados prelados de nuestro tiempo, que se acicalan como mujeres destinadas a las bodas y se revisten de pieles variopintas, y cuyos excesos se manifiestan en monturas pintadas y en arreos y en espuelas de caballos, que enrojecen de la sangre de Cristo? He aqu a quien est confiada hoy la esposa de Cristo, quien fue envuelto en paales y recostado en el pesebre. Anunciacin de Mara Ante todo, lo ofreci su Madre, segn las prescripciones de Moiss; y despus Cristo se ofreci a s mismo en sacrificio a Dios Padre, para la reconciliacin del gnero humano. Purificacin de Mara La dichosa Mara es llamada hermana de Cristo por la comunin de la carne. Purificacin de Mara En la estaca, que sirve para cerrar la tienda, se indica la virginidad de la bienaventurada Mara; y en el martillo, que tiene la forma de tau (T), se designa la cruz de Cristo. Purificacin de Mara Lleva a Cristo en los brazos aquel, que acoge la palabra de Dios no slo con la boca, sino con obras de caridad, como haca Job, cuando deca: "Dilacero mis carnes con mis dientes y llevo mi alma en mis manos" (13, 14). Purificacin de Mara II
La cera nueva es la carne de Cristo, asumida de la carne inmaculada de la gloriosa Virgen; y en ella hay la miel de la divinidad, indicada en el oro. Purificacin de Mara II La cera es la carne de Cristo; la estopa, su pasin; y la llama de fuego es la Potencia de su divinidad. Purificacin de Mara II El carbn apagado es el pobre de Cristo, cuyo rostro se puso negro por el hambre y la sed, por la fatiga y el sudor; y por esto en la plaza del mundo, que es la gloria humana, no se le conoce. Purificacin de Mara II De esa manera Cristo es concebido en la humildad, nace en la caridad, que es la casa del pan, y es crucificado en una elevacin. Anunciacin de Mara II Y en aquel momento fue concebido Cristo de la Virgen, hombre perfecto en el alma y en la carne, aunque todava no se pudiera distinguir con la mirada las formas del cuerpo y de los miembros. Anunciacin de Mara II Cristo destruy en los apstoles no slo el nombre, sino tambin los restos de la propiedad; y no slo esto, sino tambin el germen, o sea, la tentacin de poseer, y la estirpe, o sea, la voluntad de poseer. conversin de san pablo Son ms miserables que todos los hombres aquellos religiosos, que lo abandonan todo, pero no siguen a Cristo. conversin de san pablo Son muchos los que abandonan sus cosas; y, sin embargo, no siguen a Cristo, porque, por decirlo as, se tienen a s mismos (o se bastan). conversin de san pablo El que desfallece de amor por Cristo, le ofrece el vino de la compuncin. conversin de san pablo La gracia de la confesin no debes atriburtela a ti mismo sino a Cristo, del cual viene todo lo que hay de bueno en ti. conversin de san pablo Cristo resplandeci del Padre, como esplendor de luz, corno palabra de la boca, como sabidura del corazn". la ctedra de san pedro Todo hombre que nace en este mundo, es iluminado en orden a la vida eterna nicamente por medio de la fe en Cristo, el cual dice: "Yo soy la vid verdadera" (Jn 15, 1). la ctedra de san pedro Porque "nadie puede colocar un fundamento distinto del que fue puesto, que es Cristo" (1Cor 3, 11), sobre el cual est edificada la iglesia. la ctedra de san pedro En efecto, el que acoge con amor, en lo ntimo de su corazn, la fe en Cristo, supera con facilidad todo lo que le acomete desde fuera. la ctedra de san pedro Pero si est edificada en el amor de Cristo, en contra de ella jams podrn prevalecer. la ctedra de san pedro
La mxima sabidura de Cristo se revel en la cruz, cuando con el anzuelo de la divinidad captur al diablo, que quera arrojarse sobre el cebo de la humanidad. la ctedra de san pedro De la misma manera, Cristo nos prepar el lugar y el reposo de la vida eterna, pero antes nos prepar el camino para llegar. Felipe y Santiago Cristo, la verdad, naci de una tierra virgen; la verdad de la misma fe nace de la madre iglesia. Felipe y Santiago Esta puerta es Cristo humilde, y por ella no pueden entrar ni el soberbio ni el avaro con la joroba, porque el que quiere entrar por esta puerta, debe ante todo abajarse y deponer su joroba (su carga), para no tropezar con la puerta. Felipe y Santiago Oh! Cuntos viviran hoy de muy buena gana y por mucho tiempo en la pobreza ms rigurosa, si supieran con absoluta certidumbre que despus recibiran el reino de Francia o de Espaa! En cambio, hoy no hay nadie que quiera vivir en la autntica pobreza de Cristo, para que despus pueda poseer el reino de los cielos. Felipe y Santiago Nacieron de la semilla del verdadero Abraham, o sea, Cristo, tanto de la mujer libre como de la esclava". hallazgo de la santa cruz Por eso Cristo, para s mismo y para todos los bautizados, oy decir: "Este es mi hijo dilecto" (Mt 3, 17). hallazgo de la santa cruz En efecto, Cristo no baj del cielo para no permanecer en el cielo, porque no se hizo hombre para dejar de ser Dios; sino que fue "rico y pobre a la vez" (Salm 48, 3), Dios y hombre a la vez, engendrado de Dios antes de los siglos, hombre nacido de hombre en el tiempo. hallazgo de la santa cruz Cristo subi al cielo por virtud propia; todos los dems son llevados por obra de los ngeles. hallazgo de la santa cruz La serpiente de bronce es Cristo, Dios y Hombre; el bronce, que, a pesar del paso del tiempo, no se consume, simboliza su divinidad, y la serpiente su humanidad, que en el madero de la cruz fue levantada como si no de nuestra salvacin. hallazgo de la santa cruz Y para el hombre hay algo ms querido que la vida? La vida del cuerpo es el alma; y la vida del alma es Cristo. hallazgo de la santa cruz El madero despreciable es el madero de la cruz, porque "maldito sea todo el que pende del madero" (Gal 3, 13), en el cual Cristo, Sabidura de Dios el Padre, fue despreciado y escarnecido: "Oh t, que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres das, slvate a ti mismo!"; y "Si es el rey de Israel, descienda ahora de la cruz" (Mt 27, 40 y 42). hallazgo de la santa cruz La corona de espinas, la cruz, los clavos, la lanza y todos los dems martirios de Cristo constituyen la delicia del justo, el cual halla en ellos ms consolacin que en todas las riquezas de este mundo. Natividad De San Juan Bautista
El olivo simboliza la humanidad de Cristo, de la cual en el lagar de la cruz man, como aceite, su sangre, con la cual cur las llagas del herido. Natividad De San Juan Bautista Smilmente, reniega de Cristo con la lengua aquel, que destruye la verdad con la mentira o calumnia al prjimo. Apstoles Pedro Y Pablo Pilato, que se interpreta "boca del forjador", es figura de la mentira y de la calumnia, en cuya presencia niegan a Cristo los que niegan la verdad con la mentira y con su boca calumniadora golpean y destruyen la caridad hacia el prjimo. Estos tales piden que les sea indultado el bandido Barrabs, o sea, el diablo, y que Cristo sea crucificado. Apstoles Pedro Y Pablo Ese tal es de veras un dolo, o sea, un dios falso, porque tiene los ojos dirigidos hacia la vanidad del mundo y no ve las miserias de los pobres; tiene odos abiertos a las adulaciones de sus criados, y no oye el clamor de los pobres; tiene las narices sobre los frascos de perfumes, como la mujer, pero no percibe el perfume del cielo ni el hedor de la gehena; tiene las manos para acumular riquezas, y no para acariciar las cicatrices de las llagas de Cristo; usa los pies para fortificar los campamentos y para recaudar los tributos, y no para ir a predicar; y en su garganta no hay el canto de la alabanza y la voz de la confesin. Apstoles Pedro Y Pablo Oh amor de Cristo, t vuelves dulces las cosas amargas! El martirio de los apstoles fue espantoso y amargo; sin embargo, el amor de Cristo lo hizo agradable y dulce, tanto que lo buscaron con impaciencia y lo acogieron con placer. Apstoles Pedro Y Pablo Te suplicamos, Seor Jess, que nos hagas tierra buena, para que podamos recibir la semilla de tu gracia y podamos "dar frutos dignos de penitencia" (Mt 3, 8); y as mereceremos vivir eternamente en tu gloria, Domingo de Sexagsima Y a nosotros, tan desgraciados, qu nos queda por hacer sino ir y morir con El? Scanos, oh Seor Jess, del barro de la hez con el anzuelo de tu cruz, para que podamos correr, no arrastrados por el perfume, sino por la amargura de tu pasin. Domingo de Quincuagsima "Qu quieren darme?". Y qu pueden darte? Si te dieran Jerusaln, la Galilea y la Samara, podran quizs comprar a Jess? Si te dieran el cielo y a los ngeles, la tierra y a los hombres, el mar y todo lo que contiene, podran quizs comprar al Hijo de Dios, "en el cual estn escondidos todos los tesoros de la sabidura y de la ciencia?" (Col 2, 3). Domingo de Quincuagsima Oh Padre, la cabeza de tu Hijo Jess, que infunde temblor a los arcngeles, es golpeada con una caa. A ti la alabanza, a ti la gloria, porque de los salivazos, de las bofetadas y de los puetazos de tu Hijo Jess sacaste para nosotros un antdoto, para expulsar el veneno de nuestras almas!. Domingo de Quincuagsima No hay de qu maravillarse! "Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jess, sufrirn persecuciones" (2Tim 3, 12). Domingo de Quincuagsima
Oh Seor Jess, quita, quita estas dos palabras: "Dame, dame!", de los prelados de tu iglesia, que se pavonean en el monte de las dignidades eclesisticas y derrochan tu patrimonio que conquistaste con las bofetadas, los salivazos, los flagelos, la cruz, los clavos, el vinagre, la hiel y la lanza. Domingo II de Cuaresma Tambin t, que crees en Jess y de Jess esperas la salvacin, toma contigo a Pedro, o sea, el conocimiento de tu pecado, que consiste en tres cosas: la soberbia del corazn, la concupiscencia de la carne y el apego a las cosas mundanas. Domingo II de Cuaresma (II) Jess echa al demonio de los pecadores, cuando graba en su corazn el sello de su amor y el signo de su pasin. Domingo III de Cuaresma Cuando con el ojo de la fe contemplo a mi Dios, a mi esposo, a mi Jess, colgado en la cruz, crucificado con clavos, abrevado con hiel y vinagre y coronado con una corona de espinas, toda dignidad, toda gloria, todo honor, toda magnificencia transitoria se me transforman en escualidez; y yo todo lo considero como nada. Domingo III de Cuaresma Ante todo, Jess lleg a Betania, o sea, asumi carne humana de la Virgen, para despus dedicarse a la predicacin. Domingo de Ramos "Jess envi a dos de sus discpulos, dicindoles: "Vayan a la aldea, que est enfrente de ustedes; y en seguida hallarn un asna atada y un pollino con ella. Oh Seor Jess, qu es lo que dices? Quin podr desatar las cadenas de los clrigos y de los falsos religiosos, las riquezas, los honores y los placeres que los tienen enredados, derribar su soberbia y llevarlos a ti? "Todos -dice Jeremas- son como un caballo que corre impetuosamente" (8, 6). Domingo de Ramos En Nazaret Jess se "coron" de carne humana, como una diadema; en Beln fue envuelto en paales, como una prpura. Domingo de Ramos E Isaas: "Y sobre sus hombros se estableci el principado" (9, 6); y el Apstol a los hebreos: "Hemos visto a Jess coronado de gloria y honor, a causa del suplicio de la muerte" (2, 9). Domingo de Ramos En cambio, la bienaventurada Virgen Mara, despus de la sepultura de su Hijo Jess, jams se alej, segn la opinin de algunos, sino que siempre permaneci all velando en lgrimas, hasta que mereci ser la primera en verlo resucitar. La Pascua del Seor El mismo Jess, partcipe de nuestra naturaleza, nos haga tambin a nosotros partcipes de aquellos bienes, El que es el Dios bendito por los siglos. Amn! As sea! Ascensin del Seor Te rogamos, pues, Seor Jess, nosotros que somos tus pobres y tus mendigos, que con el mendigo Lzaro nos hagas morir en el pequeo nido de nuestra pobreza, para ser llevados despus por los ngeles al seno de Abraham. Domingo I despus de Pentecosts
Con razn dice "mi salvador", porque Jess, para salvarme, tom de m lo mo, o sea, mi carne, y la exalt por encima de los coros de los ngeles. Domingo II despus de Pentecosts Te rogamos, pues, oh buen Jess, Maestro y Seor, que ilumines a los ciegos, que ensees a tus discpulos y que les muestres el camino de la vida. Domingo IV despus de Pentecosts El que se reconoce pecador, se echa a las rodillas de Jess. Y en este episodio debemos considerar dos cosas: el temor causado por los pecados, cuando dice "se ech"; y la esperanza en la misericordia del Redentor "a las rodillas de Jess". Domingo V despus de Pentecosts Jess llam a los discpulos y les dijo: "Tengo compasin de la gente, porque ya hace tres das que estn conmigo, y no tienen qu comer. He ah cun grave es el hambre en la Iglesia, que est representada en aquella turba, de la que se habla en el evangelio de hoy: "Haba junto a Jess una gran multitud, y no tenan qu comer". Domingo VII despus de Pentecosts El misericordioso Jess, que siempre tuvo misericordia de los miserables?. Domingo VII despus de Pentecosts Jess entra en el templo, cuando cada da visita a su iglesia y observa los actos de cada uno y expulsa a los que, mezclados con sus santos, o fingen hacer el bien o abiertamente hacen el mal. Domingo X despus de Pentecosts Ayuda, pues, hermano, ayuda a Jess, "porque si compartes sus sufrimientos, compartirs tambin sus consuelos" (2Cor 1, 7). Domingo XI despus de Pentecosts Te rogamos, Seor Jess, que seamos pobres humildes, ricos sinceros y ancianos sabios; y as mereceremos llegar a las delicias y a las riquezas eternas. Domingo XI despus de Pentecosts Te rogamos, pues, Seor Jess, que con los dedos de tu encarnacin abras nuestros odos y con la sabrosa saliva de tu sabidura toques nuestra lengua, para que podamos obedecerte, alabarte y bendecirte, y un da merezcamos llegar a ti, que eres el bendito y el glorioso. Domingo XII despus de Pentecosts Te rogamos, Seor Jess, que nos ligues con el amor hacia ti y hacia el prjimo, para que te amemos "con todo el corazn", tan profundamente que nada nos distraiga de tu amor; "con toda el alma", o sea, con sabidura, para no ser engaados por otros amores; "con todas las fuerzas y con toda la mente", o sea, con tanta dulzura, para no ser jams seducidos a separarnos de tu amor; y para amar al prjimo corno a nosotros mismos. Domingo XIII despus de Pentecosts Por ende, si el prelado de la iglesia o el predicador bebe en el oro de la sabidura, si lleva la prpura de la pasin del Seor y si ata su voluntad con la hebilla de oro, entonces podr de veras subir a la barca con Jess, pasar a la otra orilla y llegar a su ciudad, como est escrito en el evangelio de hoy: "Jess subi a una barca. Domingo XIX despus de Pentecosts
La humildad y la pobreza, la paciencia y la obediencia son las cuatro virtudes que presentan a Jess el alma que yace deshecha en los placeres de la carne. Domingo XIX despus de Pentecosts Increble humildad de Jess! Llama hijo a aquel enfermo, despreciado por los hombres y deshecho en todos sus miembros! Por cierto, lo llama as porque le fueron perdonados sus pecados. Cuatro son las virtudes que llevan el alma paraltica a Jess: la humildad y la pobreza, la paciencia y la obediencia, con las cuales derrotamos los cuatro pecados, de los que habla el Apstol. Domingo XIX despus de Pentecosts El que es rico en la pobreza de espritu, puede realmente orar por los perseguidores y decir con Jess: "Padre, perdnales". El que quiere conservar la pureza del corazn, para ver a Dios, es necesario que ponga fin a todo pecado, para decir con Jess: "Todo est cumplido!". Domingo XXIII despus de Pentecosts "El saco de cilicio", o sea, los pobres paales, en los que Jess fue envuelto, y el humilde lugar del pesebre, donde Jess fue recostado, nos invitan a despertarnos del sueo y a alejar las vanas fantasas. Domingo I de Adviento Jess, con las manos clavadas en la cruz, derrot al diablo y arranc de sus manos al gnero humano. Domingo II de Adviento Debes enviar a Jess la esperanza y el temor, para preguntarle: "Eres t el que me cre y me recre? Eres t el que me hizo y me redimi? -Y de ello nace en m la esperanza en tu misericordia-. Domingo II de Adviento Jess que en su primera venida fue humilde, ser terrible en la segunda, y ser amable y suave, deseable y bendito por los siglos eternos. Domingo IV de Adviento Fue un gran gesto de amor que slo l posara la cabeza sobre el pecho de Jess, "en el cual estn contenidos todos los tesoros de la sabidura y de la ciencia" (Col 2, 3). Observa que Jacob descans sobre una piedra, y Juan sobre el pecho de Jess: el primero, mientras estaba de viaje, y Juan durante la cena. Y entonces en esa cena de la eterna saciedad, reposaremos tambin nosotros, con Juan, sobre el pecho de Jess. San Juan Evangelista Oh amor de Jess! Oh tesoro escondido en el amor, oh sabidura de inestimable sabor y ciencia que todo lo conoce! San Juan Evangelista "Tus hijos", oh buen Jess, son estos cristianos , que engendraste con los sufrimientos de tu pasin. Santos Inocentes Oh hombre, aprende a amar a Jess y entonces sabrs dnde est la sabidura. Domingo I despus de Navidad Oh bienaventurado Jess! Dnde te buscar? Dnde te hallar? Dnde, despus de haberte hallado, hallar bienes tan grandes? Dnde, despus de poseerte, poseer bienes tan excelsos? Domingo I despus de Navidad
Oh estrella del mar! Oh humildad del corazn, que conviertes el mar amargo y tempestuoso en leche dulce y sabrosa! Qu dulce es la amargura para el humilde! Qu leve es el sufrimiento, soportado por el nombre de Jess! Fueron dulces a Esteban las piedras, la parrilla a Lorenzo, los carbones encendidos a Vicente: por Jess chuparon como leche las inundaciones del mar. Domingo I despus de Navidad La pobreza y la humildad llevan a Jess, pobre y humilde. Domingo I despus de Navidad Lleva a Jess el que, por amor de El, soporta con paciencia todas las adversidades que encuentra. Domingo I despus de Navidad La pobreza lleva a Jess en los hombros, la humildad contra el pecho, entre los brazos. Domingo I despus de Navidad Pues bien, la pobreza y la humildad llevan a Jess al templo, o sea, hasta que lleguen al templo, no hecho a mano, de la Jerusaln celestial. Adquiere estas virtudes y hallars la sabidura de Dios y la fortaleza de Dios, Cristo Jess. Domingo I despus de Navidad Dice Jess: "No puede pasar un camello por el ojo de la aguja" (Mt 19, 24); o sea, un avaro no puede vivir en la pobreza de Jesucristo. Domingo I despus de Navidad Jess, parado, con las manos abiertas en la cruz, con su muerte llen (de dones, gracias y bendiciones) todas las cosas, que haban sido vaciadas por la desobediencia del primer hombre. Domingo I despus de Navidad As tambin el nombre de Jess, por su excelencia, est por encima de los nombres de los hombres y de los ngeles, porque "en el nombre de Jess toda rodilla debe doblarse" (Filp 2, 10). Circuncisin del Seor Los padres de Jess eran Jos y Maria: Jos se interpreta "aumento" y Mara "mar amargo", no porque haya tenido el amargo gemido de la penitencia, sino porque tuvo en suerte el nombre de amargura casi por un presentimiento de la pasin de su Hijo. Domingo II despus de Navidad He ah la consolacin: escuchar e interrogar! Cuando la mente se halla en la tranquilidad y en silencio, entonces Jess escucha los sentimientos del corazn, que hablan a su odo, y despus interroga con el estmulo de la benvola correccin. Domingo II despus de Navidad Por esto ustedes, que con Mara y Jos buscan a Jess y desean hallarlo, "no se conformen a la mentalidad de este siglo, sino transfrmense por medio de la renovacin de su mente" (Rom 12, 2). Domingo II despus de Navidad Oh descarada soberbia, que te afanas por subir por encima de las nubes, por levantar tu trono por encima de las estrellas del cielo y por sentarte en el monte de la alianza (ls 14, 13-14), desciende, te lo ruego, porque Jess descendi! Domingo II despus de Navidad El Hijo, el buen Jess, delante del Padre jugaba, cuando era traicionado por el discpulo; cuando, atado a la columna, era flagelado; cuando era escarnecido
por Herodes y coronado de espinas; cuando era maltratado con bofetones y puetazos; cuando ensuciaban su rostro con los salivazos y cuando lo cubran con un velo; cuando le golpeaban la cabeza con la caa y cuando le arrancaban la barba. Domingo II despus de Navidad Se derrita toda soberbia, se disuelva toda arrogancia y se humille toda desobediencia, cuando oye estas palabras: Y Jess les estuvo sujeto"!. Domingo II despus de Navidad Bienaventurada el alma que puede decir a Jess lo que le dijo Rut a Noem: "Adonde t vayas, ir yo tambin; y donde t mores, morar yo tambin"! (1, 16). Domingo III despus de la octava de Epifana Cuando Jess en la cruz se durmi en el sueo de la muerte, sus discpulos, no dando ninguna importancia a la cruz, desfallecieron en la firmeza de la fe; pero luego lo despertaron, cuando ansiaron su resurreccin. Domingo III despus de la octava de Epifana Por eso, cuando somos tentados, con toda la devocin de la mente debemos decir: "En nombre de Jess Nazareno, que mand a los vientos y al mar, yo te mando, oh diablo, que te alejes de m". Domingo III despus de la octava de Epifana La bienaventurada Virgen fue "Marta", cuando envolvi al nio Jess en paales, cuando lo recost en el pesebre, cuando lo amamant con su pecho lleno de cielo, cuando con El huy a Egipto y cuando con El regres a la patria; y fue "Mara", cuando, como dice Lucas, "conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazn" (Lc 10, 38 . ; y 2, 19). Asuncin de Mara Oh dulce Jess, qu cosa es ms dulce que t? Dulce es tu recuerdo, ms que la miel y que todas las dems dulzuras. Purificacin de Mara II Y qu significa Jess, sino Salvador? Oh buen Jess, justamente por ti mismo s para nosotros Jess! Ya que nos diste el comienzo de la dulzura, o sea, la fe, danos tambin la esperanza y la caridad, para que, viviendo y muriendo en ellas, merezcamos llegar a ti. Purificacin de Mara II Los apstoles, abandonado el peso del mundo, ligeros, en las alas del amor, vuelan en pos de Jess. conversin de san pablo La ciencia perfecta consiste en amar a Jess y caminar en pos de El. conversin de san pablo He aqu, pues, que los pobres con el pobre Jess, hijo de la Virgen pobrecilla, juzgarn con justicia a todo el mundo (Salm 9, 9). conversin de san pablo Porque sera cnico el que no tuviera en cuenta su honor, por eso Jess interroga acerca de lo que los hombres digan de l, para informarse y para mejorar si hay algo que deba ser corregido. la ctedra de san pedro No hay que asombrarse si Pedro, el iletrado, es llamado "sapientsimo", porque l haba estado con Jess, la sabidura del Padre, y lo am ms que los dems; y en la escuela de Jess, Pedro no aprendi la sabidura del mundo, sino la del cielo. la ctedra de san pedro
Si la Iglesia es defendida por la mano del Verbo encarnado, permanece segura. Domingo XII despus de Pentecosts Pero el Seor, grande y poderoso, que mira a los humildes y destrona a los soberbios, echar a este caballo de la Jerusaln celestial, en la que nadie entrar, si no se humilla como un nio, como se humill El mismo hasta la muerte y la muerte de cruz. Domingo de Ramos Cosechemos, pues, para nosotros los frutos del rbol ms hermoso, o sea, la pobreza y la humildad de la Virgen Mara; las espatas de las palmeras, o sea, la fe, la esperanza y la caridad de los apstoles; las ramas del rbol de densas frondas, o sea, la misericordia y la obediencia, la paciencia y la perseverancia de la pasin de Jesucristo; y los sauces del torrente, o sea, las lozanas obras de todos los santos; y exultemos delante del Seor Dios nuestro, Jesucristo, aclamando con la gente y con los nios de los hebreos: "Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en el nombre del Seor! Hosanna en lo ms alto de los cielos!". Domingo de Ramos Como el nio chupa la leche de los pechos de la madre con gran avidez y deleite, as nosotros debemos chupar de la vida de Jesucristo las inundaciones del mar, o sea, las amarguras de su pasin y de sus tribulaciones. Domingo XIV despus de Pentecosts Nuestro Nio, envuelto en paales, recostado en el pesebre, con la mano de su potencia arranc al spid y a la serpiente del agujero y de la cueva, o sea, de la conciencia de los pecadores. Domingo I de Adviento Qu significa: "Hallarn a un nio", sino: "Hallarn la sabidura balbuciente, la potencia dbil, la majestad rebajada, lo inmenso hecho nio, el rico hecho pobre, el rey de los ngeles recostado en un establo, el alimento de los ngeles casi pasto de los animales, el limitado recostado en un angosto pesebre? Esto, pues, les servir como seal, para que no perezcan con los egipcios ni con los habitantes de Jeric. Natividad del Seor Este Dios se hizo por nosotros nio y hoy por nosotros naci. Natividad del Seor Cristo quiso ser llamado "nio" por muchas razones; pero, por amor a la brevedad, voy a exponer una sola. Si haces una injuria a un nio, si lo provocas con un insulto, si lo golpeas; pero si despus le muestras una flor o una rosa o algo semejante, y mientras se la muestras se la entregas, ya no se acuerda de la injuria sufrida, se le pasa la ira y corre a tu encuentro para abrazarte. Natividad del Seor Sin embargo, lo que es ms doloroso y deplorable, "mata a los nios en Beln", que se interpreta "casa del pan". Sus nios son matados, cuando los religiosos se corrompen con la incontinencia de la carne. Santos Inocentes "Te hemos seguido a ti", nosotros criaturas hemos seguido al Creador, nosotros hijos al padre, nosotros nios a la madre, nosotros hambrientos al pan, nosotros sedientos a la fuente, nosotros enfermos al mdico, nosotros cansados al sostn, nosotros desterrados al paraso. conversin de san pablo
Padua no es sino el lugar de su muerte. Nacido el Lisboa, capital de Portugal, de una familia noble y militar, se dice que emparentaba con el gran cruzado Godofredo de Bouillon, el nio recibi en el bautismo el nombre de Fernando. Desde la edad de l5 aos fue recibido en la misma Lisboa por los cannigos regulares de San Agustn. Despus de dos aos, a fin de dedicarse al estudio de la teologa pas a Combra, donde el monasterio de Santa Cruz era ya el centro de vida religiosa y de cultura intelectual ms clebre de todo Portugal.
Muy pronto recibi las sagradas Ordenes y se inici en el ministerio apostlico. A la sazn, la Orden de los Hermanos Menores, fundada por San Francisco de Ass en l209. Implantada ya en muchos pases, acababa de ennoblecerse el Portugal con el martirio de tres religiosos muertos en Marrakech (Marruecos). Cuando el l6 de enero de l220, gracias a la solicitud del Infante don Pedro, fueron llevadas a Santa Cruz las reliquias de los campeones de la Fe, el relato de su apopeya inflam el celo del joven sacerdote, e inmediatamente pidi ser admitido en la Orden franciscana, con el deseo explcito de ser enviado a predicar a los musulmanes de Africa, con la secreta esperanza de conquistar all la palma del martirio. Fue entonces cuando el Convento de Olivares, cerca de Lisboa, al revestirse el sayal franciscano, Fernando se conviti en el hermano Antonio. Atendiendo inmediatamente a su peticin, desde el otoo de l220 sus superiores lo enviaron a Marruecos. Pero una causa inprevista vino a contrariar los proyectos del ardiente apstol: la enfermedad. Transcurren apenas algunos meses, y helo aqu obligado a dejar el Africa, a principios de l22l. Por insondables designios de la Prividencia, el navo que deba conducirlo a Portugal, desviado por la tempestad, lleg a las costas de Sicilia. Lo encontramos entonces en el captulo general de su Orden, en Ass, en mayo de l22l. Luego, en el eremitorio de Monte Paolo di Forti, en la Romaa, hace un largo retiro de tres meses, en contacto directo con las austeridades de la regla franciscana primitiva. Mientras tanto, llamado a tomar la palabra en una ordenacin sacerdotal, en la Catedral de Forti, el Hermano Antonio se revela como poderoso orador. Enviado entonces a Vercueil para seguir all los cursos de teologa de Toms Gallo, traductor y comentador de las obras de Dionisio Areopagita, Antonio hace rpidos progresos tanto en sabidura como en santidad: porque la flama interior de su amor irradiaba al exterior, dice un contemporneo. Una vez terminado ese ciclo de estudios, San Fraancisco de Ass en persona lo nombr en l223 primer lector de su Orden en Bolonia: A nuestro muy querido hermano Antonio, salud en Cristo. Quiero que ensees la teologa con tal que con este estudio no extingas el espritu, tal como se dice en la regla. Otra coincidencia providencial. Santo Domingo acaba de morir prematuramente el Bolonia en agosto de l22l. Antonio llega a punto de asegurar el relevo, y durante nueve aos prosigue en la Romaas la obra de predicacin y de controversia con los ctaros. Entre otras registra la conversin de uno de los jefes de la secta, Bonvillo de Rmini. Miln y Padua escuchan su voz. Y luego diversas ciudades de francia, en el curso de rpidos recorridos: ora para comentar la Sagrada Escritura, en los claustros; ora para enfrentarse en pblico con los albigenes: Montpellier, Tolosa, el Puy, Burgos. En Limoges funda convento de su Orden, del que el captulo provincial de Arles (l226) lo nombra Custodio. Pero en l227 se le ve el nuevo captulo general de Ass y se le nombra Provincial de la Italia del Norte, cargo que asumi desde entonces hasta l230.
Llamado a Roma para los asuntos de su Orden, Antonio es llevado un da a predicar ante el Papa Gregorio lX, el cual, admirando su ciencia en las Sagradas Escrituras, le confiere el ttulo de Arca del Testamento. Librado en fin de los cuidados administrativos, Antonio emplea el tiempo de reposo que le impone su agotamiento en escribir los "Sermnes sobre los Santos que le peda el Cardenal Rinaldo Conti, el futuro Alejandro lV. Una ltima Cuaresma en Padua. Un viaje a Veronica para obtener la liberacin del Conde Rizzardo Sambonifacio y de otros gelfos prisioneros con l. Y Antonio muere a los 36 aos, en la Arcela, cerca de Padua. Ms an que su excepcional talento, du fama de santidad le haba conquistado una popularidad inmensa. Sus funerales fueron triunfales. Y menos de un ao despus de su muerte, la Bula de canonizacin publicada por el Papa Gregorio lX corroboraba el juicio del pueblo. Y la suntuosa Baslica construida sobre su tumba en Padua, centro de peregrinacin mundial, es todava ahora un testimonio del fervor del culto que tras de sus contemporneos le han rendido las siguientes generaciones. Desde siempre, con la aprobacin del Papa Gregorio lX mismo, la Orden franciscana ha considerado a San Antonio de Padua como Doctor de la Iglesia. En particular canta en su honor la Misa In medio del comn de los Doctores. En esa poca se identificaba fcilmente al predicador con el Doctor. Lo cual es muy lgico. Puesto que el predicador tiene la misin de ensear la doctrina no se considera que la posee? En el caso de San Antonio de Padua, el elogio que l hizo el Soberano Pontfice es prueba de un profundo conocimiento de las Sagradas Escrituras. En efecto, quien por mandato directo del fundador de la Orden abri la primera escuela de Teologa, quien enseo en seguida en la Universidad de Padua no era reconocido por ese mismo hecho como un maestro de esa materia? Sea lo que sea, el Papa Po Xll se dign ratificar ese homenaje secular de la Orden franciscana y declarar a San antonio de Padua Doctor de la Iglesia universal, agregndole el exquisito matiz de Doctor Evanglico (l946).
OBRAS
La carrera de San Antonio de Padua fue demasiado breve, demasiado agitada tambin, para permitirle componer y legar a la posteridad una obra doctrinal metdica y completa. Lo que poseemos de l es una importante serie de sermones, l78 comentarios y explicaciones de los Salmos, Homilas sobre los Evangelios de los domingos, elogios de Santos, meditaciones sobre la vida y los misterios de la Virgen Mara, sin contar los sermonarios que la tradicin le atribuye.
En cuanto a su aliento oratorio, tenemos un eco de l por la inmensa fama que le sobrevivi y que hizo de l un tribuno sagrado de rango internacional (Daniel Rops). Las Concordancias morales de los Libros Sagrados constituyen una verdadera obra de teologa mstica basada en los textos de la Sagrada Escritura. Comprende cinco partes: la primera considera al hombre depravado por el pecado; la segunda muestra los caminos de la conversin; la tercera expone la s luchas espirituales cuyo teatro es el alma; la cuarta traza la vas de la perfeccin por la prctica de las virtudes; la quinta estudia esos estados y el empleo de esos medios en las diversas condiciones humanas. Por lo visto, ste podra ser el plan de un retiro espiritual. Es sobre todo un programa completo de santificacin. Las alegoras y las interpretaciones piadosas o msticas, el sentido acomodaticio mismo dominar all mucho ms que una exgesis rigurosamente cientfica. A decir verdad, San Antonio de Padua es mucho ms conocido como taumaturgo que como Doctor. La leyenda le atribuye multitud de milagros en el curso de su vida; y todo el mundo sabe que all est sobre todo el fundamento de la devocin popular. La imagen o la escultura de San Antonio estn en todas las Iglesias de la cristiandad. Y, con algunas variantes, el santo est representando seimpre con los rasgos de un religioso muy joven, casi un novicio, con un gran libro enla mano, smbolo de su pasin por el estudio y de su asiduidad en la meditacin de las Sagradas Escrituras; y luego, sobre el libro, un niito Jess, alusin a un episodio quiz histrico, en todo caso evocacin de la intimidad que el contemplativo tena con Cristo. Junto a la escultura hay indefectiblemente un cepillo en el cual se lee a veces esta leyenda: Pan de los pobres, eco lejano del clamor lanzado por San Antonio en favor de los necesitados, o reminiscencia de alguna multiplicacin de panes obtenida por su oracin? Pero con toda seguridad es sobre todo un papel de recuperador el que los fieles le atribuyen a SanAntonio de Padua. se cree que su carisma especial consiste en hacer que se encuentren los objetos perdidos? Esto est demasiado lejos del ideal de un Doctor de la Iglesia. Y en realidad no es a l a quien eso le corresponde sino al Beato Antonio de Pavn, dominico y mrtir del siglo XlV. La confusin de nombres -----Antonio de Pavn, Antonio de Padua----- se eceler por la prodigiosa popularidad de San Antonio de Padua: no conocindose ya sino a ste, el Beato de Pavn qued aclipsado, ignorado. Habituado a pedirle perpetuamente milagros, y presuadido de obtenerlos, al pueblo cristiano le ha parecido muy natural el pedirle tambin los dichos menudos favores temporales.
Visin que para nuestra sensibilidad actual suele aparecer como demasiado legendaria y con rasgos hasta increbles, pero que sin embargo tiene un profundo arraigo y relevancia en la piedad popular y en la fe sencilla del pueblo creyente de todas partes del mundo, tanto dentro como fuera del mundo cristiano. 0 Sin desconocer la fuerza, y significacin profunda, de la imagen del "Antonio de la piedad y la devocin", quisiera intentar una lectura, y consecuentemente una interpretacin, ms por el lado del "Antonio de la historia", pero no con la cualificacin del investigador cientfico, que no poseo, ni con la perspectiva de la crtica historiogrfica, que desconozco, sino ms bien con la ptica de un "lector atento" que desarrolla algunas intuiciones, que hace algunas preguntas y que intenta establecer algunas simples relaciones entre los hechos y sus posibles significados, en trminos de lo que se puede considerar como espiritualidad y pensamiento de San Antonio de Padua. El intento de establecer lo que podra comportar la espiritualidad y el pensamiento de San Antonio, tiene para m algunas acentuaciones particulares que quisiera establecer de entrada, a modo de hiptesis de trabajo. De aqu que quisiera referirme a San Antonio de la siguiente manera: * En relacin con el mbito especficamente franciscano o de su relativamente corta permanencia en el movimiento franciscano (8 a 10 aos aproximadamente). Y esto porque muchas veces da la impresin que hemos recepcionado un san Antonio como desligado de lo franciscano; como no teniendo mucha relacin con Francisco o con el movimiento franciscano inicial y en su primera evolucin, al menos tal cual solemos entenderlo hoy. * En esta perspectiva es necesario comprender que Antonio pertenece a la generacin que no se ha formado bajo la gua y presencia directa de Francisco, por tanto no pertenece al ncleo original de compaeros de Francisco. Antonio pertenece a la generacin que hace el paso de la fraternidad primitiva a la de la Orden organizada en Provincias; de la fraternidad propiamente itinerante a la fraternidad establecida en "pobrecillas moradas". * De lo anterior surgen dos cuestiones importantes para el "adecuado" conocimiento de Antonio: la primera es que El Santo aparece situado y actuante como "protagonista" de un momento clave, grave y decisivo de la evolucin del movimiento franciscano en sus orgenes y primera evolucin orgnica. La segunda, emerge si tenemos en cuenta la "distancia-diversidad" entre Francisco y Antonio, podemos intuir la diversidad, y consecuente riqueza, de composicin y de componentes del movimiento franciscano en sus inicios. La diversidad aqu la entendemos como riqueza y no como desvinculacin, lo cual constituye una suerte de pista vlida contra toda posible consideracin uniformante de los orgenes del movimiento franciscano en su primera evolucin. En lo que se refiere al modo de proceder en este intento por establecer la espiritualidad y el pensamiento de san Antonio, estara pautado de la siguiente manera: relevamiento de algunos puntos claves o significativos del "decenio franciscano" de san Antonio y leer a partir de ellos, los posibles elementos de espiritualidad-pensamiento antonianos. Y esto buscando
enunciar-describir sucintamente el hecho y luego proponer una interpretacin del mismo, procurando su posible proyeccin actualizada. En suma, el procedimiento sera: hecho-acontecimiento; interpretacin (espiritualidadpensamiento) y proyeccin. 1. LITURGIA, ESCRITURA Y CONTEMPLACIN Esta robusta triada va a marcar la primera formacin y experiencia del joven Fernando por casi un decenio, primero en la canonga regular agustiniana de San Vicente de Fora en Lisboa y luego en la de La Santa Cruz de Coimbra. Decenio, casi, que culminar con su ordenacin sacerdotal y que constituir su "primera" respuesta al llamado de Dios, nacida en los albores de su adolescencia lusitana . Tiempo largo es este, pautado por la vida regular de una gran comunidad de cannigos que se inspiran en la regla de san Agustn y que en su formacin privilegian la teologa positiva basada en el estudio de la Sagrada Escritura y la tradicin de los Padres, como el medio para acceder a la oracincontemplacin, celebrada solemnemente en la liturgia y que alternan con algunas actividades pastorales y asistenciales. Tiempo largo vivido en el diario contacto con las fuentes de la revelacin-salvacin que los cannigos regulares de san Agustn, y Fernando con ellos, intentan desentraar, celebrar y poner en prctica. La espiritualidad y el pensamiento formados, celebrados y practicados a partir del texto sagrado comentado por los Padres, especialmente san Agustn, san Jernimo, san Gregorio, san Bernardo, basndose en el ya establecido cudruple sentido de la Escritura: literal, alegrico, tropolgico y anaggico. Todo lo cual se complementaba con la teologa de las "Sentencias" de Pedro Lombardo y con el estudio de las ciencias naturales de la poca, recogidas, sobre todo, en las llamadas "Etimologas" de san Isidoro de Sevilla. Fernando se inserta, de este modo, en la tradicin de la espiritualidad bblicomonstica y su consecuente teologa positiva de comentario del texto bblico, en el momento en que empieza a ganar terreno en las universidades una teologa ms especulativa y racional, que recoger las aportaciones de Abelardo y la impronta del recientemente descubierto, en occidente, Aristteles, y que andado el tiempo llegar a su culminacin en las Summas de la llamada Alta Escolstica. Esta primera formacin basada, preferentemente, en el texto sagrado va a ser una impronta imborrable de la espiritualidad antoniana. Una emergente constante en el Antonio predicador y en el Antonio docente de sus hermanos. De esta impronta da testimonio claro su "Opus Evangelicum" o "Sermones" y tambin su forma de vida, "segn la forma del santo Evangelio" en el movimiento franciscano. Un significativo punto de acercamiento es este centrarse en el texto sagrado, entre la espiritualidad y pensamiento antoniano y la sensibilidad latinoamericana que sigue intentando construir una espiritualidad cristiana y eclesial a partir de la Palabra vivida, reflexionada y contrastada con la realidad desde el texto ledo en la comunidad eclesial de base. 2. CRISIS, DESEO DE MARTIRIO Y DESCUBRIMIENTO DE LA VIDA EVANGLICA
La vida regular de Fernando, en la gran canonga de La Santa Cruz de Coimbra, se va a ver impactada y transformada al saberse la noticia del martirio de los cinco primeros franciscanos en Marruecos. Movido por este acontecimiento, segn atestigua la "Assidua" (5,5), Fernando va a manifestar a los franciscanos de San Antonio dos Olivais, ser admitido en la Orden Franciscana, previa dispensa de su condicin de agustino, con el propsito de ser enviado a tierra de sarracenos para sufrir el martirio. De modo que el motivo inmediato de Fernando para hacerse franciscano es el deseo de martirio. El cambio de nombre de Fernando a Antonio y la convivencia con los hermanos en san Antonio dos Olivais van a marcar la primera etapa en la iniciacin franciscana de Antonio. Luego de un breve tiempo de conocimiento y formacin en la vida "segn el santo Evangelio", Antonio parte para Marruecos, pero su deseo de martirio se frustra y se trastoca por la enfermedad que lo inutiliza para la misin. Debe volver a Portugal, pero en el intento los vientos van a terminar por depositarlo cerca de Messina. Aqu se entera de la celebracin inminente del Captulo General de Ass de 1221, el conocido como "Captulo de las Esteras". Antonio pasa de cannigo regular a franciscano, con el deseo de ser mrtir, pero ve frustrado su propsito. Los acontecimientos lo van llevando a descubrir, a travs del contacto con los hermanos en Coimbra, primero; en Marruecos, seguramente -aunque nada dicen las primitivas fuentes-; en Messina y en el camino a Ass; en el mismo Captulo, donde probablemente pudo divisar a Francisco, el proyecto de vida "segn la forma del santo Evangelio", que es la propuesta central del movimiento franciscano. Todava otro tiempo ms le ser concedido, circunstancialmente, a Antonio para profundizar, en la prctica, dicho proyecto: su estancia en Montepaolo donde es enviado, un poco por compasin y un poco por necesidad, por el Provincial de Romagna, despus del Captulo de Ass de 1221 (cfr "Assidua" 7). San Antonio dos Olivais, la breve y malograda estancia en Marruecos, Messina, el camino a Ass, el Captulo de Las Esteras, Montepaolo, son los lugares que van a marcar la "inicial formacin franciscana" de Antonio. Toda una suerte de formacin itinerante para el silencioso y desconocido hermano lusitano, que hasta aqu, en todo, pasa desapercibido, dedicado a la oracincontemplacin y a los oficios domsticos en el remo de Montepaolo. Ser otro acontecimiento "no proyectado" el que, una vez ms vendr a cambiar el rumbo en la vida de Antonio. En Forl, y para salir del trance, Antonio debe predicar en la ordenacin de un grupo de franciscanos y dominicos. Una circunstancia del momento va a ser el medio para "revelar" el saber y la ciencia bblico-teolgica de Antonio, que de aqu en ms le ser encomendado, preferentemente y casi con dedicacin exclusiva, el ministerio de la Predicacin. Esta manera de darse las cosas para Antonio, tienen una particular relevancia para descubrir un nuevo rasgo de su espiritualidad y pensamiento. De un lado, tenemos el "proyecto" de Antonio (ser mrtir). De otro, las circunstancias que se van dando y que van revelando el proyecto de Dios para Antonio, en una tensin que las diversas fuentes van interpretando, a la luz de los resultados posteriores, como la preparacin de la grandeza y santidad de El Santo y que dejan a ste, siempre segn las fuentes, en el
silencio y en el pasar desapercibido, como forma expresiva de la receptividad y disponibilidad para acoger el proyecto de Dios en el marco de la vida segn la "forma del santo Evangelio". El encuentro entre proyecto de Antonio y el proyecto de Dios, y la consecuente acogida de ste por Antonio, revelan que su espiritualidadpensamiento se enraizan en lo que solemos llamar el Dios de la historia; el Dios que habla en los acontecimientos histricos, para algunos "fortuitos", para otros "gratuitos". Dios le haba hablado ya a Fernando a travs de la Palabra estudiada, meditada, contemplada y practicada en el decenio agustiniano. Este hablar de Dios hace ahora conjuncin con los acontecimientos histricos de la vida del Antonio que buscando ser mrtir descubre la vida evanglica en el acontecer de la vida compartida con la fraternidad minortica, consolidando en El Santo la espiritualidad-pensamiento de la contemplacin de la historia, a la luz de la Palabra y de la propia vida, como generadora de respuestas, tambin histricas (el ministerio de la predicacin itinerante, por ejemplo), adecuadas a las circunstancias del tiempo y lugar. La espiritualidad-pensamiento antoniano del Dios de la historia, que habla en los hechos histricos de la cotidianediad fraterna y minortica, es otro recio punto de acercamiento y proyeccin con esa conviccin y bsqueda de la espiritualidad latinoamericana que escudria los acontecimientos de cada da y que al ser iluminados con la Palabra, leda y compartida en la comunidad, van dejando escuchar el habla-proyecto de Dios para el aqu, el ahora y el maana, en cuya trama se van elaborando las respuestas-proyectos histricas para la hodierna vida de la comunidad humana y cristiana latinoamericana. 3. EL MINISTERIO DE LA PALABRA El grueso de la vida franciscana de Antonio estuvo dedicado al ministerio de la predicacin itinerante. La Romagna, el Vneto, la Lombardia, el Medioda de Francia, conocieron la audacia proftica, sin concesiones, de Antonio. Este "ministerio" arrancaba del mandato de la obediencia y se apoyaba en una conviccin fundamental, enunciada por el mismo Antonio en sus "Sermones": el Predicador es un HERALDO, un testigo, un enviado, un profeta; un simple portavoz. Es un "ministro" (servidor) de la Palabra, que tiene eficacia en s misma y que debe estar siempre basada en la Palabra de Dios estudiada, meditada y asimilada. De aqu que el predicador, ministro de la Palabra, debe predicrsela primero a s mismo y luego a los dems, nunca en nombre propio, sino siempre en nombre de Dios. El ejercicio prctico de la conviccin precedente en la vida y ministerio de predicador itinerante de Antonio, viene a ser la condicin de posibilidad, el requisito sine-qua-non, de la libertad, la audacia, el profetismo, sin concesiones ni claudicaciones, que van a caracterizar el anuncio-denuncia de la predicacin de Antonio, tan resaltada, en su forma, contenido y contraste con el entorno por las fuentes antonianas primitivas y reflejadas en el texto mismo de los "Sermones" En esta perspectiva la espiritualidad-pensamiento de Antonio viene marcada por el tema del anuncio como encuentro entre palabra y testimonio de vida; entre la conciencia de ser enviado y el imperativo de vivir en conformidad con el contenido del anuncio, en la tesitura franciscana de que al saber ha de
seguir el bien obrar, en el orden del ser y el hacer en coherencia con el mensaje credo y anunciado. La proximidad de espritu e ideas con la conviccin de la espiritualidad cristiana, de los ltimos decenios, de que la vida cristiana se realiza, entre otras formas, por el anuncio de la Palabra y el testimonio de la propia vida, como dos momentos inseparables del ser-hacer cristianos, es ms que cercana, y obvia. La actualidad de Antonio, en este campo, se concretiza en el traernos a la actualidad, desafiando a la actuacin, aquella constitutiva originaria de la espiritualidad cristiana: la inseparable alianza entre anuncio de la Palabra y el testimonio de la vida, como sendas expresiones del seractuar cristianos en el mundo. 4. "LEER" LA SAGRADA TEOLOGIA A LOS HERMANOS " Al hermano Antonio, mi obispo, el hermano Francisco, salud. Me place que ensees la sagrada teologa a los hermanos, con la condicin de que, con el estudio no se extinga el espritu de la santa oracin y devocin, como se dice en la Regla. Amn". Esta autntica carta de Francisco a Antonio nos sita en el contexto de la tarea de Antonio como docente de teologa, el primero en la Orden segn el parecer de muchos estudiosos del franciscanismo. El ministerio de la docencia teolgica fue ejercido por Antonio en Bolonia, el sur de Francia y Padua y segn el tenor de la carta de Francisco fue una actividad que cont con su aval y beneplcito entusiasta El "espritu" de la carta va marcar, y condicionar, el tipo de magisterio ejercido por Antonio, tanto en el contenido como en la forma, de modo que su quehacer teolgico se va a enmarcar en la forma de "Sermones" y no en el de las "Lectio", propias del modo de hacer y ensear teologa de la poca escolstica que est comenzando a tomar envergadura y que se convertir, andado el siglo XIII, en "la" forma de concebir, hacer y ensear teologa en toda la cristiandad occidental, llegando a confundirse, casi, el mtodo con el contenido en la teologa escolstica. En el ministerio teolgico-docente de Antonio confluyen varios elementos, que le van a dar su talante particular y que podran sintetizarse en: su formacin teolgica primera, marcada por el espritu agustiniano; el carcter positivo, no especulativo, de dicha teologa, basada fundamentalmente en el estudio-meditacin-contemplacin del texto de la Sagrada Escritura, segn la tradicin de los Padres; y la condicin de Francisco (cfr. CtaAnt.2) que el hacer y el ensear teologa tienen que supeditarse al espritu de oracin y devocin y no a la razn especulativa, de modo de llegar a hermanar ciencia y uncin contemplativa, a fin de, como ms tarde dir san Buenaventura, convertir la teologa en "sapiencia". Por otra parte, Antonio con su ministerio teolgico-docente, y Francisco con el "placet" de su carta, estn mostrando una clara capacidad de respuesta a una necesidad socio-histrica y pastoral, interna del movimiento franciscano que ya ha comenzado a insertarse significativamente en el quehacer pastoral de la Iglesia por la predicacin itinerante de sus miembros, y la correspondiente necesidad de formar a los hermanos destinados al "ministerio" de la predicacin; y tambin externa, de la misma Iglesia que se empea en la aplicacin de las reformas del Concilio Lateranense IV (1215), en cuyos
decretos la predicacin se va a imponer como una obligacin propia del ministerio episcopal y de aquellos a quienes los obispos se lo encomienden. En el ministerio teolgico-docente de Antonio, hacer y ensear teologa sin "apagar/extinguir" el espritu de oracin-devocin, supone, para Antonio, su insercin en una tradicin previa: la del modo de hacer-ensear teologa de las escuelas medievales, monsticas y abaciales, que custodian la fe y la ponen sobre la razn; y tambin la de las escuelas episcopales y catedralicias que profundizan, preferentemente, la moral y la liturgia. Por su parte, en las nacientes universidades medievales se est dando la lucha entre razn y fe y los intentos de sobreponerse la una a la otra. Adems, Antonio es depositario de una cultura teolgica basada en la experiencia de san Agustn, con su acento en la voluntad y el afecto -como constitutivos del quehacer teolgico-, y la cultura europea previa a la gran escolstica. De aqu que, para Antonio, hacer-ensear teologa sea tomar la revelacin y reflexionarla guiado por la fe, haciendo un proceso de "razn al interior de la fe", que ms tarde ser amplia y sutilmente desarrollado por Escoto en los albores del siglo XIV. Segn la carta de Francisco a Antonio, hacer-ensear teologa es un don de Dios, al igual que el trabajo (cfr RB 5), y por tanto tambin es un autntico trabajo al interior, y exterior, de la fraternidad. Hacer y ensear teologa es expresin-manifestacin del espritu de oracin y devocin, del cual no se puede separar ni el trabajo manual ni el intelectual (hacer-ensear teologa), pues ambos son expresiones del espritu de oracin-devocin. Trabajo manual y teologa son formas expresivas del orar devotamente, del obrar segn el Espritu, al que hay que dejar operar y actuar en todas las formas del ser y quehacer franciscanos. Dicho de otra forma: hacer-enesear teologa, en el espritu de oracin-devocin, es agregar a la accin de las manos (en el caso del trabajo manual) y a la inteligencia (en el caso del trabajo intelectual), la accin del corazn que ve ms all, puesto que opera por amor y que transforma en don el "leer"-"aprender" teologa. De esta forma la escuela de teologa, franciscano-antoniana, deviene no slo en aula de ciencia y erudicin, sino en escuela de sapiencia y de vida que transforma la accin de ensear y aprender en sacramento de gracia. Lo que Francisco quera, y por su beneplcito Antonio parece haber encarnado, es que todos los hermanos, sin distincin, se edifiquen unos a otros comunicndose los propios dones. Una teologa hecha, enseada y aprendida sin apagar el espritu de oracindevocin, emerge, obviamente, como un momento segundo, al interior mismo, de la espiritualidad cristiano-franciscana-antoniana; como una expresin de lo orado-contemplado-vivido; como el momento reflexivo de la vida segn la forma del santo Evangelio en el mundo y desde la fraternidad. El quehacer y la docencia teolgica como una expresin de la fe orada y vivida, desde la comunidad creyente inserta en la realidad, contemplada a la luz de la Palabra, compartida y celebrada en la misma comunidad. Hacer, y ensear, teologa sin apagar el espritu de oracin-devocin, tal como se ha descrito ms arriba, nos aproxima bastante al talante metodolgico y de pretensin de la teologa latinoamericana y su consciencia de ser momento segundo en la vida de la comunidad creyente. Momento necesario, pero segundo, que sucede a la accin del Espritu actuante en la historia y en la vida de la comunidad creyente (momento primero). Quehacer teolgico y docente como ministerio de reflexin-sistematizacin de la vida y
testimonio creyente de la comunidad en el mundo y como ministerio para la vida de esa misma comunidad en el mundo. 5. ADAPTACION DEL "ESPIRITU" DE LA "LETRA" DE LA REGLA Es difcil imaginar cmo pudo Antonio desarrollar en su poca tantas y tan serias actividades, como la agotadora tarea de predicador itinerante, lector de teologa en las casas de la Orden y, adems, durante cuatro aos "ministro y siervo de los hermanos", primero como Custodio en Limoges (1226, ao de la muerte de Francisco) y luego Provincial de Romagna (1227-1230). El ministerio de "animacin y correccin" de los hermanos, lo va a ejercer Antonio en un momento particularmente decisivo, y grave, de la evolucin y vida del movimiento franciscano: a partir de 1224, y con la venia de Francisco, la Orden haba empezado un proceso de evolucin que la llev de la itinerancia de sus primeros quince aos de existencia a la fijacin en moradas estables, que a tenor del "Testamento" de Francisco, deban ser "pobrecillas" de modo que no hicieran perder a los hermanos la conciencia de ser "viajeros y forasteros en este mundo" (cfr Test. 24). El paso de la itinerancia original a la fijacin en moradas "pobrecillas", pona sobre el tapete el decisivo tema de la fidelidad a los ideales evanglicos, especialmente en torno al tema de la pobreza-minoridad, nudos centrales de la espiritualidad franciscana. A esta realidad "ambiental" se sumaban otros eventos ms coyunturales, como que durante la celebracin del Captulo General de 1230 se realiz el traslado del cuerpo de Francisco a la nueva baslica, construida con asombrosa rapidez, al igual que el "sacro convento", con los oficios de Fr. Elas y con dinero recaudado en toda la cristiandad con indulto pontificio, en contra de la tajante prohibicin de la Regla. Estos eventos pusieron sobre la mesa capitular una serie de graves cuestiones a discutir y resolver, relacionados con la observancia de la Regla de Francisco: el tema de la autoridad del Testamento, la obligatoriedad del Evangelio, la capacidad de real dominio-propiedad por parte de la Orden, la cuestin de la centralidad de la vida en "altsima pobreza". Frente al planteo de estas cuestiones surgieron diversas posiciones y partidos: los que sostenan la necesidad de adaptar la "letra" de la Regla a las reales circunstancias de la evolucin de la Orden; postura encabezada por Fr. Elas; los que vean con preocupacin el rumbo que las cosas haban tomado en manos de los anteriores; el grupo de los llamados "fieles" al ideal primitivo. En este ltimo grupo se situaba Antonio, y el general Juan Parenti, quienes hubieran querido que la Orden, en el Captulo mismo, asumiera la responsabilidad de encauzar rectamente la adaptacin de la Orden de acuerdo con el "espritu" de la Regla. Pero el Captulo, por mayora, decidi remitir la solucin al Papa, para lo cual design una comisin de seis hermanos, "eminentes por su ciencia y amor a la Orden", cuya lista estaba encabezada por Antonio. La gestin tuvo como resultado la bula "Quo elongati." de Gregorio IX (28 de setiembre de 1230) y su decisin de no obligatoriedad del Testamento. Esta bula es la primera declaracin pontificia acerca de la Regla franciscana. Antonio emerge aqu como protagonista de un momento crucial de la evolucin institucional del movimiento franciscano y adhiriendo a la postura del "espritu" de la Regla adaptado a las circunstancias evolutivas de la
Orden, lo cual viene a mostrar cmo en poco tiempo, casi un decenio apenas, haba logrado empaparse del espritu de Francisco y tambin la capacidad de realismo para evaluar ponderadamente la evolucin de la Orden. Esta suerte de realismo de Antonio nos sita en esa tarea siempre presente a la vida del movimiento franciscano: ser fiel a la inspiracin de Francisco en las cambiantes circunstancias de cada tiempo, momento y circunstancia, buscando la forma, y el contenido, de ser fieles a la vida segn la forma del santo Evangelio, sin caer en anacronismos y, a la vez, sin traicionar las intuiciones primigenias de Francisco, cuya radicalidad y universalidad valrica tienen un carcter transistrico. Por otra parte, una actitud, "centrada", como la de Antonio surge, sin duda, de esa caracterstica suya, de ser un contemplativo de la historia, en este caso de la historia de la evolucin primera del movimiento franciscano, lo que le permite, en ltimo caso, fidelidad estricta al espritu de la Regla y capacidad de adaptacin, equilibrada, a los procesos evolutivos e histricos de todo grupo humano, que desde su humanidad intenta responder con fidelidad a los desafos y coyunturas de su historia presente, desde el lugar transistrico del espritu que los inspira. 6. A MODO DE CONCLUSIONES ABIERTAS Llegados a este punto quisiera plantear, luego del suscinto esbozo previo -sobre la espiritualidad/pensamiento de san Antonio- alguna suerte de conclusiones, o elementos de sntesis, abiertos a ulteriores desarrollos y a la confrontacin de ideas, puesto que el tema propuesto es basto y lleno de pistas que se podran seguir. 7.1. Un primer ncleo de sntesis tiene relacin con un hecho que debe haber sido bastante comn en los orgenes del movimiento franciscano: la diversidad de las personas, y personajes, que pedan abrazar la vida "segn la forma del santo Evangelio". Tal es el caso de Antonio, venido de fuera del mbito franciscano, con toda una cultura, formacin y experiencia espiritual diversa de la del franciscanismo propiamente tal, pero que, sin embargo, logra insertarse de modo muy significativo, y rpido, en el ambiente franciscano, al punto de ser un protagonista decisorio en la primera evolucin institucional del movimiento franciscano. A esta rpida y significativa insercin en el movimiento franciscano, viniendo de "otro universo" de espiritualidad, deben haber contribuido, adems de las condiciones de apertura de espritu del mismo Antonio, la capacidad de acogida e integracin de la misma fraternidad franciscana de los orgenes, muy poco estructurada y muy permeable al aporte particular de cada cual que ingresaba en la misma y que, segn el propio espritu que la anima desde la Regla, con grandes espacios para el desarrollo, la creatividad y la aportacin de cada uno que peda abrazar la vida "segn la forma del santo Evangelio". En esta perspectiva deben haber resultado decisivas las experiencias de convivencia fraterna y minortica de Antonio con los hermanos en San Antonio dos Olivais de Coimbra, en Marruecos y en Montepaolo, sobre todo si se tiene en cuenta que en dos de esos lugares, el acento de la vida fraterna estaba puesto en la actividad contemplativoeremtica en la que, segn el testimonio de las fuentes, Antonio siempre hizo grandes progresos, y provechos, dada su natural inclinacin a la misma y, sin
duda, muy motivado, y entrenado, por su experiencia de cannigo regular agustino. 7.2. Pasando a los aspectos de lo que ms propiamente podramos considerar como espiritualidad-pensamiento de Antonio, se podran tener en cuenta los siguientes: * La centralidad de la Palabra, estudiada, reflexionada y contemplada, a la luz de la tradicin de los Padres y de los acontecimientos de la historia, como paso decisivo para la contemplacin de la historia, en el seno de la comunidad creyente y de cara al mundo. * La apertura y escucha de la voz-proyecto de Dios en los acontecimientos de la propia vida y en los de la comunidad creyente en el mundo, como punto de encuentro, discernimiento y decisin para abrazar el proyecto de Dios como propio, y como de la comunidad creyente, para -siguindolo- vivirlo, generando respuestas y haciendo propuestas en la hodierna existencia de la comunidad cristiana en el mundo. * La estrecha unidad, en el pensamiento y en la accin, entre la Palabra anunciada y la Palabra vivida; entre el anuncio-denuncia y el testimonio de la propia vida, como la condicin de posibilidad, y legitimacin, de un anuncio proftico sin concesiones, de un mensaje que se ha recibido para ser comunicado como enviado, como heraldo de la Palabra. * El quehacer teolgico, hacer-ensear-aprender teologa, supeditado al espritu de oracin-devocin, permite hermanar espiritualidad y pensamiento, que se tornan sendas expresiones del Espritu actuante en el cristiano y en la comunidad. En el espritu de oracin-devocin, el quehacer teolgico se vuelve tarea de todos los miembros de la comunidad creyente, puesto que la actividad sistematizadora es un momento segundo, pero lo que se sistematiza-reflexiona es la vida de la comunidad misma a la cual todos contribuyen con sus dones, experiencias y vivencias y que algn, o algunos, miembros de esa misma comunidad creyente sirven con el ministerio de la reflexin sistemtica, de la experiencia de la comunidad creyente en el mundo. * La contemplacin de la historia, a la luz de la Palabra, a fin de discernir y actuar el proyecto de Dios, en la propia vida y en la de la comunidad creyente, que vive y reflexiona su ser-actuar creyentes (hace teologa), bajo la mocin del espritu de oracin-devocin, le permite a esta comunidad de creyentes en el mundo, discernir segn el Espritu, el modo cmo responder ante las diversas y variadas situaciones de la cambiante historia que le toca vivir, de manera de ir adaptando, viviendo y actualizando siempre el espritu, cristiano-franciscano-minortico-antoniano, que le viene desde los orgenes y que se hace actual, y actuante, por la accin esclarecida de la comunidad creyente que busca adaptar el "espritu" de la "letra" que la inspira. PATRICIO GRANDON MULTIVERSIDAD FRANCISCANA MONTEVIDEO-URUGUAY BIBLIOGRAFIA (Slo de trasfondo referencial)
"Vida Primera de San Antonio - "Assidua" Ediciones Franciscanas Conventuales, Buenos Aires 1995. "Fonti Agiografiche Antoniane. "Vita Prima o Assidua" Vergilio Gamboso (a cura di) Edizioni Messagero, Padova 1981; pp. 9-124 (Introduzione) "S. Antonio questo sconosciuto" Francesco Saverio Pancheri Edizioni Messagero, Padova 1981 "S. Antonio: vita e spiritualit" Vergilio Gamboso, Edizioni Messagero, Padova 1995 "Per conoscere Sant`Antonio. La vita - Il pensiero", Vergilio Gamboso Edizioni Messagero, Padova "Un puente sobre siete siglos. San Antonio hoy. Ambientacin biogrfica" Pilar de Cuadra BAC, Madrid 1967 "S. Antonio di Padova e la prima predicazione francescana", Raoul Manselli, IL Santo, Gennaio-Aprile 1968, Padova; pp. 3-19 "La personalit di S. Antonio di Padova nei suoi Sermoni", Leonardo Frasson, En: "I volti antichi e attuali del Santo di Padova". Colloquio interdisciplinare su l`immagine di S. Antonio. Edizioni Messagero, Padova 1980; pp. 174-211. "S. Antonio e la glossa" Benamino Costa, IL SANTO, Maggio-Agosto 1967, Padova. Pp. 147-172 "Il senso della teologia nell`Ordine Francescano: la lettera di Francesco ad Antonio", Faustino Ossana, MISCELLANEA FRANCESCANA, Tomo 94, III-IV; Roma 1994; pp. 505-515 "El doctor evanglico y los otros doctores de la escolstica franciscana", Carlos Balic, CUADERNOS FRANCISCANOS 111; Chile 1995; PP. 154-164 "El otro San Antonio de Padua", Lzaro Iriarte, SELECCIONES DE FRANCISCANISMO 70, Valencia 1995; pp. 71-85 "San Antonio de Padua. Representante de la primera generacin del pensamiento franciscano", Enrique Rivera de Ventosa, CUADERNOS FRANCISCANOS 110; Chile 1995; pp. 83-96 Gentileza de http://www.franciscanos.net para la BIBLIOTECA CATLICA DIGITAL
LOS MILAGROS DE
ANTONIO DE PADUA
Antonio y el Milagro, Jernimo Brmida
1 LOS MILAGROS DE UN CREYENTE una reflexin sobre Antonio, el milagroso palabras.... palabras... Al fin del da caemos abrumados bajo una montaa de palabras. Escritas, orales, murales, cantadas, de toda suerte y especie, en todas las grafas, colores y sonidos. De todos los tamaos y decibeles. Tienen algo en comn: generalmente no dicen nada. Nos estamos hartando de palabras que solo son palabras. Mentirosas: dicen lo contrario de lo que anuncian. Ocultadoras: no dicen nada de lo que realmente importa. Vacas: tampoco pretenden decir nada... Nadie le cree a un poltico su discurso electoral. El poltico pronuncia su discurso conciente de no ser credo, ni por l mismo. El presidente de la repblica no goza de mucho crdito cuando sale a la televisin a contar cosas maravillosas que estn sucediendo en el pas y que nadie a ha visto jams.... porque el pas al cual hacen alusin las palabras del presidente existe solamente en las palabras del presidente. Tampoco existe en la mente del presidente. Son solamente palabras. Uno se puede imaginar el crdito que tienen las palabras del ministro de economa en uno de nuestros pobres pases... El obrero toca con sus manos la realidad de su salario, que cada vez compra menos... aunque las palabras oficiales le dicen lo contrario. Son palabras, nada ms que palabras. Me parece que algo parecido nos est sucediendo a los cristianos. Estamos por celebrar los 500 aos de la evangelizacin del continente americano. Evangelizacin es una palabra bonita. Quiere decir que hace 500 aos los cristianos hemos estado anunciando en Amrica Latina algo muy bueno y novedoso. Decimos nada menos que entre nosotros hace 500 aos estamos pariendo-apareciendo el reino-reinado de Dios. Nada menos. En otras palabras queremos celebrar el aniversario de un proceso histrico que tendra que estar generando en el continente americano menos muertes, menos injusticias, menos esclavitudes, menos hambre, menos dolor, menos lgrimas, y ms alegra, ms fraternidad, ms compartir, ms conciencia de
ser el hombre lo que tiene que ser... Pero a lo mejor podemos estar anunciado solamente palabras. En las que nadie cree, como en la de los polticos. Me parece que los cristianos estamos con la grave tentacin de empezar una gran campaa comercial para vender nuestros productos cristianos, aprovechando este aniversario. Como todos los vendedores en el das de la madre, del padre, del abuelo... nosotros no queremos perder la oportunidad de una buena venta en el da-quinquenio de la evangelizacin. Pero resulta que nos estamos acostumbrando a no confiar demasiado en la propaganda comercial. Los coches promocionados en la televisin no se venden despes acompaados de las fabulosas chicas de los anuncios. Ni fumamos jams los cigarillos en los paradisaicos ambientes de los spots televisivos. Estamos tambin descreyendo de los anuncios que Jess resucit. El Espritu hace tiempo que tiene dificultad de hacer nuevas todas las cosas, al menos en la iglesia. Y el Padre de todos parece ms bien de algunos. Palabras. En el mejor de los casos, lindas palabras. hechos.... hechos Es el gran desafo, de hoy y de siempre. Entre nuestros antepasados no faltan buenos ejemplos. Sabemos de muchos hermanos que supieron pronunciar palabras preadas de realidad. Que que supo hacer al mundo un poco mas bueno y ms nuevo, segn Dios. Pero "es grandemente vergonzoso para nosotros los siervos de Dios que los santos hicieron las obras, y nosotros, con narrarlas, queremos recibir honor y gloria." (S.Francisco, Adm.6) Tenemos urgente necesidad de hechos para poder celebrar los 500 aos de modo creble: "La multitud de los creyentes no tena sino un slo corazn y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo lo tenan en comn. Los apstoles daban testimonio con gran poder de la resurreccin del Seor. No haba entre ellos ningn necesitado, porque todos los que posean campos o casa los vendan, traan el importe de la venta, y lo ponan a los pies de los apstoles, y se reparta a cada uno segn sus necesidades." (Hechos 4,32-34) El tono del discurso cristiana en esta Amrica de fin de siglo tendra que parecerse al de Pedro: "El ha enviado su Palabra a los hijos de Israel, anuncindoles la Buena Nueva de la paz por medio de Jesucristo que es el Seor de todos. Y ustedes saben lo sucedido en toda Judea, comenzando por Galilea, despus que Juan predic el bautismo, cmo Dios a Jess de Nazareth le ungi con el Espritu Santo y con poder, y cmo l pas haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo porque Dios estaba con l, y nosotros somos testigos de todos lo que hizo... Y nos mand que predicsemos al pueblo y que disemos testimonio..." (Hechos, 10, 36-42) El desafo de la "nueva evangelizacin" consiste en la capacidad de la iglesia en Amrica Latina para decir-hacer la palabra-obra de Jess, en el PoderEspritu de Jess. la popularidad de los hechos A veces cuesta entender el porqu de la popularidad de Antonio de Padua. Una popularidad que resiste espacio y tiempo. No me la explico bien. A
menos que su palabra haya sido tan fuerte como para ser siempre contemporneamente hecho, acontecimiento, vida nueva para el puebla. A fin de cuentas eso es el milagro. Una palabra-hecho. El milagro no consiste en hablar de curacin, es curar. No es hablar de comida, es multiplicar el pan. Una predicacin sobre la alegra alegra cuando puede nombrar las causas de la tristeza del oyente, provocando el gozo del nuevo obrar. "Quisiramos ofrecer la colaboracin de los cristianos, apremiados por sus responsabilidades bautismales y por la gravedad del momento. De todos nosotros depende hacer paratente la fuerza del Evangelio, que es poder de Dios. No tenemos soluciones tcnicas ni remedios infalibles. Queremos sentir los problemas, percibir sus exigencias, compartir las angustias, descubir los caminos y colaborar en las solcuiones. La imagen nueva del hombre latinoamericano exige un esfuerzo creeador: los poderes pblicos, promoviendo con energa las exigencia supremas del bien comn; los tcnicos, planificando los caminos concretos; las familias y educadores despertando y orientando responsabilidades; los pueblos, incorporndose al esfuerzo de realizacin; el espritu del Evangelio, animando con la dinmica de un amor transformante y tranformador." (Medellin, introduccin). Antonio de Padua tiene "xito popular" porque fu capaz de acompaar el anuncio de cosas al parecer imposible con la realizacin de cosas imposibles. Este es el sentido del milagro en la vida del creyente. El proyecto de los Hechos, las propuestas de Medelln parecen ensoaciones para el que no acepta el Poder del Espritu del Crucificado. Para el que cree se vuelve lucha y realizacin cotidiana. Tenemos que recuperar la fe en el milagro en esta iglesia americana que enfrenta el segundo milenio.
2 EL MILAGRO: LO IMPOSIBLE Y LO REAL otra reflexin sobre Antonio, el milagroso grandes cosas Los cristianos nos acostumbramos a la mediocridad, como si nos bastara vivir en el medio infierno terrestre para pasar un buen tiempo en el purgatorio intermedio, condicin indispensable para entrar despus al cielo, como se pueda, por algun hueco en la alambrada. Los cristianos a los que llamamos "santos", como Antonio, se caracterizaron por no conformarse con el mundo en que vivan y por violentar las puertas del reino. "Al ver sto la gente se sobrecogi y glorific a Dios, que haba dado tal poder a los hombres" (Mt 9,8) Como Jess, como Antonio de Padua, de vez en
cuando estamos llamados a causar un poco de estupor, a hacer un poco de ruido. Jess no nos dot de un Poder limitado, tanto cuanto como para sobrevivir en este mundo, aguantando hasta que llegue el cielo. Somos prcticamente los plenipotenciarios del Poder mismo de Dios. "Yo les aseguro, todo lo que aten en la tierra ser atado en el cielo y todo lo que desaten en la tierra ser desatado en el cielo. Yo les aseguro que si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirn de Mi Padre que est en los cielos." (Mt.18,1-19) "Y llamando a sus doce discpulos les di poder sobre los espritus inmundos para expulsarlos, para sanar toda enfermedad y toda dolencia" (Mt 10,1) Atar y desatar, curar, librar, desdemonizar el mundo en que vivimos. La responsabilidad es grande. No podemos conformarnos con nuestra mediocridad. Porqu somos tan remisos en nuestra tarea? Posiblemente no estamos muy convencidos de que Jess tenga razn. poca fe, poco entusiasmo "El asombro se haba apoderado de Pedro y de cuntos con l estaban, a causa de los peces que haban pescado" (Lc.5,9) Los cristianos ya no causamos asombro. Antonio de Padua nos asegura que es posible y que es deseable el seguir causando admiracin, abriendo a la gente a las maravillas del reino. "Y se maravillaban sobremanera y decan: Todo lo ha hecho bien" (Mc 7,37) "Jams se vi cosa igual en Israel". Tenemos que recuperar el coraje de soar y hacer cosas grandes... Convencernos que bastara que dos nos pusiramos de acuerdo... Nos faltan ganas. Nos tenemos suficiente fe-amor, f-mstica, f-entusiasmo. Esta carencia afectiva puede que sea contempornea con un tipo de f-teora, fe-palabras. Necesitamos un poco ms de esa f que salva, que cura, que hace ver, or, caminar. Para celebrar dignamente este 500 aniversario de la fe cristiana que llega a este continente estamos necesitando de un buen milagro, de cosas que valgan la pena, que salgan de lo normal y causen estupor... "Tu f te ha sanado" (Mt 9,22). "Que te suceda como has credo" (Mt.8,13) En la vida cristiana lo que sale a la superficie, la que es realmente efectiva, eficaz, operante, es la fe que realmente profesamos. Si Jess nos encuentra y nos dice, como a aquellos dos ciegos (Mt.9,29) que las cosas sucedan de acuerdo a nuestra fe... me sospecho que no pasa nada. Si alguna vez le decimos a Jess, "si quieres puedes sanarme" (Mt.8,2), lo hacemos sin mucha certeza interior. Estamos llenos de miedo, "Porqu estn con miedo, hombres de poca fe" (Mt 8,26), de dudas, "Hombre de poca fe, porqu has dudado?" (Mt 14,31). Y no somos capaces de entusiasmar con nuestras palabras porque no poseemos vitalmente el entusiamo suficiente como para producir al menos un milagrito. solidaridad
Unas veces nos encontramos con algn pobre infeliz que hace mucho tiempo que la pasa mal y no encuentra a nadie que lo meta en la piscina. (Jn.5,7) En otras ocasiones es el mismo Jess quien no logra a nadie que escuche su "ustedes les tienen que dar de comer" (Mt.14,16) Para Jess no tiene mucha importancia el monto de nuestros haberes. El se remite a preguntar "cuntos panes tienen?" (Mt.15,34). Porque con nuestra medida, aunque nadie lo crea, ni nosotros mismos, se pueden hacer maravillas insospechadas. El milagro es en primer trmino una manifestacin de solidaridad. Un verse exigido a asumir la realidad del otro carente. "Al atardecer le trajeron muchos endemoniados, el expuls a los espritus con sus palabras y san a todos los enfermos. As se cumpli el orculo del profet Isaas: El tom nuestras flaquezas y carg con nuestras enfermedades".(Mt 8, 16-17) El milagro nace de la urgente necesidad de compartir, de tomar sobre s la vida de los otros. Para hacer un milagro hay que estar suficiente cerca como para sentir el dolor del otro, para que nos molesten los que "pedan tocar siquiera la orla de su manto" para ser curados. (Mt 14,36) Antonio nos ensea a dejar muchas de nuestras comodidades para dejarnos tocar por la desgracia del otro, para sentir en carne propia la llaga viva de la humanidad y tener as la necesidad de mandarnos algn milagrito que haga creble nuestra buena noticia. la regla de san francisco "Y se le acerc mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies y l los cur. De suerte que la gente qued maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados ylos cojos caminaban y los ciegos vean y glorificaban a Dios" (Mt.15,30-31) El franciscano Antonio de Padua haba visto gestar una fraternidad de hermanos que "deben gozarse cuando conviven con gente de baja condicin y despreciada, con los pobres y dbiles , y con los enfermos y leprosos, y con los mendigos de los caminos" (Regla no bulada,IX, 2). El cristiano debe constituirse en aquel que ofrece a los hombres la certeza de que "Dios ha visitado a su Pueblo". (Lc.7,16) "Vayan y cuenten a Juan lo que oyeron y vieron: Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la buena noticia..." (Mt,15..) Jess, Antonio y tantos otros que tuvieron el coraje de traducir en obras la fe pueden decir a los oyentes de la palabra que "esta escritura que acaban de oir se ha cumplido hoy". los que se escandalizan El asombro, la irrupcin de lo nuevo, la superacin de la barrera entre lo posible y lo imposible, el quiebre de las razones de la sensatez resulta a la corta o a la larga peligrosa. "Feliz quien no se escandalice de mi". (Lc.4,21) Porque hay gente que no quiere que se hagan milagros. A los demonios de ayer y de siempre no les gusta ser borrados del mapa: "Que tenemos contigo, Hijo de Dios" Has venido a atormentarnos antes de tiempo? ..." No podemos olvidar que hay gente que lucra con los demonios y puede expulsar al creyente que quiera cambiar la situacin. (Mt.8,29.34)
A las puertas de la celebracin de la nueva buena cristiana en una Amrica Latina tan devota de San Antonio, ste nos formula, desde su milagros, algunos desafos. Tenemos que empearnos en un verdadero milagro: la transformacin del continente, o nuestro mensaje no es creble. Puede ayudarnos hacer un lista con los milagros que tenemos que realizar. Podemos empezar por cualquiera. En todos los casos, combate, problemas, tiempo largo. Sentiremos la necesidad de superar imposibilidades. Tenemos que luchar para que todos tengan acceso a la salud, con buenos hospitales para todos y con una medicina humanizada. Todos tienen gozar del derecho a la comida, a la vivienda, a la paz, a la dignidad, a libertad... Los impedidos tienen que poder caminar. Todos tienen que tener voz, todos tendrn que gozar del decrecho a la palabra, a la opinin, hay que superar la situacin actual donde solo gozan de este derecho los dueos del poder econmico, social, cultural o religioso. La voz, la vista: una tarea ardua por delante si queremos que todos miren y juzguen la realidad con conciencia crtica; nada fcil convercer a todos para que todos tengamos el coraje de hablar, de quebrar nuestra mudez ante los realidades que no podemos tolerar. Una sociedad neurtica: cmo hacer para que los demonios sean expulsados de nuestra sociedad y de nuestras personas aterrorizadas, sicotizadas, demonizadas... Se puede seguir con la lista y terminar objetando que esto es competencia de la poltica. Pero a los cristianos "polticos", interesados en el bien comn, nos hace falta el coraje de quien es capaz de hacer milagros para materializar la utopa del reino. Los milagros de Antonio de Padua nos despiertan a la tarea de hacer realidad en Amrica Latina el texto del Apocalipsis (21,1-5) "Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondr su morada entre ellos, y ellos sern su pueblo y l, Dios-con-ellos, ser su Dios. Y enjugar toda lgrima de sus ojos, y no habr ya muerte ni habr llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ya ha pasado." 3 LOS MILAGROS QUE REVELAN una reflexin sobre un milagro de Antonio hombres y animales Les propongo analizar uno de los milagros de San Antonio narrado por la Florecillas. No nos interesa ahora precisar la historicidad de los hechos sino descubrir la densidad de la narracin. Antonio est en dificultades. Est predicando en una ciudad con una muchedumbre de herejes organizados. No encuentra modo de quebrar la
resistencia a su palabra. Predica, discute y no encuentra argumentos convincentes. Entonces surge el milagro de la predicacin a los peces. Segn el relato, dos son las razones de Dios para darle una mano a San Antonio. En primer lugar quiere poner de manifesto la santidad de su mensajero. En segundo trmino ofrece un aval a su predicacin y a su vida santa. Dios quiere que la palabra sea escuchada con devocin. Para cumplir este doble objetivo Dios utiliza de algunos fieles animales irracionales. Los animales poseen un tipo de fidelidad y de racionalidad que servir de reprensin a algunos hombres necios que a causa de la hereja han perdido la razon y la fidelidad. Veamos como es la situacin colocando los datos en dos cuadros paralelos Muchedumbre de herejes muchedumbre de peces muchos y organizados: dirigentes, base pequeos medianos grandes muchos das y mucho esfuerzo acuden inmediatamente no tienen la luz de la fe cabeza fuera del agua perdieron el camino de la verdad encontraron el camino para llegar no aceptan razones aceptan las enseanzas endurecidos y obstinados devotos y reverentes a Dios no quieren escuchar escuchan con calma y mansedumbre
Los hombres, como tantas veces aparece en la Biblia, son como animales obstinados e incapaces de entender. Por el contrario existe un grupo de seres que son considerados como animales por muchos hombres puros y santos. Cuando en realidad son los nicos que aceptan la revelacin. El tema est encuadrado por la cita implcita del texto evanglico en el que Jess alaba al Padre porque ha tenido a bien revelar su misterio a los pobres y sencillos y ocultarlo a los grandes de este mundo. "Bendito sea el Eterno Dios -dice Antonio- porque los peces de las aguas le honran ms que los hombres
herejes, y los animales irracionales escuchan su palabra mejor que los hombres infieles." los puros Los destinatarios del milagro son, pues, una serie de herejes irreductibles. Los expertos dicen que estamos ante grupos de ctaros y albigenses. Los ctaros son los puros, y... es tan difcil convertir a un puro! Los albigenses parece que dividan la realidad en dos, la parte buena y la parte mala. Es tan fcil entender la realidad cuando esta dividida en dos, negro y blanco, puro e impuro, buenos y malos! Lo bueno est del lado del espritu, lo malo del de la carne.Lo temporal, la materia y por ende toda la materializacin de la gracia en iglesia y sacramentos, es la parte oscura de la realidad. Para ser puro, santo y vivir en un mundo de pureza y santidad sera suficiente eliminar toda la parte oscura, toda la realidad de la sombra. Hay que tener el coraje de castrar, matar, expulsar, exterminar... Esta visin del mundo es tan lgica, tan racional que Antonio no logra convencerlos de su error. No encuentra argumentos racionales y recurre al milagro, inspirado por Dios. saber dar gracias Para entender mejor el mensaje contrenido en el milagro leamos la predicacin "solemne" de San Antonio: "Peces, hermanos mos, ustedes estis muy obligados a dar gracias segn vuestra posibilidad, a vuestro Creador, que os ha dado tan noble elemento para vuestra habitacin, porque tenis a vuestro placer el agua dulce y el agua salada; os ha dado muchos refugios para esquivar las tempestades. Os ha dado, adems, el elemento claro y trasparente, y alimento con que sustentaros. Y Dios, vuestro Creador corts y benigno, cuando os cre, os puso el mandato de crecer y multiplicaros, y os di su bendicin. Despus, al sobrevenir el diluvio universal, todos los dems animales murieron; slo a vosotros os conserv sin dao. Por aadidura, os ha dado las aletas para ir donde os agrada. A vostros fu encomendado, por disposicin de Dios Padre, poner a salvo al profeta Jons, echndolo a tierra despus de tres das sano y salvo. Vosotros ofrecistes el censo a nuestro Seor Jesucristo cuando, pobre como era, no tena con qu pagar. Despus servisteis de alimento al rey eterno Jesucristo, por misterio singular, antes y despus de la resurreccin. Por todo ello estis muy obligados a alabar y bendecir a Dios, que os ha hecho objetos de tantos beneficios, ms que a las dems creaturas." La imagen de Dios que Antonio presenta en el relato es como la contracara del Dios confesado por los herejes. Ayudara el dibujar el otro rostro de Dios supuesto en el destinatario. Creador corts y benigno no es un juez hosco Conserva sin dao no hace la guerra bendice la tarea de crecer y multiplicarse ama el amor carnal
Todas las creaturas son bendecidas por Dios nadie es maldito de Dios otorga enormes beneficios al hombre Dios se hizo hombre En la predicacin milagrosa Antonio le dice a los herejes: que Dios no es juez ni tirano; que las cualidades privilegiadas de Dios no son ni la inteligencia ni la justicia; que quiere del oyente de la palabra devocin y santidad. Al Dios de los herejes le est faltando cortesa, alegra y benignidad. Las creaturas de Dios corts y benigno son buenas y adems han recibido de l toda suerte de gracias. Algunos dones de Dios los podramos llamar ordinarios: habitacin para vivir, variada segura alimento para el sustento la libertad de ir a donde se quiera poder de crecimiento y multiplicacin
Otros regalos de Dios los podramos clasificar como extraordinarios: la salvacin del diluvio la misin de salvar a los profetas, el subvenir a la necesidad de los pobres-Jess dar de comer a Jess, antes y despus de la resurreccin.
Con el milagro San Antonio le dice a los herejes que: el mundo es bueno, la materia es buena buenos son los alimentos y buena la procreacin estamos en un lugar agradable para vivir.
adems estamos llamados a una serie de tareas sorprendentes, divinas, que Dios, corts y benigno, nos ha querido encomendar: salvar a los profetas, compartir con el pobre... ser carne resucitada. En la predicacin se trae a colacin un argumento en verdad original el pez ha sido el unico alimento comido por un resucitado! La resurreccin ha integrado definitivamente la materia, la carne, la creatura temporal a la esfera divina del Dios corts y benigno.
la devocin En el milagro no se trata de que los herejes aprendan y acepten una serie de verdades tericas. La conversin y la fe en el fondo es un problema de amor y no-amor. Todo el lxico recorre los caminos de la afectividad-voluntad: devocin, endurecimiento, obstinacin, calma, mansedumbre, reverencia, alegra de esptu, honra, corazn compungido, caer de rodillas, nobleza, demostracin de alegra... La caractersticas del defendido de Dios son la santidad, los santos razonamientos, la nobleza de la predicacin y la divina inspiracin. El relato no concluye en una exposicin de verdades aceptadas, sino en un "cayeron de rodillas a los pies de San Antonio con el corazn compungido, dispuestos a escuchar la predicacin". El fruto del milagro es un cambio de actitudes. Lo herejes "vuelven a la vedadera fe de Jesucristo; y todos los fieles quedaron confortados y fortalecidos en la fe." dejar partir "Hecho esto, San Antonio licenci a los peces con la bendicin de Dios y todos partieron con admirables demostraciones de alegra; lo mismo hizo el pueblo." La ltima de las enseanzas del milagro: el taumaturgo no est trabajando para tener seguidores. Despide, licencia, deja libres, produce libertad. La ltima leccin para un cristianismo hereje porque saturado de purismos y condenas: el Dios corts y benigno solo sabe provocar alegras. Gentileza de http://www.franciscanos.net para la BIBLIOTECA CATLICA DIGITAL