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Caracteres fundamentales del dialecto

aragonés
POR VICENTE GARCÍA DE DIEGO

Las aportaciones modernas para el estudio de este interesante


dialecto son de capital importancia y constituyen un avance serio
para la formación de su gramática y de su vocabulario. Ellas han de
constituir una base necesaria para todo estudio ulterior. Entre los
estudios gramaticales merecen tenerse en cuenta por su carácter cien-
tífico las anotaciones al Poema de Yuçuf, de Menéndez Pidal (Rev.
de Arch., 1902); la Conjugación aragonesa, de Hanssen; los diversos
trabajos de Saroïhandy (Annuaire de l'École Pratique des Hautes
Études, 1901; Bulletin Hispanique, VI, 182; Revista de Aragón, 1902,
etc.), de Erik Staaf (Evangelios e Epístolas de Gonçalo García de
Santa María, Uppsala, 1908), de Navarro Tomás (Revue de Dialec-
tologie Romane, 1909; Memoria de la Junta de Ampliación de Es-
tudios, 1907), de Umphrey (The aragonese Dialect, Seattle, Was-
hington, 1913). Los trabajos lexicográficos, teniendo en cuenta los
medios y propósitos de sus autores, son también importantes y esti-
mables, constituyendo un fondo notable de materiales el Extracto
de autoridades de voces aragonesas tomadas de los Fueros, de Pas-
cual Azpeitia; el Diccionario aragonés, de Siesso; el vocabulario de
Ordenanzas de montes y huertas de Zaragoza; el de Colecciones de
Fueros, de Savall y Penén; el Diccionario de voces aragonesas, de
Borao; la Colección de voces usadas en La Litera, de Coll; la Colec-
ción de voces de uso en Aragón, de Puyoles y La Rosa; Sobre voces
aragonesas usadas en Segorbe, de Torres Fornés; la Colección de
voces aragonesas, de Jordana y Mompeón, etc. Y a facilitar grande-
mente la formación de ambas clases de estudios han de contribuir
los textos ya abundantes en aragonés, o con elementos aragoneses,
y los que tras ellos se van continuamente publicando.

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VICENTE GARCÍA DE DIEGO

Sin ser todavía los materiales citados suficientes para un trabajo


amplio y definitivo del aragonés, son los primeros una guía clara
para encauzar por caminos científicos estos estudios, y se hallan en
nuestros vocabularios y en los textos conocidos elementos bastantes
para ir estudiando los rasgos más característicos de este dialecto y
para ir determinando con alguna claridad su distribución geográfica.
Pero si los actuales elementos son suficientes para trabajos parciales,
no lo son para un trabajo de conjunto, que no puede ser por hoy
una obra personal. La recolección de voces aragonesas, buscadas y
clasificadas con algún método, tiene que ser una magna obra colec-
tiva. El procedimiento seguido hasta hoy, de recoger todas las voces
no consignadas en el Diccionario de la Academia Española, no es
precisamente censurable, porque todo el fondo del idioma español,
háblese donde quiera, ofrece para la filología el mayor interés, y
por esta diligencia se ha suplido la deficiencia del diccionario oficial,
contribuyendo a llamar la atención sobre voces olvidadas. Bajo este
aspecto los diccionarios regionales, leonés, aragonés, etc., son en
gran parte suplementos del Diccionario académico. Pero si tiene
gran valor filológico saber que en Aragón viven voces como afrecho
(salvado), ahojar (comer la hoja), ajolio (salsa de ajos y aceite),
azaleja (toalla), azulejo (lápida), hacer leña (cortarla), herrero (he-
rrerillo), hilarza (hilaza), horno (amasadería), llavera (ojo de la llave),
vencejo (atadura) y tantas palabras semejantes, que nada tienen de
aragonesas y llenan los diccionarios, es de importancia mucho mayor
el recoger el inmenso caudal de palabras genuinamente aragonesas,
que por defecto de método nunca han tenido cabida en ellos. Este
criterio, de la ausencia de voces en el Diccionario académico, es
insuficiente para calificar como aragonesa a una palabra, pues si no
son aragonesas en general las voces consignadas en él, no han de
tomarse por este hecho como aragonesas las palabras que falten. Es
más, un criterio técnico nos obligará a incluir en un diccionario
aragonés a voces que como faja, rondalla, etc., pasan por castellanas,
habiendo sido originales de Aragón. Pero sobre todo, guiados por
un método científico, podremos dedicar la principal atención a re-
coger y localizar los grupos de palabras que lleven un sello dialectal,
para lo cual junto con las formas comprobadas se incluyen otras
castellanas que se encuentran en un caso análogo, y de las cuales se
procurará buscar las correspondientes aragonesas.
Este estudio no aspira por tanto a desmenuzar los casos fonéticos
ni a apurar las variantes subdialectales de cada caso; no es una

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CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

exposición de datos recogidos ni propiamente una investigación para


la ciencia, sino una norma elemental para que todas aquellas personas
de alta y baja cultura que hayan de intervenir en la busca y catalo-
gación de voces tengan un principio de orientación.
Hasta ahora las investigaciones léxicas se han dirigido especial-
mente a la rebusca de aragonesismos en medios extraños, de las
voces sueltas que en los antiguos documentos y en la lengua actual
viven como elementos aislados en el castellano de Aragón. Todo
esto es muy interesante, porque uno de los graves problemas que
reclaman estudio es el del nacimiento geográfico del aragonés y el
de la primitiva invasión del castellano, y para ello nada más útil que
someter a un examen geográfico y cronológico los documentos ara-
goneses de la Edad Media, marcando los pasos de la dominación
castellana.
Otro punto curioso que hay que dilucidar, el cual podrá aclararse
fijando esos elementos dispersos en regiones castellanizadas, es el de
la relación que los subdialectos del norte pueden haber tenido en
esa región castellanizada del sur. Pero todas éstas son cuestiones
eruditas muy distintas del problema elemental de recoger la gran
masa del dialecto. Éste, como es sabido, vive principalmente (se
entiende, en Aragón) en el norte, y en esta fuente viva es donde
sobre todo ha de hacerse la investigación, dejando para trabajos
técnicos la difícil tarea de rebuscar los elementos genuinos entre el
acervo de los extraños.
Para evitar repeticiones, van en abreviatura:
CD Colección de documentos para el estudio de la Historia de
Aragón.
BA Boletín de la Real Academia Española (documentos arago-
neses publicados por M. Serrano).
Y Poema de Yuçuf.

* * *

Acentuación. La pérdida arcaica del esdrujulismo latino (en pe-


ríodo anterior a toda escritura romance) ha hecho chocantes en todos
los grupos hispánicos estas voces; pero mientras el vulgo castellano
apenas muestra resistencia más que en modificaciones muy concretas,

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miercoles, arboles, apostoles, el aragonés propende al paroxitonismo


con gran libertad, acentuando cañemo, tabano, sabado, pampano,
cantaro, pildora, estomago, Sastago, aun en casos de diptongación,
cuevano (sin contar los etimológicos -bámos, -iámos).

Pronunciación. La determinación de los matices exactos sólo


puede hacerse por procedimientos experimentales; pero el indicar
de un modo genérico pronunciaciones salientes de algunas conso-
nantes es fácilmente determinable. 1.º J. Las permutaciones históricas
de j y ch prueban que la j aragonesa tenía una pronunciación prepa-
latal semejante a la de j o x gallega; así vemos cómo en el Poema de
Yuçuf palabras castellanas con ch se transcriben por j , ejar (echar)
A 34, fejo (fecho) A 53, mujo (mucho) A 69, y cómo en documentos
aragoneses la ch castellana se transcribe por j , g, x, pigel (pichel)
BA II, 90, cuxares (cuchares) 344, jaminera (chaminera) 86, giqua
(chica) 88, colgones (colchones) 88, pejina (pechina) IV, 350; en al-
gunas palabras se emplea ch para representar este sonido, como
cheto (jeto), chiba (jiba) en el Dic. de Borao, chesenco (aljezón)
(por gesenco g i p s u ) en el de Coll. Saroïhandy representa por ch
(chen, cheso, chirmán) este sonido. Sobre un grupo de palabras tí-
picas como jinebro, juñir, gesa, ginestra, es preciso circunscribir la
región que conocemos a grandes rasgos, Ribagorza, Sobrarbe, Jaca,
etc. 2.º Z. La z sonora que al igual del castellano contemporáneo
conocían los antiguos documentos (dose BA 349, desir 341, vesinos
341) debe ser estudiada sobre voces comunes como doze, treze. 3.º
S. También la s sonora que el antiguo castellano distinguía (rosa,
casa frente a esso, passo) se conserva en el aragonés, y de ella hay
que determinar las regiones fuera de Enguera. 4.º Otros fenómenos
menos groseros, como los grados y puntos de articulación de ll (fe-
nómeno imperfectamente conocido también en castellano), la con-
sonantización de vocales en diptongo (ie > je, como yerrado, escrito
jerrado en Yuçuf, M. Pidal, RA, VII, 277, ue > we, como ueito >
gueito BA II, 557, uella > guella, M. Pidal, RA, VIII, 287) corres-
ponden sólo a un estudio profesional.

Vocales tónicas. Las vocales e, o que eran abiertas (breves) ofre-


cen la diptongación castellana. Algunas diferencias en los primitivos
textos con relación al castellano, no tienen probablemente valor
fonético; así la tendencia a representar o breve por ua hay que mi-
rarla con precaución para deducir un trato especial, ya que desde o

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CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

breve > oo (respectivamente cerrada y abierta) > ue castellano, hay


grados intermedios que admitían sin violencia la representación ua y
uo. Las dos particularidades principales que hay que puntualizar son:
l.º La diptongación no impedida por i semiconsonante (esto
es, por i en diptongo, con e, o para formar un triptongo y por la i
implícita de una consonante palatal). Los testimonios históricos del
diptongo abundan: así h o d i e huey CD IV, 256; o c t o hueito
522; c o c t u cueyto Y B, 37, que viven junto a nueite (nuit, etc.).
La diptongación con i que afecta a una palatal en sílaba siguiente se
verifica también, como o c u l u huello CD IV, 240, v e c l u viello
261, f o l i a fuella BA IV, 527, vivientes lo mismo que l o l i u luello,
p o d i u pueyo. En la conjugación en -io se verifica también la
diptongación, como tiengo BA II, 548, Y A, 51, retienga CD IV,
321, viengo Y A, 31, entervienga CD V, 329, formas que viven en el
Alto Aragón.
2.º La presencia o ausencia del diptongo en otros casos en
discordancia con el castellano; en unos es el aragonés el que se man-
tiene fiel a la etimología, como ies, iera, rego CD V, 266, comence
316, tabierna IV, 265, amoniesta V, 365, l o c a n t luegan, 468, pre-
siente 431, Tiermas; pero en otros es el aragonés el desviado de su
origen, como vierga BA III, 360, groso CD V, 412, ocurriendo alguna
vez que se refiere cada uno a una forma latina diferente, como festa
CD V, 319, curto BA IV, 222 1.
El diptongo ie en sílaba cerrada por s vive, como en una zona
del norte de Burgos: niespro, riestra, viespra (avispa). Más importante
y fácil de localizar por la gran profusión de ejemplos es el de -iello,
acusado en el norte por algunos geográficos (Cotiella, Quijada de
Pondiello en el alto Gállego) y vive en el norte de Ribagorza, etc.
Los tipos que pueden elegirse para comprobar la línea de los dip-
tongos son tierra, huerta, y la región aproximada, la divisoria de
Sobrarbe y Ribagorza, multiplicando las referencias en la parte sur
de Ribagorza, en que no coinciden las regiones de ie y ue. Como es
posible que palabras sueltas no diptonguen en zona de diptongación
normal, será preciso hacer estas comprobaciones. La conservación
de -ies, -iello deberá estudiarse en voces como víspera, castillo, mejor
que en diminutivos formales que compiten con -et, -ón.

1. La propagación del diptongo fuera del acento es bien conocida en el castellano vulgar, pero
tiene alguna mayor vitalidad en el aragonés (rueguemos, en Y A, 8).

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Iniciales e internas átonas. No hay diferencia esencial con el


castellano en las iniciales, y aun en las particularidades hay conco-
mitancias curiosas:
l.º El cambio de vocal es frecuente: tenalla BA IV, 526, se
corresponde con el castellano vulgar tenaja t i n a ; eglesia, como el
vulgar castellano, es etimológico; marueco mas es el antecedente
de morueco; ginollera BA IV, 522, tiene la vocal de hinojos; b u -
b o n e bobón (búho) se ha alterado por etimología popular, como
congrena (gangrena).
2.º La pérdida de esta vocal es tan frecuente como en leonés:
fuera del caso ante r, dreito, que alcanza al latín d r e c t u , y bru-
llar, en La Litera, que probablemente deriva de un * b r u l l a r e
( b e r y l u s ) , hay ejemplos frecuentes de pérdida por sinalefa con el
artículo o por análisis, como lambre BA IV, 215, pistolero 520, jada
(azada), nadón (ánade), u m b i l i c u melico, e p i t h e m a pirma,
etc. En nombres árabes cequia, roba, cerolla, etc.
También hay coincidencia en la pérdida de las vocales interiores
no acentuadas, como s u f i l a r e chuflar; algún caso de conservación
es explicable, como forigar (hurgar) por las formas graves de la
conjugación, cadenado BA IV, 523, por influencia de cadena,
*omelico-melico por aféresis prematura. La pérdida de la postónica
es también regular, como f r a x i n u fraxno: la de a se cumple como
en castellano vulgar junto a r, como cambra, espargo (comp. el
castellano cambra, panno); como en castellano son obscuros los
motivos de conservación de algunos casos en -icu, como Gállego.

Finales átonas. l.º E. Distingue especialmente en este caso al


aragonés del castellano moderno el caso de t agrupada; ejemplos
antiguos, como part BA IV, 521, cort 207, devant 519, Gant 210,
siguient CD V, 316, nueyt BA IV, 221; ejemplos modernos, como
chen (gente), l a c t e let, lei, n o c t e nuet, nuei; estas formas viven
en La Litera y en el norte, y los datos geográficos deberán buscarse
sobre dos palabras tipos como gente y noche. Caso de tt original es
el de los diminutivos, de los que abundan ejemplos escritos, como
cuxot BA IV, 520, braçalet, mandret 520, pellot 521, capirot 523, y
modernos, chiquet, y chiqué, etc., en una zona casi concordante con
la de gente, y que ha de ser circunscrita. Grant y gran viven en
casos distintos de la proclítica castellana, como una cruç grant BA
IV, 519, gran ies el su poder Y A, 2. Hay otros casos especiales de

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CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

pérdida, como estoc BA IV, 523, aestuch 518, b r e v e breu CD V,


318. En sete (sed) de Y A, 8 hay paragoge poética. En interese CD
V, 340, así como en miese, coincide con el castellano, así como en
calz (coz) y falz (hoz).
2.º La pérdida de o, tan restringida en castellano, es frecuente
en aragonés; en el grupo nt, como argent BA II, 518, guarniment
IV, 517, cien huytanta 528, sagrament CD II, 518, y con pérdida de
t, montamen Ley. de José, 228; lo mismo que tras nd, quan Y A, 5,
salván 69, cantán, temén, partín, en Sobrarbe y Ribagorza, por lo
menos; de otros casos abundan también los ejemplos antiguos y
modernos, como arquibanc BA IV, 528, plat 524, c a p u ( t ) cap
CD V, 632, bellut (velludo) BA IV, 520, d e o r s u m dius 215, clau
518, guardabraz 520, f e r r u fier 521, man 213, pie II, 556, villan
IV, 521: la investigación ha de dirigirse especialmente en este punto
a fijar en lo posible la zona del tipo hermano (chermán en Sobrarbe
y más hacia occidente, chermá en La Litera y Ribagorza) con un
grupo de palabras análogas (mano, milano, villano, etc.), del tipo
soldado (cantado, ganado), que hace en at en la zona oriental; de
cantando, comiendo, subiendo, que en una región aproximada da
cantán, comén, subín; y finalmente, de casos particulares, como argén
(plata), clau (clavo), etc. Las sustituciones históricas de o no acusan
una tendencia regulable y son raras: sepulcre BA IV, 518, vidre
II, 88.

Consonantes iniciales. 1.º F. La conservación de f inicial era


general en el dialecto aragonés. Ya se comprenderá por tanto que
una línea que separe la región de f de aquella en que falte en absoluto
tal sonido no puede existir. El problema que debe ser resuelto es
reunir todas las voces vulgares con f inicial para incluirlas en el
Diccionario y determinar con el mayor número posible de referencias
los puntos en que la masa de voces con f original se conserva. La
divisoria parece estar a occidente del Cinca en el sur de Los Mone-
gros, a oriente desde Almudáfar hasta las proximidades de Barbastro
y en dirección occidental en el Alto Aragón con líneas irregulares
hacia Jaca. En vez de una trabajosa rebusca de castellanismos olvi-
dados, aquí sí que es fácil y útil tarea el recoger el gran caudal de
voces con f que correspondan a las castellanas hediondo, hollín,
harina, hijo, harto, hembra, hebilla, hebra, hilo, hoja, higo, hervir,
huir, hacer, hablar, halcón, halagar, helecho, hambre, harapo, heno,
herir, herrar, haya, hondo, horca, hormiga, hogar, horno, hoyo,

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VICENTE GARCÍA DE DIEGO

humo, hurtar, hurgar, herrén y tantas voces análogas con sus deri-
vados que enriquecerían grandemente el Diccionario aragonés. La
toponimia puede suministrar datos preciosos, pero no hay que pensar
en que el estado que acuse concuerde con el actual. En Teruel se
conservan Ferreruela y Foz; en Huesca Finestras, Fontellas, Fora-
dada, Forçat, Formigales, Fornillos, y en Zaragoza Figueruelas; estos
datos deberán ser completados con nombres de toponimia menor
(montes, colinas, arroyos, etc.), como Figueraza, un término de Cuar-
te (Zaragoza); Forcas, término de Tarazona; el Monte Forado, en
Fuentes de Ebro. Pero, como he advertido, la línea de f no supone
la separación de una región sin f porque en todo el aragonés este
sonido ha sido característico y no hay zona, aun en las del sur inva-
didas por el castellano, en que no queden ejemplos con ella. Aunque
en el Diccionario de Borao no se localizan las voces, es de suponer
que sean comunes las que cita, f a v o n i u fagüeno, f a l c e falano
(avión), f i n d e r e fendilla (grieta), f a e n u fenol (prado), f a r r a -
g i n a l e fergenal, forado (horado) y otras análogas. De hecho en
zonas del sur son triviales falz (hoz), farinetas (sopas), faba (haba),
fogaril, forigón (palo de hurgar), fuesa (huesa), fardacho y otras
muchas que deberán localizarse cuidadosamente para ir estudiando
el retroceso del aragonés ante el castellano. Por esta razón, todas
las formas sin f como azaleja (toalla), podrán ser voces no conocidas
en castellano, pero indudablemente de este origen.
2.º G, J. Frente al trato castellano que unas veces pierde g, j ,
enebro, uncir, otras las conserva como y, yunta, yugo, y otras como
j , junco, jura, el aragonés parece conservar en todo caso estos sonidos.
Los textos antiguos acusan este fenómeno: j a c t a r e gitar CD IV,
227, j a n u a r i u janero BA V, 429, g e n u c u l u ginollera, 522. La
toponimia confirma la conservación, Jubera en Logroño, Ginestar
en Navarra, y debe ser ampliada con datos minuciosos. Saroïhandy,
Ann., 117, cita g e n t e chen, g y p s u cheso, g e r m a n u chirmán
(con ch por j prepalatal). De La Litera, Sobrarbe y Ribagorza son
ginolla (rodilla), geso (yeso), chesenco (aljezón), j u n i p e r u jinebro
y jinebra, g e n i s t a ginestra, gelar, g e r m a n u chermán, chermá
(con g, j o ch, que representan el mismo sonido). La región aproxi-
mada desde el sur hasta Barbastro ha sido estudiada por Griera y
Gaja, La frontera catalano-aragonesa, 37, y coincide con la frontera
lingüística del catalán, no alcanzando más que una corta extensión
al occidente de Fraga y de Tamarite, mientras que desde esta línea
vive sólo la j castellana. En Sobrarbe y Jaca vive la j palatal, pero la

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CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

línea fronteriza no está determinada. Como pertenecientes a la lengua


común y cony castellana se hallan jugo, jubo (yugo), jubada (yugada),
junta (yunta), j a c t a r e jetar, jitar, juñir (yuncir), etc.
3.º L. Como en leonés y en catalán, existe en aragonés la
conversión en ll, pero no es seguro que éste haya sido un fenómeno
común, sino oriental. No parece cierto, como se creía, que esto sea
exclusivo de Ribagorza, sino que alcanza, por lo menos, a parte de
Sobrarbe. En Los Monegros y La Litera sigue el curso del catalán,
alcanzando sólo ll el extremo sureste de Los Monegros y en La
Litera una línea algo a occidente de Tamarite hacia el noroeste hasta
llegar al Cinca; más al norte comprende Ribagorza y partes insigni-
ficantes de Sobrarbe. En Yuçuf hallamos llobo 27, y de Ribagorza
se citan llomo, lluego, llugá, lleña (Menéndez Pidal, 1. c); en el
oriente de Sobrarbe también llangosto, llabrar, llagarlo, lladrón,
etc. De otras regiones sólo poseo algún caso suelto, como lleña en
el norte de Huesca, pero aquí no es sino un caso de asimilación.
4.º N. La conversión en ñ que conoce el leonés y el antiguo
aragonés (ñoble, ñón Y, 37, 59), se conserva en parte en el Somon-
tano de Barbastro, según Menéndez Pidal (Rev. de Arch., VII, 281).
No coincide su extensión con la de ll ni abarca a la masa de palabras.
Casos de ñ se hallan también al norte de Barbastro y en Sobrarbe y
Ribagorza, como ñido, ñiño. Nublo en Sobrarbe no es chocante,
porque es voz castellana también, de añublar, ni ñiebla, que podría
explicarse por su i y por nublo. Es necesario, por tanto, multiplicar
las referencias, no sólo con el fin de localizar las voces modelos,
como ñido, sino con el de incluir en el Diccionario tantas palabras
de n inicial como las correspondientes a nada, nacer, navaja, noche,
nube, nutria, etc.
5.2 Otras consonantes. No ofrecen tratos fundamentalmente
diferentes. Como un caso especial del trato de v merece citarse fencejo
* v i n c i c u l u . También es excepcional el cambio de n > l, como
lonbre Y A, 64. Con una c inicial ofrecen g, griva BA IV, 517
( c r i b u ) , guchillo, gochillo, del castellano cuchillo. En corcollo
(gorgojo) no hay cambio, sino que responde a c u r r u l i o y no a
gurgulio.

Interiores sencillas. 1.º Interiores sonoras. Tienden en general


como en castellano a desaparecer, y sólo en casos aislados hay opo-
sición. La d se pierde como en casellano: discrepan algunos ejemplos

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VICENTE GARCÍA DE DIEGO

como jueu (judío) BA IV, 353, proceir (proceder) CD V, 322, niu


(nido) en La Litera, y por el contrario rader (raer), etc.; estas vacila-
ciones no tienen importancia, porque viven en castellano, como cruo
crudo, tea teda, vao vado, y la conservación no es fonética. También
b desaparece en condiciones parecidas a las del castellano; algún
caso especial de pérdida puede citarse, como taula BA IV, 519, ve-
naulo 525, paraula. La conservación b u b o n e bobón (búho) puede
ser por analogía con bobo b a l b u . En o v i c l a güella hay pérdida
de v, *oella. Ha pasado aparentemente v a g en favoniu fagüeño,
pero la g ha nacido ante el diptongo, como en el castellano agüelo;
en distintas circunstancias es raro el tránsito como p a v o pago
(«Quatro ventallos de plumas de pago», BA IV, 523), recíproco de
g > b. En g posterior interna hay también tendencia a la desapari-
ción, pero se mantiene en casos sueltos, como r u m i g a r e remugar
(rumiar); la conversión de g en b se observa en j u g u jubo, f a g u
fabo. En g anterior hay testimonios seguros de su desaparición, como
c o l l i g e r e cuillir, f u l l i g i n e follín, r u b i g i n e robín, sar-
t a g i n e sartán BA IV, 210. Pero los casos con y son frecuentes
como festeyar, leyer en Sobrarbe. Hanssen, Gram., 116, cita el na-
varro s i g i l l u seyello.
2.º Interiores insonoras. En general el aragonés como el catalán
han convertido estas consonantes en sonoras; ejemplos de p, como
a p i c u l a abella, l u p a r i a Lobera (Sos); de t, como m u t i l a r e
remoldar, s e t a c e u sedazo, l o t u lodoño; de c, como * a c u c u l a
agulla, d i s l o c a r e deslogar. Pero lo cierto es que encontramos
multitud de formas en que las tenues aparecen conservadas. Menén-
dez Pidal, Rev. de Arch., VII, 281, localiza este fenómeno en los
valles de Tena, Broto y Bielsa; también ha sido estudiado este fenó-
meno por Saroïhandy, Revista de Argón, 1902, 652, y Revue Inter-
nationale des Études Basques, 1913, núm. 4.º. En los valles indicados
se usan las formas capeza, lupo, pocilca, tornato. Otras formas con
tenues son paretes y emparetar en La Litera, l o t u latón (fruto del
almez), latonero y litonero (el almez), c a p u t cap en La Litera,
u m b i l i c u melico, c u c u l l a t a cucullada, batallo (badajo), batajo
en Zaragoza, cucullo (cogollo). En el norte hay más ejemplos, como
escotriñar, liepre (liebre), cañera (cadira) (Rev. de Filología Espa-
ñola, V, 142). Del antiguo aragonés se citan ejemplos, como Hopo
Y A, 31, sete Y B, 8, gayato (cayado), Ley de José 5, secutar 30.
Como se ve, el problema es interesante y hay que estudiarlo sobre
un cuestionario lo más completo posible, buscando los represen-

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CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

tantes de espedo, rueda, cadena, medir, cadira, poder, saber, crebar,


pegar, segar, lugar, etc., siempre con consonante intervocálica (y no
en los casos ante r, abril, liebre, que requieren acaso un grupo aparte),
a ver si la conservación de la tenue es un hecho en estos casos. En
Rev. de Fil. Esp., V, 141, insinué la idea de que esta conservación,
como ley general del aragonés, es una ficción probable, fundado en
b e t a bleda, a d f o c a r e aufegá, etc. Para orientarnos en esta cues-
tión hay que estudiar aparte: a) Casos de falsa conservación. Melico
al lado del común meligo demuestra sólo una contaminación del
diminutivo -ico. Batojo, como bater y sobater (agitar líquidos) (Bo-
rao), acusan una tt original. Cucullada nada puede probar al lado
de cugullada, sino un caso de asimilación. El antiguo gayato vive en
el castellano vulgar general gayata (cayada). En latón, latonero, frente
a lodoño, es probable una etimología popular. Suco (jugo) y surcar
(untar) usados en Cantavieja (Puyoles y La Rosa, s.v.) pueden ha-
cernos recordar la alternativa latina s u c u ~ s u c c u , pero no
prueban la conservación de c. b). Casos en que una insonora final
parece haber sido la norma de las insonoras internas. El caso más
notable es de -atu, -at, como tornat ~ tornato. En todos los
demás casos en que la tenue queda final se comprende que siga al
quedar interna en la flexión de las palabras y aun que actúe sobre
otras derivadas; así llop, llopo, cap, capo y capeza, frente a cabarrudo
(testarudo) en La Litera; en los casos de t final por pérdida de e
como paret, set, ret no es extraña la propagación al plural, paretes,
retes (paretes Y A, 77), y al singular con e rete (sete Y B, 8), lo
mismo que el castellano piel > plural pieles (pielles), e inversamente
en la vocal redes > singular rede, huéspedes > huéspede. c) Casos
de conservación real. Éstos hay que clasificarlos y localizarlos; la
clasificación primordial ha de tender a puntualizar si tenue ante
líquida es un caso aparte (¿un caso de posición fuerte por disila-
bificación *lep-re > liepre?), estudiándolo sobre ejemplos como so-
brar, cabra, abrir, cubrir, abril, obra, padre, piedra, magro, agre,
etc., o bien si se extiende a los de posición entre vocales como cadena,
rueda, caber, etc. En uno y otro caso ha de interesar descubrir si es
un fenómeno local, una influencia vasca en regiones limitadas, o
una ley que pueda presentarse como característica del aragonés.

Finales. l.º Es importante el caso de r secundaria perdida.


Saroïhandy, Ann., 114, ha estudiado este fenómeno. Es conocido
en Ribagorza y en Sobrarbe. Objetivamente no tiene limitación y se

AFA-XLIV-XLV 241
VICENTE GARCÍA DE DIEGO

aplica a todos los casos, verbos como chugá, baixá, apaña, torná,
volvé, sentí, o nombres como mullé, milló, llugá, doló, señó. 2.º La
pérdida de n secundaria se cumple como en catalán en una región
próxima a su frontera en La Litera y Ribagorza, como chermán >
chermá, man > ma. 3.º T secundaria ante e es conservada, como
ret, paret; -at, tornat, amat y aun con pronombres, tornatos, amatos,
se mantiene en La Litera, pero en parte de Sobrarbe se pierde, torná,
amá; en el mismo caso está -ete -et, chiquet, pero chiqué en Sobrarbe;
t agrupada se conservaba en el antiguo aragonés, como Gant BA
IV, 521, text 524, guarniment 517, delant 521, pero ya montamen
en la Ley. de José 228, y hoy argén, delán. En un caso análogo está
el grupo nd que se pierde en Ribagorza, cantán, comén. 4.º D tendía
a hacerse insonora, como demuestran los antiguos ejemplos, ver BA
II, 219, grant IV, 524, y actualmente persiste esta tendencia en la
región de verdat, tornat, como piel en Sobrarbe: aparece vocalizada
en s e d e seu. 5.º V se vocalizaba, como clau BA IV, 518, breu CD
V, 308, nau, moderno nao. 6.º C posterior se conservaba, ofrecién-
dose ch como escritura corriente antigua, duch BA IV, 212, cinch
CD IV, 263; anterior se mantiene también, braz, troz BA IV, 524, y
aun en ciertos grupos, falz, salz. 7.º Las consonantes dobles se han
simplificado, como capiel, CD X, 7, piel BA IV, 522, fier.

Iniciales agrupadas. El aragonés ha conservado los grupos latinos


de muda y l. La toponimia descubre Plan y Planillo en Huesca,
Plano y Planas en Teruel, Plana de Mamblas en Zaragoza, etc. Las
formas históricas abundan: plumazo (chumacero, colchón) BA IV,
521, closo (llosa, terreno cerrado) CD V, 616, plorar (llorar), clamar
(llamar) BA IV, 211, etc. Las formas actuales son numerosas, pero
la influencia del castellano ha trastornado en gran parte este grupo.
La región de conservación es desde luego la zona catalana de Riba-
gorza y Sobrarbe, donde se usa plorá, plorar (llorar), pero también
el norte, con formas sueltas en todo Aragón, como p l a n t a g i n a
( p l a n t a g i n e ) plantaina (llantén), común en Zaragoza, lo que indica
que el fenómeno es general. Para formar el Diccionario hay que
confrontar todos los casos de consonante y l, como llamar, llama,
glera, llaga, llano, llanta, llantén, llanto, llegar, lleno, llorar, llover,
etc. La línea que ha de marcarse no ha de ser a partir de ejemplos
sueltos, ya que voces como clau (llave), plantén y plantaina (llantén),
g l a n d e glan (bellota), plegar (allegar) son comunes, sino separando
la región en que vive la masa general y en que los ejemplos son raros.

242 AFA-XLIV-XLV
CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

Interiores agrupadas. l.º Grupos originales. Ll se trata como


ll igual que en castellano, como -ellu -iello, -illo, c a t e l l u cadillo
(perro) colleta (colleja), * b e r u l l a r e ( b e r y l u s ) brullar, c u c u -
l l a t a cugullada. En documentos aragoneses abundan los casos de
l: algunos explicables por ofrecer l y ll latinas, a r g i l a arguila,
a u l a ola BA IV, 218, oleta 210, frente a o l l a olla, b a l i s t a
balesta 520, como en el gallego besta, frente a b a l l i s t a ballesta;
otros que obedecen a causas nuevas, como pelello 345 (pelejo en
Calatayud, contaminado con el castellano) que acusa una disimila-
ción, o la influencia de piel, valejo en Zaragoza derivado de val. X
se convierte en j en la región de j castellana, como b u x e boja
(buje), * t a x u c u tajugo ~ tejugo (tajugo por etimología popular);
pero, lo mismo que en catalán, en una zona oriental y norte que
hay que circunscribir se mantiene el estado intermedio is (con s > j
prepalatal, escrita x con frecuencia) faixo, deixá, coixo, baixo (Sa-
roïhandy, Ann., 115); agrupada x tiende a s, como Frasno (Calata-
yud) frente a * f r a x u freja (en Miralbueno, Zaragoza), pero es
frecuente oír un sonido semejante a x que acusan los textos, fraxno
BA IV, 526. El grupo ps produce una palatal semejante, como c a p -
sa caxa, i p s e exe, ixe; g y p s u cheso parece que no ha palatizado
por disimilación. El grupo ct ha vocalizado en it, p e c t u s peito
BA IV, 221, p a c t a r e peitar CD IV, 284, o c t o hueyto BA IV,
522, l e c t u leito 521, d r e c t u ( d i r e c t u s ) dreito 524, s t r i c t u
streito 218, p r o f e c t u proveito CD V, 313, dereiturero Y A, 1,
c o c t u cueito B, 48, l a c t e lei 104; l e c t u leito en Ley. de Alex,
e r e c t u areito Y B, 65, f r u c t u fruito CD V, 411, s u s p e c t u
suspeita IV, 229, d e s t r u c t u destruito 230, aun en posición antes
del acento, p e c t o r a l e peytral BA IV, 523. La recolección de
voces ha de alcanzar a todos los casos semejantes a los anteriores,
como cosecha, noche, leche, trucha, techo, echar, acechar, cocho,
bizcocho, hecho, etc., con todas sus variantes. Geográficamente hay
que determinar la zona en que falta ch, y en ella la región de dreito,
y la de dreto, la defeito y la de fet ~ fe: en los casos con diptongos
hay los estados nueit, gueito ~ hueito, y nit, nuit, huit: tras i el
resultado es t, como dito Y B, 205. El caso de lt aparece sumamente
confuso, predominando la conservación en la zona catalana, como
altro, molt en Ribagorza y parte de Sobrarbe, pero con casos sueltos
generalizados, como boltrino (bolturino en Sobrarbe) (butrón o bui-
trón): se hallan casos de vocalización, como escuitar en el norte,
escuitad Y A , 13, cuytiello BA IV, 523, y hay algunos en que sólo

AFA-XLIV-XLV 243
VICENTE GARCÍA DE DIEGO

se conserva t, como muto. Sólo con cuadros completos sobre mode-


los, como soto, otro, mucho, bochorno, escuchar, será posible for-
mular una ley precisa. El grupo lc también se conserva, como falce
y falz (hoz), calz (coz). El grupo sc produce j , con su doble pronun-
ciación castellana o aragonesa (x, ch); en la zona catalana se conserva
ix, como p i s c e peix, en Ribagorza y parte de Sobrarbe; el resultado
general parece ser sin vocal, como pex CD V, 563, c o g n o s c e n t i a
conaxença 322, n a s c e r e naxer IV, 258, a s c i o l a axuela BA II,
552, ejuela IV, 217, p a r e s c e r e parexer CD V, 327, r e s i d e s -
c e r e residexer 369, f i n e s c e r e fenexer BA IV, 519, p a s c e r e
pajer CD V, 412; en La Litera y en Sobrarbe y en otras áreas que
hay que definir se conservan axuela = achuela = ajuela, y aun
verbos, como paxentar en Sobrarbe, pajentero en La Litera (Coll,
s.v.). Es curioso el caso de conservación de, ns, a n s a ansa (asa),
p a n s u pansa, y de rs, u r s u onso; pero son casos sueltos por
haberse cumplido la reducción latina ss en los demás, como mesa,
coso. El grupo mb se trata como en castellano, p l u m b u plumo
BA IV, 518, entramas CD V, 325, u m b i l i c u meligo, l u m b u
llomo. Un caso extraño de mn se ve en c o l u m n a colonda BA
IV, 524, forma que vive en Soria para indicar los postes interiores
de los tabiques. La reducción de str en nuesso, vuesso, maesse es
común al castellano. El grupo tr puede producir ir, v i t r u beyre
BA IV, 518, cuairón (cuartón) en La Litera. El grupo pl tras conso-
nante se conserva, como amplo (ancho), empler (henchir). 2 . º Grupos
de formación nueva. Se entiende, como es sabido, con relación a
formas clásicas, ya que grupos como los de o v i c l a , etc., son lati-
nos. El grupo cl, gl produce ll en todo el aragonés, si bien en la
zona de influencia castellana no quedan más que ejemplos sueltos:
cascallo (cascajo) CD V, 343, c o r n i c l a Cornelia BA IV, 351, l e n -
t i c l a lentilla II, 557, * a c u c l a agulla IV, 523, v e r m i c l u ver-
mello 517, s o r t i c l a sortilla 523, p e l l i c l a pelello 345, c u n i c l u
conello 210, a p l i c a abella 525, o r i c l a orellera 522, t i n a c l a
tenalla 526, * t r a b a c l u treballo CD V, 331, * v e n t a c l u ventallo
(abanico) BA IV, 523, g e n u c l u ginollera 522, v e c l u viello 517;
vive esta ll en la zona oriental y norte, como güello (ojo), panolla
(panoja), agulla (aguja), viello (viejo), fenollo (hinojo), batallo (ba-
dajo), bermello (bermejo), corgallo (colgajo), cagallón (cagajón), en-
cendallo (encendaja), endivinalla (adivinanza), escandallo (canal de
un animal), orella (oreja), conello (conejo), pedullo (piojo), borbolla
(burbuja), cegalloso (cegajoso), agullada (aguijada), c o r b i c l a

244 AFA-XLIV-XLV
CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

corbiella (cestilla), abella (abeja), m a c l a malla (mancha), b i b e -


r a c l u barballo (brevajo), t e g l a tillau (tejado), grupo que deberá
completarse por la comparación con las formas como andrajo, ver-
gajo, rodaja, cerrojo, cadijo, hollejo, trabajo, manojo, sortija, pareja,
miaja, espejo, arveja, rastrojo, guedeja, navaja, piojo, etc. El grupo
cl, gl, tras consonante, se ha conservado en masclo (macho), junto a
maslo (comp. el cast. muslo), cerclo BA IV, 352, cingla (cincha)
524. El grupo tl prematuro produce ll, como r o t l u ruello, rullo,
pero si es posterior produce dl > ld, como r o t u l a rolda BA IV,
518, r e m u t i l a r e remoldar, que luego puede convertirse en nd,
como rolda > ronda. Tiende a vocalizar b el grupo bd, como c u -
b i t u coudo BA IV, 525, t r i p e d e treude 210. El grupo mn en los
documentos aragoneses es regularmente mpn, como corampne BA
II, 554, vimpne IV, 347, stampne 345, custumpne II, 550, arampne
710, nompne 341, y menos veces mn o nm, como volunme BA IV,
348, fenmiella 214, aramne 218. Se mantiene el grupo le, lo mismo
que cuando es primitivo, como s a l i c e salz, c a l i c e calz (caz,
calce, cauce). El grupo d ante nasal u oclusiva parece ofrecer como
en castellano diversos tratos: un ejemplo interesante es e p i t h e m a
pirma (Puyoles y La Rosa, s. v.) que se enlaza con el castellano y
leonés bilma (bizma).

Grupos de consonante y vocal. El grupo li ha dado ll, como


mulleres Y A, 70, fillo 67, palla B, 119, illadas (ijadas) 104, muller
BA IV, 520, semellar CD IV, 286, tallar BA IV, 524, consellar CD
V, 323, allo BA IV, 344, c o l l i g e r e collir 343, concello II, 548,
f o l i a fuella IV, 527, cullar 527, millor CD V, 318; dicha consonante
perdura en la zona oriental y norte, sin que la línea divisoria haya
sido suficientemente estudiada, hallándose coscollo (coscojo), cuillí
(coger), milló (mejor), mullé (mujer), fuella ~ fulla (hoja), corcollo
(gorgojo), consello (consejo), f i l i u filio, e r v i l i a arvella (arveja),
l o l i u luello (cizaña), cullara (cuchara), etc. Bi da y, como r u b e u
royo, f o v e a foya. Di da en general y, como m e d i u meyo BA
IV, 519, 209, g a u d i u goyo Y B, 236, goyar CD X, 12, y hoy en
r e p u d i a r e repoyar, goyo, etc., en la zona norte; pero las vacila-
ciones existen como en castellano, como, por ejemplo, b a d i u banzo
(bazo), m e d i a n a mejana.

Fenómenos fonéticos. La inflexión de vocal ante i es frecuente,


como azurido (ciego por una persona o cosa); civica (cevica, pieza

AFA-XLIV-XLV 245
VICENTE GARCÍA DE DIEGO

para que el eje no desgaste el buje), tubillo (tobillo), vinia BA IV,


213; libriello 522 (lebrillo). El empleo de y epentética es clásico,
reyal CD V, 321, creyemos 323, leyal Y A, 60 seyer 3, creyo 23,
veyer 62, foyía 55, trayeremos B, 199, leyones en Ley. de Alex 252;
esta epéntesis, aunque inconstante, se conserva en casos sueltos. En
la terminación hay ejemplos antiguos, como jambia BA IV, 525,
turquio 218, fundia II, 89, quadernio 550. Los casos de asimilación
de vocales no acentuadas son abundantes, tafatán BA IV, 521, tanalla
215, carrada 217, dañador 351, y hoy triviales en la lengua hablada.
Los casos de metátesis de vocales también se hallan con frecuencia,
como b u l l i c a r e bullegar ~ bellugar, r u m i g a r e *rumegar ~
remugar, y más los de consonantes, como crabón Y B, 272, áliga
(águila). Los casos de etimología popular mostrada en atracciones
de prefijos, sufijos y otras palabras son abundantes, como a n g u i l a
enguila, g a n g r a e n a congrena, astróligo (astrólogo), melico (om-
bligo), cicoina (achicoria), bobón (búho), cisclón (ciclón), chapurquear
(chapuscar), l o t u latonero (almez).

Género. Presenta como el castellano femeninos en -or, como


diversas colores BA IV, 217, aquella honor CD V, 317, chica valor
320, malas olores 529, aunque con antigua competencia del mascu-
lino, como diversos colores BA IV, 522, año de 1397. Concuerda
con otros dialectos en algún neutro, como señal blanco BA II, 711.
Es más interesante el caso de formación de adjetivos bigenéricos,
como simplament CD V, 337, comunament 402, simpla en Fuero de
Navarra 84, granda Y A, 30, trista B, 219, descreyenta en Ley de
José 62, comuna CD IV, 229, con tendencia a un masculino con o,
como grando Y A, 62, tristo B, 205; hoy perduran algunos casos,
como comuna (prestación personal), en La Litera, dolenta en Riba-
gorza. La deformación de nombres por el género tiene abundantes
ejemplos, como verro (verraco), ligonas BA, 527, fusta II, 553.

Número. La formación del plural en s para singulares en con-


sonante es corriente en los textos; primers vinients BA IV, 353, raçals
raceles II, 351, mars comuns martas comunes 558, esporons IV,
521, esterlins 210, morlans 210, esleyents CD V, 353, presents 333,
querients e mandants 367; este plural perdura al menos en Sobrarbe
y Ribagorza, donde se usan primers y primés, diners y dinés, comuns,
comunals, comilons, lladrons, etc. El plural -es de as, -os es muy
frecuente en los textos, pero no sobre singulares en -a, -o, sino sobre

246 AFA-XLIV-XLV
CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

formas que perdían su vocal final, como lavacapes (cap) BA IV,


521, troces (troz) 530, arquibanques (arquibanch) 210, nueves (nueu)
214, titoles (titol) II, 556, plates (plat) 556, capítoles (capitol) CD V,
460; sobre singulares con plural -es se halla menos veces, como olives
BA III, 360, madexes 359, Hieres 359; el plural no etimológico en
-es se conserva únicamente en el extremo oriental de Los Monegros
y en una pequeñísima zona del sureste de La Litera; pero este plural
ha debido tener otra extensión.

Numerales. Los textos acusan las siguientes formas especiales:


quatre BA III, 360, hoy conservado, cinch CD IV, 263, siet BA IV,
523, y actual, hueyto IV, 522, güeito II, 557, también conservado,
vuit CD IV, 260, huit actual, nueu 535, onza Y A, 6, setze, como en
antiguo castellano, s e d e c i CD V, 374, dezesiet BA IV, 528, dize-
siete II, 88, dezehueyto IV, 346, vinte Y A, 39, y hoy conservado,
vint BA IV, 527, trenta 212, y general en Aragón, quaranta 211,
cinquanta 211, sesanta 210, setanta 210, huytanta 258, cient 258,
dozientos 212, y actual, cincientos 211, cinquientos CD V, 331, cin-
cocientos en La Litera y Sobrarbe al menos, huicientos BA II, 348.
Se nota libertad en el uso de la conjunción en las sumas, como
setanta seys 347, cient et quinze IV, 211.

Artículo. El artículo lo igual al catalán se usa en Ribagorza,


Sobrarbe y Somontano de Barbastro, lo perro; pero en los dos pri-
meros las formas o, os, a, as son más vulgares.

Demostrativos. La i final que por analogía de q u i entró en


una zona del latín español perdura esporádicamente en Aragón, Rio-
ja, Álava y Soria, esti, otri. Son formas históricas esti CD V, 357,
est X, 29, aquesti BA IV, 211, aquelle CD V, 578; i p s e es ije, eja,
ija, ijo cony prepalatal escrita x o ch. El latín i n d e demostrativo
relativo perdura hoy en aragonés como en catalán con la forma en,
sende abstenga CD V, 345 (absténgase de esto). En Benasque se
hallan las formas astó, esto, asó, eso, alló, aquello.

Relativos. La confusión de qui-que es muy antigua en aragonés,


las cosas qui se siguen BA IV, 210, una alguaquaya qui fue 211,
aplicando qui a cosas. El aragonés ha conocido el valor relativo de
don: «Judas lo aconsejó, por don vinieron» Y A, 38 (Judas lo acon-
sejó, a lo cual asintieron). El femenino cuala es trivial como en el
bajo castellano: éste ha producido un nuevo masculino cualo.

AFA-XLIV-XLV 247
VICENTE GARCÍA DE DIEGO

Indefinidos. Como el castellano antiguo ha usado el aragonés


hombre como indefinido: «Como hombre entra a man ezquerra»
BA IV, 213. Cosa, como nada, con negaciones es frecuente en So-
brarbe y Ribagorza. Otri es antiguo, CD V, 387, y actual. Cada vale
también como en castellano (cada uno): «Dos toneles cabientes de
cada XX cántaros» BA IV, 217. Como representante de q u i s q u e
u n u se usaba cascuno CD V, 341. La forma toto está acusada en
los documentos CD IV, 27.
Posesivo. Lo mismo que el catalán conoce el aragonés el pose-
sivo representante d e i l l o r u : lur Y A, 94, lures 40, «Los moradores
deuen pechar la meitad de la pecha que ad ellos deuiene por lur
derecho» CD X, 8, «Non lo cobran según lur derecho» X, 31, como
se ve, aun en textos invadidos por el castellano. Al contrario del
castellano, en que mie ~ mi femenino invade al masculino, en ara-
gonés mió, miós han absorbido al femenino: estas formas viven en
el Alto Aragón. Es de menos uso sué, suá, suó.
Pronombre. El pronombre tú con la preposición es antiguo:
«En tú» Y A, 23. Como representantes del dativo i l l i hallamos en
los textos le ~ li: «La fiebre li sea tornada» CD IV, 297. Como es
sabido, en castellano el singular dativo ante la vocal e del pronombre
directo produjo x > s: i l l i i l l u d (dio) li elo > dioxelo > dióselo
(como f i l i u fixo hijo), contaminando el plural, que estaba en otro
caso, dióselo a ellos en vez de *dióleslo. El aragonés ha conservado
siempre el plural etimológico: i l l i s i l l u d les lo: «Les lo atorgó»
Y A, 39, «dio les le» 13, estado que perdura en el Alto Aragón.
Según Saroïhandy, Rey. de Aragón, III (1902), 649, también se en-
cuentra en el Valle de Bielsa el singular tómalelo, sin reducción
fonética que reclamaba *tómallelo: este estado puede admitir diversas
explicaciones, pudiendo ser un caso de asimilación de consonantes
o de atracción del plural etimológico tómaleslo; Menéndez Pidal,
Rev. de Arch., VII, 283, cita el ejemplo de Y A, 57 «Rogó li ye
volviese», para demostrar la sustitución de lo por el adverbio pro-
nominal y, ye aquí, éste. El catalán y el aragonés de Ribagorza
emplean estas formas en vez de le dativo («dixa las ye» déjaselas,
déjalas a éste); en vez de le único hay ye en Y A, 55, diye dile.
También en-end i n d e con valor pronominal y demostrativo (lo,
esto), se usa en la región oriental y norte: «l'en rompió» se lo rompió,
«en ha de fer» lo ha de hacer, «m'en dirá» me lo dirá, como en la
lengua antigua, «m'en dará» me lo dará, Y A, 81.

248 AFA-XLIV-XLV
CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

Verbos. l.º Conjugaciones. Presenta el aragonés nuevos verbos


en -e o que han pasado a -ir, como tenir BA III, 360, exercir CD V,
315, posidir 466, proveir 313, y hoy m u l g e r e muir. Como en
castellano ha habido competencia en verbos de la 3.ª, como añader
CD V, 459, remeter 368, obmeter 320, ocorrer 323, que son etimo-
lógicos, frente a los nuevos c o n s u e r e cusi en Benasque, excedir
386, sucedir 466, repel·lir IV, 266, expel·lir V, 632. Es normal tusir en
Sobrarbe y Ribagorza. En Benasque hay verbos graves, extenre,
vinre, duelre (extender, venir, doler). 2.º Desinencias. Es notable la
reducción de -mus -m, a m a m u s amam, temem, partim. La de-
sinencia - t i s por intermedio de -t(i)s > -ts ha dado z en la región
oriental y norte: esta desinencia no es, sin embargo, uniforme en
toda la región ni en todas las conjugaciones, y son aún precisos
nuevos datos para completar el cuadro de distribución. En el pretérito
imperfecto el aragonés concordaba con el castellano, -ba para la
primera conjugación, -ia para las demás alternando con -ie, consentia
falsia Y A, 80, parexie BA IV, 354; la propagación de amaba-iba a
los demás verbos es aún más frecuente que en el bajo castellano,
podeba, sentiba. En el pretérito perfecto la s de segunda pers. de
sing., que sólo en la lengua vulgar ha admitido el castellano, es
antigua en el aragonés, como veyestes, abristes en Y A, 7, y hoy se
conserva en el Bajo Aragón, pero en la región norte -ti ha desapa-
recido, a m a s t i amés; la competencia de -este ~ -est ~ -es se
acusa en el antiguo aragonés, hallándose ya formas como otorguest
(Hanssen, Conj. arag., 16) y matés, jurés en la Ley. de Alexandro.
La desinencia -tes de plural del antiguo castellano, y que se conserva
en lengua vulgar, vive en toda la región que no conoce z general,
como tornastes (tornez) volvisteis. La desinencia - r u n t ha sufrido
grandes cambios: -eron de las conjugaciones 2.ª y 3.ª aparece propa-
gada en la 1.ª en el cheso, entreron, pero por analogía de entré; la
forma -oron, analógica de la 3.ª pers. de sing. es antigua, entroron
Y A, 59, preçioron 64, troboron BA IV, 524, y se conserva, al menos
en Ansó, puyoron, contoron, plegoron (Saroïhandy, Rev. de Aragón,
1902, 649); la desinencia -ón, analógica de -ó, es la que domina en
el norte: comión, partión, puyón en las tres conjugaciones, y -on
átona en los pretéritos fuertes, trujon. En el antiguo aragonés ya
aparece la tendencia a propagar la e de 1.ª pers. de sing. a otras: así
hallamos -este en Santa María Egipciaca, jurés juraste en la Ley. de
Alex., 210, matéslo matástelo 244, él mandé, él gité, trobemos, case-
mos, y cobrestes, comprestes, en documentos del s. XV (Navarro

AFA-XLIV-XLV 249
VICENTE GARCÍA DE DIEGO

Tomás, Rev. de Dialectologie Romane, I (1909), 112), propagación


definitivamente sancionada en las formas planté, plantés, planté,
plantemos, plantez, planteron, propias del cheso. Así como la ana-
logía de e de 1.ª pers. ha creado una conjugación 1.ª en -e, así la
terminación -o de 3.ª pers. tendió a producir otra, de la que hay
ejemplos en documentos muy antiguos, como compromos compra-
mos, comproç comprasteis (Navarro Tomás, I, 119), paradigma que
se conserva completo en los valles de Jasa y Aísa, plantó, plantós,
plantó, plantomos, plantoz, plantoron. En las conjugaciones 2.ª y
3.ª ha sido creada una terminación única ie, que persiste en todas
las personas, temié, temiés, temié, temiem, temiez, temieron, y lo
mismo partié, partiés, partié, partiem, partiez, partieron; pero en
Sobrarbe al menos, junto a la forma él partié existe él partió y un
plural dominante ellos partión. El cuadro de conjugaciones es, por
tanto, el siguiente:
torné comié partié,-í
tornés comiés partiés
torné, -ó comié, -ó partié, -ó
tornem, -mos comiem, -mos partiem, -mos
tornez, -éis comiez partiez
torneron, -oron, tornón comieron, comión, -én partieron, partión, -én

Los demás tiempos coinciden con los castellanos exceptuando


la 1.ª y 2.ª pers. de pl. tornam, tornaz; tornabam, tornabamos, tor-
nabaz; tornarem, tornarez; tornem, tornez; tornaram, tornaraz; tor-
nasem, tornasez, etc. En el pretérito imperfecto se propaga la b,
comeba, etc. (y aun en el condicional, comereba), sentiba. En el
imperativo, junto a la forma mirad, se halla en el norte mired.

Nombres verbales. El participio de presente perdura como nom-


bre con las formas -n ~ nt, dolen ~ dolent, y con a para el feme-
nino dolenta, como en lo antiguo (Santa María Egipciaca, 402). El
aragonés ha conocido el valor del participio: «Una cinteta de argent
pasant quinze onças» BA II, 527), «Dos toneles cabientes XX cánta-
ros» IV, 217, «Los tenientes falsos pesos» CD V, 403; aunque petri-
ficándose lentamente, el participio vive en algunas frases. El de pre-
térito ofrece las formas -ato y -at en Ribagorza y parte de Sobrarbe:
en lo demás de Aragón dominan las formas sin consonante, plantao,
plantau; venío, veníu; salío, salíu. Es curioso en el antiguo aragonés
el participio singular invariable, no con el verbo haber, como se ha

250 AFA-XLIV-XLV
CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

hecho el castellano moderno, sino con el verbo ser: «Los bienes que
fueron trobado» BA IV, 215, «Como ellos fuessen venido» 213, «Sean
tenido» V, 341. El gerundio termina en n en todos los verbos en
Ribagorza y Sobrarbe, plantán, comén, subín.

Verbos irregulares. 1.º La propagación en los verbos con dip-


tongo ie-ue a formas sin acento es antigua, rrueguemos Y A, 8,
yerrado B, 15, ruegar en Ley. de Alex. 222, y hoy muy frecuente
pierder, meriendar, cuertar, apuestar, sobre todo con base sustantiva,
yerro, apuesta, etc. 2.º Los pretéritos fuertes coinciden a grandes
rasgos con los castellanos, pero sufren una competencia ya antigua
con las formas regulares, dizieron Y A, 8, diziese 66, salieron 61,
ponieron 40, dase 70, andaron 52, maldició B, 13, hauiessen CD IV,
240; ésta continúa con ventaja para las formas débiles, siendo lo
más frecuente el paradigma regular dijié, dijiés, dijié, dijió, dijiem,
dijiemos, dijiez, dijieron, dijión; así se conjugan dicié, estié, ponié,
sabié, sabí, tenié, tení; andé es común y sus derivados andara, etc.,
lo mismo que dara. En cambio, las formas fuertes actúan a su vez
sobre los participios y gerundios, como supido Y B, 154, quesido
76, tuvido 124, formas hoy triviales, y uviendo Y B, 76, tuviendo
77, dixendo 86, supiendo 250, que son comunes al bajo castellano y
al aragonés. 3.º Los futuros sincopados han sido abundantes en lo
antiguo como en castellano, debrá CD V, 324, comitrá 349, prometrá
407, averná X, 12, toldrá 8, ferrá 15, morrá CD V, 458, tembrá X,
16, absterné V, 863, cadrá X, 24, sosterrán IV, 255, venrá 251. Hoy
perduran algunos irregulares como goldrá olerá, pero en general se
ha vuelto a las formas del infinitivo.

Verbos irregulares. Sólo anoto formas sueltas, que será preciso


completar. Ser. so CD V, 363, y actual, ies Y A, 1, y hoy en Sobrarbe
y Ribagorza, es en Ley. de José 41, ie en Ley. de Alex. 220, sernos,
sez, son, los tres en Sobrarbe, ien analógico de ie en Ley. de Alex.
223; el pretérito imperfecto ofrece un doble origen s e d e b a m ,
e r a m , sía BA II, 707, sían CD V, 343, y hoy completo sía, sías,
etc., en Sobrarbe; yera, yeras, yera, yeramos, yeraz, yeran en Hecho
y Sobrarbe, conforme a las formas históricas yeras Y A, 50, yera,
CD V, 505; el imperfecto eba, ebas, es la formación nueva; el perfecto
es fue, fues, fue, fuemos, fuez, fuon. Hacer. En Hecho el paradigma
es fo, fas, fa, femos, fez, fan; el antiguo feytes responde a * f a c t i s ;
el imperfecto es feba, febas; el infinitivo fer BA IV, 524, se conserva,

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VICENTE GARCÍA DE DIEGO

pero con pronombre es felo, felos; en los tiempos compuestos entraba


fer, feredes Y A, 14, o far, fará CD V, 318; en vez del participio
feito se halla fe en Ribagorza; el antiguo gerundio es fendo CD V,
498. En Sobrarbe el paradigma es fago, fas, fa, facem, facez, fan;
faceba; faci y fei, fese, etc. Tener y venir. La conjugación actual es
tiengo, tiens, tien, tenem, tienem, tenez, tienez, tien, y viengo, viens,
vien, vienez, vien. Salir. De este verbo se acusa una vieja propagación
s a l i o sallo > sallir, como sallen CD V, 364, sallida BA IV, 215,
salliendo CD V, 364, la cual subsiste por lo menos en Ribagorza,
sallir, salliba, etc.

Partículas. l.º Preposiciones. Tiene valor de preposición entro


hasta: «Entro a tanto» hasta tanto CD V, 317, «Entro a treinta
días» X, 8; cerca se usa sin otra preposición, como «Cerca la casa»
CD V, 317, «Cerca la ymagen» BA II, 550; en el mismo caso está
dentro, como «Dentro spacio de tres meses» CD V, 339, «Dentro
ciudat» 342; pora y per se encuentran en el antiguo aragonés CD V,
316, así como dius y jus bajo: «Dius pena» CD V, 325, «Jus incursión
de la dita pena» IV, 231; s i n e ofrece a veces la forma sien BA IV,
210, y más frecuentemente sines acompañado por de, como «Hun
bancho sines de piedes» falto de pies BA IV, 525, «Una almanjana
sines de clau» 522, la cual hoy se conserva en el Alto Aragón: «un
banco sines de pies»; esta pluralización ha creado la forma seguntes
según, en La Litera (Coll, s. v.); la preposición ta se usa en una gran
región con la fusión de sentido de hasta y a, como «¿tánde vas?» (ta
ánde), «ta la fuente» ¿dónde vas? a la fuente; la conservación de a d
ante vocal no es exclusiva del aragonés, pero es más regular en los
textos aragoneses que en los castellanos, como ad Allah Y A, 14, ad
abasto 81, ad aquellos 20, ad asentar B, 145, ad aquesto CD V, 512,
ad ellos X, 8, ad alguno X, 14, ad hermandat 28; su frecuencia es
por tanto un aragonesismo, como indicaba Valdés (Dial., 369, ed.
de Boehmer). 2.º Adverbios y conjunciones. La terminación ordinaria
de los de modo es -ment, primerament BA II, 551; pero con unión
incompleta de los elementos que permitía la apócope del primero
semblantment 707 2. No conozco la existencia actual del antiguo se
si Y A, 60. El adverbio i b i i («las armas que y trobarían» BA IV,
213) persiste en el norte de Huesca. En Sobrarbe se halla el adverbio
astí aquí, que parece cruce de aquí y este. Daquia, tan frecuente en

2. Es frecuente la prolepsis inversa «siguramente y franca» D X, 5.

252 AFA-XLIV-XLV
CARACTERES FUNDAMENTALES DEL DIALECTO ARAGONÉS

documentos aragoneses, es indefinido (unos, aproximadamente, BA


IV, 344); el mismo valor tenía quanto («quanto dos dedos» CD V,
342); ante calificaciones m u l t u es muyto o muyt. Otras formas
históricas: desuso arriba CD V, 321, dessus 350, m a g i s mes IV,
265, entro adentro BA IV, 210, dius abajo 215, in s i m u l ensemble
juntamente 528, encontinent enseguida 213, de continent enseguida
CD V, 316, delant delante 316, aprés después 555, emprés 548, q u a -
re car por qué 330, siquiere ya, o, o sea («una cullar siquiere planeta
de fierro» BA IV, 527; Y A, 2), mientre mientras CD V, 326, ante
que antes que CD V, 316, avant que 334, desque desde que Y A, 79,
perque CD V, 319, y otras triviales, como cuan cuando, encara to-
davía, fora fuera, que aún subsisten, deván delante, debaix debajo,
derré detrás, en Benasque.

Formación de palabras. 1.º La composición es bastante fecunda


y se conocen los tipos de sustantivos coordinados, paniquesa coma-
dreja, de sustantivo y adjetivo, burrofalso, burriciego, botinchado,
con la formación de sinécdoque cabarrudo testarudo, culiblanca; es
bastante frecuente el tipo oracional, con complemento, chafacharcos,
caganín el último pollo, escaldaoficios, con predicado adverbial, cam-
pasolo, y con sujeto, cantagallet una hierba labiada; también hay
compuestos circunstanciales análogos al carasol castellano, como
carapuerto lugar expuesto al norte. 2.º La prefijación no difiere de
la del castellano: como en el bajo castellano es- por des- es trivial,
esbarrar, espelurciar, espellotar, espategar, estozolar, esvanecer, y
en algún caso por di- como esvurciar divorciar. Como en leonés,
tiene alguna extensión es prenominal, como estreudas trébedes, esti-
jeras, escaza cazo de los molinos de aceite. 3.º La sufijación ofrece
problemas interesantes, que sólo pueden exponerse en detalle en
una obra fundamental: el diminutivo -et es común en todo Aragón,
con mayor vitalidad en la zona norte y este, chuflet, corralet, chiquet,
manguet, chiqueta, olleta, y chiqué, mangué en Sobrarbe y Riba-
gorza; los textos acusan con profusión este sufijo, cordonet BA IV,
518, platetes 209, cruceta 518, campaneta 518; -ico tiene menos uso
en Ribagorza y Sobrarbe, pero es común en todo Aragón y domi-
nante en el sur; -ón sirve de diminutivo en Ribagorza como el caste-
llano (carretón, ratón, pelón), diciéndose Joserón, uso ya antiguo,
como Lazarón (Evang. e Epist. de García Santa María, 92); -ero
potencial es muy frecuente en textos aragoneses, como imponedero
imposible CD V, 330, aplicadero 318, deputadero 317, exigidera

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VICENTE GARCÍA DE DIEGO

329, divididero 340, daderos y ofrecederos IV, 248; la forma -ari es


aplicable a los cultismos ordinari CD V, 315, salari IV, 264; -ero es
regular como nombre de árbol, latonero, guindera, manzanera, niez-
polero, laurelero, fresquera, etc.; correspondiente al deverbativo cas-
tellano -ajo es corriente -allo, como encendallo encendaja, corgallo
colgajo, endivinalla acertijo; un sufijo de oficio -ero se propaga de
formas como alpargatero a otras, como pescatero, fematero; es de
uso limitado el diminutivo en -ol, como abellarol abejaruco, cerol
balano; -ío colectivo es frecuente, como carguerío, saquerío; del tipo
castellano testuz hay más ejemplos, como caperuz caperuza, carnuz
carroña. En la derivación verbal es de notar la fecundidad de -scer
en algunos textos como adquerezcan CD V, 448, concernescer 315,
punescer 318, presumescer 386, espellescan 449, distribuescan 460,
constituezcan 423, prededezcan 559; la reducción de se > j prepalatal
que se descubre en ajada, pajentar, se cumplía en este sufijo, fenexer
BA IV, 519, residexer CD V, 369; el sufijo -iar, hoy trivial acarriar,
sortiar, etc., es antiguo, carriar BA IV, 526, torniar II, 221, sortiar
CD IV, 227, blanquiar Y A, 59; el sufijo -egar de navegar vive en
bastantes ejemplos, como bellugar de *bullegar, empedregar empe-
drar, esmategar desbrozar, espunchegar punzar*.

*Este trabajo fue publicado por el autor en Zaragoza en 1918; después apareció también en
Miscelánea filológica, conjunto de artículos de Vicente García de Diego editados en Madrid, Librería
de los Sucesores de Hernando, s.a., pp. 1-18.

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