ALEMANIA A LIMPIO BUENA

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

ALEMANIA A LIMPIO BUENA

INTRODUCCIÓN: Unificación de Alemania y Contexto Pre-Primera Guerra Mundial


Unificación Alemana y Construcción de la Identidad Nacional
Antes de convertirse en una nación unificada, Alemania estaba dividida en numerosos estados independientes,
incluyendo Prusia, que lideraría la unificación. Este proceso se consolidó tras la guerra franco-prusiana
(1870-1871), que resultó en la derrota de Francia y la proclamación del Segundo Reich alemán. A partir de aquí,
comenzó a construirse la identidad nacional alemana en torno a valores como la disciplina, el militarismo y una
noción de superioridad cultural y racial.

Otto von Bismarck jugó un papel clave en esta unificación y en la consolidación de Alemania como potencia
europea. Su enfoque en la política exterior, conocida como Realpolitik, se caracterizó por evitar conflictos
directos, buscando una “paz armada” y manteniendo a Francia aislada para impedir alianzas que pudieran
amenazar la estabilidad de Alemania. Su pragmatismo le permitió negociar con distintas potencias, manteniendo
el equilibrio en Europa mientras desarrollaba una economía alemana sólida y una industria poderosa. Para evitar
conflictos con el Reino Unido, Bismarck adoptó una postura de no confrontación, consciente de que Gran
Bretaña se centraba en su expansión imperial.

Cambio de Liderazgo: De Bismarck a Guillermo II y el Surgimiento de la


Weltpolitik (1890)
Con la llegada de Guillermo II al poder en 1890, se produjo un giro en la política exterior alemana. Bismarck
fue destituido, y Guillermo II implementó la Weltpolitik, que buscaba un papel más activo de Alemania en la
escena mundial, bajo el lema “Alemania debía buscar su lugar bajo el Sol”. Esto se tradujo en un rearme
masivo, con una especial inversión en la armada, lo cual deterioró las relaciones con el Reino Unido. Además,
Guillermo II decidió no renovar el Tratado de Reaseguro con Rusia, lo cual propició que los rusos se acercaran a
Francia, aumentando así la amenaza de una posible guerra en dos frentes.

La política alemana de esta época estaba marcada por el nacionalismo radical, que identificaba al militarismo
como pilar de la identidad alemana. A la par, se desarrolló una ideología de supremacismo racial que
consideraba a los alemanes superiores, sustentada en teorías raciales de la época que también existían en otros
países, como Japón. Esta corriente de pensamiento incluyó el antisemitismo, culpando a los judíos de los
problemas internos de Alemania, mientras que el gobierno se mantuvo en una mezcla de autoritarismo y control
del Reichstag, con el SPD como partido mayoritario, pero sin limitar el poder del káiser y del ejército.
Alemania en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)

Alemania entró en la Primera Guerra Mundial como líder de la Triple Alianza, aunque sus aliados
(Austria-Hungría, Turquía e Italia) eran militarmente débiles. Esta situación condujo a varios problemas en el
conflicto:
- Falta de recursos: Alemania sufrió un bloqueo económico y, al carecer de colonias que pudieran
abastecerle, se enfrentó a grandes carencias de productos básicos. La población padeció hambre y
miseria desde 1914, agravándose hasta 1918.
- Desgaste social: El desgaste de la guerra y el hambre generaron un gran descontento social, que estalló
en protestas, manifestaciones y huelgas internas, especialmente a partir del verano de 1918.
- Impacto de la Revolución Rusa: La revolución en Rusia (1917) causó una fuerte impresión en
Alemania. Algunos sectores vieron en la revolución un ejemplo a seguir, lo cual alimentó ideas
revolucionarias y el auge de grupos de ideología comunista.

Aunque la guerra no estaba formalmente perdida, el descontento generalizado y la retirada de Guillermo II al


exilio en Holanda dejaron al gobierno en una situación crítica. El SPD, junto con otros partidos, asumió el
control y firmó el armisticio en 1918, poniendo fin al conflicto y reconociendo la derrota alemana. Aunque las
tropas aliadas nunca ocuparon Berlín, la renuncia del káiser y la firma del armisticio pusieron fin al Segundo
Reich, dejando a Alemania en una situación de derrota sin una ocupación militar completa.
Alemania tras la Primera Guerra Mundial
Contexto tras la guerra
El armisticio de 1918 marcó el fin de la Primera Guerra Mundial, pero dejó a Alemania en una profunda crisis
económica, social y política. La destrucción económica, las pérdidas humanas, y la pandemia de gripe de 1918
agravaron el sufrimiento de la población, mientras la derrota militar desató tensiones entre los diferentes
sectores sociales.

En este ambiente convulso, los movimientos obreros intentaron imitar la revolución bolchevique de Rusia,
impulsados por las terribles condiciones de vida de gran parte de la población. La revolución de 1918 en
Alemania, aunque no triunfó como en Rusia, llevó a la abdicación del emperador y al inicio de un nuevo sistema
político. En este contexto, las divisiones entre socialdemócratas (SPD) y comunistas marcaron la política
alemana.

Fin del imperio


En noviembre de 1918, la presión social y militar llevó a la abdicación del emperador Guillermo II. El Káiser
huyó al exilio, marcando el colapso del Imperio Alemán y el nacimiento de una república. Este cambio político
se produjo en medio de revueltas obreras y movimientos que cuestionaban incluso la unidad nacional. En
Renania, por ejemplo, hubo intentos de separación, respaldados por intereses extranjeros como los franceses.
El vacío de poder dejado por el emperador y el Alto Mando del ejército permitió que los socialdemócratas
(SPD) asumieran la dirección del gobierno. Este partido, mayoritario en el Reichstag desde 1912, representaba
una versión moderada del marxismo. Aunque anteriormente se les consideraba izquierdistas, la Revolución
Bolchevique de 1917 y el ascenso del comunismo radical desplazaron al SPD hacia el centro político. A partir
de noviembre de 1918, el SPD lideró el proceso de transición hacia un nuevo sistema político.

SPD
El SPD, liderado por Ebert, adoptó una postura moderada y reformista para gestionar la transición hacia un
nuevo sistema político. Aunque de ideología marxista, el partido rechazó la violencia revolucionaria y abogó por
un cambio controlado. En noviembre de 1918, el SPD lideró la firma del armisticio, un acto que puso fin a la
guerra pero que les valió el desprecio de los sectores nacionalistas, quienes los etiquetaron como "traidores de
noviembre".

El SPD se enfrentó a una doble presión: por un lado, los comunistas los acusaban de traicionar al movimiento
obrero al no promover una revolución socialista, y por otro, los monárquicos y conservadores los consideraban
un peligro por su supuesto vínculo con el bolchevismo.

Los intentos de revolución comunista: la revuelta Espartaquista


En enero de 1919, la Liga Espartaquista, encabezada por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, lideró un
levantamiento para instaurar una dictadura del proletariado en Alemania, inspirado en la Revolución Rusa. El
movimiento, sin embargo, carecía de una organización coherente y de objetivos claros, lo que limitó su alcance.

El SPD, que dirigía el gobierno provisional, rechazó cualquier transformación radical y reprimió la revuelta con
la ayuda de los Freikorps, unidades paramilitares ultranacionalistas formadas por veteranos de guerra. Estos
grupos actuaron con extrema brutalidad, y la represión culminó en el asesinato de Luxemburgo y Liebknecht.
Este episodio debilitó significativamente al movimiento comunista y consolidó la distancia insalvable entre
socialdemócratas y comunistas, una fractura que tendría repercusiones a largo plazo.

República de Weimar (1919-1933)


Proceso de inestabilidad de la República de Weimar (1918-1923)
Elecciones e inicio del nuevo sistema
En enero de 1919, Alemania convocó elecciones para una asamblea constituyente, marcando el inicio formal de
la República de Weimar. En un entorno político y social convulso, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)
obtuvo la mayoría de los votos, aunque no logró una mayoría absoluta. Para garantizar la formación de un
gobierno estable, el SPD se alió con el Zentrum, un partido católico de corte moderado que actuaría como
mediador político y "partido bisagra" durante la vida de la República.

El primer ministro del nuevo gobierno fue Philipp Scheidemann, líder del SPD. Este gabinete de coalición tenía
como misión estabilizar Alemania y llevar al país hacia un sistema democrático funcional tras el colapso del
Imperio alemán, además de “negociar el Tratado de Versalles”.

Desafíos iniciales
El nacimiento de la República de Weimar trajo consigo un panorama lleno de tensiones y dificultades:
Caos político:
- La transición desde el Imperio no había resuelto las divisiones sociales ni apaciguado a los sectores
extremistas.
- Los comunistas, inspirados por la Revolución Rusa, criticaban al SPD por no apoyar una
transformación socialista radical.
- Los sectores conservadores y monárquicos consideraban al nuevo gobierno republicano ilegítimo y lo
acusaban de debilitar a Alemania en un momento crucial.

A pesar de su rol inicial en la represión de movimientos comunistas como la revuelta Espartaquista, los
Freikorps, grupos paramilitares ultranacionalistas, se convirtieron en un elemento desestabilizador. Aunque
colaboraron con el SPD en los primeros meses de la República, sus ideales antidemocráticos y su oposición al
nuevo sistema pronto los colocaron como una amenaza para el gobierno.

Sistema parlamentario inexperto: la República de Weimar representaba un experimento democrático en un país


con poca experiencia en este tipo de sistemas. Tanto las instituciones como los ciudadanos enfrentaron
dificultades para adaptarse a la nueva estructura política.

Alemania debía enfrentar las secuelas de la Primera Guerra Mundial, incluyendo una economía en ruinas, una
sociedad profundamente resentida y unas instituciones que apenas comenzaban a consolidarse.

El rol del Zentrum y el liderazgo de Scheidemann


El Zentrum desempeñó un papel crucial como mediador político, contribuyendo a la formación de coaliciones
que buscaban mitigar los extremos ideológicos. Sin embargo, las decisiones tomadas por el gobierno, incluidas
las negociaciones de paz, estuvieron marcadas por la presión tanto interna como externa.

Scheidemann y su gabinete se enfrentaron a una tarea titánica: estabilizar un país fracturado política y
económicamente, mientras intentaban construir un sistema que uniera a una sociedad polarizada. Esta etapa
inicial sentaría las bases para el devenir de la República de Weimar, un proyecto democrático que, desde su
origen, estuvo rodeado de desafíos y tensiones.

El Tratado de Versalles (1919)


El Tratado de Versalles fue el acuerdo firmado el 28 de junio de 1919, que puso fin oficialmente a la Primera
Guerra Mundial. Este tratado impuso condiciones extremadamente severas a Alemania, que no tuvo
representación en las negociaciones, ya que los Aliados dictaron todos los términos. A pesar de la victoria, las
potencias aliadas tuvieron desacuerdos entre ellas sobre las condiciones a imponer a Alemania, lo que marcó el
carácter desigual y controvertido de este tratado.

Posturas divergentes entre los Aliados


Francia (liderada por Georges Clemenceau): presionó para que Alemania fuera severamente castigada, buscando
asegurar que no pudiera volver a representar una amenaza en el futuro. Francia abogaba por desmembrar
Alemania y debilitar su economía.
Reino Unido (representado por David Lloyd George): temía que una Alemania excesivamente humillada
pudiera causar más problemas en el futuro, como la creación de un vacío de poder en Europa que podría
desestabilizar la región. Por lo tanto, buscó moderar las condiciones del tratado.

Italia (con Vittorio Orlando): también tuvo un papel más limitado, pero sus intereses estaban centrados en
cumplir las promesas del Tratado de Londres de 1915, que favorecían su expansión territorial. Uno de sus logros
fue incluir la prohibición de la unificación de Alemania y Austria (Anschluss), un punto clave que tendría
repercusiones durante la Segunda Guerra Mundial.

Cláusulas clave del Tratado de Versalles


Cláusulas morales: Artículo 231 o “Cláusula de culpa de la guerra” (más importante del Tratado), que atribuía a
Alemania la responsabilidad por los daños del conflicto, justificando así las duras condiciones impuestas. Esto
avivó el resentimiento en la sociedad alemana y debilitó la legitimidad de la República de Weimar desde sus
inicios. Esta declaración sirvió como base para justificar las duras reparaciones económicas, militares y
territoriales impuestas a Alemania, y tuvo un gran impacto en la moral y el nacionalismo alemán, que la
consideraban una humillación.

Cláusulas territoriales: Alemania perdió Alsacia y Lorena, territorios que fueron cedidos a Francia, así como el
corredor de Danzig, un territorio que fue asignado a Polonia y que separó físicamente a Alemania de Prusia
Oriental. Renania fue declarada zona desmilitarizada, limitando la presencia militar alemana y sirviendo como
medida de seguridad para Francia. Además, la región minera del Sarre quedó bajo administración de la Sociedad
de Naciones, al igual que la ciudad de Danzig (hoy Gdańsk), y Memel fue cedida a Lituania. Finalmente,
Alemania perdió todas sus colonias en África y Asia, que fueron transferidas a la administración de la Sociedad
de Naciones y gestionadas por Francia y Reino Unido, principalmente.

Cláusulas militares: las disposiciones militares del Tratado de Versalles fueron particularmente restrictivas para
Alemania. Su ejército fue limitado a un máximo de 100,000 soldados, exclusivamente para tareas defensivas, y
solo se permitieron entre 5,000 y 6,000 oficiales. Se prohibió a Alemania tener aviación militar y submarinos, y
su armada fue reducida al mínimo, con muchas embarcaciones de guerra cedidas a Reino Unido o destruidas.
Además, la producción y compra de armamento quedó severamente restringida. La región de Renania fue
desmilitarizada, y se prohibió la presencia de tropas alemanas en esta zona fronteriza con Francia, impidiendo a
Alemania defender completamente su territorio occidental. Cierto es que los ataques en territorio alemán fueron
muy pocos entonces sus infraestructuras se mantuvieron en mayor medida.

Cláusulas económicas: Alemania debía asumir enormes reparaciones de guerra, una cifra que se estableció en
conferencias posteriores en 1920 en Londres y Spa, alcanzando los 140 mil millones de marcos-oro (equivalente
a unos 8 billones de euros actuales). La mayor parte de estas indemnizaciones eran para Francia (52%), y
Alemania debía pagarlas en plazos, incluidos pagos en especie, como carbón y hierro. La deuda se extendió
hasta 2010, aunque Alemania no pudo pagar la totalidad. Además, los barcos mercantes de gran tonelaje que
Alemania producía debían entregarse a los Aliados, lo que limitaba también su capacidad de comercio.

En este contexto, el descontento popular fue terreno fértil para el surgimiento de ideologías radicales, como las
del Partido Nazi, que utilizaron el resentimiento por el Tratado de Versalles para movilizar a la población y
cuestionar el sistema republicano. Las tensiones internas, sumadas a la crisis económica, crearon un caldo de
cultivo para el ascenso del nacionalsocialismo en las décadas posteriores.

La firma del Tratado y sus consecuencias


Aunque el gobierno de Weimar aceptó firmar el tratado para evitar consecuencias aún peores, muchos alemanes
consideraban que rechazarlo habría traído consigo una nueva guerra o la desintegración del país. No obstante,
las condiciones impuestas por el tratado condenaron a Alemania a una situación de humillación y ruina
económica. La República de Weimar nació en un contexto de total desesperanza y tensiones, lo que dificultó su
consolidación y convirtió al Tratado de Versalles en un elemento clave para entender las dificultades y la
inestabilidad del sistema político alemán de la época.

Transición hacia la Constitución de Weimar


A pesar de las humillantes condiciones del Tratado de Versalles, Alemania procedió a redactar su Constitución
en 1919. Sin embargo, las tensiones derivadas de la firma del tratado y la crisis económica impidieron una
recuperación rápida y efectiva. Las restricciones impuestas por el tratado dificultaron el crecimiento económico
y social, lo que a su vez influyó en el difícil camino de la nueva República de Weimar.

La Constitución de la República de Weimar


La Constitución de la República de Weimar, aprobada el 31 de julio de 1919, marcó un hito en la historia de
Alemania, al establecer un sistema democrático en un país con escasa tradición democrática. Fue una
constitución moderna, que incorporó elementos innovadores como el sufragio femenino y una sistema electoral
proporcional.

Además fue pionera en reconocer los derechos económicos y sociales, conocidos como derechos de “segunda
generación”. Así, además de los derechos políticos (o de “primera generación”), que ya se reconocían en
constituciones previas, la Constitución de Weimar incluyó medidas de bienestar social, como la seguridad
social, y reconoció la importancia de los convenios colectivos y la negociación sindical. Un ejemplo es el
artículo 161, que menciona el desarrollo de un sistema de seguros para proteger la salud, la capacidad de trabajo
y la maternidad, lo cual reflejaba una orientación socialdemócrata. Al incluir derechos sociales, esta constitución
sentó las bases para futuras constituciones sociales en Europa, y buscaba asegurar a los ciudadanos una vida
digna.

Sin embargo, también poseía características autoritarias, lo que generó tensiones e inestabilidad durante su
aplicación.

La constitución tenía una doble naturaleza: era democrática y a la vez conservaba rasgos autoritarios. Alemania,
con una fuerte tradición autoritaria, adoptó elementos democráticos novedosos. Por ejemplo, introdujo el
sufragio femenino y un sistema de representación proporcional extremo, lo que significaba que el porcentaje
de votos de cada partido se reflejaba directamente en la representación parlamentaria. Sin embargo, esta
proporcionalidad tan estricta provocaba la fragmentación del parlamento, pues ningún partido lograba una
mayoría absoluta, lo que llevó a una sucesión de gobiernos de coalición, que a menudo eran inestables y
difíciles de mantener. Este sistema, aunque democrático, propició situaciones de debilidad política que marcaron
la inestabilidad de la República de Weimar.

Además, la Constitución de Weimar introdujo mecanismos de democracia directa, como el referéndum. Sin
embargo, el uso de referendos también conllevaba riesgos, pues en momentos de crisis podían dar lugar a
decisiones populistas o manipulables, y en algunos casos fortalecieron a grupos extremistas, como ocurrió en el
referéndum del Plan Young, donde Hitler obtuvo su primer éxito significativo.

En cuanto a los elementos autoritarios, la constitución otorgaba al presidente poderes excepcionales,


especialmente en el controvertido Artículo 48. Este artículo permitía al presidente asumir poderes especiales en
situaciones de emergencia, otorgándole autoridad para suspender ciertos derechos y controlar directamente el
gobierno. En situaciones críticas, como el ascenso de Hitler, el Artículo 48 se convirtió en un arma de doble filo,
pues permitió que el propio sistema fuera manipulado hasta transformarse en una dictadura. Sin embargo, en
manos de líderes moderados, este artículo también había ayudado a mantener la estabilidad.

El sistema de gobierno era federal; cada región, o Lander, tenía su propio estatuto y un parlamento, lo que
confería un grado de autonomía regional. Esto influyó en la manera en que los nazis ascendieron al poder, ya
que primero obtuvieron posiciones en los parlamentos regionales antes de alcanzar el control nacional. Prusia,
siendo el estado más grande, jugó un papel crucial en este periodo, pues sus líderes se mantuvieron leales al
sistema republicano y retrasaron el avance de los nazis hasta 1932.
El primer presidente de la República de Weimar fue Friedrich Ebert, del SPD. Desde su fundación, la
República de Weimar enfrentó grandes desafíos, pues a los problemas económicos y la imposición del Tratado
de Versalles se sumaban fuertes divisiones ideológicas. En sus primeros años, enfrentó intentos de revolución
tanto de izquierda como de derecha: en enero de 1919 ocurrió la Revolución Espartaquista, liderada por los
comunistas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, y en marzo de 1920, se produjo un intento de golpe de Estado,
conocido como el Putsch de Kapp, liderado por el general Kapp desde el sector ultranacionalista.

La inestabilidad fue tan generalizada que, durante el Putsch de Kapp, incluso se proclamó una república
soviética en Baviera en reacción al intento de golpe de Estado, aunque esta fue rápidamente sofocada.

Crisis de 1923
La crisis de 1923, considerada uno de los momentos más críticos en la historia de la República de Weimar, fue
un periodo marcado por una serie de problemas económicos y políticos que casi destruyen el frágil sistema
democrático alemán.

La crisis económica de 1923 tuvo su origen en las enormes reparaciones de guerra impuestas a Alemania por el
Tratado de Versalles, que obligaron al país a pagar una gran deuda. La incapacidad de Alemania para cumplir
con los pagos a finales de 1922, llevó a que Francia, bajo la dirección de Raymond Poincaré, decidiera tomar
represalias al ocupar la cuenca del Ruhr en enero de 1923. Este acto buscaba asegurarse el acceso directo a los
recursos minerales de la región, esenciales para las reparaciones. La ocupación fue vista por la población
alemana como una nueva invasión, y la impotencia del ejército para responder desmoralizó aún más al pueblo.

El gobierno de Weimar reaccionó apoyando una resistencia pasiva. Esto significaba que los trabajadores y
funcionarios se declararon en huelga, y los empleados públicos se negaron a colaborar con las autoridades de
ocupación. Sin embargo, esta medida empeoró la situación económica, ya que paralizó la producción y generó
un aumento de los costos de mantener la huelga. Los enfrentamientos entre obreros y fuerzas de ocupación se
intensificaron, y el 13 de marzo de 1923, 13 obreros fueron asesinados durante una manifestación. Ante este
panorama de caos, el gobierno socialdemócrata del SPD se desplomó en agosto de 1923, y un nuevo gobierno
de gran coalición fue formado, encabezado por Gustav Stresemann.

El costo de esta resistencia agotó aún más las finanzas de Alemania, y la situación económica empeoró
rápidamente, desembocando en una grave hiperinflación. La hiperinflación fue una de las consecuencias más
devastadoras de la crisis económica de 1923. La moneda alemana, el marco, perdió su valor de forma
vertiginosa, llevando a una situación en la que el dinero perdía su valor en cuestión de horas, y la población no
podía acceder a bienes básicos.

En enero de 1923, un dólar valía 18.000 marcos; a finales de este mes 50.000 marcos; en junio, 150.000; julio
1.000.000; mediados de agosto 4 millones y en noviembre, el valor alcanzó cifras inimaginables de varios
billones de marcos. El marco prácticamente carecía de valor, y la población enfrentaba una miseria generalizada.

El colapso del valor de la moneda, junto con la caída de la producción y el aumento del desempleo, sumió a
Alemania en una miseria generalizada. La pérdida de poder adquisitivo y la creciente proletarización de la
pequeña burguesía generaron una desconfianza masiva en las instituciones del gobierno. Sin embargo, algunos
grandes empresarios se beneficiaron de la inflación, ya que sus deudas se redujeron considerablemente debido a
la devaluación del marco.

En medio de esta situación, el gobierno del SPD se desmoronó, dando paso a una gran coalición entre el SPD y
el partido de centro, Zentrum. Gustav Stresemann asumió como canciller en agosto de 1923, en un momento
crítico para la República de Weimar. En paralelo, comenzaron a emerger movimientos radicales tanto desde la
izquierda comunista como desde la extrema derecha, representada por el Partido Nacional Socialista de los
Trabajadores Alemanes (Partido Nazi), liderado por Adolf Hitler.
Ascenso del Partido Nazi y la Ideología de Hitler
Adolf Hitler, nacido en Austria, había aspirado inicialmente a ser artista, pero tras ser rechazado por la
Academia de Bellas Artes de Viena, llevó una vida bohemia y marginal en ciudades como Viena y París. A
pesar de su origen austriaco, Hitler era un ferviente nacionalista alemán y se alistó voluntariamente en el ejército
alemán durante la Primera Guerra Mundial. Durante el conflicto, recibió la Cruz de Hierro por su valentía. Sin
embargo, al finalizar la guerra, quedó profundamente decepcionado por la derrota de Alemania, que consideraba
injusta, y abrazó la narrativa de que su nación había sido traicionada desde dentro, una idea que alimentaría su
antisemitismo.

Tras la guerra, Hitler permaneció en el ejército y trabajó como espía para el gobierno. En este contexto, entró en
contacto con el Partido Obrero Alemán, un pequeño grupo ultranacionalista compuesto por veteranos de guerra
y adeptos a las ideas de la "tercera posición" (ni derecha ni izquierda, sino una mezcla que priorizaba el
nacionalismo). Hitler comenzó asistiendo a las reuniones para realizar informes, pero pronto se convirtió en un
destacado orador, ganándose un lugar preeminente dentro del partido, que en 1920 se transformó en el Partido
Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes, o Partido Nazi. En 1920, Hitler redactó los 25 puntos del
Partido Obrero Alemán, que incluían las bases ideológicas del nazismo, como el antisemitismo, el
pangermanismo y la idea de la superioridad racial aria. En 1921, Hitler asumió el liderazgo del NSDAP,
consolidando su control sobre el partido y transformándolo en un instrumento para su visión política.

La Ideología Nazi y su Organización


El nazismo, estrechamente vinculado al fascismo italiano, adoptó varios de sus símbolos y estrategias, como los
uniformes y la creación de fuerzas paramilitares. Las SA (Sturmabteilung o Sección de Asalto) se convirtieron
en el brazo violento del partido nazi, encargadas de intimidar y reprimir a los opositores. Uno de sus líderes más
destacados fue Ernst Röhm, un militar radical y violento.

La ideología nazi combinaba un ultranacionalismo extremo con un marcado antisemitismo y un racismo


biológico que establecía una jerarquía de razas. Según esta visión, los arios eran la raza superior, mientras que
los judíos representaban el nivel más bajo, siendo culpados de todos los problemas de Alemania, desde la
derrota en la guerra hasta la crisis económica. La concepción racial nazi se basaba en teorías como las de
Gobineau, quien exaltaba la supremacía de la raza blanca, y Darwin, de quien se interpretó la idea de
"supervivencia del más apto". Hitler utilizó estas teorías para justificar la segregación y posterior exterminio de
grupos que consideraba inferiores.

Antisemitismo en Alemania
El antisemitismo tenía raíces profundas en Europa, extendiéndose desde la antigüedad. Durante el Imperio
Romano, surgieron leyendas que acusaban a los judíos de prácticas atroces, y en el siglo IV, cuando el
cristianismo se convirtió en la religión oficial, esta hostilidad se intensificó. En la Edad Media, surgieron mitos
como el de los "libelos de sangre", que acusaban falsamente a los judíos de secuestrar niños cristianos para
sacrificios rituales. Estas historias alimentaron pogromos, ataques violentos contra comunidades judías en toda
Europa.

En Alemania, estas ideas encontraron un terreno fértil en una época de crisis. Los nazis capitalizaron el
antisemitismo histórico, presentando a los judíos como responsables de la decadencia moral y económica del
país. Hitler y el partido nazi utilizaron este discurso para movilizar a las masas, prometiendo restaurar la
grandeza de Alemania y eliminar a los supuestos enemigos internos.

Expansión del Antisemitismo y la Ideología Nazi


A principios del siglo XX, el antisemitismo, ya arraigado en Europa, tomó nuevas formas en Alemania con la
circulación de "Los protocolos de los sabios de Sion". Este texto, una falsificación producida por la policía
secreta zarista, alegaba que los judíos controlaban el mundo desde las sombras, manejando revoluciones y
gobiernos para su beneficio. Aunque completamente falso, fue ampliamente difundido y aceptado por sectores
antisemitas, entre ellos Adolf Hitler. Los nazis abrazaron esta narrativa para justificar su odio a los judíos y
convertirlos en el chivo expiatorio de los problemas de Alemania, incluyendo la derrota en la Primera Guerra
Mundial y las humillaciones del Tratado de Versalles.

Expansión Territorial y el Pangermanismo


Hitler nació en Braunau, Austria, en la frontera con Alemania. Este hecho es significativo, ya que, desde el
principio, buscó la unión de los territorios germanoparlantes en un único Estado, un concepto conocido como
pangermanismo. El nazismo defendía la idea de una Gran Alemania o pangermanismo, que buscaba reunir en un
único Estado a todas las personas consideradas de raza alemana. Según esta ideología, cualquier territorio con
población alemana debía integrarse a Alemania. Esto incluía regiones como los Sudetes, en Checoslovaquia,
donde la mayoría de la población era germana.

Paralelamente, la noción del Lebensraum (espacio vital) justificaba la expansión hacia el este, hacia Polonia y
Rusia, bajo el argumento de que el pueblo alemán necesitaba más territorio para sobrevivir y prosperar. Desde el
principio, los nazis dejaron claro que sus objetivos incluían recuperar y conquistar estos territorios. Esta política
expansionista estaba profundamente conectada con su racismo y su deseo de someter a las poblaciones que
consideraban inferiores, como los eslavos.

Rechazo al Tratado de Versalles


El tratado de Versalles era universalmente repudiado en Alemania. Los nazis lo veían como una humillación que
perpetuaba las injusticias de la Primera Guerra Mundial y que debía ser revertido. En su narrativa, los
responsables de este tratado no eran solo las potencias extranjeras, sino también los socialdemócratas, liberales,
comunistas y, sobre todo, los judíos. Para simplificar su mensaje, los nazis retrataban el mundo en términos
maniqueos: buenos contra malos, patriotas contra traidores.

Esta simplificación fue impulsada por la brillante estrategia de propaganda dirigida por Joseph Goebbels, quien
posteriormente se convertiría en Ministro de Propaganda del Tercer Reich. Su capacidad para manipular la
opinión pública jugó un papel crucial en el ascenso nazi. El nazismo se caracterizó por la repetición constante de
mensajes simples que apelaban a los instintos primarios de las masas. Hitler utilizó concentraciones
multitudinarias y la radio para tocar la fibra sensible del público, un enfoque que Goebbels llevaría a su máxima
expresión como Ministro de Propaganda.

Con la crisis, comenzaron a emerger movimientos radicales tanto desde la izquierda comunista como desde la
extrema derecha

Los ataques desde la ultraderecha: el putsch de la Cervecería


En 1923, Hitler y el Partido Nazi aprovecharon la inestabilidad política y económica de la República de Weimar
para intentar un golpe de Estado en Múnich, conocido como el Putsch de la Cervecería o Putsch de Múnich.
Durante un mitin en la ciudad, Hitler proclamó la creación de un nuevo gobierno bajo su liderazgo. Sin
embargo, el intento de golpe fracasó rápidamente, y en el enfrentamiento murieron 16 miembros del partido
nazi, mientras que Hitler fue arrestado. Aunque el putsch no logró su objetivo, este evento se convirtió en un
mito fundacional para los nazis. Los "mártires" del golpe fueron honrados en ceremonias y propaganda, y Hitler
utilizó su juicio como una plataforma para ganar notoriedad nacional. Durante su juicio, presentó sus ideas y
culpó a los enemigos internos de Alemania, consolidando su imagen como un líder decidido.

Hitler fue condenado a cinco años de prisión, aunque solo cumplió nueve meses. Durante su tiempo en la cárcel,
escribió Mein Kampf (Mi Lucha), un manifiesto político que expone sus ideas, objetivos y planes para el
nazismo. En él, Hitler detalla su visión del Tercer Reich, la supremacía de la raza aria, la eliminación de los
judíos y la expansión hacia el este. Publicado en 1925, el libro inicialmente tuvo una circulación limitada, pero
con el tiempo se convirtió en uno de los libros más vendidos de la historia, especialmente cuando Hitler llegó al
poder. El Putsch de Múnich marcó el inicio del ascenso de Hitler, que, a pesar de este fracaso, logró consolidar
una base de apoyo que lo catapultaría en los años siguientes hacia la toma del poder en Alemania.
Los ataques desde la extrema izquierda
Al mismo tiempo, la extrema izquierda también estuvo activa en sus intentos de desestabilizar la República.
Hubo varios intentos de insurrección por parte del Partido Comunista en los meses de julio y agosto, e incluso se
proclamó un gobierno socialcomunista en Sajonia en octubre de 1923. En respuesta, el gobierno de Weimar
adoptó medidas represivas, y el Partido Comunista fue prohibido en noviembre de ese año. La situación parecía
extremadamente tensa y la República estaba al borde del colapso.

Diferencias con Mussolini


Mientras Mussolini improvisaba sobre la marcha y adaptaba su discurso según las circunstancias, Hitler y los
nazis tenían un objetivo claro desde el principio. Sus planes a largo plazo estaban definidos: construir un
imperio racialmente puro, eliminar a los judíos y expandirse hacia el este. Sin embargo, Hitler era un maestro de
la oportunidad y sabía adaptar sus tácticas para aprovechar las circunstancias del momento.

Líderes Clave del Partido Nazi


Además de Hitler, varios líderes desempeñaron roles cruciales en el ascenso del nazismo:

- Göring: un héroe de guerra y piloto de la Primera Guerra Mundial que se unió al partido en los años
20. Göring utilizó su prestigio para dar legitimidad al movimiento nazi. Más tarde, ocuparía posiciones
clave en el régimen, como la dirección de la Luftwaffe (fuerza aérea). Fue el único alto dirigente nazi
que fue juzgado en Núremberg y se suicidó antes de ser ejecutado.

- Himmler: aunque inicialmente tuvo un papel secundario, se convirtió en uno de los hombres más
poderosos del Tercer Reich como líder de las SS (Schutzstaffel). Las SS comenzaron como la guardia
personal de Hitler, pero bajo Himmler se transformaron en una organización encargada de mantener la
pureza racial y llevar a cabo las políticas más brutales del régimen, como el Holocausto.

Contexto de la Propaganda Nazi y su Evolución


La propaganda desempeñó un papel central en la ascensión del Partido Nazi y en la consolidación del poder de
Hitler en la Alemania de la República de Weimar. Joseph Goebbels, considerado el maestro de la propaganda
nazi, perfeccionó una serie de técnicas y principios que ya se habían utilizado en la Primera Guerra Mundial,
particularmente por los británicos. Durante la guerra, se emplearon tres métodos clave de propaganda: fortalecer
la moral propia, censurar y controlar la información, y manipularla para demonizar al enemigo, construyendo
una narrativa en la que "nosotros" somos los buenos y "ellos" son los villanos.

Después de la guerra, los nazis no abandonaron estas técnicas, sino que las perfeccionaron para movilizar a las
masas. Para Goebbels, la propaganda debía ser dirigida a la masa y no a los individuos. Esto implicaba
simplificar los mensajes y difundirlos de manera constante, destacando una única visión de la realidad: los nazis
eran los salvadores de Alemania, mientras que los enemigos, especialmente los comunistas y los judíos, eran
responsables de la decadencia y derrota del país.

Principios de la Propaganda Nazi


1. Principio de simplificación y del enemigo único: La propaganda nazi adoptó una única idea y un único
enemigo, identificando a los judíos como la raíz de todos los males. Los nazis centraron su mensaje en
la idea de que todos los problemas de Alemania provenían de los judíos y otros "enemigos del pueblo".
2. Principio del método de contagio: Agrupar a varios adversarios bajo una misma categoría o individuo.
Cualquier persona o grupo que no se alineara con la visión nazi era considerado parte del enemigo. Los
nazis unificaron a los comunistas, los socialdemócratas, los liberales, los homosexuales y otros en la
misma categoría, pintándolos como enemigos comunes.
3. Principio de la transposición: Los nazis eran expertos en proyectar sus propios errores y defectos sobre
el enemigo. Si no podían negar una mala noticia, la contrarrestaban con otras invenciones para desviar
la atención del público. Por ejemplo, culpaban a los judíos de la derrota en la Primera Guerra Mundial
y de la posterior crisis económica.
4. Principio de exageración y desfiguración: Cualquier anécdota o incidente, por pequeño que fuera, se
convertía en una amenaza mayor. Esto se utilizaba para sembrar miedo en la población y justificar la
persecución de los "enemigos".
5. Principio de la vulgarización: La propaganda debía ser accesible a todos, simplificada al extremo para
que cualquier persona, sin importar su nivel de educación, pudiera entenderla. La repetición constante
de ideas simples y fáciles de digerir era clave para su efectividad.
6. Principio de orquestación: La propaganda debía centrarse en un número limitado de ideas y repetirlas
de manera incansable, siempre desde diferentes perspectivas pero convergiendo en el mismo mensaje.
La frase "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad" resume este principio.
7. Principio de renovación: La propaganda debe ser renovada constantemente, lanzando nuevas
acusaciones e informaciones para que cuando el adversario responda, la atención del público ya esté
dirigida a otro tema. Esto mantenía a las masas distraídas y alejadas de los problemas reales.
8. Principio de la verosimilitud: Crear historias a partir de elementos parcialmente reales, usando
información fragmentada y "globos sondas" para introducir nuevas ideas en la población. Esto permitía
que las mentiras fueran aceptadas más fácilmente, ya que se basaban en hechos aparentes.
9. Principio de la silenciación: Los temas incómodos para el régimen eran suprimidos, mientras que
cualquier noticia favorable para los enemigos del régimen era silenciada. Los nazis también se
aseguraban de no permitir que los adversarios expresaran sus opiniones en los medios de
comunicación.
10. Principio de la transfusión: La propaganda nazi se basaba en el sustrato preexistente de prejuicios y
mitologías nacionales. Tomaron prejuicios tradicionales como el antisemitismo y los usaron para
consolidar su mensaje de odio.
11. Principio de la unanimidad: Se trataba de crear la ilusión de que la mayoría pensaba de la misma forma,
persuadiendo a las masas de que estar en desacuerdo con el régimen era ir en contra de la voluntad
general. La unanimidad fue una herramienta de presión para que los opositores se sintieran aislados y
marginalizados.

La estabilización y solución de problemas


A principios de los años 20, la situación de Alemania era desesperada. La ocupación del Ruhr por parte de
Francia, la hiperinflación y el colapso económico generaron un clima de desestabilización política. En este
contexto, Gustav Stresemann, quien se convirtió en una figura clave de la política alemana, jugó un papel
decisivo para estabilizar el país. Tras asumir como canciller en diciembre de 1923, Stresemann adoptó medidas
cruciales para resolver la crisis económica y restaurar el orden político. Entre sus acciones, destacó la
terminación de la resistencia pasiva en el Ruhr y la creación de una nueva moneda, el Rentenmark, que
reemplazó al marco en gran parte de las transacciones financieras. Esta medida estabilizó rápidamente la
economía, y más tarde, en 1924, se sustituyó el Rentenmark por el Reichsmark.

Stresemann también adoptó una postura diplomática para mejorar las relaciones internacionales de Alemania.
Con su habilidad en la política exterior, buscó suavizar las condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, lo
que permitió que Alemania comenzara a recuperar parte de su estabilidad política. Además, el Plan Dawes, que
facilitó grandes inversiones de capital privado de los Estados Unidos, fue fundamental para la recuperación
económica. Estos capitales no solo ayudaron a estabilizar la economía alemana, sino que también impulsaron el
crecimiento en los años 1927-1928, ya que Estados Unidos tenía interés en que Alemania se mantuviera
económicamente activa para poder pagar las reparaciones a Inglaterra, que a su vez debía dinero a los
estadounidenses.

El año 1924 marcó un punto de inflexión para la República de Weimar. Con las reformas de Stresemann, la
economía comenzó a estabilizarse y las relaciones internacionales se normalizaron, lo que permitió a Alemania
entrar en un periodo más estable. El gobierno de Stresemann contribuyó a superar la crisis económica y redujo
la polarización política, que había aumentado debido a los ataques tanto de la extrema izquierda como de la
extrema derecha. Aunque las tensiones sociales y políticas seguirían presentes en los años siguientes, 1924 abrió
la puerta a una etapa de relativa calma en la República de Weimar.
Proceso de consolidación de la República de Weimar (1924-1928)
Tras superar la grave crisis de 1923, Alemania inicia una etapa de prosperidad económica que se refleja en una
estabilización política interna y un giro hacia la derecha en el régimen. Este periodo de estabilidad económica se
ve impulsado, en parte, por la llegada de capitales extranjeros, principalmente de Estados Unidos. En el ámbito
internacional, la política de entendimiento impulsada por Gustav Stresemann facilita una aproximación con
Francia, logrando el acuerdo de Locarno en 1925, y también se consolida la posición de Alemania en la
comunidad internacional con su entrada en la Sociedad de Naciones en 1926. Los recelos de los años anteriores
parecen quedar atrás, dando paso a una relativa calma.

Conferencia de Locarno (1925):


En esta conferencia, Alemania aceptó formalmente las fronteras occidentales establecidas tras la Primera Guerra
Mundial con Francia y Bélgica. Este acto buscaba reforzar la confianza entre las potencias europeas y estabilizar
las relaciones internacionales. Sin embargo, fue muy criticado por los sectores nacionalistas alemanes, quienes
consideraban esta aceptación como una traición.

El acuerdo marcó el inicio del llamado "Espíritu de Locarno", un período caracterizado por la reducción de
tensiones y el fortalecimiento de la cooperación entre naciones europeas, consolidado con la admisión de
Alemania en la Liga de las Naciones en 1926.

La recuperación económica de Alemania comienza a consolidarse a partir de noviembre de 1923, cuando cesa la
resistencia pasiva, una medida que había costado al Estado unos 30 millones de marcos-oro diarios. Fue en este
contexto que se reconoció la necesidad de crear una nueva moneda que restaurara la confianza y permitiera la
reactivación económica. Así nació el Rentenmark, una unidad monetaria creada para sustituir progresivamente
al marco viejo. En octubre de 1924, el Reichsmark reemplazó al Rentenmark y marcó el inicio de una nueva
etapa económica.

Con la creación de una moneda estable y la certeza de que a los aliados les interesaba la recuperación económica
de Alemania para poder cobrar las reparaciones de guerra, la economía comenzó a revitalizarse. La producción
alemana experimentó progresos rápidos y notables, con una modernización de los procesos de producción y una
mayor racionalización del comercio. La economía alcanzó niveles de eficiencia más altos y se consolidó un
sistema de concentración económica. Esto llevó a una disminución del desempleo, un aumento de los salarios y
una reducción significativa de la conflictividad obrera que había caracterizado los años anteriores.

Además, la recuperación se benefició del regreso de capitales que previamente habían abandonado el país, de la
ayuda de los Estados Unidos en forma de créditos públicos y privados, y de una gestión más ordenada de los
pagos de las reparaciones. El Plan Dawes, adoptado en abril de 1924, reguló el pago de las reparaciones,
permitiendo a Alemania pagar en cómodos plazos. Este plan también permitió que los aliados ejercieran cierto
control sobre el banco central alemán y sobre los derechos de aduana, lo que supuso una pérdida de soberanía
económica para Alemania, pero era una condición necesaria para la estabilización.

El Plan Dawes fue una estrategia implementada en 1924 para resolver la crisis económica en Alemania después
de la IGM, especialmente en relación con las reparaciones que debía pagar a los países aliados. Su objetivo
principal era estabilizar la economía alemana y facilitar el cumplimiento de las reparaciones, mediante una
reestructuración de los pagos y apoyo financiero internacional.

CARACTERÍSTICAS
- Los pagos alemanes fueron reducidos inicialmente y aumentaron gradualmente según la capacidad
económica de Alemania. 1º año 1000 millones de marcos oro, hasta unos años después llegar a 2500
millones de marcos.
- Alemania recibió préstamos, principalmente de bancos estadounidenses, para financiar las reparaciones
y recuperar su economía. Le da 800 millones de marcos con una tasa del interés del 7%.
- Se estableció un control externo sobre las finanzas alemanas, incluyendo la supervisión de ingresos
clave como los del sistema ferroviario.
- Se creó el Reichsbank bajo control internacional para controlar la inflación y estabilizar la moneda.
- Francia y Bélgica aceptaron retirar sus tropas de la región del Ruhr, que habían ocupado por la falta de
pagos.
- Reestructuración del calendario de pagos. Se aumentan los años que tenían para pagar.

Aunque alivió la situación económica, la dependencia de préstamos externos hizo que Alemania fuera
vulnerable a futuras crisis, como la Gran Depresión.

Tratado de Rapallo: acuerdo entre Alemania y la Rusia bolchevique el 16 de abril de 1922. Restableció las
relaciones diplomáticas entre ambos estados tras la derrota alemana en la IGM.

Supuso el reconocimiento alemán del régimen bolchevique y el establecimiento de relaciones económicas


recíprocas. Con él, Alemania y Rusia buscaron la cooperación mutua en un contexto marcado por las
dificultades económicas: Alemania debido a las reparaciones de guerra que debía pagar y Rusa porque había
quedado aislada tras la revolución bolchevique de noviembre de 1917. También incluyó cláusulas secretas de
cooperación militar.

Más tarde el tratado se extendió a las relaciones de Alemania con todas las repúblicas que integraban la Unión
Soviética. La firma del tratado fue muy mal recibida por UK y Francia. Por lo que, el gobierno francés
incrementó su presión sobre Alemania para que pagara sus reparaciones. El 1926 fue reafirmado con la firma de
un nuevo tratado germano-soviético.

El tratado hace que Alemania pueda producir armamento y pueda entrenar a aviadores de guerra en territorio
ruso (cosas que se prohíben en el Tratado de Versalles).

El vuelco conservador y el inicio de una tendencia autoritaria


El gobierno y el legislativo surgidos de las elecciones de mayo de 1924 supusieron una consolidación
conservadora, con un avance de la izquierda, y una gran derrota del centro y los moderados. Sin embargo, la
convocatoria de nuevas elecciones en diciembre, una vez aceptado el plan Dawes y estabilizada la situación
económica y social, permitió la formación de un nuevo gobierno de coalición burguesa y nacional, más
inclinado, o al menos no antagónico, a manifestaciones y expresiones autoritarias.

Este creciente conservadurismo se reflejó también en la elección, en 1925, del ya anciano mariscal Hindenburg
como presidente de la República, tras la muerte de Ebert. Hindenburg obtuvo el 48,5% de los votos. El antiguo
jefe del Ejército imperial, monárquico convencido, aunque dispuesto a participar en el juego constitucional,
llevaría la República hacia un cierto presidencialismo autoritario. Durante su mandato, ejerció sus poderes
presidenciales mediante decretos, tomando posturas contrarias a proyectos de ley del gobierno y colaborando
con el crecimiento y protagonismo del Ejército dentro de la República. Así, con la llegada de Hitler al poder,
solo se continuó la obra ya iniciada.

Tras la muerte de Ebert en 1925, se convocaron elecciones y, después de un gobierno interino, Hindenburg
asumió la presidencia. Como general proveniente del Ejército y figura clave de la Primera Guerra Mundial,
Hindenburg tenía una ideología nacionalista y militarista, muy influenciado por el espíritu de Guillermo II.
Utilizó los poderes especiales otorgados por la Constitución para aprobar leyes por decreto y ejercer presiones
de corte autoritario, lo que consolidó aún más la tendencia hacia un régimen presidencialista y autoritario.
Los elementos más importantes de este periodo (de la formación de la República hasta 1929) incluyen un inicio
convulso, con intentos antisistemas provenientes de ambos bandos políticos. A pesar de la aparente estabilidad
durante el gobierno de Stresemann, la República de Weimar estuvo marcada por una alta violencia política, con
numerosos asesinatos, incluyendo el de un ministro en 1923, Walther Rathenau. Aunque la situación económica
mejoró, la inestabilidad política persistió debido a la corta duración de los gobiernos, que cambiaban
constantemente. En un periodo de diez años, hubo alrededor de 14 gobiernos diferentes.

Proceso de desenlace de la República de Weimar (1929-1933)


La crisis económica en Alemania (1927-1929)
Antes de la llegada de la Gran Depresión originada por el colapso de la Bolsa de Nueva York en 1929, Alemania
ya estaba atravesando una grave crisis económica. A partir de 1927, empezaron a surgir señales claras de que la
economía estaba en declive. A lo largo de 1928 y 1929, la situación empeoró progresivamente, y la crisis se
extendió a diversos sectores productivos del país, afectando profundamente la vida de los alemanes.

Uno de los sectores más golpeados fue la agricultura. A partir de 1927, los productos agrícolas extranjeros, a
menudo más baratos, empezaron a invadir el mercado alemán, lo que obligó a los agricultores alemanes a bajar
sus precios para poder competir. Esto resultó en enormes pérdidas económicas para ellos, acumulación de
deudas y menos beneficios. En particular, la sobreproducción de centeno también llevó a un desplome de los
precios, afectando a los agricultores que trabajaban en la producción de este cultivo. Como consecuencia, los
salarios de los campesinos también disminuyeron, empeorando su situación.

Simultáneamente, la industria metalúrgica también enfrentaba dificultades debido a la competencia del metal
extranjero. Esta situación llevó al aumento del paro industrial, ya que muchos obreros perdieron sus empleos en
el sector. El desempleo, que había comenzado a descender a partir de 1928, volvió a subir, alcanzando cerca de
medio millón de parados en ese año. La cifra continuó creciendo en los años siguientes, con 2,8 millones en
1929, 5 millones en 1931 y 6 millones en 1932. Además, la producción industrial se redujo drásticamente en un
50% a partir de 1931, lo que reflejaba la magnitud de la crisis.

El Plan Young
El Plan Young, firmado en 1929, fue una renegociación de las reparaciones impuestas a Alemania tras la
Primera Guerra Mundial mediante el Tratado de Versalles. Este plan fue una evolución del Plan Dawes de 1924,
que ya había tratado de reestructurar los pagos de reparaciones, pero con el objetivo de aliviar aún más la carga
económica de Alemania, permitiéndole cumplir con sus compromisos sin desestabilizarse completamente.

Características del Plan Young:


1. Reducción y Reorganización de los Pagos de Reparaciones: El Plan Young estableció una cantidad fija
de 112.000 millones de marcos-oro que Alemania debía pagar a lo largo de 59 años, es decir, hasta
1988. El pago anual se redujo a unos 2.000 millones de marcos, lo que representaba una significativa
disminución en comparación con los pagos previos establecidos por el Tratado de Versalles.
2. Abolición del Control Internacional Directo: Uno de los logros importantes del plan fue que Alemania
recuperó el control sobre su banco central, el Reichsbank, que había estado bajo supervisión
internacional desde la implementación del Plan Dawes. Esta medida permitió a Alemania restaurar su
autonomía en la política monetaria, un aspecto clave para la estabilidad económica del país.
3. Financiación Internacional: El Plan Young también contemplaba la emisión de nuevos bonos y
préstamos internacionales para ayudar a Alemania a cumplir con los pagos de las reparaciones, lo que
permitió aliviar la carga financiera de inmediato.
4. Eliminación de la Supervisión en Recursos Estratégicos: El plan suspendió la supervisión directa sobre
los ingresos clave de Alemania, como el sistema ferroviario, que había sido controlado por los Aliados
desde el Plan Dawes. Esta medida representó un paso hacia la recuperación de la soberanía económica
de Alemania.

El Referéndum sobre el Plan Young:


En 1929, se organizó un referéndum para que los ciudadanos alemanes decidieran si aceptaban o rechazaban el
Plan Young. La campaña en contra del plan fue impulsada principalmente por el Partido Nazi, el Partido
Nacional del Pueblo Alemán y otros sectores nacionalistas, quienes rechazaban las reparaciones de guerra y
denunciaban el acuerdo como una humillación continua impuesta por los Aliados. La campaña fue liderada por
Hitler, quien utilizó el referéndum como una plataforma para aumentar su visibilidad y ganar apoyo popular.
Aunque el referéndum no logró el apoyo necesario para bloquear el plan, con solo un 13.8% de los votos
(aproximadamente 5,8 millones de votos), tuvo un impacto importante. La campaña permitió a los nazis ganar
visibilidad en la política alemana y reforzar su discurso contra el Tratado de Versalles y las reparaciones.

Impacto en las Elecciones de Turingia:


Uno de los momentos clave durante este periodo fue el resultado de las elecciones locales en Turingia en
diciembre de 1929. En estas elecciones, los nazis obtuvieron el 11% de los votos, asegurando escaños en el
parlamento regional de Turingia. Esto les permitió entrar en un gobierno estatal por primera vez, lo que significó
una base política clave desde la cual expandir su influencia a nivel nacional.

La campaña del referéndum y el éxito en las elecciones locales reflejaron la creciente popularidad de los nazis.
A través de una propaganda eficaz, dirigida por Joseph Goebbels, el Partido Nazi logró conectar con el
descontento popular, especialmente en un contexto de crisis económica, y consolidó alianzas con otros partidos
de derecha. Esto les permitió aumentar su relevancia en el escenario político alemán, un paso importante hacia
el ascenso de Hitler al poder.

Impacto a largo plazo:


Aunque el Plan Young alivió temporalmente la presión económica sobre Alemania, la crisis global de 1929 hizo
que este plan se volviera insostenible. La Gran Depresión paralizó los flujos de capital desde los Estados
Unidos, lo que sumió aún más a Alemania en una crisis económica. En 1931, debido al colapso económico
global, se suspendieron los pagos de reparaciones mediante la Moratoria Hoover, y en la Conferencia de
Lausana de 1932, se cancelaron definitivamente las reparaciones de guerra.

Así, aunque el Plan Young proporcionó una solución temporal, su impacto a largo plazo se vio gravemente
afectado por la crisis económica mundial, lo que contribuyó al creciente descontento en Alemania y al
fortalecimiento de movimientos extremistas como el Partido Nazi.

Los efectos de la crisis de 1929 en Alemania


A partir de 1929, la crisis económica mundial desencadenada en Nueva York se extendió rápidamente por todos
los países capitalistas, y Alemania, con una economía ya vulnerable, fue uno de los países más afectados.

Aunque en 1927 se comenzaban a notar algunos fallos e irregularidades en el sistema económico alemán, no fue
hasta 1930 que la crisis se manifestó con toda su fuerza. La prosperidad vivida durante los años anteriores a la
crisis resultó ser más superficial de lo que parecía, con una base económica inestable y frágil.

La crisis económica en Alemania fue el resultado de varios factores interrelacionados. Según historiadores como
Stolper, las principales causas fueron:

1. Crisis agrarias: Especialmente en las zonas productoras de centeno, donde la competencia con
productos agrícolas más baratos de otros países afectó gravemente a los agricultores alemanes. Esto
contribuyó a la caída de precios y a la acumulación de deudas.
2. Crisis industrial y bancaria: La industria alemana también se vio afectada por la crisis global, y la
especial estructura de la banca alemana, que combinaba funciones de depósito e inversión, exacerbó la
crisis. La inflación de principios de los años 20 había dejado una huella en la economía, y las crisis
bancarias, incluida la de Austria, también contribuyeron al colapso.
3. Efectos de la crisis mundial: La crisis de 1929 tuvo un impacto devastador sobre la economía alemana.
La retirada de capitales, el cierre de mercados y la caída de las exportaciones paralizaron la actividad
económica. La quiebra de bancos y la paralización de la producción industrial provocaron una fuerte
recesión.
La respuesta inicial de los gobiernos alemanes fueron medidas deflacionistas, con el objetivo de sostener la
moneda, pero estas políticas no lograron frenar la creciente ola de desempleo. En 1931, se intentó una moratoria
de pagos decretada por el presidente estadounidense Hoover, que suspendía temporalmente los pagos de deudas
internacionales, pero esto no resolvió la crisis en Alemania.

El desempleo y la pobreza: El paro obrero se disparó dramáticamente durante la crisis. En 1927 había
aproximadamente 500,000 desempleados; para 1929, el número ascendió a 2,3 millones, y en 1930 ya alcanzaba
los 3,5 millones. El aumento fue exponencial en los años siguientes, con 5 millones de parados en 1931 y 6
millones en 1932. La producción industrial se redujo un 50% desde el inicio de la crisis en 1931.

La polarización de la vida política y la degradación del parlamentarismo


La crisis económica no solo afectó a la economía, sino que también tuvo un profundo impacto en la vida política
de Alemania. La creciente pobreza, el desempleo masivo y la desesperación social generaron un ambiente
propicio para la polarización política, donde los sectores más radicales, tanto de izquierda como de derecha,
ganaron fuerza.

Radicalización política: A partir de 1928, el Partido Comunista Alemán (KPD) adoptó una postura cada vez más
radical, apoyada por la Internacional Comunista (Komintern). Los enfrentamientos políticos se intensificaron,
como se vio en la manifestación prohibida del 1 de mayo de 1929, que resultó en 25 muertos. Esta
radicalización también afectó a la derecha, donde el Partido Nazi comenzó a ganar popularidad. En 1930, el
Partido Nacional Alemán y el Partido Nazi se unieron para oponerse al Plan Young, lo que marcó el ascenso de
los nazis, especialmente en Turingia, donde obtuvieron buenos resultados en las elecciones regionales.

Degradación del parlamentarismo: La crisis económica y la incapacidad de los gobiernos para dar soluciones a
los problemas sociales y económicos contribuyeron a una creciente desilusión con el sistema democrático de la
República de Weimar. Los gobiernos eran débiles y efímeros, y las tensiones sociales aumentaron, lo que
condujo a una desconfianza generalizada en el sistema parlamentario. A medida que la crisis empeoraba, se
socavaba la credibilidad del Parlamento, que cada vez tenía menos poder y legitimidad. La política se desplazó
hacia el presidencialismo, con el presidente Hindenburg tomando decisiones clave sin la aprobación del
parlamento, como en el caso de la designación del canciller Brüning.

Causas del ascenso de Hitler: Durante este periodo, la inestabilidad política fue uno de los factores clave que
permitió el ascenso de Adolf Hitler y el Partido Nazi. El fracaso de los gobiernos de la República de Weimar
para gestionar la crisis económica y social abrió espacio para nuevas opciones políticas. La percepción del
desprestigio de la democracia fue creciendo, ya que los gobiernos no respondían a las necesidades de la
población y la situación empeoraba. Esto generó un caldo de cultivo para los extremismos, con sectores
populares y empresarios viendo en los nazis una opción viable.

La crisis y la falta de soluciones: A lo largo de los años 1929-1933, Alemania vivió una sequía de soluciones
políticas efectivas. Los gobiernos fueron incapaces de abordar el desempleo masivo, la caída de la producción
industrial y el creciente malestar social. Este fracaso en resolver los problemas económicos y políticos llevó a
muchos a rechazar el sistema democrático y a mirar hacia opciones más radicales, como el Partido Nazi y el
KPD.

En 1931, Hitler y los nazis ya eran uno de los partidos más relevantes en Alemania, aunque aún no eran los más
votados. Sin embargo, durante las elecciones presidenciales de 1932, Hitler consiguió un resultado sorprendente,
obteniendo más de 13 millones de votos frente al presidente Hindenburg, quien fue reelegido con 19,3 millones.
Esta creciente popularidad fue una señal clara de que los nazis estaban convirtiéndose en la fuerza política más
pujante en el país.

La caída del sistema parlamentario: La crisis económica de 1929, la degradación del sistema parlamentario y la
incapacidad de los gobiernos para dar respuestas efectivas a las necesidades del pueblo alemán contribuyeron a
una creciente crisis política. Los gobiernos se alejaron del Parlamento, utilizando el poder presidencial para
gobernar sin necesidad de la aprobación legislativa. Esta forma de gobernar, que marginó al Parlamento, socavó
aún más la democracia de Weimar, y las elecciones se volvieron una mera formalidad.

La polarización y el desprestigio de la democracia, junto con el ascenso de los nazis, llevaron a Hitler a la
cancillería en 1933, un paso clave en el colapso de la República de Weimar y el ascenso del Tercer Reich.

Los últimos gobiernos republicanos y el ascenso del nazismo


Los últimos gobiernos de la República de Weimar fueron decisivos para el ascenso del nazismo. Este periodo
estuvo marcado por tres gobiernos clave: el de Brüning, Von Papen y Von Schleicher, siendo el fin del último el
que finalmente permitió la llegada de Hitler al poder en enero de 1933.

1. Gobierno de Brüning (1930-1932): Brüning llegó al poder a fines de 1929, en un contexto de crisis
económica creciente. Fue apoyado por los grandes empresarios, el Ejército y el presidente Hindenburg,
quienes buscaban un liderazgo fuerte. Sin embargo, su gobierno se basó en decretos presidenciales, sin
la aprobación del Parlamento. Intentó tomar medidas para normalizar la situación económica, pero la
crisis se agravó, y su gestión no logró resolverla. Esto, sumado a la creciente violencia política, llevó a
su destitución en 1932.
2. Gobierno de Von Papen (junio-diciembre de 1932): Von Papen, designado por Hindenburg, gobernó de
forma autoritaria, disolviendo el Reichstag y gobernando por decreto. Uno de sus primeros actos fue
levantar la prohibición de las SA, las fuerzas paramilitares de los nazis, lo que exacerbó la violencia
política y ayudó al crecimiento del partido nazi. En las elecciones de julio de 1932, los nazis obtuvieron
más de 14 millones de votos y se convirtieron en el partido más grande en el Reichstag, pasando de 107
a 230 escaños. A pesar de esto, Von Papen no logró estabilizar la situación y fue obligado a dimitir en
diciembre de 1932.
3. Gobierno de Von Schleicher (diciembre de 1932-enero de 1933): Von Schleicher, un militar, asumió
brevemente el poder, con el apoyo del Ejército. Intentó negociar con sindicatos y clases sociales
empobrecidas, pero su gobierno no logró hacer frente a la creciente tensión política y económica. Fue
incapaz de obtener apoyo suficiente y su mandato terminó tras sólo 57 días, dejando paso a la
designación de Hitler como canciller.

Durante este periodo, la violencia política fue creciente, especialmente de parte de las SA, quienes
protagonizaron enfrentamientos con los comunistas y otras fuerzas políticas. En marzo de 1932, Hitler se
presentó a las elecciones presidenciales, donde obtuvo 13,4 millones de votos, quedando en segundo lugar frente
a Hindenburg, lo que mostró el ascenso del nazismo.

En julio de 1932, el partido nazi ganó de nuevo en las elecciones del Reichstag, pero sin una mayoría absoluta,
lo que obligó a Hitler a buscar apoyo entre otros partidos y, especialmente, entre los sectores más conservadores
y empresariales. La presión del Ejército y los sectores económicos finalmente llevó a Hindenburg a nombrar a
Hitler como canciller en enero de 1933.

A pesar de su nombramiento, Hitler no tenía aún el poder absoluto. Sin embargo, con la ayuda de los sectores
conservadores y militares, y aprovechando la situación de crisis, en los meses siguientes consolidó su poder y se
convirtió en dictador, marcando el fin de la República de Weimar y el comienzo del régimen nazi.

Hitler es nombrado canciller (30 de enero de 1933)


Ante la falta de mayorías claras y tras el fracaso de los gobiernos anteriores, Hindenburg, presidente de la
República de Weimar, se ve presionado por varios factores y nombra a Hitler como canciller el 30 de enero de
1933. Entre las razones que influyeron en esta decisión destacan:

1. El auge electoral nazi: El Partido Nazi se había convertido en la fuerza más numerosa del Reichstag,
obteniendo un gran apoyo popular.
2. Presiones de sectores industriales: Los grandes empresarios alemanes comenzaron a financiar el
nazismo, viéndolo como una solución para frenar el avance del comunismo y garantizar la estabilidad
económica.
3. Apoyo de Von Papen y la patronal: Estos sectores también respaldaron a Hitler, creyendo que podría
formar un gobierno que protegiera sus intereses.

A pesar de no tener una mayoría absoluta, Hitler fue nombrado canciller de un gobierno de coalición con el
Partido Nacional Alemán y otros partidos pequeños. Sin embargo, su poder aún estaba limitado por la falta de
apoyo total de todos los sectores, lo que dificulta la implementación de sus políticas.

Primeros actos de Hitler como canciller: A pesar de las limitaciones, Hitler se aseguró el control del Ministerio
del Interior, lo que le dio poder sobre la policía y otras instituciones clave. En sus primeros discursos, adoptó un
tono más moderado, intentando dar la impresión de que respetaba el sistema republicano y buscando ganar la
confianza de la opinión pública. Comenzó a vestirse de manera más formal, sustituyendo su uniforme militar
por traje.

La disolución del Reichstag: El 1 de febrero de 1933, Hitler disuelve el Reichstag y convoca nuevas elecciones
para el 5 de marzo del mismo año, buscando consolidar su poder. Sin embargo, un evento clave aceleraría aún
más su ascenso.

El incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933): Menos de un mes después de asumir la cancillería, un
incendio devastador se desató en el Reichstag, la sede del Parlamento alemán. Un hombre llamado Marinus van
der Lubbe, un neerlandés con conexiones pasadas con el Partido Comunista, fue arrestado y acusado de ser el
responsable del incendio. La policía y la propaganda nazi comenzaron a vincular el incendio con una
conspiración comunista, alegando que Van der Lubbe actuaba bajo órdenes del Komintern (la Internacional
Comunista).

Este suceso fue utilizado por Hitler como una excusa para intensificar la persecución política, especialmente
contra los comunistas, y justificar medidas autoritarias que restringieran las libertades civiles, dando paso a la
consolidación del poder nazi.

¿Quiénes fueron?
Van der Lubbe, un comunista holandés, fue arrestado en el lugar del incendio y confesó ser el autor material del
ataque. Afirmó haber actuado solo como protesta contra el régimen nazi. Durante el juicio, se mostró
incoherente, lo que ha llevado a especulaciones de que pudo haber sido manipulado o incluso drogado. Fue
condenado a muerte y ejecutado, pero su responsabilidad sigue siendo cuestionada por las inconsistencias en su
confesión y la duda sobre cómo pudo haber causado varios focos simultáneos de incendio. Después de su
muerte varias personas que lo conocían afirmaron que él no haría nada así. El historiador, Benjamin Carter Hett
afirma que el incendio fue demasiado grande para que lo hubiera organizado únicamente una persona. Otro
historiador afirma que Goering en una cena se jactó de que él sabía mucho del tema porque lo había organizado
él (confesión o fanfarronada). Un hombre que estaba en las SA.

Los nazis, liderados por Adolf Hitler, afirmaron que el incendio era parte de un complot comunista para
desestabilizar Alemania. Esta versión se utilizó como pretexto para emitir el Decreto del Incendio del Reichstag,
que suspendió derechos constitucionales y permitió la persecución de opositores políticos, consolidando el
poder de Hitler. Muchos historiadores sostienen que el incendio fue planeado y ejecutado por los nazis para
culpar a los comunistas y justificar su represión. Documentos y testimonios posteriores, como el de Hans-Martin
Lennings, un exmiembro de las SA, señalan que el incendio ya estaba en marcha antes de que Van der Lubbe
fuera llevado al Reichstag, sugiriendo la posibilidad de un montaje nazi.
Aun con todas estas pruebas no podemos definir quién fue el que provocó el incendio. Por tanto, cuando
hablamos de esto no podemos decir ni que fueron los comunistas ni que fueron los nazis como una operación de
falsa bandera, por tanto hablamos desde todas las perspectivas.

La persecución a los comunistas y el ascenso del poder de Hitler


(febrero-marzo de 1933)
El incendio del Reichstag causó una gran alarma social, especialmente en relación con el supuesto peligro
comunista. Aprovechando el clima de miedo, Hitler convence a Hindenburg de que la situación es
extremadamente grave y que necesita poderes especiales para salvaguardar la República. Estos poderes fueron
concedidos, lo que le permitió a Hitler restringir la libertad de prensa y la libertad de movimiento. Además, la
policía intervino de manera más activa, con una persecución sistemática de los comunistas. En las semanas
siguientes, más de 4,000 comunistas fueron arrestados, gracias a los poderes especiales otorgados por
Hindenburg.

En este contexto, se celebraron elecciones el 5 de marzo de 1933. El Partido Comunista no participó debido a la
represión y persecución, lo que permitió a los nazis obtener una mayor proporción de votos. Sin embargo, aún
no alcanzaron la mayoría absoluta, obteniendo un 43,91% de los votos. Para asegurar el poder, Hitler formó un
gobierno de coalición con el partido Zentrum (el Partido del Centro católico).

La represión continuó con la persecución de los socialistas democráticos y la violencia de las SA, que actuaban
como fuerza de intimidación contra los opositores. El 21 de marzo de 1933, se abrió el primer campo de
concentración nazi en Dachau, destinado a prisioneros políticos, inicialmente llenado por comunistas y, más
tarde, por socialdemócratas y otros opositores.
La aprobación de la Ley Habilitante: El 24 de marzo de 1933, se aprobó la Ley Habilitante en el Parlamento con
el apoyo del Zentrum. Esta ley permitió a Hitler gobernar de manera autoritaria, con plenos poderes, sin
necesidad de la aprobación del Reichstag, consolidando su control sobre Alemania.

Ley Habilitante
23 de marzo de 1933, ley para el remedio de las necesidades del Pueblo y del Reich. Cedió todo el poder
legislativo a Hitler y fue el principal soporte de sobre el que se construyó la transición de una república
parlamentaria a la Alemania nazi.

Fue aprobada el 23 de marzo por el Reichstag, por 444 votos a favor (necesarios 431, debía contar con al menos
dos tercios del Reichstag) y 94 en contra. Impulsada por el Partido Nacinalista Obrero Alemán (NSDAP) pero
los votos del Partido del Zentrum fueron claves en la aprobación de la ley. Solo el Partido Socialdemócrata de
Alemania votó en contra, ya que los comunistas habían sido prohibidos y no podían estar presentes.

El partido nazi (NSDAP) había ganado el 44% de votos en esta elección, que unidos al 8% de su cercano aliado
el DNVP le daban el 52% del Reichstag, una mayoría absoluta pero todavía insuficiente para aprobar una ley de
concesión de plenos poderes; los demás partidos que lograron escaños en el Reichstag eran el SPD hostil a
Hitler y el Zentrumspartei, cuyos votos serían necesarios para la aprobación de la ley.

Hitler logró los votos necesarios para alcanzar el 66,67% de apoyo mediante negociaciones con el
Zentrumspartei, prometiendo respetar libertades civiles para los católicos, mantener escuelas religiosas y
conservar a funcionarios vinculados a este partido. A pesar de las reservas del líder Heinrich Brüning, quien se
oponía a los amplios poderes otorgados al gobierno, otro líder, Ludwig Kaas, negoció con Hitler y aseguró el
apoyo del Zentrumspartei. Hitler calmó a los centristas con un discurso el día de la votación, y Brüning terminó
aceptando las promesas para no dividir a su partido.

El SPD intentó oponerse, pero la mayoría nazi liderada por Hermann Göring cambió las reglas para contar a los
ausentes como presentes y asegurar el cuórum (número de asistentes necesarios para que una sesión
parlamentaria pueda comenzar de manera válida). Además, hombres de la SA intimidaron a los indecisos
durante la sesión en la Krolloper. Finalmente, 444 diputados aprobaron la ley (83%), mientras que los 94 votos
en contra fueron del SPD. Pese a las promesas hechas al Zentrumspartei, el NSDAP no cumplió con los
acuerdos y disolvió a los partidos opositores poco después.

Esta ley decía: que las leyes del Reich pueden ser emitidas por el Gobierno (artículo 1), las leyes emitidas por el
Gobierno pueden diferir de la Constitución mientras que no contradigan las instituciones del Reichstag (artículo
2), las leyes que apruebe el Gobierno deben ser promulgadas por el canciller y publicadas en el diario oficial del
Reich. Los artículos 68 al 77 no se aplican a las leyes emitidas por el gobierno del Reich (artículo 3), los
tratados que celebre el Reich con Estados extranjeros y que afecte materia de la legislación no necesitarán la
aprobación de cámaras legislativas (artículo 4).

El desmontaje de la República y el ascenso del poder de Hitler (marzo de


1933)
Antes de la aprobación de la Ley Habilitante (24 de marzo de 1933), el 11 de marzo de 1933, con los poderes
especiales otorgados por Hindenburg, Hitler disuelve los parlamentos y gobiernos regionales en Alemania. Todo
el poder pasa a ser controlado por el gobierno central, marcando el inicio del desmantelamiento de la República
de Weimar. Durante este periodo, se abre el primer campo de concentración, el de Dachau, destinado a presos
políticos. Este campo permanecerá en funcionamiento hasta el final del régimen nazi.

Pocos días después, se aprueba la Ley Habilitante, que le otorga a Hitler plenos poderes para gobernar sin
necesidad del Parlamento, consolidando aún más su control sobre Alemania.

Tras la aprobación de la Ley Habilitante, se empiezan a tomar medidas drásticas. El Partido Comunista es
prohibido, y sus miembros perseguidos como enemigos del Estado y de los alemanes. Posteriormente, los
socialdemócratas también comienzan a ser perseguidos, y eventualmente se prohíbe también su partido.
Además, se inician las primeras leyes antisemitas, y los partidos de derecha son invitados a disolverse, con
muchos de sus miembros uniéndose al Partido Nazi.

Hacia finales de 1933, casi toda la sociedad alemana estará afiliada al Partido Nazi, completándose así la
dictadura de Hitler. A pesar de este control casi absoluto, aún le faltaba la presidencia del país, por lo que no era
formalmente jefe del Estado. Tampoco controlaba completamente al Ejército, aunque era su jefe supremo.
Dentro del propio partido nazi, existía una figura importante como Ernst Röhm, líder de las SA (tropas de
asalto), quienes eran leales a él, lo que generaba tensiones internas dentro del régimen nazi.

Causas a largo y a corto plazo del surgimiento de la dictadura de Hitler

➢ CAUSAS A LARGO PLAZO:

Unificación y militarismo alemán: llevaron a una tradición autoritaria y nacionalista. Alimentaron la


superioridad cultural y racial. (crearon las bases ideológicas para los valores militaristas y la aceptación del
autoritarismo, que favorece más tarde al nazismo).

Política de Guillermo II y Weltpolitik: esta política expansionista deterioró las relaciones internacionales y
provocó el aislamiento alemán. Además, la no renovación del Tratado de Reaseguro con Rusia propició que los
rusos se acercaran a Francia, aumentando la amenaza de una posible guerra. (alimentó el nacionalismo que fue
usado por Hitler más tarde para justificar su expansión).

Derrota en la IGM: provocó hambre, desempleo que junto a la Revolución Rusa crearon inestabilidad. (sentó
las bases del discurso del partido nazi).

Inestabilidad política
Firma del Tratado de Versalles 1919: generó humillación nacional, restricciones económicas y territoriales.
Además, el Artículo 231, conocido como la "Cláusula de culpa de la guerra", que culpaba exclusivamente a
Alemania por todas las pérdidas y daños del conflicto avivó el resentimiento en la sociedad alemana. (sentó las
bases del discurso del partido nazi). + importante, saber consecuencias de todo tipo, controlarlo, cifras, datos…

Creación de un nuevo sistema político, la República de Weimar 1919, constitución: estableció un sistema
democrático, pero su constitución incluía mecanismos autoritarios (artículo 48). Provocó fragmentación política
que dificultó formar gobiernos estables.

Crisis de 1923: con la ocupación francesa del Ruhr y la hiperinflación. El marco alemán perdió todo su valor
hundiendo la economía. (la hiperinflación dejó una huella duradera en la confianza del pueblo alemán hacia el
sistema democrático. Este contexto permitió que los nazis se presentaran como una alternativa fuerte y
nacionalista.).

Antisemitismo: prejuicio hacia los judíos, acusándoles de ser responsables de la derrota en la guera, la crisis
económica y el comunismo. (sirvió como una base ideológica central del nazismo, ayudándoles a identificar un
enemigo común y movilizar a las masas).

Putsch de Múnich 1923: intento de golpe de Estado fallido de los nazis. Pero permitió a Hitler posicionarse
como figura política nacional durante su juicio. (en su encarcelamiento escribió el Mein Kampf, donde reflejó
todos los planes que tenía para Alemania, consolidado su ideología).

Propaganda de Goebbels: utilizó técnicas como simplificación, repetición y demonización del enemigo para
ganar seguidores al nazismo. (transformó el partido nazi en una fuerza atractiva capaz de movilizar masas de
manera efectiva).

Plan Dawes 1924: restructuración de las reparaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Permitió que
Alemania recibiera préstamos de Estados Unidos, estabilizando temporalmente su economía. (aunque generó
una breve recuperación, aumentó la dependencia de Alemania del capital extranjero, exponiéndola a la crisis de
1929).

Aparición del partido nazi.

Ascenso del comunismo y generación del anticomunismo.

Llegada de Hindenburg al poder.

Ascenso del fascismo italiano.

Violencia política

➢ CAUSAS A CORTO PLAZO: a partir de los años 30 +

Elecciones de Turingia en el 30.

Ascenso electoral de los nazis. hechos concretos + importantes

Plan Young 1929: modificó el Plan Dawes, reduciendo las reparaciones de guerra y extendiendo los plazos de
pago. (criticado por los nacionalistas, quienes lo usaron para reforzar su narrativa anti-Versalles).
Referéndum del Plan Young 1929: campaña liderada por nazis y conservadores contra la aceptación del plan.
Aunque fracasó, aumentó la visibilidad y popularidad de Hitler. (marcó un punto de inflexión, posicionando a
los nazis como defensores del nacionalismo alemán).

Periodo inestabilidad, gobiernos Brüning, von Papen, Schleider: estos gobiernos cortos y débiles gobernaron
mediante decretos, marginando al Parlamento. (la desilusión con la democracia aumentó, fortaleciendo opciones
extremas como los nazis.) Desprecio al Parlamento + importante

Crisis mundial de 1929, gran depresión: desde el 28 hasta que en el 30 se pierde el control Alemania,
altamente dependiente del capital estadounidense, sufrió profundamente. El desempleo alcanzó los 6 millones en
1932. (incrementó el descontento social y debilitó aún más a la República de Weimar). + importante

Fracaso político de Weimar: fragmentación política y la percepción de ineficacia socavaron la legitimidad del
sistema democrático. (la falta de soluciones empujó a la población hacia partidos radicales).

Ascenso electoral del partido nazi: aprovecharon la crisis para ganar votos con promesas de orden, empleo y
venganza contra el Tratado de Versalles. En 1932, fueron el partido más votado con 230 escaños. (su éxito
electoral forzó a hechos concretos + importantes

Hindenburg a nombrar a Hitler como canciller en 1933). hechos concretos + importantes 1

Apoyo de sectores conservadores: empresarios e industriales vieron a Hitler como un freno al comunismo y
financiaron su ascenso. Apoyo de las grandes empresas. hechos concretos + importantes

Incendio del Reichstag 1933: incendio atribuido a los comunistas, utilizado por los nazis como pretexto para
reprimir a la oposición y consolidar el poder. (justificó la implementación de la Ley Habilitante.) Esto es
importante por las consecuencias que tiene, junto al decreto del día siguiente que limitaba las libertades, poderes
especiales. hechos concretos + importantes 2

Ley Habilitante 1933 y sus consecuencias: otorgó poderes legislativos a Hitler, permitiéndole gobernar sin el
Parlamento. (marcó el inicio de la dictadura nazi, eliminando formalmente la República de Weimar). hechos
concretos + importantes 3

Hindenburg nombra canciller a Hitler.

Violencia SA y SS. y propaganda.

Apoyo del Zentrum.

Abolición (prohibición de otros partidos) Dachau

ELECIONES DEL PARTIDO NAZI: NSDAP


Mayo 1924: 32 escaños. 6,6% votos.
Diciembre 1924: 14 escaños. 3%.
1928: 810.127 votos. 12 escaños. 2,63%
Ha debido pasar algo, elecciones en el 29 y principios del 30 en la que también va a haber un crecimiento en el
partido. Elecciones regionales.
Septiembre 1930: 6.379.672 votos. 107 escaños. 18,25%
Julio 1932: 13.745.680 votos. 230 escaños. 37,27%
Noviembre de 1932: 11.737.021 votos. 196 escaños. 33.09%
Marzo 1933: 17.277.180 votos. 288 escaños. 43,91%
Noviembre 1933: 39.655.224 votos. 661 escaños. 92,11%
1936: 44.462.458 votos. 741 escaños. 99,80%
1938: 44.451.092 votos. 813 escaños. 99,0%

ELECCIONES DEL PARTIDO COMUNISTA: KPD


1928: 3.264.793 votos. 54 escaños. 10,62%
Septiembre 1930: 4.590.160 votos. 77 escaños. 13,13%
Julio 1932: 5.282.636 votos. 133 escaños. 21,58%
Noviembre 1932: 5.980.239 votos. 100 escaños. 16,86%
Marzo 1933: 4.848.058 votos. 81 escaños. 12,32%
Noviembre 1933:

También podría gustarte