ALEMANIA A LIMPIO BUENA
ALEMANIA A LIMPIO BUENA
ALEMANIA A LIMPIO BUENA
Otto von Bismarck jugó un papel clave en esta unificación y en la consolidación de Alemania como potencia
europea. Su enfoque en la política exterior, conocida como Realpolitik, se caracterizó por evitar conflictos
directos, buscando una “paz armada” y manteniendo a Francia aislada para impedir alianzas que pudieran
amenazar la estabilidad de Alemania. Su pragmatismo le permitió negociar con distintas potencias, manteniendo
el equilibrio en Europa mientras desarrollaba una economía alemana sólida y una industria poderosa. Para evitar
conflictos con el Reino Unido, Bismarck adoptó una postura de no confrontación, consciente de que Gran
Bretaña se centraba en su expansión imperial.
La política alemana de esta época estaba marcada por el nacionalismo radical, que identificaba al militarismo
como pilar de la identidad alemana. A la par, se desarrolló una ideología de supremacismo racial que
consideraba a los alemanes superiores, sustentada en teorías raciales de la época que también existían en otros
países, como Japón. Esta corriente de pensamiento incluyó el antisemitismo, culpando a los judíos de los
problemas internos de Alemania, mientras que el gobierno se mantuvo en una mezcla de autoritarismo y control
del Reichstag, con el SPD como partido mayoritario, pero sin limitar el poder del káiser y del ejército.
Alemania en la Primera Guerra Mundial (1914-1918)
Alemania entró en la Primera Guerra Mundial como líder de la Triple Alianza, aunque sus aliados
(Austria-Hungría, Turquía e Italia) eran militarmente débiles. Esta situación condujo a varios problemas en el
conflicto:
- Falta de recursos: Alemania sufrió un bloqueo económico y, al carecer de colonias que pudieran
abastecerle, se enfrentó a grandes carencias de productos básicos. La población padeció hambre y
miseria desde 1914, agravándose hasta 1918.
- Desgaste social: El desgaste de la guerra y el hambre generaron un gran descontento social, que estalló
en protestas, manifestaciones y huelgas internas, especialmente a partir del verano de 1918.
- Impacto de la Revolución Rusa: La revolución en Rusia (1917) causó una fuerte impresión en
Alemania. Algunos sectores vieron en la revolución un ejemplo a seguir, lo cual alimentó ideas
revolucionarias y el auge de grupos de ideología comunista.
En este ambiente convulso, los movimientos obreros intentaron imitar la revolución bolchevique de Rusia,
impulsados por las terribles condiciones de vida de gran parte de la población. La revolución de 1918 en
Alemania, aunque no triunfó como en Rusia, llevó a la abdicación del emperador y al inicio de un nuevo sistema
político. En este contexto, las divisiones entre socialdemócratas (SPD) y comunistas marcaron la política
alemana.
SPD
El SPD, liderado por Ebert, adoptó una postura moderada y reformista para gestionar la transición hacia un
nuevo sistema político. Aunque de ideología marxista, el partido rechazó la violencia revolucionaria y abogó por
un cambio controlado. En noviembre de 1918, el SPD lideró la firma del armisticio, un acto que puso fin a la
guerra pero que les valió el desprecio de los sectores nacionalistas, quienes los etiquetaron como "traidores de
noviembre".
El SPD se enfrentó a una doble presión: por un lado, los comunistas los acusaban de traicionar al movimiento
obrero al no promover una revolución socialista, y por otro, los monárquicos y conservadores los consideraban
un peligro por su supuesto vínculo con el bolchevismo.
El SPD, que dirigía el gobierno provisional, rechazó cualquier transformación radical y reprimió la revuelta con
la ayuda de los Freikorps, unidades paramilitares ultranacionalistas formadas por veteranos de guerra. Estos
grupos actuaron con extrema brutalidad, y la represión culminó en el asesinato de Luxemburgo y Liebknecht.
Este episodio debilitó significativamente al movimiento comunista y consolidó la distancia insalvable entre
socialdemócratas y comunistas, una fractura que tendría repercusiones a largo plazo.
El primer ministro del nuevo gobierno fue Philipp Scheidemann, líder del SPD. Este gabinete de coalición tenía
como misión estabilizar Alemania y llevar al país hacia un sistema democrático funcional tras el colapso del
Imperio alemán, además de “negociar el Tratado de Versalles”.
Desafíos iniciales
El nacimiento de la República de Weimar trajo consigo un panorama lleno de tensiones y dificultades:
Caos político:
- La transición desde el Imperio no había resuelto las divisiones sociales ni apaciguado a los sectores
extremistas.
- Los comunistas, inspirados por la Revolución Rusa, criticaban al SPD por no apoyar una
transformación socialista radical.
- Los sectores conservadores y monárquicos consideraban al nuevo gobierno republicano ilegítimo y lo
acusaban de debilitar a Alemania en un momento crucial.
A pesar de su rol inicial en la represión de movimientos comunistas como la revuelta Espartaquista, los
Freikorps, grupos paramilitares ultranacionalistas, se convirtieron en un elemento desestabilizador. Aunque
colaboraron con el SPD en los primeros meses de la República, sus ideales antidemocráticos y su oposición al
nuevo sistema pronto los colocaron como una amenaza para el gobierno.
Alemania debía enfrentar las secuelas de la Primera Guerra Mundial, incluyendo una economía en ruinas, una
sociedad profundamente resentida y unas instituciones que apenas comenzaban a consolidarse.
Scheidemann y su gabinete se enfrentaron a una tarea titánica: estabilizar un país fracturado política y
económicamente, mientras intentaban construir un sistema que uniera a una sociedad polarizada. Esta etapa
inicial sentaría las bases para el devenir de la República de Weimar, un proyecto democrático que, desde su
origen, estuvo rodeado de desafíos y tensiones.
Italia (con Vittorio Orlando): también tuvo un papel más limitado, pero sus intereses estaban centrados en
cumplir las promesas del Tratado de Londres de 1915, que favorecían su expansión territorial. Uno de sus logros
fue incluir la prohibición de la unificación de Alemania y Austria (Anschluss), un punto clave que tendría
repercusiones durante la Segunda Guerra Mundial.
Cláusulas territoriales: Alemania perdió Alsacia y Lorena, territorios que fueron cedidos a Francia, así como el
corredor de Danzig, un territorio que fue asignado a Polonia y que separó físicamente a Alemania de Prusia
Oriental. Renania fue declarada zona desmilitarizada, limitando la presencia militar alemana y sirviendo como
medida de seguridad para Francia. Además, la región minera del Sarre quedó bajo administración de la Sociedad
de Naciones, al igual que la ciudad de Danzig (hoy Gdańsk), y Memel fue cedida a Lituania. Finalmente,
Alemania perdió todas sus colonias en África y Asia, que fueron transferidas a la administración de la Sociedad
de Naciones y gestionadas por Francia y Reino Unido, principalmente.
Cláusulas militares: las disposiciones militares del Tratado de Versalles fueron particularmente restrictivas para
Alemania. Su ejército fue limitado a un máximo de 100,000 soldados, exclusivamente para tareas defensivas, y
solo se permitieron entre 5,000 y 6,000 oficiales. Se prohibió a Alemania tener aviación militar y submarinos, y
su armada fue reducida al mínimo, con muchas embarcaciones de guerra cedidas a Reino Unido o destruidas.
Además, la producción y compra de armamento quedó severamente restringida. La región de Renania fue
desmilitarizada, y se prohibió la presencia de tropas alemanas en esta zona fronteriza con Francia, impidiendo a
Alemania defender completamente su territorio occidental. Cierto es que los ataques en territorio alemán fueron
muy pocos entonces sus infraestructuras se mantuvieron en mayor medida.
Cláusulas económicas: Alemania debía asumir enormes reparaciones de guerra, una cifra que se estableció en
conferencias posteriores en 1920 en Londres y Spa, alcanzando los 140 mil millones de marcos-oro (equivalente
a unos 8 billones de euros actuales). La mayor parte de estas indemnizaciones eran para Francia (52%), y
Alemania debía pagarlas en plazos, incluidos pagos en especie, como carbón y hierro. La deuda se extendió
hasta 2010, aunque Alemania no pudo pagar la totalidad. Además, los barcos mercantes de gran tonelaje que
Alemania producía debían entregarse a los Aliados, lo que limitaba también su capacidad de comercio.
En este contexto, el descontento popular fue terreno fértil para el surgimiento de ideologías radicales, como las
del Partido Nazi, que utilizaron el resentimiento por el Tratado de Versalles para movilizar a la población y
cuestionar el sistema republicano. Las tensiones internas, sumadas a la crisis económica, crearon un caldo de
cultivo para el ascenso del nacionalsocialismo en las décadas posteriores.
Además fue pionera en reconocer los derechos económicos y sociales, conocidos como derechos de “segunda
generación”. Así, además de los derechos políticos (o de “primera generación”), que ya se reconocían en
constituciones previas, la Constitución de Weimar incluyó medidas de bienestar social, como la seguridad
social, y reconoció la importancia de los convenios colectivos y la negociación sindical. Un ejemplo es el
artículo 161, que menciona el desarrollo de un sistema de seguros para proteger la salud, la capacidad de trabajo
y la maternidad, lo cual reflejaba una orientación socialdemócrata. Al incluir derechos sociales, esta constitución
sentó las bases para futuras constituciones sociales en Europa, y buscaba asegurar a los ciudadanos una vida
digna.
Sin embargo, también poseía características autoritarias, lo que generó tensiones e inestabilidad durante su
aplicación.
La constitución tenía una doble naturaleza: era democrática y a la vez conservaba rasgos autoritarios. Alemania,
con una fuerte tradición autoritaria, adoptó elementos democráticos novedosos. Por ejemplo, introdujo el
sufragio femenino y un sistema de representación proporcional extremo, lo que significaba que el porcentaje
de votos de cada partido se reflejaba directamente en la representación parlamentaria. Sin embargo, esta
proporcionalidad tan estricta provocaba la fragmentación del parlamento, pues ningún partido lograba una
mayoría absoluta, lo que llevó a una sucesión de gobiernos de coalición, que a menudo eran inestables y
difíciles de mantener. Este sistema, aunque democrático, propició situaciones de debilidad política que marcaron
la inestabilidad de la República de Weimar.
Además, la Constitución de Weimar introdujo mecanismos de democracia directa, como el referéndum. Sin
embargo, el uso de referendos también conllevaba riesgos, pues en momentos de crisis podían dar lugar a
decisiones populistas o manipulables, y en algunos casos fortalecieron a grupos extremistas, como ocurrió en el
referéndum del Plan Young, donde Hitler obtuvo su primer éxito significativo.
El sistema de gobierno era federal; cada región, o Lander, tenía su propio estatuto y un parlamento, lo que
confería un grado de autonomía regional. Esto influyó en la manera en que los nazis ascendieron al poder, ya
que primero obtuvieron posiciones en los parlamentos regionales antes de alcanzar el control nacional. Prusia,
siendo el estado más grande, jugó un papel crucial en este periodo, pues sus líderes se mantuvieron leales al
sistema republicano y retrasaron el avance de los nazis hasta 1932.
El primer presidente de la República de Weimar fue Friedrich Ebert, del SPD. Desde su fundación, la
República de Weimar enfrentó grandes desafíos, pues a los problemas económicos y la imposición del Tratado
de Versalles se sumaban fuertes divisiones ideológicas. En sus primeros años, enfrentó intentos de revolución
tanto de izquierda como de derecha: en enero de 1919 ocurrió la Revolución Espartaquista, liderada por los
comunistas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, y en marzo de 1920, se produjo un intento de golpe de Estado,
conocido como el Putsch de Kapp, liderado por el general Kapp desde el sector ultranacionalista.
La inestabilidad fue tan generalizada que, durante el Putsch de Kapp, incluso se proclamó una república
soviética en Baviera en reacción al intento de golpe de Estado, aunque esta fue rápidamente sofocada.
Crisis de 1923
La crisis de 1923, considerada uno de los momentos más críticos en la historia de la República de Weimar, fue
un periodo marcado por una serie de problemas económicos y políticos que casi destruyen el frágil sistema
democrático alemán.
La crisis económica de 1923 tuvo su origen en las enormes reparaciones de guerra impuestas a Alemania por el
Tratado de Versalles, que obligaron al país a pagar una gran deuda. La incapacidad de Alemania para cumplir
con los pagos a finales de 1922, llevó a que Francia, bajo la dirección de Raymond Poincaré, decidiera tomar
represalias al ocupar la cuenca del Ruhr en enero de 1923. Este acto buscaba asegurarse el acceso directo a los
recursos minerales de la región, esenciales para las reparaciones. La ocupación fue vista por la población
alemana como una nueva invasión, y la impotencia del ejército para responder desmoralizó aún más al pueblo.
El gobierno de Weimar reaccionó apoyando una resistencia pasiva. Esto significaba que los trabajadores y
funcionarios se declararon en huelga, y los empleados públicos se negaron a colaborar con las autoridades de
ocupación. Sin embargo, esta medida empeoró la situación económica, ya que paralizó la producción y generó
un aumento de los costos de mantener la huelga. Los enfrentamientos entre obreros y fuerzas de ocupación se
intensificaron, y el 13 de marzo de 1923, 13 obreros fueron asesinados durante una manifestación. Ante este
panorama de caos, el gobierno socialdemócrata del SPD se desplomó en agosto de 1923, y un nuevo gobierno
de gran coalición fue formado, encabezado por Gustav Stresemann.
El costo de esta resistencia agotó aún más las finanzas de Alemania, y la situación económica empeoró
rápidamente, desembocando en una grave hiperinflación. La hiperinflación fue una de las consecuencias más
devastadoras de la crisis económica de 1923. La moneda alemana, el marco, perdió su valor de forma
vertiginosa, llevando a una situación en la que el dinero perdía su valor en cuestión de horas, y la población no
podía acceder a bienes básicos.
En enero de 1923, un dólar valía 18.000 marcos; a finales de este mes 50.000 marcos; en junio, 150.000; julio
1.000.000; mediados de agosto 4 millones y en noviembre, el valor alcanzó cifras inimaginables de varios
billones de marcos. El marco prácticamente carecía de valor, y la población enfrentaba una miseria generalizada.
El colapso del valor de la moneda, junto con la caída de la producción y el aumento del desempleo, sumió a
Alemania en una miseria generalizada. La pérdida de poder adquisitivo y la creciente proletarización de la
pequeña burguesía generaron una desconfianza masiva en las instituciones del gobierno. Sin embargo, algunos
grandes empresarios se beneficiaron de la inflación, ya que sus deudas se redujeron considerablemente debido a
la devaluación del marco.
En medio de esta situación, el gobierno del SPD se desmoronó, dando paso a una gran coalición entre el SPD y
el partido de centro, Zentrum. Gustav Stresemann asumió como canciller en agosto de 1923, en un momento
crítico para la República de Weimar. En paralelo, comenzaron a emerger movimientos radicales tanto desde la
izquierda comunista como desde la extrema derecha, representada por el Partido Nacional Socialista de los
Trabajadores Alemanes (Partido Nazi), liderado por Adolf Hitler.
Ascenso del Partido Nazi y la Ideología de Hitler
Adolf Hitler, nacido en Austria, había aspirado inicialmente a ser artista, pero tras ser rechazado por la
Academia de Bellas Artes de Viena, llevó una vida bohemia y marginal en ciudades como Viena y París. A
pesar de su origen austriaco, Hitler era un ferviente nacionalista alemán y se alistó voluntariamente en el ejército
alemán durante la Primera Guerra Mundial. Durante el conflicto, recibió la Cruz de Hierro por su valentía. Sin
embargo, al finalizar la guerra, quedó profundamente decepcionado por la derrota de Alemania, que consideraba
injusta, y abrazó la narrativa de que su nación había sido traicionada desde dentro, una idea que alimentaría su
antisemitismo.
Tras la guerra, Hitler permaneció en el ejército y trabajó como espía para el gobierno. En este contexto, entró en
contacto con el Partido Obrero Alemán, un pequeño grupo ultranacionalista compuesto por veteranos de guerra
y adeptos a las ideas de la "tercera posición" (ni derecha ni izquierda, sino una mezcla que priorizaba el
nacionalismo). Hitler comenzó asistiendo a las reuniones para realizar informes, pero pronto se convirtió en un
destacado orador, ganándose un lugar preeminente dentro del partido, que en 1920 se transformó en el Partido
Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes, o Partido Nazi. En 1920, Hitler redactó los 25 puntos del
Partido Obrero Alemán, que incluían las bases ideológicas del nazismo, como el antisemitismo, el
pangermanismo y la idea de la superioridad racial aria. En 1921, Hitler asumió el liderazgo del NSDAP,
consolidando su control sobre el partido y transformándolo en un instrumento para su visión política.
Antisemitismo en Alemania
El antisemitismo tenía raíces profundas en Europa, extendiéndose desde la antigüedad. Durante el Imperio
Romano, surgieron leyendas que acusaban a los judíos de prácticas atroces, y en el siglo IV, cuando el
cristianismo se convirtió en la religión oficial, esta hostilidad se intensificó. En la Edad Media, surgieron mitos
como el de los "libelos de sangre", que acusaban falsamente a los judíos de secuestrar niños cristianos para
sacrificios rituales. Estas historias alimentaron pogromos, ataques violentos contra comunidades judías en toda
Europa.
En Alemania, estas ideas encontraron un terreno fértil en una época de crisis. Los nazis capitalizaron el
antisemitismo histórico, presentando a los judíos como responsables de la decadencia moral y económica del
país. Hitler y el partido nazi utilizaron este discurso para movilizar a las masas, prometiendo restaurar la
grandeza de Alemania y eliminar a los supuestos enemigos internos.
Paralelamente, la noción del Lebensraum (espacio vital) justificaba la expansión hacia el este, hacia Polonia y
Rusia, bajo el argumento de que el pueblo alemán necesitaba más territorio para sobrevivir y prosperar. Desde el
principio, los nazis dejaron claro que sus objetivos incluían recuperar y conquistar estos territorios. Esta política
expansionista estaba profundamente conectada con su racismo y su deseo de someter a las poblaciones que
consideraban inferiores, como los eslavos.
Esta simplificación fue impulsada por la brillante estrategia de propaganda dirigida por Joseph Goebbels, quien
posteriormente se convertiría en Ministro de Propaganda del Tercer Reich. Su capacidad para manipular la
opinión pública jugó un papel crucial en el ascenso nazi. El nazismo se caracterizó por la repetición constante de
mensajes simples que apelaban a los instintos primarios de las masas. Hitler utilizó concentraciones
multitudinarias y la radio para tocar la fibra sensible del público, un enfoque que Goebbels llevaría a su máxima
expresión como Ministro de Propaganda.
Con la crisis, comenzaron a emerger movimientos radicales tanto desde la izquierda comunista como desde la
extrema derecha
Hitler fue condenado a cinco años de prisión, aunque solo cumplió nueve meses. Durante su tiempo en la cárcel,
escribió Mein Kampf (Mi Lucha), un manifiesto político que expone sus ideas, objetivos y planes para el
nazismo. En él, Hitler detalla su visión del Tercer Reich, la supremacía de la raza aria, la eliminación de los
judíos y la expansión hacia el este. Publicado en 1925, el libro inicialmente tuvo una circulación limitada, pero
con el tiempo se convirtió en uno de los libros más vendidos de la historia, especialmente cuando Hitler llegó al
poder. El Putsch de Múnich marcó el inicio del ascenso de Hitler, que, a pesar de este fracaso, logró consolidar
una base de apoyo que lo catapultaría en los años siguientes hacia la toma del poder en Alemania.
Los ataques desde la extrema izquierda
Al mismo tiempo, la extrema izquierda también estuvo activa en sus intentos de desestabilizar la República.
Hubo varios intentos de insurrección por parte del Partido Comunista en los meses de julio y agosto, e incluso se
proclamó un gobierno socialcomunista en Sajonia en octubre de 1923. En respuesta, el gobierno de Weimar
adoptó medidas represivas, y el Partido Comunista fue prohibido en noviembre de ese año. La situación parecía
extremadamente tensa y la República estaba al borde del colapso.
- Göring: un héroe de guerra y piloto de la Primera Guerra Mundial que se unió al partido en los años
20. Göring utilizó su prestigio para dar legitimidad al movimiento nazi. Más tarde, ocuparía posiciones
clave en el régimen, como la dirección de la Luftwaffe (fuerza aérea). Fue el único alto dirigente nazi
que fue juzgado en Núremberg y se suicidó antes de ser ejecutado.
- Himmler: aunque inicialmente tuvo un papel secundario, se convirtió en uno de los hombres más
poderosos del Tercer Reich como líder de las SS (Schutzstaffel). Las SS comenzaron como la guardia
personal de Hitler, pero bajo Himmler se transformaron en una organización encargada de mantener la
pureza racial y llevar a cabo las políticas más brutales del régimen, como el Holocausto.
Después de la guerra, los nazis no abandonaron estas técnicas, sino que las perfeccionaron para movilizar a las
masas. Para Goebbels, la propaganda debía ser dirigida a la masa y no a los individuos. Esto implicaba
simplificar los mensajes y difundirlos de manera constante, destacando una única visión de la realidad: los nazis
eran los salvadores de Alemania, mientras que los enemigos, especialmente los comunistas y los judíos, eran
responsables de la decadencia y derrota del país.
Stresemann también adoptó una postura diplomática para mejorar las relaciones internacionales de Alemania.
Con su habilidad en la política exterior, buscó suavizar las condiciones impuestas por el Tratado de Versalles, lo
que permitió que Alemania comenzara a recuperar parte de su estabilidad política. Además, el Plan Dawes, que
facilitó grandes inversiones de capital privado de los Estados Unidos, fue fundamental para la recuperación
económica. Estos capitales no solo ayudaron a estabilizar la economía alemana, sino que también impulsaron el
crecimiento en los años 1927-1928, ya que Estados Unidos tenía interés en que Alemania se mantuviera
económicamente activa para poder pagar las reparaciones a Inglaterra, que a su vez debía dinero a los
estadounidenses.
El año 1924 marcó un punto de inflexión para la República de Weimar. Con las reformas de Stresemann, la
economía comenzó a estabilizarse y las relaciones internacionales se normalizaron, lo que permitió a Alemania
entrar en un periodo más estable. El gobierno de Stresemann contribuyó a superar la crisis económica y redujo
la polarización política, que había aumentado debido a los ataques tanto de la extrema izquierda como de la
extrema derecha. Aunque las tensiones sociales y políticas seguirían presentes en los años siguientes, 1924 abrió
la puerta a una etapa de relativa calma en la República de Weimar.
Proceso de consolidación de la República de Weimar (1924-1928)
Tras superar la grave crisis de 1923, Alemania inicia una etapa de prosperidad económica que se refleja en una
estabilización política interna y un giro hacia la derecha en el régimen. Este periodo de estabilidad económica se
ve impulsado, en parte, por la llegada de capitales extranjeros, principalmente de Estados Unidos. En el ámbito
internacional, la política de entendimiento impulsada por Gustav Stresemann facilita una aproximación con
Francia, logrando el acuerdo de Locarno en 1925, y también se consolida la posición de Alemania en la
comunidad internacional con su entrada en la Sociedad de Naciones en 1926. Los recelos de los años anteriores
parecen quedar atrás, dando paso a una relativa calma.
El acuerdo marcó el inicio del llamado "Espíritu de Locarno", un período caracterizado por la reducción de
tensiones y el fortalecimiento de la cooperación entre naciones europeas, consolidado con la admisión de
Alemania en la Liga de las Naciones en 1926.
La recuperación económica de Alemania comienza a consolidarse a partir de noviembre de 1923, cuando cesa la
resistencia pasiva, una medida que había costado al Estado unos 30 millones de marcos-oro diarios. Fue en este
contexto que se reconoció la necesidad de crear una nueva moneda que restaurara la confianza y permitiera la
reactivación económica. Así nació el Rentenmark, una unidad monetaria creada para sustituir progresivamente
al marco viejo. En octubre de 1924, el Reichsmark reemplazó al Rentenmark y marcó el inicio de una nueva
etapa económica.
Con la creación de una moneda estable y la certeza de que a los aliados les interesaba la recuperación económica
de Alemania para poder cobrar las reparaciones de guerra, la economía comenzó a revitalizarse. La producción
alemana experimentó progresos rápidos y notables, con una modernización de los procesos de producción y una
mayor racionalización del comercio. La economía alcanzó niveles de eficiencia más altos y se consolidó un
sistema de concentración económica. Esto llevó a una disminución del desempleo, un aumento de los salarios y
una reducción significativa de la conflictividad obrera que había caracterizado los años anteriores.
Además, la recuperación se benefició del regreso de capitales que previamente habían abandonado el país, de la
ayuda de los Estados Unidos en forma de créditos públicos y privados, y de una gestión más ordenada de los
pagos de las reparaciones. El Plan Dawes, adoptado en abril de 1924, reguló el pago de las reparaciones,
permitiendo a Alemania pagar en cómodos plazos. Este plan también permitió que los aliados ejercieran cierto
control sobre el banco central alemán y sobre los derechos de aduana, lo que supuso una pérdida de soberanía
económica para Alemania, pero era una condición necesaria para la estabilización.
El Plan Dawes fue una estrategia implementada en 1924 para resolver la crisis económica en Alemania después
de la IGM, especialmente en relación con las reparaciones que debía pagar a los países aliados. Su objetivo
principal era estabilizar la economía alemana y facilitar el cumplimiento de las reparaciones, mediante una
reestructuración de los pagos y apoyo financiero internacional.
CARACTERÍSTICAS
- Los pagos alemanes fueron reducidos inicialmente y aumentaron gradualmente según la capacidad
económica de Alemania. 1º año 1000 millones de marcos oro, hasta unos años después llegar a 2500
millones de marcos.
- Alemania recibió préstamos, principalmente de bancos estadounidenses, para financiar las reparaciones
y recuperar su economía. Le da 800 millones de marcos con una tasa del interés del 7%.
- Se estableció un control externo sobre las finanzas alemanas, incluyendo la supervisión de ingresos
clave como los del sistema ferroviario.
- Se creó el Reichsbank bajo control internacional para controlar la inflación y estabilizar la moneda.
- Francia y Bélgica aceptaron retirar sus tropas de la región del Ruhr, que habían ocupado por la falta de
pagos.
- Reestructuración del calendario de pagos. Se aumentan los años que tenían para pagar.
Aunque alivió la situación económica, la dependencia de préstamos externos hizo que Alemania fuera
vulnerable a futuras crisis, como la Gran Depresión.
Tratado de Rapallo: acuerdo entre Alemania y la Rusia bolchevique el 16 de abril de 1922. Restableció las
relaciones diplomáticas entre ambos estados tras la derrota alemana en la IGM.
Más tarde el tratado se extendió a las relaciones de Alemania con todas las repúblicas que integraban la Unión
Soviética. La firma del tratado fue muy mal recibida por UK y Francia. Por lo que, el gobierno francés
incrementó su presión sobre Alemania para que pagara sus reparaciones. El 1926 fue reafirmado con la firma de
un nuevo tratado germano-soviético.
El tratado hace que Alemania pueda producir armamento y pueda entrenar a aviadores de guerra en territorio
ruso (cosas que se prohíben en el Tratado de Versalles).
Este creciente conservadurismo se reflejó también en la elección, en 1925, del ya anciano mariscal Hindenburg
como presidente de la República, tras la muerte de Ebert. Hindenburg obtuvo el 48,5% de los votos. El antiguo
jefe del Ejército imperial, monárquico convencido, aunque dispuesto a participar en el juego constitucional,
llevaría la República hacia un cierto presidencialismo autoritario. Durante su mandato, ejerció sus poderes
presidenciales mediante decretos, tomando posturas contrarias a proyectos de ley del gobierno y colaborando
con el crecimiento y protagonismo del Ejército dentro de la República. Así, con la llegada de Hitler al poder,
solo se continuó la obra ya iniciada.
Tras la muerte de Ebert en 1925, se convocaron elecciones y, después de un gobierno interino, Hindenburg
asumió la presidencia. Como general proveniente del Ejército y figura clave de la Primera Guerra Mundial,
Hindenburg tenía una ideología nacionalista y militarista, muy influenciado por el espíritu de Guillermo II.
Utilizó los poderes especiales otorgados por la Constitución para aprobar leyes por decreto y ejercer presiones
de corte autoritario, lo que consolidó aún más la tendencia hacia un régimen presidencialista y autoritario.
Los elementos más importantes de este periodo (de la formación de la República hasta 1929) incluyen un inicio
convulso, con intentos antisistemas provenientes de ambos bandos políticos. A pesar de la aparente estabilidad
durante el gobierno de Stresemann, la República de Weimar estuvo marcada por una alta violencia política, con
numerosos asesinatos, incluyendo el de un ministro en 1923, Walther Rathenau. Aunque la situación económica
mejoró, la inestabilidad política persistió debido a la corta duración de los gobiernos, que cambiaban
constantemente. En un periodo de diez años, hubo alrededor de 14 gobiernos diferentes.
Uno de los sectores más golpeados fue la agricultura. A partir de 1927, los productos agrícolas extranjeros, a
menudo más baratos, empezaron a invadir el mercado alemán, lo que obligó a los agricultores alemanes a bajar
sus precios para poder competir. Esto resultó en enormes pérdidas económicas para ellos, acumulación de
deudas y menos beneficios. En particular, la sobreproducción de centeno también llevó a un desplome de los
precios, afectando a los agricultores que trabajaban en la producción de este cultivo. Como consecuencia, los
salarios de los campesinos también disminuyeron, empeorando su situación.
Simultáneamente, la industria metalúrgica también enfrentaba dificultades debido a la competencia del metal
extranjero. Esta situación llevó al aumento del paro industrial, ya que muchos obreros perdieron sus empleos en
el sector. El desempleo, que había comenzado a descender a partir de 1928, volvió a subir, alcanzando cerca de
medio millón de parados en ese año. La cifra continuó creciendo en los años siguientes, con 2,8 millones en
1929, 5 millones en 1931 y 6 millones en 1932. Además, la producción industrial se redujo drásticamente en un
50% a partir de 1931, lo que reflejaba la magnitud de la crisis.
El Plan Young
El Plan Young, firmado en 1929, fue una renegociación de las reparaciones impuestas a Alemania tras la
Primera Guerra Mundial mediante el Tratado de Versalles. Este plan fue una evolución del Plan Dawes de 1924,
que ya había tratado de reestructurar los pagos de reparaciones, pero con el objetivo de aliviar aún más la carga
económica de Alemania, permitiéndole cumplir con sus compromisos sin desestabilizarse completamente.
La campaña del referéndum y el éxito en las elecciones locales reflejaron la creciente popularidad de los nazis.
A través de una propaganda eficaz, dirigida por Joseph Goebbels, el Partido Nazi logró conectar con el
descontento popular, especialmente en un contexto de crisis económica, y consolidó alianzas con otros partidos
de derecha. Esto les permitió aumentar su relevancia en el escenario político alemán, un paso importante hacia
el ascenso de Hitler al poder.
Así, aunque el Plan Young proporcionó una solución temporal, su impacto a largo plazo se vio gravemente
afectado por la crisis económica mundial, lo que contribuyó al creciente descontento en Alemania y al
fortalecimiento de movimientos extremistas como el Partido Nazi.
Aunque en 1927 se comenzaban a notar algunos fallos e irregularidades en el sistema económico alemán, no fue
hasta 1930 que la crisis se manifestó con toda su fuerza. La prosperidad vivida durante los años anteriores a la
crisis resultó ser más superficial de lo que parecía, con una base económica inestable y frágil.
La crisis económica en Alemania fue el resultado de varios factores interrelacionados. Según historiadores como
Stolper, las principales causas fueron:
1. Crisis agrarias: Especialmente en las zonas productoras de centeno, donde la competencia con
productos agrícolas más baratos de otros países afectó gravemente a los agricultores alemanes. Esto
contribuyó a la caída de precios y a la acumulación de deudas.
2. Crisis industrial y bancaria: La industria alemana también se vio afectada por la crisis global, y la
especial estructura de la banca alemana, que combinaba funciones de depósito e inversión, exacerbó la
crisis. La inflación de principios de los años 20 había dejado una huella en la economía, y las crisis
bancarias, incluida la de Austria, también contribuyeron al colapso.
3. Efectos de la crisis mundial: La crisis de 1929 tuvo un impacto devastador sobre la economía alemana.
La retirada de capitales, el cierre de mercados y la caída de las exportaciones paralizaron la actividad
económica. La quiebra de bancos y la paralización de la producción industrial provocaron una fuerte
recesión.
La respuesta inicial de los gobiernos alemanes fueron medidas deflacionistas, con el objetivo de sostener la
moneda, pero estas políticas no lograron frenar la creciente ola de desempleo. En 1931, se intentó una moratoria
de pagos decretada por el presidente estadounidense Hoover, que suspendía temporalmente los pagos de deudas
internacionales, pero esto no resolvió la crisis en Alemania.
El desempleo y la pobreza: El paro obrero se disparó dramáticamente durante la crisis. En 1927 había
aproximadamente 500,000 desempleados; para 1929, el número ascendió a 2,3 millones, y en 1930 ya alcanzaba
los 3,5 millones. El aumento fue exponencial en los años siguientes, con 5 millones de parados en 1931 y 6
millones en 1932. La producción industrial se redujo un 50% desde el inicio de la crisis en 1931.
Radicalización política: A partir de 1928, el Partido Comunista Alemán (KPD) adoptó una postura cada vez más
radical, apoyada por la Internacional Comunista (Komintern). Los enfrentamientos políticos se intensificaron,
como se vio en la manifestación prohibida del 1 de mayo de 1929, que resultó en 25 muertos. Esta
radicalización también afectó a la derecha, donde el Partido Nazi comenzó a ganar popularidad. En 1930, el
Partido Nacional Alemán y el Partido Nazi se unieron para oponerse al Plan Young, lo que marcó el ascenso de
los nazis, especialmente en Turingia, donde obtuvieron buenos resultados en las elecciones regionales.
Degradación del parlamentarismo: La crisis económica y la incapacidad de los gobiernos para dar soluciones a
los problemas sociales y económicos contribuyeron a una creciente desilusión con el sistema democrático de la
República de Weimar. Los gobiernos eran débiles y efímeros, y las tensiones sociales aumentaron, lo que
condujo a una desconfianza generalizada en el sistema parlamentario. A medida que la crisis empeoraba, se
socavaba la credibilidad del Parlamento, que cada vez tenía menos poder y legitimidad. La política se desplazó
hacia el presidencialismo, con el presidente Hindenburg tomando decisiones clave sin la aprobación del
parlamento, como en el caso de la designación del canciller Brüning.
Causas del ascenso de Hitler: Durante este periodo, la inestabilidad política fue uno de los factores clave que
permitió el ascenso de Adolf Hitler y el Partido Nazi. El fracaso de los gobiernos de la República de Weimar
para gestionar la crisis económica y social abrió espacio para nuevas opciones políticas. La percepción del
desprestigio de la democracia fue creciendo, ya que los gobiernos no respondían a las necesidades de la
población y la situación empeoraba. Esto generó un caldo de cultivo para los extremismos, con sectores
populares y empresarios viendo en los nazis una opción viable.
La crisis y la falta de soluciones: A lo largo de los años 1929-1933, Alemania vivió una sequía de soluciones
políticas efectivas. Los gobiernos fueron incapaces de abordar el desempleo masivo, la caída de la producción
industrial y el creciente malestar social. Este fracaso en resolver los problemas económicos y políticos llevó a
muchos a rechazar el sistema democrático y a mirar hacia opciones más radicales, como el Partido Nazi y el
KPD.
En 1931, Hitler y los nazis ya eran uno de los partidos más relevantes en Alemania, aunque aún no eran los más
votados. Sin embargo, durante las elecciones presidenciales de 1932, Hitler consiguió un resultado sorprendente,
obteniendo más de 13 millones de votos frente al presidente Hindenburg, quien fue reelegido con 19,3 millones.
Esta creciente popularidad fue una señal clara de que los nazis estaban convirtiéndose en la fuerza política más
pujante en el país.
La caída del sistema parlamentario: La crisis económica de 1929, la degradación del sistema parlamentario y la
incapacidad de los gobiernos para dar respuestas efectivas a las necesidades del pueblo alemán contribuyeron a
una creciente crisis política. Los gobiernos se alejaron del Parlamento, utilizando el poder presidencial para
gobernar sin necesidad de la aprobación legislativa. Esta forma de gobernar, que marginó al Parlamento, socavó
aún más la democracia de Weimar, y las elecciones se volvieron una mera formalidad.
La polarización y el desprestigio de la democracia, junto con el ascenso de los nazis, llevaron a Hitler a la
cancillería en 1933, un paso clave en el colapso de la República de Weimar y el ascenso del Tercer Reich.
1. Gobierno de Brüning (1930-1932): Brüning llegó al poder a fines de 1929, en un contexto de crisis
económica creciente. Fue apoyado por los grandes empresarios, el Ejército y el presidente Hindenburg,
quienes buscaban un liderazgo fuerte. Sin embargo, su gobierno se basó en decretos presidenciales, sin
la aprobación del Parlamento. Intentó tomar medidas para normalizar la situación económica, pero la
crisis se agravó, y su gestión no logró resolverla. Esto, sumado a la creciente violencia política, llevó a
su destitución en 1932.
2. Gobierno de Von Papen (junio-diciembre de 1932): Von Papen, designado por Hindenburg, gobernó de
forma autoritaria, disolviendo el Reichstag y gobernando por decreto. Uno de sus primeros actos fue
levantar la prohibición de las SA, las fuerzas paramilitares de los nazis, lo que exacerbó la violencia
política y ayudó al crecimiento del partido nazi. En las elecciones de julio de 1932, los nazis obtuvieron
más de 14 millones de votos y se convirtieron en el partido más grande en el Reichstag, pasando de 107
a 230 escaños. A pesar de esto, Von Papen no logró estabilizar la situación y fue obligado a dimitir en
diciembre de 1932.
3. Gobierno de Von Schleicher (diciembre de 1932-enero de 1933): Von Schleicher, un militar, asumió
brevemente el poder, con el apoyo del Ejército. Intentó negociar con sindicatos y clases sociales
empobrecidas, pero su gobierno no logró hacer frente a la creciente tensión política y económica. Fue
incapaz de obtener apoyo suficiente y su mandato terminó tras sólo 57 días, dejando paso a la
designación de Hitler como canciller.
Durante este periodo, la violencia política fue creciente, especialmente de parte de las SA, quienes
protagonizaron enfrentamientos con los comunistas y otras fuerzas políticas. En marzo de 1932, Hitler se
presentó a las elecciones presidenciales, donde obtuvo 13,4 millones de votos, quedando en segundo lugar frente
a Hindenburg, lo que mostró el ascenso del nazismo.
En julio de 1932, el partido nazi ganó de nuevo en las elecciones del Reichstag, pero sin una mayoría absoluta,
lo que obligó a Hitler a buscar apoyo entre otros partidos y, especialmente, entre los sectores más conservadores
y empresariales. La presión del Ejército y los sectores económicos finalmente llevó a Hindenburg a nombrar a
Hitler como canciller en enero de 1933.
A pesar de su nombramiento, Hitler no tenía aún el poder absoluto. Sin embargo, con la ayuda de los sectores
conservadores y militares, y aprovechando la situación de crisis, en los meses siguientes consolidó su poder y se
convirtió en dictador, marcando el fin de la República de Weimar y el comienzo del régimen nazi.
1. El auge electoral nazi: El Partido Nazi se había convertido en la fuerza más numerosa del Reichstag,
obteniendo un gran apoyo popular.
2. Presiones de sectores industriales: Los grandes empresarios alemanes comenzaron a financiar el
nazismo, viéndolo como una solución para frenar el avance del comunismo y garantizar la estabilidad
económica.
3. Apoyo de Von Papen y la patronal: Estos sectores también respaldaron a Hitler, creyendo que podría
formar un gobierno que protegiera sus intereses.
A pesar de no tener una mayoría absoluta, Hitler fue nombrado canciller de un gobierno de coalición con el
Partido Nacional Alemán y otros partidos pequeños. Sin embargo, su poder aún estaba limitado por la falta de
apoyo total de todos los sectores, lo que dificulta la implementación de sus políticas.
Primeros actos de Hitler como canciller: A pesar de las limitaciones, Hitler se aseguró el control del Ministerio
del Interior, lo que le dio poder sobre la policía y otras instituciones clave. En sus primeros discursos, adoptó un
tono más moderado, intentando dar la impresión de que respetaba el sistema republicano y buscando ganar la
confianza de la opinión pública. Comenzó a vestirse de manera más formal, sustituyendo su uniforme militar
por traje.
La disolución del Reichstag: El 1 de febrero de 1933, Hitler disuelve el Reichstag y convoca nuevas elecciones
para el 5 de marzo del mismo año, buscando consolidar su poder. Sin embargo, un evento clave aceleraría aún
más su ascenso.
El incendio del Reichstag (27 de febrero de 1933): Menos de un mes después de asumir la cancillería, un
incendio devastador se desató en el Reichstag, la sede del Parlamento alemán. Un hombre llamado Marinus van
der Lubbe, un neerlandés con conexiones pasadas con el Partido Comunista, fue arrestado y acusado de ser el
responsable del incendio. La policía y la propaganda nazi comenzaron a vincular el incendio con una
conspiración comunista, alegando que Van der Lubbe actuaba bajo órdenes del Komintern (la Internacional
Comunista).
Este suceso fue utilizado por Hitler como una excusa para intensificar la persecución política, especialmente
contra los comunistas, y justificar medidas autoritarias que restringieran las libertades civiles, dando paso a la
consolidación del poder nazi.
¿Quiénes fueron?
Van der Lubbe, un comunista holandés, fue arrestado en el lugar del incendio y confesó ser el autor material del
ataque. Afirmó haber actuado solo como protesta contra el régimen nazi. Durante el juicio, se mostró
incoherente, lo que ha llevado a especulaciones de que pudo haber sido manipulado o incluso drogado. Fue
condenado a muerte y ejecutado, pero su responsabilidad sigue siendo cuestionada por las inconsistencias en su
confesión y la duda sobre cómo pudo haber causado varios focos simultáneos de incendio. Después de su
muerte varias personas que lo conocían afirmaron que él no haría nada así. El historiador, Benjamin Carter Hett
afirma que el incendio fue demasiado grande para que lo hubiera organizado únicamente una persona. Otro
historiador afirma que Goering en una cena se jactó de que él sabía mucho del tema porque lo había organizado
él (confesión o fanfarronada). Un hombre que estaba en las SA.
Los nazis, liderados por Adolf Hitler, afirmaron que el incendio era parte de un complot comunista para
desestabilizar Alemania. Esta versión se utilizó como pretexto para emitir el Decreto del Incendio del Reichstag,
que suspendió derechos constitucionales y permitió la persecución de opositores políticos, consolidando el
poder de Hitler. Muchos historiadores sostienen que el incendio fue planeado y ejecutado por los nazis para
culpar a los comunistas y justificar su represión. Documentos y testimonios posteriores, como el de Hans-Martin
Lennings, un exmiembro de las SA, señalan que el incendio ya estaba en marcha antes de que Van der Lubbe
fuera llevado al Reichstag, sugiriendo la posibilidad de un montaje nazi.
Aun con todas estas pruebas no podemos definir quién fue el que provocó el incendio. Por tanto, cuando
hablamos de esto no podemos decir ni que fueron los comunistas ni que fueron los nazis como una operación de
falsa bandera, por tanto hablamos desde todas las perspectivas.
En este contexto, se celebraron elecciones el 5 de marzo de 1933. El Partido Comunista no participó debido a la
represión y persecución, lo que permitió a los nazis obtener una mayor proporción de votos. Sin embargo, aún
no alcanzaron la mayoría absoluta, obteniendo un 43,91% de los votos. Para asegurar el poder, Hitler formó un
gobierno de coalición con el partido Zentrum (el Partido del Centro católico).
La represión continuó con la persecución de los socialistas democráticos y la violencia de las SA, que actuaban
como fuerza de intimidación contra los opositores. El 21 de marzo de 1933, se abrió el primer campo de
concentración nazi en Dachau, destinado a prisioneros políticos, inicialmente llenado por comunistas y, más
tarde, por socialdemócratas y otros opositores.
La aprobación de la Ley Habilitante: El 24 de marzo de 1933, se aprobó la Ley Habilitante en el Parlamento con
el apoyo del Zentrum. Esta ley permitió a Hitler gobernar de manera autoritaria, con plenos poderes, sin
necesidad de la aprobación del Reichstag, consolidando su control sobre Alemania.
Ley Habilitante
23 de marzo de 1933, ley para el remedio de las necesidades del Pueblo y del Reich. Cedió todo el poder
legislativo a Hitler y fue el principal soporte de sobre el que se construyó la transición de una república
parlamentaria a la Alemania nazi.
Fue aprobada el 23 de marzo por el Reichstag, por 444 votos a favor (necesarios 431, debía contar con al menos
dos tercios del Reichstag) y 94 en contra. Impulsada por el Partido Nacinalista Obrero Alemán (NSDAP) pero
los votos del Partido del Zentrum fueron claves en la aprobación de la ley. Solo el Partido Socialdemócrata de
Alemania votó en contra, ya que los comunistas habían sido prohibidos y no podían estar presentes.
El partido nazi (NSDAP) había ganado el 44% de votos en esta elección, que unidos al 8% de su cercano aliado
el DNVP le daban el 52% del Reichstag, una mayoría absoluta pero todavía insuficiente para aprobar una ley de
concesión de plenos poderes; los demás partidos que lograron escaños en el Reichstag eran el SPD hostil a
Hitler y el Zentrumspartei, cuyos votos serían necesarios para la aprobación de la ley.
Hitler logró los votos necesarios para alcanzar el 66,67% de apoyo mediante negociaciones con el
Zentrumspartei, prometiendo respetar libertades civiles para los católicos, mantener escuelas religiosas y
conservar a funcionarios vinculados a este partido. A pesar de las reservas del líder Heinrich Brüning, quien se
oponía a los amplios poderes otorgados al gobierno, otro líder, Ludwig Kaas, negoció con Hitler y aseguró el
apoyo del Zentrumspartei. Hitler calmó a los centristas con un discurso el día de la votación, y Brüning terminó
aceptando las promesas para no dividir a su partido.
El SPD intentó oponerse, pero la mayoría nazi liderada por Hermann Göring cambió las reglas para contar a los
ausentes como presentes y asegurar el cuórum (número de asistentes necesarios para que una sesión
parlamentaria pueda comenzar de manera válida). Además, hombres de la SA intimidaron a los indecisos
durante la sesión en la Krolloper. Finalmente, 444 diputados aprobaron la ley (83%), mientras que los 94 votos
en contra fueron del SPD. Pese a las promesas hechas al Zentrumspartei, el NSDAP no cumplió con los
acuerdos y disolvió a los partidos opositores poco después.
Esta ley decía: que las leyes del Reich pueden ser emitidas por el Gobierno (artículo 1), las leyes emitidas por el
Gobierno pueden diferir de la Constitución mientras que no contradigan las instituciones del Reichstag (artículo
2), las leyes que apruebe el Gobierno deben ser promulgadas por el canciller y publicadas en el diario oficial del
Reich. Los artículos 68 al 77 no se aplican a las leyes emitidas por el gobierno del Reich (artículo 3), los
tratados que celebre el Reich con Estados extranjeros y que afecte materia de la legislación no necesitarán la
aprobación de cámaras legislativas (artículo 4).
Pocos días después, se aprueba la Ley Habilitante, que le otorga a Hitler plenos poderes para gobernar sin
necesidad del Parlamento, consolidando aún más su control sobre Alemania.
Tras la aprobación de la Ley Habilitante, se empiezan a tomar medidas drásticas. El Partido Comunista es
prohibido, y sus miembros perseguidos como enemigos del Estado y de los alemanes. Posteriormente, los
socialdemócratas también comienzan a ser perseguidos, y eventualmente se prohíbe también su partido.
Además, se inician las primeras leyes antisemitas, y los partidos de derecha son invitados a disolverse, con
muchos de sus miembros uniéndose al Partido Nazi.
Hacia finales de 1933, casi toda la sociedad alemana estará afiliada al Partido Nazi, completándose así la
dictadura de Hitler. A pesar de este control casi absoluto, aún le faltaba la presidencia del país, por lo que no era
formalmente jefe del Estado. Tampoco controlaba completamente al Ejército, aunque era su jefe supremo.
Dentro del propio partido nazi, existía una figura importante como Ernst Röhm, líder de las SA (tropas de
asalto), quienes eran leales a él, lo que generaba tensiones internas dentro del régimen nazi.
Política de Guillermo II y Weltpolitik: esta política expansionista deterioró las relaciones internacionales y
provocó el aislamiento alemán. Además, la no renovación del Tratado de Reaseguro con Rusia propició que los
rusos se acercaran a Francia, aumentando la amenaza de una posible guerra. (alimentó el nacionalismo que fue
usado por Hitler más tarde para justificar su expansión).
Derrota en la IGM: provocó hambre, desempleo que junto a la Revolución Rusa crearon inestabilidad. (sentó
las bases del discurso del partido nazi).
Inestabilidad política
Firma del Tratado de Versalles 1919: generó humillación nacional, restricciones económicas y territoriales.
Además, el Artículo 231, conocido como la "Cláusula de culpa de la guerra", que culpaba exclusivamente a
Alemania por todas las pérdidas y daños del conflicto avivó el resentimiento en la sociedad alemana. (sentó las
bases del discurso del partido nazi). + importante, saber consecuencias de todo tipo, controlarlo, cifras, datos…
Creación de un nuevo sistema político, la República de Weimar 1919, constitución: estableció un sistema
democrático, pero su constitución incluía mecanismos autoritarios (artículo 48). Provocó fragmentación política
que dificultó formar gobiernos estables.
Crisis de 1923: con la ocupación francesa del Ruhr y la hiperinflación. El marco alemán perdió todo su valor
hundiendo la economía. (la hiperinflación dejó una huella duradera en la confianza del pueblo alemán hacia el
sistema democrático. Este contexto permitió que los nazis se presentaran como una alternativa fuerte y
nacionalista.).
Antisemitismo: prejuicio hacia los judíos, acusándoles de ser responsables de la derrota en la guera, la crisis
económica y el comunismo. (sirvió como una base ideológica central del nazismo, ayudándoles a identificar un
enemigo común y movilizar a las masas).
Putsch de Múnich 1923: intento de golpe de Estado fallido de los nazis. Pero permitió a Hitler posicionarse
como figura política nacional durante su juicio. (en su encarcelamiento escribió el Mein Kampf, donde reflejó
todos los planes que tenía para Alemania, consolidado su ideología).
Propaganda de Goebbels: utilizó técnicas como simplificación, repetición y demonización del enemigo para
ganar seguidores al nazismo. (transformó el partido nazi en una fuerza atractiva capaz de movilizar masas de
manera efectiva).
Plan Dawes 1924: restructuración de las reparaciones impuestas por el Tratado de Versalles. Permitió que
Alemania recibiera préstamos de Estados Unidos, estabilizando temporalmente su economía. (aunque generó
una breve recuperación, aumentó la dependencia de Alemania del capital extranjero, exponiéndola a la crisis de
1929).
Violencia política
Plan Young 1929: modificó el Plan Dawes, reduciendo las reparaciones de guerra y extendiendo los plazos de
pago. (criticado por los nacionalistas, quienes lo usaron para reforzar su narrativa anti-Versalles).
Referéndum del Plan Young 1929: campaña liderada por nazis y conservadores contra la aceptación del plan.
Aunque fracasó, aumentó la visibilidad y popularidad de Hitler. (marcó un punto de inflexión, posicionando a
los nazis como defensores del nacionalismo alemán).
Periodo inestabilidad, gobiernos Brüning, von Papen, Schleider: estos gobiernos cortos y débiles gobernaron
mediante decretos, marginando al Parlamento. (la desilusión con la democracia aumentó, fortaleciendo opciones
extremas como los nazis.) Desprecio al Parlamento + importante
Crisis mundial de 1929, gran depresión: desde el 28 hasta que en el 30 se pierde el control Alemania,
altamente dependiente del capital estadounidense, sufrió profundamente. El desempleo alcanzó los 6 millones en
1932. (incrementó el descontento social y debilitó aún más a la República de Weimar). + importante
Fracaso político de Weimar: fragmentación política y la percepción de ineficacia socavaron la legitimidad del
sistema democrático. (la falta de soluciones empujó a la población hacia partidos radicales).
Ascenso electoral del partido nazi: aprovecharon la crisis para ganar votos con promesas de orden, empleo y
venganza contra el Tratado de Versalles. En 1932, fueron el partido más votado con 230 escaños. (su éxito
electoral forzó a hechos concretos + importantes
Apoyo de sectores conservadores: empresarios e industriales vieron a Hitler como un freno al comunismo y
financiaron su ascenso. Apoyo de las grandes empresas. hechos concretos + importantes
Incendio del Reichstag 1933: incendio atribuido a los comunistas, utilizado por los nazis como pretexto para
reprimir a la oposición y consolidar el poder. (justificó la implementación de la Ley Habilitante.) Esto es
importante por las consecuencias que tiene, junto al decreto del día siguiente que limitaba las libertades, poderes
especiales. hechos concretos + importantes 2
Ley Habilitante 1933 y sus consecuencias: otorgó poderes legislativos a Hitler, permitiéndole gobernar sin el
Parlamento. (marcó el inicio de la dictadura nazi, eliminando formalmente la República de Weimar). hechos
concretos + importantes 3