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Los posibles efectos negativos

Actualmente, el megapuerto de Chancay continúa en fase de construcción, a cargo de


la empresa Cosco Shipping Ports Limited (CSPL), con un avance aproximado del 76 % y
estaría listo para fines de noviembre del 2024.

Sin embargo, a medida que avanza su ejecución, siguen sin abordarse las
preocupaciones de un sector de los chancayanos para garantizar un desarrollo
sostenible y responsable que mitigue los impactos negativos de la obra.

Antony Apeño, biólogo marino e integrante de la ONG CooperAcción, precisa que,


además de la alteración de la biodiversidad en el Humedal Santa Rosa, se suman las
consecuencias directas sobre la flora y fauna marinas, debido al dragado necesario
(excavación submarina) para la operación del megapuerto.

Esto, específicamente, estaría generando un cambio en la composición de las playas


cercanas y el fondo marino, con un posible impacto en las especies que habitan en el
área y alteraciones en las zonas de reproducción de especies importantes para la pesca
artesanal.

También, hay inquietudes por el estado de las playas de Chancay por el riesgo de
descarga de aguas contaminadas y la reducción del nivel de agua del Humedal Santa
Rosa, un efecto que podría estar vinculado a las actividades de construcción del
megapuerto, según el biólogo marino.

“Se ha cambiado toda la estructura del bentos, que es el fondo marino de especies que
vivían ahí, que eran zonas para reproducción de otras especies, las cuales eran
comerciales para los pescadores artesanales. Ya no se van a poder desarrollar
actividades de pesca alrededor de esta zona, si a esto le sumamos otro impacto, como
el derrame de petróleo, el impacto es más grande”, agrega el especialista ambiental.

A corto plazo, según Apeño, podría causar el desplazamiento forzado de los pescadores
artesanales hacia otras zonas norteñas. Además, advierte que la sobreexplotación de
recursos incrementaría el surgimiento de conflictos sociales, disputas territoriales y
hasta el crecimiento de la pesca ilegal. Y, por ende, este panorama tendría un impacto en
los patrones alimenticios del distrito, como resultado de la disminución del acceso a
recursos hidrobiológicos, impactando en la seguridad alimentaria de la población.

Adicionalmente, se suma un sinsabor por el hundimiento de más de diez viviendas, que,


aseguran las organizaciones sociales, son producto de las vibraciones causadas por
las excavaciones subterráneas necesarias para el desarrollo del puerto.

Y, por otro lado, molestias por la dispersión de polvo y partículas, que aumenta los
riesgos de estrés y enfermedades respiratorias para la salud de los habitantes.
Cómo fue el derrame de petróleo en
Ventanilla
Inicialmente, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), reportó que
cerca de 6000 barriles de petróleo fueron vertidos en el mar de Ventanilla (Callao) por la
refinería La Pampilla, propiedad de la compañía Repsol, el 15 de enero de 2022. En su
momento, se informó que esto generó, aproximadamente, 18 km2 de playas afectadas
por el derrame de petróleo en Ventanilla, puntualmente en los distritos de Santa Rosa y
Ancón, que se expandieron hasta 115 Km. De acuerdo con las estimaciones
de OEFA, por ese entonces el área afectada por el derrame de petróleo en Ventanilla fue
de casi dos millones de metros cuadrados. Esta catástrofe ambiental ocurrió por el
oleaje anormal que fue causado por la erupción de un volcán submarino en
Tonga, producto del cual las olas golpearon a un buque que estaba
descargando y ocurrió el derrame.
El pasado 27 de enero de 2023, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental
(SPDA) informó que finalmente el Ministerio del Ambiente (Minam) estimó que el
derrame de petróleo en Ventanilla fue de 11 900 barriles de petróleo. En tanto, OEFA
había indicado que hasta el 23 de enero del 2023 el área afectada por el
derrame era de 1 800 490 m2 de suelo y 7 139 571 m2 de mar. Las zonas
afectadas fueron playas, la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas
Guaneras, y la Zona Reservada Ancón. A la fecha, un total de 19 zonas impactadas
por el derrame de petróleo en Ventanilla aún presentan restos de hidrocarburos,
según los últimos resultados de los análisis realizados, entre mayo y junio de este año
por OEFA, entidad adscrita al Ministerio del Ambiente (Minam). Para poder determinarlo
se tomaron muestras de agua, arena de playa y sedimento en formaciones marino
costeras de Ventanilla, Santa Rosa, Ancón, Chancay, Aucallama y Huacho. Producto del
derrame de petróleo en Ventanilla OEFA sancionó a Repsol con cuantiosas multas. Sin
embargo, según información de Bloomberg Línea, mientras que el Gobierno indicó
que Repsol solo había pagado el 3% de los S/97 millones, la empresa mencionó
que había cancelado el 10% de ese monto. Adicionalmente, Repsol señaló
haber gastado S/1000 millones en obras relacionadas a la limpieza del
medioambiente. Como se sabe, nuestra
sociedad es enteramente dependiente de combustibles fósiles, entre ellos el petróleo.
Gracias al petróleo se fabrica la gasolina y derivados, con lo que movemos motores que
nos transportan. Sin embargo, cuando este petróleo cae en el agua o se mezcla con el
suelo de las playas como ocurrió producto del derrame de petróleo en Ventanilla se
vuelve un contaminante peligroso.

La catástrofe ambiental del derrame de petróleo en Ventanilla también afecta la salud


de las personas. El petróleo está hecho de hidrocarburos que tienen metales pesados
muy tóxicos. Tanto en forma líquida como los vapores que emana nos hace vulnerables
a cáncer a la piel, y si se ingiere agua contaminada con petróleo causa males en los
intestinos, perjudicando el hígado, causando diarrea y gastritis. También puede causar
daño renal.

ANTE LA AMENAZA DE MINERA RÍO BLANCO: LAS


COMUNIDADES Y LOS PUEBLOS DE PIURA SE UNEN POR LA
DEFENSA DE SUS PÁRAMOS Y BOSQUES DE NEBLINA
Con el pretexto de reactivar la economía del país, el gobierno de Dina Boluarte ha
anunciado que pretende imponer nuevamente el proyecto minero Río Blanco en
ecosistemas frágiles de páramos y bosque de neblina donde nacen los ríos Piura, Quiróz
y Chinchipe, ubicados en territorios de las comunidades campesinas y nativas de
Ayabaca, Huancabamba y San Ignacio en las regiones de Piura y Cajamarca. Se trata de
un acto de provocación al conflicto que ya causó, en años anteriores la muerte de diez
personas, decenas de heridos y torturados, la criminalización y persecución judicial de
líderes y dirigentes sociales. Sin mencionar, que este proyecto ya ha causado daños al
territorio durante su fase de exploración (entre el 2004 y el 2008), etapa durante la cual
la empresa Minera Majaz, propiedad de la empresa británica Monterrico Metals, fue
multada en 2005 y 2008 (MEM-DGM) por generar daños en el territorio. OSINERGMIN
hizo lo propio con la empresa minera Río Blanco Copper, por afectar territorios que no
formaban parte de la certificación ambiental e infringir las normas ambientales.

Las comunidades y pueblos de las zonas altas de Piura saben que el eventual ingreso del
proyecto significaría un grave riesgo para los ecosistemas hídricos de los páramos y
bosques de neblina que regulan el agua y garantizan la biodiversidad de la cual depende
la producción agropecuaria y la vida de las poblaciones involucradas. Riesgos que se
extenderían incluso a las poblaciones del bajo Piura, principalmente del Valle de San
Lorenzo que producen mangos y limones de exportación. Recordemos que en 2007 en
consulta vecinal a las poblaciones de los distritos Ayabaca, Huancabamba y Carmen de
la Frontera, pertenecientes a las provincias de Ayabaca y Huancabamba, más del 95%
votó por el agro y la vida y rechazó la presencia de la actividad minera en la zona.

Río Blanco es un megaproyecto a tajo abierto para la explotación de cobre, uno de los
mayores yacimientos del mundo, con 1,257 millones de toneladas de recursos con un
contenido de cobre del 0,57%; y 500 millones de toneladas de reservas con un
contenido de cobre del 0,63%{1}. Una inversión para extraer cobre y molibdeno que
pone en riesgo a páramos y bosques de neblina de alto valor ambiental, tanto por el rol
que tienen como captadores de agua para la zona como por su particular biodiversidad.
Al ser una mina de tajo abierto emplazada en los bosques de neblina a 2,200-2,800
metros sobre el nivel del mar, el impacto en la superficie terrestre por excavación y
barrido de la flora y fauna, el desprendimiento de polvos tóxicos al aire libre y la
exposición del agua superficial a componentes nocivos podrían atrofiar la función que
tienen estos ecosistemas para regular los flujos y limpieza del agua. Además, este
proyecto también pone en riesgo a las fuentes de agua subterránea que desembocan en
las vertientes occidental y oriental de dos grandes ríos de la zona. Aunque el Estudio de
Impacto Ambiental Semi Detallado (EIA) 2008-2010{2} asegura que el proyecto no
causará daños a la cuenca hidrográfica del río Quiroz, inevitablemente podría altera su
caudal por estar ubicado sobre el cerro Henry´s Hill, que es el punto de salida natural de
agua subterránea que alimenta las cuencas de los ríos Quiroz y Chinchipe. A su vez, el
río Quiroz desemboca en el Río Chira, que aporta agua al embalse de Poechos y,
mediante un trasvase, también al reservorio de San Lorenzo para la irrigación de 42,188
hectáreas agropecuarias.

En efecto, los efectos de la minería en los ríos Quiroz y Chinchipe impactarían


directamente a las comunidades en Piura (Yanta, Segunda y Cajas) y en Cajamarca (San
Ignacio). La economía de Piura es principalmente agraria. Con la posible disminución del
agua o el deterioro de su calidad reduciría drásticamente el empleo, la producción, el
ingreso de los agricultores y los trabajadores del campo, las formas organizativas y la
propia vida de las poblaciones locales. Por ello, las comunidades y poblaciones en cuyo
territorio se pretende establecer la explotación minera Río Blanco no han dado su
consentimiento para su desarrollo. Además, en los congresos provinciales, han
reafirmado el rechazo absoluto al proyecto por los riesgos que suponen a sus medios de
vida. A la vez, Río Blanco Copper S.A. ha acudido en varias ocasiones a mecanismos de
presión ilegítimos (según testimonios de los pobladores, la minera Rio Blanco ha ofrecido
a comuneros cuantiosas sumas de dinero para cooptar su opinión dentro de las rondas
campesinas y rondas comunales), y a través de ellos influenciar las decisiones de otros
campesinos a favor de los intereses de la empresa. Cabe mencionar que las rondas
campesinas y comunales son avaladas por el Estado Peruano bajo el Decreto Supremo
Nº 025-2003-JUS{4}.

Movilizaciones y marchas constantes de las comunidades y poblaciones contra del


proyecto minero Río Blanco
Durante la última movilización realizada el 22 de mayo de 2023, pobladores reiteraron
su rechazo a la explotación minera Río Blanco. Esta vez, los obispos de Chulucanas, Jaén
y Chachapoyas encabezaron la marcha portando una bandera peruana con lo cual
expresaron su respaldo a la postura comunal y afirmaron que el gobierno “se equivoca”
al apoyar el cuestionado proyecto minero. Una postura que posteriormente explicaron
mediante una declaración leída, en la cual los obispos expusieron tres razones por las
que este proyecto genera preocupación en la población: a) el interés por imponer un
modelo extractivista minero, pese a los impactos negativos que produciría, por ejemplo,
en la disminución de la productividad agrícola, ganadera y el turismo sostenible; b) los
antecedentes de la compañía a cargo del proyecto, la empresa minera china Zijin Mining
– Río Blanco, la cual “ha sido responsable de catástrofes ambientales en varios países
del mundo”; c) la potencial disminución en el caudal y la calidad del agua en un
contexto de crisis climática que ya estamos viviendo.

Tal como lo expresaron los obispos “En otras palabras, el proyecto minero Río Blanco,
más que los beneficios que interesadamente anuncia, trae pobreza, abandono de las
tierras, desocupación, enfrentamiento y división entre las comunidades”{5}.

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