TEORIA DE LA MENTE II ELIZABETH LOPEZ 13291608

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 5

REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION UNIVERSITARIA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMON RODRIGUEZ
NUCLEO PALO VERDE – MODALIDAD DE ESTUDIOS ABIERTOS
DOCTORADO

TEORIA DE LA MENTE II

FACILITADOR: Dra. ANGELICA CORREDOR

DOCTORANTE:
ELIZABETH LOPEZ BRITO CI. 13.291.608

MIRANDA, FEBRERO 2023


FUNCIONAMIENTO DEL CEREBRO HUMANO

Uno de los misterios más difíciles de descifrar en la vida es precisamente qué es la


mente humana y cómo funciona nuestro cerebro. A pesar de que la mente nos acompaña en
todas las tareas que realizamos en nuestro día a día, la realidad es que es sabemos muy poco
de esta parte de nosotros. Tanto filósofos, como científicos y psicólogos han intentado
desvelar que significa una mente pensante. Aunque en la actualidad existen muchos
avances al respecto de la mente y su significado la realidad es que aún nos queda mucho
campo que debemos investigar al respeto.
El ambiente envía señales químicas, biológicas, físicas y mentales que son
interpretadas por la mente de acuerdo a nuestra percepción y a experiencias anteriores;
entonces el cerebro ante estas señales responde liberando neurotransmisores, hormonas,
mensajeros químicos y otras sustancias asociadas a la emoción que genera una acción o
conducta que puede ser automática o pensada. Desde el momento de la fecundación y
durante los primeros años de la vida no somos capaces de pensar, integrar conocimiento o
tener consciencia, por lo que durante ese tiempo observamos las señales ambientales sin
digerirlas y las grabamos en el inconsciente, así creamos nuestra experiencia y realidad y de
acuerdo a éstas actuamos impulsivamente y sin pensar. Cuando somos bebés, una gran
parte de estas señales son sensoriales y captadas por los sentidos, los años posteriores a la
primera etapa de la vida, ya somos conscientes y tenemos capacidad de pensar, razonar y
decidir. Mientras que, en los primeros años, cuando creábamos nuestra realidad del entorno,
actuábamos principalmente de forma automática; en esta etapa, en cambio, somos capaces
de pensar e integrar las señales del entorno con la experiencia (memoria) y funcionar
conscientemente. Pensando, es cómo se puede cambiar la conducta y el comportamiento, es
decir, cambiando la manera de pensar.
El cerebro está formado principalmente por neuronas que son las células funcionales
del sistema nervioso y las encargadas de recibir, procesar y transmitir la información que le
llega a través de señales químicas y eléctricas como, por ejemplo, los estímulos sensoriales.
Las neuronas se comunican entre sí mediante conexiones llamadas sinapsis, pero también
pueden comunicarse con células de los músculos y de las glándulas.
Es así, como el estudio del sistema nervioso ha logrado resultados revolucionarios,
desde la localización anatómica de las funciones motoras y sensoriales más complejas,
hasta la identificación de procesos bioquímicos moleculares responsables de las variaciones
del humor, pasando por la observación directa, con técnicas sorprendentísimas, de la
actividad cerebral en distintos estados normales y patológicos.
La neurociencia tradicionalmente ha tenido el objetivo de conocer el funcionamiento
del sistema nervioso, tanto a nivel funcional como estructural, esta disciplina intenta
conocer cómo se organiza el cerebro. En los últimos tiempos se ha ido más allá, queriendo
no solo conocer cómo funciona el cerebro, sino la repercusión que tiene en nuestras
conductas, pensamientos y emociones. El objetivo de relacionar el cerebro con la mente es
tarea de la neurociencia cognitiva. Es una mezcla entre la neurociencia y la psicología
cognitiva. Esta última, se ocupa del conocimiento de funciones superiores como la
memoria, el lenguaje o la atención. Así que, el objetivo principal de la neurociencia
cognitiva es relacionar el funcionamiento del cerebro con nuestras capacidades cognitivas y
conductas. El desarrollo de nuevas técnicas ha sido de gran ayuda dentro de este campo
para poder llevar a cabo estudios experimentales, es así como los estudios de neuroimagen
han facilitado la tarea de relacionar estructuras concretas con diferentes funciones,
utilizando una herramienta muy útil para este propósito: la resonancia magnética funcional.
La preocupación por la mente puede trazarse hasta el principio de los tiempos. Poco
sabemos de los Nombres prehistóricos, pero el estudio de los primitivos
semicontemporáneos revela una concepción animista del mundo, no sólo del hombre.
Aborígenes australianos, esquimales e indios del Amazonas parecen estar de acuerdo en la
existencia de espíritus que habitan en el hombre, en los animales y hasta en algunas cosas, o
que, incluso, vagan descarnados por tiempos indefinidos. Esta creencia en espíritus, por
cierto, no en absoluto desconocida para el hombre moderno, por absurda que ahora nos
parezca, debió ser en su momento un descubrimiento revolucionario, típicamente humano.
Resulta ahora difícil imaginar, desde la protección que la cultura nos ofrece, las
condiciones tan desvalidas en que el hombre primitivo debió enfrentarse a la enfermedad, al
dolor, a la muerte. Pero, a diferencia de los demás seres vivos, el hombre se opone
consistentemente a la Naturaleza, intentando siempre comprenderla, limitarla, utilizarla.
Esta característica es un rasgo esencial de la mente humana, tanto así que nos ha permitido
independizarnos cada vez más del mundo natural, superponiéndole un mundo creado por
nosotros mismos. Los conceptos, formulaciones simbólicas de la realidad, constituyen la
más importante de las maniobras humanas para transcender las limitaciones de la realidad
estricta.
Aristóteles definió la mente como un proceso, es decir, en términos de lo que hace
y de sus manifestaciones, más que como una esencia. Estudió detenidamente los sentidos,
el aprendizaje, la memoria, la emoción, la imaginación y el razonamiento. Sentó las bases
de un Monismo inteligente, aplicando el concepto de «Forma» para explicar la Mente
Humana, haciendo una analogía entre la cera, como material básico, y la forma o
troquelado que adquiere esta cera cuando se aplica sobre ella un sello. El éxito y la
aceptación de estas ideas, aparte de su posible valor intrínseco, está relacionado con la
necesidad de encontrar un compromiso político entre las fuerzas de la ciencia y las de la
religión, bastante equilibradas en aquella época.
Como cualquier sistema de procesamiento, nuestra mente recurre a una serie de
instrucciones que configuran una especie de “programa mental” que dirige todo el proceso,
organizando la información percibida por los órganos sensoriales para crear una
explicación del mundo que nos rodea. Por otra parte, desde el punto de vista psicológico, la
teoría constructivista afirma que los sentidos nos aportan información de la realidad, pero
esta es demasiado caótica para nuestro cerebro, por lo que este tiene que estructurarla y
organizarla. El conjunto de estas instrucciones, si son consistentes, permiten que el
resultado obtenido de procesar nuestro cerebro la información percibida del entorno sea
coherente (la coherencia es un mecanismo que asocia la información que incorporan los
estímulos que perciben nuestros sentidos a la que ya está almacenada en otras tramas
neuronales preexistentes). El programa mental “ve” secuencias en los datos que percibe y
que coinciden con las almacenadas en la memoria y va desarrollando lentamente reglas que
las relacionan. Los operadores cognitivos constituyen una primera línea de ordenación de
los estímulos percibidos del entorno, pero no tienen la capacidad para ofrecer una
explicación más específica. Hay que tener en cuenta que la sociedad humana es muy
compleja en muchos aspectos y requiere una mayor profundidad y precisión en la
explicación de los sucesos que tienen lugar en nuestro entorno. Las instrucciones adquiridas
forman un conjunto amplio y de gran diversidad y no son idénticas en todas las personas,
pero sí tienen en común los principios de los que se nutren. Estos principios sirven de
referencia para interpretar y valorar los distintos escenarios por los que transcurre nuestra
vida cotidiana. Como ya hemos dicho, la mente inconsciente no es racional, no hace juicios
y no puede distinguir entre lo correcto o lo incorrecto, lo bueno o lo malo, simplemente
acepta lo que se dice o se muestra como verdad, independientemente de la veracidad de la
información. Entonces automáticamente piensas, sientes y te comportas de una manera que
es consistente con esa verdad.
Cuando la mente funciona de manera automática normalmente lo hace ya que requiere estar
en una gran variedad de tareas simultáneas. De esta forma, la mente funciona en ‘piloto
automático’ ya que debe dar respuesta a muchas actividades a la vez, hecho que hace que
recurra a nuestras experiencias pasadas para contrarrestar toda la información a la que es
sometida. Este mismo flujo de datos es parte de nosotros mismos ya que pasamos un gran
porcentaje de nuestra vida nadando en esta misma corriente. Por lo tanto, cuando la mente
funciona de este modo, esta acostumbra a juzgar de manera superficial todo lo que sucede a
nuestro alrededor. Cuando estos juicios, hechos a través de la información de las
experiencias pasadas, son constantemente negativos, puede inducir a una persona a tener
patologías como la ansiedad o la depresión. La mente humana se puede controlar a través
de la capacidad de raciocino que tenemos. Es decir, los humanos podemos utilizar nuestra
fuerza de voluntad para controlar el flujo de los pensamientos que hay en nuestra mente. A
la parte que puede razonar sobre la propia mente, controlar los pensamientos y reflexionar
sobre ellos, se le denomina mente analítica. Reprogramar nuestros pensamientos y saber
cómo desarrollar el poder de la mente es un proceso que necesita dedicación y esfuerzo. La
flexibilidad mental es algo que se ejercita. Debemos cuidar nuestra mente con hábitos
saludables de pensamiento. ¿Cómo? Para desintoxicar tu mente necesitas llevar a cabo
estos pequeños pasos que te llevarán a obtener grandes resultados, ser consciente de tus
pensamientos es algo importante. Nuestros pensamientos nos limitan o nos potencian.

También podría gustarte