Es Tiempo Ya

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 19

Es tiempo ya, ya es ahora

Oye tú
Oye tú! Alma bella, espíritu divino… no olvides nunca cuanto te amo. Pido a Dios
y a su amada hueste de ángeles y arcángeles que te guien en tu camino, y te
ayuden a cumplir con tu tarea. Aquella, para la cual fuiste engendrado. Recuerda
que tu vida es un sueño en la mente del todo y que depende de ti, que no se
transforme en tu peor pesadilla. No olvides nunca que el miedo es un mal
consejero, que la cabeza duda, pero el corazón no. Por eso, déjate guiar siempre
por el amor del alma, y acalla los miedos de tu mente. Camina siempre hacia
dentro para conocerte mejor. Encontraras a tus sueños, durmiendo, acobijados en
el amor de tu alma. Solo tú podrás despertarlos y hacerlos realidad.
A ti, alma amada te abrazo en espíritu, para que sientas siempre el amor universal
del Padre Madre Dios. Recuerda que cada palabra, alberga dentro de sí, la
capacidad de generar universos, y cuida, de cada una de ellas, como el mayor
tesoro, que puedas entregar a la humanidad. Emana amor a mares alma amada.
Pero nunca confundas amar con poseer. Nada te pertenece y has venido para
entregarlo todo. Nada podrás llevarte a tu lecho de muerte, más que una sonrisa
dibujada en tu rostro. Pero llegar a ello no es fácil bello ser. Deberás, a lo largo de
la vida transitarlo todo. Deberás caer y levantarte tantas veces. Deberás llorar a
mares para sanar tus heridas. Dicen que los hombres no lloran, pero se suicidan
cinco veces más que las mujeres. ¿no será mejor llorar un poco y limpiar el alma Y
en esas idas y vueltas transmutarlo todo y luego reírse a carcajadas hasta que te
duelan las costillas y los cachetes? Suelta lo que te hace mal y no te aferres más a
ello.
Pido a Dios que no te dejes engañar más por las trampas del ego, que salgas del
encierro mental que te impone lucifer y que rompas la coraza de tus miedos. Que
tu alma irradie la luz sagrada que llevas dentro y que la fé y la esperanza caminen
a tu lado como dos buenas amigas. Recuerda que lucifer es el más bello de los
ángeles y siempre se presenta bien vestido con camisa y corbata y dentadura
perfecta. Suele aparecer en el noticiero de la tarde para llenarte de mentiras con
su sonrisa Colgate. Lucifer es el portador de una luz oscura, que proyecta
sombras en ese espejo negro que son tus pantallas. Detrás esta la vida,
esperando por ti.
Liberate de todo aquello que te ata y vive acorde con lo que tu alma desea.
Recuerda que lo esencial es invisible a los ojos. Fluye y entregate a la vida. No te
aferres a la rama cuando estes en el río. Suéltala y fluye, a pesar de tus miedo, y
encontraras así un mundo nuevo. Recuerda que el miedo es siempre falta de fé, y
que la falta de fé es siempre falta de amor. Y que no hay peor falta hacia dios que
la falta de amor.
Para amar, primero hay que amarse. Para ello, primero reconciliate con el niño
aquel que llevas dentro. Charla con él, ponte al día. Déjalo que llore sobre tus
hombros si es necesario y llorá con él. Dale mimos, abrazos y ternura desde el
otro lado del tiempo. Abrácense fuerte todo el tiempo que deseen y salgan a jugar
a la vida. No te tomes nada tan en serio que al final, estamos todos jugando en
medio de un sueño colectivo.
Emana amor a mares alma linda, ama a tus hermanas almas todas. Honra a tu
padre y a tu madre como los grandes maestros que fueron y son. Ama la vida,
alma hermana, en todas sus formas. Ama la lluvia, ama el viento y el sol, ama la
tierra. Ama a las aves y a su concierto en el cielo. Un ave enjaulada no es nunca
un acto de amor. Sal del encierro alma libre y vuela alto hacia el sol. Te amo y te
bendigo por los siglos de los siglos. Amen.
Una búsqueda del yo

Siempre he tenido a pesar de los años, el mismo sueño recurrente y utópico de


todos los locos: el sueño de alguna vez ser comprendido. Un sueño, por demás
inalcanzable ya que, para ser sincero, la mayoría del tiempo, ni siquiera yo mismo
me entiendo.
Por eso siempre me estoy buscando. Me busco debajo de las zuelas de mis
zapatos pero no encuentro ni rastros de los pasos que he caminado; me busco en
el primer renglón de una hoja en blanco, pero no siempre, la tinta logra dar a luz
algún retazo de mi conciencia. Algunas veces he intentado buscarme en la
multitud pero nunca me encuentro. Otras veces, me he encontrado solo; otras más
me he encontrado con amigos, con hermanos de esos que también se están
buscando.
Generalmente suelo encontrarme en los rincones más recónditos; más de una vez
me encontré en algún acorde de mi guitarra, entre dos gotas de tinta de mi
bolígrafo, entre dos líneas de algún libro cualquiera que por casualidad llegó a mi
mano. Otras veces, me encuentro en un abrazo, en una mano tendida que me
saluda o en unos ojos sinceros que me miran tal cual soy.
Lo mas complejo de esta búsqueda, es que cada vez que me encuentro, ya dejé
de ser quien era. De la misma forma, cada vez que encuentro una respuesta solo
consigo despertar nuevas preguntas.
Algunas veces llegan seres totalmente desencontrados a explicarme donde me
debo buscar. Siempre bien vestidos, llegan con sus manos repletas de recetas
que nunca escribieron; catedráticos de la moral y las buenas costumbres, escupen
de sus bocas frases prefabricadas que nunca entendieron, rellenando los silencios
de sus prefabricadas vidas. Y creen que con eso lograrán saciar mi hambre de
encuentros. Generalmente suelo mirarlos con lástima, mientras pienso en su lecho
de muerte: ese preciso instante en que, sacando cuentas, se dan cuenta de que
nunca se encontraron…
Otras veces, tengo el privilegio de encontrarme grandes maestros; seres
mentores, que sin ni siquiera proponérselo, me marcan el camino. Nunca los he
encontrado en los salones de las academias, ni entre predicadores de palabras
supuestamente santas. Generalmente los encuentro en las calles y en los
parques. La mayoría suelen ser niños, aunque también los hay entre los adultos
que reniegan de la madurez (esa triste palabra con la que se camufla a veces la
resignación).
Y es que los grandes maestros nunca suelen enseñar con palabras. Ellos
prefieren enseñar jugando, que la vida es un juego. Que como la pelota, el mundo
es redondo y gira; y que como en todo juego, el que se enoja pierde.
Pero pese a tantos maestros y maestras, solo una me enseña desde lo profundo.
Solo una cala honda en el fondo de mi alma y es aquella a la que llaman soledad.
La mayoría de la gente la desprecia, pero es que no la entienden, y la mayoría de
la gente siempre desprecia lo que no entiende.
¿alguna vez te has puesto a pensar que todos los libros, que todas las pinturas y
todas las canciones son siempre el fruto de un momento a solas? Solo aquellos
que saben convivir con su soledad son capaces de compartir con el mundo la
mejor versión de sí mismos.
FIN

Todo final es un comienzo así como toda muerte es una forma de nacer. Vivimos
actualmente un bello proceso de muerte y resurrección. Esta muriendo entonces,
en una triste agonía, las viejas forma de ser, pensar y sentir de una humanidad
que durante miles de año ha tenido como motor, los caducos principios egoístas.
Sumergidos en el plano de la materia, de la codicia y del egoísmo, el hombre
antiguo ha hecho uso y abuso de los frutos de la madre tierra, del fruto del trabajo
de sus hermanos y de la divina energía cósmica que nos protege y nos da vida. El
hombre antiguo ha vivido depredando sin querer ver como depreda su alma, la
aniquila y la enferma
Hemos sido creados, como semillas cósmicas, con el propósito divino de servir y
entregar nuestro corazón. Hemos sido creados con la divina capacidad de amar al
universo y a todos los frutos de su creación. Pero pese a ello, el hombre antiguo
ha puesto un velo sobre sus ojos y se ha dejado tentar por los placeres egoístas
de la materia.
De esta forma, siendo nuestro propósito la entrega, hemos dejado de dar y
pretendemos solamente recibir. Hemos dejado de amar la creación divina,
pretendiendo hacer una guerra indiscriminada contra los reinos de la naturaleza.
El hombre antiguo se ha confundido como ningún otro ser viviente en este plano.
El hombre antiguo quiere guerras y el hombre nuevo quiere paz. El hombre
antiguo quiere riquezas y opulencias para sí, y el hombre nuevo quiere
abundancia y humildad para todos. El hombre antiguo quiere competencias y el
hombre nuevo solo quiere cooperar. Donde el hombre antiguo quiere ganancias, el
hombre nuevo quiere alimentos saludables para todos. El hombre antiguo quiere
conflictos, y el hombre nuevo tan solo armonía. Por eso, mis queridos hermanos,
bienaventurados sean los pobres, porque de ellos será el reino de los cielos.
Meditemos y busquemos la armonía con el cristo que todos llevamos dentro.
Practiquemos la misericordia y la solidaridad amando al prójimo como a nosotros
mismos. Recordemos que estamos presenciando la muerte del hombre
antiguo. Observémoslo a la distancia, con amor y discernimiento. Permitamos que
muera en nosotros todo ego, toda codicia, todo apego a la materia y veamos
tranquilos, desde el reino de los cielos, como toda la ilusión se desploma.
Estamos presenciando tan solo el comienzo pero lo que estamos viviendo no es
tan solo una pandemia. Más tarde caerá la economía y la política, así como
también los falsos ídolos y los falsos templos. Solo quedará luego nuestro propio
templo interno y solo podrán subsistir quienes hayan aprendido a amar con
profunda devoción tanto a dios como a nuestros hermanos.
El resto, que no serán más que un puñado de hombres antiguos quedarán solos,
sumergidos en sus propias miserias, matándose y envenenándose los unos a los
otros, mientras que legiones de hombres nuevos; de semillas estelares que
recuerdan el plan divino, comenzarán a cooperar para dar comienzo al nuevo
mundo.
Por eso hermanos, no vale la pena entristecerse por la muerte de un mundo que
ya hace mucho debió haber muerto. Alabemos a dios y al amor universal y
regocijémonos ante la agonía de los pecados del hombre. Porque en la nueva
humanidad que renacerá de sus cenizas, no habrá lugar para pecados, ni egos, ni
miserias, ni angustias ni temores. No habrá lugar para conflictos, ni habrá guerra
contra la naturaleza. El nuevo mundo que nos espera es un mundo de amor,
donde nadie pensará en su bienestar personal y solo habrá lugar para el bienestar
colectivo. Donde nadie muera de hambre, mientras otros mueren de indigestión,
donde la industria armamentística desaparezca de la faz de la tierra, así como la
banca, la prensa, los agrotóxicos, la industria farmacéutica que lucra con la
enfermedad de sus hermanos, las iglesias que lucran con la fé de su gente o la
educación que lucra con la ignorancia de su pueblo , y es que ya no habrá lugar
para las ilusiones.
Por eso hermanos, les digo, que el mundo nuevo será solo, para quienes puedan
ver directamente con el ojo de su corazón la luz de dios; será solo para quienes
prediquen en actos y no en palabras el amor universal.
Aceptarás que todos somos uno y que la unidad esta en Dios, y que la unidad esta
en vos y en tu amor por el todo.
AMEN
El idioma del ojo

Hemos buscado durante años, hemos buscado… Debajo de las piedras, en el


correr de las aguas y en las gotas de rocío sobre la húmeda hierba de las
mañanas de junio. Hemos buscado en todas las miradas y en todas las sonrrisas;
en todas las lágrimas de las abuelas de la plaza de mayo y en todos los barrotes
de todas las cárceles de nuestra América Latina. Hemos buscado en toda la
sangre derramada por nuestro pueblo, en todas las balas… hemos buscado
esperanza y solo encontramos viejos sueños oxidados. Hemos buscado
revoluciones y solo encontramos más hambre y más miseria en los corazones
humanos. Hemos buscado tanto a nuestro alrededor, sin recordar, tan siquiera un
instante, buscar en nosotros mismos. Hemos olvidado buscar las raices más
profundas de nuestra identidad. Hemos olvidado escuchar las palabras de
nuestros abuelos, aquellas sagradas palabras que volaban con el viento. Y de
repente un día, ya casi nadie las escuchaba. Solo algunos, tildados de locos, se
dignaban a decirlas, a gritarlas, mientras la mayoría, cansados y absortos por la
monotonía, solo miraban, con cara de nadie, la televisión prendida, con viejos y
tristes ojos, apagados de sueños.
Cuenta la leyenda que nuestro continente fue la última creación de los dioses, y en
él pusieron todo el esmero. Sobraba en estas tierras la abundancia, las grandes
montañas y los frescos rios. En él, puso la pacha su principal pulmón, su corazón.
Ahí desplegó sus venas y por las aguas de sus entrañas crecieron las más
maravillosas especies y las más variadas plantas medicina. Pese a ello, se sabía
de antemano que el hombre destruiría la tierra, y por tal motivo lo colocó en el
rincón más lejano de estas tierras, a fin de que no deteriore la más maravillosa
creación de dios.
Cuando llegaron los primeros hombres, ya maduros de tanto caminar, al ver tan
gigante caudal de abundancia, no hicieron sino, contemplar maravillados la
creación de la madre tierra. A ella le brindaron culto y adoración. Se bañaron en
sus ríos y bebieron de su agua, y se alimentaron gratamente de los bosques y las
praderas, de los animales y los peces. Fueron siempre concientes de que toda
aquella maravilla no les pertenecía en absoluto, que era una ofrenda que daba la
madre para amamantar a su preciada criatura: a los hombres.
Los primeros hombres, nuestros abuelos, se dice que habl aban la lengua de los
dioses, una lengua tan lejana a nosotros, que solo podemos compararlas con el
silencio eterno. Y es que no hablaban la lengua, hablaban el ojo. La lengua era un
receptor más del mundo, como el resto de los sentidos, pero en absoluto,
constituía su canal de comunicación. Habían desarrollado todo un sistema de
miradas, de energías transpasando de un ser al otro. Veían el mundo y veían su
ser, y veían su ser en el mundo y en aquello que los rodeaba. Durante días
pasaban mirándose los unos a los otros y en sus ojos veían la próxima cocecha de
maíz, veían el río repleto de peces, veían el increíble manantial del silencio.
Y hablando el ojo, supieron los abuelos también hablar con el río, con la montaña,
con la pacha. La tierra daba siempre señales, y a aquellas, los hombre siembre
obedecían. El hombre podía ver y comunicarse con la unidad, con el todo. cuando
se reunían en círculo a la luz de una hoguera, no hacían más que imitar al ojo
colectivo. Y con aquel ojo, veían el cosmos, y luego inmersos en el cosmos
lograban verse a sí mismos.
Las comunidades de aquel viejo continente, más tarde llamado América, supieron
contemplar y admirar la belleza de este mundo como nadie, y al mismo tiempo,
por haber visto tanto, estuvieron ellos mismos condenados a perecer, tras su
silencio.
Un buen día, se dice que llegó aquel que corrompió el silencio. Que pronunció con
su boca las primeras palabras. Se dijo llamar el mesías, pero nadie comprendió
aquel extraño sonido que salía de su boca. Dijo muchas cosas más, que el mundo
de la angustia de los hombres perecerá, que el reino de los cielos llegará y que se
salvaran todos aquellos pecadores, pero aquellas palabras no eran más que
ruidos molestos en los oidos de los hombres que saben que el sonido de la lengua
no dice nada. Aquellos hombres solo vieron la mirada cándida de un ermitaño,
repleta de tristeza y de insana sabiduría. Dijo haber venido del otro lado del gran
río, de donde nace el sol. Barbudo y con harapos, de piel blanca como leche, y
cabello en las mejillas, aquel hombre llevaba en sus ojos, la tristeza de un martirio,
la incomprensión de los otros. Miró a los ancianos, a los jóvenes y a los niños.
Todos contemplaban al hijo del hombre en el más profundo y honesto silencio.
Cuando por fin cayó el hombre, absorto en su monologo sin respuestas, la
comunidad toda se acercó a abrazarlo sin pedirle nada a cambio. Jesús
comprendió en aquel momento que ya no había más nada que decir. Que el
mensaje que vanía a dar, por estas tierras, ya era arto conocido.
Pasaron los años y jesus (que en estas tierras fue llamado quetzatcoalt en el
idioma del ojo), ya solo hablaba el ojo, ya nada pronunciaba de su boca.
Contemplaba y admiraba el vivir de su pueblo. Subía cada tanto a la montaña y
agradecía a dios por haber contemplado a los demás hijos del hombre. Los
ancianos, mientras tanto, en la cuesta de la montaña, miraban absortos hacía la
cima y contemplaban maravillados la fluides con que aquel hombre se comunicaba
con el ojo de la montaña y con el ojo del cielo al mismo tiempo.
Estuvo en aquella cima de luna llena a luna llena y cuando por fin bajo de su
meditación, se reunió de nuevo con los hombres. Cantaron y bailaron varias horas
al ritmo del silencio, que no es otro que el ritmo de los latidos de la tierra y cuando
por fin bebieron agua y fumaron del tabaco sagrado, Quetzalcoat se acerco a doña
merces, la matriarca de la tribu, y posando su frente sobre la de aquella se miraron
a los ojos largo rato, miraron en su frente el devenir, y la matriarca lloró como
nunca había llorado. Proyectaron luego en los ojos de la tribu una serie de
imágenes aterradoras que provenían de futuro. Bajan de chosas flotantes, una
orda de barbudos de piel blanca y curtida, con ojos cerrados y rabiosos de sangre
bañados por la energía del maligno.
Supieron desde aquel instante que algún día llegarían los otros, los insanos y que
sería completamente olvidado el idioma del ojo. Supieron que las palabras con las
que vendrían esos hombres, eran palabras insanas, sonidos impuros, deseos
aterradores que estaban muy lejos de ser comprendido por aquellos sabios
hombres. Que sabrán ellos de vanidad, del deseo de gloría, de la opulencia o el
dinero. Esas palabras nunca existieron ni existirán en el idioma del ojo. Pero
podían ver sí, aquella vibración maligna, aquel letargo de aquellos ojos dormidos
posados en cuerpos que caminan sin saber a dónde, aturdidos en el murmullo de
sus bocas que no dicen nada.
Prometieron entonces los ancianos de la tribu, volverse a ver en el momento en
que se cierren por completo, los ojos de los pueblos. Algún día, cuando esté en
peligro el porvenir de la madre tierra y con ella el porvenir del hombre, los
ancianos prometieron volverse a reunir en las entrañas de nuestro continente. En
algún momento, cuando ya nadie recuerde el idioma del ojo, solo unos pocos
tendrán la sensación de alguna vez haberlo hablado. Todos ellos, incomprendidos
entre medio de sus comunidades de ojos cerrados, viajaran como ermitaños, por
las entrañas de nuestro continente, buscando absortos, atónitos, aquellos
hermanos que consigan dialogar con los ojos.
Dice la leyenda que ya se están reuniendo los abuelos y que son miles y miles de
almás y más. Transmutadas en cuerpos de jóvenes, de abuelos, de niños, de
hombres y mujeres, de todos los cuerpos y de todas las etnias, de todos los
colores. Son miles de almas errantes que buscan sin saber exactamente qué, pero
es que, al ver a otro anciano de la tribu del idioma del ojo, solo basta una mirada a
lo lejos para decirse todo, para recordarlo todo.
Pronto será el día, en que todos los ancianos se congreguen y despierte por fin el
mirar profundo. Despierte por fin, la memoria colectiva del idioma de los sueños, y
miremos avergonzados el mundo de miseria y hambre que en vano hemos creado
producto de nuestra ceguera colectiva.
Pronto, al despertar, abriremos para siempre la puerta de nuestras casas y
enterraremos las llaves en rincones olvidados; romperemos de una buena vez y
para siempre los alambres de los campos, los televisores y los lavavajillas. Los
centros comerciales estarán desiertos mientras que un mar de hombres despiertos
se congregará en las praderas a danzar alegremente al compás del silencio.

ERKS
Erase una vez, ayer, hoy, mañana y siempre, una ciudad sagrada de luz
escondida en nuestro continente. Y como es arriba es abajo, y como es afuera, es
adentro, y aquella ciudad escondidiza y juguetona va escabuyéndose por el
tiempo y el espacio, esperando a que la encuentres.
Fue construida en el corazón de la galaxia en el sol central y viajó por infinitos
mundos hasta llegar al sistema solar. Fue colocada entonces en el chacra corazón
del planeta tierra, bajo los piea de unas sierras escondidas en el corazón de un
continente escondido.
Aquella ciudad tan especial es una fuente de luz divina, encargada tanto, de recibir
la conciencia del universo en forma de luz, para luego expandirla por todo el
planeta e irradiarla a los seres que la habitan, así como recibir la experiencia, el
aprendizaje y la conciencia de aquellos seres, para enviarla luego, en forma de
luz, hacia el corazón del sol central.
Han sido muchos los osados aventureros de todas las galaxias y de todas las
dimensiones que han pretendido encontrar esta ciudad, pero son pocos los que la
han encontrado. y no es porque esta ciudad se encuentre escondida debajo de la
tierra, sino porque muchos olvidan que como es afuera es adentro, y que nosotros
también somos tierra; somos nuestro continente escondido, y es en nuestro
corazón el primer lugar donde habita aquella sagrada ciudad de luz.
Somos fuego, chispa divina, voluntad creadora. Somos la manifestación del
universo en miniatura, y sos vos tu propio universo. Esta en tí el univero que
construyas, destruyas y reconstruyas constantemente. Orden o caos; construcción
o destrucción; luz u obscuridad. La llave esta en tí y en tu libre albedrío.
Dice la sabiduría científica y también la popular que somos polvo de estrellas.
Revoltijo de tierra, agua y aire, encendido por el fuego de Dios, por la luz divina,
por la ciudad de luz. Y así, estos tres elementos cobran conciencia de ser. Y al
cobrar conciencia de ser humano, despierta entonces el pensamiento. Es este, el
pensamiento, la palabra, el fruto primigenio de la creación, la chispa de luz divina
del padre-madre creador. Y es que en tanto el hombre es capaz de pensar, se
transforma así en cocreador a la par de Dios, cual si fuera un dios en miniatura
que todos los días esta obligado a ir creando su propio universo.
Cuando este pensamiento, sentimiento, alma, mónada o como quieras llamarlo,
desciende desde el cosmos a la tierra y encarna en un ser humano como tú, se
hace carne, se ve sometido a las leyes de este mundo, se ve sometido a la ley de
la dualidad...
Semilla estelar nacida en el vientre oscuro y cálido de la madre. Aquel puñado de
polvo de estrellas cobra vida y se gesta en las templada aguas del líquido
amniótico, oscuro, líquido, cálido y seguro. Luego de transcurrido cierto ciclo, que
fue primero un cerebelo y una médula espinal, es ahora un ser humano pronto
para vivir la dualidad.
Somos arrojados entonce de aquel rincón oscuro, líquido, calido y seguro, a un
mundo repleto de luz, aire, frio e inseguro. Aquel polvo de estrellas recién nacido
tyoma su primer bocanada de aire, llena sus pulmones y comienza a llorar,
conoció la dualidad. Primero conoció el miedo, pero apena fue recostado en el
seno de su madre y fue amamantado conoció tambien el amor, y desde entonces
y hasta su muerte vivirá en la dualidad entre el miedo y el amor, entre la luz y la
ocuridad, entre lo malo y lo bueno, lo correcto y lo incorrecto y en esta dualidad el
ser humano piensa, siente y actua sobre aquello que le es dado.
Acorde transita su experiencia aquel ser humano dios en miniatura, crea el
universo que desea y que decide. el deseo y la decisión son dos fuerzas que
constituyen al ser humano. Son el vehículo mediante el cual transitan su historia
en esta tierra. El deseo vive en la dualidad entre el cuerpo y el alma. Puedes y
debes decidir alcanzar lo epiritual o lo material, lo que más desees. Susurrarán en
tu oído los deseos de tu cuerpo y los deseos de tu alma y solo tu podrás decidir
cuál prefieres escuchar.
El viaje de la vida es un camino que cada tanto se difurca y nos obliga a tomar
desiciones. Un camino conduce al amor, el otro al miedo. Un camino conduce a la
luz, el otro a la oscuridad y solo aquellos que sean capaces de escuchar su
corazón, su polvo de estrellas, su luz crística y su amor universal, encontrarán el
camino que el Padre-Madre creador ha soñado para ustedes. Solo así, aquel
polvo de estrellas o remanente cósmico, encontrará algún día la ciudad de ERKS.

Sobre cómo llegué a las puertas del cielo


mi sagrado YO SOY siempre me ha llevado por hermosos caminos, aunque de
seguro uno de los más bellos por los que he transitado han sido los de las puertas
del cielo. Como todos los autoconvocados llegue a ERKS por pura causalidad y
por impulso del alma. Había terminado un ciclo importante en la escuela de la
vida, y junto con otro amigo, Emiliano, decidimos emprender un viaje hacía las
sierras de Córdoba. Pero primero iríamos a visitar a un hermano que se había
convertido en monje en un templo perdido en Uruguay entre Salto y Paysandú.
cuando llegamos luego de dos días por las rutas uruguayas, vislumbrando siempre
a la estrella de belen sobre nuestras frentes, desviamos el vehículo por un camino
de tierra y nos dirigimos, sin saberlo al centro planetario de aurora, un lugar
mágico perdido entre las praderas norteñas. Aurora, es un punto de luz divina
sobre la tierra, destinado a despertar en esta nueva era a todas las almas para
encaminarlas hacia su proposito divino. es un centro de contacto intraterreno y
extraterrestre, enfocado a la cura espiritual de la nueva humanidad.
En aquel punto perdido en el paisaje se montaba un templo, dedicado a la
adoración de María, la madre universal, y a la sagrada energía femenina. hombres
y mujeres de todas las edades y todos los rincones de la tierra, se congregan allí,
a dar votos de vida ascética y a convivir en comunidad con sus hermanos de
espíritu, dedicando su vida a la oración, así como al cultivo de la tierra y al cultivo
del alma.
En aquella comunidad estaba nuestro amigo, ahora llamado fray Ignacio quien nos
dió la bienvenida apenas bajamos del auto y nos ofició de comensal, llevandonos
a recorrer el templo y presentandonos a los otros hermanos y hermanas monjes.
compartimos con ellos los últimos días del 2019 y dimos comienzo juntos al nuevo
año 2020 que tan significativo ha sido para toda la humanidad.
en aquella oportunidad tuvimos el privilegio de cargar a la virgen en el año nuevo
en la ceremonia de consagración y de participar en trabajos de oración y de
mantras que fueron calando profundamente hondos en los planos de mi
conciencia. También compartimos el trabajo de la tierra en unas huertas gigantes
trabajadas entre todos y terminamos nuestra visita con dos ceremonias hermosas:
el lavado de pies y la unción.
la ceremonia se realizó a las afueras del templo bajo una gruta en cuyo fondo se
alzaba una pintura gigante del arcangel Miguel descendiendo del cielo con su
lanza. allí se encontraba el monje esperandome, mientras una hermana me
escoltaba cargando consigo un jarrón de barro repleto de agua bendita y una
toalla. cuando llegue frente al monje y ofrecí mis pies para que los lavara el tiempo
pareció detenerse. Fue un momento mágico que nunca olvidaré. Salí de allí cual si
estuviera flotando; recibiendo en mis pies una frescura que nunca antes
experimenté. Sentía, por decirlo así, que me iba caminando entre las nubes,
mientras una muchedumbre coreaba una hermosa oración en alabanza.
Luego volví para que el sacerdote me hiciera la unción, marcándome una cruz con
aceite sobre mi frente. sentía que me quemaba con un ardor que poco tenía que
ver con el frescor que aún sentía sobre mis pies.
fray ignacio, me contó luego que el lavado de pies preparaba al peregrino para su
caminar espiritual. lo limpiaba del polvo de todo el camino recorrido, de todo el
pasado. y nos prepararía para transitar el sendero de la verdad. La unción por su
parte, era una ceremonía que se enfocaba en el tercer ojo, preparándonos la
visión, utilizando los aceites esenciales bendecidos para liberarnos del velo y ver
el mundo tal cual es.
Hoy, mirando las cosas con más perspectivas solo puedo seguir confirmando
aquellas palabras que fray Ignacio me contó. El camino que comencé a transitar a
partir de aquel entonces fue un camino totalmente nuevo. Fue una búsqueda
espiritual de una intensidad tal, que me ha hecho reconfigurar todos mis
paradigmas y mis conceptos preestablecidos.
Luego de las fiestas decidimos continuar nuestro viaje hacia Córdoba. Y algo
curioso al respecto, es que cada vez que mencionabamos este plan a las
personas del templo, todos nos hacían la misma pregunta ¿van a ERKS?
¿Qué es Erks? preguntabamos nosotros, sin saber que la respuesta nos
cambiaría el rumbo de los acontecimientos. ERKS, sigla que significa, Encuentro
de Remanentes Kósmicos Siderales, es un chacra de la tierra, un centro
energético planetario, encargado de recibir e irradiar las frecuencias de la nueva
era, y por si esto fuera poco, nos decían también que era una ciudad intraterrena
escondida a los ojos de los intrusos, pero que se hacía presente frente a los
honestos buscadores de espíritu.
Cada cosa que nos iban explicando sobre aquel lugar nos calaba cada vez más
hondo en nuestra conciencia, hasta tal punto que, aquello que al comienzo fue una
pregunta se transformó finalmente en una respuesta: VAMOS A ERKS!
durante aquellos días, habíamos acampado a las afueras del templo, a la orillas de
un hermoso río de aguas poco profundas, junto a un grupo de peregrinos
provenientes casi todos, de Argentina. Dos de ellos, decidieron viajar con nosotros
hasta ERKS. Eran Fer y Juli, dos almas hermosas que significaron para mí dos
ángeles guardianes. La Hermana Juli, de hecho, me ayudo a resolver unas
deudas en la frontera que, de no ser por ella, no podía haber solucionado, ni
cruzar hacia Argentina. Mis agradecimientos por ello.
viajamos los 4 durante 3 días hasta llegar a ERKS, orando, rezando, charlando,
cantando y tomando mate. Fue un momento muy bonito, haber llegado sin apuro,
mientras parábamos a acampar en lugares hermosos que se nos fueron
presentando en el camino.
cuando finalmente llegamos a Capilla del Monte, nos atrajo bastante poco el lugar.
No fue al decir verdad, el lugar de mis sueños. compramos algo para comer y nos
fuimos al paraiso. el río cálido estaba hermoso para mojarnos los pies, y el día
prestaba para estar ahí toda la tarde, pero había un impulso en todos nosotros
más fuerte que el de quedarse ahí. queríamos pasar la noche en las puertas del
cielo. tomamos nuestros cacharros y hasta allí nos dirigimos.
nos dirigimos por un camino de tierra que serpenteaba entre las sierras de la
quebrada de Luna. siguen y seguirán recordados toda mi vida aquellos cerros,
aquellos bellos paisajes agrestes, pintados en aquel momento, por la luz de la
tarde y un sol que comenzaba a ocultarse pintando el cielo con una paleta de
colores y sombras dignos de una obra de arte maestra.
cuando llegamos a Puertas del Cielo, el día ya estaba por caer y el sol comenzaba
a ocultarse entre la sierras. el ocaso, que dejaba al cielo color fuxia nos dió lo
bienvenida. bajamos del auto y nos dirigimos a la cima de un pequeño cerro y
comenzamos a mantrar unas palabras extrañas que Juli pronunciaba una y otra
vez. De repente, cuando el coro de voces estaba en plena exaltación, un condor
despegó vuelo desde abajo del cerro, desplegando sus alas frente a nosotros y
permitiéndonos contemplarlo en todo su esplendor. no faltaron las miradas
cómplices, pero aún así no dejamos de mantrar aquellas extrañas palabras. juli
luego nos explico que aquello eran palabras en irdín, un idioma cósmico que se
utiliza para comunicarse con los hermanos mayores de la galaxia.
una briza fría comenzó a golpearnos la cara y de pronto, todo el cielo se cubrió de
nubes y nos cubrimos nosotros también de nubes. montamos el campamento y
encendimos un fueguito para consagrar el momento y para agradecerle al lugar su
bienvenida. Cuando nos fuimos a dormir la noche estaba hostil y el viento
auguraba una larga noche fría. aún así, el sueño fue tranquilo y disfrutado y al otro
día amaneció hermoso. Con un cielo despejado sobre nosotros y todas las nubes
por debajo de la montaña no nos dejaba ver la tierra que estaba bajo nuestros
pies. aquella mañana me sentí literalmente en las puertas del cielo.
comimos unas frutas y un trozo pan, y junto a Emiliano nos dispusimos a salir a
caminar por los cerros. poco a poco las nubes se iban desvaneciendo y dejando
traslucir las praderas de un verde intenso pintadas con el brillo del rocío.
caminamos algunos cerros hasta que llegamos a uno, en cuya cima destacaba
una piedra rectangular con un orificio en su centro, cual si fuera un mortero.
en aquel momento recordé haber visto antes uno de esos en una comunidad
indigena donde peregriné unos años atrás. En aquel momento, el chamán de la
comunidad nos explicó que aquellos morteros eran utilizados por los pueblos
originarios a manera de calendario cósmico. volcaban en él un poco de agua y en
el momento en que ciertas constelaciones se reflejaban en el agua, los pueblos
realizaban determinados ritos y ceremonias para dar comienzo a nuevos ciclos de
cosecha, de siembra o de iniciaciones. Se lo comenté a Emiliano, y estuvimos
meditando algunas horas, sobre las personas que hicieron el mortero, dejándonos
llevar por la imaginación y conectando con almas que estuvieron allí en otros
tiempos, en otras vidas. una extraña sensación nos vino a la mente. surgió en mí
la idea de pertenecer a ese sitio. de alguna manera sentí que no era la primera
vez que estaba ahí, en aquel lugar, y que mucho antes en otras vidas ya
habíamos caminado aquellos cerros.
meditamos unas horas y luego retornamos al campamento. Caminábamos en
silencio, y nos mirabamos de tanto en tanto. parecía que una mirada era todo lo
necesario para comunicarnos, para decir lo que el alma quería decir. cualquier
palabra era poca cosa en aquel momento y el silencio majestuoso.
mientras íbamos a mitad de camino, vimos algo que nos maravilló. Siete caballos
subían la montaña cuesta arriba rumbo a nosotros. Eran siete hermosos caballos
de diferentes portes y colores. Uno parecía destacar entre ellos, cual si fuera el
lider de la manada. Era un caballo blanco de porte elegante que encabezaba la
marcha rumbo a nosotros.
nos miramos con Emiliano, y sin decir nada, comenzamos a agacharnos en señal
de reverencia, mientras los caballos se iban acercando cada vez más y más.
finalmente nos rodearon y comenzaron a caminar alrededor nuestro con mucha
curiosidad. Uno de ellos, un potranco, se acercó hacia nosotros hasta el punto de
besarnos la frente con su hocico. Nos olfateaba primero a Emiliano y luego a mi,
hasta que el caballo blanco le dio un coletazo en señal de que ya era suficiente.
mientras el potranco se alejaba poco a poco, otro caballo se acercó. Esta vez, un
caballo marrón, el más anciano del grupo, vino a paso lento hacia nosotros y
también nos acercó su hocico como quien saluda y da una bienvenida.
treinta o cuarenta minutos había durado aquella escena hasta que lo caballos
volvieron a bajar por donde habían venido. Treinta o cuarenta minutos que
quedarán grabado eternamente en mi memoria como la bienvenida más hermosa
que algún lugar me haya hecho.
seguimos rumbo al campamento sin emitir palabra alguna. Era como si decir algo,
sea lo que sea, pudiera romper con lo sagrado de aquel momento que estabamos
experimentando. solo volvimos a hablar cuando llegamos al campamento, y le
comentamos a los chicos lo que habíamos vivido. ellos se miraban con mirada
cómplice, como si de alguna manera supieran mejor que nosotros lo que pasaba
en aquel lugar.
todo estaba siendo muy bello. yo me encontraba profundamente agradecido
mientras desmontamos las carpas para seguir nuestro camino. y hubiera seguido
así, de no ser por un hombre que se acercó desde lo lejos. estaba armado y muy
nervioso. se acercó a nosotros con una energía mezcla de miedo y de ira. Dijo que
era un tal Roca, el dueño del lugar, y mientras posaba su mano sobre un cuchillo y
le pedía a uno de sus peones que trajera la escopeta, nos dijo que no podíamos
estar ahí y que debíamos irnos inmediatamente. Yo por dentro me reía, pensando
que un Roca se adueñó hasta de las puertas del cielo. No vimos a San Pedro,
pero vimos a Roca, pensaba y me reía. Pero mientras tanto, mi rostro por fuera
solo expresaba gratitud. No me dejé llevar por esa energía de ira, a la que en otro
momento hubiera respondido con más ira, y muy por el contrario agradecimos, nos
disculpamos, lo saludamos amablemente y seguimos nuestro camino.
Juli me felicitó por mi actitud y me dijo que esa habría sido mi primera prueba pero
que tendría muchas más a lo largo de este viaje. que debería seguir siempre el
camino de la armonía y no dejarme llevar por la densidad de la ira, del miedo o de
la angustia. luego nos dirigimos al templo mariano. el templo hermano de Aurora,
donde comenzamos nuestro viaje. Juli conocía un camping al lado del templo
donde nos podríamos alojar por unos días mientras estuviéramos allí.
mientras íbamos vimos un cartel afuera de una tranquera, tallado en madera que
decía “Regreso a Casa” y por si fuera poco una pizarra más abajo aclaraba “hay
lugar”.
“El tío Guille nos recibirá”, dobla aquí, dijo Juli, justo antes del cartel. Entramos
por la tranquera y yo pensaba en esa extraña sensación de estar de regreso en
casa y que para colmo, el lugar donde nos iríamos a alojar llevaba exactamente
ese nombre. cuando bajamos del coche, un hombre pequeño y robusto de unos
cuarenta y tantos años, nos recibió con mucha amabilidad, en especial luego de
ver a juli bajando del auto. .Nos guió hacia el lugar donde armaríamos las carpas y
luego intercambiamos una charla, que fue más un monólogo de Guillermo que
una charla improvisada. Nos contó sobre ERKS y sus maravillas, sobre las naves
que se veían seguido, pasando por los cerros y sobre todos los misterios que se le
suelen contar a los turistas cuando pasan por este lugar. Guillermo intentaba en
todo momento mantener un semblante espiritual y elevado, pero había algo en su
mirada que decía otra cosa, pero no le quise dar importancia.
Eran casi las tres de la tarde cuando partimos hacia el templo. Juli conocía un
camino alternativo por el monte que nos ahorraba de una larga caminata.
Llegamos, y como es costumbre en el templo, tocamos las campanas para ser
atendidos. Llegó pronto un señor mayor llamado Olam, que nos miraba con
profunda alegría mientras el sol de la tarde brillaba en su rostro haciéndole
destacar un semblante de serenidad inmensa.
Pedimos entrar al templo de oración y Olam nos condujo hacia allí, por un sendero
de piedras y flores hermosas,que se lucían en todo el camino, hasta la entrada de
la casa de oración. Un hermoso edificio circular construido en piedra, en cuyo
interior destacaba una imagen de la Divina Misericordia de Sor Faustina Kowalska
y una pequeña estatua de la madre universal.
comenzamos nuestro trabajo de oración, hecho en verdad con profunda y sincera
devoción, cuando de repente el cielo se llenó de nubes y comenzamos a escuchar
las gotas finas de la llovizna golpeando en los ventanales.
“te alabamos o madre universal,
plena es tu gracia, la unidad esta en tí.
Sagrada energía femenina,
gestas en tí la nueva humanidad.

seguimos persistentes con nuestra oración mientras aquellas gotas de llovizna se


transformaban rápidamente en un chaparrón. agua y más agua golpeaba el techo
e incluso el granizo comenzó a sentirse bruscamente.
yo miraba sorprendido hacia afuera pensando en cómo diez minutos antes era una
bella tarde de sol, pero pese a eso no pare de orar junto a mis hermanos con gran
intensidad e intención.

Oh, suprema madre univeral,


ruega por nosotros, seres de la superficie de la tierra,
para que podamos consagrarnos como dignos hijos de Dios
en la fe,
la Luz,
La paz,
La protección,
La cura,
la unidad,
el amor,
el Perdón,
La reconociliación,
la caridad,
la humildad,
la transmutación
y en la fraternidad,
ahora, y en el momento de nuestra total
y definitiva entrega,
al padre creador,
amen”

el agua empezó a filtrarse por la claraboya del techo y por las ventanas, y un
monje llegó rápidamente con un trapeador mientras nosotros seguíamos orando.
Pasó por mi mente la idea de que llegaba nuevamente el diluvio universal mientras
veía como se llenaba de agua el piso del oratorio y nuestras bocas seguían
orando insistentemente.
“jesus, yo confío en tí. En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo”, dijimos los cuatro
al unísono, cuando un rayo de luz se poso sobre la pintura. quedé conectando un
instante con mi ser interno, con los ojos cerrados, sintiendo todo lo que estaba
pasando por mi espíritu. Luego, al abrir los ojos, el día ya volvió a estar soleado.
salimos del templo bajo una luz resplandeciente. Una humedad en el ambiente
llenaba el aire con un exquisito aroma a pasto mojado.

También podría gustarte