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PARCIAL RELACIONES INTERNACIONALES:

CHINA Y ESTADOS UNIDOS

Alumna:

Materia: Relaciones Internacionales

Profesores

Comision :

Turno:

Fecha de Entrega:
CHINA Y ESTADOS UNIDOS: ¿Destinados a la guerra?
La historia nos muestra una y otra vez que aquellos que no son conscientes del
pasado están condenados a repetirlo. Es por ello que tanto historiadores,
políticos, como diplomáticos y especialistas en relaciones internacionales
centraron, estos últimos 4 años, sus debates en lo que se ha denominado “La
trampa de Tucídides”, puesto en relieve a través de Graham Allison, y en cómo
se relacionaría con la situación actual entre Estados Unidos y China, es decir,
entre el hegemón y el aspirante hegemón del sistema internacional.
Esta famosa metáfora griega se refiere a un patrón de tensión estructural que
sucede cuando una potencia en ascenso amenaza con desplazar a la potencia
dominante del sistema internacional y, de este modo, quebrar el status quo
estable hasta ese momento.
El primero en describir este fenómeno fue Tucídides, en su obra: “La guerra del
Peloponeso”, cuando una Atenas en auge desafía la posición culmine de
Esparta. El padre del realismo clásico manifiesta que la política internacional
tiene un gran componente irracional. No era razonable ir a la guerra con
Esparta y Atenas, lo sabía perfectamente, entonces, ¿porqué sucede esto? Se
entra en un conflicto bélico justamente por la trampa de Tucidides. Atenas
estaba segura que era su turno de ser el hegemón, que los dioses estaban a su
favor y al mismo tiempo, Esparta estaba acostumbrada y se sentía cómoda en
su posición dominante. De esta manera, teníamos dos posturas. Por un lado, la
del hegemón que no quería abandonar su posición de dominio, y, que tanto
material como simbólicamente, podía mantenerse allí. Del otro lado, el
aspirante hegemón que se sentía en condiciones de desplazar a su rival e
inclinar el sistema en su favor.
En la actualidad, la circunstancia es la misma, aunque cambiaron los actores.
El temor es que China se convierta en esa Atenas ante una Esparta encarnada
en Estados Unidos. Como expresó Henry Kissinger:
“once you get the idea, this concept of Thucydides's trap in your head, it will
provide a lens for helping you look thought the news and noise of the day to
understand what actually going on”1
¿Qué dice Estados Unidos?, China debería acoplarse al orden internacional
que ellos construyeron. ¿Qué dice China?, A nosotros nadie nos consultó ni
aceptamos sobre los principios de este orden y sus arreglos.
Lo que Tucídides destaca es que el sistema es anárquico y la anarquía del
sistema induce a la incertidumbre y a la búsqueda, por parte de la potencia
1 Allison, Graham (TED), (2018, November 20), Is war between China and the US inevitable?, Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?
hegemónica, de acciones preventivas que eviten su caída. Asimismo, alienta al
candidato o aspirante hegemón a sentir que es su momento. Y esto, nos dice
Allison, ha llevado a numerosas guerras hegemónicas especialmente a doce
casos de dieciséis en los últimos quinientos años. Pudiendo convertirse China y
Estados Unidos en el decimoséptimo caso, algo impensable unos años atrás.
Como dice el escritor neorrealista Waltz, en el sistema anárquico la guerra no
va a ser constante, no es que la anarquía causa necesariamente la guerra,
pero va a servir como causa permisiva. Esto quiere decir que la guerra puede
suceder porque no hay nada que pueda impedirla, y esto fuerza a los Estados
a preocuparse por su propia seguridad.
Los Estados también deberán responder a los incentivos de su entorno, y si su
posición se ve amenazada, van a tomar acciones para tratar de recompensar
esto aumentando su poder o destruyendo el de su competencia. Esto es lo que
se denomina la autoayuda, porque en la anarquía no hay una autoridad
superior a la que se pueda recurrir en caso de conflicto. Cada Estado tiene que
valerse por sí mismo.
Cabe señalar que, aunque en términos estadísticos la posibilidad o propensión
de ir a la guerra es elevada, no todo conflicto termina con este final, es decir,
un conflicto bélico es eludible si los poderes actúan apropiadamente.
Lo interesante es que, si uno mira el estudio hecho por Allison, estos cuatro
casos que no terminaron en un enfrentamiento bélico fueron los más recientes
en la historia. Puede verse claramente en el caso de Estados Unidos y Gran
Bretaña a principios del siglo XX. Cuando Estados Unidos empieza a ascender
y adquirir más poder, la potencia hegemónica en ese entonces no solo no lo
confronta militarmente, sino que se acopla. Y desde la Gran Guerra se
considera su principal aliado e incluso, esto mismo puede apreciarse en el
ejemplo de la disputa hegemónica entre Estados Unidos y La Unión Soviética
durante la llamada Guerra Fría (1947-1991), donde si bien hubo múltiples
conflictos indirectos como la Guerra de los misiles en Cuba, la Guerra de
Vietnam, y la Guerra de Corea, compitieron tanto en los campos ideológicos,
militares, tecnológicos y económicos (ésta no fue una confrontación directa
entre ambas potencias). Los otros dos casos fueron entre La Unión Soviética y
Japón durante la década de 1970-1980; el cuarto fue el de Alemania, como
potencia en ascenso, buscando desplazar a Francia y Gran Bretaña.
Estas cuatro victorias ofrecen una enseñanza a todos los líderes de mundo, ya
que la trampa de Tucídides no es fatalista. Lo rescatable de la historia es que
sirve para aprender. Como dice Hans Morgenthau en su primer principio: “El
realismo político supone que la política, al igual que toda la sociedad, obedece
a leyes objetivas que arraigan en la naturaleza humana”. 2 El autor se refiere a
que la política nunca va a cambiar si no se modifica la naturaleza humana, que
es relativamente estable. De esta manera, sí observamos las experiencias de
nuestros antepasados, vamos a encontrar patrones de comportamiento muy
similares, por lo que cualquier política que los líderes del mundo quieran
implementar, debe tener en cuenta estas características inherentes de la
naturaleza humana.
Como todo realista clásico, Morgenthau nos va a decir que el hombre reacciona
ante el poder de cierta manera y que todo ser humano tiene hambre de poder
(el hombre instintivamente quiere dominar a los demás). Ahora, esta pulsión
por dominar, es lo que va a llevar a los Estados a comportarse de esta forma.
Los mismos se van a comportar, en la mente de un realista clásico como
Morgenthau, como los seres humanos. En donde van a tener esa inclinación
natural por subyugar al otro y estos, naturalmente, van a tratar de resistirse.
De esta forma, Tucídides no solo se enfoca en los cambios en el poder relativo
sino también en las percepciones de cambio entre los líderes de Atenas y
Esparta, y cómo esto llevó a cada uno a fortalecer las alianzas con otros
Estados, con la esperanza de contrarrestarse el uno al otro.
Al igual que Morgenthau, nos dice que hay que comprender si asistimos a jefes
políticos, o a verdaderos estadistas en cada momento histórico. Ya que
políticos hay muchos, pero estadistas hay pocos. Son esos líderes prudentes
que piensan a largo plazo y tienen en cuenta tanto las debilidades propias
como las fortalezas ajenas, los que pueden hacer la diferencia y contribuir a la
estabilidad mundial.
El estadista que miraba Tucídides era Pericles. ¿Cuál fue el posible hecho que
cambió el rumbo de la Guerra del Peloponeso?, La enfermedad de Pericles y la
peste. Cambiando de esta forma algo tan importante como la hegemonía de
Atenas en el mundo occidental, ya que después Atenas tuvo demagogos.
La diferencia de Pericles con sus sucesores fue que estos últimos no supieron
diferenciar los relatos, de la verdad. Creyeron el ropaje ideológico, y se
olvidaron que los espartanos eran mejores que ellos.
En la actualidad pasa lo mismo, los líderes de los respectivos Estados tienen
un papel muy importante en la lucha por la hegemonía, y tienen que decidir si
van a seguir los pasos de la historia o van a tratar de lidiar esta rivalidad con
una combinación de imaginación, sentido común y valor, para evitar una guerra
2 Morgenthau, Hans J. (1948), POLITICA ENTRE NACIONES: La lucha por el poder y la paz, Grupo Editor
Latinoamericano (GEL), Sexta Edición, , p 12.
que ninguno quiere y que todos sabemos que sería catastrófica. Como escribió
Allison en su obra:
“If leaders in the United States and China let structural factors drive these two
great nations to war, they will not be able to hide behind a cloak of inevitability.
Those who don’t learn from past successes and failures to find a better way
forward will have no one to blame but themselves” 3
Para Robert Gilpin esto también es así. Cuando escribe su obra War and
Change in World Politics, Estados Unidos venía sufriendo muchas bajas tanto
por la Guerra de Vietnam, como por la crisis del petróleo de 1973 y 1979, la
inflación que estaba sufriendo, entre otras. ¿Qué podía hacer un hombre?,
como se demostró en los comienzos de los 80 en este país, bastante. A través
de un liderazgo motivador como lo tuvo Ronald Reagan (1911-2004), con su
carisma y su capacidad de movilización, es posible desencadenar fuerzas. Y
tanto Trump como Xi Jinping son líderes que hablan fuerte y claro.
En un sistema internacional en el cual no se está constantemente en reposo,
es decir, donde existe una condición de equilibrio dinámico, los desarrollos
tanto domésticos como internacionales de las grandes potencias, minan la
estabilidad del status quo, creando una situación de desequilibrio y una
redistribución del poder del sistema. Como nos dice Gilpin, “el desequilibrio en
el sistema anárquico es una situación en la cual el desarrollo económico,
político-militar y tecnológico aumentan considerablemente los beneficios, o
disminuye los costos posibles para uno o más estados, en la búsqueda de un
cambio en el sistema internacional.
China en los últimos 40 años fue creciendo drásticamente en estos últimos tres
factores mencionados previamente. Con respecto a la economía, cuando
emprendió su marcha hacia el mercado en 1978, más del 90% de su población
trataba de sobrevivir con una cantidad de dos dólares diarios. En la actualidad
una de cada cien personas sigue padeciendo esto. Allison nos muestra cómo
una nación que hace veinticinco años ni aparecía en ninguna tabla de la liga
internacional, ha resucitado y crecido tan rápido en un corto período de tiempo.
Siendo declarada en el año 2014 como la economía más grande del mundo.
Allison refleja este crecimiento, comparando dos puentes. Uno que conectaba
dos universidades estadounidenses y que tardaron años en renovarlo, con un
gasto superior a tres veces el presupuesto que originalmente se le había
adjudicado. Y el otro puente, con dos de líneas de tráfico, ubicado en la cuidad
de Beijing, en donde solo demoraron 43 horas en su construcción. Asimismo, el
3 Allison, Graham, (2015, September 24), The Thucydides Trap: Are the U.S. and China Headed for War?, The
Atlantic, Recuperado https://www.theatlantic.com/
politólogo estadounidense en un estudio para un comité de servicios armados
del senado, estableció que el tamaño de la economía de China en 2004 era la
mitad que la de Estados Unidos. Que en 2014 su PBI era igual o incluso
superaba a la de su rival, y para 2024 estima que la economía del aspirante
hegemón duplicará la de Estados Unidos.
Un segundo elemento del que habla Gilpin y se puede relacionar con la
situación actual entre China - Estados Unidos, son los cambios tecnológicos.
La llamada tercera revolución industrial nace en la década de los 1970 y 1980
en EEUU, y estos saltos tecnológicos brindan gran poder económico y de
información nos dice Gilpin. Actualmente China también se está convirtiendo
rápidamente en un competidor de tecnologías avanzadas a la par de Estados
Unidos, liderando en muchas áreas de inteligencia artificial.
La República Popular China ya tiene un plan a largo plazo. Para el 2025 planea
ser el poder dominante en el mercado principal en diez tecnologías avanzadas,
como robots, inteligencia artificial y computación, convirtiéndose para el 2035,
en el líder indiscutible en toda esta materia. Para el 2049, éste Estado tiene el
objetivo de ser el número uno en el mundo, incluido en el campo militar.
En los últimos años, China también ha aumentado el gasto y sus capacidades
en el área de defensa. Hace un siglo su presupuesto era la veinticincoava parte
del de Estados Unidos, hoy día es un tercio de su presupuesto. Asimismo,
China, a diferencia de su rival, centra todo su presupuesto en Asia oriental, por
lo que tiene la delantera en escenarios militares tales como el conflicto sobre
Taiwán o en el Mar del Sur de China.
Es de mucha relevancia aclarar que, a diferencia de otras esferas de poder, en
el campo de lo bélico se puede debatir que, a pesar de que Beijing también ha
estado invirtiendo fuertemente en poder militar, éste se mantiene muy por
detrás de Estados Unidos y sigue encontrándose en una ventana de
vulnerabilidad ante este país. Con esto mismo, voy a remontarme a lo que dice
Stephen Van Evera en su texto Why States Believe Foolish Ideas.
Esparta era más poderosa que Atenas, pero ésta va creciendo y comienza
poco a poco, a ser más peligrosa. Es allí donde aparece la ventana de
oportunidad, para el hegemón de ese momento, que es la posibilidad de
atacarlos y destruirlos. Esparta, debe utilizar el tiempo disponible para contener
a su rival, atacarlos antes de que Atenas sea demasiada poderosa. La ventana
de oportunidad sería en este caso, una guerra preventiva para Esparta. Ya que
si el aspirante hegemón se vuelve muy poderoso sería una misión suicida
atacarlo. La ventana de vulnerabilidad es la otra parte, en donde el poder
ascendente se siente vulnerable a la otra potencia hasta cierto punto.
En el caso de China y Estados Unidos, muchos dicen que el primero ya cerro
su ventana de vulnerabilidad, desde el punto de vista militar, ya que poseen un
arsenal nuclear. Sin embargo, esto es debatible y se puede refutar diciendo
que el arsenal nuclear no garantiza absolutamente nada, debido a que, en
realidad, China posee un arsenal de doscientas cabezas nucleares mientras
que Estados Unidos tiene mil quinientas aproximadamente. Se podría decir que
China es vulnerable porque si EEUU quisiera, podría lanzarse a atacar
preventivamente y hacer lo que se denomina counterforce (que es cuando
atacas las fuerzas enemigas, en este caso las fuerzas nucleares).
Rusia posee el mismo número de cabezas nucleares, mejor distribuidas y en
un nivel de alerta mucho más elevado, por lo que hacer un ataque nuclear a
este país es relativamente suicida; mientras que hacerlo con una potencia
nuclear menor como China, India o Corea del Norte todavía está dentro del
margen de lo posible, por lo que se evidencia la existencia de una ventana de
oportunidad por parte de Estados Unidos y una ventana de vulnerabilidad por
parte de China, en donde si esta última quisiera cerrar dicha ventana de
vulnerabilidad, tendría que sumar más misiles y armas nucleares hasta
alcanzar una paridad nuclear con su adversario.
Nos encontramos frente a un país con el líder más ambicioso y competente del
sistema internacional, y al igual que el presidente Trump, Xi Jinping sabe lo que
quiere. Como expresó al convertirse en presidente en 2013, su objetivo es
hacer China grande otra vez, y cumplir con lo que él denomina “The China
Dream”, es decir la aspiración de millones de chinos, que no solo desean ser
ricos sino también muy poderosos.
China quiere volver a su lugar legítimo, luego de un siglo de debilidad que
condujo a la explotación y la humillación nacional por parte de los colonialistas
occidentales y Japón. Desde el punto de vista de Beijing, China está siendo
restaurada a la posición donde siempre debió estar, donde su poder exige el
reconocimiento y el respeto de los intereses centrales del país. Para
Morgenthau, la fuerza más grande en la política internacional es el
nacionalismo. La nación es una abstracción conformada por un conjunto de
individuos que tienen ciertas características en común y son estas
características, precisamente, las que los convierten en miembros de la misma
nación. Como apuntó Marcel Proust:
"La vida de las naciones simplemente repite, en gran escala, las vidas de sus
células componentes, es decir los individuos y quien sea incapaz de entender
el misterio, las reacciones, las leyes que determinan los movimientos de los
individuos, nunca podrá aspirar”4
A diferencia de otras épocas, donde los grupos sociales estaban conformados
por lazos de sangre, vínculos religiosos, o por la lealtad de los vasallos hacia
su señor feudal, en nuestra época, nos dice Morgenthau que ésta identificación
se da con el poder o la política de la nación, eclipsando de esta manera esas
antiguas identificaciones. Lo que se conoce hoy en día como Nacionalismo
Moderno.
La mayoría de los individuos llega a ser incapaz de satisfacer su deseo de
poder dentro de la comunidad. Solo un pequeño grupo ejerce el poder
permanente sobre el resto, por lo que la comunidad deriva sus aspiraciones
insatisfechas hacia el terreno internacional. Siguiendo el ejemplo de Estados
Unidos, cuando el ciudadano norteamericano piensa en el poder de su nación,
debe sentir lo mismo en cuanto a satisfacción se refiere, a lo que ha
experimentado el ciudadano espartano cuando se identificaba con Esparta y
todo su poderío. Al tener conciencia de pertenencia a una nación muy
poderosa, con capacidad industrial y riqueza, genera en sus ciudadanos un
sentimiento de halago y orgullo, ya que es como si todos, como parte de la
colectividad, fueran los poseedores y los controladores de dicho poder. El
poder que los representantes ejercen en el escenario internacional se
transforma también, en el poder del resto de los ciudadanos de esa gran
potencia. Al igual que las frustraciones que experimentan dentro de la
comunidad nacional, son compensadas por el deleite vicario del poder de la
nación. Los símbolos nacionales, especialmente sí hacen referencia a las
fuerzas armadas y a las relaciones con otras naciones, son instrumentos de
esa identificación de los individuos con el poder de la nación. La ética y las
costumbres de una sociedad tienden a hacer atractiva esa identificación al
dispensar recompensas y amenazar con castigos.
En el siglo XXI, en los debates actuales el nacionalismo ocupa un rol central. Y
luego de la pandemia del Coronavirus qué se vive actualmente, los
nacionalismos van a agudizarse. A diferencia de un nacionalismo bien
manejado, un mal empleo de éste puede generar serios problemas. Ya que el

4 Morgenthau, Hans J. (1948), POLITICA ENTRE NACIONES: La lucha por el poder y la paz, Grupo Editor Latinoamericano
(GEL) Colección Estudios Internacionales, Sexta Edición revisada por Kenneth W. Thompson, p 135
nacionalismo se basa en priorizar lo propio, sin tener en cuenta la necesidad de
cooperación o de coordinación con lo ajeno. Si miramos la política internacional
actual, vemos que son los líderes quienes tomaron muy fuertemente el tema
nacional.
Xi Jinping si bien a nivel económico se basa en el sistema capitalista, a nivel
político ha colocado un inmenso énfasis en Confuncio y las tradiciones
Confucianas, cuya esencia de sus enseñanzas se condensa en la buena
conducta en la vida, el buen gobierno, el cuidado de la tradición y la
meditación. Es una tradición donde las máximas virtudes son la tolerancia, la
bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto a los mayores y
antepasados. El gobernante es considerado un virtuoso y la civilización sigue el
modelo gobernante/súbdito, padre/hijo, etcétera. La base de la doctrina
confuciana es el centro del poder del relato político de Xi Jinping. Con Estados
Unidos este nacionalismo también se ve muy claramente con la frase American
First, es decir, poner en el centro de la escena primero a su país, su seguridad
económica.
Muchos comentaristas predicen que con el COVID-19 no solo se van a
agudizar los celos nacionales, sino también que será el fin de la era bajo el
liderazgo de Estados Unidos desde 1945. Sin embargo, Joseph Nye manifiesta
que ciertamente habrá cambios, pero hay que tener cuidado de asumir que las
grandes causas de esta pandemia tendrán grandes consecuencias. el
geopolítico estadounidense sostiene que la interdependencia de los Estados,
resultado de cambios tecnológicos y de comunicación, son muy improbables
que cesen.
Al inicio de la pandemia, tanto China como Estados Unidos tomaron caminos
erróneos que dañaron el soft power de ambas naciones. En donde las dos
economías más grandes del mundo se embarcaron en una batalla de
propaganda, en vez de enfocarse en la cooperación internacional. China culpó
a los militares estadounidenses por la presencia del virus en Wuhan, mientras
Trump hablaba sobre el "virus chino".
En Soft Power, China tiene una posición débil. A pesar de los grandes
esfuerzos desde que el ex presidente Hu Jintao anunció el objetivo de
aumentar el poder blando del país en 2007, Beijing ha creado sus propios
obstáculos al exacerbar las disputas territoriales con los países vecinos y por
su insistencia en el control represivo del partido. No es sorprendente que las
encuestas y clasificaciones de opinión pública mundial, como el Soft Power 30,
clasifiquen a China como baja en poder blando, nos informa Nye.
Con respecto al Hard Power, la pandemia no afectará el equilibrio del sistema
internacional establecido hasta este momento. Además, Estados Unidos tiene
ventajas geopolíticas que persistirán a pesar de la pandemia entre las cuales
se encuentran su posición geográfica, ya que a diferencia de China que se
encuentra rodeada de vecinos con los que mantiene disputas territoriales,
como es el caso con: Brunei, India, Indonesia, Japón, Malasia, Filipinas,
Taiwán y Vietnam. Estados Unidos está bordeada por océanos y vecinos
amigos. La geografía es un factor muy importante para numerosos autores
como Van Evera, Morgenthau, John Mearsheimer, entre otros. A diferencia de
otros como Waltz, estos ven el factor geográfico como uno de los elementos
del poder nacional. Un Estado que este geográficamente favorecido va a estar
en ventaja con respecto al otro que no se encuentre en las mismas
condiciones. Estos países que por su geografía están muy favorecidos,
habitualmente son estados protegidos por barreras naturales, ya sean grandes
mares, cordilleras, desiertos, océanos, etc. La geografía y sobre todo las
grandes masas de agua, como dice Mearshaimer, limita las maneras en las
que es posible proyectar el poder.
Hoy Estados Unidos es el único que pueden proyectar su poder alrededor del
mundo debido a una combinación de capacidades navales y también aéreas.
China está construyendo su fuerza naval, pero la misma está localizada en su
ámbito cercano. No vamos a ver a china mandando fuerzas expedicionarias
lejos de sus fronteras, ya que a diferencia de EEUU y Rusia no es una fuerza
militar que este habituada al combate.
Una segunda ventaja es la energía, siendo Estados Unidos un exportador neto.
China, por otro lado, depende en gran medida de las importaciones de energía
que pasan por el Golfo Pérsico y el Océano Índico, donde Estados Unidos tiene
la supremacía naval. Los recursos energéticos son otro elemento del poder
nacional nos dice Morgenthau, ya que estos mueven la industria moderna.
A su vez, Estados Unidos también tiene ventajas demográficas. Nye nos dice
que es probable que durante la próxima década la fuerza laboral de Estados
Unidos crezca un 5 por ciento, mientras que en China se reducirá en un 9 por
ciento, principalmente como resultado de su antigua política de un solo hijo.
Para Morgenthau, un Estado que quiera ser una gran potencia va a necesitar
como condición de base una gran población. Esto no significa que gran
población sea sinónimo de gran potencia, viéndose reflejado esto mismo en
países como India, que tiene casi la misma población que China, pero la
primera está bastante más alejada en la escala de poder con respecto a la
última. Éste es un elemento que da capacidad potencial.
Por lo tanto, según la visión de Nye, es muy poco probable que la pandemia de
COVID-19 demuestre un punto de inflexión geopolítico. Esto no quiere decir
que Estados Unidos no deba reconocer que también hay otras influencias
además de la americana. Como enuncia Allison en un ensayo en marzo de
este año, la unipolaridad ha terminado. Aceptar esto será para Estados Unidos
un proceso confuso y desgarrador. No obstante, esto también puede traer una
ola de creatividad estratégica.
Para concluir este trabajo me gustaría remontarme a Edward Hallet Carr,
historiador británico, periodista y teórico de las relaciones internacionales, que
enumera algunos elementos que son muy útiles hasta el día de hoy. Ya que
esos factores que él visualizó, que se acumularon entre 1918 y 1939, fueron lo
que llevaron a la Primera Guerra Mundial. Entre estos factores, él sostiene que
hay que pensar cual liderazgo es el más conveniente para el sistema
internacional. Carr no es neutral, toma la postura de que el sucesor
hegemónico británico tiene que ser Estados Unidos, ¿Porque? Ya que este
país tiene ciertos elementos de autocontrol interno que pueden moderar ciertos
abusos. No era lo mismo Roosevelt que Stalin. Roosevelt usaría Hard Politics,
hacía imperialismo, pero tenía que rendir cuentas. A diferencia de líderes como
Stalin o Mao que no tenían que rendir cuentas a nadie.
Uno de los debates de la actualidad es si va a haber hegemonía, cuál conviene
o cuál nos gustaría más. El autor británico nos postula que lo más conveniente
para el mundo, es la hegemonía americana. No es lo mismo China que
Estados Unidos, si nos preocupan los Derechos Humanos y las libertades. ¿Es
China el hegemónico ideal? ¿Cómo nos ve China? ¿Como vasallos o como
otros Estados iguales?
Entonces un plano importante para Carr es el plano valorativo, no todo es
meramente quien sube o quien baja, sino también qué consecuencias trae
quien sube y qué consecuencias trae quien baja, a todos los Estados del
mundo. Nos encontramos ante hechos que son difíciles de ignorar. Ante una
China en ascenso aparentemente imparable, cuyos mayores efectos e
impactos los siente su rival número uno, Estados Unidos. Mientras China
ascienda y se vuelva más poderosa, más rica y más avanzada en tecnología,
inevitablemente va a producir un choque con la posición americana. Como
proyectó Napoleón: “China es un león dormido y cuando se despierte el mundo
temblará”.5
Como expresé al inicio del ensayo, quien no es consciente del pasado y de la
historia, está condenado a repetirla. El hombre tiene una gran capacidad de
locura, pero también de imaginación y creatividad. Esto puede verse después
de la Segunda Guerra Mundial, en donde se logró un nuevo orden
internacional, orden que nos permitió vivir una vida sin constantes luchas por el
poder y con mayor prosperidad y paz de la que nunca se vio en el mundo. De
este modo, en este periodo histórico de crisis e inestabilidad del sistema
internacional, necesitamos una dosis de inventiva, teniendo en cuenta la
historia, para no caer en la trampa de Tucídides y en el peor de los casos en
una guerra.

5 Rudd, Kevin (TED), (2015, april 1), ¿Están China y EE.UU. condenados al conflicto?, Recuperado
de https://www.youtube.com/watch?
BIBLOGRAFIA

Allison, Graham, (2015, September 24), The Thucydides Trap: Are the U.S. and China
Headed for War?, The Atlantic, Recuperado https://www.theatlantic.com/
Morgenthau, Hans J. (1948), POLITICA ENTRE NACIONES: La lucha por el poder y la
paz, Grupo Editor Latinoamericano (GEL) Colección Estudios Internacionales, Sexta
Edición revisada por Kenneth W. Thompson.
Rudd, Kevin (TED), (2015, april 1), ¿Están China y EE.UU. condenados al conflicto?,
Recuperado de https://www.youtube.com/watch?
Allison, Graham (TED), (2018, November 20), Is war between China and the US
inevitable?, Recuperado de https://www.youtube.com/watch?
Gilpin, Robert (1981), War and Change in World Politics, University of Cambridge.
Carr, Edward Hallet (1939), The Twenty Years Crisis, Great Britain, BY R. & R.
CLARK.
Waltz, Kenneth N. (1979), Theory of International Politics, Addison- Wesley Publishing
Company.
Van Evera, Stephen (2002), Why States Believe Foolish Ideas, Massachusetts Institute
of Technology Political Science Department and Security Studies Program.
Allison Graham (2020, March/April), The New Spheres of Influence, Sharing the Globe
With Oher Great Power, Foreign Affairs.

Nye, Joseph.s (2020, April 16), No, the Coronavirus Will Not Change the Global
Order, Foreign Policy, Recuperado de https://foreignpolicy.com/

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