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ENSAYO DE NIVEL SUPERIOR DE LENGUA Y LITERATURA

Concepto:

Creatividad

Cuestión global:

La culpa, la locura y su impacto en el desarrollo de acción del cuento “El corazón

delator.”

Número de palabras:

1430
“El corazón delator” un relato presentado por Edgar Allan Poe en 1843. Cuento donde

Poe representa temas como la culpa y la locura en la mentalidad de una persona

trastornada que intenta convencerse a sí mismo y a nosotros como lectores de que no

lo está.

Esta historia empieza de forma interesante, con el narrador hablándonos en primera

persona y contándonos los sucesos que se exploran en todo el cuento, el argumento

del mismo gira en torno a dos personas, el mismo narrador y el anciano con el que

vivía, nos cuenta que el nunca sintió nada malo contra el viejo, que incluso sentía

aprecio por él, pero que sin embargo, de forma contradictoria, había algo que lo

molestaba, una característica importante que poseía el viejo y sobre la cual gira el

argumento de la historia, el ojo del mismo, este es, bajo palabras del protagonista:

¡Era uno de sus ojos, sí, esto es! Se asemejaba al de un buitre y tenía el color azul

pálido. Cada vez que este ojo fijaba en mí su mirada, se me helaba la sangre en las

venas.”

Nos da la descripción del ojo del anciano, el cual dice que se parecía al de un buitre,

este ojo es el que desencadena toda la historia que nos cuenta el autor, el

protagonista nos dice que por causa del ojo y la presión que este ejerce cobre el,

siente la necesidad de asesinar al viejo.

De forma lenta nos narra como noche tras noche el vigila al anciano en su habitación,

como entra a la habitación sin hacer ni un ruido, nos deja muy en claro como una

persona loca no hubiera podido hacerlo con la cautela y calma con la que él lo hacía y

por lo tanto no estaba loco.

“¡Ah! Un loco no habría sido tan prudente. Y cuando mi cabeza estaba dentro de la

habitación, levantaba la linterna con sumo cuidado, ¡oh, con qué cuidado, con qué

cuidado!”
Al final de la octava noche termina por asesinarlo, cortarlo en partes y esconderlo

debajo de unas tablas de madera de la habitación del mismo anciano, cuando unos

policías llegan a investigar gracias a un vecino que escucho un grito en la noche es

cuando se desencadena la principal problemática a tratar en este ensayo, la culpa.

Mientras los oficiales hablan e investigan el lugar, el narrador empieza a sentir algo

que empieza como un zumbido, un tenue ruido apenas perceptible en su oído, mas,

sin embargo, mientras más avanza el tiempo, el zumbido poco a poco va aumentando

de tono, siente como se transforma en un latido constante, un ruido monótono pero

molesto que lo perturba.

“Era «un rumor sordo, ahogado, frecuente, muy análogo al que produciría un reloj

envuelto en algodón». Respiré fatigosamente; los oficiales no oían aún. Entonces

hablé más aprisa, con mayor vehemencia; pero el ruido aumentaba sin cesar.”

Este ruido que termina siendo estruendoso es lo que termina llevando a la locura al

protagonista, haciéndolo colapsar y confesar su crimen.

—¡Miserables! —exclamé—. No disimuléis más tiempo; confieso el crimen. ¡Arrancad esas

tablas; ahí está ahí está! ¡Es el latido de su espantoso corazón!

Desde el principio del cuento, el narrador insiste en que no está loco, nos aclara que

es alguien nervioso, pero no loco, pero sin embargo esta repetición constante nos

sirve como una evidencia muy contradictoria de su desequilibrio mental, la obsesión

del protagonista con el ojo del anciano, al que describe como un "ojo de buitre" es la

forma en la que demuestra su locura, una locura que termina en un acto tan

irracional como lo es el asesinato, algo que nos termina por confirmar su muy clara

falta de cordura.

La locura del narrador también se manifiesta en la forma en que narra los eventos. Su

lenguaje es caótico y lleno de repeticiones como se mencionó anteriormente, lo que

refleja su mente perturbada. Además, su percepción distorsionada de la realidad se


hace más evidente cuando, tras cometer el asesinato, empieza a oír el latido del

corazón del anciano, un sonido que solo existe en su mente.

Estos dos temas son los que principalmente se abarcan en esta historia, y es

interesante ver la creatividad del autor para reflejar dos conceptos tan complejos y

plasmarlo en algo tan simple como es un simple como puede llegar a ser el ojo.

Sin embargo no nos podemos dejar guiar de que es simple solo porque es algo tan

trivial con un simple ojo, ya que lo verdaderamente interesante aquí, sobre lo que gira

la historia y lo que nos hace un énfasis implícito el autor, es la mente del protagonista,

como aunque que el viejo nunca lo hubiera insultado o agredido, el sentía un profundo

odio y malestar por él, para ser más exactos y como mencionamos anteriormente por

el ojo, este puede simbolizar otras cosas como la presión, o un sentido de vigilancia

que sentía el narrador cada que el viejo lo miraba, y conforme el tiempo pasaba el

narrador iba sintiendo más y más rechazo por este hasta el punto de generar el deseo

de matarlo como única alternativa para librarse de él.

La creatividad del autor también se demuestra de una manera sorprendente al plasmar

el sentimiento de culpa ya que lo hace con algo tan simple como un sonido, a palabras

del mismo protagonista, similar al latido de un corazón, de donde es que viene el

nombre del cuento “El corazón delator” ya que es precisamente este sonido hipotético

el que termina con “delatar” y provocar la confesión del protagonista. Este sonido

creado por la mente del narrador es lo que lo lleva a la locura, aunque este concepto

es algo que se ve que experimentaba desde antes de empezar a sentir obsesión por el

ojo del viejo.

A mi parecer, una de las características más inquietantes del narrador es su

insistencia en que no está loco, ya que, desde el principio, trata de convencer tanto al

lector como a sí mismo de que su comportamiento es perfectamente normal y


razonable. Es increíble ver como de esta forma, el autor nos demuestra como la locura

puede hacerse pasar de una manera lógica y razonable, no vemos que el protagonista

este en un estado extremo de locura y delirio, podemos ver que él es completamente

consciente de su comportamiento y sus acciones, cuando está en el proceso de vigilar

antes de asesinar al anciano se puede ver una tranquilidad casi inhumana en el

protagonista, siendo capaz de quedarse casi inmóvil durante periodos muy

prolongados de tiempo y moverse de manera muy cautelosa con el fin de no despertar

al anciano.

“Movía lentamente la cabeza, muy poco a poco, para no perturbar el sueño del viejo, y

necesitaba al menos una hora para adelantarla lo suficiente a fin de ver al hombre

echado en su cama”.

Se ve que el protagonista al momento de planear el asesinato del anciano lo hace de

manera metódica y calmada, algo que el mismo nos recalca que no lo podría hacer

una persona loca, nos proporciona detalles muy meticulosos sobre cómo planeó y

ejecutó el asesinato, esta calma, aunque parezca contradictorio es literalmente un

síntoma muy claro de su locura y obsesión hacia el ojo del anciano, al tratarse de un

síntoma muy presente en personas psicópatas, que aunque parezcan irrazonables por

sus acciones, en el fondo nunca hacen algo por hacer, y siempre lo piensan hasta el

final.

Estos dos temas son plasmados de una manera apoteósica en la historia, como la

culpa carcome al protagonista hasta generarle un estado de colapso mental que lo

hace caer en la desesperación, como la locura se apodera del narrador hasta el punto

de obligarlo a crear falsos sonidos que lo perturban y molestan constantemente con el

fin de que confiese sus crímenes a las autoridades, como gracias a estos dos

argumentos la historia se desarrolla y tiene un desenlace con un giro de trama

inesperado, es la manera perfecta que tiene el autor de demostrarnos como la

creatividad termina siendo uno de los principales recursos al momento de crear y


modelar una historia, que aunque en un principio parezca tener un argumento simple,

se va desenvolviendo y desarrollando de tal forma que las propias acciones y

pensamientos del protagonista son los que terminan provocándole una presión y

angustia psicológica tan grande que se vuelve insoportable, lo que termina con la

catarsis al ser incapaz de soportar la auto tortura que el mismo se provocó, termina

por confesar su crimen, encontrando un retorcido alivio en la revelación de su culpa.

Bibliografía
Poe, E. (1843). El corazón delator. En Cuentos Macabros.

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