Leyendas

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La Dama La Leyenda De

Tapada
c Cantuña

Se dice que la Dama tapada era una mujer de gran belleza. Un


día, un muchacho galán llamado Mario, que iba cada noche a un
A un indígena llamado Cantuña los padres franciscanos
bar donde la dama también acudía a la medianoche, decidió
le habían encomendado la construcción de una iglesia
hablar con la misteriosa dama, dirigiéndole estas palabras:
en Quito, la de San Francisco. Este aceptó y puso como
-"¿Qué hace alguien tan bella tan sola y tarde?" Ella solo rio, se
plazo seis meses, a cambio él recibiría una gran
demoró en responder, y le dijo: -"Perdí a quien más quería"
cantidad de dinero.
Mario le ofreció su brazo a tan linda muchacha y nadie lo
Aunque parecía una hazaña imposible lograr
volvió a ver. Yo pensaba que ella sabría la respuesta de donde terminarla en seis meses, Cantuña puso su mayor
estaba mi amigo cómo costumbre llegó al bar sentándose en la esfuerzo y empeño en terminarla, reunió un equipo de
mesa de siempre y pidiendo la cerveza, en ese momento yo indígenas y se propuso terminarla. Sin embargo, la
pensé en la dama tapada cumplía con todo lo que me habían edificación no avanzaba como él esperaba. En esos
contado mis antepasados, blanco con piel de porcelana, momentos de angustia se le presentó Lucifer y le dijo:
sombrilla en su hombro, vestido negro largo de seda y ojos “¡Cantuña! Aquí estoy para ayudarte. Conozco tu
fogosos hechiceros, al fin me senté junto a cierta mujer tan angustia. Te ayudaré a construir el atrio incompleto
misteriosa entonces le dije -Mi señora no sabrá dónde está antes de que aparezca el nuevo día. A cambio, me
Mario la última vez lo vieron con usted Tomó tiempo que pagarás con tu alma”.
respondiera y cuando lo hizo me dirigió estas palabras... - Luego Cantuña aceptó el trato, solo le pidió una condición a
de que dejó en mi casa no lo volví a ver Ella preguntó - ¿Tú has Lucifer, que termine la construcción de la iglesia lo
sentido amor tan profundo? Con miedo le dije... -sí, un amor más rápido posible y que sean colocadas
continuo con una muchacha llamada Amelia que conocí en la absolutamente todas las piedras.
fiesta del pueblo, su pelo largo, su perfume olor a jazmín, su Sin embargo, este se vio desesperado porque los
manera tan elegante de caminar con alcurnia. diablillos avanzaban muy rápido, tal como lo ofreciera
Lucifer. La obra se culminó antes de la medianoche,
La dama me dijo -Que bello cuando hablan así los hombres de la fue entonces el momento indicado para cobrar el alto
mujer que aman y desean Le pedí que, por favor me contara su precio por la construcción: el alma de Cantuña.
historia Respondió ella - Está bien, hace mucho tiempo, Yo era El diablo al momento de ir ante Cantuña a llevarse su
una bella joven, y me enamoré de un hombre Ingles, que alma, este lo detuvo con una tímida voz, ¡Un momento!
comercializaba con mi padre; nos enamoramos uno del otro, – dijo Cantuña. ¡El trato ha sido incumplido! Me
pero mi padre no quería que yo estuviera con él. Respondo ofreciste colocar hasta la última piedra de la
El cura sin cabeza El padre Almeida

Se cuenta la leyenda que hace muchísimos años (de La Leyenda del Padre Almeida Cuenta la leyenda que el Padre
hecho, más de un siglo) había un sacerdote al que le Almeida junto con otros frailes se escaparon del convento
gustaba salir con varias mujeres después de concluir sus donde vivían.
misas.
Llegaron a una casa de citas que estaba cerca de la quebrada,
Obviamente este tipo de conducta era rechazada por se quedaron tomando y bailando toda la noche, desde esa
los moradores de Cuenca, pero lamentablemente nadie noche junto con sus compañeros, el padre Almeida trató de
podía hacer nada para evitarlo, ya que el cura era amigo escapar tantas veces como fuera posible.
de las autoridades eclesiásticas que en algún momento
Los padres superiores se enteraron de las escapadas de
pudieron removerlo.
ciertos frailes por las noches, e inmediatamente ordenaron
El sacerdote siguió saliendo con varias muchachas levantar los muros del convento. El padre Almeida buscó otra
solteras, hasta el día de su muerte. Se dice que a manera de escabullirse, entonces se dirigió a la capilla del
su funeral no acudió nadie, salvo el sepulturero. convento, vio que justo encima del Cristo de madera ubicado
al fondo, estaba una ventana por la cual él podría huir. Así que
Cuando el enterrador comenzaba a echar la tierra sobre trepaba por el Cristo de madera y salía por la ventana. Esto
el ataúd, la tapa de éste se abrió, permitiéndole ver que pasaba noche tras noche.
aquel cuerpo no tenía cabeza.
Pero una noche mientras Almeida trepaba por el Cristo
El hombre terminó de hacer su trabajo y luego se dirigió escuchó una voz "Hasta cuándo Padre Almeida", a lo que el
a una cantina en la que les relató a los asistentes lo perspicaz fraile respondió "Hasta la vuelta mi Señor", y sin
sucedido. De inmediato hubo quienes afirmaron: dar más importancia salió hacia su juerga. Al regresar de sus
andadas por la madrugada, en un callejón cercano al
– De seguro fue el demonio el que se llevó su cabeza al convento, vio una procesión en la que llevaban un ataúd. El
infierno. Padre Almeida se acercó y preguntó "Disculpe señor, ¿A quién
Desde ese momento, el cuerpo del cura vaga por las llevan en este ataúd?", y una voz tenebrosa le respondió "A un
hombre que disfrutaba de la vida nocturna llamado Manuelito
noches con la esperanza de recuperar su cabeza.
de Almeida!! ¡¡¡JAJAJA!!!"Al ver el cadáver de aquel hombre
El cura sin cabeza

Se cuenta la leyenda que hace muchísimos años (de


hecho, más de un siglo) había un sacerdote al que le
gustaba salir con varias mujeres después de concluir sus
misas.
Obviamente este tipo de conducta era rechazada por
los moradores de Cuenca, pero lamentablemente nadie
podía hacer nada para evitarlo, ya que el cura era amigo
de las autoridades eclesiásticas que en algún momento
pudieron removerlo.
El sacerdote siguió saliendo con varias muchachas
solteras, hasta el día de su muerte. Se dice que a
su funeral no acudió nadie, salvo el sepulturero.
Cuando el enterrador comenzaba a echar la tierra sobre
el ataúd, la tapa de éste se abrió, permitiéndole ver que
aquel cuerpo no tenía cabeza.
El hombre terminó de hacer su trabajo y luego se dirigió
a una cantina en la que les relató a los asistentes lo
sucedido. De inmediato hubo quienes afirmaron:
– De seguro fue el demonio el que se llevó su cabeza al
infierno.
Desde ese momento, el cuerpo del cura vaga por las
noches con la esperanza de recuperar su cabeza.

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