La vida comunitaria y mi práctica docente

Introducción

La necesidad de vivir en empatía con la naturaleza se hace más emergente cada día

más y asimismo el respetar al otro desde sus ideas, costumbres, religiones y tradiciones, con el

fin de convivir de manera armónica en una sociedad sana. Es ahí donde el papel de la

comunidad con el papel que desempeñan algunas profesiones, como en el caso del maestro

deben buscar vínculos que pueda fortalecer ambas cuestiones, la vida comunitaria y la práctica

docente.

Hace años atrás la figura del profesor, del maestro, fue muy respetada por las demás

personas, porque eran pocos los que se arriesgaban a esa labor, sin embargo, lo hacían con

mucha dedicación, vocación y respeto, cuestión que sus familiares estaban muy orgullosos de

tener un hija o hijo, sobrina o sobrino, prima o primo que se desempeñara como maestro en las

aulas y en las diferentes escuelas del país.

El ser docente implica muchas cuestiones, entre ellas estar inmersos en variados

contextos y situaciones que harán cambios tanto en lo personal como en lo profesional, es

decir, que no seas la misma persona que cuando ingresas al magisterio. Aunque ese cambio se

dará si realmente llevas a cabo el análisis de tu propia acción.

Cabe destacar que no todos los docentes han tenido esa grata experiencia de salir de

sus lugares de origen y estar en cercanía en comunidades que les permiten conocer y

reconocer las costumbres, lengua y tradiciones de cada pueblo en la que uno se sumerge al
estar como maestro. Es de esperarse que si egresas de una normal es muy probable que te

toque trabajar en una zona alejada de tu lugar de origen, sin embargo no todos los agremiados

al magisterio en el estado de Oaxaca son egresados de una normal, algunos otros egresan de

universidades e imparten clases en nivel medio superior y superior, y que muchas de estas

instituciones a veces no se encuentra alejadas de su lugar de origen y por ende no han tenido

la oportunidad de conocer otras comunidades.

En este escrito se podrá visualizar cuán importante es el vínculo de la comunidad con la

práctica docente, práctica que no sería lo mismo sin la riqueza que nos brinda cada una de las

comunidades y sobretodo para la transformación en pro de dichas comunidades.

Desarrollo

La vida comunitaria es una variable que vale la pena detenerse para analizar y

reflexionar cuáles son esos elementos que en algunas comunidades aún siguen permaneciendo

en la mayoría de sus prácticas cotidianas, ya que en algunas comunidades ya no coexisten por

influencias neoliberales, es por ello que también se debe analizar cómo hacer el vínculo de la

vida comunitaria con la escuela y viceversa. Dicho vínculo debería utilizarse para una

emancipación de los pueblos.

Por lo anterior se debe aclarar dos conceptos: comunidad y práctica docente. Se

entiende por comunidad de acuerdo a Ander Egg (como se citó en Terry, 2012):

sirve para designar a una agrupación organizada de personas que se perciben como

unidad social cuyos miembros participan de algún rasgo, interés, elemento, objetivo o

función común, con conciencia de pertenencia, situados en una determinada área

geográfica en la cual la pluralidad de personas interacciona más intensamente entre sí

que en otro contexto.

Tomando como referencia la cita anterior, se puede observar que dentro de la definición

2
se plantea que los integrantes de una comunidad deben tener conciencia de pertenencia,

elemento primordial para buscar el bienestar de sus habitantes y la defensa de sus costumbres

y tradiciones. Con dicha conciencia se buscará la valoración de sus costumbres, tradiciones y

más respeto con el medio ambiente.

En cuanto al concepto de práctica docente Schôn (como se citó en Vergara, 2016) lo

define como “una práctica social altamente compleja apoyada en perspectivas diversas desde

las que se seleccionan puntos de vista, aspectos parciales que en cada momento histórico

tienen que ver con los usos, tradiciones, técnicas y valores dominantes en un sistema educativo

determinado”. (p.76).

Sin duda alguna la práctica docente es dinámica porque es cambiante, es

contextualizada, ya que se desarrolla en espacios con tradiciones históricas y por ende se hace

compleja en la acción.

Es menester que al vincular la vida comunitaria con la práctica docente tenga una

finalidad o intención en la sociedad y esa intención debe de radicar en erradicar ciertas formas

de pensar en sus habitantes, que el capitalismo desafortunadamente ha impuesto, como, por

ejemplo: que vivir en las comunidades es aburrido, no hay un futuro estable, no podré tener

dinero y ser una persona exitosa y no podré tener cosas materiales para sentirme seguro. Estas

ideas constantemente lo estamos escuchando y que es el resultado del modelo capitalista y del

consumismo, en donde los medios de comunicación juegan un papel determinante.

El reto como docente en las comunidades es grande, y más aún si no se está preparado

en temas que tiene que ver con la comunalidad, concepto que los autores como Jaime Martínez

Luna y Floriberto Díaz contribuyeron para su nacimiento. Martínez (2003) menciona que “la

comunalidad representa el pensamiento y la acción de la vida comunitaria.” Si bien es cierto

que ya en la Constitución Mexicana a partir de 1992 se acepta que México es un país

Pluricultural, pero el reconocerlo no significó un cambio para los pueblos indígenas y se diría

que se sigue trabajando en ello.

3
 Se debe de tener presente cómo surge el pensamiento de la comunalidad, y es ahí

donde los docentes podemos encontrar el sentido para realizar la acción y la reflexión con

nuestros estudiantes en las aulas. Tal como lo plantea Aquino (2013):

…ya que no se gesta en los espacios hegemónicos de producción de conocimientos,

sino en el contexto comunitario y en las luchas cotidianas que los pueblos de la Sierra

de Oaxaca emprendieron desde finales de la década de 1970 en contra del despojo de

sus recursos naturales, por la defensa de su autodeterminación comunitaria y por

mejorar sus condiciones de vida. (p.8).

Como docente es relevante seguir en la lucha constante para construir una educación

intercultural que dignifique las cuestiones culturales y visibilice la existencia en la actualidad de

las desigualdades entre una persona de una comunidad indígena y una persona blanca.

Si se logra hacer conciencia de la intención de la comunalidad en los estudiantes se

habrá logrado también el propósito de ser docente. El estar inmerso en una comunidad debe

tener un sentido ético y moral, y los alumnos lo deben de tener presente y así podrán sentir la

necesidad de valorarse y valorar su contexto.

Conclusión

Tal vez pueda seguir pensando, repensando y escribiendo al respecto del tema, pero de

qué servirá si solo quedará en el discurso, lo importantes es que cada uno de nosotros como

docentes que tenemos esa oportunidad de pararnos frente a un grupo de estudiantes día a día

en las aulas, podamos hacer conciencia en ellos de lo verdaderamente importante ser

perteneciente a un pueblo o comunidad indígena y no como un simple reconocimiento como

últimamente lo están llevando a cabo los medios de comunicación masiva en diferentes formas,

llamase series televisivas, imágenes, documentales o en películas, etc, sino como una forma de

vida en la que se pueda llevar a cabo el rescate de nuestra propia humanidad y el medio

ambiente que tanto se ha perdido, y que no hay otra manera de hacerlo que en comunalidad.

Por ello hago el exhortó a mis colegas maestras y maestros y a los que aún se están formando

4
que sigamos en el camino de seguir instruyéndonos y no dejar de aprender para accionar y

reflexionar porque solo así se logrará un bienestar en la sociedad.

Referencias

 Terry G, : "Aproximación al concepto de comunidad como una respuesta a los

problemas del desarrollo rural en América Latina", en Contribuciones a las Ciencias

Sociales, Octubre 2012, www.eumed.net/rev/cccss/22

 Vergara, M, La práctica docente, un estudio desde los significados. Revista cumbres

2(1), 2016,pp.73-99 Dialnet-LaPracticaDocenteUnEstudioDesdeLosSignificados-

6550779 (1).pdf

 Cuadernos del Sur. Revista de Ciencias Sociales, Año 18, Núm. 34