Deja Vu
Deja Vu
Deja Vu
Summary
メ Volvió a ver ese fulgor en los ojos ajenos y, aunque sea por un instante, supo que mereció la
pena メ
Tras su reencarnación, el gran patriarca de Yiling decide evitar la atención del mundo de la
cultivación para no volver a caer en el ojo de la tormenta, haciéndose pasar por un simple
vendedor y juglar ambulante.
Notes
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—Debido a la reincidencia de Wèi WúXiàn en transgredir el código moral y ético del mundo
de la cultivación, haber ocultado a los herejes Wēn hace 18 años y su decisión de poseer un
arma tan peligrosa como lo es el Sello del Tigre Estigio sin ningún tipo de consideración...
"Queda en nombre de los líderes de las 4 principales sectas condenado a muerte como
consecuencia por sus acciones"
—Me quitais el Sello del Tigre Estigio para proteger al mundo de la cultivación, pero luego
queréis usarlo para matarme... Realmente sois más desvergonzados que yo.
El cultivador demoníaco ya sabía las intenciones de la secta LánLíng Jīn de antemano, sin
embargo no pudo preveer que tuvieran la cara tan gruesa como para hacer algo así.
El Sello del Tigre Estigio, un arma de su propia invención con un poder inimaginable. Fue un
artilugio que usó hace años durante la Campaña Para Derribar al Sol y que causó numerosas
bajas enemigas. Lo que pocos sabían es que el poder de ese trozo de acero era tanto, que las
almas corrompidas por él quedaban fragmentadas con la imposibilidad de recuperarse.
Un alma fragmentada es un alma que no puede volver a la vida, sin importar cuanto se
intente. Ya hubo varios que intentaron unir todos los trozos de almas moribundas, no obstante
todos tuvieron el mismo resultado. Y las heridas provocadas por el sello son irreparables.
Jīn GuāngYáo no mutó su gesto mientras pedía que llevaran a Wèi WúXiàn a los calabozos
de la torre Koi, casi podía verse una pequeña sonrisa de suficiencia bajo esa máscara de héroe
público.
El recluso negó con una sonrisa. Incluso después de tantos años aun su nombre era usado por
muchos para maldecir. Era cuanto menos irónico si se pensaba bien.
Recordó las palabras de Jiāng Chéng y se sintió nostálgico. "Cuando estás del lado de esa
gente eres un genio extraño, un héroe milagroso, la fuerza de la rebelión, la flor que florece
en solitario. Pero, el segundo en que tu voz difiere de la de ellos, significa que has perdido la
razón, que has ignorado la moral, que has andado por un camino torcido"
Desgraciadamente para Jīn GuāngYáo y todos aquellos que querían ver su alma pulverizada,
no iba a dejarse asesinar. A pesar de sus errores Wèi WúXiàn quería seguir viviendo, quizá
para enmendarlos, quizá para olvidarlos, pero no podría hacer nada de eso estando muerto.
—Mn.
Pronto comenzó a notar como unas manos suaves desataban sus ataduras con parsimonia,
como si no quisiese usar su propia espada y aprovechara a rozar cada centímetro de piel que
pudiera. Wèi WúXiàn soltó una risita ante tal pensamiento y se dejó hacer.
Anteriormente ya había hablado sobre el aspecto de Lán WàngJī. Siempre vestido con túnicas
de un color blanco impoluto y la cinta de su frente siempre recta, justo como su actitud.
Después de todo este tiempo siguió pensando que su persona estaba de luto constante, con
una cara sobria, casi aburrida y sin dejar ver la mas mínima intención de conversar. Sin
embargo esta vez, incluso en la penumbra de la celda, pudo ver con claridad sus brillantes
ojos dorados, el ligero temblor de su labio inferior, la tensión con la que agarraba a Bìchén;
su preciada espada; y su postura rigida que flaqueaba en su dirección, como si quisiese
atraparle al instante si se desmayaba.
Lán WàngJī asintió y recobró su compostura, guiándo a Wèi Yīng entre los intrincados
pasillos del subsuelo de la Torre. A cada paso que daban, sonidos más terrorificos se
escuchaban, poniendo a ambos cultivadores en tensión.
Al llegar al vestíbulo, ante el horror de ambos hombres, una batalla parecía revivirse. Justo
como hace tantos años.
Notas al pie
Tuvo problemas para reanimar a los cadáveres de Mò ZiYuān y Ā-Tōng sin ser descubierto,
aun así se esperaba que al menos aquel muchacho tan inteligente; Lán SīZhuī, sospechara de
él. Se notaba que entrenaban bien a los discípulos, ese muchacho era un Lán de cabeza a los
pies.
La presencia repentina de Lán Zhàn fue un alivio y una desgracia a partes iguales. Había
comprobado durante muchos años lo poderoso que podía llegar a ser el Segundo Jade, así que
encargarse del molesto brazo no le llevaría mucho tiempo. No obstante aun no estaba
preparado para ver a sus viejos amigos, dudaba de que pudisese hacerlo de nuevo algún día
sin llenarse de arrepentimiento.
'Lán Zhàn, Lán Zhàn... Siempre te ves tan genial, como si fueras imperturbable. ¿No podrías
al menos hacer ver que estás preocupado por tus discípulos?' — Pensado con una sonrisa. Le
agradaba pensar que las cosas no habían cambiado en 13 años.
Decidió dejar a los jóvenes en manos de su confiable qiánbèi 1 y se escabulló entre las
sombras hacia el cobertizo en donde vivía Mò XuánYû. Borró todas las huellas que pudo
haber dejado y el sello de la invocación antes de agarrar al burro y salir por patas de Villa
Mò.
Se sintió un cobarde alejándose así, pero al ver aquella silueta blanca, poderosa e
inalcanzable sobre el tejado, sus entrañas se revolvieron de la peor manera. Era una sensación
parecida a la angustia, definitivamente no quería volver a sentirla.
—Burrito, ni siquiera sé hacia donde ir... ¿No podrías llevarme muy lejos de aquí? Quizás un
lugar en el que pueda volver a empezar como corresponde.
El burro, por supuesto, no le respondió, ni se dignó a mirarle. Continuó pastando con la vista
fija en el suelo, como si Wèi WúXiàn fuera solo una roca ahí plantada a quien ignorar. Por un
momento admitió que la actitud distante de aquel burro le ofendió.
—¡Qué crueldad! Eres un burro mimado, no haces más que desobedecer y comer. Y encima
todo lo que viene debe estar en perfectas condiciones o ni siquiera lo hueles. ¿Qué clase de
transporte me consiguió?
Continuó quejándose del burro mientras se sentaba sobre el tocón de un árbol, estaba cansado
tras varios días vagando por los intrincados caminos. Una oleada de tristeza lo envolvió, cada
vez extrañaba más volar sobre su espada, Suíbiàn. Pese a todo, el camino que recorrió como
cultivador junto a su espada lo guardaría en su memoria para siempre. Eran tiempos que
añoraba demasiado.
'¿Cuándo se torció todo tanto?' Se preguntaba. No podía recordar un momento exacto, todo
fue una sucesión de errores garrafales.
Ahora tenía el núcleo de Mò XuánYû, sin embargo estaba tan poco desarrollado a sus 20
años de edad que apenas podía usar para trazar sellos o usar talismanes. No podía cultivarse
como correspondía nuevamente, y eso le dolía más de lo que quería admitir. El saber que ya
nada volverá a ser como antes, que su familia ya no estaba, ni sus amigos, ni los buenos
tiempos. Sus ojos se cristalizaban al recordar el peso que aun cargaba en sus hombros y por
enesima vez desde que abrio los ojos quiso morir. Al menos estado muerto no sentí, no había
alegría, pero tampoco dolor. Era un estado de oscuridad y paz permanente que casi añoraba.
'Pero estoy vivo' Se dijo con evidente sarcasmo. Que broma tan cruel.
De pronto, una serie de campesinos se aproximaron por el camino, todos iban vestidos de
forma humilde y cargaban varios shí hé2 en sus manos. Algunas mujeres incluso llevaban
niños en sus brazos mientras charlaban entre si con alegría y cariño. Esa escena de
familiaridad ablandó el corazón y los pensamientos de Wèi WúXiàn, quien decidió acercarse
a ellos con cautela.
—¡Buenos días! Disculpe que les moleste. ¿Saben cuál es el pueblo más cercano?
Dos mujeres de aspecto joven y una anciana detuvieron su marcha para hablar con Wèi
WúXiàn.
—¿El más cercano? - una de las muchachas pareció pensarlo por un momento - No sabría
decirle, quizás si se adentra un poco en el bosque encuentre algún camino que le lleve a
donde guste.
Esa respuesta le dejó un poco descolocado, ¿cómo no podrían saber de algún pueblo? ¿Acaso
se encontraba en una zona desierta?
La otra mujer parecía mirarle con despecho, como si estuviese recelosa de la apariencia de
Mò XuánYû. Wèi WúXiàn sudó en frío al recordar que quizás no se había deshecho de todos
los polvos blancos que cubrían su cara. En buen momento el joven Mó XuánYû había
decidido parecerse a un muerto ahorcado, normal que los campesinos no quisieran tenerlo
cerca.
Al parecer la anciana se había percatado de las miradas de sus acompañantes, por lo que
intervino con una voz compasiva:
—¿Cuál es su nombre?
Wèi WúXiàn abrió la boca por un momento sin dejar escapar un sonido, luego del breve
cortocircuito respondió:
—Mó XuánYû...
—Xuán-xiào 3, nosotras vamos camino a Yílíng. Este camino es el único que conecta
Yúnmèng y Yílíng, y que no pasa por la montaña Dàfàn. Hemos oído que en esa montaña
están sucediendo desgracias y preferimos evitarlas aunque el camino sea más largo... Es por
eso que no tenemos ningún punto de referencia cercano para guiarle.
Mientras la anciana hablaba, su voz rasgada pero dulce le trajo recuerdos a Wèi WúXiàn,
haciendo que sonriera inconscientemente.
El tiempo que pasó en los Túmulos Funerarios fue duro, pero estuvo lleno de momentos
buenos que recordará con cariño. En concreto se acordó de aquella anciana dulce y caritativa
que le ayudó mucho con la crianza de Ā-Yuān. Ante el recuerdo, su corazón creció en su
pecho y tuvo muchas ganas de volver a Yílíng. Puede que no fuera el lugar donde nació, pero
lo seguía considerando un hogar al que aferrarse. ¿Y quién sabe? Quizás ahora podía formar
un motivo verdadero para llamar a la gente de Yílíng "su gente".
La anciana alzó las comisuras de sus labios al ver el mar de emociones en los ojos de Wèi
WúXiàn y, como si pudiese leer mentes, preguntó:
—¡Nâinai !4
—MéiMéi, ¿no lo ves? Xuán-xiào está desamparado. Si quiere venir a Yílíng lo menos que
podemos hacer es dejar que nos acompañe.
Por mucho que deseara Wèi WúXiàn que aquella mujer cerrara la boca, tuvo que admitir que
tenía razón. No conocía a estas personas, y al menos él podía protegerse perfectamente
gracias al cultivo demoníaco. Pero ellos no eran cultivadores, y tampoco parecían estar en
posicióm de defenderse.
Justo cuando estuvo a punto de murmurar una excusa para no entrometerse en el grupo de
campesinos, la vieja habló alto y claro.
—No voy a dejar tirado a alguien que está perdido. Si ha escapado de algún lugar no es de
nuestra incumbencia, tendrá motivos para hacerlo. Y si quisiera hacernos daño ya lo habría
hecho. No sé como puedes decir tantas tonterías sin perder la cara, MéiMéi. ¡Todos aquí
estuvimos en su lugar una vez! Vagando por los caminos sin saber a donde ir. ¿De verdad no
lo recuerdas?
Aquellas palabras cayeron como un balde de agua fría a la muchacha que llamaba 'MéiMéi'.
A su lado, la otra mujer se encogió sin decir nada.
—Eres libre de acompañarnos si quieres, Xuán-xiào. Te recibiremos con los brazos abiertos.
Comenzó a decir Wèi WúXiàn de forma tímida. Pero su interlocutora solo rió débilmente,
para luego agarrar del brazo al menor y hacer que tanto él como su burro caminaran a su lado,
siguiendo al grupo de campesinos.
—Estas dos muchachas son mis sūnnǚ 5. La menor se llama Yáng MéiShèn y la mayor es
Yáng JingHuā. Ambas tienen un carácter muy fuerte, espero puedas perdonarlas.
Relató la anciana como si le estuviera confesando un secreto a Wèi WúXiàn, este solo la dejó
hablar, escuchando con cariño.
—Luego está Wōng Shèn, el apuesto muchacho de ahí. Es el zhàng fu6 de MéiMéi. ¡No creas
que por ser algo gruñona no lo quiere! Están felizmente casados desde hace dos otoños, pero
no planean tener descendencia. Mi MéiMéi dice que no está lista para ser madre y
probablemente nunca lo esté. Shèn-xiào es un buen muchacho para ella, no la presiona de
ninguna manera.
Y así, durante toda la travesía, Wèi WúXiàn se dedicó a escuchar cada una de las historias
que le contaba aquella anciana. Se sentía cómodo alrededor de esos desconocidos, pronto
descubrió que eran humildes pero de buen corazón. Tenían unos valores muy liberales para
ser unos simples campesinos y en ocasiones se sentía identificado con las ideas que la
anciana le mostraba.
Le explicó que eran una gran familia de vendedores, se dedicaban a vagar desde Yílíng a
muchos otros pueblos vendiendo cosas artesanales para poder vivir, algunos tocaban
instrumentos, otros hacían tareas para otros campesinos, incluso otros tejían ropa y creaban
utensilios con madera para vender.
Muchos de ellos no estaban conectados por sangre, pero se querían entre si como si lo
estuvieran. Esa familia le recordaba inevitablemente a los inocentes Wēn, nunca pensó que
podría volverse a encontrar con algo que le recordara a ellos de nuevo.
Ahí descubrió que la familia no es siempre de sangre, y que ellos parecían serlo más que
cualquiera conectado por esos lazos.
Wei WúXiàn se sintió inevitablemente incluido, a pesar de conocerles solo de unas horas.
Aquel sentimiento se instaló en su pecho como un calorcito agradable que hace tiempo no
experimentaba.
Por un momento se permitió creer que merecía ser feliz. Y ese pensamiento le llenó de
orgullo.
Llegaron a Yílíng justo en el momento en el que el sol se alzaba entre las copas de los
árboles, ni se había percatado de que llevaba toda la noche caminando. Los campesinos salían
a esta hora de sus casas para empezar con el ajetreo matutino, las barcas surcaban los ríos y
los vendedores exponían sus productos a viva voz. El burro que aun lo acompañaba parecía
motivarse con el ambiente, queriendo volver a galopar y tirando de las riendas que Wèi
WúXiàn sostenía en sus manos. Poco a poco, mientras atravesaban el pueblo, comenzaron a
escuchar la música de un puesto cercano. El suave rasgueo de cuerdas caló tan hondo en el
corazón de Wèi Yīng que no pudo evitar detenerse a escucharlo.
Se trataba de un gûzhēng8, la madera estaba algo gastada y las cuerdas parecían viejas, pero
sonaban bien. El hombre que lo tocaba parecía experimentado y la melodía que producía era
suave y calmada, casi como una nana para dormir. Wèi WúXiàn cerró los ojos al verse
envuelto por la música tan familiar.
Una voz aspera pero divertida se acercó por su espalda. Se dio cuenta de que se trataba de
Wōng Shèn, el marido de MéiMéi.
Ahora que se fijaba mejor, si que era un hombre apuesto. Era bastante más alto que él, más
fornido y su barba poblada le daba un aspecto rudo que contrastaba con su cálida sonrisa. Se
permitió relajarse para hablar con él.
—No sé mucho de música, nunca he podido estudiarla, pero me parece relajante y divertida.
No mentía. Si que es cierto que nunca estudió música. No tenía ni la más mínima idea de
interpretar correctamente una partitura, puesto que aprendió a tocar a ChénQíng por su
cuenta. Tras un momento pensando en su antigua arma espiritual, se permitió añadir:
Soltar esas palabras como si fueran una bomba, a pesar de que no pasaría nada por decirlo, lo
alivió inmensamente. Se alegró de darse cuenta de que ahí, con esas personas, podía
permitirse bajar la guardia.
No podía decir que solía ser cultivador, ni que murió por culpa de una catástrofe que él
mismo provocó, ni que reencarnó por culpa de un muchacho herido e inestable. Pero sí podía
hablar de sus gustos, de sus esperanzas y sus miedos. Esa gente no lo juzgaría, no tenía cara
que perder, ni honor de ninguna secta que proteger.
'¿Así se siente la libertad?' Pensó esperanzado, mirando como su indomable burro miraba con
ojitos una manzana que sostenía nâinai en su mano.
—Vaya, vaya, vaya... ¿Así que tu debilidad son las manzanas? Quién lo diría, si solo te
dedicas a comer las hierbas más frescas cubiertas de rocío por las mañanas.
—Vi como las miraba de aquel puesto de allí y no pude resistirme a comprarle una. Tienes un
burro muy... Especial, Xuán-xiào.
—Jajaja, no se si especial sea la palabra más acertada para este caos cuadrúpedo.
Nâinai le ofreció la fruta para que se la diera al animal, mientras le acariciaba detrás de las
orejas. El burro rebuznaba de ilusión.
—¿Cómo se llama?
Preguntó entonces la anciana. Wèi Yīng miró un momento la manzana roja en su mano antes
de responder.
—Pensaba llamarlo "Diànxià 11" dado que apostaría mi mano derecha a que piensa que soy
su súbdito, y que debo postrarme a sus patas siempre que quiero que me lleve... Pero creo que
lo voy a llamar "Manzanita"- luego le tendió la manzana al burro y preguntó - ¿Te gusta?
Por la forma en la que el burro casi le arranca el brazo de un mordisco, ambos supusieron que
estaba conforme con el nombre y rieron suavemente.
—Todos aquí nos ganamos la vida de forma honrada, si necesitas cualquier cosa estaremos
más que encantados de ayudarte - una mirada inquieta de Mò XuánYû le bastó a la anciana
para soltar un suspiro divertido y aclarar - Me refiero a que siempre viene bien tener manos
extra, si realmente no tienes a donde ir y no te importa hacer de Yílíng un nuevo hogar,
sientete libre de unirte a nosotros, Xuán-xiào.
Wèi WúXiàn casi se puso a llorar ahí mismo. La vieja le miró con cariño mientras acariciaba
su cabeza con lentitud, ¿era esto a lo que llamaban amor familiar? No podía recordar la
última vez que sintió eso.
Con riesgo de derrumbarse frente a su nâinai, asintió levemente entre temblores y una sonrisa
nerviosa se instaló en su rostro. La anciana solo río compasivamente.
—Escuché tu conversación con Wōng Shèn, ¿tocabas el dízi, no? Entonces ven conmigo,
esto te gustará.
Nâinai acompañó a Wèi Yīng por una calle transitada, en la que muchos vendedores ofrecían
sus productos. Se detuvieron abrutpamente frente a uno de los puestos, saludando con
cordialidad al anciano que lo dirigía y entablando conversación con él como si fueran
conocidos de toda la vida.
Wèi WúXiàn estaba dispuesto a meterse de lleno en la vida de estas personas. Si quería dejar
el cultivo, no había otra forma de ganarse el pan que actuando como una persona de a pie. ¿Y
qué mejor lugar para empezar de cero que Yílíng? Aquel pueblo que conocía como la palma
de su mano.
Puede que las personas hayan cambiado, que se hayan construido más viviendas en estos 13
años, quizás más canales por los que navegar y más costumbres a las que atenerse. Pero en
esencia seguía siendo Yílíng, ¿no?
Estaba dispuesto a tomar esta segunda oportunidad que la vida (y el pobre joven maestro Mò)
le habían dado.
Preguntó el anciano mirándo a Mò XuánYû con una sonrisa desdentada, interrumpiendo sus
pensamientos.
—Qió-gè, Xuán-xiào es nuevo por aquí, dijo que sabe tocar el dízi e inmediatamente vine a
ti. ¿No tendrás algo para él?
Algo en el tono de nâinai pareció temblar de emoción, pero Wèi WúXiàn no le tomó
importancia. En su lugar se dedicó a mirar la expresión de sorpresa que mostraba el
vendedor, que rápidamente cambió a una de alegría.
Dicha sonrisa fue inmediatamente apagada al ver lo que Qió tenía en sus manos cuando
terminó de rebuscar en sus pertenencias.
—Tuve que ir hasta Gūsū para que me ayudaran a crear el dichoso yú péi12, ¡se ve que es
algo distintivo de allí, se negaban a venderme uno en otro lugar! Ah, pero mereció la pena,
¡mirad que bella es!
'Oh no, no, no, no, por favor, no' pensó Wèi Yīng mirando aquel dízi que el comerciante
exhibía con orgullo.
Era una réplica muy exacta de ChénQíng. Era tan parecida a su antigua arma espiritual que su
corazón se estrujó y se hizo polvo en apenas un instante. La madera estaba teñida de un negro
profundo, haciendo que los agujeros sean poco perceptibles, y de uno de sus extremos
colgaba un ornamento circular de un color aquamarino. Los hilos y las borlas, ambos de un
color rojo sangre, sujetaban la decoración con delicadeza.
No era su dízi, puesto que no se trataba de un arma espiritual, tan solo un artefacto artesanal
hecho por un campesino. Pero la sensación de familiaridad lo envolvió; estaba convencido de
que sus dedos podrían amoldarse perfectamente en las ranuras como hace 13 años.
—¿Le gusta, Xuán-gōngzī? ¡Apuesto a que no ha visto una copia tan exacta del arma infame
del Patriarca!
Murmuró Wèi WúXiàn hecho un lío de nervios. Su mente aun no podía procesar como es que
unos simples campesinos sabían como lucía su antigua arma espiritual, con tal nivel de
detalle. Su nâinai sonrió complacida.
—¡No es necesario, nâinai! De verdad que no. Además hace mucho que no practico, seguro
que ya se me ha olvidado como tocar. Por favor no le tome importancia a una cosa tan
insignificante.
—¡Tonterías! No sé si has estado en Yílíng alguna vez, pero aquí la música es muy respetada.
¡No cualquiera puede tocar un instrumento! Es un arte que pocos tienen la fortuna de
manejar, no puedo dejar que se desaproveche - y al ver que Mò XuánYû iba a replicar añadió
- Mira, hagamos una cosa. Yo te compro el dízi, y a cambio tu lo tocas por las calles para
devolverme el dinero. Así estaremos en paz, ¿está bien?
La sentí fría entre sus dedos, más ligera y quizás más suave debido a la falta de las muescas
que tenía la verdadera ChénQíng en su superficie, pero era una flauta. Y se le hizo difícil no
temblar ante el pensamiento intrusivo de él mismo volviendo a perder el control, dañando a
las personas de su alrededor, invocando cadáveres que luego no podría controlar.
Miró al comerciante y le agradeció. A lo que este aclaró, medio en broma, medio en serio:
—Aun tengo que ver si ha merecido la pena venderte mi obra maestra, chico, tendrás que
demostrarme que mereces llevarla.
Wèi Yīng compuso una sonrisa y resultó de unir los pedazos rotos de su interior antes de
acercar la flauta a sus labios. Cerró los ojos y deseó no quebrarse nunca más.
notas al pie
2. Shí Hé: son las canastas/cestas típicas que suelen aparecer en los dramas.volver
3. -xiào: "pequeño" (honorífico), utilizado como forma cariñosa de referirse a alguien menor
en edad, denota confianza.volver
5. Sūnnǚ: "nieta/s"volver
7. Ā-yī: hermana de la madre, también es utilizado como forma de referirse a las mujeres
mayores, ya sean conocidas o no.volver
9. Gōngzī: "Joven maestro" (honorífico), utilizado en personas con un rango igual o menor a
ti. También es una forma general de referirte a alguien joven con respeto.volver
11. Diànxià: "Su alteza", forma de dirigirse a una persona de la familia imperial.volver