Anafilaxia y Reacciones Anafilactoides
Anafilaxia y Reacciones Anafilactoides
Anafilaxia y Reacciones Anafilactoides
El presente artículo es una actualización al mes de enero del 2005 del Capítulo del Dr. Carlos Lovesio, del
Libro Medicina Intensiva, Dr. Carlos Lovesio, Editorial El Ateneo, Buenos Aires (2001)
DEFINICIONES
Anafilaxia es el síndrome que se desencadena en un sujeto hipersensible ante la exposición
subsecuente a un antígeno sensibilizante. El espectro de respuestas anafilácticas varía desde
localizadas a sistémicas. La anafilaxia sistémica puede causar el shock anafiláctico y la muerte.
Los componentes necesarios para que se produzca una respuesta anafiláctica son: 1) un antígeno
sensibilizante, habitualmente administrado en forma parenteral; 2) una respuesta de anticuerpos de
clase IgE capaz de producir la sensibilización sistémica de las células cebadas y los basófilos; 3) la
reintroducción del antígeno sensibilizante, habitualmente por vía sistémica; 4) la degranulación de
las células cebadas con generación, liberación o ambas, de mediadores inflamatorios; y 5) la
producción por los mediadores liberados de varias respuestas patológicas severas, manifestadas por
la anafilaxia.
Debido a que los mediadores que son generados o liberados por las células cebadas producen la
anafilaxia, cualquier evento que se caracterice por la activación de estas células puede producir el
mismo cuadro clínico. La anafilaxia hace referencia a la reacción de activación de las células
cebadas mediada por IgE, mientras que el término reacciones anafilactoideas define otras respuestas
no mediadas por IgE, como las producidas por agentes químicos capaces de producir degranulación
de las células cebadas.
AGENTES PRODUCTORES
La anafilaxia mediada por IgE ha sido implicada en múltiples reacciones producidas por drogas,
agentes químicos, picaduras de insectos, alimentos, preservantes y agentes ambientales (Tabla 1).
Los agentes capaces de producir anticuerpos IgE pueden ser antígenos o haptenos. Los haptenos
son moléculas muy pequeñas como para desencadenar una respuesta inmune; sin embargo, se
pueden unir a proteínas endógenas, tales como las globulinas séricas, y de este modo convertirse en
antigénicos. Los haptenos más importantes por sus efectos en los humanos son la penicilina y
antibióticos relacionados.
MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS
En la anafilaxia participan tres procesos separados, siendo cada uno de ellos único y
temporariamente distinto. El primero y el segundo no están asociados con ninguna manifestación
clínica; el tercero conlleva una serie de reacciones en cadena de procesos que caracterizan al
denominado shock anafiláctico.
En el primer estadio, o de sensibilización, un antígeno es introducido en la víctima, ya sea por la
piel o a través del aparato respiratorio, gastrointestinal o genitourinario; o es administrado por vía
inyectable. El antígeno estimula a las células plasmáticas a elaborar anticuerpos de la clase IgE.
El segundo estadio es denominado unión reversible y describe la interacción entre la región Fc de
las moléculas de IgE con receptores específicos de los basófilos y de las células cebadas. Estas son
las células efectoras.
El paso final se inicia cuando el antígeno se reintroduce en el organismo e interacciona con las
moléculas de IgE. La combinación del antígeno con dos receptores vecinos de moléculas de IgE se
denomina enlace cruzado. Esta interacción facilita los fenómenos bioquímicos intracelulares de las
células efectoras que culminan con la liberación de los mediadores primarios.
Después de la activación de los basófilos y de las células cebadas existe una respuesta bifásica en
los niveles intracelulares de AMPc y de GMPc. Un aumento inicial en los niveles de AMPc es
seguido por un rápido descenso. Este descenso corresponde a la liberación de mediadores en el
fluido extracelular. Tras la interacción entre IgE y antígenos, las células cebadas y los basófilos
liberan una variedad de sustancias durante la reacción aguda. Estos mediadores primarios son
preformados o sintetizados de novo durante la estimulación celular.
Aunque la mayoría de estos mediadores inducen efectos locales significativos, solamente la
histamina es capaz de alcanzar la circulación en un estado activo. Por tanto, los síntomas de la
anafilaxia pueden ser atribuidos primariamente a la acción local de múltiples mediadores liberados
por las células cebadas, y a los efectos sistémicos de la histamina. En definitiva, la mayoría de los
cambios producidos pueden ser atribuidos a la histamina, actuando a través de los receptores H1 y
H2, prostaglandinas y leucotrienos.
CUADRO CLÍNICO
Las manifestaciones clínicas de las reacciones anafilácticas varían entre leves y graves, y se
relacionan con múltiples factores, tales como la dosis, vía y absorción del antígeno, así como con el
grado de sensibilización de la víctima. En algunas instancias, la reacción es localizada. Por ejemplo,
la ingestión de una sustancia antigénica puede provocar náuseas, vómitos, diarrea y calambres
abdominales. Estos síntomas pueden ser la única manifestación de la reacción alérgica, o el inicio
de una respuesta sistémica grave. En forma similar, una reacción urticariana localizada puede
aparecer en el sitio de una inyección o picadura de insecto precediendo a una reacción general. La
aparición de coriza, picazón de garganta, sibilancias y disnea se asocia frecuentemente con la
inhalación de una sustancia antigénica. Por otro lado, puede aparecer una reacción aguda sistémica
sin ningún signo premonitorio (Tabla 2)
EVOLUCIÓN Y COMPLICACIONES
Los síntomas de la anafilaxia generalmente tienen su inicio dentro de minutos, pero
ocasionalmente ocurren hasta una hora después de la exposición al antígeno desencadenante. Los
síntomas y signos pueden seguir un curso unifásico, pero en ocasiones pueden progresar en ondas y
presentar varias recaídas en las 24 horas ulteriores al evento inicial. Alrededor del 20% de las
reacciones anafilácticas tienen un curso bifásico. Alrededor de un tercio de las reacciones de la
segunda fase son más severas que la reacción inicial.
Si se instaura un tratamiento adecuado en forma inmediata, la evolución generalmente es favorable
en menos de 30 minutos. El eritema, broncoespasmo y descenso de la presión arterial son los
primeros signos en regresar. La taquicardia y el edema facial pueden persistir por horas.
Las complicaciones dependen de la prolongación del shock y de la anoxia e incluyen: shock
cardiogénico, insuficiencia renal, SDRA, insuficiencia hepática, CID, hemorragia digestiva,
hipertensión endocraneana y coma vegetativo. En el 6% de los casos la evolución puede ser fatal.
Los βbloqueantes pueden aumentar la incidencia y la severidad de la anafilaxia y pueden producir
una respuesta paradojal a la epinefrina.
TRATAMIENTO
En la Tabla 4 se indica la secuencia de tratamiento que debe seguirse en un paciente con shock
anafiláctico.
PROFILAXIS
La incidencia de reacciones anafilácticas graves puede reducirse significativamente en pacientes
susceptibles utilizando ciertas medidas profilácticas. Las personas con sensibilidad conocida deben
ser advertidas para evitar en lo posible la reexposición a los agentes causales.
La profilaxis es particularmente útil en pacientes sensibles a los medios de contraste que deben ser
sometidos a un procedimiento radiológico. Se debe administrar un antihistamínico y corticoides.
Para un adulto, se sugieren tres a cuatro dosis orales de 40 mg de prednisona a intervalos de seis
horas, acompañada de ranitidina, 150 mg cada 12 horas. Aproximadamente una hora antes del
estudio se administran 50 a 100 mg de difenilhidramina. Se debe contar con un acceso venoso
adecuado y un equipo de reanimación en la sala.
Recientemente, Lorenz y col., estudiaron la incidencia y la relevancia clínica de la liberación de
histamina en el perioperatorio en 240 pacientes quirúrgicos sometidos a anestesia estandarizada,
con y sin profilaxis antihistamínica con dimetindene (H1) y cimetidina (H2). Los autores
comprobaron que los pacientes sin profilaxis presentaron un 8% de reacciones graves relacionadas
con la liberación de histamina cuando recibieron solución de Ringer y en el 26% cuando recibieron
poligelina, mientras que los pacientes que recibieron antihistamínicos experimentaron tales
reacciones en sólo el 2% de los casos.
Es necesario el control ulterior al episodio agudo de anafilaxia, debido a la posibilidad de la
aparición de una segunda fase de reactividad. Aunque muchas de estas reacciones ocurren dentro de
las una a ocho horas, pueden aparecen síntomas aun después de 24-48 horas. Algunos autores
recomiendan mantener un tratamiento supresivo con corticoides y antihistamínicos durante cuatro
días luego del episodio.
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