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Las superestructuras del bloque histórico forman una totalidad compleja en

cuyo seno Gramsci distingue dos esferas esenciales: por una parte, la de la
sociedad política, que agrupa al aparato de estado (pero como veremos no
es sólo el Estado); por la otra, la de la sociedad civil, es decir, la mayor parte
de la superestructura.

1.La sociedad civil

En los Cuadernos Gramsci vuelve muy a menudo sobre el concepto de


sociedad civil, para definir la “dirección intelectual y moral” de un sistema
social.

(…)

La sociedad civil está formada por el conjunto de los organismos vulgarmente


llamados privados. .. y que corresponden a la función de hegemonía que el
grupo dominante ejerce en toda la sociedad.

(…)

Gramsci la contrapone a la sociedad política del cual ella constituye su “base”


y su “contenido ético”.

La sociedad civil puede ser considerada además bajo tres aspectos


complementarios:

-Como ideología de la clase dirigente, en tanto abarca todas las ramas de la


ideología, desde el arte hasta las ciencias, pasando por la economía, el
derecho etc.;

-Como concepción del mundo difundida entre todas las capas sociales a
las que liga de este modo a la clase dirigente, en tanto se adapta a todos los
grupos; de ahí sus diferentes grados cualitativos :filosofía, religión, sentido
común, folklore, etc.

-Como dirección ideológica de la sociedad.

(…)
El campo que abarca la sociedad civil es extremadamente vasto puesto que
constituye el de la ideología.

Gramsci define a la ideología como “una concepción del mundo que se


manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad
económica, en todas las manifestaciones de la vida intelectual y
colectiva”.

(…)

Solo las ideologías “orgánicas”, vale decir ligadas a una clase fundamental,
son esenciales. Limitada en una primera instancia al nivel económico de esa
clase, con el desarrollo de la hegemonía la ideología se extiende a todas las
actividades del grupo dirigente.

La consecuencia de esta concepción tan amplia de la ideología es la de dar


cabida a todas las actividades del grupo social dirigente, incluyendo
aquellas que, como es el caso de las ciencias, parecen las menos ideológicas.

(…)

La ideología difundida entre las capas sociales dirigentes es evidente

mente mucho más elaborada que los trozos sueltos de ideología que es posible
reconocer en la cultura popular.

Así, Gramsci distingue diferentes grados cualitativos que corresponden a capas


sociales determinadas: en la cúspide la concepción del mundo más elaborada:
la filosofía. En el nivel más bajo: el folklore. Entre estos dos extremos, el
"sentido común".

Por su ligazón con la clase dominante, la filosofía influye sobre las normas de
vida de prácticamente todas las capas sociales.

El rol esencial de la filosofía en el seno del bloque histórico se manifiesta por su


influencia sobre las concepciones del mundo propagadas entre las clases
auxiliares y subalternas: el sentido común.

La esfera ideológica de la sociedad civil se extiende así sobre todas las


estratificaciones sociales de la estructura del bloque histórico. En la medida
en que la ideología abarca todas las actividades de la clase dominante, la
sociedad civil debe disponer de una articulación interna extremadamente
compleja.

(…)

Uno de los aspectos esenciales de la sociedad civil consiste en su articulación


interna, es decir en la organización mediante la cual la clase dirigente
difunde su ideología.

Gramsci califica a esta organización de “estructura ideológica” de la clase


dirigente, y entiende por este término “a la organización material destinada a
mantener, defender y desarrollar el frente teórico e ideológico”

Gramsci agrupa todos los medios de comunicación social y todos los


instrumentos que permiten influir sobre la opinión pública; la Iglesia, la
organización escolar y los organismos de prensa.

Esta “estructura ideológica” difunde ideología a través de diversos medios de


comunicación (material ideológico) cuya eficacia Gramsci compara: los medios
audio-visuales (teatro, cine, radio, televisión, etc.) son un medio de difusión
ideológica que tienen una rapidez, un campo de acción y un impacto emocional
mucho más vasto que la comunicación escrita, pero superficialmente y no en
profundidad.

2.La sociedad política

La sociedad política posee caracteres bien definidos: agrupa el conjunto de las


actividades de la superestructura que dan cuenta de la función de coerción.

Así como en el esquema gramsciano el control de la sociedad remata en la


conquista del poder político, así también la sociedad política debe jugar un
papel secundario en el sistema hegemónico.
Tal como se deduce de las definiciones de Gramsci, la función de la sociedad
política es el ejercicio de la coerción, la conservación, por la violencia, del
orden establecido.

En este sentido, no se limita simplemente al campo militar sino que abarca


también el gobierno jurídico, la coacción “legal”.

Esta concepción extensiva de la coerción explica que Gramsci distinga varios


aspectos en la sociedad política, según su

A. Ligazón más o menos estrecha con la sociedad civil:

-Dictadura pura y simple cuando es autónoma de la sociedad civil;

-Hegemonía política cuando depende de la sociedad civil y

B. Según se limite al nivel técnico-militar

- De simple uso de la fuerza o

- Político-militar, dirección política de la coerción.

La sociedad política se apoya y este es su último aspecto—sobre el aparato de


Estado, un Estado gendarme, limitándose a la tutela del orden público y del
respeto de las leyes.

La función coercitiva del aparato estatal es administrada por un personal bien


delimitado: la burocracia.

(…)

No existe sistema social donde el consenso sirva de única base de la


hegemonía, ni Estado donde un mismo grupo social pueda mantener
duraderamente su dominación sobre la base de la pura coerción.

Un sistema donde bastara sólo el consenso es difícil, por estar basado en el


presupuesto de que todos los hombres son realmente iguales y, por
consiguiente, igualmente razonables y acepten la ley espontáneamente,
libremente y no por coerción.

En Cuanto a la dominación fundada exclusivamente sobre la fuerza, no puede


ser sino provisoria.
Entre la sociedad civil y la sociedad política, entre el consenso y la fuerza, no
existe de hecho una separación. Uno y otro colaboran estrechamente.

Este es el caso de la formación de la “opinión pública”: El Estado cuando


quiere iniciar una acción poco popular, crea preventivamente la opinión pública
adecuada, es decir, organiza y centraliza ciertos elementos de la sociedad civil.

(Gramsci y el bloque histórico, Hugues Portelli)


(…)

El concepto gramsciano de hegemonía da preeminencia a la “dirección


cultural e ideológica”, caracteriza el momento de la hegemonía como una
suerte de “etapa superior ” en el desarrollo de una fuerza social.

(…)

Aquí la hegemonía está concebida como la construcción que permite el paso a


una esfera de dirección intelectual y moral, hasta el punto de que la clase pase
del particularismo al universalismo y dirija así a otros grupos social.

La supremacía de un grupo social se manifiesta de dos maneras, como


dominio y como dirección intelectual y moral. Un grupo social es dominante
de los grupos adversarios que tiende a “liquidar” o a someter incluso con las
fuerzas Armadas y es dirigente de los grupos afines o aliados.

Para constituirse en hegemónica, una clase necesita desarrollar conciencia de


la necesidad de sacrificar en parte sus intereses inmediatos, de efectuar
concesiones materiales, de modo tal de tomar en cuenta efectivamente "los
intereses y las tendencias de los grupos sobro los cuales se ejerce la
hegemonía" en búsqueda de un cierto "equilibrio de compromiso.

(…)

Aparece así la construcción cotidiana del consentimiento otorgado al orden


social imperante. Analiza también la posibilidad (y necesidad) de construir
hegemonía antes de conquistar el Estado. Podría decirse también que una
clase subalterna fundamental puede lograr su capacidad de dirección, tomar
las casamatas del dominio de clase, que en el lenguaje de Gramsci alude a las
organizaciones de la "sociedad civil". Una clase subalterna puede convertirse
en hegemónica antes de apoderarse del aparato del Estado.

(Para leer a Gramsci, Daniel Campione)


En un primer acercamiento al concepto de hegemonía, podríamos señalar que
el mismo remite a la dirección política, que en Gramsci es también dirección
ideológico-cultural de un grupo social sobre otros. La hegemonía es una
relación social que atraviesa distintas dimensiones: parte de una base material
ligada a la posición de las clases en la estructura y se realiza en las
superestructuras, a través de una concepción del mundo que encarna la visión
general y expresa los intereses del grupo dirigente pero de forma
universalizada, al tiempo que se plasma de formas diversas en el sentido
común, en las prácticas cotidianas y, en su momento más desarrollado, en un
tipo particular de estado.
La hegemonía es una relación social que atraviesa distintas dimensiones:
parte de una base material económica ligada a la posición de las clases en la
estructura y se realiza en las superestructuras, a través de una concepción
del mundo que encarna la visión general y expresa los intereses del grupo
dirigente pero de forma universalizada, al tiempo que se plasma de formas
diversas en el sentido común, en las prácticas cotidianas y, en su momento
más desarrollado, en un tipo particular de Estado.

(…)

En este camino, Gramsci sostiene que el análisis de situaciones debe


comenzar por las relaciones de las fuerzas internacionales, lo cual nos
convoca, por un lado, a indagar las variaciones en las relaciones sociales
fundamentales del modo de producción globalmente dominante y, por otro
lado, a pensar las grandes potencias, los agrupamientos de Estados en
distintos bloques o sistemas hegemónicos y a indagar las relaciones de
soberanía o dependencia en lo que respecta a las potencias menores.

(…]

No hay hegemonía sin base estructural, por lo que la clase hegemónica


debe ser una clase principal de la estructura de la sociedad, que, asimismo,
pueda aparecer como la clase que realiza los intereses de la sociedad en su
conjunto.

Es por esto que el análisis de relaciones de fuerzas se basa en el análisis


material del orden de la reproducción económica, viendo el lugar y función
que los grupos sociales ocupan en la producción.

Pero la clase con pretensiones hegemónicas debe superar la mera


dominación en el plano de la economía, e incluso debe superar la mera
dominación por coerción en el plano de la política, y para ello debe ponerse
por encima de sus propios intereses corporativos y articularlos con
ciertas concesiones a otros grupos sociales para devenir en clase dirigente,
en clase hegemónica.

En simultáneo, debe construir y difundir una concepción del mundo que se


vaya constituyendo en sentido común, y de la que participen los grupos
sociales subalternos, otorgando adhesión y legitimidad al orden social.
En síntesis, una primera aproximación al concepto de hegemonía implica
reconocer que es una relación social basada en la conducción de un grupo
social sobre otros, que esta dirección se gesta en una dinámica conflictiva,
de lucha, en la cual los componentes consensuales tienden a prevalecer por
sobre los coercitivos.

Estos consensos refieren a articulación de demandas e intereses de los


subordinados dentro del marco de la concepción del mundo de los
dirigentes, y en su punto más elevado tienden a expandirse por toda el área
social, apareciendo como la realización de un universal, definiendo los
grandes temas que puntualizan la vida de una nación, a nivel político,
económico, ideológico y cultural, y a Conformar un nuevo Estado.

(…)

La sociedad civil remite a los espacios “privados” de participación


voluntaria (que también podrían ser pensados como ámbitos de vida pública
no estatal), tales como sindicatos, partidos, iglesias, medios de
comunicación, centros de fomento, entre otros. También hay que notar que
Gramsci maneja dos acepciones de Estado: una en sentido estricto, ligada a lo
político-jurídico con centro en la coerción (la sociedad política) y otra
ampliada, donde en el Estado se funden la sociedad civil y la sociedad
política, el momento de la coerción y el del consenso.

(…)

El grupo social en ascenso hegemónico debe ceder a ciertas demandas de los


grupos subordinados para construir los consensos que le permitan revertir a
su propio proyecto de sociedad de cierto cariz universal, para lo cual el
Estado que funda debe aparecer con algún grado de autonomía, en el sentido
de que, como decía Gramsci, debe expresar los intereses del grupo dirigente,
pero hasta cierto punto, donde se puede chocar con aquellas demandas
netamente corporativas cuyo alcance pondrían en riesgo su apariencia
universal.

Sin embargo, esta autonomía es relativa porque el Estado es fundado para


reproducir y expandir al propio grupo hegemónico y, en ese sentido, es
siempre la expresión de un particular.
(…)

(…)

En síntesis, con cada clase se crea y forma un grupo de intelectuales


orgánicos que son fundamentales para su desarrollo y para la conformación
de una concepción del mundo acorde a sus intereses que, a su vez, le
permita aparecer como el portador del “bien universal”, dando homogeneidad
y conciencia al propio grupo al tiempo que avanza hacia la dirección
política y cultural de los grupos subalternos.

En segundo lugar, Gramsci identifica un conjunto de intelectuales


tradicionales ligados principalmente a estructuras económicas precedentes y
que aparecen como portadores de una continuidad histórica no interrumpida. El
ejemplo característico, que Gramsci señala, es el de los eclesiásticos, que si
bien en su momento fueron Intelectuales orgánicos de la aristocracia
terrateniente, perviven en sociedades posteriores, incluso aunque haya
desaparecido la conducción política del grupo social que le dio origen.

(…)

Gramsci se refiere a la perspectiva acerca de la amplitud de la categoría de los


intelectuales en su abordaje sobre la articulación entre filosofía, religión y
sentido común, afirmando que “todos los hombres son ‘filósofos’”. Esta
premisa se sustenta en que es posible dar cuenta de una “filosofía
espontánea” de la cual “todo el mundo” participa. Esta filosofía espontánea se
encuentra contenida en tres anclajes:

A. En el lenguaje, que no es neutro ni inocuo, sino que posee un conjunto


articulado de nociones y conceptos cargados de sentido y contenido que
expresa una visión cristalizada de lo social. Es filosofía y cultura de uso
cotidiano, ya que como enfatiza Gramsci, en el lenguaje está contenida una
determinada concepción del mundo.

B. En la participación del sentido común y los núcleos de buen sentido, que


representan la capacidad de los grupos sociales de tomar conciencia del lugar
que ocupan en la estructura de la sociedad y de las contradicciones que los
atraviesan.
C. En la participación de distintas variantes de religión popular y del folklore,
entendido como un sistema de creencias, supersticiones y modos de ver y
actuar arraigados en un pueblo.

(Gastón Ángel Varesi)

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