Derechos Culturales

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DIPLOMADO EN DERECHOS HUMANOS

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MODULO 2.
CONTENIDO: Derechos culturales
La progresiva expansión de la modernidad a todos los rincones del planeta, ha
propiciado el surgimiento de nuevas demandas sociales y políticas vinculadas
a la eclosión y consolidación de la sociedad industrial, como exigencias de
condiciones laborales más justas, demandas por mejores servicios públicos o
por un acceso universal a la educación y la recreación. Más recientemente.

se han incorporado nuevas dimensiones simbólicas y culturales vinculadas a


reclamos por la identidad, la diversidad, la afirmación de diferencias étnicas,
religiosas, de opción sexual, generacionales o de género, que plantean
resignificar la ciudadanía social. Con ello, se enuncian nuevos retos para el
Estado y surgen nuevas necesidades de mediación que den cabida a la
multiplicidad de grupos y sectores sociales que reclaman reconocimiento de sus
singularidades, espacios para reivindicar derechos propios o una particular
aplicación de los derechos universales ya reconocidos. De ello, se derivan
categorías contemporáneas de mucho uso en la definición de políticas públicas
dirigidas a la juventud, las mujeres, la población en condición de discapacidad y
las minorías de opción sexual como “discriminación positiva”, “acciones
afirmativas”, “pago de la deuda social histórica”, o las referidas a minorías
étnicas y religiosas que se definen como “ derecho a la autonomía”,
“autogobierno”, “políticas diferenciales”, “educación en lengua originaria”, o
“compensación por daños históricos (Vicepresidencia de la República de
Colombia, 2009: 16).
Los derechos culturales están vinculados a estos procesos sociopolíticos,
pretenden dar respuesta a las demandas y reivindicaciones referidas. Aunque
estos derechos forman parte integral de los derechos humanos, en la práctica
los derechos culturales han sido una categoría subdesarrollada, a la cual se le
ha prestado menos atención que a otro tipo de derechos: civiles, políticos,
sociales y económicos (Symonides, 2005). En cierta medida, el subdesarrollo se
debe a la complejidad, ambigüedad y carácter polisémico de la palabra cultura,
como también “a los diferentes modos de interpretar la forma en que el adjetivo
“culturales” modifica el sustantivo “derechos” en la expresión “derechos
culturales”
En efecto, si los derechos culturales han de entenderse como el derecho de todo
individuo a la cultura, se presenta a nivel internacional una diversidad
considerable de usos y sentidos del término cultura. Sin pretensiones de
exhaustividad, es posible rastrear tres sentidos que han tenido una influencia
considerable. En primer lugar, están quienes entienden la cultura
esencialmente como capital, patrimonio material acumulado de la humanidad
en su totalidad, o de grupos humanos particulares; de modo que los derechos
aquí consistirían en el acceso de los individuos a ese capital cultural acumulado.
En un segundo sentido, la cultura es vista como el proceso de creación artística
y científica; perspectiva en la cual los derechos tienden a enfocarse en la
protección de los artistas y en la posibilidad de que todos podamos acceder a
los bienes, servicios y manifestaciones culturales en museos, bibliotecas,
teatros, etc. Finalmente, la concepción antropológica de la cultura postula que
ésta debe ser vista como un modo de vida que involucra la totalidad de
manifestaciones físicas y espirituales de un grupo social determinado, que lo
distingue de otros grupos.
Sin desconocer el aporte de las primeras dos visiones, a nivel internacional la
definición de cultura se ha ido ampliando progresivamente hasta acercarse a la
tercera acepción expuesta, tal como se aprecia en la definición de la UNESCO,
adoptada en Colombia por la Ley 397 de 1997 -Ley General de Cultura- :
“Cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales,
intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que
comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos,
sistemas de valores, tradiciones y creencias” (artículo 1°, numeral 1).
A partir del sentido amplio de la definición de cultura, es posible afirmar que
los derechos culturales no pertenecen exclusivamente a grupos específicos o a
los artistas y gestores culturales, sino a todas las personas. Así, estos derechos
pueden ser entendidos, siguiendo a Jesús Prieto de Pedro (2004), “como
aquellos derechos que garantizan el desarrollo libre, igualitario y fraterno de
los seres humanos en esa capacidad singular que tenemos de poder simbolizar
y crear sentidos de vida que podemos comunicar a otros

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