Primer Mandamiento de La Ley Divina
Primer Mandamiento de La Ley Divina
Primer Mandamiento de La Ley Divina
“la prueba de que Él nos ama es que siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro 5,8).
“Tanto amó Dios al mundo que le dio a su hijo único” (Jn 3,16).
“No hay amor más grande que dar uno la vida por sus amigos” (Jn 3,16).
Para amar a Dios es preciso haber descubierto lo bondadoso que él ha sido con nosotros. Hecho este descubrimiento, el
amor a Dios es un sentimiento de gratitud que brota en nuestro corazón de modo espontáneo, que se concreta en obras.
Los santos son las personas que un día descubrieron cuánto Dios los amaba, y decidieron empeñar toda su vida en
corresponderle. Dios nos ama misericordiosamente, aunque seamos pecadores (Lc 15, 1 ss). Él no nos rechaza porque
seamos indignos de su amor. Él dice: “¿Puede una madre olvidarse del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella llegara a
olvidarse; yo nunca me olvidare de ti:”
Es imposible amar a Dios como Él se lo merece. Nadie puede decir que ya ama a Dios suficientemente. Sin embargo, Él
quiere vernos intentándolo constantemente y nos da su Gracia.
EL PRIMER MANDAMIENTO DE LA LEY DE DIOS nos invita a reconocer y valorar la relación que tenemos con nuestro
creador. Este mandamiento, que dice "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente", enfatiza la importancia de poner a Dios en el centro de nuestras vidas. Comprender este mandamiento es
fundamental para delinear nuestra identidad cristiana, pues nos llama a asumir una postura activa en nuestra fe y a vivir
en libertad.
Este mandamiento también resalta la dignidad del ser humano, quien ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. La
adoración a Dios implica un acto de humildad y reconocimiento de su supremacía y amor. A medida que interiorizamos
este mandamiento, nos convertimos en responsables de nuestro actuar, promoviendo un estilo de vida caracterizado por
el respeto hacia nosotros mismos, a los demás y a toda la creación.
Además, el primer mandamiento nos desafía a cuestionar nuestras prioridades. En un mundo lleno de distracciones y
alternativas que pueden ocupar el primer lugar en nuestras vidas, es esencial recordar que la verdadera libertad se
encuentra al poner a Dios en primer lugar. A través de la práctica de la fe y la comunidad, este mandamiento nos guía
hacia un sentido de pertenencia y nos ayuda a ser empáticos y generosos hacia los otros.
Finalmente, vivir el primer mandamiento también implica un llamado a la acción. No solo se trata de una creencia interna,
sino de cómo esta creencia se traduce en acciones que buscan el bienestar de la comunidad. Al amar a Dios, también
aprendemos a amar al prójimo, ya que ambos están intrínsecamente conectados en el mensaje de amor del cristianismo.
ACERCAMIENTO A LA PALABRA DE DIOS.
Del Evangelio de San Mateo (4,10). "Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a El darás culto".
Deuteronomio 6, 4-9. "Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno. Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Guarda en tu corazón estas palabras que hoy te digo. Incúlcaselas a tus
hijos y háblales de ellas estando en casa o yendo de viaje, cuando te acuestes o cuando estés levantado, grábalas en tu
mano como un signo y ponlas en tu frente como señal; escríbelas en las jambas de tu casa y en tus puertas".
ACTIVIDAD: En tu cuaderno
Leen el texto desarrollado en su ficha y elaboran un mapa semántico con los aspectos más importantes del Primer
mandamiento, ayudado(a) por las siguientes preguntas:
¿Cómo se debe manifestar nuestro Amor a Dios para que sea completo?
¿Qué significa amar a Dios “sobre todas las cosas”?
¿Por qué debemos amarlo sobre todo?
¿Que virtudes nos ayudan a creer en Dios?
Escribe en el recuadro, 5 actitudes o acciones que pueden: A) Fomentar tu amor a Dios, o B) Disminuirlo: