Como Iniciar Un Proceso de Crecimiento y Misiones

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Como iniciar un proceso de crecimiento y misiones

Testimonio

Después de 5 años de ministerio la lista de miembros de la iglesia de ejemplo es idéntica.


Tal vez su cantidad inicial es 20, 40, 80 o 100, podemos modificar los años pero…
¿La conclusión no le resulta familiar?
Hace unos años estaba buscando las mismas respuestas que usted a ésta realidad que
usted está
buscando ahora y en ese tiempo, recibí la invitación a colaborar en la función de Pastor en
la Iglesia
Bautista Comunitaria de Ciudad Madero, situada en el gran Buenos Aires, en Argentina.
Esta iglesia por 27 años había vivido una experiencia parecida al estilo arriba mencionado y
pensamos que Dios nos estaba dando la oportunidad de intentar romper ésta realidad
instalada entre
todos nosotros de “ser iglesia sin crecer”.
Si usted está buscando respuestas como yo las busqué, éste es un intento por compartir
como Dios
nos guió a una manera simple pero eficaz de desarrollar el potencial de Hechos 1.8 para su
iglesia.
Cuando usted va tras un logro debe definir su estrategia, y nosotros elegimos que la
nuestra sería:
Vivir los valores de Dios. Mateo 22.37-39
 Amor a Dios expresado en Vida devocional.
 Amor a las personas expresado en Evangelizar al perdido y Hacer discípulos.
 Células como modelo integrador de las personas a la iglesia.
 Misión Global – Hechos 1.8 Ser obedientes en hacer nuestra parte para llevar
el evangelio “hasta lo último de la tierra”.
En este libro usted descubrirá los principios a través de los cuales Dios llevó a un grupo
simple de 20 personas a:
1) Quebrar definitivamente la inercia de “ser siempre los mismos”.
2) Ver regularmente que Dios es fiel en “Dar el Crecimiento” (1ra Corintios 3.7).
3) Aprender a realizar la parte del trabajo del reino de Dios que nos corresponde.
4) Concretar los pasos que Jesús prometió a su iglesia en Hechos 1.8 de:
a) Crecer localmente.
b) Plantar iglesias en barrios vecinos.
c) Enviar misioneros “hasta lo último de la tierra”.
Tito O. Robert (Pastor)

Introducción
Jesús dijo “Hagan el árbol bueno y el fruto será bueno” (Mateo 12.33).
Los resultados (frutos) que obtenemos como iglesia son una consecuencia natural del
carácter de la semilla que estamos sembrando.
Trabajar enfocados en eventos y programas no traerá crecimiento hasta que nos
animemos a llegar a
cuestionar las raíces de nuestro trabajo.
Cuestionarnos a nosotros mismos, nuestros valores, nuestros modelos y nuestros
propósitos es el punto de partida para iniciar un camino directo hacia el crecimiento de
nuestras iglesias.
Si el fruto que estamos viendo no es el que esperábamos, es evidente que debemos revisar
las semillas que hemos sembrado.
Jesús utilizó la figura del árbol para ilustrar el reino de Dios (Mateo 13.31-32).

Identificamos tres elementos básicos que componen ésta figura. La copa con sus frutos
(resultados),
el tronco (como canal de la savia), y las raíces (como fundamento).
El reino de Dios fue pensado para crecer y reproducirse como un árbol.
Vamos a meditar en aquellos elementos del árbol que son decisivos para su vida sana y
creciente,
llevando estas conclusiones a aplicaciones prácticas para nuestras iglesias, herramienta
elegida por
Dios para que su reino se extienda.
Mientras generalmente mantenemos nuestra mirada en la copa del árbol o sea en el fruto
(los
resultados) y en ocasiones bajamos a revisar el tronco (el canal), muy pocas veces nos
animamos a
revisar las raíces.
 Frutos / Resultados
 Crecimiento en calidad y cantidad.
 Reproducción de miembros e iglesias
 Envío de misioneros.
Comenzamos desde los frutos, debido a que generalmente es donde nos enfocamos
cuando deseamos ver en nuestras iglesias calidad y cantidad de miembros como así
también reproducción de miembros e iglesias ya que lo contrario a reproducción es
esterilidad.
Aquí es donde proponemos iniciar un recorrido inverso al mirar a la iglesia, debido a que
nuestro enfoque en “los frutos” y la búsqueda de ellos por diferentes medios no nos han
dado el resultado que esperábamos. Las estadísticas marcan que el 80 % de las iglesias
“no crecen” lo que indica que la
búsqueda de “frutos” no ha dado los resultados deseados.
Para que el fruto llegue a producirse, es necesario que la savia corra por los canales
apropiados
(tronco).

Tronco / Estructura
Programas, métodos y Estructuras.
Aquí descendemos un escalón en nuestra mirada y descubrimos la importancia de las
estructuras,
programas y métodos, pero en función de que estén sirviendo como un canal apropiado
para que la
savia corra.
Sin embargo, nuestra tendencia es a endiosar los métodos o estructuras y nunca
revisarlos / las para
ver si están cumpliendo con su propósito que es simplemente “ser una canal para que la
savia llegue
a los extremos y genere fruto”.
Por lo tanto debemos enfocarnos en revisar las raíces de nuestro trabajo.

Raíces / Principios
Valores, Procesos y Propósitos.

Llegamos al tercer escalón, que es donde se encuentra la verdad de nuestros ministerios.


Las raíces que se generan por la semilla que sembramos en nuestras iglesias domingo a
domingo con
nuestras palabras, pero sobre todo con nuestros hechos son determinantes para todo el
futuro de la
iglesia.
La funcionalidad de nuestras estructuras y el logro de ver reproducción de miembros e
iglesias no
depende de lo que sucede en los momentos públicos, sino en la semilla de ministerio que
sembramos
entre las personas a través de nuestras acciones diarias.
Las raíces de nuestro ministerio están formadas por nuestros valores, nuestra forma de
trabajar y nuestros propósitos.
La importancia de estas raíces y cómo afectan la vida del árbol son las siguientes:
Valores: ¿Cómo vivimos la Fe?
Todos nosotros tenemos valores interiores que determinan cómo utilizamos nuestro
tiempo, nuestra
energía y nuestros recursos. Evidentemente estas prioridades interiores determinan “cómo
vivimos
nuestra fe”, por lo tanto, hasta que no revisemos cuales son nuestros valores personales no
vamos a
poder soñar con cambios en la vida de nuestras iglesias porque la realidad de nuestras
iglesias se
encuentra basada en la manera cómo cada cristiano vive los valores de Dios.
Procesos: ¿Cómo trabajamos?
Dios a través de su palabra nos muestra cómo funciona, se desarrolla y crece el reino de
Dios (Marcos
4.26-29). De manera simple él nos está diciendo qué debemos hacer y cómo debemos
trabajar.
Evidentemente si no prestamos atención a los principios que Dios diseñó para que su reino
crezca no
podremos ver los resultados que él quiere darnos.
Misión Global: ¿Qué quiere Dios que hagamos?
Nosotros no podemos alcanzar el propósito de Dios para nuestras iglesias si la guiamos a
realizar la
tarea según nuestras ideas En Hechos 1.8 Jesús declaro cuál era su propósito para su
iglesia. Con
estas palabras él nos dice cuál es el potencial que él sueña para su iglesia y adonde esta
debe
apuntar.
Con la plena confianza que Dios sigue deseando darnos crecimiento, nos lanzamos con
humildad y
esperanza a mirar una vez más nuestra realidad como iglesia, y a buscar y encontrar la
respuesta a
nuestros problemas e inquietudes.

Valores

Introducción
Dos personas, llegan a la vejez. Cada una había elegido sus valores.
“Un hombre distante… Toda su vida buscando nuevas maneras de hacer dinero. Él está en
sus últimos años y vive muy cómodamente, (pero) constantemente hablando del dinero
que había hecho…
El eligió cuales eran sus valores y los fue cultivando día tras día de muchas maneras
diferentes; sus
valores definieron sus decisiones y finalmente él se volvió una persona de acuerdo a los
valores que
había elegido.
Su pasión lo convirtió en un ser codicioso, cuando él eligió sus valores eligió que clase de
persona
sería. Cuando su tiempo se empezó a terminar él era codicia pura, aun sin moverse de su
cama en el
hospital el seguía queriendo más para él mismo”.
“Una abuela… él último recuerdo de ella fue verla sentada en la mesa y le pedimos que
orara; ella tomó las manos de los que estaban a su lado, una sonrisa ancha, la mirada al
cielo, ojos con lágrimas, la barbilla le temblaba, ella había elegido que sus valores serían
amar a Jesús y amar a las personas.
“Ella no recordaba los nombres de las personas, pero se acercaba a ellas y les daba una
palmada en la espalda. Cuando su tiempo se empezó a terminar ella era amor puro, amor a
Dios y a las personas.
Cuando un pastor que recorría el hospital se acercó a su cama y le dijo “yo voy a orar por
usted” ella le contestó, “No, yo voy a orar por usted”. Aun sin moverse de su cama ella
seguía amando a Dios y a las personas.”
Cada una de estas personas se había vuelto lo que ellos valoraban.
Todos tenemos valores. Jesús lo dijo en Mateo 6.21: “Donde esté tu tesoro, allí estará
también tu corazón”.
En otras palabras, donde este lo que usted valora, allí se va a concentrar su vida. De una
manera u otra lo que valoramos va ganando terreno en nuestras acciones llevándonos a
darle nuestro tiempo, nuestra entrega, nuestro esfuerzo, nuestras habilidades y nuestro
dinero.
¿Cuáles son nuestros valores?
Algunos de nuestros valores son: la familia, los amigos, el fútbol, el trabajo, la iglesia, los
entretenimientos, etc.
Estos, de manera consciente o no, se van imponiendo en nuestro horario semanal.
Cuando una persona define sus valores, define sus acciones, define su pasión y define su
forma de vida. Lo mismo ocurre con una iglesia. Los valores que elegimos determinan lo
que vamos a HACER y en definitiva lo que vamos a SER como iglesia.
¿Qué son los valores?
Los valores son las prioridades interiores que se expresan en nuestras acciones.
¿Cómo descubrir nuestros valores? Para saberlo no pregunte a otra persona ¿Cuáles son
tus valores?
Mas bien pregúntele ¿Qué hiciste durante la última semana?, ¿En qué usaste tu tiempo, tu
energía y
tu dinero en la semana pasada?
Todos nosotros dedicamos nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro dinero a aquellas
cosas que valoramos. Las iglesias también.
Aquí aparece un hecho importante y simple:
Los valores que creemos no son a menudo los valores que practicamos.

Pregunte a su congregación ¿Cuántos de ustedes creen en hacer EVANGELISMO? Cuente


las manos
alzadas.
Luego pregúnteles ¿Quiénes compartieron el evangelio con otra persona durante esta
semana? Vuelva
a contar las manos alzadas. Descubrirá una de las razones por las cuales nuestras iglesias
no crecen.
Por la enorme confusión que los cristianos tenemos al considerar que estamos viviendo y
practicando
los valores que solo creemos intelectualmente y a los cuales asentimos emocionalmente.

Otra prueba que no dará tanto resultado como la anterior es la siguiente:


Pregunte a su congregación ¿Cuántos de ustedes creen en hacer DISCIPULADO? Cuente las
manos
alzadas.
Otra vez pregunte a su congregación ¿Quiénes discipularon a otra persona en el curso de
ésta
semana? Vuelva a contar las manos levantadas. ¡Se llevará una gran sorpresa!
Este ejercicio muestra la enorme distancia que generalmente existe entre CREER Y
PRACTICAR y tengamos en cuenta que estamos solamente hablando de los valores básicos
de nuestra fe como lo son PREDICAR Y DISCIPULAR.
La Palabra de Dios declara que decir que uno cree no es suficiente, y que son nuestros
actos los que demuestran que nuestra fe es verdadera (Santiago 2.14-26); también afirma
que una creencia que no está acompañada de acciones está muerta.

Imagínese que alguien vio como usted usó la semana completa ¿A qué conclusiones habrá
llegado observando las acciones que ponen de manifiesto los valores que gobiernan su
vida?
El siguiente ejercicio le ayudará a descubrir cuales son los valores de su vida.
Complete el siguiente cuadro con las acciones que usted realizó durante la última semana:

Aquí tiene usted un cuadro de cuáles son los valores de su vida. Sus acciones muestran sus
valores.
Para que Cristo sea el centro de nuestra iglesia debemos empezar a valorar lo que él valora
y de esa
manera vivir como él vive. Si nosotros vamos a vivir como el cuerpo de Cristo debemos
identificar los
valores que caracterizan el corazón de Dios y hacerlos nuestros valores como iglesia.
¿Cuáles son los valores de Dios?
Jesús los definió con exactitud, no dejó este tema librado a nuestra elección.
En Mateo 22:37-39 él dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma
y con toda tu mente. Éste es el primero y gran mandamiento. Y el segundo es parecido:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
La Palabra de Dios declara lo que él valora para su iglesia por sobre todas las cosas. De
estas
palabras hemos derivado dos valores esenciales y podemos intentar aplicarlos en nuestras
iglesias a
través de todas nuestras acciones.
Valor Nº 1 Amar a Dios.
Valor Nº 2 Amar a las personas.
¿Están estos valores presentes en nuestras acciones de la última semana?
Para contestar correctamente ésta pregunta debemos profundizar sobre qué significa amar
a Dios y a
las personas, porque sobre este punto también hay una gran confusión.
La pregunta que puede ayudarnos a aclarar este asunto es la siguiente:
¿Cómo demostramos el amor a Dios y a las personas?
¿A través de nuestros sentimientos? Expresar, hablar, cantar, alabar, adorar, etc.
¿A través de nuestros pensamientos? Pensar, reflexionar, meditar, etc.
¿A través de nuestras acciones? O sea al responder, accionar, hechos, etc.
Una vez más ésta pregunta ha sido contestada por Jesús en Juan 14.21. El dice “Los que me
aman,
guardan mis mandamientos”. Esto no quiere decir que los sentimientos o los pensamientos
no sean
parte de nuestro amor a Dios, lo son, pero si son sólo eso, no alcanzan su máxima
expresión que es

MOVER NUESTRA VOLUNTAD PARA HACER LA SUYA.

La palabra guardar significa:


• Obedecer
• Hacer
• Practicar
Es decir podríamos definir estas palabras como ACCIONES.
Veamos en la persona de Jesús un gran ejemplo de cómo funciona el completo y verdadero
amor:
En Filipenses 2 la Palabra de Dios nos alienta a que “haya en ustedes este sentir que hubo
en Cristo
Jesús” lo que indica que el plano de los sentimientos es vital para una experiencia de
obediencia.
Después se nos dice que él “no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse”;
estimar es un
ejercicio de nuestro pensamiento por el cual evaluamos si algo que haremos merece ser
realizado o
no, y esto nos marca la importancia de la reflexión en el proceso de obedecer.

Pero esta obediencia, que era una demostración del amor de Jesús hacia su Padre y hacia
nosotros
culmina con la entrega de su voluntad: “haciéndose a sí mismo obediente hasta la muerte”.
Este acto de su voluntad es determinante para que haya obediencia. Si Jesús no hubiera
alcanzado
ese escalón en su obediencia nosotros hoy no seríamos salvos. Su amor por nosotros llegó
al nivel de
la acción y eso es lo que él afirmaba cuando decía “el que me ama, hace lo que yo le
mando”, o sea
alcanza el plano de la acción.
De la misma manera nuestro amor a Dios no debe quedar limitado a los aspectos del
sentimiento o
pensamiento, sino que debe alcanzar su clímax en la acción.
Las palabras de Jesús a sus discípulos fueron “Síganme” y esta expresión está dirigida a
nuestra
voluntad.
¿Qué pasos debemos dar?
Obedecer sus mandatos simples hacia él y hacia las personas.
Amor a Dios
La expresión básica del amor es el diálogo, porque no podemos amar a alguien si primero
no estamos
dispuestos a relacionarnos con él.
Imagínese que usted le diga a su esposa “Querida, te amo pero no quiero escucharte” , o
bien ella le
exprese “Querido, yo también te amo, pero no pienso hablarte”
La actitud de desear hablar y escuchar a alguien, o sea el deseo de mantener un fluido y
rico diálogo
es la primera forma de amar a Dios.
Por lo tanto las dos premisas básicas de nuestro amor a Dios no pasan por nuestra
adoración a través
de las canciones, ni siquiera por los esfuerzos de nuestro servicio a él sino por la
disposición interna de:
1) Escuchar lo que él nos quiere decir a través de su palabra, y de esto según mateo 4.4
depende nuestra vida espiritual.
2) Hablar con él por medio de la oración. Mateo 6.6
Este diálogo permanente es la demostración de nuestro amor hacia él y del valor que su
persona tiene
para nuestra vida.
Amar a Dios como primer valor nos lleva a poner los valores de Dios en primer lugar.
¿Qué es lo que Dios más valora? Sin duda alguna: las personas.
Amor a las personas
Todos nosotros tenemos a nuestro lado dos clases de personas.
a) Aquellas que están perdidas, ajenas a Dios y sin Cristo.
b) Aquellas que son salvas, reconciliadas con Dios y viviendo en Cristo.
A las primeras Dios nos manda amarlas predicándoles el evangelio (Marcos 16.5).
A las segundas Dios nos manda amarlas a través de hacer de ellas discípulos de Jesús
(Mateo 28.18-20).
Esta tarea múltiple nos coloca frente al hecho de que siempre tendremos la oportunidad de
amar a las
personas. Si la persona no es cristiana le haremos una presentación clara, completa y
amorosa del
evangelio y si es cristiana tendremos la oportunidad de continuar con su formación a través
de la
enseñanza para que sea un mejor seguidor de Cristo.
Por supuesto todas estas formas de amar a Dios y a las personas únicamente pueden ser
desarrolladas estando en unidad con Cristo y su iglesia (1ra Corintios 12).
Finalmente podemos resumir algunas prácticas que demuestran nuestro amor a Dios y a
las personas:
Considere estos valores:
 Vida devocional.
 Discipulado personal.
 Evangelismo personal.
 Vida en el cuerpo.
¿Los hemos practicado esta semana? Si están las acciones, es porque están los valores en
nuestras vidas; si no están las acciones eso significa que los valoras no están gobernando
nuestra vida.
Porque: Lo que hacemos (no lo que sentimos o pensamos) muestra lo que valoramos.
Como creyentes hagámonos las siguientes preguntas:
 ¿Estamos viviendo de acuerdo con los valores de Jesús?
 ¿Está Dios invitándonos a revisar nuestros valores?
 ¿Están incorporados a nuestra vida los mandatos que Jesús nos dejó?
El cambio de valores en la iglesia

a) El cambio de valores es posible. Miremos a Jesús y sus discípulos, él logró cambiar los
valores de la vida de ellos. Pedro pasó de estar dedicado a la pesca de peces a pescar
hombres. Mateo de estar ocupado en cobrar los impuestos, a ocuparse de los asuntos del
reino y así ocurrió con cada uno de los que siguieron a Jesús.
b) Cambiar valores lleva tiempo. Jesús dedicó 3 años a cambiar los valores de sus
discípulos.
c) Cambiar los valores comienza con cada uno de nosotros. Debemos mirarnos a nosotros
mismos e iniciar un cambio en nuestra propia vida.
d) Cambiar nuestros valores (prioridades internas) es más difícil y costoso que preparar
reuniones, programas y eventos.
Lo único que Dios necesita para edificar una iglesia que crece es un grupo pequeño de
personas que estén dispuestas a cambiar sus valores y sus acciones.
Cuando se cumple este requisito, él hace el resto.
¿Encontrará Dios esas personas en nuestra iglesia?

De la respuesta a ésta pregunta depende mucho del futuro de nuestras iglesias.


Es una realidad que la iglesia está formada por personas y hasta que no ocurre un cambio
real en la
forma en que éstas viven su fe, en realidad no estamos modificando en nada la esencia de
la iglesia.
A todos nos gustaría que la iglesia empiece a crecer sin que nosotros tengamos que
realizar ningún
cambio en nuestras vidas y nuestras agendas, pero la realidad es que los cambios en la
iglesia
comienzan solamente cuando nosotros iniciamos un cambio de valores que se reflejen en
nuestras
acciones, en el uso de nuestro tiempo, nuestras fuerzas y nuestros recursos.
Podemos variar programas, actividades y métodos pero solo veremos un cambio en la vida
de
nuestras iglesias cuando nosotros, sus miembros iniciemos un cambio profundo, de raíz
acerca de
cómo vivimos la fe.
Procesos y eventos
Una de las maneras más simples de intentar romper la inercia (ser siempre los mismos) en
el trillado
tema del crecimiento de las iglesias es entregarnos a participar fielmente y de manera
constante a
algunos procesos que el Señor Jesús nos ordenó practicar.
Uno se inclina a pensar que el crecimiento está ligado a grandes acciones, momentos
cumbres y
engorrosos gastos, sin embargo la experiencia propia nos demostró que esto no siempre
ocurre.
Después de insistir durante un año para que nuestra iglesia se dedique a practicar algunos
simples
mandatos de Jesús y deje de lado el resto de las actividades hemos podido descubrir con
sorpresa
que el crecimiento está ligado a pequeñas acciones constantes, donde pueden o no existir
momentos
cumbres (aunque si debe existir el momento de cosechar el fruto) y que no es necesario
endeudarse
para lograrlo.
Los mandatos simples que Jesús nos mandó y a los cuales les dimos prioridad
son:

 La vida devocional.
 El evangelismo personal.
 El discipulado personal.
 Las células o grupos pequeños.
 Las misiones.
Seguramente estas ideas son conocidas por usted y sus miembros, pero le
pregunto: ¿Alguna vez
su iglesia se ha dedicado a practicar estos simples mandatos cada semana?
Nosotros sí lo hemos probado, aunque no fue fácil hacerlo, porque estábamos
acostumbrados a
ocupar nuestro tiempo en reuniones de todo tipo, en planificaciones eternas, en encuentros
de
comisiones infinitas y en unas cuantas cosas más que Jesús nunca nos mandó hacer.
Mire lo que pasó cuando nos movimos a vivir la vida de la iglesia así:

 Pasamos de ser 20 personas a bautizar 92 nuevos miembros.


 Pasamos de ver 0 personas discipulando a ver 36 personas que discipulan cada
semana.
 Pasamos de tener bautismos una vez al año a tener bautismos cada dos meses.
 Pasamos a recibir más de 10 miembros nuevos en los últimos 6 trimestres lo que nos
demuestra que es posible vivir en un ritmo de crecimiento constante (no eventual).
 Pasamos a tener un grupo de 30 líderes comprometidos.
 Pasamos de no tener células a tener 20 células.
 Pasamos de ser una iglesia egocéntrica a trabajar en 8 barrios a través de las
células.
 Pasamos a ser una iglesia que llega “hasta lo último de la tierra” ayudando a
sostener parcialmente tres misioneros en pueblos no alcanzados.
 Pasamos a ser más obedientes a los mandatos de predicar y hacer discípulos.
Conclusión: La clave de todo esto se encuentra en la simple obediencia a los mandatos de
Jesús.
Justo en este punto parece radicar nuestro mayor problema. Aquí es donde la iglesia se da
cuenta de
que el crecimiento no tiene que ver con campañas, reuniones o dinero sino con algo que
para
nosotros es mucho más costoso: Nuestra disponibilidad personal para obedecer a
Jesús.
Esto nos enfrentó a experimentar un cambio, a ser humildes, a sólo obedecer y dejar a un
costado
nuestras milagrosas ideas. A confiar en el simple hecho de que si obedecemos sus
mandatos él será
fiel y enviará el crecimiento prometido (1ra Corintios 3.7).
Le comparto un dato curioso: Desde que nos orientamos a ser una iglesia de células, (hace
3 años
y medio) y dimos a estos procesos toda la prioridad no hemos tenido una sola campaña
evangelística,
no hemos dedicado tiempo a eventos ni programas, no hemos formado comisiones ni
nombrado
encargados de ministerios.
Sin embargo, hemos visto la mayor cosecha de esta iglesia en 40 años de vida. Eso no es
todo, creemos que lo mejor está por venir. Si Jesús nos dio estos mandatos, es porque los
podíamos cumplir, si los podemos cumplir él promete dar crecimiento.
¿Podrá la iglesia por un corto tiempo dejar a un costado todo lo que está haciendo y probar
si obedecer los mandatos de Jesús es efectivo? Vale la pena intentarlo.
¿Cómo crece el Reino de Dios?
Las plantas crecen, los animales crecen, las personas crecen. Si todo lo creado por Dios
crece, ¿por qué razón la iglesia no crece? La iglesia fue creada por Jesús cuando él dijo “Yo
edificaré mi iglesia.”
¿Qué fenómeno particular afectará a la iglesia para que no crezca naturalmente como el
resto de las
creaciones de Dios?
Siempre la mejor respuesta a nuestras preguntas es volver a escuchar a Dios y lo que él
nos enseñó a
través de Jesucristo.
Pensemos por unos segundos en la explicación que Jesús dio sobre “como crece” todo lo
que él creo.
Él nos dice en Mateo 6.28: “Consideren los lirios, cómo crecen”.
Consideren: Es decir, nos exhorta a examinar con exactitud, aprender cuidadosamente,
investigar con dedicación.
Los lirios: Ellos encierran el secreto de la vida dada por Dios, el hombre no ha creado nada
con éstas características.
Cómo crecen: Cuando sepamos cómo crecen las cosas que Dios ha creado, podremos
aplicar ese conocimiento a la iglesia, puesto que la misma es también una creación de
Dios.
En Marcos 4.26-29 Jesús amplía el tema del crecimiento del reino de Dios para mostrarnos
cual es la
parte del hombre y cuál es la parte de Dios.

¿Cuál es la tarea del hombre?


Según este pasaje el hombre puede y debe echar la semilla (sembrar). Cuando el hecho de
sembrar regularmente la semilla de la Palabra de Dios en las personas realmente sucede
podemos empezar a soñar con participar del trabajo del reino de Dios.

Dormir (descansar). La separación clara de nuestro tiempo de descanso regular nos


brindara la renovación natural que nuestro cuerpo, mente y espíritu necesitan para realizar
un trabajo serio, constante y a largo plazo Levantarse (ser constante). Debemos agregar
constancia a nuestros trabajos. Si seguimos cambiando de tarea y visión continuamente no
podremos alcanzar los logros que vienen por trabajar a largo plazo.
Meter la hoz (cosechar). La cosecha marca el tiempo adecuado donde son necesarias
formas directas de recoger el resultado de todo el trabajo realizado.
¿Cuál no es la tarea del hombre?
Que la semilla de fruto es un resultado que le concierne totalmente a Dios. (1ra Corintios
3.6)
“De suyo” (de sí mismo – automáticamente). “Lleva fruto” (crece la vida fuera de nuestra
vista).
“Es la capacidad de un organismo o especie de multiplicarse y reproducirse por sí mismo” A
esto lo llamamos la “obra de Dios”.
Tenemos pues, la siembra, el descanso, la constancia y la cosecha como elementos de un
proceso que según las palabras de Jesús ejemplifican el funcionamiento simple y natural
del reino de Dios.
Eventos
Teniendo delante nuestro un modelo tan simple acerca de cómo el reino crece.
¿En qué se ha concentrado la iglesia?
En eventos. Campañas, películas, recitales, grandes encuentros, programas y reuniones
públicas.
Evento es un suceso específico en tiempo y lugar.

¿Cuáles son las características de los eventos?


 Fechas determinadas
 Corta duración
 Exigen mucha preparación
 Generan controversias
 Involucran a pocos
 No generan crecimiento numérico
 No generan crecimiento en calidad
 Llaman la atención
 Exponen nuestro ego
 No desarrollan actitudes personales
 Son personalistas
 La mayoría es espectador
 Ruido
 El evento apunta a lo visible
 No reproducción
Si los eventos fueran una forma por la cual Dios da crecimiento, todas las iglesias estarían
creciendo
debido a que el 90 % han elegido este enfoque.
Definiciones:
1) Los programas absorben la mayoría del tiempo de los miembros.
2) Los programas hacen creer a los miembros que están trabajando con personas.
3) Los programas se vuelven más importantes que “ir a buscar al perdido “y “hacer
discípulos”.
4) Los programas distraen a los miembros de las personas, que son el motivo por el cual
Jesús murió.
5) Los programas no han traído crecimiento a la iglesia.
Procesos
Proceso es un conjunto de actividades que se realizan o suceden con un determinado fin.

 Son diarios y regulares.


 Son lentos y por momentos aburridos.
 No llaman la atención.
 Son silenciosos.
 Están enfocados en lo que no se ve.
 Por sus características nos orientan a depender de Dios.
 Requieren disciplina, constancia y responsabilidad.
 La mayoría puede ser productor.
 Ayudan a desarrollar aspectos saludables del carácter.
 Ayudan a no desarrollar actitudes personalistas.
 Pueden generar crecimiento en cantidad.
 Pueden generar crecimiento en calidad.
 Sus características normales son el fruto y la reproducción.
Curiosamente las características de los procesos son lo opuesto a las características de los
eventos.
Es importante declarar que los eventos no son malos, pero si detrás de ellos no están
funcionando los
procesos que Dios nos invita a implementar, difícilmente podamos ver crecimiento en su
reino.
Principios
Entendemos como principio aquello que se acepta como esencia, origen o fundamento.
Así como todos obedecemos el principio de gravedad establecido por Dios, porque sabemos
que no
obedecerlo nos traerá graves consecuencias, de la misma manera la iglesia no puede eludir
las
consecuencias cuando no toma en cuenta los principios que Dios ha establecido para el
crecimiento
de todo aquello que él ha creado.
Cuando nos detenemos a analizar cada una de las características de los procesos podemos
llegar a
establecer dos principios simples que determinan el crecimiento de todas las cosas creadas
por Dios
incluida la iglesia.
PRINCIPIO I
El crecimiento se produce por los procesos diarios y no por lo eventual
Si nosotros deseamos ver un cambio en el crecimiento de la iglesia deberemos empezar
por enfocarnos en procesos basados en los mandatos de Jesús para su iglesia los cuales
intentaremos ejecutar de la manera más simple posible a fin de que todos los miembros se
puedan involucrar y que mantendremos a través del tiempo de manera regular.
PRINCIPIO II
El crecimiento de todo lo creado por Dios se produce a través de pequeñas
unidades de materia viva llamadas “células”, las cuales son capaces de realizar
todas las funciones que permiten la vida (alimentarse, crecer y reproducirse).
Si deseamos que este principio se incorpore a la iglesia deberemos iniciar una transición
adecuada para incorporar los grupos pequeños como una herramienta que genere en la
iglesia el mismo resultado que las células generan en el cuerpo humano.
Eventos y programas / Visibles a la congregación
Procesos (bajo tierra) invisibles a los ojos de toda la congregación.
Vida Devocional / Evangelismo personal / Discipulado personal / Células / Misiones.
“Lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado”.
Procesos a implementar
¿Cuáles son los procesos básicos que podemos incorporar?
Proceso: Vida Devocional
BASE BIBLICA: Mateo 4.4. y 6.6.
DESCRIPCION: Este proceso implica la imprescindible relación directa y diaria con Dios
como base de nuestra dirección y alimentación.
PREGUNTA DE CHEQUEO: ¿Ha tenido usted la semana pasada encuentros diarios con Dios
que incluyan la oración y la lectura de la Biblia?
Proceso: Evangelismo personal
BASE BIBLICA: Marcos 16.15.
DESCRIPCION: Este proceso implica compartir con claridad, amor y de manera completa el
mensaje
del evangelio a los que todavía no creen.
PREGUNTA DE CHEQUEO:¿Ha compartido el evangelio con alguna persona durante la última
semana?
Proceso: Discipulado personal
BASE BIBLICA: Mateo 28.18-20.
DESCRIPCION: Este proceso implica seguir el ejemplo de Jesús en formar personalmente
discípulos.
PREGUNTA DE CHEQUEO: ¿Ha discipulado personalmente a alguna persona la última
semana?
Proceso: Células o grupos pequeños
BASE BIBLICA: 1ra. Corintios 14. 26 y 31. – Efesios 4.15-16.
DESCRIPCION: Este proceso implica colocar a los miembros en un sitio informal, personal y
participativo donde ellos edifiquen el cuerpo de Cristo a través de la actividad propia de
cada uno
mientras están unidos al cuerpo.
PREGUNTA DE CHEQUEO: ¿Tienen sus miembros un sitio personal, informal y participativo
donde vivir
la vida de la iglesia en el barrio donde viven?
Proceso: Misiones
BASE BIBLICA: Hechos 1.8.
DESCRIPCION: Este proceso implica concientizar a los miembros del alcance mundial que
Jesús soñó para su iglesia hasta guiarlos a un compromiso concreto y regular de sus vidas
por la Obra Misionera Mundial.
PREGUNTA DE CHEQUEO: ¿Los miembros de nuestra iglesia oran y ofrendan regularmente
para el sostén de misioneros que lleguen “hasta lo último de la tierra”?
Desde abajo
Hay muchos ejemplos que muestran que el crecimiento comienza desde abajo.
Y también muchas formas de demostrar que a Dios le agradan los procesos lentos pero
firmes que traen realidades y que su norma es trabajar de ésta manera.
Por supuesto que Dios puede manifestarse en otras formas, por las cuales el hombre
“intenta” llevar adelante el evangelio. Pero tantos ejemplos y su Palabra en Marcos 4.26-29
nos indican que la forma de trabajar de Dios en su reino comienza desde abajo, desde el
trabajo, desde lo cotidiano, desde uno mismo.
Las luces y brillos de nuestros eventos y programas no pueden oscurecer la Palabra dada
por Dios que siempre es para “quien tenga oídos para oír”.
Desde abajo implica reconocer los pequeños aportes, los de cada miembro, los de cada
anciano, los de cada grupo pequeño, que construye en el anonimato vidas de fe que
incluyen acciones concretas hacia Dios y hacia el prójimo demostrando así que su fe está
viva (Santiago 2.17).
Desde abajo significa empezar a reconocer que el reino sólo se extenderá a través de la
acción voluntaria de cada cristiano y no a través de las grandes reuniones que realicemos.
El medio elegido por Dios para extender el reino es el cristiano y nada hará madurar más a
nuestro pueblo evangélico que volver a reconocer el hecho de que fuimos salvados para
“anunciar” 1Pedro 2:9.
Desde abajo significa empezar a confiar en cada miembro de la iglesia como el medio
elegido por Dios para la realización lenta pero segura de su misión. Una vez más (y van…)
los hombres queremos hacer las cosas más rápido que Dios e iniciamos los trabajos desde
arriba (eventos y programas espectaculares) que no han producido crecimiento en el 80%
de nuestras iglesias.
Desde abajo significa que, como Jesús, cada uno aprenda a trabajar silenciosamente abajo
del púlpito para formar a hombres y mujeres que continúen la tarea.
Desde abajo significa reconocer que muchas cosas avanzarán, crecerán y se formarán sin
nuestro aporte, y eso demostrará que no es una obra de hombres.
A todos nos gusta ver el edificio terminado con sus luces y todos los detalles, pero pocos
encuentran el valor de trabajar para colocar una hilada de ladrillos, anónima, silenciosa,
sacrificadamente.
Preguntas
¿Podremos los pastores y líderes valorar el trabajo “desde abajo”?
¿Podremos bajarnos de los púlpitos y construir silenciosamente las vidas de las personas
como lo hizo
Jesús?
¿Se encuentra usted cada semana con una o más personas para transmitirles los valores de
la Palabra
de Dios?
¿Podremos hacer que nuestros miembros vean nuestro ejemplo personal de “Predicar” y
“Hacer discípulos” o son en nuestra vida sólo palabras bonitas?
¿Podremos trabajar “desde abajo”?
El resultado de los procesos: Fruto
Todo lo que tiene vida en la creación de Dios se caracteriza por llevar fruto de alguna
manera.
Ese fruto contribuye a la reproducción de esa especie. Donde no se aporta fruto la vida
queda condenada a la extinción. Jesús enseña que todo lo creado por Dios y tiene vida está
orientado a “llevar fruto” y donde éste no se da, se puede decir que algo no está bien. Juan
15.16 dice “Los puse para…”.
¿Qué fruto tiene en sus manos al considerar su vida, su célula, su iglesia o su ministerio?
Dios está buscando personas dispuestas a entregarse a sus procesos a fin de ver en su
iglesia el crecimiento que él promete.
Trabajar en procesos nos coloca frente al desafío del ejemplo personal, a planificación, a
asumir responsabilidades, a practicar la constancia y la dependencia de Dios.
Veamos algunos ejemplos
Como cristiano…
Me es más fácil asistir a eventos que involucrarme en trabajar en un proceso silencioso y
anónimo como lo es una vida devocional seria.
Me cuesta el proceso de relacionarme regularmente con cada vecino con el objetivo de
evangelizarlo, pero me encanta asistir a los recitales.
Me cuesta trabajar semana tras semana con un discípulo y enseñarle que guarde lo que
Jesús nos mandó, pero me muero por escuchar un buen predicador.
Me cuesta involucrarme en un grupo pequeño donde cada vez me conocen más y están
descubriendo como soy en realidad, pero paso desapercibido entre la multitud.
Si Jesús me invita a trabajar en procesos diarios o semanales tales como la vida devocional,
el discipulado, el evangelismo o experimentar la dinámica de un grupo pequeño es porque
detrás de esos procesos descansan los resultados que deseamos.
Como Células e Iglesias…
¿Enfrentamos el desafío de no caer en sumar reuniones y actividades sino en guiar a
nuestros miembros a involucrarse en los procesos vitales que Jesús nos mandó? ¿Cuántas
personas de mi grupo se han involucrado en los procesos vitales (vida devocional,
discipulado, evangelismo, células)?
Este dato es el que me indica el grado de compromiso de nuestra gente con su Señor,
quién nos manda congregarnos como un medio para lograr un fin y no como un fin en sí
mismo.
¿Soy como pastor o líder de célula un ejemplo de alguien como Jesús, que estaba
comprometido con procesos vitales en su vida personal y que impactaba a los que lo
seguían? ¿Cuán lejos quedó Jesús de ser como un cristiano que asiste a eventos, y cuán
cerca de ser un líder que trabajó en procesos regulares?
Creo que nuestros miembros están esperando que bajemos del púlpito y les mostremos
como se hacen las cosas (evangelizar y discipular) y cuando nos vean involucrados en
estos procesos ellos empezarán
a creer que vale la pena entregarse a ellos.
Como ministerios…
Necesitamos agregar a nuestras actividades la tarea extra de acompañar a quienes
servimos más de cerca y por más tiempo. El desafío de cada ministerio es, no quedarse en
el evento o la actividad realizada para servir a la iglesia sino poder gastar tiempo en
acompañar y ayudar a resolver los problemas que se presentan cuando terminamos la
tarea. No es responsable dejar solos a los que servimos para que ellos enfrenten solos las
responsabilidades que nuestro ministerio generó.
No quiero decir que se pueda atender a todos de cerca, pero sí podemos enfocarnos en
aquellos que
dan muestras de respuesta responsable y acompañarlos en el proceso de consolidar lo que
el ministerio intentó transmitir.
Si cada ministerio mientras continúa con sus actividades normales, puede acercarse a un
numero de iglesias o pastores e involucrarse en un proceso de ayuda y acompañamiento
regular, seguramente podríamos ver nuevos y mejores resultados.
De lo contrario no estamos lejos del pensamiento mágico o de suponer que la obra es
semejante a una máquina de café instantáneo donde un día y a determinada hora coloco
una moneda y sale mi café preparado. El reino no funciona de esta manera, al menos todo
lo que Dios creó, plantas, animales y personas han crecido y siguen creciendo por medio de
procesos regulares.
Como generadores de eventos…
La mayoría de los eventos se promocionan hasta que se realizan y luego aparece el
silencio.
1) Podríamos agregar a cada evento el acto responsable de preparar a los que harán el
seguimiento de los frutos.
2) Podríamos gastar la mitad de los recursos en el evento y la otra mitad en promover,
apoyar y acompañar procesos regulares posteriores al evento que permitan consolidar los
resultados.
3) Podríamos formar a cada grupo o integrante del evento ayudándolo a incorporar la
realidad de que sin procesos regulares posteriores como lo dice la Biblia “la raíz es de corta
duración” (Mateo 13.21).
Conclusión
El plan de trabajar en procesos regulares está delante de nosotros; es menos atractivo que
un evento, pero según la Biblia produce “a ciento por uno”.
Es el desafío que cada sembrador acepta cada mañana cuando no negocia el trabajo
anónimo, esforzado, silencioso, constante y responsable por el atractivo de lo instantáneo y
publicitario.
El sembrador vive con la convicción de que su entrega al trabajo diario y la bendición de
Dios van de la mano; hace muchos años que así va recogiendo fruto que trae gloria a su
nombre.
¿Podrá la iglesia QUITAR DEL CENTRO sus programas y eventos y entregarse cada
miembro a
trabajar silenciosamente en los procesos de Dios?
En definitiva nos estamos preguntando:
¿Podrá la iglesia cambiar su forma de trabajar?
Misión Global

El Señor Jesús incluyó la palabra mundo en sus mandatos de predicar y hacer discípulos,
indicando de
ésta manera cual era el objetivo hacia donde su seguidores deberían enfocar la tarea. Bajar
la mirada
del mundo entero equivale a dejar de mirar donde Jesús quiere que su iglesia mire.
Vemos habitualmente que Hechos 1.8 es uno de los versículos más aceptados, más
reconocidos como
claro, y más inspiradores para proyectarnos en una visión mundial, pero paralelamente es
un texto
que no se practica en la mayoría de las iglesias del país.
Jesús en Hechos 1.8 hizo una declaración que definió la misión para el grupo de personas
que él lideraba.
Mientras por un lado, el mundo secular reconoce cada vez más a Jesús como un ejemplo de
liderazgo
ejemplar, en nuestras iglesias no siempre se le da este reconocimiento. Esto se ve
claramente cuando
como líderes adoptamos otras prioridades, incluimos nuestros propios deseos y lo que es
más grave, ponemos a un costado la declaración de misión y estrategia que Jesús nos dejó
en este pasaje.
Si tomamos esta orden clara de nuestro jefe de manera parcial se producirán hechos que
no podemos evitar.

1) Somos ingenuos en esperar cumplir la totalidad de su orden.


2) No estamos intentando hacer lo que él nos mandó (esto es falta de fe).
3) Hemos decidido modificar su estrategia de propósito y de alcance por otra (humana).
4) No hay obediencia lisa y llana a sus palabras.
No somos el primer equipo de trabajo que se desorienta cuando considera cual es
verdaderamente su
propósito en la obra. Pero tal desconcierto tendría que servirnos para pensar por qué
muchas veces
sentimos y experimentamos que no alcanzamos a desarrollar el potencial que Dios espera
de nosotros
como su equipo aquí en la tierra. Tal consideración podría ayudarnos a enderezar nuestro
barco y colocarlo en el rumbo correcto que lleva al puerto que Jesús nos señaló.
Jesús delineó en Hechos 1.8 la misión de la iglesia de tal manera que el evangelio se pueda
extender desde el punto donde se encuentra cada iglesia hasta lo último de la tierra.
Jesús declara que su iglesia (cada una de las que estamos pastoreando) tendría un alcance
mundial.
Las causas por las cuales la mayoría de nosotros esquivamos realizar la misión tal como
Jesús nos indicó en Hechos 1.8. pueden ser la falta de fe, el egoísmo o porque priorizamos
la tarea local antes que la obediencia a lo que él nos mandó a hacer.
Toda iglesia que elige pensar primero en ella y después en la misión que Jesús nos dio
podrá sentirse avalada por el sentido común al pensar así, pero no se da cuenta que ha
empezado a dar los primeros
pasos en el camino del egoísmo.
El egoísmo basa su funcionamiento en una premisa básica que dice “primero yo y después
los demás”.
Si Jesús hubiera pensado de esa manera nosotros hoy no seríamos salvos, por lo tanto tal
premisa egoísta no es compatible con un seguidor de Cristo.
El cristiano común determinará su estilo de vida de acuerdo a la idea que él tenga de “cuál
es su misión en la tierra”, cada grupo de la iglesia (células u otros) decidirán sus acciones
de acuerdo a la imagen que tengan de “la misión”, las comisiones y actividades utilizarán
recursos y tomarán decisiones teniendo en cuenta “la importancia de la misión” y la iglesia
entera se va a dirigir consciente o inconscientemente a colocar todas sus fuerzas, recursos
humanos y materiales, tiempo, etc. en aquello que su gente sienta, palpe y crea que es “la
misión” que Jesús nos dejó.
Definiciones sobre Misión Global
Hay algunas ideas que pueden ayudarnos a intentar trabajar de acuerdo con la misión que
Jesús nos
encomendó.
La Misión fue realizada:
La iglesia primitiva (ver el libro de Hechos) concretó en su tiempo la misión.
En ocasiones trabajó intencionalmente (Hechos 3); en otras Dios la tuvo mover (Hechos 8).
Todos sabemos que los resultados fueron asombrosos. Su ejemplo debería guiarnos a por lo
menos intentarlo.
La Misión es posible:
Muchas iglesias (pequeñas y grandes) están demostrando en el presente que Dios ha dado
a la iglesia el potencial necesario para realizar esta misión.
Dios está levantando iglesias que sirven de ejemplo; crecen localmente, plantan iglesias,
sostienen y envían misioneros “hasta lo último de la Tierra”.
La iglesia sostiene todo tipo de misiones (recitales, asados, viajes, campamentos, retiros)
pero se declara impotente justo para la misión que Jesús le ordenó.
Pararse en el extremo que afirma “no podemos alcanzar” para justificar nuestras
posiciones puede ser hipocresía o falta de seriedad.
El equilibrio consiste en incluir, en la medida de nuestra realidad, aquellos aspectos de la
misión que Jesús nos encargó (Obra local, plantar Iglesias y Enviar misioneros).
Cuando estos aspectos (en obediencia a Jesús) están incluidos, más allá del grado de
aporte que hagamos, comenzaremos a descubrir que Hechos 1.8, es posible y real hoy en
nuestras iglesias.
La Misión es simultánea:
La iglesia de Jesucristo fue diseñada por Jesús mismo para trabajar simultáneamente en su
lugar local, los barrios de alrededor, barrios más alejados y “hasta lo último de la tierra”.
Dos argumentos simples demuestran que Hechos 1.8 es una tarea que la iglesia está
capacitada para desarrollar su ministerio simultáneamente:
1) La primera iglesia lo hizo.
2) Muchas iglesias lo practican.
Siempre es posible estar “haciendo algo” simultáneamente como iglesia en las diferentes
zonas que
Jesús definió.
a) El crecimiento de la iglesia local.
b) Plantar nuevas iglesias.
c) Enviar misioneros hasta lo último de la tierra.
La visión que él nos dejó define claramente nuestro futuro como iglesia en varios aspectos:
En nuestro barrio:
Nuestro testimonio (ser testigos) debe ser claro y creciente en nuestro lugar. (nuestra
Jerusalén).
Las células fuera del edificio (hogares) son la herramienta adecuada para relacionarnos con
cada vecino y a través del evangelismo personal alcanzarlos para Cristo.
Los medios que utilizaremos para conservar los resultados son:
El discipulado personal y el cuidado de “unos a otros” en grupos pequeños.
Resultado: Crecimiento local a través de las células.
En los barrios a nuestro alrededor:
Nuestro testimonio naturalmente irá alcanzando personas fuera de los límites de nuestra
zona, en barrios donde no hay una iglesia cristiana. El hecho de dar testimonio (ser
testigos) continuamente nos llevará (a veces intencionalmente otras veces no) a ponernos
en contacto con personas que viven lejos de nuestra iglesia. Este proceder está dentro del
plan natural que Jesús ideó para extender su obra.
Tal vez lo que nos falta es reconocer que éste es un medio por el cual Dios permite que su
obra penetre en otros sectores, debemos asumir nuestra responsabilidad por conservar
esos resultados e invertir líderes de célula que se muevan a iniciar células en esos nuevos
lugares hasta formar grupos base de 20 o 30 adultos y plantar iglesias locales.
A esto le llamamos plantar iglesias de manera natural a través del crecimiento de las
células.
Estaremos en este punto logrando lo que Jesús esperaba de nosotros cuando dijo “En Judea
y Samaria”.
Resultado: Plantación natural de iglesias a través de las células.
Hasta lo último de la tierra:
Muchas iglesias se están sumando día a día al mandato de Jesús de “Ir hasta lo último de la
tierra”.
No sólo es posible sino que es el camino que cada iglesia puede seguir para hacer su
aporte obediente a la misión en esta etapa.
Para alcanzar ésta etapa se necesita visión, obediencia y determinación.
Cada pastor o líder es responsable de no recortar la misión que Jesús dejó para su iglesia.
El argumento de que ésta etapa es nuestra responsabilidad recién cuando hayamos
completado las anteriores es un engaño de Satanás para mantener al mayor porcentaje de
iglesias de nuestro país
con la mirada puesta en su propio ombligo.
Cualquier iglesia que se desafíe a si misma a obedecer a Jesús y hacer realidad esta tercera
etapa descubrirá que Dios es fiel a aquellos que son fieles a la Misión Global que Jesucristo
estableció.
Resultado: Envío de misioneros desde la iglesia local hacia “Lo último de la tierra”.
¿Cómo guiar a nuestra iglesia a una Misión Global?
1) Concientización
2) Visión
3) Estrategia
4) Acción
1) Concientización
¿Qué habló, y qué hizo y enseño Jesús a sus discípulos durante los últimos cuarenta días
que compartió con ellos?
¿Cuál fue el tema que llenó su corazón? Indudablemente fue la Gran Comisión. Con ella
definió claramente cual sería el enfoque central que tendrían sus seguidores y como
llevarlo a la práctica.
Si ellos hubieran fallado en el enfoque, nosotros no estaríamos hoy hablando de Jesús.
Tal vez podrían fallar en muchas otras cosas, pero no en lo que era prioritario e
indispensable para
que la obra se realizara.
Jesús dedicó éste tiempo que era crucial en la vida y mente de sus seguidores para dejar en
claro “cual era la misión que ellos debían cumplir”.
Nosotros debemos dedicarnos regularmente a concientizar nuestras iglesias sobre la
responsabilidad que descansa sobre ellas y desafiarlas a tomar acciones concretas para
que esa concientización se
cristalice en obediencia a la Gran Comisión.
2) Visión
La visión correcta de una iglesia está determinada por su respuesta a los mandatos que
Jesús nos
dejó.
Los mandatos de Marcos 16.15 y Mateo 28.18-20 se levantan como básicos si queremos
continuar su
tarea de “rescatar a los perdidos” y “edificar su iglesia”.
El otro aspecto distintivo de la visión de Jesús se encuentra en su mirada amplia que
incluye “hasta lo
último de la tierra”.
No podemos decir que seguimos sus órdenes si nuestra mirada como iglesia excluye lo que
él incluyó.
Hechos 1.8 es tan simple y claro que hasta un niño puede comprenderlo.
3) Estrategia
La estrategia de Jesús se delinea en tres palabras simples: Orar, Ir y Dar.

Orar. Mateo 9.37-38.


La oración es el motor de todo nuestro accionar si deseamos llevar a nuestras iglesias a
hacer la obra
de acuerdo con sus instrucciones. También nos sirve como enlace con aquel que quiere
darnos dirección actualizada sobre como avanzar. Además, es el medio para pedir y recibir
los recursos que necesitamos para realizarla, pues Dios él es el gran Dador y responsable
de la misma.

Ir. Lucas 9.2,6 – Juan 20.21.


La movilización no puede ser reemplazada por nada. En cualquiera de los tres planos de la
evangelización, ya sea local, a barrios alejados o “hasta lo último de la tierra”
necesitaremos de personas dispuestas a “ir”. Gran parte de lo que podamos alcanzar como
iglesia dependerá de la formación de personas que tengan esta disposición.
Dar. Juan 3.16 – 10.11 – Efesios 5.1-2.
Para que algunos puedan “ir” muchos deberán estar dispuestos a “dar”, como fieles
mayordomos, para el sostén de los misioneros que saldrán.
4) Acción
Para accionar sobre el tema misiones conviene usar herramientas útiles que ya han dado
resultado en
muchas iglesias. A veces se pierde un tiempo precioso tratando de descubrir como avanzar
en pasos
reales para cumplir la misión global, ignorando que muchas iglesias llevan años utilizando
con éxito
herramientas eficaces cuyo uso han dado los mejores resultados.
La herramienta más utilizada y eficiente para llevar a una iglesia a la acción misionera es:
La Conferencia Misionera Anual
¿Qué es la Conferencia Misionera?
La Conferencia Misionera es Una serie de reuniones en las que…
1) Se consideran los temas claves de la Obra misionera.
2) Se desafía a la iglesia a comprometerse a orar y ofrendar mensualmente para misiones.

Sus raíces son la oración, la predicación, la enseñanza, la información y la concientización


por todos
los medios posibles. Su parte visible o tronco es la realización de la conferencia en sí
misma.
Los frutos son ofrendas misioneras mensuales para el sostén de misioneros, visión
adquirida por la
iglesia, compromiso real con la misión que Jesús nos mandó, promesas de fe, decisiones,
personas
llamadas a la obra misionera, plantación de iglesias, llegar a pueblos inalcanzados y
obediencia a la
gran comisión.
¿Qué podemos hacer?

TODO: Tal cosa es imposible. Ninguna iglesia está en condiciones de realizar ella sola toda
la tarea
inconclusa.
NADA: Esto sería desobedecer un mandato claro del Señor Jesús.
ALGO: Dios nos llama a cada uno a ser fiel con lo que tiene hoy en sus manos.
Podemos promover la obra misionera en nuestra iglesia y aportar lo que Dios nos provea
como resultado.
Para recorrer una distancia se necesita dar el primer paso.
Que una iglesia se mueva de no ofrendar nada a ofrendar lo que puede es el primer paso
para ser una iglesia misionera.
Experiencia propia en la Misión global
Cuando nosotros éramos aún 20 miembros asustados por el desafío de crecer, el pastor
Pedro Slachta
nos visitó un día, nos dijo que lo que veíamos era sólo el contorno de la obra de Dios y nos
desafió a creer que Dios nos podía mostrar mucho más de ese cuadro si mirábamos la obra
tal cual Jesús nos la mandó. Y le hicimos caso.
Hoy después de 4 años Dios nos ha multiplicado por seis, nos extendió a través de las
células a 8 barrios diferentes, hemos disfrutado de la experiencia de plantar nuestra primer
iglesia hija en nuestra Judea y que permite proveer mensualmente el sostén parcial de
cuatro misioneros que van “hasta lo último de la tierra”.
Desde lo más profundo de mi corazón creo personalmente que la decisión crucial de una
iglesia es ¿qué va a hacer con Hechos 1.8?
Porque esto define si estás detrás de “tus propios sueños” o de aquello que “Jesús soñó”.
Detrás de ésta decisión queda reflejado si le creemos o no a Dios.
En nuestra experiencia como iglesia cuando nos enrolamos en Hechos 1.8 (el potencial que
Jesús soñó) descubrimos como él despliega todo su poder y sabiduría para que “su iglesia”
realice “su misión”.
Pensamos que es difícil soñar caminos de crecimiento para nuestras iglesias si no somos
sumisos a las
directivas de Jesús.
Miremos Hechos 1.8 otra vez, no busquemos menos para nuestra iglesia, seguramente no
tendremos que arrepentirnos de esta decisión.
La última confusión
El miembro común que mejor evangeliza personalmente en la iglesia y mensualmente
gana personas para Cristo, por mes es un MEDIO eficaz para cumplir “la misión”, entonces
se lo coloca como Director de evangelismo de la iglesia y pasa a usar su tiempo en
reuniones, tareas administrativas, organizar campañas, etc.
Su trabajo ahora no es un MEDIO, es un FIN en sí mismo, está tan atareado está con todas
sus nuevas responsabilidades que ya no gana personas para Cristo cada mes. Sin darse
cuenta éste miembro ha puesto a un costado “la misión de Jesús”.
La célula que se abre con el propósito de compartir el evangelio al perdido es un MEDIO
eficaz para cumplir “la misión”, pero la comunión es tan linda, nos hace sentir tan bien,
estamos tan cómodos unos con otros, que la célula se vuelve un FIN, sentimos que así
estamos bien. La pasamos tan bien, que pasan los meses sin que ningún perdido conozca a
Cristo. Sin darse cuenta los miembros de la célula han puesto “la misión de Jesús” a un
costado.
La iglesia comienza a utilizar diversos MEDIOS (mucha música, diversas formas de adorar,
servicios comunitarios, actividades recreativas, eventos, nuevas enseñanzas, etc) como
parte de su vida a fin de acercar al perdido a la salvación eterna. Pero en un sutil pero
firme movimiento comienza a colocar estos MEDIOS como FINES PROPIOS de sus
congregaciones. Cuando uno pregunta si esos MEDIOS están (después de una evaluación)
ayudando a cumplir “la misión” se descubre que no hay evaluación y en muchos casos no
se alcanza al perdido. Pero “misteriosamente” estos MEDIOS han pasado a ocupar gran
parte de la vida, los recursos, el tiempo y las fuerzas de los miembros de la iglesia. Es más,
hasta algunos ven como “fuera de moda” a aquellos que no aceptan estos nuevos medios.
A ellos con todo amor debo decirles que la moda de Jesús era “BUSCAR Y SALVAR AL
PERDIDO” (Lucas 19.10) y “HACER DISCIPULOS” (Mateo 28.18-20) y el único que esta fuera
de moda es el que no está viviendo estos valores diariamente. Sin darse cuenta la iglesia
ha puesto “la misión de Jesús” a un costado.
El ministerio paraeclesiástico que se inicia como un MEDIO para realizar un aporte a “la
misión” y que después de varios años descubre que está gastando la mayoría de su
tiempo, energía y recursos en mantener (económicamente) ese ministerio porque en
muchos casos se ha vuelto NUESTRO SOSTEN. Ha transformado el MEDIO en un FIN. Sin
darse cuenta el ministerio paraeclesiástico ha puesto “la misión de Jesús” a un costado.
Podríamos seguir viendo como organizaciones, eventos, edificios, etc se han vuelto FINES
EN SI MISMOS y han dejado de ser MEDIOS para cumplir “la misión”.
Damos gracias a Dios por todos los miembros, células, iglesias y ministerios
paraeclesiásticos que se mantienen siendo MEDIOS para cumplir “la misión”, ante ellos
debemos sacarnos el sombrero ya que son los que se mantienen fieles a lo que Jesús nos
ordenó hacer. Tal vez sea por éste grave peligro que Jesús mismo les repetía a sus
seguidores (creo que también se lo repetía a él mismo como líder) cual era “la misión”.
Ya sabemos que uno de los motivos mas comunes que han llevado a la iglesia a fallar, es
“confundir los objetivos” con los medios que se pueden usar para lograrlos.
Un líder debe recordar continuamente cual es “la misión” del grupo que lidera, de lo
contrario sin darse cuenta y hasta con buena intención puede estar tergiversando la verdad
que proclama, confundiendo a sus seguidores y guiando a sus grupos a cambiar sus
prioridades y objetivos.
Debemos como Jesús repetir y repetirnos a nosotros mismos “Porque para esto he venido”,
Marcos 1.38.
Mas de 10 veces Jesús declaró cual era “su misión” aquí en la tierra. La claridad que tuvo
sobre este objetivo le sirvió para construir la iglesia más grande del mundo.
Si nosotros queremos continuar edificando su iglesia deberemos
1) Empaparnos de su claridad.
2) Poner EN SU LUGAR a aquello que ha usurpado en nuestra vida, nuestra célula o iglesia
el lugar de “la misión”.
3) Vivir “la misión” diariamente. Si así seguimos el ejemplo de Jesús seguramente se
cumplirán en nuestras vidas, en nuestras células y en nuestras iglesias las palabras que él
nos dejó. “El que en mí cree, las obras que yo hago él las hará también; y aún mayores que
éstas hará” Juan 14.12
Doce palabras
Siempre admiré a Jesús por su claridad, su amplitud d su visión y su capacidad de síntesis.
Me asombra como él definía en pocas palabras algunos temas que a nosotros nos han
hecho gastar enormes cantidades de horas, papel y saliva. Mas de una vez hemos
complicado las palabras de Jesús, aunque la verdad es que sus palabras son simples
mandatos y los mandatos (hasta un niño lo sabe) no son en primer lugar para razonarlos
sino para obedecerlos. Tal vez hemos estado cayendo en alguna trampa que nos ha llevado
a dedicarnos a “hacer teología” con palabras que Jesús en vez de simplemente “ponerlas
en práctica”.
En cierta ocasión Jesús resumió para sus seguidores (para aquellos que quieren obedecer
más y hablar menos) el propósito de su iglesia en doce palabras. Esas palabras encierran el
remedio a muchas de las enfermedades de la iglesia de hoy.
En Marcos 16.15 él dijo “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
ID: Remedio a la inacción y la apatía.
POR TODO EL MUNDO: Remedio al egocentrismo y a atendernos a nosotros mismos.
Y PREDICAD: Remedio a la falta de objetivos de nuestra misión.
EL EVANGELIO: Remedio a errar la temática.
A TODA CRIATURA: Remedio a la discriminación.
¿Cuáles han sido las actitudes o respuestas de la iglesia a cada una de éstas
palabras de Jesús?
En vez de IR, ESPERAMOS: Ir es la simple acción de movilizarse hasta el lugar donde está la
otra persona. Ir también es una actitud que elegimos entendiendo que la responsabilidad
está de nuestro lado. Ir requiere salir de un lugar donde hoy estoy (mis pensamientos, mi
comodidad, mi vida, mi hogar, mi templo, mi barrio, etc) para acercarme a la necesidad del
otro. Ahora haga una lista de todas las actividades de su iglesia y fíjese en cuántas de ellas
la iglesia va hacia las personas y en cuántas espera que las personas vengan. Esta simple
lista sirve para evaluar si somos una iglesia que cumple ésta primera y simple orden de
Jesús.
En vez de MIRAR “TODO EL MUNDO”, MIRAMOS NUESTRA IGLESIA: Parafraseando a Ronald
Allen en su libro “La Expansión Espontánea de la iglesia”, “la iglesia que desde un principio
no mira hacia afuera (otros barrios, otros países, el mundo) ha empezado a caminar el
peligroso camino del egoísta”
Según Federico Bertuzzi en su libro “El despertar de las misiones”, existian 318 Iglesias
para alcanzar a
cada pueblo que hoy no tiene el evangelio.
Si tan sólo más iglesias obedecieran a Jesús e incluyeran al mundo en su misión ,
seguramente el deseo de Dios de que el evangelio sea predicado “hasta lo último” ya
estaría cumplido. Nunca es tarde para enseñarle a un hijo los peligros del egoísmo y las
bendiciones de compartir. Comience hoy a guiar a su iglesia a sostener misioneros que
lleven el evangelio a todo el mundo.
En vez de PREDICAR BUSCAMOS OPCIONES. (AYUDAR, ENSEÑAR, ORAR):
Que quede claro que ayudar, enseñar y orar son valores claramente Bíblicos y mandatos de
Jesús para nosotros, el error se comete cuando reemplazan las tareas de predicación, de
salir, de hablar, de ir a la gente. No por nada Jesús recalcó la actividad de predicar. Es que
con mucha facilidad la reemplazamos por otras actividades (vigilias, recitales, adoración,
caminatas, etc) que no tienen nada de malo, pero que no pueden ocupar el lugar de la
acción clara y directa de exponer el evangelio a otras personas. El objetivo central de Jesús,
Pedro y Pablo era predicar y enseñar el evangelio, y a su alrededor giraban el resto de las
actividades, ellos tenían una claridad de objetivos que los llevó a ser efectivos.
En vez de HABLAR DEL EVANGELIO HABLAMOS DE TEMAS DE MODA:
El evangelio es la buena noticia que debemos comunicar, ninguna otra cosa va a satisfacer
el hambre espiritual de las personas. Errar en el tema que debemos comunicar nos traerá
dolores de cabeza. Podemos reconocer que existen actualmente herramientas que pueden
ayudar al ser humano en sus problemas de conducta, pero sería bueno reconocer que no se
nos ha dado permiso para mezclarlas con el evangelio. En todo caso llamemos cada cosa
por su nombre y estaremos confundiendo menos a la gente y manteniendo nuestra
fidelidad al mensaje que Jesús quiso que demos.
En vez de ir a TODA CRIATURA DISCRIMINAMOS EL EVANGELIO Y LAS PERSONAS.
Según estas palabras la idea de Jesús era que nadie debería quedar por ningún motivo
fuera del alcance del propósito de su iglesia. ¿Está su iglesia mirando a su barrio, los
barrios vecinos, cómo sostener misioneros en otros países, etc? ¿Estamos dispuestos a
mirar la obra de la iglesia con la perspectiva Jesús? ¿Estamos dispuestos a obedecer
simplemente sus órdenes? ¿O tal vez nos sentimos más cómodos en el lugar de analizar
sus palabras?
Debemos abrazar el simple propósito de Jesús para su iglesia, y al obedecerlo verificar que
cuando
“sus mandatos” se vuelven “nuestras prácticas” todo es más simple de lo que parecía.
Intentemos siempre seguir el consejo de la Palabra de Dios (1ra Timoteo 6.3) de
“conformarnos a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo”.
¿ Qué puede lograr su iglesia ?
Ver crecimiento local en calidad y cantidad.
Plantar iglesias en barrios cercanos y alejados.
Sostener misioneros en pueblos no alcanzados.
Si lo intentamos estaremos menos expuestos a la constante pregunta que él nos hace en
Lucas 6.46.
¿Por qué me llaman Señor, si no hacen lo que yo les digo?
Jesús ha declarado que tu iglesia tendría
un alcance mundial. Es tiempo de que empecemos a creerle. ¿Qué harás?
Razones para ser una iglesia de Células
En el tema de los procesos descubrimos la relevancia que tiene el funcionamiento de las
células en el crecimiento de las creaciones de Dios.
Veamos tres tipos de razones para movernos a ser una iglesia de células.
Nuestras iglesias necesitan y merecen identificar las razones de este movimiento y
relacionarlo
adecuadamente con bases bíblicas, históricas y teológicas que fundamenten un futuro
cambio en su
forma de vivir la fe.
Razones Bíblicas
El ejemplo de Moisés
Base Bíblica: Éxodo 18:17-24. Números 11. Deuteronomio 1.9-18.
En éste pasaje Dios da un modelo simple para que cada miembro del pueblo de Dios sea
atendido
personalmente. Moisés cambia su manera de atender al pueblo y de hacer su ministerio.
Los principales aspectos de éste cambio son:
– El juzgar asuntos pequeños y declarar lo que Dios quiere del pueblo deja de ser un
ejercicio personal
de Moisés para ser la tarea de un grupo de siervos elegidos de entre el pueblo (v. 16).
– Aceptar que puede haber formas más eficientes de realizar el trabajo que hacemos para
Dios (v.
17).
– Continuar con este modelo implicaba varios riesgos: (v. 18).
“Desfallecerás del todo” Que Moisés se iba a debilitar totalmente y no podría continuar con
el trabajo que Dios le indicó que realizara.
“El pueblo que esta contigo desfallecerá” Que el pueblo también iba a desfallecer como
consecuencia de la mala atención personal que recibía.
“el trabajo es demasiado pesado para tí” Que el trabajo sería demasiado pesado.
(Stress que genera consecuencias físicas, psicológicas, emocionales y psíquicas en quien lo
padece) Esta es una de las causas más comunes por las cuales las personas abandonan el
ministerio.
“No podrás hacerlo tú solo” No poder realizar el trabajo que Dios le mandó.
Es evidente que el modelo que estaban utilizando hacía peligrar toda la obra que Dios
quería realizar
con su pueblo. Pasando por la salud de su líder, la del pueblo, la realización de la obra y la
eficiencia
en la tarea, todo esto estaba en peligro como consecuencia del modelo que estaban
utilizando.
En Números 11 vemos que la idea de delegar tareas viene de Dios mismo (v.16 y 17).
Este pasaje también nos da las pautas acerca de cómo debemos delegar:
1) Debemos formar a aquellos en quienes vamos a delegar
a) “Enseñarles las ordenanzas y las leyes” (Conocimiento de lo que hay que hacer).
b) “Mostrar el camino por donde deben andar” (Directivas claras acerca del trabajo que se
espera de ellos).
c) “Mostrar lo que han de hacer” (Modelar para ellos cómo se hace el trabajo).
2) Debemos seleccionar de acuerdo a requisitos previos que consideramos vitales
“escoge tu de entre todo el pueblo…” (v. 21)
3) Asignarle a cada uno de ellos responsabilidad sobre un grupo de personas.
“y ponlos sobre el pueblo” (v. 21)
4) Debemos instalar la rendición de cuentas sobre asuntos importantes.
“Todo asunto importante lo traerán a ti” (v. 22)
Los resultados de este modelo son:
Aliviarás tu carga (v. 22).
Ellos la llevarán contigo (v. 22). Liderazgo que siente valorado porque confían en su
responsabilidad dentro de la Obra de Dios.
Tú podrás sostenerte (v. 23).
El pueblo irá en paz a su lugar (v. 23).
A través de este relato la Palabra de Dios nos muestra cómo la incorporación de grupos
pequeños es
un modelo simple que hace posible que todo el pueblo de Dios (líderes y miembros) camine
hacia el
objetivo que Dios ha soñado para ellos.
El ejemplo de Jesús
Base Bíblica: Marcos 3.13-14.
Es increíble pensar que Jesús eligió una estrategia tan simple para iniciar el reino más
poderoso y
numeroso de este mundo. Es esperanzador para cada obrero cristiano saber que la forma
en que
Jesús inició su ministerio está al alcance de cualquiera que desee servir a Dios.
El plan de Jesús para conquistar al mundo comenzó con un grupo pequeño. Con la elección
de doce
hombres con quienes Jesús se comprometió a “estar” y “a enviar.”
Su plan consistió en modelar para ellos la forma de realizar el ministerio, que básicamente
implicaba
vivir los valores de Dios.
Amar a Dios y a las personas serían sus ejes.
Vemos a Jesús involucrado personalmente en los procesos regulares de:

 Una vida devocional estable (Marcos 1.35).


 La predicación del evangelio tanto pública (Marcos 1.14) como personal (Juan 3, 4 y
5).
 La formación de discípulos por medio de su ejemplo (Juan 13.15).
 La formación de un grupo pequeño (Marcos 3.13-15) que cumplía los objetivos
primarios de ESTAR JUNTOS (“que estuviesen con El”) y de MISIÓN (“para enviarlos a
predicar”).
La concientización misionera por alcanzar los lugares no alcanzados a fin cumplir su
propósito
mundial, porque “para esto he venido” (Marcos 1.38).
No podemos dejar de mencionar que por ser Jesús mismo quien es el protagonista de este
tipo de
ministerio, y siendo él, el Hijo de Dios y lleno de sabiduría evidentemente esta forma de
vivir el
ministerio puede proveernos resultados similares, y sobre todo coherencia, obediencia y
dependencia
de él para hacer su Obra.
El ejemplo de la primera iglesia.
El nuevo testamento nos presenta numeroso ejemplos de iglesias funcionando en hogares.
(Hechos 5.42, Romanos 16.5, 1ra Corintios 16.19, Colosenses 4.15, Filemón 2, etc)
Es evidente que la práctica natural de esa época era utilizar el hogar como medio de
relacionarse con
nuestros semejantes a fin de compartirles el evangelio.
El hogar sigue siendo actualmente el medio más natural para relacionarnos con nuestros
semejantes.
La iglesia puede y debe volver a ver a los hogares como el medio apropiado para
relacionarnos y guiar
a la fe a nuestros familiares, amigos y vecinos.
El ejemplo de Pablo.
Base Bíblica: Hechos 20.20 “Públicamente y por las casas”
El apóstol Pablo, quien tal vez es la persona que interpretó más claramente el corazón de
Dios para
con la humanidad ya que Dios le dio el privilegio de ser autor de un amplio porcentaje del
contenido
del Nuevo Testamento, dejó un claro ejemplo de ministerio fundamentado en grupos
pequeños,
utilizando las casas (evidentemente recibió este ejemplo de la primera iglesia) como la
herramienta
básica de su trabajo ministerial. Aun al llegar al final de sus días, el seguía utilizando la
modalidad de
grupos pequeños en su casa para seguir sembrando ejemplo para los que venían detrás
(Hechos
28.30-31).
Razones históricas
Durante los primeros 300 años la iglesia mantuvo un equilibrio entre el trabajo público (“En
el
templo”) y el trabajo en los hogares (“por las casas”). Este equilibrio entre lo grupal y lo
personal dio
un resultado asombroso. ¿Cuál fue el resultado de este ministerio balanceado? Crecimiento
en
CALIDAD y CANTIDAD.
Hechos 16.5 dice que “Así que las iglesias eran confirmadas en la fe y aumentaban en
número cada
día”
En el año 312 se produce un cambio político que afectaría a la iglesia hasta el día de hoy.
Constantino sube al poder y adopta una posición que lo lleva a intentar favorecer a los
cristianos.
Toda la vida de la iglesia debe ahora volcarse en los edificios. Los sacerdotes son ahora los
que dan la
palabra (no los cristianos), se instauran las vestimentas para diferenciar a los miembros de
los
sacerdotes; las reuniones en los hogares se reemplazan por cultos organizados, la
enseñanza ya no es
“persona a persona” sino de los maestros a los alumnos. La cena deja de ser un encuentro
íntimo en
un hogar para ser una ceremonia y hubo otros cambios que le quitaron su protagonismo a
los
miembros de la iglesia.
¿Cuál fue el resultado de este ministerio?
“Las personas van a un lugar (edificio),
en un día especial de la semana (domingo),
y alguien (sacerdote o ministro),
hace algo por ellos (Predica o enseña),
por un precio (diezmos y ofrendas).”
¿Esto es ser iglesia?
Hoy los pastores tenemos la responsabilidad y oportunidad de devolverle a los miembros el
protagonismo. Los miembros tenemos el desafío de recuperar ese protagonismo que los
primeros
cristianos tuvieron.
¿Se animarán los miembros a volver a los Hogares?

Es bueno aclarar que el hogar no produce ningún resultado mágico en los miembros para
que
comiencen a funcionar con estas características, pero los miembros que están dispuestos a
vivir de
acuerdo a los valores de Dios encontrarán en el ámbito del hogar un espacio más
apropiado para
hacerlo que en el ámbito de nuestro edificio.
Razones Teológicas
La idea de trabajar en grupos pequeños encuentra sus bases teológicas en dos ideas muy
simples:
En Génesis 1.26 encontramos la palabra “HAGAMOS”, la cual Dios mismo utiliza para
referirse a él
mismo no como una individualidad sino como un grupo de tres personas que trabajan
juntas para un
fin.
En Juan 14.23 Jesús repite la idea al referirse a su trabajo en nuestras vidas utilizando la
palabra
“VENDREMOS”, mostrando nuevamente que esta es la forma en que la Trinidad ha elegido
funcionar.
Este funcionamiento en grupo en el que conviven la unidad y la diversidad, potenciando
tanto la
individualidad de capa participante como así también la eficacia del grupo evidentemente
está en la
esencia de Dios mismo.
Los grupos pequeños están el corazón de Dios y deberían estar en el corazón de su iglesia.
En Isaías 57.15 descubrimos la naturaleza de Dios mismo:
En este pasaje El se muestra como un Dios:
Cuando Dios se manifiesta a este mundo también quiere hacerlo de estas dos maneras
porque ambas
muestran su naturaleza. Generalmente nuestras iglesias muestran el aspecto de su
trascendencia a
través del Culto donde celebramos a ese Dios Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
La iglesia puede a través de los grupos pequeños mostrar el otro aspecto en el cual Dios es
cercano,
nos toca, es personal, pone su mano en nuestro hombro y nos vivifica.

“La iglesia debe ser lo más grande posible para afectar a su comunidad
y lo más pequeña posible para atender cara a cara a cada persona”
¿Se animará la iglesia a ser como Dios es?
¿Cómo vamos a ser iglesia?
Mientras la mayoría de los esfuerzos que realizamos están centrados en la evangelización,
los datos
de numerosos estudios sobre el crecimiento de la iglesia demuestran que todas las iglesias
estarían
creciendo si pudieran retener a las personas que ganan en la fe.
Todas las iglesias reciben anualmente la cantidad de personas suficientes para crecer y
multiplicarse
pero muy pocas pueden integrar a los nuevos a la vida estable de la iglesia.
¿Cuál es uno de los problemas que hay que resolver para que la iglesia crezca?
La puerta de atrás.
Definamos el problema:
“La integración estable de las personas que ingresan.”
Mientras los eventos evangelísticos se suceden uno tras otro, no miramos con la misma
atención y
seriedad el proceso lento y trabajoso de formar, cuidar y criar a los nuevos nacidos en
Cristo.
Tampoco vemos la misma vitalidad, entrega de energía y entusiasmo en las personas
cuando les
invitamos a celebrar una actividad evangelística que cuando le presentamos la posibilidad
de
(anónimamente) visitar semanalmente a un recién convertido que necesita ser enseñado
durante
varios meses hasta volverse un cristiano firme.
Nos preguntamos
¿No estaremos sólo haciendo la parte que nos gusta y satisface nuestro ego?
¿No estaremos dejando a un costado el claro mandato de “Hacer discípulos enseñándoles
que
guarden todo lo que él mandó” porque no es una tarea pública, con carteles y luces?
Lo cierto es que si no miramos con honestidad como solucionar este problema seguiremos
embebidos
de programas viendo poco o ningún fruto permanente. Si antes de evangelizar no hemos
tomado la
difícil decisión de afrontar con responsabilidad las nuevas vidas engendradas “en Cristo”,
estaremos
llenando este mundo de “huérfanos espirituales”. Si esto ocurre la evangelización estaría
produciendo
el resultado inverso que se desea alcanzar.
En vez de generar una masa de personas saludables en
Cristo estamos generando una masa de personas resentidas con Cristo y su iglesia por la
falta de
atención.
Podemos llegar a la conclusión de que…
La iglesia no está preparada ni estructurada para recibir y contener nuevas personas.
El desafío sería darle a cada nuevo cristiano las mismas oportunidades que Dios nos dio a
nosotros el
día que nacimos. Es en el punto de “cómo estamos cuidando a las personas que ingresan”
donde debemos iniciar cambios si deseamos ver resultados diferentes.
Busquemos utilizar la sabiduría de Dios para resolver este aparente problema.
¿QUÉ CREO DIOS PARA CUIDAR A LAS PERSONAS?
En primer lugar Dios creó la figura de los Padres y en un sentido mas amplio la figura de la
Familia.
Tenemos entonces aquí dos elementos que debemos incorporar a la vida de la iglesia.
La función de los Padres es enseñar a sus hijos durante el desarrollo y hasta la madurez,
por lo que
podemos relacionar adecuadamente a esta función de ser padres a la tarea del discipulado.
Así como un Padre enseñanza a su hijo a comer, hablar, caminar, dar, etc. El Padre
espiritual
enseñará a su hijo espiritual a alimentarse de la palabra de Dios, a orar, a obedecer y a
testificar.
En segundo lugar tenemos la función de la familia como espacio natural y sano para el
crecimiento de
todo ser humano.
Así como una familia debe brindar a sus hijos cuidado, diálogo, intimidad, valores,
participación,
responsabilidad y contacto personal, la iglesia debe brindar un sitio semejante donde los
cristianos
reciban todos estos elementos.
Es aquí donde las células ocupan un lugar trascendental en la vida de la iglesia ya que
proveen
justamente de este espacio imprescindible para que cada cristiano pueda desarrollarse
hacia la
madurez.
Si Dios creó estas dos funciones para cuidar a las personas hoy nosotros debemos
incorporarlas como
cuidado básico de aquellos que ingresan a la iglesia a fin de verlos integrados, creciendo y
madurando
espiritualmente.
Esta idea concuerda exactamente con lo que Jesús hizo para formar la iglesia más grande
del mundo.
Jesús colocó a las personas en un grupo
Pequeño
Informal
Participativo
Casero
Personal
¿Que pasaría si la iglesia coloca a sus miembros en grupos pequeños?
Todos los problemas históricos de la iglesia se ven afectados cuando pensamos en
dirigirnos a
funcionar en grupos pequeños (Células).
Veamos algunos ejemplos:

“EN UN GRUPO PEQUEÑO CADA ASPECTO DE LA VIDA DE LA IGLESIA SE PUEDE VIVIR DE


UNA
MANERA PARTICIPATIVA, PERSONAL, INFORMAL Y RESPONSABLE”
Mirar francamente los problemas de nuestras iglesias y resolverlos es una de las formas
más rápidas
de empezar a crecer.
En nuestra congregación pudimos identificar algunos problemas que tal vez a usted le
resulten
familiares.
1) AYER: No teníamos tiempo para buscar a los perdidos y hacernos amigos de ellos.
No pudimos hacer una lista de 10 amigos no-cristianos. (¿Se anima a hacer la suya?).
¿Cuánto tiempo dedicamos la última semana con personas no-cristianas a fin de
relacionarnos con
ellos y compartir el mensaje?.
Siempre nos pasaba que había algo más importante, urgente o más espiritual que ir y
gastar nuestro
tiempo en formar relaciones con no-cristianos.
¿Ya sumó la cantidad de relaciones nuevas que Jesús hizo con no-cristianos en su
ministerio?
Valor Bíblico que habíamos perdido: El perdido es el motivo por el que Cristo vino. Lucas
5.32
Hoy: Planificamos nuestra semana colocando qué tiempo usaremos para ir al no-
cristiano.
2) AYER: La principal actividad de los miembros de la iglesia era asistir al culto.
El culto no es una actividad donde generalmente apuntemos a las personas, el Culto es una
actividad
dirigida hacia Dios. ¿Qué es lo que hacemos por las personas? El miembro que no se
moviliza para ir
al encuentro de otra persona no puede obedecer el segundo mandamiento.
Valor Bíblico que habíamos perdido: El amor a Dios demostrado en la obediencia a sus
mandatos
de predicar y hacer discípulos y el amor al prójimo en acción en nuestra vida diaria.
Mateo 22.37-39; Juan 14.21; Mateo 28.18-20; Marcos 16.15.
HOY: Nuestras actividades centrales (evangelismo personal, discipulado personal
y células) son
canales abiertos para que todos los miembros puedan hacer algo por las
personas.
3) AYER: No había oportunidades para que TODOS utilicen sus dones.
No podemos edificarnos “unos a otros” a través de los dones del Espíritu durante el culto
del domingo
solamente.
¿Cuántos maestros podemos tener en la Escuela dominical? ¿Cuántos pueden dirigir los
cultos? ¿Cómo
podemos usar nuestros dones fuera de la iglesia?
Valor Bíblico que habíamos perdido: La edificación del cuerpo de Cristo a través de la ayuda
mutua y la actividad propia de cada miembro. Efesios 4.16.
HOY: Las células dan el espacio apropiado para que cada miembro use sus dones,
los desarrolle,
asuma responsabilidades y trabaje con libertad desplegando sus habilidades.
4) AYER: No teníamos un momento apartado para vivir la fe de una manera íntima,
informal, participativa y más cercana a nuestros vecinos no-cristianos.
Las reuniones eran más importantes que las relaciones y ocupaban nuestro tiempo. Ahora
dejamos
solo 2 horas el Domingo para reunirnos y así darles tiempo a las familias para fortalecerse y
formar
relaciones con sus vecinos no-cristianos.
Valor Bíblico que habíamos perdido: La participación de “cada uno” y de “todos” es vital
para
el desarrollo de cada miembro y del grupo (descubra las palabras “Todos” y “cada uno” en
la
reunión de iglesia descripta en 1ra Corintios 14.23-31).
HOY: Las células nos dan el espacio adecuado para que “todos y cada uno”,
(“unos a otros” 50 veces
citado en el N.T.) participen para la mutua edificación.
5) AYER: Estábamos concentrados en el edificio y este funcionaba como nuestro eje.
Era muy difícil pensar que algo que hacía la iglesia pudiera pasar fuera del edificio.
Valor Bíblico que habíamos perdido: Dios despliega su obra en este en este mundo a través
de su
cuerpo que es la iglesia (grupo de personas) Hechos 17.24; 2da Crónicas 16.9.
HOY: Lo único que ha quedado dentro del edificio es nuestra reunión del
domingo. El resto se
descentraliza en los hogares a través del trabajo de cada miembro.
6) AYER: Nos concentrábamos en los programas y no en las personas.
Era una herejía suspender una reunión como si de ello dependiera la vida de la iglesia,
pero dejábamos a las personas sin atender, cuando de esto sí dependía la vida de la iglesia.
Hoy el enfoque pasa por pensar en personas a quienes predicar y discipular personalmente
a través
de cada miembro.
Valor Bíblico que habíamos perdido: Las personas son lo más importante para Dios. Juan
3.16
HOY: No existen tareas más relevantes que discipular un miembro o predicar al
no-cristiano.
Si aún está en duda repase los evangelios y responda: ¿Qué valoraba más Jesús?
¿Ir al encuentro de las personas o dedicarse a preparar programas?
Conclusión: Colocar los valores que Jesús nos mandó vivir por encima de nuestros
programas y
eventos nos ha guiado a una vida cristiana mas natural, informal y efectiva.
La Célula.

“La célula es el lugar utilizado por Dios para generar crecimiento en el cuerpo”. La vida del
cuerpo
depende del crecimiento de las células. La definición bíblica de una célula la encontramos
en Mateo
18.20
“Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre yo estoy en medio de ellos”(Jesús).
Una definición más especifica seria: “Una célula es un grupo de hasta 12 personas que se
reúnen en
un lugar para vivir todos los aspectos esenciales de la vida de la iglesia comunión,
adoración,
enseñanza, evangelismo, discipulado y servicio, de una manera informal, personal,
participativa y
responsable experimentando en medio de ellos la presencia, el poder y el propósito de
Jesús con la
meta de dar a luz una nueva célula en un plazo determinado”.
¿Cómo es una célula?
Pequeña,
Participativa,
Abierta,
Con la meta de duplicarse,
Ministerio total.
Pequeña
Una célula puede tener hasta 12 personas (flexibilidad) asistiendo regularmente, si este
número se
sobrepasa regularmente la célula debe multiplicarse a fin de mantener la participación de
“TODOS” los asistentes en la oración, en la discusión de la Palabra de Dios, en la
presentación de
necesidades y en la atención personal.
Participativa
El grupo pequeño es el lugar donde la iglesia es capaz de cuidarse entre sí y satisfacer las
necesidades personales. Los miembros irán aprendiendo lo que significa “amarnos unos a
otros”.
Como miembros del grupo confiamos poder crecer en la demostración de amor y cuidado
“unos a
otros”.
La participación de cada miembro de la célula de una manera activa provee al grupo la
posibilidad de
edificarse “unos a otros”, dando lugar al Espíritu Santo para la edificación de los miembros
a través de
los diferentes dones que él ha dado.
Abierta
La célula debe estar abierta a cualquier persona que pueda llegar en cualquier momento.
Evangelización es la prioridad de la iglesia y el grupo pequeño es un vehículo excelente a
través del
cual la evangelización tendrá lugar.
La célula es el lugar para invitar a todas aquellas personas con las que estamos
relacionados. Una
“silla vacía” puesta en el círculo del grupo cada reunión es un recordatorio constante que el
grupo
está abierto y trabajando para que ese lugar sea ocupado por alguien que no conoce a
Jesús.
Con una meta: Duplicarse
La vida del cuerpo depende de la multiplicación de las células, la célula tiene dos caminos,
o se
multiplica o muere. Esto es indispensable porque la multiplicación permite a los grupos
permanecer
pequeños donde se pueden atender las necesidades de una manera personal e íntima y
mantener la
participación de todos. La multiplicación prepara el espacio necesario para las personas
nuevas, para
que ellas hagan ejercicio de sus dones, para nuevos líderes y para que los miembros
asuman
responsabilidades. El proceso de la multiplicación exige que cada célula comience con un
líder y un
aprendiz. El aprendiz es la llave que permite a un grupo multiplicarse.
En un sentido real nosotros estamos multiplicando células, pero también estamos
multiplicando
líderes. Nuestro enfoque primario de oración debe ser pedir obreros para la obra. La meta
de la célula
es duplicarse dando así crecimiento y vida al cuerpo.
Ministerio total
Los ministerios operan simultáneamente en la célula, evangelización, discipulado, culto,
alabanza,
cuidado pastoral, oración, servicio, comunión, etc. Esto permite al nuevo cristiano ser
discipulado en
un ambiente conocido y familiar, viviendo dentro del grupo aprenderá a evangelizar, si
necesita de
cuidado y atención tendrá hermanos a quienes recurrir. La célula servirá de ejemplo claro a
aquellos
que quieran aprender a liderar una célula, o sea que estaremos equipando para el
ministerio de la
iglesia a medida que trabajamos. Las células son iglesias en miniatura esparcidas a fin de
alcanzar a
los que necesitan a Cristo.
Ingredientes de una célula
Compartir,
Alabar,
Orar,
Discusión y aplicación de la Biblia,
Misión.
Compartir
Sucede cuando compartimos necesidades, confesamos nuestros pecados, contamos
nuestras victorias
y fracasos y nos animamos “unos a otros”. El compartir de nuestras vidas es una
herramienta
poderosa por construir relaciones fuertes de compañerismo que formarán un grupo unido.
Es muy
bueno cuando las personas de un grupo se abren a compartir sus experiencias y problemas
personales. Las relaciones personales y de grupo se desarrollan y se profundizan cuando
los
miembros “cuentan sus propias historias” abriendo sus corazones al grupo.
Alabar.
Es el elemento que fluye de nuestro conocimiento de Dios para adorarle y honrarle por
quien es y
expresarle nuestro amor. Se puede expresar la adoración con canciones, oración, leyendo
salmos y
versos apropiados de la palabra, etc. Es esencial que se establezca la relación entre la
cabeza (Jesús)
y el cuerpo.
Orar.
La oración por las necesidades específicas de los miembros del grupo, por la iglesia como
cuerpo y
por las personas que están intentando alcanzar se vuelve un momento vital en la vida de la
célula.
La oración “unos por otros” construye lazos de unión inquebrantables.
Las necesidades específicas de las personas nuevas se presentan a Dios y esto es una gran
ocasión de
testimonio para que ellas vean lo que Dios puede hacer.
Discusión y aplicación de la Biblia.
Los grupos discuten la Biblia para crecer participando activamente con sus ideas, dudas y
preguntas
intentando aplicar lo aprendido a la experiencia de todos los días. La meta no es completar
lecciones,
sino encontrar ayuda para nuestros problemas diarios.
Debe haber devoción a la palabra de Dios para recibir el alimento espiritual necesario para
tener un
saludable crecimiento cristiano (Hechos 2:42 y Efesios 4:13).
La edificación. El enfoque aquí es mostrar a Dios como quien atiende las necesidades de los
que están
presentes.
Misión.
Es el elemento de servicio en el grupo. Como cuerpo de Cristo somos instrumentos de su
amor y
poder para transformar personas y la sociedad. Compartir la visión con el grupo cada
reunión.
Aquí se declara la razón de tener un grupo: Alcanzar a los que no conocen a Jesús.
Conclusión
Cada grupo debe tener todos los ingredientes, sin embargo, como hay una diversidad de
dones en la
iglesia cada grupo tendrá su énfasis particular, así se verán los ingredientes en grados
diferentes.
Lo importante es mezclar correctamente todos los ingredientes,
lo que trae como resultado desarrollar un grupo equilibrado en los cinco ingredientes.
Los objetivos de la célula son:
Cuidar a los miembros de la iglesia.
Efesios 4.15-16; 1ra Tesalonicenses 5.11.
Alcanzar a los que no conocen a Jesús.
Hechos 1.8; Hechos 20.20.
¿Qué hace que una célula sea efectiva?
Mateo 18.20.
Es la presencia de Jesús en medio del grupo.
La Transición
Lo invito a que piense en la transición como si fuera un puente que le facilitara ir desde el
lugar donde
usted está hoy con su congregación hasta el sitio donde quiere llegar.
En esta etapa se siembra la semilla del funcionamiento correcto de una iglesia celular.
Tome con paciencia el tiempo para saber exactamente “que está plantando” al mover a su
gente a
funcionar en células, no vaya a ser que cuando la semilla de su fruto, ahí donde usted
prometió rosas:
aparezcan zapallos.
¿Transición a qué?
La primera decisión importante a tomar en una etapa de transición es si usted va a guiar a
su gente a
ser “una iglesia de células” o “una iglesia con células”. La diferencia es simple, una iglesia
con
células tiene a las células como un programa más y en una iglesia de células, las células
son la
columna vertebral de la iglesia y no hay programas que compiten con ellas.
Los ministerios (discipulado, evangelismo, oración, servicio, comunión, cuidado pastoral,
misiones,
etc) pasan a funcionar en las células. Podemos llegar a relacionar todos los aspectos del
ministerio
con el trabajo de las células, incluso la plantación de nuevas iglesias y la concientización y
compromiso misionero.
Lo mejor que puede hacer es ser sincero con su gente y hablar claro, decirle hacia donde
quiere
dirigirse, no hay peor cosa que una transición oculta, donde usted quiere llevar a su gente
donde ellos
no quieren ir.
Si usted se está decidiendo por una iglesia con células, no va a tener mayores problemas
porque se
verán a las células como un programa más que servirá el tiempo que Dios lo disponga.
Lo que debe saber es que no debe esperar todos los beneficios ni resultados que las células
pueden
brindar simplemente porque las células no son un programa sino una forma de vivir la
iglesia, y
como toda forma de vida, la única manera de experimentarla es vivirla a pleno.
¿Qué es la transición?
Es el proceso de cambio de valores de una iglesia. Es el movimiento de cada miembro de la
iglesia de CREER VALORES a PRACTICAR VALORES.
El cambio fundamental en la vida de una Iglesia se da cuando un grupo de miembros
simplemente empiezan a practicar lo que dicen que creen.
La pregunta para descubrir los valores de nuestra iglesia es: ¿Qué hicimos la semana
pasada?
Una simple encuesta formal o informal nos revelaría los valores que ocupan el tiempo de
nuestros miembros.
¿Quién es el primero que tiene que cambiar sus valores?
La transición comienza con el pastor.
“PARA TRANSMITIR LO QUE ES UNA CELULA USTED MISMO DEBE DAR EL EJEMPLO.”
Cuando usted se reúna con sus primeros líderes para iniciar sus primeras células, usted
tendría que
haber vivido las experiencias de:
1) “Iniciar SU CELULA” (Usted mas dos o tres personas).
2) “Aprender a dirigir SU CELULA” (Vivir la experiencia de la reunión de célula; compartir
su vida, edificarse unos a otros, desafiarse, sacarse las caretas, alentarse, escuchar, etc).
3) “Llevar a SU CELULA al crecimiento” (vivir todas las etapas por las que pasa una célula
(algunas muy duras) hasta llegar a dar a luz a otra célula (o sea duplicarse) por medio del
evangelismo y discipulado).
Si se fijo bien, estuve poniendo en mayúscula “SU CELULA”, este es el camino más largo
(duplicar su
célula le puede llevar 6 meses). “Llamamos Duplicar una célula al trabajo de iniciar un
grupo con 5
personas y guiarlo hasta llegar a ser un grupo de 10 cristianos comprometidos que se
reúnen en
forma regular”, pero es a la vez el camino más corto para mostrarle a su congregación por
qué
moverse a ser una iglesia de células.
Tenga en cuenta que sólo este proceso le dará a usted la confianza y la experiencia para
guiar a sus líderes a hacer lo mismo.
Por último, no sería honesto de su parte estar dirigiendo a su congregación a un trabajo
que usted no
sabe si es efectivo, posible y significativo. Nada enseña más sobre las células que estar en
ellas y
vivirlas, esquivar el camino de dar el ejemplo a su iglesia puede ser muy costoso,
experimentar el
camino de enfrentar cada una de las dificultades de la vida de la célula y disfrutar cada uno
de sus
logros es la mejor elección si usted quiere empezar correctamente.
Generalmente dar el ejemplo es “el camino esquivado” por los pastores y líderes.
Si le parece que a este pensamiento le está faltando base bíblica piense en que Jesús para
empezar a
edificar su iglesia tomó doce hombres y se dedico tres años y medio (con su ejemplo) a
modificar
sus valores personales y cuando ellos estuvieron listos, su iglesia despegó. Por si esto fuera
poco nos
dejó dicho “Ejemplo os he dado”.
No se asuste, ore al Señor, busque cuatro o cinco miembros que Dios coloque en su
corazón, un hogar dispuesto a abrirse cada semana y comience, habrá dado el primer paso
en serio en el camino adecuado.
Ni Jesús mismo siendo el hijo de Dios, se excluyó de la responsabilidad de modelar el
ministerio para
sus seguidores. Todo pastor que se autoexcluye de modelar los valores de evangelizar y
discipular
personalmente para sus miembros desata dos actitudes que determinan la respuesta de
sus
miembros.
En primer lugar autoriza a todos sus miembros a autoexcluirse alegando cada uno de ellos
diferentes
funciones que deben atender dentro del cuerpo de Cristo así como el pastor esta
declarando que su
función es pastorear.
En segundo lugar, sus miembros no puede ver el modelo en la práctica, por lo tanto el
resultado será
que ellos no lo practicarán.
Surge la pregunta: Si desde el pastor hacia abajo cada uno de nosotros podemos excluirnos
de evangelizar y discipular alegando que nuestras funciones en el cuerpo de Cristo son
otras.
¿Para quien es la orden de evangelizar y discipular?
Nuestra confusión o el engaño del enemigo alcanzan su máxima expresión cuando nos
damos cuenta
que justamente quedan sin realizarse en nuestras iglesias aquellas premisas que eran
primordiales
para Jesús.
¿Por qué no repetimos el ministerio de Jesús?
El fue llamado por Dios para rescatar hombres del pecado.
El junto 12 hombres para formarlos y así perpetuar su trabajo.
El vivió el ministerio junto a sus discípulos para que ellos aprendan en la práctica. (Oró, fue
hacia los perdidos, atendió, predicó y enseñó)
Todo en presencia de sus discípulos, ésta fue una de las características que permitió
multiplicar su ministerio.
¿Cuántas veces realizamos nuestras tareas pastorales (orar, enseñar, predicar, discipular,
visitar, etc)
con un miembro a nuestro lado para que el aprenda? A veces pensamos que los miembros
no quieren
trabajar, pero estoy convencido que a muchos de ellos quieren “vernos” trabajar, saber
“como” se
hace el trabajo y empezar a realizarlo ellos también.
La Biblia nos dice que se registraron las cosas que Jesús comenzó a “hacer y a enseñar”
(Hechos 1.1)
y lo hizo a la vista de sus discípulos. En primer lugar ver que su orden generalmente fue
primero “hacer” (mostrar con su ejemplo) para luego enseñar, cosa que nosotros
invertimos con magros resultados.
Enseñamos mucho y vemos a muy pocos miembros hacer, pero podemos despertar el
deseo de participar en ellos si ellos primero “ven” como lo hacemos.
El principio simple podría ser así:
“Debemos vivir a la vista de nuestros discípulos lo que le queremos enseñar”
Esto se aplica tanto a la vida devocional, como leer la Biblia, orar, discipular, evangelizar,
visitar, etc.
Tengamos en cuenta que el excelente ministerio de Jesús tuvo estos ingredientes y
comparemos con
el nuestro para aprender.
Jesús tuvo una vida privada de devoción a Dios que sus discípulos pudieron ver
ocasionalmente. Lucas 11.1.
Jesús formó discípulos de manera fija y predeterminada (Marcos 3.13,14 y 19) a la vista de
otros discípulos.
Jesús compartió el evangelio a la vista de sus discípulos.
Jesús desarrolló un grupo pequeño de personas con un sentido de equipo y familia a la vista
de sus discípulos.
¿Quién habrá sido la persona más acertada al definir las acciones de su ministerio?
¿Alguien supone que puede superar a Jesús en determinar cuales son las acciones más
relevantes de un ministerio que debe extender el reino de Dios en la tierra? ¿Quién debería
ser nuestro modelo para determinar en que acciones gastaremos el precioso tiempo que
Dios nos dio para administrar?
Jesús dijo en Marcos 7.13 que podemos invalidar la Palabra de Dios con las tradiciones que
transmitimos, esto ocurre cuando “hacemos el ministerio” realizando muchas cosas
superfluas que no tienen su origen en ningún mandato de Jesús y dejamos en segundo
lugar los claros mandatos que él no solo tenía como prioridad sino que modelo para que
nosotros siguiéramos su ejemplo.
Los discípulos que él preparó eran personas que podían decir de su maestro “nosotros
hemos visto y oído”.
Si nuestros miembros pueden decir esto de nosotros, sus pastores y lideres, seguramente
la extensión del reino se acelerará y explotará como hace unos años ocurrió con el
ministerio de nuestro Señor Jesús.
Empezar a trabajar “a la vista de nuestros miembros”, es el desafío del liderazgo.
El pastor traslada a los líderes.
Cuando el pastor está modelando para sus líderes un ejemplo simple y efectivo, ellos
pueden
multiplicar ese ejemplo a través de sus vidas y alcanzar una cosecha mayor.
Los líderes trasladan a los miembros.
Aquí es donde se puede desatar el crecimiento de una manera que no se pueda controlar.
Cuando un
grupo de líderes alcanza el nivel de poder modelar hacia todos los miembros de la iglesia.
Esta cadena está basada en un principio simple.

Sólo quien vive los valores los puede transmitir.


Podemos señalar tres cambios esenciales que una iglesia debe realizar para hacer una sana
transición
hacia una iglesia de células.
Cambio de enfoque.
Cambio de conducta.
Cambio de escenario.
Cambio de enfoque
De las reuniones a las relaciones: El primer cambio radical consiste en pasar de pensar en
nuestras reuniones de iglesia a pensar en nuestras relaciones con las personas. Empezar a
utilizar
nuestro tiempo y recursos en la construcción de relaciones firmes con personas es el
primer paso.
Justamente uno de los mayores obstáculos a la evangelización de nuestros conocidos y
vecinos ha
sido la falta de tiempo que tenemos para dedicarle a ellos, aun cuando está comprobado
que el
80 % de las personas que se integran a una iglesia lo hacen a través del lazo afectivo de los
amigos. Debemos liberar de tiempo a nuestros miembros para que puedan relacionarse con
las
personas y armar puentes que permitan en algún momento presentarles al evangelio o
invitarlos a
una célula.
De los eventos a los procesos: Aquí el cambio radica en la continuidad de las acciones por
las
personas a quienes queremos afectar. Incorporar la regularidad en nuestras tareas de
evangelismo y discipulado personal es el mayor desafío para una iglesia que las ha
relegado a
programas y eventos. Solamente la seriedad que indica la constancia pueden acercarnos a
un
cambio significativo que redunde en resultados nuevos y perdurables para la iglesia.
De los programas a las personas: Aquí el énfasis está puesto en el liderazgo que ocupa un
gran porcentaje de su tiempo a preparar programas y eventos descuidando el hecho de
que han
sido llamados para atender a las personas. La iglesia debe intentar centrarse en las
personas. La
organización de programas que den solución a las necesidades de las personas nos ha
llevado a
poner los programas en primer lugar y relegar a las personas al segundo. La diferencia
fundamental es que la estructura de grupo que debemos intentar armar se construirá
alrededor
de las personas y relaciones, no de los programas.
Pondremos lo mejor de nuestros recursos para atender a las personas. Volcaremos todas
nuestras
intenciones en las personas directamente y no en un programa que las atienda. Cada grupo
pequeño intentará cubrir las necesidades de los miembros a través de las familias de su
célula,
atendiendo así las necesidades concretas de su grupo de personas y ganándose así el
derecho de
compartir a Cristo con ellos.” A usted le costará creer que esto sea así en una Iglesia pero
es
posible, actualmente nuestra Iglesia con solo 3 Horas de reunión semanales (Culto,
Entrenamiento de Lideres, y Células), el resto del tiempo ha sido liberado de ir a reuniones
o
programas y también de prepararlos. La mayoría de los miembros utiliza este tiempo libre
para
trabajar directamente con las personas, cuando hay una persona interesada el mayor logro
para
nosotros no es traerla a la reunión sino poder empezar a trabajar con la persona cara a
cara
regularmente.
Lo que buscamos no es poder decir “Vino a la reunión” sino poder decir “Inicié un
discipulado”,
“Esta persona acepto que la visite semanalmente”, “Empezamos a estudiar la Biblia
juntos”. “Pude
presentarle el evangelio” ¿Porque este es el logro mayor? Simplemente porque Jesús vino a
salvar
personas. Uno de los ejercicios regulares en el entrenamiento de Lideres de Células
consiste en
chequear como cada líder está utilizando su tiempo. ¿Esto es para ejercer control? Todo lo
contrario, es para ayudarle a que se mantenga enfocado en el trabajo con las personas
y no en otras tareas. No existen ya horas dedicadas a grandes preparaciones de
programas,
eventos o campañas. Hemos puesto a un costado totalmente estas actividades por algunas
razones simples: Es un cambio posible en la iglesia de Cristo que sus seguidores un día
digan,
“Paren los programas” y se pregunten si después de 5, 10, 15 y hasta 20 años de trabajo.
¿Esta
forma de trabajar de crear un programa tras otro y usarlo como medio para llegar a
las personas, ha dado crecimiento a la iglesia? Usted dirá ¿y que otra cosa hacer? Lo que
Jesús hacía, ir directamente al encuentro de las personas. Si nosotros miramos a Jesús el
no preparó programas a los cuales las personas tenían que venir, cuando el envió a sus
discípulos
fue para que ellos vayan directamente al encuentro de las personas, cuando la primera
iglesia
gano la calle (Hechos 5.42) el persona a persona impactó la sociedad, cuando Pablo inició
su
ministerio el iba al encuentro de la gente. Ninguno de ellos perdió el enfoque ni el propósito
para
el cual había sido llamado. Ninguno de ellos colocó un medio ( programas) para ser de
bendición
a las personas. A esta altura es bueno aclarar que los programas no son malos (no se
confunda),
pero si los programas y eventos (y su preparación) están absorbiendo nuestro tiempo,
nuestro esfuerzo y nuestro dinero cuando estos elementos (tiempo, esfuerzo y dinero)
podrían estar enfocados directamente en las personas, debemos detenernos a
reflexionar.
Tal vez sin darnos cuenta hemos acostumbrado a los miembros a que entre la iglesia y las
personas el
lazo que nos une es un programa determinado. El desafío de guiar a una congregación a
enfocarse
en las personas para predicarles y enseñarles cara a cara introduce a la iglesia en otra
forma de
vida:
1) Esta forma de vida de la iglesia libera a todos los miembros para practicar los
mandatos de Jesús (Marcos 16.15 predicar, Mateo 28.18-20 hacer discípulos).
2) Esta forma de vida de la iglesia genera responsabilidad personal en los miembros de la
iglesia (ya no hay un programa para satisfacer a la gente), ahora la responsabilidad de
hacer
algo (predicar o enseñar) a las personas está en manos de los miembros. La mayoría de los
miembros de las iglesias se sienten “misteriosamente” libres de las responsabilidades de
“predicar y hacer discípulos” porque la iglesia ha organizado un programa para estos fines.
El
resultado de este pensamiento es que el 80% de los miembros de una iglesia
nunca han ganado una persona para Cristo ni han discipulado a nadie
personalmente.
3) Esta forma de vida de la iglesia hace que la iglesia se vuelva personal para los que se
contactan con ella. (La iglesia ya no ofrece programas sino contacto personal, relación cara
a cara, un oído para escuchar).
4) Esta forma de vida de la iglesia trae crecimiento. Lo hemos visto en los últimos años e
nuestra congregación. Actualmente más de 40 personas salen cada semana a encontrarse
cara a cara con otras personas (algunas para evangelizar y otras para discipular).
¿Sabe lo que eso significa? Que cada semana regularmente muchas personas están
escuchando el
evangelio de una manera personal. El resultado es que cada semana hay fruto, hay
conversiones, hay nuevos discipulados y cada bimestre estamos viendo 10 personas
ingresar
a la iglesia como miembros. “Las personas vienen buscando una relación y nosotros le
ofrecemos un programa, vienen buscando una mano en el hombro y le ofrecemos
reuniones, no es raro que la mayoría no vuelvan”
La iglesia debe cambiar si quiere ser efectiva, la iglesia debe reenfocarse en las personas,
solo por
ellas Cristo murió, ir hacia ellas con el potencial de cada uno de nuestros miembros es el
mandato que
Jesús nos dejó. ¿Podrá la iglesia moverse hacia las personas?
Este cambio de enfoque esta basado en el ministerio de Jesús mismo. Descubrimos que
actualmente
nuestra forma natural de funcionar es crear un programa para atender una determinada
necesidad,
esto nos ha llevado a que siempre entre nosotros y las personas debe aparecer un
programa
adecuado. Generalmente el programa termina siendo un fin en sì mismo y sólo algunas
veces las
personas que eran el fin, terminan siendo beneficiadas.

Jesús nos da su ejemplo al saltear la preparación de programas e ir a atender directamente


a las
personas.
Esta acción provocó en sus seguidores la convicción de que ellos también podían realizar la
tarea que
Jesús hacia.
Cambio de Conducta
El cambio fundamental en la vida de una iglesia se da cuando un grupo de miembros
simplemente empiezan a practicar lo que dicen que creen. Creo que no es necesario volcar
pasajes bíblicos que muestran que lo que Jesús mandó es para ser obedecido. (si fuera
necesario
alcana con Santiago 1.22). Mientras se usen los mandamientos de Jesús sólo como una
forma de
pensar o emocionarse Dios seguirá buscando gente simple que haga con esos mandatos lo
que él espera: QUE SE LOS PRACTIQUE.
Las iglesias podemos hablar de renovación o no, podemos incluirnos o excluirnos de ella, lo
cierto es
que mientras cada uno de nosotros no practiquemos de una manera personal, natural y
regular los
simples mandatos que Jesús nos dejó (predicar y hacer discípulos) podemos seguir
organizando
eventos, cultos de alabanza y mega reuniones, pero no escaparemos de la conclusión que
Santiago
da.
Si no practicamos sus mandamientos nos engañamos a nosotros mismos. Santiago 1.22.
El logro más difícil de alcanzar en una iglesia es que sus miembros practiquen los
mandamientos de
Jesús.
Los cambios reales en una iglesia comienzan cuando uno, dos o 20 miembros empiezan a
vivir los
valores de “Vida devocional”, “predicar”, “hacer discípulos”, “vida de célula”, etc Esto sólo
sin ninguna
estructura que lo sostenga ya trae crecimiento a la iglesia y permite empezar a ver fruto
(personas).
En realidad, este movimiento es el cambio real de fondo que sostiene el crecimiento de una
iglesia. Cuando este movimiento se concreta entre los miembros de una iglesia no queda
otro
horizonte que comenzar a crecer.
Lo invito a mirar a la iglesia primitiva en Hechos y descubrirá que “sin dinero”, “sin
materiales”, “sin
nuestros recursos actuales” y “sin tener tantos programas,
eventos y reuniones” ellos aún hoy nos enseñan cual es el camino del crecimiento
constante:
Practicar los mandamientos de Jesús.
“Todos los días” (ellos lo hacían regularmente) “en el templo y por las casas” (ellos iban
donde
estaban las personas) “no cesaban” (perseveraban en la misma practica) “de enseñar de
Jesús”
(discipulado personal en hogares) Mateo 28.18-20. “de predicar de Jesús” (evangelismo
personal en
hogares) Marcos 16.15. Hechos 5.42.
Estas son algunas preguntas que siempre me inquietaron: ¿Porqué a la iglesia le cuesta
tanto hacer
algo tan simple? ¿Porqué la iglesia hace “tantas cosas” que Jesús no mandó? ¿Porqué no
podemos
practicar lo que decimos valorar? Hoy aún busco respuestas como muchos de ustedes, pero
hay una
que comienza a afirmarse en mi corazón. Me parece que todos estos “porqué” tienen una
misma y
gran respuesta.
Creo que el día que la iglesia deje de “inventar” formas de avanzar y obedezca los simples
mandatos
de Jesús comenzará a crecer. Creo que el día que la iglesia se anime a preguntarse ¿Esto
que
hacemos es lo que Jesús nos mando? va a recapacitar.
Hasta tal vez se atreva a poner a un costado
“tantas cosas” que hoy ocupan su tiempo, dinero y energía y empiece a través de sus
miembros a
practicar los valores de Jesús, ese día comenzará a crecer.
Creo que el día que un solo miembro se mueva de “Creer valores” a “Practicar valores” la
iglesia
comenzará a crecer.
El día que la iglesia haga lo que Jesús nos mandó a hacer simplemente crecerá.
Anímese, muévase usted mismo de “creer” a “practicar”, desafíe a su gente a moverse de
“creer” a
“practicar”, y descubrirá la diferencia, para usted y para su iglesia.
La primera señal positiva es cuando vemos que los miembros pasan de esperar que las
personas
vengan a ir hacia las personas. Los dos grandes mandatos de Jesús de Predicar (marcos
16.15 y
Hacer discípulos (mateo 29.18-20) incluyen esta actitud de IR, la cual es básica para poder
cumplir los
mandatos y refleja un movimiento del cristiano hacia su prójimo que revela que sus valores
están en
proceso de cambio.
Después de esto se pueden desencadenar otros cambios que demostraran que la iglesia a
entrado en
un proceso el transición:

Cambio de escenario.
Finalmente llega el cambio del edificio a los hogares.
De “Funcionar en un edificio” a “Funcionar en los hogares” El regreso de la iglesia (grupo
de
personas) a funcionar en los hogares puede ser visto desde tres aspectos diferentes.
El primer aspecto está relacionado con lo geográfico o físico. El Hogar como sitio donde
volvemos a
enfocar el ministerio, el lugar natural donde estamos, actuamos y vivimos nuestra fe con
todas las
acciones que esta implica. El señor Jesús nos dejó su ejemplo al enseñar, hacer milagros,
sanar,
ofrecer perdón, predicar, comer, bendecir, tener comunión con sus discípulos y celebrar la
Cena del
Señor en los hogares. La primera iglesia (de tanto ver a Jesús) de modo natural actúa en el
mismo
territorio, orando, perseverando en la doctrina, predicando, visitando, enseñando, etc en
los hogares.
Finalmente el apóstol Pablo continúa en Hechos y sus cartas mostrando que él también
llevó a cabo la
mayor parte de su ministerio en los hogares. Jesús, la primera iglesia y Pablo nos dan
precisa
evidencia de que el hogar fue el lugar utilizado por ellos para que la iglesia desarrolle su
ministerio de
una manera informal, personal, natural y participativa.
El segundo aspecto está relacionado con el sentido o significado del hogar como lugar
donde
vivimos las distintas acciones que involucran a la iglesia. El hogar es el lugar donde vive
una familia,
será imposible generar en un hogar el sentido de la reunión organizada de una institución,
en el hogar
se respira el clima familiar, el nivel de relajación que se logra en un hogar no puede ser
comparado
con la actitud defensiva de una persona que ingresa a un edificio por primera vez. El hogar
incluye la
informalidad, lo común, lo diario, el imprevisto, la cercanía, el hombro con hombro y
muchos aspectos
más que contribuyen a que las personas disfruten de otro sentir. Abrir nuestro hogar o ir
hacia el
hogar de una persona incluye de parte nuestra o de la otra persona una apertura de
nosotros mismos
que se percibe, que nos une y nos libera. Cuando uno traspasa la puerta de un hogar se le
está
permitiendo el ingreso a la vida misma de una familia, cuando el otro ingresa en nuestro
hogar él
sabe que nos estamos abriendo hacia él incluyendo nuestra vida. Para ninguno de nosotros
y para los
no-cristianos especialmente, es muy diferente que le abramos la puerta de un edificio a que
le
abramos la puerta de nuestro hogar. Transmitir nuestros valores y ser iglesia desde el calor
familiar
de nuestros hogares impacta desde el momento de la apertura hasta el momento de la
despedida.
Pocas personas pueden mantenerse frías ante alguien que le abre sus puertas de par en
par y
comparte la intimidad de su hogar con otras personas a fin de serles de ayuda.
El tercer aspecto está relacionado con nuestra responsabilidad de IR. Si miramos a Jesús
durante
sus días aquí en la tierra vemos que el era de “IR” hacia las personas. Cuando él se va y
nos deja sus
dos mandatos más claros, “predicar (Marcos 16.15) y “hacer discípulos” (Mateo 28-.18-20),
él se
encarga de colocar adelante de cada uno de ellos la palabrita “ID”. Esas dos pequeñas
letras matan la
actitud actual de muchos de nosotros. Jesús estaba poniéndole remedio a la pasividad de
su iglesia.
Cuando nace la primera iglesia ellos también dice que “predicaban y enseñaban (Hechos
5.42) no sólo en templo (lo que igual implicaba IR porque ese no era su templo) sino
también en las casas. Aquella
era una iglesia movilizada por toda la ciudad, en un “IR” continuo y diario.
Pablo mismo adopta esta
actitud de “IR” constantemente a los hogares como forma natural de extender su
ministerio.
Los hogares son la posibilidad de la iglesia de terminar con el “VENGAN A NUESTRO
EDIFICIO” y
poner en práctica el “IR” hacia las personas.
En nuestra experiencia todos los aspectos (adoración,
evangelismo, discipulado, consejería, enseñanza, oración, cena del Señor, etc) de la iglesia
se viven
de manera mucho más rica en el contexto de un hogar que en el de un edificio. Ganamos
en
participación, informalidad, contacto personal y confianza. A esto le sumamos
que estamos siendo “luz” ahí donde es necesaria, en medio de las personas de nuestro
barrio, sin
darnos cuenta extendemos el evangelio a otros barrios y entramos en el concepto de
Misión global
que Jesús nos dejó en Hechos 1.8. Nuestro barrio, los de al lado, los mas alejados y hasta lo
último.
Si usted ya cuenta en su iglesia con un grupo pequeño de personas que ha dado el primer
paso y se
ha movido de “creer valores” a “vivir valores”, ahora anímese y de el segundo paso:
Coloque frente a
ellos el desafío de “dejar de hacer todo lo que hacen en el edificio” y se muevan a realizarlo
en los
hogares. Sólo haciéndolo usted conocerá la diferencia.
Este cambio sólo tendrá sentido y traerá resultados en la medida que los cambios de
enfoque y
conducta se hayan realizado, de lo contrario lo único que estaremos logrando es mover a
nuestros
miembros de lugar físico a otro.
El siguiente gráfico puede servirnos para comprender que nosotros podemos externamente
realizar
muchas acciones que nos pueden hacer creer que tenemos una iglesia basada en células,
pero el
principal componente de una iglesia de células es que en el centro de la vida de sus
miembros existe
una práctica regular de los valores de Dios, y esto es lo que hace la diferencia en los
resultados que
se alcanzan.

Solamente cuando la iglesia experimenta un cambio de enfoque, y a esto se suma un


cambio de
conducta y agregamos el condimento del cambio de escenario podemos llegar a ver un
cambio en los
resultados que alcanzamos.
Una gran posibilidad de cambio esta delante suyo y de su iglesia.
¿Estarán ustedes dispuestos?
Guía práctica para iniciar células

A fin de trazar un ejemplo flexible que nos sirva de guía para movernos a un modelo celular
tomaremos en cuenta los siguientes aspectos:
Aclaraciones.
Errores mas comunes
Guía para iniciar células.
Materiales
Aclaraciones
Lo primero que debemos hacer es aprender de la experiencia de otras iglesias que ya han
intentado
iniciar células a fin de no cometer los errores más comunes que se conocen en este
proceso. Uno de
los aspectos que despierta mas asombro en cuanto al trabajo celular es la distancia enorme
que existe
entre todas las iglesias que implementan células y los diferentes modelos que se
desarrollan. Mientras
todos los que hemos iniciado células decimos tenerlas, cuando cada uno detalla lo que está
haciendo
descubrimos que “hacemos cosas diferentes”, “damos importancia a aspectos diferentes” y
“apuntamos a objetivos diferentes”. Es hora de preguntarnos con sinceridad ¿Tenemos
células? o
tenemos lo que cada uno de nosotros ha definido como células. A esta altura vale aclarar
que Dios
puede usar cualquier método éticamente cristiano para que su obra crezca, por lo tanto si
Dios está
dando regularmente crecimiento en su Iglesia y sus practicas son sanas, siga usted
adelante, esta
es una clara señal bíblica de que Dios esta trabajando a través de su gente. (1ra Corintios
3.6-7)
Pero si usted ve que las cosas no han cambiado mucho después de un tiempo adecuado, o
esta
interesado en optimizar su actual trabajo en células lo invito a que revisemos juntos si las
acciones
que hemos adoptado han respetado las líneas básicas de lo que llamamos “Una iglesia de
células”.
Sería incorrecto estar esperando los mismos resultados de crecimiento si hemos dejado de
lado las
recomendaciones primarias para instrumentar células en nuestra iglesia. Todos estos
inicios
demuestran que las intenciones son correctas pero no se ha avanzado en comprender no
solo el
concepto de una Iglesia de células sino tampoco los componentes esenciales de la misma.
– Congregación 1: Se Abren 7 células en hogares y todas son lideradas por el pastor.
Corrección: La base de una Iglesia de células esta formada por los líderes de célula.
– Congregación 2: Se abren 8 células que funcionan en el edificio de la Iglesia.
Corrección: Las células funcionan en los hogares como puentes hacia la comunidad.
– Congregación 3: Se informa que las 5 clases de la Escuela Dominical ahora son células
pero su
funcionamiento interno sigue siendo el mismo.
Corrección: Las células funcionan bajo la dinámica de “unos a otros”, no hay “un maestro”
sino un
líder facilitador y que sirve de modelo a los miembros de la célula.
– Congregación 4: Se abren 9 células en hogares donde cada líder desarrolla un excelente
Estudio
Bíblico unidireccional.
Corrección: Las células funcionan con la plena participación de “todos los miembros”.
– Congregación 5: Se abren 6 células para que los miembros se cuiden unos a otros como
objetivo
principal.
Corrección: Las células tienen el objetivo principal penetrar la comunidad no-cristiana y
crecer hasta
“dar a luz otra célula”. Su misión es alcanzar al perdido.
– Congregación 6: Se tienen células que tienen un promedio de 25 asistentes.
Corrección: Las células son grupos pequeños (10/12 máximo) a fin de permitir la
participación,
la atención personal y la constante multiplicación de líderes y células.
Todos estos inicios demuestran que las intenciones son correctas pero no se ha avanzado
en
comprender no solo el concepto de una Iglesia de células sino tampoco los componentes
esenciales
de la misma.
Errores mas comunes
Se agregan células a un horario lleno de actividad: Uno de los pasos de fondo que
debemos realizar comprende el liberar en tiempo a nuestros miembros para que estos
puedan
practicar los valores de Dios en sus vidas diarias. Seriamos injustos si esperamos que
nuestros
miembros inicien relaciones con sus vecinos y familiares, evangelicen y hagan discípulos a
la
par que deben asistir y participar de un horario cargado de reuniones y actividades. Si
desea
hacer una evaluación seria del trabajo en células debe incluirlas en un contexto de libertad
horaria donde sus miembros puedan gastar sus horas directamente con las personas.
Se agregan células sin suficiente preparación: Iniciar el trabajo con células
correctamente incluye prepararse usted como pastor, preparar a la iglesia y preparar a los
lideres. En general las células se adoptan como un programa mas o como una moda y se
las
introduce sin la preparación adecuada. Esta falta de responsabilidad por parte del liderazgo
ha
traído muchas heridas incluso un concepto erróneo de lo que es una iglesia celular. La
iglesia
debe ser preparada por lo menos un año antes a fin de introducir el cambio de una manera
no traumática. Recordemos que el elemento esencial es el cambio de valores de los
miembros
y este no es un resultado que se logra de manera mágica.
Se agregan células esperando resultados instantáneos: Este error radica en el
anterior. Lideres que buscan soluciones mágicas para sus iglesias y introducen las células
basados en los resultados que estas han dado en otros lugares y prometiendo lo mismo
para
sus congregaciones. Lo que nunca se aclara es que el 90 % de los casos de iglesias
celulares
en crecimiento, este se produjo como resultado de un proceso de mas de 10 años. Resulta
simpático pensar que Jesús tardó tres años y medio en formar los primeros 12 líderes y
liberarlos mientras nosotros en poco tiempo creemos haber formado un grupo de líderes
aptos para iniciar grupos pequeños con seriedad y estabilidad. La estabilidad, propósito y
funcionamiento de las células que abrimos dice mucho acerca de nuestra seriedad,
planificación y paciencia para implementarlas.
Se agregan células sin que las personas hayan modificado sus valores: Hasta que un
porcentaje importante de la congregación no haya realizado en cambio de valores
reflejados
en la practica es contraproducente incorporar células en la iglesia. Es importante tener en
claro que iniciar células sin que las personas hayan modificado sus valores no es mas que
cambiar el lugar de reunión, si bien al principio las personas disfrutaran de una experiencia
nueva con el tiempo el grupo se estancará. Lo primero que llega a la mano de los pastores
son materiales, técnicas de trabajo, promociones y formas de motivar a los miembros hacia
las células. Es bueno detenerse el tiempo necesario (1 año) hasta ver que un grupo de
personas a incorporado los valores básicos de la célula a sus vidas. De lo contrario
cuando las personas abran sus hogares se darán cuenta de que les faltan los elementos
necesarios para que estas sean efectivas, esto traerá desánimo y puede entorpecer el
curso
de implementación de células.
Intentar la transición de la congregación entera: Intentar llevar a un grupo grande a
cambiar sus valores es algo que ni siquiera Jesús intentó. El ejemplo de Jesús debiera
bastarnos para comprender que debemos iniciar la transición formando una célula y
verificando “en carne propia” que las células son una herramienta adecuada y efectiva. Si
no
podemos transmitir la idea a un grupo pequeño ¿Cómo lo lograremos con un grupo grande?
Comencemos exactamente en el punto donde Jesús lo hizo. Esto nos dará la experiencia y
la
confianza para dar pasos mayores.
La ausencia de un “Plan de trabajo” realista. No encuadrar la implementación de
células en un proyecto serio, planificado y comprometido puede traer más problemas que
soluciones. Tomar el tiempo necesario para definir un “Plan de trabajo” con objetivos,
estrategias, recursos, planes de acción y evaluación será una excelente inversión para que
no
se busque en las células un “Salvador” a todos los males de la Iglesia.
Nuestra experiencia es que nos ha costado mucho “ir lento” pero hemos aprendido a no
saltear etapas y hoy después de tres años y medio de trabajo estamos viendo resultados
hermosos en calidad y cantidad.
Guía para iniciar células
1: Enseñanza de Valores
En esta etapa debemos transmitir mediante todos los medios posibles los valores que Dios
espera que
practiquemos.
La mejor manera de transmitir valores es que el Pastor y los lideres estén dando su ejemplo
personal
a los miembros.
Cuando la iglesia ve a su pastor y a sus lideres gastar tiempo en modelar el evangelismo y
el
discipulado personal para que ellos aprendan no solo se sienten valorados sino que tal vez
por
primera vez vean como se hace y puedan ellos responder al desafío de practicarlos.
Otros medios que podemos utilizar para transmitir la idea e implementar el tema son:
Mensajes.
Boletines semanales.
Persona a persona.
Discipulados. (Incluir la idea de la practica de valores en el discipulado inicial de nuestros
miembros.)
Libros.
etc
Debemos trabajar con paciencia hasta que este tema se instale en el corazón de los
miembros y se
transforme en acciones.
En 1998 me acerque a Joel Comiskey y le pregunté cual era su consejo para un pastor laico
joven
como yo que quería comenzar una Iglesia Celular y él me dijo: “Dedica un año entero a
hablar
sobre los valores”.
Para mi fue una bofetada, yo quería abrir células ya, creía que lo importante era empezar
las
reuniones y listo. Después de todo “Dios es poderoso”, “esta por sobre todas las cosas”,
“obra a pesar
de nosotros” y no se cuantas frases mas que en realidad escondían mi falta de seriedad y
planificación.
Hoy hemos aprendido que “Dios es poderoso”, “esta por sobre todas las cosas” y “obra a
pesar de
nosotros” pero que le agrada que trabajemos con paciencia y no nos apuremos “por estar a
la moda”
o buscar logros tipo “café instantáneo”.
Siempre voy a estar agradecido a Joel por su honestidad, porque me dijo lo que no quería
escuchar
pero hoy veo los resultados de haber dedicado un año entero a transmitir los valores.
Hablar sobre los
valores en relación a la Iglesia significa transmitir la simple enseñanza de que amar a Dios
(Guardar
sus mandamientos) y amar a las personas implica acciones simples y concretas. Predique
un año
sobre esas acciones y mire los resultados, pregunte, haga una encuesta, tome un café con
el miembro
y descubra sus acciones. Una y otra vez muestre a través de la Biblia como los personajes
vivían estos
valores de amar a Dios y a las personas a través de las acciones y desafíe a su gente a
ponerlos en
práctica. Cuando usted vea que la mitad de sus miembros han cambiado sus acciones es
porque han
modificado sus valores: Antes no tenían vida devocional y ahora la tienen diariamente.
Antes no salían
de sus casas para visitar y ahora lo hacen regularmente. Antes no enseñaban de la Biblia a
nadie y ahora lo hacen cada semana. Antes no presentaban el evangelio a nadie y ahora lo
practican de lunes
a sábado. Antes no realizaban ningún acto de servicio y ahora lo practican a diario. Cuando
usted
tiene un grupo de gente que vive (sus acciones) los valores que Jesús nos enseñó
semanalmente
usted esta listo para abrir células. La razón de esto es que ese grupo funcionará de motor
para el
resto del grupo y guiará en un proceso lento pero seguro a otras personas a incorporar los
mismos
valores. El primer paso para llevar a una iglesia a funcionar en células es transmitir y guiar
a la Iglesia a vivir a diario los valores que Jesús nos mandó.
2: Incorporación y chequeo de Valores
Incorporar la práctica de estos valores (especialmente predicar y discipular) es un resultado
que se
puede lograr si nos mantenemos constantes en transmitir la idea y dar el ejemplo.
El segundo paso es tener una manera simple de evaluar si esos valores se practican. Usted
puede tener maneras informales de evaluar (charlar con los miembros, dialogo de los
lideres con sus
miembros) o formales (Cada persona que practica un valor hacia otra persona (Visita, hace
discipulado o testifica) lo informa semanalmente a través de un papel que deposita en un
buzón).
Nosotros utilizamos ambos métodos para descubrir las personas que serán tenidas en
cuenta para el
ministerio de células. Si usted ha dado los dos primeros pasos y ya ve un grupo de
personas que
responden a vivir de esta manera, usted puede ir pensando en la etapa de reunir esas
personas y
prepararlas para iniciar células ya que estas personas tienen el elemento esencial: Viven
los valores
de Jesús cada semana y solo el que los vive los puede transmitir.
Nosotros podemos tener a la mitad de la congregación viviendo estos valores y no saberlo,
por eso
es bueno instalar alguna forma de rendición de cuenta para aquellos que desean participar
de este
proceso como un equipo y que esto nos permita conocer los resultados del proceso.
Esta rendición de cuentas cumple la función de “ponerle ojos” al proceso para ver si
nuestros
miembros se están moviendo hacia la practica de los valores. A la vez este simple ejercicio
nos servirá
como veremos mas adelante para detectar potenciales lideres de célula.
3: Enseñanza de Base Bíblica de células
Enseñar a toda la iglesia de manera clara la Base Bíblica de las células. Mostrar como Jesús,
la
primera iglesia y Pablo utilizaban los hogares. Contestar las preguntas “¿Para que tener
células?”,
¿Porque tener células?, ¿Como es una célula?, ¿Que se puede lograr con células?) son
algunos temas
que se deben enseñar previamente.
La importancia de este paso consiste en que iglesia comprenda
La motivación del cambio.
El propósito del cambio.
Como se realizara el cambio.
A ninguno de nosotros nos gusta que nos lleven adonde no queremos ir, por lo tanto parte
de nuestro
respeto por la iglesia consiste en explicar con tiempo cuales son las razones para el cambio
que
estamos emprendiendo.
4: Pedido de Hogares
Dar oportunidad a los miembros de ofrecer sus Hogares para reuniones de células. Es
bueno aclarar
que no todos los hogares se abrirán. Este es el momento donde comenzamos a buscar
personas que
están dispuestas a abrir sus hogares porque primero han abierto su corazón. La apertura de
los
hogares dependerá de las condiciones que la iglesia disponga en su proyecto de trabajo.
5: Selección de Líderes y aprendices
Seleccionar a aquellas personas que practican los valores (Especialmente predicar y
discipular) con
regularidad e informan a la iglesia. Aquí nos será útil tener instalado un sistema de
informes de las
tareas de evangelismo o discipulado personal. (Ver punto 2)
Esto nos mostrara con claridad que personas están estables en la practica de los valores y
estás son
las que podrán estar modelando para los miembros de la célula. A estas personas las
invitaremos a
prepararse como lideres de célula.
6: Capacitación de Líderes y aprendices
Realizar una capacitación con las personas seleccionadas para luego darles la oportunidad
de aceptar
o no ser lideres de célula. Se recomienda una capacitación que conteste el 99 % de las
preguntas que
un líder de célula se hace antes de empezar a trabajar. Es bueno permitir a las personas
tomar
voluntariamente la decisión de ser líderes de célula. En un trabajo a largo plazo que esta
decisión sea
libre y no forzada nos librara de muchos inconvenientes.
7: Apertura de células oficiales
En este momento usted tiene varios elementos listos,
Ha movilizado a sus miembros a practicar valores.
Ha preparado a su congregación.
Ha seleccionado hogares.
Ha seleccionado y capacitado a sus líderes y aprendices.
Con estos elementos en la mano usted puede armar sus células en base a geografía,
homogeneidad o
el criterio que mejor se adapte a su congregación.
Puede unir a un líder con un aprendiz, con un hogar y sumarle un núcleo de miembros, lo
ideal es que
comiencen con 5 o 6 personas con la meta de duplicarse a 10 o 12.
Es bueno tener una reunión de lanzamiento de las células donde los grupos se junten y
oren por el
trabajo que inician.
(Use la creatividad para que este sea un momento que marque a su gente). También puede
colocar
en su cartelera un afiche bien grande de las células que se abren, con su día, hora,
dirección, líder y
anfitriones. Si se anima puede poner cada semana la asistencia para desafiar a cada célula
y mostrar
a toda la iglesia el crecimiento de cada una.
Es clave colocar las metas bimestrales y anuales que cada célula intenta alcanzar. Estas
permiten
monitorear y evaluar el proceso.
8: Entrenamiento semanal de Líderes y aprendices
Es imprescindible establecer un día de entrenamiento semanal donde el pastor y los líderes
de célula
se reúnen con estos fines: evaluación, corrección, diálogo, aliento y visión. Estos pasos no
solo son
útiles en la transición sino que nos han servido de guía continua en nuestro trabajo para
seguir
creciendo. Los ocho pasos forman un proceso simple basado en el trabajo personal de cada
miembro.
Este proceso pone a todos los miembros con las mismas oportunidades de servir y trabajar
para el
Señor.
Mi deseo es que Dios le permita andar el tiempo de transición con la confianza puesta en
Señor que
dice “Mis ojos están puestos en ti, Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñare el
camino
que debes seguir.” (Salmos 32.8)
Materiales
Materiales disponibles en www.ministeriocrecer.org
Conclusión Final
He intentado mostrarte que el crecimiento de la iglesia esta al alcance de nuestra
disposición personal
siempre y cuando le creamos a él, dependamos de él y le obedezcamos.
Mi deseo y oración es que nada te detenga, que Dios guíe tus pasos y te use para dirigir a
tu iglesia a
crecer localmente, a plantar iglesias y a enviar misioneros “hasta lo último de la tierra”, si
así lo haces,
descubrirás que lo que Jesús prometió para su iglesia no era un sueño y recibirás de el
honra, porque
el dice en su palabra “Yo honro a los que me honran”.
Quedo a sus órdenes para servirle.
T.O.Robert (Pastor)
Email: [email protected]

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