Como Iniciar Un Proceso de Crecimiento y Misiones
Como Iniciar Un Proceso de Crecimiento y Misiones
Como Iniciar Un Proceso de Crecimiento y Misiones
Testimonio
Introducción
Jesús dijo “Hagan el árbol bueno y el fruto será bueno” (Mateo 12.33).
Los resultados (frutos) que obtenemos como iglesia son una consecuencia natural del
carácter de la semilla que estamos sembrando.
Trabajar enfocados en eventos y programas no traerá crecimiento hasta que nos
animemos a llegar a
cuestionar las raíces de nuestro trabajo.
Cuestionarnos a nosotros mismos, nuestros valores, nuestros modelos y nuestros
propósitos es el punto de partida para iniciar un camino directo hacia el crecimiento de
nuestras iglesias.
Si el fruto que estamos viendo no es el que esperábamos, es evidente que debemos revisar
las semillas que hemos sembrado.
Jesús utilizó la figura del árbol para ilustrar el reino de Dios (Mateo 13.31-32).
Identificamos tres elementos básicos que componen ésta figura. La copa con sus frutos
(resultados),
el tronco (como canal de la savia), y las raíces (como fundamento).
El reino de Dios fue pensado para crecer y reproducirse como un árbol.
Vamos a meditar en aquellos elementos del árbol que son decisivos para su vida sana y
creciente,
llevando estas conclusiones a aplicaciones prácticas para nuestras iglesias, herramienta
elegida por
Dios para que su reino se extienda.
Mientras generalmente mantenemos nuestra mirada en la copa del árbol o sea en el fruto
(los
resultados) y en ocasiones bajamos a revisar el tronco (el canal), muy pocas veces nos
animamos a
revisar las raíces.
Frutos / Resultados
Crecimiento en calidad y cantidad.
Reproducción de miembros e iglesias
Envío de misioneros.
Comenzamos desde los frutos, debido a que generalmente es donde nos enfocamos
cuando deseamos ver en nuestras iglesias calidad y cantidad de miembros como así
también reproducción de miembros e iglesias ya que lo contrario a reproducción es
esterilidad.
Aquí es donde proponemos iniciar un recorrido inverso al mirar a la iglesia, debido a que
nuestro enfoque en “los frutos” y la búsqueda de ellos por diferentes medios no nos han
dado el resultado que esperábamos. Las estadísticas marcan que el 80 % de las iglesias
“no crecen” lo que indica que la
búsqueda de “frutos” no ha dado los resultados deseados.
Para que el fruto llegue a producirse, es necesario que la savia corra por los canales
apropiados
(tronco).
Tronco / Estructura
Programas, métodos y Estructuras.
Aquí descendemos un escalón en nuestra mirada y descubrimos la importancia de las
estructuras,
programas y métodos, pero en función de que estén sirviendo como un canal apropiado
para que la
savia corra.
Sin embargo, nuestra tendencia es a endiosar los métodos o estructuras y nunca
revisarlos / las para
ver si están cumpliendo con su propósito que es simplemente “ser una canal para que la
savia llegue
a los extremos y genere fruto”.
Por lo tanto debemos enfocarnos en revisar las raíces de nuestro trabajo.
Raíces / Principios
Valores, Procesos y Propósitos.
Valores
Introducción
Dos personas, llegan a la vejez. Cada una había elegido sus valores.
“Un hombre distante… Toda su vida buscando nuevas maneras de hacer dinero. Él está en
sus últimos años y vive muy cómodamente, (pero) constantemente hablando del dinero
que había hecho…
El eligió cuales eran sus valores y los fue cultivando día tras día de muchas maneras
diferentes; sus
valores definieron sus decisiones y finalmente él se volvió una persona de acuerdo a los
valores que
había elegido.
Su pasión lo convirtió en un ser codicioso, cuando él eligió sus valores eligió que clase de
persona
sería. Cuando su tiempo se empezó a terminar él era codicia pura, aun sin moverse de su
cama en el
hospital el seguía queriendo más para él mismo”.
“Una abuela… él último recuerdo de ella fue verla sentada en la mesa y le pedimos que
orara; ella tomó las manos de los que estaban a su lado, una sonrisa ancha, la mirada al
cielo, ojos con lágrimas, la barbilla le temblaba, ella había elegido que sus valores serían
amar a Jesús y amar a las personas.
“Ella no recordaba los nombres de las personas, pero se acercaba a ellas y les daba una
palmada en la espalda. Cuando su tiempo se empezó a terminar ella era amor puro, amor a
Dios y a las personas.
Cuando un pastor que recorría el hospital se acercó a su cama y le dijo “yo voy a orar por
usted” ella le contestó, “No, yo voy a orar por usted”. Aun sin moverse de su cama ella
seguía amando a Dios y a las personas.”
Cada una de estas personas se había vuelto lo que ellos valoraban.
Todos tenemos valores. Jesús lo dijo en Mateo 6.21: “Donde esté tu tesoro, allí estará
también tu corazón”.
En otras palabras, donde este lo que usted valora, allí se va a concentrar su vida. De una
manera u otra lo que valoramos va ganando terreno en nuestras acciones llevándonos a
darle nuestro tiempo, nuestra entrega, nuestro esfuerzo, nuestras habilidades y nuestro
dinero.
¿Cuáles son nuestros valores?
Algunos de nuestros valores son: la familia, los amigos, el fútbol, el trabajo, la iglesia, los
entretenimientos, etc.
Estos, de manera consciente o no, se van imponiendo en nuestro horario semanal.
Cuando una persona define sus valores, define sus acciones, define su pasión y define su
forma de vida. Lo mismo ocurre con una iglesia. Los valores que elegimos determinan lo
que vamos a HACER y en definitiva lo que vamos a SER como iglesia.
¿Qué son los valores?
Los valores son las prioridades interiores que se expresan en nuestras acciones.
¿Cómo descubrir nuestros valores? Para saberlo no pregunte a otra persona ¿Cuáles son
tus valores?
Mas bien pregúntele ¿Qué hiciste durante la última semana?, ¿En qué usaste tu tiempo, tu
energía y
tu dinero en la semana pasada?
Todos nosotros dedicamos nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro dinero a aquellas
cosas que valoramos. Las iglesias también.
Aquí aparece un hecho importante y simple:
Los valores que creemos no son a menudo los valores que practicamos.
Imagínese que alguien vio como usted usó la semana completa ¿A qué conclusiones habrá
llegado observando las acciones que ponen de manifiesto los valores que gobiernan su
vida?
El siguiente ejercicio le ayudará a descubrir cuales son los valores de su vida.
Complete el siguiente cuadro con las acciones que usted realizó durante la última semana:
Aquí tiene usted un cuadro de cuáles son los valores de su vida. Sus acciones muestran sus
valores.
Para que Cristo sea el centro de nuestra iglesia debemos empezar a valorar lo que él valora
y de esa
manera vivir como él vive. Si nosotros vamos a vivir como el cuerpo de Cristo debemos
identificar los
valores que caracterizan el corazón de Dios y hacerlos nuestros valores como iglesia.
¿Cuáles son los valores de Dios?
Jesús los definió con exactitud, no dejó este tema librado a nuestra elección.
En Mateo 22:37-39 él dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma
y con toda tu mente. Éste es el primero y gran mandamiento. Y el segundo es parecido:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
La Palabra de Dios declara lo que él valora para su iglesia por sobre todas las cosas. De
estas
palabras hemos derivado dos valores esenciales y podemos intentar aplicarlos en nuestras
iglesias a
través de todas nuestras acciones.
Valor Nº 1 Amar a Dios.
Valor Nº 2 Amar a las personas.
¿Están estos valores presentes en nuestras acciones de la última semana?
Para contestar correctamente ésta pregunta debemos profundizar sobre qué significa amar
a Dios y a
las personas, porque sobre este punto también hay una gran confusión.
La pregunta que puede ayudarnos a aclarar este asunto es la siguiente:
¿Cómo demostramos el amor a Dios y a las personas?
¿A través de nuestros sentimientos? Expresar, hablar, cantar, alabar, adorar, etc.
¿A través de nuestros pensamientos? Pensar, reflexionar, meditar, etc.
¿A través de nuestras acciones? O sea al responder, accionar, hechos, etc.
Una vez más ésta pregunta ha sido contestada por Jesús en Juan 14.21. El dice “Los que me
aman,
guardan mis mandamientos”. Esto no quiere decir que los sentimientos o los pensamientos
no sean
parte de nuestro amor a Dios, lo son, pero si son sólo eso, no alcanzan su máxima
expresión que es
Pero esta obediencia, que era una demostración del amor de Jesús hacia su Padre y hacia
nosotros
culmina con la entrega de su voluntad: “haciéndose a sí mismo obediente hasta la muerte”.
Este acto de su voluntad es determinante para que haya obediencia. Si Jesús no hubiera
alcanzado
ese escalón en su obediencia nosotros hoy no seríamos salvos. Su amor por nosotros llegó
al nivel de
la acción y eso es lo que él afirmaba cuando decía “el que me ama, hace lo que yo le
mando”, o sea
alcanza el plano de la acción.
De la misma manera nuestro amor a Dios no debe quedar limitado a los aspectos del
sentimiento o
pensamiento, sino que debe alcanzar su clímax en la acción.
Las palabras de Jesús a sus discípulos fueron “Síganme” y esta expresión está dirigida a
nuestra
voluntad.
¿Qué pasos debemos dar?
Obedecer sus mandatos simples hacia él y hacia las personas.
Amor a Dios
La expresión básica del amor es el diálogo, porque no podemos amar a alguien si primero
no estamos
dispuestos a relacionarnos con él.
Imagínese que usted le diga a su esposa “Querida, te amo pero no quiero escucharte” , o
bien ella le
exprese “Querido, yo también te amo, pero no pienso hablarte”
La actitud de desear hablar y escuchar a alguien, o sea el deseo de mantener un fluido y
rico diálogo
es la primera forma de amar a Dios.
Por lo tanto las dos premisas básicas de nuestro amor a Dios no pasan por nuestra
adoración a través
de las canciones, ni siquiera por los esfuerzos de nuestro servicio a él sino por la
disposición interna de:
1) Escuchar lo que él nos quiere decir a través de su palabra, y de esto según mateo 4.4
depende nuestra vida espiritual.
2) Hablar con él por medio de la oración. Mateo 6.6
Este diálogo permanente es la demostración de nuestro amor hacia él y del valor que su
persona tiene
para nuestra vida.
Amar a Dios como primer valor nos lleva a poner los valores de Dios en primer lugar.
¿Qué es lo que Dios más valora? Sin duda alguna: las personas.
Amor a las personas
Todos nosotros tenemos a nuestro lado dos clases de personas.
a) Aquellas que están perdidas, ajenas a Dios y sin Cristo.
b) Aquellas que son salvas, reconciliadas con Dios y viviendo en Cristo.
A las primeras Dios nos manda amarlas predicándoles el evangelio (Marcos 16.5).
A las segundas Dios nos manda amarlas a través de hacer de ellas discípulos de Jesús
(Mateo 28.18-20).
Esta tarea múltiple nos coloca frente al hecho de que siempre tendremos la oportunidad de
amar a las
personas. Si la persona no es cristiana le haremos una presentación clara, completa y
amorosa del
evangelio y si es cristiana tendremos la oportunidad de continuar con su formación a través
de la
enseñanza para que sea un mejor seguidor de Cristo.
Por supuesto todas estas formas de amar a Dios y a las personas únicamente pueden ser
desarrolladas estando en unidad con Cristo y su iglesia (1ra Corintios 12).
Finalmente podemos resumir algunas prácticas que demuestran nuestro amor a Dios y a
las personas:
Considere estos valores:
Vida devocional.
Discipulado personal.
Evangelismo personal.
Vida en el cuerpo.
¿Los hemos practicado esta semana? Si están las acciones, es porque están los valores en
nuestras vidas; si no están las acciones eso significa que los valoras no están gobernando
nuestra vida.
Porque: Lo que hacemos (no lo que sentimos o pensamos) muestra lo que valoramos.
Como creyentes hagámonos las siguientes preguntas:
¿Estamos viviendo de acuerdo con los valores de Jesús?
¿Está Dios invitándonos a revisar nuestros valores?
¿Están incorporados a nuestra vida los mandatos que Jesús nos dejó?
El cambio de valores en la iglesia
a) El cambio de valores es posible. Miremos a Jesús y sus discípulos, él logró cambiar los
valores de la vida de ellos. Pedro pasó de estar dedicado a la pesca de peces a pescar
hombres. Mateo de estar ocupado en cobrar los impuestos, a ocuparse de los asuntos del
reino y así ocurrió con cada uno de los que siguieron a Jesús.
b) Cambiar valores lleva tiempo. Jesús dedicó 3 años a cambiar los valores de sus
discípulos.
c) Cambiar los valores comienza con cada uno de nosotros. Debemos mirarnos a nosotros
mismos e iniciar un cambio en nuestra propia vida.
d) Cambiar nuestros valores (prioridades internas) es más difícil y costoso que preparar
reuniones, programas y eventos.
Lo único que Dios necesita para edificar una iglesia que crece es un grupo pequeño de
personas que estén dispuestas a cambiar sus valores y sus acciones.
Cuando se cumple este requisito, él hace el resto.
¿Encontrará Dios esas personas en nuestra iglesia?
La vida devocional.
El evangelismo personal.
El discipulado personal.
Las células o grupos pequeños.
Las misiones.
Seguramente estas ideas son conocidas por usted y sus miembros, pero le
pregunto: ¿Alguna vez
su iglesia se ha dedicado a practicar estos simples mandatos cada semana?
Nosotros sí lo hemos probado, aunque no fue fácil hacerlo, porque estábamos
acostumbrados a
ocupar nuestro tiempo en reuniones de todo tipo, en planificaciones eternas, en encuentros
de
comisiones infinitas y en unas cuantas cosas más que Jesús nunca nos mandó hacer.
Mire lo que pasó cuando nos movimos a vivir la vida de la iglesia así:
El Señor Jesús incluyó la palabra mundo en sus mandatos de predicar y hacer discípulos,
indicando de
ésta manera cual era el objetivo hacia donde su seguidores deberían enfocar la tarea. Bajar
la mirada
del mundo entero equivale a dejar de mirar donde Jesús quiere que su iglesia mire.
Vemos habitualmente que Hechos 1.8 es uno de los versículos más aceptados, más
reconocidos como
claro, y más inspiradores para proyectarnos en una visión mundial, pero paralelamente es
un texto
que no se practica en la mayoría de las iglesias del país.
Jesús en Hechos 1.8 hizo una declaración que definió la misión para el grupo de personas
que él lideraba.
Mientras por un lado, el mundo secular reconoce cada vez más a Jesús como un ejemplo de
liderazgo
ejemplar, en nuestras iglesias no siempre se le da este reconocimiento. Esto se ve
claramente cuando
como líderes adoptamos otras prioridades, incluimos nuestros propios deseos y lo que es
más grave, ponemos a un costado la declaración de misión y estrategia que Jesús nos dejó
en este pasaje.
Si tomamos esta orden clara de nuestro jefe de manera parcial se producirán hechos que
no podemos evitar.
TODO: Tal cosa es imposible. Ninguna iglesia está en condiciones de realizar ella sola toda
la tarea
inconclusa.
NADA: Esto sería desobedecer un mandato claro del Señor Jesús.
ALGO: Dios nos llama a cada uno a ser fiel con lo que tiene hoy en sus manos.
Podemos promover la obra misionera en nuestra iglesia y aportar lo que Dios nos provea
como resultado.
Para recorrer una distancia se necesita dar el primer paso.
Que una iglesia se mueva de no ofrendar nada a ofrendar lo que puede es el primer paso
para ser una iglesia misionera.
Experiencia propia en la Misión global
Cuando nosotros éramos aún 20 miembros asustados por el desafío de crecer, el pastor
Pedro Slachta
nos visitó un día, nos dijo que lo que veíamos era sólo el contorno de la obra de Dios y nos
desafió a creer que Dios nos podía mostrar mucho más de ese cuadro si mirábamos la obra
tal cual Jesús nos la mandó. Y le hicimos caso.
Hoy después de 4 años Dios nos ha multiplicado por seis, nos extendió a través de las
células a 8 barrios diferentes, hemos disfrutado de la experiencia de plantar nuestra primer
iglesia hija en nuestra Judea y que permite proveer mensualmente el sostén parcial de
cuatro misioneros que van “hasta lo último de la tierra”.
Desde lo más profundo de mi corazón creo personalmente que la decisión crucial de una
iglesia es ¿qué va a hacer con Hechos 1.8?
Porque esto define si estás detrás de “tus propios sueños” o de aquello que “Jesús soñó”.
Detrás de ésta decisión queda reflejado si le creemos o no a Dios.
En nuestra experiencia como iglesia cuando nos enrolamos en Hechos 1.8 (el potencial que
Jesús soñó) descubrimos como él despliega todo su poder y sabiduría para que “su iglesia”
realice “su misión”.
Pensamos que es difícil soñar caminos de crecimiento para nuestras iglesias si no somos
sumisos a las
directivas de Jesús.
Miremos Hechos 1.8 otra vez, no busquemos menos para nuestra iglesia, seguramente no
tendremos que arrepentirnos de esta decisión.
La última confusión
El miembro común que mejor evangeliza personalmente en la iglesia y mensualmente
gana personas para Cristo, por mes es un MEDIO eficaz para cumplir “la misión”, entonces
se lo coloca como Director de evangelismo de la iglesia y pasa a usar su tiempo en
reuniones, tareas administrativas, organizar campañas, etc.
Su trabajo ahora no es un MEDIO, es un FIN en sí mismo, está tan atareado está con todas
sus nuevas responsabilidades que ya no gana personas para Cristo cada mes. Sin darse
cuenta éste miembro ha puesto a un costado “la misión de Jesús”.
La célula que se abre con el propósito de compartir el evangelio al perdido es un MEDIO
eficaz para cumplir “la misión”, pero la comunión es tan linda, nos hace sentir tan bien,
estamos tan cómodos unos con otros, que la célula se vuelve un FIN, sentimos que así
estamos bien. La pasamos tan bien, que pasan los meses sin que ningún perdido conozca a
Cristo. Sin darse cuenta los miembros de la célula han puesto “la misión de Jesús” a un
costado.
La iglesia comienza a utilizar diversos MEDIOS (mucha música, diversas formas de adorar,
servicios comunitarios, actividades recreativas, eventos, nuevas enseñanzas, etc) como
parte de su vida a fin de acercar al perdido a la salvación eterna. Pero en un sutil pero
firme movimiento comienza a colocar estos MEDIOS como FINES PROPIOS de sus
congregaciones. Cuando uno pregunta si esos MEDIOS están (después de una evaluación)
ayudando a cumplir “la misión” se descubre que no hay evaluación y en muchos casos no
se alcanza al perdido. Pero “misteriosamente” estos MEDIOS han pasado a ocupar gran
parte de la vida, los recursos, el tiempo y las fuerzas de los miembros de la iglesia. Es más,
hasta algunos ven como “fuera de moda” a aquellos que no aceptan estos nuevos medios.
A ellos con todo amor debo decirles que la moda de Jesús era “BUSCAR Y SALVAR AL
PERDIDO” (Lucas 19.10) y “HACER DISCIPULOS” (Mateo 28.18-20) y el único que esta fuera
de moda es el que no está viviendo estos valores diariamente. Sin darse cuenta la iglesia
ha puesto “la misión de Jesús” a un costado.
El ministerio paraeclesiástico que se inicia como un MEDIO para realizar un aporte a “la
misión” y que después de varios años descubre que está gastando la mayoría de su
tiempo, energía y recursos en mantener (económicamente) ese ministerio porque en
muchos casos se ha vuelto NUESTRO SOSTEN. Ha transformado el MEDIO en un FIN. Sin
darse cuenta el ministerio paraeclesiástico ha puesto “la misión de Jesús” a un costado.
Podríamos seguir viendo como organizaciones, eventos, edificios, etc se han vuelto FINES
EN SI MISMOS y han dejado de ser MEDIOS para cumplir “la misión”.
Damos gracias a Dios por todos los miembros, células, iglesias y ministerios
paraeclesiásticos que se mantienen siendo MEDIOS para cumplir “la misión”, ante ellos
debemos sacarnos el sombrero ya que son los que se mantienen fieles a lo que Jesús nos
ordenó hacer. Tal vez sea por éste grave peligro que Jesús mismo les repetía a sus
seguidores (creo que también se lo repetía a él mismo como líder) cual era “la misión”.
Ya sabemos que uno de los motivos mas comunes que han llevado a la iglesia a fallar, es
“confundir los objetivos” con los medios que se pueden usar para lograrlos.
Un líder debe recordar continuamente cual es “la misión” del grupo que lidera, de lo
contrario sin darse cuenta y hasta con buena intención puede estar tergiversando la verdad
que proclama, confundiendo a sus seguidores y guiando a sus grupos a cambiar sus
prioridades y objetivos.
Debemos como Jesús repetir y repetirnos a nosotros mismos “Porque para esto he venido”,
Marcos 1.38.
Mas de 10 veces Jesús declaró cual era “su misión” aquí en la tierra. La claridad que tuvo
sobre este objetivo le sirvió para construir la iglesia más grande del mundo.
Si nosotros queremos continuar edificando su iglesia deberemos
1) Empaparnos de su claridad.
2) Poner EN SU LUGAR a aquello que ha usurpado en nuestra vida, nuestra célula o iglesia
el lugar de “la misión”.
3) Vivir “la misión” diariamente. Si así seguimos el ejemplo de Jesús seguramente se
cumplirán en nuestras vidas, en nuestras células y en nuestras iglesias las palabras que él
nos dejó. “El que en mí cree, las obras que yo hago él las hará también; y aún mayores que
éstas hará” Juan 14.12
Doce palabras
Siempre admiré a Jesús por su claridad, su amplitud d su visión y su capacidad de síntesis.
Me asombra como él definía en pocas palabras algunos temas que a nosotros nos han
hecho gastar enormes cantidades de horas, papel y saliva. Mas de una vez hemos
complicado las palabras de Jesús, aunque la verdad es que sus palabras son simples
mandatos y los mandatos (hasta un niño lo sabe) no son en primer lugar para razonarlos
sino para obedecerlos. Tal vez hemos estado cayendo en alguna trampa que nos ha llevado
a dedicarnos a “hacer teología” con palabras que Jesús en vez de simplemente “ponerlas
en práctica”.
En cierta ocasión Jesús resumió para sus seguidores (para aquellos que quieren obedecer
más y hablar menos) el propósito de su iglesia en doce palabras. Esas palabras encierran el
remedio a muchas de las enfermedades de la iglesia de hoy.
En Marcos 16.15 él dijo “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
ID: Remedio a la inacción y la apatía.
POR TODO EL MUNDO: Remedio al egocentrismo y a atendernos a nosotros mismos.
Y PREDICAD: Remedio a la falta de objetivos de nuestra misión.
EL EVANGELIO: Remedio a errar la temática.
A TODA CRIATURA: Remedio a la discriminación.
¿Cuáles han sido las actitudes o respuestas de la iglesia a cada una de éstas
palabras de Jesús?
En vez de IR, ESPERAMOS: Ir es la simple acción de movilizarse hasta el lugar donde está la
otra persona. Ir también es una actitud que elegimos entendiendo que la responsabilidad
está de nuestro lado. Ir requiere salir de un lugar donde hoy estoy (mis pensamientos, mi
comodidad, mi vida, mi hogar, mi templo, mi barrio, etc) para acercarme a la necesidad del
otro. Ahora haga una lista de todas las actividades de su iglesia y fíjese en cuántas de ellas
la iglesia va hacia las personas y en cuántas espera que las personas vengan. Esta simple
lista sirve para evaluar si somos una iglesia que cumple ésta primera y simple orden de
Jesús.
En vez de MIRAR “TODO EL MUNDO”, MIRAMOS NUESTRA IGLESIA: Parafraseando a Ronald
Allen en su libro “La Expansión Espontánea de la iglesia”, “la iglesia que desde un principio
no mira hacia afuera (otros barrios, otros países, el mundo) ha empezado a caminar el
peligroso camino del egoísta”
Según Federico Bertuzzi en su libro “El despertar de las misiones”, existian 318 Iglesias
para alcanzar a
cada pueblo que hoy no tiene el evangelio.
Si tan sólo más iglesias obedecieran a Jesús e incluyeran al mundo en su misión ,
seguramente el deseo de Dios de que el evangelio sea predicado “hasta lo último” ya
estaría cumplido. Nunca es tarde para enseñarle a un hijo los peligros del egoísmo y las
bendiciones de compartir. Comience hoy a guiar a su iglesia a sostener misioneros que
lleven el evangelio a todo el mundo.
En vez de PREDICAR BUSCAMOS OPCIONES. (AYUDAR, ENSEÑAR, ORAR):
Que quede claro que ayudar, enseñar y orar son valores claramente Bíblicos y mandatos de
Jesús para nosotros, el error se comete cuando reemplazan las tareas de predicación, de
salir, de hablar, de ir a la gente. No por nada Jesús recalcó la actividad de predicar. Es que
con mucha facilidad la reemplazamos por otras actividades (vigilias, recitales, adoración,
caminatas, etc) que no tienen nada de malo, pero que no pueden ocupar el lugar de la
acción clara y directa de exponer el evangelio a otras personas. El objetivo central de Jesús,
Pedro y Pablo era predicar y enseñar el evangelio, y a su alrededor giraban el resto de las
actividades, ellos tenían una claridad de objetivos que los llevó a ser efectivos.
En vez de HABLAR DEL EVANGELIO HABLAMOS DE TEMAS DE MODA:
El evangelio es la buena noticia que debemos comunicar, ninguna otra cosa va a satisfacer
el hambre espiritual de las personas. Errar en el tema que debemos comunicar nos traerá
dolores de cabeza. Podemos reconocer que existen actualmente herramientas que pueden
ayudar al ser humano en sus problemas de conducta, pero sería bueno reconocer que no se
nos ha dado permiso para mezclarlas con el evangelio. En todo caso llamemos cada cosa
por su nombre y estaremos confundiendo menos a la gente y manteniendo nuestra
fidelidad al mensaje que Jesús quiso que demos.
En vez de ir a TODA CRIATURA DISCRIMINAMOS EL EVANGELIO Y LAS PERSONAS.
Según estas palabras la idea de Jesús era que nadie debería quedar por ningún motivo
fuera del alcance del propósito de su iglesia. ¿Está su iglesia mirando a su barrio, los
barrios vecinos, cómo sostener misioneros en otros países, etc? ¿Estamos dispuestos a
mirar la obra de la iglesia con la perspectiva Jesús? ¿Estamos dispuestos a obedecer
simplemente sus órdenes? ¿O tal vez nos sentimos más cómodos en el lugar de analizar
sus palabras?
Debemos abrazar el simple propósito de Jesús para su iglesia, y al obedecerlo verificar que
cuando
“sus mandatos” se vuelven “nuestras prácticas” todo es más simple de lo que parecía.
Intentemos siempre seguir el consejo de la Palabra de Dios (1ra Timoteo 6.3) de
“conformarnos a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo”.
¿ Qué puede lograr su iglesia ?
Ver crecimiento local en calidad y cantidad.
Plantar iglesias en barrios cercanos y alejados.
Sostener misioneros en pueblos no alcanzados.
Si lo intentamos estaremos menos expuestos a la constante pregunta que él nos hace en
Lucas 6.46.
¿Por qué me llaman Señor, si no hacen lo que yo les digo?
Jesús ha declarado que tu iglesia tendría
un alcance mundial. Es tiempo de que empecemos a creerle. ¿Qué harás?
Razones para ser una iglesia de Células
En el tema de los procesos descubrimos la relevancia que tiene el funcionamiento de las
células en el crecimiento de las creaciones de Dios.
Veamos tres tipos de razones para movernos a ser una iglesia de células.
Nuestras iglesias necesitan y merecen identificar las razones de este movimiento y
relacionarlo
adecuadamente con bases bíblicas, históricas y teológicas que fundamenten un futuro
cambio en su
forma de vivir la fe.
Razones Bíblicas
El ejemplo de Moisés
Base Bíblica: Éxodo 18:17-24. Números 11. Deuteronomio 1.9-18.
En éste pasaje Dios da un modelo simple para que cada miembro del pueblo de Dios sea
atendido
personalmente. Moisés cambia su manera de atender al pueblo y de hacer su ministerio.
Los principales aspectos de éste cambio son:
– El juzgar asuntos pequeños y declarar lo que Dios quiere del pueblo deja de ser un
ejercicio personal
de Moisés para ser la tarea de un grupo de siervos elegidos de entre el pueblo (v. 16).
– Aceptar que puede haber formas más eficientes de realizar el trabajo que hacemos para
Dios (v.
17).
– Continuar con este modelo implicaba varios riesgos: (v. 18).
“Desfallecerás del todo” Que Moisés se iba a debilitar totalmente y no podría continuar con
el trabajo que Dios le indicó que realizara.
“El pueblo que esta contigo desfallecerá” Que el pueblo también iba a desfallecer como
consecuencia de la mala atención personal que recibía.
“el trabajo es demasiado pesado para tí” Que el trabajo sería demasiado pesado.
(Stress que genera consecuencias físicas, psicológicas, emocionales y psíquicas en quien lo
padece) Esta es una de las causas más comunes por las cuales las personas abandonan el
ministerio.
“No podrás hacerlo tú solo” No poder realizar el trabajo que Dios le mandó.
Es evidente que el modelo que estaban utilizando hacía peligrar toda la obra que Dios
quería realizar
con su pueblo. Pasando por la salud de su líder, la del pueblo, la realización de la obra y la
eficiencia
en la tarea, todo esto estaba en peligro como consecuencia del modelo que estaban
utilizando.
En Números 11 vemos que la idea de delegar tareas viene de Dios mismo (v.16 y 17).
Este pasaje también nos da las pautas acerca de cómo debemos delegar:
1) Debemos formar a aquellos en quienes vamos a delegar
a) “Enseñarles las ordenanzas y las leyes” (Conocimiento de lo que hay que hacer).
b) “Mostrar el camino por donde deben andar” (Directivas claras acerca del trabajo que se
espera de ellos).
c) “Mostrar lo que han de hacer” (Modelar para ellos cómo se hace el trabajo).
2) Debemos seleccionar de acuerdo a requisitos previos que consideramos vitales
“escoge tu de entre todo el pueblo…” (v. 21)
3) Asignarle a cada uno de ellos responsabilidad sobre un grupo de personas.
“y ponlos sobre el pueblo” (v. 21)
4) Debemos instalar la rendición de cuentas sobre asuntos importantes.
“Todo asunto importante lo traerán a ti” (v. 22)
Los resultados de este modelo son:
Aliviarás tu carga (v. 22).
Ellos la llevarán contigo (v. 22). Liderazgo que siente valorado porque confían en su
responsabilidad dentro de la Obra de Dios.
Tú podrás sostenerte (v. 23).
El pueblo irá en paz a su lugar (v. 23).
A través de este relato la Palabra de Dios nos muestra cómo la incorporación de grupos
pequeños es
un modelo simple que hace posible que todo el pueblo de Dios (líderes y miembros) camine
hacia el
objetivo que Dios ha soñado para ellos.
El ejemplo de Jesús
Base Bíblica: Marcos 3.13-14.
Es increíble pensar que Jesús eligió una estrategia tan simple para iniciar el reino más
poderoso y
numeroso de este mundo. Es esperanzador para cada obrero cristiano saber que la forma
en que
Jesús inició su ministerio está al alcance de cualquiera que desee servir a Dios.
El plan de Jesús para conquistar al mundo comenzó con un grupo pequeño. Con la elección
de doce
hombres con quienes Jesús se comprometió a “estar” y “a enviar.”
Su plan consistió en modelar para ellos la forma de realizar el ministerio, que básicamente
implicaba
vivir los valores de Dios.
Amar a Dios y a las personas serían sus ejes.
Vemos a Jesús involucrado personalmente en los procesos regulares de:
Es bueno aclarar que el hogar no produce ningún resultado mágico en los miembros para
que
comiencen a funcionar con estas características, pero los miembros que están dispuestos a
vivir de
acuerdo a los valores de Dios encontrarán en el ámbito del hogar un espacio más
apropiado para
hacerlo que en el ámbito de nuestro edificio.
Razones Teológicas
La idea de trabajar en grupos pequeños encuentra sus bases teológicas en dos ideas muy
simples:
En Génesis 1.26 encontramos la palabra “HAGAMOS”, la cual Dios mismo utiliza para
referirse a él
mismo no como una individualidad sino como un grupo de tres personas que trabajan
juntas para un
fin.
En Juan 14.23 Jesús repite la idea al referirse a su trabajo en nuestras vidas utilizando la
palabra
“VENDREMOS”, mostrando nuevamente que esta es la forma en que la Trinidad ha elegido
funcionar.
Este funcionamiento en grupo en el que conviven la unidad y la diversidad, potenciando
tanto la
individualidad de capa participante como así también la eficacia del grupo evidentemente
está en la
esencia de Dios mismo.
Los grupos pequeños están el corazón de Dios y deberían estar en el corazón de su iglesia.
En Isaías 57.15 descubrimos la naturaleza de Dios mismo:
En este pasaje El se muestra como un Dios:
Cuando Dios se manifiesta a este mundo también quiere hacerlo de estas dos maneras
porque ambas
muestran su naturaleza. Generalmente nuestras iglesias muestran el aspecto de su
trascendencia a
través del Culto donde celebramos a ese Dios Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
La iglesia puede a través de los grupos pequeños mostrar el otro aspecto en el cual Dios es
cercano,
nos toca, es personal, pone su mano en nuestro hombro y nos vivifica.
“La iglesia debe ser lo más grande posible para afectar a su comunidad
y lo más pequeña posible para atender cara a cara a cada persona”
¿Se animará la iglesia a ser como Dios es?
¿Cómo vamos a ser iglesia?
Mientras la mayoría de los esfuerzos que realizamos están centrados en la evangelización,
los datos
de numerosos estudios sobre el crecimiento de la iglesia demuestran que todas las iglesias
estarían
creciendo si pudieran retener a las personas que ganan en la fe.
Todas las iglesias reciben anualmente la cantidad de personas suficientes para crecer y
multiplicarse
pero muy pocas pueden integrar a los nuevos a la vida estable de la iglesia.
¿Cuál es uno de los problemas que hay que resolver para que la iglesia crezca?
La puerta de atrás.
Definamos el problema:
“La integración estable de las personas que ingresan.”
Mientras los eventos evangelísticos se suceden uno tras otro, no miramos con la misma
atención y
seriedad el proceso lento y trabajoso de formar, cuidar y criar a los nuevos nacidos en
Cristo.
Tampoco vemos la misma vitalidad, entrega de energía y entusiasmo en las personas
cuando les
invitamos a celebrar una actividad evangelística que cuando le presentamos la posibilidad
de
(anónimamente) visitar semanalmente a un recién convertido que necesita ser enseñado
durante
varios meses hasta volverse un cristiano firme.
Nos preguntamos
¿No estaremos sólo haciendo la parte que nos gusta y satisface nuestro ego?
¿No estaremos dejando a un costado el claro mandato de “Hacer discípulos enseñándoles
que
guarden todo lo que él mandó” porque no es una tarea pública, con carteles y luces?
Lo cierto es que si no miramos con honestidad como solucionar este problema seguiremos
embebidos
de programas viendo poco o ningún fruto permanente. Si antes de evangelizar no hemos
tomado la
difícil decisión de afrontar con responsabilidad las nuevas vidas engendradas “en Cristo”,
estaremos
llenando este mundo de “huérfanos espirituales”. Si esto ocurre la evangelización estaría
produciendo
el resultado inverso que se desea alcanzar.
En vez de generar una masa de personas saludables en
Cristo estamos generando una masa de personas resentidas con Cristo y su iglesia por la
falta de
atención.
Podemos llegar a la conclusión de que…
La iglesia no está preparada ni estructurada para recibir y contener nuevas personas.
El desafío sería darle a cada nuevo cristiano las mismas oportunidades que Dios nos dio a
nosotros el
día que nacimos. Es en el punto de “cómo estamos cuidando a las personas que ingresan”
donde debemos iniciar cambios si deseamos ver resultados diferentes.
Busquemos utilizar la sabiduría de Dios para resolver este aparente problema.
¿QUÉ CREO DIOS PARA CUIDAR A LAS PERSONAS?
En primer lugar Dios creó la figura de los Padres y en un sentido mas amplio la figura de la
Familia.
Tenemos entonces aquí dos elementos que debemos incorporar a la vida de la iglesia.
La función de los Padres es enseñar a sus hijos durante el desarrollo y hasta la madurez,
por lo que
podemos relacionar adecuadamente a esta función de ser padres a la tarea del discipulado.
Así como un Padre enseñanza a su hijo a comer, hablar, caminar, dar, etc. El Padre
espiritual
enseñará a su hijo espiritual a alimentarse de la palabra de Dios, a orar, a obedecer y a
testificar.
En segundo lugar tenemos la función de la familia como espacio natural y sano para el
crecimiento de
todo ser humano.
Así como una familia debe brindar a sus hijos cuidado, diálogo, intimidad, valores,
participación,
responsabilidad y contacto personal, la iglesia debe brindar un sitio semejante donde los
cristianos
reciban todos estos elementos.
Es aquí donde las células ocupan un lugar trascendental en la vida de la iglesia ya que
proveen
justamente de este espacio imprescindible para que cada cristiano pueda desarrollarse
hacia la
madurez.
Si Dios creó estas dos funciones para cuidar a las personas hoy nosotros debemos
incorporarlas como
cuidado básico de aquellos que ingresan a la iglesia a fin de verlos integrados, creciendo y
madurando
espiritualmente.
Esta idea concuerda exactamente con lo que Jesús hizo para formar la iglesia más grande
del mundo.
Jesús colocó a las personas en un grupo
Pequeño
Informal
Participativo
Casero
Personal
¿Que pasaría si la iglesia coloca a sus miembros en grupos pequeños?
Todos los problemas históricos de la iglesia se ven afectados cuando pensamos en
dirigirnos a
funcionar en grupos pequeños (Células).
Veamos algunos ejemplos:
“La célula es el lugar utilizado por Dios para generar crecimiento en el cuerpo”. La vida del
cuerpo
depende del crecimiento de las células. La definición bíblica de una célula la encontramos
en Mateo
18.20
“Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre yo estoy en medio de ellos”(Jesús).
Una definición más especifica seria: “Una célula es un grupo de hasta 12 personas que se
reúnen en
un lugar para vivir todos los aspectos esenciales de la vida de la iglesia comunión,
adoración,
enseñanza, evangelismo, discipulado y servicio, de una manera informal, personal,
participativa y
responsable experimentando en medio de ellos la presencia, el poder y el propósito de
Jesús con la
meta de dar a luz una nueva célula en un plazo determinado”.
¿Cómo es una célula?
Pequeña,
Participativa,
Abierta,
Con la meta de duplicarse,
Ministerio total.
Pequeña
Una célula puede tener hasta 12 personas (flexibilidad) asistiendo regularmente, si este
número se
sobrepasa regularmente la célula debe multiplicarse a fin de mantener la participación de
“TODOS” los asistentes en la oración, en la discusión de la Palabra de Dios, en la
presentación de
necesidades y en la atención personal.
Participativa
El grupo pequeño es el lugar donde la iglesia es capaz de cuidarse entre sí y satisfacer las
necesidades personales. Los miembros irán aprendiendo lo que significa “amarnos unos a
otros”.
Como miembros del grupo confiamos poder crecer en la demostración de amor y cuidado
“unos a
otros”.
La participación de cada miembro de la célula de una manera activa provee al grupo la
posibilidad de
edificarse “unos a otros”, dando lugar al Espíritu Santo para la edificación de los miembros
a través de
los diferentes dones que él ha dado.
Abierta
La célula debe estar abierta a cualquier persona que pueda llegar en cualquier momento.
Evangelización es la prioridad de la iglesia y el grupo pequeño es un vehículo excelente a
través del
cual la evangelización tendrá lugar.
La célula es el lugar para invitar a todas aquellas personas con las que estamos
relacionados. Una
“silla vacía” puesta en el círculo del grupo cada reunión es un recordatorio constante que el
grupo
está abierto y trabajando para que ese lugar sea ocupado por alguien que no conoce a
Jesús.
Con una meta: Duplicarse
La vida del cuerpo depende de la multiplicación de las células, la célula tiene dos caminos,
o se
multiplica o muere. Esto es indispensable porque la multiplicación permite a los grupos
permanecer
pequeños donde se pueden atender las necesidades de una manera personal e íntima y
mantener la
participación de todos. La multiplicación prepara el espacio necesario para las personas
nuevas, para
que ellas hagan ejercicio de sus dones, para nuevos líderes y para que los miembros
asuman
responsabilidades. El proceso de la multiplicación exige que cada célula comience con un
líder y un
aprendiz. El aprendiz es la llave que permite a un grupo multiplicarse.
En un sentido real nosotros estamos multiplicando células, pero también estamos
multiplicando
líderes. Nuestro enfoque primario de oración debe ser pedir obreros para la obra. La meta
de la célula
es duplicarse dando así crecimiento y vida al cuerpo.
Ministerio total
Los ministerios operan simultáneamente en la célula, evangelización, discipulado, culto,
alabanza,
cuidado pastoral, oración, servicio, comunión, etc. Esto permite al nuevo cristiano ser
discipulado en
un ambiente conocido y familiar, viviendo dentro del grupo aprenderá a evangelizar, si
necesita de
cuidado y atención tendrá hermanos a quienes recurrir. La célula servirá de ejemplo claro a
aquellos
que quieran aprender a liderar una célula, o sea que estaremos equipando para el
ministerio de la
iglesia a medida que trabajamos. Las células son iglesias en miniatura esparcidas a fin de
alcanzar a
los que necesitan a Cristo.
Ingredientes de una célula
Compartir,
Alabar,
Orar,
Discusión y aplicación de la Biblia,
Misión.
Compartir
Sucede cuando compartimos necesidades, confesamos nuestros pecados, contamos
nuestras victorias
y fracasos y nos animamos “unos a otros”. El compartir de nuestras vidas es una
herramienta
poderosa por construir relaciones fuertes de compañerismo que formarán un grupo unido.
Es muy
bueno cuando las personas de un grupo se abren a compartir sus experiencias y problemas
personales. Las relaciones personales y de grupo se desarrollan y se profundizan cuando
los
miembros “cuentan sus propias historias” abriendo sus corazones al grupo.
Alabar.
Es el elemento que fluye de nuestro conocimiento de Dios para adorarle y honrarle por
quien es y
expresarle nuestro amor. Se puede expresar la adoración con canciones, oración, leyendo
salmos y
versos apropiados de la palabra, etc. Es esencial que se establezca la relación entre la
cabeza (Jesús)
y el cuerpo.
Orar.
La oración por las necesidades específicas de los miembros del grupo, por la iglesia como
cuerpo y
por las personas que están intentando alcanzar se vuelve un momento vital en la vida de la
célula.
La oración “unos por otros” construye lazos de unión inquebrantables.
Las necesidades específicas de las personas nuevas se presentan a Dios y esto es una gran
ocasión de
testimonio para que ellas vean lo que Dios puede hacer.
Discusión y aplicación de la Biblia.
Los grupos discuten la Biblia para crecer participando activamente con sus ideas, dudas y
preguntas
intentando aplicar lo aprendido a la experiencia de todos los días. La meta no es completar
lecciones,
sino encontrar ayuda para nuestros problemas diarios.
Debe haber devoción a la palabra de Dios para recibir el alimento espiritual necesario para
tener un
saludable crecimiento cristiano (Hechos 2:42 y Efesios 4:13).
La edificación. El enfoque aquí es mostrar a Dios como quien atiende las necesidades de los
que están
presentes.
Misión.
Es el elemento de servicio en el grupo. Como cuerpo de Cristo somos instrumentos de su
amor y
poder para transformar personas y la sociedad. Compartir la visión con el grupo cada
reunión.
Aquí se declara la razón de tener un grupo: Alcanzar a los que no conocen a Jesús.
Conclusión
Cada grupo debe tener todos los ingredientes, sin embargo, como hay una diversidad de
dones en la
iglesia cada grupo tendrá su énfasis particular, así se verán los ingredientes en grados
diferentes.
Lo importante es mezclar correctamente todos los ingredientes,
lo que trae como resultado desarrollar un grupo equilibrado en los cinco ingredientes.
Los objetivos de la célula son:
Cuidar a los miembros de la iglesia.
Efesios 4.15-16; 1ra Tesalonicenses 5.11.
Alcanzar a los que no conocen a Jesús.
Hechos 1.8; Hechos 20.20.
¿Qué hace que una célula sea efectiva?
Mateo 18.20.
Es la presencia de Jesús en medio del grupo.
La Transición
Lo invito a que piense en la transición como si fuera un puente que le facilitara ir desde el
lugar donde
usted está hoy con su congregación hasta el sitio donde quiere llegar.
En esta etapa se siembra la semilla del funcionamiento correcto de una iglesia celular.
Tome con paciencia el tiempo para saber exactamente “que está plantando” al mover a su
gente a
funcionar en células, no vaya a ser que cuando la semilla de su fruto, ahí donde usted
prometió rosas:
aparezcan zapallos.
¿Transición a qué?
La primera decisión importante a tomar en una etapa de transición es si usted va a guiar a
su gente a
ser “una iglesia de células” o “una iglesia con células”. La diferencia es simple, una iglesia
con
células tiene a las células como un programa más y en una iglesia de células, las células
son la
columna vertebral de la iglesia y no hay programas que compiten con ellas.
Los ministerios (discipulado, evangelismo, oración, servicio, comunión, cuidado pastoral,
misiones,
etc) pasan a funcionar en las células. Podemos llegar a relacionar todos los aspectos del
ministerio
con el trabajo de las células, incluso la plantación de nuevas iglesias y la concientización y
compromiso misionero.
Lo mejor que puede hacer es ser sincero con su gente y hablar claro, decirle hacia donde
quiere
dirigirse, no hay peor cosa que una transición oculta, donde usted quiere llevar a su gente
donde ellos
no quieren ir.
Si usted se está decidiendo por una iglesia con células, no va a tener mayores problemas
porque se
verán a las células como un programa más que servirá el tiempo que Dios lo disponga.
Lo que debe saber es que no debe esperar todos los beneficios ni resultados que las células
pueden
brindar simplemente porque las células no son un programa sino una forma de vivir la
iglesia, y
como toda forma de vida, la única manera de experimentarla es vivirla a pleno.
¿Qué es la transición?
Es el proceso de cambio de valores de una iglesia. Es el movimiento de cada miembro de la
iglesia de CREER VALORES a PRACTICAR VALORES.
El cambio fundamental en la vida de una Iglesia se da cuando un grupo de miembros
simplemente empiezan a practicar lo que dicen que creen.
La pregunta para descubrir los valores de nuestra iglesia es: ¿Qué hicimos la semana
pasada?
Una simple encuesta formal o informal nos revelaría los valores que ocupan el tiempo de
nuestros miembros.
¿Quién es el primero que tiene que cambiar sus valores?
La transición comienza con el pastor.
“PARA TRANSMITIR LO QUE ES UNA CELULA USTED MISMO DEBE DAR EL EJEMPLO.”
Cuando usted se reúna con sus primeros líderes para iniciar sus primeras células, usted
tendría que
haber vivido las experiencias de:
1) “Iniciar SU CELULA” (Usted mas dos o tres personas).
2) “Aprender a dirigir SU CELULA” (Vivir la experiencia de la reunión de célula; compartir
su vida, edificarse unos a otros, desafiarse, sacarse las caretas, alentarse, escuchar, etc).
3) “Llevar a SU CELULA al crecimiento” (vivir todas las etapas por las que pasa una célula
(algunas muy duras) hasta llegar a dar a luz a otra célula (o sea duplicarse) por medio del
evangelismo y discipulado).
Si se fijo bien, estuve poniendo en mayúscula “SU CELULA”, este es el camino más largo
(duplicar su
célula le puede llevar 6 meses). “Llamamos Duplicar una célula al trabajo de iniciar un
grupo con 5
personas y guiarlo hasta llegar a ser un grupo de 10 cristianos comprometidos que se
reúnen en
forma regular”, pero es a la vez el camino más corto para mostrarle a su congregación por
qué
moverse a ser una iglesia de células.
Tenga en cuenta que sólo este proceso le dará a usted la confianza y la experiencia para
guiar a sus líderes a hacer lo mismo.
Por último, no sería honesto de su parte estar dirigiendo a su congregación a un trabajo
que usted no
sabe si es efectivo, posible y significativo. Nada enseña más sobre las células que estar en
ellas y
vivirlas, esquivar el camino de dar el ejemplo a su iglesia puede ser muy costoso,
experimentar el
camino de enfrentar cada una de las dificultades de la vida de la célula y disfrutar cada uno
de sus
logros es la mejor elección si usted quiere empezar correctamente.
Generalmente dar el ejemplo es “el camino esquivado” por los pastores y líderes.
Si le parece que a este pensamiento le está faltando base bíblica piense en que Jesús para
empezar a
edificar su iglesia tomó doce hombres y se dedico tres años y medio (con su ejemplo) a
modificar
sus valores personales y cuando ellos estuvieron listos, su iglesia despegó. Por si esto fuera
poco nos
dejó dicho “Ejemplo os he dado”.
No se asuste, ore al Señor, busque cuatro o cinco miembros que Dios coloque en su
corazón, un hogar dispuesto a abrirse cada semana y comience, habrá dado el primer paso
en serio en el camino adecuado.
Ni Jesús mismo siendo el hijo de Dios, se excluyó de la responsabilidad de modelar el
ministerio para
sus seguidores. Todo pastor que se autoexcluye de modelar los valores de evangelizar y
discipular
personalmente para sus miembros desata dos actitudes que determinan la respuesta de
sus
miembros.
En primer lugar autoriza a todos sus miembros a autoexcluirse alegando cada uno de ellos
diferentes
funciones que deben atender dentro del cuerpo de Cristo así como el pastor esta
declarando que su
función es pastorear.
En segundo lugar, sus miembros no puede ver el modelo en la práctica, por lo tanto el
resultado será
que ellos no lo practicarán.
Surge la pregunta: Si desde el pastor hacia abajo cada uno de nosotros podemos excluirnos
de evangelizar y discipular alegando que nuestras funciones en el cuerpo de Cristo son
otras.
¿Para quien es la orden de evangelizar y discipular?
Nuestra confusión o el engaño del enemigo alcanzan su máxima expresión cuando nos
damos cuenta
que justamente quedan sin realizarse en nuestras iglesias aquellas premisas que eran
primordiales
para Jesús.
¿Por qué no repetimos el ministerio de Jesús?
El fue llamado por Dios para rescatar hombres del pecado.
El junto 12 hombres para formarlos y así perpetuar su trabajo.
El vivió el ministerio junto a sus discípulos para que ellos aprendan en la práctica. (Oró, fue
hacia los perdidos, atendió, predicó y enseñó)
Todo en presencia de sus discípulos, ésta fue una de las características que permitió
multiplicar su ministerio.
¿Cuántas veces realizamos nuestras tareas pastorales (orar, enseñar, predicar, discipular,
visitar, etc)
con un miembro a nuestro lado para que el aprenda? A veces pensamos que los miembros
no quieren
trabajar, pero estoy convencido que a muchos de ellos quieren “vernos” trabajar, saber
“como” se
hace el trabajo y empezar a realizarlo ellos también.
La Biblia nos dice que se registraron las cosas que Jesús comenzó a “hacer y a enseñar”
(Hechos 1.1)
y lo hizo a la vista de sus discípulos. En primer lugar ver que su orden generalmente fue
primero “hacer” (mostrar con su ejemplo) para luego enseñar, cosa que nosotros
invertimos con magros resultados.
Enseñamos mucho y vemos a muy pocos miembros hacer, pero podemos despertar el
deseo de participar en ellos si ellos primero “ven” como lo hacemos.
El principio simple podría ser así:
“Debemos vivir a la vista de nuestros discípulos lo que le queremos enseñar”
Esto se aplica tanto a la vida devocional, como leer la Biblia, orar, discipular, evangelizar,
visitar, etc.
Tengamos en cuenta que el excelente ministerio de Jesús tuvo estos ingredientes y
comparemos con
el nuestro para aprender.
Jesús tuvo una vida privada de devoción a Dios que sus discípulos pudieron ver
ocasionalmente. Lucas 11.1.
Jesús formó discípulos de manera fija y predeterminada (Marcos 3.13,14 y 19) a la vista de
otros discípulos.
Jesús compartió el evangelio a la vista de sus discípulos.
Jesús desarrolló un grupo pequeño de personas con un sentido de equipo y familia a la vista
de sus discípulos.
¿Quién habrá sido la persona más acertada al definir las acciones de su ministerio?
¿Alguien supone que puede superar a Jesús en determinar cuales son las acciones más
relevantes de un ministerio que debe extender el reino de Dios en la tierra? ¿Quién debería
ser nuestro modelo para determinar en que acciones gastaremos el precioso tiempo que
Dios nos dio para administrar?
Jesús dijo en Marcos 7.13 que podemos invalidar la Palabra de Dios con las tradiciones que
transmitimos, esto ocurre cuando “hacemos el ministerio” realizando muchas cosas
superfluas que no tienen su origen en ningún mandato de Jesús y dejamos en segundo
lugar los claros mandatos que él no solo tenía como prioridad sino que modelo para que
nosotros siguiéramos su ejemplo.
Los discípulos que él preparó eran personas que podían decir de su maestro “nosotros
hemos visto y oído”.
Si nuestros miembros pueden decir esto de nosotros, sus pastores y lideres, seguramente
la extensión del reino se acelerará y explotará como hace unos años ocurrió con el
ministerio de nuestro Señor Jesús.
Empezar a trabajar “a la vista de nuestros miembros”, es el desafío del liderazgo.
El pastor traslada a los líderes.
Cuando el pastor está modelando para sus líderes un ejemplo simple y efectivo, ellos
pueden
multiplicar ese ejemplo a través de sus vidas y alcanzar una cosecha mayor.
Los líderes trasladan a los miembros.
Aquí es donde se puede desatar el crecimiento de una manera que no se pueda controlar.
Cuando un
grupo de líderes alcanza el nivel de poder modelar hacia todos los miembros de la iglesia.
Esta cadena está basada en un principio simple.
Cambio de escenario.
Finalmente llega el cambio del edificio a los hogares.
De “Funcionar en un edificio” a “Funcionar en los hogares” El regreso de la iglesia (grupo
de
personas) a funcionar en los hogares puede ser visto desde tres aspectos diferentes.
El primer aspecto está relacionado con lo geográfico o físico. El Hogar como sitio donde
volvemos a
enfocar el ministerio, el lugar natural donde estamos, actuamos y vivimos nuestra fe con
todas las
acciones que esta implica. El señor Jesús nos dejó su ejemplo al enseñar, hacer milagros,
sanar,
ofrecer perdón, predicar, comer, bendecir, tener comunión con sus discípulos y celebrar la
Cena del
Señor en los hogares. La primera iglesia (de tanto ver a Jesús) de modo natural actúa en el
mismo
territorio, orando, perseverando en la doctrina, predicando, visitando, enseñando, etc en
los hogares.
Finalmente el apóstol Pablo continúa en Hechos y sus cartas mostrando que él también
llevó a cabo la
mayor parte de su ministerio en los hogares. Jesús, la primera iglesia y Pablo nos dan
precisa
evidencia de que el hogar fue el lugar utilizado por ellos para que la iglesia desarrolle su
ministerio de
una manera informal, personal, natural y participativa.
El segundo aspecto está relacionado con el sentido o significado del hogar como lugar
donde
vivimos las distintas acciones que involucran a la iglesia. El hogar es el lugar donde vive
una familia,
será imposible generar en un hogar el sentido de la reunión organizada de una institución,
en el hogar
se respira el clima familiar, el nivel de relajación que se logra en un hogar no puede ser
comparado
con la actitud defensiva de una persona que ingresa a un edificio por primera vez. El hogar
incluye la
informalidad, lo común, lo diario, el imprevisto, la cercanía, el hombro con hombro y
muchos aspectos
más que contribuyen a que las personas disfruten de otro sentir. Abrir nuestro hogar o ir
hacia el
hogar de una persona incluye de parte nuestra o de la otra persona una apertura de
nosotros mismos
que se percibe, que nos une y nos libera. Cuando uno traspasa la puerta de un hogar se le
está
permitiendo el ingreso a la vida misma de una familia, cuando el otro ingresa en nuestro
hogar él
sabe que nos estamos abriendo hacia él incluyendo nuestra vida. Para ninguno de nosotros
y para los
no-cristianos especialmente, es muy diferente que le abramos la puerta de un edificio a que
le
abramos la puerta de nuestro hogar. Transmitir nuestros valores y ser iglesia desde el calor
familiar
de nuestros hogares impacta desde el momento de la apertura hasta el momento de la
despedida.
Pocas personas pueden mantenerse frías ante alguien que le abre sus puertas de par en
par y
comparte la intimidad de su hogar con otras personas a fin de serles de ayuda.
El tercer aspecto está relacionado con nuestra responsabilidad de IR. Si miramos a Jesús
durante
sus días aquí en la tierra vemos que el era de “IR” hacia las personas. Cuando él se va y
nos deja sus
dos mandatos más claros, “predicar (Marcos 16.15) y “hacer discípulos” (Mateo 28-.18-20),
él se
encarga de colocar adelante de cada uno de ellos la palabrita “ID”. Esas dos pequeñas
letras matan la
actitud actual de muchos de nosotros. Jesús estaba poniéndole remedio a la pasividad de
su iglesia.
Cuando nace la primera iglesia ellos también dice que “predicaban y enseñaban (Hechos
5.42) no sólo en templo (lo que igual implicaba IR porque ese no era su templo) sino
también en las casas. Aquella
era una iglesia movilizada por toda la ciudad, en un “IR” continuo y diario.
Pablo mismo adopta esta
actitud de “IR” constantemente a los hogares como forma natural de extender su
ministerio.
Los hogares son la posibilidad de la iglesia de terminar con el “VENGAN A NUESTRO
EDIFICIO” y
poner en práctica el “IR” hacia las personas.
En nuestra experiencia todos los aspectos (adoración,
evangelismo, discipulado, consejería, enseñanza, oración, cena del Señor, etc) de la iglesia
se viven
de manera mucho más rica en el contexto de un hogar que en el de un edificio. Ganamos
en
participación, informalidad, contacto personal y confianza. A esto le sumamos
que estamos siendo “luz” ahí donde es necesaria, en medio de las personas de nuestro
barrio, sin
darnos cuenta extendemos el evangelio a otros barrios y entramos en el concepto de
Misión global
que Jesús nos dejó en Hechos 1.8. Nuestro barrio, los de al lado, los mas alejados y hasta lo
último.
Si usted ya cuenta en su iglesia con un grupo pequeño de personas que ha dado el primer
paso y se
ha movido de “creer valores” a “vivir valores”, ahora anímese y de el segundo paso:
Coloque frente a
ellos el desafío de “dejar de hacer todo lo que hacen en el edificio” y se muevan a realizarlo
en los
hogares. Sólo haciéndolo usted conocerá la diferencia.
Este cambio sólo tendrá sentido y traerá resultados en la medida que los cambios de
enfoque y
conducta se hayan realizado, de lo contrario lo único que estaremos logrando es mover a
nuestros
miembros de lugar físico a otro.
El siguiente gráfico puede servirnos para comprender que nosotros podemos externamente
realizar
muchas acciones que nos pueden hacer creer que tenemos una iglesia basada en células,
pero el
principal componente de una iglesia de células es que en el centro de la vida de sus
miembros existe
una práctica regular de los valores de Dios, y esto es lo que hace la diferencia en los
resultados que
se alcanzan.
A fin de trazar un ejemplo flexible que nos sirva de guía para movernos a un modelo celular
tomaremos en cuenta los siguientes aspectos:
Aclaraciones.
Errores mas comunes
Guía para iniciar células.
Materiales
Aclaraciones
Lo primero que debemos hacer es aprender de la experiencia de otras iglesias que ya han
intentado
iniciar células a fin de no cometer los errores más comunes que se conocen en este
proceso. Uno de
los aspectos que despierta mas asombro en cuanto al trabajo celular es la distancia enorme
que existe
entre todas las iglesias que implementan células y los diferentes modelos que se
desarrollan. Mientras
todos los que hemos iniciado células decimos tenerlas, cuando cada uno detalla lo que está
haciendo
descubrimos que “hacemos cosas diferentes”, “damos importancia a aspectos diferentes” y
“apuntamos a objetivos diferentes”. Es hora de preguntarnos con sinceridad ¿Tenemos
células? o
tenemos lo que cada uno de nosotros ha definido como células. A esta altura vale aclarar
que Dios
puede usar cualquier método éticamente cristiano para que su obra crezca, por lo tanto si
Dios está
dando regularmente crecimiento en su Iglesia y sus practicas son sanas, siga usted
adelante, esta
es una clara señal bíblica de que Dios esta trabajando a través de su gente. (1ra Corintios
3.6-7)
Pero si usted ve que las cosas no han cambiado mucho después de un tiempo adecuado, o
esta
interesado en optimizar su actual trabajo en células lo invito a que revisemos juntos si las
acciones
que hemos adoptado han respetado las líneas básicas de lo que llamamos “Una iglesia de
células”.
Sería incorrecto estar esperando los mismos resultados de crecimiento si hemos dejado de
lado las
recomendaciones primarias para instrumentar células en nuestra iglesia. Todos estos
inicios
demuestran que las intenciones son correctas pero no se ha avanzado en comprender no
solo el
concepto de una Iglesia de células sino tampoco los componentes esenciales de la misma.
– Congregación 1: Se Abren 7 células en hogares y todas son lideradas por el pastor.
Corrección: La base de una Iglesia de células esta formada por los líderes de célula.
– Congregación 2: Se abren 8 células que funcionan en el edificio de la Iglesia.
Corrección: Las células funcionan en los hogares como puentes hacia la comunidad.
– Congregación 3: Se informa que las 5 clases de la Escuela Dominical ahora son células
pero su
funcionamiento interno sigue siendo el mismo.
Corrección: Las células funcionan bajo la dinámica de “unos a otros”, no hay “un maestro”
sino un
líder facilitador y que sirve de modelo a los miembros de la célula.
– Congregación 4: Se abren 9 células en hogares donde cada líder desarrolla un excelente
Estudio
Bíblico unidireccional.
Corrección: Las células funcionan con la plena participación de “todos los miembros”.
– Congregación 5: Se abren 6 células para que los miembros se cuiden unos a otros como
objetivo
principal.
Corrección: Las células tienen el objetivo principal penetrar la comunidad no-cristiana y
crecer hasta
“dar a luz otra célula”. Su misión es alcanzar al perdido.
– Congregación 6: Se tienen células que tienen un promedio de 25 asistentes.
Corrección: Las células son grupos pequeños (10/12 máximo) a fin de permitir la
participación,
la atención personal y la constante multiplicación de líderes y células.
Todos estos inicios demuestran que las intenciones son correctas pero no se ha avanzado
en
comprender no solo el concepto de una Iglesia de células sino tampoco los componentes
esenciales
de la misma.
Errores mas comunes
Se agregan células a un horario lleno de actividad: Uno de los pasos de fondo que
debemos realizar comprende el liberar en tiempo a nuestros miembros para que estos
puedan
practicar los valores de Dios en sus vidas diarias. Seriamos injustos si esperamos que
nuestros
miembros inicien relaciones con sus vecinos y familiares, evangelicen y hagan discípulos a
la
par que deben asistir y participar de un horario cargado de reuniones y actividades. Si
desea
hacer una evaluación seria del trabajo en células debe incluirlas en un contexto de libertad
horaria donde sus miembros puedan gastar sus horas directamente con las personas.
Se agregan células sin suficiente preparación: Iniciar el trabajo con células
correctamente incluye prepararse usted como pastor, preparar a la iglesia y preparar a los
lideres. En general las células se adoptan como un programa mas o como una moda y se
las
introduce sin la preparación adecuada. Esta falta de responsabilidad por parte del liderazgo
ha
traído muchas heridas incluso un concepto erróneo de lo que es una iglesia celular. La
iglesia
debe ser preparada por lo menos un año antes a fin de introducir el cambio de una manera
no traumática. Recordemos que el elemento esencial es el cambio de valores de los
miembros
y este no es un resultado que se logra de manera mágica.
Se agregan células esperando resultados instantáneos: Este error radica en el
anterior. Lideres que buscan soluciones mágicas para sus iglesias y introducen las células
basados en los resultados que estas han dado en otros lugares y prometiendo lo mismo
para
sus congregaciones. Lo que nunca se aclara es que el 90 % de los casos de iglesias
celulares
en crecimiento, este se produjo como resultado de un proceso de mas de 10 años. Resulta
simpático pensar que Jesús tardó tres años y medio en formar los primeros 12 líderes y
liberarlos mientras nosotros en poco tiempo creemos haber formado un grupo de líderes
aptos para iniciar grupos pequeños con seriedad y estabilidad. La estabilidad, propósito y
funcionamiento de las células que abrimos dice mucho acerca de nuestra seriedad,
planificación y paciencia para implementarlas.
Se agregan células sin que las personas hayan modificado sus valores: Hasta que un
porcentaje importante de la congregación no haya realizado en cambio de valores
reflejados
en la practica es contraproducente incorporar células en la iglesia. Es importante tener en
claro que iniciar células sin que las personas hayan modificado sus valores no es mas que
cambiar el lugar de reunión, si bien al principio las personas disfrutaran de una experiencia
nueva con el tiempo el grupo se estancará. Lo primero que llega a la mano de los pastores
son materiales, técnicas de trabajo, promociones y formas de motivar a los miembros hacia
las células. Es bueno detenerse el tiempo necesario (1 año) hasta ver que un grupo de
personas a incorporado los valores básicos de la célula a sus vidas. De lo contrario
cuando las personas abran sus hogares se darán cuenta de que les faltan los elementos
necesarios para que estas sean efectivas, esto traerá desánimo y puede entorpecer el
curso
de implementación de células.
Intentar la transición de la congregación entera: Intentar llevar a un grupo grande a
cambiar sus valores es algo que ni siquiera Jesús intentó. El ejemplo de Jesús debiera
bastarnos para comprender que debemos iniciar la transición formando una célula y
verificando “en carne propia” que las células son una herramienta adecuada y efectiva. Si
no
podemos transmitir la idea a un grupo pequeño ¿Cómo lo lograremos con un grupo grande?
Comencemos exactamente en el punto donde Jesús lo hizo. Esto nos dará la experiencia y
la
confianza para dar pasos mayores.
La ausencia de un “Plan de trabajo” realista. No encuadrar la implementación de
células en un proyecto serio, planificado y comprometido puede traer más problemas que
soluciones. Tomar el tiempo necesario para definir un “Plan de trabajo” con objetivos,
estrategias, recursos, planes de acción y evaluación será una excelente inversión para que
no
se busque en las células un “Salvador” a todos los males de la Iglesia.
Nuestra experiencia es que nos ha costado mucho “ir lento” pero hemos aprendido a no
saltear etapas y hoy después de tres años y medio de trabajo estamos viendo resultados
hermosos en calidad y cantidad.
Guía para iniciar células
1: Enseñanza de Valores
En esta etapa debemos transmitir mediante todos los medios posibles los valores que Dios
espera que
practiquemos.
La mejor manera de transmitir valores es que el Pastor y los lideres estén dando su ejemplo
personal
a los miembros.
Cuando la iglesia ve a su pastor y a sus lideres gastar tiempo en modelar el evangelismo y
el
discipulado personal para que ellos aprendan no solo se sienten valorados sino que tal vez
por
primera vez vean como se hace y puedan ellos responder al desafío de practicarlos.
Otros medios que podemos utilizar para transmitir la idea e implementar el tema son:
Mensajes.
Boletines semanales.
Persona a persona.
Discipulados. (Incluir la idea de la practica de valores en el discipulado inicial de nuestros
miembros.)
Libros.
etc
Debemos trabajar con paciencia hasta que este tema se instale en el corazón de los
miembros y se
transforme en acciones.
En 1998 me acerque a Joel Comiskey y le pregunté cual era su consejo para un pastor laico
joven
como yo que quería comenzar una Iglesia Celular y él me dijo: “Dedica un año entero a
hablar
sobre los valores”.
Para mi fue una bofetada, yo quería abrir células ya, creía que lo importante era empezar
las
reuniones y listo. Después de todo “Dios es poderoso”, “esta por sobre todas las cosas”,
“obra a pesar
de nosotros” y no se cuantas frases mas que en realidad escondían mi falta de seriedad y
planificación.
Hoy hemos aprendido que “Dios es poderoso”, “esta por sobre todas las cosas” y “obra a
pesar de
nosotros” pero que le agrada que trabajemos con paciencia y no nos apuremos “por estar a
la moda”
o buscar logros tipo “café instantáneo”.
Siempre voy a estar agradecido a Joel por su honestidad, porque me dijo lo que no quería
escuchar
pero hoy veo los resultados de haber dedicado un año entero a transmitir los valores.
Hablar sobre los
valores en relación a la Iglesia significa transmitir la simple enseñanza de que amar a Dios
(Guardar
sus mandamientos) y amar a las personas implica acciones simples y concretas. Predique
un año
sobre esas acciones y mire los resultados, pregunte, haga una encuesta, tome un café con
el miembro
y descubra sus acciones. Una y otra vez muestre a través de la Biblia como los personajes
vivían estos
valores de amar a Dios y a las personas a través de las acciones y desafíe a su gente a
ponerlos en
práctica. Cuando usted vea que la mitad de sus miembros han cambiado sus acciones es
porque han
modificado sus valores: Antes no tenían vida devocional y ahora la tienen diariamente.
Antes no salían
de sus casas para visitar y ahora lo hacen regularmente. Antes no enseñaban de la Biblia a
nadie y ahora lo hacen cada semana. Antes no presentaban el evangelio a nadie y ahora lo
practican de lunes
a sábado. Antes no realizaban ningún acto de servicio y ahora lo practican a diario. Cuando
usted
tiene un grupo de gente que vive (sus acciones) los valores que Jesús nos enseñó
semanalmente
usted esta listo para abrir células. La razón de esto es que ese grupo funcionará de motor
para el
resto del grupo y guiará en un proceso lento pero seguro a otras personas a incorporar los
mismos
valores. El primer paso para llevar a una iglesia a funcionar en células es transmitir y guiar
a la Iglesia a vivir a diario los valores que Jesús nos mandó.
2: Incorporación y chequeo de Valores
Incorporar la práctica de estos valores (especialmente predicar y discipular) es un resultado
que se
puede lograr si nos mantenemos constantes en transmitir la idea y dar el ejemplo.
El segundo paso es tener una manera simple de evaluar si esos valores se practican. Usted
puede tener maneras informales de evaluar (charlar con los miembros, dialogo de los
lideres con sus
miembros) o formales (Cada persona que practica un valor hacia otra persona (Visita, hace
discipulado o testifica) lo informa semanalmente a través de un papel que deposita en un
buzón).
Nosotros utilizamos ambos métodos para descubrir las personas que serán tenidas en
cuenta para el
ministerio de células. Si usted ha dado los dos primeros pasos y ya ve un grupo de
personas que
responden a vivir de esta manera, usted puede ir pensando en la etapa de reunir esas
personas y
prepararlas para iniciar células ya que estas personas tienen el elemento esencial: Viven
los valores
de Jesús cada semana y solo el que los vive los puede transmitir.
Nosotros podemos tener a la mitad de la congregación viviendo estos valores y no saberlo,
por eso
es bueno instalar alguna forma de rendición de cuenta para aquellos que desean participar
de este
proceso como un equipo y que esto nos permita conocer los resultados del proceso.
Esta rendición de cuentas cumple la función de “ponerle ojos” al proceso para ver si
nuestros
miembros se están moviendo hacia la practica de los valores. A la vez este simple ejercicio
nos servirá
como veremos mas adelante para detectar potenciales lideres de célula.
3: Enseñanza de Base Bíblica de células
Enseñar a toda la iglesia de manera clara la Base Bíblica de las células. Mostrar como Jesús,
la
primera iglesia y Pablo utilizaban los hogares. Contestar las preguntas “¿Para que tener
células?”,
¿Porque tener células?, ¿Como es una célula?, ¿Que se puede lograr con células?) son
algunos temas
que se deben enseñar previamente.
La importancia de este paso consiste en que iglesia comprenda
La motivación del cambio.
El propósito del cambio.
Como se realizara el cambio.
A ninguno de nosotros nos gusta que nos lleven adonde no queremos ir, por lo tanto parte
de nuestro
respeto por la iglesia consiste en explicar con tiempo cuales son las razones para el cambio
que
estamos emprendiendo.
4: Pedido de Hogares
Dar oportunidad a los miembros de ofrecer sus Hogares para reuniones de células. Es
bueno aclarar
que no todos los hogares se abrirán. Este es el momento donde comenzamos a buscar
personas que
están dispuestas a abrir sus hogares porque primero han abierto su corazón. La apertura de
los
hogares dependerá de las condiciones que la iglesia disponga en su proyecto de trabajo.
5: Selección de Líderes y aprendices
Seleccionar a aquellas personas que practican los valores (Especialmente predicar y
discipular) con
regularidad e informan a la iglesia. Aquí nos será útil tener instalado un sistema de
informes de las
tareas de evangelismo o discipulado personal. (Ver punto 2)
Esto nos mostrara con claridad que personas están estables en la practica de los valores y
estás son
las que podrán estar modelando para los miembros de la célula. A estas personas las
invitaremos a
prepararse como lideres de célula.
6: Capacitación de Líderes y aprendices
Realizar una capacitación con las personas seleccionadas para luego darles la oportunidad
de aceptar
o no ser lideres de célula. Se recomienda una capacitación que conteste el 99 % de las
preguntas que
un líder de célula se hace antes de empezar a trabajar. Es bueno permitir a las personas
tomar
voluntariamente la decisión de ser líderes de célula. En un trabajo a largo plazo que esta
decisión sea
libre y no forzada nos librara de muchos inconvenientes.
7: Apertura de células oficiales
En este momento usted tiene varios elementos listos,
Ha movilizado a sus miembros a practicar valores.
Ha preparado a su congregación.
Ha seleccionado hogares.
Ha seleccionado y capacitado a sus líderes y aprendices.
Con estos elementos en la mano usted puede armar sus células en base a geografía,
homogeneidad o
el criterio que mejor se adapte a su congregación.
Puede unir a un líder con un aprendiz, con un hogar y sumarle un núcleo de miembros, lo
ideal es que
comiencen con 5 o 6 personas con la meta de duplicarse a 10 o 12.
Es bueno tener una reunión de lanzamiento de las células donde los grupos se junten y
oren por el
trabajo que inician.
(Use la creatividad para que este sea un momento que marque a su gente). También puede
colocar
en su cartelera un afiche bien grande de las células que se abren, con su día, hora,
dirección, líder y
anfitriones. Si se anima puede poner cada semana la asistencia para desafiar a cada célula
y mostrar
a toda la iglesia el crecimiento de cada una.
Es clave colocar las metas bimestrales y anuales que cada célula intenta alcanzar. Estas
permiten
monitorear y evaluar el proceso.
8: Entrenamiento semanal de Líderes y aprendices
Es imprescindible establecer un día de entrenamiento semanal donde el pastor y los líderes
de célula
se reúnen con estos fines: evaluación, corrección, diálogo, aliento y visión. Estos pasos no
solo son
útiles en la transición sino que nos han servido de guía continua en nuestro trabajo para
seguir
creciendo. Los ocho pasos forman un proceso simple basado en el trabajo personal de cada
miembro.
Este proceso pone a todos los miembros con las mismas oportunidades de servir y trabajar
para el
Señor.
Mi deseo es que Dios le permita andar el tiempo de transición con la confianza puesta en
Señor que
dice “Mis ojos están puestos en ti, Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñare el
camino
que debes seguir.” (Salmos 32.8)
Materiales
Materiales disponibles en www.ministeriocrecer.org
Conclusión Final
He intentado mostrarte que el crecimiento de la iglesia esta al alcance de nuestra
disposición personal
siempre y cuando le creamos a él, dependamos de él y le obedezcamos.
Mi deseo y oración es que nada te detenga, que Dios guíe tus pasos y te use para dirigir a
tu iglesia a
crecer localmente, a plantar iglesias y a enviar misioneros “hasta lo último de la tierra”, si
así lo haces,
descubrirás que lo que Jesús prometió para su iglesia no era un sueño y recibirás de el
honra, porque
el dice en su palabra “Yo honro a los que me honran”.
Quedo a sus órdenes para servirle.
T.O.Robert (Pastor)
Email: [email protected]