El Consumismo Sesion 7
El Consumismo Sesion 7
El Consumismo Sesion 7
¿Qué es el consumismo?
Se conoce como consumismo, sobreconsumo o consumo irresponsable a una dinámica de consumo
exacerbado de bienes y servicios, es decir, a la tendencia a consumir en demasía, de manera exagerada
o frenética, sin prestar demasiada atención a si lo comprado es realmente necesario o no.
Al mismo tiempo, el consumismo es una doctrina sociocultural y una creencia, que propone la
adquisición de posesiones materiales como la única vía hacia la satisfacción personal, y que distinguen
entre las personas en base a su mayor o menor capacidad de consumo.
Por otro lado, el consumismo suele ser promovido por el marketing y la publicidad, ya que el consumo
constante y masivo crea demanda allí donde no la había o había poca, y provee a las empresas de un
escenario ideal para sus productos. En cambio, muchos sectores sociales, ecologistas y progresistas
critican las posturas consumistas y las acusan de llevar adelante un despilfarro cuyas consecuencias
serán dramáticas para las generaciones venideras.
Uno de los principales responsables de la expansión del consumismo en la historia fue Estados Unidos, debido a la
sobreproducción que experimentaron sus industrias en la década de 1920, fruto a su vez del aumento de la
productividad gracias a las nuevas innovaciones tecnológicas industriales.
Esa fue, además, una época de florecimiento cultural en la que el voto se hizo accesible para las mujeres, y los
ciudadanos negros dieron sus primeros pasos hacia la palestra pública, en medio de un aire de gran euforia. Esta
sensación de bienestar y esperanza quedó en la cultura estadounidense identificada con el consumo masivo, a
pesar de que sus consecuencias no tardaron en llegar: la gran depresión de 1929.
Tipos de consumo
Consumo y consumismo no son necesariamente sinónimos, y para entender esta diferencia, puede ser útil
establecer los distintos tipos de consumo que se dan en el seno de nuestras sociedades postindustriales, muchos
de los cuales están justamente dirigidos e impulsados por la publicidad y por el marketing, así como por los
eventos sociales y políticos. Nos referimos a:
Consumo experimental. Se llama así a la adquisición de un producto o servicio que se desea probar, que no se
conoce de antemano y que por lo tanto puede desembocar en un consumo ocasional o habitual, o simplemente no
repetirse en el tiempo. Es lo que ocurre cuando aparece un nuevo producto o una nueva marca en el mercado.
Consumo ocasional. También llamado consumo intermitente, no se rige por patrones sino que es esporádico,
casual, dependiendo de la disponibilidad de los bienes o servicios demandados y de la situación financiera, social e
individual del consumidor.
Consumo habitual. También llamado consumo regular, es aquel que se lleva a cabo con frecuencia, en el que uno
o varios bienes son consumidos de manera continua y constante, como los productos básicos o de primera
necesidad. Los alimentos, por ejemplo, suelen estar en esta franja.
Consumo extraordinario. A esto se refiere quien habla de “compras nerviosas” o “compras impulsivas”, y suelen
darse en los momentos previos a un gran evento de importancia política, social o histórica, o bien en los
momentos inmediatamente posteriores. Son una forma de reacción defensiva de los consumidores, y suelen
caracterizarse por hacer foco en bienes básicos y fundamentales, o en aquellos que corran riesgo de escasear.
Consumo responsable. Lo exactamente contrario al consumismo: una forma de consumir que es consciente de las
consecuencias de la compra de un producto, tanto en la vida individual como social y medioambiental, y que
privilegia productos seguros y de poco riesgo a aquellos que brinden un placer inmediato y momentáneo a un
costo muy alto para las generaciones futuras.
La fuerza social y psicológica de los medios publicitarios y el marketing , capaces de incentivar el consumo de
ciertos bienes mediante estrategias de seducción a las que todos somos, en alguna medida, vulnerables. Los
productos compiten de esa manera por nuestra atención, y es normal responder a ello de maneras impulsivas e
irracionales.
Las facilidades que ofrecen ciertos productos desechables, cuyo uso es inmediato y luego van a la basura, sin
importar que sus desechos y residuos puedan permanecer (como en el caso de los plásticos) cientos de años
contaminando el medio ambiente. Sin embargo, como el producto ha desaparecido de nuestros hogares, tenemos
la impresión de que ha dejado de existir del todo.
La obsolescencia programada de muchos productos, especialmente los tecnológicos, que obedecen a la lógica
consumista de verse obligado a comprar uno nuevo cada cierto tiempo, para así mantener la industria andando.
Estos productos podrían durar mucho más, pero están programados para dejar de funcionar en un cierto
momento y obligarnos a comprar uno nuevo.
La cultura de la novedad y la innovación, que nos recompensa social y emocionalmente sólo si tenemos el último
modelo de un producto o servicio, y en cambio nos avergüenza si nos hemos quedado atrás en la carrera. Lo peor
es que estar al día es prácticamente imposible, dado que el ritmo de innovación es mucho más veloz que cualquier
capacidad personal de ahorro o de generación de riqueza.
Crea demanda donde no la había, o incentiva la demanda de un producto determinado por encima de otros,
especialmente aquellos de bajo precio y baja calidad. Esto contribuye a la mala distribución de la riqueza, pues
usualmente son las clases medias y bajas las que consumen de manera continua bienes baratos producidos en
masa, invirtiendo su dinero en objetos que no duran nada y que brindan poco beneficio.
Producción continua y excesiva de basura, ya que los residuos de los productos, especialmente los de vida breve,
se acumulan en el medio ambiente y pueden tardar miles de años en descomponerse. Esto, a su vez, causa
estragos en el delicado balance biótico del planeta.
El consumo masivo de productos industrializados de baja calidad, especialmente los alimenticios, trae consigo
consecuencias en la salud individual, familiar y regional, causando enfermedades como la obesidad y la diabetes.
La preferencia masiva de ciertos productos por encima de otros, especialmente los de un solo uso por encima de
los más duraderos, conducen al desbalance económico y comercial entre países y regiones enteras, empujando los
ciclos del capitalismo hacia crisis más frecuentes y agudas.
Fuente: https://concepto.de/consumismo/#ixzz8aDSReJUF