Pymes
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En México como en muchos otros países de América Latina, Asia, Estados Unidos
y Europa, la micro pequeña y mediana empresa, o PYME, conforma la inmensa
mayoría del universo empresarial (Saavedra y Hernández, 2008). De ahí la
importancia estratégica que éstas adquieren o deberían tener en términos del
desarrollo económico nacional, regional o local. Al año 2009 en México se cuenta
con más de 5 millones de empresas (productores agrícolas, ganaderos,
acuicultores, mineros, artesanos, manufactureros, comerciantes, prestadores de
servicios turísticos y culturales), las cuales se distribuyen de acuerdo con el
tamaño, de acuerdo con la clasificación mexicana publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 30 de junio de 2009. Como se puede observar en la Tabla 1 la
importancia de la PYME mexicana radica en que ocupa el 78,5% de la fuerza de
trabajo y contribuye con el 52% del PIB nacional.
• La capacidad de los actores sociales para reaccionar con rapidez y eficacia a los
requerimientos del ajuste económico, social, político y ecológico (capacidad de
aprendizaje y transformación) y;
Por lo cual será preciso crear a mediano plazo patrones viables de organización
social y lograr que los actores sociales se orienten hacia un sistema de valores
común dirigido a la concertación y a la solución conjunta de problemas. Patrones
de organización social capaces de fortalecer las políticas de localización basadas
en el diálogo. Se debe considerar que los actores sociales autónomos y las
instituciones intermediarias operan a lo largo de tres lógicas complementarias
(Esser et al. 1994): optimizando bajo su propia responsabilidad sus instituciones o
empresas, defendiendo sus intereses frente al Estado u otros actores sociales y,
diseñando su respectivo entorno mediante la cooperación y la articulación con
actores estatales o privados.
Cuanto más tiempo y con más éxito opera una red bien organizada, avanzando
por un sendero de desarrollo, fomentando la optimización en el mismo mediante la
acción concertada, incrementando la densidad de interacción y comunicación, más
tiende a disociarse de su realidad exterior y se vuelve ciego ante los necesarios
cambios de rumbo que amenazan el equilibrio interno de intereses y recursos en
el seno de la asociación de actores. Para impedir el paternalismo subsistentico y
esa dinámica inherente a las estructuras de tipo red son importantes: en primer
lugar, la integración de capacidad conflictiva en una asociación de actores, con el
objeto de prevenir la ceguera funcional y cognitiva integración de sindicatos y
grupos ambientalistas en conferencias regionales encargadas de configurar
localizaciones productivas); y en segundo lugar, un sistema político abierto que
permita movilizar “desde afuera” potenciales de corrección. Entendida así, la
capacidad de conflicto de los actores forma parte elemental de toda estrategia de
desarrollo basada en la integración de la sociedad y en formas de articulación. En
resumen, los factores que afectan a la competitividad de la PYME en el nivel meta
son (Naciones Unidas-CEPAL 2001): El Entorno Sociocultural y la Competitividad
de la PYME en México María Luisa Saavedra G., Blanca Tapia
Con respecto al Índice de Desarrollo Humano (IDH), que en promedio para el año
2008 alcanza el 0,82 este indicador se considera adecuado si se compara con los
países de la OCDE cuyo índice es 0,87 y con EE.UU. que alcanzó 0,9. En América
Latina y el Caribe llegó a 0,7. No así en cuanto al Índice Mexicano de
Competitividad IMCO donde este indicador apenas alcanzó el 43,5% por lo que
queda rezagado en todos los indicadores que mide este índice como son: sectores
económicos, relaciones internacionales, gobierno, clase mundial, mercado,
macroeconomía, política, sociedad, sustentabilidad y sistema de derecho. Cultura
Empresarial Mexicana El empresario, como cualquier otro individuo, está inmerso
en una estructura de valores producto de la influencia de su entorno el cual
preexiste en su pensamiento y conducta, actuando éstos como elementos
primordiales para el logro del éxito empresarial, organizativo y personal (Valencia
de Lara, et al., 2005). Es así como los aspectos socioculturales juegan un papel
fundamental, no sólo en la explicación del dinamismo de la pequeña empresa sino
también con relación a la permanencia del auge de la misma. Estos son elementos
internos de la empresa, constituyéndose en características que le otorgan un
carácter estructural a la dinámica adquirida por la pequeña empresa. Algunos de
estos factores son (Conde y Saleme, 2003)