Libro 3 LECCION 7 LA DISCIPLINA DEL AYUNO
Libro 3 LECCION 7 LA DISCIPLINA DEL AYUNO
Libro 3 LECCION 7 LA DISCIPLINA DEL AYUNO
Digamos desde el comienzo que el ayuno no es algo atractivo para la carne. Por el contrario,
nuestra carne se opondrá tenazmente a su práctica, y pondrá toda clase de excusas.
Igualmente, el diablo tratará de disuadimos de hacerlo, porque sabe que ganaremos poder
espiritual.
Por ello, la práctica del ayuno será posible sólo si anhelamos de todo corazón crecer en
santidad y en victoria, y si tenemos convicciones claras de que es voluntad de Dios que lo
hagamos, y que realmente trae bendición sobre nuestra vida. Veamos algunos aspectos clave
de la DISCIPLINA DEL AYUNO.
1. En el Antiguo Testamento
2. En el Nuevo Testamento
La santidad se construye sobre una profunda aflicción por el pecado, y el ayuno es una forma
de expresar esa aflicción. Con frecuencia Israel, u hombres de Dios como David, ayunaron
cuando habían caído en pecado, y dedicaron ese tiempo a la oración.
No es que el ayuno nos hace santos automáticamente, sino que nos ejercita en el dominio de
los apetitos e impulsos de nuestra carne, y de esa manera podemos vencer mejor las
tentaciones. Además, al ayunar, nuestra autosuficiencia y orgullo son derrotados, y
aprendemos a someternos y a depender de Dios.
¿Recuerdas cómo los discípulos no pudieron echar fuera al demonio del muchacho en Mateo
17:16? El Señor explica luego que es necesario ayunar y orar para ello. Uno de los ministerios
que Jesús ha dejado a su Iglesia es el de liberar a los oprimidos por el diablo, y lo podrá hacer
mejor si practica regularmente la oración con ayuno. (Nota: Aunque la palabra "ayuno" no
aparece en algunos manuscritos, sí es enseñanza bíblica reconocida que el ayuno fortalece
espiritualmente.)
Los ejemplos de Josafat y Ester son típicos de situaciones de grandes crisis, que les llevan a
ayunar, y pedir al pueblo que ayune también. Al ayunar, estamos diciéndole a Dios cuánto
necesitamos y deseamos su intervención en esas situaciones, y reforzamos así nuestras
oraciones. ¡Debemos tomar muy en cuenta este hecho al pensar en la situación que se vive en
nuestro país!
En Hechos 14:23, los apóstoles ayunaron y oraron al constituir a los ancianos en cada iglesia,
para encomendarles al Señor. Seguramente era necesario esto para que recibieran dones del
Espíritu por medio de la imposición de manos, como en el caso de Timoteo (1 Timoteo 4:14).
En las grandes ocasiones en la vida de la iglesia y en el ministerio, el ayuno tiene un lugar
importante.
C. CLASES DE AYUNO
1. El ayuno natural
Lucas 4:2. ¿De qué se abstuvo Jesús, y qué sintió después de 40 días de ayuno?
¿Has notado que no dice que no bebió, ni que sintió sed? Normalmente, un hombre no puede
sobrevivir 40 días sin beber agua. Por ello el ayuno de Jesús fue abstinencia de alimentos
sólidos pero no de agua.
2. El ayuno total
Es la abstención de comida y bebida. Hay varios casos de ayuno total en las Escrituras.
b. En Hechos 9:9, ¿cuántos días estuvo Saulo de Tarso sin comer ni beber?
En ambos casos, y otros más en las Escrituras, el ayuno total duró solamente 3 días, y fue
hecho en circunstancias muy especiales de crisis. Es verdad que la Biblia menciona casos de
ayunos totales prolongados, como el de Moisés en el monte Sinaí o el de Elías camino a Horeb,
pero son casos en que sin duda hubo una intervención sobrenatural de Dios. No se debe
intentar un ayuno total por más de tres días sin un motivo suficiente, y sin una clara indicación
de Dios para ello.
3. El ayuno parcial
a. En Daniel 1:12-15, ¿de qué se abstuvieron Daniel y sus amigos, y por cuántos días?
4. La vida de ayuno
Este tipo de ayuno relega al ayuno natural o total a aquellas circunstancias especiales de gran
necesidad espiritual, o a la intercesión por propósitos específicos.
D. CÓMO AYUNAR
Arthur Wallis en su libro El ayuno escogido por Dios, da varios consejos en cuanto a la forma
de hacer un ayuno. Aquí van algunos de esos consejos:
1. Si nunca has ayunado antes, empieza con un ayuno parcial; la próxima vez aumenta el
tiempo del ayuno, y así sucesivamente, a medida que tu organismo se va habituando al ayuno.
Cuando estés en condiciones de ayunar por un día completo sin sentirte débil o hambriento,
podrás ayunar por más tiempo: tres, cinco o siete días.
2. Desde antes de empezar un ayuno, deja de beber café o té, para evitar el dolor de cabeza
por la privación repentina de cafeína. Algunos recomiendan comer sólo fruta fresca el día
previo al ayuno.
4. El tiempo de ayuno será de lucha espiritual, en que Satanás querrá desanimarte, y tu propia
carne intentará convencerte de que lo rompas (se llama romper el ayuno a su terminación).
Protégete con la armadura de Dios (Efesios 6) y con mucha oración y alabanza. No te guíes por
tus sentimientos para evaluar los resultados del ayuno, sino mantente en fe, confiando en que
habrá bendición aún después del ayuno.
5. Al romper un ayuno, debes normalizar tus comidas en forma gradual, dando tiempo al
sistema digestivo a recuperar sus funciones. Mientras más largo el ayuno, más tiempo de
normalización.
El ayuno no tendrá ningún valor espiritual si no se hace con una actitud correcta. No será de
bendición si no va acompañado de humildad y búsqueda de santidad.
Ahora, si Dios te pone el sentir de ayunar, hazlo sin temor, sabiendo que "las armas de nuestra
milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para destrucción de fortalezas" (2 Corintios
10:4).
"Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostros, para no mostrar a los hombres que
ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará
en público."
Mateo 6:17-18
Notas y comentarios