Glosario Ebau

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 10

GLOSARIO EBAU

KANT:

Juicio analítico. Según Kant, un juicio analítico es aquel en el que concepto del predicado ya
está contenido en el concepto del sujeto. Así, dado que el concepto de cuerpo ya contiene el
de extensión, el juicio “Todos los cuerpos son extensos” sería analítico. Los juicios analíticos
son meramente explicativos –se limitan a descomponer lo que ya estaba comprendido y
concebido, aunque sea encubiertamente, en el sujeto. Kant sostiene también que un juicio
analítico es aquel cuya negación comporta una contradicción. La primera caracterización de
Kant suele expresarse hoy en día afirmando que un enunciado analítico es el que es verdadero
solo en virtud de los significados de los términos que contiene.

Conocimiento empírico. Kant distinguió entre el conocimiento empírico, que es a posteriori en


el sentido de que solo puede obtenerse por medio de la experiencia, y el conocimiento a
priori, que es totalmente independiente de la experiencia. Los juicios a posteriori solo pueden
dar cuenta de generalidades obtenidas inductivamente que podrían tener que ser revisadas a
la luz de una experiencia futura desfavorable. En cambio, los juicios a priori gozan de
necesidad y universalidad irrestricta, es decir, no podrían ser falsos y no admiten excepciones.

Conocimiento a priori. Kant distinguió entre el conocimiento a priori, que es absolutamente


independiente de la experiencia, y el conocimiento empírico, que es a posteriori en el sentido
de que solo puede alcanzarse basándose en la experiencia. La necesidad y la universalidad
estricta son las marcas del conocimiento a priori. Un juicio pensado con universalidad estricta
es, para él, aquel que no admite excepciones. En cambio, los juicios a posteriori solo pueden
dar cuenta de una generalidad inductiva. El conocimiento de la necesidad es a priori porque la
experiencia solo puede enseñarnos que las cosas son de tal y cual manera, pero nunca que no
pueden ser de otra manera.

Juicio analítico / juicio sintético. Kant da dos caracterizaciones de los juicios analíticos. De
acuerdo con la primera, en un juicio analítico el concepto del predicado ya está contenido en el
concepto del sujeto. Así, dado que el concepto de cuerpo ya contiene el de extensión, pero no
el de peso, el juicio “Todos los cuerpos son extensos” sería analítico, mientras que el juicio
“Todos los cuerpos son pesados” sería sintético. Los juicios analíticos son meramente
explicativos –se limitan a descomponer lo que ya estaba comprendido y concebido, aunque
sea encubiertamente, en el sujeto. Los juicios sintéticos son extensivos –añaden al concepto
del sujeto algo que no era pensado en él y que no podríamos extraer por descomposición. De
acuerdo con su segunda caracterización, un juicio analítico es aquel cuya negación comporta
una contradicción.

Conocimiento a priori / conocimiento empírico. En la “Introducción” a la Crítica de la razón


pura, Kant distingue entre el conocimiento a priori y el conocimiento empírico. El primero es
aquel que puede alcanzarse con absoluta independencia de la experiencia. El segundo solo es
posible mediante la experiencia, es decir, a posteriori. Mientras que la necesidad y la
universalidad estricta son características del conocimiento a priori, los juicios a posteriori son
contingentes y poseen solo una generalidad inductiva que admite siempre una posible
excepción futura.

Proposición necesaria. Una proposición es necesariamente verdadera cuando es verdadera y


no hay circunstancias posibles bajo las que pudiera ser falsa. A las proposiciones
necesariamente verdaderas se oponen las proposiciones contingentemente verdaderas, que
son verdaderas, pero podrían ser falsas en ciertas circunstancias. Entre las primeras se
encuentran las verdades de la lógica y de la matemática, como “O está lloviendo o no está
lloviendo”, “7 + 5= 12”, etc., y también las que Kant llamó proposiciones analíticas, tales como
“Ningún soltero es casado”. Kant sostuvo que la necesidad es un rasgo del conocimiento a
priori, pero defendió que hay verdades no analíticas, sino sintéticas, que son verdaderas a
priori, y por ello, necesarias.

Conocimiento a posteriori. En la “Introducción” a la Crítica de la razón pura, Kant distingue


entre el conocimiento a priori y el conocimiento empírico. El primero es aquel que puede
alcanzarse con absoluta independencia de la experiencia. El segundo es aquel que sólo es
posible mediante la experiencia, es decir, a posteriori. Mientras que la necesidad y la
universalidad estricta son características del conocimiento a priori, los juicios a posteriori son
contingentes y poseen sólo una generalidad inductiva que admite siempre una posible
excepción futura.

DESCARTES:

Substancias pensantes. Descartes divide de modo exhaustivo y exclusivo todo lo que hay en el
universo en dos clases: mente y materia. La esencia de la materia es la extensión, es decir, la
forma, el tamaño y el movimiento. La esencia de la mente es el pensamiento. Un ser humano
es esencialmente una res cogitans, una substancia pensante. Una substancia es algo que no
requiere la existencia de otra cosa –puede existir sólo con la ayuda de la concurrencia de Dios.
Por “pensamiento” (cogitatio) entiende Descartes no sólo el pensamiento abstracto sino
también la percepción y la volición.

Método de la duda sistemática. A diferencia de la duda de los escépticos, la duda sistemática


de Descartes es provisional y pretende dotar al conocimiento de una certeza segura. Descartes
comienza suspendiendo el juicio sobre cualquier proposición de cuya verdad puede dudarse,
incluso como una mera posibilidad. En las Meditaciones las exigencias de la duda van subiendo
y Descartes duda de los productos de la memoria, de lo que percibe a través de los sentidos y
de la razón. Introduce la figura de un genio maligno cuyo propósito es engañarnos de manera
que nuestros sentidos, recuerdos y razonamientos nos lleven a error. Descartes encuentra
entonces una primera certeza a prueba de la duda: “Pienso, luego existo”.

Duda metódica. Descartes emplea este tipo de duda en su intento de alcanzar verdades
ciertas. Comienza dudando de lo que aparece en la experiencia ordinaria, puesto que en los
sueños le han aparecido cosas que, al despertar, advirtió que eran falsas. Tampoco podía dar
por sentados los principios lógicos, pues cabría imaginar un genio maligno que emplease todo
su ingenio en engañarlo. Supuesta la existencia del genio maligno, ni siquiera podría atribuirse
a sí mismo atributos corporales. El único atributo que podría pertenecerle con certeza es el
pensamiento, pues dudar es una forma de pensar. Así, encuentra una certeza primera: “Yo
pienso, luego existo”.

Cogito ergo sum. Frase latina que significa “pienso, luego existo”. Es el punto de partida de la
teoría del conocimiento de Descartes. Hace uso de la misma (“je pensé, donc je suis”) en su
Discurso del Método (1637) y, en su versión latina, en sus Principios de Filosofía (1644). En el
Discurso dice al respecto lo siguiente:” … observando que esta verdad: yo pienso, luego yo
existo, era tan firme y tan bien asegurada que no podrían quebrantarla las más extravagantes
suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla sin escrúpulo como el primer
principio de la filosofía que buscaba”.
MARX:

Materialismo histórico. De acuerdo con la teoría de la historia de Marx y Engels, la causa


última y el poder motriz de todos los acontecimientos históricos importantes reside en el
desarrollo económico de la sociedad, en los cambios en los modos de producción y las fuerzas
productivas. Una exposición condensada del materialismo histórico se encuentra en el Prefacio
que Marx escribió a su Contribución a la crítica de la economía política. Marx distingue entre
una base económica formada por relaciones de producción que corresponden a un
determinado estadio de desarrollo de los modos materiales de producción. Sobre esta base se
alza una superestructura legal, política, religiosa y filosófica. Las relaciones de determinación
van de la base a la superestructura y no a la inversa.

Base económica / superestructura. Marx y Engels utilizaron esta metáfora arquitectónica para
caracterizar la relación que se da entre la organización económica de la sociedad, que es su
base, y las instituciones políticas, legales y culturales, y la conciencia social de una sociedad,
que es la superestructura. La estructura económica incluye relaciones de producción que
corresponden a un determinado estadio de desarrollo de las fuerzas materiales de producción.
El modo en que la base económica determina la superestructura es un asunto debatido,
aunque parece claro que para Marx y Engels la relación de determinación nunca va en sentido
inverso.

Modo de producción. En su teoría materialista de la historia Marx y Engels distinguen entre la


base económica de la sociedad y la superestructura legal, política, religiosa e ideológica que se
alza sobre, y es determinada por, ella. La base económica consta de dos partes. En primer
lugar, un sistema de relaciones de producción; en segundo lugar, ciertas fuerzas de
producción. La existencia de cualquier sistema particular de relaciones económicas se explica
en términos del nivel de desarrollo de las fuerzas de producción, que incluyen la fuerza de
trabajo y en el conocimiento acumulado. Según aumenta el dominio del hombre sobre la
naturaleza, las fuerzas de producción se desarrollarán inevitablemente. En cada nivel de
desarrollo un sistema particular de relaciones económicas será más apropiado para incluir y
facilitar su operación.

GENERALES:

Racionalismo. Doctrina filosófica que, en el ámbito de la gnoseología, afirma que el


conocimiento se fundamenta, al menos en gran parte, sobre la razón. Se contrapone al
empirismo, para el cual el conocimiento se fundamenta sobre la experiencia. El término puede
aplicarse a una diversidad de posiciones filosófica, desde Platón hasta Descartes o Leibniz. Por
ejemplo, Platón sostenía que tenemos un acceso puramente intelectual a las ideas y los
principios que gobiernan el universo, rechazando el acceso sensorial a las imperfectas
realizaciones de esas ideas en el mundo material.

Conocimiento. De acuerdo con la definición clásica que Platón ensayó en el Teeteto, el


conocimiento es una creencia u opinión verdadera y justificada. Aunque en ese diálogo Platón
admite la posibilidad de que tengamos conocimiento de las cosas del mundo sensible, en la
República adopta una posición más restrictiva: solo podemos tener conocimiento de las ideas
o formas inmutables de las que participan las cosas del mundo sensible; de estas últimas solo
es posible la opinión. En los Tópicos Aristóteles hizo una división tripartita del conocimiento en
teorético, práctico y productivo. Kant introdujo la distinción entre el conocimiento a priori, que
es alcanzable con independencia de la experiencia, y el conocimiento empírico, que es a
posteriori.
Metafísica. Puede considerarse que la metafísica indaga dos grandes cuestiones. La primera
concierne a los principios que podrían aplicarse a todo lo que existe. La segunda busca
descubrir lo que es últimamente real, que a menudo se considera distinto de lo que es
aparente en nuestra experiencia cotidiana del mundo. Aristóteles llamó a la metafísica filosofía
primera, la ciencia de las últimas causas y principios, o del ser en cuanto ser. También afirmó
que la metafísica se ocupa de un tipo de ser que está más allá de las substancias sensibles,
Dios. Esto llevó a la distinción medieval entre metaphysica generalis y metaphysica specialis.
En los siglos XVII y XVIII la primera fue identificada con la ontología y la segunda con la teología
natural.

Ideas. De acuerdo con la teoría madura de Platón, las “ideas” o “formas” son arquetipos
eternos, atemporales e inmutables que constituyen un reino separado del mundo sensible.
Sólo las ideas son auténticamente reales y sólo de ellas hay conocimiento. Las cosas del mundo
sensible son meras copias que “participan” de ellas, sólo tienen un carácter aparente y de ellas
no puede haber conocimiento, sino meramente opinión o creencia. Los empiristas británicos,
Locke, Berkeley y Hume, emplearon la palabra “idea” en un sentido totalmente diferente. Las
ideas serían entidades privadas, subjetivas, producidas últimamente en cada mente individual
por la experiencia sensorial.

Virtudes. Son las excelencias que merecen admiración, que hacen a quienes las poseen
mejores, ya sea moral o intelectualmente. Las virtudes morales son rasgos de carácter o
disposiciones requeridas para que un individuo sea moralmente bueno. A ellas se oponen los
vicios. En La República, Platón consideró cuatro virtudes cardinales: la sabiduría, la virtud de la
parte racional del alma; el valor o fortaleza de ánimo, la de la parte apetitiva; la templanza, la
de la parte pasional; y la justicia, que consiste en la armonía entre las tres partes. Aristóteles
distinguió entre virtudes intelectuales, como la sabiduría práctica, y virtudes morales, como la
valentía. Consideró la virtud como un medio entre dos extremos.

Substancia. “Substancia” se ha usado con distintos sentidos en la historia de la filosofía. Al


tratar de las categorías. Aristóteles distinguió la substancia, a saber, lo que no existe en otra
cosa ni es predicado de otra cosa, y sus modificaciones o accidentes (cantidad, cualidad, etc.).
Dividió luego las substancias en primeras o individuales, como el individuo Sócrates, que
pueden existir separadamente, y especies o géneros (hombre, animal), que no existen
separadamente de los individuos. Descartes empleó ese mismo criterio, pero adujo que, en
sentido estricto sólo de Dios, la res infinita, podemos decir que es una substancia, pues la res
cogitans y la res extensa no pueden existir de modo totalmente independiente, sino sólo con el
concurso divino. Los empiristas tendieron a abandonar la noción de substancia en favor de las
cualidades sensibles de las cosas.

Epistemología. La epistemología o teoría del conocimiento es la parte de la filosofía que se


ocupa de la naturaleza del conocimiento, de su posibilidad, alcance y base general. Cuestiones
epistemológicas centrales son la relación entre conocimiento y certeza, los grados de saber y
los objetos del conocimiento, y la justificación del conocimiento frente a los argumentos
escépticos. Descartes fue el principal iniciador de la epistemología moderna con su búsqueda
de la certeza. Frente al racionalismo de Descartes y Leibniz, que privilegia el papel de la razón,
los empiristas han defendido que todo conocimiento se basa en la experiencia. El idealismo
transcendental de Kant fue un intento de corregir los errores y acentuar los aciertos de ambas
escuelas.
Ideas innatas. Son aquellas que no son adquiridas a partir de la experiencia, sino que ya están
implantadas en nuestra mente al nacer. La postulación de ideas innatas es propia de la
tradición racionalista en filosofía que se remonta a Platón. De acuerdo con este autor, nuestras
almas eran preexistentes antes de que naciéramos pues el conocimiento es en realidad una
forma de recuerdo (anamnesis), de recuperación, de lo que ya sabíamos entonces. Descartes
afirmó que en nuestras mentes hay ideas innatas cuyo contenido es independiente de la
experiencia, incluyendo ideas sobre lógica, matemática y metafísica. Frente a esta corriente
racionalista, los empiristas, basándose en el principio de que todo conocimiento procede de la
experiencia, negaron la existencia del conocimiento innato.

Alma. Platón defendió un dualismo extremo entre alma y cuerpo (Fedón). El alma era
concebida como una realidad inmortal e inmaterial separable del cuerpo. El alma aspira a
separarse del cuerpo para regresar a su origen divino y habitar entre las Ideas en el mundo
inteligible. La teoría del alma de Platón es fundamento de su teoría del conocimiento
(anamnesis). Distinguió tres partes o tipos de actividad del alma: sensitiva, irascible, racional.
Para Aristóteles el alma no era una realidad separada del cuerpo sino principio de vida: la
forma del cuerpo (a su vez materia) y su principio de movimiento, diferenciando además
distintos tipos de alma: vegetativa, animal, humana.

Relativismo. Doctrina epistemológica o ética que sostiene el carácter relativo de la verdad o


del bien respecto de los sujetos, culturas o periodos históricos particulares. El conocimiento o
la moral solo podrían así aspirar a una validez subjetiva que dependería de marcos de
referencia o circunstancias concretas. En la Grecia clásica, Sócrates y Platón fueron notorios
adversarios del relativismo, representado emblemáticamente por el sofista Protágoras (“El
hombre es la medida de todas las cosas”).

Mecanicismo. Doctrina filosófica que se origina con Descartes donde se sostiene que la
realidad natural tiene una estructura comparable a la de una máquina, explicando los seres
naturales como si fuesen seres mecánicos, o, más concretamente, como si fuesen máquinas. El
mecanicismo caracterizó la filosofía natural de autores como Descartes, Hobbes, Newton, etc.
En este ámbito, “mecánico” suele entenderse como equivalente a “corpóreo” y “material”, y
como contrapuesto a “incorpóreo”, “inmaterial” o “espiritual”.

ARISTÓTELES:

Eudaimonía. Es el fin último de todos los sistemas antiguos de ética. Aristóteles la describe
como la cosa mejor, más noble y más agradable del mundo. Diferentes teorías éticas la
conciben de modo diverso. Para Aristóteles, es el ejercicio de los poderes del alma virtuosa de
conformidad con la razón. Aunque la palabra eudaimonía se traduce comúnmente como
felicidad, en Aristóteles tiene las connotaciones de vida exitosa o realizada, puesto que
además de la vida buena incluye actuar bien. Es completa y autosuficiente, y no se pretende
alcanzar por otra cosa que por sí misma, de ahí que incluya todos los demás fines que se
pretenden alcanzar. Por tanto, incluye el placer, pero va más allá de él.

Virtudes intelectuales/virtudes morales. Para Aristóteles, la eudaimonía es una forma de


actividad de acuerdo con la virtud. Distingue dos clases de virtudes, las intelectuales y las
morales. Las primeras se alcanzan por medio del aprendizaje, mientras que las segundas se
desarrollan habituándonos a actuar rectamente. Entre las virtudes intelectuales, que tienen
que ver con la parte racional del alma, se encuentran la sabiduría teórica (episteme) y la
sabiduría práctica (phronesis). Las virtudes morales, que conciernen a la parte del alma
relacionada con los deseos y las pasiones, se logran eligiendo un término medio entre un
exceso y un defecto. Así, la valentía es una virtud que equidista de dos extremos, la temeridad
y la cobardía.

Esencia. La esencia de una cosa es su elemento primario o básico, su naturaleza, aquello sin lo
cual no podría ser la misma cosa. Una cosa no puede dejar de tener su esencia sin dejar de
existir. Podemos también caracterizar la esencia de una cosa como la propiedad o propiedades
que tiene necesariamente. Aristóteles introdujo en su Metafísica la expresión ousía para
referirse a la substancia primera, el individuo, y distinguió entre su esencia y sus accidentes,
que son los atributos de una substancia que no son parte de su esencia. Así, ser humano es
una propiedad esencial de Sócrates, pero ser chato es una propiedad accidental suya, una
propiedad que no tiene de modo necesario.

Causación eficiente. Las causas eficientes son uno de los cuatro tipos de causa que, de acuerdo
con Aristóteles, deben ser señalados en un análisis causal completo (los otros tipos son:
formal, material y final). La causa eficiente de un evento es el agente o evento que produce el
efecto. Es el tipo de causa que mejor se adecua a la comprensión científica actual del término.
En la construcción de una casa, la causa eficiente sería la actividad de los trabajadores, es
decir, la acción del agente transformador sobre lo que es transformado.

Acto-potencia. Aristóteles introduce en su filosofía (Metafísica, libro IX) las nociones de


potencia y de acto para explicar el cambio o movimiento como el paso de un estado de
potencia o potencialidad a un estado de acto o actualidad. Se requieren tres condiciones o
principios que deben estar presentes: la materia, la forma y la privación. El cambio se lleva a
cabo mediante una causa eficiente que puede ser externa (por medio del arte) o interna (en la
misma naturaleza del objeto). Las substancias no materiales, como el primer motor, no son
compuestos de materia y forma, o de acto y potencia, y son ajenas al cambio.

Primer motor. Se trata de una idea aristotélica con una gran influencia en el posterior
pensamiento judaico, cristiano e islámico sobre Dios. Si bien todo movimiento (paso de la
potencia al acto) requiere una causa, es decir, ser movido por algo distinto, es un proceso que
no puede continuar indefinidamente pues el movimiento quedaría sin justificación. El primer
motor, según Aristóteles, es la causa originaria del movimiento (cambio) en el universo. Se
trata de un motor inmóvil, acto puro, inmaterial y eterno, que actúa como causa final para el
resto de los seres. Tomás de Aquino y otros teólogos lo identificaron con Dios.

PLATÓN:

Mundo sensible. En la filosofía de Platón se contrapone el mundo sensible al mundo de las


ideas o formas. El mundo sensible es el que es perceptible por los sentidos. El mundo de las
ideas, de lo que es en sí, es un reino separado de entidades abstractas que, como tales, no
están en el espacio y en el tiempo y son eternas. Las cosas del mundo sensible son copias de
las ideas que las imitan o participan de ellas. El mundo sensible es meramente aparente; sólo
las ideas son auténticamente reales. Aunque en el Teeteto Platón había admitido que puede
haber conocimiento de las cosas del mundo sensible, en la República considera que de ellas
sólo puede haber mera opinión y no conocimiento.

HUME:

Relaciones de ideas/asuntos de hecho. Hume divide todo aquello que alcanza el


entendimiento humano en dos clases excluyentes y exhaustivas: relaciones entre ideas y
asuntos de hecho y existencia. Las primeras, entre las que se encuentran las verdades de la
matemática, pueden alcanzarse por intuición o por demostración lógica. En cambio, los
asuntos de hecho –aquellos sobre los que tratan las proposiciones que es concebible que
fuesen falsas- sólo podrían obtenerse por medio de la observación empírica.

Principios de asociación de ideas. Pautas en que diferentes ideas de la mente ocurren juntas o
conectadas. Hume identifica tres principios de conexión entre ideas: semejanza, contigüidad
en el espacio y el tiempo, y causa o efecto. Un cuadro lleva naturalmente a pensar en el
original porque se le asemeja. La mención de una habitación de un edificio provoca
naturalmente el pensamiento de las demás porque son espacialmente contiguas. Pensar en
una herida nos lleva a pensar en el dolor que la sigue porque este es un efecto de la herida. De
estos tres principios el de causalidad es el más fuerte, pues, según Hume, todo razonamiento
sobre asuntos de hecho se fundamenta en él.

TÉRMINOS ÚLTIMOS AÑOS

Proposición necesaria. Una proposición es necesariamente verdadera cuando es verdadera y


no hay circunstancias posibles bajo las que pudiera ser falsa. A las proposiciones
necesariamente verdaderas se oponen las proposiciones contingentemente verdaderas, que
son verdaderas, pero podrían ser falsas en ciertas circunstancias. Entre las primeras se
encuentran las verdades de la lógica y de la matemática, como “O está lloviendo o no está
lloviendo”, “7 + 5 = 12”, etc., y también las que Kant llamó proposiciones analíticas, tales como
“Ningún soltero es casado”. Kant sostuvo que la necesidad es un rasgo del conocimiento a
priori, pero defendió que hay verdades no analíticas, sino sintéticas, que son verdaderas a
priori, y por ello, necesarias.

Percepción sensorial. Es la percepción de las cosas por medio de los sentidos: la vista, el oído,
el tacto, etc. En un sentido amplio, cubriría también la consciencia de eventos internos, como
dolores o estados de ánimo. Platón consideró que la percepción sensorial nos pone en
contacto con meras apariencias, con entidades que son solo copias que participan de las ideas
eternas e inmutables. Al plantear la duda metódica, Descartes puso en tela de juicio lo dado en
la experiencia sensorial. Creyó superado ese escepticismo solo tras alcanzar el Cogito y
establecer luego la existencia de un Dios no engañador. Los empiristas tienden a considerar
que la percepción sensorial no nos pone en contacto directo con objetos del mundo externo,
sino con impresiones o ideas subjetivas y privadas.

Contradicción. Una contradicción es una conjunción de una proposición y su negación. El


Principio o Ley de No Contradicción se puede enunciar así: “Una proposición no puede ser a la
vez verdadera y falsa”. Fue ya formulado en su Metafísica por Aristóteles, que lo consideró el
más seguro de todos los principios: “La opinión según la cual aserciones opuestas no son
simultáneamente verdaderas es la más firme de todas”. Una proposición relacionada, que
Aristóteles también formula allí, es el Principio o Ley de Tercio Excluso, de acuerdo con el cual
de dos proposiciones contradictorias una debe ser verdadera y la otra falsa. Kant afirma que el
Principio de (no) Contradicción es el principio supremo de todos los juicios analíticos.

Dualismo. Doctrina metafísica que afirma la existencia de dos substancias: la material y la


espiritual. Se contrapone al monismo, que afirma la existencia de una única substancia.
Filósofos emblemáticos defensores de estas posturas respectivas son Descartes y Spinoza. De
un modo más general, se utiliza también el término para describir la existencia de dos
tendencias o realidades irreductibles. En este sentido pueden detectarse múltiples dualismos
en las teorías filosóficas, como el dualismo presocrático entre apariencia y realidad, el
dualismo aristotélico de la materia y la forma, el dualismo kantiano de fenómeno y noúmeno,
o la oposición de Hume entre hecho y valor.

Hecho-valor. Distinción introducida por Hume donde se señala la oposición irreductible entre
el ser y el deber. Expresa la diferencia entre cómo son las cosas, por un lado, y cómo deberían
ser o es deseable que sean, por otro. Por ejemplo, la diferencia entre el hecho de obedecer la
ley y el deber de obedecer la ley. El intento de derivar un “debe” desde un “es”, es decir, una
cuestión de hecho desde un juicio moral, se conoce como la falacia naturalista.

Idealismo transcendental. Kant caracteriza con este término un elemento de su filosofía. Kant
pretende combinar un realismo empírico que preserva la independencia y realidad de los
objetos del mundo con un idealismo transcendental que sostiene que esos objetos tienen
ciertas propiedades, como su posición en el espacio y en el tiempo o su interacción causal, solo
porque nuestras mentes están estructuradas de manera tal que esas son las formas y las
categorías a priori que imponemos sobre la multiplicidad de lo dado en la experiencia. Pero la
mente humana no puede imponerlas sobre la realidad misma (los noúmenos o cosas en-sí)
sino solo sobre las apariencias (los fenómenos).

Mecanicismo. Doctrina filosófica que se origina con Descartes donde se sostiene que la
realidad natural tiene una estructura comparable a la de una máquina, explicando los seres
naturales como si fuesen seres mecánicos, o, más concretamente, como si fuesen máquinas. El
mecanicismo caracterizó la filosofía natural de autores como Descartes, Hobbes, Newton, etc.
En este ámbito, “mecánico” suele entenderse como equivalente a “corpóreo” y “material”, y
como contrapuesto a “incorpóreo”, “inmaterial” o “espiritual”.

Muerte de Dios. Nietzsche utiliza la expresión “Dios ha muerto” para simbolizar la


consumación del nihilismo platónico-cristiano en la modernidad, donde toda forma de realidad
suprasensible pierde su valor: el Dios cristiano, el mundo de las Ideas platónico o cualquier
orden conceptual inteligible del mundo. La muerte de Dios simboliza por tanto el
desvanecimiento en la modernidad de “el Sol en torno al que nos movíamos” (la metafísica y
moral tradicional) y el rechazo de la objetividad y la ley moral universal.

Contingencia. En terminología aristotélica, lo contingente se contrapone a lo necesario. Según


Tomás de Aquino, lo contingente es aquello que puede ser y no ser. En la filosofía moderna, la
distinción entre verdades de razón y asuntos de hecho puede ser equiparada a la distinción
entre lo necesario y lo contingente. Desde un punto de vista lógico, algo es contingente si no
es necesario, pero sí posible. En las tablas de verdad, las proposiciones contingentes pueden
ser verdaderas o falsas dependiendo de los valores de verdad de las proposiciones
constituyentes.

Epistemología. La epistemología o teoría del conocimiento es la parte de la filosofía que se


ocupa de la naturaleza del conocimiento, de su posibilidad, alcance y base general. Cuestiones
epistemológicas centrales son la relación entre conocimiento y certeza, los grados de saber y
los objetos del conocimiento, y la justificación del conocimiento frente a los argumentos
escépticos. Descartes fue el principal iniciador de la epistemología moderna con su búsqueda
de la certeza. Frente al racionalismo de Descartes y Leibniz, que privilegia el papel de la razón,
los empiristas han defendido que todo conocimiento se basa en la experiencia. El idealismo
transcendental de Kant fue un intento de corregir los errores y acentuar los aciertos de ambas
escuelas.
Relativismo. Doctrina epistemológica o ética que sostiene el carácter relativo de la verdad o
del bien respecto de los sujetos, culturas o periodos históricos particulares. El conocimiento o
la moral solo podrían así aspirar a una validez subjetiva que dependería de marcos de
referencia o circunstancias concretas. En la Grecia clásica, Sócrates y Platón fueron notorios
adversarios del relativismo, representado emblemáticamente por el sofista Protágoras (“El
hombre es la medida de todas las cosas”).

Mayéutica. Término griego que significa “arte de asistir en los partos”. Sócrates hace un uso
metafórico de este término para describir su método de realizar preguntas para ir
conduciendo al alumno hacia la adquisición de conocimientos. Va por tanto facilitando el
camino para que los propios interlocutores descubran la verdad. El método socrático de la
mayéutica se complementa con la conocida como “ironía socrática”, donde se destruye la
falsedad haciendo comprender al interlocutor que lo que cree saber carece de fundamento
racional.

Esencia. La esencia de una cosa es su elemento primario o básico, su naturaleza, aquello sin lo
cual no podría ser la misma cosa. Una cosa no puede dejar de tener su esencia sin dejar de
existir. Podemos también caracterizar la esencia de una cosa como la propiedad o propiedades
que tiene necesariamente. Aristóteles introdujo en su Metafísica la expresión ousía para
referirse a la substancia primera, el individuo, y distinguió entre su esencia y sus accidentes,
que son los atributos de una substancia que no son parte de su esencia. Así, ser humano es
una propiedad esencial de Sócrates, pero ser chato es una propiedad accidental suya, una
propiedad que no tiene de modo necesario.

Determinismo. El determinismo es la doctrina que sostiene que todo evento está determinado
por alguna causa, incluyendo las acciones intencionales de los seres humanos. Presupone la
existencia de leyes naturales, de carácter universal no estadístico, que podrían permitir
anticipar cualquier estado futuro del universo desde el conocimiento del estado actual y de
dichas leyes. De acuerdo con esta doctrina, el hecho de que sigamos limitados por la
incertidumbre y sometidos a leyes científicas estadísticas, no constituye más que una
limitación práctica humana que, en principio, no cambia en nada la estructura última de la
realidad.

Fuerzas de producción. En su teoría materialista de la historia Marx y Engels distinguen entre


la base económica de la sociedad y la superestructura legal, política, religiosa e ideológica que
se alza sobre, y es determinada por, ella. La base económica consta de dos partes. En primer
lugar, un sistema de relaciones de producción; en segundo lugar, ciertas fuerzas de
producción. La existencia de cualquier sistema particular de relaciones económicas se explica
en términos del nivel de desarrollo de las fuerzas de producción, que incluyen los medios
materiales, la mano de obra y las técnicas productivas. Según aumenta el dominio del hombre
sobre la naturaleza, las fuerzas de producción se desarrollarán inevitablemente. En cada nivel
de desarrollo un sistema particular de relaciones económicas será más apropiado para incluir y
facilitar su operación.

Superhombre. En la filosofía de Nietzsche, el “superhombre” (suprahombre, sobrehombre -


Übermensch) es el ser que ha superado al hombre histórico situándose más allá del
resentimiento y la mezquindad, sin subordinar su vida a ninguna realidad suprasensible. Es la
persona que ha alcanzado un estado de madurez intelectual y moral capaz de generar su
propio sistema de valores, haciendo coincidir lo bueno con aquello que proceda de su voluntad
de poder. Para el superhombre cada instante de su vida tiene un valor infinito, sin
subordinarse a ninguna realidad superior (eterno retorno).

También podría gustarte