Tema 5.1 y 5.2.
Tema 5.1 y 5.2.
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5.1. Isabel II: Las Regencias. Las Guerras Carlistas. Grupos políticos, el Estatuto Real de
1834 y la constitución de 1837.
Durante la minoría de edad de Isabel II se produjo la Primera Guerra Carlista (1833-1840). El
conflicto enfrentó a las fuerzas gubernamentales (isabelinos o cristinos) con los partidarios del
absolutismo de Carlos María Isidro [Carlos V] (carlistas o legitimistas). Este conflicto volvería a
rebrotar en 1846-49 con su hijo Carlos VI y en 1872-76 con el nieto Carlos VII.
Esta guerra se produjo por la cuestión sucesoria, el enfrentamiento ideológico y el apoyo
social. La cuestión sucesoria discutía la legitimidad de Isabel y de las mujeres para subir al trono. El
enfrentamiento ideológico se daba porque los absolutistas eran enemigos de los liberales. El
carlismo tenía como lema “Dios, patria y rey” defendiendo el tradicionalismo, el Antiguo Régimen y
la monarquía de origen divino. Reivindicaban el mantenimiento de los fueros frente a la política
centralizadora. El respaldo social del carlismo procedía de los campesinos de las zonas rurales, la
baja nobleza del norte de España, grupos conservadores ligados a la Iglesia y algunos oficiales del
Ejército descontentos. El carlismo llegó a ser un fenómeno de mayorías sociales en zonas como el
País Vasco, Navarra, norte de Cataluña y comarcas de Castellón y Castilla. Sin embargo, no fue
apoyado por las ciudades, la burguesía comercial, la alta jerarquía eclesiástica, la alta nobleza y la
mayor parte del Ejército.
La Primera Guerra Carlista (1833-40) se desarrolló en cuatro etapas:
1. Formación del foco vasco-navarro (1833-35). Se intentó una sublevación general del país y
al fracasar comienza la guerra civil. Se formó a partir de cuadrillas guerrilleras un Ejército vasco-
navarro dirigido por Zumalacárregui. No pudo tomar Pamplona ni las capitales de las tres provincias
vascas muriendo en el asedio a Bilbao (1835).
2. Las expediciones nacionales (1836-37). Los carlistas tenían fuerte presencia en la zona
vasco-navarra y en el Maestrazgo con el General Cabrera. Se organizaron dos expediciones, la
Expedición Gómez en 1836 y la Expedición Real en 1837. Al frenar a los carlistas en la Batalla del
Puente de Luchana (Bilbao, 1836) el General Espartero se convirtió en un héroe popular.
3. Iniciativa isabelina y Convenio de Vergara (1837-1839). Espartero pasó a la ofensiva y el
carlista General Maroto fue partidario de negociar el final de la guerra. El Convenio de Vergara
(1839) fue un acuerdo sellado con el abrazo de Maroto y Espartero. Carlos María Isidro contrario a
esta pacto se exilió a Francia.
4. El final de la guerra en el Maestrazgo. (1839-40). El General Cabrera se negó a acatar la paz
y Espartero terminó derrotándole. En el verano de 1840 los últimos carlistas se exiliaron cruzando
los Pirineos.
La Segunda Guerra Carlista (1846-49). El General Cabrera volvió de Francia para apoyar a
Carlos VI (hijo de Carlos María Isidro). Se centró en Cataluña y fracasó ante el intento de casar a
Carlos VI con su prima Isabel II. La Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Carlos VII, sobrino de
Carlos VI, ocupó zonas del País Vasco y Navarra. Tras la Batalla de Abadiano (1876) se suprimieron
los fueros vascos.
La evolución política consolidaría el régimen liberal en España. Durante el reinado de Isabel
II se adoptaron medidas legislativas y políticas para asentar definitivamente el Estado liberal. El
reinado de Isabel se divide en dos etapas. La primera (1833-43) tuvo una regencia de su madre
María Cristina, hasta 1840, y después hubo otra de Espartero hasta 1843. La segunda etapa fue su
reinado efectivo que transcurrió entre 1843-68 acabando con una revolución que exilió a la reina.
En su minoría de edad los liberales desmantelaron el Antiguo Régimen. Una fase de
transición (1833-35) con monárquicos reformistas y liberales moderados que buscaron una tercera
vía entre el absolutismo y el liberalismo. Fruto de ello fue el Estatuto Real (1834). Se realizaron
algunas reformas como la división territorial de Javier de Burgos (1833), la liberalización del
comercio, libertad de imprenta con censura previa y se retomó la Milicia Nacional. El Estatuto Real
era un texto en forma de carta otorgada (no pasó por el Parlamento). Se trataba de un reglamento
para convocar las Cortes con dos cámaras. Cámara Alta (Estamento de Próceres) con personalidades
elegidas por la reina de forma vitalicia o hereditaria. Cámara Baja (Estamento de Procuradores) con
miembros elegidos por sufragio censitario (los mayores contribuyentes).
Se produjo una fase de ruptura entre 1835-37 con gobiernos progresistas que impulsaron la
ruptura con el Antiguo Régimen. Destacó la figura de Mendizábal que fue Ministro de Hacienda y su
cese provocó un pronunciamiento militar, el de los sargentos de La Granja de San Ildefonso (1836).
Se obligaba a gobernar con la Constitución de 1812 aunque pronto se creaba la Constitución de
1837, un texto más moderado. En esta fase se produce la desamortización de Mendizábal (1836) que
supuso la venta en subasta de los bienes de muchas órdenes religiosas. Su objetivo era financiar la
deuda pública y los gastos de la guerra carlista. Tuvo como consecuencia el apoyo de los
terratenientes que compraron bienes desamortizados. Desaparecieron definitivamente los
mayorazgos, la Mesta y los gremios. Los moderados tuvieron el poder entre 1837 y 1840 hasta una
insurrección militar promovida por los progresistas encabezados por Espartero.
Entre 1840-43 el General Espartero desplazó a María Cristina como regente. Se impuso un
régimen liberal autoritario apoyado por los ayacuchos. Las medidas políticas tomadas tuvieron la
oposición de la Iglesia. Cuando se intenta firmar un acuerdo comercial con los ingleses se opusieron
Francia y la industria textil catalana. Se produjo una revuelta de patronos y obreros en Barcelona
(1842). Espartero sitió y bombardeó la ciudad. Se produjo una insurrección general en España y el
General Narváez derrotó a las tropas de Espartero en Torrejón de Ardoz (1843). Espartero se exilió
al Reino Unido.
La constitución de 1837 consolida la revolución liberal en España. El texto limita el poder de
los gobernantes y obliga a unas normas a los ciudadanos que les garantizan ciertos derechos. (OTRA
CUESTIÓN ES LA EFICACIA DE ESAS NORMAS). El proyecto fue elaborado por Argüelles y la
idea era crear un texto a medio camino entre la Const. de 1812 y el Estatuto Real de 1834,
contentando a progresistas y moderados. Por ello se mantiene la soberanía nacional y los derechos
de los ciudadanos (const. 1812) y se introducía una segunda cámara, se concedía mayor poder al rey
y cambiaba el sistema electoral (Estat. Real 1834). La función de las Cortes es elaborar leyes,
trabajo que comparte con el rey. El Congreso de los Diputados eran elegidos con sufragio censitario
y el Senado era elegido por el rey a partir de una terna. El poder legislativo lo tenían las Cortes y el
Rey, el ejecutivo eran del rey y los ministros y el judicial residía en los tribunales.
5.2. Isabel II: el reinado efectivo. Grupos políticos y constituciones.
Durante su reinado efectivo la mayor parte del tiempo los protagonistas fueron los políticos
moderados. Entre 1844-54 se bautizó como “Década Moderada”. Se produjo una estabilidad política
con la Constitución de 1845 reformando la Hacienda, centralizando las labores administrativas y
acercándose a la Iglesia. El General Narváez estableció un sistema político estable pero oligárquico.
El pueblo no estaba representado, los resultados electorales eran falseados y se extendió la
corrupción administrativa marginando a los progresistas.
La Constitución de 1845 es una reforma de la anterior. Su objetivo era facilitar el gobierno de
los moderados con una oligarquía que no permita una alternativa en el poder. Se creaba la soberanía
compartida (rey-Cortes) adecuando el sistema político a las clases dominantes.
Se firmó un Concordato con la Iglesia por el cual el Estado pagaba un presupuesto de
dotación del culto y clero.
El Bienio Progresista (1854-56). Esta etapa se inicia con una revolución que provocó un
pronunciamiento organizado por algunos moderados y el General O’Donnell. Debemos considerar
dos aspectos, por un lado, la Vicalvarada, y por otro, el Manifiesto de Manzanares. Se produjo un
enfrentamiento en Vicálvaro y los rebeldes huyeron hasta La Mancha. Allí la proclama intentaba
ganarse a los progresistas y a la población civil. El 7 de julio la proclama se distribuyó por toda
España surtiendo efecto. Se formaron juntas revolucionarias en las principales ciudades. Se
levantaron barricadas en Madrid en demanda de reformas sociales. Isabel II encargó al progresista
Espartero un nuevo gobierno. Los cabecillas de las reformas progresistas fueron Narváez y
Espartero. Se aprobaron leyes para desarrollar el Ferrocarril, la banca, volvió la Milicia Nacional, se
desarrolló la desamortización de Madoz (1855), que afectó a bienes de la Iglesia, tierras y bienes de
los municipios y del Estado, y finalmente se elaboró un proyecto de Constitución (1856) que no
llegó a promulgarse. Era similar a la de 1837.
Durante el Bienio Progresista hubo huelgas en la industria, motines de subsistencia por la
carestía del grano que fueron duramente reprimidos. Esto provocó una crisis de gobierno y en
adelante aparecen los llamados demócratas que serán más radicales en sus posiciones reformistas
que los progresistas. Surgirá también un cuarto espacio político llamado Unión Liberal con los más
moderados de los progresistas y los más progresistas de los moderados. Tras una crisis política
cambia el gobierno.
Entre 1856-68 la preocupación principal de los gobiernos fue restaurar el orden. Se produjo
una alternancia en el poder entre moderados de Narváez y la Unión Liberal de O`Donnell. A
mediados de siglo se fundó el Partido Demócrata, escindido del Partido Progresista, que defendía la
limitación del poder del rey y el sufragio universal masculino. En esta etapa se buscó el progreso
económico y una política exterior de prestigio. Para el progreso económico se incrementaron las
inversiones públicas y concluyeron la construcción del ferrocarril y el Canal de Isabel II para
abastecer de agua a Madrid. En la política exterior se intervino en Marruecos fomentando un
nacionalismo entre la opinión pública. En México España interviene con Francia para instaurar el
Imperio de Maximiliano. En la Cochinchina, tras una matanza de misioneros, se intervino junto a
Francia.
Surgió una oposición de intelectuales, se prepararon diferentes insurrecciones y las diferentes
fuerzas de oposición llegaron a un acuerdo, el Pacto de Ostende, Bélgica, (1866) por el que
prepararon un golpe de Estado. Finalmente, la crisis económica de 1866-68 aumentó el descontento
y la acumulación de problemas políticos, económicos y sociales desencadenaron la Revolución
Gloriosa.