Análisis de Los Regímenes Especiales de Los Trabajadores

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Universidad Da Vinci de Guatemala

Facultad de ciencia jurídicas y sociales


Derecho Laboral I

Análisis de los regímenes


especiales de los
trabajadores

Lilian Estephany Soberanis Morales, 202303758


Introducción
El estudio de los regímenes especiales de los trabajadores implica analizar las normativas
específicas que regulan sectores laborales diferenciados del régimen general, brindando
condiciones adaptadas a las necesidades y características particulares de cada actividad. Estos
regímenes fueron creados para cubrir sectores cuya naturaleza demanda una legislación
específica, como es el caso de los trabajadores agrícolas, los de la construcción, las fuerzas
de seguridad, y el personal sanitario, entre otros.
Este análisis permitirá profundizar en las razones históricas y legales que justifican la
existencia de estos regímenes, evaluando cómo sus disposiciones impactan en los derechos,
beneficios y condiciones laborales de los trabajadores involucrados. Además, es fundamental
comprender en qué medida estos regímenes especiales contribuyen a garantizar la justicia
social y la equidad en el ámbito laboral, o si en algunos casos limitan ciertos derechos en aras
de la especialización normativa. En conjunto, este trabajo busca ofrecer una perspectiva
crítica sobre el papel de los regímenes especiales en la estructura laboral, aportando ideas
que orienten posibles mejoras para el bienestar de los trabajadores en contextos específicos.
Análisis de los regímenes especiales de los trabajadores
Los regímenes especiales de los trabajadores son sistemas específicos de regulación laboral
que se apartan del régimen general de trabajo debido a las particularidades de ciertos sectores
o actividades. Estos regímenes buscan adaptarse a las condiciones particulares de algunos
empleos, garantizando tanto los derechos de los trabajadores como la funcionalidad de la
actividad en cuestión.

En general, los regímenes especiales ajustan aspectos como la jornada laboral, el salario, la
seguridad social, los descansos y las prestaciones de acuerdo con las características del
trabajo. Se aplican a grupos específicos que, por su naturaleza, condiciones o riesgos,
requieren normativas especiales.

Trabajo Agrícola y Ganadero

El trabajo agrícola y ganadero en Guatemala es un sector vital que contribuye


significativamente a la economía nacional y al sustento de miles de familias. A pesar de su
importancia, este tipo de trabajo ha sido históricamente desatendido en términos de
regulación y protección, lo que ha llevado a una serie de desafíos que afectan directamente
las condiciones laborales y de vida de los trabajadores rurales. A continuación, se presenta
un análisis que destaca la necesidad de considerar este tipo de trabajo como un régimen
especial dentro de la normativa laboral, con el objetivo de promover un entorno de dignidad
y respeto.

El trabajo agrícola y ganadero incluye a trabajadores como peones, jornaleros, ganaderos y


cuadrilleros, quienes realizan actividades manuales esenciales para la producción agrícola.
El Código de Trabajo de Guatemala, en su Título Cuarto, Capítulo Primero, regula estas
actividades, pero a menudo carece de mecanismos de supervisión eficaces que garanticen el
cumplimiento de las disposiciones (Código de Trabajo, 2021). Este sector no debe ser
equiparado con otros tipos de trabajo, ya que las características del empleo rural, la
estacionalidad de las labores y la vulnerabilidad económica de los trabajadores requieren un
enfoque específico que reconozca estas particularidades.

La dignificación del trabajo agrícola y ganadero es fundamental, no solo por su contribución


económica, sino también por el valor social que representan estos trabajadores. El
establecimiento de derechos plenos para mujeres y jóvenes que participan en estas labores es
una medida que busca reducir desigualdades y reconocer la importancia de su aporte. Como
señalan algunos estudios, “la inclusión de todos los actores en el ámbito laboral es clave para
garantizar una economía más equitativa” (Pérez, 2019, p. 45).

Es crucial implementar disposiciones que protejan a los trabajadores de abusos y garanticen


condiciones de trabajo seguras. La exigencia de que los intermediarios cumplan con ciertos
criterios de confiabilidad y competencia es un paso necesario hacia la creación de un entorno
laboral respetuoso. Esta regulación se vuelve más relevante considerando que muchos
trabajadores rurales carecen de acceso a recursos legales y mecanismos de defensa ante
posibles abusos por parte de empleadores o intermediarios.

La obligación de presentar un finiquito para cambiar de empleo responde a la necesidad de


estabilidad laboral. Sin embargo, esta norma debe ser evaluada críticamente, ya que puede
limitar la movilidad laboral. Es esencial encontrar un equilibrio que permita a los trabajadores
mejorar sus condiciones sin atarlos a un empleador que no les proporciona los beneficios
adecuados. Al respecto, se indica que “la movilidad laboral es fundamental para el desarrollo
de los trabajadores, pues les permite buscar mejores oportunidades” (Martínez, 2020, p. 62).

Además, el derecho a una vivienda digna y en condiciones higiénicas subraya la importancia


de un enfoque integral que considere el bienestar de los trabajadores fuera del ámbito laboral.
Esto no solo mejora su calidad de vida, sino que también contribuye a un entorno de trabajo
más productivo y satisfactorio. En este sentido, el enfoque hacia el bienestar integral es parte
de la obligación de los empleadores de garantizar condiciones dignas de vida para sus
trabajadores.

La posibilidad de adaptar las normas laborales a los usos y costumbres de cada región es una
característica valiosa que permite a las comunidades rurales integrar sus particularidades en
la normativa laboral. Esta flexibilidad puede resultar en una implementación más efectiva de
las leyes y, en última instancia, en un mejor impacto en las condiciones de vida y trabajo.
Según la OIT (2021), “la adaptación de las normas a contextos locales es clave para mejorar
la efectividad de la protección laboral”.

Trabajo de Mujeres y Menores de Edad

El trabajo de mujeres y menores de edad en Guatemala se encuentra enmarcado en un


contexto normativo que busca garantizar la protección de sus derechos y el bienestar en el
ámbito laboral. El Código de Trabajo, en sus artículos 147 al 155, establece que "el trabajo
de las mujeres y menores de edad debe ser adecuado especialmente a su edad, condiciones o
estado físico y desarrollo intelectual y moral". Esta afirmación establece un principio
fundamental: la necesidad de adaptar las condiciones laborales a las características
individuales de quienes trabajan, garantizando así su desarrollo integral.

Dentro de esta normativa, se prohíbe explícitamente el trabajo en "lugares insalubres y


peligrosos" y se limita el horario y la duración de la jornada laboral para los menores. Estas
restricciones son cruciales para proteger la salud física y mental de los trabajadores más
jóvenes, asegurando que tengan la oportunidad de disfrutar de su infancia y dedicar tiempo
a la educación. Además, se prohíbe el trabajo nocturno y la jornada extraordinaria para
menores, así como el trabajo en lugares donde se expendan bebidas alcohólicas. Al enfatizar
estas prohibiciones, la normativa no solo busca resguardar la integridad de los menores, sino
también su derecho a una infancia saludable.
Un aspecto importante de la regulación es la autorización del trabajo de menores de catorce
años, siempre que se justifique en un contexto de aprendizaje o necesidad económica. Esta
disposición resalta la complejidad de la realidad socioeconómica en Guatemala, donde
muchos niños pueden verse obligados a contribuir al sustento familiar. La ley reconoce que,
en ciertas circunstancias, la participación de los menores en el trabajo puede ser necesaria,
pero se espera que esto se haga de manera que no comprometa sus derechos fundamentales.

En lo que respecta a las mujeres trabajadoras, el marco normativo también establece garantías
importantes. La OIT, mediante el Convenio C100, ratificado por Guatemala, señala que
"debe garantizarse la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano
de obra femenina por un trabajo de igual valor". Este principio es esencial para avanzar hacia
un entorno laboral más equitativo y libre de discriminación. Además, las trabajadoras
embarazadas tienen derechos específicos, como el descanso retribuido antes y después del
parto, lo que refleja un compromiso con la maternidad y el bienestar de las familias.

Otro aspecto destacado es el derecho a la lactancia, que permite a las madres un tiempo
adecuado durante la jornada laboral para alimentar a sus hijos. Esto no solo favorece a las
trabajadoras, sino que también contribuye al desarrollo saludable de los niños, lo que resulta
fundamental para la sociedad en su conjunto.

A pesar de la existencia de un marco normativo que protege los derechos de mujeres y


menores, la realidad práctica a menudo presenta desafíos significativos. La informalidad
laboral y la falta de supervisión pueden dar lugar a situaciones de explotación y abuso.
Muchos trabajadores, especialmente en el sector informal, se ven desprovistos de las
garantías que la ley pretende proporcionar, lo que dificulta la realización efectiva de sus
derechos laborales.

En este contexto, la legislación guatemalteca representa un esfuerzo por establecer un entorno


laboral más justo y equitativo. La protección de los derechos de mujeres y menores es un
paso hacia la construcción de una sociedad más responsable y comprometida con la justicia
social, donde se reconozcan y protejan los derechos de los miembros más vulnerables.

Trabajo a Domicilio

El trabajo a domicilio, tal como se regula en los artículos 156-160 del Código de Trabajo de
Guatemala, representa una modalidad particular que ofrece tanto oportunidades como
desafíos. En su esencia, este trabajo permite a los empleados realizar tareas desde sus hogares
u otros espacios elegidos libremente, sin la supervisión directa de un patrono, lo que
promueve flexibilidad y accesibilidad para aquellos que no pueden desplazarse a un lugar de
trabajo convencional. Esto es especialmente importante en contextos donde ciertas
restricciones sociales o culturales impiden a ciertos sectores de la población, como las
mujeres, acceder a otros tipos de empleo (Organización Internacional del Trabajo [OIT],
2021).
Sin embargo, existen riesgos notables. La falta de supervisión presencial suele traducirse en
menos control sobre las condiciones de trabajo, lo que puede derivar en jornadas largas y
salarios menores en comparación con trabajadores en fábricas o talleres. Estudios de la OIT
destacan que estos trabajadores enfrentan condiciones de informalidad que dificultan su
acceso a la seguridad social y, en muchos casos, perciben ingresos significativamente
menores en comparación con quienes realizan las mismas tareas en entornos laborales
convencionales. En países como México e India, la diferencia salarial puede llegar hasta un
50% menos (OIT, 2021). En Guatemala, el Código de Trabajo incluye disposiciones para
proteger a estos trabajadores, como un registro detallado que los patronos deben llevar sobre
los materiales entregados, las fechas de pago y los productos esperados, con el fin de
garantizar que el trabajo a domicilio no se preste a simulaciones de la relación laboral
(Código de Trabajo de Guatemala, Decreto 1441, 2001).

Otro problema crucial del trabajo a domicilio es la protección de la salud y la seguridad. Las
autoridades sanitarias y de trabajo en Guatemala pueden prohibir las actividades a domicilio
si el lugar de trabajo no cumple con condiciones higiénicas, especialmente en casos de
enfermedades contagiosas (Código de Trabajo de Guatemala, Decreto 1441, 2001). Esta
regulación responde a una preocupación de la OIT por el bienestar de estos trabajadores, ya
que el trabajo en casa, sea en actividades de manufactura o en plataformas digitales, puede
conllevar riesgos ergonómicos, jornadas irregulares y aislamiento social, lo cual afecta su
salud física y mental (OIT, 2021).

Por otro lado, el Código de Trabajo de Guatemala protege los derechos de los trabajadores a
domicilio mediante requisitos específicos para los patronos, tales como llevar un libro de
registros de los materiales y la labor asignada, así como el monto de la remuneración
correspondiente. Estas disposiciones intentan prevenir abusos y asegurar que la relación
laboral sea formal, estableciendo incluso una compensación al trabajador equivalente al
doble del salario adeudado en caso de incumplimiento (Código de Trabajo de Guatemala,
Decreto 1441, 2001).

Trabajo Doméstico

El trabajo doméstico en Guatemala es un sector laboral especial y, a menudo, excluido de


muchas de las protecciones estándar que rigen para otros trabajadores. Según el Código de
Trabajo, se define como aquel que implica labores de aseo, asistencia y demás funciones
propias de un hogar, y generalmente, no puede ser considerado con fines de lucro. No
obstante, esta definición es ambigua, pues aunque no genere ganancias directas, este trabajo
implica un valor económico significativo al liberar a los empleadores de esas labores en
beneficio de sus actividades productivas, lo cual puede ser visto como una forma indirecta
de lucro.
En cuanto a las condiciones laborales, los trabajadores domésticos no están sujetos a una
jornada laboral regular y no cuentan con limitaciones horarias. Sin embargo, se les reconoce
el derecho a un descanso diario de al menos diez horas, incluyendo ocho horas nocturnas y
dos para comidas, así como seis horas adicionales de descanso remunerado durante días
feriados. En términos de salud, los empleadores tienen la obligación de proporcionar atención
médica y medicamentos en casos de enfermedades leves y, en ciertos casos, de cubrir gastos
hospitalarios y de inhumación si el trabajador fallece en casa del patrono. Esto refleja una
protección parcial, aunque con limitaciones en comparación con otros sectores laborales
(tengoderechogt, 2023; derecho guatemalteco, 2023).

Otra característica notable de la legislación guatemalteca es que permite que el empleador


solicite un certificado de salud previo a la contratación. Además, en casos de enfermedades
graves que incapaciten al trabajador por más de una semana, el patrono puede dar por
terminado el contrato pagando una indemnización limitada a un máximo de cuatro meses de
salario, lo cual subraya la precariedad de los derechos y la estabilidad laboral para estos
trabajadores (derechoguatemalteco.org, 2023).

Trabajo de transporte

El régimen especial del trabajo de transporte en Guatemala, según el Código de Trabajo,


establece una definición amplia y detallada de los trabajadores en este sector. No solo abarca
a quienes manejan el vehículo, sino también a todos aquellos que participan en el proceso de
conducción, como asistentes o personal de apoyo, tanto en tierra como en aire (Derecho
Guatemalteco, 2024). Además, para ser trabajador de transporte se exige cumplir con
requisitos específicos de edad, habilidades técnicas y aptitudes físicas y psicológicas,
conforme a las leyes y regulaciones aplicables. Estas condiciones aseguran la idoneidad de
los empleados para garantizar la seguridad tanto de los pasajeros como de la carga,
considerando también la posibilidad de despido en caso de conducta inapropiada, como la
embriaguez o el irrespeto hacia los pasajeros (Ministerio de Trabajo y Previsión Social de
Guatemala, 2024).

Asimismo, el Código ordena reglamentos adicionales que estipulan condiciones de trabajo


particulares, como la extensión de la jornada laboral, donde el personal a bordo de ciertos
transportes puede estar exento de las limitaciones ordinarias de horario, pero sin exceder las
12 horas diarias. Esto reconoce las exigencias propias del trabajo en el transporte,
especialmente para aquellos roles esenciales para la seguridad y la continuidad del servicio
(Acuerdo Presidencial 346, 2024).

Trabajo de aprendizaje

El trabajo de aprendizaje, tal como se define en el Código de Trabajo de Guatemala, implica


una relación contractual en la que el aprendiz se compromete a trabajar para un patrono a
cambio de recibir formación práctica en un arte, profesión u oficio. Este tipo de contrato, que
solo puede ser a plazo fijo, ha evolucionado desde su apogeo en el régimen corporativo hasta
una regulación más flexible que refleja el principio de libertad de trabajo (Código de Trabajo,
2024).

Un aspecto significativo del trabajo de aprendizaje es que la retribución acordada puede ser
inferior al salario mínimo, lo que ha sido objeto de críticas por potencialmente fomentar la
explotación de jóvenes en formación (Derecho Guatemalteco, 2024). Además, la Inspección
General de Trabajo desempeña un papel crucial al supervisar la duración y las condiciones
del contrato, garantizando que la enseñanza sea adecuada y no se prolongue
innecesariamente. Al final del periodo de aprendizaje, el patrono debe proporcionar un
certificado que acredite la formación recibida, lo cual es esencial para la inserción laboral del
aprendiz. En caso de que el patrono se niegue a emitir dicho certificado, se puede realizar un
examen para validar la competencia del aprendiz, lo que asegura que el proceso de
aprendizaje tenga un reconocimiento formal (Código de Trabajo, 2024).

A pesar de su importancia, el trabajo de aprendizaje ha visto una disminución en su difusión


debido a la creación de escuelas de artes y oficios, que ofrecen alternativas más formales y
estructuradas para la adquisición de habilidades (Derecho Guatemalteco, 2024). Esta
transición refleja un cambio en la percepción del aprendizaje, que ha pasado de ser una
obligación hacia una opción más enriquecedora y diversificada para los jóvenes que buscan
integrarse al mercado laboral.

Trabajo en el mar y en las vías navegables

El trabajo en el mar y en las vías navegables en Guatemala está regulado por un marco
normativo que busca garantizar tanto la protección de los trabajadores como el desarrollo
sostenible de los recursos hídricos. La Constitución Política de la República de Guatemala
establece en su artículo 87 que "el Estado promoverá el uso y la conservación de los recursos
naturales" (Asamblea Nacional Constituyente, 1985), lo cual se traduce en la necesidad de
legislar sobre la explotación de los recursos marítimos y fluviales de manera que se protejan
los derechos de los trabajadores involucrados en estas actividades.

En el contexto del trabajo en el mar, la Ley de Trabajo de Guatemala es fundamental. Esta


ley establece derechos y deberes para los trabajadores y empleadores, promoviendo
condiciones de trabajo dignas y seguras. Por ejemplo, el artículo 4 de esta ley reconoce el
derecho de los trabajadores a "un salario justo y a condiciones de trabajo dignas" (Congreso
de la República de Guatemala, 1947). Esto es particularmente relevante para los trabajadores
del sector pesquero y marítimo, quienes a menudo enfrentan condiciones laborales difíciles
y riesgos asociados con el ambiente marino.

Además, la legislación guatemalteca incluye regulaciones específicas para la pesca y la


navegación, tales como el Decreto Número 80-2002, que crea la Ley de Pesca y Acuicultura.
Esta ley tiene como objetivo "promover la pesca responsable y sostenible", lo que implica no
solo la conservación de los recursos acuáticos, sino también la protección de quienes trabajan
en este sector (Congreso de la República de Guatemala, 2002). En este sentido, el artículo 22
de la ley establece que "se deberá garantizar la capacitación y la seguridad de los pescadores",
resaltando la importancia de formar a los trabajadores en prácticas seguras y sostenibles.

Sin embargo, a pesar de la existencia de un marco legislativo, la implementación efectiva de


estas normativas presenta desafíos significativos. La realidad en las comunidades costeras y
ribereñas a menudo refleja una falta de recursos para hacer cumplir las leyes, así como la
informalidad laboral que predomina en el sector. Muchos trabajadores del mar no cuentan
con contratos formales, lo que los deja vulnerables a abusos y explotación. Según un estudio
del Instituto Nacional de Estadística (2022), aproximadamente el 60% de los pescadores en
Guatemala trabajan en condiciones informales, lo que limita su acceso a los beneficios
laborales garantizados por la ley.

La legislación guatemalteca también se enfrenta a la presión de la industria pesquera


internacional y a la creciente demanda de productos del mar, lo que puede llevar a prácticas
de explotación y degradación ambiental. En este contexto, el artículo 19 de la Ley de Pesca
y Acuicultura enfatiza que "la actividad pesquera deberá realizarse sin perjudicar el equilibrio
ecológico" (Congreso de la República de Guatemala, 2002), lo que implica que es
fundamental establecer mecanismos de control y supervisión que aseguren el cumplimiento
de esta norma y protejan tanto el medio ambiente como los derechos laborales.

Régimen de los Servidores del Estado y sus Instituciones

El régimen de los servidores del Estado en Guatemala se establece a través de un marco


normativo diseñado para regular la administración pública y garantizar el correcto
desempeño de los funcionarios. La Ley de Servicio Civil, promulgada en 1996, es el pilar
fundamental de este régimen y busca asegurar la profesionalización del servicio público y la
protección de los derechos de los servidores del Estado. Según esta ley, el objetivo principal
es “lograr una gestión pública eficiente y transparente, que responda a las necesidades de la
ciudadanía” (Congreso de la República de Guatemala, 1996).
Un aspecto central del régimen es la clasificación de los servidores públicos, quienes se
dividen en funcionarios, empleados y trabajadores, dependiendo de la naturaleza de sus
funciones. Esta diferenciación es crucial, ya que determina los derechos y deberes específicos
de cada grupo. La ley estipula que todos los servidores deben ser seleccionados con base en
méritos, garantizando así la equidad y la imparcialidad en la contratación. Como señala la
Ley de Servicio Civil, “el acceso al empleo público es un derecho de todos los ciudadanos,
basado en principios de igualdad y no discriminación” (Congreso de la República de
Guatemala, 1996).
Los derechos de los servidores del Estado son fundamentales para su estabilidad laboral y su
desempeño en el ejercicio de funciones públicas. Estos incluyen, entre otros, el derecho a una
remuneración justa, a la capacitación continua y a la protección de sus derechos laborales.
La legislación también establece que los servidores tienen derecho a participar en la
formulación de políticas públicas, lo que implica una democratización del acceso a la toma
de decisiones dentro de la administración pública. En este sentido, se subraya que “los
servidores públicos tienen el deber de fomentar la participación ciudadana en la gestión
pública” (Gobierno de Guatemala, 2004).
A pesar de la protección legal que se brinda a los servidores del Estado, existen prohibiciones
y responsabilidades que son igualmente críticas para el mantenimiento de la integridad en la
administración pública. Los funcionarios no pueden involucrarse en actividades políticas
durante el ejercicio de sus funciones, lo que asegura que el servicio público se mantenga al
margen de intereses partidistas. Además, la ley contempla sanciones para aquellos que
incumplan sus deberes, desde amonestaciones hasta la destitución, lo que refuerza la
importancia de la responsabilidad en el servicio público. Tal como indica la Ley de Servicio
Civil, “las sanciones administrativas son necesarias para garantizar el cumplimiento de las
normas y el correcto funcionamiento de las instituciones” (Congreso de la República de
Guatemala, 1996).
La Secretaría de la Función Pública es la entidad responsable de supervisar y regular el
régimen de los servidores del Estado. Esta institución juega un papel crucial en la
implementación de políticas que promuevan la capacitación y el desarrollo profesional de los
servidores, asegurando así que la administración pública sea cada vez más eficiente y
orientada a resultados. La Contraloría General de Cuentas, por su parte, supervisa la
utilización de los recursos públicos, contribuyendo a la rendición de cuentas y a la
transparencia en la gestión pública.
Conclusión
En conclusión, los regímenes especiales de los trabajadores son instrumentos fundamentales
para abordar las particularidades de ciertos sectores laborales que, debido a la naturaleza de
sus actividades, requieren condiciones y normativas distintas del régimen general. A través
del análisis de estos regímenes, es evidente que, aunque representan un esfuerzo por adaptar
el marco legal a las necesidades de cada sector, existen desafíos significativos para equilibrar
la especialización normativa con la garantía de derechos laborales universales.
Este estudio revela que, si bien los regímenes especiales pueden ofrecer beneficios adaptados
a los contextos específicos de los trabajadores, en algunos casos también pueden limitar
derechos o establecer condiciones menos favorables. Por lo tanto, resulta crucial revisar y
actualizar periódicamente estas normativas para asegurar que se respeten los principios de
justicia y equidad en el ámbito laboral. Con una adaptación constante a las condiciones
cambiantes del mercado y la sociedad, los regímenes especiales pueden seguir cumpliendo
su función de proteger los derechos de los trabajadores sin comprometer el acceso a
condiciones de trabajo dignas y justas.
Bibliografía
Trabajo a domicilio ¿qué es? (n.d.). WageIndicator Foundation.

https://tusalario.org/guatemala/derechos-laborales/maternidad/trabajo-a-domicilio

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de http://derechoguatemalteco.org/analisis-trabajo-domestico

Tengoderechogt. (2023). Derechos de los trabajadores domésticos en Guatemala.


Recuperado de http://tengoderechogt.org/derechos-trabajadores-domesticos

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