Apunte de Epistemológica A La Psicología

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Instituto Universitario de

Ciencias de la Salud

Fundación H. A. Barceló

Licenciatura en Psicología
1° año

Cátedra: Historia y
Actualidad de la Psicología

APUNTE DE CÁTEDRA

Lic. María Paula Arrieta


2023
HISTORIA Y ACTUALIDAD DE LA PSICOLOGÍA

Introducción

Si partimos de la pregunta acerca de “¿Qué es la Psicología?” nos encontraremos que no contamos con una
respuesta unívoca, ni cerrada. A lo largo de la historia de la Psicología, distintos pensadores, investigadores
y científicos, fueron dando distintas definiciones acerca del objeto de estudio que corresponde a esta
disciplina, así como del método que debe implementar en sus estudios. Veremos que en el campo de la
Psicología (así como en el de muchas de las ciencias humanas) hay un permanente debate entre diversas
posturas las cuales, en muchos casos, son antagónicas. ¿De qué dependen esas diferencias y discusiones?
¿Qué variables y factores determinan una u otra postura? Las diferencias entre posturas están dadas, sobre
todo, por distintos modos de concebir al objeto de estudio –el ser humano-, así como el modo de entender
la ciencia y sus criterios de producción. Así, objeto, método y criterios de cientificidad serán los
prolegómenos que hacen de la Psicología un campo en permanente debate y redefinición.

Los manuales de Historia de la Psicología señalan el nacimiento de la Psicología como disciplina científica en
1879 de la mano de Wilhelm Wundt, en la Universidad de Leipzig, Alemania. Podemos preguntarnos,
entonces, si antes de esa fecha no había elaboraciones con relación a temas psicológicos y, si los había, qué
características presentaban.

La psicología durante muchos años fue inseparable de la filosofía; el término “psicología” raramente fue
utilizado hasta el siglo XVIII, pero más allá del nombre que la designa, el campo al que se aboca tiene una
larga historia y ubicamos sus comienzos en el pensamiento la mentalidad racional de los griegos.

La Filosofía en los orígenes de la Psicología


Si partimos de una idea un poco general y en un sentido amplio, de que la Psicología es una disciplina que
trata de describir y comprender distintos aspectos de las conductas, de los procesos mentales y de las
motivaciones humanas, nos daremos cuenta que tales inquietudes no son nuevas en el pensamiento
humano. Es propio del hombre, más allá de su tiempo histórico, tener conciencia de su existencia y
preguntarse acerca de su obrar, de los motivos y las consecuencias de sus acciones, así como qué es el
espíritu o el alma, cuál es su relación con el cuerpo, etc.
En el desarrollo del pensamiento humano occidental, ubicamos una primera etapa en la que los
interrogantes por lo humano y su relación con el mundo y la naturaleza eran respondidos a través de mitos
y leyendas.
Hacia el siglo VI a.C., aproximadamente–, mientras los mitos se seguían construyendo y se influían
mutuamente, nace una nueva forma de saber basada en el uso de la razón, que implica la puesta en marcha
de procesos de abstracción, para la explicación de las causas universales del cosmos y del hombre, sin
recurrir a argumentos basados en fuerzas sobrenaturales, propias de las explicaciones míticas. En el marco
de esta ruptura por la búsqueda de la comprensión de lo humano, se dio un pasaje del mito al logos (razón).
Llamamos a este modo de abordar el estudio de lo humano y su relación con el cosmos, Filosofía; aparece
una actitud inquisitiva, reflexiva y especulativa en la que el fin que se persigue es dar “fundamento” racional
a las verdades últimas y principios que rigen el mundo.
La larga primacía del conocimiento filosófico, luego del desarrollo de variados sistemas filosóficos a lo largo
de quince siglos, también llegó a su fin. Ubicamos, a partir del siglo XVI, la transición hacia un nuevo modo
de conocimiento: el científico experimental, el cual destrona a la filosofía, instalando la hegemonía de las
ciencias positivas naturales, de la mano de científicos como Galileo Galilei, Newton, Lavoisier, entre otros.
Es en el marco de este proceso donde se ubica el surgimiento de la etapa científica de la psicología en
Alemania, 1879, con la Escuela de Psicología Experimental de Wilhelm Wundt. Previamente a esta fecha,
entonces, nos referiremos a la etapa pre-científica o filosófica de la Psicología.

Estudios psicológicos en la filosofía antigua


A lo largo de la antigüedad, los desarrollos de la psicología constituían una rama de la Filosofía y los filósofos
y sabios, los encargados de sistematización. Los temas sobre los que se reflexionaban eran el origen de las
ideas y del conocimiento, la distinción de ideas verdaderas, la relación entre el alma y el cuerpo, los
sentimientos, etc.

 Sócrates (470–399 a.C.) consideraba que el alma es la sede de las facultades racionales humana y se
caracteriza por su capacidad de reflexión para unir aquello que parece diverso y separado. El alma es
la que permite distinguir el bien del mal y no solo de una forma puramente intelectual sino,
esencialmente, desde la acción. El hombre actúa en forma justa cuando logra evitar el mal. El alma
es lo que el hombre “es” cuando se niega a dejarse guiar por las opiniones corrientes y mira hacia
dentro de sí, en su propia capacidad para distinguir. Esto resulta innovador en la medida que exige al
hombre “mirarse dentro de sí‟, conocerse. Según Sócrates, no sabemos nada, todo surge de nuestro
esfuerzo por pensar y descubrir, mediante la razón, lo que está oculto.

 Su principal discípulo, Platón (428-347 a.C.) avanzará en la concepción socrática del alma, creando
un sistema que retoma los desarrollos socráticos para integrarlos con una redefinición de la cultura
griega, desde los aspectos individuales y éticos, hasta lo colectivo y político, las artes, la educación, el
trabajo, etc. Para este filósofo, el alma es el lugar de manifestación de la idealidad, de la verdad que
no cambia, de las ideas supremas y verdaderas, en contraste con la mutabilidad de las opiniones. El
hombre es esencialmente alma y esta es el camino a la salvación, la vía para superar los límites de la
existencia, a través de un trayecto de ascenso hacia la verdad, hacia el reino de las ideas. Mientras
que para Sócrates la verdad se la actúa, para Platón la verdad se la piensa. El alma es un ente
incorpóreo pero caído en el cuerpo, siendo ella es el origen del movimiento del cuerpo. Para
liberarse, el alma debe desprenderse de las cadenas que la vuelven esclava de la corporeidad (mito
de la caverna). En el nivel de lo político, solo los hombres cuya alma es esencialmente racional deben
asumir la carga del mando. El alma racional es aquella que puede acceder a la verdad que se
encuentra en el interior del hombre y reside en el campo de las ideas, que son innatas. Por tal
motivo, a este sistema filosófico se lo denomina idealismo y de este se derivarán concepciones
racionalistas en la época moderna.

 Aristóteles (384-322 a.C.), por su parte, realiza una sistematización y a la vez una revisión crítica de
las doctrinas platónicas. Lo que cambia con este filósofo es la relación del alma con lo corpóreo. El
alma es en todo ser vivo, el principio motor y de causalidad y, al mismo tiempo, la finalidad y la
perfección final. Su ser consta de un cuerpo que tiene la vida en potencia; la configura no como una
sustancia independiente, sino como intrínsecamente asociada a la corporeidad. No se trata para
Aristóteles de oponer entre sí las partes, sino de comprender las interacciones recíprocas. Sin
embargo, no niega la relación del alma con lo divino, lo eterno y lo inmutable. Distingue un alma
vegetativa (destinada a la nutrición y a la reproducción), un alma sensible (que poseen también los
animales y cumple funciones de percepción y de imaginación) y un alma racional (propia solo del
hombre). La concepción aristotélica del alma es funcionalista, como capacidad del cuerpo de actuar,
percibir y pensar. El alma permite además la unificación de las funciones corporales. Aristóteles
introduce así una valoración biológica de lo humano y, frente a Platón que concibe alma y cuerpo
como opuestos (dualismo), intenta una síntesis que supere los reduccionismos.

Estudios psicológicos en la filosofía medieval


A comienzos de la era cristiana se produce una lenta y continua transformación en el modo de pensar al
hombre y sus facultades. Entre los siglos V y XV d.C. se desarrolló la Edad Media. Período en el cual
racionalismo griego cae en desuso en Europa occidental y es reemplazado por la fe que promete al hombre
un renacimiento y purificación alejada de las pasiones terrestres. La teología de la cristiandad occidental
consideraba a la razón esencialmente como servidora de la fe. La fe había resuelto la naturaleza esencial del
hombre y el papel de la razón consistía en respaldarla.
En el transcurso de la Edad Media, muy pocas personas sabían leer y escribir; no había bibliotecas públicas
y, además, se perdieron y destruyeron importantes textos manuscritos antiguos. Todo el saber de la época
estaba en manos de la Iglesia Católica. Los monjes copiaban e ilustraban las Sagradas Escrituras y algunos
textos clásicos. La tarea era descifrar signos, señales, indicios que indicaran las decisiones de Dios y se
interpretaba la Biblia según el dogma oficial; todo estaba en manos de los teólogos. Sin embargo, se admitía
que el hombre podía llegar a establecer algunas relaciones con la naturaleza, y de esto se ocupaba la
filosofía, la matemática, la astronomía, la lógica, entre otras artes. Se enfatiza la cuestión de una vida
después de la muerte y se devalúa la idea de una vida como proceso meramente biológico. Al mismo
tiempo, el alma como fuente de vida, no tiene autonomía respecto del cuerpo, ya que ambos fueron
creados por Dios. El destino ulterior de la vida se lo adquiere, no obstante, aquí y ahora, lo que confiere a la
vida terrena una dirección universal, para todos, no solo para iniciados. La vida ultraterrena depende del
juicio de Dios, no del humano. Ya no es el cosmos y el hombre el centro del sistema filosófico, sino el
hombre y su relación con lo divino.

Por ejemplo, para San Agustín (354–430 d.C.), el alma es aquella que permite distinguir en forma racional el
valor de los bienes espirituales con respecto a los corporales. El ser humano está formado por cuerpo y
espíritu; el alma no está en oposición al cuerpo ya que necesita de él. El ser humano es un compuesto de
cuerpo (materia) y alma (forma). Pero lo más importante es el alma, en tanto el cuerpo es un mero
instrumento de la misma. La función del alma es el conocimiento. Además de las funciones propias de la
inteligencia, le corresponden también las de la memoria y la voluntad, adquiriendo esta última un especial
protagonismo en su pensamiento, al ser considerada una función superior al entendimiento. Para este
filósofo, el hombre es creado a imagen y semejanza de Dios, pero ha sido deformada por el pecado y serán
la razón, la fe y la voluntad, las encargadas de restaurarla. Posteriormente, ya en el siglo XIII.

Santo Tomás de Aquino (1225- 1274), sistematizó la filosofía cristina, en general, y la Escolástica, en
particular. Abordó especialmente la relación entre la razón y la fe, retomando algunas formulaciones
filosóficas de Aristóteles. Insistió en que las verdades de la fe y las propias de la experiencia sensible son
compatibles y complementarias. Algunas verdades pueden ser conocidas sólo a través de la revelación, y
otras, como la composición de las cosas materiales, solo a través de la experiencia.
En la época medieval, la Teología era considerada la madre de todas las ciencias, luego se ubicaba la
Filosofía y, por último, la geometría, la aritmética y las matemáticas. A estas últimas, no se las consideraba
ciencias, porque ciencia era aquello que se ocupaba de los objetos supremos y, por tal razón, la teología
(que se ocupaba de Dios) era la ciencia superior, y le seguía la filosofía que se ocupaba de la obra divina.
Todo aquello no alineado con los dogmas del pensamiento religioso fue considerado por los teólogos
subversivo y hereje, y quienes lo sostenían, fueron condenados.

Un ejemplo fue el proceso de enjuiciamiento llevado a cabo contra Galileo Galilei en 1630. Hacia 1605, la
experimentación y la medición constituían para Galileo el fundamento más sólido de la ciencia. Si bien en la
Universidad de Pisa Galileo fue obligado a enseñar la teoría convencional de su tiempo, que el sol y todos
los planetas giran alrededor de la Tierra, más tarde, en la Universidad de Padua se vio expuesto a una nueva
teoría, propuesta por Nicolás Copérnico, la cual estimaba que la Tierra y todos los demás planetas giraban
alrededor del sol. Las observaciones con su telescopio nuevo lo convencieron de la verdad sobre la teoría
heliocéntrica de Copérnico pero lo metió en problemas con la Iglesia Católica Romana en 1615. Galileo
expresó abiertamente la necesidad de separar las cuestiones teológicas de las científicas, con lo cual se
ganó la enemistad de la Iglesia. En 1633 la Inquisición lo declaró culpable de herejía y lo obligó a retractarse
en público, de su apoyo a Copérnico, fue condenado a desdecirse y a prisión domiciliaria hasta su muerte.

Filósofos de la modernidad: antecedentes de la Psicología experimental


Entre los siglos XIV y XVI muchos cambios transformaron la sociedad occidental (el desarrollo de las
ciudades, el comercio, la industria, la economía y la política) y distintos filósofos comenzaron a poner en
entredicho muchas de las creencias tradicionales, dando lugar a un largo período que, más tarde, recibiría el
nombre de Modernidad.
En el ámbito del arte y la cultura, surgió en Italia un movimiento denominado Renacimiento (siglos XV y XVI)
que produjo no solo transformaciones en el arte, sino también una profunda renovación en las ciencias
tanto naturales como humanas. El término “renacimiento” simboliza la reactivación del conocimiento -tras
siglos de predominio del pensamiento dogmático propio de la Edad Media-, el renacer de ciertos elementos
de la cultura clásica, griega. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano. El
interés por las artes, la política y las ciencias delineó una concepción que lentamente fue sustituyendo el
teocentrismo medieval por una postura antropocentrista (reflexiones centradas en el ser humano).
En Francia y en Inglaterra, desde fines del siglo XVII, surgió otro importante movimiento cultural e
intelectual llamado Ilustración, que se caracterizó por su declarada finalidad de disipar el oscurantismo
medieval mediante las luces de la razón. Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana
podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor. Por estas razones, el
siglo XVIII es conocido como el Siglo de las Luces.
Los filósofos comenzaban a introducir las ideas del Iluminismo. Durante la Ilustración prevaleció la
exaltación de la razón como el medio capaz de acceder a todo conocimiento y de plantear así soluciones a
los históricos problemas de desigualdad existentes hasta allí.

En forma sintética, la Modernidad podemos entenderla como un proceso histórico que incluye cambios en
diversas esferas: en la cultural, en los valores y en las creencias, en la economía y en la política (capitalismo
y caída de los imperios absolutistas), siendo uno de los rasgos que la distinguen, la secularización del
pensamiento, término que alude al proceso por el cual cierto orden de representaciones que encontraban
su legitimidad y su valor en un ordenamiento religioso (en el cual Dios era el punto máximo de verdad),
son reemplazados por valores y representaciones seculares, es decir, que no tienen raíz religiosa, sino que
se sustentan en las verdades y las instituciones que los hombres construyen.
A partir del proceso de secularización, en Occidente se marca una separación entre los distintos órdenes
religioso, político, estético y moral. Podemos decir que esta es una de las principales características que
definen a la Modernidad, la cual colabora en la construcción de la concepción del hombre como un ser
ilustrado, “iluminado”, capaz de hacer uso correcto y por sí mismo de su propio entendimiento.

Racionalismo y dualismo con Descartes


Una figura sobresaliente en el siglo XVI, abocada a la búsqueda de dicha transformación, fue René
Descartes (1596-1650), quien rechazó el sistema escolástico que consistía en comparar y contrastar las
opiniones de autoridades religiosas reconocidas, poniendo su fe en la certidumbre de las matemáticas como
base fundamental para el desarrollo del conocimiento científico. Descartes propuso que en el camino a la
verdad, no hay que ocuparse sino de objetos sobre los cuales pueda lograrse una certidumbre similar a las
demostraciones de la aritmética y la geometría. Por esta razón, determinó no creer ninguna verdad hasta
haber establecido las razones para hacerlo. La única certidumbre a partir de la cual comenzó sus
investigaciones fue a través de su expresión “Pienso, luego existo”, donde el “luego” no significa una
relación temporal, sino que hace referencia a una intuición, una captación inmediata: en tanto pienso, es
que existo. El eje de este planteo pasa a ser el “yo” del sujeto pensante. Así, este filósofo ubicó el problema
del psiquismo humano en el centro mismo de sus preocupaciones. Planteó una dualidad en el hombre, por
la cual es cuerpo (res extensa) y espíritu (res cogitans), de los cuales sólo el primero, el cuerpo, está
sometido a la necesidad y a la destrucción en tanto es materia sujeta a las leyes físicas. Por su lado, la mente
Descartes consideró que el estudio de la mente humana a través de la conducta era imposible, porque, en
primer lugar, la conducta involuntaria (física) –como dijimos antes– no está determinada por la mente,
entonces, para qué estudiarla; y, en segundo lugar, porque la conducta voluntaria (la que sí está gobernada
por la mente) se la consideraba impredecible y determinada por el libre albedrío (libertad) del hombre, es
decir, sin una regularidad que la gobernara. Puesto que un filósofo tan solo podía observar la conducta de
otras personas, sus mentes le quedaban vedadas, por inaccesibles. A lo sumo, aquello que se podía hacer
era estudiar su propia mente, observándose interiormente. A este procedimiento se lo llama introspección
especulativa o filosófica. Y en la mente lo que encontramos son pensamientos, ideas, las ideas verdaderas
son innatas y se captan por intuición, no requieren de comprobación empírica como los contenidos del
mundo material, físico.

El empirismo de Locke y Hume

Empirismo inglés: el origen del conocimiento está en la experiencia. Las


percepciones originadas a partir de las experiencias sensoriales, en la mente
se asocian, formando así las ideas (asociacionismo), dando lugar al
pensamiento racional.

John Locke (1632-1704) hizo hincapié en la importancia de la experiencia de los sentidos en la búsqueda del
conocimiento, en reemplazo de la reflexión pura y especulación intuitiva, propio de las concepciones
filosóficas racionalistas.
Locke afirmó que la mente de una persona en el momento del nacimiento es como una tabula rasa, una
hoja en blanco sobre la cual la experiencia imprime el conocimiento, y no creía en la intuición o
teorías de las concepciones innatas. La propuesta fundamental es que todo conocimiento debe provenir de
los sentidos. El hombre puede nacer con la capacidad para adquirir conocimientos pero todo lo que conoce
proviene de su experiencia.

Por su parte, David Hume (1711-1776), influido fuertemente por las tesis empiristas de Locke y otros
filósofos empiristas y asociacionistas, fue más allá e intentó probar que la razón y los juicios racionales son
tan solo asociaciones habituales con diferentes sensaciones o experiencias (asociacionismo). Los sentidos
nos proporcionan sensaciones aisladas y, por ejemplo: ¿cómo sabemos que un haz de luz que impresiona
nuestros sentidos, es una pelota? Este dilema fue resuelto por los empiristas introduciendo el concepto de
asociación. Al darse cuenta de que las sensaciones, por separado, no pueden transmitir los significados y
connotaciones de los objetos, adoptaron el principio de asociación para explicar cómo se conectan las
sensaciones: si se producen juntas con suficiente frecuencia, una sola de ellas puede provocar el recuerdo
de las otras. El significado de una palabra sería la suma total de ideas asociadas que son evocadas al
pronunciar o leer esa palabra.
Para el empirista, el problema es el origen de las ideas, de dónde vienen; si estas no son innatas, ¿cómo se
forman, de donde provienen: de la experiencia, y esta es de dos tipos: experiencia de sensación o externa y
experiencia de reflexión o interna. A la primera le corresponden los sentidos externos, a la segunda, las
operaciones de la mente. Ambas se relacionan, ya que la reflexión implicaría la toma de conciencia de las
propias sensaciones y la coordinación de estas en pensamientos complejos.
Las ideas son copias pasivas del mundo por lo que la conciencia humana se constituye en reflejo pasivo de
lo real, así el ser humano fue concebido como un pasivo captador de impresiones sensoriales. Pero queda
claro que es la sensación la que tiene primacía por sobre la reflexión. Esto plantea una diferencia tajante
con la postura de Descartes y es el terreno sobre el que se afirmarán las ideas fundantes de la Psicología
científica.

Principales características de las tres corrientes filosóficas: racionalismo y empirismo.

Racionalismo – Descartes Empirismo - Hume, Locke


Fuente del conocimiento: la razón Fuente del conocimiento: la experiencia.

La mente reconoce la realidad mediante su Experiencia: percepción de los objetos


capacidad de razonar. sensibles externos (cosas) y operaciones
Internas de la mente (emociones,
Existencia de ideas innatas, universales sensaciones).

Modelo ideal de conocimiento: matemáticas; Mente como tabula rasa: se imprimen las
razonamiento deductivo. sensaciones que luego dan lugar a las ideas y al
pensamiento, es un “receptáculo” que se va
Relación del sujeto con el conocimiento: llenando a partir de las experiencias y el
aprendizaje. Niega la existencia de ideas
S O innatas.

Modelo ideal de ciencia: método


experimental; razonamiento inductivo.

Relación del sujeto con el conocimiento:


S O
La Psicología a fines del siglo XIX: de filosofía a ciencia experimental
En este apartado se explicarán las características más significativas que contribuyeron a la diferenciación
entre el campo de estudio de la filosofía y el de la psicología, atributos que fueron transformando a la
psicología en ciencia autónoma e independiente.
La filosofía intenta construir una concepción racional sobre el universo y la vida, que aspira a la verdad total
y a la síntesis universal del conocimiento; por su parte la ciencia comporta conocimientos específicos y
recortados de su objeto de estudio. Por ejemplo, mientras que un sistema filosófico apunta a teorizar sobre
el universo, el conocimiento, los cuerpos celestiales, la conciencia, solo por mencionar algunos, distintas
ciencias van a arrogarse el estudio parcial de cada uno de esos objetos.
Las ciencias consideran que las leyes universales, generalizaciones y verdades son su objetivo. En cambio,
para la Filosofía, las preguntas son más esenciales que las respuestas. Por último (y entre otras posibles
características), la Ciencia persigue como objetivo la utilidad social de sus conocimientos, mientras que la
Filosofía no tiene que demostrar dicha utilidad.
En cuanto al método, la filosofía aplica la especulación filosófica y la introspección, y la ciencia utiliza
métodos experimentales. Mientras que la primera necesita demostrar con métodos lógicos la coherencia
interna de su sistema, el científico tiene que demostrar con evidencia empírica sus conocimientos. Galileo,
Kepler, Newton, son representantes centrales en la defensa de esta nueva ciencia y, así, la cuestión central
en el campo del conocimiento pasa a ser la cuestión del método, por cuanto lo que define la cientificidad de
un estudio no es el objeto que se estudia sino el método con el cual se lo aborda y, por tanto, los resultados
que arroja dicho estudio. De esta manera, se fueron consolidando como ciencias experimentales la física, l a
astronomía, la geometría, la química, la biología y la anatomía. Sin embargo, a las ciencias sociales le faltaría
un poco de tiempo aún para desprenderse del campo de la filosofía.
Podríamos preguntarnos, en este punto, ¿por qué las ciencias sociales o humanísticas, entre ellas la
Psicología, tardaron más tiempo en consolidarse como ciencias modernas? E incluso esta pregunta nos va a
llevar a otra: ¿Es la Psicología una ciencia social o una ciencia natural?
La ciencia busca observar los hechos y sus causas, registrar los datos, generalizar resultados y llegar a
descubrir las leyes generales que rigen los fenómenos de la realidad. Pero ¿cómo se puede estar seguro de
que una teoría se corresponde con el mundo externo? ¿Cuántos hechos son necesarios para corroborar una
teoría? Una de las formas que adoptó la ciencia moderna, especialmente las naturales, fue la de provocar
los fenómenos a voluntad, es decir, experimentar, efectuando experimentos muy controlados en
laboratorios creados para tales fines. Por ejemplo, en 1660, Robert Boyle fundó en Inglaterra un laboratorio
de física. Este hecho marcó un hito en la historia ya que hasta el momento la filosofía, incluso la rama
filosófica dedicada a estudiar la naturaleza, no admitía otra forma de confirmación de sus afirmaciones que
el razonamiento. A partir de allí, el laboratorio será el espacio para producir conocimiento y para el debate
científico.

En el siglo XIX, las ciencias naturales obtuvieron a través de la aplicación del método experimental en el
laboratorio, un gran éxito y pasaron a ser el modelo de cientificidad. Las ciencias sociales la tomaron como
modelos a imitar. El razonamiento científico válido para el avance del conocimiento científico en este
contexto, era el método inductivo: a partir de la observación experimental en el marco del laboratorio, los
científicos comenzaran a reproducir, observar, medir, cuantificar, los fenómenos de la naturaleza para
generar leyes universales que permitieran explicar las regularidades de la naturaleza. Este método se opone
al tipo de razonamiento deductivo, que fue el modo fundamental de construir conocimiento en el ámbito
de la filosofía: partiendo de ciertos postulados que se toman como verdaderos se deducen, por la vía del
razonamiento, los casos particulares.
El paradigma positivista
August Comte (1798-1857) fue el primer pensador que hizo extensivos los principios de las ciencias
naturales a las ciencias sociales. Utilizó el término Positivismo para denominar su teoría. Su concepción
sobre el conocimiento no acepta otra realidad que la de los hechos y no investiga otra cosa que las
relaciones entre ellos. Para Comte, la ciencia consistía en un método preciso y seguro, cuyas leyes teóricas
se basaban en una sólida observación empírica. Para él, las ciencias sociales eran afines a las ciencias
naturales. Rechazó la idea de que el conocimiento puede derivar exclusivamente del pensamiento (a través
del razonamiento deductivo) y afirmó, en cambio, que el conocimiento solo procede de la evidencia
empírica.
Según este sociólogo, el pensamiento humano fue atravesando distintas etapas en su desarrollo. Luego de
alejarse de un primer estado teológico –caracterizado por la búsqueda de causas primeras–, como así
también de un segundo estado, el metafísico –que busca las causas abstractas–, llegaría al estado positivo,
donde se buscan las leyes que relacionan los hechos. La construcción del conocimiento positivo se basa en
la lógica inductiva, cuyos saberes buscan generalizarse a partir de proposiciones particulares. Comte
concibió la idea de que las disciplinas sociales o humanísticas, o como solían llamarse también, del espíritu,
para generar conocimiento objetivo y verdadero, debían asemejarse en sus planteos y métodos a las
ciencias naturales.
El desarrollo de las ciencias vuelve necesario establecer criterios de validez y confiabilidad de los resultados
que las mismas arrojan. ¿Cuándo un resultado puede generalizarse? ¿Cuántos casos hay que tener
corroborados para dar cuenta de una ley universal? Para acceder a leyes universales, ¿es suficiente el
método inductivo; colabora en algo la deducción? En síntesis,
¿cuáles son los fundamentos de la ciencia? ¿Cuáles son los criterios que nos permiten demarcar entre
aquello que no es ciencia y lo que sí puede considerarse científico? Con el objeto de establecer y mantener
la distinción entre conocimiento de base empírica y la simple especulación, se necesitan algunas normas de
demarcación. Estos criterios de demarcación los aporte la reflexión epistemológica. El término
epistemología (del griego episteme: "conocimiento" y logos: “estudio”) es la rama de la filosofía cuyo objeto
de estudio es el conocimiento. Dicho término, a lo largo de la historia de la Filosofía, tuvo distintas
acepciones.
Por ejemplo, en Grecia, Platón efectuó reflexiones respecto de los tipos de conocimiento existentes y qué
validez tiene cada uno. Opuso el tipo de conocimiento llamado episteme al conocimiento denominado
doxa.

Mientras que este último era el conocimiento vulgar u ordinario del ser humano, no sometido a una
rigurosa reflexión crítica, la episteme era el conocimiento reflexivo elaborado con rigor.
El Positivismo constituye una epistemología en tanto establece los criterios de cientificidad para demarcar el
conocimiento positivo o verdadero del que no lo es. Reconoce solo dos formas de conocimiento científico:
el empírico (basado en la observación experimental) y el lógico (basado en la deducción). El que privilegia
esta corriente es el primero, basado en la tradición filosófica empirista por la cual todas nuestras ideas nos
llegan a partir de la experiencia sensorial del mundo. Las ideas solo merecen llamarse conocimiento si se las
puede someter a la prueba de la experiencia empírica.

Los aspectos que caracterizan la epistemología positivista son:


 La realidad consiste en lo que está al alcance de los sentidos; es decir, que aborda
hechos, sistemáticamente descubiertos y rigurosamente establecidos.
 Aversión o rechazo a todo conocimiento metafísico.
 Las ciencias naturales y las humanas comparten principios lógicos y metodológicos
comunes. La ciencia trata de hechos y no de valores.
Respecto a la psicología y su constitución como ciencia experimental (fines del siglo XIX) podemos afirmar
que se funda sobre los principios de esta epistemología positivista, tomando a las ciencias naturales como
modelo.

Respecto al objeto de estudio de esta naciente disciplina, se hizo necesario definir un objeto de
estudio asimilable a un objeto natural del mundo. Así, el recorte del objeto de estudio que
propone Wilhelm Wundt, su fundador, es la conciencia (en tanto sede de las facultades
mentales) reducida a sus componentes psico-fisiológicos.

Pero hay que destacar que el pasaje de la etapa precientífica o filosófica de la psicología a su etapa
científica, se produjo –sobretodo- respecto del método de investigación: este pasó la introspección
experimental.
Otra de las influencias de la época que marcaron este comienzo de la psicología, fue la Teoría de la
evolución de Charles Darwin, teoría que contribuyó a afianzar la idea del hombre como un ser natural. Si
bien la Teoría de la evolución formulada por Darwin es para dar una explicación de base científica al origen
del hombre, su extrapolación a otros aspectos no biológicos propios de la vida humana, contribuyó a que se
soslayaran aspectos culturales, sociales y emocionales propios de lo humano
El riesgo de extrapolar la Teoría de la evolución al campo psicológico o social consiste en explicar, mediante
un reduccionismo naturalista, la conducta humana a través de leyes puramente biológicas, dejando de lado
la comprensión de los factores históricos y culturales fundamentales de la vida humana.

Primera escuela de Psicología Experimental: Wundt


A mediados del siglo XIX, la Psicología Experimental comenzó a delinearse como ciencia. Los factores que
contribuyeron a su creación tuvieron que ver con la intención por diferenciarse de la vieja filosofía del alma
y con la aspiración a convertirse en una ciencia. El siglo XIX fue una época propicia para el florecimiento de
una psicología que reivindicase sus derechos a pertenecer al mundo científico, al igual que la química o la
biología. Las preocupaciones respecto de cómo medir, cuantificar, los procesos mentales como las
percepciones constituyen los problemas de los que se encargará la Psicología Experimental en Alemania. Se
trataba de someter a experimentación no a la materia sino al espíritu mismo, a la conciencia y sus
facultades.
El método experimental se había mostrado muy fructífero en varias otras ramas de la ciencia y los
científicos dedicados al estudio de la psicología, consideraban que si se lograba aplicarlo a esta disciplina
con éxito, le permitiría alcanzar su estatuto de ciencia autónoma. En tanto el ideal de ciencia era la ciencia
natural, experimental y de laboratorio, aquellos fisiólogos o filósofos interesados en el desarrollo de
conocimientos psicológicos comienzan a pensar que la psicología también podría utilizar el método
experimental para sus estudios.
Edwin Boring, psicólogo norteamericano e historiador, le atribuye a Wundt, la paternidad de la primera
escuela de Psicología Científica en 1879. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que otros científicos,
previamente, intentaron aplicar la metodología experimental a sus estudios psicológicos. Las técnicas
empíricas fueron aplicadas a problemas psicológicos muy extensamente en el siglo XIX por filósofos,
naturalistas y médicos. Por ejemplo:

John Herbart (1776-1841), había intentado aplicar las matemáticas al estudio de la vida psíquica y, en 1824,
escribió un libro llamado Psicología Científica.
Ernst Weber (1795-1878), fisiólogo y anatomista, efectuó investigaciones psicológicas, dado que en el
campo de la fisiología se dedicaba a investigar las sensaciones táctiles y visuales. La Ley de Weber, es una de
las primeras leyes en el campo de las primeras investigaciones psicológicas. Indica que “la cantidad de
excitación necesaria para distinguir una primera sensación de una segunda sensación está en relación –
constante y determinable– con la sensación inicial.” Por ejemplo, se le coloca a un sujeto una cantidad x de
porotos en la mano se le va agregando de uno en uno por vez. Luego, se le solicita que indique cuándo
“siente” o “percibe” que tiene más peso en la mano. El sujeto no indica que percibe más cantidad con cada
poroto que se le agrega, sino cada 5 unidades, por ejemplo. Si comenzó con 10, en la número 15 percibe el
aumento de peso, luego en la 20 y así sucesivamente. De allí se desprende que la excitación crece o decrece
de manera continua y la sensación de manera discontinua; y que la cantidad de excitación correspondiente
a un umbral diferencial está en relación fija con la excitación inicial.

Gustav Fechner (1801-1887) tenía formación biológica y, durante muchos años, trabajó en el terreno de la
física. Sus intereses se centraron fuertemente en la búsqueda de una correlación cuantificable entre lo físico
y lo mental. Se propuso deducir matemáticamente una ley más precisa que la de Weber. La Ley de Weber-
Fechner indica que la sensación crece como el logaritmo de la excitación. Esto significa que la sensación del
peso de los porotos, tomando el ejemplo anterior, no se registra exactamente cada 5 unidades, sino
primero a los 5, luego cada 7, y así va en aumento en función del peso previo.
Es interesante el intento de estos investigadores de conferir a lo psicológico una cuantificación matemática.

Por su parte, Wundt era graduado en medicina, con formación básica en fisiología, aunque siempre se
interesó por cuestiones filosóficas y mentales. Inició sus estudios de fisiología con Von Helmholtz (autor
fundamental en la constitución de la fisiología como ciencia experimental), particularmente de fisiología
sensorial y, mucho antes de 1879, comienza a hablar de psicología fisiológica. Fue docente en la Universidad
de Heidelberg y sus intereses fueron cambiando poco a poco desde la fisiología hacia la psicología. Cuando
se traslada a enseñar desde esa ciudad a la Universidad de Leipzig es que va consolidando sus avances en el
campo de la Psicología Experimental. A pesar de su formación como fisiólogo, ocupa, en esa universidad,
una de las tres cátedras de filosofía. Esto se debe a que las autoridades consideraron que una de las tres
cátedras debía ser ocupada por alguien con formación en ciencias naturales, dato que nos permite
identificar el clima intelectual de Europa hacia fines del siglo XIX: el avance y consolidación del Positivismo
como concepción epistemológica, el impacto del evolucionismo y la intención de avanzar en el ámbito de la
Psicología Experimental, que aún formaba parte de la filosofía.
De esta manera, aquello que inaugura la Universidad de Leipzig es la idea de un centro de indagación, de
investigación y centralización de los temas que se van a investigar: el resultado es una cuantiosa producción
de investigaciones empíricas. Y lo que resulta fundamental, y a partir de lo cual se ubica a Wundt como
padre de la psicología moderna, fue la fundación del laboratorio, junto a una revista llamada Estudios
filosóficos en la que se difunden las investigaciones desarrolladas en el laboratorio de Psicología
Experimental. Hablamos anteriormente de lo importante que pasa a ser la creación de laboratorios como
espacios que sintetizan un modo de pensar la
ciencia y un lugar de encuentro entre los científicos, regulados por sus propias normas y roles.

La Psicología Experimental como búsqueda de correlación entre lo interno y lo externo


En la época de la creación de su laboratorio experimental, los objetivos de Wundt giran en torno a la
relación de la fisiología con los hechos y contenidos de conciencia: correlación entre lo mental y lo físico,
entre lo interno y lo externo.
Wundt sostuvo el carácter de intermediaria de la ciencia psicológica: la psicología fisiológica es una ciencia
natural pero, por otro lado, en tanto se enlaza con lo subjetivo, es una ciencia del espíritu.
De esta manera, Wundt plantea la definición de dos psicologías: una, como se dijo hasta aquí, experimental
como ciencia natural; y otra, llamada “Völkpsychologie”, que la define como “ciencia de los pueblos”,
dedicada al estudio del lenguaje social, la cultura y costumbres.
Esta distinción supone también una distinción metodológica, en tanto las formas complejas de
pensamiento, el lenguaje, la cultura, los mitos, los sueños, no pueden investigarse con el método
experimental sino con metodologías básicamente interpretativas e históricas. A esta psicología dedicará
Wundt gran parte de sus estudios hacia el final de su vida.

Objeto de estudio de la Psicología Experimental: hechos de conciencia


En primer lugar, es importante remarcar aquí un término que se deslizó en el último párrafo del apartado
anterior. La psicología aparece como ciencia natural. Pero, ¿no es la Psicología una ciencia humanística o
social? Este un tema de debate histórico; en tanto que las ciencias modernas en sus orígenes –bajo el
imperio de la epistemología positivista, experimental- brindó el modelo para toda ciencia, la psicología al
tratar de constituirse como tal, se propone como ciencia natural. De allí su influencia no solo del
Positivismo, sino del evolucionismo: el ser humano es, incluso en sus facultades mentales, producto de una
evolución biológica y se rige por las mismas leyes que todo ser vivo, por leyes de la naturaleza. Es bajo esta
concepción que se puede aplicar, según los primeros científicos, la metodología experimental a los
fenómenos de la conciencia.
En las ciencias físicas, las mediciones se efectuaban por medio de una serie de instrumentos intercalados
entre el fenómeno y el observador. Lo que caracteriza a un experimento científico es que constituye un
medio de recolección de información apropiada que debe ser registrada en circunstancias controladas, para
excluir al máximo posible los factores accidentales y, sobre todo, la subjetividad del investigador. El primer
requisito es la existencia de un organismo, que sirva de sujeto para responder a los estímulos. En un
momento del experimento, el organismo da una respuesta que depende del estímulo que actúa sobre él.
¿Cómo puede esto trasladarse al estudio de hechos de la conciencia (ideas,
pensamientos, imágenes, sentimientos)? Para lograr esto, se reducirán las actividades humanas que no
parezcan ser de naturaleza material (las mentales) a fenómenos de una naturaleza fisiológica, química,
biológica o conductual. Así, podrá preguntarse: ¿qué hay en el mundo humano que corresponda a los
hechos duros de la naturaleza?

Anteriormente, establecimos el dualismo que propone Descartes respecto del mundo material, sensible
(que puede ser abordado con métodos empíricos; se trata de un conocimiento indirecto del universo y del
propio cuerpo a través del cumplimiento de un método analítico estricto) y el alma o conciencia (que puede
ser conocida en forma directa a través de la introspección y evidencia intuitiva). Se trata de dos mundos
escindidos. La psicología moderna heredará estas problemáticas y se planteará encontrar, científicamente,
el modo de interacción entre el mundo interno y el externo, entre el mundo sensible y el mental.
Bajo el criterio analítico propio de las ciencias naturales, por el cual las unidades complejas deben ser
descompuestas en unidades simples, en elementos para ser estudiados, los psicólogos comienzan a buscar
las unidades mínimas o elementales de la conciencia: si en la conciencia hay pensamientos complejos o si
están conformados por materiales heterogéneos (imágenes+palabras+sentimientos). Si se descomponen los
pensamientos en sus partes constitutivas, se encuentran, entonces, con conceptos, imágenes, afectos; si se
descompone más todo esto, se encuentran (bajo una concepción empirista) con percepciones y,
paralelamente, si estas últimas se descomponen, hallarán sensaciones e imágenes. Por eso, de lo que se va
a ocupar esta escuela es de estudiar la correlación entre los estímulos externos y las sensaciones, que –
asociadas entre sí- dan cuenta de la formación de la experiencia consciente total. Tales elementos tienen
cualidad e intensidad. La cualidad es lo que nos permite distinguir una sensación auditiva de una visual, por
ejemplo. La intensidad es la energía que hace que un estímulo pueda ser percibido o caiga bajo la línea del
umbral de la percepción y, por lo tanto, no lo percibamos.
Esta configuración permite que se estudien en el laboratorio, con la asistencia de instrumental técnico, los
hechos de la conciencia reducidos a sus elementos últimos, con el fin de cuantificarlos, medirlos. En estas
ideas pueden observar la posición elementalista y asociacionista de esta primera escuela que sostiene que
el pensamiento está conformado por asociación de ideas. Esta psicología adjudica un papel central al
mecanismo de la asociación (ver el apartado 1.3.2. “El empirismo de Locke y Hume”), piensa la
conformación de un espacio mental constituido por representaciones (percepciones e impresiones)
relacionadas entre sí por ser semejantes, por haberse presentado en el tiempo en forma contigua o por
haberse presentado en los hechos como una causante de la otra.
De este modo, la psicología se gana su pasaporte al mundo de las ciencias.

Método de estudio de la Psicología Experimental: introspección experimental


El método de estudio de los hechos de conciencia, descompuestos en sus elementos últimos constitutivos,
las sensaciones, es la introspección experimental, entendida como la observación controlada de los
contenidos de conciencia y realizada bajo condiciones experimentales. Se debe ubicar una diferencia
esencial entre la introspección filosófica que se mencionó anteriormente y la introspección experimental
propuesta por esta escuela: la diferencia estriba en que en esta última hay una búsqueda de exactitud, de
certeza científica, al modo de las ciencias naturales. En cambio, la filosofía utiliza la introspección con el fin
de elaborar, a través de la reflexión interna y de la observación de la naturaleza y el mundo, sistemas
filosóficos especulativos; los filósofos no están llamados a demostrar la verdad de sus planteos.
En cambio, el científico está direccionado básicamente por la búsqueda de la certeza, de la verdad; se busca
un análisis causal, fundamentado en los resultados experimentales.
La introspección está planteada como una búsqueda en el interior por parte de un sujeto de
experimentación a fin de registrar procesos internos, de conciencia. Son procesos que el investigador no
puede observar desde afuera, por lo cual se recurre a la introspección del sujeto. Pero Wundt se pregunta
cómo podría confiarse en tal método teniendo que apelar a algo tan inseguro como el informe de un sujeto,
que puede equivocarse, mentir, ocultarnos información. Wundt propone, para superar estas dificultades,
ciertas reglas que es necesario cumplir con rigurosidad en el marco del laboratorio. Por ejemplo, era muy
frecuente que este y sus discípulos ocuparan el rol de los sujetos investigados, en tanto resultaba más
confiable por el hecho de estar comprometidos con el proyecto y entrenados a tal fin. Es decir, los roles de
investigador – investigado eran intercambiables, tanto podía ocuparlo un alumno de Wundt como los
mismos profesores o algún otro sujeto que estuviera debidamente entrenado. Observaremos más adelante
que esto no es así en otras escuelas de psicología. Por otra parte, la introspección debía ser un registro del
momento mismo en que se llevaban adelante los experimentos, no un recordar posterior a la presentación
de los estímulos. Mientras el sujeto percibe determinados fenómenos, debía avisar o marcar con los
instrumentos, sus percepciones. (Ver Anexo)

Síntesis
Según podemos apreciar, Wundt desempeñó un papel muy importante en la constitución de la Psicología
Experimental. Su meta fue elaborar una psicología admitiendo solo hechos y recurriendo a la
experimentación y a la medición. Creó un laboratorio en 1879 en Leipzig, provisto del instrumental que
podía brindarle la ciencia de su época (ver Anexo). A su laboratorio asistieron estudiantes de muchos países
que, luego, al volver, llevaron las nuevas ideas. Esto hizo que hacia fines del siglo XIX las ideas de la
psicología alemana se hallaran extendidas en Inglaterra, Francia, Rusia y los Estados Unidos.
Además, Wundt efectuó diversos estudios referidos a la sensación, la percepción, la imagen, la memoria, los
sentimientos. Luego, también, se extendió a otras temáticas como el aprendizaje, la solución de problemas,
la emoción, la motivación. Se trató de una concepción elementalista (descompone el compuesto total, la
conciencia, en sus elementos constitutivos para estudiarlos experimentalmente) y asociacionista (concibe al
todo como conjunto de asociaciones entre ideas, por semejanza y proximidad en el tiempo). Estas
características muestran el carácter empirista (en cuanto a lo filosófico) y positivista (en cuanto a lo
epistemológico) de esta primera escuela de Psicología Científica. Esta orientación es la que se privilegia en
los relatos de la historia de la Psicología Científica, pero hay que tener presente que Wundt mismo sostuvo
que esta manera de investigar lo psicológico no daría cuenta de las características propiamente humanas. La
conciencia humana se caracteriza por constituirse gracias al lenguaje, al pensamiento, la voluntad, los
sentimientos. Todo esto no puede ser abordado con el método experimental, de cuño positivista, por lo
cual este científico desarrolla otra psicología llamada Psicología de los Pueblos donde propone utilizar los
métodos de la etnografía, la observación, la comparación.
A partir de esta primera Escuela Experimental del siglo XIX podremos ir ubicando y comprendiendo las
escuelas que, durante el siglo XX, se fundan en oposición a algunos de los rasgos propios de la misma. El
Conductismo, por ejemplo, en oposición a su objeto de estudio y su método; la Gestalt, a su concepción
elementalista, por ejemplo.
Hacia fines del siglo XIX, también en los Estados Unidos tuvieron un amplio desarrollo las investigaciones
experimentales de la escuela alemana. William James (1842-1910) fundó un laboratorio en la Universidad
de Harvard en 1875 pero no tuvo mucha producción ni difusión hasta haber quedado a cargo de un
discípulo de Wundt: Edward Titchener (1867-1927), quien nace en Inglaterra y estudio en Leipzig con
Wundt, radicándose luego en los Estados Unidos en 1892, fue quien produjo mayor desarrollo de la
psicología alemana en ese país. Y luego, en 1912, John Watson se pronunció contra los fundamentos de la
escuela alemana en los Estados Unidos a través de su Manifiesto conductista.
En nuestro país, también hubo una implantación de esta corriente de la Psicología Experimental hacia fines
de siglo XIX. Víctor Mercante fundó en San Juan, en 1891, el primer laboratorio. Por su parte, Horacio Piñero
organizó un laboratorio en el Colegio Nacional Buenos Aires en 1899 y, en 1901, otro en la Facultad de
Filosofía.

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