Principios Administrativo

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El principio de legalidad: la Administración Pública solo puede ejercer las facultades

que le otorga la ley, y debe hacerlo de acuerdo con los fines para los que fueron
conferidas. Esto implica que cualquier acción de la Administración debe estar
respaldada por una norma legal, ya sea la Constitución, una ley o un reglamento.

El principio de legalidad se traduce en tres aspectos clave:

 La ley como fuente del poder: La Administración Pública deriva su poder de la


ley, no de una autoridad individual.
 La ley como indicador de fines: La ley define los objetivos que la Administración
debe perseguir en su actuación.
 La ley como límite del poder: La ley establece los límites dentro de los cuales la
Administración puede actuar, evitando abusos y arbitrariedades.

El principio de interés público: establece que la Administración Pública debe orientar


sus acciones hacia la consecución de metas colectivas que le asigna la legislación
general. Se define como aquello que beneficia a toda la comunidad y justifica la
existencia de la organización administrativa estatal. La función pública está destinada a
servir exclusivamente los intereses de la colectividad, garantizando un manejo
adecuado de los recursos humanos en una administración eficaz al servicio del interés
general. Además, implica proteger y defender los derechos fundamentales de las
personas como parte del deber de oficialidad de los órganos públicos.

El principio de buena administración: exige que la Administración Pública actúe con el


objetivo de cuidar el interés público, priorizando la eficacia y la eficiencia en sus
acciones. Esto implica que las actuaciones administrativas deben promover los
derechos fundamentales, la dignidad humana, la objetividad, la imparcialidad, la
justicia y la equidad, siempre dentro de un plazo razonable.

Para alcanzar este objetivo, la Administración Pública debe guiarse por dos principios
fundamentales:

 Eficiencia: Se refiere a la capacidad de la Administración para utilizar los


recursos de manera óptima, buscando la mejor relación entre los medios
empleados y los resultados obtenidos. Esto implica la búsqueda de la mayor
rentabilidad y la reducción del desperdicio de recursos.
 Eficacia: Se centra en la capacidad de la Administración para alcanzar los
resultados deseados. Una administración es eficaz cuando logra los objetivos
que se ha propuesto. Esto implica que los procedimientos administrativos
deben estar enfocados en alcanzar su finalidad de manera efectiva, evitando
dilaciones innecesarias y obstáculos formales.

El principio de autotutela: permite a la Administración Pública ejecutar sus propias


decisiones sin necesidad de una orden judicial, siempre bajo control judicial. Esto le da
autonomía para hacer cumplir sus normas y decisiones, pero con la garantía de que sus
acciones se ajustan a la ley.

El principio de subsidiariedad: busca que las actividades administrativas se gestionen


de manera descentralizada, priorizando la acción de los organismos locales
(municipios) que están más cerca de los ciudadanos y sus necesidades.

Este principio se basa en la idea de que las entidades locales son más capaces de
satisfacer las necesidades de la población, ya que conocen mejor su realidad y pueden
responder de forma más ágil y eficiente.

Sin embargo, la intervención de los niveles administrativos superiores (Estado,


Regiones, Provincias) está permitida cuando la acción local no es suficiente para
garantizar la eficacia y eficiencia de los servicios públicos.

El principio de adecuación: establece que la entidad encargada de una función


administrativa debe tener la estructura organizativa adecuada para garantizar el
ejercicio efectivo de dicha función. Esto significa que la entidad debe contar con los
recursos humanos, materiales y financieros necesarios para llevar a cabo la tarea de
manera eficiente.

Este principio se relaciona estrechamente con el principio de subsidiariedad, ya que, si


la entidad local no tiene la capacidad para ejercer una función, la función debe ser
transferida a la entidad superior.

El principio de diferenciación: en el Derecho Administrativo establece que las


competencias deben asignarse a las entidades públicas considerando sus
características particulares, como su tamaño, población y territorio. Esto asegura que
las reglas y procedimientos se adapten a las necesidades específicas de cada entidad.

Los principios de publicidad y transparencia: en la Administración Pública garantizan el


derecho de los ciudadanos a acceder a la información sobre las actividades de esta.
Esto significa que la Administración debe ser transparente en sus procesos y
decisiones, y permitir a los ciudadanos acceder a la información que les interesa.

Estos principios se traducen en varias obligaciones para la Administración Pública:

 Publicidad de los actos administrativos: La Administración debe hacer públicos


sus actos, contratos y resoluciones, permitiendo que los ciudadanos se
informen sobre su trabajo.
 Transparencia en los procedimientos: Los procedimientos administrativos
deben ser transparentes, permitiendo que los ciudadanos puedan seguir su
curso y conocer las razones detrás de las decisiones.
 Acceso a la información: Los ciudadanos tienen derecho a acceder a la
información pública, incluyendo los documentos administrativos.
 Motivación de las decisiones: Las decisiones administrativas deben estar
motivadas, explicando las razones detrás de cada decisión.

El principio de prevención: en la administración pública busca evitar daños


potenciales, tomando medidas anticipadas para proteger los intereses públicos, como
el medio ambiente y la salud. Se basa en la idea de "es mejor prevenir que curar".

El principio de precaución: establece que, ante la posibilidad de un daño grave o


irreversible, la falta de certeza científica absoluta no debe impedir la toma de medidas
preventivas. En otras palabras, se actúa con precaución incluso cuando no se tiene
certeza absoluta del peligro, pero sí hay una duda científicamente fundada de que este
pueda existir.

El principio de proporcionalidad en la Administración Pública establece que las


medidas tomadas para proteger los intereses públicos deben ser proporcionales al
objetivo que se busca alcanzar, sin afectar de manera excesiva los derechos y libertades
de los ciudadanos.

Esto significa que la Administración debe buscar la medida más adecuada para
conseguir su objetivo, evitando medidas desproporcionadas o excesivamente
restrictivas.

El principio de proporcionalidad busca un equilibrio entre la protección del interés


público y la protección de los derechos individuales.

En la práctica, esto implica que la Administración debe:

 Justificar la necesidad de la medida: Debe haber una clara justificación para la


medida tomada, demostrando que es necesaria para proteger el interés
público.
 Evaluar la idoneidad de la medida: La medida debe ser adecuada para alcanzar
el objetivo deseado.
 Minimizar el impacto negativo: La medida debe tener el menor impacto
negativo posible en los derechos y libertades de los ciudadanos.

El principio de impersonalidad: en la administración pública busca garantizar un trato


igualitario a todos los ciudadanos y que las acciones de los funcionarios se atribuyan al
Estado, no a la persona individual, asegurando la imparcialidad y el interés general por
encima de intereses particulares.

El principio de imparcialidad: en la Administración Pública establece la obligación de


tratar a todos los ciudadanos de manera equitativa, sin discriminación, tanto en la
prestación de servicios como en la toma de decisiones. Se basa en la idea de que las
autoridades deben actuar en defensa del interés general, evitando cualquier forma de
favoritismo o discriminación.
El principio de responsabilidad: en la administración pública establece que el Estado
y las entidades públicas son responsables por las acciones de sus funcionarios, incluso
si éstas causan daños a los ciudadanos. Esto significa que los funcionarios deben rendir
cuentas por sus acciones y que el Estado es responsable por el mal funcionamiento de
la actividad administrativa.

Principio de control jurisdiccional: El Poder Judicial controla la actividad de la


Administración Pública a través de procesos constitucionales y contenciosos
administrativos, permitiendo a los ciudadanos apelar ante un juez para proteger sus
derechos e intereses legítimos, garantizando la tutela jurisdiccional frente a los actos
de la Administración Pública.

Principio de verdad material: La Administración Pública debe investigar la verdad


material en lugar de la verdad formal en sus decisiones, verificando plenamente los
hechos relevantes y adoptando todas las pruebas necesarias, incluso si no han sido
propuestas por los interesados, asegurando que sus actuaciones se basen en la verdad
material de los hechos.

Principio de buena fe: Presume la lealtad y cooperación entre los servidores públicos y
los ciudadanos, orientando el procedimiento administrativo en base a la confianza
mutua. Se espera un comportamiento leal y fiel en el ejercicio de competencias,
derechos y deberes, donde la buena fe se presume y la mala fe se debe probar.

Principio de informalismo: Excusa la inobservancia de requisitos formales no


esenciales que puedan ser subsanados posteriormente por los administrados,
interpretando las normas de procedimiento de manera favorable para admitir y
resolver las pretensiones de los administrados, garantizando que los derechos e
intereses no se vean afectados por aspectos formales subsanables.

Principio de impulso de oficio: Obliga a la Administración Pública a impulsar el


procedimiento en todos los trámites de interés público, dirigiendo y promoviendo de
oficio los actos necesarios para el esclarecimiento y resolución de las cuestiones
planteadas, garantizando el avance y la instrucción del procedimiento.

Principio de gratuidad: Establece que los particulares solo estarán obligados a realizar
prestaciones en favor de la Administración Pública si la ley lo dispone expresamente,
asegurando que en el procedimiento administrativo las actuaciones de los órganos de
la Administración sean gratuitas para los interesados, salvo disposición legal en
contrario.

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