El Espacio Doméstico
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El Espacio Doméstico
[6] dearq 07. Diciembre de 2010. ISSN 2011-3188. Bogotá, pp. 6-17. http://dearq.uniandes.edu.co
S on numerosas las disciplinas que se ocupan de una u otra forma del
espacio, entre ellas están la antropología, la filosofía, la astronomía, la
matemática, la geometría, la física, la geografía, la sociología y el arte.
La comprensión del término espacio depende del campo de conoci-
miento desde el cual se interprete, pero el concepto de espacio domés-
tico en este texto se ha abordado a partir de la reflexión que José Luis
Pardo hace sobre el espacio y el tiempo en la introducción a su libro
Las formas de la exterioridad1 y que tiene ascendencia heideggeriana. 1 Pardo, Formas de la exterioridad.
El espacio doméstico tras el soporte arquitectónico Juan David Chávez Giraldo [7]
Figura 1. El dominio poético de la arquitectura habitacional. Torre del homenaje, Fortaleza de Santo
Domingo, República Dominicana, 1503.
[8] dearq 07. Diciembre de 2010. ISSN 2011-3188. Bogotá, pp. 6-17. http://dearq.uniandes.edu.co
En sentido simbólico, cada arte propone una manera de comprender,
de pensar y de sentir el mundo; el de afuera: el de los demás, y el de
adentro: el íntimo, el propio.
Sin embargo, la cualidad particular del arte es que sus símbolos perte-
necen fundamentalmente al campo formal y, por lo tanto, poseen una
dimensión espacio-temporal que los determina. En consecuencia, el
espacio doméstico rasga una manera propia de comprender, pensar y
sentir el universo de los espacios habitables; específicamente en este
artículo, espacios y formas de carácter arquitectónico para elaborar
relaciones de sentido entre lo doméstico y su espacio, y la arquitectura
y su espacio.
El espacio doméstico tras el soporte arquitectónico Juan David Chávez Giraldo [9]
El espacio doméstico determina las condiciones y características de
los objetos y de los sujetos que pertenecen a éste, y al igual que los
individuos que habitan un espacio geográfico y que son predetermi-
nados por su condición térrea, los objetos arquitectónicos que perte-
necen a este dominio espacial están previamente moldeados. Así, el
espacio doméstico posee la doble condición característica de interven-
ción tanto de la materia dentro de la tridimensionalidad, que afecta
sustancialmente las cualidades de sus componentes dentro de la di-
mensión temporal, como lo inmaterial propio de la atmósfera de un
lugar y del espíritu de quienes frecuentan o habitan una determinada
espacialidad arquitectónica. El espacio doméstico, por lo tanto, es un
dominio de significaciones y va mucho más allá de una colección de
objetos y lugares que se nutren de dicha consistencia, aunque todos
los objetos y lugares del espacio doméstico comparten la cualidad in-
herente a él.
Aquí cabe traer de nuevo a Pardo, cuando dice que “El ser de la con-
ciencia es tiempo, y todo ser se reduce fenomenológicamente al ser
6 Pardo, Formas de la exterioridad, 21. intencional de la conciencia”.6 Por esta razón, el espacio doméstico
abre el horizonte de la inclusión a una suerte de eventos, lugaridades,
productos, comportamientos, actitudes e individuos, cuya característi-
ca común radica en la aproximación conceptual de aquella conciencia
existencial. Y si bien el espacio se concibe como un dominio exterior a
la subjetividad, esta última permite unificar las producciones arquitec-
tónicas que poseen el atributo del espacio específico más allá de las
particularidades impresas por sus creadores o sus habitantes.
[ 10 ] dearq 07. Diciembre de 2010. ISSN 2011-3188. Bogotá, pp. 6-17. http://dearq.uniandes.edu.co
acuña una dependencia del alma respecto al exterior y al afuera, y al
interior o lo propio; dependencia que está enmarcada por la condición
corpórea del ser humano y por la condición trascendente o poética. Los
límites entre el espacio doméstico se desdibujan respecto al del espa-
cio arquitectónico, ambos incluso comparten la condición básica del
segundo, que es el asunto de la materialidad, pero también deambulan
por los terrenos inmateriales de lo simbólico.
En este punto aparece una reflexión que alude al orden de los fenóme-
nos que, de acuerdo con el texto de José Luis Pardo, tienen sentido en
cuanto que ellos se dan en las dimensiones del tiempo y del espacio.
La primera como orden de sucesión de acontecimientos y la segunda
como orden de existencia simultánea. Nótese que ambos espacios, el
doméstico y el arquitectónico, apuntan al sentido de existencia más
allá del de sucesión. Sin embargo, tanto el tiempo como el espacio
son sistemas de relacionamiento, principios de ordenamiento de los
hechos, de los objetos, de las prácticas.
Otra condición propia del espacio doméstico es, que a diferencia del
tiempo, no está referido a la eternidad del ser, sino que en cuanto espa-
cio topológico, está directamente condicionado por la corporalidad que,
en términos de Pardo, es viciosa y amnésica. En este sentido, de acuerdo
con Heidegger, el tiempo doméstico, es amplificador, expansivo y exte-
riorizador. Saca a la luz el dominio interior e íntimo del tiempo domésti-
co, revela la esencia de la conciencia emparentada con la trascendencia
y la superación de la misma característica viciosa y amnésica.
[ 12 ] dearq 07. Diciembre de 2010. ISSN 2011-3188. Bogotá, pp. 6-17. http://dearq.uniandes.edu.co
Figura 2. La intimidad simbólica materializada. Casa Estrada, El Retiro,
Colombia, 2008.
De ello deduce el filósofo que el habitar del hombre puede ser poético,
en la medida en que las condiciones espaciotemporales lo permitan.
En este sentido, Heidegger plantea tres asociaciones a lo arquitectóni-
co: “1) Construir es propiamente morar. 2) El morar es la manera como
los mortales están sobre la tierra. 3) El construir como morar se desa-
rrolla en un construir que cuida, a saber, el crecimiento; y en un cons-
13 Heidegger, “Martín Heidegger dice…”, 9. truir que erige edificios”.13 Habitar y morar aquí son entendidos como
la dimensión humana más próxima a la esfera interior, es decir, a lo
íntimo propio de lo doméstico, donde radica la verdadera experiencia
que permite la conciencia de la existencia.
[ 14 ] dearq 07. Diciembre de 2010. ISSN 2011-3188. Bogotá, pp. 6-17. http://dearq.uniandes.edu.co
Ahora que la reflexión ha conducido al problema experiencial, puede
retomarse en este punto la idea de Heidegger, de que la espacialidad
parece constituir una determinación fundamental del ser paralela a la
temporalidad. Entonces, el transcurrir del tiempo no es otra cosa que
la experiencia existencial del ser en el espacio. En este orden de ideas,
la arquitectura, como obra de arte, está orientada hacia un sentido de
la realidad a partir de experiencias existenciales y percepciones del
medio fluctuante mediante habitáculos, artefactos, objetos, recintos y
paisajes que posibilitan el ser, el sentir y el hacer en el espacio y en el
tiempo, si como lo afirma el mismo Heidegger “sólo sobre la base de la
temporalidad […] es posible la irrupción del ‘ser ahí’ en el espacio”.14 14 Heidegger, Ser y tiempo, 399.
Según la definición del diccionario,15 lo doméstico es lo relativo a 15 Diccionario de la lengua española plus.
la casa o al hogar, y ya se ha argumentado suficientemente la rela-
ción entre estos términos que, a la luz gadameriana y heideggeriana,
facilitan el tránsito material de la conciencia intangible dentro del
universo de las formas y espacios arquitectónicos. En este sentido,
una historia profunda de los objetos habitacionales, entre ellos los
arquitectónicos, permitiría acercarse al espacio doméstico dentro de
un contexto determinado para ver cómo ha pervivido y cómo se ha
transformado, pues, de todas maneras “A medida que la historia va
evolucionando, la configuración territorial la van constituyendo las
obras de los hombres: carreteras, plantaciones, casas, depósitos,
puertos, fábricas, ciudades, etc.; verdaderas prótesis”.16 Ello confirma 16 Santos, Naturaleza del espacio, 54.
la potencia del ámbito doméstico como amplificación existencial de
la especie, a pesar de su inmutabilidad temporal que reinterpreta y
reescribe los arquetipos ancestrales.
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