Platon

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Ainhoa Daza Albarrán 2ºC Bachillerato

2. EL CONOCIMIENTO EN PLATÓN

Platón es un importante pensador de la Antigua Grecia (S.IV a. C), cuyo maestro fue
Sócrates. La muerte de este le llevó a dedicarse a la filosofía y no a la abogacía, como
debía ser por familia. Así, la figura de Sócrates es muy importante en sus reflexiones. Es
conocido por fundar una de las primeras escuelas, la Academia de Atenas, en la que se
estudiaba matemáticas. Además, fue uno de los primeros filósofos que daban
explicaciones racionales y no mitológicas. Por otra parte, su corriente es el
intelectualismo, pues expone que a través del conocimiento y de la razón podemos
alcanzar la verdad absoluta.

Para explicar los niveles y subniveles del conocimiento es necesario hacerlo mediante el
conocido Mito de la caverna, que plantea Platón en la República. Este dice: en una cueva
encontramos a varias personas atadas de pies y manos mirando hacia la pared. Detrás de
ellos situamos un muro con un sendero detrás por el que circulan hombres libres que
transportan diferentes objetos. Un fuego detrás de los prisioneros recrea las sombras de
lo material. Un día, uno de los cautivos escapa hasta conseguir salir de la caverna y se
ciega con un gran sol que simboliza la Idea de Bien o verdad absoluta. Este prisionero
liberado es el filósofo que ha de volver otra vez a la caverna para liberar a sus compañeros
y sacarles también a la luz.
A través de esta historia Platón nos plantea dos planos muy diferentes. Por un lado,
ubicamos la doxa (opinión), que corresponde con el interior de la cueva y el mundo
sensible. Dentro de este nivel, existen dos subniveles. Estos son: la imaginación (eikasía),
sensaciones engañosos, que es representado a través del reflejo que perciben los
prisioneros; y la creencia (pistis), que serían las personas libres y los objetos que llevan,
es decir, el conocimiento sensible de las objetos y seres. Por el otro, encontramos la
episteme (ciencia), que corresponde con el mundo inteligible (exterior de la caverna) y
distingue dos subniveles. Primero observamos el pensamiento (dianoía), que se refiere a
los entes matemáticos y es el paso del interior al exterior. Por último, hallamos el
entendimiento (noésis), que es representado como el exterior de la cueva y hace referencia
a las Ideas.
Lo que Platón nos quiere enseñar con este mito es que al igual que los prisioneros, que
solo ven las sombras de los objetos, nosotros vivimos en la ignorancia cuando nos
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dejamos llevar por las apariencias que detectamos con los sentidos. Por ello, solo la
filosofía puede liberarnos y permitirnos salir de la caverna al mundo inteligible.
Para este pensador, el conocimiento solo puede darse en el mundo de las Ideas porque es
todo aquello inmutable, necesario y universal. Sin embargo, lo sensible, que está
condenando al constante cambio, es solo apto para el campo de la opinión.
A su vez, Platón diferencia tres grados del ser: el ser, ubicado en el mundo de las Ideas;
el no ser, materia amorfa del mundo sensible a la que da forma el Demiurgo a partir de lo
visto en el mundo inteligible; y el no ser que puede llegar a ser, objetos conformados del
mundo sensible (entidades físicas).
Para proseguir, continuaremos con los diversos métodos para conocer las Ideas. Uno de
ellos es la reminiscencia, proceso por el cual se afirma que el conocimiento es innato,
pues el alma, que preexistía en el mundo inteligible, conoce todas las Ideas, que son
eternas, antes de impactar contra el cuerpo. Esto provoca que el alma olvide lo
aprehendido y es por ello que debe recordar las ideas a través del saber para volver a
ascender al mundo de las Ideas cuando el cuerpo muera. Otro modo sería a través de la
dialéctica, según la cual, mediante preguntas y respuestas, llegamos al entendimiento de
la Idea de Bien o idea suprema con ayuda de la razón y no de los sentidos (mayéutica).
Continuamos con el amor al saber, que explicaremos con el mito de Eros, hijo de Penia y
Poros. Según las cualidades de sus padres, Eros es bello, pero ignorante; por ello,
debemos dedicar nuestra vida al conocer, a la filosofía. Como último método,
encontramos la filosofía como purificación. Según esto, es necesario separar el alma del
cuerpo para que esta se concentre en sí misma y elimine todo lo material. Así, solo la
muerte puede aislar al alma.

A modo de conclusión, son evidentes las numerosas diferencias con respecto a


Aristóteles. Para empezar, en la filosofía de Aristóteles los sentidos no nos engañan, sino
que son la base del conocimiento. Así, mientras que Platón es un filósofo racionalista, ya
que mediante la razón se llega al mundo inteligible (o a la verdad absoluta), Aristóteles
es empirista, es decir, que para conocer es necesaria la observación a través de la
experiencia sensible. Por último, otra de las discrepancias es que en Platón, la esencia de
las entidades se encontraba en las ideas, en el mundo inteligible y para Aristóteles se
ubicaba en el propio ser o sustancia.
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LA METAFÍSICA DE PLATÓN

Paltón es un importante pensador de la Antigua Grecia (S.IV a. C), cuyo maestro fue
Sócrates. La muerte de este le llevó a dedicarse a la filosofía y no a la abogacía, como
debía ser por familia. Así, la figura de Sócrates es muy importante en sus reflexiones. Es
conocido por fundar una de las primeras escuelas, la Academia de Atenas, en la que se
estudiaba matemáticas. Además, fue uno de los primeros filósofos que daban
explicaciones racionales y no mitológicas. Por otra parte, su corriente es el
intelectualismo, pues expone que a través del conocimiento y de la razón podemos
alcanzar la verdad absoluta.

El grueso de la metafísica platónica lo constituye la Teoría de las Ideas. En ella, Platón


distingue dos mundos diferentes. Por un lado el sensible, en el cual encontramos las
entidades físicas que percibimos a través de los sentidos. Este plano acoge las influencias
de Heráclito, pues está sometido a constante cambio (“todo fluye, nada permanece”).
Por otra parte, el mundo inteligible está formado por las ideas (realidad extramental que
existe en sí y por sí) y el ser, que habita dentro de estas primeras. El ser adopta las mismas
características que el de Parménides, es decir, eterno, inmutable, único, perfecto y
absoluto, entre otros atributos. Las ideas son la causa de todo, ya que las esencias de las
cosas sensibles tienen en el mundo inteligible, su correspondiente Forma o Idea, como
por ejemplo la Idea de Belleza o de Bondad. Además, estas son eternas, infinitas y solo
pueden ser aprehendidas mediante el entendimiento (noésis) debido a que solo ellas y no
los objetos sensibles existen verdaderamente; el mundo inteligible es el mundo real. Es
por esta razón que decimos que el mundo sensible está subordinado al de las Ideas. Como
última característica, las ideas están jerarquizadas: en la cúspide encontramos la Idea de
Bien (la verdad absoluta).
Para que estos dos planos no queden totalmente aislados uno del otro, Platón expone la
presencia del Demiurgo, dios hacedor que, a partir de las Ideas, da forma a la materia
amorfa y caótica del mundo sensible.
Como hemos comentado, las ideas son eternas, por lo que el alma, que antes de unirse al
cuerpo pertenecía al mundo sensible, conoce todas ellas. Sin embargo, al impactar contra
el cuerpo, esta las olvida, pues se encuentra en una cárcel (cuerpo) que no la permite
recordar . Es por ello que debe recordar las ideas a través del saber para volver a ascender
al mundo de las Ideas cuando su recipiente (el cuerpo) muera. A este proceso se le llama
recuerdo o reminiscencia.

En conclusión, en la filosofía platónica encontramos dos mundos, sensible (físico) e


inteligible (Ideas), que se encuentran unidos por el Demiurgo. Sin embargo, una de las
principales diferencias en la metafísica aristotélica es la presencia de un único mundo
(concepción monista), el sensible, pues todo lo real es aquello que captamos con nuestra
experiencia sensible, es decir, nuestros sentidos.
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3. ANTROPOLOGÍA EN PLATÓN

Platón es un importante pensador de la Antigua Grecia (S.IV a. C), cuyo maestro fue
Sócrates. La muerte de este le llevó a dedicarse a la filosofía y no a la abogacía, como
debía ser por familia. Así, la figura de Sócrates es muy importante en sus reflexiones. Es
conocido por fundar una de las primeras escuelas, la Academia de Atenas, en la que se
estudiaba matemáticas. Además, fue uno de los primeros filósofos que daban
explicaciones racionales y no mitológicas. Por otra parte, su corriente es el
intelectualismo, pues expone que a través del conocimiento y de la razón podemos
alcanzar la verdad absoluta.

Al igual que diferencia entre los dos mundos, Platón también plantea una dicotomización
antropológica entre cuerpo (material y pertenece al mundo sensible) y el alma (espiritual
y se ubica en el mundo inteligible). La unión es accidental y transitoria.
Según este filósofo, el alma es inmortal y lo demuestra a través de cinco principales
argumentos en el Felón. El primero es la sucesión de contrarios que, sin lugar a dudas,
recibe influencias de Heráclito. Según este principio, todo nace de su contrario, pues la
muerte del cuerpo provoca que el alma se una a otro cuerpo para darle vida. Y, por el
contrario, cuando el alma se introduce en un nuevo cuerpo, esta muere al quedar enjaulada
en el recipiente. Seguimos con el alma como principio de vida, pues trae a la vida al
cuerpo. No puede contener la muerte (su opuesto), por lo que es inmortal. A continuación
destacaremos la reminiscencia, que nos afirma que el alma preexiste en el mundo de las
Ideas y que las conoce, por lo tanto es inmortal. Después encontramos la semejanza del
alma con las ideas, es decir, que ambas tienen las características del ser de Parménides
(eterno, inmutable, indestructible, inmortal). Por último, el dominio sobre el cuerpo es
otro argumento de la inmortalidad del alma porque esta tiene que purificarse mientras se
encuentra unida al cuerpo.
Para continuar con el alma cabe destacar el mito del auriga, en el cual se representan sus
funciones. Según esta historia, encontramos a un auriga guiando a dos caballos, uno
blanco y bueno y a uno negro y malvado. Así, la parte racional sería el auriga. Esta está
situada en la cabeza, es inmortal y su virtud es la prudencia, característica de la élite de
la sociedad, los gobernantes. Por otro lado, la parte irascible es representada por el caballo
blanco y bueno, se sitúa en el pecho y su virtud es la fortaleza, propia de los guardianes.
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Por último, el caballo negro y malo simboliza la parte concupiscible, que se ubica en el
abdomen y su virtud es la templanza, específico de los artesanos, la base de la sociedad.

Para concluir, cabe destacar que el hombre se divide en cuerpo y alma, que se unen de
forma, accidental y transitoria. Al contrario que en Aristóteles, en el que el alma depende
del cuerpo y viceversa, Platón expone que el alma es superior al cuerpo y que esta le da
vida. Además, es inmortal y a la muerte del cuerpo regresa al mundo de las Ideas. Por
último, el filósofo divide en tres las funciones del alma, que tendrán una virtud en
concreto y será la predominante en un grupo social en concreto.
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LA ÉTICA EN PLATÓN

Platón es un importante pensador de la Antigua Grecia (S.IV a. C), cuyo maestro fue
Sócrates. La muerte de este le llevó a dedicarse a la filosofía y no a la abogacía, como
debía ser por familia. Así, la figura de Sócrates es muy importante en sus reflexiones.
Este piensa que la condena de su maestro es totalmente injusta, por lo que basará toda su
filosofía en la búsqueda de la verdad absoluta para así́ crear unas leyes lo más justas
posibles y que no le pasase a nadie lo que le ocurrió a su instructor. Es conocido por
fundar una de las primeras escuelas, la Academia de Atenas, en la que se estudiaba
matemáticas. Además, fue uno de los primeros filósofos que daban explicaciones
racionales y no mitológicas. Por otra parte, su corriente es el intelectualismo, pues expone
que a través del conocimiento y de la razón podemos alcanzar la verdad absoluta.

La ética que plantea Platón es eudemonista, es decir, el objetivo último es la felicidad.


Para alcanzarla defiende un equilibrio entre placer y sabiduría a través de la puesta en
práctica de la virtud, medios necesarios para conseguir la felicidad, que para Platón es la
contemplación de las Ideas. Así otorga a cada parte del alma una virtud que le es propia.
El alma racional se asocia con la virtud de prudencia, que permite diferenciar entre el
bien y el mal. Es por esto que es la virtud propia de los futuros gobernantes de la sociedad.
Por otro lado, en el alma irascible encontramos la virtud de la fortaleza, que determina
a lo que se debe o no temer. Razón por la cual se corresponde por los guardianes de la
sociedad. Y por último, la virtud de la templanza se empareja con la parte
concupiscible, ya que modera los apetitos y placeres de los artesanos, la base de la
sociedad.

Sin embargo, Platón también entiende la virtud como conocimiento, pues, al contrario de
Sócrates, cree que todos debemos conocer el bien porque es necesario llevar una vida
virtuosa para cumplir el bien. Por otra parte, encontramos la virtud como purificación,
pues esta en sí misma significa un aislamiento del alma y solo la contemplación de las
ideas nos hará elevarnos a la felicidad absoluta.

En resumen, para obrar bien se debe conocer la Idea de Bien o verdad absoluta. Así, si un
individuo no actúa de forma correcta es porque no sabe del Bien y necesita comprenderlo.
Es por esta misma razón que Platón creía en la reinserción de presos.
POLÍTICA EN PLATÓN

Platón es un importante pensador de la Antigua Grecia (S.IV a. C), cuyo maestro fue
Sócrates. La muerte de este le llevó a dedicarse a la filosofía y no a la abogacía, como
debía ser por familia. Así, la figura de Sócrates es muy importante en sus reflexiones.
Este piensa que la condena de su maestro es totalmente injusta, por lo que basará toda su
filosofía en la búsqueda de la verdad absoluta para así́ crear unas leyes lo más justas
posibles y que no le pasase a nadie lo que le ocurrió a su instructor. Es conocido por
fundar una de las primeras escuelas, la Academia de Atenas, en la que se estudiaba
matemáticas. Además, fue uno de los primeros filósofos que daban explicaciones
racionales y no mitológicas. Por otra parte, su corriente es el intelectualismo, pues expone
que a través del conocimiento y de la razón podemos alcanzar la verdad absoluta.

Para los griegos, los seres humanos somos sociables por naturaleza. Es por eso que no
podemos conseguir la felicidad de forma individual, sino que solo la alcanzamos si todos
los ciudadanos tienen sus necesidades primarias cubiertas. Así, Platón expuso en la
República y las Leyes una estructura de sociedad para alcanzar al mismo tiempo la justicia
y la felicidad. Para que esto se cumpla, cada parte de la civilización debe encargarse del
fin que le es propio. De este modo existen tres tipos de clases sociales. En la parte más
baja, porque son la mayoría, se encuentran los artesanos. Estos se encargan del
abastecimiento necesario de víveres para que cada parte pueda funcionar como es debido.
Como están muy apegados al mundo terrenal y se asocian con el alma concupiscible, su
virtud será la templanza que les permite moderar los placeres. A estos les siguen los
guardianes, jóvenes aristócratas que reciben una educación muy completa. Por
consiguiente, la parte del alma que más predomine en ellos será la irascible y tendrán que
recurrir a la virtud de la fortaleza. A los 20 años, los guardianes mejor preparados
ascienden a la clase más elevada, la de los gobernantes, que se dedican a altos cargos del
Estado. Sin embargo, hay uno que sobresale de entre todos, el rey filósofo, que puede
observar la verdad absoluta y, por lo tanto, nunca se equivocará al dar lugar a las leyes y
no se cometerán injusticias (como el juicio contra Sócrates). Por ello, se asocia con la
parte racional del alma y la virtud de la prudencia.
Desde el punto de vista político actual, este sistema de gobierno es muy peligroso que no
permite el movimiento entre clases y se tiene que acatar todo lo que mande el máximo
gobernante. Por ello, se podrían provocar abusos (timocracia); pero, según Platón, como
los ricos son pocos y los pobres la mayoría lo normal sería que se sublevasen e instaurasen
la democracia (la sociedad se autorregula). Para este filósofo, la democracia es la peor
forma de gobierno, ya que, como votan todos los ciudadanos, cada uno buscaría su
beneficio y se convertiría en una lucha de todos contra todos. Esto permite la entrada a la
tiranía.

A modo de conclusión, Platón plantea una filosofía teleológica, al igual que Aristóteles,
en el que todo ser tiene a un fin que le es propio. Esto se observa en la distribución de la
sociedad, pues cada clase debe atender sus labores para que la colectividad funcione y
sea más justa y feliz. Otra semejanza con Aristóteles es que ambos definen al hombre
como un ser sociable por naturaleza y que, por lo tanto debía vivir en comunidad con
otros individuos. Por último, las clases sociales no podían interferir entre sí por el bien
del orden y de la armonía social.

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