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DR.

RAMON CARRILLO

Ramon carrillo fue un medico argentina que se convirtió en una figura


fundamental en la historia de la salud publica en Argentina y América
latina. Su impacto se extendió más allá de la medicina, dejando una
marca profunda en las políticas sociales y la organización sanitaria
de su país.

Ramón Carrillo Gómez nació el 7 de marzo de 1906 en Santiago del


Estero. El mayor de once hermanos sus padres fueron Ramon
Carrillo y María Salomé Gómez, cursó sus estudios primarios y
secundarios en su ciudad natal y egresó como bachiller con medalla
de oro. Poco antes había publicado una monografía sobre historia:
Juan Felipe Ibarra: su vida y su tiempo.

Ingresó en 1924 en la Facultad de Ciencias Médicas de la


Universidad de Buenos Aires. Llegando a ser practicante del Hospital
de Clínicas por sus brillantes notas, obteniendo al recibirse en 1929,
la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción.

Desde estudiante se inclina hacia la neurología y la neurocirugía,


colaborando con el Dr. Manuel Balado, eminente neurocirujano de la
época, con quien realiza sus primeros trabajos científicos.

En 1930, ocurren dos hechos auspiciosos en su vida: obtiene la Beca


Universitaria de Buenos Aires para perfeccionarse en Europa y
publica los primeros trabajos sobre Radiología del cuarto ventrículo
que luego servirían de base a su obra científica más importante,

Yodoventriculografía de la fosa posterior.

Se formó como neurólogo en Ámsterdam, París y Berlín, durante su


estadía, identificó una forma de esclerosis cerebral a la que Brouer le
dio el nombre de “forma escleroatrofiante de Carrillo”. También
investigó sobre polineuritis experimental, anatomía comparada del
sistema nervioso y los métodos de coloración histológica en
neurología y fue uno de los precursores de la tomografía computada.
Donde trabajo junto a los más destacados especialistas del mundo,
entre ellos Cornelius Ariens Kappers.
Regresa a Buenos Aires en plena “Década Infame”, donde puede
vivenciar el sistemático saqueo y destrucción que sufre su patria, en
un periodo caracterizado por la profunda decadencia moral de la
dirigencia, donde se impone la corrupción, el negociado, la
enajenación del patrimonio nacional y el empobrecimiento de una
gran mayoría poblacional. Adhiere entonces al pensamiento nacional
que toma auge en aquella época. Complementa su educación
científica con ideas políticas y formación cultural. Se vincula con
hombres como Homero Manzi, claro representante de nuestra cultura
y de las nuevas ideas, y la escuela neurobiológica argentina activa
en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego
hospitales Borda y Moyano.

Durante esos años se dedica a la investigación y a la docencia, hasta


que en 1939 se hace cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía
del Hospital Militar Central. Este cargo le permite conocer con mayor
profundidad la realidad sanitaria del país. Toma contacto con las
historias clínicas de los aspirantes al servicio militar, procedentes de
toda la Argentina, y puede comprobar la prevalencia de
enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo en los
aspirantes de las provincias más postergadas. Lleva a cabo estudios
estadísticos que determinan que el país sólo contaba con el 45% de
las camas necesarias, además distribuidas de manera desigual, con
regiones que contaban con 0,00% de camas por mil habitantes.
Confirmó de esta manera sus recuerdos e imágenes de provincia,
que mostraban el estado de postergación en que se encontraba gran
parte del interior argentino.

En 1942, con sólo 36 años, gana por concurso la titularidad de la


cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de
Buenos Aires. donde llegaría a ser decano interino en
1945. Implementó nuevas técnicas de diagnóstico neurológico y
fue amigo de los hermanos Discépolo y de su
comprovinciano Homero Manzi. Desde la cátedra formaría una
pléyade de discípulos entre ellos Juan Christensen, Raúl Matera y a
sus hermanos Arturo y Santiago Carrillo tanto neurólogos como
neurocirujanos.

Brillante era su carrera en el mundo científico y académico. Sin


embargo, los sucesos históricos harían cambiar radicalmente el
destino de su vida y de sus pasiones. Son precisamente estos hechos
los que harían que la figura de Carrillo tome dimensiones
trascendentes

Grandes cambios se producen en el país: en 1943 es derrocado el


régimen de Castillo y asume un gobierno militar. Trabajando en el
Hospital Militar Central, conoció al coronel Juan Domingo
Perón cuando fue trasladado desde la isla Martín García, en ese
tormentoso mes de 1945. Ya había habido algunos contactos previos
cuando Ricardo Guardo -quien sería presidente de la Cámara de
Diputados-fue a ver al entonces secretario de Trabajo y Previsión
junto a Carrillo y a otros colegas de Medicina para lograr mejoras
edilicias del edificio de la facultad. Ahí surgió la idea del Centro
Universitario Argentino, que funcionó en la calle Florida, en un local
prestado por FORJA, frente a la sede del diario La Nación.
Cuando Perón llegó a las 6:45 al hospital, Carrillo lo acompañó al
quinto piso, donde se alojaría. Los vieron hablando unos minutos y el
militar le encargó le hiciera llegar a Eva y a Velazco dos cartas.

Luego Perón llegaría a la


presidencia, por vía democrática,
y confirma al Dr. Carrillo al frente
de la Secretaría de Salud Pública,
que posteriormente se transformaría
en el Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social de la Nación.

Carrillo se integró al gobierno que


asumió el 4 de junio de 1946 junto
a Héctor J. Cámpora, Edmundo
Sustaita Seeber, José Arce,
Jerónimo Remorino, Manuel Fresco
y José Emilio Visca, entre tantos otros,
nucleados en el Partido Independiente
cuya cabeza era el general Filomeno Velazco.
En 1946 se casó con Susana Pomar, una chica de 21 años que vivía
en Castelar. Él tenía 40, se habían conocido siendo él profesor y ella
alumna. Sus padrinos fueron Perón y Evita.

Construyó un canal directo con el primer mandatario, sin


intermediarios. Al año siguiente presentó el Plan Analítico de Salud
Pública, un mamotreto de 4000 páginas en el que hacía un
diagnóstico de la salud en el país y que proponía líneas de
acción. “Tengo un sistema de salud para el futuro”, anunció.

Se elevó la secretaría de Salud al rango de ministerio. Creó los


Centros de Salud, pequeñas unidades asistenciales ubicadas en
barrios. Empezó con 50 y prometió llevar el número a 400. Calculaba
que cada centro podría atender a 20 mil personas. Crearía 104
centros y 53 institutos médico-asistenciales. Durante su gestión, se
crearon cientos de establecimientos.

Al frente de la secretaría, Carrillo aumentó el número de camas


existentes en el país, que pasó de 66.300 en 1946 a 132.000 en
1954; erradicó epidemias como el tifus y la brucelosis; redujo la
mortalidad infantil del 90 por mil a 56 por mil; la sífilis y otras
enfermedades venéreas desaparecieron en su totalidad; erradicó el
paludismo y disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de
130 por 100.000 a 36 por 100.00.

Durante su gestión se construyeron 234 centros asistenciales, 60


institutos de especialización, 50 centros materno infantiles y 23
laboratorios y centros de diagnóstico; disminuyó en un 70 por ciento
el Mal de Chagas y creó EMESTA (Empresa de Medicamentos del
Estado Argentino), primera fábrica nacional de medicamentos,
ideada para el abastecimiento de remedios a bajo precio.
Su colaboración no fue solo con el presidente, sino que también
trabajó junto a Eva Perón, con quien coordinó los campeonatos
deportivos, a partir de los cuales miles de niños que participaban de
esas competencias fueron sometidos a exámenes clínicos,
radiológicos y odontológicos, complementados con pruebas de
laboratorio y electrocardiograma. También participó en la creación de
la Escuela de Enfermeras de la Fundación Eva Perón, gracias a la
cual, hacia 1951, había 5.000 nuevas enfermeras capacitadas.
Además, crearon el tren sanitario “Eva Perón”, que permitió llevar la
salud pública a los lugares más remotos del país.

La fundación también construyó 4 policlínicos de primer nivel


situados en Ezeiza, Lanús, San Martín y Avellaneda.

“No puede haber medicina sin medicina social”, sostenía en su


obra “Teoría del hospital”, editada en 1951.
Creía que la cura de las enfermedades debía orientarse “no hacia los
factores directos de la enfermedad –los gérmenes microbianos– sino
hacia los indirectos”, como “la mala vivienda, la alimentación
inadecuada y los salarios bajos tienen tanta o más trascendencia
en el estado sanitario de un pueblo, que la constelación más virulenta
de agentes biológicos”.

Fue ministro durante ocho años Debido a una hipertensión arterial


maligna, en 1954 la salud de Carrillo comenzó a deteriorarse de
manera progresiva. Además de su grave enfermedad, debió
enfrentarse a una interna con el vicepresidente Alberto Teisaire, que
lo acusó de ser más fiel a la Iglesia que al Peronismo. Como
consecuencia de este episodio, y sumado a su frágil estado de salud,
Carrillo presentó la renuncia en junio de ese año.

Mientras se encontraba en Estados Unidos para realizarse un


tratamiento por su enfermedad, el presidente Juan Domingo Perón
sufrió un golpe de estado. Desde el exterior, Carrillo se enteró de que
el ministro de Salud del gobierno de facto, el coronel Ernesto Alfredo
Rottger, ordenó el saqueo de su casa y la confiscación de todos
sus bienes. También atentó contra el trabajo de Carrillo y ordenó la
destrucción de cientos de pulmotores que la Fundación Evita había
adquirido para combatir la poliomielitis.

Imposibilitado de mantenerse económicamente en los Estados


Unidos, consiguió un trabajo en Belem Do Pará (Brasil). Desde ahí,
viajaba dos veces por semana en barcaza o helicóptero al
campamento de la empresa minera que lo había contratado. Víctima
de un accidente cerebrovascular, Carrillo falleció el 20 de diciembre
de 1956 a los 50 años. Sus restos llegarían al país 16 años después
y reposan ahora en su Santiago del Estero natal.
Esta es una brevísima síntesis de los hechos más importantes que
generó desde el Ministerio que dirigía. Sin embargo, el legado más
importante que dejó el Dr. Carrillo fueron las ideas, principios y
fundamentos que acompañaron este accionar.

“Los problemas de la Medicina como rama del Estado, no


pueden resolverse si la política sanitaria no está respaldada por
una política social. Del mismo modo que no puede haber una
política social sin una economía organizada en beneficio de la
mayoría.”

“Solo sirven las conquistas científicas sobre la salud si éstas


son accesibles al pueblo.”

Estas fueron algunas de las frases que pintan de cuerpo entero a este
hombre capaz de abandonar su admirable carrera científica,
reconocida a nivel internacional, para entregarse de lleno a las
necesidades concretas de su Patria. Este hombre originalmente
formado en el pensamiento científico individualista y biologicista
renunció al prestigio y la tranquilidad que le podía brindar su carrera
para dedicarse al desarrollo de la medicina social, lugar desde donde
podía realizar y concretar sus ideas sobre salud.
Sin embargo, en el lamentable escenario de la Salud Pública actual
y en momentos en que se extiende el discurso que responsabiliza al
Estado de los males que padecemos, es saludable recordar su figura,
su obra y ¿por qué no? retomar sus banderas, poniendo nuevamente
al estado al servicio del pueblo.

Quizás una de sus frases más célebres nos indique que aún su obra
está inconclusa... “Frente a las enfermedades que genera la
miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de
los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son
unas pobres causas.”

CONCLUCION

Ramón Carrillo, un nombre que resuena en la historia de la medicina


argentina, encarna un ideal que trasciende las fronteras del tiempo:
la salud como un derecho humano fundamental. Su legado no se
limita a hospitales y centros de salud construidos, sino que se
extiende a un cambio de paradigma en la forma de concebir la salud
pública.

Su visión, forjada en la realidad de la pobreza y la inequidad,


transformó la atención médica en una herramienta social, una lucha
contra la enfermedad y la desidia. Fue un pionero de la medicina
preventiva y social, entendiendo que la salud no se cura solo en un
consultorio, sino que se construye en la comunidad, en la lucha por
la justicia social y la eliminación de las desigualdades.

Carrillo no solo diagnosticó las carencias del sistema de salud, sino


que se atrevió a prescribir un tratamiento radical: democratizar la
salud, ponerla al alcance de todos, sin importar su origen o condición.
Su compromiso se tradujo en políticas públicas audaces, en la
construcción de hospitales en lugares olvidados, en la formación de
médicos con una profunda vocación social.

Sin embargo, su legado no está exento de debate. La crítica, a veces


feroz, cuestiona su modelo autoritario, su pragmatismo en la
implementación de sus ideas y su gestión en un contexto político
complejo.

La figura de Carrillo, sin lugar a dudas, nos desafía a repensar el rol


de la salud en la sociedad. Su visión, aunque controversial, nos
recuerda que la salud no es un privilegio, sino un derecho
fundamental. Su historia, con luces y sombras, nos interpela a
reflexionar sobre el acceso a la salud, la justicia social y la
construcción de un sistema de salud más equitativo para todos.

Su legado nos invita a luchar por una salud que no se limite a curar
enfermedades, sino que contribuya a construir una sociedad más
justa, donde la salud sea un derecho, no un privilegio.
Bibliografía:
https://www.infobae.com/sociedad/2020/03/28/en-tiempos-de-
epidemia-resalta-el-recuerdo-de-ramon-carrillo-pionero-del-sistema-de-salud-publica-
en-la-argentina/

http://electroneubio.secyt.gov.ar/DrRamonCarrillo.htm

https://rasp.msal.gov.ar/rasp/articulos/volumen1/RASP-hitos-carrillo.pdf

https://www.infobae.com/sociedad/2023/03/07/la-vida-de-ramon-carrillo-fue-
medico-a-los-23-anos-ministro-de-peron-a-los-37-y-exiliado-a-los-49/

Ramón Carrillo, el médico que soñaba con una Argentina sana por el diario La Nación:
https://www.lanacion.com.ar/cultura/ramon-carrillo-el-medico-que-soaba-con-una-
argentina-sana-nid2071497

Integrantes:

GUIZADO GRAY ANA

AMADOR DIANA ESMERALDA

LANDA SORJANO JESICA

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